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¿PARA QUÉ SIRVE LA AUTORIDAD?

Pensando en el sistema educativo en


particular...

a. “Debo, no debo, debo, no debo...”. ¿A


quién/es responde un/a docente en sus
diferentes roles?
b. La cuestión ética de la función. Hacerse
cargo...¿de qué, de quiénes?
c. Armar la escena educativa y sostener una
autoridad emancipadora.
La decisión de trabajar como docente.
Subjetividad individual y tramas históricas.

¿Contribuimos al disciplinamiento social o a forjar


mayores niveles de justicia y de democracia?
¿Contribuimos a preservar la vida o a destruir?

¿Para qué queremos ejercer nuestro espacio de


poder / autoridad?
La democracia y su principio igualitario ha
invertido las relaciones de autoridad, ha
arruinado el “orden necesario” y obliga a pensar
la vida en común como un trabajo político: el
trabajo de hacer lugar al hecho incontestable de
ser iguales en las relaciones de cualquiera con
cualquiera...

“La autoridad encarnada en una persona no es un hecho


para nada natural, no tiene “fundamento”, ya que
siguiendo a Ranciere, “sólo” la igualdad puede hallarse
entre humanos, y el pastor se halla irremediablemente
perdido o, en realidad, nunca ha existido”
Pag. 41 de Greco.
La autoridad es una de las manifestaciones de
poder que se basa en el reconocimiento del otro y
en su voluntad de “fecundar”, no de disciplinar o
coaccionar para lograr obediencia. La autoridad
supone ante todo responsabilidad y no
superioridad.
Todo docente se forma como tal desde mucho
antes que su paso por los institutos de formación
o las universidades. Se va constituyendo como tal
desde mucho antes de las inscripciones a los
listados, los concursos, etc, y se va consolidando
en el ejercicio de su autoridad en las tramas que
él o ella mism@ ayuda a sostener.

NO DA LO MISMO
a - “Debo, no debo, debo, no debo...”. ¿A
quién/es responde un/a docente?

Los docentes somos agentes del estado, pero


eso ¿nos hace funcionarios de un gobierno?

Definir cuáles son las referencias reales y


concretas de nuestro trabajo
Nuestras decisiones cotidianas, lo que
efectivamente hacemos, va configurando en
quiénes o en qué nos vamos transformando.
Dice Arendt en La condición humana que
“bajo condiciones de tiranía
es más fácil actuar que pensar”.

Por eso cada vez que sentimos que no podemos


“detenernos” a pensar es un alerta acerca de las
condiciones de nuestro trabajo.
b - La cuestión ética de la función docente.
Hacerse cargo...¿de qué, de quiénes?

¿Cuáles son nuestras referencias que nos


sostienen? ¿De qué / de quiénes nos hacemos
cargo para trascender coyunturas?
Desde el Estado se generan / generamos
espacios públicos, espacios comunes, espacios
donde se pone en común.

Nos hacemos cargo de esos espacios,


de quienes habitan esos espacios
y de aquello que se pone en común.
Cuidar a otros
y enseñar a cuidar a otros.

¿Será esa es la referencia fundamental para


todxs lxs educadores?

Es una lógica muy diferente a entender que cada


cual se hace responsable de sus propias
decisiones.
¿Nos hacemos cargo sólo del aula / de la
escuela/ del área/ del distrito...pero siempre
pensando en escuelas?

¿O hay algo más?

¿respondemos “hacia abajo” o “hacia


arriba”?
c - Armar la escena educativa y sostener una
autoridad emancipadora.

“La fuente de la autoridad


trasciende al poder de los que están
en el poder” (Arendt, H. 1972)
auctor augere

El lugar de la autoridad para Arendt guarda


relación con la fundación y el sostén.
Quien ocupa el lugar de autoridad funda y
aumenta, funda y sostiene, fecunda.:
Una autoridad igualitaria, emancipadora,
fecunda lo público, “lo común”.

La autoridad autoriza a otros y se erige


como garante de la igualdad y la
emancipación.
Diferencias entre el “fariseísmo pedagógico”
y la autoridad igualitaria - emancipadora
¿En qué condiciones nuestra autoridad
podrá ser emancipadora, trascendiendo el
poder de los que están en el poder?
Es necesario armar la escena educativa en la
que la igualdad, la justicia, la democracia, se
verifiquen todo el tiempo.
“Armar la escena” supone no dar por hecho...

Nuevamente HACER LO COMÚN


A modo de reflexiones
e inconclusiones finales

Rancière (2006) nos incomoda y nos provoca al


plantear que la democracia es, básicamente,
ingobernabilidad. La ingobernabilidad derivada de
la falta de títulos y garantías para gobernar.
- El cargo tiene títulos y garantías, la autoridad
no.
La fuente de nuestra autoridad no es la
designación sino el reconocimiento de quienes
vienen después que nosotrxs.
La autoridad se va forjando en el trabajo con los
otros, en la confianza que genera el “hacerse
cargo”. (Tener un cargo # hacerse cargo)
- La posibilidad de que nuestra autoridad
trascienda el poder está en reconocer y sostener
las construcciones colectivas de nuestras
comunidades, de nuestros pares, de las
escuelas.
EL TRABAJO DE ARMAR LO COMUN.

Una pregunta que todo el tiempo remite a la


educación / la escuela y a la autoridad:

¿QUÉ O QUIÉN NOS REÚNE


EN TORNO A ALGO COMÚN?

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