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Acción social:
Conducta humana con sentido subjetivo, en otras palabras, el individuo tiene una
“conexión de sentido”, un significado subjetivo construido a partir de la relación con
los otros, de allí que es social tanto la acción como la relación.
Relación social:
Consiste sola y exclusivamente en que la probabilidad de que una forma determinada
de conducta social de carácter reciproco, por su sentido, haya existido, exista o pueda
existir. El sentido que le ponen los partícipes en la acción mutuamente referida, no es
el mismo necesariamente puesto que puede ser por ambos lados objetivamente
unilateral u objetivamente bilateral cuando el sentido de la acción se corresponda en
ambos partícipes. El carácter de la relación social puede ser enteramente transitorio o
bien implicar permanencia. Asimismo, el contenido de sentido, tampoco es estático,
sino que puede variar, creando así una nueva relación o continuando la anterior con
un nuevo sentido, pudiendo ser además en parte permanente y en parte variable. De
esto se deduce que, en la relación social, el sentido subjetivo mentado es
objetivamente unilateral o bilateral, variable o permanente -o ambos en parte, y posible
de ser pactado.
El uso y la costumbre:
Ambos se entienden como el desarrollo de una acción repetida por un mismo sujeto y
extendida a muchos otros, cuyo sentido mentado es típicamente homogéneo, y son,
por tanto, regularidades de hecho observables en la acción. El uso es la probabilidad
de una regularidad en la conducta dada en el ejercicio de hecho, mientras que la
costumbre, es este ejercicio de hecho que descansa en un arraigo duradero.
Convención y derecho:
Un orden tiene convención cuando su validez está garantizada por la reprobación
general a la conducta discordante y es derecho cuando está garantizado externamente
por la probabilidad de la coacción física o psíquica ejercida por un cuadro de individuos
instituidos con el fin de obligar la observancia a ese orden o castigar su trasgresión.
Orden legítimo:
Es el orden existente representado como legítimo en donde la validez de este orden,
que demanda un compromiso orientado por el sentimiento del deber, está únicamente
en aquella probabilidad de orientarse por esta representación. Entendido como
contenido de sentido de una relación social, en la que acción se orienta por máximas
que pueden ser señaladas, la validez de este orden se da cuando la orientación de
hecho de estas máximas, aparecen válidas para la acción, es decir, como obligatorias
o como modelos de conducta. No obstante, el individuo puede orientar su conducta en
diversos órdenes contradictorios, incluso dentro de una misma acción.
Lucha:
En la lucha, la acción se orienta por el propósito de imponer la propia voluntad contra
la resistencia de la otra u otras partes. Se debe distinguir la lucha de los individuos por
la supervivencia, de la lucha y selección de las relaciones sociales.
Comunidad y Sociedad:
La comunidad se inspira en el sentimiento subjetivo, afectivo o tradicional, de los
partícipes de constituir un todo. En la sociedad la acción social se inspira en una
compensación de intereses por motivos racionales o en una unión de intereses con
igual motivación.
Solidaridad y representación:
La solidaridad como consecuencia para los partícipes dela relación social, comporta
el que toda acción de cada uno se impute a todos lo demás. Cuando solamente la
acción de un participe determinado se imputa a los demás estamos hablando entonces
de representación.
Asociación:
Relación social con una regulación limitadora hacia fuera cuando el mantenimiento de
su orden está garantizado por la conducta de determinados hombres, destinada en
especial a ese propósito: un dirigente o un cuadro administrativo. La asociación puede
ser autónoma o heterónoma, autocéfala o heterocéfala.
Empresa:
Acción que persigue fines de una determinada clase de un modo continuo.
Asociación de empresa:
Una sociedad con un cuadro administrativo continuamente activo en la prosecución
de determinados fines.
Instituto:
Asociación cuyas ordenaciones estatuidas solo pretenden validez para los que son
sus miembros por libre decisión.
Orden administrativo y regulador:
Es el que regula la acción de la asociación. Los órdenes instituidos en una sociedad
pueden nacer por pacto libre o por otorgamiento-imposición y sometimiento.
Poder y Dominación:
El concepto de poder es sociológicamente amorfo, pero puede ser definido como la
probabilidad de imponer la propia voluntad dentro de una relación social, aún contra
toda resistencia y cualquiera que sea el fundamento de esa probabilidad. En cambio,
dominación es la probabilidad de que un mandato de determinado contenido sea
obedecido.
LA ÉTICA PROTESTANTE
La ética protestante y el espíritu del capitalismo, defiende la tesis de que el
origen del espíritu del capitalismo tiene un fundamento religioso,
concretamente en el calvinismo (ascetismo protestante). Max Weber parte de
esta premisa después de analizar varias religiones como el catolicismo, el
luteranismo y otras variantes del protestantismo como el pietismo, el
metodismo o el baptismo.
Esta es básicamente la explicación al porqué los países o comunidades
protestantes producen y tienen más dinero que los católicos. Y es que en el
calvinismo se entiende el trabajo como un fin en sí mismo. Sin embargo, en el
catolicismo, se piensa más en la vida o en el “trabajar para vivir”.
Pero antes de explicar este nexo, Weber explica lo que entiende por “espíritu”
del capitalismo. Para definir este “espíritu”, Weber acude a dos textos de
Benjamín Franklin, en los que encuentra de manera condensada lo que él
entiende por “espíritu” del capitalismo, es decir por esa nueva mentalidad
económica que se forma en la edad moderna.
Weber encuentra en los textos de Franklin la formulación de una ética que
considera como un deber moral el ganar dinero, prescindiendo de toda
consideración ningún interés de tipo individual como la felicidad o el placer del
individuo. Ganar dinero se convierte en un fin en sí mismo, al que todos los
demás fines le están subordinados, y se ancla en el fondo de la personalidad.
Lo primero que destaca Weber de esta nueva mentalidad económica, es que no
está generada por el propio desarrollo del sistema capitalista de producción,
pues esta nueva mentalidad se dio en territorios sin un sistema capitalista
desarrollado y estuvo ausente en épocas y regiones con avanzado sistema
capitalista.
La pregunta por su origen, por tanto, se vuelve decisiva. Asimismo, lo que llama
poderosamente la atención en la mentalidad capitalista es el elemento de
irracionalidad que contiene: la entrega absoluta al trabajo. Este origen irracional
es el que le interesa a Weber. Weber llega al estudio de las confesiones
religiosas, pues en los siglos XVI y XVII sólo una fe religiosa podía tener la
fuerza para poder desarrollar e imponer una nueva mentalidad opuesta al
tradicionalismo.
Y después de explicar que ni el luteranismo ni el catolicismo desarrollaron una
concepción del trabajo como “profesión” como la implicada en el “espíritu”
capitalista, desemboca en el estudio del protestantismo ascético. Será aquí, en
el protestantismo ascético de raíz calvinista, donde Weber encuentra finalmente
el fundamento religioso de esa idea del trabajo como “profesión” superadora
de la mentalidad económica tradicional.
Por otro lado, después de haber mostrado que el protestantismo ascético
desarrolló una racionalización del modo de vida con miras religiosas, Weber
analiza la influencia de este ascetismo sobre el capitalismo. La conclusión final
a la que llega su investigación es que “el modo de vida racional sobre la base
de la idea de profesión, que es uno de los elementos constitutivos del espíritu
capitalista, nació del ascetismo cristiano.
Sin embargo, se produjo más adelante una desaparición de ese espíritu
capitalista originario en el sistema capitalista actual: el espíritu de ese
ascetismo originario se ha escapado del sistema, y quién sabe si para siempre,
pues el capitalismo actual funciona con otra base que ya no necesita de ese
espíritu como motor.
Hay que dejar claro por otro lado, que espíritu y sistema capitalista no son lo
mismo.
Por tanto, esta mentalidad económica según la cual la actividad de ganar dinero
se le presenta al hombre como algo absoluto, como un deber, es para Weber la
impulsora del desarrollo del capitalismo moderno. Ergo, “el trabajo como
acreditación de la gracia” (ética calvinista).
Weber hace un interesante resumen de las siguientes religiones:
Catolicismo: En los países católico – latinos, según Weber, no se desarrolló el
concepto de una actividad económica a la que el hombre estuviera totalmente
entregado, ni se creó una palabra para denominarlo. Los países protestantes,
por el contrario, sí desarrollaron el concepto de una actividad económica que
encierra en sí misma una significación religiosa. A la actividad de esas
características la denominaron los alemanes, desde Lutero, Beruf. Esta palabra
se refiere al concepto de esa actividad productiva dotada en sí misma de un
sentido religioso.
Esta ausencia en el catolicismo de un concepto que se refiera a la actividad del
hombre en el mundo como portadora en sí misma de un sentido religioso la
explica Weber por la diferenciación esencial que establece la doctrina católica
entre el ámbito de los preacepta (el conjunto de normas que contiene el modo
de vida exigible a todos los cristianos en general) y el de los consilia evangelica
(el conjunto de normas para lograr la perfección cristiana, sólo exigible a los
monjes).
Esta diferencia radical entre una ética para los monjes y una ética para la masa
de cristianos no permitía desarrollar una valoración positiva de la actividad
económica, pues el modo de vida del monje seguía ostentando el máximo nivel
de la excelencia cristiana.
Pero la vida del monje, ideal supremo de vida cristiano, quedaba fuera del
mundo. El modelo de vida del cristiano ordinario, por el contrario, no requería
desarrollar una conducta sistematizada, en la que todas las acciones estuvieran
sometidas al autocontrol. Por tanto, el trabajo productivo en el mundo no está
integrado en una dimensión religiosa positiva.
Luteranismo: El luteranismo por el contrario, dio un paso decisivo para el
nacimiento de una nueva concepción del trabajo y de la actividad profesional.
La aportación de Lutero reside en que no sólo comienza a utilizar la palabra
Beruf con un nuevo sentido profano (antes sólo había tenido el sentido religioso
de “llamada”) sino que desarrolla toda una concepción nueva del trabajo
cotidiano al considerar precisamente que el cumplimiento del mismo tiene una
cualidad moral: al trabajo cotidiano se le dota de una significación religiosa al
ser considerado como el único medio para vivir de manera grata a Dios.
Por tanto, para el luteranismo, todos los cristianos son iguales por el bautismo,
borrando así la diferenciación católica tradicional en el ámbito de los preacepta
y el de los consilia evangelica y eliminando, consiguientemente, la superioridad
del ideal de vida cristiana del monje sobre la del cristiano en el mundo.
Por otro lado, Weber destaca que el luteranismo no llega a desarrollar una idea
de profesión afín a la implicada en la mentalidad capitalista, pues Lutero
considera que cualquier tipo de actividad o de profesión es buena para la
salvación del cristiano. La salvación se produce por la sola fe sin la
colaboración de las buenas obras (rechazaban la santificación por las obras).
Hoy en día, el estado íntimo de esta vocación se ve condicionado, antes que nada,
porque la ciencia se encuentra en un estadio de especialización nunca antes conocido
y del que no habrá de salir jamás. Todas las tareas relacionadas con otras disciplinas,
se llevan a efecto con la obsesiva idea de que al especialista quizá se le están
suministrando cuestiones de provecho que a él le pasarían por alto probablemente
desde su aislado emplazamiento, aunque el trabajo propio en sí ha de quedar muy
incompleto.
En estos tiempos, la obra de verdadera importancia y definitiva es nada menos que la
del especialista. Aquel que no es capaz convencerse a sí mismo de que la salvación de
su alma está supeditada a la comprobación precisamente una hipótesis, no está
constituido para la ciencia.
Nunca experimentará la vivencia de la ciencia. Carente de pasión, tal persona carece
de vocación para la ciencia; es preferible que elija algo distinto a qué dedicarse, en
caso de existir esta pasión, por considerable, verdadera y profunda que sea, no es
suficiente para lograr un resultado. Es sólo una condición preliminar de la inspiración.
El trabajo y la pasión, si van unidos, pueden provocar la idea, pero ésta surge cuando
menos se espera y no cuando nosotros lo deseamos.
Entre la juventud está la idea de que la ciencia es ya sólo una cuestión de cálculo que
se lleva a cabo en laboratorios o en archivos estadísticos, valiéndose de la inteligencia,
sin poner el alma en algo, como un producto que se elabora.
La ocurrencia de un aficionado puede tener la misma trascendencia científica y aún
mayor que la de un especialista. El aficionado sólo se diferencia del especialista en que
carece aún de seguridad en los métodos de trabajo y es incapaz de valorar, enunciar
la idea y llevarla a la práctica.
De ningún modo es cierto que la inspiración juegue un papel más importante en la
ciencia que en la solución de los problemas prácticos a los que debe hacer frente un
empresario moderno, la embriaguez (en su connotación de manía platónica) e
inspiración. Debe considerarse como un don, el hecho de que alguien posea
inspiraciones científicas, como efecto de un destino inexplicable.
El afán de atesorar vivencias se trata de un tormento colectivo, cuando se supone que
esa codicia forma parte de una personalidad, y el afán de comportarse como si se
hubiese recibido ese don llega a convertirse en un substituto de las mismas vivencias.
En otro tiempo, lo que ahora se llama vivencia tenía el nombre de sensación. En lengua
alemana, esta idea era mucho más correcta que lo que actualmente se entiende por
vivencia.
En el terreno de la ciencia sólo posee personalidad quien se entrega pura y
simplemente al servicio de una causa.
LA OBJETIVIDAD COGNOSCITIVA
Los ideales de cultura que el individuo quiere realizar y los deberes éticos que
debe cumplir tienen dignidad distinta. Las cosmovisiones no son avance del saber
empírico. Los ideales supremos que mueven a los individuos, se muestran sólo en la
lucha con otros ideales, que son tan sagrados para otras personas como para
nosotros, los nuestros.
La línea media, se acerca más a la verdad científica que los ideales partidistas
de derecha o izquierda.Nada ha perjudicado más al interés de la ciencia que no se
quieran ver hechos incómodos y la dura realidad de la vida.
La revista, luchará por obtener normas prácticas de validez científica, que
tienden a ocultar sus propios criterios de valor, son peligrosas para una investigación
imparcial.
Una demostración científica será metódicamente correcta si puede ser
entendida por cualquier persona, incluso ajena a esa cultura.
La labor del autor es clara, es la de hacer una revista de ciencias sociales en la
medida a que debe buscarse la verdad. Surgirán dos tareas: La de que el autor como
los lectores, tengan conciencia, de cuales son los criterios empleados para medir la
realidad y obtener al juicio de valor.
Se trataran las leyes de la ciencia social, al ordenamiento conceptual de los
hechos y también de política social (ideales).
Lo segundo, es indicar al lector cuándo el autor calla y cuando comienza a
hablar el hombre como sujeto de voluntad, cuando surgen los argumentos científicos
y cuándo los sentimentales.
Esta revista apareció en una época donde ocupaban primer plano de las
discusiones de ciencia social , problemas relacionados a la clase obrera ( el contexto
de Alemania) Pero rechazo a toda tendencia, aunque adquirió un “carácter” a pesar de
su limitación a las discusiones científicas y a su invitación a los miembros de cualquier
sector político. Dadas las condiciones de Alemania, esto era inevitable.
Redunda todo en favor de la más amplia participación en las discusiones
científicas, ayudando a prestar a la revista y hasta conformó uno de los títulos que
justificaron su existencia.
Cuando distinguimos al juicio de valor y saber de experiencia, se presupone que
existía un tipo de conocimiento válido, o sea, el ordenamiento conceptual de la realidad
empírica en el campo de ciencias sociales.
Nuestra existencia física como la satisfacción de nuestras necesidades más
espirituales chocan con la limitación cuantitativa y la insuficiencia cualitativa de los
medios exteriores que se necesitan para ese fin. Y el trabajo, al par que la lucha contra
la naturaleza y la asociación con otros hombres, el hecho fundamental al que se ligan
todos los fenómenos caracterizados.
El carácter económico social de un fenómeno no es algo que se posea
objetivamente. Está condicionado por su interés cognoscitivo. Cada vez que un
proceso de la vida cultural está anclado en el hecho de que contiene un problema de
ciencia social, representa una tarea para una disciplina que se proponga distinguir el
alcance del hecho fundamental.
Dentro de los problemas economicos sociales se distinguen procesos y
complejos, normas e instituciones. Lo que ocurrirá como regla general, cuando
hablamos de instituciones creadas o utilizadas con fines económicos. Añadiendo
también, procesos de la vida religiosa que cobran su significación porque producen
efectos que nos interesan (fenómenos económicos permanentes)
Los fenómenos que no son económicos, que carecen de interés o lo tienen muy
escaso serán economicamentes condicionados, ya que sus relaciones no
“económicas” están determinadas por motivos económicos.
La influencia indirecta de las relaciones sociales, instituciones y agrupamientos
humanos sometidos a la presión de intereses se extiende a los ámbitos de cultura, los
fenómenos colectivos y las acciones singulares se confluyen por aquellos intereses.
La totalidad de los fenómenos y condiciones de vida de una cultura históricamente
dada opera sobre la configuración de las necesidades materiales. Tal totalidad, se
vuelve económicamente pertinente.
Nuestra ciencia en su regreso causal imputa a todos los fenomenos culturales
economicos, causas individuales, procurando un conocimiento histórico. A través de
las diversas interpretaciones de la cultura procura interpretaciones históricas desde
un punto de vista específico y da un cuadro parcial, una contribución introductoria para
el conocimiento histórico de la cultura.
Existe un problema económico social cuando se presentan las significaciones
de momentos problematicamente y el único modo de determinarla precisamente, es
usando los métodos de la ciencia económica social. Su ámbito de labor se conforma
por conflictos de intereses, producto del papel dominante que tiene la Economía en
muchos países.
El tratamiento práctico de las relaciones obreras fue objeto permanente en la
actividad legislativa y debate público, el centro de todo debió estar en la determinación
de las conexiones más universales en que se insertaban los problemas y debió
desembocar en el análisis de todos los problemas culturales producidos por el
escepticismo de las bases económicas.
El concepto de lo social, que aparenta tener un sentido general, muestra también
un significado particular, específico y a veces, indefinido. Su “ generalidad” consiste
en un carácter indeterminado que no puede dar ningún punto de vista específico donde
no puede dar significación de determinados elementos culturales.
El análisis de los fenómenos sociales de los procesos de cultura, desde su
condicionamiento y alcance económico ha conformado y construirá un principio
científico.
Hablando de Marx, Weber opina sobre la concepción materialista de la historia.
Ha de rechazarse esta concepción. El fin de esta revista deberá ser la interpretación
económica de la historia. Esta concepción, bajo la impresión del profundo significado
cultural de las transformaciones modernas y dominada por la cuestión obrera se
desliza en una concepción monista, sin conciencia crítica. Entre estas ideas no se
muestra el hecho, de que no quedan satisfechos en su necesidad de encontrar una
explicación causal de cierto momento histórico hasta no explicar sus causas
económicas partícipes o que aparentan serlo.
Todo aquello que en la realidad histórica no se deduce de motivos economicos
es considerado por no tener significado cientifico. Si se comprueba que en dos
situaciones históricas, iguales respecto de lo económico, se obtienen respuestas
distintas. Para mantener la supremacía de lo económico se reducen los momentos, a
la categoría de condiciones históricamente accidentales, en las que los motivos
económicos son causas.
Resulta decisivo asignar a las condiciones económicas, la clase de causas a las
que debe imputarse elementos específicos del fenómeno en cuestión, al que le damos
importancia en cada caso.
La ciencia social es una ciencia de realidad. Quiere comprender la realidad de la
vida que nos rodea, y estando inmersos (específicamente) quiere comprenderse la
conexión y significación cultural de sus manifestaciones individuales, como también,
las razones por las cuales ha llegado a ser así y no de otra forma.
Cualquier conocimiento conceptual de la realidad infinita por la mente humana
finita, descansa en el supuesto de que solo una parte finita de la realidad es objeto de
la investigación científica. Aquello que contienen las leyes en sí, lo único
científicamente esencial en ella, está demostrada la “legalidad” de una relación causal
obtenida mediante la inducción. Los elementos de la realidad individual que,
establecida la ley (quedan fuera de ellas) son residuos no elaborados científicamente
aún (que podrán ser perfeccionados por leyes o ser contingentes, dejados de lado y
ser inesenciales)
La realidad a la cual se aplican las leyes sigue siendo individual, no deducible
por leyes.
El interés de las ciencias sociales parte de la configuración real e individual, y
universal, deviene de condiciones sociales que a su vez, se presentan como
individuales. En estas ciencias, interesa, la tonalidad cualitativa de los procesos. Son
acciones conjuntas de procesos espirituales cuya comprensión es totalmente diferente
a las disciplinas naturales.
Con relación al conocimiento de la realidad, interesa la órbita en la que se
agrupan los factores, en un fenomeno historico y culturalmente significativo. Si se
quiere explicar causalmente, debemos recurrir a leyes y comprobarlas.
Las tareas a realizar, para alcanzar al conocimiento, serían:
● Comprobar esas leyes y factores hipotéticos.
● Analisis y exposicion ordenadora de la configuración individual dada
históricamente de aquellos factores y su acción recíproca condicionada y
significativa. Reconocer el fundamento e índole del conocimiento.
● Indagar las propiedades individuales significativas para el presente, y buscarlas
en el pasado (explicación histórica a partir de configuraciones individuales)
● Predecir configuraciones futuras posibles.
Para estos fines, la existencia de conceptos claros y el conocimiento de las “leyes”
tienen valor y son importantes como medios cognoscitivos.
Las ciencias de la cultura son las que procuran conocer fenómenos de la vida en su
significación cultural. La significación de la configuración de un fenómeno cultural y
su fundamento, presuponen la relación de los fenómenos culturales con idea de valor.
EL CONCEPTO DE LA CULTURA ES UN CONCEPTO DE VALOR.
La relación de la realidad con las ideas de valor que le dan significación, así como el
aislamiento y ordenamiento de los elementos de la realidad conforman un modo de
consideración heterogéneo y dispar respecto al análisis real con leyes.
Solo mediante el supuesto de que únicamente una parte finita entre una multitud
infinita de fenómenos es SIGNIFICATIVA, cobra sentido lógico la idea de un
conocimiento de FENÓMENOS INDIVIDUALES.
Jamás debe ser exhaustiva la descripción de la parte más específica de la realidad. El
número y la naturaleza de las causas de cualquier acto individual son infinitos y nada
indica lo que puede ser considerada o no. El intento serio de conocer la realidad,
llevaría a un caos de juicios de existencia de innumerables percepciones particulares.
Lo unico que ordena esta situación es la circunstancia de que sólo una parte de la
realidad individual reviste interés y significación. Determinados aspectos de los
fenómenos individuales son dignos de ser conocidos y objeto de explicación causal.
Determinamos aquellas causas que son imputables, componentes esenciales del
acontecimiento. El conocimiento de leyes de causación es el medio de la investigación.
Cuanto más abstractas sean las leyes, menos contribuyen a la IMPUTACIÓN CAUSAL
de fenómenos individuales y a la comprensión de procesos culturales. Cuanto más
seguro y abarcador sea nuestro conocimiento general, mayor será la seguridad de la
imputación.
Leyes en el sentido de conexiones causales adecuadas, expresadas en reglas que
implican posibilidad objetiva.
Carece de sentido un tratamiento objetivo de los procesos culturales, si por eso se
entiende a la reducción de lo empírico a leyes. El conocimiento de las leyes sociales
no implica conocimiento de la realidad social, sino un medio auxiliar que nuestro
pensamiento emplea con este fin. El conocimiento de los procesos culturales se
concibe en la base de la significación que la realidad de la vida (de forma individual)
tiene para todos en determinadas conexiones singulares.
Cultura es una sección limitada de la infinitud desprovista del sentido del sobrevenir
del mundo y que los individuos le dan sentido. Somos hombres de cultura, con
capacidad y voluntad de tomar conscientemente una posición ante el mundo y darle
sentido. Todo conocimiento de realidad cultural es un conocimiento que parte de un
punto de vista particular específicamente. El conocimiento de las ciencias de la cultura
se vincula a premisas subjetivas por ocuparse de fenómenos de la realidad que se
vinculan a aquello con significación cultural.
Qué se entienda o se pueda entender por tal concepto teórico es algo que puede
volverse claro en un solo sentido, mediante una formación conceptual precisa. Esto
es, típico ideal.
La relación causal entre idea históricamente verificable que gobierna a los hombres y
elementos de realidad histórica, puede configurarse de diversas formas.
Esas ideas que gobiernan a los hombres de una época, difusa, sólo pueden ser
concebidas con precisión conceptual BAJO LA FORMA DE TIPO IDEAL, por alentar en
todos los hombres indefinidos y cambiantes, experimentando las más variadas
gradaciones de forma y contenido, claridad y sentido.
Consiste en ligar, diferentes conexiones singulares a las que denominamos IDEA,
síntesis que sin los TIPOS IDEALES no se podría alcanzar.
El proceso empírico histórico, en la cabeza de los hombres debe ser comprendido
como psicologico, no lógicamente condicionado.
Cuanto más abarcadoras son las conexiones de cuya exposición se trata y cuanto más
multifascetica es la significación cultural, más su exposición conjunta en un sistema
conceptual se acerca al TIPO IDEAL y menos es posible manejarse con un concepto
de ese tipo, entonces, más naturales e inevitables son, los intentos de llevar a la
conciencia nuevos aspectos significativos mediante la formáción de nuevos conceptos
tipico ideales.
A estas exposiciones tipico ideales suele atribuirse el hecho de ser un tipo ideal
LOGICAMENTE como PRACTICAMENTE, mediante modelos que contienen al DEBER
SER.
Un tipo ideal es indiferente a cualquier juicio valorativo. La distinción entre la
resistencia lógica comparativa de la realidad a tipos ideales en sentido lógico y el juicio
valorativo acerca de la realidad por ideales, es un deber elemental del autocontrol
científico.
Cuanto más se formen conceptualmente conexiones históricas complejas, el concepto
tendrá cualidades de tipo ideal. El fin del concepto típico ideal es el de obtener la
especificidad de los fenómenos culturales.
En resumen, los TIPOS IDEALES son conceptos abstractos de conexiones que son
representadas por nosotros como individuos históricos en los cuales se cumplen
desarrollos.
Este proceso no tiene dificultades metodológicas siempre y cuando se tenga presente
que construcción típico ideal e historia son dos cosas a la que es preciso distinguir.
Su peligro, reside en que el saber histórico aparece como servidor de la teoría y no a
la inversa.
El Estado, entonces es una etiqueta para una maraña de ideas de valor con las que se
pone en relación cada caso singular: la pura seguridad militar frente al exterior, del
dominio de determinadas clases o individuos en el interior, y ciertos valores culturales
objetivos.
Norbert Elias (1897 – 1990) es un sociólogo del siglo XX que se separa de los
pensadores anteriores en primera instancia es por la diferencia cronológica. La
preocupación de los sociólogos del siglo se centraba en el reciente establecimiento
de una nueva sociedad moderna y en la separación de la sociología de otras ciencias
por su objeto de estudio.
Por lo que, Elias afirma que todos los fenómenos sociales tienen algo en común: las
relaciones y las funciones que integran a los individuos en una sociedad. Pero para
pensar en cómo funcionan las relaciones que integran los individuos, no hay que
entenderlas como algo natural y evidente para estudiarlas, sino como una expresión
de un modelo particular e histórico del individuo.
Es la autodirección psíquica dentro de cada individuo que se construye por un tejido
de relaciones, configurado en una determinada forma de convivencia.
Elías sostiene esta idea de la autodirección psíquica explicando que todo ser
humano individual nace dentro de un grupo humano que existía antes que él, nace y
se moldea hacia un determinado comportamiento u orden. Es la naturaleza humana
de crecer con otros para llegar a ser un ser psíquicamente adulto construyendo
vinculaciones simultáneas entre las personas.
Ejemplo con bolas de billar: se suele entender en la actualidad a las relaciones como
bolas de billar, chocan entre sí y vuelven a separarse rodando produciéndose en un
efecto recíproco.
Sin embargo, para Norbert Elías, los fenómenos de interrelación son diferentes a un
efecto recíproco que ocurre entre sustancias fijas. Los seres humanos se forman y
cambian unos a otros al relacionarse entre sí, ni siquiera en su etapa adulta se los
consideran como humanos “terminados”, no se la considera como etapa cerrada y
completa.
Cuanto más intensa y multilateral es la regulación de los instintos y más estable sea
la formación del super-yo, habrá mayor diferenciación entre la conducta del niño y la
del adulto. Es en la adultez, la etapa en la cual se perfeccionan los mecanismos de
autocontrol de las emociones.
Estos mecanismos de autocontrol se encuentran en la constante competencia entre
las personas porque los adultos, al especializarse en una función única, están en una
relación de “tira y afloja” con los demás individuos que pertenecen a su grupo.
Derrumba los límites artificiales del pensamiento en torno al ser humano: ámbito
histórico, ámbito sociológico y ámbito psicológico. Son fenómenos complementarios
e inseparables que se pueden estudiar solamente dentro de un contexto que abarque
sus relaciones mutuas.
Sociología: diferentes órdenes y regularidades que forman el tejido social. El psique
del individuo cobra dimensión a través del entrelazamiento y la interdependencia con
otros, además de tener cierta influencia por acontecimientos sociales
contemporáneos. Se estudia a partir de las relaciones entre individuos y no desde su
particularidad aislada.
Estos tres tipos de estructuras constituyen el objeto de estudio de una ciencia del ser
humano. No son estructuras de orden natural, ni espiritual, ni racional, sino
puramente social.
El modo en que se ve a sí mismo un individuo y se dirige en sus relaciones con los
otros depende totalmente de la estructura de aquel grupo o de aquellos grupos
humanos a los que hemos aprendido a llamar “nosotros”.
Ciertamente en la psicología encuentran que hay leyes naturales que determinan las
funciones relaciones aunque no con el mismo grado de influencia que hay sobre
estructuras del organismo humano.
La psicología es una ciencia que constituye el puente entre las ciencias naturales
(investiga la estructura y leyes naturales de todas las funciones de autodirección del
ser humano dirigido a otros) y las sociales (sigue el proceso de las funciones
flexibles de autodirección de una persona a la configuración individual de esta en el
seno de la convivencia con otros).
Entonces es así que se afirma que los seres humanos se conforman por un orden
natural y otro social. Es el orden social con su carácter adaptable y flexible que
diferencia la dirección de los comportamientos humanos de los animales. Debido a
esta especial característica, el ser humano solo adquiere en la sociedad y a través de
la sociedad adquiere aquello que en el animal hereda de su naturaleza: como aparato
reflejo fijo a la dirección de los comportamientos. Aunque, a diferencia de los
automatismos de acciones orgánicos-naturales, en los sociales tienen lugar procesos
y transformaciones históricas.
En la base de estas tendencias sociales inclinadas hacia el cambio, se encuentran
determinadas formas de las relaciones humanas mismas, tensiones interpersonales
de índole e intensidad muy determinadas. Estas tensiones se producen a partir de
una Monopolización de Bienes y Valores Sociales por parte de determinadas
personas o grupos que dependen de las otras personas.
Entre los bienes monopolizados de esta manera, sirven para saciar necesidades
vitales son más importantes. Sin embargo hay muchos tipos de monopolización.
Como el entrelazamiento económico que se convirtió en una porción diferenciada
dentro del tejido global de la mano de la creciente diferenciación de la sociedad.
Lo que moldea y vincula a los individuos dentro de este cosmos humano es la
conjunción funcional de sus deseos y comportamientos dependiendo de los otros
tanto por instinto o por previsión racional. Así también, las tensiones específicas
entre diferentes grupos presentan un doble aspecto: impulsos emocionales a corto
plazo e impulsos, propios del superyó, a largo plazo.
Por ejemplo: si dos personas distintas aspiran a una misma perspectiva social, ya
sea una mercancía o terreno, este hecho no había sido premeditado ni proyectado:
una relación de competencia de regularidades específicas o, según el caso, el
descenso o un aumento de precio.
SOCIEDAD CORTESANA