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Cultura
‘El repase’, óleo del español Ramón Muñiz. El libro toma como referencia este cuadro para reconstruir la imagen de las rabonas.
Bruno Polack
“Este no es el
país que Micaela
Bastidas hubiera
querido”
“Mujeres que forjaron el Perú”, libro que inaugura la colección
Bicentenario de Planeta, desempolva las descollantes figuras
de 10 féminas con escasa tinta en la historia nacional.
diana quiroz
H
ay relatos épi-
cos que a pesar
de haber sido se-
pultados por la
“historia oficial” sobreviven
al tiempo y al olvido. En no
pocos casos, han sido los pro-
pios pueblos a los que perte-
necieron héroes y heroínas
los que se han encargado de
transmitir, de generación en
generación, aquellos sucesos
que los hacen henchir el pe-
cho de orgullo. Sobre todo
en los casos protagónicos de
valor femenino.
En un intento por rescatar
a las grandes olvidadas de
libro Entrevista
Abogado y escritor
la guerra independentista y
a aquellas que participaron
con fervor patriótico en la
Guerra del Pacífico, el escri-
tor y abogado Bruno Polack
se impuso la tarea de dejar
un categórico registro de sus
hazañas. “Mujeres que forja-
ron el Perú” es un homenaje
a quienes injustamente han
sido relegadas históricamen-
te o cuyo accionar en eventos
medulares del país ha sido
minimizado por siglos.
En el libro desfilan diez
mujeres, algunas conocidas
–comoMicaelaBastidasyMa-
ría Parado de Bellido– y otras
ilustresaunqueignoradasciu-
dadanas de los siglos XVIII y
XIX. La afroperuana Catalina
Buendía, la dama pasqueña
MaríaValdizánolasanónimas
rabonas son ejemplos paten-
tes de que la historia peruana
no pudo haber sido escrita sin
sus sacrificios.
—Desde tu punto de vista,
¿la labor de estas mujeres
se equipara en importancia
a la de los varones?
Es más heroico aún, porque
no se esperaba que ellas for-
maran parte de esto. Existe un
antes y un después de Micae-
la Bastidas y Túpac Amaru.
Cuando la lucha por la inde-
pendenciaseoccidentaliza,la
mujerteníaunpapelsecunda-
rio;allísípodríamoshablarde
patriarcado,siempreibaosela
pensaba como acompañan-
te de, a diferencia de Micaela
o Tomasa Tito, quienes por sí
solasllegaronatenerunpapel
preponderante.
—¿Se podría decir que sin
ellas la independencia hu-
biera sido más difícil?
No se hubiera podido dar.
Siempre hay que pensar en
cómo se vivía en aquellos
tiempos. Las comunicacio-
nes eran muy importantes y
difíciles. María Parado, por
ejemplo, fue una comunica-
dora eficaz, una informan-
te. Igual que Antonia More- Polack ya prepara el segundo
no de Cáceres, figura muy tomo, que redimirá a diez muje-
importante en la Guerra del res de la etapa republicana.
Pacífico. Para la mayoría de
ellas no fue tanto un tema de
lucha, era más un tema de
comunicaciones, de abas-
tecimiento, de inteligencia.
—La mayoría de mujeres
que mencionas en tu libro
son del interior del país, de
Ayacucho, de Ica. Parece
sintomático. ¿Cómo lo ex-
plicas?
Más que recobrar o revivir la
valentía de la mujer perua-
na, lo que intento es recono-
cer también a las que vivían
fuera de la capital. Sucede
que aquí hay cierto racismo.
Se ha invisibilizado a los sol-
dados, al pueblo que luchó,
que en muchos casos eran
indígenas. Si uno lee la his-
toria de la guerra de la in-
dependencia y del Pacífico,
pareciera que esta fue hecha
solo por oficiales. El caso de
las rabonas es espectacular.
Esto no nace en la Guerra del
Pacífico, sino en las guerras
independentistas. Siempre
había a 200 metros del cam-
pamento del ejército otro
[campamento] de las espo-
sas de los soldados, porque
el ejército muchas veces no
les daban rancho. Si sus es-
posos o padres caían, ellas
tomaban el fusil.
miércoles 19 de febrero del 2020
museo histórico militar del perú
Título: “Mujeres que
forjaron el Perú”.
Autor: Bruno Polack
Editorial: Planeta
Páginas: 142
—Tomas el famoso cuadro
“El repase” para contar la
historia de estas mujeres.
Sí, porque siento que es im-
portante rescatar su figura.
Pero como no se podía indi-
vidualizar a una, tomé todos
los elementos que encontré
sobre ellas para hacer un re-
lato fidedigno sobre su accio-
nar. Es duro ver y leer a través
de ese cuadro lo que pasó en
la Guerra del Pacífico.
—Es difícil pensar que en
estos tiempos alguien po-
dría tener tanto valor. ¿Te
hugo pérez
parece posible?
El momento lo exige pero lo
dudo. Esta pregunta me la he
hecho yo mismo y se la hago a
los demás. Si fuera la guerra
mañana, ¿tú irías? Y la res-
puesta es siempre “de nin-
guna manera”. Pienso que
la patria por la que lucharon
Micaela o Tomasa Tito era di-
ferente a lo que ahora somos
como país. Nosotros siempre
decimos que somos suceso-
res de los incas, pero en rea-
lidad somos sucesores del Vi-
rreinato. Por eso pienso que
la libertad que ellas querían
no era esto que ahora tene-
mos. El capitalismo avasalla
y lo ha hecho con una pobla-
ción que hasta ahora sigue
sojuzgada. Este no es el país
que Micaela Bastidas hubie-
“Más que
ra querido. Eso es seguro.
recobrar o —Hay una mujer iqueña
revivir la que mencionas como re-
cuerdo de tu infancia, Ca-
valentía de la talina Buendía.
mujer peruana, Mi abuela es iqueña y noso-
tros íbamos frecuentemente
lo que intento a esa ciudad. En el pueblo de
es reconocer San José de los Molinos hay
una estatua de Catalina. De
también a las ella se sabe muy poco por la
que vivían fuera historia, pero en su pueblo la
recuerdan con fervor por ha-
de la capital”. ber envenenado al enemigo
a costa de su propia vida.
—Aparte de Buendía, ¿en
cuál de estas historias fue
difícil conseguir datos?
Con María Valdizán, de Ce-
rro de Pasco. Ella era una
mujer mayor con muchas
propiedades que eran paso
importante para los ejérci-
tos. Y eso la obligaba a tener
relaciones cordiales con los
realistas y así obtenía infor-
mación que la pasaba a los
patriotas. Eso era espionaje,
yo me la imagino como Mata
Hari. Hasta que la descubrie-
ron, la llevaron a la plaza de
la ciudad y la mataron, como
a tantas otras.