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Ventajas del grupo pequeño para la

comunión cristiana
El grupo es pequeño, la comunión es grande
¿Perteneces a un grupo de iglesia celular? En ese caso tienes un tesoro y puede que no lo supieras. ¿Es posible
una comunión plena en un grupo pequeño? La respuesta es un rotundo «sí». Permíteme señalar algunos puntos
claves para poder entenderlo.

Primeramente es necesario entender de forma correcta qué es comunión. Esta palabra proviene del griego
κοινωνία (koinonía), y significa «tener en común algo, compañerismo». Por tanto, el cristiano en la congregación
posee personas con las cuales tiene algo en común: la fe, la salvación, Dios. En este espacio, quiero exponer tres
aspectos de la comunión que se explotan de forma extraordinaria solamente en la célula.

Permite conocerse mejor


El grupo pequeño potencia la comunión porque es un grupo reducido de perso-nas, que pueden conocerse de
forma más profunda e íntima que en una reunión de varias decenas de miembros. Si hay algo que caracteriza al
ser humano es su necesidad de sentir pertenencia a algo. La célula consigue ese sentido de pertenencia al ser un
grupo reducido e íntimo de amigos que comparten la misma fe.

Permite una mayor apertura


La célula permite «llorar con el que llora» de forma más puntual. A veces, no es posible abrirse del todo en una
reunión de la iglesia en general. Esto tristemente es una realidad innegable. La célula puede suplir esta necesidad
de ser escuchado, sin miedo, en un ambiente de confianza familiar.
Es fácil llorar con el que llora, pero complicado reír con el que ríe, porque en muchos casos sale cierta envidia a
algunos cuando al otro le va tan bien. En la célula los hermanos son íntimos, y es más fácil que la genuina alegría
por el progreso de otro se dé.

Permite compartir la vida


Los grupos pequeños tienen una función vital en la vida de la iglesia, ya que proveen ciertas libertades de
actuación que serían prácticamente imposibles en una comunidad más grande. Aunque todos somos hermanos —y
no estamos desde aquí fomentando parcelas sectarias—, es cierto que existe una afinidad especial en los grupos
más reducidos. La comunión se fomenta de forma extraordinaria, ya que la célula se convierte en parte esencial e
integral en la vida de los
que la constituyen. El servicio y la ayuda mutua, el ser escuchados, el cantar y comer juntos, son parte de la
comunión que se da. Esto es parte de la vida cristiana, como la iglesia primitiva en Hechos nos muestra: «Todas
las cosas en común, comían juntos con sencillez» (Hch 4.32).

Algunos teólogos consideran que el grupo pequeño o célula es la iglesia visible más parecida a la primitiva. En ella
se dan características intencionales de vida comunitaria que son algo más difícil que se den en reuniones de mayor
número. Por tanto, y como se dijo al comienzo, si perteneces a un grupo pequeño de la iglesia, tienes un tesoro de
vida comunitaria, en el cual puedes experimentar la vida de comunión con aquellos con quienes compartes a
Cristo.

Lo que es (y no es) el líder de grupo


pequeño
El rol del encargado en el grupo pequeño
Cuando se trabaja en grupos pequeños, la pregunta que siempre se genera, sobre todo en aquel que estará al
frente es: “¿Y qué tengo que hacer?” Muchas veces se cree que el encargado se debe convertir en el mini-
predicador del grupo. Lo mejor es que la reunión sea un lugar de enseñanza, de entrenamiento, de discipulado, y
que sea el lugar donde las personas puedan crecer de manera más uniforme.

El grupo pequeño es el lugar ideal para desarrollar procesos de discipulado y crecimiento personal, sabiendo que
se está desarrollando seguidores de Jesús. También lo es para colaborar en el desarrollo de los dones y talentos
de las personas. En cuanto al encargado, es importante que conozca su verdadero rol dentro del grupo y así poder
servir eficazmente a los demás. Veamos algunas consideraciones.

1. Defina un equipo de trabajo


Siempre será importante definir el equipo de trabajo que colaborará en el grupo. No todas las personas tienen las
mismas habilidades, pero la mayoría sí tiene deseos de colaborar. Entonces, hay que permitir que las personas
colaboren en lo que les guste, según los dones de cada una. Como encargado del grupo, no busque personas que
se parezcan a usted, busque más bien personas que tengan habilidades distintas de las suyas, y eso conformará
un buen equipo de trabajo.

Pregúntese lo que Pablo preguntó a los Corintios (1 Co 12.28-30) y busque en su equipo personas que tienen
dones presentes, o que están en desarrollo. Lo que nos lleva al siguiente punto.

2. Conviértase en entrenador, no en “súper servidor”


La mayor tarea que puede tener un encargado de grupo pequeño es la de colaborar en el crecimiento de las
personas. Se supone que usted ya ha crecido un poco más que las personas a las que va a servir... por eso lo
están poniendo como encargado.

Como entrenador, usted tiene un equipo que puede guiar y ayudar a crecer en sus capacidades. No trate usted de
hacer todas las cosas, no monopolice todas las acciones en su persona. Siga el consejo de Jetro a Moisés (Éxodo
18.17-23).

Pudiera ser que en su mano esté el próximo evangelista o predicador de nivel mundial. O el mejor ministro de
alabanza y adoración, o el mejor maestro de escuela dominical que haya habido, y Dios le esté dando el honor,
placer y responsabilidad de formarlo.

3. Sea maestro facilitador del conocimiento, pero nunca deje


de ser alumno
La habilidad de enseñar es un don que Dios da (1 Co 12.28; Ef 4.11). Desarróllelo, adquiera técnicas pedagógicas
que le ayuden a cumplir mejor su función. Deje que las personas le pregunten, invite a los miembros de su grupo a
que lo hagan, y cuando no tenga la respuesta, no le dé pena decir: “No sé, pero voy a investigarlo”.

Como maestro, nunca deje de ser alumno, nunca deje de estudiar. Busque su propio “Gamaliel” que se convierta
en su tutor y entrenador, de esta manera usted nunca dejará de aprender y crecer.
El grupo pequeño no debe ser una isla
Grupos Pequeños
El grupo pequeño, complemento de crecimiento

El trabajo en grupos pequeños siempre será una excelente estrategia de trabajo eclesial y organizativo, siempre dé
la posibilidad de ser participativo e inclusivo. Esta clase de trabajo facilita el acercamiento personal y el
involucramiento colaborativo que muchas veces no se obtiene en los grupos grandes.

Ahora bien, como todo programa, también tiene sus riesgos, los cuales se deben considerar para que este no se
convierta en un problema en lugar de ser una bendición y una oportunidad de crecimiento tanto a nivel individual
como organizacional. Se puede crear una sensación de independencia o aislamiento, ya sea generado por el líder
o por el grupo mismo, dando la falsa impresión de que no se necesita al resto de la comunidad de fe.

Entonces, veamos algunas ideas para evitar este peligro.

1. Crear y desarrollar el sentido de pertenencia


Una necesidad que todo ser humano tiene es el sentido de pertenencia, saber que se pertenece a algo, ya sea una
familia, un grupo, una sociedad. Por ejemplo, veremos que grupos se unen para hacer lo incorrecto, por eso
encontraremos las pandillas, en las cuales el sentido de pertenencia es tal que por eso son tan “eficientes” en lo
que hacen.

Se protegen, se aman, se cuidan, se respetan y velan los unos a los otros; también se respeta el orden jerárquico
que hay en el grupo. Por increíble que parezca, estos grupos organizados tratan siempre de que la unidad sea uno
de los valores que los gobierne.

La idea de pertenencia es algo que La Biblia nos señala en 1 Pedro 2.10:

“Ustedes antes ni siquiera eran pueblo, pero ahora son pueblo de Dios…” (NVI).

2. Crear y desarrollar fuertes relaciones afectivas


Otra de nuestras necesidades básicas es el afecto, el sentirse querido o amado. Cuando en un grupo se crean
fuertes relaciones afectivas, estas serán como un lazo que unirá a las personas. El amor genuino hará que muchos
deseen participar del grupo.

Juan 13.35 nos dice:

“En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros”.

El amarnos los unos a los otros servirá como testimonio que somos seguidores de Jesús, ya que el amor lo
caracterizaba a Él, como lo podemos notar en el versículo anterior (v. 34). Lo que Él hizo por nosotros es algo que
nosotros debemos hacer por los demás.

3. Crear y desarrollar el deseo de crecimiento


Otro deseo inherente del ser humano es el deseo de crecimiento. Cuando las personas sienten que no crecen, que
no se desarrollan, buscarán algún otro lugar que les permita crecer a nivel personal, emocional y espiritual. Esto se
logra generando la idea de cuerpo, un concepto que encontraremos en Romanos 12.5:

“Así nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo, pero todos somos miembros los unos
de los otros” (RVA 1999).

Todos nos necesitamos los unos a los otros para crecer, y ninguna parte del cuerpo se levanta en contra de la
otra.

El grupo pequeño ideal: 4


características

Marcas esenciales de un Grupo Pequeño efectivo

¿Cuáles podrían ser algunas señales de que nuestro grupo pequeño está funcionando bien? Podría haber muchas,
pero presentamos cuatro marcas que son esenciales.

1. Ambiente adecuado
La reunión se desarrolla en un ambiente de familia, evitando caer en un formalismo que no permita a las personas
ser espontáneas. Para ello debe escogerse un buen lugar, adecuado, cómodo, amplio, que tenga espacio para
unas diez a doce personas sentadas. Debe ser preparado de antemano por el anfitrión.

Algunos consejos prácticos:

 Colocar las sillas en forma circular. Esto permite a las personas interactuar sin dificultad y ayuda a una mejor
comunicación.
 Introducir dinámicas que ayuden a compartir las cargas entre los miembros, oraciones mutuas, etc. Esto fomenta la
unidad.
 Dirigir la enseñanza de manera que todos participen.
 Dar oportunidad para compartir testimonios. Celebrar los cumpleaños de los miembros del grupo.
 Se recomienda un tiempo de compartir los alimentos luego de cada reunión. Esto favorece a un ambiente cálido, y
produce acercamiento entre los miembros; es una manera muy importante de lograr la comunión. Cada miembro
puede preparar algo sencillo, no muy costoso, para compartir en las reuniones.

2. Comunión entre los miembros


A través de relaciones profundas entre sus integrantes, el grupo obtiene un crecimiento integral. Las relaciones son
el elemento que mueve y mantiene al grupo. Estas relaciones saludables construyen un grupo de hermanos
estables y fructíferas.

Por todo ello, es necesario profundizar en las relaciones, que estas dejen de ser superficiales y crezcan hacia el
compromiso mutuo. Es necesario fortalecer las relaciones para que perduren aun en momentos de adversidad. No
es la estrategia, sino las relaciones saludables el verdadero motor de los grupos pequeños. Desarrollar relaciones
profundas es fortalecer la vida interna a través de los grupos pequeños.

Algunos consejos prácticos:

 Tener la dirección y teléfono de cada uno de los miembros del grupo.


 Estar pendientes de los que faltaron a la reunión, interesarse por ellos, visitarlos.
 Estar pendientes de acontecimientos importantes de los miembros del grupo, como cumpleaños, enfermedad,
funerales, nacimiento de hijos, etc.
 Apoyo mutuo: fomentar la oración unos por otros.
3. Reuniones dinámicas
En cada reunión se desarrollaran diferentes elementos siguiendo un programa previamente definido, que permite
un uso adecuado del tiempo.

Hay que evitar la excesiva formalidad. Debe proveerse un ambiente de confianza en el que los miembros tengan
participación. Trabajar para que las reuniones no siempre sean “lo mismo”, en el sentido de no usar siempre la
misma metodología; evitar caer en la rutina.

4. Multiplicación
Muchas veces es más fácil que una persona no cristiana vaya a una casa que a un templo. Es decir, es el grupo
pequeño el primer contacto, y el lugar donde se presenta el evangelio. Proporciona así al recién convertido
cobertura espiritual, comunión, aceptación y apoyo de los miembros. Será en los grupos pequeños donde tendrá un
discipulado práctico, aprenderá a desarrollar sus dones y talentos y a formarse para la visión de la multiplicación.

De esta manera también los miembros de los grupos están constantemente evangelizando, y tienen la oportunidad
de desarrollar sus propios dones. “Cada uno ponga al servicio de los demás el don que haya recibido,
administrando fielmente la gracia de Dios en sus diversas formas” (1 Pe 4.10 NVI).

Los 4 Objetivos de un Grupo Pequeño


Diferentes iglesias enfatizan una de estas cuatro áreas, lo ideal es encontrar un equilibrio entre los cuatro:

1. Construcción de una comunidad (Koinonía).


Hechos 2:44-46: “Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus
propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Y perseverando unánimes cada
día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón.”

En una comunidad cristiana, tal como una iglesia o grupo pequeño, una persona debería tener relaciones que
pueden permanecer a pesar de una crisis o diferencias de opinión. Esta es la clase de comunidad que Cristo quiso
establecer aquí en la tierra.

2. Adoración a Dios.
Hechos 2:47: “Alabando a Dios y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que
habían de ser salvos.”
Los seres humanos fueron creados para adorar. Es una parte de nuestra composición tal como lo es nuestro
anhelo por lo eterno o nuestro sentido de justicia. La adoración nos fortalece y trae consigo un entusiasmo para
testificar y vivir como un cristiano en este mundo.

3. Aprendizaje de la Palabra de Dios para la vida diaria.


Hechos 2:42: “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles …”

En los grupos pequeños se usan los métodos de enseñanza que son las más efectivas; monólogos breves,
discusiones y preguntas, estudios de caso y mucho más. Así el líder del grupo se convierte en un facilitador que
dirige la participación de los miembros hacia el aprendizaje.

4. Misión y Extensión.
Hechos 2:47: “…Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.”

La edificación de una comunidad de creyentes tiene un propósito que va mucho más allá que el grupo pequeño
solamente. Dios quiere alcanzar y ganar a otros a través de los miembros de un grupo pequeño. De hecho, el inicio
de muchos avivamientos y empujes misioneros pueden ser trazados a un grupo pequeño

5 verdades fundamentales acerca de


los Grupos Pequeños
¡Las iglesias crecen gracias a los grupos pequeños! La investigación dice que los grupos pequeños son un
indicador clave de la salud de una iglesia.

¿Tiene su iglesia grupos pequeños?


Más importante aún, tiene su iglesia un ministerio vital de grupos pequeños?

Los Grupos Pequeños que prosperan.


Un ministerio de grupos pequeños efectivo, que está conectado a Dios, hace crecer a las personas a través de:

 Oración
 Propósito
 Visión
 Libertad
 Recursos
 Estrategia
 Un equipo de entrenadores
 Líderes capacitados
 Un pastor comprometido

Dios ya está en el trabajo de hacer crecer a la gente. Averigüe lo que Dios está haciendo. Y entonces, sígalo.

5 verdades fundamentales sobre los Grupos Pequeños

1. Una sola medida no sirve para todos


Un modelo de grupos pequeños diseñado para adaptarse a una iglesia rural podría no reproducirse bien en una
iglesia urbana o en un ministerio universitario. Sin embargo, los valores de los grupos pequeños sí se transfieren.

2. Los Grupos Pequeños son más que grupos de estudio bíblico


Varios tipos de grupos ayudan a llenar las necesidades de las personas en las diferentes áreas de la vida: física,
emocional, social, espiritual, y así sucesivamente.

3. Las personas se comprometen con los Grupos Pequeños


El compromiso con el grupo es más fuerte cuando los líderes utilizan sus dones espirituales para formar grupos en
torno a las necesidades, intereses, pasiones y experiencias de vida.

4. Se trata de personas que crecen, no de programas


Así como Jesús se encuentra con la gente donde está, los grupos pequeños comienzan donde la gente está —no
donde el líder quiere que estén. Los líderes de grupos pequeños no hacen crecer el grupo; Dios hace eso. Los
líderes escuchan, disciernen, y participa con el Espíritu Santo para crear las condiciones óptimas para que las
personas crezcan.

5. Los Grupos Pequeños siguen cambiando


La gente cambia. Los grupos pequeños son orgánicos. Al igual que un jardín, una variedad de personas crecen al
mismo tiempo, pero a un ritmo diferente. La gente se mueve de una etapa de la vida a otra. La razón inicial que
unió a un grupo pequeño puede dejar de existir. La vida cambia.
¿Ya tiene un ministerio de grupos pequeños?
Hágase las siguientes preguntas:

 ¿Está su grupo creciendo emocional, espiritual y socialmente?


 ¿Qué cambios de vida se han producido desde que se unieron?
 ¿Está su grupo enfrentando dificultades?
 ¿Puede describir el propósito de su grupo?
 ¿Tiene una declaración de visión para su ministerio de grupos pequeños?
 ¿Los líderes se sienten apoyados y cuidados?
 ¿Has pensado en el diseño de un grupo pequeño en torno a un interés común?

El beneficio pastoral de los Grupos


Pequeños
Los grupos pequeños fomentan el cuidado del rebaño
Algunos pastores no trabajan con grupos pequeños debido a que desconocen cómo funciona el sistema.
Igualmente, hay pastores que trabajan con grupos pequeños pero han llegado a verlos casi como una carga, un
programa más que llenar en la agenda ministerial. Pero los pastores que conocen las verdaderas ventajas de los
grupos pequeños, pueden ver sus ministerios bendecidos por ellos.

Los grupos pequeños en el ministerio de Pablo


Los grupos hogareños formaron parte del ministerio del apóstol Pablo.
Normalmente no somos conscientes de esto, aunque hayamos leído pasajes como este: “Saludad a los hermanos
que están en Laodicea, y a Ninfas y a la iglesia que está en su casa” (Colosenses 4.15).
El apóstol Pablo reconocía las iglesias en las casas, con sus respectivos líderes, a quienes consideraba sus
colaboradores en la extensión del evangelio. En Romanos 16 saluda a muchos de ellos, entre los cuales aparecen
Aquila y Priscila (vv. 4, 5).

Los grupos pequeños, ayer y hoy


Estas pequeñas iglesias en las casas han caracterizado al Cristianismo desde sus comienzos y han aportado en el
inicio de trabajos misioneros de denominaciones con grandes templos y cantidad de miembros, frutos de este
sencillo método de trabajo en el reino de Dios. Los grupos pequeños han contribuído eficazmente en el crecimiento
de las congregaciones que han adoptado este sistema, y se han convertido hoy en día en una necesidad para
muchos pastores en la tarea del discipulado. En esta serie compartiremos las ventajas de los grupos pequeños
dentro de la visión de una iglesia en crecimiento. Muchos lo llaman células, otros barcas, grupos hogareños, grupos
de crecimiento, etc. Sea el nombre que haya adquirido, las funciones son las mismas, y en su desarrollo dejan
frutos que iremos describiendo, para identificar las principales ventajas que esta antigua metodología ministerial
ofrece al ministerio pastoral.

1. Permite el surgimiento de nuevos líderes

 La oportunidad que brindan los grupos pequeños para el desarrollo del liderazgo de una iglesia es fundamental por
diversas razones:
 Favorece el entrenamiento pastoral, al tener contacto directo con la gente en forma personalizada
 Comparte la carga pastoral y responde a las necesidades de la gente
 Ofrece oportunidades para dar un sermón o estudio bíblico
 Propicia el ministrar con oración, consejería y ayuda social
 Facilita el visitar a los miembros del grupo durante la semana
 Libera al pastor principal de absorber todas la necesidades
 Al crecer los grupos pequeños, aumentan los líderes para dirigirlos

2. Ofrece mayor oportunidad de contacto unos con otros


Una de las dificultades en los cultos dentro del templo, es la ocasión de saludarnos y compartir unos con otros,
incluyendo al pastor. Esto se debe a la cantidad de personas que asisten a los programas. Sin embargo, en los
grupos pequeños dentro de las casas con 12 a 15 personas, el contacto se vuelve accesible, tanto para el líder
como para los asistentes.

En un culto en el templo, la interacción entre el líder predicador y la congregación durante el mensaje de la palabra
es casi nula, debido a la estructura del programa, pero en los grupos pequeños todos tienen la oportunidad de
aportar ideas, preguntas, leer versículos y colaborar con alguna experiencia o comentario para enriquecer la
exposición del mensaje.
Además, en los grupos pequeños existe la ventaja de orar unos por otros, como parte del programa de la reunión.
Cómo lograr la unidad de manera
creativa
5 consejos para mejorar la cohesión
La cohesión es la resultante de todas las fuerzas que actúan sobre los miembros de un grupo para hacer que
permanezcan en él. Es decir, todos los factores que contribuyen a que una persona no desee abandonar el grupo
convergen y dan como resultado un grado determinado de adhesión de las personas a dicho grupo. Así pues, un
sinónimo de cohesión es unión. La capacidad de desempeño de los grupos pequeños Lograr la cohesión interna en
un grupo, conseguir que funcione como un auténtico equipo, es un proceso largo y laborioso, no exento de
dificultades. Es un proceso que requiere acciones concretas y permanentes. También es un proceso que requiere
tiempo. La cohesión no se logra de una semana para otra, es un objetivo a medio y largo plazo.

5 maneras de fortalecer la unión de su grupo hogareño


1. Favorecer una atmósfera de grupo positiva: Esto se obtiene cuando los integrantes del grupo se sienten
aceptados y valorados por los demás. Planee lecciones que permitan que los integrantes del grupo participen
activamente, y arregle el ambiente del lugar para que se satisfagan las necesidades de cada persona y se facilite la
participación.

2. Crear oportunidades de diversión y unidad: La agenda del grupo pequeño debe propiciar la cohesión de los
miembros. Para ello existen varias actividades fuera de la reunión semanal como participar en un evento deportivo,
organizar cenas, ir a excursiones, etc.

3. Utilizar ejercicios de trabajo para romper el hielo: El grupo pequeño necesita comunicación e interacción. Es un
gran tema romper ese hielo que impide que todos puedan involucrarse. Se puede romper este hielo con técnicas
divertidas como juegos de roles. Son muy útiles, pues quitan las tensiones del ambiente y predisponen de mejor
ánimo a los miembros del grupo. En Internet existen muchas páginas con dinámicas que pueden ayudar a lograr
esto.

4. Lograr una identidad del grupo: Hay varias formas de tener una identidad propia (por ejemplo, hacer una página
de Facebook del grupo, un grupo en Whatsapp, algunos grupos crean una canción que los represente, o un
nombre basado en un personaje bíblico, etc.). Es importante lograr que el grupo se sienta único y diferente, con su
propia marca o patente que le distinga de los demás, sin necesidad de crear un espíritu de rivalidad entre grupos.

5. Mantener el grupo unidos en Cristo: Hay varios textos bíblicos que indican que este es un aspecto central en la
unión de cada grupo. Col 2.19 indica que es necesario “mantenerse unido a la Cabeza, de la cual todo el Cuerpo,
recibe nutrición y cohesión”.
También Ef 4.15-16 indica que el grupo debe estar “siguiendo la verdad en amor, creciendo en todo en Aquel que
es la Cabeza: Cristo. Así todo el cuerpo estará unido y en cohesión, realizando así cada miembro lo que tiene que
hacer para la edificación de los demás en amor”

¿Se puede dirigir bien desde el


principio? Orientación pastoral para
dirigir grupos pequeños
El éxito de los grupos pequeños depende de sus líderes, pero es responsabilidad de los pastores (como los
principales líderes) orientar adecuadamente el liderazgo de los grupos. Considerando la gran importancia que
tienen los grupos pequeños para la vida de la iglesia, establecer y guiar a los líderes de grupo es una de las tareas
de delegación más importantes que al pastor le corresponde realizar.

Desarrollando un liderazgo efectivo


El privilegio y deber de los pastores en relación con la adecuada dirección de los grupos pequeños es acompañar
a los hombres y mujeres que ejercerán el liderazgo de los mismos. Este acompañamiento pastoral buscará del
candidato a líder de grupo:

1. Que mantenga una relación personal con Cristo modelando el amor de Cristo y el poder de la Palabra de
Dios en la vida diaria.
El hermano candidato a líder de grupo pequeño debe haber reconocido su pecado y confiado en Jesucristo para su
salvación. También es importante que la relación del hermano con su cónyuge, sus hijos, sus vecinos, sus
compañeros de trabajo, etc., se caracterice por el amor que Cristo muestra tanto por los salvos como por los
perdidos. El pastor debe asegurarse de que el candidato hace todo lo posible por obedecer los mandamientos y
principios en la Palabra de Dios y que practica las disciplinas espirituales personales como el estudio de la Palabra,
la oración, la comunión, la adoración y la ofrenda. ¡Antes de manejar a otros, primero debe manejarse uno mismo!

2. Que tenga la habilidad de influenciar a otras personas para Cristo.


El líder de un grupo debe tener la habilidad de organizar a otros para hacer la obra de Dios —él no hará todo el
trabajo solo. Algunas personas nacen con habilidades de liderazgo. Otras aprenden a ser líderes. Y otros
simplemente hacen un buen trabajo siguiendo a un líder. Y eso está bien. Pero cada grupo pequeño tendrá que
tener un líder.
Los pastores necesitan reconocer aquellas cualidades de liderazgo en quienes las poseen. “El que piensa que está
guiando, pero nadie le sigue, sólo está tomando un paseo.” —John Maxwell. Hay cierto poder en el liderazgo —el
poder para influenciar a otras personas— y los líderes cristianos necesitan reconocer que su poder viene de Dios y
deben usarlo con responsabilidad.
El liderazgo cristiano es un liderazgo de servicio: (1) bajo la autoridad de Cristo y (2) bajo la autoridad de otros
líderes de la iglesia. Un “líder-siervo” reconoce que Dios le ha puesto en un grupo para servir y satisfacer las
necesidades de los miembros de ese grupo, puesto que “...el que quiera hacerse grande entre ustedes deberá ser
su servidor” (Mateo 20.26).

3. Que se comprometa con su crecimiento personal.


Necesitamos personas que sean fieles, disponibles y enseñables. El hermano candidato a líder no necesita haber
llegado ya a la meta. El pastor debe brindarle la posibilidad de aprender mientras trabaja —aprender de seminarios
de liderazgo, reuniones de líderes, líderes experimentados y de los miembros del grupo. Los pastores deben
alentar a los candidatos a tomar ventaja de las oportunidades de entrenamiento que se ofrecen en la iglesia. ¡Y
deben asegurarse de que estas sean ofrecidas!

4. Que esté lleno del Espíritu Santo.


“No se emborrachen con vino, que lleva al desenfreno. Al contrario, sean llenos del Espíritu” (Efesios 5.18).
El Espíritu Santo en el candidato a líder:
• Le dará la habilidad de discernir la verdad (Juan 14.26; 15.26).
• Producirá fruto en él —de amor, gozo, paz... (Gálatas 5.22ss).
• Le proveerá los dones espirituales para su ministerio (Romanos 12, 1 Corintios 12).
Sería de mucho beneficio que se notara en el candidato uno o más de los siguientes dones espirituales:
• Pastor-maestro. • Liderazgo. • Administración . • Exhortación o afirmación .
Lo bueno de un grupo pequeño es que hay una variedad de dones representados. Su función como pastor es
ayudar al líder a organizarlo y guiarlo de tal forma que todos los creyentes sean alentados y tengan la oportunidad
de usar su don.
Algunas iglesias creen que es importante ejercer un alto nivel de control sobre sus grupos pequeños, por temor de
que esos grupos se desvíen de la verdad. Nosotros creemos en el poder del Espíritu Santo para dirigir a todo
creyente dispuesto hacia la verdad y lejos del error.
Es importante ejercer un nivel moderado de control, proveyendo entrenamiento, guías de estudio y apoyo
permanente. La Biblia es el texto. El Espíritu Santo es el maestro. Y el líder es el facilitador.

5. Que mida el costo del compromiso y con gusto pague el precio.


“Supongamos que alguno de ustedes quiere construir una torre. ¿Acaso no se sienta primero a calcular el costo,
para ver si tiene suficiente dinero para terminarla?” (Lucas 14.28).
• ¿Tiene la suficiente madurez en Cristo para guiar a otros?
• ¿Tiene la habilidad para dirigir un grupo?
• ¿Se comprometerá a pasar el tiempo necesario para prepararse para cada reunión, estar en cada reunión y estar
en las reuniones de líderes?
• ¿Está dispuesto(a) su cónyuge a hacer el mismo compromiso? Algunos obstáculos que debemos considerar en la
búsqueda de un líder efectivo:
• Motivos equivocados para asumir el liderazgo.
• Sentirse inadecuado para la tarea.
• Estar o parecer espiritualmente seco(a).
• Tener un horario desfavorable.
• Mal manejo de conflictos interpersonales.
• Excesivo enfoque en la asistencia.

Usted como pastor, tiene la gran posibilidad de lograr que los grupos pequeños sean dirigidos exitosamente.
¡Acompañe de cerca a sus líderes y posibles candidatos y ayúdelos a desarrollarse con efectividad!

Cómo crear una conciencia de


membresía desde el principio
La vital importancia del curso bíblico prebautismal en la
iglesia
Una práctica cada vez menos frecuente en muchas iglesias es el curso bíblico prebautismal o discipulado básico.

Consiste en una serie de reuniones de estudio bíblico con las personas que acaban de entregar sus vida a Cristo y
desean incorporarse a la membresía de la iglesia local. El tamaño de este grupo puede variar, pero lo
recomendable es que sea lo más reducido posible (3-5 personas), para hacer más óptimo el tiempo de estudio y
diálogo.

Por qué es importante


Estas reuniones de estudio bíblico tienen como objetivo introducir a los nuevos creyentes a las enseñanzas más
fundamentales de la Biblia, así como ayudarles a comprender lo que significa en la práctica seguir a Jesucristo y
ser parte de Su iglesia. Lo que se busca es que, luego de este curso, estas personas estén preparadas para tomar
una decisión consciente y determinada de bautizarse y hacerse miembros de la iglesia.

Por lo tanto, la importancia de este curso es de lo más obvia. Un fruto amargo de nuestro descuido actual de este
programa es la considerable rotación de cristianos que recorren nuestras iglesias sin un compromiso serio con
ninguna. Un discipulado básico o curso bíblico prebautismal provee a los nuevos creyentes, desde el inicio, una
consciencia clara de lo que significa ser miembro del cuerpo de Cristo en una iglesia local.

Ni muy corto ni muy largo


¿Cuánto tiempo debe durar el curso? Esto va a depender de la frecuencia de las reuniones, pero no debería ser
muy corto ni muy largo. Suponiendo que el grupo se reúne una vez por semana, y que seis a ocho lecciones
pueden ser suficientes para cumplir los propósitos del discipulado básico, el mismo puede tener una duración de un
mes y medio a dos meses.

¡Importante! Se espera que, una vez bautizados, los nuevos miembros de la iglesia continúen con otros cursos de
discipulado en grupos de estudio bíblico para seguir creciendo en su fe.

Los temas que no pueden faltar


Pero más allá de la duración del curso, lo importante es el contenido. ¿Qué vamos a incluir en el curso? ¿Cuáles
serán los temas de las lecciones? Nuevamente no hay reglas aquí, pero consideramos recomendable cubrir las
siguientes áreas:

 La Palabra de Dios. Una introducción a la Biblia como la Palabra inspirada de Dios, su autoridad, su contenido,
cómo se escribió y cómo nos llegó en la forma en que la tenemos hoy.
 El evangelio. Señalar el mensaje principal de la Biblia, que es traer a los pecadores a un encuentro salvador con
Jesucristo por medio de la fe. Es importante asegurarnos de que los nuevos creyentes tengan una comprensión
adecuada del evangelio de la gracia de Dios.
 La nueva vida en Cristo. Aquí hablamos de las implicaciones prácticas de abrazar el evangelio de Jesús, y el
cambio de vida que surge a raíz de la transformación interior realizada por el Espíritu Santo en los creyentes.
 Las ordenanzas. Es sumamente importante que los nuevos creyentes entiendan el significado bíblico de las dos
ordenanzas instituidas por el Señor Jesús, que son el bautismo y la Cena del Señor.
 La iglesia. Es necesario explicar la naturaleza espiritual de la iglesia, su misión en el mundo, cómo se organiza y
vive como comunidad de fe, y las funciones de los distintos miembros que hacen parte de ella, así como sus
derechos y responsabilidades.
 La historia de la iglesia local y/o la denominación. También es sumamente sano que las personas que consideran
hacerse miembros de nuestra iglesia conozcan nuestra «historia familiar». ¿Quiénes y cuándo iniciaron la misión o
fundaron la iglesia? ¿Cuáles son nuestros énfasis doctrinales o de práctica que nos distinguen de otras
congregaciones? ¿Cuáles son nuestras metas y objetivos como iglesia y/o denominación?

¿Quién lo hace aparte del pastor?


Una pregunta obligada que debemos hacernos es: «¿Quién va a enseñar el curso?» Normalmente, es el pastor
principal de la iglesia quien lo hace. Pero, ¿y si hay más de un grupo? ¿Si el pastor ya tiene demasiados
compromisos?

Creemos que es sumamente necesario que la iglesia cuente con un grupo de hermanos y hermanas, debidamente
entrenados y capacitados, para ocuparse de esta tarea. Lo óptimo sería contar con matrimonios maduros en la fe
que lleven adelante este ministerio, aligerando así la carga de sus pastores.

Nada es más evangelístico hoy que la


sala de una casa
El grupo pequeño y el deber eclesial de la proclamación
Algunos han concluido que la misión de la iglesia es la proclamación del evangelio, y les doy toda la razón. Uno de
los propósitos principales de la misma es proclamar a Dios como Rey y Salvador, testificar de lo que ha hecho por
los suyos. Muchas campañas evangelísticas se realizan por el mundo para anunciar abierta y masivamente estas
buenas noticias, que es el evangelio de Cristo.
Pero la pregunta que lanzo es: «¿Hay más formas de predicar el evangelio y que sean realmente más efectivas?»
Y digo, «sí». En este caso, las células son un medio más efectivo en estos días que corren, que el salir a la calle y
gritarle a la gente. Voy a explicar algunas razones:

1. La cultura social ha cambiado


Es un hecho que vivimos en una sociedad distinta a la de hace 50 años. Todo cambia: las formas, el pensamiento,
incluso la religiosidad. Por eso es crucial entender en qué contexto nos encontramos, para poder ser eficaces a la
hora de expresar nuestros postulados de fe.

2. El evangelismo requiere de relaciones


Si las formas van cambiando en la sociedad, es inevitable que esto revierta en la manera de presentar el evangelio.
Nuestra sociedad posmoderna requiere de puntos de relación para que el diálogo religioso se pueda dar. Esto
quiere decir que hoy es casi impensable que las personas nos presten atención al gritar el evangelio en medio de
una calle. Se requiere de relaciones genuinas para compartir la fe de una forma sencilla, pero eficiente.

3. Las células en casa son ideales para este ministerio


Sin duda alguna, donde se encontrará un entorno íntimo, amigable, donde no hay presión entre los amigos que se
reúnen, es en la célula. Es el entorno propicio para poder entablar una conversación sobre temas de fe que
trascienden a lo puramente lógico.

El potencial de la célula para la proclamación del evangelio en nuestro tiempo es tremendamente grande, y no
muchos están conscientes de ello. La célula reúne los factores idóneos para una conversación íntima, relajada y sin
ruidos externos que apañen el mensaje. Los integrantes de la célula son personas que tienen o están creando esa
relación necesaria en amistad para poder ser compañeros y desarrollarse en temas íntimos como los de la fe.

Por tanto, considero que la forma más efectiva y normal para extender el evangelio de Jesús en nuestros días, es
la evangelización por relación. Es una forma natural, no forzada ni fortuita. El evangelio es la buena noticia de Dios,
por lo tanto tiene que ser entregado de una forma que haga honor a lo que es, la noticia buena de Dios al hombre,
y esto tiene que ser entregado en un entorno donde se pueda explicar con todo detalle y sin prisa a las personas.

¡Qué mejor lugar que en un hogar, donde la prisa no exista, ni tensiones ni distracción, un entorno óptimo y natural
entre amigos!
Si perteneces a una célula eclesial, tienes una responsabilidad con la proclamación del evangelio de igual valor que
cualquier otro método evangelístico. Tienes en tus manos un arma realmente efectiva para la misión. Usarla
adecuadamente y en dependencia del Señor, marcará la diferencia.

Los grupos pequeños pueden ser una


herramienta poderosa para el
crecimiento de la iglesia
Un grupo pequeño es una reunión con propósito, que reúne de 3 a 12 personas, cara a cara, en un horario fijo, con
el objetivo de descubrir y crecer en las posibilidades de una vida abundante en Jesucristo.

Los grupos pequeños (llamados también grupos hogareños, reuniones caseras o células) han demostrado ser muy
efectivos para el crecimiento de la iglesia local, no meramente en el sentido numérico por el evangelismo sino,
sobre todo, facilitando la comunión para la madurez de los creyentes.

No se trata solamente de una estrategia más, sino de una de las mejores maneras de desarrollar la vida espiritual
de la iglesia.

¿Por qué hacer énfasis en grupos pequeños?

1. Porque el modelo de la Iglesia Primitiva incluye actividades de grupos pequeños.

"Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las
oraciones. Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. Todos
los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes,
y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Y perseverando unánimes cada día en el templo, y
partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios y teniendo favor
con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos” (Hechos 2:42-47 RV60).

“Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo” (Hechos
5:42 RV60).

2. Porque los grupos pequeños son efectivos para que las personas puedan desarrollar la calidad de relaciones
que necesitan para crecer en Cristo.
Un grupo pequeño permite que los participantes desarrollen un sentido de comunidad con otras personas en la
iglesia. La instrucción bíblica se da en un contexto relacional, a través de la preocupación unos por otros, la oración
y el apoyo. Estos grupos, generalmente, se reúnen en hogares donde la interacción informal “cara a cara” se
facilita. Y lo mejor, ¡se pueden tener tantos grupos pequeños como hogares de los miembros!
Es importante destacar que un grupo pequeño provee un espacio sumamente eficaz para la evangelización. Invitar
a un amigo a una reunión informal el martes por la noche en una casa es mucho más accesible que invitarlo a la
iglesia el domingo por la mañana. Además, en un grupo pequeño los nuevos creyentes tienen la posibilidad de
hacer amigos de inmediato, lo que facilitará su permanencia y consolidación con la iglesia.
Un grupo promueve compromiso, motivación, constancia, compañerismo, un modelo de la vida cristiana y el
aprender los unos de los otros.
Un grupo de 3 a 12 personas es manejable en cuanto a su dinámica: todos se sienten importantes, todos
pueden participar, hay más libertad para compartir, se conocen mejor, y se puede reunir en casi cualquier lugar.

Entonces, ¿cómo comenzar?


Iniciar los grupos pequeños suele parecer lo más difícil del trabajo, pero no lo es. ¡Lo más difícil es mantener los
grupos funcionando y multiplicarlos!
Lo esencial que necesita la iglesia para comenzar un grupo pequeño son:

 Un líder para guiar el grupo.


 Una familia de la iglesia dispuesta a abrir su casa.
 Por cada grupo pequeño debe haber un líder que se encargará de guiar las reuniones, impartir el estudio bíblico y
acompañar —cuidando y alentando— a los integrantes del grupo. La familia anfitriona debe proveer el lugar
adecuado con las comodidades necesarias para la reunión (puede incluir el refrigerio).
 No es necesario abrir muchos grupos a la vez. Lo ideal es comenzar con tantos grupos como la iglesia tenga la
capacidad. Eso puede significar diez grupos o dos, dependiendo de cada caso. El número de grupos no es lo más
importante, sino comenzar.
 Tal vez en una iglesia solo haya un hermano preparado para iniciar un grupo pequeño. Eso no es un problema
realmente.
Si este trabaja coordinadamente bajo la supervisión de los pastores, él puede:

1. Iniciar el grupo.
2. Formar un aprendiz dentro del grupo (puede tomar tres meses de tiempo).
3. Encargar el grupo al aprendiz que ha formado.
4. Retirarse del grupo para abrir uno nuevo.
5. Repetir el proceso.
6. Un solo líder puede iniciar —no sin esfuerzo y dependencia de Dios— hasta cuatro grupos pequeños en un año. De
modo que, si una iglesia cuenta con cinco posibles líderes y las casas abiertas, las posibilidades de crecimiento son
muy grandes... ¡hasta veinte grupos pequeños al final del año! El éxito de los grupos pequeños depende de la
efectividad de sus líderes.

¡Importante!

El lugar: Debe ser accesible, cómodo, libre de distracciones, con buena luz y ventilación. La mejor ubicación es
tener a todos en un círculo.

La primera reunión: Es importante conocerse, tal vez con unos testimonios. Orar brevemente, explicar el porqué de
reunirse y cómo serán los estudios. Pasar un tiempo ayudándoles a hacer el primer estudio: asegurarse que cada
uno tiene una Biblia, cómo buscar citas bíblicas, cómo contestar con sus propias palabras y compartir lo que han
descubierto.

Los compromisos mutuos del grupo:

De parte de los integrantes

 Venir siempre.
 Llegar a tiempo.
 Venir preparados.
 Usar la Biblia.
 Orar mucho.

De parte del líder


 No presionarles a seguir.
 Terminar a tiempo.
 No dominar, sino facilitar.
 Usar la Biblia.
 Orar mucho.
En conclusión, los grupos pequeños pueden ser una herramienta poderosa para el crecimiento de la iglesia, una
vez que comprendemos el valor y la necesidad de trabajar de cerca y de manera directa con las personas

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