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comunión cristiana
El grupo es pequeño, la comunión es grande
¿Perteneces a un grupo de iglesia celular? En ese caso tienes un tesoro y puede que no lo supieras. ¿Es posible
una comunión plena en un grupo pequeño? La respuesta es un rotundo «sí». Permíteme señalar algunos puntos
claves para poder entenderlo.
Primeramente es necesario entender de forma correcta qué es comunión. Esta palabra proviene del griego
κοινωνία (koinonía), y significa «tener en común algo, compañerismo». Por tanto, el cristiano en la congregación
posee personas con las cuales tiene algo en común: la fe, la salvación, Dios. En este espacio, quiero exponer tres
aspectos de la comunión que se explotan de forma extraordinaria solamente en la célula.
Algunos teólogos consideran que el grupo pequeño o célula es la iglesia visible más parecida a la primitiva. En ella
se dan características intencionales de vida comunitaria que son algo más difícil que se den en reuniones de mayor
número. Por tanto, y como se dijo al comienzo, si perteneces a un grupo pequeño de la iglesia, tienes un tesoro de
vida comunitaria, en el cual puedes experimentar la vida de comunión con aquellos con quienes compartes a
Cristo.
El grupo pequeño es el lugar ideal para desarrollar procesos de discipulado y crecimiento personal, sabiendo que
se está desarrollando seguidores de Jesús. También lo es para colaborar en el desarrollo de los dones y talentos
de las personas. En cuanto al encargado, es importante que conozca su verdadero rol dentro del grupo y así poder
servir eficazmente a los demás. Veamos algunas consideraciones.
Pregúntese lo que Pablo preguntó a los Corintios (1 Co 12.28-30) y busque en su equipo personas que tienen
dones presentes, o que están en desarrollo. Lo que nos lleva al siguiente punto.
Como entrenador, usted tiene un equipo que puede guiar y ayudar a crecer en sus capacidades. No trate usted de
hacer todas las cosas, no monopolice todas las acciones en su persona. Siga el consejo de Jetro a Moisés (Éxodo
18.17-23).
Pudiera ser que en su mano esté el próximo evangelista o predicador de nivel mundial. O el mejor ministro de
alabanza y adoración, o el mejor maestro de escuela dominical que haya habido, y Dios le esté dando el honor,
placer y responsabilidad de formarlo.
Como maestro, nunca deje de ser alumno, nunca deje de estudiar. Busque su propio “Gamaliel” que se convierta
en su tutor y entrenador, de esta manera usted nunca dejará de aprender y crecer.
El grupo pequeño no debe ser una isla
Grupos Pequeños
El grupo pequeño, complemento de crecimiento
El trabajo en grupos pequeños siempre será una excelente estrategia de trabajo eclesial y organizativo, siempre dé
la posibilidad de ser participativo e inclusivo. Esta clase de trabajo facilita el acercamiento personal y el
involucramiento colaborativo que muchas veces no se obtiene en los grupos grandes.
Ahora bien, como todo programa, también tiene sus riesgos, los cuales se deben considerar para que este no se
convierta en un problema en lugar de ser una bendición y una oportunidad de crecimiento tanto a nivel individual
como organizacional. Se puede crear una sensación de independencia o aislamiento, ya sea generado por el líder
o por el grupo mismo, dando la falsa impresión de que no se necesita al resto de la comunidad de fe.
Se protegen, se aman, se cuidan, se respetan y velan los unos a los otros; también se respeta el orden jerárquico
que hay en el grupo. Por increíble que parezca, estos grupos organizados tratan siempre de que la unidad sea uno
de los valores que los gobierne.
“Ustedes antes ni siquiera eran pueblo, pero ahora son pueblo de Dios…” (NVI).
“En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros”.
El amarnos los unos a los otros servirá como testimonio que somos seguidores de Jesús, ya que el amor lo
caracterizaba a Él, como lo podemos notar en el versículo anterior (v. 34). Lo que Él hizo por nosotros es algo que
nosotros debemos hacer por los demás.
“Así nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo, pero todos somos miembros los unos
de los otros” (RVA 1999).
Todos nos necesitamos los unos a los otros para crecer, y ninguna parte del cuerpo se levanta en contra de la
otra.
¿Cuáles podrían ser algunas señales de que nuestro grupo pequeño está funcionando bien? Podría haber muchas,
pero presentamos cuatro marcas que son esenciales.
1. Ambiente adecuado
La reunión se desarrolla en un ambiente de familia, evitando caer en un formalismo que no permita a las personas
ser espontáneas. Para ello debe escogerse un buen lugar, adecuado, cómodo, amplio, que tenga espacio para
unas diez a doce personas sentadas. Debe ser preparado de antemano por el anfitrión.
Colocar las sillas en forma circular. Esto permite a las personas interactuar sin dificultad y ayuda a una mejor
comunicación.
Introducir dinámicas que ayuden a compartir las cargas entre los miembros, oraciones mutuas, etc. Esto fomenta la
unidad.
Dirigir la enseñanza de manera que todos participen.
Dar oportunidad para compartir testimonios. Celebrar los cumpleaños de los miembros del grupo.
Se recomienda un tiempo de compartir los alimentos luego de cada reunión. Esto favorece a un ambiente cálido, y
produce acercamiento entre los miembros; es una manera muy importante de lograr la comunión. Cada miembro
puede preparar algo sencillo, no muy costoso, para compartir en las reuniones.
Por todo ello, es necesario profundizar en las relaciones, que estas dejen de ser superficiales y crezcan hacia el
compromiso mutuo. Es necesario fortalecer las relaciones para que perduren aun en momentos de adversidad. No
es la estrategia, sino las relaciones saludables el verdadero motor de los grupos pequeños. Desarrollar relaciones
profundas es fortalecer la vida interna a través de los grupos pequeños.
Hay que evitar la excesiva formalidad. Debe proveerse un ambiente de confianza en el que los miembros tengan
participación. Trabajar para que las reuniones no siempre sean “lo mismo”, en el sentido de no usar siempre la
misma metodología; evitar caer en la rutina.
4. Multiplicación
Muchas veces es más fácil que una persona no cristiana vaya a una casa que a un templo. Es decir, es el grupo
pequeño el primer contacto, y el lugar donde se presenta el evangelio. Proporciona así al recién convertido
cobertura espiritual, comunión, aceptación y apoyo de los miembros. Será en los grupos pequeños donde tendrá un
discipulado práctico, aprenderá a desarrollar sus dones y talentos y a formarse para la visión de la multiplicación.
De esta manera también los miembros de los grupos están constantemente evangelizando, y tienen la oportunidad
de desarrollar sus propios dones. “Cada uno ponga al servicio de los demás el don que haya recibido,
administrando fielmente la gracia de Dios en sus diversas formas” (1 Pe 4.10 NVI).
En una comunidad cristiana, tal como una iglesia o grupo pequeño, una persona debería tener relaciones que
pueden permanecer a pesar de una crisis o diferencias de opinión. Esta es la clase de comunidad que Cristo quiso
establecer aquí en la tierra.
2. Adoración a Dios.
Hechos 2:47: “Alabando a Dios y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que
habían de ser salvos.”
Los seres humanos fueron creados para adorar. Es una parte de nuestra composición tal como lo es nuestro
anhelo por lo eterno o nuestro sentido de justicia. La adoración nos fortalece y trae consigo un entusiasmo para
testificar y vivir como un cristiano en este mundo.
En los grupos pequeños se usan los métodos de enseñanza que son las más efectivas; monólogos breves,
discusiones y preguntas, estudios de caso y mucho más. Así el líder del grupo se convierte en un facilitador que
dirige la participación de los miembros hacia el aprendizaje.
4. Misión y Extensión.
Hechos 2:47: “…Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.”
La edificación de una comunidad de creyentes tiene un propósito que va mucho más allá que el grupo pequeño
solamente. Dios quiere alcanzar y ganar a otros a través de los miembros de un grupo pequeño. De hecho, el inicio
de muchos avivamientos y empujes misioneros pueden ser trazados a un grupo pequeño
Oración
Propósito
Visión
Libertad
Recursos
Estrategia
Un equipo de entrenadores
Líderes capacitados
Un pastor comprometido
Dios ya está en el trabajo de hacer crecer a la gente. Averigüe lo que Dios está haciendo. Y entonces, sígalo.
La oportunidad que brindan los grupos pequeños para el desarrollo del liderazgo de una iglesia es fundamental por
diversas razones:
Favorece el entrenamiento pastoral, al tener contacto directo con la gente en forma personalizada
Comparte la carga pastoral y responde a las necesidades de la gente
Ofrece oportunidades para dar un sermón o estudio bíblico
Propicia el ministrar con oración, consejería y ayuda social
Facilita el visitar a los miembros del grupo durante la semana
Libera al pastor principal de absorber todas la necesidades
Al crecer los grupos pequeños, aumentan los líderes para dirigirlos
En un culto en el templo, la interacción entre el líder predicador y la congregación durante el mensaje de la palabra
es casi nula, debido a la estructura del programa, pero en los grupos pequeños todos tienen la oportunidad de
aportar ideas, preguntas, leer versículos y colaborar con alguna experiencia o comentario para enriquecer la
exposición del mensaje.
Además, en los grupos pequeños existe la ventaja de orar unos por otros, como parte del programa de la reunión.
Cómo lograr la unidad de manera
creativa
5 consejos para mejorar la cohesión
La cohesión es la resultante de todas las fuerzas que actúan sobre los miembros de un grupo para hacer que
permanezcan en él. Es decir, todos los factores que contribuyen a que una persona no desee abandonar el grupo
convergen y dan como resultado un grado determinado de adhesión de las personas a dicho grupo. Así pues, un
sinónimo de cohesión es unión. La capacidad de desempeño de los grupos pequeños Lograr la cohesión interna en
un grupo, conseguir que funcione como un auténtico equipo, es un proceso largo y laborioso, no exento de
dificultades. Es un proceso que requiere acciones concretas y permanentes. También es un proceso que requiere
tiempo. La cohesión no se logra de una semana para otra, es un objetivo a medio y largo plazo.
2. Crear oportunidades de diversión y unidad: La agenda del grupo pequeño debe propiciar la cohesión de los
miembros. Para ello existen varias actividades fuera de la reunión semanal como participar en un evento deportivo,
organizar cenas, ir a excursiones, etc.
3. Utilizar ejercicios de trabajo para romper el hielo: El grupo pequeño necesita comunicación e interacción. Es un
gran tema romper ese hielo que impide que todos puedan involucrarse. Se puede romper este hielo con técnicas
divertidas como juegos de roles. Son muy útiles, pues quitan las tensiones del ambiente y predisponen de mejor
ánimo a los miembros del grupo. En Internet existen muchas páginas con dinámicas que pueden ayudar a lograr
esto.
4. Lograr una identidad del grupo: Hay varias formas de tener una identidad propia (por ejemplo, hacer una página
de Facebook del grupo, un grupo en Whatsapp, algunos grupos crean una canción que los represente, o un
nombre basado en un personaje bíblico, etc.). Es importante lograr que el grupo se sienta único y diferente, con su
propia marca o patente que le distinga de los demás, sin necesidad de crear un espíritu de rivalidad entre grupos.
5. Mantener el grupo unidos en Cristo: Hay varios textos bíblicos que indican que este es un aspecto central en la
unión de cada grupo. Col 2.19 indica que es necesario “mantenerse unido a la Cabeza, de la cual todo el Cuerpo,
recibe nutrición y cohesión”.
También Ef 4.15-16 indica que el grupo debe estar “siguiendo la verdad en amor, creciendo en todo en Aquel que
es la Cabeza: Cristo. Así todo el cuerpo estará unido y en cohesión, realizando así cada miembro lo que tiene que
hacer para la edificación de los demás en amor”
1. Que mantenga una relación personal con Cristo modelando el amor de Cristo y el poder de la Palabra de
Dios en la vida diaria.
El hermano candidato a líder de grupo pequeño debe haber reconocido su pecado y confiado en Jesucristo para su
salvación. También es importante que la relación del hermano con su cónyuge, sus hijos, sus vecinos, sus
compañeros de trabajo, etc., se caracterice por el amor que Cristo muestra tanto por los salvos como por los
perdidos. El pastor debe asegurarse de que el candidato hace todo lo posible por obedecer los mandamientos y
principios en la Palabra de Dios y que practica las disciplinas espirituales personales como el estudio de la Palabra,
la oración, la comunión, la adoración y la ofrenda. ¡Antes de manejar a otros, primero debe manejarse uno mismo!
Usted como pastor, tiene la gran posibilidad de lograr que los grupos pequeños sean dirigidos exitosamente.
¡Acompañe de cerca a sus líderes y posibles candidatos y ayúdelos a desarrollarse con efectividad!
Consiste en una serie de reuniones de estudio bíblico con las personas que acaban de entregar sus vida a Cristo y
desean incorporarse a la membresía de la iglesia local. El tamaño de este grupo puede variar, pero lo
recomendable es que sea lo más reducido posible (3-5 personas), para hacer más óptimo el tiempo de estudio y
diálogo.
Por lo tanto, la importancia de este curso es de lo más obvia. Un fruto amargo de nuestro descuido actual de este
programa es la considerable rotación de cristianos que recorren nuestras iglesias sin un compromiso serio con
ninguna. Un discipulado básico o curso bíblico prebautismal provee a los nuevos creyentes, desde el inicio, una
consciencia clara de lo que significa ser miembro del cuerpo de Cristo en una iglesia local.
¡Importante! Se espera que, una vez bautizados, los nuevos miembros de la iglesia continúen con otros cursos de
discipulado en grupos de estudio bíblico para seguir creciendo en su fe.
La Palabra de Dios. Una introducción a la Biblia como la Palabra inspirada de Dios, su autoridad, su contenido,
cómo se escribió y cómo nos llegó en la forma en que la tenemos hoy.
El evangelio. Señalar el mensaje principal de la Biblia, que es traer a los pecadores a un encuentro salvador con
Jesucristo por medio de la fe. Es importante asegurarnos de que los nuevos creyentes tengan una comprensión
adecuada del evangelio de la gracia de Dios.
La nueva vida en Cristo. Aquí hablamos de las implicaciones prácticas de abrazar el evangelio de Jesús, y el
cambio de vida que surge a raíz de la transformación interior realizada por el Espíritu Santo en los creyentes.
Las ordenanzas. Es sumamente importante que los nuevos creyentes entiendan el significado bíblico de las dos
ordenanzas instituidas por el Señor Jesús, que son el bautismo y la Cena del Señor.
La iglesia. Es necesario explicar la naturaleza espiritual de la iglesia, su misión en el mundo, cómo se organiza y
vive como comunidad de fe, y las funciones de los distintos miembros que hacen parte de ella, así como sus
derechos y responsabilidades.
La historia de la iglesia local y/o la denominación. También es sumamente sano que las personas que consideran
hacerse miembros de nuestra iglesia conozcan nuestra «historia familiar». ¿Quiénes y cuándo iniciaron la misión o
fundaron la iglesia? ¿Cuáles son nuestros énfasis doctrinales o de práctica que nos distinguen de otras
congregaciones? ¿Cuáles son nuestras metas y objetivos como iglesia y/o denominación?
Creemos que es sumamente necesario que la iglesia cuente con un grupo de hermanos y hermanas, debidamente
entrenados y capacitados, para ocuparse de esta tarea. Lo óptimo sería contar con matrimonios maduros en la fe
que lleven adelante este ministerio, aligerando así la carga de sus pastores.
El potencial de la célula para la proclamación del evangelio en nuestro tiempo es tremendamente grande, y no
muchos están conscientes de ello. La célula reúne los factores idóneos para una conversación íntima, relajada y sin
ruidos externos que apañen el mensaje. Los integrantes de la célula son personas que tienen o están creando esa
relación necesaria en amistad para poder ser compañeros y desarrollarse en temas íntimos como los de la fe.
Por tanto, considero que la forma más efectiva y normal para extender el evangelio de Jesús en nuestros días, es
la evangelización por relación. Es una forma natural, no forzada ni fortuita. El evangelio es la buena noticia de Dios,
por lo tanto tiene que ser entregado de una forma que haga honor a lo que es, la noticia buena de Dios al hombre,
y esto tiene que ser entregado en un entorno donde se pueda explicar con todo detalle y sin prisa a las personas.
¡Qué mejor lugar que en un hogar, donde la prisa no exista, ni tensiones ni distracción, un entorno óptimo y natural
entre amigos!
Si perteneces a una célula eclesial, tienes una responsabilidad con la proclamación del evangelio de igual valor que
cualquier otro método evangelístico. Tienes en tus manos un arma realmente efectiva para la misión. Usarla
adecuadamente y en dependencia del Señor, marcará la diferencia.
Los grupos pequeños (llamados también grupos hogareños, reuniones caseras o células) han demostrado ser muy
efectivos para el crecimiento de la iglesia local, no meramente en el sentido numérico por el evangelismo sino,
sobre todo, facilitando la comunión para la madurez de los creyentes.
No se trata solamente de una estrategia más, sino de una de las mejores maneras de desarrollar la vida espiritual
de la iglesia.
"Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las
oraciones. Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. Todos
los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes,
y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Y perseverando unánimes cada día en el templo, y
partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios y teniendo favor
con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos” (Hechos 2:42-47 RV60).
“Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo” (Hechos
5:42 RV60).
2. Porque los grupos pequeños son efectivos para que las personas puedan desarrollar la calidad de relaciones
que necesitan para crecer en Cristo.
Un grupo pequeño permite que los participantes desarrollen un sentido de comunidad con otras personas en la
iglesia. La instrucción bíblica se da en un contexto relacional, a través de la preocupación unos por otros, la oración
y el apoyo. Estos grupos, generalmente, se reúnen en hogares donde la interacción informal “cara a cara” se
facilita. Y lo mejor, ¡se pueden tener tantos grupos pequeños como hogares de los miembros!
Es importante destacar que un grupo pequeño provee un espacio sumamente eficaz para la evangelización. Invitar
a un amigo a una reunión informal el martes por la noche en una casa es mucho más accesible que invitarlo a la
iglesia el domingo por la mañana. Además, en un grupo pequeño los nuevos creyentes tienen la posibilidad de
hacer amigos de inmediato, lo que facilitará su permanencia y consolidación con la iglesia.
Un grupo promueve compromiso, motivación, constancia, compañerismo, un modelo de la vida cristiana y el
aprender los unos de los otros.
Un grupo de 3 a 12 personas es manejable en cuanto a su dinámica: todos se sienten importantes, todos
pueden participar, hay más libertad para compartir, se conocen mejor, y se puede reunir en casi cualquier lugar.
1. Iniciar el grupo.
2. Formar un aprendiz dentro del grupo (puede tomar tres meses de tiempo).
3. Encargar el grupo al aprendiz que ha formado.
4. Retirarse del grupo para abrir uno nuevo.
5. Repetir el proceso.
6. Un solo líder puede iniciar —no sin esfuerzo y dependencia de Dios— hasta cuatro grupos pequeños en un año. De
modo que, si una iglesia cuenta con cinco posibles líderes y las casas abiertas, las posibilidades de crecimiento son
muy grandes... ¡hasta veinte grupos pequeños al final del año! El éxito de los grupos pequeños depende de la
efectividad de sus líderes.
¡Importante!
El lugar: Debe ser accesible, cómodo, libre de distracciones, con buena luz y ventilación. La mejor ubicación es
tener a todos en un círculo.
La primera reunión: Es importante conocerse, tal vez con unos testimonios. Orar brevemente, explicar el porqué de
reunirse y cómo serán los estudios. Pasar un tiempo ayudándoles a hacer el primer estudio: asegurarse que cada
uno tiene una Biblia, cómo buscar citas bíblicas, cómo contestar con sus propias palabras y compartir lo que han
descubierto.
Venir siempre.
Llegar a tiempo.
Venir preparados.
Usar la Biblia.
Orar mucho.