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Esquizofrenia
 Síntomas y causas
 Diagnóstico y tratamiento
 Médicos y departamentos

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Descripción general

La esquizofrenia es un trastorno mental grave por el cual las personas


interpretan la realidad de manera anormal. La esquizofrenia puede provocar
una combinación de alucinaciones, delirios y trastornos graves en el
pensamiento y el comportamiento, que afecta el funcionamiento diario y puede
ser incapacitante.

Las personas que padecen esquizofrenia necesitan recibir tratamiento durante


toda la vida. El tratamiento temprano puede ayudar a controlar los síntomas
antes de que se desarrollen complicaciones más graves y puede mejorar el
pronóstico a largo plazo.

Síntomas

La esquizofrenia incluye una variedad de problemas en los pensamientos


(cognición), el comportamiento o las emociones. Los signos y síntomas pueden
variar, pero generalmente incluyen delirios, alucinaciones o habla
desorganizada, y refleja una capacidad alterada de desempeño. Los síntomas
pueden incluir lo siguiente:

 Delirios. Son creencias falsas que no se basan en la realidad. Por


ejemplo, piensas que te están lastimando o acosando, que ciertos gestos
o comentarios están dirigidos a ti, que tienes una capacidad o fama
excepcional, que otra persona está enamorada de ti o que se está por
producir una catástrofe importante. Los delirios se producen en la mayoría
de las personas con esquizofrenia.

 Alucinaciones. Implican ver o escuchar cosas que no existen. Sin


embargo, para la persona con esquizofrenia, tienen toda la fuerza y el
impacto de una experiencia normal. Las alucinaciones pueden producirse
en cualquiera de los sentidos, pero escuchar voces es la alucinación más
frecuente.

 Pensamiento (habla) desorganizado. El pensamiento desorganizado se


infiera a partir del habla desorganizada. La comunicación eficaz puede
verse afectada, y puede que las preguntas no estén relacionadas a las
preguntas o lo estén parcialmente. En casos poco frecuentes, el habla
puede incluir la unión de palabras sin sentido que no pueden
comprenderse, lo que suele llamarse ensalada de palabras.

 Comportamiento motriz extremamente desorganizado o


anormal. Esto puede manifestarse de diferentes maneras, desde
comportamiento aniñado hasta agitación impredecible. El comportamiento
no se centra en un objetivo, por lo cual cuesta realizar tareas. El
comportamiento puede incluir resistencia a las instrucciones, posturas
inadecuadas o extrañas, una falta completa de respuesta o movimiento
inútil y excesivo.

 Síntomas negativos. Esto hace referencia a la incapacidad o capacidad


reducida para desempeñarse normalmente. Por ejemplo, la persona
puede descuidar la higiene personal o parecer falta de emociones (no
hace contacto visual, no cambia de expresiones faciales o habla en forma
monótona). Además, la persona puede perder el interés en las actividades
cotidianas, retraerse socialmente o perder la capacidad de experimentar
placer.

El tipo y la gravedad de los síntomas pueden variar con el tiempo, con períodos
de empeoramiento y de desaparición de los síntomas. Algunos síntomas
pueden estar siempre presentes.

En los hombres, los síntomas de esquizofrenia generalmente comienzan entre


los 20 y los 25 años. En las mujeres, los síntomas generalmente comienzan
después de los 25 años. Es poco frecuente que se diagnostique esquizofrenia
en niños y muy poco frecuente en personas mayores de 45.

Síntomas en adolescentes

Los síntomas de la esquizofrenia en adolescentes son similares a los de los


adultos, pero puede ser más difícil reconocer la afección. Esto puede deberse
en parte a que algunos de los síntomas tempranos de la esquizofrenia en
adolescentes son comunes para el desarrollo normal en la adolescentes, por
ejemplo los siguientes:

 Retraerse de los amigos y la familia

 Caída en el desempeño escolar

 Trastornos del sueño


 Irritabilidad o depresión

 Falta de motivación

En comparación con los síntomas de la esquizofrenia en adultos, en los


adolescentes sucede lo siguiente:

 Tienen menos probabilidad de tener delirios

 Tienen más probabilidad de tener alucinaciones visuales


Cuándo consultar con el médico

Las personas con esquizofrenia no suelen ser conscientes de que sus


dificultades provienen de un trastorno mental que requiere atención médica.
Por lo tanto, son los familiares o amigos quienes deben ayudarlas.

Cómo ayudar a alguien que podría tener esquizofrenia

Si piensas que alguien que conoces podría tener síntomas de esquizofrenia,


habla con la persona sobre sus preocupaciones. Si bien no puedes obligar a
alguien a que busque ayuda profesional, puedes ofrecer a tu ser querido apoyo
y ayuda para encontrar un médico o un médico o profesional de salud mental
capacitados.

Si tu ser querido es un peligro para sí mismo o para otros o no puede


procurarse sus propios alimentos, vestimenta o un lugar donde quedarse, tal
vez debas llamar al 911 o a otros servicios de respuesta ante emergencias
para que ayuden a que tu ser querido pueda ser evaluado por un profesional de
la salud mental.

En algunos casos, puede ser necesaria una internación de emergencia. Las


leyes sobre el sometimiento involuntario a tratamientos para la salud mental
varían de un estado a otro. Puedes comunicarte con los organismos de salud
mental de tu comunidad o los departamentos de policía de tu zona para
obtener detalles.

Pensamientos y comportamientos suicidas

Los pensamientos y comportamientos suicidas son frecuentes en personas con


esquizofrenia. Si tienes un ser querido que está en riesgo de intentar suicidarse
o ya tuvo un intento, asegúrate de que alguien se quede con esa persona.
Llama al 911 o al número local de emergencias de inmediato. O, si puedes
hacerlo de manera segura, lleva a la persona a la sala de urgencias del hospital
más cercano.

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Causas

No se conocen las causas de la esquizofrenia, pero los investigadores piensan


que la combinación de la genética, la química del cerebro y el ambiente
contribuye al desarrollo de este trastorno.

Los problemas con ciertos químicos del cerebro que se producen naturalmente,
como los neurotransmisores llamados dopamina y glutamato, pueden contribuir
a la esquizofrenia. Los estudios de imágenes cerebrales muestran las
diferencias en la estructura del cerebro y el sistema nervioso central de las
personas con esquizofrenia. Si bien los investigadores no están seguros de la
importancia de estos cambios, estos indican que la esquizofrenia es una
enfermedad mental.

Factores de riesgo

Si bien se desconoce la causa precisa de la esquizofrenia, ciertos factores


parecen aumentar el riesgo de desarrollar o desencadenar la esquizofrenia,
incluidos los siguientes:

 Tener antecedentes familiares de esquizofrenia

 Aumento de la activación del sistema inmunitario, como por ejemplo, a


causa de una inflamación o de enfermedades autoinmunitarias

 Edad adulta avanzada del padre

 Algunas complicaciones del embarazo y del nacimiento, como la


desnutrición o la exposición a toxinas o virus que pueden impactar en el
desarrollo del cerebro

 Tomar drogas que alteran la mente (psicoactivas o psicotrópicas) durante


la adolescencia y la juventud

Complicaciones
Si no se trata, la esquizofrenia puede generar graves problemas que afectan
todas las áreas de la vida. Las complicaciones provocadas por la esquizofrenia
o que se relacionan con esta incluyen las siguientes:

 Suicidio, intentos de suicidio o ideación suicida

 Autolesión

 Trastornos de ansiedad y trastorno obsesivo compulsivo (TOC)

 Depresión

 Consumo abusivo de alcohol u otras drogas, incluido el tabaco

 Imposibilidad de trabajar o asistir a la escuela

 Problemas económicos y legales, y falta de vivienda

 Aislamiento social

 Problemas médicos y de salud

 Victimizarse

 Conducta agresiva, aunque es poco frecuente

Prevención

No hay una manera segura de prevenir la esquizofrenia; sin embargo, seguir el


plan de tratamiento puede ayudar a prevenir las recaídas o el empeoramiento
de los síntomas. Además, los investigadores esperan que, al obtener mayor
información sobre los factores de riesgo de la esquizofrenia, se puedan generar
un diagnóstico y un tratamiento más rápidos.

Escrito por el personal de Mayo Clinic


Introducción
La depresión, también conocida como trastorno depresivo mayor o
depresión unipolar, es una enfermedad mental capaz de causar
numerosos síntomas psicológicos y físicos. Su síntoma más
conocido es una tristeza profunda y prolongada, que no significa
que toda tristeza necesariamente esté relacionada con un cuadro
de depresión.

La mayoría de los adultos con trastorno depresivo nunca llega a


ser evaluada por un psiquiatra, puesto que a menudo los síntomas
no se reconocen correctamente. Esta confusión ocurre inclusive
entre los médicos no acostumbrados a tratar problemas
relacionados con la salud mental. Los estudios demuestran que
más de la mitad de los pacientes con depresión, atendidos por
clínicos generales por presentar síntomas físicos de depresión,
tales como dolor, insomnio o fatiga crónica, terminan no siendo
reconocidos como tal. El diagnóstico correcto surge solamente
después de meses o años de síntomas y varias consultas a
distintos médicos.

¿Qué es depresión?
El trastorno depresivo mayor es una enfermedad psiquiátrica
crónica, muy común, caracterizada por un cambio en el estado de
ánimo del paciente, que lo deja triste más allá de
normal, desalentado, sin energía, con baja autoestima y dificultad
de ocuparse de su vida personal y profesional.

La depresión fue una enfermedad muy incomprendida durante


décadas, lo que llevó a malas interpretaciones sobre sus causas y
síntomas, llevando a una estigmatización de sus portadores.
Inclusive hoy en día es común encontrar personas con depresión
que no acepten su diagnóstico o familiares/amigos que tratan al
paciente deprimido como alguien mentalmente débil, incapaz de
superar las dificultades de la vida. Uno no debe tratar al paciente
deprimido como alguien simplemente triste, incapaz de
reaccionar.

Más que una tristeza, la depresión no es una debilidad o falta de


disciplina, ni es algo que el paciente pueda simplemente resolver
sólo con sus propias ganas. Para el deprimido, dejar de estar
triste no es como el fumador que intenta dejar el cigarrillo; no se
trata de tomar la decisión y permanecer fiel a ella. La depresión
es una enfermedad crónica que requiere tratamiento a largo
plazo, como diabetes o hipertensión. Igual como nadie deja de
ser diabético, solamente con fuerza de voluntad y pensamiento
positivo, la depresión necesita ayuda médica para ser controlada.

El trastorno depresivo puede surgir en cualquier etapa de la vida,


desde la infancia hasta la vejez. Es una enfermedad tan común
que se estima que un 12% de los hombres y hasta un 25% de las
mujeres presentarán cierto grado de depresión durante toda su
vida. Esta enfermedad es dos veces más común en las mujeres
que los hombres y es más común en adultos jóvenes que en
adultos mayores.

Diferencias entre tristeza y depresión


El término deprimido se utiliza a menudo como sinónimo de
tristeza. Tristeza y depresión son cosas diferentes. De hecho, la
tristeza suele ser uno de los síntomas de la depresión, pero
solamente ella no es suficiente para el diagnóstico.

La tristeza es una reacción normal y esperada para muchas


situaciones, como la muerte de un ser querido, el final de una
relación amorosa, la pérdida de empleo, etc. Es completamente
normal el individuo pasar unos días o semanas triste después de
situaciones de pérdida. Esto no se considera un trastorno
depresivo mayor.

Para ser depresión el cuadro de tristeza debe ampliarse y superior


al normal, siendo lo suficiente como para interferir con las
actividades diarias, reduciendo la capacidad de cuidar de sí
mismo, estorbando las relaciones, perjudicando sus labores
profesionales, etc. Si pierdes a un familiar y te sientes triste por
semanas, esto es normal. Pero si esta tristeza es tan intensa que
semanas después de la pérdida aún no puedes retomar tu vida en
cuestiones básicas, tales como trabajo, mantener la higiene
personal, doméstica, esto puede ser depresión.

En la tristeza, el individuo generalmente presenta períodos de


mejora durante el día, logrando olvidar por momentos la causa de
su tristeza, como, por ejemplo, durante la visita de un ser querido.
En la depresión, la sensación es continua y no alivia con la ayuda
de los demás. La depresión causa, generalmente, un sentido de
culpa, pero sin ninguna razón aparente. Los deprimidos sienten
una gran culpa, pero no saben explicar la razón.

Es bueno señalar que el paciente deprimido no siempre presenta


a amigos y familiares aquél clásico comportamiento de excesiva
tristeza. El trastorno depresivo puede ser más sutil, que se
manifiesta como pérdida de interés en actividades previamente
agradables, ausencia de planes para el futuro, cambios en el
patrón de sueño, aislamiento social o baja autoestima. Para estar
deprimido no tienes que pasar todo el día en la cama llorando.

La tristeza siempre tiene una causa, la depresión no. Obviamente,


la muerte de alguien cercano puede desencadenar un trastorno
depresivo, pero no siempre situaciones tristes necesitan ocurrir
para el individuo iniciar una depresión.

Causas
Así como ocurre en varios trastornos psiquiátricos, no hay
ninguna causa para la depresión. La enfermedad parece ser
causada por la interacción de varios factores, sean físicos o
psicológicos.
FACTORES ORGÁNICOS RESPONSABLES DE LA
DEPRESIÓN

La depresión no surge solamente en razón de problemas


emocionales o psicológicos. Ya se han reconocido varios factores
de riesgo y causas orgánicas para el trastorno depresivo mayor.

1.1 – Genética

Personas que tienen familiares con depresión tienen un mayor


riesgo de padecer también de la enfermedad, indicando que hay
una vulnerabilidad a la depresión que puede ser heredada
genéticamente. De hecho, tener parientes cercanos con otros
trastornos psiquiátricos, como trastorno de pánico, trastornos
afectivos o inclusive alcoholismo, también son factores de riesgo
para la depresión.

A pesar de intensos estudios en el área, todavía no se logró


identificar los genes responsables de la vulnerabilidad a la
depresión.

A pesar de la herencia genética, que parece ser un factor


importante, ella sola no es suficiente para desencadenar la
enfermedad. Esto se prueba fácilmente a través de estudios de
hermanos gemelos idénticos, donde se vio que hay concordancia
en solamente un 40% de los casos. Por lo tanto, otros factores,
aparte de la genética, son necesarios para presentarse el
trastorno depresivo.

1.2 – Neurotransmisores

El cerebro humano es una estructura altamente compleja, cuyo


funcionamiento depende de cientos de mediadores químicos.
Ahora sabemos que más trastornos psiquiátricos están
relacionados con al menos 5 de estos neurotransmisores:
noradrenalina, serotonina, dopamina, ácido gamma aminobutírico
(GABA) y acetilcolina.

La abundancia o carencia de algunos de estos neurotransmisores


en ciertas partes del cerebro pueden desencadenar graves
trastornos psiquiátricos y neurológicos. Ejemplos: una falta de
dopamina en ciertas áreas de la base del cerebro causa la
enfermedad de Parkinson. Ya la enfermedad de Alzheimer parece
estar relacionada con niveles bajos de acetilcolina en el cerebro.

La depresión se origina en un funcionamiento anormal de algunos


de estos neurotransmisores como dopamina, serotonina,
noradrenalina y GABA. Entre ellos, la serotonina parece tener el
papel más importante, estando habitualmente en bajos niveles en
pacientes con depresión.

1.3 – Uso de drogas o alcohol

Las enfermedades adictivas también están bajo la influencia de


estos neurotransmisores citados. El alcohol y las drogas ejercen
sus efectos incrementando la liberación de dopamina en el
cerebro, que causa euforia y una sensación agradable. El
problema es que el uso repetido de drogas o alcohol desensibiliza
el sistema de la dopamina, haciendo que el mismo se acostumbre
a la presencia de estas sustancias. Así, personas adictas
necesitan más y más de drogas o alcohol para lograr el mismo
grado de satisfacción, pudiendo quedarse deprimidas cuando
están fuera del efecto de estas sustancias. El cerebro se
acostumbra a vivir con niveles cada vez mayores de
neurotransmisores estimulantes, haciendo con que los niveles
normales no sean suficientes para controlar el estado de ánimo
del individuo

1.4 – Cambios del cerebro

Además de la reducción de la concentración de


neurotransmisores, pacientes con trastorno depresivo crónico
también exhiben cambios en la anatomía del cerebro, como la
reducción del volumen del lóbulo frontal y del hipocampo.

Estudios de neuroimagen muestran también cambios en el


funcionamiento de varias áreas del cerebro en personas con
depresión. Los investigadores descubrieron una zona de la
corteza prefrontal con una actividad anormalmente disminuida en
pacientes con este trastorno. Esta región está relacionada con la
respuesta emocional y tiene conexiones generalizadas con otras
áreas del cerebro responsables de regular los neurotransmisores
asociados al estado de ánimo, como noradrenalina, dopamina y
serotonina.
1.5 – Enfermedades del cerebro

Está cada vez más aceptada la relación entre el accidente


cerebrovascular (ACV) y la aparición de la depresión. Ahora
sabemos que la depresión que surge después de un accidente
cerebrovascular es causada no sólo por conmociones psicológicas
debido a notables consecuencias de accidente cerebrovascular,
como secuelas motoras o del habla. La propia lesión directa del
cerebro por el derrame cerebral aumenta el riesgo de la aparición
de la depresión, a pesar de las consecuencias del accidente
cerebrovascular no tener ningún gran efecto psicológico sobre el
paciente (lee: ACV – ICTUS CEREBRAL – Causas y Síntomas).

Además del ACV, varios otros trastornos neurológicos aumentan


el riesgo de depresión, incluyendo la enfermedad de Parkinson,
Alzheimer, esclerosis múltiple (lee: ESCLEROSIS MÚLTIPLE –
Síntomas y Tratamiento), epilepsias, tumores del cerebro y
traumatismos cranianos.

1.6 – Enfermedades crónicas

Pacientes con enfermedades crónicas son también más


vulnerables a la aparición del trastorno depresivo. Las más
comunes son: diabetes, enfermedades del corazón,
hipotiroidismo, SIDA, cirrosis, enfermedad inflamatoria intestinal,
lupus, artritis reumatoide, fibromialgia, entre otras.

FACTORES PSICOLÓGICOS ASOCIADOS CON LA


DEPRESIÓN

Tensiones emocionales son un disparador importante para el


inicio de la depresión. A menudo, un evento traumático es el
factor que falta a un individuo que es susceptible de desarrollar un
proceso depresivo.

2.1 – Traumas en la infancia

Traumas adquiridos en la infancia son un factor de riesgo


importante para el desarrollo de la depresión. Entre los traumas
están los abusos, la ausencia del padre, muerte de alguien
cercano, agresiones o falta de afecto por parte de los padres.
Relaciones problemáticas con padres, hermanos y compañeros
son comunes en niños y adolescentes con depresión. Adultos
depresivos a menudo informan poca participación paterna y
sobreprotección materna durante la primera infancia.

Niños que han sufrido bullying también están en mayor riesgo de


convertirse en adultos depresivos.

2.2 – Tensiones emocionales

Aunque el trastorno depresivo pueda presentarse sin ningún


factor precipitante emocional, estreses y pérdidas personales sin
duda aumentan el riesgo. Pérdida de seres queridos son
importantes factores de riesgo en individuos más jóvenes. En los
ancianos con matrimonios largos, la pérdida del esposo o esposa
es, frecuentemente, un evento desencadenante de la depresión.

Dolor crónico, enfermedades crónicas, incapacidad y enfermedad


que dejan secuelas también pueden llevar a la depresión.

Aislamiento social, exceso de críticas excesiva y cargos por la


familia, dificultad económica persistente, separación conyugal o
baja autoestima también son factores comunes.

Tener contacto estrecho y frecuente con una persona deprimida


también aumenta el riesgo de depresión.

2.3 – Depresión postparto

La depresión postparto es un tipo de trastorno depresivo que


algunas mujeres desarrollan después del parto. La mayoría de las
mujeres con depresión posparto comienza a mostrar síntomas en
el primer mes de vida del bebé, pero algunas tardan hasta 12
meses para el desarrollo de la depresión. Cerca del 10% de las
madres sufren de depresión posparto.

En los primeros 2 o 3 días después de tener un bebé, muchas


mujeres tienden a presentar un tipo leve de depresión postparto,
llamada tristeza postparto o melancolía postparto. Este cuadro
afecta hasta el 80% de las madres y se caracteriza por cambios
de humor, irritación, dificultades de concentración, insomnio y
ataques de llanto.
La melancolía postparto se produce por cambios hormonales que
vienen con el final del embarazo y por estrés psicológico causado
por la responsabilidad de cuidar de un recién nacido, asociado
con el agotamiento físico que la tarea causa. En la mayoría de los
casos, la tristeza postparto desaparece en 2 o 3 semanas.

La depresión postparto es un cuadro más importante que la


melancolía posparto, durando más tiempo y presentando síntomas
más severos. Mujeres con antecedentes de depresión son más
propensas a tener depresión postparto que las mujeres que nunca
han estado deprimidas.

Mujeres con depresión posparto generalmente no pueden dormir,


inclusive cuando sus bebés duermen. Además, se presentan muy
enojadas, incapaces de cuidar del bebé, con grave sentimiento de
culpa y con la sensación de no tener lazos emocionales con el
nuevo bebé.

La depresión postparto puede llevar la madre a tener


pensamientos de daño a sí mismo y al bebé; en la mayoría de los
casos, sin embargo, la madre puede reconocer al absurdo de la
idea, teniendo capacidad de controlar este extraño pensamiento.

La depresión postparto puede desaparecer espontáneamente; no


obstante, la ayuda médica es importante, porque en algunos
casos el trastorno depresivo no mejora con el tiempo y hay
riesgos de la madre causar problemas a su hijo.

Síntomas
El trastorno depresivo es una condición que puede manifestarse
de varias maneras. La forma más común se llama trastorno
depresivo mayor, también conocida como depresión. Otro
bastante común es la depresión crónica, que recibe el nombre de
distimia. Otros tipos de depresión que pueden ocurrir son
trastorno bipolar, depresión estacional, depresión reactiva,
depresión atípica, depresión posparto y depresión menor.

La depresión mayor generalmente presenta por lo menos cinco de


los nueve síntomas enumerados a continuación, uno de ellos es la
tristeza o la pérdida de interés en actividades diarias.
1- Tristeza durante la mayor parte del día, particularmente en la
mañana.
2- Pérdida de interés en actividades diarias.
3- Cambios significativos en el apetito y/o del peso (puede ser
aumento o disminución).
4- Insomnio o sueño excesivo.
5- Intranquilidad o letargo.
6- Fatiga o falta de energía, persistente.
7- Sentimientos de inutilidad o culpa.
8- Incapacidad para concentrarse e indecisión.
9- Pensamientos recurrentes sobre muerte o suicidio.

Para ser considerado un criterio para trastorno depresivo mayor,


los síntomas mencionados deben ser diarios y deben estar
presentes durante más de 2 semanas consecutivas.

Explicamos más detalladamente los síntomas de la depresión


mayor, distimia y depresión reactiva en un artículo separado, que
se puede acceder a través del siguiente enlace: SÍNTOMAS DE
LA DEPRESIÓN.

Diagnóstico
El diagnóstico de depresión se hace, preferiblemente, por un
psiquiatra y se basa en los síntomas, la duración y los efectos
globales que causan en la vida del paciente. No hay, actualmente,
ninguna prueba de laboratorio ni de imágenes para identificar la
depresión, aunque algunas pruebas de sangre puedan ser hechas
para descartar otras enfermedades con síntomas similares, como
el hipotiroidismo, por ejemplo (Lee: HIPOTIROIDISMO – Tiroiditis
de Hashimoto).

El diagnóstico de depresión mayor requiere que los síntomas sean


suficientemente severos como para interferir con las actividades
diarias del paciente y la capacidad para cuidarse, mantener
relaciones, participar de actividades de trabajo, etc. El diagnóstico
también requiere que los síntomas se produzcan de forma diaria
durante al menos dos semanas.

Después del diagnóstico es importante intentar identificar


pensamientos suicidas para instituirse el tratamiento apropiado
tan pronto como sea posible.
Tratamiento
El tratamiento inicial de la depresión mayor debe incluir los
medicamentos antidepresivos y la psicoterapia, que puede
hacerse con un psiquiatra o un psicólogo.

Estudios demuestran que el tratamiento combinado


(medicamentos +psicoterapia) es más eficaz que el tratamiento
aislado con una sola de las dos opciones. La psicoterapia y los
medicamentos antidepresivos son igualmente eficaces, pero la
psicoterapia tiene una mayor relevancia a largo plazo, porque
ayuda el paciente a desarrollar nuevas maneras de abordar los
síntomas, así como una mayor capacidad para racionalizar y
adaptarse a los problemas de la vida.

Medicamentos antidepresivos

Hay docenas de fármacos con acción antidepresiva en el


mercado. En la actualidad, las clases más comúnmente usadas
son:

 Inhibidores selectivos de recaptación de serotonina (ISRS o


SSRI) – por ejemplo, Citalopram, Escitalopram, Fluoxetina,
Paroxetina y Sertralina.
 Inhibidores selectivos de recaptación de serotonina y
noradrenalina (ISRSN o SNRI) – Por ejemplo, Venlafaxina,
Duloxetina, Milnacipran y Desvenlafaxina.
 Antidepresivos atípicos – p. ej., Mirtazapina, Bupropiona,
Trazodona y Nefazodona.
Los inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO) y antidepresivos
tricíclicos (ej. amitriptilina, nortriptilina, seleginina e imipramina)
son los fármacos más antiguos, que actualmente son poco
utilizados en el tratamiento de la depresión en virtud de presentar
demasiados efectos secundarios.

Generalmente, los médicos inician el tratamiento de la depresión


con un inhibidor de la recaptación de serotonina (ISRS o SSRI),
siendo esta una clase segura de antidepresivos y con baja tasa de
efectos secundarios. Los inhibidores de recaptación de serotonina
y noradrenalina (ISRS o SSRI) también son una buena alternativa
para el inicio del tratamiento.
No hay ninguna receta mágica que pueda ser aplicado a todos los
pacientes con depresión. El medicamento a ser elegido depende
de las características clínicas y de las condiciones económicas
del individuo. Por ejemplo, si el paciente, así como la depresión,
tiene problemas para dormir, drogas que causan somnolencia,
tales como la mirtazapina pueden ser la mejor opción.

Los antidepresivos pueden tardar para alcanzar su efecto


completo, muchas personas solamente comienzan a sentirse
mejor después de dos semanas. Sin embargo, para sentir el
efecto completo de la droga, el paciente puede llevar hasta 6 a 12
semanas. Aun así, si el paciente no mencionar alivio de sus
síntomas después de cuatro semanas de tratamiento, el psiquiatra
puede aumentar la dosis, añadir un nuevo medicamento o
simplemente sustituir el anterior. Es importante tener en cuenta
que la respuesta a los antidepresivos es individual y que el
tratamiento puede llevar semanas para ajustarse.

La aparición de efectos secundarios puede ser una razón para el


reemplazo del producto. Algunos efectos secundarios
desaparecen con el tiempo, pero otros no. Encontrar el
medicamento correcto o la combinación de medicamentos en
ciertas dosis, a veces lleva tiempo y es necesario un poco de
tentativa y error. Lo importante es no desanimar.

Referencias bibliográficas:
 Unipolar depression in adults: Clinical features – UpToDate.
 Unipolar major depression in adults: Choosing initial
treatment – UpToDate.
 American Psychiatric Association. Diagnostic and Statistical
Manual of Mental Disorders, Fifth Edition (DSM-5), American
Psychiatric Association.
 Depression – The National Institute of Mental Health (NIMH).
 What Is Depression? – American Psychiatric Association.
 Depression – Anxiety and Depression Association of America

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