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VIH

1- Definición
La enfermedad de deficiencia inmunitaria más común y extendida es el síndrome de
inmunodeficiencia adquirida o sida. Las siglas VIH significan Virus de
Inmunodeficiencia Humana. Dos virus, llamados virus de inmunodeficiencia humana 1
y 2 (VIH-1 y VIH-2), causan el sida.
Estos virus socavan el sistema inmunitario infectando y destruyendo las células T (o
CD4), que juegan un papel muy importante manteniendo a la persona protegida contra
las infecciones. El SIDA no mata al enfermo directamente pero lo vuelve cada vez más
susceptible a otras enfermedades, a medida que se reducen sus poblaciones de células
T.

2- Origen
Aunque apenas se le reconoció en 1981, estudios genéticos indican que el virus del
SIDA casi con seguridad surgió de virus que han estado infectando a chimpancés en
África, probablemente durante los últimos 100 000 años. Muestras de tejido
conservadas desde 1957, tomadas de un hombre que vivió en África, contienen
fragmentos del genoma de VIH y también al virus ancestral del chimpancé el cual, en
opinión de los investigadores, sufrió una mutación y saltó de los monos al ser humano
entre mediados de los años cuarenta y principios de los cincuenta

3- Descripción
Tanto VIH-1 como VIH-2 son retrovirus: virus cuyo material genético es RNA y que se
reproducen trascribiendo su RNA en DNA e insertándolo en los cromosomas de una
célula huésped.
El VIH consta de una envoltura externa, tomada de la membrana plasmática de la célula
infectada al salir de ella (las proteínas que sobresalen de la envoltura se unen a la
membrana plasmática de una célula T), una capa proteica y una cápsula interior de
proteínas que contiene RNA (el material genético de VIH) y la enzima transcriptasa
inversa que copia el RNA en DNA cuando el virus infecta a una célula. El DNA
producido se dirige al núcleo, se inserta en el genoma de al célula T y ordena a ésta
producir más partículas de VIH.

4- Síntomas
Al principio de la infección, el paciente puede experimentar fiebre, dolores musculares,
dolores de cabeza e hinchazón de los ganglios linfáticos, mientras el sistema
inmunitario combate la infección, pero después de unos seis meses la rapidez de
reproducción viral disminuye y se estabiliza en un nivel relativamente bajo. Quedan
suficientes células T como para que el paciente pueda resistir las enfermedades y en
general se siente bien. Este estado puede persistir varios años pero, tarde o temprano,
los niveles de células T comienzan a bajar. Cuando sólo quedan 200 células T por ml de
sangre (cuarta parte del nivel normal) se considera que el paciente tiene SIDA. En este
punto, si no se trata la enfermedad, los niveles de VIH se disparan, los números de
células T se reducen aún más y el paciente es víctima de otras infecciones diversas. La
esperanza de vida para las víctimas de SIDA no tratadas una vez que esto ocurre es de
uno a dos años.
5- Transmisión
El VIH no puede sobrevivir mucho tiempo fuera del cuerpo y sólo pude transmitirse por
contacto directo entre piel o membranas mucosas rotas y líquidos corporales cargados
de virus, como sangre, secreciones vaginales y leche materna.
La infección de VIH se puede propagar por actividad sexual, o cuando usuarios de
drogas intravenosas comparten la misma aguja, o por transfusiones de sangre ( lo cual
es muy poco frecuente desde que se adoptó como práctica estándar hacer una prueba de
anticuerpos de VIH a toda sangre donada), o de madre a hijo durante el embarazo o
parto.
Casi todas las personas infectadas por el VIH tarde o temprano desarrollan SIDA.
Cabe resaltar que durante los primeros años de epidemia de SIDA en EE.UU., casi
todas las personas infectadas eran hombres homosexuales o usuarios de drogas
intravenosas. Ahora se sabe y es evidente que el SIDA también puede transmitirse por
contacto heterosexual, forma de infección más común en África y Asia, donde vive el
mayor número de víctimas de SIDA.

6- Tratamiento
Hay tratamientos parcialmente efectivos para el SIDA, pero no hay cura.
Métodos que combaten a los retrovirus pueden frenar el avance del SIDA y mejoran
tanto la calidad de vida del paciente como su esperanza de vida. Estos fármacos
pertenecen a dos clases generales: inhibidores de la transcriptasa inversa e inhibidores
de proteasa.
Los medicamentos que inhiben la transcriptasa inversa, como el AZT y ddI, evitan la
reproducción viral bloqueando el copiado de RNA a DNA, pero no lo logran de forma
cabal, en parte porque el VIH puede sufrir mutaciones a formas resistentes a los
medicamentos. Los inhibidores de proteasa neutralizan una enzima que ayuda a
ensamblar virus a partir de los componentes producidos por la maquinaria genética
subvertida de la célula huésped.
Este tratamiento con múltiples fármacos puede requerir que los pacientes tomen hasta
24 píldoras al día y cuesta entre $10 000 y $12 000 al año.
A pesar que se están realizando pruebas de vacunas para el SIDA en varios países,
ninguna parece efectiva.

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