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MAX WEBER

CONCEPTOS SOCIOLOGICOS FUNDAMENTALES.


Sociología:
Ciencia que pretende entender, interpretando, la acción social para de esa manera
explicarla causalmente en su desarrollo y efectos.

Acción social:
Conducta humana con sentido subjetivo, en otras palabras, el individuo tiene una
“conexión de sentido”, un significado subjetivo construido a partir de la relación con
los otros, de allí que es social tanto la acción como la relación.

Tipos de acción social en función al componente racional e irracional son:


La acción social que busca un fin o fines específicos, la acción social orientado al
cumplimiento de valores (ambos racionales), la acción social determinado por la
tradición y la acción social afectiva (ambos irracionales).

Racionalidad de la acción social:


Interpretar el sentido mismo que moviliza al individuo dentro de la acción social, esto
se refiere interpretar la acción social y dotarla de sentido. Hay que explicar la “conexión
de sentido” de la acción social, esto es, el significado subjetivo, el cual tiene que ver
con motivos, fines, medios, valores, convicciones, tradición, lo emotivo, la evidencia,
las condiciones, etc.

Acción social con arreglo a fines:


Implica objetivos, metas y propósitos que se traza el individuo, entonces su acción se
orienta al logro de fines, tal como lo expresa Weber; “actúa racionalmente con arreglo
a fines quien orienta su acción por el fin, medios y consecuencias implicadas en ella y
para lo cual sopese racionalmente los medios con los fines, los fines con las
consecuencias implicadas y los diferentes fines posibles entre sí” .Esta acción social
es planeada, proyectada, elaborada y por lo tanto racional, ya que se usan medios y se
anticipan las consecuencias posibles en función a los fines ya establecidos de
antemano por el sujeto.

Acción social con arreglo a valores:


Se basa en componentes éticos, religiosos o estéticos los cuales orientan la acción
de la persona, no se establecen fines ni se anticipan consecuencias, sino se obra de
acuerdo a valores que posee el sujeto, por lo cual esta acción también es racional. Los
fines y los valores por ser elaboraciones subjetivas con sentido, hacen que los
individuos actúen racionalmente.

Acción social afectiva:


Se crea a partir de lo emotivo, lo sentimental y los afectos que posee la persona, ya
que como lo sostiene Weber, esta acción es, “especialmente emotiva, determinada por
afectos y estados sentimentales actuales”. En este especifico sentido, la acción social
no es racional porque obedece a algo espontáneo, del momento, por la pasión y lo
emocional, no tiene fines ni contiene valores, por lo cual es irracional.

La acción social tradicional:


Es constituida por alguna costumbre arraigada en el individuo, es algo más rutinario,
continuo, repetitivo o acostumbrado, no tiene mucho sentido por ser una reacción a lo
habitual y rutinario de la tradición de la vida cotidiana.

Relación social:
Consiste sola y exclusivamente en que la probabilidad de que una forma determinada
de conducta social de carácter reciproco, por su sentido, haya existido, exista o pueda
existir. El sentido que le ponen los partícipes en la acción mutuamente referida, no es
el mismo necesariamente puesto que puede ser por ambos lados objetivamente
unilateral u objetivamente bilateral cuando el sentido de la acción se corresponda en
ambos partícipes. El carácter de la relación social puede ser enteramente transitorio o
bien implicar permanencia. Asimismo, el contenido de sentido, tampoco es estático,
sino que puede variar, creando así una nueva relación o continuando la anterior con
un nuevo sentido, pudiendo ser además en parte permanente y en parte variable. De
esto se deduce que, en la relación social, el sentido subjetivo mentado es
objetivamente unilateral o bilateral, variable o permanente -o ambos en parte, y posible
de ser pactado.

El uso y la costumbre:
Ambos se entienden como el desarrollo de una acción repetida por un mismo sujeto y
extendida a muchos otros, cuyo sentido mentado es típicamente homogéneo, y son,
por tanto, regularidades de hecho observables en la acción. El uso es la probabilidad
de una regularidad en la conducta dada en el ejercicio de hecho, mientras que la
costumbre, es este ejercicio de hecho que descansa en un arraigo duradero.

Convención y derecho:
Un orden tiene convención cuando su validez está garantizada por la reprobación
general a la conducta discordante y es derecho cuando está garantizado externamente
por la probabilidad de la coacción física o psíquica ejercida por un cuadro de individuos
instituidos con el fin de obligar la observancia a ese orden o castigar su trasgresión.

Orden legítimo:
Es el orden existente representado como legítimo en donde la validez de este orden,
que demanda un compromiso orientado por el sentimiento del deber, está únicamente
en aquella probabilidad de orientarse por esta representación. Entendido como
contenido de sentido de una relación social, en la que acción se orienta por máximas
que pueden ser señaladas, la validez de este orden se da cuando la orientación de
hecho de estas máximas, aparecen válidas para la acción, es decir, como obligatorias
o como modelos de conducta. No obstante, el individuo puede orientar su conducta en
diversos órdenes contradictorios, incluso dentro de una misma acción.
Lucha:
En la lucha, la acción se orienta por el propósito de imponer la propia voluntad contra
la resistencia de la otra u otras partes. Se debe distinguir la lucha de los individuos por
la supervivencia, de la lucha y selección de las relaciones sociales.

Comunidad y Sociedad:
La comunidad se inspira en el sentimiento subjetivo, afectivo o tradicional, de los
partícipes de constituir un todo. En la sociedad la acción social se inspira en una
compensación de intereses por motivos racionales o en una unión de intereses con
igual motivación.

Relación abierta y cerrada:


Una relación social abierta al exterior, supone que la participación en la acción social
recíproca no se encuentra negada por los ordenamientos que rigen esa relación a nadie
que lo pretenda y esté en situación real de formar parte de ella. Una relación es cerrada,
cuando aquella participación resulte excluida, limitada o sometida a condiciones, por
el sentido de la acción o por los ordenamientos que la rigen.

Solidaridad y representación:
La solidaridad como consecuencia para los partícipes dela relación social, comporta
el que toda acción de cada uno se impute a todos lo demás. Cuando solamente la
acción de un participe determinado se imputa a los demás estamos hablando entonces
de representación.

Asociación:
Relación social con una regulación limitadora hacia fuera cuando el mantenimiento de
su orden está garantizado por la conducta de determinados hombres, destinada en
especial a ese propósito: un dirigente o un cuadro administrativo. La asociación puede
ser autónoma o heterónoma, autocéfala o heterocéfala.

Empresa:
Acción que persigue fines de una determinada clase de un modo continuo.
Asociación de empresa:
Una sociedad con un cuadro administrativo continuamente activo en la prosecución
de determinados fines.

Instituto:
Asociación cuyas ordenaciones estatuidas solo pretenden validez para los que son
sus miembros por libre decisión.
Orden administrativo y regulador:
Es el que regula la acción de la asociación. Los órdenes instituidos en una sociedad
pueden nacer por pacto libre o por otorgamiento-imposición y sometimiento.

Poder y Dominación:
El concepto de poder es sociológicamente amorfo, pero puede ser definido como la
probabilidad de imponer la propia voluntad dentro de una relación social, aún contra
toda resistencia y cualquiera que sea el fundamento de esa probabilidad. En cambio,
dominación es la probabilidad de que un mandato de determinado contenido sea
obedecido.

Asociación política y hierocrática:


Una asociación es política cuando la existencia y validez de sus ordenaciones dentro
de un ámbito geográfico determinado, están garantizados de modo continuo por la
amenaza y aplicación de la fuerza física por parte de su cuadro administrativo. Es
hierocrática en cambio cuando es una asociación de dominación, en la que se aplica
la coacción psíquica para la garantía de su orden, concediendo y rehusando de bienes
de salvación. El estado y la iglesia son ejemplos de este tipo de asociaciones.

SOCIOLOGIA DEL PODER/ DOMINACION


La dominación es uno de los más importantes elementos de la acción
comunitaria. Es la suma de poder (capacidad de ejercer influencia sobre la
acción de los otros, ya sea por imposición, conveniencia, etc.) y de legitimidad
(que se halla obediencia, aceptación, reconocimiento). Es decir que la
dominación es la acción de ejercer influencia y hallar obediencia, que responde
a un mandato específico y es el poder basado en la autoridad. Entendemos por
dominación un estado de cosas por el cual una voluntad manifiesta (“mandato”)
del dominador influye sobre los actos de los dominados. Se genera una
vinculación entre dominantes y dominados.

Toda dominación se manifiesta y funciona en forma de gobierno. Todo régimen


de gobierno necesita del dominio en alguna forma, ya que para su desempeño
siempre se deben colocar en manos de alguien poderes imperativos.
Los gobiernos directamente democráticos se basan en la suposición de que
todo el mundo está igualmente calificado para la dirección de asuntos comunes
y se reduce a lo mínimo el alcance del poder de mando. En tal régimen, las
funciones de gobierno de transmiten simplemente mediante un sistema de
turnos o se ejercen mediante suertes o por elección directa durante un breve
periodo, reservándose a los miembros de la comunidad todas las decisiones
importantes y correspondiendo a los funcionarios sólo la preparación y
ejecución de las disposiciones, así como la “dirección de asuntos corrientes”
de acuerdo con los decretos establecidos.
Por reducida que sea la esfera de poder, deberán siempre confiarse a algún
funcionario ciertas facultades de mando. Igualmente existen límites
democráticos a sus funciones.
La posición dominante de las personas pertenecientes a la organización frente
a las masas dominadas se basa siempre en la posibilidad que tienen los
miembros de la minoría dominante de ponerse rápidamente de acuerdo y de
crear y dirigir sistemáticamente una acción societaria racionalmente ordenada
y encaminada a la conservación de su posición dirigente.
La subsistencia de toda dominación se manifiesta del modo más preciso
mediante la autojustificación que apela a principios de legitimidad. La autoridad
de un poder de mando puede expresarse en un sistema de normas racionales
estatuidas. Así, este sistema de normas legitima al que dispone del mando, y su
poder es legítimo en tanto que es ejercido de acuerdo con las mismas. Se
obedece a las normas y no a la persona. Por otro lado, la obediencia puede
basarse en a autoridad personal, que puede tener su fundamento en la santidad
de la tradición, y por tanto, de lo acostumbrado, de lo que ha sido siempre de
un modo determinado, lo cual prescribe obediencia en determinadas personas.
Finalmente puede basarse en la consagración de lo extraordinario, en la
creencia de un carisma, es decir, en la efectiva revelación o gracia concedida a
ciertas personas en tanto que redentores, profetas y héroes de toda clase.

Los tipos puros de dominación legítima: En las relaciones entre dominantes y


dominados, la dominación suele apoyarse interiormente en motivos jurídicos,
en su legitimidad. En forma totalmente pura, los motivos de legitimidad
(órdenes legítimos) de la dominación son sólo tres (los cuales se pueden
combinar entre sí), cada uno de los cuales tiene una base sobre la cual
construye su legitimidad.

• Dominación racional legal: El tipo más puro de la dominación racional legal es


la dominación burocrática, cuya idea básica es que cualquier derecho puede
crearse y modificarse por medio de un estatuto sancionado correctamente en
cuanto a la forma.
La base de legitimidad es la ley escrita impersonal, que regula las acciones de
todos, a la cual deben someterse todos, contiene todo tipo de comportamientos
(para garantizar previsibilidad) y establece limitaciones a las acciones de
gobierno. Es decir que se obedece no a la persona en virtud de su derecho
propio sino a la regla estatuida, la cual establece un propio tiempo a quién y en
qué medida se deba obedecer. También el que ordena obedece, al emitir una
orden, a una regla.
El equipo administrativo consta de funcionarios nombrados por el señor, y los
subordinados son miembros de la asociación. Los funcionarios tienen una
formación profesional, y actúan sin la menor influencia de motivos personales
ni sentimentales de ninguna clase, libre de arbitrariedad y capricho, y en
particular, “sin consideración de la personalidad”.
Este tipo de dominación se puede dar en estructuras como: Estado y municipio,
empresa capitalista privada, asociación de finalidad utilitaria, unión de
cualquier tipo que disponga de un equipo numeroso y jerárquicamente
articulado.
La burocracia es el tipo más puro de la dominación legal, constituyendo el
aparato administrativo (gobierno y empresas). Se caracteriza por los cargos
administrativos asignados por capacitación, que a cambio de su trabajo
obtienen un salario e incentivos, cuyo trabajo está reglamentado por la ley, y
para garantizar orden y cumplimiento hay que seguir un manual de pasos. El
cuerpo administrativo (aparato burocrático) se transforma en un poder en sí
mismo, ya que permite el funcionamiento y la puesta en práctica de la legalidad
del Estado o de las empresas, es decir, de las normas.

La legalidad es el conjunto de normas, y la legitimidad es la elección del pueblo.

• Dominación tradicional: La dominación tradicional tiene su base de legitimidad


en la creencia en lo establecido por los usos y costumbres (en la santidad de
las tradiciones). Su tipo más puro es el dominio patriarcal. El tipo del que ordena
es el “señor” y los que obedecen son sus “súbditos”, en tanto que el cuerpo
administrativo lo forman los “servidores”. Se obedece a la persona en virtud de
su dignidad propia, santificado por la tradición, por la fidelidad. Es decir que el
señor actúa en base a sus sentimientos de equidad, es decir de manera muy
elástica: una parte tiene que ver con la tradición, y otra con su placer, simpatía
o antipatía en cada caso.
El cuerpo administrativo no está claramente construido, pero consta de
elementos que dependen directamente del señor (familiares o funcionarios
domésticos), o de parientes o de amigos personales (favoritos), o de elementos
que le estén ligados por un vínculo de fidelidad (vasallos, príncipes tributarios).
La tradicional es el tipo de dominación más débil, y los servidores se reclutan
en completa dependencia personal del señor. La sucesión se da por herencia,
costumbres y usos, y la historia y la tradición son sumamente importantes.
Existen diferentes tipos de dominación tradicional: patrimionialismo (tipo de
órden político basado en que aquellos que dominan lo hacen por su relación
con el patrimonio); patriarcalismo (ejercicio de dominación por el jefe de un
clan, un patriarca); gerontocracia (gobierno de los mayores, cuya sabiduría es
máxima); monarquía (el monarca responde a un mandate específico, hay un
constante “reforzar” del mandato determinado por el apoyo del pueblo
(legitimidad)).

• Dominación carismática: La base de legitimidad está en la creencia en alguien


con cualidades extraordinarias, dotes sobrenaturales (carisma), un “salvador”
con facultades mágicas, relacionadas al heroísmo, poder intelectual u oratorio.
El carisma de este profeta o héroe se basa en lo siempre nuevo, lo nunca visto
y la entrega emotiva.
La asociación de dominio es la comunicación en la comunidad o en el séquito.
El tipo del que manda es el caudillo. El tipo del que obedece es el apóstol.
El aparato administrativo es designado por el líder carismático.
Sin duda, la autoridad carismática es uno de los grandes poderes
revolucionarios de la historia, pero, en su forma absolutamente pura, es por
completo autoritaria y dominadora.
La dominación carismática tiene como problema la manera en que resuelve la
sucesión, ya que puede decidirse por la búsqueda de signos de la calificación
carismática, por medio del oráculo, de la suerte o de otras técnicas de
designación, por designación del calificado carismáticamente. O también la
sucesión puede estar en manos del portador del carisma (o de un séquito de
personas portadoras de cierto carisma), una manera de expresar el “carisma
hereditario”, lo que hace que la dominación carismática se convierta en una
dominación tradicional, y a la vez se deriva en un tipo de dominación racional-
legal.

LA ÉTICA PROTESTANTE
La ética protestante y el espíritu del capitalismo, defiende la tesis de que el
origen del espíritu del capitalismo tiene un fundamento religioso,
concretamente en el calvinismo (ascetismo protestante). Max Weber parte de
esta premisa después de analizar varias religiones como el catolicismo, el
luteranismo y otras variantes del protestantismo como el pietismo, el
metodismo o el baptismo.
Esta es básicamente la explicación al porqué los países o comunidades
protestantes producen y tienen más dinero que los católicos. Y es que en el
calvinismo se entiende el trabajo como un fin en sí mismo. Sin embargo, en el
catolicismo, se piensa más en la vida o en el “trabajar para vivir”.
Pero antes de explicar este nexo, Weber explica lo que entiende por “espíritu”
del capitalismo. Para definir este “espíritu”, Weber acude a dos textos de
Benjamín Franklin, en los que encuentra de manera condensada lo que él
entiende por “espíritu” del capitalismo, es decir por esa nueva mentalidad
económica que se forma en la edad moderna.
Weber encuentra en los textos de Franklin la formulación de una ética que
considera como un deber moral el ganar dinero, prescindiendo de toda
consideración ningún interés de tipo individual como la felicidad o el placer del
individuo. Ganar dinero se convierte en un fin en sí mismo, al que todos los
demás fines le están subordinados, y se ancla en el fondo de la personalidad.
Lo primero que destaca Weber de esta nueva mentalidad económica, es que no
está generada por el propio desarrollo del sistema capitalista de producción,
pues esta nueva mentalidad se dio en territorios sin un sistema capitalista
desarrollado y estuvo ausente en épocas y regiones con avanzado sistema
capitalista.
La pregunta por su origen, por tanto, se vuelve decisiva. Asimismo, lo que llama
poderosamente la atención en la mentalidad capitalista es el elemento de
irracionalidad que contiene: la entrega absoluta al trabajo. Este origen irracional
es el que le interesa a Weber. Weber llega al estudio de las confesiones
religiosas, pues en los siglos XVI y XVII sólo una fe religiosa podía tener la
fuerza para poder desarrollar e imponer una nueva mentalidad opuesta al
tradicionalismo.
Y después de explicar que ni el luteranismo ni el catolicismo desarrollaron una
concepción del trabajo como “profesión” como la implicada en el “espíritu”
capitalista, desemboca en el estudio del protestantismo ascético. Será aquí, en
el protestantismo ascético de raíz calvinista, donde Weber encuentra finalmente
el fundamento religioso de esa idea del trabajo como “profesión” superadora
de la mentalidad económica tradicional.
Por otro lado, después de haber mostrado que el protestantismo ascético
desarrolló una racionalización del modo de vida con miras religiosas, Weber
analiza la influencia de este ascetismo sobre el capitalismo. La conclusión final
a la que llega su investigación es que “el modo de vida racional sobre la base
de la idea de profesión, que es uno de los elementos constitutivos del espíritu
capitalista, nació del ascetismo cristiano.
Sin embargo, se produjo más adelante una desaparición de ese espíritu
capitalista originario en el sistema capitalista actual: el espíritu de ese
ascetismo originario se ha escapado del sistema, y quién sabe si para siempre,
pues el capitalismo actual funciona con otra base que ya no necesita de ese
espíritu como motor.
Hay que dejar claro por otro lado, que espíritu y sistema capitalista no son lo
mismo.
Por tanto, esta mentalidad económica según la cual la actividad de ganar dinero
se le presenta al hombre como algo absoluto, como un deber, es para Weber la
impulsora del desarrollo del capitalismo moderno. Ergo, “el trabajo como
acreditación de la gracia” (ética calvinista).
Weber hace un interesante resumen de las siguientes religiones:
Catolicismo: En los países católico – latinos, según Weber, no se desarrolló el
concepto de una actividad económica a la que el hombre estuviera totalmente
entregado, ni se creó una palabra para denominarlo. Los países protestantes,
por el contrario, sí desarrollaron el concepto de una actividad económica que
encierra en sí misma una significación religiosa. A la actividad de esas
características la denominaron los alemanes, desde Lutero, Beruf. Esta palabra
se refiere al concepto de esa actividad productiva dotada en sí misma de un
sentido religioso.
Esta ausencia en el catolicismo de un concepto que se refiera a la actividad del
hombre en el mundo como portadora en sí misma de un sentido religioso la
explica Weber por la diferenciación esencial que establece la doctrina católica
entre el ámbito de los preacepta (el conjunto de normas que contiene el modo
de vida exigible a todos los cristianos en general) y el de los consilia evangelica
(el conjunto de normas para lograr la perfección cristiana, sólo exigible a los
monjes).
Esta diferencia radical entre una ética para los monjes y una ética para la masa
de cristianos no permitía desarrollar una valoración positiva de la actividad
económica, pues el modo de vida del monje seguía ostentando el máximo nivel
de la excelencia cristiana.
Pero la vida del monje, ideal supremo de vida cristiano, quedaba fuera del
mundo. El modelo de vida del cristiano ordinario, por el contrario, no requería
desarrollar una conducta sistematizada, en la que todas las acciones estuvieran
sometidas al autocontrol. Por tanto, el trabajo productivo en el mundo no está
integrado en una dimensión religiosa positiva.
Luteranismo: El luteranismo por el contrario, dio un paso decisivo para el
nacimiento de una nueva concepción del trabajo y de la actividad profesional.
La aportación de Lutero reside en que no sólo comienza a utilizar la palabra
Beruf con un nuevo sentido profano (antes sólo había tenido el sentido religioso
de “llamada”) sino que desarrolla toda una concepción nueva del trabajo
cotidiano al considerar precisamente que el cumplimiento del mismo tiene una
cualidad moral: al trabajo cotidiano se le dota de una significación religiosa al
ser considerado como el único medio para vivir de manera grata a Dios.
Por tanto, para el luteranismo, todos los cristianos son iguales por el bautismo,
borrando así la diferenciación católica tradicional en el ámbito de los preacepta
y el de los consilia evangelica y eliminando, consiguientemente, la superioridad
del ideal de vida cristiana del monje sobre la del cristiano en el mundo.
Por otro lado, Weber destaca que el luteranismo no llega a desarrollar una idea
de profesión afín a la implicada en la mentalidad capitalista, pues Lutero
considera que cualquier tipo de actividad o de profesión es buena para la
salvación del cristiano. La salvación se produce por la sola fe sin la
colaboración de las buenas obras (rechazaban la santificación por las obras).

Protestantismo ascético: El “protestantismo ascético” presenta, la base


religiosa para una moral a la que imputará el origen de la mentalidad económica
capitalista moderna. Weber analiza las consecuencias prácticas de la doctrina
de la predestinación calvinista. Los hombres no pueden alterar este designio
divino de Dios. Sólo Dios y su voluntad importan.
Además, Weber observa que los sucesores de Calvino se ocuparon, a diferencia
de éste, de una cuestión que se convirtió además en prioritaria en la práctica
pastoral: la cuestión de la certitudo salutis. Es decir, la pregunta de si el
individuo puede conocer si está entre los elegidos o no.
Los pastores calvinistas dicen que tienen que sentir la obligación de sentirse
elegidos y les recomiendan un trabajo infatigable como el medio más apropiado
para conseguir esa seguridad. El trabajo sin descanso, aunque no sirve para
“conquistar” la salvación, sí puede liberar al creyente del miedo acerca de su
salvación.
En cómo se realiza ese trabajo encuentra Weber la característica esencial y
diferenciadora del calvinismo. Dios no le pide al creyente que haga buenas
obras aisladas, Dios le pide una “vida santa”, orientada sistemáticamente a la
gloria de Dios.
En esta racionalización de la vida en el mundo, pero que no es para este mundo
ni de este mundo, sino que es acreditación del estado de gracia del creyente,
se resume la concepción de la actividad productiva del protestantismo ascético,
su idea de profesión, diferente del catolicismo y del luteranismo.
Weber llega por tanto a la conclusión de que el modo de vida racional y
metódico del protestantismo ascético favoreció el espíritu capitalista. Para
llegar a esta conclusión, el estudioso alemán analiza las obras pastorales del
anglicano Richard Baxter, a las que considera una guía paradigmática desde el
punto de vista puritano para la vida práctica, y recoge en especial sus consejos
sobre la riqueza, el aprovechamiento del tiempo, el ascetismo sexual y sobre el
sentido del trabajo infatigable.
Origen de la mentalidad económica capitalista: a) el ascetismo está en contra
del disfrute de la vida de los instintos b) prohibición puritana de la divinización
de las criaturas c) el hombre es simplemente un administrador de la riqueza que
le ha sido confiada.
Esto quiere decir, en definitiva, que los elementos constitutivos de la
mentalidad capitalista están presentes en la concepción puritana del trabajo y
de la vida en el mundo. Aunque esta base moral y religiosa puritana terminaría
por desaparecer en la evolución posterior del capitalismo.

LA CIENCIA COMO VOCACIÓN

La particularidad alemana, la profesión científica se inicia, regularmente, con la función


de Privatdozent. El aspirante, después de haberse puesto en comunicación con el
titular de la especialidad y de haber obtenido la aprobación de éste, le es calificada su
obra original y se le somete a examen en determinada universidad. Allí podrá dictar
cursos sin salario y sin otra retribución que aquella que se derive de la matrícula de los
estudiantes, fijando sus propios objetivos dentro del ámbito de su habilitación. No
puede ser destituido. Naturalmente, no tiene derechos adquiridos habilitarse a los
graduados si se presenta la casual circunstancia que los soliciten y cuya capacidad
haya sido comprobada tiene que dedicarse menos de lo que quisiera a explicar los
temas de las clases.
En América del Norte la carrera académica se inicia normalmente con el nombramiento
de “assistant”, rige el método burocrático. El joven percibe un salario desde el
principio, el sueldo que recibe es fijo, es posible que llegue a ser destituido, tendrá que
llenar el aula. Por el hecho de recibir un sueldo, es precisamente en los primeros años
del ejercicio académico cuando el joven científico se encuentra más agobiado por
tareas didácticas Con los patrones norteamericanos.
Los importantes institutos de Medicina o de Ciencias se han convertido en empresas
de capitalismo de Estado. Para realizar su tarea requieren medios de gran envergadura,
y sin ellos se produce la misma situación que donde sea que intervenga la empresa
capitalista, esto es .el apartamiento del trabajador, así como de los medios de
producción. El trabajador, que en nuestro caso es el asistente, se encuentra vinculado
a los medios de trabajo puestos a su disposición por el Estado. De resultas, tiene tan
poca independencia frente al director del instituto como el empleado de una fábrica
frente al director de ésta, pues aquél piensa con toda buena fe que el instituto es suyo
y procede como si de hecho lo fuese. Su situación suele ser tan precaria como otra
forma cualquiera del proletariado, y exactamente igual a la que vive el assistant de la
Universidad estadounidense.
Es un hecho que la vida universitaria se americaniza cada vez más al igual que nuestra
existencia en los más importantes aspectos, y he llegado al convencimiento de que al
correr del tiempo tal evolución habrá de afectar a disciplinas como aquellas en que, a
semejanza de lo que ocurre en gran parte con la mía, el propio artesano es dueño de
los medios de trabajo (en principio de la biblioteca) así como anteriormente era el amo
de su taller.
Tanto en lo interno como en lo externo se abre un profundo abismo entre el jefe de
una empresa universitaria y capitalista de tal índole y el clásico profesor regular al
estilo antiguo. Disparidad que influye desfavorablemente en la actitud interna.
No sería lícito que a la inferioridad del personal del Ministerio o de las Facultades se le
echara la culpa de la existencia de tantos mediocres en los puestos importantes de las
universidades, hecho del cual no hay duda alguna.
Hay dos vertientes por donde correr. Al profesor no debe bastarle haber sido calificado
como sabio, sino que, es necesario que le vean atribuidas cualidades como profesor,
y entre lo uno y lo otro no hay, ni siquiera remotamente, implicación alguna. Se da el
caso de ser alguien un sabio excepcional y al mismo tiempo un catastrófico profesor.
El hecho de expresar que tal o cual individuo es un mal profesor significa en la mayoría
de los casos sentenciarlo a la muerte académica, así sea el sabio más grande del
mundo. Para colmo, la certeza o la duda de si un profesor puede ser considerado como
bueno o malo en su ejercicio, está en función de la asiduidad con que él es honrado
por los señores estudiantes, y es notorio que la afluencia de éstos a una cátedra
determinada depende, aunque parezca increíble, de meras circunstancias externas,
como por ejemplo, del temperamento del profesor o del timbre de su voz.
La democracia es efectiva dentro de su propio ámbito; en cambio la educación
científica, tradicionalmente requerida en nuestras universidades, es una cuestión de
aristocracia espiritual, y en esto no debemos engañarnos. Es asimismo cierto y
absolutamente necesario que la exposición de las cuestiones científicas sea hecha de
modo comprensible para las mentes no adiestradas en ellas, pero con capacidad
suficiente. Lograrlo es una de las tareas pedagógicas más difíciles, sobre todo si esas
mentes llegan a concebir ideas propias acerca de tales cuestiones, lo cual es lo único
decisivo para nosotros.
Así pues, en la vida académica predomina el azar. No es nada fácil, aconsejar al joven
que solicita ser orientado acerca de su posible habilitación, a todos ellos se les debe
preguntar a conciencia ¿Se siente usted capaz de soportar, sin amargura y sin dejarse
corromper, el hecho de que durante años sucesivos vea desfilar ante usted una
mediocridad tras otra? La respuesta es siempre yo vivo sólo para mi vocación. No
obstante, son muy pocos los individuos capaces de soportarlo sin daños para su vida
interior.

Hoy en día, el estado íntimo de esta vocación se ve condicionado, antes que nada,
porque la ciencia se encuentra en un estadio de especialización nunca antes conocido
y del que no habrá de salir jamás. Todas las tareas relacionadas con otras disciplinas,
se llevan a efecto con la obsesiva idea de que al especialista quizá se le están
suministrando cuestiones de provecho que a él le pasarían por alto probablemente
desde su aislado emplazamiento, aunque el trabajo propio en sí ha de quedar muy
incompleto.
En estos tiempos, la obra de verdadera importancia y definitiva es nada menos que la
del especialista. Aquel que no es capaz convencerse a sí mismo de que la salvación de
su alma está supeditada a la comprobación precisamente una hipótesis, no está
constituido para la ciencia.
Nunca experimentará la vivencia de la ciencia. Carente de pasión, tal persona carece
de vocación para la ciencia; es preferible que elija algo distinto a qué dedicarse, en
caso de existir esta pasión, por considerable, verdadera y profunda que sea, no es
suficiente para lograr un resultado. Es sólo una condición preliminar de la inspiración.
El trabajo y la pasión, si van unidos, pueden provocar la idea, pero ésta surge cuando
menos se espera y no cuando nosotros lo deseamos.

Entre la juventud está la idea de que la ciencia es ya sólo una cuestión de cálculo que
se lleva a cabo en laboratorios o en archivos estadísticos, valiéndose de la inteligencia,
sin poner el alma en algo, como un producto que se elabora.
La ocurrencia de un aficionado puede tener la misma trascendencia científica y aún
mayor que la de un especialista. El aficionado sólo se diferencia del especialista en que
carece aún de seguridad en los métodos de trabajo y es incapaz de valorar, enunciar
la idea y llevarla a la práctica.
De ningún modo es cierto que la inspiración juegue un papel más importante en la
ciencia que en la solución de los problemas prácticos a los que debe hacer frente un
empresario moderno, la embriaguez (en su connotación de manía platónica) e
inspiración. Debe considerarse como un don, el hecho de que alguien posea
inspiraciones científicas, como efecto de un destino inexplicable.
El afán de atesorar vivencias se trata de un tormento colectivo, cuando se supone que
esa codicia forma parte de una personalidad, y el afán de comportarse como si se
hubiese recibido ese don llega a convertirse en un substituto de las mismas vivencias.
En otro tiempo, lo que ahora se llama vivencia tenía el nombre de sensación. En lengua
alemana, esta idea era mucho más correcta que lo que actualmente se entiende por
vivencia.
En el terreno de la ciencia sólo posee personalidad quien se entrega pura y
simplemente al servicio de una causa.

LA OBJETIVIDAD COGNOSCITIVA

En el texto, Weber presenta la revista “Archiv”, una revista de ciencias sociales


y de política social. A lo largo de este se irá mostrando lo que los miembros de esta
revista entienden por labor de ciencias sociales. No ofrecen soluciones sino
problemas, a los cuales se tienen que prestar atención.
Archiv partió desde perspectivas prácticas. En contraste, la opinión de que los
procesos económicos se rigen por leyes naturales que no cambian o por un principio
único, y por lo tanto el “deber ser” coincidía con el “ser”. Con el despertar del sentido
histórico, predominó una mezcla de evolucionismo ético y relativismo histórico que
quería quitar a las normas éticas de su carácter formal. Weber se atiene a que todavía
existen opiniones imprecisas.
Su revista, en representación de una disciplina empírica, rechazan que una
ciencia empírica debe dar normas/ideales obligatorios, de los que se derivan normas
para la práctica.
En cuanto podemos establecer cuáles medios son apropiados/ineptos para un
fin propuesto podemos tener chances de alcanzar un fin determinado en general con
ciertos medios disponibles y a criticar la propuesta de fines mismos, sobre la base de
la situación histórica correspondiente, provista de sentido. Sin sentido de acuerdo las
circunstancias dadas.
Se puede comprobar las consecuencias que da, aplicar el medio requerido,
además del fin que se busca, por la reciprocidad de lo que pasa. Cualquier fin que se
quiera “cuesta” algo al hombre. No puede negarse de valorar fines y consecuencia de
la acción.
La ciencia proporciona la conciencia de que toda acción o in-acción, implica
tomar posiciones en favor a ciertos valores y en contra de otros. La selección es asunto
de cada individuo.
Una de las tareas de cualquier ciencia cultural es manifestar la comprensión
espiritual de las ideas por las que se ha luchado y lucha, en apariencia y en la realidad.
La fuerza histórica de las ideas ha sido y es predominante para desarrollar la
vida social, del cual no está exenta la revista y deberá prestar atención.
Tratar científicamente a los juicios de valor enseña a juzgarlos críticamente. Esta
crítica puede tener carácter dialéctico, o un enjuiciamiento lógico- formal del material
de los juicios de valor e ideas dadas históricamente y un examen de los ideales
respecto a la ausencia de contradicción interna de lo querido. Proporcionará, por lo
tanto al hombre que busque la conciencia de ese postulado en la base del contenido
de su deseo.
Una ciencia empírica debe enseñar lo que alguien PUEDE hacer y que QUIERE.
Las cosmovisiones personales se meten en la argumentación científica, la perturban y
dejan que se vea su fuerza de forma distinta.
Sólo en el supuesto de la fe en valores tiene sentido el intento de sostener desde
fuera, muchos juicios de valor. Enjuiciar la validez de tales valores es tarea de la fe y
junto a ella, consideración e interpretación de la vida y el mundo, respecto a su sentido.
El conocimiento de las proposiciones seguras de nuestro saber teórico es el
afinamiento y agudización de la conciencia, producto de la cultura. Al reflexionar sobre
problemas prácticos de la política socioeconómica aparecen demasiadas cuestiones
particulares prácticas para cuya división se parte de fines que se tienen como obvios.
El signo del carácter político social de un problema consiste en que no se le
puede resolver sobre la base de consideraciones técnicas por fines establecidos, que
deben ser cuestionados. El problema pertenece a la región de las cuestiones culturales
generales y a las cosmovisiones.
Cuanto más universal sea el problema en cuestión, cuanto más amplio sea su
significado cultural, menos susceptible será de una respuesta extraída del material
empírico. Mayor será el papel de postulados personales de la fe e ideas valorativas.

Los ideales de cultura que el individuo quiere realizar y los deberes éticos que
debe cumplir tienen dignidad distinta. Las cosmovisiones no son avance del saber
empírico. Los ideales supremos que mueven a los individuos, se muestran sólo en la
lucha con otros ideales, que son tan sagrados para otras personas como para
nosotros, los nuestros.
La línea media, se acerca más a la verdad científica que los ideales partidistas
de derecha o izquierda.Nada ha perjudicado más al interés de la ciencia que no se
quieran ver hechos incómodos y la dura realidad de la vida.
La revista, luchará por obtener normas prácticas de validez científica, que
tienden a ocultar sus propios criterios de valor, son peligrosas para una investigación
imparcial.
Una demostración científica será metódicamente correcta si puede ser
entendida por cualquier persona, incluso ajena a esa cultura.
La labor del autor es clara, es la de hacer una revista de ciencias sociales en la
medida a que debe buscarse la verdad. Surgirán dos tareas: La de que el autor como
los lectores, tengan conciencia, de cuales son los criterios empleados para medir la
realidad y obtener al juicio de valor.
Se trataran las leyes de la ciencia social, al ordenamiento conceptual de los
hechos y también de política social (ideales).
Lo segundo, es indicar al lector cuándo el autor calla y cuando comienza a
hablar el hombre como sujeto de voluntad, cuando surgen los argumentos científicos
y cuándo los sentimentales.
Esta revista apareció en una época donde ocupaban primer plano de las
discusiones de ciencia social , problemas relacionados a la clase obrera ( el contexto
de Alemania) Pero rechazo a toda tendencia, aunque adquirió un “carácter” a pesar de
su limitación a las discusiones científicas y a su invitación a los miembros de cualquier
sector político. Dadas las condiciones de Alemania, esto era inevitable.
Redunda todo en favor de la más amplia participación en las discusiones
científicas, ayudando a prestar a la revista y hasta conformó uno de los títulos que
justificaron su existencia.
Cuando distinguimos al juicio de valor y saber de experiencia, se presupone que
existía un tipo de conocimiento válido, o sea, el ordenamiento conceptual de la realidad
empírica en el campo de ciencias sociales.
Nuestra existencia física como la satisfacción de nuestras necesidades más
espirituales chocan con la limitación cuantitativa y la insuficiencia cualitativa de los
medios exteriores que se necesitan para ese fin. Y el trabajo, al par que la lucha contra
la naturaleza y la asociación con otros hombres, el hecho fundamental al que se ligan
todos los fenómenos caracterizados.
El carácter económico social de un fenómeno no es algo que se posea
objetivamente. Está condicionado por su interés cognoscitivo. Cada vez que un
proceso de la vida cultural está anclado en el hecho de que contiene un problema de
ciencia social, representa una tarea para una disciplina que se proponga distinguir el
alcance del hecho fundamental.
Dentro de los problemas economicos sociales se distinguen procesos y
complejos, normas e instituciones. Lo que ocurrirá como regla general, cuando
hablamos de instituciones creadas o utilizadas con fines económicos. Añadiendo
también, procesos de la vida religiosa que cobran su significación porque producen
efectos que nos interesan (fenómenos económicos permanentes)
Los fenómenos que no son económicos, que carecen de interés o lo tienen muy
escaso serán economicamentes condicionados, ya que sus relaciones no
“económicas” están determinadas por motivos económicos.
La influencia indirecta de las relaciones sociales, instituciones y agrupamientos
humanos sometidos a la presión de intereses se extiende a los ámbitos de cultura, los
fenómenos colectivos y las acciones singulares se confluyen por aquellos intereses.
La totalidad de los fenómenos y condiciones de vida de una cultura históricamente
dada opera sobre la configuración de las necesidades materiales. Tal totalidad, se
vuelve económicamente pertinente.
Nuestra ciencia en su regreso causal imputa a todos los fenomenos culturales
economicos, causas individuales, procurando un conocimiento histórico. A través de
las diversas interpretaciones de la cultura procura interpretaciones históricas desde
un punto de vista específico y da un cuadro parcial, una contribución introductoria para
el conocimiento histórico de la cultura.
Existe un problema económico social cuando se presentan las significaciones
de momentos problematicamente y el único modo de determinarla precisamente, es
usando los métodos de la ciencia económica social. Su ámbito de labor se conforma
por conflictos de intereses, producto del papel dominante que tiene la Economía en
muchos países.
El tratamiento práctico de las relaciones obreras fue objeto permanente en la
actividad legislativa y debate público, el centro de todo debió estar en la determinación
de las conexiones más universales en que se insertaban los problemas y debió
desembocar en el análisis de todos los problemas culturales producidos por el
escepticismo de las bases económicas.
El concepto de lo social, que aparenta tener un sentido general, muestra también
un significado particular, específico y a veces, indefinido. Su “ generalidad” consiste
en un carácter indeterminado que no puede dar ningún punto de vista específico donde
no puede dar significación de determinados elementos culturales.
El análisis de los fenómenos sociales de los procesos de cultura, desde su
condicionamiento y alcance económico ha conformado y construirá un principio
científico.
Hablando de Marx, Weber opina sobre la concepción materialista de la historia.
Ha de rechazarse esta concepción. El fin de esta revista deberá ser la interpretación
económica de la historia. Esta concepción, bajo la impresión del profundo significado
cultural de las transformaciones modernas y dominada por la cuestión obrera se
desliza en una concepción monista, sin conciencia crítica. Entre estas ideas no se
muestra el hecho, de que no quedan satisfechos en su necesidad de encontrar una
explicación causal de cierto momento histórico hasta no explicar sus causas
económicas partícipes o que aparentan serlo.
Todo aquello que en la realidad histórica no se deduce de motivos economicos
es considerado por no tener significado cientifico. Si se comprueba que en dos
situaciones históricas, iguales respecto de lo económico, se obtienen respuestas
distintas. Para mantener la supremacía de lo económico se reducen los momentos, a
la categoría de condiciones históricamente accidentales, en las que los motivos
económicos son causas.
Resulta decisivo asignar a las condiciones económicas, la clase de causas a las
que debe imputarse elementos específicos del fenómeno en cuestión, al que le damos
importancia en cada caso.
La ciencia social es una ciencia de realidad. Quiere comprender la realidad de la
vida que nos rodea, y estando inmersos (específicamente) quiere comprenderse la
conexión y significación cultural de sus manifestaciones individuales, como también,
las razones por las cuales ha llegado a ser así y no de otra forma.
Cualquier conocimiento conceptual de la realidad infinita por la mente humana
finita, descansa en el supuesto de que solo una parte finita de la realidad es objeto de
la investigación científica. Aquello que contienen las leyes en sí, lo único
científicamente esencial en ella, está demostrada la “legalidad” de una relación causal
obtenida mediante la inducción. Los elementos de la realidad individual que,
establecida la ley (quedan fuera de ellas) son residuos no elaborados científicamente
aún (que podrán ser perfeccionados por leyes o ser contingentes, dejados de lado y
ser inesenciales)
La realidad a la cual se aplican las leyes sigue siendo individual, no deducible
por leyes.
El interés de las ciencias sociales parte de la configuración real e individual, y
universal, deviene de condiciones sociales que a su vez, se presentan como
individuales. En estas ciencias, interesa, la tonalidad cualitativa de los procesos. Son
acciones conjuntas de procesos espirituales cuya comprensión es totalmente diferente
a las disciplinas naturales.
Con relación al conocimiento de la realidad, interesa la órbita en la que se
agrupan los factores, en un fenomeno historico y culturalmente significativo. Si se
quiere explicar causalmente, debemos recurrir a leyes y comprobarlas.
Las tareas a realizar, para alcanzar al conocimiento, serían:
● Comprobar esas leyes y factores hipotéticos.
● Analisis y exposicion ordenadora de la configuración individual dada
históricamente de aquellos factores y su acción recíproca condicionada y
significativa. Reconocer el fundamento e índole del conocimiento.
● Indagar las propiedades individuales significativas para el presente, y buscarlas
en el pasado (explicación histórica a partir de configuraciones individuales)
● Predecir configuraciones futuras posibles.
Para estos fines, la existencia de conceptos claros y el conocimiento de las “leyes”
tienen valor y son importantes como medios cognoscitivos.

Las ciencias de la cultura son las que procuran conocer fenómenos de la vida en su
significación cultural. La significación de la configuración de un fenómeno cultural y
su fundamento, presuponen la relación de los fenómenos culturales con idea de valor.
EL CONCEPTO DE LA CULTURA ES UN CONCEPTO DE VALOR.
La relación de la realidad con las ideas de valor que le dan significación, así como el
aislamiento y ordenamiento de los elementos de la realidad conforman un modo de
consideración heterogéneo y dispar respecto al análisis real con leyes.

Solo mediante el supuesto de que únicamente una parte finita entre una multitud
infinita de fenómenos es SIGNIFICATIVA, cobra sentido lógico la idea de un
conocimiento de FENÓMENOS INDIVIDUALES.
Jamás debe ser exhaustiva la descripción de la parte más específica de la realidad. El
número y la naturaleza de las causas de cualquier acto individual son infinitos y nada
indica lo que puede ser considerada o no. El intento serio de conocer la realidad,
llevaría a un caos de juicios de existencia de innumerables percepciones particulares.
Lo unico que ordena esta situación es la circunstancia de que sólo una parte de la
realidad individual reviste interés y significación. Determinados aspectos de los
fenómenos individuales son dignos de ser conocidos y objeto de explicación causal.
Determinamos aquellas causas que son imputables, componentes esenciales del
acontecimiento. El conocimiento de leyes de causación es el medio de la investigación.
Cuanto más abstractas sean las leyes, menos contribuyen a la IMPUTACIÓN CAUSAL
de fenómenos individuales y a la comprensión de procesos culturales. Cuanto más
seguro y abarcador sea nuestro conocimiento general, mayor será la seguridad de la
imputación.
Leyes en el sentido de conexiones causales adecuadas, expresadas en reglas que
implican posibilidad objetiva.
Carece de sentido un tratamiento objetivo de los procesos culturales, si por eso se
entiende a la reducción de lo empírico a leyes. El conocimiento de las leyes sociales
no implica conocimiento de la realidad social, sino un medio auxiliar que nuestro
pensamiento emplea con este fin. El conocimiento de los procesos culturales se
concibe en la base de la significación que la realidad de la vida (de forma individual)
tiene para todos en determinadas conexiones singulares.
Cultura es una sección limitada de la infinitud desprovista del sentido del sobrevenir
del mundo y que los individuos le dan sentido. Somos hombres de cultura, con
capacidad y voluntad de tomar conscientemente una posición ante el mundo y darle
sentido. Todo conocimiento de realidad cultural es un conocimiento que parte de un
punto de vista particular específicamente. El conocimiento de las ciencias de la cultura
se vincula a premisas subjetivas por ocuparse de fenómenos de la realidad que se
vinculan a aquello con significación cultural.

Lo que pase a ser objeto de la investigación y en la medida que se extienda esta en la


infinitud de conexiones causales, se determina por ideas de valor que dominen al
investigador y su época. Respecto al CÓMO, al MÉTODO DE INVESTIGACIÓN , el punto
de vista es determinante para construir el esquema conceptual empleado en la
investigación. En el modo de su uso, el investigador está ligado por las normas de
nuestro pensamiento. La verdad científica es lo que pretende valer para todos aquellos
que quieren la verdad.

Los puntos de partida de las ciencias de cultura se proyectan cambiantes,


proyectándose hacia el futuro.

Interesa metodológicamente una consideración de la objetividad del conocimiento de


la cultura: ¿CUAL ES LA SIGNIFICACIÓN DE LA TEORÍA Y LA CONCEPTUALIZACIÓN
TEÓRICA PARA EL CONOCIMIENTO DE LA REALIDAD CULTURAL?

El método teórico abstracto se contrapone de un modo insuperable y sin mediación


alguna a la investigación empírico- histórico.
Habría que suponer como “dada” y conocida la totalidad de la realidad histórica
respectiva, incluida toda su conexión causal. El prejuicio naturalista, según el cual
esos conceptos debieran ser de acuerdo a las ciencias exactas generó incomprensión
del sentido de estas formaciones conceptuales teóricas.
La teoría abstracta pretendía apoyarse en postulados psicológicos.
La investigación psicológico social tenía el detenido examen de diversos individuales,
dispares entre sí, elementos culturales con referencia a su interpretación mediante
comprensión por experiencia.
Partiendo del conocimiento de instituciones individuales se comprenderá su
condicionamiento y significación cultural.
La teoría económica abstracta, es una síntesis caracterizada como ideas de fenómenos
históricos. Dandonos un modelo ideal de procesos del mercado de las mercancías y
reúne determinados procesos y relaciones de la vida histórica en un cosmos. Esta
construcción presenta un carácter utópico obtenido mediante realce conceptual de
elementos de la realidad. Su relación con los hechos consiste en donde la realidad se
comprueba o se supone que operan conexiones abstractas, procesos dependientes
del Mercado.

El concepto TIPO IDEAL pretende guiar el juicio de la imputación, no es una hipótesis.


Pero quiere señalar una orientación a la formación de hipótesis. Quiere proporcionar
medios de expresión unívoco de la realidad, para representarla. Es la idea de la
organización moderna de la sociedad, dada históricamente y fundada en el intercambio
del hombre, siguiendo principios lógicos.
Obtenidos mediante realce unilateral de uno o varios puntos de vista, y la reunión de
una multitud de fenómenos singulares, difusos y discretos, presentados en mayor
medida en unas partes que otras, o esporádicamente, en un cuadro conceptual
unitario.
Esa utopía destaca rasgos singulares, difusos, con el fin de reunirlos en un cuadro
ideal sin contradicciones.
La formación de tipos ideales abstractos entra en consideración, como medio.

El tipo ideal es el intento de aprehender, en conceptos genéticos, individuos históricos


o sus elementos singulares. Los conceptos definen sus límites y su contenido es
siempre variable. Si quiero captar genéticamente un concepto determinado y su
significado que tiene para la cultura moderna, determinados rasgos de ambos se
vuelven importantes, porque se encuentran en una relación de causación adecuada,
respecto de aquellos efectos. Por eso, los conceptos se vuelven al punto TÍPICO IDEAL
, en su plena pureza conceptual no encuentra representante en la realidad o lo
encuentran parcialmente.
Para realizar una exposición en una sola dirección o sentido, el uso del tipo ideal es
importante en muchos campos de la cultura.
Lo que interesa a la ciencia social, es su significación práctica.

El hecho de que entre la idea en un sentido práctico o teórico de pensamiento y la idea,


en el sentido de un tipo ideal de una época, construido como instrumento conceptual,
existen determinadas relaciones.
Un TIPO IDEAL admite ser abstraído por ciertos fenómenos sociales característicos
de una época puede haber estado presente para los contemporáneos como ideal por
alcanzar prácticamente o como máxima para la regulación de determinadas relaciones
sociales.

Qué se entienda o se pueda entender por tal concepto teórico es algo que puede
volverse claro en un solo sentido, mediante una formación conceptual precisa. Esto
es, típico ideal.
La relación causal entre idea históricamente verificable que gobierna a los hombres y
elementos de realidad histórica, puede configurarse de diversas formas.
Esas ideas que gobiernan a los hombres de una época, difusa, sólo pueden ser
concebidas con precisión conceptual BAJO LA FORMA DE TIPO IDEAL, por alentar en
todos los hombres indefinidos y cambiantes, experimentando las más variadas
gradaciones de forma y contenido, claridad y sentido.
Consiste en ligar, diferentes conexiones singulares a las que denominamos IDEA,
síntesis que sin los TIPOS IDEALES no se podría alcanzar.
El proceso empírico histórico, en la cabeza de los hombres debe ser comprendido
como psicologico, no lógicamente condicionado.
Cuanto más abarcadoras son las conexiones de cuya exposición se trata y cuanto más
multifascetica es la significación cultural, más su exposición conjunta en un sistema
conceptual se acerca al TIPO IDEAL y menos es posible manejarse con un concepto
de ese tipo, entonces, más naturales e inevitables son, los intentos de llevar a la
conciencia nuevos aspectos significativos mediante la formáción de nuevos conceptos
tipico ideales.

A estas exposiciones tipico ideales suele atribuirse el hecho de ser un tipo ideal
LOGICAMENTE como PRACTICAMENTE, mediante modelos que contienen al DEBER
SER.
Un tipo ideal es indiferente a cualquier juicio valorativo. La distinción entre la
resistencia lógica comparativa de la realidad a tipos ideales en sentido lógico y el juicio
valorativo acerca de la realidad por ideales, es un deber elemental del autocontrol
científico.
Cuanto más se formen conceptualmente conexiones históricas complejas, el concepto
tendrá cualidades de tipo ideal. El fin del concepto típico ideal es el de obtener la
especificidad de los fenómenos culturales.
En resumen, los TIPOS IDEALES son conceptos abstractos de conexiones que son
representadas por nosotros como individuos históricos en los cuales se cumplen
desarrollos.
Este proceso no tiene dificultades metodológicas siempre y cuando se tenga presente
que construcción típico ideal e historia son dos cosas a la que es preciso distinguir.
Su peligro, reside en que el saber histórico aparece como servidor de la teoría y no a
la inversa.

El infinito entrelazamiento de los problemas metodológicos están siempre presentes


en el ámbito de las ciencias de la cultura. Su resultado es un continuo proceso de
cambio de conceptos en los que procuramos ver la realidad.

La tarea de la ciencia consiste en la comprobación de lo que debe valer.

Los mayores progresos en el campo de las ciencias sociales se relacionan con el


desplazamiento de problemas culturales prácticos y cobran la forma de una crtica de
formación de conceptos.

El fin de los conceptos es ser copias representativas de la realidad objetiva. Son


medios con miras al conocimiento de las conexiones significativas desde punto de
vista individuales. Se considerará que se formen conceptos precisos y unívocos en
relación a una perspectiva SINGULAR.

El Estado, entonces es una etiqueta para una maraña de ideas de valor con las que se
pone en relación cada caso singular: la pura seguridad militar frente al exterior, del
dominio de determinadas clases o individuos en el interior, y ciertos valores culturales
objetivos.

Sólo mediante fórmulas conceptuales típico ideales se observan, por confrontación de


lo empírico con el tipo ideal, las perspectivas que entran en consideración en cada
caso.
La validez objetiva de todo saber empírico descansa en que la realidad se ordene según
categorías subjetivas en un sentido específico, representan el presupuesto de
conocimiento y se ligan al presupuesto del valor de aquella verdad q ue el saber
empírico da.
La objetividad del conocimiento de las ciencias sociales depende de que lo
empíricamente dado se oriente a las ideas de valor, aquellas que le dan un valor
cognitivo

La significación de los puntos de vista utilizados de manera irreflexiva se vuelven


inciertos y la ruta se desvía, perdiéndose. La ciencia se apresura a cambiar su posición
y aparato conceptual, mirando el devenir desde lo más alto del pensamiento.

SOCIEDAD DE LOS INDIVIDUOS

Norbert Elias (1897 – 1990) es un sociólogo del siglo XX que se separa de los
pensadores anteriores en primera instancia es por la diferencia cronológica. La
preocupación de los sociólogos del siglo se centraba en el reciente establecimiento
de una nueva sociedad moderna y en la separación de la sociología de otras ciencias
por su objeto de estudio.

Entonces el desarrollo de la sociología como ciencia independiente crea y complejiza


las orientaciones de estudio por lo cual la nueva generación necesariamente van a
tener que plantear en relación a las obras de los primeros sociólogos
La disyuntiva polarizada que atraviesa por todo el estudio sociológico por todo el
siglo XX:
● Por un lado, la aproximación a las formaciones histórico sociales como
bosquejos de individuos, entender que la sociedad se crea a partir de la
planificación racional del individuo, solo a través de lo particular se
comprende el desarrollo del conjunto (derivado del pensamiento weberiano -
individualismo);
● Mientras que por otro lado, se entienden a estas formaciones histórico
sociales como producto de la entidad orgánica supraindividual, es decir, como
producto de lo colectivo.La sociedad como una sustancia colectiva de fuerza
externa e independiente al individuo que es estudiado por sus regularidad
como se estudian los objetos en las ciencias biológicas (derivado del
pensamiento durkheimiano - holismo).
Elías plantea además modelos mentales y una visión más global para pensar más allá
de estas antinomias:
● Aristóteles recurrió al ejemplo de la relación entre piedras y casa para explicar
que la unidad de una casa no puede comprender por cada piedra individual ni
tampoco es posible entender a la casa en su totalidad como una acumulación
las piedras.
● Teoría de la Gestalt que resurge la atención en los fenómenos de este tipo:
todo es distinto a la suma de las partes, que todo posee regularidades de
índole propia y nunca podrían comprenderse partiendo de las partes
individuales.
*Teoría de la Gestalt: La Gestalt es una corriente de la psicología en Alemania
proponiendo alternativas a los paradigmas psicológicos dominantes e hicieron
grandes aportaciones a la psicología cognitiva.
Esta dicotomía entre sociedad e individuo carece de sentido, ya que Elías afirma que
esta discusión entre “yo puro” y “sociedad externa” es una determinada
configuración histórica del tejido humano y autoconciencia del ser humano.
Para librarse de este problema, se necesita de un distanciamiento mayor para
objetivar las relaciones que lo representa en su concepto de ESTRUCTURA. ¿Cómo
analiza a la sociedad entonces?
Elías entiende que las sociedades se construyen en diferentes estructuras, estas
estructuras son entramados de relaciones entre individuos que se ordenan de una
manera específica. Y que, a causa de una mayor complejización de las tareas en la
sociedad, se produce un fenómeno social consecuente al quebrantamiento de
agrupaciones anteriores llamado Individuación, fenómeno que divide estrictamente
el espacio público del privado y además da lugar al desarrollo de la autoconciencia
que será más explicado más adelante.

El individuo vive en una red móvil de interdependencias que él no puede modificar ni


romper a su voluntad en tanto esta red lo permita. Es decir, cada persona es un
eslabón atado a una configuración limitada por las conexiones interdependientes de
las personas. Y cada persona representa una función que dependerá su forma en
relación a las demás funciones.

Además, cada estructura se basa en tensiones específicas dentro de un movimiento


circular funcional, es decir, en constantes fines y acuerdos que se establecen por
enfrentamientos entre diferentes grupos sociales como instituciones estables de la
dirección social únicamente dentro de una determinada estructura del contexto
funcional de una sociedad. No existe una estructura sin el contexto que lo componen
los individuos, las relaciones personales.

Por lo que, Elias afirma que todos los fenómenos sociales tienen algo en común: las
relaciones y las funciones que integran a los individuos en una sociedad. Pero para
pensar en cómo funcionan las relaciones que integran los individuos, no hay que
entenderlas como algo natural y evidente para estudiarlas, sino como una expresión
de un modelo particular e histórico del individuo.
Es la autodirección psíquica dentro de cada individuo que se construye por un tejido
de relaciones, configurado en una determinada forma de convivencia.
Elías sostiene esta idea de la autodirección psíquica explicando que todo ser
humano individual nace dentro de un grupo humano que existía antes que él, nace y
se moldea hacia un determinado comportamiento u orden. Es la naturaleza humana
de crecer con otros para llegar a ser un ser psíquicamente adulto construyendo
vinculaciones simultáneas entre las personas.

Ejemplo con bolas de billar: se suele entender en la actualidad a las relaciones como
bolas de billar, chocan entre sí y vuelven a separarse rodando produciéndose en un
efecto recíproco.
Sin embargo, para Norbert Elías, los fenómenos de interrelación son diferentes a un
efecto recíproco que ocurre entre sustancias fijas. Los seres humanos se forman y
cambian unos a otros al relacionarse entre sí, ni siquiera en su etapa adulta se los
consideran como humanos “terminados”, no se la considera como etapa cerrada y
completa.

La autoconciencia de personas de quienes componen la estructura de su sociedad


empujan hacia un grado de reserva, de represión emocional y regulación de instintos
para estabilizar la formación del superyó, alejando del mundo exterior aquellos
estallidos emocionales internos.
*Super-yo: una de las tres instancias psíquicas de la teoría freudiana, producto de la
socialización e interiorización de normas consensuadas socialmente.
La autoconciencia se corresponde con una estructura del espíritu en etapas del
proceso de civilización y a su vez, se caracteriza por una tensión de órdenes y
prohibiciones sociales.

Cuanto más intensa y multilateral es la regulación de los instintos y más estable sea
la formación del super-yo, habrá mayor diferenciación entre la conducta del niño y la
del adulto. Es en la adultez, la etapa en la cual se perfeccionan los mecanismos de
autocontrol de las emociones.
Estos mecanismos de autocontrol se encuentran en la constante competencia entre
las personas porque los adultos, al especializarse en una función única, están en una
relación de “tira y afloja” con los demás individuos que pertenecen a su grupo.

Teoría del ambiente es la actitud consciente sobre la relación entre el individuo y la


sociedad. En realidad, las distintas escuelas solo discuten en torno a la cuestión de
cuánto y cuán fundamentales son para la configuración del individuo las fuerzas que
ejerce sobre él esta sociedad exterior:
● Son las leyes internas que determinan la configuración del individuo por su
interior innato y son ajenos a las relaciones con otros;
● La configuración de uno viene esencialmente de afuera;
● Efectos recíprocos entre factores externos e internos.
Cuando uno observa y sigue la transición de una sociedad a otra, se transforman los
deseos personales del individuo, es decir, es la transición también del tipo de
individualidades. Surge así, una imagen de un constante cruce de seres únicos que
se perciben en la “trabazón”.
De esta “trabazón”, resulta un sistema en tensión, cuyo orden es compartido por
cada uno de los hilos particulares, en mayor o menor medida, según su posición y
función.
Sin embargo, este modelo de “tejido humano” es insuficiente por darle un carácter
estático a la estructura de las sociedades.
Hay que imaginar esta símil red como en constante movimiento, que los productos
de las relaciones se tejen y a su vez se destejen según las posiciones y funciones
que se entrelazan todo el tiempo. El lenguaje por ejemplo, es producto y expresión
del tejido humano en el que se configura.

Actualmente suele concebirse al ser humano como poseedor de varios


comportamientos psíquicos. Se suele diferenciar entre “espíritu” y “alma”, “razón” y
“sentimientos” o “conciencia” e “instintos”.
Estas diferenciaciones se van marcando por términos a través de un proceso que va
de la mano de la diferenciación entre los mismos grupos humanos. Son, entonces,
productos de un proceso histórico-social, de una transformación de la estructura de
la convivencia humana.
Por otra parte, los términos que expresan esta diferenciación aguda de las funciones
psíquicas, en cierto modo, ocultan el carácter específicamente funcional de aquello
que llamamos “psique”, “razón” o “yo”, todos estos términos tienden a marcar más
la idea de sustancias que de funciones, más hacia una noción de algo que descansa
en sí mismo que la noción de algo cambiante.
A diferencia de las funciones que tienen los órganos humanos, que son específicas y
dirigidas a otras personas y cosas, las funciones psíquicas se tratan de formas de la
autodirección de un ser humano en relación con otras, tiene carácter adaptable y,
además, constituyen la condición básica para la flexibilidad de la estructura de las
relaciones, es decir, la condición básica de la esencial historicidad de la sociedad
humana.
A causa de la naturaleza maleable de las funciones relacionales, necesita una fijación
heredada de la autodirección en el trato con los demás, por un moldeado
sociogenético de estas funciones.

Derrumba los límites artificiales del pensamiento en torno al ser humano: ámbito
histórico, ámbito sociológico y ámbito psicológico. Son fenómenos complementarios
e inseparables que se pueden estudiar solamente dentro de un contexto que abarque
sus relaciones mutuas.
Sociología: diferentes órdenes y regularidades que forman el tejido social. El psique
del individuo cobra dimensión a través del entrelazamiento y la interdependencia con
otros, además de tener cierta influencia por acontecimientos sociales
contemporáneos. Se estudia a partir de las relaciones entre individuos y no desde su
particularidad aislada.
Estos tres tipos de estructuras constituyen el objeto de estudio de una ciencia del ser
humano. No son estructuras de orden natural, ni espiritual, ni racional, sino
puramente social.
El modo en que se ve a sí mismo un individuo y se dirige en sus relaciones con los
otros depende totalmente de la estructura de aquel grupo o de aquellos grupos
humanos a los que hemos aprendido a llamar “nosotros”.

Ciertamente en la psicología encuentran que hay leyes naturales que determinan las
funciones relaciones aunque no con el mismo grado de influencia que hay sobre
estructuras del organismo humano.
La psicología es una ciencia que constituye el puente entre las ciencias naturales
(investiga la estructura y leyes naturales de todas las funciones de autodirección del
ser humano dirigido a otros) y las sociales (sigue el proceso de las funciones
flexibles de autodirección de una persona a la configuración individual de esta en el
seno de la convivencia con otros).

Entonces es así que se afirma que los seres humanos se conforman por un orden
natural y otro social. Es el orden social con su carácter adaptable y flexible que
diferencia la dirección de los comportamientos humanos de los animales. Debido a
esta especial característica, el ser humano solo adquiere en la sociedad y a través de
la sociedad adquiere aquello que en el animal hereda de su naturaleza: como aparato
reflejo fijo a la dirección de los comportamientos. Aunque, a diferencia de los
automatismos de acciones orgánicos-naturales, en los sociales tienen lugar procesos
y transformaciones históricas.
En la base de estas tendencias sociales inclinadas hacia el cambio, se encuentran
determinadas formas de las relaciones humanas mismas, tensiones interpersonales
de índole e intensidad muy determinadas. Estas tensiones se producen a partir de
una Monopolización de Bienes y Valores Sociales por parte de determinadas
personas o grupos que dependen de las otras personas.

Entre los bienes monopolizados de esta manera, sirven para saciar necesidades
vitales son más importantes. Sin embargo hay muchos tipos de monopolización.
Como el entrelazamiento económico que se convirtió en una porción diferenciada
dentro del tejido global de la mano de la creciente diferenciación de la sociedad.
Lo que moldea y vincula a los individuos dentro de este cosmos humano es la
conjunción funcional de sus deseos y comportamientos dependiendo de los otros
tanto por instinto o por previsión racional. Así también, las tensiones específicas
entre diferentes grupos presentan un doble aspecto: impulsos emocionales a corto
plazo e impulsos, propios del superyó, a largo plazo.

La monopolización de bienes y valores que sirven para saciar estos muy


transformados requerimientos impulsivos es tanto más importante para la génesis de
las tensiones sociales cuanta más diferenciación de funciones sociales y, con ella, el
desarrollo de la división de funciones psíquicas, creando más dependencia entre las
personas.
Debido a estas tensiones, determinadas formas de convivencia apuntan
constantemente a una dirección determinada y transformaciones específicas sin
necesidad de un impulso externo. Son cambios que ocurren en la estructura de la
convivencia y no en la naturaleza de personas particulares.
El Problema de mecanismos y automatismos en la Historia es que no se trata de un
engranaje de una máquina sin vida, sino que se tratan de coerciones que personas
vivas ejercen sobre otras personas vivas en una red de relaciones que conviven bajo
tensiones que le brindan el carácter tanto rígido como elástico.
Por un lado es rígido porque hay un margen de oportunidades para la actuación del
ser humano. La elección puede depender tanto de su posición social, su destino
personal, su familia o incluso inconvenientes externos, o principalmente del reparto
de poderes y de la estructura de tensiones del conjunto. Pero por el otro lado es
elástico porque los procesos de transformación son inevitables a lo largo del tiempo
ya que se basan en las leyes de tensiones dentro de una sociedad.
Comparación de la moneda, no es una moneda inerte, es acuñado y a su vez acuña,
son dos caras:
- Una cara, cada persona se abre paso entre las otras y con expresiones
propias y ajenas a las experiencias de otras personas.
- Otra cara, a pesar de la libertad de movimiento, hay un orden no palpable
directamente con los sentidos por su lugar determinado. La limitación de modos
de comportamiento y funciones.
La “individualidad” es un término para designar modo y grado particular en que la
cualidad constitutiva de la dirección psíquica de una persona se diferencia de los
demás. Posible en la autodirección relacional más que orgánica por su flexibilidad, la
concepción habitual de la naturaleza es de un ente inmutable o se atribuyen cambios
paulatinos.
La autodirección psíquica de una persona es, debido a que la persona crece dentro
de un grupo determinado, individual, pero también es el punto único dentro de la red
de su sociedad.

Entendiendo que la estructura y cualidad constitutiva de la dirección del


comportamiento de un individuo dependen de la estructura de las relaciones entre
individuos, ya la idea de “yo soy” o de “yo pienso” sólo presupone a la existencia de
otras personas con las cuales se conviven. Sin embargo, esta inclusión de todo “yo”
dentro de un nosotros significa que ningún encadenamiento de acciones, planes y
fines de un grupo sea planeado, al contrario, los acontecimientos que se realicen
socialmente no son perseguidos racionalmente por individuos, carece de
premeditación.
No hay control a pesar del carácter burocrático que tienen los planes a corto plazo de
numerosos grupos, todos estos instrumentos e instituciones sociales siempre
avanzaron, en el transcurso de la historia, en una dirección que no ha sido planeada
previamente.

Por ejemplo: si dos personas distintas aspiran a una misma perspectiva social, ya
sea una mercancía o terreno, este hecho no había sido premeditado ni proyectado:
una relación de competencia de regularidades específicas o, según el caso, el
descenso o un aumento de precio.

SOCIEDAD CORTESANA

Es la aplicación de su trabajo sociológico en una situación histórica utilizando de


herramientas las categorías de Proceso civilizatorio, estructura y acción individual.
Estas categorías son flexibles para aprovechar la riqueza del hecho histórico.
La corte real del ancien régime presenta coacciones peculiares que, tanto los
hombres dentro del círculo del rey como los de afuera, ejercían unos sobre otros y
sobre sí mismos. Es la necesidad de afirmarse en medio de tal configuración que es
la cortesana.
Elías trabaja la corte real francesa del ancien régime con categorías sociológicas para
comprender su estructura, la distribución de oportunidades de poder, las relaciones
de dependencia que constituían a esta sociedad y las exigencias que brotaban de
estas relaciones.
En la nota preliminar a la problemática, hace un breve recorrido de la corte a partir del
Renacimiento, si bien la francesa fue un modelo de alto grado para los demás países
en el siglo XVII y XVIII, ya era una expresión singular de enlazar individuos
recíprocamente.
Es, además, de suma importancia sostener la idea de configuración/figuración a lo
largo del texto. Elías propone realizar un análisis de un tipo de configuración
específica, es decir que, es un entramado único de aunar elementos múltiples para
formar una totalidad con su propio sistema social de normas y valoraciones. Y
entender que esta configuración existe en una relación tensionada por la lucha en
relación al poder y, a su vez, este poder es pensado como una relación dentro de la
red de elementos.
El concepto de LUCHA entonces, para otras sociedades pre-cortesanas se efectuaba
de manera directa con peleas físicas, imponiendo su voluntad con fuerza (coerción
física). Mientras que la particularidad de la sociedad cortesana es que se logra
adquirir el poder a través de la fuerza moderada. Dicha fuerza moderada existe en la
medida que exista la figura de un “rey”, una clase dirigente, un estado más un aparato
administrativo.
Es la figura del monarca que está dotado de distribuir las tierras. Esta idea de fuerza
moderada se relaciona con la idea de “deporte”, la creación –en el proceso de
civilización- de un espacio ficticio para mimetizar emociones que son frecuentemente
reprimidas en la sociedad y que llegaron a un grado de ordenamiento, esta noción de
“deportivización” se desarrollará en el otro texto*
*Un ensayo sobre el deporte y la violencia.
A su vez, cuando él introduce el concepto de civilización, lo entiende como el
conjunto de comportamientos definido por el término control/autocontrol o
coerción/autocoerción, .
La peculiaridad del entramado cortesano-aristocrático de basada en el poder de
prestigio que se alimenta del consumo de lujo y compiten entre sí los individuos por
el status. El despilfarro, gasto no productivo
Uno tiene que tener status para poder demostrarlo, exteriorizar su prestigio en la
sociedad. Encuentra una expresión paradigmática en el caso del padre, el duque de
Richelieu, y su hijo que lo relata Taine: Dio a su hijo un talego con dinero para que
aprendiera a gastarlo como un gran señor, y cuando el joven devolvió dinero, el padre
arrojó la bolsa por la ventana delante de él.
La enseñanza del padre imprime en el individuo el deber de la “generosidad”
impuesto por su rango, su estatus social De esta manera, Elías afirma que el ser
humano está atado a las coacciones peculiares que se ejercen entre ellos y a sí
mismos.
Los cambios y/o diferencias con el ethos social del Burgués Profesional que será
atribuido a la denominada sociedad burguesa o sociedad industrial. La actitud
cortesano-aristocrática frente a los ingresos y egresos monetarios sea distinta de la
profesional burguesa. Esta configuración es caracterizada por su creciente
diferenciación de la vida humana de la profesional por la conducta racional
económica, el ahorro.
Basado es el ethos profesional del ahorro, hay una tendencia hacia el cálculo racional
de la ganancia y pérdida de oportunidades en el ámbito financiero. La conducta del
individuo se rige por normas que obligan a las familias a subordinar los gastos a los
ingresos por medio del trabajo y el ahorro para así ganar mayor status y prestigio.
Es importante volver a destacar que Elías analiza siempre dentro del contexto en el
cual se desarrolla la específica red específica de interdependencias que enlaza a las
personas y sus círculos para poder explicar la lógica que guía la acción de los
individuos.
Es entonces que se logra comprender, en la sociedad cortesana, las acciones
ostentosas de dinero que los identifica en relación con otros.
En muchas sociedades existen tipos del consumo de prestigio, del consumo al que
obliga una competencia por el status y el prestigio.
Como en Francia, durante los siglos XVII y XVIII, en Inglaterra hubo períodos de una
violenta competencia por el status y el prestigio entre las capas superiores. Sin
embargo, estas capas superiores no poseían el mismo carácter cortesano que
tuvieron los franceses porque ni el rey ni la corte constituían el centro de poder. La
específica capa inglesa de ricos terratenientes burgueses (Gentry) participaba en las
edificaciones de prestigiosos, bajo la presión de rivalidad por el status con las
familias aristocráticas.
Mientras que en Francia, retomando el carácter cortesano que lo caracteriza, la
competencia por el status y el prestigio era entre capas burguesas avanzadas y los
nobles. El rey, personaje principal en el cual se concentra su poder, se encargaba de
mantener el límite entre estas capas.
Montesquieu fue uno de los primero en esbozar un modelo sociológico para explicar
la regularidad con la cual se arruinan familias de la nobleza vinculándolo a una
circulación social que opera dentro de los estamentos. Estos dos supuestos los
observa a partir de la inmutabilidad de las barreras que separan a las distintas elites
sociales y que no pueden ni deben desaparecer su estructura como tal.
Pero, al mismo tiempo, contempla el hecho de que, dentro de esta firme estructura de
los estamentos y sus elites, hay una continua circulación de familias que ascienden y
descienden sus títulos dentro de un sistema axiológico-social que compone al
aparato absolutista francés.
Montesquieu también resalta la utilidad detrás del valor negativo de aumentar
ingresos para una monarquía absoluta. Así, a cada grupo dirigente le corresponde
una recompensa social peculiar y diferente de todas las otras.
La rivalidad entre un funcionario noble de toga y el de espada. La nobleza de toga se
compone de comerciantes que ganan mucho dinero para comprar un título nobiliario
y así, algún día, su familia ascienda a nobleza de espada; la nobleza de espada se
compone de personas que gastan su fortuna según su rango y, a su vez, es visto
como bochornoso incrementar sus ganancias en vez de gastarla, deben vaciar todo
su capital hasta descender su rango hasta hundirse en la burguesía.
Luis XIV reconocía el peligro de las elites estamentarias superiores superen rivalidad
tradicional y hagas causa común contra el rey. Esta rivalidad como la diversidad de
rangos y grados de jerarquía de status y prestigio son tal vez, las “máximas” de su
estrategia de dominio. Es de destacarse que durante su mandato, se consolidaron las
diferencias estamentarias y otras diferenciaciones del rango social en base a
valoraciones e ideales del rey, por lo tanto pone en manifiesto que la movilidad social
es algo socialmente pretendido. Son las formas fenoménicas de la dinámica
inmanente de esta configuración cortesana.
Lo esencial en este contexto no es el número de familias que descendieron ni
ascendieron, sino ante todo la forma de las interdependencias a cuya presión se
hallan sometidos los hombres de esta configuración. Las conexiones que se elaboren
entre las personas serán construidas a partir de las condiciones que les permita
según su rango.
En la actualidad se ha habituado la distinción entre “Sociedad” y “Estado”, al igual
que los fenómenos sociales son encajonados conceptualmente. El hecho es que aún
si se tratase de algo obvio, no se debería imponer este esquema de clasificaciones
sobre otras sociedades que no racionalizan las clasificaciones de la misma manera.
Expresiones de la conducta y mentalidad de hombres con funciones de las
estructuras de poder de su sociedad. Funciones: relación entre un conjunto y otro
que se corresponden por sus valores.
Rituales, proposiciones que implican un determinado rango en relación del poder real
y el juego de posiciones en la corte entre los nobles y no nobles (Nobleza de espada y
Nobleza de Toga)
Para entender los peculiares Ethos y conducta artesano-aristocráticos de la buena
sociedad, es necesaria una imagen de la estructura de la corte.
Sin embargo, la relación entre la sociedad y la corte no fue siempre la misma. Durante
el siglo XVIII las relaciones sociales solían ser sólidas e íntimamente coherentes
comparadas a las actuales, pero, comparándolo con el mundo del siglo XVII,
especialmente con la época de Luis XIV ya que en esta, la corte era el centro
fundamental y condensado de círculos sociales cerrados puesto que, Luis XIV no veía
con buenos ojo la dispersión de la sociabilidad. Si bien no había inventado el aparato
ceremonial, lo utilizó y perfeccionó desde una perspectiva significativa. Después de
su muerte, comienza un proceso paulatino de la dispersión social en la corte, es a
partir de la misma monarquía absolutista que se engendra la corte y posteriormente
da lugar a la sociedad cortés.
Bajo Luis XV, los encuentros pasaron de los salones nobles de los palacios a los
hôtels, residencias aristocráticas para quienes no pertenecían a la familia real. Aun
representando el centro fundamental, la corte era un lugar de encuentro entre los
hilos de la sociedad según su rango y estimación, pero a la par que compartían las
familias reales con los aristocráticos, la cultura social fue descentralizándose
lentamente hasta convertirse los hôtels de la nobleza al de los financieros.
Y finalmente, el débil reinado de Luis XVI junto con el crecimiento de la riqueza
burguesa, la corte como centro social perdió importancia y difuminando todo límite
entre lo que era la “buena sociedad hasta que fue completamente arrasado por la
Revolución.
Elías analiza a partir de manuales de etiquetas entre los siglos XVII a XVIII, porque
afirma que las ceremonias son reconstrucciones de la estructura y el funcionamiento
de la configuración cortesana. Además de ser parte de la configuración, estos son, a
su vez, acuñados por los caracteres y actitudes de los hombres que pertenecían a
esta sociedad.
Ejemplo de ceremonia:
La ceremonia del lever del rey. El rey es despertado por el primer “ayuda de cámara”
que duerme a los pies de la cama real (…).
Había seis grupos distintos de hombres que se les concedía entrar uno tras otro en
diferentes entrées: (1) así como el familiar primero, (2) luego la grande entrée
compuesto por los grands officiers de la chambre et de la garderobe, (3) seguido por
la première entrée eran lectores del rey, intendentes de diversiones, etc., (4) la entrée
de la chambre que incluían el resto de los officiers, conseilleirs d’État, la quinta
entrada formada por nobles que gozaban del favor del rey y (6) la última entrada que
era la más solicitada, pero no pasaban por la puerta principal del dormitorio, sino por
la puerta trasera.
Como es evidente, todo se disponía en una meticulosa organización que en realidad
no debería entender en un sentido moderno de “racional burocrático”, sino que esta
organización es dada por el carácter de prestigio al que se vincula a cada grupo, es
un símbolo de la distribución de poder que el rey otorga.
Fetiche de prestigio: vaciamiento del grado de utilidad y funcional de las acciones por
el poder y prestigio que dictaminaban las etiquetas. La relación se basa en la posición
del individuo hacia el rey, cada acto se le otorgaba una significación según su
participación y autorización concedida por el rey, a través su función comunicaba a
los otros su rango y dignidad.
Por lo cual Elías comprende que la complejidad de las ceremonias cortesanas se
sostenía de una mezcla indivisible de las funciones de utilidad, de prestigio y de
poder.
La etiqueta y el ceremonial se convirtieron cada vez más en un fantástico Perpeteum
Mobile, que, en virtud de ser totalmente independiente de cualquier valor útil
inmediato, siguió existiendo y estando en movimiento por su motor infatigable
alimentado por la competencia por las posibilidades de status y poder entre los
miembros de esta sociedad. Todos los participantes se condenaban recíprocamente
al ejercicio de un ceremonial que se había hecho una carga, ninguno tenía la
posibilidad de reformar la tradición.
Todo intento de reforma, aun con la más pequeña acción que se realice en contra de
la lógica social, se encuentra con el rechazo e incluso la derogación de ciertos
privilegios y prerrogativas de personas y familias concretas.
Como se manifiesta en la situación especial de Mozart* quien experimentó esta
ambivalente relación con la sociedad cortesana: un talento innato musical, un “genio”
nacido en una sociedad que todavía desconocía el concepto del genio romántico, no
ofrecía lugar a un artista independiente. Solo tenía oportunidades dentro de la corte
como un servidor, pero su creciente animosidad contra los aristócratas cortesanos
que lo humillaban por su origen humilde lo llevó paulatinamente a rebelarse contra la
presión de los aristócratas 154
*Mozart.
Incluso se sobrellevaba de mala manera la etiqueta, pero no se lo podía demoler
directamente porque el rey era quien exigía su mantenimiento para así legitimar su
existencia social a través de la corte. Sin embargo, Elías observa un cambio
significativo en el reinado de Luis XVI que llevaría a la ruina del ancien régime. Un
ejemplo es el Duque Richelieu cuando habla con el rey:
“Bajo Luis XIV, uno guardaba silencio; bajo Luis XV, uno osaba a susurrar; bajo usted
uno se expresa en voz alta.”
Elías encuentra interesante la cita al diferenciar de los tres reyes según la obediencia
de la nobleza, Richelieu no aprueba esta evolución sino que la aborrecía por el hecho
de que significaba el fin del carácter aristocrático.
Un ejemplo concreto de la manera en que funcionaba el ceremonial en las manos del
rey es la imagen que describe Saint Simon en sus memorias. Si bien él había
renunciado a su servicio militar y le había disgustado al rey Luis XIV su decisión, si
bien no descarga su enojo frente a él, domina la relación que tiene mediante una
conducta distante hacia Saint Simon.
En esta escena descrita por Saint Simon, la etiqueta todavía no era un perpetuum
mobile fantástico que nadie dirige, sino que, tiene una finalidad determinada para el
rey (y que no acata únicamente de alguna jerarquía tradicional): determinar el
prestigio de los hombres en la corte a través de la competencia que se entablan los
cortesanos entre ellos para así, mantener equilibradas las tensiones de la sociedad
según como desee el rey.
Como todo tipo de racionalidad, se configura en relación a coacciones perfectamente
determinadas para el autocontrol de los afectos. Es en el interior de la configuración
social que tiene coacciones externas que se transforman en autocoacciones. Es decir
que, la conducta se adecua según la estimación, la jerarquía social con la cual se
guían los individuos para dirigirse a otros. En el caso de la sociedad cortesana, la
estimación que gozaba una persona se indicaba por el prestigio.
Lo Racional o lo Irracional que tenga una conducta es, entonces, un concepto que se
refiere a la participación relativa de afectos más transitorios y de modelos
intelectuales más permanentes de los contextos observables de realidad, en la
dirección individual de la conducta. Es, a corto plazo, que causa mayor peso en el
equilibrio de tensiones mientras que, a largo plazo, se orientan por una realidad que
corresponde a la configuración de la sociedad.
Y en este caso, la sociedad cortesana tiene un carácter paradigmático de direccionar
a los miembros a luchar dentro de una competencia por las oportunidades de poder
del status y prestigio escalonados y concedidos por la figura del rey.
Es el honor, un concepto que se conserva mientras se era miembro y la opinión de
otros, la “buena sociedad”, le reafirmaban su pertenencia. Es decir, la “buena
sociedad” da orientación, existencia, reafirma el prestigio y la imagen del individuo, le
da identidad personal y existencia social.
Hoy en día, uno se tienta a preguntar: ¿Por qué estos hombres eran tan poco
independientes de formalidades, por qué tan sensibles respecto de aquello que
consideraban una “conducta incorrecta” de otro, respecto de la mínima transgresión
o amenaza a cualquier prerrogativa externa y, en general, frente a aquello que hoy
calificamos fácilmente de “nimiedades”? Pero esta clase de preguntas se derivan de
una estructura social diferente.
La existencia social en la actualidad permite ciertos grados de ambigüedad en las
relaciones sociales porque estas se configuran en base a otro tipo de fetiche, el de
mercancía, relacionándose por las oportunidades monetarias y profesionales. A
diferencia de la sociedad cortesana, su realidad social radica precisamente en el
rango y el prestigio que concedía el rey.
Nuevamente, citando a Saint Simon quien remarca que, la conducta cortesana no se
centra en la realidad, sino lo que significa el hecho respecto de determinadas
personas. A diferencia de la configuración actual que se enfoca en la objetivación y
cosificación de todo lo personal, los cortesanos buscaban personalizar hasta las
cosas ya que, para ellos, siempre estaban primero las personas y su posición
recíproca en primer lugar. Su existencia y demostración de su prestigio, el
distanciamiento frente a los de rango inferior, todo esto era para ellos un suficiente
fin en sí mismo.
Y es en la práctica de la etiqueta, según Elías, donde se autopresentan los individuos,
es decir, se hace visible la relación distanciadora según la jerarquía de poder en la
corte, acredita su prestigio de esta manera.
Con esto, cabe definir que el ethos estamentario del cortesano no es ningún ethos
económico disfrazado, el deseo de distanciamiento y de prestigio no se logra explicar
a partir de relaciones económicas, sino que el fin mismo se encuentra en el prestigio.
Por último, Elías manifiesta la última actitud de análisis sociológico: para todo tipo de
grupo social, están expuestos a una presión social, tanto desde abajo como desde
arriba en un aparato conceptual. Para todos los hombres que pertenecen a esos
grupos, su existencia es, sea absoluta o parcial, un valor y un fin en sí mismo. Por lo
cual así, se puede comprender que la etiqueta no debe fundamentarse
obligatoriamente en una utilidad, la sociedad cortesana acreditaba su existencia
como un valor en sí misma.
Para mayor profundización de la estructura en dicha sociedad. Elías
señala diferencias de la cortesana y la burguesa:
1) Arte de observar hombres en el hablar y en el obrar
· Examinación meticulosa de la intención oculta detrás de sus gestos
y expresiones
· Se presenta la contemplación del individuo siempre en relación con
otros
· Auto observación corresponde a la observación de los demás,
disfrazar emociones
2) Arte de manipulación de los hombres
· Basada en la observación, se fecundan recíprocamente
· Dirigen al interlocutor de mayor rango y lo guían dentro de una
relación
· Relación posee una finalidad en sí misma
· Todos los hombres cortesanos están entrelazados de una forma
duradera.
3) La racionalidad de control
· Existen otros tipos de racionalidad y una esa la cortesana.
· Control de los afectos a favor de la vida en la corte, una vida
calculada y matizada en el trato con los hombres, en su
configuración.
· Cada elemento era un instrumento para la lucha por el prestigio.
Si bien cuesta reconstruir mentalmente la estructura de una sociedad anterior como
la cortesana, continua todavía viviendo mucho de la forma que la sociedad de los
siglos anteriores dio a los hombres. Lo que es aún más interesante es la
transformación que sufrió la herencia cortesana en la sociedad burguesa: perdió el
sentido de la corte y la “buena sociedad”. En efecto los miembros de la capa
dominante en el ancien régime no trabajaban, lo que sí era posible como un tipo de
ingreso era similar al de rentista.
Su existencia como rentista durante el período de transformación, hacía posible y
forzaba la elegancia en el porte y el buen gusto en el sentido de su madura tradición
social, como condiciones para estar incluidos y promoverse en su sociedad a través
de las convenciones sociales.
Frente a esta idea, la sociedad burguesa de masas lentamente se expresa a través de
la esfera profesional, es allí donde se ejercen sus coacciones sociales y las
tendencias de formaciones sobre los hombres en dependencia a lo profesional,
afectando así la esfera privada de los individuos y a su conducta individual.
Demás está decir que en las sociedades industriales más desarrolladas, se va
acortando lentamente el tiempo dedicado a la profesión y se alarga el tiempo privado.
Dando así un nuevo cambio en el carácter de los hombres en general y su conciencia.
Vinculándolo a la noción de deportivización y de ocio*, se puede advertir que las
actividades recreativas constituyen un reducto en el que puede expresarse en público
un moderado nivel de emoción que es reprimido en otros ámbitos sociales como en
el trabajo.
*Un ensayo sobre el deporte y la violencia.
Para poder indagar en la génesis social de la revolución, hay que entender que las
sociedades estatales preindustriales se basaban en una desigualdad de repartos de
pesos en el poder. La sociedad cortesana, ejemplo oportuno, es una elite
monopolista ya que el poder se encontraba en manos de la realeza y sus aristócratas
cortesanos que servían a la figura central del rey.
Pero para entender la Revolución francesa, según Elías, hay que explicar por qué de
esta fase por completo paulatina transformación en le reparto de oportunidades
sociales del poder se pasa a otra donde se acelera el cambio de las relaciones de
poder y se agudizan las luchas mediante la fuerza física de capas no elitistas, ¿bajo
qué condiciones un cambio a largo plazo conduce a luchar físicamente contra los que
justamente controlan el monopolio de la violencia física?
Hay una común confusión entre poder social y rango social: la nobleza tenía
indiscutiblemente el rango más alto del ancien regime, pero no era poderosa en lo
absoluto y el rey, en especial durante el reinado de Luis XIV, le concernía mantener
las diferencias de rangos entre estamentos y, especialmente, recordarles que eran
súbditos suyos.
Equilibrio Multipolar de tensiones al período anterior a la revolución:
-Eje principal, numerosas tensiones pequeñas y grandes. Eran los detentores de los
supremos cargos de gobierno y administración, ya sean los nobles burocráticos o los
nobles aristocráticos;
-Alrededor de este eje, otros conflictos que permanentemente surgen por la misma
estructura cortesana.
Es entonces que se puede mostrar que ya combatían entre sí por la hegemonía las
formaciones sociales de origen burgués con formaciones sociales nobles, sin que
ninguno venciera sobre el otro.

La necesidad de ascender en la posición real está vinculada a la creciente posibilidad


que tenían los reyes de servirse de grupos de origen burgués dándole monopolio de
cargos civiles, hereditarios y hasta venales con el fin de mantener estratégicamente
el equilibrio de tensiones, contra los grupos aristocráticos de espada.
Elías establece que, para entender la explosión de violencia revolucionaria, se debe
contemplar las coacciones sometidas en las capas superiores contra las que se
dirige la explosión de violencia. Hasta la última década del régimen, sus
representantes lucharon por sus privilegios anejos así como ocupar cargos
supremos del gobierno contra los representantes del rey y entre sí mismos. De las
cuales, todas las reformas fracasaron por la escisión de dirigentes rivales.
Finalmente la Revolución destruyó la aristocracia como era conocida en el ancien
régime tanto radical como de origen aristócrata por nacimiento. Desaparecieron los
parlamentos, los burgueses arrendatarios de tributos y financieros, los cargos
gremiales entre otras manifestaciones de cargos de este antiguo régimen.

Cuando, en el curso de la larga evolución de una sociedad, la fuerza social de sus


diversos grupos y capas cambia de tal modo que sus grupos relativamente más
débiles que hasta entonces habían estado excluidos del acceso al control de los
monopolios centrales del Estado –es decir, principalmente del control del monopolio
de la violencia física y se la imposición y distribución de tributos –, se hacen
socialmente más fuertes en comparación con las capas hasta ahora privilegiadas,
entonces solo hay, en esencia, tres posibilidades de resolver los problemas que se
derivan de tal cambio en el equilibrio de poder:
1) Admisión institucional regulada de representantes de grupos más fuertes para
decidir en el control de monopolio de poder y las oportunidades.
2) Mantener subordinados los grupos a una posición con mayor importancia por
medio de concesiones sin darles monopolios centrales a cambio.
3) La incapacidad socialmente condicionada de las elites privilegiadas para darse
cuenta de que ha cambiado la situación social, y por consiguiente, las relaciones
de poder.
Es el actual reparto de oportunidades de poder que ocurrió y que no se
correspondía a la repartición manifiesta de los pesos de poder, anclada en el
antiguo régimen. Es la incapacidad de ver su propia desfuncionalización en la
realidad justo con otras situaciones influyentes como el carácter poco elástico de
los ingresos que dificultaron las concesiones económicas.
DEPORTE Y OCIO EN EL PROCESO DE LA CIVILIZACIÓN / ENSAYO SOBRE EL
DEPORTE Y LA VIOLENCIA

Recordando la tensión esquematizada de los grupos sucesores de la sociología, de la


segunda mitad del siglo XIX, entre dos posturas:
Agente-Acción: formaciones histórico-sociales son bosquejadas por una serie de
individuos de manera racional e individual
Sociedad: formaciones histórico-sociales presentan a la sociedad como una entidad
externa y orgánica con fuerzas anónimas
Elias supera esta dicotomía entendiendo las estructuras, lo sociológico y
psicogenético de la civilización.
A partir de las sociedades industriales más avanzadas, muchas de las crisis más
elementales de la humanidad, como las hambrunas o epidemias, están más
controladas rígidamente al igual que las pasiones de los individuos.
La organización tanto social como personal se ha fortalecido para el control de las
emociones, para contener la exaltación en público o en privado incluso. Y no solo
eso, sino que a mayor diferenciación de sociedades, las situaciones críticas públicas
y privadas están más diferenciadas:
Las crisis públicas se han despersonalizado y no se generan por emociones más
espontáneas como la desesperación por hambrunas o sucesos naturales
relacionados a la agricultura. En estas sociedades, las situaciones críticas se basan
en fluctuaciones económicas que son menos espontáneas. Incluso en las crisis
privadas, se reservan las erupciones de sentimientos a círculos cerrados casi de
manera automática. Estas restricciones sobre la conducta de las personas se
“funden” con la estructura de personalidad, se internaliza y el autocontrol se vuelve
omnipotente.
Las actividades recreativas, definidas como áreas para mitigar presiones, se
presentan a lo largo de todas las fases del desarrollo de sociedades: como en la
antigua Grecia, los festivales en honor de Dionisos tanto como los carnavales de las
comunidades en la Edad Media.
Hasta donde se puede observar, Elías entiende que en todas las sociedades humanas
funcionan en algún tipo de moderación social e individual. Sin embargo es en el
proceso civilizatorio, en el cual la naturaleza de estas actividades y el equilibrio
general cambia hacia otra dirección y la religión, ya no proporciona ese espacio de
relajación. Sin embargo, independientemente del carácter, la excitación que se
recrean en algunas actividades son a su vez moderadas por las mismas restricciones
derivadas del proceso civilizatorio.
En la polarización convencional del “trabajo” y del “ocio”, están cargas de
imprecisiones en sus definiciones por lo familiar que resuenan los juicios de valor
sobre estos. Según esta tradición, el trabajo está altamente catalogado como un
deber moral y un fin en sí mismo para ganarse la vida; mientras el ocio es degradado
como una forma de haraganería por no ser pagada y realizada principalmente por
placer, pero que sigue siendo un mal necesario para el bienestar de la gente.
En sociedades actuales, solo una parte del tiempo puede dedicarse a las actividades
recreativas, las cuales Elias las clasifica en diferentes tipos: Trabajo privado y
administración familiar; Descanso; Satisfacción de las necesidades biológicas;
Sociabilidad; Miméticas.
Destacando las miméticas por ser actividades de tiempo libre que puedan llegar a
convertirse en una forma de trabajo y más adelante desarrollará más Elías por lo que
implica el término “mimético”.
Elías concluye que, al clasificar los tipos de actividades recreativas, se expone mejor
las falencias que tiene la conceptualización trabajo/ocio como antagónicos, los
términos de “ocio” y “tiempo libre” se asemejan en un grado u otro. Por lo cual Elías
expresa que el tiempo no invertido en trabajo nunca es completamente destinado a
actividades recreativas.
Retomando la idea de trabajo como ocupación asalariada, es una esfera que exige la
subordinación constante de los sentimientos personales a las impersonales
exigencias y obligaciones sociales.
Es en las sociedades modernas que las restricciones permean en todas las
relaciones sociales con diferencias en el grado de coerción. Al ser estructuras más
igualitarias, el control social y estatal moderan todas las relaciones tanto públicas
como privadas porque todas contienen un grado de interdependencia que actúa en
todas las actividades. Ya no presentan un carácter “segmentario” según las
diferencias de poder y status que se plasma en sociedades como la Cortesana.
Elías advierte que la descripción que elabora sobre las sociedades modernas puede
malinterpretarse como una sociedad “carente de emociones” por el
control/autocontrol que se ejerce sobre todo tipo de relaciones a causa de la
interdependencia social. Sin embargo, el tipo de emoción que analiza es de un tipo
específico, la emoción poco dependiente de la previsión y capacidad de liberarse un
rato de la opresiva presencia de sufrimientos y peligros que les rodean.
A Elías le interesa la emoción primaria y espontánea que se fue disminuyendo su
actuación en la vida de las personas a la vez que aumenta la función compensadora
de las emociones lúdicas, de aquellas que buscamos voluntariamente circunscrito en
regulaciones.
Una de las emociones más grandes socialmente posible de reconocer es el concepto
de Amor. Este concepto es bien representado en sus variados productos, como
novelas y teatro, ilustrando así la función que tiene la esfera mimética en la vida de la
sociedad. Estas representaciones miméticas ofrecen la experiencia de volver a vivir la
emoción ficticiamente, volver a sentirla con todas sus tensiones y conflictos hasta la
culminación. Esta peculiar estimulación que producen las actividades hasta su
culminación representa tanto el complemento y la antítesis más o menos
institucionalizada de las fuertes y constantes restricciones emocionales requeridas
en ámbitos no recreativos, propio de las sociedades desarrolladas y civilizadas. La
estructura de las organizaciones e instituciones que son formalmente impersonales y
racionales hacia un fin determinado, son aquellas que no dejan espacio para las
emociones apasionadas o sus fluctuaciones espontáneas.
Con esta polarización como punto de partida, se desprenden dos preguntas
interdependientes en torno a ¿cuáles son las necesidades recreativas en sociedades
civilizadas? y ¿cuáles serían las actividades concretas que satisfacen dichas
necesidades?
La emoción es lo que le da la esencia a todos los placeres con el juego. La mayoría
de la estructura de las actividades existe una dinámica basada en el equilibrio de
tensiones, es una estructura claramente susceptible de ser analizada, la cual era
experimentada como inmensamente emocionante y placentera. Mientras que otro tipo
de figuración era decepcionante y carente de emoción. Sin embargo, el problema de
la correspondencia entre las necesidades recreativas y la estructura de los
acontecimientos recreativos socialmente instituidos destinados a satisfacerlas en
tres diferentes aspectos que interconectan: fisiológicos, psicológicos y sociológicos.
Elías toma el ejemplo de Aristóteles para explicar que el concepto de “ocio” tenía
cabida en la matriz universal de la filosofía. Él estudió con ahínco los problemas de
“Ocio”, antecesor directo de la palabra inglesa “schole”. Empleaba el término “Ocio”
para referirse a la conversación, debates o al grupo al cual se dictaban las
conferencias, un espacio para tener tiempo en cosas mejores y plenas de sentido.
Concepto de “Catarsis” que deriva de un término médico referido a la eliminación de
sustancias nocivas del cuerpo más el efecto curativo que provoca estimulación y
consuelo al alma. Luego retomado luego por la Iglesia Cristiana, entendiendo el
placer moderado que ofrecen las actividades miméticas religiosas puede tener un
efecto curativo.
En la tradición europea, la tesis de Aristóteles ha ayudado a quienes combatían
contra la reducción o eliminación de las actividades propiciadoras de placer a librar
las batallas, entre ellos, Milton, quien apunta a la “Tragedia” como el tipo de poema
más moral y provechoso que produce compasión y miedo, limpia la mente de otras
pasiones y las modera o reduce en su justa medida.
La idea de “mimético” son un conjunto de formas artísticas en su relación con la
“realidad” fueran o no de naturaleza representativa. No consiste en que sean
representaciones de acontecimientos cotidianos reales, sino que se centran en las
emociones que provocan y guardan relación con las emociones de la vida real en una
especie de deleite. Es una relación frágil entre los sucesos miméticos que equilibran
el estado emocional de las personas y las situaciones críticas especiales que son
respondidas por los sentimientos de manera espontánea.
Mientras Aristóteles mencionaba la cualidad de la tragedia para suscitar emociones,
san Agustín estudiaba la conexión que realizamos entre los sentimientos reprimidos
en la vida cotidiana y el entretenimiento que producen las representaciones de estos.
Y en ello Elías vio que, en sociedades actuales, tal vez las actividades miméticas no
sean solamente para “liberar tensiones” sino que son para “resurgir tensiones” que
fueron reservadas. Así dando casos actuales como el poeta que describe la conducta
de la multitud durante una actuación de los Beatles, una conducta que asciende
gradualmente hasta la resolución de la tensión emocional que se reproduce en la
actuación.
El elemento en común que tienen todas las actividades recreativas como finalidad es
el placer que se basa de la tensión-emoción que brota transitoriamente en las
personas. Al analizar, por ejemplo, un partido de futbol, tiene una estructura en la
cual debe equilibrar las tensiones, en proporción al consenso general, para mantener
la dinámica en los participantes y los espectadores, tanto a nivel personal como
social.
ENSAYO SOBRE EL DEPORTE Y LA VIOLENCIA
Norbert Elias encuentra interesante el desarrollo paralelo entre la Deportivizacion y la
Industrialización: por un lado la difusión desde Inglaterra de modelos industriales de
producción, organización y trabajo y, por el otro, la difusión de actividades de tiempo
libre conocidos como “deporte” y sus formas de organización.
Historia del “deporte”: En el pasado, el término era usado con frecuencia de manera
indiscriminada para todo tipo de actividades recreativas, al igual que el caso de
“Industria” que se lo asociaba a la fabricación en los tiempos de la Edad de Piedra.
Sin embargo, a lo largo del siglo XX, con Inglaterra como país prototipo, se marcaban
las pautas, ciertas actividades recreativas que exigían una dosis de ejercicio físico. El
código de normas se volvió más rígido, con cierto nivel de ordenamiento y de
autodisciplina para garantizar el equilibrio entre el logro posible de una alta tensión
en la lucha y una protección razonable contra daños físicos.
La deportivización es un empuje hacia la civilización como resultado de la Revolución
Industrial. La industrialización y la urbanización tuvieron papel en el desarrollo de
complejidad en las cadenas de interdependencias dentro de una sociedad, en ellas se
exigen mayor regularidad y diferenciación de conducta entre los miembros.
Elías además problematiza el desarrollo de las reglas y la razón detrás de su
desarrollo. En teorías actuales sobre la sociedad, se asume la existencia completada
de las reglas independientemente de las personas, lo cual esta concepción sobre la
sociedades considerada, por el autor, como errónea porque no lograrían clasificar la
conexión de acontecimientos ya que todas las actividades y agrupaciones sociales se
establecieron por un orden.
Además, al profundizar la interdependencia de hecho entre orden y desorden, se
observa cómo se determinan las reglas para remediar formas concretas de mal
funcionamiento (diferenciar lo normal de lo patológico) según el código de reglas que
gobiernen en la conducta de la sociedad.
No solo se desmitifica la supuesta independencia de las leyes al explicar la conexión
de acontecimientos. En el estudio del desarrollo de juegos deportivos permite
explorar la técnica de la investigación sociológica para la que se utiliza en el análisis
y síntesis “figuracional”.
Es decir, muestra con claridad uno de los hechos básicos acerca de la estructura de
las sociedades en general. Las diferentes figuraciones en las que se agrupan las
personas, son pautas formadas por los seres humanos según el esquema que
direcciona la manera de socializar (Estructura/Figuración existen dentro de las
relaciones de un grupo o sociedad).
Las figuraciones constituyen el núcleo central al estudiar los deportes porque todo
deporte exige organización y competición de mínimo entre dos partes. Es en el
enfrentamiento donde se ejercen las reglas y definen los límites de la violencia
permitido. Es obvio que el “deporte” es uno de los procesos en que se desarrollaron
estructuras concretas de relaciones y actividades grupales gracias al concurso de las
acciones y objetivos de numerosas personas con o sin fines.
En el cual, el proceso del deporte alcanza su forma madura que conlleva un complejo
de polaridades interdependientes en un estado de inestable equilibrio entre tensiones
y permite fluctuaciones moderadas que ofrecen a todos los competidores la
posibilidad de ganar ventaja hasta que uno de ellos logra romper la tensión ganando
el juego.
Tres niveles en la dinámica de este proceso:
1) Los juegos jugados en una época determinada por individuos.
2) Las pautas del juego establecidas junto con la organización.
3) La pauta del juego en desarrollo a lo largo de la existencia del juego.
Es entonces conveniente apuntar que, en la madurez de un juego, pueden gozar de
cierta autonomía con respecto a la estructura de la sociedad.
En conclusión, el análisis figuracional ayuda a percibir con más nitidez tales
características y a conceptualizar sus propiedades distintivas con mayor precisión. A
diferencia de Parsons quien describe y entiende las formas de acción sobre la base
de ciertas instituciones (subestructuras, supone homogeneidad).
Es en el estudio figuracional del deporte demuestra que las tensiones del grupo bien
moderadas son un ingrediente normal para producir y contener las tensiones, entre
placer y restricción.
Por último, Elías encuentra en la caza de zorros como uno de los primeros
pasatiempos ingleses que solía ser altamente especializado, con organización y
convenciones propias. Mientras cazaban al zorro, los señores se cuidaban mucho de
perseguir y matar a ningún otro animal con el que se cruzaban.
Así como en otras actividades como la esgrima o el boxeo, no hay una intención de
daño directo, el aumento de las restricciones sobre el empleo de la fuerza física y en
particular sobre el hecho de matar.
En la caza, las principales fuentes de placer habían sido el acto de matar y comer la
presa, pero se vio atenuado.
El ritual avanzó su desarrollo desplazando el placer de cometer actos violentos por el
placer de observar la violencia, prohibían toda participación humana directa en la
matanza (Empuje Civilizador, la propia tensión interior de la práctica tiene reglas y
una resolución satisfactoria).
Un verdadero problema en el curso del proceso civilizatorio era la búsqueda
renovada del equilibrio entre placer y restricción. El proceso civilizatorio tiende a
reforzar e interiorizar las normas sobre las conductas efectuadas en todo aspecto de
la vida, la solución a la pérdida de espontaneidad de emociones fue el deporte. Las
actividades deportivas fueron formas de ingeniarse para obtener placer para emplear
la fuerza en una “justa medida” de tensión agradable para no herir a otros.
Paralelamente al desarrollo del deporte, en el gobierno inglés ocurría una progresiva
monopolización de la fuerza física y de la imposición fiscal las cuales dependían de la
eficacia legal del país, en vez de rivalidades entre estamentos por los monopolios
dichos.
Lo que a poco surgió fue, en cambio, un acuerdo tácito entre los grupos para así
establecer una serie de reglas que reten a una unión de fuerzas y una modalidad de
turnos para formar gobierno y sus organismos gubernamentales.
De esta misma manera, el cambio ocurrido al pasar del interés en la victoria al interés
aún mayor en la prolongada emoción placentera de la lucha, de participar y no de
ganar, de eso se trató la ética deportiva. La cual estableció en reglas este
desplazamiento del placer.
MOZART

MÚSICOS BURGUESES DE LA SOCIEDAD CORTESANA


Elías comienza el análisis de la figura de Mozart aislando las abstracciones
académicas como “representante de Rococó” o “representante del estilo burgués del
siglo XIX” por su carácter determinante de que las épocas están sólidamente
divididas entre sí.
Al observar la grandeza de ciertas figuras adjudicada a una época u otra se lo
entiende como su máximo exponente, pero si se observa con mayor precisión, estas
grandes aportaciones se acumulan en fases de transición, es decir, en medio de un
conflicto entre la antigua estructura y la nueva.
Es este el plano conflictivo de cánones sociales en el que se ubica el caso de Mozart
para elaborar un modelo teórico contrastable de la figuración que constituye una
persona a causa de su interdependencia con otras figuras sociales de su época.
Demostrando así que no se puede entender a figuras como tales aisladamente sin
ofrecer una construcción de las estructuras sociales de su época:
W. Amadeus Mozart es conocido por solicitar al príncipe obispo de Salzburgo que lo
dispensara de sus servicios y luego dirigirse esperanzado a la corte de Munich, a
Mannheim y a París en busca de un puesto. Cada vez más amargado, vuelve a
Salzburgo contra su voluntad y decepcionado al ser colocado como maestro de
conciertos y organicista de la corte.
Su vida ilustra la situación de los grupos de burgueses que pertenecían a una
economía dominada por la nobleza cortesana como elementos marginales
dependientes, concretamente Mozart era un elemento marginal burgués al servicio de
la corte hasta que tomó la decisión de librarse contra sus patronos y los que le
encargaban sus obras para ser un artista independiente.
Norbert Elias vuelve a destacar su idea de “Proceso civilizatorio”. Es a partir de la
segunda mitad del siglo XVIII que los conceptos de “civilización” y “civilidad” por una
parte mientras “cultura”, por otra parte, sirvieron en Alemania como símbolos de
diversos cánones de comportamiento y sensibilidad que utilizaron el estamento
dominante aristocrático-cortesano.
Hay una tensión crónica entre el estamento dominante aristocrático y el grupo de
burgueses marginales que, a lo largo de los siglos, ambos estamentos van moldeado
su carácter simultáneamente: en el pleno absolutismo, se desarrolla la nobleza como
estamento predominante hasta su final en el comienzo del siglo XX, siglo que alza las
clases económicas y descompone la nobleza como estamento social.
En ámbitos de la Literatura y la Filosofía en Alemania, durante la segunda mitad del
siglo XVIII, fue posible liberarse del Canon del Gusto Aristocrático que aún sigue
siendo la única posibilidad para ser reconocido e la Música. Aquellos que son
reconocidos socialmente como “artistas serios” dependen de la medida del favor, del
mecenazgo y el gusto de los círculos aristocráticos-cortesanos.
La carrera de músico era de origen burgués y para poder desplegar su talente como
intérpretes creadores, debían adaptarse a los diversos cánones de comportamiento y
sensibilidad (la estética musical, la vestimenta, etc.).
La corte del príncipe era la administración del hogar del príncipe, los músicos eran
igual de cortesanos serviles mantenidos como los confiteros o los ayudantes de
cámara, enredados en un rígido contexto que no permitía la explotación individual del
talento lo cual Mozart gozaba, pero no lograba desplegar su talento y transgredir por
sí mismo como persona fuera de los límites de la estructura de poder en su sociedad.
Sin embargo, además de su subordinación a la corte, se observa que Mozart era
consciente de su extraordinario talento musical que no tenía lugar en el canon social
en el cual vivió. Probablemente sus emociones en relación a la nobleza cortesana se
encontraban en constante ambivalencia.
En primer lugar, su creciente animosidad contra los aristócratas cortesanos que lo
maltrataban por su origen humilde y burgués, además de recordarle que es un simple
servidor. Además de tener que ir a sus casas para ganarse su favor a cualquier costo
para tener sus recomendaciones o si no, volvería a Salzburgo con su familia, lo cual
para Mozart, era vivir en cautiverio.
En todo momento, hay que recordar que es una batalla personal el trayecto que
recorre Mozart como artista, se encontraba probablemente indignado del canon
cortesano que desprestigiaba su talento o frustrado de ser incapaz de hacer suyo el
canon cortesano por completo.
Elías además vincula la rebelión de Mozart contra aristócratas a su rebelón contra el
padre, Leopold Mozart:
Servidor del príncipe y ciudadano burgués cortesano, educó a su hijo para ajustarse
a la corte y ser un músico servidor, en el mismo sentido que se contempla la vieja
tradición de los artesanos de transmitir sus conocimientos a sus hijos con la
esperanza de que le superara en el dominio del oficio. Aunque fracasó en su intento
por adiestrar su comportamiento y su sensibilidad personal, Mozart mantuvo su
actitud directa y rompió con la tradición de su padre.
Tras el fracaso que tuvo en París y en otros sitios, en 1779 Mozart se encontraba
sometido al dominio de su antiguo señor en su ciudad natal escribiendo óperas al
estilo tradicional. Hasta 1781, meses después del estreno de Idomeneo, Mozart
rompió con el príncipe obispo y a duras penas consiguió el despido que había
solicitado, la culminación de su rebeldía personal contra la obligada adaptación
social a ser un músico servidor de la corte.

ARTE DE ARTESANO Y ARTE DE ARTISTA


De manera paulatina se fue normalizando la producción musical de artistas
relativamente libres a su vez que el canon producido en la configuración social. Si
bien es irrefutable la singularidad del talento de Mozart, la forma en la cual se
desplegó está relacionada a que él dio un paso hacia el canon de “artista libre” que
no concordaba con la época en la cual vivía.
La existencia social de Mozart muestra con claridad que el giro de la creación musical
artesana sucedió por un proceso de diferentes niveles intermedios hasta llegar al
canon de “la música libre”.
Además, lo que se denomina como la historia del arte es sino una ordenación
determinada de los sucesos, es una sucesión estructurada y dirigida que está
estrechamente relacionada con toda la evolución social. Por lo cual no implica que la
valoración que se tenga a un tipo de arte no signifique que uno sea mejor a otro. En el
curso de la modificación de las relaciones entre aquellos que producen y aquellos
que lo necesitan y lo compran, se transforma la estructura del arte, pero no su valor.
La decisión de dejar el servicio de la corte de Salzburgo no es una rebelión
encaminada hacia la figura de “artista libre”, no es del todo superfluo, como dice
Elias, considerar uno u otro aspecto del cambio que ha traído consigo este proceso
inesperado dentro de la posición del artista y en la estructura de su arte. Es mejor
plantearse una balanza de las figuras del artista y el comprador para entender la
relación que tienen: un equilibrio específico de poder, la cual NO se moldea
independientemente, sino que a través de la configuración social específica de
referencia.
En la fase del arte artesanal, los creadores están en un plano de igualdad con
respecto al público que compra y admira el arte; en el caso de su elite, están por
encima del público común, como jefes estéticos y pioneros del arte.
A lo largo del proceso de transformación, la unión entre la creciente diferenciación e
individualización de muchas otras funciones sociales o el desplazamiento del
público aristocrático-cortesano por un público burgués que forma un estamento
superior, receptor y comprador célebre de obras de arte.
En el cual, el destino de Mozart fue a parar al remolino de este proceso social no
planificado, el salto a la “libertad” que buscaban los artistas solo llegaba a ser una
dependencia más distendida de la corte. En adición, aunque la rebeldía de Mozart
haya tenido una causa personal, es probable que haya percibido la lucha de poder
entre los burgueses y la nobleza privilegiada.
Para finalizar la idea de este proceso, Elías expone 2 niveles de transformación
estructural que atravesaron la relación social entre (productor) y (consumidor de
arte):
● Celebración pública o ritual privado: producto elaborado a un comprador que
conoce y tiene una finalidad específica y socialmente prefijada.
● Subordinación de la imaginación a un canon social: la imaginación del artista
está determinado por la tradición y es asegurado por el poder de grupos de
receptores de arte.
Es en el juego de la producción por un lado y en la recepción del arte por otro lado
que se juega un papel importante como pruebas del nivel de la autoconciencia.
Si bien es cierto que cada tanto tiempo, algunos artistas transgreden el canon del
entendimiento artístico en sus ámbitos, es difícil diferenciar las innovaciones
exitosas de las fracasadas. Especialmente en las sociedades diferenciadas y
relativamente evolucionadas como las actuales, que han desarrollado
comparativamente “gran tolerancia” a las experiencias artísticas, las cuales siguen
cargando con su precio y riesgo que lo lleva a Elías a preguntarse:
¿Qué calidad de configuración permite que determinadas obras superen el proceso
de selección de una serie de generaciones y se introduzcan en el canon social de
“obras maestras”?
Philippe Corcuff - Las nuevas
sociologías de las estructuras sociales
a las interacciones
Tres autores principales que se esforzaron en desplazar la dicotomía de lo
objetivo/subjetivo con el desarrollo de estudios en torno a las estructuras sociales y
sus aspectos macro sociales de la realidad para integrar tanto lo colectivo como lo
individual.
· Norbert Elías (1897-1990): sociólogo alemán exiliado en el Reino Unido.
Conocido en Francia por sus trabajos socio – histórico sobre el Proceso
civilizatorio occidental y sobre aspectos más actuales como el deporte.
· Pierre Bourdieu (1930-2002): francés reconocido como uno de los grandes
sociólogos de la segunda mitad del siglo XX por combinar a los “padres
fundadores” de la sociología y desarrollar una obra multiforme en numerosos
ámbitos con fuerte vínculo entre la teoría y el trabajo de investigación
“Constructivismo estructuralista”.
· Anthony Giddens (1938): sociólogo británico con trabajos especialmente
teóricos, busca combinar una doble sociología de las estructuras sociales y de la
acción en base a la idea de la estructuración y del movimiento.
Elias
Recursos para desplazar la oposición entre individuos como entidad exterior a la
sociedad y sociedad como entidad exterior a los individuos.
En primer lugar, Elías adopta una postura distanciada respecto a los diferentes usos
del lenguaje según las “tendencias sustanciales”.
¿A qué se refiere? A la crítica filosófica del sustancialismo por Wittgenstein, el
sociólogo señala las sustancias perceptibles que le atribuye a cada sustantivo que es
usado. En este caso, se centra en la idea “individuo/sociedad”: el “yo” individual que
comienza a desprenderse de un proceso de individuación.
En segundo lugar, adopta una postura relacionista ya que su objeto de estudio es
elementalmente la noción de interdependencia: el concepto de individuo, según él, se
refiere a hombres interdependientes en singular mientras que el concepto de
sociedad como un tejido móvil y cambiante de las múltiples dependencias recíprocas
a las que entrecruzan a los hombres entre ellos.
Pero cabe destacar que este tejido social está surcado por numerosas formas
específicas de interrelaciones individuales a las cuales Elías las llama
“configuración”. Estas configuraciones pueden ser de dimensión variable según su
particular extensión y complejidad de cadenas de relaciones. Aclaración que vale
decir es que, si bien las relaciones son reciprocas, NO significan que sean relaciones
iguales o equilibradas, es más, Elías analiza las relaciones desiguales que componen
al tejido social.
Mientras que la noción de poder que desarrolla Elías, no lo concibe como un
elemento manipulable, sino como una característica asociada a las redes de
interdependencia. Tal es el ejemplo de “La sociedad cortesana” del rey Luis XIV,
quien tiene que someterse a su “red” ya que sigue siendo interdependiente aunque
su papel sea el superior dentro la sociedad francesa. Al
Sociedad Cortesana
Sin embargo, se entiende que la noción de interdependencia no actúa solo como
restricción exterior, sino que participa en la formación de la estructura interior de la
personalidad de cada miembro de estas redes: cada individuo construye su
pensamiento a partir de los círculos sociales –preexistentes a él- en los que
interactúa.
En esto se adiciona la noción de Habitus que para Elías es una “huella” social sobre
la personalidad (será desarrollado por Bourdieu).
Algunos puntos ciegos:
1) La historicidad que, según cada época, se definen los modos de
relaciones y formas de sensibilidad de los individuos. Pese a su idea de
la historia como una multiplicidad de proyectos y finalidades, Elías
concibió una postura con tendencia evolucionista al defender la
categoría homogeneizadora de “proceso civilizatorio” como global y
bien articulada a lo largo del tiempo.
2) La noción de interdependencia que es un concepto que intenta
desplazar la dicotomía sociológica entre lo macro y lo micro. Pero esta
noción permanece en el polo de lo macrosocial: dando importancia al
“todo” con relación a las “partes” en el estudio de una unidad social. Si
bien Elías contribuyó a darle importancia a las cadenas de
interrelaciones, los sociólogos interaccionistas demuestran que ciertas
situaciones cotidianas pueden desarticular las interdependencias.
Bourdieu
Según Bourdieu, dentro de la doble dimensión de la realidad plantea el concepto de
CONSTRUCTIVISMO ESTRUCTURALISTA, el cual lo define como una estructura
creada a partir de la unión entre la génesis social de las estructuras sociales –campo-
y la génesis social de los esquemas que influyen en el pensar y el accionar de las
personas –habitus- .
Por lo que entonces, Bourdieu separa en dos momentos la investigación. Siendo en
un primer momento las estructuras objetivistas las que se estudian en base a la
fuerte regla de Durkheim que imponía la sociología de “despojarse de las
prenociones”. Sin embargo, queda en segundo plano la ruptura epistemológica entre
la sociología científica de Durkheim y la sociología espontánea de los actores
sociales ya que Bourdieu se concentra en complejizar dicha dicotomía.
Desarrollando la idea de Sartre del “circuito doble de la interiorización de lo exterior y
la exteriorización de lo interior”, el habitus consiste en estructuras sociales
acuñadas, en un principio, por cada experiencia personal y única, mientras que el
campo constituye a las instituciones, a las configuraciones determinantes de las
relaciones entre los agentes.
El HABITUS es, entonces, la interiorización de la exterioridad. La noción definida
como un sistema de disposiciones durables y extrapolables.
Sistema: Las disposiciones están unificadas con el fin de constituir a la persona.
Disposiciones: Inclinaciones a percibir en cierto sentido según las condiciones
objetivas de su existencia y trayectoria social.
Durables: Porque están fuertemente arraigadas en la vida de cada uno y marcan
cierta continuidad a pesar de las modificaciones que puedan sufrir.
Transferibles: Porque ciertas experiencias pueden influir sobre otros ámbitos en los
que se experimenta.
El CAMPO es la exteriorización de la interioridad. Es la esfera de la vida social que fue
volviéndose autónomo a lo largo de la historia en torno tanto a las relaciones
sociales, competencias y recursos propios. Cada esfera es un campo de fuerzas y un
campo de luchas.
Campo de fuerzas: la correlación de fuerzas o violencia simbólica en la cual la
desigualdad divide entre los dominantes y los dominados.
Campo de luchas: el esfuerzo por mantener o preservar la correlación de fuerzas.
Bourdieu entiende que existe una pluralidad de capitales y de campos autónomos
que definen modos específicos de dominación. (Así por ejemplo es el caso del
Campo de poder: donde se crea un campo de luchas por el poder entre quienes
poseen diferentes poderes.)
La violencia simbólica nace expresándose en el campo de fuerzas que luego, se
interiorizará en los habitus a través de dos procesos: reconocimiento y
desconocimiento. Reconocer la legitimidad de determinado uso de fuerza física y
Desconocen el carácter arbitrario/innatural de su uso.
A partir de 1972 con su obra Esquisse d’un théorie de la practique, su estudio
sociológico de la acción incluye una sociología reflexiva, a un auto-socio-análisis.
Realiza una crítica contra el “intelectualismo” ya que el vínculo del observador con el
objeto (vínculo teórico) suplanta el vínculo práctico con la práctica (vínculo práctico),
es un objetivismo desde afuera sin tomar en cuenta la relación del agente con su
acción. Es más, para él, las interacciones individuales ocultan las variadas
estructuras que en ella se hacen realidad.
Los diferentes puntos de apoyo antropológico abreva la predominancia que otorga
Bourdieu a la realidad social le deja un papel pasivo en el proceso del mundo social.
Bourdieu parte de la idea de un origen sin sentido en el cual las sociedades humanas
se ven obligadas a crear uno colectivo e individual por las competencias que le
producen una sensación de contingencia.
Otra de estas líneas antropológicas que desarrolla, realza la noción de interés con
carácter plural y de la emancipación comprendida como una libertad relativa que
estará siempre sujeta a determinismos sociales.
Estructuras de dominación y prácticas populares: Los planteos de Claude Grignon y
Jean-Claude Passeron –colaboradores de Bourdieu-.
Ambos dejan en evidencia dos ramificaciones que suceden en las distintas
sociologías:
· por un lado, el populismo y sus costumbres sacralizadas por encima de las
redes de los dominantes en las cuales estas se entretejen (criticado la proyección
individual de estética en los modos de vida, apuntando a conceptos más
rutinarios que le dan vulnerabilidad la idea de estructuras);
· y por el otro, el legitimismo que solo aborda las prácticas jerarquizadas con
relación a la perspectiva de los dominantes, negando así a las prácticas populares
(criticado como etnocentrismo de clase, la dominación no es un concepto
omnisciente por sobre todos los círculos sociales).
Los sistemas sociales, apuntan estos autores, es que se caracterizan por tener cierta
plasticidad, una sensibilidad a los golpes que los actores intercambian y a los
procesos de movilizaciones colectivas simultáneas, de lo cual surge la posibilidad
misma de coyunturas de crisis y transformaciones.
De estas coyunturas, en un ejemplo concreto, las crisis políticas se podrían abordar
con cierto carácter fluido por el espacio social entre los diferentes sectores sociales,
borrando aquellas referencias rutinarias y estabilizadas en la realidad social
objetivadas en el análisis.
Un punto ciego de Bourdieu que es acarreado a lo largo de sus sucesores es que,
como se pregunta Boltanski, una vez eliminada la cuota de ambivalencia entre ambos
extremos que se analizan sobre el actor, quien se encuentra inmerso en una situación
que, por rutinizada que parezca, siempre cabe la posibilidad de innovar y acontecer
según su cuota de conciencia: ¿qué queda de la acción al fin y al cabo?

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