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Época 3 Año 1 N° 3 2009

NACIONAL
BIBLIOTECA
Época 3 Año 1 Nos 3 2009

D E L A _ ^

BIBLIOTECA
NACIONAL
lista edición
7 La constitución del sujeto de la
escritora en América Latina y
los modos del ensayo.
Elena Romiti w _
Al cierre de gestión.
Dr. Tomás de Mattos 9 59
DEPARTAMENTO
DE IN VESTIG ACIO N ES

Los archivos de "inteligencia”


y la historia uruguaya.
Juan Pedro Ciganda,
Universindo Rodríguez
y Silvia Visconti ^ ^

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A s \i^ s CONTRIBUCIONES

El sentido del silencio:


palabras y mujeres en el La recepción de Rodó en Cuba.
universo de Onetti. Gustavo San Román
Ana Inés Larre Borges
BIBLIOTECA
NACIONAL
URUGUAY

Carlos Monsivais:
el crítico cultural frente
a la globalización. Dilemas de la identidad y
Abril Trigo construcción de “lo masculino'
en El posible Baldi. A A
Teresa Porzecanski I

Pedro Piccatto (1908-1944)


La clara invitación
interminable.
C3L1 ILUid VillilsliáB
X -J (X
Jorge Albistur
experiencia carcelaria en
el Uruguay posdictatorial.
Anna Forné
161
Los años 60': literatura y
sociedad en crisis.
Alfredo Alzugarat a s 'n
169
Sobre Modernismo e ideologías
de Carlos Real de Azúa.
Mónica Buscarons

Un manifiesto jónico.
Aproximación a la poética
de Alvaro Figueredo desde
una lectura crítica de Con parte de su extensa colección de más de
Testimonio de parte (1956). tres mil piezas con el mismo motivo, rescatadas
todas de la orilla del mar, el artista compatriota
Franscisco Tomsich Guillermo Büsch realizó una exhibición
denominada "Corazones de esta tierra. La
muestra de 777 piezas ha sido presentada periódicamente
en el Castillo de Piria, en el Centro Cultural Buquebus de
Piriápolis, entre otros lugares. A esa muestra pertenecen
las piezas presentadas en esta publicación.
CATALOGACION EN LA FUENTE

Revista de la Biblioteca Nacional. - 3a. ep.,

año 2, n°3 (2009)-


j L t
M o n te v id e o : BN, 2009-
flVff v.;24cm .
B IB L IO T E C A
N A C IO N A L
URUGUAY

ISSN 0797-9061
Director de la Biblioteca Nacional
Dr. Tomás de Mattos
AP

Director de publicaciones 1. CULTURA URUGUAYA


Rafael Varela
publicarionesi2ymail.com

Producción gráfica editorial


Adriana Cardoso - ABC/D
www.abcó.com.iiy

Dirección de Arte
Rodolfo Fuentes

IS S N 0797-9061

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Mastergraf SRL
Gral. Pagóla 1727 - CP 11800 - Tel.: 203 4760*
Montevideo - Uruguay
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Depósito Legal 352.350 -Comisión del Papel


Edición amparada al Decreto 218/96
Esta edición

Cuando comenzó el año, dos grandes figuras ocupaban


el centro que se proyectaba para este número de la Revista.
Los dos Juanes: Juan Carlos Onetti y Juana de Ibarbourou,
porque ellos habrían de ser y fueron los destinatarios de los
ciclos de homenaje que, a lo largo de los meses, tributaría
nuestra cultura. La narrativa de uno y la poesía de la otra se
repartirían los artículos a publicar ahora.
Pero la saña de la muerte que, con aceleración progresiva,
se llevó en este 2009 a Salvador Puig, Idea Vilariño, M ario
Benedetti, Imilce Viñas, José Pedro Barrán, Enrique Mena
Segarra, Ricardo Prieto, Tabaré Melogno, Orfila Bardesio,
Alberto Methol Ferré y Héctor G ross Espiell, nos forzó a
cambiar de idea. N o nos pareció oportuno referirnos sólo
a Onetti y a Juana, soslayando esas otras pérdidas, pero el
volumen resultante habría de tener una extensión que ex­
cedía a nuestras posibilidades.
Q uizá la nueva Dirección coincida con nosotros en que
libros y cuadernos específicos de literatura, teatro e histo­
ria, sean la más fecunda forma de obituario y el adecuado
inicio de un ciclo de toma de posesión definitiva de estos
once legados. Asimismo, más allá de lo mucho que se ha
publicado este año, 2010 bien puede ser todavía el mar­
co temporal para que se edite, en el formato requerido, el
copioso material aún no publicado y que se produjo para
rendir homenaje a Juana o a Onetti, por calificadísimos es­
peciales compatriotas o extranjeros.
Decidimos, pues, una revista cuyo temario no esté cen­
trado especialmente en ninguna de las figuras de nuestra li­
teratura o de nuestra historiografía ( ¡ S
Al cierre de gestión

Dr. Tomás de Mattos


Director Biblioteca Nacional

Hay dos tipos primordiales de Bibliotecas: las Nacionales y las Públicas. Nuestro
país no se ha regalado todavía, como ya es el caso de muchos países de Ibero América, la
simultánea disposición de una Biblioteca Nacional y de una o más Bibliotecas Públicas
de considerable magnitud. La nuestra, emplazada en Montevideo, debe cumplir, a la vez,
funciones de Biblioteca Nacional y de Biblioteca Pública.

N o sólo es el reservorio del acervo de todo lo que se haya escrito o impreso en el país
o, en el extranjero, sobre el país o por uruguayos en la diáspora sino que, simultáneamen­
te, debe ofrecerlo a disposición de todo el público. Tal hibridez de cometidos se advierte
en sus dos Salas de Lectura: la Artigas, para los usuarios no especializados, y la Uruguay,
reservada para investigadores. Y en la condición de sus libros, que no todos están al libre
acceso del público y que, en su totalidad, no pueden ser prestados a domicilio.

Eso crea dificultades de atención a ese público heterogéneo y complica la preserva­


ción indispensable del acervo que, desde hace décadas, está agravada por la insuficiencia
del personal en el número requerible.

Este tipo de obstáculos que dificultan el cumplimiento de los cometidos como Bi­
blioteca Nacional, se agrava muy considerablemente cuando se la examina respecto de
su función como Biblioteca Pública. Antes de asumir, con la perspectiva de un habitante
del Interior, la veía como una Biblioteca de Montevideo. Trabajando en ella, advertí que
es una Biblioteca del Cordón, cuyo emplazamiento estratégico en las inmediaciones de
numerosos centros educativos (las Facultades de Derecho, de Psicología, Humanidades,
de Arte y de Ciencias Sociales y el IAVA, la principal institución de estudios preuni­
versitarios del país), disimula en algo, para un porcentaje importante de estudiantes, las
carencias ínsitas en su singularidad. Hay una barrera cotidianamente significativa que el
montevideano tiene que superar: el costo de su desplazamiento, en caso de que su casa o
su centro de estudios quede a distancia considerable de la Biblioteca.

Como tesoro del pasado y del presente de nuestra cultura, la Biblioteca Nacional,
tiene una importancia estratégica. Como instrumento de la educación del pueblo, man­
tiene sí su trascendencia, pero con un sentido completamente diferente. Podría decirse
que pasa a ser el apoyo logístico de todas las bibliotecas del país, tanto las públicas como
las privadas populares.

N o me cansaré de repetir una cita de José Pedro Varela quien en L a Educación del
Pueblo, en el capítulo X X X V I, tomo II, páginas 203 y 204, escribió: "Se han calificado
con justo motivo de Bibliotecas Panteón esas grandes bibliotecas nacionales, cuyos li­
bros no pueden leerse, sino yendo a la misma biblioteca y aun precisamente en aquellas
horas del día generalmente dedicadas al trabajo y en las que pocas son las personas que
pueden dedicarse a leer".

En su perspectiva, que procuraba el objetivo del desarrollo integral de las aptitudes


humanas (“ poder de pensar, poder de sentir, de querer, de practicar acciones externas;
poder de observar, de razonar, de juzgar; poder de adoptar firmemente buenos fines y
de perseguir eficazmente su realización; poder de gobernarnos a nosotros mismos y de
influir a los demás; poder de adquirir y de conservar la felicidad") y en su convicción de
que cada humano es el protagonista de la educación de sí mismo, las bibliotecas popu­
lares, en el seno de cada vecindario, tenían una importancia casi tan decisiva como las
aulas de la escuela del mismo barrio.

***

Desde hace diez años, por Declaración suscrita por la Cumbre de Jefes de Estado
de Ibero América, las Bibliotecas Nacionales de los países miembros a su función tradi­
cional han de agregar la “asistencia” a las demás bibliotecas del país y el "liderazgo de un
sistema de cooperación interbibliotecaria” que permita la satisfacción de las necesidades
de lectura de todos los habitantes de los Estados sin discriminación de edad, género o
lugar de residencia.

Antes de esta Declaración -fruto de una concepción que se había abierto camino en
la teoría-, ya en nuestro país, bajo el Ministerio de Samuel.Lichtensztejn y la Dirección
de Cultura de Thomas Lowy, todos los directores de las Bibliotecas Nacionales con­
formaron una red de coordinación, dividiendo el país en regiones y creando un órgano
central de delegados regionales.
Esa red continuó funcionando informalmente, a costa de sacrificados aportes perso­
nales, a pesar de que luego de la renuncia de Lowy, poco después del retiro del ministro
Lichtensztejn, el Gobierno Nacional se desinteresó por completo del proyecto.

Era esta red el embrión de hecho del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas que,
recomendado por A BIN IA (Asociación de Bibliotecas Nacionales de Ibero América),
ya se ha implantado en varios países de la región. La cooperación interbibliotecaria se ha
intentado o puede procurarse en varios niveles:

Acrecimiento del acervo: mediante diversas vías de adquisición con­


junta, onerosa o gratuita.

Mejoramiento de la infraestructura técnica (computadoras, escáneres,


cañones de proyección, reproductores de D V D y V H S, conexiones a
Internet, televisores, etcétera) y del mobiliario imprescindible, mediante
diversas formas de adquisición conjunta, sea onerosa o gratuita.

Sustitución del préstamo interbibliotecario por la remisión de copias


electrónicas de libros y otros bienes culturales (películas, videos sobre
autores) susceptibles de tal tratamiento, de una Biblioteca a otra, se­
gún demanda del usuario.

Jerarquización del personal bibliotecario: procurando, a través del acuer­


do con el Congreso de Intendentes, la creación de un subescalafón biblio­
tecario, en el que el ascenso dependa de aprobación de un curso y del ren­
dimiento de concurso previo y en el que los mayores grados estén reser­
vados para egresados de la Escuela Universitaria de Bibliotecología. Ello
implicará una remuneración acorde con la calidad de la tarea cumplida.

Capacitación del personal bibliotecario, tanto el técnico como el ad­


ministrativo a través de cursos que procuren su mejor formación en
gestión bibliotecaria, informática y cultural.

Establecimiento de una plataforma cultural que asegure, abatiendo los


costos con organización de giras por localidades cercanas, la más fluida
circulación de visitas presenciales o virtuales de autores e intérpretes.

Obtención de recursos extrapresupuestales a través de donaciones o


patrocinios de entidades o empresas internacionales o nacionales. En
efecto, el sistema aúna la atracción del apoyo a la gestión local, garanti­
zada por la escala nacional que dispensa la coordinación del sistema.

A partir de un anteproyecto del bibliotecólogo Diego Ribas, que recogía la expe­


riencia de varias décadas de gestión vecinal de las diversas directoras de las bibliotecas
municipales, se elaboró un proyecto en el ámbito del Ministerio de Educación y Cultura,
recabándose el minucioso y comprometido asesoramiento de la Escuela Universitaria de
Bibliotecología y Ciencias Afines y de la Asociación de Bibliotecólogos del Uruguay.

Ese proyecto tuvo el aporte de hombres y mujeres de todos los partidos y fue apro­
bado en los últimos días de diciembre de este año, por amplísima mayoría en la Cámara
de Diputados y por unanimidad en el Senado. Es, pues, un muy sólido punto de partida
para el desenvolvimiento de una política bibliotecológica de Estado.

Los uruguayos bien sabemos que no conviene caer en el espejismo de la consagra­


ción legal. Un conjunto de normas sólo marcan un deber ser; pero, en la medida que se lo
aplique efectivamente, es un apoyo excelente para facilitar la concreción de lo que tanto
en nuestra tradición nacional como en la práctica cotidiana iberoamericana se considera
un proyecto ideal para la democratización y la descentralización de la cultura.

Ojalá, pues, sea el punto de consolidación de un proyecto paulatino pero irreversible


y de aceleración progresiva.O®
LOS ARCHIVOS DE "IN TELIG EN CIA"
Y LA HISTORIA URUGUAYA
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Juan Pedro Ciganda


Universindo Rodríguez
Silvia Visconti *

Introducción exiliados pasaron a ser también uno de los


centros de atención de la policía urugua­
En la década de 1960, durante los ya. La información recogida era entregada
gobiernos del Partido Nacional, se instru­ regularmente a la Embajada del Brasil en
mentó en Uruguay una re-organización Montevideo. Para el desarrollo de todas
de la estructura y el funcionamiento de los estas actividades se contaba desde tiempo
Servicios de Inteligencia, la que se profun­ atrás con el apoyo de los Estados Unidos
dizará a fines de la década con la creación y la participación de su Central de Inteli­
de la Dirección Nacional de Información gencia, la CIA. Oficiales de Inteligencia
e Inteligencia. uruguayos participaban en cursos en la
Argentina, Brasil y en la Escuela de las
El objetivo fue lograr una mejor capa­ Américas.1
citación y eficacia para el registro de todos
H asta mediados del siglo X X la so­
los nombres, actividades y desplazamien­
ciedad uruguaya era una de las menos vio­
tos de las personas, organizaciones e insti­
lentas de América Latina. Sin embargo, a
tuciones, fundamentalmente de izquierda.
comienzos de la década de 1960, cuando
El comunismo, el sindicalismo clasis­ aún no se había desarrollado la guerrilla de
ta y los "extranjeros indeseables” eran los izquierda, hubo acciones de violencia polí­
enemigos que había que vigilar, controlar tica protagonizadas por los activos grupos
y castigar. Se actuaba en el contexto de la de choque de la derecha.
Guerra Fría.
En su momento se denunciaron los
Todavía no se había creado el Plan fuertes vínculos de las bandas derechistas
Cóndor pero existía una buena relación de explosivas con dirigentes como el senador
los Servicios de Inteligencia especialmente blanco Eduardo Bottinelli y la Liga Fede­
con los de Brasil y Argentina, coordina­ ral Ruralista, liderada por Benito Nardone
ción y contactos que se incentivaron luego y sectores colorados de la lista 1 4 .2
de los golpes militares ocurridos en esos
Se produjeron atentados contra la
países en 1964 y 1966.
Universidad de la República, diarios, edi­
A partir del 64 Joao Goulart, Leonel toriales, abogados, intelectuales, militantes
Brizóla, Darcy Ribeiro y demás brasileños y locales de sectores de izquierda e inte­
grantes de la colectividad judía. Muchos de buen uso de la historia oral, así como un
estos atentados nunca fueron debidamente trabajo interdisciplinario, han generado
aclarados, pese a las evidencias y denuncias mejores posibilidades para acercarse a la
formuladas contra entidades y activistas de comprensión de estos sucesos con baterías
grupos de la derecha violenta. de información que quiebran los descono­
cimientos y a aquellas teorías destinadas
a invisibilizar la verdad histórica y que
Las muchas preguntas
apostaban a la desmemoria colectiva y las
amnesias impuestas.
Las relaciones entre pasado y presente
son invariablemente complejas. La per­ Sobre el Uruguay de los sesenta hay
manente tensión entre ambos escenarios mucho por hacer en materia historiográ-
temporales se agudiza cuando se trata de fica. Los trabajos publicados que cumplen
esclarecer el pasado reciente. El análisis con los criterios básicos y esenciales de la
de esos acontecimientos cercanos ha dado ciencia histórica no abundan.
lugar a una serie de debates en torno a la La presencia, en algunas áreas, de un
construcción de una "verdad” que los ex­ importante caudal de testimonios y mi­
plique. radas muy parciales y específicas sobre
Estas controversias no son exclusivas aspectos de esa realidad no invalida la afir­
de nuestra realidad. mación general.

En toda América Latina se han con­ La temática del proyecto en el que es­
vertido en el centro privilegiado de las po­ tamos trabajando3 nos exige, para el perío­
lémicas. do parcial que estamos eligiendo, los años
sesenta, plantearnos una serie de interro­
Las dictaduras que se implantaron en
gantes e hipótesis de trabajo.
la región, con su carga genocida, marcaron
a fuego a las sociedades latinoamericanas ¿Cómo eran el mundo y “nuestra Amé­
desde su impronta de terror y sufrimien­ rica” cuando ya habían pasado los prime­
tos y han hecho imperioso lidiar con el pa­ ros quince años posteriores a la Segunda
sado en busca de respuestas. Guerra Mundial?

Conmovidas ante la brutalidad del te­ ¿Cuál era la realidad material de nues­
rrorismo de Estado, las poblaciones bus­ tro país cuando se escaparon las ventajas
caron y buscan responder: ¿Qué sucedió?, comparativas propias y recibidas del con­
¿cómo sucedió?, ¿por qué sucedió?, ¿cuáles texto internacional de la conflagración
fueron las raíces de esos procesos de vio­ mundial y del enfrentamiento bélico en
lencia?, ¿dónde están las responsabilidades Corea, con sus incesantes reclamos de ma­
políticas e históricas de lo acontecido? terias primas -especialmente alimentos- de
los que éramos privilegiados productores?
La desclasificación de archivos en
los EEUU, Uruguay y demás países del ¿Qué respuestas políticas se daban los
M E R C O SU R , diversas investigaciones uruguayos luego del desarrollo, auge y caí­
sobre los orígenes de la violencia políti­ da del neo batllismo tan emparentado con
ca, junto a los testimonios que permite el los tiempos del "como el Uruguay no hay”,
las vacas gordas, el rol de acreedor de In­ “civilizar” a una sociedad dentro de deter­
glaterra, el de los éxitos deportivos? minados miedos, límites infranqueables,
fronteras inamovibles?
¿Qué fenómenos tan significativos
cambiaban a los partidos tradicionales en ¿En qué guarida del Uruguay orgu­
el poder haciendo que el “partido del Esta­ lloso de su educación, de sus exponentes
do” como se mencionó alguna vez al Colo­ culturales destacados a nivel del mundo,
rado, fuera derrotado en las urnas por el estaba la reserva de la barbarie?
Nacional -Blanco?
La temática particularmente acotada
¿Qué nuevas alianzas sociales y eco­ de este trabajo se inscribe dentro de esa
nómicas estaban expresándose en esa al­ mirada general.
ternancia en el poder político luego de 90
años de monopolio colorado?
La decadencia de los demonios
¿Cómo se estaban gestando energías
importantes a nivel de los trabajadores
organizados que culminarían en el salto En el tiempo que nos separa del fin de
cualitativo de la creación de la Convención la dictadura cívico militar, desde diversos
Nacional de Trabajadores? ámbitos se desarrolló la llamada “teoría de
los dos demonios”4, como explicación car­
¿Qué acumulación trascendente de
dinal de la vida de los uruguayos duran­
fuerzas en la sociedad había conducido a
te el período que se iniciaba en 1960 y se
los triunfos universitarios del año 1958
clausuraba en 1984/1985 con el fin de la
con la consagración de la Ley Orgánica y
dictadura.
cómo se proyectaría esa realidad a lo largo
del tiempo inmediato venidero? Políticos, periodistas, novelistas his­
tóricos, desde centros de poder con ca­
Las interrogantes mencionadas son
apenas ejemplos del trabajo a encarar pacidad de irradiación hacia la opinión
cuando intentamos avanzar en un pro­ pública, en forma sistemática, ordenada,
yecto de investigación como el que hemos repetida y perseverante han contado a los
comenzado. uruguayos un relato de los hechos tenden­
cioso y profundamente deformado carente
Las preguntas podrían continuarse de todo intento serio de búsqueda de la
planteando, sobre la base de ir ajustando verdad histórica.
y precisando el ángulo de mira.
El Uruguay de los años sesenta ha­
¿Dónde estaban ocultas, agazapadas, bría sido una especie de paraíso, donde
potencialmente activas, las fuerzas que la población vivía en armonía, donde no
gestaron la ruptura institucional de 1973?
había diferencias raciales y las sociales es­
¿En qué recóndito lugar del Uruguay taban tan amortiguadas que no pesaban;
tolerante, laico, democrático y liberal es­ la corrupción era mínima, el ascenso social
taban escondidas las fuerzas que dieron posible, la educación accesible a todos, los
vida al terrorismo de Estado, a la tortura partidos políticos actuaban de mediadores
y el homicidio como tareas estatales para de los escasos conflictos sociales.
En esta pequeña Arcadia, suerte de ín­ hubieran existido presos, represión, muertos
sula en un continente marcado por las des­ ni desaparecidos.”5
igualdades, en esta tacita de plata, Atenas
Militares, pero también personalida­
o Suiza de América, la irrupción armada
des de la política avalaron y defendieron,
de un grupo de izquierda, inspirado en la
con matices y claroscuros, la misma idea.
revolución cubana, desordenó las cosas.
Se afirmó entonces que “...la dictadura se
En algún momento el Estado urugua­ estableció por la ambición de poder de jefes
yo reaccionó y puso a las fuerzas armadas militares que no creían en la democracia. Ello
en la calle a combatir con los guerrilleros. no hubiera ocurrido sin el previo alzamiento
Así fue que llegaron todas las desgracias. de los tupamaros -1963-contra los gobier­
Con desatención, ignorancia calificada nos democráticos de aquella época. Desde en­
o intenciones de compleja calificación, se tonces, se declararon guerrilleros y utilizaron
dijo que el problema nacional fue la pre­ la lucha armada, desde la clandestinidad,
sencia de “dos bandos”: los que alteraron el para derrocar a las autoridades. Cometieron
orden y aquellos que -en nombre del Es­ muchos delitos violentos: robos de armas, ra­
tado- lo restablecieron, cometiendo luego piñas a bancos para financiar sus activida­
-estos últimos—el desliz de apropiarse del des, secuestros y crímenes” 6
poder durante más de una década.
Recientemente, otro protagonista de
La versión nacional de los “dos de­ primera línea de la política uruguaya ase­
monios”, donde la sociedad aparece como veró que “...la irrupción de la violencia polí­
víctima del ataque de dos fuerzas antagó­ tica como método revolucionario pasó a ser
nicas, establece una secuencia cronológica: protagónicamente desestabilizadora. Sin la
primero la acción de la subversión, después salida de las Fuerzas Armadas al escenario
la reacción militar y en última instancia la
de combate... nada es comprensible y ese paso
consecuencia no deseada y final del gol­
sólo se explica por la acción guerrillera, causa
pe de Estado. Así, se ha señalado “¿...qué
precipitante de la caída institucional. (...)
habría sido de nuestra patria si no hubieran
intervenido eficazmente las fuerzas armadas No puede simplificarse la interpretación
y la institución policial en forma conjunta, afirmando que el M L N fue el responsable
para evitar que la insurgencia lograra su ob­ exclusivo de todo el descalabro institucional,
jetivo de alcanzar el poder por las armas? pero tampoco nadie puede negar, de buena fe,
¿Cómo estaría actualmente nuestra pa­ que si se extrae del relato su irrupción violen­
tria si estos iluminados adoctrinados en el ta, todo queda sin explicación. (...) A la in­
exterior, no hubieren interrumpido violen­ versa, tampoco es posible afirmar que el golpe
tamente como lo hicieron en la década de de Estado fue pura y simplemente el arrebato
los sesenta? Las respuestas quedan a cargo ambicioso de un grupo de generales azuza­
de cada ciudadano de este país, pero sí debe dos desde los Estados Unidos, Los hechos, sin
reconocerse que aquellos son los absolutos res­ embargo, carecerían de explicación si no se
ponsables de los primeros atentados, secues­ advirtiera el protagonismo de ciertos núcleos
tros y asesinatos y que de no haber sido por militares decididos a arrastrar la situación al
su demencial irrupción revolucionaria, no trágico desenlace que tuvo. (...)
Se puede discutir hasta el infinito de quién Dicha teoría era imposible de sostener
es mayor la responsabilidad: hay uno que em­ en 1973.
pezó desde la sombra y otro que fue llamado
Bordaberry no la mencionaba como
a actuar por las instituciones legítimas; hay
explicación en su discurso televisivo del 27
uno que actuó por su convicción ideológica y
de junio ni tampoco lo hacían las organi­
otro que entró en escena obligado por su res­
zaciones populares y políticas que plantea­
ponsabilidad; hay quien, por ser Estado, tenía
ron la resistencia.
que responder estrictamente a su legalidad y
la violó, mientras el otro no estaba atado a Las razones son obvias: la guerrilla
nada porque su razón de ser, justamente, era estaba desmantelada cuando se produjo
derrumbar el Estado de derecho’7 el golpe y eso era un hecho notorio en la
sociedad y reconocido por las Fuerzas
En este caso resulta interesante apun­
Armadas.
tar que en otra parte de su trabajo el autor
revisa la atribución de las principales res­ Así, ocurrido el golpe, los sectores po­
ponsabilidades al movimiento tupamaro y líticos que publicaron su rechazo (Frente
hace compartir las mismas a los trabajado­ Amplio, Movimiento de Rocha y Por la
res organizados en el movimiento sindical. Patria del Partido Nacional y Lista 15 del
"...si bien nunca pensamos que el golpe de Partido Colorado) no hicieron referencia
Estado era exclusiva consecuencia de la irrup­ alguna a la existencia de un movimiento
ción guerrillera, aun cuando considerábamos subversivo. Vale mencionar que el Dr. Julio
que era la principal, al poner los hechos ante María Sanguinetti relatando en el diario
los mecanismos de la prueba -en un sentido bonaerense L a Opinión el proceso que ha­
jurídico- nos encontramos con que la deses­ bía culminado en el golpe de Estado ponía
tabilización política tuvo, en igual grado, un énfasis en el rol de Juan María Bordaberry
ingrediente insoslayable en la acción sindical afirmando que el presidente-dictador "..
(...) La circunstancia de que la violencia polí­ no fue conducido por los militares, como se
ticafuera ilícita desde el principio y la protesta ha dicho en más de un lado; en esta etapa, él
de los gremios un derecho, que aquella tuviera mismo los ha guiado hasta allí”9
una finalidad explícitamente revolucionaria La teoría que examinamos era fun­
y la segunda una intención más compleja, no cional a la Doctrina de la Seguridad N a ­
nos permitía ver, como ahora, su contribución cional que plantea la existencia de una
decisiva al clima de desestabilización que ter­ guerra permanente que se desarrolla en
minó con las instituciones democráticas”.s el seno de la sociedad y enfrenta por un
lado a las fuerzas de la ‘antipatria” im­
Los demonios mutantes pulsadas por el marxismo internacional
y por otro, a las Fuerzas Armadas, en­
carnación del "ser nacional”.
El rastreo de la formulación de la teo­
ría de los dos demonios permite afirmar En dicha concepción la guerra es in­
que su explicitación como intento de ex­ finita, permanente y nunca culmina pues
plicación del golpe de Estado y también se realiza a escala mundial y la derrota del
del origen de la violencia en nuestro país marxismo doméstico es solo momentánea.
fue tardía. Las publicaciones de la Junta de Coman­
dantes en Jefe (La subversión y Testimonio ejemplo, Germán Rama describió una so­
de una nación agredida) establecían explíci­ ciedad “hiperintegrada” con un elenco po­
tamente la vinculación entre la guerrilla, la lítico que se limitó a gestionar las deman­
acción de los partidos políticos y el golpe de das sociales al precio de quedar atrapado
Estado siendo éste el resultado de la debili­ en el estancamiento y donde los elementos
dad, la corrupción o la complicidad de los disruptivos que explican el golpe de Esta­
dirigentes políticos con el brote sedicioso. do serían externos: “La primera ideología
proveniente del ámbito internacional era la
Naturalmente esta explicación era
acción foquista, alimentada en la experiencia
inaceptable para las dirigencias de los
cubana y latinoamericana..., la segunda era
partidos.
la doctrina de la seguridad nacional y de la
Sin embargo, la teoría terminó siendo guerra interior, aprendida -junto a sus me­
exculpadora. todologías- en los centros deformación de los
A medida que se fue procesando la Estados Unidos, por los militares uruguayos
apertura política, y con ella el discurso que acudieron masivamente a ellos en los
donde todos los sectores civiles eran igual­ años previos al golpe militar”. 11
mente opositores -aunque en algunos ca­ Pese a la reiteración de la teoría de los
sos su llegada a las filas de la resistencia dos demonios, los estudios más recientes
fuera extremadamente morosa- la teoría están afirmando-ratificando su falsedad y
de los demonios comenzó a llenar un va­ descubriendo un panorama especialmente
cío en la medida que volcaba la responsa­ diverso en forma y en sustancia y por ello
bilidad de la ruptura institucional del 73 más complejo. Investigaciones que están
sobre dos agentes autónomos y presenta­ viendo la luz en los días en que estamos
ba a los políticos como imposibilitados de completando este artículo nos dicen que
realizar acciones. “el objetivo de la dictadura fue toda la pobla­
Principalmente, facilitó la descarga ción, la vigilancia, el disciplinamiento..., tuvo
de responsabilidades de los sectores más como objetivo desmantelar la oposición, pero
conservadores, mayoritarios en el gobier­ tuvo uno a largo plazo que tiene que ver con
no hasta la disolución del Parlamento y la reestructura de las relaciones sociales, de las
responsables por acción u omisión de toda normas de convivencia, de la instalación de
la transferencia de atribuciones realizadas formas de inseguridad, de desconfianza. (...)
desde el poder civil a los militares. Incluso En la discusión en democracia sobre la
se ha señalado que la instalación de la teo­ dictadura, el relato fue reconstruido sobre la
ría de los dos demonios cobró peso duran­ base de culpables. Hubo un relato begemóni-
te el debate sobre amnistía, especialmente co durante años que explicaba que llegamos
con la que benefició a los militares.10 a la dictadura por el accionar de fuerzas de
Algunos ámbitos académicos también izquierda que cuestionaron el orden y hubo
han sido lugar propicio para gestar apor­ una respuesta que traspasó los límites. (...)
tes que defienden como marco explicativo En ese discurso la dictadura surge por la ac­
la teoría en cuestión poniendo énfasis en ción alocada de unos que desafían el orden y
una suerte de conspiración internacional otros que van más allá de su fin específico en
para comprender el golpe de Estado. Por la represión. Es la teoría de los dos demonios.
Esta investigación demuestra que eso no fue producción agropecuaria. El déficit de la
lo que ocurrió”12 balanza comercial fue de 52.4 millones de
dólares en 1955 y de 124 en 1957.15
Todo tiende a indicar que la teoría de
los “dos demonios” comienza a vivir su de­ La referidas condiciones materiales
clinación como teoría hegemónica. Los tra­ tuvieron como respuesta la movilización
bajos provenientes de la ciencia histórica e creciente de los trabajadores por ese en­
incluso los avances registrados a nivel ins­ tonces divididos en tres centrales sindi­
titucional, en la condena al terrorismo de cales (U GT, CSU, FORU) y numerosos
Estado y en el reconocimiento de su aplica­ gremios autónomos. En ese contexto el
ción por el Estado uruguayo que se eviden­ gobierno aplicó dos veces las medidas
cian por ejemplo, en el informe final de la prontas de seguridad durante el año 1952:
Comisión para la Paz parecen marcarlo.13 en el conflicto de Salud Pública que fue
derrotado y en setiembre-octubre contra
los trabajadores del transporte16, a la vez
El final del neobatllismo que se pretextaba una infiltración pero­
nista. En los años siguientes otros, como
“Con esto en cuatro años tendre­ el textil de 1953 (que resultó victorioso) y
mos un gobierno blanco 1954, fueron marcando la agudización de
la cuestión social y se empezaron a sentir
Y en quince una dictadura los impulsos para lograr la unidad del mo­
militar”14 vimiento obrero.

Numerosos conflictos señalaron la


La inflación de un 20,9% en 1951 y de creciente participación de los trabajado­
10,7% en 1952, señaló los primeros sín­ res en la vida nacional. Gráficos y texti­
tomas de una crisis cuyos efectos fueron les (1954), Ferrosmalt, metalúrgicos y
suavizados por la demanda provocada por bancarios (1955), frigoríficos y F U N SA
la Guerra de Corea, pero que se manifestó (1956), arroceros, remolacheros y tambe­
en toda su profundidad a partir del 55. ros (1957), papeleros de C IC SS A (1958)
constituyeron ejemplos significativos de
El período 1955-1958 estuvo signa­
esa creciente conflictividad. Otro aspecto
do por la agudización de la crisis que tuvo
no menos relevante lo constituyó la crea­
lus principales signos en la inflación cre­
ción de un plenario obrero-estudiantil en
ciente y la devaluación de la moneda (el
1958 impulsado por la FEU U que libró
dólar pasó de $3.76 en 1955 a $9.08 en
por entonces la lucha por una nueva Ley
1958), la baja internacional de los precios
Orgánica para la Universidad.
de nuestros principales rubros exporta­
bles (carnes, lanas) acompañada de un
deterioro general de los términos de inter­ ¿Una nueva era?
cambio, la disminución de los volúmenes
exportados, el consiguiente déficit de la
balanza comercial, el déficit fiscal y el es­ 1958 marca la derrota del Partido
tancamiento productivo en especial de la Colorado después de 93 años de gobierno
ininterrumpido. Había naufragado el mo­ mativa coincidía con las políticas que en la
delo industrial por sustitución de impor­ época promovía el Fondo Monetario In­
taciones en medio de una crisis estructural ternacional con el cual se firmó en 1960 la
que marcó los límites de este proyecto. primera "Carta de intenciones”.

La exteriorización de la crisis generó En el sistema político, las transforma­


un deterioro cada vez mayor del salario ciones y realineamientos internos marca­
real y un desmejoramiento de las condi­ ron la búsqueda de respuestas a la crisis,
ciones de vida de la clase trabajadora. destacándose las operadas al interior
del Partido Nacional donde en 1956 se
Fue a partir de esa época que los constituyó la Unión Blanca Democrática,
E E U U comenzaron a desarrollar una po­ sector liderado por Fernández Crespo,
lítica más agresiva en América Latina, des­ mientras el sector herrerista se aliaba con
pués de haber volcado entre 1945 y 1955 el ruralismo de Benito Nardone, proceso
sus esfuerzos a fortalecer a sus aliados eu­ este último, clave para entender la victoria
ropeos y reconvertir su propia industria. blanca del 58.

En la nueva coyuntura, E E U U buscó Los orígenes del movimiento ruralista


reactivar y consolidar su liderazgo en la se remontan a la década de los 40 cuando
región lo que constituye un elemento fun­ desde C X 4 Radio Rural -propiedad de
damental de análisis para comprender el Domingo Bordaberry- Nardone comenzó
a ganar popularidad entre las capas me­
período. El triunfo del Partido Nacional
dias rurales. Su prédica inicialmente gre­
de la mano de la alianza herrero-ruralista,
mial se fue transformando, promoviendo
significó un fuerte viraje en la concepción
una fuerte campaña anticomunista que
económica: se abandonaron las prácticas
incluso alcanzó visos virulentos contra el
del dirigismo estatal siendo sustituidas
neobatllismo al que acusó de "comunismo
por un proyecto de corte neoliberal ba­
chapa 15”.
sado en la liberalización de las relaciones
económicas y sociales. Los cambios operados en su posición
lo acercaron a Herrera dando lugar a la
La crisis como telón de fondo de los mencionada alianza.
cambios en el elenco de gobierno había
La década de los 60 registraría asimis­
empezado a mostrar su perfil a mediados
mo cambios sustanciales en las Fuerzas
de la década del 50: estancamiento econó­
Armadas uruguayas. Vinculadas desde
mico que involucró a los sectores ganade­
mucho tiempo atrás al Partido Colorado,
ro, industrial y agrícola, de los servicios, el
sintieron los efectos del triunfo nacionalis­
comercio, los transportes; inflación, fuga ta. Su tradicional sujeción a las autoridades
de capitales, actividades financieras neta­ de gobierno, su posición legalista o civilista
mente especulativas. fue tiñéndose con una concepción ambien­
La Reforma Monetaria y Cambiaría tada por las nuevas ideas sobre el papel de
de 1959, liderada por el Ministro de Eco­ los ejércitos que impulsaba E E U U .17
nomía Juan Eduardo Azzini, fue el buque Muchos integrantes del colectivo ar­
insignia de la nueva orientación. Esta nor­ mado recibieron cursos de capacitación
signados por un fuerte contenido ideoló­ Como consecuencia de la aproba­
gico en academias de E E U U y Panamá. ción por el Congreso argentino de la Ley
de Residencia en 1902 muchos extranje­
En el marco de la Guerra Fría la es­
ros "agitadores” se trasladaron a Uruguay
trategia regional de la potencia a través de
donde fueron sometidos a la vigilancia de
lo que sería la Doctrina de la Seguridad
los Servicios de Inteligencia que pasaban y
Nacional, atribuyó a los militares el papel
de custodios de la "sociedad occidental” y recibían información desde y a, sus colegas
sus "valores tradicionales" impulsando su de la otra orilla del Plata.
"misión” de activo protagonista en el man­ Difícil fue la actuación para los inte­
tenimiento del orden interno. grantes de las Sociedades de Resistencia
Dicha doctrina identificó a los "ene­ (sindicatos de trabajadores) y de la Federa­
migos internos” como “la subversión”, in­ ción Obrera Regional Uruguaya (FO RU )
cluyendo en este ambiguo término a todo durante el gobierno del doctor Claudio
activismo social y a cualquier tipo de di­ Williman (1907-1911).
senso. Las fuerzas armadas fueron adqui­ La acción de control e infiltración de
riendo un papel cada vez más relevante en los sindicatos se instrumentó desde el D e­
el plano político. Resulta interesante seña­ partamento de Orden Social de la Policía
lar su temprana intervención en la repre­ de Montevideo a cargo del coronel G ui­
sión de conflictos obreros.18 llermo West, destacado miembro de la in­
Los aspectos reseñados en forma su­ dustria de la construcción.
cinta constituyen el marco imprescindible El coronel West, con el apoyo del doctor
para comprender el origen de la violencia Williman, desarrolló una importante acción
en el Uruguay. Sin tener en consideración de vigilancia y represión de los sindicatos. A
estos datos que dan cuenta de la crisis eco­ través de diversas ordenanzas la policía pro­
nómica y social que alcanzó al país y del
hibió el reparto de volantes y la realización
Contexto internacional, resulta imposible
de asambleas y, en cada conflicto, fomentó y
ensayar una explicación de los hechos que
sostuvo la acción de los “carneros” y del per­
nos ocupan.
sonal contratado como "rompehuelgas”.

Tal fue el desprestigio del coronel


West, entre los sectores de trabajadores,
Cambios políticos y intelectuales y dirigentes políticos de la
"servicios de inteligencia"
izquierda y batllistas, que a las pocas se­
reestructurados
manas de haber asumido José Batlle y
Ordóñez su segunda presidencia, el 23 de
Antecedentes marzo de 1911, el ministro del Interior
La actuación de los Servicios de Inte­ Pedro Manini Ríos disolvió la "Policía
ligencia, en el fichaje y control de sindica­ Social” y pasó a cumplir sus funciones la
listas, intelectuales y militantes de izquier­ Policía de Investigaciones. Pero obviamen­
da, se desarrolló en nuestro país a partir te las tareas de infiltración de los gremios,
del último cuarto del siglo X IX cuando la búsqueda y contratación paga de infor­
"cuestión social” cobró cierta importancia. mantes continuaron a ritmo intenso.19
Uno de los casos más significativos en Fernández Bazán, es un trágico ejemplo de
el Novecientos, fue el del inmigrante cata­ la coordinación de los servicios.
lán Francisco Corney, que se desvinculó
Al respecto Gonzalo Fernández seña­
del anarquismo y del Consejo de la Fede­
la:"... no hay tumba para Rocigno, Malvicini
ración Obrera y se integró al Partido C o­
y Vázquez Platero, que mueren ignorando
lorado desarrollando durante años tareas
su ingrata condición de precursores. Ellos in­
de “informante” del jefe político y de poli­
auguran la desaparición forzada, ahogados
cía de Montevideo, Virgilio Sampognaro.
en el río (de la Plata), en el misterio de las
20 Corney mantuvo una intensa comunica­
aguas dormidas de espaldas al aire sucio de
ción con Sampognaro alertando a Iralur,
la ciudad”. 21
Jefe de Investigaciones de la Policía, sobre
las repercusiones en nuestro país, en filas Por su parte el historiador Rodolfo
anarquistas y socialistas, de la Revolución Porrini destaca la aprobación en la déca­
Rusa de 1917. da de 1930 de una legislación tendiente a
A partir de esos datos los Servicios reglamentar el ingreso de inmigrantes con
de Inteligencia montaron un dispositivo “ideologías revolucionarias” y "prácticas
de vigilancia y control de los trabajadores violentas”: leyes del 19 de julio de 1932 y
extranjeros, sobre todo aquellos de ori­ del 13 de octubre de 1936; Decretos del I o
gen ruso sindicados como sospechosos de de marzo de 1934 y del 23 de noviembre
mantener vínculos con los bolcheviques y de 1937.22
ser promotores de supuestos “planes maxi- Una mayor jerarquización de las ta­
malistas” para desestabilizar el Uruguay. reas de inteligencia se concretó en 1947
El perfeccionamiento del accionar de con la creación del Servicio de Inteligencia
los Servicios de Inteligencia fue avanzan­ y Enlace, durante la jefatura de la Policía
do. La coordinación con la Policía Federal de Montevideo a cargo del coronel Alber­
Argentina, para el intercambio de infor­ to Fajardo.
mación, detención y extradición de “inde­ Uno de los cometidos de este Servicio
seables" se profundizó con la instauración expresamente señalado en el Boletín de
de las dictaduras del doctor Gabriel Terra Órdenes Diarias N ° 1731, del 19 de se­
y del general José Félix Uriburu y la apro­
tiembre de 1947, Artículo 5o. Inc. 2do, es
bación de una legislación que permitió la
intervenir en los "conflictos obreros” y" con­
expulsión de extranjeros “agitadores” que
trolar a) huelgas y b) actos públicos”. 23
perturbaran el orden social establecido. La
detención y entrega por parte de la policía A partir de entonces el Servicio de
uruguaya en el puerto de Montevideo, el 4 Inteligencia de la Policía de Montevideo,
de marzo de 1937 - al recobrar la libertad con jurisdicción nacional, prestó especial
luego de estar 6 años presos en el Penal de atención al desarrollo de la acción sindical
Punta Carretas - de Miguel Arcángel Ro- y destacó para ello a oficiales y personal
cigno, Fernando Malvicini, José Manuel sub alterno con la finalidad de actualizar
Paz Alcalde y Andrés Vázquez Paredes los ficheros, realizar una mejor vigilancia y
al Departamento de Orden Social de la control de los gremios de trabajadores y de
policía argentina dirigido por el comisario los dirigentes sindicales y estudiantiles.
Con el correr de los años y hasta me­ Al asumir, Aguerrondo se rodeó de
diados de la década de 1970, uno de los ofi­ oficiales jóvenes de su confianza vincu­
ciales que más se especializó en la cuestión lados al Partido Nacional como Antonio
gremial fue el comisario José Luis Tellechea Píriz Castagnet, Pablo Lorenti, Yamandú
que acostumbraba ir a las manifestaciones, Castro y Consuelo Breme de Antía, entre
interrogar a sindicalistas en su despacho y otros. Del mismo modo desplazó en poco
entrar a los locales sindicales.24 tiempo a la anterior cúpula policial de fi­
liación colorada.
Muy pronto, se consolidó un staff de
El Partido Nacional llega al
oficiales policiales blancos confiables y dis­
gobierno
puestos a reordenar el Servicio de Inteli­
gencia y ponerlo en condiciones de respon­
En 1958, importantes manifestaciones
der a los desafíos planteados en virtud del
conjuntas de trabajadores y estudiantes lo­
crecimiento de la conflictividad social y la
graron que se aprobaran leyes sociales de
acción de gremios obreros y estudiantes.
trascendencia así como la histórica Ley O r­
gánica de la Universidad de la República. Procuró más recursos para la policía
y la realización de concursos. Promovió,
Los altos niveles de unidad y movili­
asimismo, la mejora, ampliación y capa­
zación de los sectores populares preocu­
citación de los miembros del Servicio de
paban al gobierno y a las cámaras empre­
Inteligencia.
sariales. Los Servicios de Inteligencia no
podían mostrarse indiferentes a esas pre­
ocupaciones y aumentaron sus controles. Un testimonio calificado
Una nueva realidad política se inau­
guraba en el Uruguay con el triunfo del Uno de los oficiales de carrera que se
Partido Nacional en noviembre de 1958 vinculó a la nueva estructura de la Poli­
luego de nueve décadas de ejercicio políti­ cía de Montevideo fue Alejandro Otero.
co en la oposición. “Yamandú Castro indica a Aguerrondo una
serie de oficiales que él creía que eran blan­
El I o de marzo de 1959 asumía la
cos, como en mi caso. Él creía que yo era
presidencia del Consejo Nacional de G o­
blanco, aunque nunca en la vida habíamos
bierno el doctor Martín Echegoyen. En los
hablado de política. Voy a verlo y le caigo
años siguientes rotarán en la presidencia
bien a Aguerrondo que nos beca junto a los
del Consejo Nacional de Gobierno Benito
oficiales ayudantes de primera clase Cándido
Nardone (Chico Tazo), Eduardo Víctor
Jaureguizar y Toribio Chávez Olano a unos
Haedo y Faustino Harrison.
cursos en la Argentina. Fuimos a la división
Con el arribo de los blancos al gobierno de Inteligencia Política Argentina (DIPA),
IC profundizaron las tareas de Inteligencia. que dependía de la Policía Federal a hacer
Al frente de la Jefatura de Montevideo fue un curso de los que posteriormente se llama­
designado el coronel de Infantería Mario ron de Inteligencia. En realidad hacíamos un
Aguerrondo de 49 años, católico, naciona- curso de sabotaje, espionaje, tinta invisible,
liita y manifiesto anticomunista.25 fotografía, etc. Ese curso me sirvió de mucho.
Estuvimos un año estudiando y compitiendo En ese conflicto aprendí mucho. Cuando se
con oficiales argentinos....’’. 26 Al regresar, levanta el conflicto dejo un oficial instalado
Otero participó en diversos cursos y con­ en el Correo trabajando con funcionarios
cursos. Ascendió a comisario y poco des­ con los que había entablado amistad, en el
pués asumió la jefatura del Servicio de In­ chequeo de la correspondencia que venía de
teligencia y Enlace, de la Dirección de In­ los países detrás del Muro de Berlín en unas
vestigaciones. 27 Su relación con el coronel sacas enormes con material de propaganda
Aguerrondo fue excelente. El comisario lo con nombres y direcciones.”
reconoce con satisfacción: “Aguerrondo fue
el hombre que más trabajó conmigo. Le puse
a mi hijo Mario Alejandro, como gentileza
La iniciativa de los
"am ericanos" y la Inteligencia
por las atenciones que tuvo conmigo. Yo era el
único oficial que entraba a su despacho nada
más que golpeando la puerta. Los demás di­ Destaca Otero, que allí se recogió
rectores no entraban así no más. Eso motivó información verdaderamente muy valio­
que me identificaran como el director chico. sa que habilitó a los servicios a "...mejorar
Aguerrondo me tenía una fe, una confianza, nuestros ficheros de gente con tendencias co­
100 por ciento en lo que hacía”. munistas. Hasta ese momento lo que hacía­
Uno de los objetivos de Inteligencia y mos en el Departamento de Inteligencia era
Enlace en relación a los sindicatos fue el sacar información de los diarios El Popular,
mejoramiento de los archivos. Otero resal­ Epoca y otros órganos de prensa de izquier­
ta que tuvo mucho que ver con este logro: da. Con la información que conseguimos en
“La función mía, como Comisario Jefe, signi­ el Correo hicimos ficheros nuevos. 28 Esa in­
ficó un vuelco total en cuanto al ejercicio de la formación a la vez nos va a ser de utilidad
actividad de los funcionarios de Inteligencia. después para la lucha contra los Tupamaros.
Se abandonaron las investigaciones sobre la El problema de los Tupamaros se me apare­
vida privada de los funcionarios. Eso no iba ce a mí deforma verdaderamente increíble.
más. Que se investigara por donde correspon­ Esta es de las otras cosas que me pertenece
diera. Se comenzó a considerar muchísimo en exclusividad, esa visión defuturo. Un día,
todo el aspecto gremial y, fundamentalmente, luego de dejar en su domicilio a algunos fun­
todo lo que era la actividad sindical del Parti­ cionarios que habían trabajado hasta tarde
do Comunista, que era el partido de izquier­ en la noche en la elaboración de los Memo­
da más importante en esos momentos." rándum, que emitíamos regularmente, vengo
en una pequeña camioneta Renault por la
Otero señaló que los ficheros eran
calle Canelones y al pasar Bulevar Artigas
muy antiguos y destacó su papel en la ac­
veo una estrella del movimiento Tupamaros.
tualización de los mismos.
Entonces le digo al sub comisario Pablo Fon­
"Mi participación en algunos conflictos tana: 'He visto esa estrella en diferentes luga­
como los de U TE y Correo, a comienzos de res de la ciudad. ¿Qué será ese movimiento?
los 60, fue fundamental. En el Correo hubo Vamos a investigarlo’, ordené. Analizamos
una paralización de actividades. Algunos los Comandos del Hambre y empezamos a
funcionarios pararon y otros no. La policía es asociar distintas situaciones que se venían
llamada a intervenir. Yo dirijo el operativo. dando. Ese fue nuestro inicio en la inves­
tigación de los Tupamaros. Eso le sirvió al ciadas por Aguerrondo, se continuaron
país. Incluso lo reconocen algunos dirigentes cuando su sustituto, el coronel Ventura
del M LN , como Fernández Huidobro, que Rodríguez, también de filiación blanca,
señalan que el fracaso de la represión contra asumió el 29 de marzo de 1963. El 19 de
los Tupamaros fue por no haberle hecho caso noviembre de ese año, a nombre del Con­
a los dichos del comisario Otero y a las iden­ sejo Nacional de Gobierno, el ministro del
tificaciones del comisario”. 29 Interior, Felipe Gil firmaba un importante
acuerdo de asistencia con la Agencia Inter­
El comisario Otero reconoció que ha­
nacional de Desarrollo (AID), de los Esta­
bía un contingente de agentes de la CIA,
dos Unidos, para ayudar al “mejoramiento
como William Cantrell, instalados en la
de la fuerza policial”. 32
Jefatura de Policía de Montevideo con los
cuales dijo, no mantenía buenas relaciones. El Memorándum referido a las “Activi­
"En la Dirección Nacional de Información e dades gremiales llevadas a cabo durante el
Inteligencia creada a iniciativa de los ameri­ año 63”, fue indicador de la preocupación,
canos, el señor Cantrell tenía la costumbre de por el desarrollo del sindicalismo clasista y
disponer, mandar y ordenar lo que fuera”.30 el incremento de la movilización.

Pese a esas discrepancias de estilo, el En este documento quedaron expli-


comisario reconoció que a los hombres de citadas las preferencias gremiales de los
la CIA les suministraba, “...porque estaba sectores gobernantes y de los Servicios
establecido, toda la información que obtenía­ de Inteligencia y su desazón por el poco
mos. Lo mismo se hacía con los oficiales del arraigo, entre los trabajadores, de la Con­
Ejército uruguayo destinados a las tareas de federación Sindical del Uruguay (C SU ).
Inteligencia, a la Embajada Norteamericana “L a acción desplegada por los distintos gre­
y la del Brasil. Es decir: estaban autorizados mios, ha influido enormemente en la vida del
a recibir la información y yo correspondía país, causando, en numerosísimas ocasiones,
con la orden que tenía”. 31 cuantiosas pérdidas, acción ésta, manifesta­
da en paro de brazos caídos, paro por horas
dentro de una jornada, por 24 o 72 horas,
El Memorándum del 31 de huelgas por tiempo indeterminado, etc., que
diciembre de 1963: una línea desde hace varios años se concretan, pero que
de acción en los últimos tiempos se han incrementado,
llegando actualmente a su punto álgido.
La cuestión gremial siguió siendo uno
El hecho de existir en nuestro medio
de los principales ejes de atención de los Ser­
la Confederación Sindical del Uruguay
vicios de Inteligencia cuando asumió en mar-
(C SU ), que aparentemente hacía presu­
Xo de 1963 el segundo Consejo Nacional de
mir que aglutinaría en su seno la totalidad
Gobierno de mayoría del Partido Nacional
de los gremios, como entidad rectora, no
Con presidencia rotativa anual a cargo de:
fue óbice para que la Central de Trabaja­
Daniel Fernández Crespo, Luis Giannatta-
dores del Uruguay (C T U ), intensificara
llo, Washington Beltrán y Alberto Heber.
al máximo sus actividades y, a la postre,
Las tareas de re-organización de los lograra la concreción del anhelo buscado:
Servicios de Inteligencia de la Policía, ini­ convertirse ella en rectora, relegando a un
plano secundario a la CSU , cuya línea de­ En 1965 los trabajadores clasistas
mocrática no le sirvió de apoyo para el lo­ sindicalizados realizaron importantes
gro de sus fines. jornadas de movilización y reflexión. Los
estudios de la Comisión de Inversiones y
Analizando los hechos en el tiempo - s e ­
Desarrollo Económico (CID E) señalaban
gún el documento de los Servicios - se ve
un conjunto de indicadores que evidencia­
claramente como la CSU, fue perdiendo te­
ban la situación de crisis y estancamiento
rreno en sus aspiraciones, desvinculándose de
de la economía.
ella sectores gremiales importantes, para p a­
sarse a la CTU, primero como ‘organizacio­ Los informes de la C ID E fueron uti­
nes fraternales’ y finalmente como afiliadas, lizados por la C N T para cuestionar la
lo que ha traído como consecuencia directa, orientación tributaria, cambiaría y econó­
que su poderío en estos momentos, es por mica del gobierno y para la elaboración de
demás elocuente, controlando y dirigiendo sus planes de lucha, teniendo asimismo in­
prácticamente toda la actividad gremial de cidencia en las propuestas programáticas
nuestro medio”. 33 de la central de trabajadores.34

El martes 6 de abril se realizó en todo


el país, convocada por la C N T y la CTU ,
De la CIDE frustrada a los nuevos
la primera gran Jornada Nacional de
instructivos de vigilancia
Protesta con un paro de 24 horas y una
plataforma que trascendía las reivindica­
La formación de la Convención ciones salariales tradicionales propias de
Nacional de Trabajadores en agosto de cada gremio, planteaba soluciones para el
1964 generó mayor preocupación en las Uruguay en crisis y exigía la plena vigencia
cámaras empresariales y en el gobierno de las libertades públicas y sindicales. La
nacionalista. Los Servicios de Inteli­ ocasión fue propicia para que los Servi­
gencia tomaron nota. También preocu­ cios de Inteligencia apuraran las tareas de
paban los nuevos reagrupamientos de re-organización y de coordinación de los
la izquierda evidenciados en 1962 con aparatos represivos del Estado.
la creación de la Unión Popular (Enri­ El entonces ministro del Interior
que Erro y Partido Socialista) y el F I­ Adolfo Tejera y el jefe y sub. Jefe de la
D E L (Partido Comunista y sectores Policía de Montevideo coronel Ventura
provenientes de blancos y colorados). Rodríguez y Carlos Martín coordinaron
Era necesario controlar, vigilar y actuar el operativo junto a los responsables de
para impedir el desarrollo de la organi­ la Dirección de Información y el Depar­
zación y la movilización de los gremios y tamento de Inteligencia. El objetivo era
las organizaciones políticas y culturales infiltrar y controlar la activi« lad de los sin-
opositoras. Para mejorar la necesaria efi­ dicatos, detener y castigar a los dirigentes.
cacia de los Servicios era preciso capaci­ Se buscaba asimismo profundizar los tra­
tar al personal y conseguir más recursos. bajos de análisis y vigilancia de las orga­
En esto pensaban. Y en esto coincidían nizaciones de izquierda, especialmente al
todos los jefes de Inteligencia. El comi­ Partido Comunista caracterizado como el
sario Alejandro Otero también. enemigo principal. Para el 6 de abril del 65
las Jefaturas de Policía decidieron un “ser­ 7) En caso de realizarse oratoria previa
vicio especial” reforzado con agentes de to­ en la sub columna deberán tener especial
das las reparticiones. Se dispuso, a la vez, cuidado en retener el nombre del orador y la
una vigilancia por parte de los “tiras" de entidad a la cual representa, a los efectos de
Inteligencia en todas las sedes sindicales. la debida identificación,
Por ejemplo, el agente-fotógrafo Nelson
8) Para el caso de que en alguno de
Bardesio del Servicio de Inteligencia y En­
los actos de sub columna o central se haya
lace fue designado para “espiar” el local de
construido algún estrado, deberán especi­
la Confederación de Empleados Públicos
ficar cuántas personas lo ocuparon y si es
(CO FE), de la calle Uruguay 823.35
posible sus nombres;
El “Instructivo de vigilancia y control
9) como es habitual en este tipo de re­
para el personal de la Policía de Montevi­
uniones, se distribuyen panfletos, impresos o
deo. Dirección de Investigaciones. Servicio
mimeografiados. Los funcionarios actuantes
de Inteligencia y Enlace”, muestra a las cla­ deberán recoger por lo menos uno de cada
ras la importancia del operativo dispuesto y uno;
la modalidad de actuación de los servicios:
10) En todos los casos, las comunicacio­
"1) Los funcionarios que prestarán ser­ nes telefónicas se realizarán al interno 255;
vicios en las sub columnas, sin excepciones,
deberán comunicar al Departamento, inter­ 11) En todos los casos, finalizada la
no 255, la cantidad de manifestantes y horas comisión, los funcionarios actuantes concu­
en qué se movilizan, como asimismo la llega­ rrirán al Departamento para producir un
da al punto final de reunión; informe escrito, conteniendo todos los puntos
anteriormente enunciados, adjuntando el
2) En caso de que se utilicen vehículos, material".36
deberán anotar la matrícula de los mismos;
3) Deberán memorizar los slogans que
...contrarios a las Instituciones
te corean, informando de ello en forma por­ Democráticas Representativas
m enorizada;
4) Deberán anotar especialmente las
La realización en 1965 de la Jornada
leyendas de los carteles que portan los ma­
Nacional de Protesta, el acto del I o de
nifestantes;
Mayo y el primer Congreso del Pueblo37
5) Deberán observar especialmente la aumentaron la preocupación del gobierno
Conformación de las sub columnas, es decir, y los empresarios sobre la extensión y ca­
tltar en condición de estimar la cantidad de pacidad de movilización de los trabajado­
mujeres, hombres, ancianos y niños que par­ res sindicalizados.
ticipen en ellas;
Un Memorándum de la Dirección de
6 ) U na vez que la sub columna se integre Investigaciones, Departamento de Inte­
á la columna central, continuarán en la mis­ ligencia y Enlace, fechado el 3 de setiem­
ma hasta la finalización del acto, anotando a bre del 65, dio cuenta de esta situación.
la vez todo lo que estimen de interés para la Explícito las tareas del Departamento de
Información del Departamento, Inteligencia y reclamó más atención y re-
cursos. En lo fundamental, el documento r e con el material humano que se posee, se
titulado “Se informa sobre necesidades y han alcanzado los niveles máximos de capa­
funcionamiento del Departamento de In­ cidad para la producción. No obstante ello,
teligencia y Enlace”, señalaba:“ ..de acuerdo las perspectivas de las luchas políticas - sin­
al ritmo impuesto por las organizaciones po­ dicales indican que - lejos de disminuir, la
líticas y sindicales, sobre las que debe cubrirse tensión aumentará constantemente, al influ­
información, el Departamento de Inteligen­ jo de la actividad regimentada de elementos
cia, ha debido superarse con la finalidad de militantes, especialmente del Comunismo”.
cumplir cabalmente sus cometidos. El pasaje
a una ‘etapa superior’ de lucha de las entida­
A los países especializados
des alineadas en la izquierda, ha significado ’ky |j¡ flpragyr
abocarse a un estudio concienzudo de todos y
El documento aportaba nuevos ele­
cada uno de los problemas planteados, para
mentos en cuanto a la necesidad de bus­
producir informes objetivos.
car ayudas y asesoramientos en el exterior
L a labor se ha orientado específicamente para fortalecer la idoneidad de los Servi­
en la obtención de todo aquel material que cios de Inteligencia. Así, se señalaba que
puede ser útil para la prevención de movili­ “...ello habla a las claras que paralelamente
zaciones... a la organización con que cuentan los Comu­
nistas -que son los que llevan la voz cantante
Esa información, contenida en memo­
en cuanto a la dirección de la movilización- el
rándum, informes reservados, etc., han re­
Departamento de Inteligencia y Enlace, de­
querido pues, especial dedicación de un nú­
bería por to menos duplicar sus efectivos. La
cleo limitado de funcionarios, los cuales son
naturaleza de la labor de sus oficinas, hace
los encargados de concretar materialmente la
estrictamente necesario contar con la canti­
labor de equipo que debe cumplir el Depar­
dad y calidad del elemento humano para sus
tamento, en la producción de trabajos sobre
fines. En cuanto a la calidad del personal,
programas de lucha sindicales, asambleas,
como cuestión impostergable debe aplicarse la
movilizaciones partidarias de la izquierda o
realización de cursos especiales de capacita­
congresos, eventos éstos que con mucha perio­
ción, con el envío de funcionarios de este De­
dicidad se producen en Montevideo...
partamento al lugar de donde proceda el ma­
...com o labor burocrática, el Departa­ yor cúmulo de conocimientos: esto es al país
mento produce habitualmente -en forma que mejor dotado esté para producir Oficiales
diaria- informes personales a Institucio­ de Información. Al regreso tales funcionarios
nes del Estado, con la finalidad de impedir darán cursos intensivos e inmediatos para...
la infiltración en el aparato de la Nación, difundir los conocimientos adquiridos...38
de elementos contrarios a las Instituciones
La preocupación por re-estructurar el
Democráticas Representativas”.
Servicio de Inteligencia prosiguió y en los
A continuación se sostenía que no se meses siguientes circularon varios plan­
podía seguir trabajando así. Era necesario teos. En marzo de 1966 el oficial inspector
un mayor apoyo, nuevos recursos y lograr Ángel Gutiérrez, con más de 15 años en
la capacitación de los oficiales en el exte­ Inteligencia, detalló lo que a su entender
rior. "Debe precisarse claramente -afirm a­ eran los “defectos, errores y viejas costum-
bres": local inadecuado, carencia de perso­ de poder dar cumplimiento a las obligaciones
nal, tareas innecesarias, falta de informan­ que nos impone nuestros cometidos.
tes- colaboradores, ausencia de recursos
El Partido Comunista proyecta y ‘que­
económicos, subordinación burocrática
ma etapas’ para cumplirlas. Es interesante
deL Departamento. Para Gutiérrez una de
recordar -dice el Memorándum de Inte­
las principales cuestiones a resolver era la
ligencia- algunos conceptos expresados por
necesidad de contar con más y mejores in­
Rodney Arismendi en el X V III Congreso
formantes —colaboradores. "Este es un ele­
de dicho partido realizado en junio/julio de
mento valioso e imprescindible,... -afirmó-.
1962: ‘...maduran las condiciones de uni­
Se debe conocer lo que va a suceder, lo que
dad para nuestro pueblo también en el pla­
se planifica, lo que se está elaborando, den­
no político. ... Es una hora de acumulación
tro de los organismos gremiales y políticos.
de fuerzas el período que vivimos, es decir,
... lo que importa es el conocimiento de lo
de desarrollo, profundización y maduración
que va a suceder. Allí el informante asume su
ideológica de las luchas de la clase obrera y
papel real y la información, el valor-positivo
el pueblo, de asimilación de experiencias y de
que realmente tiene. Estos [los informantes
transformación de ésta en conciencia militan­
de la policía] deben actuar en los gremios,
te de millares y cientos de millares de hombres
agrupaciones políticas, Enseñanza Primaria,
del pueblo, de edificación por todas las vías
Media y Superior e incluso en los Ministe-
delfrente único de las masas, de elevación del
rios. Esta labor silenciosa pero permanente,
papel de la clase obrera y de la forja de una
aportará inapreciables datos de las células
alianza obrero-campesina de concreción en el
que actúan en esos medios y que no tienen
plano político (partidista) de una nueva fuer­
actuación pública y notoria".39
r J za antiimperialista, democrática, avanzada,
Ir capaz de agrupar, también aquí, a las clases
Preocupación central: los y capas sociales llamadas a intervenir en el
comunistas frente o movimiento democrático-nacional y
,# A la formación de un gran Partido de la clase
A las pocas semanas, el 15 de abril del obrera. Es una etapa de la formación de la
66, se emitió un nuevo Memorándum so­ fuerza social de la revolución uruguaya, tan­
bre el tema. to por la movilización de las grandes masas
populares como por la elevación del grado de
Este documento fundamentaba los
su conciencia, ideológica y política’".
por qué de la necesidad de un cambio y
cuáles debían ser los ejes en la transforma­
ción del Servicio de Inteligencia. “Desde la La "infección" provocada por
cre0iión del antiguo Servicio de Inteligencia Época, Marcha, El Sol, AEBU,
y Enlace,..., han transcurrido 18 años. En Frente Obrero, El Popular,
ese período de tiempo, las organizaciones po­ Estudios y muchos otros
líticas de izquierda, el agrupamiento de los .. «jLglg
sindicatos en la CNT, hasta llegar al Congre­ “También es bueno recordar -señalaban
so del Pueblo, han desbordado la capacidad los jefes de Inteligencia y Enlace- las reso­
de trabajo de nuestro Departamento, siendo luciones del X X I congreso del Partido Socia­
necesaria una reorganización afondo, a fin lista ... donde se menciona que a pesar de
integrar la 'Mesa por la unidad del Pueblo y Sol, Frente Obrero, como así también con
W
de expresar que la seguirán integrando, resol­ otras publicaciones izquierdistas, políticas y
vieron para las próximas elecciones concurrir sindicales, tales como la Revista Estudios y
a los comicios bajo el Lema 'Partido Socialista', AEBU e infinidad de ejemplares que, proce­
cqmo una forma de seguir combatiendo el ré- dentes de centros irradiantes de comunismo,
gimen imperante en nuestro pats y, en el caso infectan el país. & «1
de ganar la batalla en ese terreno de la unidad ¿ . .
...a un mayor trabajo burocrático,.?
de las izquierdas 'los ricos no renunciarán pa­
•m camente a sus privilegios, de lo que resulta a una mayor organización de los gremios, a
tal la tarea de preparación y organi­ una mejor planificación de la lucha del Par­
zación revolucionaria del Partido’. tido Comunista, frente a la aparición de gru­
pos extremistas y el aumento de la frecuencia
Por un lado tenemos la máxima orga-
de los conflictos huelguísticos, mostramos
ción sindical que lia conocido la Re-
un aparato de lucha inadecuado”.
ública, dominada completamente por el
o Comunista, con conflictos perma­ A partir de este panorama, el Memo­
nentes en gremios importantes, tales como rándum de Inteligencia concluía que "...
el transporte, estudiantes, funcionarios deben tenerse en cuenta todos los problemas,
públicos, Entes Autónomos, etc. las fallas que han surgido delfuncionamiento,
del Departamento para, con visión defuturo,
Por otro lado tenemos un Departamento
reorganizarlo en base a la técnica moderna,
de Inteligencia y Enlace, con una merma con­
adecuada a nuestro medio ambiente. El orga­
siderable defuncionarios. Basta recordar que
en üna época, esta Oficina contaba con 130 nismo creado -proponían- debe estar dotado
funcionarios, a los que se agregaban - tfc o - r de personal idóneo, elementos y medios sufi­
noce- por lo menos una docena de colabo­ cientes y con recursos adecuados, para que-
radores pagos. información, producto de su funcionam
sea lo más perfecta posible"40 jL . «■
Debe significarse sin embargo -agrega
|*H | para justificar la necesidad de un cambio- En tanto se procuraba mejorar el equi­
* * que las tareas burocráticas de la Oficina eran pamiento y la performance del Servicio de
sensiblemente "menores. ...puede decirse«,« Inteligencia se estrechaban los vínculos
que los Expedientes de Migración, se trami­ entre los organismos y los jerarcas de las
taban por Secretaria de Investigaciones; que diversas reparticiones públicas encargadas
las búsquedas de antecedentes en los ficheros de la seguridad ciudadana y el contralor y
eran menores (por menos número de pedidos vigilancia sobre los gremios movilizados.
y por la limitación de la información que se
r . _
poseía); no se producían los varios Memorán­ i »’•t
dum que actualmente se elevan al Comando; El mítico Cerro, la represión y
m no se confeccionaba un Informe Mensual. El
el duro 1966
P lp f w&mSL
Fichero trabajaba solamente con dos perió-
dicos; Justicia que primero fue semanario y Fue ejemplo de ello, la situación vivida

■T España Democrática. Actualmente se tra­ en 1966 en el Cerro como consecuencia


baja ton prensa nacional e internacional, El de la movilización de trabajadores de la
Popular, Época, los semanarios Marcha y El industria de la carne.
£ fe
El I o de octubre, con la participación marcharon a la Curva de Grecia para una
de 436 organizaciones de Montevideo y asamblea informativa pública. Cientos de
del Interior, culminó el proceso de unidad vecinos, junto a estudiantes y profesores
orgánica y programática de los trabaja­ del Liceo 11 y de la UTU, presenciaban la
dores con la realización en la Palacio Sud asamblea de más de dos mil“friyeros”.
América de la sesión final del Congreso
El clima era de entusiasmo y expecta­
de Unificación Sindical. La Convención
tiva y no hubo incidentes.
Nacional de Trabajadores (C N T ) pasó de
organismo coordinador a central única en Luego de la asamblea algunos cientos
un ambiente de entusiasmo y de preocu­ de manifestantes decidieron realizar una
pación por las dificultades salariales, los ocupación pacífica con corte del tránsito
altos índices de desocupación y los rumo­ en el puente del Pantanoso. La manifesta­
res de golpe de Estado. 41 ción duró un poco más de media hora.
Muchos de los gremios movilizados Por su lado, se acercaron a los manifes­
(lana, construcción, vestimenta, gastronó­ tantes los efectivos policiales y gendarmes
micos, enseñanza, frigoríficos, bancarios, que observaban los acontecimientos desde
funcionarios de O SE ) decidieron insta­ La Teja, en la otra punta del puente.
larse en "asamblea permanente", en las in­
mediaciones del Palacio Legislativo, para Se entabló una negociación con los di­
exigir la aprobación de “leyes Sociales”. rectivos de la FOICA.

Los trabajadores de los frigoríficos, Así estaban las cosas cuándo, sor­
nucleados en la Federación Autónoma de presivamente, decenas de efectivos de la
la Carne (LO ICA), estaban entre los más Guardia Metropolitana, al mando del
‘activos. l y a jl f *- 3 teniente%oronel Alberto Ballestrino y el
mayor Julio Barravino, cargaron sobre los
Su movilización tenía como objetivo
manifestantes.
la afiliación de los frigoríficos del Interior
a la Caja Única de Compensaciones, el au­ Participaron también en la represión
mento de los aportes por desocupación y tropas de la Región Militar N ° 1 al mando
el pago de una deuda de 203 millones de del general Mario Aguerrondo y varios ba­
pesos del Estado con el Frigorífico Nació- tallones de! Ejército traídos especialmente
del Interior. : “ s ;i. mi .> i m:

Frente a las dilatorias del Parlamerp¡. Estaban armados “a guerra*) con la ba­
to y del Consejo Nacional de Gobierno, yoneta calada y el apoyo de carros lanza-
presidido ese año por Alberto Heber, el agua.
5 de octubre, los trabajadores ocuparon el
Decenas de trabajadores y vecinos
Frigorífico Nacional trabando el abasto de
fueron detenidos y llevados a Inteligencia íJ?
carne. Al día siguiente Diputados aprobó
y Enlace donde se les "fichó”.
un aumento de mil pesos en las compen­
saciones a los desocupados y se abrió un Otros ciudadanos fueron conducidos
ámbito de negociación. Los trabajadores a la Seccional 24 siendo interrogados por
levantaron la ocupación del Frigonal y el sub. Comisario Héctor Villar.

’ til, 32
Algunos manifestantes fueron atados La trascripción de algunos de los titu­
a los palos de los arcos de las canchas de lares da cuenta de ello y ponen de mani­
fútbol existentes en las orillas del Panta­ fiesto la presencia militar junto a la poli­
noso. cial en la represión de los trabajadores.
El sábado 8 de octubre, en horas de El Diario
la madrugada, fue colocada una bomba
Montevideo, 7 de Octubre de 1966:
de fabricación casera en el domicilio del
general Aguerrondo, Vázquez Ledesma Cerro: nuevos incidentes. Alerta militar
3011, en el barrio de Pocitos y el personal (p * i);
de Inteligencia buscó a los responsables
Bajan Tropas a Montevideo. Refuerzos
del atentado.
a la I a Región. Colorados censuran la repre­
Los trabajadores de la carne recibie­ sión policial. Storace ofreció dimitir en solida­
ron el apoyo de la C N T y la FEU U que ridad con lo actuado, (p.3),
hicieron una manifestación por la Avenida
Con bayoneta calada efectivos de la
18 de Julio al grito de: "Cerro, sí, milicos,
Guardia Metropolitana marchan hacia el
no; Libertad, sí, garrotes, no”. Pocos días
centro del puente del Arroyo Pantanoso que
después, el 13 de octubre, el Parlamento
ocupaban los trabajadores del Frigorífico N a­
aprobó una ley asegurando el pago de la
cional en acción de bloqueo del tránsito vehi­
deuda del Estado con el Frigorífico Nacio­
cular. La orden de reprimir la acción de los
nal. Hubo además el compromiso de afiliar
obreros ya había sido librada, (p.17);
los frigoríficos del interior del país a la Caja
de Compensaciones. 12 obreros de la carne El jefe de la Región Militar N ° 1, gene­
levantaron la huelga de hambre que estaban ral Mario Aguerrondo y el jefe de la Guar­
realizando. Sin embargo, para sorpresa del dia Metropolitana teniente coronel Alberto
pueblo trabajador el Consejo Nacional de Ballestrino parlamentan en el Cerro, plani­
Gobierno, presidido por Alberto Heber, ficando procedimientos, con efectivos de las
vetó la ley. Las gestiones, manifestaciones guardias que comandan, (p.18)
y asambleas se incrementaron. Finalmente,
el 25 de octubre el Parlamento levantó el
veto del Poder Ejecutivo. Los trabajadores El País, 8 de Octubre de 1966:
de la carne junto a los vecinos y estudiantes El ministro del Interior informó al Con­
salieron a las calles de la Villa del Cerro a
sejo sobre los sucesos del Cerro: disturbios: 2
celebrar el triunfo obrero. 42
heridos y 60 presos, (p.l)

Las repercusiones en la prensa


Epoca,
Montevideo, 8 de Octubre de 1966:
Estos hechos que pese a su trascen­
dencia apenas fueron referidos en los in­ Los obreros reclaman. Salvajada del
formes de los Servicios de Inteligencia de gobierno. Durante horas la represión al­
la época, ocuparon un papel destacado en canzó a trabajadores y transeúntes. Hay
la prensa. heridos graves y numerosos detenidos. El
Cerro vive prácticamente en Estado de Coraceros y unidades de la Guardia Metro­
Sitio. La Policía, unidades del Ejército, politana con bayoneta calada, a paso marcial
Guardia Republicana atacaron a los tra­ y en posición de tiro desfilaron anoche por
bajadores de los frigoríficos. Numerosos he­ 18 de Julio y zona céntrica. El gobierno se
ridos, más de 60 detenidos en Inteligencia empeña cada vez con mayor insistencia en
y Enlace, (p .l) acostumbrar al pueblo en zafarranchos de
combate, Desde hoy a las 15 horas, paro ge­
Montevideo, 10 de Octubre de 1966:
neral (p.l)
Implicancia de Heber. El líder de la re­
presión vota un aumento a sus ganancias.
El fin de semana el gobierno trajo tropas del E l P o p u la r
Interior para destinarlas a la represión. En
Montevideo, 8 de Octubre de 1966:
el Cerro se han registrado numerosos actos
de provocación a cargo de fuerzas policiales. Ante el reclamo de soluciones el gobierno
Mañana paro general, a partir de las 15 ho­ desata la represión. El martes concentración
ras, (p.l); masiva en el Parlamento. Salvajada. Ope­
ración militar: con bayoneta calada, gases y
Montevideo, 11 de Octubre de 1966:
balas atacaron a los trabajadores del Cerro.
El gobierno busca la violencia. Ayer no Los obreros no se amilanaron ante la agre­
la encontró. Resolvió entonces mostrar a la sión, (p .l);
población hasta dónde está dispuesto a llegar
Montevideo, 10 de Octubre de 1966:
para acallar los reclamos populares. Gaseros,
lanza-agua, policías con cascos protectores, Hoy por 18. Mañana frente al Palacio
Legislativo defender libertades. El Cerro no neo de Montevideo, Amigos de Cuba
olvidará a sus verdugos, (p.l); Libre y Democrática, Frente Estudian­
til de Acción Nacionalista (F E D A N ),
Movimiento Estudiantil para la Defensa
A cción de la Libertad (M E D L ), Liga Oriental
Anticomunista (LO A ), Organización
Montevideo, 8 de Octubre de 1966:
Democrática Latino-Americana, C on­
Nuevas refriegas en el Cerro. Choques federación de Estudiantes del Interior
con estudiantes. Reacción obrera. Desde la (C E I), Asociación de Padres y Alumnos
cero hora de hoy, huelga general en los frigo­ Liceales (APAL).
ríficos. (p .l);
El informe de Inteligencia refiere a al­
gunos de estos grupos:
L a M añana, • "...La CEI, es una organización
Montevideo, 8 de octubre de 1966: que está trabajando intensamente en los
medios estudiantiles de todos los depar­
Las patrullas policiales recorrían el Ce­ tamentos...;
rro anoche, (p.l);
• El MEDL, en principio desarrolló
60 obreros detenidos por los incidentes bastante actividad entre los sectores ju ­
del Cerro. Un herido de bala y un lesionado veniles del interior del país...;
en la represión. Fotógrafo de L a Mañana fue
agredido por la Metropolitana, (p.5). • Amigos de Cuba Libre, actual­
mente desarrolla gran propaganda y es
la organización que ha auspiciado los
La derecha "explosiva" últimos actos anticastristas...;
• ALERTA, integrada por personas
. .organizaciones anticomunistas de singular valía y de probada fe demo­
no oficiales” crática, en sus comienzos estuvo muy
activa ...;44
En los 60, violentos grupos de dere­
cha, desde una postura ultranacionalista, • LOA fue una organización crea­
desarrollaron en Montevideo y en el In­ da hace varios años, quizás una de las
terior manifestaciones anticomunistas y primeras, que salió a combatir el comu­
anticastristas, de solidaridad con el exilio nismo ...;
cubano contrario a la revolución liderada • FEDAN, está formada por un
por Fidel Castro, el Che Guevara y Cami­ grupo de jóvenes...;
lo Cienfuegos. Según el llamativamente
titulado “Informe sobre organizaciones
•Ateneo de Montevideo, entidad se­
ria y responsable, ha organizado algún
anticomunistas, no_oficiales” 43de abril de
congreso anticomunista, pero no tiene
1962, de la Dirección de Investigaciones,
una actividad continuada..." .45
Servicio de Inteligencia y Enlace, los prin­
cipales grupos de militancia nacionalista Meses después, el 24 de julio de 1962,
en ese momento eran: A LER TA , A te­ el Servicio de Inteligencia elaboró un nue-
JLS Ji QJ O JLa . o
R «f»-In form e so b r« orga nizaoiones «n tl-
eomunis ta s .n o o f i c l a l e s . -

I h L i2 sMxXt. . u b ic a d a en lo c a lle T ilo " a g r o Tin. 1 3 5 ^ 5 * :o - .p ilo


J B a o .3 2 .
A u t o r id a d e s ( e le c t a e l l o .4 a ago -to 4a 1961).
P resid en ta LEOPOLDO HUGHES (abogado) 5'/loe P te . Raúl TONTAINA ;S e -
o r e ta r lo Washington CARCA VATI Oj T esorero! Jhon HKNDERSON y Voosl
In g . Lu is A.ARTOLA. Comía ion P is c á is Or.Jofie P.Aramendla y Dr.
G ervasio POSADAS DELO,RANO.
3 rln .G ra l.3 je o tttilv o : Coronal (R) Eugenio 70I.PE.

» / f imm. DB ìiow rs/IDEOsa Ubi"¡aald¡n«Plaza da Cagancha No. 1157«


h l¡ p f \ \ A utoridades a í año Í 9 ? 8 .
„ v ) P t« . C arlos SABAT 3RCAS ?Y;8e o r e ta r lo s C arlos SCHAURICHT y Dr.
Ul'» &•'» R ifin ì^ P «d «rlco GARCIA CAIAMETj 1 e r. Vio « P te . Prof .Ju an C¡r loe P lajP d o .
) Vice P to .D r.Jo se CANCET.A FR EIJO j-esorero Agrimensor NESTOR S IL -
I VSIRA ARDUIZAjVocales s Prof .Clemente EST ABLE, Or. Luis GIORDANO
l D r.Juan C.CASTIGLTONI ALONSO y O *. Amllaar PEREA.

f AMIGOS IB CUBA LIDES Y PEPOCRITICAi- U bica-ion Avda.l8 de J u lio


\ N o . « « .•s q u .y i.
l/ ) Comisión P ro v iso ria E je a ll v a :-
< Dr.Raimundo ABELLAjM.P. de GOMEZ APTIAfSe retarla)Ing.J.Sl® N A R O
) HAURIE(Seot i r l o ) E lv ira TURELL DE RAMIREZ(Srla * P re n sa )y MBR-
( CBDBS BIANQUET TOURCAD3(Srla.de R elacion es P u b lic a s ).

\ ''gSPAN»(Frente E s tu d ia n t il de Acción N acional s t a ) . U b lo a c io n ia e ll*


\ Cerro Largo No.16^5.
M Comisión D ire c tiv as P te . fiarlo BACCTNO.Otros In teg ran tes¡H aro ld o
CHIOSSI FERNANDEZ CH AVEZ^anclsco VARELA GORGAjGuillermo M3SS0TTI
FORCADELjAntonio MAIESE;Roraano MAlBSEjWilll SCIIAFBR CLERICBTTIJ
V irg in io NARETTO GUBRZONI y D aniel CUADROS.

^ L ,E tD.L."(M ovim iento .E stu d ia n ti l -ara la Defensa de la L ib e r ta d ).


U bioaolSni- T rslta n N arvajas N0. I 375 .-
Comielon D ire c tiv a a 1 9 6 2 .,
P te .V le to r lo FKRREROjSrlo.ur a l . N e v ille LOPEZ BRAIDAjSrlo.de Preña*
Fernando MASSIRONI|Srlo.de C ultura Enrique OGUESAiSrio.de Relaaiene:
L ab o rale s Jaoobo A lberto BO LZjSrlo.de Propaganda Jo rg e BOUNINBjS#»
o r e ta r lo de Deportes RELLANES jS r lo .d e Enlace S u r le l BBNTANCURjSok»
S r lo .d e Prensa .VOUNGjSub S r lo .d e P ro p .A lfredo FERNANDEZjSulr.Srlo.
de R elacion es PULGAK y F.¡FLORESjSub S r lo .d # Cultura L u is A lberto
I* FLEITAS.-

I Qrlent8\ i_Antlcpmunla.i,a) »
\ Ü bloaclontA vda.Larranags No.1959.
M P te . G ab riel SSRVBTTI S r l o . Dr.M iguel BLANSACO.

ORGANIZACION DEMOCRATICO LATINO-AMERICANA.


\)
Í Sede« Ateneo d e Montevideo.

In teg ra n te s« Jo sé BONILLAJPlinto TORRES 7


D r.L uls GIORDANO.
,»C.8, I » " ' ’ Conf«deraolon de E stu d ia n te s d e l I n t e r io r " .
\J ] Sede P ro v iso ria « C a lle Enrique Rodo No.?VO(Tr«lnta y T re s ).
D ire ctiv o s «S e c r e ta r lo E jecu tiv o HERMINIO CUBA.Otro» miembros:
SUPERA (Rocha )jB ea t r i s RuBIB(Flores ) jCOSTA (San Jof«)CüSTA(Flo¡rd
vo Memorándum donde "Se informa so­ • LED y AOI (Liga Estudiantil De­
bre organizaciones extremistas” mócrata y Acción Obrera Independiente):
La LED, está dirigida por Gonzalo y Al­
Agregándose información sobre las
varo Gutiérrez, quienes actúan en forma
referidas entidades.
descollante en esa entidad, mientras que
Entre las organizaciones extremistas el padre de éstos, Aníbal Gutiérrez, actúa
"de derecha” se mencionaban: en Acción Obrera Independiente" . 47
• " FEDAN. Se trata de una minús­ Entre las organizaciones extremistas
cula entidad, que según su principal “de izquierda” sin explicitar características
dirigente (Mario Adolfo Buccino Gran­ y actividades, se mencionaba a:
dio) cuenta con unos 150 afiliados. Ha
sido calificada por grupos de izquierda
• "Federación de EstudiantesUniver­
sitarios del Uruguay (EEUU)
como organización fascista. Se ha mani­
festado como antisemita y ultra nacio­ • Unión de las Juventudes Comunis­
nalista; tas (UJC)
•M ED I: Es una organización estu­ • Unión Femenina del Uruguay
diantil, a pesar de lo cual tiene afiliados
no estudiantes. Encaminó su actividad
•Ateneo Libre "Cerro-La Teja",
contra el comunismo, habiendo origi­ Así como a diversas instituciones re­
nado esta actitud que las entidades de presentativas de las colectividades de in­
izquierda: socialistas, comunistas, etc., migrantes:
hayan calificado al MEDE de impulsora • "Casa Húngara,
de las bandas fascistas,
• Centro Cultural Máximo Gorki,
• ALERTA: Esta institución, como
es notorio, lucha activamente contra el • Círculo Democrático Italiano "El
comunismo y los totalitarismos. Tam­ Progreso",
bién ha sido sindicada por la izquierda • Asociación Cultural Israelita Dr.
de fomentar las bandas fascistas y de Jaime Zhitlovsky,
encarnar la reacción;
• Unión Eslava del Uruguay,
• Movimiento Progresista (La Es­
coba): Es notoria la actividad de este • Centro M arash" . 48
Movimiento, a través de su periódico
La Escoba; 46 La poca eficiencia para
• LOAS: De esta entidad solamente encontrar responsables
se conoce el ejemplar N a 1, editado en
mayo de 1960 en esta capital, de una En esos años se produjo una serie de
publicación dirigida a fomentar el an­ atentados contra la Universidad de la Re­
tisemitismo. De acuerdo con las averi­ pública, Editorial Pueblos Unidos, Sección
guaciones efectuadas en aquella oportu­ Prensa de la Embajada de la Unión Sovié­
nidad, esa publicación habría sido edita­ tica, “clubes" y ciudadanos de izquierda de
da en la misma imprenta de La Escoba; los que fueron acusados algunas de estas
organizaciones de la derecha, fundamen­ sus hijos, Luis Fernando y Arbelio José
talmente el M ED L. En su momento se de­ hicieron pública inmediatamente una
nunció que sectores del poder político y la carta con importantes aclaraciones: "...
policía eran tolerantes con la actuación de Ante versiones circulantes a través de algu­
estos violentos derechistas. También que nos órganos de prensa y volantes de organi­
los Servicios de Inteligencia, salvo excep­ zaciones fascistas repartidas profusamente
ciones, no les prestaban mayor atención a en el día de ayer ... nos vemos en la dolo-
los atentados producidos por los grupos rosa situación de hacer las siguientes pun-
de la derecha “explosiva” tualizaciones: ...A . Ramírez, sin tener una
actividad política partidaria determinada,
no permanecía indiferente a la problemáti­
Arbelio Ramírez
ca social contemporánea. ... Por tal motivo
estuvo desde su temprana juventud luchan­
En la noche del 17 de agosto de 1961, do primero contra la dictadura de Terra...,
el profesor de Historia Arbelio Ramírez luego en el combate al nazi-fascismo, en la
murió, víctima de una "una bala perdida” solidaridad activa con la República Españo­
en una refriega con la policía que se pro­ la y hoyjunto a la revolución Cubana . . . n o
dujo a la salida de la Universidad de la hubiera podido nunca - lo aseguramos-per­
República luego de que en el Paraninfo se tenecer a organizaciones como el M ED L,
realizara un acto con la presencia del sena­ ALERTA , LOA, etc. Por todo ello nos
dor chileno Salvador Allende, el periodista vemos obligados a expresar nuestro repudio
argentino Gregorio Selser y el comandan­ a la prédica cínica de tales organizaciones,
te Ernesto "Che” Guevara, presidente del responsables de su muerte, quienes preten­
Banco Nacional y ministro de Industria den llevar a confusión a la opinión pública,
de Cuba. El "Che” Guevara que presidió la mancillando su nombre y pretendiendo ha­
delegación cubana en la Conferencia Ex­ cerlo aparecer como partidario de las mis­
traordinaria del Consejo Interamericano mas fuerzas que siempre combatió".50
Económico y Social (C IES) que se inició
el 5 de agosto en Punta del Este, se entre­
vistó con Eduardo Víctor Haedo, presi­ Soledad Barret y las svásticas
dente del Consejo Nacional de Gobierno.
En 1962 hubo una seguidilla de nue­
El 18 de agosto se realizó el sepelio y
vos atentados de bandas de la derecha
entierro en un ambiente de acusaciones
contra sindicalistas, ciudadanos vincula­
desde la izquierda a los grupos de derecha
dos a la izquierda y miembros de la colec­
a quienes responsabilizaba por los distur­
tividad judía.
bios y la muerte del profesor.
El 6 de julio Soledad Barret, unajoven
Días después circularon volantes sin
paraguaya de 17 años residente en Uru­
firma insinuando que el balazo que mató
guay junto a su familia - nieta del poeta
a Arbelio Ramírez fue disparado por los
anarquista Rafael Barret - fue secuestra­
mismos que, meses antes, mataron al mili­
da al salir de la casa de Canelones 2263
tante nacionalista Serafín Billoto. 49
donde trabajaba, por civiles armados que
Esther Dosil, esposa de Ramírez y la introdujeron en un auto.
En los alrededores del Zoológico de Olivio Raúl Píriz Cela.
Villa Dolores, la joven paraguaya fue gol­
peada y sus piernas tatuadas con dos cru­ El 13 de setiembre de 1962, Olivio
ces svásticas. Raúl Píriz, un bebé de 5 meses, falleció en el
El atentado tuvo mucha repercusión Centro de Asistencia del Sindicato Médico
en la opinión pública. Las organizaciones del Uruguay (CA SM U ) a consecuencia de
integrantes del Plenario Antifascista se las graves quemaduras que sufrió cuando
movilizaron. dos días antes fue baleada con revólver Colt
calibre 38 e incendiada con 10 cócteles mo-
Pedro Andrade Arregui, militante del
lotov (bombas incendiarias) la humilde vi­
Frente Estudiantil de Acción Nacionalista
vienda de una casa de inquilinato de la calle
(F E D A N ) con sede en Cerro Largo 1655
Yí 1614, sede de la seccional Sur, Cordón
esquina Magallanes, fue acusado por la
y La Aguada del Partido Comunista de la
joven Barret de haber participado en su
que eran cuidadores sus padres: Olivio Pí­
detención y tatuaje. Pese a las evidencias,
poco avanzaron las pesquisas de Inteligen­ riz y Cirila Cela Mota.
cia y Enlace para dar con los responsables. Enfrente al local de Partido Comunis­
El 11 de julio arrojaron bombas de ta, (Yí 1627), vivía la familia Billoto Silveí-
alquitrán y pintaron la cruz gamada en el ra de conocidas posturas anticomunistas y
frente de una vivienda de Avelino Miran­ vinculadas al M ED L y a la Agrupación Ac­
da 2514 donde vivía el joven Errandonea, ción Blanca, del doctor Eduardo Bottinelli.
dirigente de la FEUU. El 16 de julio, el La magnitud y consecuencias trágicas
médico Máximo Handel Blanc, de origen del atentado, repercusiones en la opinión
judío, de nacionalidad argentina y residen­ pública y en la prensa y, seguramente tam­
cia en Uruguay, sufrió un atentado. Fue bién, la proximidad de las elecciones nacio­
llamado por una urgencia a una determi­ nales, motivaron la presencia de las máxi­
nada dirección pero al llegar lo estaban mas jerarquías de la Jefatura de Montevideo
aguardando unos hombres armados que y del Servicio de Inteligencia y Enlace.
lo metieron en un auto, lo maniataron y lo
marcaron con cruces svásticas en el muslo Los moradores y vecinos fueron in­
de la pierna derecha. En los días siguientes terrogados y con la información recabada
hubo otros hechos de similares caracterís­ pudieron en pocos días dar con los res­
ticas: a un repartidor del Diario Israelita lo ponsables del atentado terrorista.
tatuaron en el muslo, a una doméstica de
Fueron procesados por homicidio
un médico judío le quemaron el rostro y
ultra intencional 4 jóvenes derechistas:
las piernas, a un vendedor -Luis Alberto
Esteban Berón Aguilar, Luis Alberto Fer­
Estellano- lo detuvieron, golpearon y mar­
nández, Walter Gisleno y Carlos Villalba
caron en la pierna derecha con una hoz y
Kovar. Un menor de edad, Heber Enrique
un martillo. 51
Fernández, reconoció su participación en
la planificación y realización del atentado
con bombas a la sede de la seccional co­
munista por lo que fue internado en las
instituciones de Menores.
DIRECCION DE. INVESTIGACIONES
SERVICIO DE INTELIGENCIA Y ENLACE

UUEV. 2000 N° 0 10

Chü9
Este fue uno de los pocos casos de los 3. Los Servicios de Inteligencia
ranchos sucedidos y denunciados., en que realizaron también registros de organi­
la policía ubicó a los responsables y la ju s­ zaciones de ultraderecha, definidas como
ticia los procesó. "anticomunistas” destacando su carácter
de “no oficiales” para cumplir ese rol en la
iNo obstante, debe señalarse que pese
política nacional
a las evidencias y a su comprobada v¡ncu-
eíC, , . 4. El conocimiento de los Servicios
lacion con los sectores anticomunistas ac ■
^•tivos, no se les vinculó con ninguno d' los de Inteligencia de la existencia y acción
gr ioos de la derecha “explosiva” que actua­ violenta de la ultra derecha no facilitó, no
ba! e > Montevideo y cuyo registro tenía obstante, la aclaración de diversos aten­
Inteligen ,11 y Enlace. tados contra la vida y seguridad de múl­
tiples ciudadanos y ataques a numerosas
Los procesados reconocieron, en sus
asociaciones. La única instancia de aclara­
declaraciones, su participación en otros ción materializada - caso Píriz Cela - con
atentados, como el realizado a la seccional participación de la Justicia y condena a
comunista de Molinos de Raffo 927 y a responsables, no vinculó en modo alguno
un kiosco del Movimiento Revolucionario a los delincuentes con las entidades cono­
Oriental (M RO ) en Plaza Libertad. cidas por los Servicios de inteligencia,
Los jóvenes derechistas también con­ 5. Los elementos antedichos ha­
fesaron ante los oficiales Píriz Castagnet y blan de una posible actitud permisiva
Alejandro Otero haber participado, junto del Poder Ejecutivo de la época para con
a exiliados cubanos opuestos a Fidel C as­ las organizaciones de derecha.
tro y a ciudadanos húngaros residentes en
6. El carácter de marginales o poco
Uruguay, en atentados con bombas incen­
trascendentes, atribuido por alguna biblio­
diarias a varios “clubes” de izquierda.52
grafía a la actuación de los grupos de ultra-
derecha denota - en políticos/historiadores
Conclusiones de comienzos del siglo X X I - la misma li­
1. D urante el gobierno del Par­ viandad de criterio demostrada por los res­
tido N acional (1959 - 1967) se rees­ ponsables políticos del momento, aplicada
tructuraron significativamente los S e r­ ahora a la escritura de historia.
vicios de Inteligencia dependientes del 7. Una preocupación seria por el
M inisterio del Interior teniendo como asunto llevaría a examinar cuidadosamen­
objetivo fundamental el control de los te los posibles lazos de parentesco entre
sindicatos, partidos de izquierda y or­ los grupos referidos y los “escuadrones de
ganizaciones sociales. la muerte” que funcionaran pocos años
más tarde y cuya existencia era conocida
2. Los referidos Servicios de Inteli­
por el gobierno nacional del momento.53
gencia trabajaban brindando información
a CIA y a las embajadas de Brasil y de 8. La adjetivación de los Servicios
EEUU, así como, incentivando acuerdos para con la “infecciosa”, “agazapada”, “con­
de formación en entidades extranjeras traria al sistema republicano democrático de
para sus funcionarios. gobierno" izquierda, prensa, gremios, par­
tidos, no es un problema de lenguaje más ♦ El informe realizado a iniciativa de Pre­
o menos tosco. Aparece como un razonable sidencia de la República“Investigación
antecedente ideológico de las acciones te­ Histórica sobre Detenidos Desapare­
rroristas de Estado verificadas en la década cidos. en cumplimiento del Artículo 4o
de los setenta y ochenta, que apuntaron (y de la Ley 15.848” (José Pedro Barrán,
ejecutaron) al exterminio de ciudadanos y Gerardo Caetano y Alvaro Rico).
organizaciones políticas, a través del homi­
♦ La obra publicada a comienzos de mar­
cidio, el encarcelamiento, la desaparición
zo del 2009, "Investigación Histórica
forzada, la tortura sistemática, así como
sobre la dictadura y el terrorismo de
la reestructura totalitaria del Estado para
Estado en el Uruguay 1973-1985” co­
cumplir con esos fines. Todo ello en un en­
ordinada por el Prof. Alvaro Rico.
tramado trasnacional que, como se ha visto,
estaba en ciernes presente en los años sesen­ ♦ Numerosos trabajos que parcialmente
ta en los ámbitos de la Policía y el Estado y analizan aspectos de la realidad na­
se perfeccionaría a nivel latinoamericano en cional, en pos de explicaciones serias
lo que concierne al llamado Plan Cóndor, del proceso histórico de los últimos
instrumento de genocidio cuya existencia 40/50 años de nuestra sociedad.
y funcionamiento está, a la fecha, fuera de Todos estos elementos contribuyen
discusión historiográfica alguna. a la conformación de una sociedad más
democrática, de ciudadanos sin miedo de
Reflexión final ejercer la libertad como derecho funda­
mental.
La escritura de la historia desde el ri­
Lo peor de la "teoría de los dos de­
gor científico constituye uno de los apor­
monios” o de otras falacias similares no es
tes cardinales para su construcción O í *
tanto lo que dicen, sino todo lo que ocul­
tan; de qué cosas son un instrumento de
invisibilización.
Los avances en la investigación histó­
rica y en el funcionamiento de la Justicia
han sido importantes, destacándose:
♦ El procesamiento de responsables de
violación de Derechos Humanos du­
rante la dictadura, aplicando una le­
gislación especialmente restrictiva.
♦ El hallazgo de los restos de ciudada­
nos desaparecidos en la dictadura que
comprueban la validez de las denun­
cias realizadas por Familiares y diver­ *Juan Pedro Ciganda y Universindo Rodríguez,
sos organismos de defensa de los De­ Licenciados en Historia, FHCE, UDELAR.
rechos Humanos. Silvia Visconti, Investigadora y docente de
Historia de UTU.
NOTAS ■.
1 La Escuela de las Am éricas estuvo situada la dictadura militar no puede ser analizada sin
desde 1946 a 1984 en Panamá. En ella se gra­ considerar tam bién el accionar de los gru pos
duaron miles de militares y policías prove­ de guerrilla urbana, que actuaron incluso en el
nientes de países de América Latina. Su d en o­ período de María Estela Martínez de Perón. El
m inación inicial fue Centro de Entrenamiento prólogo de "N u n c a m á s " s e iniciaba diciendo
Latinoam ericano — División de Tierra siendo "Durante la década del 70 Argentina fue con ­
su com etido preparar a las naciones latinoa­ vulsionada por un terror que provenía tanto
mericanas para "cooperar" con los Estados Uni­ desde la extrema derecha com o de la extrema
dos contrarrestando la influencia creciente izquierda" texto que con el tiem po se convir­
de organizaciones populares y m ovim ientos tiera en uno de los docum entos característicos
sociales, en el nuevo marco internacional de la de la referida teoría. A propósito del trigésimo
Guerra Fría. En 1950 se renom bró com o Escue­ aniversario del golpe de Estado de 1976, la Se­
la del Caribe del Ejército de los Estados Unidos cretaría de Derechos Hum anos decidió reeditar
y se trasladó a Fort Gulick, tam bién en Panamá, el libro de m ayor difusión sobre los crímenes de
adoptando el español com o idioma oficial de la dictadura argentina. Pero esta vez tuvo una
la academia. En julio de 1963 fue reorganizada nueva introducción, que no reemplazó sino que
p asando a llamarse United States Arm y School se agregó a la anterior. El nuevo texto dice: "Es
of the Am éricas (USARSA), siendo conocida p o ­ preciso dejar claramente establecido - porque
pularmente com o Escuela de las Américas. Sus lo requiere la construcción del futuro sobre ba­
cursos o entrenam ientos incluían técnicas de ses firmes - que es inaceptable pretender justifi­
contrainsurgencia, operaciones de comando, car el terrorismo de Estado com o una suerte de
tácticas de interrogatorio, práctica de torturas juego de violencias contrapuestas, com o si fuera
etc. que cobraron estado público al descla­ posible buscar una simetría justificadora en la
sificarse algunos de sus manuales. En 1976 el acción de particulares frente al apartamiento de
gobierno de Jim my Cárter suspendió sus acti­ los fines propios de la Nación y del Estado que
vidades y en el marco de los tratados Torrijos- son ¡rrenunciables" (Comisión Nacional sobre
Carter aceptó retirarla del territorio panam eño la Desaparición de Personas - Informe - N u n c a
reubicándola en Fort Benning, Georgia, EEUU. m ás, Buenos Aires, Eudeba, 1984)
Los entrenam ientos en la Escuela se reiniciaron
en 1984 durante la adm inistración Reagan. Las 5 Discurso del Teniente General Raúl Merm ot
fuertes críticas sobre las prácticas desarrolla­ en el acto del Día de los caídos en defensa de
das en esta institución condujeron al gobierno las instituciones, R a d io El E sp e cta d o r.c o m , del
de Bill Clinton a cerrarla en el 2000. El 17 de 15 de abril del 2008.
enero del 2001 se inauguró una nueva, bajo el
nom bre de Instituto de Defensa para la C oo p e ­ 6 AGUIRRE RAMIREZ, Gonzalo. Causas de la
ración de Seguridad Hemisférica, considerada dictadura, Editorial del diario El P a ís del 18 de
heredera directa de la Escuela de las Américas. setiembre del 2006.

2 Se gú n la desclasificación de archivos reali­ 7 SANGUINETTI, Julio María, L a a g o n í a d e u n a


zada por Clara Aldrighi en los Estados Unidos, d e m o c ra c ia . P ro c e so d e la c a íd a d e la s institu­
"Hasta 1963 Benito Nardone habría sido el más cio n e s e n el U r u g u a y (1 9 6 3 -1 9 7 3 ), Montevideo,
importante agente de las operaciones políticas Taurus, 2008, pp.371 -372.
anticom unistas de la CIA en Montevideo, a tra­
vés de la Liga de Acción Ruralista..." (ALDRIGHI, 8 Ibídem, p.16.
Clara, Operaciones encubiertas, espionaje y
manipulación política. La estación montevi- 9 DEM ASI, Carlos, Un repaso a la teoría de los
deana de la CIA, B re ch a, Suplem ento La Lupa, dos demonios en Marchesi, Aldo y otros (com­
Montevideo, 25 de Noviem bre del 2005); BU- piladores), El p re se n te d e la d icta d u ra, M ontevi­
CHELI, Gabriel, Los inicios. Rastreando los orí­ deo, Trilce, 2004, pp.67-69.
genes de la violencia política en el Uruguay
de los 60, en C u a d e r n o s d e la B a n d a Oriental, 10 Ibídem, pp.70 -72
1968 Uruguay 1985. Testimonios, entrevistas,
docum entos e im ágenes inéditas del Uruguay 11 RAMA, Germán, La democracia en Uru­
autoritario, Montevideo, 2008, p.82. guay, cit DEM ASI, Carlos, Ibídem, p.71.

3 L a s d e r e c h a s e n el U ru g u a y, p e n s a m ie n t o y a c ­ 12 RICO, Alvaro, Declaraciones en el diario L a


c ió n (1930 - 2000) R e p ú b lic a del 20 de marzo del 2009, relativas
al trabajo Investigación histórica sobre la
4 La "teoría de los dos d em onios" no es sin dictadura y terrorismo de Estado en el Uru­
embargo, original del Uruguay. Su uso ge n e ­ guay (1973-1985J presentado al público el 23
ralizado se dio en la Argentina de la post dic­ de marzo del 2009.
tadura y sirvió com o marco ideológico de las
Leyes de Obediencia Debida y Punto Final. De 13 Ver Informe final de la Com isión para la Paz.
acuerdo con ella la represión em prendida por Presidencia de la República Oriental del Uru­
guay 10 de abril del 2003 don d e se señala la to " C ró n ica del asa lto y la fuga, Montevideo, Fun­
condena al terrorismo de Estado y el recono­ dación de Cultura Universitaria, 1993, p.332.
cimiento de su uso por el Estado uruguayo así
como, la constatación que los antecedentes de José M anuel Paz se salvó de integrar la primera
las personas fallecidas, evidencian que la enor­ tanda de desaparecidos porque luego de ser
me mayoría de ellas no participaba de actos de interrogado y golpeado en el Departam ento
violencia ni estaba vinculada a organizaciones Central de la Policía Federal fue llevado por otra
subversivas que por otra parte se reconoce que causa a la ciudad de Córdoba. (Ibídem, p.330).
habían sido derrotadas,desm anteladas y sus in­
22 PORRINI, Rodolfo, L a n u e v a c la se tra b a ja d o ra
tegrantes presos. http://www.Dresidencia.aub.
u r u g u a y a (1 94 0-1 95 0), Montevideo, Universi­
uv/noticias/arhivo/2003/abril/2003041001htm.
dad de la República. Facultad de H um anidades
y Ciencias de la Educación, 2005, pp.130-131.
14 La afirmación fue hecha por Luis Batlle Be-
rres a un joven y destacado político que se en­
23 Policía de Montevideo. Dirección de Investi­
contraba en París cuando se realizó el plebiscito
gaciones. Departam ento de Inteligencia y En­
que consagró constitucionalmente el régimen lace. Asunto Rev. 2000 N° 001 Caja 1. Carpeta
colegiado para el Poder Ejecutivo (Consejo 26: Necesidades y funcionamiento. Com etidos
Nacional de Gobierno), el 16 de diciembre de Específicos. Com petencia en materia gremial.
1951. Ver D ' ELI A, Germán, El U r u g u a y N e o Bat- Com isario Alejandro Otero, Jefe del Departa­
llista 1 9 4 6 - 1958, Montevideo, Ediciones Banda mento, Montevideo, 19 de agosto de 1964.
Oriental, 1986, p.110.
24 La información surge de varios testim onios
15 D'ELIA, Germán, El U r u g u a y n e o b a tllista 1946 de militantes sindicales entre los que m encio­
-1 9 5 8 , Ob.cit., p.78. nam os a Luis Iguiní, Antonio Marotta.W ladim ir
Turiansky, Eduardo Platero.
16 Durante el conflicto de los trabajadores del
transporte, grem ios solidarios respondieron 25 Tiem po después, en agosto de 1964, Mario
a las M edidas Prontas de Seguridad con una Agu e rron do fundó la Logia "Tenientes de Arti­
huelga de protesta lo que determ inó el tras­ gas"
lado de varios cientos de dirigentes sindicales
a cuarteles del Interior. Ver Rodríguez, Héctor. 26 El testim onio del Com isario Alejandro Otero
U n id a d S in d ic a l y H u e lg a G eneral, Montevideo, Cam paña fue recogido por Universindo Rodrí­
CUI, 1985, p.16. guez en dos entrevistas realizadas en abril de
2006.
17 Sobre el tema puede consultarse LÓPEZ
CHIRICO, Selva. E s ta d o y F u e rz a s A r m a d a s en Alejandro Otero, es uno de los pocos jerarcas
el U r u g u a y d e l s ig lo XX, Montevideo, Ediciones policiales que siempre se ha m ostrado dis­
Banda Oriental, 1985. puesto a hablar con periodistas e historiadores
sobre su actuación policial y el contexto políti­
18 Por ejemplo: en agosto de 1959 se produce co - social de la época.
la ocupación militar de UTE para restablecer
Otero nació en el barrio Pérez Castellanos de
los servicios de energía eléctrica interrumpi­
Montevideo, el 21 de febrero de 1931. Se m a­
dos por la huelga; en febrero de 1963 vuelven
nifiesta católico, nacionalista y votante del Par­
a ocupar las centrales eléctricas ante un nuevo tido Nacional, (en los años 60 era votante de la
conflicto en el ente. UBD)
19 RODRÍGUEZ, Universindo. L o s se cto re s p o ­ A los 22 años, inmediatamente de egresado del
p u la re s e n el U r u g u a y del N o v e cie n to s. Primera Instituto de Enseñanza Profesional de la Policía
parte (1907-1911), Montevideo, Editorial C om ­ con el cargo de Oficial Ayudante de Segund a
pañero, 1989. Clase se integró al Plantel de Perros d ep en­
diente de la Dirección de Seguridad, luego re­
20 Las informaciones a los servicios de Inteli­ tornó a la Escuela de Policía.
gencia de Francisco Corney sobre las activida­
des de los dirigentes sindicales entre los años Posteriormente pasó a la Seccional 17 y al
1915 y 1919 están en el Archivo General de la poco tiem po fue trasladado a la Seccional 16,
Nación. Archivos Particulares, Virgilio Sam pog- en la zona del H ipódrom o de Maroñas. Otero
naro,Caja 216, Carpetas 20-23. recuerda m uy bien su pasaje por la Seccional
16, una de las m ás importantes comisarías
21 FERNANDEZ, Gonzalo D., H istoria d e B an d id os. capitalinas: "Ahí hago un trabajo intensísimo.
D e l "C a m b io N ie s s in á 'a la C a rb o n e ría "El B u e n Tra­ V ivo la verdadera enseñanza. La verdadera
form ación del policía es en la comisaría. A mis 31 La instalación de dependencias de la C.I.A.
b uenos conocim ientos intelectuales le agrego en Uruguay y el vínculo con los servicios loca­
la práctica, la experiencia de ver, salir a las calles les data de 1947. Al respecto ver G ARCIA FE-
y, sobre todo, realizar las tareas administrativas, RREIRA, Roberto, L a C IA y los m e d io s en U r u g u a y
la redacción de oficios, la toma de declaracio­ - El c a s o A rbenz, Montevideo, Amuleto, 2007
nes. M e com prom eto con las tareas y al poco especialmente, pp.115 — 122.
tiem po soy el que maneja la seccional 16" Al
triunfar el Partido Nacional Alejandro Otero 32 ALDRIGHI, Clara, L a In te rv e n ció n d e E sta d o s
pasó a la Dirección de Seguridad, Dirección de U n id o s e n U r u g u a y (1 9 6 5 -1 9 7 3 ) Tom o 1. El caso
Investigaciones, Departam ento de Inteligencia Mitrione, Montevideo,Trilce, 2007, p.386.
y Enlace. Posteriormente tuvo diferentes desti­
nos: Director de Institutos Penales, sub Jefe de 33 Policía de Montevideo. Dirección de Investi­
Policía de Canelones, Director de la Escuela Na­ gaciones. Departam ento de Inteligencia y En­
lace. M em orándum . Ref.: Actividades gremiales
cional de Policía, jefe de la Policía Técnica.
llevadas a cabo durante el año 1963. M ontevi­
En los años en que era el Director de Inteligen­ deo, 31 de diciembre de 1963.
cia y Enlace, fue árbitro internacional de fútbol.
En enero de 1951 se creó la Confederación Sin­
dical del Uruguay. La CSU agru p ó inicialmente
27 A ñ o s después el com isario Alejandro Otero
a 17 importantes grem ios y contó con la parti­
participó en cursos de capacitación en los Es­
cipación de sindicalistas vinculados al Partido
tados Unidos a los que asisten agentes de In­
Socialista com o Lino Cortizo y Juan Antonio
teligencia de m uchos otros países de América
Acuña. Inmediatam ente de constituida y m o­
Latina.
tivada por la lucha de tendencias y la Guerra
Fría, la CSU obtuvo su afiliación a la Organiza­
28 C onsultados Alfredo González y José"Cacho"
ción Regional Interamericana de Trabajadores
Matto, dirigentes históricos de los trabajadores
(ORIT) y a la Confederación Internacional de
postales, reconocen que hasta m ediados de los
Organizaciones Libres (CIOSL), representan­
60, cuando asum e una orientación clasista la
te del sindicalism o de los Estados U nidos y
dirección del gremio, m uchos carteros "amari­
enfrentada a la Federación Sindical Mundial
llos" estaban vinculados al Instituto Uruguayo
(FSM), de orientación comunista. La CSU re­
de Educación Sindical, cooperaban con la p o ­
unió a sectores de trabajadores con posturas
licía y la Embajada de los Estados Unidos en el militantes contrarias al clasism o desarrollado
fichaje de la correspondencia que llegaba del entonces por la FORU, la segunda UGT y buena
exterior dirigida a sindicalistas y simpatizantes parte de los grem ios Autónom os.
de la izquierda.
34 CIDE: Por decreto del Poder Ejecutivo (Con­
29 "... siem pre reconocim os -dice Eleuterio sejo Nacional de Gobierno) del 27 de enero
Fernández Huidobro- que la Policía, a pesar de de 1960, se creó la Com isión de Inversiones y
la m oda en boga, estuvo varias veces al borde Desarrollo Económ ico (CIDE). Esta com isión
de p onernos fuera de combate, a fines del 66 estaba presidida por el Ministro de Hacienda e
y del 70. Siempre reconocim os que si en aquel integrada, además, por los M inistros de Obras
m om ento no hubieran intervenido otros com i­ Públicas, de Industria y Trabajo, de Ganadería y
sarios y otras dependencias que se creían me­ Agricultura, por el Contador General de la Na­
jores, Otero nos hubiera liquidado. Contam os ción, por el Director de Crédito Público y por un
a nuestro favor con la brutalidad de los duros Director del Banco de la República Oriental del
que en su estilo nos regalaban información Uruguay. Sus com etidos eran: Formular planes
vital para salir de la crisis" M a t e A m a r g o , M o n ­ orgánicos de desarrollo económ ico; proyec­
tevideo, 2 de julio de 1998: M a n o a mano. El tar y buscar su financiación interna y externa;
policía y el Tupamaro. El Pocho Otero y el Ñato coordinar toda labor tendiente a aum entar la
Fernández Huidobro. Entrevista de Eleuterio productividad nacional y vigilar la puesta en
Fernández Huidobro. práctica de los planes que se aprobasen. Fun­
cionó entre el 27 de enero de 1960 y el 28 de
30 El primer director de la DNII fue el Inspector febrero de 1967. Su Secretario Técnico fue En­
General ® Antonio Píriz Castagnet que ocupó rique V. Iglesias. En la CIDE trabajaron más de
el cargo desde el 17 de enero de 1968 al 25 de 300 personas de distintas tendencias políticas,
m ayo de 1971; lo sustituyó el Inspector G ene­ uruguayos e invitados de otros países. Su pri­
ral Víctor Castiglioni que actuó entre el 22 de mera tarea fue diagnosticar un país que se co­
m ayo de 1971 y el 12 de enero de 1982, cuan­ nocía poco y mal: Diseñar un nuevo censo de
d o lo reemplazó el Inspector Principal Mario población y vivienda y un sistema de cuentas
Ferreira. Finalmente éste sería sustituido por el nacionales, que todavía no se llevaban. Pero
Inspector Principal M áxim o Costa Rocha. la CIDE fue m ás allá. En 1965 presentó su Plan
Nacional de Desarrollo Económ ico y Social, una m ento de Inteligencia y Enlace, Montevideo, 24
m onum ental obra de seis volúmenes. Este plan de marzo de 1966.
nunca se implemento.
40 Ibídem.
35 M em orándum . Carpeta 1707: Policía de
Montevideo. Dirección Nacional de Informa­ 41 Los "tiras" y los civiles - informantes - cola­
ción, Servicio de Inteligencia y Enlace. Asunto: boradores de Inteligencia elaboraron diversos
Rev. 2000 N° 019. Paro de 24 horas decretado el informes de cientos de páginas sobre el C o n ­
6 de abril de 1965. Servicios dispuestos. Instruc­ greso de Unificación: convocatoria, desarrollo
ciones al personal. de los debates, resoluciones, clima del evento,
grem ios y dirigentes m ás activos, delegados
36 Ibídem. de M ontevideo y del Interior, delegaciones fra­
ternales, invitados internacionales, vehículos,
37 Entre el 12 y 14 de agosto de 1965, convo­ locales de reunión.
cado por la Convención Nacional deTrabajado-
res y la CTU, se desarrolló el 1er. C ongreso del 42 Estos acontecimientos fueron apenas m en­
Pueblo con la participación de 1376 delegados cionados en la Mem oria Anual del año 1966
titulares en representación de 707 organiza­ de la Policía de Montevideo. Dirección de In­
ciones sociales "de las m ás variadas tendencias vestigaciones. Departam ento de Inteligencia
políticas, religiosas, filosóficas, de los distintos y Enlace, con significativa om isión de la activa
oficios manuales, intelectuales, estudiantes, presencia militar: "Obstrucción del puente so­
jubilados, artesanos y pequeños comerciantes bre el arroyo Pantanoso. El 7 de octubre, en las
y productores, hasta am as de casa de toda la primeras horas de la tarde, un gru p o de obreros
República'.' En su Mensaje al Pueblo Uruguayo pertenecientes al grem io de la carne, que m o ­
esta asam blea popular señaló:"EI Congreso del m entos antes habían participado de un mitin
Pueblo, que cobija en su seno las m ás diversas llegaron hasta el puente del Pantanoso, ob s­
y extensas capas sociales, es la afirmación de truyendo el m ism o e im pidiendo el tránsito de
la voluntad de un pueblo, expresión categórica peatones y vehículos. A raíz de ello, se solicitó la
de fuerza, manifestación viva de que está en presencia de efectivos de la Policía de Seguri­
marcha una nueva admirable alarma com o la dad y Guardia Metropolitana, los que procedie­
que proclamara Artigas en 1811, cuando emer­ ron a desalojar el referido puente, efectuando
gía la nacionalidad uruguaya. Analizando la si­ la detención de 51 personas las que puestas a
tuación del país, en democrática deliberación, disposición del Juez de Instrucción de 5to.Tur-
hem os encontrado un lenguaje común, por­ no, d isp u so que pasaran a este Departam ento
que nos m ueve el elevado fin de unir a todos para ser interrogados. Efectuado ello, se p u do
los sectores progresistas del país, para impulsar constatar que un alto porcentaje pertenecía al
las grandes transform aciones nacionales" grem io de la carne, pero que n in gu n o aceptó
haber participado en el bloqueo del puente,
El Congreso convocó a la acción unificada del sino haber sido detenidos cuando casualmente
pueblo trabajador para Impulsar su Programa pasaban por el lugar. Enterado nuevam ente el
de Soluciones a la Crisis. Para llevar adelante referido Juez, d isp u so que 13 de los detenidos
sus resoluciones y recom endaciones el C on ­ que pertenecían al grem io de la carne fueran
greso del Pueblo d esignó una Junta Coordi­ em plazados para su despacho el día siguiente,
nadora Nacional integrada, entre otros, por los recobrando el resto la libertad. Posteriormente
siguientes representantes de la Convención estos tam bién fueron puestos en libertad. De
Nacional de Trabajadores: José D ' Elía (FUECI), lo actuado se libró Oficio N'261 de fecha 12 de
Wladimir Turiansky (AUTE), Héctor Rodríguez octubre de 1966"
(COT), Gerardo Gatti (SAG), Luis Nadales (FOL),
Enrique Pastorino (CTU), Gerardo Cuesta (UNT- 43 No queda claro cuáles eran, a juicio de los
MRA), Alberto Ram os Ferro (AEBU) y Juan M e l­ Servicios de Inteligencia, las o r g a n iz a c io n e s a n ­
garejo (COFE). t ic o m u n ist a s oficiales.

38 Policía de Montevideo. Dirección de Inves­ 44 La Asociación para la lucha ejecutiva y repu­


tigaciones. Departam ento de Inteligencia y dio de los totalitarismo en América (ALERTA),
Enlace. M em orándum . Ref.: Se informa sobre obtuvo del Consejo Nacional de Gobierno y
necesidades y funcionam iento del Departa­ del Ministerio de Instrucción Pública y Previ­
mento de Inteligencia y Enlace, Montevideo, 3 sión Social con la firma de Haedo, Eduardo A.
de setiembre de 1965. Pons y M. Sánchez Morales su Personería Jurídi­
ca, el 4 de abril de 1961. En noviem bre de 1963
39 Policía de Montevideo. Dirección de Investi­ ALERTA era presidida por W ashington Carvallo
gaciones. Departam ento de Inteligencia y Enla­ y su Comité Ejecutivo estaba integrado adem ás
ce. Asunto: Plan de reorganización del Departa­ por: Agr. Carlos Hughes, Van Dyck Coates, Luis
Giordano, Enrique Brussoni, Moreira Acosta, ar­ los hechos ningún militante de los grupos de
quitecto W. Pintos Risso, contador Nelson Sapelli derecha que participaron en la convocatoria y
y Rodríguez Menéndez. (Policía de Montevideo. en los incidentes. (BUCHELLI, Gabriel, L o s inicios:
Dirección de Investigaciones. Servicio de Inteli­ R a stre a n d o los o ríg e n e s d e la vio le n cia p olítica en
gencia y Enlace. Carpeta N° 674: Autoridades de el U ru g u a y , ob. cit., p.80)
ALERTA electas por la asamblea general del 8 de
octubre de 1963, para el ejercicio 1963-1964. D os días después de estos hechos fueron ex­
pulsados el Embajador cubano M ario García
45 Policía de Montevideo. Dirección de Investi­ Incháusteguy y el primer secretario de la Le­
gaciones. Servicio de Inteligencia y Enlace. Car­ gación Soviética, Mijail Samoilo, acusados de
peta N° 674. Asunto. Rev. 2000 N° 008. ALERTA. haber prom ovido los incidentes.
M em orándum . Ref. Informe sobre organizacio­
nes anticomunistas, no oficiales. Montevideo, 6 Raúl Vallarino, político y escritor del Partido
de abril de 1962. Nacional, retoma la opinión de los gru p o s na­
cionalistas de 1961 y sugiere -e n conversación
46 El periódico L a Esco b a , com enzó a editarse en con Alejandro Otero- la hipótesis que el tiro
junio de 1953. En diciembre de 1950, a iniciati­ que m ató a Arbelio Ramírez fue disparado des­
va de su director Ornar Díaz, se constituyó en el de la izquierda. Se gú n Vallarino:"La esposa de
Ateneo de Montevideo la Confederación Gene­ Arbelio Ramírez manifestó en varias oportuni­
ral de Trabajadores de la República Oriental del dades, que la agente española (María Luisa de
Uruguay, de manifiesta definición anticomunis­ las Heras), estuvo involucrada en la muerte de
ta e integrada por "sindicatos autónom os y de­ su marido,ya que éste no habría aceptado rea­
mocráticos'.'La CGT del Uruguay mantuvo en ese lizar algún tipo de trabajo para los soviéticos"
entonces vínculos con la CGT de la Argentina di­ (VALLARINO, Raúl, /L la m e n a l C o m is a r io O tero!
rigida por el peronista José Espejo. M e m o r ia s d e u n policía, Montevideo, Planeta,
2008, pp.28-31)
47 Policía de Montevideo. Dirección de Inves­
tigaciones. Servicio de Inteligencia y Enlace. Julio María Sanguinetti, político, escritor del
A sunto Rev. 2000. N° 008. ALERTA. Carpeta N° Partido Colorado, abogado, ex Presidente de la
674: M em orándum . Ref. Se informa sobre orga­ República, señala que el profesor Ram írez"...
nizaciones extremistas. Montevideo, 24 de julio cae abatido en un confuso episodio protago­
de 1962. nizado, presumiblemente, por algún grupo de
derecha nunca identificado" (SANGUINETTI,
48 Ibídem. Julio Ma. L a a g o n í a d e la d e m o c ra c ia . P ro c e so de
la c a íd a d e la s institu cio n e s (1 9 6 3 -1 9 7 1 ), Ob.cit.,
49 El 10 de enero de 1961, muere Serafín B¡- p.24)
lloto, del MEDL, que participaba arm ado en la
marcha anticastrista por la "Libertad y la D e m o­ 50 El Sol, Montevideo, 24 de agosto de 1961:
cracia" frente a la sede del Partido Comunista Aclaración a la prensa. De la esposa e hijos del
de Sierra 1716 (actual doctor Daniel Fernández profesor Ramírez, p.4.
Crespo). Para las 19 horas del 10 de enero diver­
sas organizaciones antlcomunistas, m uy espe­ 51 El D iario , Montevideo, 21 de julio de 1962:
cialmente ALERTA, convocaron a una concen­ Sum an ya 7 las víctimas de los atentados. Nada
tración en Plaza Independencia. En el lugar se se sabe aún. H u b o allanamientos. Adoptan pre­
produjeron enfrentamientos con sectores de la visiones, p.14.
izquierda. Los problemas continuaron frente a la
Universidad de la República y luego, al marchar 52 Policía de Montevideo. Dirección de Investi­
los nacionalistas hacia el Parlamento para pedir gaciones. Servicio de Inteligencia y Enlace. Car-
la ruptura de relaciones diplomáticas con Cuba peta N° 845. Asunto 2000. N° 010. Atentado al
y la Unión Soviética. Al pasar los manifestantes club com unista de Yí 1614.
frente a la sede central del Partido Com unista se
arm ó una batahola. Hubo heridos y un muerto: 53 ALDRIGHi, Clara. La injerencia de Estados
Serafín Billoto al que se le encontraron "16 ba­ Unidos en el proceso hacia el golpe de Esta­
las calibre 32 y una sevillana'.'El local de los co­ do: Informes de la misión de Seguridad Pú­
munistas fue allanado y los presentes fichados blica y la embajada en Uruguay (1968-1973J.
por Inteligencia y Enlace. 11 comunistas fueron En Aldo Marchesi.Vanía Markarian, Alvaro Rico
procesados por el delito de "riña, agravada por y Jaime Yaffé (compiladores) El p re se n te d e la
hom icidio" No fue detenido ni procesado por dictadura..., ob.cit., pp.38 y 39/ 48.
•«. ' ■
:;Aî> iÓ
El sentido del silencio:
palabras y mujeres
en el universo
de Onetti.

Ana Inés Larre Borges *

La literatura de Onetti -se ha dicho también los que escriben, Linacero que
con insistencia- emana de una estirpe de anota sus memorias al dorso de panfletos
soñadores, que para compensar la rutina políticos o Carr, protagonista último de
de sus vidas, para rebatir la sordidez de la Cuando ya no importe que lleva un diario,
realidad, crean historias de redentora ima­ autores (y autoridad) de esa grafía que no
ginación y se fugan a un universo onírico se diferencia del libro que los lectores reci­
donde la vida es más intensa y verdadera. ben y leen.
La serie se inaugura con Víctor Suaid en
Todos estos narradores han demos­
"Avenida de Mayo - Diagonal Avenida de trado cierta inepcia en su oficio que, para­
Mayo” el primer cuento que publicó Onet­ dójica y perversamente sirve al autor para
ti, sigue con un posible Baldi que entretie­ fundar su poética y decidir su oficio de es­
ne con su mitomanía a las Bovary de plaza critor. Todos conocen imperfectamente lo
Congreso y se asienta emblemáticamente que cuentan, están mal informados o son
en El Pozo donde Eladio Linacero atravie­ poco confiables. Muchos están condena­
sa la noche contando con áspera hermosu­
dos a una parcialidad que son incapaces de
ra sus sueños y su ruina. Epítome de esa evitar y otros mienten decidida y canalles­
dinastía Brausen, como es sabido, funda en camente. En contraposición, el estruendo­
L a vida breve y en un pegajoso verano por­ so silencio femenino. En el universo onettia-
teño el universo de Santa María. Acaso se
no las mujeres son siempre habladas por esos
ha naturalizado el hecho de que todos esos hombres que narran sin comprender, que las
aprendices de demiurgos son hombres. En aman o las odian pero raramente imaginan
Onetti la palabra es adánica, porque posee su versión y nunca nos dan sus palabras.
al nombrar crea y porque es prerrogativa
patriarcal. También son masculinos los Como los ambiguos desenlaces de
narradores testigo como el doctor Díaz sus historias, las mujeres en el universo
Grey, Langsman en Un sueño realizado o de Onetti deben ser descifradas. Es una
el almacenero de Los adioses. Y hombres ‘ Departamento de Investigaciones, Biblioteca Nacional
operación a la que el narrador onettiano terpretar y a interpelar su narrativa.1 En
renuncia programáticamente antes de ese contexto se inscribe esta exploración
cualquier intento. “¡Todas son locas!” pro­ sobre la relación que se da entre mujeres y
clama Larsen en El astillero. “¡Todas son lenguaje en la ficción de Onetti.
locas! pensó aliviándose” dice el texto, y ese
Parece justo decir que en su literatura
alivio es concluyente y oblitera cualquier
el lenguaje de las mujeres es una ausencia.
percepción de un sujeto femenino. "Todas Lo femenino adopta una semántica del si­
son locas” parece un eco (acaso involunta­ lencio. Una sucesión de mujeres sin voz,
rio) de la famosa conclusión del penado forman una serie paralela -ágrafa, muda,
alto en Las palmeras salvajes que Onetti pre-lingüística y generalmente antagónica
citó con deleite tantas veces: aquel “¡M u­ a la de los mentados narradores hombres.
jeres: mierda!” con que se cierra la novela En El pozo, en tantos sentidos fundacio­
de Faulkner. nal, las figuras femeninas son miradas,
N o se trata de que el protagonismo contempladas con amor o con odio, pero
de lo femenino fuese para Onetti invisible no escuchadas. Linacero contempla a Ceci
o secundario. Su misoginia no opera por dormida en un ritual que repetirán otros
negación o ausencia como la de Borges. personajes y contempla el fracaso del amor
Santa María, vive bajo el signo de la dio­ mirando a Cecilia bajar por la calle Eduar­
sa blanca, la antigua diosa matriarcal que do Acevedo, pero se niega a explicarle
dijo Robert Graves, y sus historias trans­ nada. Tampoco le explica a la verdadera
curren en un paisaje pautado por el ritmo Ana María cuando la engaña y la veja, pero
menstrual de la luna que es su símbolo. la mira enamorado, la contempla en éxtasis
Sanguinolenta o blanca esa luna está en el desnuda en el sueño de la cabaña de troncos.
paisaje de relatos como Tan triste como ella El narrador onettiano no busca ni reconoce
donde el argumento se funda en el motivo la palabra de las mujeres, pero dispone de
de la natividad y el mito mariano, y tam­ su silencio para construir unilateralmente
bién casi obsesivamente en El astillero y en su versión. A veces necesita de su escucha
La cara de la desgracia. Santa María es un pasiva y la obliga a oírlo mientras descarga
escenario mariolátrico donde proliferan compulsivamente sus palabras como hace
los símbolos y transcurren figuras que son el propio Linacero cuando elige a Esther la
fragmentos desprendidos del mito de la prostituta para contarle sus sueños. El pro­
tagonista de “Tan triste como ella” extrema
diosa blanca - dianas, gracias, musas, nin­
fas, sirenas y brujas: vírgenes, muchachas, esa tendencia cuando despierta a su mujer
en medio de la noche solo para hablarle y
prostitutas. Mucho se ha escrito de esa
agredirla verbalmente.
presencia en tanto símbolo, en tanto “obje­
to”. Solo recientemente, llegó el momento Esa actitud no cambia sustancialmen­
de la otra vuelta de tuerca y se ha vuelto te, pero emergen figuras femeninas que em­
a leer las historias conocidas interpelando piezan a crear sentido a pesar del silencio
los sentidos silenciados de la otra mitad de impuesto. Negadas las palabras, las mujeres
ese universo. El desciframiento de lo feme­ de Onetti recurren a la comunicación no
nino precisaba de un lector nuevo, y esas verbal. La adolescente envejecida, la mujer
lecturas/lectoras, están llegando hoy a in­ cincuentona que protagoniza "Un sueño
realizado" pide y paga por la recreación su miseria, tiene “un enigma de gozo y de
muda de una escena que nace del indecible preservada inocencia”.
(¿inefable?) registro de los sueños, Gracia
César en la frontera cruel del amor y del
odio que es “El infierno tan temido” envía La mujer de la casilla.
cartas, pero son cartas anómalas, cartas que
no transportan palabras sino fotografías En El astillero, Larsen transita los lu­
obscenas y mudas. Curiosamente es quizás gares separados e irreconciliables del asti­
esa interdicción del lenguaje lo que poten­ llero, la casa, la glorieta, la casilla, que son
cia la brutal transgresión de su gesto. espacios arquetípicos del trabajo fingido,
Hay un sentido a explorar en ese si­ del amor y la amistad fingidas que hacen
lencio femenino cuyo epítome esté tal vez a la novela y organizan y dan nombre a
en una de las historias más intensas y her­ los capítulos.3 En lo que correspondería
mosas entre las creadas por Onettí. En La al capítulo 7, lo vemos bajar hasta Mer­
cara de la desgracia, ( 1960) llega por fin un cedes a vender un broche y con el dinero
héroe onettiano que está resuelto a decir que obtiene comprar dos polveras doradas
“con furia toda la verdad” de su historia con espejo, un cisne y un escudo grabado.
grave y definitiva a una mujer; uno que eli­ Idénticas. En el mismo día con parecida
ge confiarse en una noche de tormenta a la gestualidad y similares palabras se las va
muchacha de la bicicleta, casi una niña, la a regalar sucesivamente a Angélica Inés, la
más joven de toda la serie de muchachas hija boba de Petrus y a la mujer de Gál­
que hay en la ficción onettiana. Irónica­ vez, que está embarazada y se abriga con
mente, y el narrador solo lo descubrirá un sobretodo de hombre prendido con un
después de la muerte de ella, la muchacha alfiler y calza zapatos de hombre y vive en
era sorda. la casilla miserable.

De esa galería de posibilidades quie­ Una polvera es el regalo convencio­


ro auscultar hoy los casos de dos jóvenes nal y, sin embargo conmovedor, que un
mujeres unidas por un parecido balanceo macró como Larsen es capaz de imaginar
en el andar pesado y por un compartido como regalo para una mujer; la duplica­
par de zapatos de hombre que ambas sin ción de ese regalo desnuda el estereotipo.
duda heredaron de la protagonista de San­ También las palabras con que acompaña
tuario de Faulkner que, hoy lo sabemos su entrega:
por las cartas a Julio E. Payró, Onetti leyó “Para que me recuerde -dice Larsen a
en francés en el invierno de 1939.2 Hablo Angélica Inés- para que la abra y mire en el
de la mujer de la casilla en El astillero y de espejo esos ojos, esa boca. Puede ser que en­
Kirsten, protagonista de Egbjerg en la cos­ tienda mirándose, que no es posible vivir sin
ta (1946). Ambas participan de un modo usted”. El lenguaje es folletinesco, es dable
atípico de la serie de muchachas de Onet­ imaginar esa frase sostenida con la ento­
ti: Kirsten, con su cuerpo pesado y atada a nación de Gardel en alguna mala película,
un matrimonio vulgar, sostiene esa pureza un modelo del que Larsen pudo aprender
intocada de la infancia tanto como la mu­ su estrategia de seducción. El narrador, sin
jer de Gálvez que, a pesar de su preñez y embargo, informa que la frase sonó "rota y
convincente”. Convincente para Larsen que La alegría con que recibe su regalo la
pronto se descubre avergonzado de la tor­ hija de Petrus es infantil en el peor sen­
peza de sus gestos pero “admirando la exac­ tido. "Es linda" y “Ahora es mía” son las
titud de las palabras que acaba de decir”. palabras a las que sigue un grito y una ne­
gación cantada.
En la casilla, sin embargo, la mujer de
Por la noche, en la casilla, cuando entre­
Gálvez es capaz de una respuesta:
ga la segunda polvera a la mujer del sobreto­
do, Larsen repite como un eco descolorido Después de protestar con indolencia,
una versión amputada de la misma frase: acepta el regalo con un repertorio de ges­
tos nacidos en atributos de la inocencia:
“haciendo pasear su pequeña nariz resuelta
“Para que me recuerde, para que la abra en el espejo y cerrándola por el gusto de oír el
y se mire en el espejo”. chasquido del resorte a la altura de su oreja,
de moverla en la luz para disfrutar el brillo
de oro”. Volviendo a sus tareas, la mujer
La repetición denota el contraste, el de la casilla pregunta con un desparpajo
laconismo de esta frase aparentemente infantil: "¿Qué quiere? ¿Quiere que le dé un
inconclusa o elemental, tiene, en cambio, beso?”.
más contenido que la retórica del piropo
con que le habla a la hija de Petrus. "Para
que se mire”, expresa el deseo y el mensaje Aunque Larsen medita "Esto sí que es
de lo que Larsen ha visto en ella, una mu­ una mujer”, no va a ir más allá de imagi­
jer que existe detrás de la ropa de hombre narla bañada, vestida, pintada y de pensar
y a pesar de los zapatos de varón, de la po­ estereotipadamente “si la hubiese encon­
breza, de la mugre, y del embarazo. trado antes”. Incapaz de hacer progresar el
diálogo, regresa a la imagen de superficie.
Cuando tres capítulos más adelante se
El regalo es convencional, pero efecti­
dirige a un cafetín en Santa María la visión
vo: logra el beso de la hija de Petrus y di-
de una de las muchachas le merece una re­
feridamente prepara el beso a la mujer de
flexión que inconscientemente parece par­
la casilla.
tir y añorar la cara infantil de la mujer de
Pero además el espejo es un objeto ca­ la casilla en el espejo, pero que reincide en
paz de simbolismo en el vacío habitat de el prejuicio mudo (por lo tanto sordo) de
la novela. Como el broche que vende y el la mirada:
reloj que busca vender antes de morir, la
polvera con espejo también significa. Lleva
la marca de la imposibilidad de un diálo­ “Nunca nadie la vio, esa cara, si es que
go. La superficie pulida y refractante en la la tiene. Porque puede usarla y mostrarla des­
polvera insiste en la reducción de lo feme­ nuda sólo en la soledad y si no hay por los
nino a una imagen donde el hombre posa alrededores un espejo o un vidrio sucio que
su mirada y decodifica o lee un sentido que pueda alcanzar de reojo o bizqueando. Y lo
prescinde de la participación del otro. más malo es que ella -y no pienso sólo en
ella- si por un milagro o una sorpresa o una el grito sofocado e incesante; cerró los ojos para
traición se pudiera mirar la cara que se de­ no verla.. Solo cuando se arrastra hasta la
dicó a cubrir desde los trece años, no podría casilla y mira a través del agujero serrucha­
quererla y ni siquiera reconocerla. Pero ésta, do que llamaban ventana y ve a la mujer en
por lo menos, va a tener el privilegio de morir la cama, semidesnuda y sangrante, entiende
más o menos joven, antes en todo caso de que lo que ocurre. Una visión en penumbras es
las arrugas le formen otra máscara definiti­ mejor descifrada que un grito comprensible.
va, más difícil de apartar que ésta. Entonces Porque ve entiende y entonces huye. "Tem­
sosegada,la cara, limpia de la triste, movediza blando de miedo y asco, se apartó de la ventana
preocupación de vivir, tal vez tenga la suerte y se puso en marcha hacia la costa”.
de que dos viejas la desnuden, la comenten,
la laven, la vistan. Y no será imposible que
Kirsten sirena y Scherezade
alguno de los que entren a tomar caña en el
rancho le sacuda envarado y por compromi­
En “Esbjerg en la costa” (1946), se
so una ramita mojada encima de la frente y
narra el fallido intento de estafa que el
observe la extraña forma de cristal que van
empleado Montes intenta realizar aguan­
revelando las gotitas, por no más de un mi­
tando él las apuestas de las carreras. El ar­
nuto, con la ayuda caprichosa de las velas.
gumento es deudor de Roberto Arlt, pero
Entonces, si sucede, alguno le habrá visto por
el motivo que lo impulsó a acometer ese
ftn la caray ella no habrá vivido inútilmente,
delito y lo condenó a la esclavitud está en
puede decirse”.
Kirsten, su mujer y en su sueño de regresar
a Dinamarca, su personal paraíso perdido.
El relato se inicia con la imagen de ambos
El fragmento que termina imaginan­
paseando por el muelle, a despedir los bar­
do a la muchacha muerta es aleatorio a la
cos, recorrido vicario de un viaje que ya no
trama, pero coincide en la autosuficiente
será. Como la mujer de la casilla, Kirsten
mirada masculina que mira y juzga, pre­
es joven, pesada y calza unos toscos y po­
juzga, en un orden que no hesita en ab­
bres zapatos de hombre. Tiene también su
solver y condenar sin habilitar otra voz,
misma voz ronca con la que cantaba la mu­
ni escuchar otro sentido, creyendo en la
jer de la casilla. Con esa “voz ronca y blanda
infalibilidad de lo que ve y en la fidelidad
como si acabara de llorar”, Kirsten cuen­
de los espejos.
ta historias maravillosas de ese país del
nunca jam ás donde ella fue feliz. Danesa
El desenlace es conocido y consecuente: como Hans Christian Anderssen, Kirsten
es a la manera de Onetti una sirenita vara­
Larsen ya en fuga hacia la muerte se acerca a
da, una heroína de cuento de hadas que he
la casilla donde la mujer está alumbrando y
estudiado en otro ensayod, pero ahora pos­
no reconoce lo que oye, tal vez porque nunca
pongo su cualidad de protagonista ante la
aprendió a escuchar: “el ruidofue al principio
de narradora.
una ciega, aguda protesta de cachorros; después,
a medida que él iba cometiendo el error de ente­ El relato está dado por un narrador
rarse se hizo humano, casi comprensible, impre­ canalla, el jefe de Montes que contamina
catorio. Tal vez la luz siniestra le dijera más que de inmundicia todo lo que nombra, pero
como a su vez el cuento es una usina de cuando está rezando”. Onetti se desliza ha­
narraciones, que en forma de cajas chinas, cia otra mitología, y el canto de esta sirena
escrupulosamente ordenadas, permite que -com o las que tentaron a O diseo- deja
todos cuenten su historia, también Kirs- entrar la perdición.
ten tiene el extraordinario privilegio de ser
una narradora en el universo de Onetti y
de hacerse un sitio en la famosa serie de Ninguna muerte, ninguna tragedia
los soñadores, aunque nadie haya repara­ desgarrada, ninguna catarsis trágica, cie­
do todavía en su pertenencia. Como una rra, sin embargo, este cuento que termina
serena Scherezade le habla cada noche a en una derrota gris y en un fracaso en cuo­
Montes sobre Dinamarca, y como la prin­ tas. En un módico infierno que con piedad
cesa de Las mil y una noches cuenta para admite a esta pareja inocente y desdicha­
ganarle a la realidad un retazo de ilusión. da, seguir juntos como Paolo y Francesca.
Los relatos de Kirsten, ocurren en la inti­ Perdura por eso en el recuerdo una his­
midad de la alcoba, en la noche, y ese esce­ toria de amor y de piedad. N o es raro, tal
nario refuerza la idea de que lo que cuenta vez, que esa concesión venga de la mano
es algo como los cuentos que se dicen a del solitario cuento donde se le permitió a
los niños. Montes es un escucha igual de una mujer, soñar la palabra.
inocente al punto que busca continuar sus
palabras en la realidad y así desencadena
la desgracia. Quizás "Esbjerg en la costa” sea un
Kirsten es como Scherezade una na­ cuento raro porque el agua subterránea de
rradora especial que dice como para sí, pa­ pureza que subyace a la literatura de Onet­
labras que Montes no comprende "Esbjerg ti aflora más que otras veces. Me tienta
er naerved kystten”.e pero que sin embargo postular que quizá el jefe de Montes, ese
atesora porque esas palabras “salían de la narrador cínico, descreído y rencoroso,
parte más desconocida de ella". Las palabras que cuenta canallescamente esta historia,
que Kirsten pronuncia en voz muy baja pero es incapaz de obliterar la ternura
tienen un poder sobrenatural. Hechizan, que la historia tiene, sea una metáfora de
persuaden, provocan consecuencias. Su Onetti como escritor, que adopta una pose
voz tiene un poder demiúrgico capaz de abyecta cuando en el fondo ansia escribir,
crear una versión del paraíso. Montes “se lo que una vez llamó, “una literatura de la
creía que estaba viendo en el dormitorio los bondad”. Una larga historia sin medida.
caminos por donde ella había caminado, los Un cuento maravilloso
árboles, la gente y los animales”. Y algunas
noches se dice con belleza “él soñaba en el
sueño de ella esperando dormirse".
En el cuento de Andersen la sirenita
pierde la voz como precio para poder vi­
vir con los humanos, pero en el de Onetti,
por el contrario, la voz de Kirsten encanta
con “esa música que sin querer usa la gente
1 El desciframiento de lo fem enino precisaba 2 Ver cartas 19,20 y 23 en J u a n C.Onetti: C a rta s
de un lector nuevo, y esas lecturas/lectoras, es­ d e u n j o v e n escritor. C o rre sp o n d e n c ia c o n Ju lio E.
tán llegando hoy a interpretar y a interpelar su Payró, edición critica y estudio de H u go J.Vera-
narrativa."Las locas de Onetti'; tituló Alicia M ig- ni, Montevideo,Trilce, 2009, pp. 71 -82.
dal un ensayo que publicó en B re c h a para los
3 Susana Zanetti:"Significaciones de la tem po­
80 años de vida del escritor y se recogió en libro ralidad en El astillero" en A c t a s d e las j o r n a d a s
en A c t a s d e j o r n a d a s d e h o m e n a je a J u a n C arlo s d e h o m e n a je a J u a n C arlo s Onetti, Universidad
Onetti, Universidad de la República, M ontevi­ de la República, Montevideo, 1997.
deo, 1997, pp121-123;"¡Mierda mujeres!"tituló
el suyo Helena Corbellini, en B ie n v e n id o Juan , 4 Ver mi "D e la verdad en los hom bres y la ter­
Ediciones de la Biblioteca Nacional, M ontevi­ nura en las mujeres: Retorno a Esbjierg en la
deo, 2007. En el m ism o volum en Elsa Drucaroff costa '¡B ie n v e n id o J u a n , Ediciones de la Bibliote­
ca Nacional, Montevideo, 2007, pp. 93-103.
publica "D e se o del padre sobre la ley de la ma­
dre" pp. 53-653, los títulos reflejan la pasión rei­ 5"Esbjerg está en la costa" Esbjerg es un puerto
vindicatoría de la nueva crítica femenina. de pescadores en Dinamarca.
La constitución
del sujeto de la escritora
en América Latina
y los modos del ensayo.

Elena Romiti*

Si es verdad que el ensayo es un gé­ Por otra parte, propongo relacionar al­
nero que se plantea una búsqueda, en el gunos rasgos de esta escritura de mujeres
decir de Beatriz Sarlo aquello que está de las primeras décadas del siglo X X -la
"Del otro lado del horizonte" (2001), y si extensión de este trabajo no permite un
puede considerarse “escritura de sí“ o una registro exhaustivo- con los expuestos por
de las variables de "las artes de sí mismo" la escritora chilena Diamela Eltit, cuando
(Foucault: 1983) y por tanto, un modo es- reflexiona sobre su propia escritura, en un
Critural donde se privilegia la exposición de libro de perfil también ensayístico, titula­
la subjetividad y la constitución del sujeto do Emergencias. Escritos sobre literatura,
(Olmos: 2008), se podrá convenir en que arte y política (2000).
A la hora de preguntar por la constitución
La relación propuesta confronta textos
del sujeto de la mujer escritora en Amé­
de mujeres que reflexionan sobre la propia
rica Latina, resultaría esclarecedor releer
escritura y que responden a los modos del
algunos textos ensayísticos fundacionales
ensayo, pero que se ubican a cada lado del
de las poetisas latinoamericanas.
giro que tuvo lugar en torno a los años
Concretamente me voy a referir a las sesenta, cuando la escritura comienza a
tres conferencias dictadas por Gabriela concebirse en su intransitividad, “opacidad
Mistral, Juana de Ibarbourou y Alfonsina de las formas" o "escritura neutra", como lo
Storni, en enero de 1938, cuando fueron expone Roland Barthes en El grado cero
invitadas a cerrar los Cursos Sudameri­ de la escritura (1972).
canos de Vacaciones, en Montevideo. En
De manera que la hipótesis de este
aquella ocasión, respondían al ministro
trabajo comporta una doble vertiente. Por
Uruguayo Eduardo Víctor Haedo, que les
un lado, propone una estrecha coinciden­
pedía contestasen la pregunta: "¿Cómo es­
cia entre ciertos rasgos de la escritura de
cribe usted su poesía?”.
* Departamentode Investigaciones, Biblioteca Nacional
mujeres y el género ensayístico; por otro, Gabriela Mistral inició el acto con una
considera la posibilidad de que la escritura conferencia titulada “Acto de obediencia a
de mujeres en América Latina no respon­ un ministro" y en franca contradicción con
da a la caracterización evolutiva de la con­ éste, en el tercer párrafo de su introduc­
cepción de la escritura del sistema general ción declaraba:
latinoamericano, en diálogo permanente
con la lógica eurofalocéntrica occidental. Me temo que vaya a fracasar la linda
intención del Sr. Ministro Haedo de so­
La permanencia de los rasgos en la meternos a una encuesta verbal, a una
escritura femenina y la concepción que las confesión cabal, a un testimonio, y que eso
mujeres que escriben en Latinoamérica ocurra a causa de nuestra malicia y sobre
tienen de ella, resulta ser una evidencia a todo de nuestro radical desorden de muje­
tener en cuenta en el momento de obser­ res... Querer reducir a norma y poner en
var su especificidad. perfiles nuestro capricho consuetudinario,
es empresa de romanos que nosotras po­
demos desbaratar entera incluso fingiendo
1- Sobre la libertad que la obedecemos...

Desde el punto de vista de la relación


con los modos del ensayo, son múltiples
Cuando en 1938, las tres poetisas los estudios que han vinculado a este
más visibles y canónicas del subsistema género con la idea de la libertad. Carlos
literario femenino en Latinoamérica, fue­ Real de Azúa, por ejemplo, en su Antolo­
ron llamadas por el representante del go­ gía del ensayo uruguayo contemporáneo
bierno uruguayo, Eduardo Víctor Haedo, (1964), pone especial énfasis en el carác­
para cerrar los Cursos Sudamericanos, se ter reactivo del género contra lo dogmá­
les impuso el tema de sus disertaciones. Se tico y completo, confirmando su opción
trataba de testimoniar o confesar el proce­ por lo fragmentario, libre y opinable, a tal
so de creación de sus obras. punto que advierte sobre sus límites ines­
tables o finos en relación a la epístola en
El tema, que por encima de la cues­
prosa y al discurso.
tión de género, resulta inasible - inconta­
bles páginas ya se habían escrito sobre el El mismo autor reconoce más adelan­
oscuro y misterioso proceso de génesis de te en la idea de la libertad formal e inte­
una obra de arte-, tenía en aquella circuns­ lectual el principio esencial que define la
tancia una significación orientada a inves­ actitud ensayística:
tigar la escritura de mujeres, que aparecía
en las primeras décadas del siglo como un Ya uno de los fundadores del género,
fenómeno a reconocer, sustentado por un Addison, el del "Spectator", fijaba para el
contexto histórico que daba a las mujeres ensayo los rasgos de loosness and freedom
subordinadas y marginadas por el poder en contraste con la regularity of a set dis-
político y social algunos derechos recien­ course. Con todo, siendo el de la “libertad”
tes, tales como el derecho al voto -en Uru­ uno de los vocablos más ambiguos, más
guay se obtuvo en 1932- y la participación polivalentes, más maltratados, conviene
limitada en el área del trabajo. precisar que la libertad formal e intelectual
del ensayo es, más que nada, cierta flexibi­ el título de su pequeño discurso ensayís-
lidad que evita el discurso rígido, que aún tico, al ser negada por el desarrollo que le
soslaya el estricto ajuste a un tema concre­ sigue, constituye la paradoja aludida, que
to y a un curso preestablecido, que se des­ funciona como crítica a la orden del mi­
pega de ellos, que hace del texto, pretexto, nistro, que pretende iluminar no solo las
que muchas veces lo aprovecha, estribán­ oscuridades de la gesta poética, sino aque­
dose así en él, para reflexiones ulteriores, llas del ser mujer, que envuelve un enigma
que es movido por las luces variables - a mayor, dadas las razones de su tradicional
veces caleidoscópicas- de intuiciones y de invisibilidad histórica.
razones, de ideas, de pálpitos y (se decía)
de ocurrencias. Siempre atraerá a la actitud “Parece que nos llaman a juicio” de­
ensayística cierta digitación de posibilida­ clara en su introducción e interpela a los
des aparentemente superfluas, cierto afán supuestos jueces como "varones interro­
de experimentar, de “ensayar” reflexiones, gadores”. Gabriela habla desde el nosotros
de probar contactos, cuya eventual remu­ femenino, consciente de su condición re­
neración es inicialmente inmedible. presentativa, al haber sido convocada ofi­
cialmente junto a Juana y Alfonsina, pero
Parecería entonces, que en el enfren­ también por el lugar que ocupa dentro del
tamiento con el dogma y el poder central espacio del subsistema literario femenino
del patriarcado occidental, representado latinoamericano. Las tres poetas se han
por la "empresa romana” en el decir de G a­ puesto de acuerdo en refutar o desafiar a
briela, el discurso de ella coincide desde el quienes representan la ley y el orden so­
comienzo con el desvío libertario de un gé­ cial y la chilena lo anuncia. Está actuando
nero que nace en la época en que los hom­ como vocera de las mujeres que escriben
bres ilustrados como Montaigne, instru­ en el continente latinoamericano, a quie­
mentaron los derechos humanos de igual­ nes se reconoce en un espacio público pero
dad, libertad y fraternidad, que fundaron diferencial. Y en este diferencial harán én­
Ideológicamente la era de las revoluciones. fasis las tres poetisas, en un amable acto de
Por la misma época y bajo los mismos insubordinación, conscientes también del
ideales, nace en Inglaterra el pensamiento cerco en el que se encuentran.
feminista. Recordemos que Olimpia de
Gouges publicó la Declaración de los dere­ Muchos años después, Diamela Eltit
chos de la mujer y de la ciudadana (1791) escribe sobre el perfil discriminatorio de
como respuesta a los derechos del hombre dicho espacio aún vigente:
proclamados por la Revolución Francesa y
Pero existe otra modalidad crítica en
que en razón de su reclamo fuera guilloti­
la que se avala cualquier obra literaria de
nada dos años después.
mujeres desde una lectura sociológica. No
En referencia a la retórica del ensayo, me convence este razonamiento, pues lo
Beatriz Sarlo (2001) enumera entre sus que podría pasar es que las mujeres escri­
recursos a la paradoja, que Gabriela M is­ toras entren a habitar en un gran ghetto,
tral elige para confrontar el poder central en una mejor periferia, compitiendo entre
masculino que la convoca, junto a sus co­ ellas, pero que el sistema central perma­
legas en 1938. La obediencia declarada en nezca intocado.
En las primeras décadas del siglo X X , que cuenta cómo fue interpelada por una
el ghetto ya existía y Gabriela Mistral lo señora, que preguntó si soltaba su corona
sabe y también conoce su papel de líder, de trenzas cuando escribía sus versos. La
de manera que explícita su discurso como respuesta fue negativa: “Mi moño no me
representativo del colectivo de mujeres es­ impide recibir el mensaje de los dioses”,
critoras latinoamericanas: dijo la poetisa convencida de la pérdida
irreversible de la lectora.
Me siento como un viejo cuerno lleno
de estas voces ajenas: me oigo como una El caso es retomado en el cierre de la
verdadera vaina de hablas juntas, y apenas conferencia:
tengo en este momento esa cosa fea que se
A veces pienso, con remordimiento y
llama el acento individual, la voz con nom­
pena, lo aseguro, en la mujer que me pre­
bre propio, (p.223)
guntó ingenuamente si me destrenzaba el
En la conferencia de Juana de Ibar- cabello cuando hacía versos. Si lo hubie­
bourou, el título "Casi en pantuflas" reve­ se pensado un poco, tendría que haberle
la la misma insubordinación y vocación contestado que sí. Además, solo Dios sabe,
libertaria que el de Gabriela, solo que después de todo, si estas mínimas confe­
mientras en el de esta última se organiza­ siones que hoy tengo que hacer en voz alta,
ba a través del recurso de la paradoja, en el no son, por la misma causa, una felonía.
caso de Juana se estructura a través de la (p. 231).
metáfora, una figura que también ha sido
El regreso al caso en el final del dis­
incluida dentro de la retórica del ensayo
curso remite de manera circular al princi­
(Sarlo: 2001).
pio, porque el título, ahora se comprende
Con este título, “Casi en pantuflas”, mejor, hace alusión al concepto de mujer
Juana remite a un haz de significados que escritora que confunde la producción es-
refieren una discrepancia esencial con el critural con el cuerpo de la mujer. Un es­
estereotipo de la sociedad que la ungió tereotipo denunciado reiteradas veces por
oficialmente como Juana de América, en la crítica feminista, que jugó un papel muy
una tarde de 1929, donde el escenario y importante en el ingreso de Juana de Ibar-
la vestimenta fueron célebres y suntuosos bourou al sistema literario uruguayo y la­
(alcance con recordar el brillo dorado del tinoamericano.
casquete que cubría la cabeza de la poeta
Es en este punto referido al estereo­
"desposada”).
tipo de la mujer-texto, que Juana centra
La discrepancia condensada en la ima­ metafóricamente su acto de insubordina­
gen de las pantuflas, remite a una realidad ción. El mismo recuerda que las mujeres
íntima cotidiana regida por la despreocu­ han sido consideradas seres irracionales
pación y liberación de los usos vestimenta- por la civilización occidental y por tanto,
rios formales y oficiales, instaurados en el reducidas al cuerpo y la naturaleza. La au­
espacio público. De hecho, la imagen me­ tora reivindica la idea de que se puede ser
tafórica es retomada y expandida en el dis­ escritora desde un lugar que no respon­
curso de Juana por la anécdota o caso, en de a la imagen mítica reconocida por el
estatuto social. En 1938, con más de cua­ de un muerto. E inmediatamente propo­
renta años de edad, la poeta se prepara ne: "Mejor será volar un poco con el vuelo
para defender su escritura independiente­ ligero de los pájaros que dejé esta mañana
mente de su imagen física. en Colonia, cuyas aves, para mí descono­
cidas, logran hacer entreabrir los párpa­
El título de Alfonsina"Entre un par de
dos exhaustos” (p.232). Y aquí los pájaros
maletas a medio abrir y la manecilla del re­
de Colonia son literalmente los que vio
loj” manifiesta literalmente, según la poeta
en la mañana al desembarcar, pero tam­
explícita líneas adelante, que la invitación
bién son la poesía que con su vuelo res­
para asistir a Montevideo llegó tarde, tan
cata la vida y la eleva desde la vivencia de
solo con un día de antelación. De manera
la muerte.
que esta situación concreta incidió en la
exposición presentada: Luego de descartar el camino de re­
cuperar su historia de poeta, parece con­
N o entraré a tratar el tema de cómo
tradecirse e ingresa "algunos recuerdos
me hice poetisa; entre mis maletas a
pintorescos al acaso”. Declara que fue
medio abrir y la manecilla del reloj que
una escritora precoz, "madrugante” y se
apura, ordeno velozmente esta charla es­
ve en San Juan, con cuatro años, fingien­
crita. (p. 232)
do leer, hasta que llega la burla de sus
Sin embargo, este título también quie­ primos que le señalan que su libro está
re decir que el testimonio de la escritora al revés.
será velado, su proceso escritural quedará
En el segundo recuerdo, ya con seis
a medio abrir. De modo que desde el inicio
años, se recupera robando el texto en que
surgen estas dos lecturas, literal una y sim­
aprendió a leer, Y luego mintiendo duran­
bólica la otra. Las maletas, diría Gastón
te años, hasta que escribe su primer libro
Bachelard (1965), simbolizan en la segun­
La inquietud del rosal (1916), que califica
da lectura el mundo de la psique que se en­
de pésimo, pero del cual confiesa que fue
treabre pero no se abre; el “medio abrir" de
escrito “para no morir".
Alfonsina equivale al "casi” de Juana y am­
bos registros corroboran la desobediencia Y entonces surgen las preguntas sobre
anticipada por Gabriela. la veracidad de dos poemas aparentemen­
te confesionales que deja sin contestar. El
En cuanto a la clasificación de formas
primero procede del tercer libro, Irreme­
discursivas que configuran la retórica del
diablemente (1919):
ensayo, estamos ante un caso de condensa­
Pudiera ser que todo lo que en verso he sentido
ción, en el que las diversas lecturas cohabi­
N o fuera más que aquello que nunca pudo ser,
tan, en un pacto de plenitud semántica.
N o fuera más que algo vedado y reprimido
El recurso se sostiene de manera De familia en familia, de mujer en mujer.
constante a lo largo de la conferencia, así
sucede a continuación cuando Alfonsina Dicen que en los solares de mi gente, medido
explica que relatar la historia de cómo Estaba todo aquello que se debía hacer;
se hizo poetisa, sería "rever su vida”, algo Dicen que silenciosas las mujeres han sido
como intentar levantar el pesado cuerpo De mi casa materna...!Ah!, bien pudiera ser...
A veces, en mi madre, apuntaron antojos resistencia al límite de las clasificaciones
De liberarse, pero se le subió a los ojos impuestas por un poder central racional,
Una honda amargura, y en silencio lloró. masculino y cienfificista.

Y todo esto mordiente, vencido, mutilado, En el ámbito del ensayo, ya Th. W.


Todo esto que se hallaba en su alma encerrado. Adorno (1974) describía el desarrollo del
Pienso que sin quererlo lo he liberado yo. pensamiento peculiar del género a partir
de la diferencia con la lógica discursiva. Y
Real de Azúa (1964) señalaba que el cur­
Represión y libertad son los polos se­ so del pensamiento que crea el ensayo es
mánticos que recorren el poema, siendo la el pensamiento mismo y no la ficción, por
ello la verdad que suele presentar tiene el
poesía una vez más el instrumento para el
rasgo de ser “transeúnte” y su destino nun­
vuelo libre. H asta aquí, ya es posible ad­
vertir que todo lo dicho en su testimonio ca será la opinión fija, sino volátil.
sigue la misma línea que se desliza desde Los conceptos de libertad e irres­
el fingimiento, el robo y la mentira, todas ponsabilidad conducen a la considera­
acciones que revelan una historia de mar- ción de este pensamiento móvil como
ginalidad, en donde el acceso al mundo sustento también de la escritura de mu­
de la literatura, fue en primera instancia jeres abordadas.
prohibido y la convirtió en transgresora de
normas básicas de buen comportamiento Diamela Eltit, en "Errante, errática”,
social. Finalmente, la poesía significó la li­ escribe al respecto:
beración, el vuelo de los pájaros nuevos de
Debo decir también que aun cuando
Colonia. En este poema, dicha liberación
mantengo una línea de pensamiento y po­
involucra no solo sus dolores y mutilacio­
siblemente de escritura, mis certezas se
nes, sino aquellos reprimidos de mujer en
van movilizando y por ello busco evadir,
mujer, hasta llegar a ella a través de su ma­
hasta donde sea posible, todo tipo de de­
dre. La poeta escribe desde su condición
claración de autor. Las evado porque siento
de mujer subordinada en representación
que si este tipo de pensar tiene algún sen­
de todas las mujeres.
tido, es como un proceso personal que me
permite establecer cambios y modificacio­
nes siempre necesarios, pero no necesarios
2- Sobre la movilidad del
como para conformar un discurso que al
pensamiento
final termina por ideologizarse, por para­
lizarse, y detener un tránsito mental que sí
me importa mantener en movimiento.
La movilidad del pensamiento carac­
teriza a los modos del ensayo y también En Gabriela Mistral este tipo de pen­
a la escritura de las mujeres latinoameri­ samiento se insinúa en su autoimagen de
canas que hemos venido estudiando; en "criatura vagabunda” pero, fundamental­
ambos casos se trata de una especie de mente, en la estructura transformativa del
pensamiento nómade, consecuencia de la poema final en que define la poesía:
Esta que era una niña de cera. la mujer que escribe con moño trenzado o
Pero no era una niña de cera: con el cabello suelto, al tiempo que la ver­
dad de lo confesado.
era una gavilla parada en la era.
Tampoco era la gavilla En la exposición de Alfonsina Storni
sino la flor tiesa de la maravilla todo es viaje, desde el título de las male­
tas y las manecillas del reloj, refiriendo al
Tampoco era la flor, sino que era
poco tiempo para detallar su proceso en la
un rayito de sol pegado a la vidriera. clausura del curso, o más allá, marcando
N o era un rayito de sol siquiera: la prisa con que la vida y el ser y su pensar
una pajita dentro de mis ojitos era. fluyen. Entre tantas referencias y marcas
textuales de la movilidad del pensamien­
Allegúense a mirar cómo he perdido
to en este discurso, destaca la elección de
en este lagrimón mi Pascua verdadera.
los poemas escritos en tierra uruguaya, en
(p.226)
Colonia, fuera del propio lugar de vida-
centro. Una vez que termina la lectura de
ellos y su circunstancia, expresa:
Poema donde la identidad del objeto
nombrado, representante de la poesía, se Diré para terminar que, a excepción
transforma una y otra vez mágicamente de este último verso, los otros son un tanto
hasta ubicarse en los ojos infantiles, desde diferentes a mi manera habitual. H a basta­
los que él o la poeta mira y piensa el mun­ do un color, un olor, un aletazo de viento
do, “ventisquero abajo” y fluyente como el distinto para que la transmisión se haya
agua-lágrima. alterado un tanto. (240)

En el testimonio de Juana de Ibar- En el momento de responder a la pre­


bourou, la metáfora de “la centella” con gunta sobre su proceso creativo, la poeta
que representa a las primeras estrofas de elige los textos escritos en un proceso de
sus poemas, es doblemente móvil; primero viaje, fuera de su país, ella también “criatu­
por las connotaciones de la propia imagen, ra vagabunda", y describe minuciosamente
luz en movimiento rápido, vertiginoso, las impresiones surgidas, al contacto con
que no permite siquiera el registro de su lo nuevo, siempre en movimiento.
lugar de partida; segundo, por su condi­
ción de metáfora, figura abierta a la cade­ De otra manera lo ha dicho Diamela
na de analogías inconclusas, a través de las Eltit al discurrir ensayísticamente sobre
múltiples e incontables lecturas. lo marginal:

Pero son las “presencias invisibles” o N o me he planteado, hasta el momen­


"el ser intangible” que muestra guiando su to, una novela monolítica basada en la ra­
mano, las que revelan su identidad móvil, cionalidad de sus mecanismos. M ás bien
que lleva a la incontestable pregunta, de me ha interesado el divagar que permite
quién es que escribe. El mismo final de su la fragmentación, la pluralidad, la arista
discurso, ya citado, corrobora esta movi­ y el borde. Creo que Juan Carlos Lértora
lidad de su pensamiento e identidad, al lo dice mucho mejor que yo, cuando se re­
dejar en la zona de la duda, la imagen de fiere a lo que él llama “la dispersión”. Lo
disperso será siempre aquello que se re­ Un lugar móvil, fiel a un nomadismo
corta como margen porque cuestiona los que parece ser un rasgo de una tradición
centros y su unidad. Trabajar con peda­ de mujeres que escriben más allá de lo
zos de materiales, con retazos de voces, previsto por normas fijas del quehacer li­
explorar vagamente (digo, a la manera terario, sin centro, como el que ensaya lo
vagabunda) los géneros, la mascarada, el nuevo y experimenta sin rumbo G S
simulacro y la verbalizada emoción, ha
sido mi lugar literario.
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mentales de Juana de Ibarbourou. 1981.
La recepción de Rodó en Cuba

Gustavo San Román


(University of St Andrews, Gran Bretaña)

La obra de José Enrique Rodó (Mon­ que desde su posición de supremacía in­
tevideo, 1871 - Palermo, Sicilia, 1917) telectual en el continente se digne a hablar
estuvo presente en Cuba desde temprano “a la juventud en el sentido en que yo he
en la fama del escritor uruguayo y conti­ osado hablarle.” Varona no parece haber
núa hasta nuestros días, como demuestran contestado a esta primera carta, ni a otra
su correspondencia y la atención crítica con que Rodó le remitiera sus Motivos de
de que ha sido objeto. El destino cubano Proteo en mayo de 1909, aunque sí respon­
de Rodó se asemeja a una parábola que de, escuetamente, al envío de Liberalismo
comienza con una apreciación casi total­ y jacobinismo en 1907. Este gesto de rela­
mente halagadora; pasa, en el medio, por tiva indiferencia le resulta “inexplicable” a
una serie de críticas inspiradas por la ur­ Emir Rodríguez Monegal, editor de Rodó,
gencia de la situación política de la isla; y pues se trata de un precursor de las ideas
regresa, en tiempos más recientes, a una del modernismo y de su subsiguiente evo­
renovada celebración de sus ideas. Esta lución a una "nueva psicología" que eran
figura geométrica revela un interesante y muy consistentes con las que exploraba
Rodó en su obra más ambiciosa. Entre los
paradigmático caso de escrutinio desde
compatriotas más jóvenes del pedagogo y
la izquierda de una escritura que ha sido
filósofo antillano, sin embargo, la reacción
considerada, casi universalmente, como
fue mucho más receptiva.
epítome de conservadurismo político.
El primer contacto que aparece en la
edición de sus Obras completas es una carta
Rodó en la Cuba del
novecientos
fechada el 7 de mayo de 1900 que el uru­
guayo envía a un cubano de la generación
anterior, su admirado Enrique José Varo­ La apreciación de Rodó en Cuba co­
na (1849-1933), a quien llega a identificar mienza gracias a dos grandes intelectuales
con “el Próspero de mi libro”. El respeto del vecinos, los hermanos dominicanos Pedro
joven sudamericano por el maestro anti­ (1884-1946) y Max (1885-1968) Henrí-
llano es evidente, y llega hasta solicitarle quez Ureña, el primero sobre todo con su
firma de estudioso y el segundo durante tentes con la visión rodoniana, para Hen­
una larga residencia y rica actividad cul­ ríquez Ureña no acierta el sudamericano
tural en la isla. Pedro Henríquez Ureña, en su valoración del intelecto y la cultura
figura señera de la crítica literaria latinoa­ yanquis. Falla Rodó en no notar aspectos
mericana, quien vivió sobre todo en Méxi­ como la "probidad inflexible” de los polí­
co y Argentina, fue el autor del primer ticos estadounidenses, la seriedad de su
trabajo serio de que hemos tenido noticia periodismo y la calidad de sus escritores y
sobre Rodó publicado en Cuba. El artí­ artistas (como Edith Wharton y John Sin-
culo, titulado sencillamente “Ariel”, salió ger Sargent) y de sus científicos (op. cit.,
en enero de 1905 en la revista santiague- p. 330). En su segundo trabajo, de 1907,
ña Cuba Literaria que dirigía su hermano una reseña de Liberalismo y jacobinismo,
menor, y tuvo la función de acompañar declara "habilísima [..,] pero no convin­
el número en que se comenzaba la publi­ cente” la argumentación de Rodó sobre el
cación de la cuarta edición del ensayo de cristianismo como fuente de la caridad (p.
Rodó. Pedro escribiría por lo menos dos 332). Por fin en el tercer artículo de 1910,
artículos más sobre Rodó en otros órga­ que es también el de mayor aliento y está
nos, esta vez mexicanos, y mantendría una centrado en un fino y enteramente positi­
afectuosa correspondencia con su colega vo análisis del reciente Motivos de Proteo,
uruguayo donde se celebra, en palabras de dice Pedro Henríquez Ureña de la obra y
este último, "más de una íntima afinidad del estilo de Rodó que "a todos sus admi­
y más de una estrecha simpatía de ideas”. radores nos convierte propagandistas” (p.
También sería Pedro responsable de la 335) y de su autor que es, "en suma, un
edición mexicana de Ariel en 1908 que, maestro, con la aureola de misticismo laico
según creyó él mismo, “inició el culto de y el ambiente de silenciosa quietud que co­
Ariel en México (O C, p. 1445, n. 1). rresponde a los pensadores de su estirpe”
(p. 344). De otros trabajos posteriores de
En ese breve pero sutil ensayo tem­
Pedro Henríquez Ureña sobre Rodó, y de
prano, y como nota Rodríguez Monegal,
sus menciones al pasar en otras fuentes, da
el mayor de los hermanos dominicanos no
noticia sucinta Rodríguez Monegal (OC,
es mero obediente discípulo sino agudo y
pp. 1447-48), lo que demuestra su papel
crítico lector de su maestro. El reseñador
como uno de las figuras claves de lo que
cuestiona la visión que ofrece Rodó de los
fue el movimiento de arielismo que reco­
Estados Unidos, que le parece "la parte
rrió América Latina durante las dos o tres
más discutible y más discutida de la obra”.
primeras décadas del siglo X X .
Aunque reconoce que en ese país hay "dos
males contradictorios que en el actual pe­ Por su parte, la tarea arielista de Max
ríodo de agitación se han recrudecido”, y Henríquez Ureña fue fundamental en
que son "el orgullo anglosajón” (que conlle­ Cuba, y de ella resaltan, además de la de ya
va una tendencia imperialista, una moral mencionada promoción de la cuarta edi­
puritana y prejuicios de clase y raza) y "el ción de Ariel, dos hechos. El primero es la
espíritu aventurero” (con su'comercialismo fundación en La Habana junto con Jesús
sin escrúpulos” y su "sensacionismo [sic] Castellanos de la Sociedad de Conferen­
invasor y vulgarizador”), rasgos consis­ cias en 1910, que se inauguró justamente
con una conferencia de este último sobre comienza a "manifestar clara y enérgica
Rodó que pasaremos a comentar ensegui­ conciencia de su función social", y lo hace
da. El segundo es su propio trabajo crítico de acuerdo con dos elementos muy que­
»obre el maestro uruguayo, que incluyó lo ridos por Rodó, a saber, la conciencia del
que el mismo Rodó llamó "la hermosa pá­ "sentimiento de la raza, o si se prefiere, del
gina que [Max] consagró, en El Fígaro, a abolengo histórico” que se adapta inevita­
Proteo” (O C, p. 1447), y una conferencia blemente "al espíritu de los tiempos”; y "la
pronunciada en el Ateneo de Santiago de creciente manifestación del sentido idealis­
Cuba en 1918 donde hace una evaluación ta de la vida", que es uno de los "signos del
muy positiva, aunque no tan aguda ni enri- espíritu nuevo que ha sucedido al auge del
quecedora como la de su hermano mayor, positivismo”. De estos aspectos, tantas ve­
de la obra total de Rodó a poco del primer ces reiterados en la obra y correspondencia
aniversario de su muerte. El desarrollo del de Rodó (lo que tiene que dar que pensar
arielismo en Cuba llegaría por lo menos a los que lo creen meditador de torre de
hasta la década de 1930, en que Carlos marfil) es claro indicio la conferencia de
Rafael Rodríguez (1913-1997) y otros Jesús Castellanos. La carta termina con
Intelectuales fundan en la ciudad de Cien- la "evocación de [la] gloriosa memoria” de
fuegos el Grupo Ariel, como veremos. Un Martí, quien soñaba con una república de
buen ejemplo del temprano entusiasmo libertad, prosperidad y paz, pero también
cubano por Rodó es la citada conferencia de "inteligencia, cultura e idealismo.”
de Jesús Castellanos (1879-1912).
La conferencia de Castellanos sobre
Hay en las Obras completas material Rodó es un elocuente caso de arielismo.
que relaciona a Rodó con este escritor La primera parte está dedicada a justificar
cubano de su misma generación. El más la creación de la Sociedad de Conferen­
Importante es la carta que Rodó envía a cias: rememora otros tiempos en la histo­
Ramón A. Catalá (1866-1941), director ria cultural cubana (como las veladas del
del semanario El Fígaro, agradeciendo el Liceo, p. 59); invita a que los intelectuales
envío de la conferencia que Castellanos contribuyan al desarrollo social ("es hora
pronunciara sobre Rodó y su Proteo (OC, ya de que se toque a la puerta de nuestros
pp. 1006-08). Allí detecta la sutil com­ intelectuales y se les exija el cumplimien­
prensión de su obra por parte del colega to de su misión social de enseñar y aun de
cubano, reitera la impresión que le causó padecer en la enseñanza”, p. 63; "hay que
la lectura de una colección de cuentos de sentir la obligación política que implica la
Castellanos ("uno de los narradores de fortuna del talento", p. 64); declara la be­
más fina sensibilidad y más hermoso esti­ lleza como criterio clave de la tarea inte­
lo” entre los criollistas americanos) y se en­ lectual y artística ("es fuerza y a su sol se
orgullece de que su libro haya sido el tema depuran todas las doctrinas. Quien con
de la primera conferencia de la Sociedad este Evangelio cumpla podrá gozar de la
de Conferencias, institución que quisiera seguridad de haber mejorado en una pro­
Rodó se replicara en todos los países de porción infinitesimal la condición social de
América. Pasa entonces a notar con apro­ la humanidad" p. 65); y define un papel de
bación que la actividad literaria americana liderazgo para las élites intelectuales ("sólo
desde el oxígeno de las alturas puede ver­ desamor a cuanto significa reflexión, arte,
se la Tierra Prometida” p. 67). Inspirado poesía, noble ocio en el sentido fecundo
por estos criterios, pasa a concentrarse que concentraba esta expresión entre los
en Motivos de Proteo. Se trata del libro de antiguos" (pp. 100-101).
“un pensador optimista”, que ayuda a “las
Estas reflexiones, que son claro eco de
innumerables víctimas de la neurosis mo­
las propuestas de Rodó en Ariel, llevan a
derna”, que incluyen los tristes, los débiles
la exhortación final de la conferencia: el
y los inadaptados (p. 67). N o hay en él
público ("señores que aquí representáis
“sistema aparente”, pero cada lector, “como
las altas clases sociales de Cuba”) debe
si en él fermentara el sedimento de cada
ser consciente de la necesidad de dejar de
palabra”, experimenta “una robusta y ho­
“desdeñar a los poetas, a los filósofos [...],
mogénea filosofía” (p. 71). Del positivismo
como partículas inútiles del conglomerado
ha quedado la útil secuela de "esta nueva
social” (p. 103). En Cuba en esos momen­
ciencia de la Psicología Positiva” que surge
tos, "hoy asaltada de peligros” “los poetas
en Rodó: "Esta ha sido la fuente científica
y los filósofos deben ser cuidadosamente
[...] al confiar en la potencia humana para
cultivados”, pues es en su “obra de idealis­
el bien y para la acción” (p. 73). Y luego
mo” donde "está la señal de nuestra trans­
de una discusión de los recientes descu­
formación moral y política” (pp, 103-104).
brimientos genéticos pasa a comentar el
Tales declaraciones sobre la función del
libro y los mecanismos identificados por
idealismo explican a las claras por qué se
Rodó para "encauzar” la voluntad hacia el
sentía Rodó orgulloso de este conferen­
optimismo, que incluyen la conciencia y la
ciante y del programa de la Sociedad de
vocación. Hacia el final hace apreciaciones
Conferencias de La Habana.
más generales sobre la obra de Rodó: su
estilo elegante y equilibrado; su idealis­
mo “de Grecia” gira “sobre el paisaje vasto Rodó versus M artí
y prometedor de la América Latina”, pues
“nadie antes que él sintió de un modo tan
penetrante el patriotismo continental” (p. Las Obras Completas de Rodó inclu­
98). La conferencia termina con una con­ yen varias referencias a José Martí (1853-
sideración del estado de la educación en 1895) que dan cuenta de la admiración
Cuba, donde, y en esto difiere Castellanos e interés del uruguayo por su predecesor
de lo que sugiere Rodó en Ariel, no se ha cubano en el ensayo americanista. Rápi­
seguido el más reciente ejemplo de "la ve­ damente: Rodó consideró, en carta a Max
cina gran república americana”, donde se Henríquez Ureña, la posibilidad de ofrecer
"va venciendo [...] el fecundo idealismo a la edición cubana a Martí, lo que no pudo
la estrechez mecánica”, y donde está triun­ ser pues ya llevaba el ensayo una dedicato­
fando "esa admirable ciencia nueva que se ria "nacida, por decirlo así, de sus mismas
llama la Sociología” y “la moderna filosofía entrañas” (p. 1442). En otro lado incluye
del Pragmatismo, renovación de los valo­ a Martí entre los escritores que no perte­
res místicos y metafísicos” (p. 100). Cuba, necen a “una u otra parte de América”, sino
por otro lado, “ofrece hoy el más desconso­ que son "ciudadanos de la intelectualidad
lador alarde de utilitarismo mezquino y de americana.” (p. 513); en una crítica a una
antología de literatura americana se queja su llamado, consistente con Platón, a al­
dos veces de la ausencia de Martí (pp. 633- canzar “el ideal de plenitud humana”. La
34); y en tres de sus cartas, dos de ellas a conexión con Martí se mantiene, pues él
cubanos (Catalá y Carlos de Velasco, di­ pedía que "en Cuba se lograse ‘la digni­
rector de Cuba Contemporánea), menciona dad plena del hombre”’. Rodríguez pasa
su deseo de escribir sobre Martí el tipo de entonces a evaluar la influencia de Rodó:
trabajo que ya le había dedicado a Juan celebra la concentración del mensaje a
Montalvo (pp. 1008; 1459 y 1475). En la juventud y la exigencia de que el ideal
fin, parece razonable pensar que estas de­ tenga aplicación práctica:"Aquí encontra­
claraciones fueron honestas y que no logró mos la parcela ética, definidora del libro,
Rodó su meta a causa de otras demandas y en ella reside su valor”. Esta es la parte
a su tiempo. De alguna manera esa tarea "esencial” del mensaje del libro de Rodó, y
fue llevada a cabo por varios críticos cuba­ por ella "merecerá hasta siempre el respe­
nos que trajeron a colación a Martí en sus to nuestro, que el rasante del tiempo no
ensayos sobre Rodó. En efecto, Martí es logrará sesgar.”
figura clave en el próximo estadio de la lec­ N o es tan imperecedero, en cambio,
tura del pensador uruguayo en la isla, que "el lirismo tan incitador que transcurre
alcanza su clímax en Fernández Retamar, por las páginas de Ariel” (p. 622). La crí­
como veremos. Pero ya aparece el america­ tica de Rodríguez va por el camino de las
nista cubano en una lectura del arielismo urgencias materiales de América Latina,
tardío, a saber en el texto con que Carlos pues nota una incompatibilidad entre “el
Rafael Rodríguez presenta la conferencia hecho americano [...], aquel mundo mes­
de Medardo Vitier (1886-1960), tempra­ tizo, de hábitos coloniales y enjuta econo­
no martianista (su Martí, su obra política y mía”, y el consejo rodoniano de alcanzar
literaria es de 1911) con que se inaugura "la perfección de la moralidad humana”
el mencionado Grupo Ariel de Cienfuegos mediante "el espíritu de la elegancia griega
en 1931. en los moldes de la caridad cristiana” (p.
Rodríguez comienza su exposición 623). Las circunstancias han cambiado, y
con una referencia a Martí como ideal del hay demasiada pobreza e injusticia social
intelectual revolucionario, de “existencia para esperar una solución de la caridad o
tersamente heroica” y "actitud hurgadora” de la racionalidad clásicas. Los valores de­
de una futura patria mejor. Y es como com­ ben adaptarse a los tiempos, a “la faz de la
plemento a una lucha política y concreta época” (p. 624).
que nace el Grupo Ariel, como "refreno del La conferencia pasa entonces a tratar
espíritu" al impulso de esa tarea material un tema arielista por excelencia, a saber el
(función consistente con la valoración de papel del intelectual como conductor en la
Rodó sobre Martí con que termina la car­ búsqueda de una identidad nacional. Re­
ta a Catalá citada antes sobre la combina­ conociendo que hasta ahora en Cuba “ha
ción de libertad con “inteligencia, cultura sido una minoría” la que ha mantenido
e idealismo”). Con raíz en Shakespeare, contacto con “la actualidad en las ideas”,
prosigue Rodríguez, el arielismo asume su es necesario agrupar a estos intelectuales
versión latinoamericana mediante Rodó y para un fin mutuo. “A eso viene‘A rier”. Y el
mensaje es ahora muy consistente con el de estéticas y políticas ("cuidémonos de ver
Rodó, aunque no se lo dice explícitamen­ en Rodó un enemigo de la democracia.
te: "el hombre de estudio vivirá separado [...] Esta lección de juicio moderado, que
de la masa sólo allí donde el apremio no le evita derechas cerradas e izquierdas radi­
llame" (p. 626). El nombre que se reitera, cales, es hoy de las más aprovechables” [p.
en cambio, es el de Martí, y la frase una 122]) y en su visión de los Estados Uni­
de las más famosas de "Nuestra América" dos, y establece un contacto entre Rodó
(1891):“trincheras de ideas valen más que y el autor del libro El sentido humanista
trincheras de piedra”. En la última sección del socialismo, concluyendo que "lejos de
del texto pasa Rodríguez a presentar a desentenderse de los problemas sociales,
Medardo Vitier, quien va a hablar de su [...] les dedicó su pensamiento y escritos
especialidad: Martí. muy sustantivos” (p. 124). La principal
crítica de Vitier, suavemente expresada,
Medardo Vitier es también autor de
concierne a lo concreto de la situación de
un importante ensayo sobre Rodó, pu­
América Latina: "Se olvida [Rodó] que
blicado en 1945, que es consistente en
estos países lo están haciendo todo a la
términos generales con la apreciación de
vez". Hay que ir por partes, aunque sin
Rodríguez y que conviene comentar aquí.
descartar lo que dice el uruguayo: "Y claro
Como su presentador de 1932, valora Vi­
que, lo primero, si tenemos cordura, será
tier la obra e influencia de Rodó en los
asegurar, mediante una organización más
primeros años del siglo, fijando el límite
justa de las cosas, ese ‘bienestar material’
alrededor de 1915, cuando "decreció el
de que habló el propio Rodó, como base y
favor”, aunque quizá "se ha ido demasiado
condición de la vida superior" (p. 125). Es
lejos al reducir su importancia”. Y aunque
en este sentido donde se debe "rectificar en
sus propuestas no tengan hoy la fuerza de
parte" la propuesta rodoniana, que es vaga
otrora, para Vitier Rodó fue el iniciador
en cuanto a "los cuatro o cinco problemas
del primer movimiento americanista del
que tiene por resolver Hispanoamérica.
continente: "H oy no se acepta unánime­
[...] problemas inaplazables de raza, de
mente la solución, pero nadie discute que
tierra, de economía, de enseñanza...” (pp.
inició ese movimiento de ideas” (p. 117).
126-127). Con todo, “tenemos que agra­
Y nadie todavía ha propuesto una visión
decerle la meditación de una pieza tan
alternativa.
llena de interiores armonías”, y reconoce
Admira el pensador cubano el estilo Vitier el eco universal y humanista de "la
y estructura de Ariel, y aunque le resulte jerarquía que otorga el Maestro a la vida
difícil encontrar “un párrafo que concreta­ interior del individuo, asiento de valores”
mente declare el pensamiento guiador”, lo (p. 127). Vitier contribuye, entonces, una
resume, en fin, diciendo que "Rodó plan­ sutil y equilibrada lectura cubana de me­
tea en América nada menos que la cues­ diados de siglo; dos décadas y media más
tión del sentido de la vida” (p. 119). Este tarde aparecerá a una apreciación más ur­
asunto, que para el continente "era mucho gente desde la izquierda, donde, como en
en 1900", está relacionado con "el viejo hu­ Carlos Rafael Rodríguez, se habría de en­
manismo” (p. 120). Pasa luego a comentar frentar a Rodó con Martí. Antes de pasar a
Ariel, deteniéndose en sus ideas morales, ella y a dos antecedentes latinoamericanos,
conviene hacer dos señalamientos sobre el y elogiaban “la autocracia.” En el capítulo
arielismo cubano. El primero es que se­ dedicado a Rodó, la admiración de Sán­
gún el citado Diccionario de literatura cu­ chez por el pionero, y su opuesta crítica
bana existieron dos revistas con el título a muchos de sus acólitos, es evidente. La
Ariel en Cuba, ambas en la Habana, y las meta de ataque no es Rodó sino algunos
dos relativamente efímeras: en 1928 y en arielistas, que se limitaron a hacer "ilustra­
1936. El segundo es que el Grupo Ariel ción candorosa” y “oportunismo palabrero”
también ahijaría una revista en Cienfue- para lograr sus propios fines de "confort”,
gos, que luego de varias reencarnaciones generalmente gracias a puestos en la polí­
llega todavía a nuestros días, según infor­ tica o diplomacia:“^Ariel? A menudo sólo
ma su actual director, José Díaz Roque. arielismo verbal, encubriendo un caliba-
La presente, cuarta época, comenzó en nismo efectivo, es decir, una gran traición
1998, y continúa el homenaje al original a Rodó” (p. 98).
Grupo Ariel de 1931, haciéndose eco del
mensaje rodoniano. Con todo, hay alguna crítica a Rodó,
pero de estatura leve comparada con las
alabanzas. Al tratar sobre la postura anti­
Rodó en la Cuba revolucionaria yanqui de Rodó, dice que "era la suya, mera
y dos interpretaciones repulsa sentimental. No se cimentaba en
precedentes nada lógico." La crítica se centra en la falta
de una conciencia apropiada, es decir, mar-
La interpretación más famosa de xista, del imperialismo: “Desde la cumbre
Rodó en la Cuba contemporánea ha sido del neoidealismo, Rodó no se detuvo en el
iin duda la de Roberto Fernández Reta­ problema del imperialismo; en este aspec­
mar, en su Calibán de 1971, con algunos to, confundió continente y contenido, for­
agregados posteriores. Esta lectura desde ma y fondo” (p. 99). Pasa entonces a culpar
la izquierda tiene algunos precedentes a Rodó de abogar por "una oligarquía, cuya
Importantes, de los que convendría men­ única base real tenía que ser, aunque no lo
cionar brevemente dos. Uno es Balance admitiera expresamente, la plutocrática, y
y liquidación del novecientos, del peruano por tanto, estaba condenada a vivir ligada
Luis Alberto Sánchez (1941), un libro al imperialismo" (p. 100). Reitera esta idea
lugerente, erudito y algo desorganizado, en el segundo terreno de censura, la idea
del que surgen ciertas conclusiones más de la democracia en Rodó, al aseverar que
0 menos específicas. La primera es que no “Campeón de esa aristocracia del espíri­
es Rodó mismo el blanco de ataque, sino tu’, Rodó no se mostrará entusiasta de la
algunos de sus seguidores; así lo aclara en democracia” (p. 100). Sabemos, y lo han
el prólogo a la segunda edición, donde ex­ notado otros lectores menos apresurados
plica que el libro fue escrito entre 1936 y como Carlos Real de Azúa, que esta es
1939,“cuando en el mundo subía la oleada una interpretación errónea de las ideas de
fascista”, y los intelectuales dominantes, Rodó, para quien la oligarquía era moral
bajo "el disfraz de una prédica idealista” y e intelectual, no basada en el dinero o la
aparentemente “panegiristas de la liber­ clase social.
tad teórica", eran en realidad materialistas
Un tercer reparo, aunque más leve, países. También tratados con cortesía son
aparece en el apartado sobre “el problema "los documentales”, intelectuales compro­
de América”. Según Sánchez, la visión metidos con la continuación de la tarea de
de personajes del pasado de América en construcción de una identidad latinoame­
Rodó (caso de Montalvo) es acertada, ricana que estaba tan presente en Rodó.
pero no sus juicios generalizadores so­ Sánchez no usa estos términos, sino que
bre el continente, que le parecen vagos y habla de ellos como “amantes del libro",
expresiones de un “modelo occidental” y intelectuales por antonomasia, cuya con­
foráneo (p. 102). El capítulo dedicado al tribución fue “su capacidad investigadora”
escritor tiene, hacia el final, una frase que (pp. 154-155). En este sector se ubican los
captura la postura de Sánchez, a saber que hermanos Henríquez Ureña. Aunque no
las ideas de Rodó no fueron llevadas a la les da el valor de creadores ("el que adivina
práctica por un sector de sus seguidores. o encuentra la senda”, a diferencia del que
Aunque lo celebraron de palabra, sólo meramente “aparta el follaje”), estos inte­
cultivaron un “panamericanismo de las lectuales cumplieron una labor relevante
asambleas oficiales, bajo la solapada égida que se debe reconocer "en la cuenta del
del imperialismo”. Por ello, "todo eso im­ 900, al formular un balance y liquidación
plicaba una traición a Ariel, a Proteo y a de su tarea” (p. 175).
Próspero” (p, 104). A una evaluación más
En conclusión, Sánchez opina que su
pormenorizada de los discípulos de Rodó
crítica del novecientos tiene la función de
está dedicado el resto del libro: los “arie-
"facilitar futuras colaboraciones y crear un
les" o "profetas de arielismo” son general­
clima de solidaridad esencial en cuya efi­
mente blanco de crítica, mientras que los
cacia creadora deposito mi esperanza” (p.
"calibanes”, un grupo que “por el sendero
238). O sea que quiere, en definitiva, res­
de la ciencia y de la ética, desdeñando la
catar los valores que propuso Rodó, y es­
retórica, ahondó en el tema de la justicia
pera que se lleven a cabo en la práctica. No
y dirigió sus pasos hacia un concepto so­
se trata, en fin, de un verdadero ataque a
cial de la vida” (p. 131), merecen mayor
Rodó, sino una evaluación de la actuación
aprecio, evaluación con la que concordaría
de quienes se declararon sus seguidores.
indudablemente el propio Rodó. Entre
estos “calibanes”, cuya apelación no es muy Un segundo texto izquierdista sobre
feliz ya que indicaría que sólo se dedican al Rodó es de Mario Benedetti, un urugua­
utilitarismo y que son admiradores de los yo muy respetado en la Cuba socialista.
Estados Unidos, cuando ninguna de estas Su actitud es la de reconocer las virtudes
características es correcta, se encuentran de Rodó y tratar de relacionarlas con los
los filósofos o escritores argentinos Ale­ tiempos presentes. Frente a los “reproches”
jandro Korn (1860-1936), José Ingenieros que se le hacen desde la izquierda, escribe
(1877-1925), Alfredo L. Palacios (1878- Benedetti que "fuera más útil reconocer
1965) y Manuel Ugarte (1874-1951); el que la de Rodó fue una de las primeras
poeta y político uruguayo Emilio Frugoni voces que se alzó en el continente para rei­
(1880-1969); y el mexicano José Vascon­ vindicar la común raíz latina de estos pue­
celos (1881-1959) - todos ellos precurso­ blos, y una de las primeras asimismo en re­
res o simpatizantes del socialismo en sus levar la posibilidad de oponer al poderoso
del Norte todo un haz de naciones, unidas ha ido calcando sin mesura, en un estilo
por la herencia, el idioma y el pasado co­ de grosera, inconsciente parodia, que era
munes.”. Y aunque reconoce la queja (del precisamente el más temido por Rodó”.
citado Medardo Vitier) sobre la ausencia El segundo en realidad repite lo ya dicho
de un tratamiento del indio, y otras sobre antes (ver cita arriba de la p, 96), a saber
la escasez de menciones sobre la realidad que la voz de Rodó es, después de la de
■ ocial del continente (aunque apunta a un Bolívar, "la más tenaz en señalar la común
temprano artículo, sobre “Nuestro des­ raíz de estos pueblos” latinoamericanos
prestigio”), se opone a otras dos acusacio­ que los hacen diferentes del Norte (pp.
nes que se le han hecho: la de que expresa 102-03). Termina Benedetti este capítulo
cosas obvias, y la de que le faltan ciertos expresando un sentimiento bastante pa­
conocimientos técnicos a sus opiniones. recido al que remata el libro de Sánchez,
sobre la continuada relevancia de la obra
Responde Benedetti a la primera di­
de Rodó como inspiradora de acción para
ciendo que obvio no es lo mismo que falso,
las nuevas generaciones: "De los pueblos
y a la segunda mediante una cita de Pedro
hispanoamericanos va a depender que la
Henríquez Ureña en que se resalta la inde­
realidad corrija y mejore aquel futuro so­
pendencia y originalidad de Rodó. Y pide
ñado por Rodó” (p 106).
le recuerde su contexto:"La peor injusticia
que puede cometerse con respecto a Rodó, En el siguiente y último capítulo Be­
es no ubicarlo, al considerar y juzgar su nedetti se dedica a dos aspectos centrales
obra, dentro de un proceso histórico” (p. de la obra de Rodó: su estilo y sus ideas,
99). Pero además, declara que una mira­ que el biógrafo llama "obsesiones”. Sobre
da sin prejuicios a la obra de Rodó lleva el primero, declara que "no sólo es la parte
a admitir no sólo que la visión sobre los más vulnerable de su labor literaria, sino
Estados Unidos, más allá de sus "carencias, también la más agotada, la más exangüe”
omisiones e ingenuidades” (y ello motiva pero hace dos aclaraciones. La primera es
una larga nota en la que Benedetti recha­ que ello no implica que sus ideas también
za algunos comentarios, ya citados en este estén agotadas; la segunda, de acuerdo
texto, de Luis Alberto Sánchez sobre la con Emir Rodríguez Monegal, que en
visión de Rodó sobre los Estados Unidos Rodó no hay sólo el estilo "de gran ensayo”
y sobre su idea de la democracia - n. 9, de sus dos obras más famosas. Sobre sus
pp. 107-108), fue "la primera plataforma ideas, toca sobre todo la relación de Rodó
de lanzamiento” para otras versiones más con la religión, tema complejo y que da
recientes; y que "la casi profètica sustancia para mucho meditar. Concluye Benedetti
del arielismo rodoniano conserva, todavía con su propio "balance” de Rodó; dice que
hoy, cierta parte de su vigencia” (p. 102). Y no es justo confrontarlo con “estructuras,
aclara esto último mediante dos aspectos. planteamientos, ideologías actuales”; y
El primero es el avance cultural de lo que que pertenece al siglo X IX , pues no fue un
Rodó denominó nordomanía, y que Bene­ anuncio de la literatura moderna, sino “un
detti relaciona con la presencia de elemen­ lujoso remate de una época que se extin­
tos como la coca-cola, el Readers Digest guía” (p. 128). Las últimas oraciones son
y la manera de hacer televisión, "todo se algo oscuras, y parecen hacer eco de otra
i l l I I I l II D ...............................

obra que había publicado Mario Benedetti aplicarse a la realidad social, y recorre el
unos años antes, El país de la cola de paja efecto y la bibliografía ("calibanología”)
(1960), donde hacía una dura crítica de la que su ensayo ha inspirado desde su
falta de honestidad de sus compatriotas. publicación original. Reconoce también
Dice ahora que, más allá de sus defectos, Fernández Retamar que el contexto na­
Rodó poseyó honestidad y dignidad, pero cional e internacional ha cambiado des­
no parece estar muy seguro de si esos valo­ de los años setenta, con el fracaso de la
res afectarán al presente (nótese la pregun­ U R S S y una nueva confrontación entre
ta entre paréntesis): norte y sur, pero que Calibán sigue sien­
do necesario como inspiración para un
nuevo orden social.
En este sentido, su nombre irradia
El ensayo original también comien­
ejemplo hacia todas las épocas y genera­
za haciendo referencia a su contexto: re­
ciones, incluido (¿por qué no?) nuestro
ciente polémica en torno a Cuba entre
tiempo, tan propenso a las súbitas, ren­
intelectuales europeos “(o aspirantes a
tadas contriciones, y - algo infinitamente
serlo)’’ y latinoamericanos solidarios, y
más desalentador - a las explicaciones del
la pregunta que la situación le inspiró a
arrepentimiento, (p. 128)
un periodista europeo de izquierda so­
bre si existe una cultura latinoamerica­
En conclusión, tenemos aquí otro es­ na. Esto lleva al autor a denunciar una
critor de izquierda que, aunque no confor­ visión colonialista de América Latina, y
me con algunas características de Rodó, en a la necesidad de establecer una propia
particular su estilo y su visión anticuada identidad en contra de la “sospecha [de]
de la política, propone que todavía vale que no seríamos sino eco desfigurado de
por su dimensión ética. Este es tema re­ lo que sucede en otra parte”.
currente en las lecturas desde la izquierda, Vemos entonces que la cuestión de
de las que la más famosa es la de Roberto la identidad latinoamericana, que tam­
Fernández Retamar desde Cuba. bién motivó a Rodó, está en el origen del
nuevo ensayo. El agudo argumento de
Calibán Fernández Retamar quizás sea pasible
de resumen aproximado mediante las si­
guientes proposiciones:
El ensayo de Retamar apareció por
1. La identidad latinoamericana se
primera vez en 1971 y ha tenido varias
debe entender mediante el concepto mar-
reediciones. En la última, Todo Caliban
tiano de la América mestiza. Aunque se
(2003) (ahora sin acento), se incluye una
aplica a otras partes, es válido más especí­
noticia actualizada así como “Caliban re­
ficamente en ese continente que en el resto
visitado” (de 1986), donde se dan más de­
del mundo (pp. 8-9). Aquí hay una prime­
talles del contexto del ensayo - el caso Pa­
ra referencia al mundo de Rodó, los países
dilla - y otros tres artículos sobre el tema.
del Plata, que resulta algo ambigua:
En el primero de estos textos agregados el
autor declara su visión del arte, que debe
a veces a algunos latinoamericanos se "si bien para injuriarlo” (p. 22). Llega en­
los toma como aprendices, como borrado­ tonces a Rodó y su Ariel, “una de las obras
res o como desvaídas copias de europeos más famosas de la literatura hispanoame­
así como a nuestra cultura toda se la ricana” (p. 23), donde "implícitamente, la
toma como un aprendizaje, un borrador o civilización norteamericana es presentada
una copia de la cultura burguesa europea allí como Calibán (apenas nombrado en la
[...]: este último error es más frecuente obra), mientras que Ariel vendría a encar­
que el primero [...]; parece que los riopla- nar - o debería encarnar - lo mejor de lo
tcnses andan en esto menos diferenciados que Rodó no vacila en llamar más de una
étnica pero no culturalmente, (p. 25) vez nuestra civilización” (pp. 23-24). Esta
civilización no es meramente la de"nuestra
América", sino la del Viejo Mundo todo.
N o queda claro si se trata de un reco­ Reitera el error de hablar de los EEU U
nocimiento de que, por razones históricas como Calibán, aunque comparte la opi­
de desaparición de la mayoría de los indí­ nión de Mario Benedetti de que el nombre
genas y de los descendientes de esclavos equivocado para el peligro no quita el he­
en Argentina y Uruguay, y su sustitución cho de la identificación del peligro (p. 24).
por ondas migratorias más recientes, los Cita otras lecturas que ha habido sobre La
rioplatenses no son tan conscientes de su Tempestad en América Latina, aprobando
mestizaje; o si se trata de una crítica a su sobre todo las marxistas (de Aníbal Ponce,
miopía frente a la situación del continente Humanismo burgués y humanismo proleta­
y a su mentalidad colonial. En todo caso, rio, publicada en La Habana en 1962, y de
es una temprana referencia, en última ins­ Juan Antonio Mella, fundador del Partido
tancia, al mundo de donde surgió Ariel. Comunista de Cuba). Esta segunda pro­
Lo que une a caribeños y latinoame­ posición ha quedado plasmada en la frase
ricanos, dice el ensayo, es justamente la más famosa del libro: "Nuestro símbolo
lengua de los opresores, y esto lo lleva a no es pues Ariel, como pensó Rodó, sino
presentar al personaje de Shakespeare que Calibán.” (p. 30).
dará título al ensayo, y cuya famosa frase 3. Rodó es de admirar, pero más lo es
pasa a citar, en castellano y en inglés: “Me
Martí. A partir de este momento el ensayo
enseñaste el lenguaje, y de ello obtengo / acelera su mensaje político, y es claro indi­
El saber maldecir. ¡La roja plaga / Caiga cio de ello el incremento de citas tanto de
en ti, por habérmelo enseñado!” Martí como de quien aparece como su cla­
2. La identificación Calibán = Esta­ sucesor, Fidel Castro. Fernández Reta­
ro
dos Unidos, que aparece en Rodó y en al­ mar reconoce que Ariel fue la inspiración
gunos predecesores, es desacertada. Luego del nombre de su propio ensayo, que #1
de una discusión sobre la posible etimo­ también"homenaje al gran uruguayo, CUyU
logía de Calibán y la ambigua percepción centenario se celebra este año”, aunque "itO
eurocéntrica del amerindio (bondadoso es raro" que “lo contradiga en no poco#
o agresivo), pasa a rechazar la sugerencia puntos" (p. 34). Pasa ahora a dedicar»# I
de que Calibán sea los Estados Unidos, Martí, a quien llama "el primero de IHI##*
y prefiere la lectura de Renán que había tros hombres en comprender claramehlf
identificado al personaje con el pueblo, la situación concreta [...] de nuestra Amé*
rica mestiza”’ (p.36). Empieza mencionan­ Es imposible no ver en aquel texto -
do la larga espera de publicación en libro que, como se ha dicho, resume de modo
de las obras de Martí (hasta 1911) y llama relampagueante los criterios de Martí so­
a su "Nuestra América” de 1891, “el más bre este problema esencial - su rechazo
importante documento publicado en esta violento a la imposición de Próspero ("la
América desde finales del siglo pasado universidad europea [...] el libro europeo
hasta la aparición en 1962 de la Segunda [...] el libro yanqui”), (p. 46)
declaración de La Habana” (p. 38). Mien­
tras que, como decía Benedetti, Rodó re­
presenta el pasado, Martí representa el N o se queda la comparación en Rodó,
futuro - una visión compartida por Fidel, sino que el ensayo pasa a enfrentarse a un
que comienza la Segunda Declaración con contrincante mucho más obvio: Sarmien­
una cita de Martí. to y su dicotomía civilización vs. barbarie,
y sus opiniones racistas sobre el pueblo
Martí es claro y perfecto modelo para
americano (pp. 46-47); y luego torna su
Fernández Retamar y su texto seminal es
mira a dos escritores contemporáneos:
"Nuestra América", del que cita fragmen­
Borges, "un típico escritor colonial” (p. 60)
tos que ilustran su fuerte americanismo y
y, más acremente, Carlos Fuentes, en cuyo
su desdén por la imposición de la cultura
tratamiento vuelve a surgir el caso Padilla
euro-norteamericana. Este famoso ensayo
de Martí es bastante difícil de precisar en y la revista parisina Mundo Nuevo.
su desarrollo argumental, y a veces en su En la última sección (“¿Y Ariel, aho­
uso de lenguaje, con recurrente presen­ ra?”) vuelve Fernández Retamar al tema de
cia del aforismo. Pero una impresión que Ariel en el contexto de la revolución cuba­
surge claramente es su postura romántica na. El ensayo asume rasgos de proselitis-
frente a la cultura latinoamericana, que lo mo político, con varias citas de discursos
lleva a declaraciones como que "el libro im­ de Fidel (mencionado ocho veces en esta
portado ha sido vencido en América por sección) y del Che (que merece otras ocho
el hombre natural" (p. 45). Y aunque tam­ referencias), cuyas palabras, en una larga
bién afirma "Injértese en nuestras repúbli­ cita de una alocución a universitarios, casi
cas el mundo, pero el tronco ha de ser el de cierran el ensayo. El mensaje es evidente:
nuestras repúblicas” (Ibidem), que es con­ hay una urgencia de hablar de Cuba como
sistente con la postura de Rodó, y aunque el espacio donde se está construyendo una
se diferencia el cubano del uruguayo en su nueva sociedad y donde ya había indicios
rechazo tanto de la cultura norteamerica­ tempranos, en José María Heredia (con
na como de la europea, se puede afirmar tres menciones), expresados "en el mejor
de este artículo de Martí que es tan vago español del primer tercio del siglo X IX "
en cuanto a detalle político como el Ariel. (p. 83) y sobre todo en Martí (con cinco
Fernández Retamar es inequívoco en menciones), de lo que sería la revolución.
su preferencia y concentra su ataque, den­ La teleología y el nacionalismo son rasgos
tro de la trama de La Tempestad, en la fi­ notables del argumento.
gura de Próspero:
En una "Posdata” de 1993, Fernández
Retamar reconoce que su ensayo “acaso
no existiría” sin el de Rodó, aquel “herma­ la de Calibán, por una serie de escritores
no mayor del que lo separan setenta y un latinoamericanos y especialmente antilla­
«ños, no pocas ideas y la tersa prosa del nos, incluido Roberto Fernández Retamar.
gran uruguayo, y al que lo une lo demás, y Un tercer mérito que nota el prólogo es el
en primer lugar el amor a nuestra Améri­ llamado a la juventud a que encarnase el
ca, a la verdad, al arte, al espíritu, hoy tan espíritu de Ariel, al que acudieron los arie-
acorralados.” Vemos entonces que como en listas de todo el continente y que en Cuba
los otros autores de izquierda, y además de se congregaron tanto en La Habana como
una crítica desde lo material, hay en defi­ en Cienfuegos. Del libro de González
nitiva un profundo respeto por el autor de Rodríguez celebra Santana dos aspectos
Ariel, y por el idealismo, esta vez en su rea­ principales: el haber hurgado en la obra
lización en la Cuba revolucionaria. casi desconocida de Rodó (se sobrentien­
de que fuera de Uruguay); y el haber res­
catado el valor del pensamiento filosófico,
Una lectura reciente
especialmente ético, de Rodó.

Por su parte, el libro de González es un


El último texto cubano sobre Rodó cuidadoso estudio de la moral y la belleza
viene de la filosofía: Jorge E. González en Rodó. Se trata de una lectura aproba­
Rodríguez, Rodó: prolegómenos de un siglo dora por un cubano post-revolucionario,
para la ética y la política, publicado en 2003.
lo que demuestra que la izquierda puede
El libro incluye el prólogo de un académi­
seguir apreciando a Rodó. Y la razón es
co de la Facultad de Filosofía de la Uni­
una vez más de carácter ético: Rodó signi­
versidad de La Habana, Joaquín Santana
fica valores no consumistas y una apuesta
Castillo, que además de celebrar el trabajo
al idealismo. De alguna manera este in­
que le sigue, es en sí mismo un ensayo so­
terés estrictamente filosófico en Rodó se
bre la importancia continental de Rodó y
hace eco también de cambios recientes en
de su impacto en Cuba. Entre los aportes
la sociedad cubana, que desde principios
de interés de su obra está la percepción de
de la década del noventa ha pasado por
que Rodó “dio un giro” a la perspectiva de­
un duro "período especial” seguido de un
cimonónica, sarmientista, pues en su mo­
creciente desarrollo del turismo y de la do­
delo la civilización estaba "en lo cultural y
ble economía en la isla. He aquí las ideas
en la fineza del espíritu”, y lo bárbaro no ya
principales de este estudio reciente.
"en la cultura de origen latino”. Un segun­
do mérito del uruguayo fue el "apropiarse 1. Un tema principal de Rodó es la re­
de símbolos de la literatura y ensayística lación de América Latina con la moderni­
europea”, como Ariel, Calibán y Próspero, dad. Más allá de otras cuestiones, como el
y re-codificarlos "en función de la Améri­ muy mentado análisis de los Estados Uni­
ca nuestra" (p. 16). También reconoce en dos, es Rodó “uno de los primeros pensa­
Rodó un respeto por la democracia: "creía dores del siglo X X ” que trata la moder­
en esta y quería enriquecerla con un espíri­ nidad desde el continente: "El problema
tu arielista." (p. 17). En este sentido, Ariel planteado por el escritor uruguayo radica,
inspiró una serie de reinterpretaciones de a mi juicio, en lo siguiente: ¿qué métodos,
los personajes y su simbología, sobre todo qué vías, qué procedimientos, qué con-
cepciones filosóficas, políticas y morales, individuo debe desarrollarse primero y es
conducirían a la superación de ese pasado un grupo de individuos de alto desarrollo
y al acceso definitivo de Iberoamérica a la moral quienes han de tomar una posición
modernidad?” (p. 27). Esta preocupación dirigente dentro de una democracia plena.
aparece en toda su obra, y toma diversas “Si cada individuo busca en su interior la
formas: los valores religiosos en Liberalis­ potencialidad de amor, de comprensión,
mo y jacobinismo (1906); su postura frente de bondad, de armonía, de conciliación,
a la reforma constitucional que sugiere el de tolerancia que posee y, a través de su
proyecto de colegiado dejóse Batlle y Or- voluntad la transforma en sentimiento
dóñez; la educación y la formación de la y acción hacia los demás, la sociedad se
personalidad en Motivos de Proteo y Pro­ equilibra espontáneamente" (p. 149).
teo; el enfrentamiento, en Ariel, a la actitud Aunque en varios momentos el autor
utilitaria y consumista. expresa críticas a Rodó que están asocia­
2. Un segundo tema es la democracia das con una perspectiva marxista - por
en Rodó, que se ve en este estudio como ejemplo, contra una valoración de los hé­
“un proyecto progresista, pues está inten­ roes sin tomar en cuenta su pertenencia
tando, por un lado, contrarrestar los valo­ a una clase social "que, indefectiblemente,
res morales y políticos negativos hereda­ defienden” (p. 107) - estos son momentos
dos de la llamada hispanidad y, por otro, excepcionales en un análisis que es en ge­
los valores negativos que, provenientes de neral meridianamente positivo. El rechazo
la modernidad europea y anglosajona, in­ a ciertas posturas críticas sobre Rodó llega
tentan incorporarse indiscriminadamente incluso a los que “han afirmado acerca de
a la cultura iberoamericana de su época, su ingenuidad en relación con el fenómeno
lo que conduce a una idea de modernidad del imperialismo contemporáneo, especial­
de cierta intermediación” (p. 28). El argu­ mente en el aspecto económico” (p. 133),
mento para perseguir esta hipótesis tiene que han sido típicamente izquierdistas. Y
en cuenta las ideas filosóficas de Rodó, es­ una premisa dominante de su análisis es la
pecíficamente la relación entre ética y polí­ necesidad de concentrarse en lo que dijo
tica, y entre tradición y modernidad. Rodó, sin exigirle que haya tomado pos­
turas que eligió o no fue capaz de tomar, y
El libro de González Rodríguez se de­ ver su utilidad para hoy:
sarrolla en tres partes: antecedentes y con­
texto, que trata sobre la herencia española
y los posibles caminos de superación (libe­ Lo importante, a mi juicio, no es lo
ralismo, positivismo, espiritualismo), con que el autor analizado dejó de decir o lo
especial atención a Uruguay; la reflexión que debió decir, sino lo que dijo y la co­
filosófica en Rodó, donde se nota una ten­ rrespondencia de su pensamiento con su
dencia a la conciliación de los opuestos y a presente espacio-temporal y lo que de él se
una fuerte conexión entre lógica, intuición pueda derivar para el futuro, (p. 32)
y acción; y la figura de Ariel como símbolo
de la modernidad iberoamericana, que im­
plica una relación individuo-sociedad se­ Las conclusiones que en este sentido
gún la cual para mejorar la sociedad cada propone este estudio es notar, en primer
.................................. II I I 111 I II I............. . I II

lugar, que las preocupaciones profundas resucitador del proyecto del primer Gru­
lie Rodó son todavía relevantes, y mucho, po Ariel, intenta mantener “el aspecto de
al mundo actual. Aunque no se puede, ob­ la obra de Rodó que nos sigue pareciendo
viamente, aplicar todo su pensamiento al más inspirador: la defensa de la identidad
hoy, hay aspectos que tienen “una actuali­ cultural de nuestra América, desde la ac­
dad innegable", como el que se expresa con tual perspectiva histórica, entre los varios
Una pregunta retórica:“;Los valores éticos alientos espirituales que nos transmitió"
que promueve (la solidaridad, el desinte­ (correspondencia citada).
rés la democracia, la tolerancia, etcétera)
ion exclusivos del X IX e inactuales?" Una
Consecuencia política que se sigue de esta De alguna manera todos los autores
lectura es que “Hay una lucha en él contra reseñados aquí, la mayoría de los cuales
la oligarquización, burocratización y co­ postulan lecturas desde la izquierda, han
rrupción del sistema político” (p. 153). Y sido afectados por el idealismo de Rodó.
también vale Rodó para evaluar la tenden­ Los hermanos Henríquez Ureña se decla­
cia actual'al utilitarismo como móvil ético ran “propagandistas" de su mensaje y su
Único", que mutila "la vida interior de los contemporáneo Jesús Castellanos lo evo­
individuos y atenta contra los elementos có como antídoto contra la desidia de las
luperiores de la existencia racional y con­ clases ilustradas cubanas de principios de
tra el sentimiento de lo bello, ¿es ello, aca­ siglo; Carlos Rafael Rodríguez celebró "la
to, inactual?” (p. 154). En fin, serían por parcela ética” de Rodó, compatible con las
lo menos dos los valores prácticos aplica­ ideas de Martí, y también reclamó el lide­
bles a los tiempos presentes que podemos razgo de los intelectuales en la transforma­
aprender de Rodó, a saber, ción de su país; Medardo Vitier vislumbró
el potencial ético y estético de lo que de­
nomina el “viejo humanismo” de Rodó,
♦ su "crítica al capitalismo desmedido que le merece profundo respeto más allá
(utilitarismo, egoísmo, competencia salva­ del reconocimiento de que el continente
je como esencia del modelo)”; y requiere tareas más apremiantes. El si­
♦ el rescate de una teoría de la ética que guiente grupo, de inspiración marxista,
está basada en los valores, (pp. 154-55) también revela un hondo reconocimiento
allende las críticas que le motiva la obra de
Rodó: Luis Alberto Sánchez se concentra
Esta evaluación resulta convincente y en la hipocresía de los arielistas, que han
exacta, y demuestra la utilidad actual de fallado en la transmisión del llamado del
las ideas de Rodó. Y es también compa­ maestro; Mario Benedetti rescata la fun­
tible con las varias lecturas que ha tenido ción americanista pionera de su compa­
su obra, desde diversas perspectivas, en triota, y su dignidad y nobleza de espíritu.
América Latina en general, y en Cuba en El caso de Fernández Retamar, autor del
particular, a través del siglo y pico que nos análisis más interesante y agudo desde el
separa de Ariel. Ya hubo algo de esto en la marxismo, no puede ser entendido fuera
postura de la revista cienfueguense Ariel, del contexto nacionalista de la revolución
que, en palabras de su actual director y cubana, en esos momentos blanco de ata-
ques; el uso que hace de Martí (y hasta de Todos estos lectores de Rodó, en fin,
Heredia y otros escritores coterráneos) en han admirado la obra del uruguayo a su
contraposición con Rodó está signado por modo y todos han aprobado su mensaje
esa contingencia. Con todo, hay en el ensa­ americanista; y aunque casi todos (excep­
yo (y en otros trabajos del autor, como su tuando González Rodríguez) han critica­
Para una teoría de la literatura hispanoame­ do su falta de especificidad en cuanto a un
ricana) también un hondo reconocimiento programa que se enfrente a las urgencias
de la obra del pensador uruguayo. Por fin, concretas de América Latina, todos fue­
el caso de González Rodríguez, basado ron inspirados por él a seguir buscando
explícitamente en la dimensión ética de soluciones prácticas al momento que les
Rodó, es una suerte de renovación de las tocó vivir. Señal ello, seguramente, de la
posturas del arielismo temprano. longevidad del proyecto arielista / ^ 3
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• 4.
Carlos Monsiváis:
el crítico cultural frente a la globalización

Abril Trigo

Las reacciones en México ante el 11 de septiembre varían, transcurrido el primer


impulso de horror. Al verse globalizada sin remedio (y sin protestas) por los aconteci­
mientos de ese día y los siguientes, la sociedad mexicana se encontró, como casi todas
las sociedades del mundo, sin unas definiciones claras de la globalización. Estamos glo-
balizados sin duda, ¿pero eso qué significa? ¿Es simplemente recibir al mismo tiempo
en todos los países las modas y los acontecimientos? [...] Entre tanto desconcierto y
confusión, una idea (un hecho) no se discutió, el cambio radical de la historia de todos;
un día en la vida de Nueva York fue literalmente un salto internacional al revelar la in­
tercesión de la violencia en las jerarquías estrictas de la globalización, y al exhibirse lo
intolerable de los argumentos de la intolerancia, los del terrorismo de Estado entre ellos.
[Monsiváis 2001a]

N o obstante, añade Monsiváis, los acontecimientos del 11 de setiembre desenca­


denaron una perversa toma de conciencia: que en la globalización el destino pende de
golpes de computadora, las inversiones no tienen patria y no hay en la actualidad alter­
nativas al neoliberalismo aun cuando el neoliberalismo no sea alternativa para las in­
mensas mayorías. Esta revelación alimenta, indudablemente, un sentimiento fatalista de
entrega a un presente absoluto, inevitable, de modo que estar globalizado querría decir
estar “más informado de muy distintos hechos, entre ellos el de los obstáculos inmensos
para enfrentar los poderes políticos y financieros: quiere decir más seres formados en la
pasividad” [Monsiváis 2001a]. ¿Sería la globalización, entonces, para los pueblos de las
periferias, la certidumbre (conjunción de imágenes y sentimientos) de ocupar un sitio ya
determinado en un mundo moderno carente de alternativas? ¿La sensación de ser parte,
subsidiaria y subalterna, de una única y universal modernidad? ¿La experiencia desde el
margen de la modernidad posible?
Tres grandes temas sobre los que Monsivás ha venido escribiendo en forma casi
obsesiva por casi cuatro décadas confluyen y se entrelazan aquí: la progresiva y constan­
te americanización de la sociedad y la cultura mexicanas, registrada primordialmente
por la incorporación de segmentos cada vez más amplios de la población a la cultu­
ra pop global, producida y distribuida masivamente por los medios de comunicación
transnacionales, y a través de la cual las clases populares acceden al sentimiento y la
experiencia de la modernidad. Si bien abundan en sus publicaciones de los últimos años
observaciones sobre las consecuencias políticas, ideológicas y culturales del neoliberalis-
mo, como sus conocidos análisis sobre los efectos económicos y culturales del Tratado
de Libre Comercio, o la resonancia transnacional de la insurrección zapatista, no es el
tratamiento puntual de estos u otros temas notoriamente vinculados a los procesos de
globalización lo que me interesa analizar aquí. Mi propósito es deslindar las constantes
-premisas conceptuales, principios ideológicos, temáticas obsesivas- que anuncian en la
larga trayectoria crítica de Monsiváis muchas de las transformaciones culturales que re­
cién se harían evidentes con la globalización, demostrando su lucidez casi premonitoria,
que se adelanta a acontecimientos históricos, pronostica corrientes de pensamiento, y
anticipa un diagnóstico implacable de la globalización. Desde esta perspectiva, las prin­
cipales líneas de su práctica crítica confluyen con notable naturalidad:
Antes de la rebelión en Chiapas la palabra clave en México era ‘modernización, la
ilusión del Primer Mundo a la vuelta de la esquina... La modernización ocupó el lugar
del nacionalismo [...] Chiapas destruyó, primero, el espejismo de la‘modernidad’ y, lue­
go, la mitología nacionalista. Condujo al descubrimiento de un escenario hollywooden-
se, resultado de técnicas de administración. Habíamos estado viviendo en un mundo de
ilusiones [...] Por primera vez nos preguntamos: ¿cómo es posible que hayamos creído
en el arca de Noé de la felicidad de unos pocos y hayamos ignorado la existencia de diez
millones de indígenas? [,..] Si usted tiene una nación injusta -ochenta por ciento de los
mexicanos viven en la pobreza o la miseria- no puede haber modernización ni puede
confiarse en el nacionalismo [1999,1-2],
La pobreza, la marginación y el colonialismo interno son precisamente el hueso
duro de roer que mexicaniza a una sociedad que ilusiona ser moderna, ese cogollo de lo
real que se resiste a toda asimilación imaginaria [1999, 3].
N o me propongo realizar aquí una arqueología del pensamiento de Monsiváis, que
me parece, por lo demás, innecesaria: “El ensueño del Progreso infinito ha resultado de­
vastador”, escribía ya en Entrada libre [1987,11]. Pretendo demostrar algo mucho más
simple: que su posición y sus reflexiones en lo tocante a la globalización sencillamente
continúan y son parte integral de sus crónicas sobre la cultura contemporánea. O, dicho
desde el envés de la trama, que la globalización es un término nuevo para designar un fe­
nómeno cuyos orígenes y progresivo desarrollo era posible observar en América Latina
ya a partir de la década de los 50, siempre y cuando el observador supiera ver la realidad
sin antiparras.
La resistible ascención de la cultura pop

¿No seria precisamente la cultura pop, no importa si internacional o transnacio­


nal, uno de los innegables aires de familia observables a lo largo y lo ancho de América
Latina? ¿No sería quizá, extremando con perversión el argumento, lo que nos hace la­
tinoamericanos en esta suerte de anfictionía en que nos ha convertido, dice Monsiváis,
la lógica del mercado? Con la cultura pop, que se instala en América Latina con la radio
y el cine primero, y con la televisión después, entran también, además del deseo de las
vanguardias, la seducción de las modas, el lenguaje de la publicidad y la energía de la
liberación sexual (que arrasan con tradiciones y tradicionalismos), el culto obsecuente
a la tecnología, la industria del entretenimiento y la lógica consumista. Los medios de
comunicación exigen modos de percepción idóneos que, a su vez, llenan de ansiedad
la noción de tiempo libre y suscitan formas de subjetividad social donde la solidaridad
y el diálogo son reemplazados por diversas modulaciones del autismo social y por la
integración simbólica del individuo a la modernidad a través de lo global. Los medios
se hacen cargo. Apocalípticos e integrados, sin distinciones, urden su sensibilidad en el
consumo de imágenes, y la repetición de las escenas de horror en la televisión corre el
Umbral de la violencia soportable del mismo modo que la mercancía corre los umbrales
del deseo [2000, 211-3; 2003, 6]. Así, sin percatarnos, fuimos perdiendo la capacidad
para el asombro.

En Los rituales del caos, quizá su libro más ostensiblemente posmoderno, es también
donde Monsiváis tal vez postule con mayor perspicacia la inextricable imbricación de
cultura y capitalismo en la era global. O dicho de otro modo, la centralidad que adquiere
el consumo de cultura en el régimen flexible de acumulación capitalista que funda y ca­
racteriza la globalización. Todo parte del caos. Del caos como un nuevo orden mundial,
pues “en el caos se inicia el perfeccionamiento del orden”, y "lo único que puede decirse
del caos”, dice John Kenneth Galbraith desde los epígrafes que abren el libro, "es que es
bueno para la libre empresa”. Por ello, el caos se organiza en torno a dos ejes: la pulsión
del consumo y la normatividad del espectáculo, facilitada por la fascinación electrónica
y la retórica del entretenimiento. "En el mundo de las grandes supersticiones contem­
poráneas, la compra y el anhelo de compra se han convertido en el don para reflejarse
en el espejo del prestigio íntimo, y, en el juego donde las imágenes son lo esencial, lo que
se alaba es la creencia en el consumo (de fe, de atmósferas privilegiadas, de sensaciones
-VTV-i ”

únicas, de productos básicos y superfluos, de shows), al que se califica como fuerza que
verdaderamente encauza a la sociedad”. Pero el consumo debe verse complementado,
necesariamente, por la ubicuidad del espectáculo, gracias al cual “el desorden se aquieta,
las multitudes admiten las disciplinas del pasmo, y tiene lugar la mezcla perfecta de
imposición autocràtica y nivelación democrática”. Sólo la diversión -e l juego, la ironía, el
humor, el relajo- escapa a los controles del caos, descree de las bendiciones del consumo,
se burla de los espectáculos consagrados al nuevo orden y muestra que, "pese a todo,
algunos rituales del caos pueden ser también una fuerza liberadora” [1995,15-6].
Y así, lo que comenzara, en México al menos, como sucesivos empujes moderniza-
dores acotados siempre por la mirada vigilante de la religión y del estado populista, se
aboca, a partir de los 60, a la creación de "una nueva identidad social sustentada en los
valores del consumo, que busca imponer el sentido del humor, las respuestas automáti­
cas a las ofertas de 'esparcimiento', el sitio de las emociones entre un comercial y otro”
de modo que "el pueblo se convierta en el mercado, tal y como acontece en los demás
países” [2000, 218], La función pedagógica del estado, con su entramado de símbo­
los y retórica, mitos nacionalistas y enmohecidas tradiciones, pasa a ser a partir de los
60 responsabilidad de la televisión, cuya superior eficacia reside no sólo en la facultad
repetitiva del medio sino en el efecto de verdad producido por el discurso telegènico,
que reemplaza con creces el lugar del lenguaje por el establecimiento de "un tono” que
podríamos llamar hiperreal:"Las palabras pueden corresponderse o no con situaciones,
con descripciones reales. No importa. Lo que se intenta es conferirles a esos personajes
el tono de las otras series, fundirlos en esa única y múltiple representación del mundo
que es la telecomedia. Los sollozos son la proclama incendiaria. Anita de Montemar es
Robespierre. The medium etc.” [1996, 44]. En esta escenificación televisiva de lo que
debe ser una sociedad moderna, el drama cívico y la performance ciudadana son reem­
plazados por el simulacro del melodrama. Los proyectos de independencia económica y
nacionalismo cultural son trasegados a fórmulas de promoción turística y las prácticas
populares que se resisten al cambio remitidas al colorido reservorio del folklore, en últi­
ma instancia también turísticamente rentable [1996,68-76]. Baudrillard baila un jarabe
tapado con McLuhan. Continuará...
La identidad, entonces: consumir entreteniéndose. Lo dice de modo inefable el mis­
mo Emilio Azcárraga, presidente de Televisa: "Lo que vale es cuando uno se enfrenta
a un auditorio de millones de personas y estas deciden sintonizar algo que, además, es
alegría, les ofrece un entretenimiento sano, y que les brinda satisfacción interna” [2000,
218]. A lo cual responde Monsiváis:

Muy cara se ha pagado en Latinoamérica la versión única de lo aburrido y lo entrete­


nido, que de la televisión se traslada a la vida cotidiana, la cultura y lá política [... ] Entre­
tener, en este paisaje autoritario, es hacer que el tiempo pase sin que a nadie se le ocurra
otra técnica de empleo, porque el sello de lo productivo se deposita en lo industrial y
lo tecnológico y el tedio es la amenaza peor: si te aburres te quedarás sin tu identidad
predilecta, la del que la pasa bien con lo que le den. [2000, 221]

Entretener y entretenerse constituyen, entonces, un dispositivo tecnológico y la cla­


ve de bóveda de una manera de sentir, de vivir, de ocupar el tiempo, de habitar el espacio,
de relacionarse con los otros. Un modo de consumir el tiempo, imágenes, sentidos, y un
modo de producir deseos, valores, intenciones. Una episteme, en fin, donde residiría el
sentido cabal de la “americanización’] proceso imparable que Monsiváis registra ya a fines
del siglo X IX :
Mucho más que la “penetración cultural” del imperialismo norteamericano [...] es la
implantación triunfal de las nociones del entretenimiento, lo que da la medida del pode­
rlo de la americanización, magno proyecto comercial y, en segundo término, ideológico.
El público latinoamericano se ilusiona con un "tiempo libre” usado a la manera de los
norteamericanos, y allí, en el salto de la identidad antigua a la integración superficial, se
producen los acomodos, la certeza digamos de que la tradición es sinónimo de bostezo
y la modernidad es sucursal de la alegría [2000, 221-2]

Irreducible a la fórmula ingenua de “penetración cultural” que efectúa en definitiva


una sacralización invertida de las relaciones neocoloniales, la americanización es ante
todo una empresa comercial y sólo después, subsidiariamente, un proyecto ideológico.
La aparentemente irresistible diseminación de la cultura pop dispensa un entretenimien­
to "sano” que permite sentirse moderno sin poner en riesgo las instituciones del pasado,
pues lo que moderniza es la sensación de participar de las reglas de juego. Por eso, en la
programación de la T V se dan cita, como en el caso de las telenovelas, la celebración del
Consumismo individualista con el culto de la familia como dios manda, promulgando
Una modernización que apenas roza la superficie de tradiciones que, por otra parte, se
desmoronan a ojos vista. El entretenimiento es no sólo divertida ocupación del “tiempo
libre”, sino también y sobre todo valor cultural e inversión ideológica que desplaza usos
y prácticas enraizadas en el espacio social y, quizá por ello, no permiten dar el salto a la
modernidad. Sofisticadísima distinción entre el uso "moderno” del tiempo (consumo,
inversión y producción de un tiempo que vale oro) y el uso “tradicional" y popular del
mismo (gasto, improvisación y fiesta donde el tiempo se materializa en el espacio):

...el espacio donde uno se encuentra con los amigos, el espacio donde se hallan dis­
tribuidos los juegos de fútbol llanero y las cervezas y las tortas de pollo [...] en ese reco­
rrido que siempre-ya-va-a-empezar de quienes no ostentan un proyecto social, político
0 económico, todo (la vida, las relaciones humanas, el trabajo) ocurre como en la cancha,
como en el salón para familias, como en el dancing club. N o hay horas, no hay medición
del tiempo: hay lugares, espacios dilatados o reducidos, lugares donde uno baila, uno
le enamora o uno se divierte, ¡qué caray! [...] este espacio improvisado y abierto con
desesperación y con un no se qué que quedan balbuciendo es lo que, de otra manera, se
conoce como el tiempo libre de las clases económicamente débiles [1996,149-150].

¿Qué significa entonces, frente a estos usos populares del tiempo, el tiempo libre
invertido ante el televisor, se pregunta Monsiváis, tiempo libre o tiempo enajenado?"En
este tiempo libre, tan vasto y tan difícil de aprehender, el mexicano ve corroboradas sus
limitaciones, enaltecidos sus defectos, prolongados comunalmente sus entusiasmos. N o
encuentra oposición, no descubre crítica, no advierte colaboración. Sólo la decisión de
que todo varíe sin dejar de ser, en esencia y en accidente, la misma cosa” [1996,157]. La
repetición irrefrenable de lo mismo, la identificación gratificante en el acto del consumo
y el entretenimiento donde todo cambia para permanecer. Monsiváis apunta aquí a una
característica fundamental de la modernidad, que consiste en la subsunción del “tiempo
libre" a la lógica del capital como tiempo especializado en el consumo y demarcado por una
nueva división del trabajo, tiempo en el cual queda poca libertad para usarlo libremente en
“una sociedad neopavloviana de Vea, Compre, Vote, Oiga, Escuche, Vote, Compre, Cami­
ne, Adquiera, Vote”, etc., etc. [1996,158]. A diferencia de esta especialización de tiempos,
todos dedicados a alguna forma de productividad bajo el capitalismo, todavía persistirían
en la sociedad mexicana, como buen país dependiente y periférico, usos y prácticas del
tiempo que refieren a un tiempo anterior, premoderno y precapitalista, donde "el tiempo
libre y el tiempo del sacrificio, el tiempo laboral y el tiempo de echar desmadre, el tiempo
del Estadio Azteca y el tiempo de la Basílica, el tiempo de la Plaza Garibaldi y el tiempo de
la Plaza de las Tres Culturas, son uno y lo mismo” [1996,158],
Bajo la tutela de las transnacionales de la industria del entretenimiento, los medios
de comunicación copian fórmulas y técnicas norteamericanas, y regulan el gusto, los
valores, los deseos de las sociedades latinoamericanas, todo ello evidenciable en el con­
sumo de las minorías con capacidad adquisitiva y en el deseo insatisfecho, muchas veces
desatado en frustración y violencia, de las mayorías excluidas [Hopenhayn 1994]. En
esta manipulación de sentimientos que no en la instilación de convicciones consiste la
verdadera operación ideológica de la cultura pop global, que crea la ilusión de un mundo
cerrado donde no cabrían ya alternativas: “Sujeto de clases populares, escucha bien: en
la medida en que no consumes, o casi, tu humanidad está en entredicho y tu fragilidad
se acrecienta volviéndose, ante tus ojos, un eco de la fatalidad. Y en la medida en que te
amparas tras tu coraza de identidad, tu localismo se revierte contra ti, aislándote de lo
contemporáneo” [2000, 229]. La globalización demuele las tradiciones comunitarias,
arrincona las costumbres nacionales en la defensa folclórica de lo local e implanta lo
que para las mayorías no es más que el espejismo de una vida ultramoderna: “Zoom a
la sociedad de consumo a la que creen pertenecer los que apenas consiguen sobrevivir, y
las clases medias en descenso. Pero si la sociedad de consumo es para los más una fan­
tasmagoría (Avizoro el planeta y sus ofertas a través de los comerciales televisivos’), para
otros es él fin de la Historia’. H asta aquí llegamos, hasta la adquisición a plazos de los
objetos y las emociones que representan el porvenir. Y ese'fin de la Historia’ dispone de
los modelos, los dechados de perfección provisional del show business” [2000, 230].
Dispositivo dos veces perverso, pues si consumir es consumar una identidad mo­
derna, o dicho de otro modo, si la identidad es un valor simbólico agregado al acto del
consumo, las grandes mayorías de América Latina, que carecen de la capacidad eco­
nómica de consumir pero están integradas simbólicamente mediante la cultura pop a
los valores consumistas, experimentan una doble frustración al compartir una ideología
desprendida de su base material o, como dijera Roberto Schwarz, al creer en ideas que
están fuera de lugar. Aun cuando la cultura pop transnacional arrincona y “degrada” la
cultura popular, nada se gana, sostiene Monsiváis, “con oponer al avance mediático los
mitos nacionalistas’, con sus prevenciones antitecnológicas, sus quejas por la disolución
de tradiciones, su homenaje acrítico a las concepciones patriarcales, su miedo pueril a la
invasión del spanglish" [2000, 232], De nada sirve el atrincheramiento en nacionalismos
acartonados y cerriles; lo que sí importa es elaborar una crítica que recupere y desen­
vuelva la cultura popular urbana, “o como quiera llamarse a eso que es a la vez realidad
viva para millones de personas, nostalgia inducida, efectos de las personalidades únicas
sobre los modos de vida, industria cultural y respuestas colectivas al proceso de moder­
nización” [1988,19].

"La modernización es, digamos,


una sociedad computarizada pero inm óvil"

Tanto en sus notables panoramas históricos como en sus crónicas de la vida cotidia­
na y sus retratos de personalidades del mundo del espectáculo, Monsiváis ha dado tes­
timonio y explorado pistas desde donde analizar las tensiones y frustraciones generadas
por los procesos de modernización en la sociedad y la cultura mexicanas contemporá­
neas desde un doble y simultáneo abordaje: desde el lado de arriba, en lo que acusa como
residuos de una mentalidad colonial, y desde el lado de abajo, en el análisis minucioso de
la creatividad popular cotidiana.
Al medirse el grado de modernidad alcanzado por el crecimiento de la industria y
el desenvolvimiento de la banca, el impulso desarrollista de las ciudades y la explosión
demográfica, la proliferación de subculturas y la fiebre consumista que transforma
el paisaje urbano con W al-Marts y Taco Bells, multicines y shopping malls, antenas
parabólicas y teléfonos celulares, se va imponiendo una nueva forma de consenso que
ya no pasa por el nacionalismo populista de estado sino por el deseo de participar,
directa o vicariamente, en un "México pop”, versión mediática y mediatizada de la
Utópica sociedad global de la abundancia [1996, 17]. El desarrollismo proporciona
no sólo una máscara tecnócrata y una coartada progresista a la corrupción desenfre­
nada que empapa, desde el poder, todo el tejido social; es también disparador de un
ajuste radical en el imaginario, instilando la convicción, que se vería formalizada re­
cién años más tarde con la ideología neoliberal, de que la acumulación de la riqueza
en manos de pocos hará posible a su debido tiempo la prosperidad de todos [1986,
34]. Los cincuenta son la década del pleito perdido, dice Monsiváis, la inmediata
posguerra constituye un momento de inflexión en la imparable integración de las
sociedades latinoamericanas a un sistema económico internacional donde el estimu­
lo del consumismo y la difusión de la cultura pop anglosajona van adquiriendo un
carácter protagónico. Los viejos hitos del nacionalismo cultural mexicano se vuelven
fastidiosamente aburridos para una pequeña burguesía que comienza secretamente
a avergonzarse de sus predilecciones más entrañables.
Más adelante, y siempre desde el Estado, se implanta la modernización salvaje, sin
complacencias. El país será puesto al día, a la altura del desarrollo tecnológico y las
exigencias del gran capital, y quienes no se adapten a los ajustes deberán aceptar la mise-
ria corno estigma premoderno. “Y otra mentalidad se instala, todavía no rendidamente
colonial, aún ligada a ideas nacionales muy profundas” pero cada vez más indiferente
ante la tradición, e incapaz de articular versiones coherentes del pasado y el destino
nacionales [1986, 37], Abandonando los ritos nacionalistas al espacio d e“lo folklórico”
que, también atrapado en la lógica modernizante, se vuelve comercial y turístico, las
clases dominantes y los sectores medios, cada vez más incómodos ante los espectros de
la “mexicanidad”, "renuncian a lo sui generis para demandar el derecho colonial a la hibri-
dez” [1986, 38], La ironía filosa de esta referencia impide confusiones con el uso ambiguo
y problemático del concepto de hibridez cultural que impondrá poco más tarde Néstor
García Canclini [1989]. Quizá se le podría vincular con mayor propiedad a la noción del
"espacio del medio” con el que Homi Bhabha procura aprehender la condición colonial y
poscolonial o, quizás mejor aún, al concepto de "entre lugar” con el cual, hacia 1971, el bra­
sileño Silviano Santiago buscaba caracterizar la condición esquiza e intersticial del intelec­
tual latinoamericano, retornando a un debate que se abriera, al menos.simbólicamente, con
Simón Bolívar en su carta de Jamaica: “...nosotros, que apenas conservamos vestigios de lo
que en otro tiempo fue, y que por otra parte no somos indios ni europeos, sino una especie
media entre los legítimos propietarios del país y los usurpadores españoles: en suma, sien­
do nosotros americanos por nacimiento y nuestros derechos los de Europa, tenemos que
disputar éstos a los del país y que mantenernos en él contra la invasión de los invasores; así
nos hallamos en el caso más extraordinario y complicado” [Santiago 2001; Bolívar 1979,
62]. N o a otra cosa que a la hibridez como condición y condicionamiento colonial es a lo
que refieren tanto Bolívar como Monsiváis, sin duda.
Pero al llamado de la modernización a ultranza se enfrentan masas también deseosas
de actualizarse, aunque de manera ajustada a sus propios ritmos de desarrollo. ¿Cómo
ser modernos y para qué? A esta pregunta los movimientos sociales suelen responder a
través de su práctica: para darle al crecimiento proporciones igualitarias; para no con­
centrar en unos cuantos las claves del conocimiento; para armonizar las contradicciones
entre cultura laica y religiosidad popular, entre tolerancia y odio a la heterodoxia, entre
el amor a las tradiciones y la imposibilidad de retenerlas [1987, 12], Si la modernidad,
implementada desde arriba, se encoge en un deformante gesto colonial, anhelada desde
abajo adquiere la ambivalencia fantasmal de las contraculturas juveniles o la entrañable
familiaridad de la cursilería, ambas gestadas por una misma pulsión mimètica. La Onda,
por ejemplo, en notable similitud a los movimientos vanguardistas de otras épocas, ero­
siona la hegemonía del imaginario nacionalista pero se declara apolítica; denuncia el
comercialismo del bolero y la ranchera pero no del rock; rechaza las rémoras coloniales
del estado y las tradiciones pero no percibe lo que hay de tradicional y colonial en su
propio gesto. Mediante la simple negación de la cultura hegemónica, la Onda accede a
la modernidad adoptando los gustos y los gestos de la cultura juvenil norteamericana,
considerada el paradigma de lo contemporáneo. Lo colonial, no obstante, no reside en
los gustos, los gestos o las prácticas visibles. “Lo colonial es sobre todo la consigna me­
cánica: basta la ejecución de nuevos usos y costumbres para dejar de ser ‘mexicanos’, es
decir, habitantes de la sociedad de la que se desea el exilio definitivo" [1986, 236].
No es la índole de lo imitado lo que determina la condición colonial, ni siquiera el
«Cto de la imitación. Lo colonial consiste en una forma y un modo de gestión cultural,
de larga tradición en América Latina, que consiste no precisamente en la imitación de
las ideas, sino en aplicarlas a la letra a contextos y circunstancias disímiles, en la ingenua
Creencia de que su extrapolación es causa suficiente para transformar la realidad. Los
Jlpitecas reproducen fielmente la tradición, muy mexicana y latinoamericana, de sentir
que sus ideas están fuera de lugar [Schwarz 1992, 30], Reproducen, sin saberlo, las
meras formas de las tradiciones que pretenden derogar: “Si a los jipitecas les importa
disolver el modo de vida más pregonado en México, el de las clases medias, fracasan al
no captar que a la imitación no se le opone la imitación en un medio donde el proceso
Colonial ha ido de la admiración elitista por la cultura francesa o inglesa a la admiración
multitudinaria por Norteamérica" [1986, 237]. Es así que resultan de una forma u otra
asimilados -como excéntricos y no como heterodoxos- al mismo sistema del que preten­
den desertar. Aún cuando las señas clásicas de identidad se desdibujen, la mentalidad
Continúa. Esta crítica de la Onda, versión mexicana de la contracultura juvenil de los 60
y los 70, es ejemplar por su objetividad, su lucidez, el equilibrio de un análisis que se no
deja enredar en fórmulas maniqueas ni seducir por las redes de afectos, para apuntar con
precisión a la dura complejidad de la condición neo o poscolonial, al pegajoso entramado
de la globalización y a los tortuosos caminos de la transculturación, que siempre pasan
por una inevitable aculturación. Así sintetiza el significado del concierto de Avándaro,
"climax apocalíptico y ruina paradisíaca” de la Onda:

Los jóvenes allí reunidos liquidan públicamente sus lazos con un porfirismo moral
y, al mismo tiempo, se muestran incapaces de consolidar opciones visibles ante lo des­
d eñ ad o . Complejidad del fenómeno: por un lado, la miserable explotación de un deseo
juvenil de incorporarse a la modernidad. Por otro, la más gigantesca petición masiva
hasta hoy conocida de nuevas reglas de política sexual y social. Frente al desfile de ges­
tos colonizados, se erige una gran catarsis colectiva, primer entierro masivo de trabas,
prohibiciones, pudores, restricciones, frenos, contenciones. Las dos instancias se niegan
y se integran entre sí. Para la moral imperante, Avándaro es un reto desusado. Para
ll búsqueda de alternativas es una Confirmación de la dependencia. Avándaro es una
respuesta autónoma y original y es, también, un hecho colonial, no porque un festival
de rock sea exclusivo de la cultura norteamericana, sino por el reclame básico: duplicar
lin problemas una experiencia ajena; es decir, una vez más, ponernos al día gracias a la
emulación servil [1986, 252; mis cursivas].

La subversión del orden, la liberación individual y la revolución de gustos y cos­


tumbres terminarían siendo cooptadas por la burguesía, siempre a la búsqueda de lo
excitante y novedoso, robusteciendo el repertorio de imágenes de la cultura pop, publi­
cid ad mediante, y alimentando la máquina de reproducción capitalista. Para entonces,
leí formas de la rebelión habían sido en gran medida disciplinadas como una rebelión
de las formas; la cursilería cambiaba de ropajes sin llegar a configurar necesariamente
una estética camp, aun cuando la pretensión de universalidad del mexicano moderno
obligara a ensayar su nacionalización, como ironizaba Monsiváis en "El hastío es pavo
real que se aburre de luz en la tarde (Notas del camp en México)” escrito en 1966 [1996,
171ss], Aun cuando en aquel entonces no lo supiéramos, de la mano del camp y del pop
las sociedades latinoamericanas ingresaban en la posmodernidad, con sus artificios y sus
manierismos, con su culto neobarroco por el estilo, las formas y las superficies y su re­
pliegue de la parodia en el pastiche,"aquello tan malo que resulta bueno” [1996,172]. El
camp traía una nueva sensibilidad, frívola y sin compromisos, cuya política consistía en
desarmar el empaque de la Cultura y la Política y en "descubrir al Ser tras la Apariencia”
[1996, 174]. Una nueva forma de sentir la cultura mexicana, y lo popular de la cultura
concretamente, donde no importa tanto qué se dice sino cómo se dice, los tonos, el estilo,
ese-no-sé-qué condensado en un gesto cultural. Una nueva sensibilidad y un nuevo sen-
sorium, como dice Martín Barbero [1987], una nueva estructura de sentimientos que
encaja tan bien en el melodrama, por ejemplo, con su estética del exceso y el desborde
de donde proviene su plusvalía de sentidos. Predominio de la fachada, la máscara y el
decorado, develado primero por Paz, denunciado más tarde por Fuentes y parodiado
finalmente por Marcos. Simulacros.
Sin embargo, el camp permitiría revisar, gozosa sí no críticamente, la cursilería, esa
forma de “elegancia históricamente posible en el subdesarrollo" de la que se vanagloriaba
Agustín Lara con notable desenfado: “Soy ridiculamente cursi y me encanta serlo. Porque
la mía es una sinceridad que otros rehuyen... ridiculamente” [1986,64 y 62], La connota­
ción peyorativa de lo cursi impuesta por intelectuales vanguardistas serviría como marca
de distinción social (“lo cursi es la estética del pobre con ambiciones” escribía en 1929
Ortiz de Montellano), marca de distinción espacial (la provincia es el espacio clásico de la
cursilería), marca de distinción ideológica (expresión cultural y estrategia política del con­
servadurismo) y marca de distinción temporal (anacronismo que se enorgullece de serlo;
"romanticismo” que nos identifica con sensibilidades premodernas). Ya se la caracterice
como falta de refinamiento social ("el fracaso de la elegancia”, la llamaba Ramón Gómez de
la Serna), o como una grotesca imitación de “lo culto” (“lo exquisito fallido” según Francis­
co de la Maza), la cursilería no es en puridad otra cosa, concluye Monsiváis, que "la única
sensibilidad aceptablemente distribuida” hasta bien entrado el siglo X X [1988, 172-8].
Sensibilidad predominante y niveladora que fue, asimismo, dispositivo de democratiza­
ción y mecanismo de compensación para los sectores medios y populares prensados entre
el estímulo del deseo y la incapacidad de su satisfacción, entre el empuje de la moderniza­
ción y las taras de la colonialidad [Quijano 2000].
Mientras la cacería de lo cursi resultaba el mejor método para ser modernos, los
mismos coleccionistas de cursilerías se dedicaban, ya en los 60, a importar de los Esta­
dos Unidos la moda del camp: la apropiación, hastiada y decadente, de lo que para los
sectores populares no es una elegancia fallida sino la única elegancia disponible, la apro­
piación a hurtadillas de un averiado sentido de la decoración y del decoro con que las
clases medias y los sectores populares hacen de lo Bonito un ideal de Belleza, “categoría
«le la-estética-de-masas” que expresa las ambiciones y las carencias de los desposeídos
| 1988, 184-5]. Y con el camp llegó el Kitsch, pero la noción del Kitsch es difícilmente
traducible a un medio cultural'donde el mal gusto suele ser todo el gusto existente" y así
fl Kitsch, "término austríaco que en su origen significó el arte de la basura] y que defino
abruptamente como la exaltación estilística del mal gusto, la religión de la imitación, el
llltema cerrado del arte fallido, la estética de la degradación de los sentimientos”, iría
paliando a designar lo que no sería sino una versión de la cursilería modernizada y ma-
llflcada a través de los medios, "instrumento de consagración de la industria cultural
y recurso entrañable de los promotores de actos públicos” [1987, 233]. De lo popular
t'Onio praxis cotidiana a lo pop como producción cultural industrializada, lo cursi traza
«al un arco pautado por sucesivas modernizaciones y por el deseo, insatisfecho siempre,
de modernidad. En ese arco, las reflexiones de Monsiváis sobre lo cursi establecen un
paradigma teórico y metodológico que alude y elude (invoca y descarta, con un guiño)
los estudios culturales anglosajones; un estilo y una tonalidad que así define él mismo en
ti prólogo a Entrada libre,"Lo marginal en el centro”:

...en las crónicas de este libro me propuse acercarme a movimientos sociales, no


para registrar toda la historia sino algunos fragmentos significativos de entrada libre a la
hlltoria o al presente, instantes de auge y tensión dramática, cuando de modo percepti­
ble los protagonistas parecen imbuidos de la noción de Scott Fitzgerald:"La verdadera
prueba de una inteligencia superior es poder conservar simultáneamente en la cabeza
doa ideas opuestas, y seguir funcionando. Admitir por ejemplo que las cosas no tienen
remedio y mantenerse sin embargo decidido a cambiarlas” [1987,15].

Se podría decir que en esta capacidad de asumir los contrarios se compendia una
Verdadera ars política que consiste en aprehender, a través de una poderosa lente de au­
mento y una lectura penetrantemente analítica, el fragmento, la miniatura, la instantá­
nea donde se condensan en un momento dado las energías históricas de un grupo social,
para luego registrarlas mediante una narrativa densa, elíptica, bifocal. Estrategia que, a
falta de mejor expresión, podríamos llamar una dialéctica de la ironía, en la medida que,
llcmpre guiado por lo que él mismo llama su optimismo escéptico, busca incansable­
mente los signos de la creatividad popular aun frente a las pruebas más categóricas de su
avasallamiento. Su propósito evoca, sin duda, las imágenes dialécticas que según Walter
Benjamín irrumpen de improviso produciendo una suerte de epifanía. Es la Jetztzeit, la
presencia del ahora en que convergen la experiencia actualmente vivida (Erlebnis) con
la remembranza de las experiencias acumuladas en el pasado (Erfahrung) [1969, 261;
1999,462]. Esta postura, tan ética como epistemológica, unida a su dedicación sin pau­
las por recuperar las prácticas populares y desentrañar la compleja malla de la vida co­
tidiana, allí donde se agazapan resistencias e irrumpen alternativas al status quo, sitúan
I Monsiváis como un fundador y un pionero de lo que luego vendrían a ser los estudios
culturales latinoamericanos [Del Sarto et al 2004], Sus crónicas, ocasionalmente salpi­
cadas por "teorizaciones al menudeo”, resultan así un modelo de provocación intelectual
donde los planos discursivos se desplazan de modo incesante: "N o nos demoremos ha­
blando d e‘mentes colonizadas’ y de‘ilusiones perdidas’ y de‘penetración cultural’. Recri­
minar a grandes sectores por lo inalcanzable de sus metas es hundir en el pantano del
moralismo el fenómeno de la ‘reubicación anímica’ consistente en una premisa simple:
hay que vivir como en otra parte, siempre en otro lugar... Interrumpo las‘teorizaciones’
al menudeo.” [1995, 229-230].

Al pan, pan, y al vino, vino

Esta estrategia, caracterizada por el análisis sutil y el amplio uso de la ironía como
herramienta crítica, produce textos ricos y fermentativos, abiertos a la interpretación y
la polémica, pero jam ás ambiguos. N o obstante, algunos críticos llegan a extraviarse en
las mallas de su ironía, como parece ocurrir a Linda Egan, quien confunde la confianza
de Monsiváis en las reservas de la creatividad popular, única fuente de su indeclinable
optimismo, con una suerte de aprobación de las supuestas virtudes democratizadoras
del neoliberalismo. Monsiváis ciertamente critica los efectos negativos del "capitalismo
salvaje”, dice Egan, pero el fracaso del neoliberalismo en América Latina no sería atribui-
ble al modelo neoliberal per se, sino a su aplicación ineficaz a sociedades insuficiente­
mente preparadas para el ejercicio de la libertad y la democracia, lo cual demuestra que
“es poco productivo imponerle una economía libre a una cultura no capitalista y además
dependiente” donde predomina un "sistema proteccionista, corporativista y centralista
que hoy está totalmente desacreditado”. Las nefastas consecuencias del neoliberalismo
en América Latina en lo tocante al aumento de la pobreza y la desigualdad serían efec­
to de la mala gestión del modelo, cuyo fracaso se debería más a las taras políticas y
culturales de la modernidad latinoamericana que a las actividades de las corporaciones
transnacionales, pues si el capitalismo “se gestiona bien, sus poderosos intereses perso­
nales son capaces de cortar la pobreza y la desigualdad” [2002, 223]. De acuerdo a esta
interpretación, serían las circunstancias peculiares de América Latina las que habrían
exacerbado las desigualdades y los patrones imitativos del consumo en un espacio social
insuficientemente democrático. El “dilema para las democracias emergentes de Latino­
américa”, dice Egan, es que "su propia historia cultural, política y económica se choca
con este paradigma”, pues “el mercado libre parece funcionar mejor en sociedades que
ya gozan de una tradición estable de instituciones democráticas y que disponen de una
ciudadanía predominantemente clasemediera y bien entrenada en el arte de la actuación
autónoma” [2002, 223-7]. ¿Cómo interpreta Egan entonces el examen de la problemá­
tica articulación entre modernización económica y modernidad político-cultural que,
como hemos visto más arriba, es una constante obsesión de Monsiváis? Escribe este en
“Duración de eternidad":
Concedido: si el paradigma de la modernidad no funciona, las otras formas de mo­
dernidad, la social y cultural, las individualizadas, carecerán de espacios. Pero por lo
mismo, si no se produce esa otra modernización, de índole humanista, la paradigmática
sólo acentuará la miseria y la infelicidad de la mayoría, radicalizando la desigualdad, y la
subordinación [1992,42].

Mediante una pirueta hermenéutica, Egan se siente autorizada a convertir a


Monsiváis a partir de esta cita en admirador incondicional del modelo democrático
norteamericano y, más aún, del modelo capitalista norteamericano: “Monsiváis elige
Ver positivamente la modernidad capitalista de Norteamérica, por su gran potencial
libertario y por los principios de igualdad y de los derechos humanos que subyacen
I U S éxitos [...] Lo que Monsiváis ha dicho refleja una realidad actual y un consenso
teórico: si una sociedad premoderna y autoritaria no descubre la manera de hacer
funcionar el paradigma moderno del desarrollo capitalista, no podrá desarrollar ins­
tituciones democráticas” [2002, 224]. El arduo, laborioso esfuerzo de Monsiváis por
evitar durante décadas el absolutismo de los universales y las generalizaciones simplis­
tas es tergiversado en un instante por el neo-desarrollismo funcionalista de un crítico
estrábico. El fondo pesimista que le lleva a aceptar el modelo capitalista, hoy global,
flexible y combinado, como un hecho inevitable, daría prueba de su conversión a y de
I U optimismo en las promesas de la globalización.

Pero el optimismo de Monsiváis proviene de otras fuentes y gravita en otras prác­


ticas, del mismo modo que la sutileza de su análisis no consiente la ambigüedad ni au­
toriza su tergiversación. Si bien la globalización cultural protagonizada por los medios
de comunicación transnacionales impone un nuevo estilo de vida que nivela los gustos
y aplana las diferencias, sacraliza la tecnología y arrasa con las identidades locales, e
Impone un imaginario global que se apropia de las memorias y anula la historia, abre
también espacios a la resistencia, multiplicando los canales de información y de alianza
entre agentes sociales distantes y distintos. Sin embargo, insiste Monsiváis, por impor­
tante que estos espacios y estas prácticas sean, no llegan a alterar los fundamentos de
una economía basada en el“terrorismo de la pobreza, uno de los más crueles que pueden
existir” [2002]. Para Latinoamérica la globalización implica, en todo caso, una nueva
modernización impuesta desde fuera cuyos atractivos se hacen más y más inalcanzables
debido a la brecha que nos abisma de los centros de poder y desarrollo. En una pala­
bra, convidados de piedra, los latinoamericanos “hemos perdido la identidad antigua
para ocupar un sitio menor en el mercado libre, así llamado, y un boleto de galería a
la post-modernidad” [2002], Al fin de cuentas, la globalización nos acostumbra a la
normalización de la violencia, desde la violencia urbana que nos envuelve con su insidia
cotidiana, a la violencia del terror y el terror de la violencia propagados por los medios
en forma incesante; de la violencia del narcotráfico contra las instituciones del estado,
a la violencia de las instituciones del estado contra la sociedad en su conjunto. ¿A qué
»e debe que el noventa por ciento de los delitos queden impunes en América Latina, se
pregunta Monsiváis? ¿Al abandono de la moralidad, como sostiene la derecha, o a las
lecciones del capitalismo salvaje, que baja las exigencias éticas, premia el individualismo
más feroz, insensibiliza en forma masiva y universaliza visiones distópicas de un nuevo
orden donde los derechos humanos son privativos de algunos seres humanos? En la cul­
tura del narco, mezcla desigual y combinada de delincuencia y alta tecnología, derroche
fastuoso y hábitos de sobrevivencia, la indiferencia fatalista del pobre ante la muerte se
entreteje con la indiferencia del cinismo posmoderno: los narcotraficantes, protagonis­
tas de una vida de inimaginables aventuras, derroche ostentoso, lujos fabulosos y pode­
res efímeros, terminan viviendo la vida como si fuera un thriller. La hiperrealidad de la
cultura del narco nos revelaría el envés de la trama del capitalismo salvaje desatado por
la globalización [1994],
Pero siempre, tratándose de Monsiváis, irrumpe el optimismo, no importa cuán
escéptico o tamizado por la ironía. Si bien “el término globalización describe de manera
más bien borrosa o abstracta el control estadounidense de los extraordinarios cambios
tecnológicos y, de manera concomitante, el proceso de eliminación de las alternativas
políticas y culturales” también se ha vuelto “un término que refiere a la simultaneidad de
experiencias” y formas de protesta de las cuales emerge una suerte de “ciudadanía global,
en gran medida todavía un proyecto, pero ya provista del gran espacio de contienda de
Internet” y autorizada por el halo y la energía de la resistencia ética y moral [2003, 1 y
7]. Aquí Chiapas y la lección zapatista. Después de todo, “la globalización arrincona al
nacionalismo, pero no a la vitalidad de las sociedades, ni a sus aportaciones culturales, ni
a su capacidad informativa y crítica... y es muy mezquino juzgar prehistórico o aún peor,
propio de lo irrelevante, a todo lo vivido antes de la globalización” [1998, 2]. O como
dice al cerrar su magistral "/Tantos millones de hombres no hablaremos inglés?":

En la era de las importaciones, de las privatizaciones a ultranza, del mundo unipo­


lar, una predicción es posible: en su mayoría, ante el impulso de la americanización, los
mexicanos, cada uno a su manera, harán caso del consejo de Sedar Senghor: asimilar sin
asimilarse [1993, 516]
Benjamin, Walter. Illuminations. Essays and Hopenhayn, Martín. Ni apocalípticos ni in­
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Zohn, trad. New York: Schocken Books, América Latina. Santiago, Chile: Fondo
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La escritura de la experiencia carcelaria
en el Uruguay posdictatorial

Anna Forné*

Introducción En este trabajo abordaré la literatura


uruguaya sobre la represión, enfocando en
En Uruguay la primera década de particular la serie de obras que narra las
transición a la democracia se caracteriza­ experiencias carcelarias. Esta conforma­
ción de una serie literaria nueva en la épo­
ba por un silencio oficial con respecto a
ca posdictatorial - la narrativa carcelaria
los crímenes cometidos durante los años
- es un campo todavía poco explorado por
de represión. N o obstante, la voluntad y
la crítica1. El objetivo es pensar los reper­
urgencia de contar impulsó el nacimiento
torios literarios de la escritura de la expe­
de la literatura carcelaria, conformación
riencia carcelaria en relación con los pactos
temática en formato testimonial, secuela
de lectura propuestos en los textos2.
del encarcelamiento masivo y prolongado
de presos políticos que había caracteriza­
do la dictadura cívico-militar uruguaya. La narrativa carcelaria inicial
La primera narrativa carcelaria respondió
a un imperativo urgente de carácter colec­ Debido al silencio oficial con respecto
tivo, propio del testimonio canónico. Con a la represión, consolidado con la promul­
el tiempo, las modalidades narrativas de la gación de la Ley de Caducidad, nació la
experiencia carcelaria se fueron apropian­ serie de la narrativa carcelaria como una
do de un margen creativo que permitió re­ forma de testimoniar fuera del marco judi­
formular las experiencias carcelarias desde cial. En consecuencia, los dispositivos na­
lo personal y a partir una lógica ficcional. rrativos de los primeros relatos carcelarios
se instalan de tal manera que la experien­
Al transfigurarse los límites de lo decible
cia puede leerse como evidencia3.
(Pollak 55) se tornó posible pensar y na­
rrar las experiencias a base de un reperto­ ^Universidad de Gotem burgo, Suecia
rio que desborda los límites genéricos del Investigadora de la Real Academia Sueca
discurso testimonial canónico. de Letras, Historia y Antigüedades
Con el fin de establecer un pacto de Rosencof y Fernández Huidobro se pro­
lectura que no incita a una puesta en duda ponen reproducir y transmitir su expe­
de la veracidad de lo narrado, las estrate­ riencia compartida:
gias narrativas de esta categoría de rela­
tos crean una "ilusión de que lo concreto
de la experiencia pasada quedó captura­ Quienes fuimos elegidos por el
da en el discurso” (Sarlo 67). A base de azar para quedar, tenemos el deber,
esta noción textual realista se concibe la por ellos y por nuestro pueblo, de tes­
disposición del material narrativo como timoniar. Nuestro testimonio es el de
inmediata y la actualización textual como todos. A nosotros se nos dio, en este
un proceso sin fisuras entre las instancias 1987, la oportunidad, buscada para
implicadas. Por este motivo se suspende cumplir, de poder sentarnos ante un
la metanarración y el sujeto de enuncia­ grabador y recordar... Decidimos no
ción únicamente inserta comentarios me- hacer "literatura” con la grabación.
tanarrativos, normalmente paratextuales, Retocar sólo lo imprescindible para
con el fin de enfatizar la facticidad del eliminar superfluidades y hacer inte­
propio discurso. ligible el lenguaje hablado al ponerlo
Los primeros relatos carcelarios, por por escrito. Mantener, en lo posible,
lo tanto, priorizan la función pragmática las virtudes y aun los defectos de toda
de recrear hechos y acontecimientos a recordación espontánea. Otra cosa
base de un protocolo narrativo factual- podría, a nuestro juicio, ser irrespe­
testimonial con el fin de dar constancia tuosa para con el sufrimiento de tan­
de los crímenes de lesa humanidad come­ tos. (11-12)
tidos primero al amparo de las medidas
prontas de seguridad y después bajo el
régimen dictatorial. Esta percepción literalista de la na­
rración responde a la necesidad urgente
Un ejemplo representativo es el testi­ de proponer versiones contraoficiales de
monio de Mauricio Rosencof y Eleuterio índole documental de lo ocurrido. A si­
Fernández Huidobro. En el momento de mismo es posible asociarla con el para­
la enunciación, un par de años después de digma artístico-estético revolucionario
ser liberados después de 12 años en dife­
del artista comprometido, cuyo reperto­
rentes calabozos del país como dos de los
rio (el testimonio, la poesía y la canción
nueve rehenes de la dictadura, los dirigen­
de protesta) se condicionaba por la no­
tes tupamaros expresan en Memorias del
ción de comunicabilidad y la presenta­
calabozo (1987) un testimonio en el cual
ción de un tema de actualidad (Gilman
no hay huellas textuales o repertorios na­
342). Es a base de este paradigma y en
rrativos en disputa. Desde el principio los
relación con la urgencia contestataria de
autores reniegan todo tipo de artefacto
resignificación historiográfica que se for­
literario en la constitución de su testimo­
mulan los primeros relatos carcelarios en
nio dialogado, grabado y trascripto como
el Uruguay de la posdictadura.
cumplimiento del deber de testimoniar.
N o hay margen de indecisión cuando
T

Las manos en el fuego (1985) es el tes- te, algo que no cabía en la cabeza de
timonio de David Cámpora, recogido y na­ todos los días, acababa de ocurrir en
rrado por el periodista uruguayo Ernesto aquella casa y el azar —no solo el azar,
González Bermejo. A nivel paratextual este es cierto- había querido que él estu­
relato reproduce la fórmula testimonial, viera allí. (11)
desde la dedicación a Luis e Ivette Marti-
rena, en cuya casa se escondía David Cám­
pora hasta su caída el 14 de abril 1972, a En el testimonio de David Cámpora,
los epígrafes por medio de los cuales, por las fuertes marcas narrativas del mediador
un lado, se establece el carácter contraofi­ refuerzan este vínculo entre lo personal y
cial del discurso y, por otro lado, se afirma la lo colectivo. Este lazo además queda re­
autenticidad del testimonio. Aparte del co­ forzado por las diferentes trazas textuales
metido contestatario, se destaca la voluntad que coexisten en la narración. En forma
de resignificar las acciones armadas de los de soporte documental están las notas a
tupamaros. Si bien el relato de González pie de página que contienen datos verifi-
Bermejo inicialmente se adapta al modelo cables acerca del destino de los militantes,
testimonial, las máquinas narrativas em­ las condiciones carcelarias o hechos his­
pleadas con el fin de gestionar el mandato tóricos importantes. La función de estos
de testimoniar difieren de las que tradicio­ detalles es establecer el pacto de lectura
nalmente se asocian con la narrativa testi­ deseado, prefigurar al lector modelo y así
reforzar la credibilidad documental del re­
monial. En vez de presentar la historia en
lato. Por otra parte están los fragmentos
forma lineal y cronológica, el relato se es­
textuales en forma de cartas escritas du­
tructura como una serie de fragmentos de
rante el encierro, que destacan las dimen­
memoria que cada uno tiene su punto de
siones personales de la historia. Por medio
arranque en un episodio trascendente de
de éstas se gestiona un relato que, desde lo
la vida del protagonista. De esta manera, la
personal, refuerza la versión historiográfi-
experiencia personal se transforma en evi­
ca contraoficial y abre las puertas a una re­
dencia válida en el proceso de reescritura de
significación de las acciones del M LN-T.
las causas del estado de guerra interna de­
clarado el 15 de abril de 1972, coincidente Si bien el testimonio de Lilián Celi-
con la desintegración de los tupamaros y la berti, mediatizado y editado por Lucy G a­
caída del protagonista: rrido en M i habitación, mi celda (1990), se
estructura según el formato testimonial
de la autoverificación textual y funda-
Fue un infarto nacional: ese atar­ mentación paratextual, el procedimiento
decer del 14 de abril de 1972, en la convencional testimonial de entrevistas
calle Amazonas de Montevideo, un grabadas y trascritas empleado por Celi-
Uruguay había sido rematado a tiros: berti y Garrido no se refleja textualmen­
los tupamaros se desmoronaban, la iz­ te a la manera de Memorias del calabozo.
quierda legal sucumbía, los milicos in­ En cambio, las modalidades narrativas de
auguraban muy latinoamericanamente este texto forman un collage que incorpo­
su dictadura y, aunque nada de esto se ra la voz de la protagonista, mediatizada
supiese entonces, algo sin preceden­ por la periodista.
Queda establecida desde el principio lector, igual que en Memorias del calabozo
del relato la concepción de la narración y Las manos en elfuego.
testimonial como un relato verídico y ob­
En los tres relatos carcelarios analiza­
jetivo cuando Libán Celiberti en el prólogo
dos, la transformación de la experiencia en
se sujeta a la definición enciclopédica de la
evidencia se lleva a cabo por medio de un
historia "por pudor, por vergüenza de ha­
discurso a dos voces que posibilita que la
blar de mí misma” (7). Asimismo se con­
palabra testimonial pueda ser corroborada
solida paratextualmente el valor colectivo
por una instancia anterior a la del lector.
de la experiencia individual: “Esta es una
Mientras que en Las manos en elfuego y en
visión personal de un gran dolor colecti­
Mi habitación, mi celda es la palabra me­
vo” (7). En una narración fragmentada, de
diadora de un periodista que distribuye y
voces y tiempos entreverados, los pedazos
confirma las experiencias de David Cám-
de la memoria se van formando en retros­
pora y Lilián Celiberti, en Memorias del
pectiva a partir del día de la liberación. El
calabozo la validación de las experiencias
relato personal inicial da paso a la recons­
mutuas y en parte compartidas se desa­
trucción de la caída, montada por la pe­
rrolla a partir de la centralidad de los dos
riodista Lucy Garrido, en voz impersonal.
sujetos independientes en diálogo. Es por
El propósito de la narración mediatizada
medio de esta estrategia narrativa que se
parece ser complementar los fragmentos
establece el pacto de lectura documental
personales y cargarlos de la objetividad ga­
que corrobora la referencialidad y la au­
rante de veracidad y establecer el pacto de
tenticidad de los relatos.
lectura testimonial deseado. La narración
a continuación cede paso al diálogo, en el
que la testimoniante contesta las pregun­ El registro testimonial en
tas de la periodista que investiga el caso. quiebra
En este sentido M i habitación mi celda es
un testimonio a múltiples voces, plasmado Con la publicación de El bataraz
como un juego discursivo sofisticado entre (1992), Mauricio Rosencof inicia una
lo individual y lo colectivo. Esta fluctua­ nueva trayectoria en su propia obra narra­
ción de voces incluso se da en los pasajes tiva, pero también inaugura una tendencia
que tipográficamente emulan un discurso nueva en la serie literaria del relato carce­
trascrito, pero que discursivamente están lario. En esta obra, se desmontan los dis­
labrados para disimular las alteraciones positivos narrativos documentales y con
vocales. Los cambios de sujeto de enuncia­ éstos el pacto de lectura testimonial y asi­
ción en todo caso parecen priorizar la voz mismo la conformación de la experiencia
supuestamente objetiva de la tercera per­ en evidencia. En vez de un sujeto de enun­
sona ya que ésta es la inclinación principal ciación íntegro, además corroborado por
de las modificaciones y los refuerzos. De el mediador, la narración de las experien­
esta manera, la transformación de la expe­ cias carcelarias se configura en esta obra
riencia en evidencia se confirma mediante desde la otredad. El desdoblamiento de
una corroboración de la palabra testimo­ la identidad del personaje, escenificado en
nial por unas instancia anteriores a la del la novela por medio de los diálogos frag­
mentados con una serie de interlocutores una reflexión sobre los alcances de la pro­
fantasmales, pone a prueba la lógica dis­ pia representación.
cursiva realista del relato carcelario inicial.
El segundo tomo de las Actas Tupa-
En El bataraz el narrador-protagonista se
maras, constituye el intertexto documental
acerca a lo indecible de la experiencia car­
de la historia contada en el primero de los
celaria - lo que no tiene cabida en el marco
relatos, “Punto estrella”, contenidos en Col­
del archivo de evidencias - por medio de la
gada de un piolín (2006) de Mirtha Fernán­
observación de un otro, su compañero de
dez Pucurull. Si bien es posible rastrear en
celda, el gallo bataraz. Sin embargo, este
el repertorio de "Punto estrella” algunas
Otro contemplado resulta ser el desdobla­
marcas referenciales concretas, contras­
miento de su propio yo, de modo que la
tando las estrategias narrativas empleadas
historia individual termina siendo la mis­
en las Actas y las explotadas en "Punto
ma que la del otro, lo ajeno se convierte en
estrella”, es posible hablar de un giro sub­
lo propio y viceversa.
jetivo que produce transformaciones en el
En El bataraz, la escritura de las me­ material documental. N o se imita el tono
morias de la represión se articula a base oficial, documental y pretendidamente ob­
de la imaginación y de la memoria lecti­ jetivo de las Actas, si bien se recicla parte
va.4 En este entramado de reminiscencias del repertorio. Al contrario, la voz narrativa
y ensoñaciones la intertexualidad — en rechaza la identidad colectiva y se sumerge
su forma más implícita— tanto como la en su propia interioridad y la enumeración
intratextualidad5 desempeñan funciones de detalles se cambia por una repetición de
importantes. En una lectura descontex- imágenes. De esta manera la evidencia se
tualizada de El bataraz, los diálogos de convierte en experiencia, en forma de una
la novela difícilmente pueden entenderse memoria traumática revivida una y mil ve­
como presumiblemente reales, ya que los ces en los sueños y en la narración: “Avanzo,
copartícipes son un gallo y dos fantasmas.
avanzo y no llego” (19).
No obstante, el lector también leyente de
Memorias del calabozo, pronto puede darse En“Punto estrella” la reiteración pesa-
cuenta de las muchas marcas intratextua- dillesca de la memoria traumática se impo­
les y referentes históricos del testimonio ne y la narración se desvía de la estructura
de Rosencof. Estas inscripciones, en al­ cronológica de la documentación, eva­
gunos casos literales, momentáneamente diéndose en la circularidad memorialística
remiten al protocolo testimonial. En el de la experiencia traumática. Los límites
marco de la novela la referencia textual al entre sueño y realidad se borran hasta que
registro documental, sin embargo, impli­ el sueño en colores se cumple y la protago­
ca un colapso de los fundamentos poéti­ nista "que es el soñador” (17) despierta en
cos de la serie carcelaria; los comentarios libertad, ve su propia cama filmada en el
metanarrativos ponen en duda al narrador noticiero y escucha a los compañeros leer
testimonial al cuestionar su objetividad y los titulares del diario: “Absolutamente
las mutaciones identitarias no solamente frustrante, pues paso tremendas angustias,
representan el desmontaje de la identidad trabajo, sustos, sacrificios para escapar y,
del protagonista sino también dan pie a cuando lo logro, vuelvo a la cárcel.” (17).
Retomando el concepto de pacto de foto. Otra vez de nuevo y de asombro,
lectura es posible ver en la reescritura de parada en su nueva piel. (15)
la historia oficial (tupamara) de las Actas
que se hace en"Punto estrella” una subver­ Si bien la distancia temporal posibilita
sión del pacto de lectura testimonial por pensar la cárcel desde otras perspectivas,
medio de la instalación de un pacto de aún así es un gesto casi imposible apartar­
lectura ambiguo que mantiene algunos se del colectivo carcelario. La muchacha
vínculos referenciales comprobables con contemplada es la narradora misma, al
el contexto exterior al mismo tiempo que mismo tiempo que representa a todas las
introduce una serie de transformaciones presas. Una y otra vez la mirada vuelve a la
a nivel de la disposición narrativa del voz colectiva "ese nosotras" imprescindible
contexto interior. Paralelamente a la rea­ para escribir las memorias de la cárcel.
lización de un proceso de ficcionalización
El relato contado en Oblivion ancla
subjetivizante de los referentes reales, se
en la materialidad de los recuerdos. Tanto
conservan los vínculos con el contexto
en el presente de la narración como en el
exterior en tanto que los hechos narrados
pasado narrado, el vacuo temporal se ma­
siguen siendo verificables.
terializa en la mirada que refleja fragmen­
En 2007 el jurado del Premio Casa tariamente la vida en la cárcel, desde los
de las Americas otorgó el premio de la extremos del absurdo a los movimientos
categoría literatura testimonial a la obra cotidianos. N o es por casualidad que todos
Oblivion de la escritora uruguaya Edda los fragmentos que componen Oblivion
Fabbri. Oblivion es un relato fragmentado, tienen títulos sustantivados que denotan
compuesto por una serie de imágenes de la el espacio concreto de la cotidianeidad car­
vida en la cárcel de mujeres Punta Rieles y celaria (El corredor, El trabajo, El cine, El re­
las reflexiones posteriores sobre los proce­ creo, L a reja) ya que es a partir de esta ma­
sos de memoria. terialidad del encierro que se plantean los
problemas de la escritura de la memoria y
La escritura de las huellas de la m e­
del dolor. De hecho, la única excepción en
moria se realiza en Oblivion desde la
materia de títulos es el fragmento titulado
extrañeza con el propio yo, que invade a Escribir la historia, en el cual la narradora
la narradora a la hora de mirar el p asa­ reflexiona sobre el alcance de las palabras
do, del que lo único íntegro que queda al escribir los recuerdos carcelarios.
es la mirada:
Oblivion es un relato de espacios y ma­
terialidades, del cual están ausentes las ac­
Esa muchacha estaba ahí, el tiem­
ciones, los movimientos, los acontecimien­
po atrapado en un embudo que se lo
tos. En este sentido, el testimonio expresa­
tragaba. N o había remedio, éramos
esa muchacha. Eso quiere decir no do en Oblivion abandona el núcleo mismo
que estuviéramos condenadas a serlo, de lo que fue el género testimonial en sus
a representar ese papel. Quiere decir inicios, un relato de hechos, y se convierte
que de verdad el embudo se había tra­ en una narración de des[h]echos, de hue­
gado el tiempo, y la muchacha con sus llas e indicios fragmentarios, expresados
ojos de antes, temblaba en una nueva más allá de lo fáctico:
Quería decir que yo no podía ha­ Palabras finales
blar de los hechos. Pero no porque
ellos vinieran acompañados de dolor, En los tres relatos carcelarios inicia­
como a veces se piensa, sino porque
les analizados, la transformación de la
me parecía que ellos, los hechos, eran
experiencia en evidencia se lleva a cabo
de alguna manera mudos, o que el re­
con el fin de testimoniar los crímenes co­
lato de los hechos podía esconder todo
metidos durante la dictadura como una
lo que uno quisiera esconder. El relato
de los hechos está unido al recuerdo forma de contrarrestar el silencio oficial
y sé que hay que desconfiar de los re­ al respecto. Es por medio de la estrategia
cuerdos. (49) narrativa de un mediador o interlocutor
textual que corrobora la autenticidad del

Asimismo la metanarración concer­ testimonio que se establece el pacto de


niente a las condiciones de elaboración de lectura documental.
un relato del pasado aparta Oblivion del Con el tiempo, los límites de lo de­
protocolo testimonial inicial. En vez de cible dejaron lugar a otro tipo de relatos
afirmar paratextualmente la veracidad de que reformulan la experiencia carcelaria
los hechos narrados, el relato no solamen­ introduciendo una variedad de reperto­
te carece de hechos sino que incluso cues­
rios literarios que operan más allá de lo
tiona su acceso por medio del recuerdo.
referencial. En las tres obras analizadas
Sin dejar de lado los soportes docu­ como registros testimoniales en quiebra
mentales o renunciar a las implicaciones se desarticula la creación de una ilusión
colectivas, tanto El bataraz como Colgada de lo concreto de la experiencia, y con esto
de un piolín y Oblivion desbordan el proto­
el pacto de lectura testimonial. En vez de
colo testimonial-carcelario inicial median­
proponer una versión íntegra de la expe­
te los registros narrativos empleados. En
riencia como evidencia estas obras, com­
estos tres relatos termina desestabilizado
puestas en la encrucijada de lo ficcional y
el pacto de lectura testimonial a favor de
Un discurso que introduce nuevos sentidos lo fáctico, señalan su condición de cons­
inesperados en el campo de las memorias trucciones narrativas poniendo en tela de
de la dictadura que requieren una apertura juicio los alcances de la narración de las
del contrato de lectura. experiencias pasadas 0 3 .
mam _______________________
1.Tal com o señala Alfredo Alzugarat en Trin­ 3. A propósito de los testim onios que consti­
c h e ra s d e p a p e l hay estudios sobre la literatura tuían la base evidencial durante los juicios con ­
del insilio asim ism o com o el exilio, aunque en tra los com andantes en Argentina en 1985, Eli-
zabeth Jelin ha señalado que las circunstancias
m enor medida, pero la carcelaria «sigue siendo
de enunciación conllevó que el testimoniante
todavía h oy un territorio casi inexplorado en
se viera obligado a transformar las experien­
la historia de nuestra literatura, escasamente cias, las em ociones y las ideologías en eviden­
abordado, no visto en profundidad ni sistem a­ cia, de m od o que tuvieran aprobación com o
tizado en su conjunto.» (5). Además, destaca declaración legal (541-542).
Alzugarat: «la escritura de la cárcel fue un uni­
verso de valiosos matices que, al m enos com o 4. Con la noción de memoria lectiva me refiero
punto de partida, es imprescindible investigar, al acervo literario del autor al caer preso, trans­
puesto literariamente a la figura del narrador-
inventariar, reseñar y exponer.» (Ibíd.).
protagonista.
2.Quiero enfatizar que las obras analizadas se
5. Entiendo intratextualidad com o una forma
seleccionaron de un Corpus exhaustivo com o reducida de intertextualidad que se limita a
representativas de las tendencias literarias es­ las relaciones de un texto con los escritos del
tudiadas en este trabajo. m ism o autor.
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Un manifiesto jámco.
Aproximación a la poética
de Alvaro Figueredo
desde una lectura crítica
de Testimonio de parte (1956)

Francisco Tomsich*

Prolegómenos Congreso de Escritores del Interior”, rea­


lizado en el Ateneo de Montevideo en el
Alvaro Figueredo nadó en el año 1938. Por entonces, y durante el resto
pueblo (declarado ciudad en de su vida, Figueredo vive en la ciudad de
1961) de Pan de Azúcar, Depar­ Pan de Azúcar, donde murió el 19 de ene­
tamento de Maldonado, el 6 de ro de 1966.
setiembre de 1907. En 19241 se En 1935 contrajo matrimonio, en la
traslada a Montevideo, donde
ciudad de Maldonado, con Amalia Baria,
”cursa estudios de Enseñanza Secundaria’’
también maestra, y autora de varios tomos
(Figueredo, 1975; 129) y Magisterio, y
de poesía. Su hija Silvia Amalia falleció
permanece hasta 1926. Al año siguiente se
en un accidente automovilístico; su hijo
halla viviendo en la zona rural de Rincón
Alvaro Tell, médico de profesión, emigró
de Olivera; en 1928-29 publica dos poe­
a Estados Unidos; su nieta María Figue­
mas en Justicia, el órgano oficial del Parti­
redo, residente en Canadá, es docente e
do Comunista del Uruguay, cuya "página
investigadora, y ha publicado un estudio
artística” estaba a cargo de Blanca Luz
sobre las relaciones entre canción popular
Brum. Es en esta época cuando Figueredo
entra en contacto, por primera vez, con la y poesía en el siglo X X 2 cuyo impulso ini­
obra de Juan Parra del R egó, que influiría cial proviene de una juvenil lectura de la
en la suya. Obtiene el título de maestro de antología de Alvaro Figueredo Poesía. M e­
Enseñanza Primaria en 1932. En enero de rece constatarse aquí, porque nos acerca a
1936 funda el periódico literario Mástil, uno de los problemas centrales de la poéti­
de breve vida (llega hasta junio del año
* Facultad de Hum anidades y Ciencias de la
»iguiente), y en 1937 impulsa el "Primer Educación. Licenciatura en Letras
ca de Figueredo: el ritmo. El énfasis que Fi- Figueredo fue activo colaborador de
gueredo pone en este aspecto de la creación la revista escolar El Grillo, editada por el
poética aparece ya claramente en su primer Consejo de Enseñanza Primaria y N or­
libro, editado en 1936 y titulado Desvío de mal. Esos trabajos fueron recopilados en
la Estrella. Con contadas excepciones, los el año 1968 bajo el título “Diario de Go-
versos de los nueve poemas incluidos en ese yito”, y publicados en el volumen Estampas
tomo son alejandrinos: ese metro ha sido (y
de nuestra tierra (págs. 131-205). En 1946
es) poco frecuentado metódicamente por los
recibe un primer premio del “Concurso
poetas uruguayos. También se hace evidente
anual entre Maestros y profesores norma­
en los ampulosos poemas épicos con los que
listas" con su ensayo “Contralor del trabajo
Figueredo concursa en diversos certámenes
poéticos nacionales e internacionales. En escolar”, publicado en Anales de Instrucción
1944 lee, al pie de la Piedra Alta de Flori­ Primaria (Epoca II, Tomo X I, N ° 2, págs.
da, su “Canto a la Independencia Nacional’) 5-131) de Abril de 1948. Desde 1944, Fi­
merecedor de una medalla en un concurso gueredo era profesor de Literatura en el
organizado por la Comisión Nacional de Liceo de Pan de Azúcar.
Festejos Patrios3. En 1946 recita en Colonia
En el ámbito estrictamente literario,
su “Oda a la Paz después de la Victoria" y,
ese mismo año, su “Canto a Iberoamérica” es Figueredo publicó en revistas nacionales y
distinguido con una mención especial en los extranjeras ensayos y estudios sobre diver­
Juegos Florales de México. En estos textos sos temas específicos6. En 1958, el poeta
de Figueredo se perciben influencias poéti­ norteamericano Williams Carlos Williams
cas neoclásicas y románticas que contrastan tradujo algunos de sus poemas y los publicó
fuertemente con el experimentalismo formal en la revista New World Writing. Incluyen
y temático de los poemas éditos del autor. En textos de su autoría varias antologías, des­
1947 obtiene el primer premio de poesía en de Nueva Poesía Uruguaya7 hasta Poesía
el Certamen Interamericano del Uruguay, y Uruguaya Siglo X X 8, pasando por la Ex­
también un primer premio en un concur­ posición de la poesía uruguaya de Julio. J.
so dedicado al romance y organizado por Casal (Montevideo, Claridad, 1940) o la
la Asociación Florado Quiroga de Salto. venezolana Veinticinco poetas uruguayos
En 1952 obtiene dos primeros premios (Lírica Hispánica, Caracas, 1952)9. En
en concursos literarios del Ministerio de 1964 fue designado miembro correspon­
Instrucción Pública, con los textos “Exal­ diente de la Academia de Letras del Uru­
tación de Bartolomé Flidalgo4” y “Fábula guay. En 1974 se creó, en Pan de Azúcar, la
de Delmira5." Estos dos textos integran la Comisión Pro Edición de Obras de Alvaro
Antología Poesía: el primero en la sección Figueredo, integrada por su viuda, Amalia
"Histórico-Regional” (donde se incluyen Baria, y presidida por el Dr. Haroldo R.
varios romances) y el segundo en “El poeta; Pi. Ese mismo año, se edita una antología
los poetas" junto a otros textos en los cuales postuma de sus poemas, realizada por la
priman referencias explícitas o una lectura viuda y titulada Poesía. En 1977, dicha co­
paródica de obras de otros autores; allí tam­ misión publicó un libro de poemas infan­
bién puede leerse el único poema de Des­ tiles (A BC del gallito verde), que incluye la
vío de la estrella incluido en dicho volumen: juguetona conferencia “Destino y desatino
"Fantasía por el regreso de Peer Gynt". del Gallito Verde”, ofrecida en Montevideo
en 1946 a instancias del grupo “Amigos de a) El rigor técnico que sostiene la
Maldonado.” En 1976, la Separata de la obra de Alvaro Figueredo es indudable12.
Revista Biblioteca Nacional dedica su edi­ Su dominio del ritmo y la rima, su uso de
ción número 16 a Figueredo: dicha publi­ formas poéticas tradicionales (romances,
cación incluye un breve estudio de Arturo sonetos, silvas, etc) y la buscada originali­
Sergio Visca, otro de Myriam Pereyra y un dad de sus temas están subordinados, mu­
grupo de cuentos inéditos. Otros textos chas veces, a un concepto rector o a una
de Figueredo pueden leerse en el estudio idea de serie. Este aspecto de su obra con­
del Dr. Tomás Breña “Figueredo”, incluido vive con una tendencia del autor a desa­
en el libro Exploración estética. Estudio de rrollar un discurso crítico que concibe los
8 poetas uruguayos (Montevideo, 1974) y textos poéticos propios como ilustración,
en las revistas Letras (de Pan de Azúcar) o ejemplo, de una proposición o serie de
y La Ballena de Papel (de Maldonado). El proposiciones no poéticas desarrolladas a
número 3 de ésta última consigna algunas modo de reflexión estética.
de las conferencias dictadas por Figuere­ b) La obra de Figueredo representa
do en varios puntos del país entre 1937 cabalmente un fenómeno no demasiado
y 195410; también incluye fragmentos de estudiado de la Literatura Uruguaya: el del
dos ensayos ( Visión de Martí y El Mundo escritor insiliado en el Interior del país13,
humano y plástico en Los trabajos de Persiles que evita los ambientes literarios (cafés,
y Segismundo11). Figueredo también com­ tertulias, lecturas, conferencias, ámbitos
puso la letra de tres himnos (a Artigas y académicos, empleos ministeriales) que
José Pedro Varela, música de Benone Cal- suelen frecuentar los poetas residentes en
caveccia, y a Leonardo Olivera, música de la capital uruguaya. Esta constatación pue­
F. Airaldi) de desigual difusión. de ser matizada por el hecho de que Figue­
La razón por la cual nos demoramos redo, incluso ya pasada la primera mitad
en esta reseña biográfica y bibliográfica es del siglo, concursa, con textos intitulados
la siguiente: la obra de Alvaro Figueredo es, “Odas” y "Cantos”, en diversos concursos
a la fecha de redacción de esta monografía, del país y del extranjero, e incluso perfor-
bastante desconocida, y los estudios a ella ma ("recita”) estos textos de pretensiones
dedicados son pocos y de calidad desigual, bárdicas en diferentes contextos. También
como se comprobará a lo largo de este tra­ el hecho de que Figueredo impulsara un
Congreso de escritores del Interior de
bajo. La existencia de una presuntamente
Uruguay y llevara a cabo varios proyectos
enorme obra inédita de Figueredo (aun­
editoriales hace de su figura un modelo de
que algunos testimonios recabados recien­
contradicciones y difumina el contorno de
temente no apoyan esta presunción) hace,
ideales de pobreza, humildad y marginali-
además, que toda consideración general
dad trazado, por ejemplo, por Breña (Bre­
que podamos hacer sobre su obra esté des­
ña; 348 y 351) y Esther de Cáceres14.
tinada a revisión. Así y todo, relevaré aquí
algunos de los aspectos de la misma que c) La imagen de escritor que Figue­
acapararon mi atención y que serán objeto redo lega a sus contemporáneos, teniendo
de análisis en este trabajo, dedicado a un en cuenta éste y otros aspectos rozados
tema particular y específico: por sus diversos analistas en la bibliografía
disponible sobre el autor, y algunos testi­ escritos entre 1933 y 1935, nunca abjuró
monios recabados en el transcurso de esta Figueredo, y dado que éste murió sin ha­
investigación, es la de un hombre que cul­ ber llegado a publicar ningún otro libro,
tiva con fervor de dandy su propia imagen puede considerarse su obra más represen­
de poeta, y desarrolla un discurso estético tativa. Según Breña, “Mundo a la vez es el
gestual a la par del textual, que alimenta y libro que Figueredo considera fundamental.
es alimentado por éste. Me dijo, en carta particular, que él estaba
en ese libro, es decir, que ese libro represen­
d) La obra édita de Figueredo y su
taba su nueva concepción poética.” (Breña;
trayectoria como gestor cultural plantea
360)15. Como demuestra, por ejemplo, la
problemas de historiografía literaria, y
antología Poesía, la línea estética en que
deja entrever algunos huecos y zonas oscu­
se insertan estos poemas sólo es una de
ras en nuestra percepción de algunos fenó­
las muchas transitadas por el autor. Nos
menos estéticos del siglo X X en Uruguay,
aplicaremos al estudio de "Testimonio de
desde las clasificaciones realizadas desde
parte” como un texto complejo, con algu­
una postura generacional hasta la misma
nas características del manifiesto, cuyos
noción de canon y su porosa construcción,
presupuestos estéticos establecen un diá­
pasando por las categorías de análisis que
logo directo e ilustrativo con los poemas
signan nuestra percepción del proyecto de
de Mundo a la vez.
imaginario de nación formulado en los años
veinte, y su revisión crítica realizada por los
representantes de la llamada "generación
crítica" por Angel Rama (Rama; 1969); Introducción
este último punto puede ser estudiado en
el contexto de la recepción, en el Rio de la
Plata, de las prédicas estéticas de las van­ Como ya he señalado, "Testimonio de
guardias de comienzos del siglo X X , y se parte”(T D P ) fue impreso en las solapas
evidencia en los muchos puntos de contac­ interiores de Mundo a la vez (M ALV).
to que existen entre la obra “marginal” de Esta constatación no sólo tiene un interés
Humberto Megget (cuyo temprano ingreso paratextual,16 dadas las peculiares caracte­
en el canon de la poesía uruguaya fue apa­ rísticas del texto figuerediano, que si bien
drinado por Idea Vilariño, representante se encuentra impreso en el interior del li­
conspicua de la nombrada “generación” y bro, es ajeno al cuerpo de sus páginas, a
Figueredo, especialmente en sus personales la vez que evade su posible condición de
lecturas del surrealismo. justificación o presentación típica de con­
tratapa (mucho más fácilmente asimilable
a la intención editorial, destinada a acercar
Este trabajo se ocupará de un texto ti­ el objeto libro al público lector potencial).
tulado "Testimonio de parte” que enmarca "Testimonio de parte" es un texto de difícil
(literalmente, ya que fue impreso en las so­ clasificación que cumple varias funciones a
lapas interiores) el libro de Alvaro Figue­ un mismo tiempo, pero que está subordi­
redo Mundo a la vez, editado en 1956. De nado a los textos poéticos de Mundo a la
este poemario, al contrario del primerizo vez, de los cuales es también una lectura
Desvío de la Estrella, integrado por poemas crítica. Helo aquí completo:
Testimonio de parte del núcleo temático y a la irracionalidad del
discurso, a un equilibrio entre la efusión y
No aspiro, en esta instancia, a formu­
el efugio.
lar o socorrer ningún dogma poético. Ni a
establecer o, siquiera, amparar, por virtud Aspiro a que el poema, más que como
estadística, aquel canon provisional donde un producto, logre consumarse, paradó­
encaje, con satisfecha holgura, mi experiencia jicamente, como un producirse. A que la
personal en la poesía, “mía, en mí”. Aspiro a materia artística no encubra totalmente la
dar, furtivamente, un testimonio del mundo materia primera, la piedra original. Y a
de la poesía, a señalar una coincidencia de­ que, de tal manera, cree una ilusión dra­
masiado habitual. mática de temporalidad.

En medio de nuestro mundo cultural, Manifiesto las intenciones mayores:Joyce,


políticamente trizado o, si se prefiere, diver­ Picasso. Declaro, sin rubor, esta correspon­
sificado, sorprende un claro modo coinciden­ dencia: la del primer poema del cuaderno y
te: el de una vasta, mayoritaria cosmovisión algún detalle de la Guernica picassiana.
no- apolínea.
Y basta de retórica, mientras cruje este
Que esta visión, o previo paso real, se mundo, que no es, ciertamente, el tuyo, oh
transforme, en virtud de no sé qué operación apolíneo Jenófanes de “El Todo es Uno”.
moral, en una superstición estética apolínea,
es problema que me limito a plantear, a dejar
por ahí. No a alejarlo de mí, ya que él mismo
me echa, burlado, en boca de esta cuestión ad­ A .F.
venticia -¿o primordial?-: la de una periodici­
dad o ciclicidad de lasformas, a cuyo ritmo se
ha intentado atribuir valor de axioma. Podemos observar que este breve tex­
to está dividido en cinco partes bien di­
¿Y el poeta? El las recibe, las apremia con ferenciadas, que estudiaré en su sucesión
decoro y con furia, astuta y dramáticamente lógica en cada uno de los capítulos de este
las engendra. trabajo. En primer lugar, analizaré el título
Lo cierto es que, entre la aguda sereni­ y el primer párrafo, dedicado a discutir las
dad y el tumultuoso caos, yo también elijo "aspiraciones” del autor en el texto, trayen­
una poesía no-apolínea. Me abstengo de toda do a cuenta algunos poemas de Figueredo
caracterización positiva, esquivo obstinada­ que sostienen la ya tradicional lectura de la
mente su falacia. “alvaridad” (Breña) y el “otromismo” (Pere-
yra) en la obra del autor, y que establecen
Sostengo, con juiciosa humildad, mi fe en
con T D P un atractivo diálogo que es un
el inagotable repertorio que va, o viene, desde el
ejemplo preclaro de lo que llamaré lo ‘já-
coro dionisíaco a la máscara expresionista, del
nico” en Figueredo, su tendencia a un bi-
pathos gótico al romanticismo germánico, de la
frontismo que no sólo se desarrolla como
imaginería barroca a la evasión surrealista, del
tema, sino que es un elemento central de la
dibujo rupestre al tango afro-rioplatense.
construcción formal de sus textos y tam­
Adopto una poesía adicta, al mismo bién una suerte de “formulario mítico” que
tiempo, al orden y al delirio, a la coherencia subyace a toda su obra (y quizá a su vida) y
le otorga un sentido unívoco a pesar, y gra­ unidos en MALV, y que a la conjunción de
cias a, las contradicciones que la recorren. ambos textos en un mismo objeto (libro)
Este problema, hasta ahora tratado como conviene la imagen de Jano, dios romano
un "tema” en la poesía de Figueredo (por bifronte con una nutrida historia de repre­
Guerra, Pereyra y Breña) atraviesa por en­ sentaciones. Como que mira al pasado y
tero T D P y su relación con MALV, y el al futuro a la vez, y sólidamente anclado
resto de la poesía del autor. Las cercanías en el presente (que percibe con sus oídos,
temáticas y las distancias formales entre y mira de sesgo), T D P se convierte, como
un poema de M ALV y otro de la antolo­ los poemas de M ALV en un documento
gía Poesía, temas tratados en esta sección, de un pasado, en una proyección hacia un
serán un primer acercamiento al problema futuro poético que es el de autor en poe­
de la forma en la poesía de Figueredo, que mas posteriores, pero también el de un
cobrará especial importancia cuando ana­ “mundo cultural” diferente, más apolíneo
licemos el diagnóstico de ‘‘nuestro mundo que dionisíaco, más agudamente sereno
cultural” que el autor realiza en el segundo que tumultuosamente caótico, a cuyo ad­
párrafo. La idea de la “periodicidad o ciclici- venimiento no le atribuye otro epíteto que
dad de las formas" a la que se refiere Figue­ el de “cíclico”.
redo al final del mismo, es el primer indicio
de una fisura entre un ideal poético del au­
tor y los poemas reunidos en MALV, tema
al que volveré al final del trabajo, después I
de analizar, en la tercera parte, la serie de
párrafos (5-8) inaugurados por aserciones
en primera persona en tiempo presente Testimonio de parte
(“sostengo", “adopto”, “aspiro”, “manifiesto”)
que me permitirá realizar un análisis de No aspiro, en esta instancia, a formu­
las relaciones que Figueredo establece con lar o socorrer ningún dogma poético. Ni a
las vanguardias latinoamericanas y la per­ establecer o, siquiera, amparar, por virtud
tinencia del uso del término "manifiesto” estadística, aquel canon provisional donde
para discutir el género literario al que per­ encaje, con satisfecha holgura, mi experiencia
tenece TDP. También me referiré breve­ personal en la poesía, “mía, en mí”. Aspiro a
mente a la voluntad de síntesis que opera dar, furtivamente, un testimonio del mundo
en la poética de Figueredo, y que permite de la poesía, a señalar una coincidencia de­
que M ALV se constituya en un cuerpo de masiado habitual.
poemas sumamente integrado, coherente
y unitario, lo que no es óbice para que el
autor, en esa claudicación que resulta el El título de este texto ( “instancia”, con
último párrafo de TDP, realice un radical todas las sugerencias performativas del
cuestionamiento de las premisas estéticas término) es poco usual, y no da cuenta, a
que lo sostienen como tal. La hipótesis priori, de cuáles puedan ser sus objetivos
que intentaré demostrar mediante este precisos, por lo cual Figueredo se ocupará,
análisis es que T D P es “la otra cara” (la en el primer párrafo, de esclarecerlos. El
otra “parte”) del cuerpo de los poemas re­ autor se apropia en el título de un término
extraído de la jurisprudencia. Siguiendo el El carácter defensivo de T D P es una
Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y de sus características más llamativas, como
Sociales de Manuel Ossorio, "Testimonio” veremos al avanzar en su análisis, ya que
es la “declaración judicial de un testigo" (Os- no concuerda demasiado con el espíritu
sorio; 747). El término "parte” a su vez, ofensivo, incluso bélico, característico de
posee una cierta complejidad mayor. Para los manifiestos programáticos de las Van­
el autor citado, guardias históricas, con los cuales este tex­
to establece un diálogo particular. Siguien­
do a Noé Jitrik, la palabra vanguardia “es
En Derecho Civil se denomina así a de prosapia militar lo cual implica un resi­
toda persona de existencia visible o invisi­ duo semántico ligado a una idea de inicia­
ble que interviene con otra u otras en cual­
tiva, de arrojo, de acción o de proceso: de
quier acto jurídico.
acuerdo con ese matiz, o determinado por
En Derecho Procesual, toda persona él, ser de vanguardia supone para todas las
física o jurídica que interviene en un pro­ formulaciones una decisión respecto de
ceso en defensa de un interés o de un de­ un conflicto y, correlativamente, sistemas
recho que le afectan; ya lo haga como de­ o estrategias para enfrentarlo y derrotar a
mandante, demandado o querellante, que­ quienes sustentan en el conflicto una posi­
rellado, acusado, acusador; o, como dice ción de fuerza adversa.” (Jitrik; 63)
Couture: “atributo o condición del actor,
demandante o tercero interviniente que Me ocuparé más tarde de la difícil re­
comparecen ante los órganos de la juris­ lación que este texto de 1956 pueda esta­
dicción o materia contenciosa, requirien­ blecer con la praxis vanguardística; basta
do una sentencia favorable a su pretensión. por ahora tener en cuenta que toda defen­
(Ossorio; 546). sa de una cierta prédica estética implica
un ofensor o posible enemigo, una otre-
dad manifiesta o parte litigante. El "otro”
Para el Dr. Juan Ramírez Gronda, en litigio en TDP, sin embargo, es más el
autor de un Diccionario Jurídico publi­ mismo Alvaro Figueredo (su otra voz, su
cado en Buenos Aires en 1942, se dice otro discurso posibleo su ideal) que un
“partes”, “en el pleito” “de los litigantes que oponente fáctico o imaginario externo a
están en situación opuesta: parte actora (el su ser. Esta primeriza conclusión es posi­
o los demandantes) y parte demandada ble gracias al conocimiento que podemos
(aquel o aquellos contra quienes se dirige tener ahora sobre la abra de Alvaro Figue­
la acción)." redo no incluida en MALV, teniendo en
Ambas definiciones tienen puntos cuenta que el autor afirma en TDP, alu­
de interés para este estudio. El autor nos diendo a la “periodicidad o ciclicidad de las
da a leer un texto en el que realizará una formas” en poesía, que “entre la aguda sere­
"declaración”, como "litigante) en “situación nidad y el tumultuoso caos”, él también elige
opuesta" a otro, en "defensa de un interés” una “poesía no-apolínea”. Como veremos,
o "derecho” que le afecta, ante determinada la “poesía no-apolínea” se caracteriza por
institución a la cual requiere una "senten­ subordinar la forma a la expresión, la sere­
cia favorable”. nidad al tumulto expresivo, el producto a
su producirse. Si bien es cierto que, como jóvenes de oro de jacinto asiéndolas
dice Arturo Sergio Visca, T D P “sirve de alvarísimamente o extraviándome
guía al lector sobre los supuestos estéticos des­
circularmente azul como un insecto
de los cuales parte el poeta" (Visca; 1957),
también es cierto que esos supuestos es­ como un rollo sin nombre blancamente
téticos no son válidos para toda la poesía
como un plato de sopa atribulado
figuerediana, sino sólo para los textos in­
cluidos en M ALV o los inéditos que com­ como el roído eco
parten con éstos un determinado grupo de quién es Alvaro?
características: en otros poemas el autor
evidencia una voluntad absolutamente
opuesta, que se decanta por el producto, y "Narciso enlutado",
la serenidad y la primacía de la forma: una de la antología postuma Poesía:
poesía apolínea. Comparemos, por ejem­
plo, dos textos muy diferentes entre sí que
comparten el mismo tema: "Yo le decía a Abro el umbral del Alvaro en que moro,
Alvaro” de MALV: junto en mi voz el Alvaro a que aspiro.

Doy un Alvaro al aire, si suspiro,


Alvaro ¿quién es Alvaro y arrojo al mar un Alvaro, si lloro.
qué tumo

qué delirio qué número qué dulce Cae del cielo un Alvaro, si imploro,
vez que agria cada vez qué un nace en mi sombra un Alvaro, si expiro,
transformándose en el y, Alvaro solo y sin razón, me miro,
en éste en otro en ambos
si, Alvaro tanto, a solas, atesoro.
sí pero no y mi mundo

mi alvaridad fluyendo
De Alvaro tanto, más que dueño, avaro,
de calle en calle usándome
me voy llorando al Alvaro más duro
sobre mi voz girando su hoja turbia
para olvidar al Alvaro en que muero.
de grada en grada el eco

invadiendo mis hábitos mi oficio


Mas, sin quererlo, al Alvaro más claro,
mis trajes mi alimento
brindo el cáliz del Alvaro que apuro,
mis retratos mi caja de cerillas
para escuchar los Alvaros que espero.
la piedra vitalicia donde escribo

silbando refugiándose en el único


Breña llama “alvaridad” (Breña; 365)
señalando mi puerta designándome a la escritura de Figueredo “sobre Alvaro”,
abrilísimo pobre o desposando aunque no presta herramientas muy útiles
para su análisis: su concepción de la "al- la poesía de Whitman y de las vanguar­
varidad” remite al “mundo de su hogar [de dias de principios de siglo que caracteriza
Figueredo] ” y tiene un sentido biografis­ M ALV no es toda la poesía de Figueredo,
ta. Sin embargo, en versos como “mi alva- una de cuyas obsesiones es esa idea de “yo
ridad fluyendo/ de calle en calle usándome" plural” que escribe Octavio Paz (citado en
se percibe que, para Figueredo, el concepto Guerra; 24); su multiplicidad (pero mejor
“alvaridad” tiene un sentido más profun­ aún: su dualidad) se instaura en todos los
do: parte de una duda existencial, y (para niveles de análisis de su vida y su obra.
decirlo en términos heideggerianos) de la
El mismo tema es tratado por Myriam
conciencia de la multiplicidad que habita
Pereyra (Pereyra; 1976) a partir de "R o­
el Ser, e intenta, mediante la poesía, otor­
mance a Abel Martin”, el primer poema
garle una unidad. En el texto de MALV, la
incluido en la antología Poesía, bajo el
serie de preguntas que la pregunta “quién
epígrafe "M is otros" (que también agru­
es Alvaro?" desata podría continuar inde­
pa “Narciso enlutado” y el similar “Alvaro
finidamente: la circularidad y unidad del
Nupcial”). Recordemos que Abel Martin
texto se logra repitiendo esa misma pre­
es uno de los heterónimos del poeta espa­
gunta retórica al final. El poema, por otra
ñol Antonio Machado; este romance, del
parte, si bien se caracteriza por su rítmica
que transcribiré algunos fragmentos, tam­
ágil y una intensidad de dicción sostenida
bién desarrolla un sutil dialogismo auto-
también evidencia irregularidades métri­
rreferencial:
cas, ausencia de rima, una forma abierta y
un dejar “débil la forma racional por tender
al “furor” de la inspiración y al desorden de
Así me encontré una vez
las emociones”, como dice Amado Alonso
(Alonso; 25) cuando compara a los “poetas con Alvaro Figueredo,
clásicos" (que “armonizan la forma perfecta en un rincón de mi casa
del pensamiento racional con los demás as­
un crepúsculo de invierno.
pectos del poema”) con los "románticos”.
Mi sombra estaba detrás
De "clásico’) en esos términos, podría
tildarse "Narciso enlutado"17, un exacto de la pared del espejo,
soneto que no hace gala de las licencias y era el espejo un carruaje
sintácticas que caracterizan los poemas
llevándose un niño muerto
de MALV. La sucesión de “alvaridades”
(“el Alvaro en que moro”, "el Alvaro al que
aspiro", el Alvaro que “nace en mi sombra O tra vez me puse a hablar
(...) si expiro” o "arrojo al mar ( ...) si lloro”)
con Alvaro Figueredo.
se reduce en el último verso a la consta­
tación del plural: "los Alvaros que espero", Era un miércoles amargo
que también "cierra circularmente" el poe­ y al pie de un mar verdadero.
ma. Es importante recordar que la poesía
( ...)
afín a las innovaciones técnicas, temáticas
y formales introducidas por la lectura de De mar en mar se escuchaba
el llanto de un campanero. para referirse al tema de estos poemas. El
El mar estaba en el mar
poema en cuestión es una verdadera teoría
de la personalidad escindida:
y el mar estaba en mis sueños.

Le pregunté quién vivía


Este rostro es ajeno desoídlo
al otro lado del viento,
ni este ni aquel
y el mar se burló del mar
detesto
como si fuera un espejo.
ese bastón de niebla que me cuelga
Los dos quedamos al pie
del antebrazo el énfasis
del mar que nunca sabremos:
como un faisán en el ojal miradme
mi voz un poco más fría
soy yo y soy otro y otro
y el mar un poco más negro.
en otrísimas luces
(...)
esta máscara
Ya nadie sabe quien soy
es la que elijo aquí me reconozco
y en cuanto soy, sólo veo
mis sentidos abiertos como el fuego
un mar que mira sin ver
este busto entre el bosque es grave pero
las hojas de un mar eterno.
este que invento es despiadado pero
Si yo no fuera quien soy
cuando la tierra anima sus mitades
pensara que era un espejo.
hambrientas y las suelda

cuando abulta
Escribió Pereyra:
su insobornable vientre

cada perfil se ajusta a su apariencia


En “Romance a Abel Martín” se asis­
cada recién
te a la presencia escindida de un hablante.
Este hablante insiste en ser otro (de hecho golpeando con su puño
en gran parte de su poemática se trabaja y la unidad los colma
este aspecto), ya no el otro que siempre
entonces ah el instante nos engendra
impone un hablante ficticio o el "yo” que
comporta toda obra poética, sino el otro la máscara y la máscara se avienen
dentro del otro, casi diríamos una otredad
al Cuál y dan a luz al otromismo
superlativa. (Pereyra; 31)

Siguiendo otro texto de Figueredo in­


cluido en M ALV (“Teoría de la máscara”), El “otromismo” es en este poema una
Pereyra postula el término “otromismo" figura de la unidad de los contrarios, el
hallazgo del rostro verdadero mediante la de constituir una satisfacción de expecta­
suma de sus máscaras; la palabra no vuelve tivas inteligentes. La cualidad sobre la que
a aparecer en la poesía édita de Figueredo esto descansa se puede documentar con
ni en los inéditos que conozco. El neolo­ una expresión, tomada de Dilthey: la “sig­
gismo "alvaridad" se utiliza de un modo si­ nificación”.Y continúa:
milar, aunque es menos específico, ya que
si bien quiere, en última instancia, sugerir
una esencia, se atomiza en'alvaridades” sin Erich Rothacker ha formulado un
fin que no se resuelven fácilmente en una “principio de significación” que dice que,
unidad. Preferiré no utilizar estos térmi­ en el mundo de la historia de la cultura
nos en este análisis, por lo que tienen, ade­ humana, las cosas están sujetas a una es­
más, de específicos y poco extrapolabas a cala de valores -para medir la atención
la obra de otros autores que, sin ser Figue­ o el distanciamiento vital- distinta de la
redo, trabajaron en el siglo X X el tema de vigente en el mundo de los objetos de las
la dualidad (Alejandra Pizarnik, Octavio ciencias exactas, cuya valoración de índole
Paz, entre los que he citado o citaré lue­ subjetiva es, tendencialmente, igual a cero.
go) la disociación entre las esferas privada (Blumenberg; 78-79)
y pública (Theodor-Wiesengrund Ador­
no18), la heteronimia (Antonio Machado,
Fernando Pessoa). De hecho, el tema ha Entre los medios según los cuales “tra­
sido transitado por los más diversos au­ baja” la significación, esa “atención” o “dis­
tores, con grados variables de profundiza- tanciamiento vital”, Blumenberg nombra,
ción y reelaboración obsesiva: Figueredo entre los que
es un ejemplo de este último tipo.
Mi interés, en este punto, es llegar a ...se pueden aducir en nombre de to­
una imagen o símbolo19 que sirva de puen­ dos [los mitos], incluso de los menos difun­
te entre estas diferentes elaboraciones del didos y exitosos: la simultaneidad, la iden­
tema de la dualidad (en cuya elaboración tidad latente, la argumentación circular, el
son cruciales las constelaciones20 del “es- retorno de lo mismo, la reciprocidad entre
pejo, el m ar, el otro, el sueno, el eco la resistencia y la elevación existencial, el
la "esfera”21) con la mayor carga de senti­ aislamiento de ese grado de realidad hasta
do y el mayor grado de significación po­ la exclusión de cualquier otra realidad que
sible, ya que los problemas que abordará compita con ella. (Blumenberg; 80)
Figueredo inmediatamente después en su
texto tienen una densidad considerable.
Para eso, me remitiré al análisis de Hans La obra de Figueredo está signada por
Blumenberg sobre el mito como espacio la idea de dualidad, y atravesada por to­
de configuración de un “trabajo” de la “sig­ das las constelaciones (espejo, mar, otro,
nificación”. Según este autor, el mito tiene sueño, eco, etc) nombradas ut supra. Sin
para ofrecer algo que, incluso con menores embargo, esta misma dualidad, que en un
exigencias de seguridad, de certeza, de fe, nivel es el tema del poema, en otro es una
de realismo, de intersubjetividad, no deja característica formal, y también es la dua­
lidad que percibe en sí mismo el autor, Fi- una operación de disociación que parte de
gueredo, y a la que le da estatuto lírico en una imagen muy significativa y que proce­
el texto, y luego es la del autor en el plano de, en el plano estilístico, como una serie
de la “vida”22. Pero también es una condi­ de promesas (rotas en el verso siguiente)
ción de la misma poesía occidental y su de encabalgamientos, que conforman dos
devenir histórico, y de la cosmovisión pre­ ejemplos de esticomitia poco usuales, aun­
dominante de la época ("apolínea” o “dio- que nada misteriosos para un lector de la
nisíaca", como afirmará luego remitiendo poesía de vanguardia:
a Nietzche). La extrema racionalidad a la
que es sometido ese mismo debatirse de
los yoes y las formas cuyo análisis para la ...este busto entre el bosque es grave pero

relación entre M ALV y T D P es el eje de este que invento es despiadado pero


mi hipótesis hace pensar en un autor que
cuando la tierra anima sus mitades...
conscientemente elabora un discurso con­
temporáneo (de su época) de grandes pre­
tensiones: nada menos que dar cuenta de La aparición de un “busto” y luego, de
un estado de ánimo estético llevando sus “cada perfil” recuerda el un poema de Jorge
premisas hasta sus últimas consecuencias, Luis Borges titulado “Habla un busto de
a la vez que sienta, en el mismo libro, las Jano”, incluido en el poemario tardío El oro
premisas de su propia negación. Esta es de los tigres (1972), en el que Borges le da
la dualidad de la que se ocupa este trabajo, una voz al dios romano de las puertas. En
y que nos permitirá decir que T D P es un loa poemas de M ALV lo jánico no es me­
“manifiesto jánico”. ramente marmóreo, no refiere a un objeto
La imagen y el símbolo apropiado fuera del texto sino que configura el mis­
para esta voluntad de significación (aten­ mo devenir de la escritura, como si el poe­
ción, distanciamiento vital) es Jano, el dios ma en sí se convirtiera en un objeto jánico,
romano bifronte cuyo templo permanecía la unidad de una serie de multiplicidades
cerrado en tiempos de paz, aunque es cla­ que suelen presentarse como pares de
ro la experiencia mítica de la cual surge el opuestos o el desarrollo de una contraposi­
culto a Jano y su significación es mucho ción entre dos objetos o personajes (como
más compleja y primordial, como pude en "Celebración de la niña”). La imaginería
comprobarse en las breves anotaciones dual, por otra parte, es frecuentada en los
de Robert Graves23 sobre el particular. poemas de MALV: “la melliza idea” ("Acta
N o es mi intención suponer en Figueredo de Paco Espinóla”), “si esta mitad se alía con
su sombra” ("Alvaro en tierra”), etc.
una voluntad de “trabajo sobre el mito”, al
menos no con relación a Jano, sino a esta N o es éste el lugar para desarrollar con
interpretación, en la que lo jánico es un más detalle estos problemas. Utilizaré el
"formulario mítico” (Blumenberg) facilita­ término jánico”24para referirme al“bifron-
do por el autor en ciertos planos del dis­ tismo” de Figueredo, y particularmente, a
curso pero que nos permiten acceder a un la relación que establece T D P con los poe­
sentido más resguardado en otros. En dos mas de MALV, y con el resto de la poesía
versos de "Teoría de la máscara” se realiza del autor: la mirada de Jano puede, "furti-
vamente” dar cuenta de un “testimonio" del
presente, pero su mirada se dirige hacia el
pasado y hacia el futuro. Por otra parte,
el conflicto que a la poética de Figueredo En medio de nuestro mundo cultural,
impone el problema del yo y su ficción, políticamente trizado o, si se prefiere, diversi­
del que no podemos ocuparnos ahora, da ficado, sorprende un claro modo coincidente:
cuenta de una conciencia de esa condición el de una vasta, mayoritaria cosmovisión no-
“diseminada" del sujeto en la poesía espa­ apolínea.
ñola de posguerra de la que habla Laura Que esta visión, o previo paso real, se
Scarano en un ensayo titulado Hacia una transforme, en virtud de no sé qué operación
teoría del sujeto en la poesía española: moral, en una superstición estética apolínea,
es problema que me limito a plantear, a dejar
por ahí. No a alejarlo de mí, ya que él mismo
El sujeto se constituye pues como "un me echa, burlado, en boca de esta cuestión ad­
sistema dinámico de unidades culturales venticia -¿o primordial?-: la de una periodici­
que se configuran semióticamente. En el dad o ciclicidad de las formas, a cuyo ritmo se
interior del texto el sujeto se hace cultu­ ha intentado atribuir valor de axioma.
ra (adviene en la forma de un yo) porque
¿Y el poeta? El las recibe, las apremia con
sólo así puede incorporarse a la semiosis.
decoro y con furia, astuta y dramáticamente
(...) El sujeto ya no es abordado pues
las engendra.
como el dador de sentido esencialista al
discurso, sino producto del mismo en su
heterogénea variedad: desde el psicoanáli­ Figueredo realiza en este párrafo un
sis, la lingüística, la semiótica, la estabili­ diagnóstico de lo que llama “nuestro mun­
dad mítica del sujeto unificado se objeta do cultural". Para Breña (Breña; 363) ese
rigurosamente hasta hacerla desaparecer. mundo es "el nacional”, pero esa interpre­
(Scarano; 13) tación no está apoyada en ninguna otra
cosa que la intuición del autor. Pero los
términos que utiliza Figueredo, extraídos
Sin embargo, Figueredo elabora como de la filosofía europea, la universalidad
problema central de su obra la construc­ de los problemas que plantea y el hecho
ción del sujeto por la "heterogénea va­ de que luego afirme su “fe” en el “inago­
riedad” del discurso, sin dejar por eso de table repertorio” de la historia del arte (de
buscar la “estabilidad”mítica de un sujeto cierta historia del arte) occidental, y que
reunificado como dador de sentido: de allí "manifieste" que sus “incitaciones mayores"
su conflictiva autorreferencialidad. Lo já- son Joyce y Picasso, llevan a pensar todo
nico no sólo es un tema de Figueredo (la lo contrario.
alvaridad, el otromismo) sino que abarca
Por otra parte, y “si se prefiere", el au­
todos los aspectos de su obra y encuentra
tor hablará de un mundo cultural no “tri­
su más cabal expresión en su tratamiento
zado”, sino “diversificado”. Esta sustitución
del problema de la forma en poesía.
iM IM SlIW í

implica un giro del sentido del término


definitivo hacia lo positivo; si el término
“trizado” remite a un estado de destruc­ cultura presupone que se participa de ella
ción y fragmentariedad, “diversificado” lo suficiente como para sentirla palpitar,
parece una definición más tolerante, cons­ por así decirlo, entre los propios dedos,
tructiva y neutra de esa misma realidad. mas al propio tiempo presupone que de
Prepara así al lector para que no parezca dicha participación se han extraído fuer­
un juicio negativo sino una mera consta­ zas para denunciarlas. Tales fuerzas, que
tación su afirmación de que en ese mundo se presentan como fuerzas de resistencia
existe una “vasta, mayoritaria, cosmovisión individual, no son por eso de índole mera­
no-apolínea”, aunque en el medio desliza la mente individual. La conciencia intelectual
idea de que la constatación de este hecho en la que se concentran tiene un momento
“sorprende”. Sólo se me ocurre relacionar social en la misma medida que lo tiene el
tal “sorpresa” con la idea de una suerte de superyo moral. (Adorno; 26)
conciencia (u operatividad moral) de Fi-
gueredo, con su lucidez crítica y la conflic­
tiva relación con su época que trasluce el La dialéctica individualista que pro­
diálogo de T D P y MALV. Contribuye a pone este fragmento es también una dia­
esta interpretación una frase del primer léctica de la relación de las premisas esté­
párrafo de TDP, en la que el “testimonio” ticas individuales como “fuerzas” que se
se referirá al “mundo de la poesía" y aspi­ “concentran” en una “conciencia intelectual”
rará a señalar una “coincidencia demasiado en un “momento social”. Del mismo modo
habitual” (el énfasis es mío). se relaciona con un “momento social” lo que
Adorno llama “superyo moral". Ya he seña­
“Nuestro mundo cultural" es el mun­
lado las connotaciones negativas que tiene
do cultural de Occidente y la observa­
la constatación (que no acusación) de la
ción de su condición "políticamente
“vasta, mayoritaria cosmovisión no-apolí-
trizada”, en este contexto de reflexión
nea" de “nuestro mundo cultural, política­
estética, recuerda algunas observacio­
mente trizado” que hace Figueredo. Antes
nes del Adorno de Mínima Moralia, un
de detenernos en la concepción figueredia-
libro subtitulado "Reflexiones desde la
na de lo apolíneo y su contrario, considero
vida dañada” cuya primera edición es
valioso realizar tres observaciones que ju s­
de 1951, sólo en cinco años anterior a
tifican el diálogo que he postulado entre
MALV. Puede leerse, en el octavo frag­
T D P y Mínima Moralia:
mento de la primera parte del mismo:
a) El “rechazo de la confusión reinan
te” tiene en Figueredo un objetivo estético;
...el pintor y el compositor que se pro­ se relaciona lo "trizado” y "diversificado”
híben esta o la otra combinación de colo­ del “mundo cultural” con la hegemonía de
res o este o aquel otro acorde por conside­ una "cosmovisión”, “visión”, “previo paso
rarlos cursis, o el escritor a quien sacan de real” o “superstición” cuya visibilidad pue­
quicio ciertas configuraciones idiomáticas de hallarse en el terreno de las “formas”.
por banales o pedantes, reaccionan con Esta intercambiabilidad de términos que
tanta vehemencia porque en ellos mismos no son sinónimos es significativa, porque
hay estratos que los atraen en ese sentido. dan cuenta del escepticismo de Figueredo
El rechazo de la confusión reinante en la y su lejanía de las tendencias positivistas
y neopositivistas todavía comunes en el académicos y que acapara desde una epo-
Uruguay de los cuarenta y cincuenta. “Me jé crítica, Figueredo postula la posibilidad
abstengo de toda caracterización positiva, de que esta cosmovisión no-apolínea, esta
esquivo obstinadamente su falacia”, escribe “superstición estética” pueda transformarse
Figueredo en T D P en el momento en en su contraria, “en virtud de no sé qué ope­
que realiza su autodiagnóstico. Esta ex­ ración moral”. Así, lo estético se subordina,
traña frase es una de las más dignas de en el plano de la política (y por tanto de la
reflexión de todo el texto, porque remite, cultura) a lo moral. Como nosotros ahora,
en última instancia, a las posibilidades de Figueredo se limita a plantear el proble­
positividad de un saber sobre el mundo ma, a “dejarlo por ahí”. La posibilidad de
que tal vez le permitiría a Figueredo co­ esa transformación sólo será brevemente
nocer cuál es esa “operación moral” que elaborada en el plano estético, a través de
tansformaría el mundo. N o hay huellas, su tratamiento del problema de la forma,
y me abstendré hasta el final de propo­
ner siquiera alguna posibilidad de ahon­
dar en este problema, de que Fugueredo ¿Qué conceptos de “apolíneo” y "no-
mantuviera aún vivos sus fuertes vínculos apolíneo” maneja Figueredo en este texto i
de juventud con una positividad de rai­ Para responder a esta pregunta sin pre­
gambre marxista, por ejemplo juicios, primero debe constatarse que lo
b) Para Adorno, la resistencia pro­ “no-apolíneo” no es en este párrafo lo “dio­
viene del conocimiento práctico de lo re­ nisíaco”, aunque el “coro dionisíaco” aparece
sistido, tanto en el plano estético como al final de T D P como uno de los loci de
en el moral, lo cual da cuenta del sustrato ese "inagotable repertorio” poético al que
hegeliano que atraviesa Mínima Moralia y es fiel Figueredo, por lo cual no podemos
se explícita en la Introducción. De la “par­ desentendemos del conocimiento que
ticipación” en los “estratos que los atraen en Figueredo pudo tener acerca de la dupla
ese sentido [reactivo]” se “extraen" las fuer­ conceptual apolíneo/dionisíaco elaborada
zas que impulsan su rechazo. Para nuestro por Nietzsche, especialmente en su obra
análisis, M ALV representa la "participa­ El nacimiento de la tragedia o Grecia y el
ción” de Figueredo en la “cosmovisión no pesimismo.
-apolínea” de la poesía, mientras que T D P
Según Breña, que opone a lo “apolíneo”
es el "testimonio” de su rechazo, siendo a la
lo “fáustico” (Breña; 363), Figueredo sigue
vez su definición y su crítica.
en estas líneas a Spengler, a quien “leía y
c) Esa fuerza de resistencia no es me­ (...)admiraba”. Siempre siguiendo a Bre­
ramente “individual" sino que se concentra ña, “Spengler distinguía tres culturas: la
en una “conciencia intelectual” que tiene su cultura clásica o apolínea...la culturafáusti-
correlato en un “momento social”. Eso no ca... y la cultura mágica o arábiga”, y “cada
sólo sucede en el plano estético, sino tam­ una tiene su símbolo
bién el moral. Si Adorno aún da cuenta de
la dependencia de su pensamiento a la ter­
minología freudiana ( “superyo moral”) de Cultura apolínea: el cuerpo, la mecá­
la que se ocupara en sus primeros trabajos nica estática, la limitación de la forma.
La cultura fáustica, es la cultura del podremos creer también que T D P no es
puro espacio ilimitado, el destino del Rey solamente una “explicación” de M ALV
Lear, el espacio con sus luces y sus som­ (que ocupa sólo una parte del texto) sino
bras. también su crítica más acérrima.

Cultura mágica, es la cultura del espa­ Para Nietzche, lo apolíneo y lo


cio eterno abovedado, el pleno sin límites, dionisíaco son dos "instintos” (Trieb))
de la cultura chino y rusa y hebrea. “que marchan en abierta discordia entre sí”
(Nietzche; 40), pero que también se ali­
En síntesis lo apolíneo es el cuerpo,
mentan y fecundan mutuamente. Para
sus contornos, la estatua desnuda, la orde­
Elena Oliveras (Oliveras; 245), “Si la ca­
nación corpórea. Para ella, el número es la
racterística del artista apolíneo es el concen­
esencia de todas las cosas perceptibles por
trarse en las apariencias (en la belleza, en
los sentidos. "Es medida de lo inmediato,
el principio de individuación), la del artista
de lo corporal, de lo limitado, lo tangible.”
dionisíaco es ir más allá de ellas, sacando
Figueredo no quiere esta corporeidad, las máscaras que ocultan el referente último:
esta inmediatez, esta fácil comprensión de Dionisos, símbolo del fluir vital que pasa a
lo tangible y sensible, el orden clásico, el través y más allá de todos nosotros”. Imposi­
número que delimita bien todo cuanto se ble no pensar en estos versos de MALV:
quiere.
Por eso su poesía tendría más de lo ...h a traicionado el sueño le preguntan
fáustico, de lo ilimitado, de lo inalcanza­
qué es la rosa qué rosa
ble, del espacio infinito, que de cualquier
resto de lo apolíneo y hasta más de lo má­ quién gime allí detrás de aquel momento
gico. (Breña; 364) qué cortina qué sábado en el llanto

quién al sur con su abeja en la memoria


Sin duda esta interpretación de Breña tejiendo la amarillo me condenan
está directamente relacionada con su idea
dicen que es él y él calla y me sonrío
de que T D P es “una explicación del poeta,
[que] quiere ayudar a la comprensión de su mira flotar las cosas porque duda
libro". Si bien la relación que la concepción el inocente mira porque llora
de lo apolíneo que delinea Breña es, desde
empiezo a recordar está cantando
el spenglerianismo (mas allá de su influen­
cia en el mismo Figueredo25), acertada, no sólo es verdad el agua...
es cierto que Figueredo “no quiera” lo apo­
líneo, sino que "elige” como dirá después,
una "poesía no-apolínea", y dará sus razo­
nes, a pesar de que le "sorprenda” esta "vas­ Este rostro es ajeno desoídlo
ta, mayoritaria cosmovisión" de sus con­ ni éste ni aquél...
temporáneos. ¿No es acaso esa sorpresa
un indicio de que tal observación implica
una crítica? Si aceptamos esa posibilidad,
...y el tiempo sura, la disonancia, el sufrimiento; el ar­
y Dios su cordelero tista dionisíaco ama lo irracional, y el arte
dionisíaco por antonomasia es la música.
y cuando
N o sería difícil forzar este cuadro has­
pueda mirar su cara estaré ciego"
ta convertirlo en una glosa de la diferen­
ciación esbozada ut supra entre un poema
de M ALV y un soneto de Poesía. Pero, por
El primer fragmento corresponde a
un lado, “apolíneo” o “dionisíaco” no son
“Transverdad” el segundo a “Teoría de la
términos que debamos aquí aplicar a tex­
máscara” y el tercero a “El cordelero”. Grou
tos individuales, sino a una cosmovisión;
y Palisca, autores de una monumental His­
por otra parte, y siguiendo el razonamien­
toria de la música occidental, se aplican a es­
to de Figueredo conforme va avanzando
tudiar la música de la Antigüedad griega
TDP, es preferible pensar que un poema
en los términos que siguen. Conviene re­
como "Narciso enlutado" es “clásico”, "for­
cordarlo para no olvidar que estamos ante
mal” y “apolíneo” mientras que “Yo le decía
una dupla conceptual de dilatada historia
a Alvaro” es “experimental” o “vanguardis­
y grandes transformaciones:
ta”, no sujeto a una forma tradicional o
"no-apolíneo". En todo caso, un análisis
formal de "Yo le decía a Alvaro” tendrá en
...podemos discernir una división ge­
cuenta su musicalidad, su uso de deter­
neral en dos clases: una música cuyo efec­
minadas combinaciones fónicas y el po­
to tendía hacia la calma y la elevación, y
deroso ritmo interno pero no, como uno
otra, a producir excitación y entusiasmo.
de “Narciso enlutado”, la subordinación de
La primera clase se asociaba con el culto
todos estos elementos a una forma prefi­
a Apolo: su instrumento era la lira y sus
jada por una larga tradición en el idioma.
formas poéticas afines, la oda y la épica.
Uno de los poemas es más "musical” y el
La segunda clase se asociaba al culto de
otro más "escultural”, por decirlo de algún
Dionisos: su instrumento era el aulos y
modo. Arturo Sergio Visca, en la primera
sus formas poéticas afines, el ditirambo y
reseña de M ALV escribía: “se rechaza [en
el drama. (Grou y Palisca; 23)
M ALV] ‘la palabra como cuerpo eurítmico,
la estática de la frase, el regodeo melódico, la
presentación rigurosamente sucesiva de los
Oliveras (Oliveras; 246) hace una lis­
elementos, la estructura renacentista de la
ta de rasgos que caracterizarían al arte y
estrofa, el hueco decorativo’ Todo esto sería
a los artistas apolíneos y dionisíacos en el
poesía apolínea.” (Visca; 34) Se rechaza, es
esquema de la estética nietzscheana. Los
cierto, en MALV, pero no en TDP, que es
conceptos “separación, principium indivi-
un "testimonio de parte”.
duationis, sueño, mesura, belleza, placer”, la
intelegibilidad como norma y la escultura Figueredo, que ya ha realizado su
como arte más adecuada a sus fines son diagnóstico de "nuestro mundo cultural”, se
propios de la cosmovisión apolínea, y son ocupa ahora de “dejar por ahí” la posibili­
propias de la dionisíaca la búsqueda de la dad de que esa “vasta, mayoritaria cosmovi­
unión, lo arcano, la embriaguez, la desme­ sión no-apolínea” pueda ser sustituida por
otra apolínea, “en virtud de no se qué opera­ de una abstracción primordial en la his­
ción moral”; así, Figueredo es un represen­ toria de la cultura (aquella que discierne
tante de lo que Calinescu llama “una visión entre épocas oscuras y herméticas y otras
global de la historia cultural como un proceso luminosas y comunicativas) común a O c­
explicable a través de la continua renovación cidente desde la Antigüedad: es la "adici­
de los enfrentamientos entre dos tipos opues­ dad de las formas” lo que, como un saber
tos y recurrentes" (Calinescu; 93). Esa “con­ antigüo, hace posible creer que la cosmo­
tinua renovación de los enfrentamientos” en­ visión actual dionisíaca visible en todas las
tre “dos tipos opuestos y recurrentes” (en este manifestaciones de la cultura, y por tanto,
caso, lo apolíneo y lo dionisíaco") se lleva a también en la poesía, será sustituida por
cabo en poesía, según Figueredo, en el es­ otra de carácter apolíneo. Este es el ele­
cenario de “las f o r m a s las formas consti­ mento utópico del pensamiento poético
tuyen el lugar donde, por no sabemos qué de Figueredo.
operaciones morales, se hace visible una
transformación de una cosmovisión mayo- Dónde y cómo comienza el "triza-
ritaria. M ás arriba tildé el poema "Narciso miento” de nuestro mundo cultural y
enlutado” de “clásico” o “formal”, y al texto cómo afecta a las formas es uno de los
“Yo le decía a Alvaro” de “vanguardista” o grandes problemas a los que se enfrenta­
“experimental”; es claro que sería muy di­ ron algunos de los primeros historiadores
fícil justificar el uso de tales términos, por­ de la Modernidad literaria como Hugo
que no es “forma” algo que pueda dejar de Friedrich, que en su clásico L a estructura
ostentar cualquier poema, ni la arbitrarie­ de la lírica moderna escribe:
dad algo que pueda abandonar hasta sus
últimas consecuencias un texto literario.
El binomio “clásico/ vanguardista” es de Puede decirse que la poesía moderna
uso común, pero esconde falacias insupe­ posee un dramatismo agresivo, que impera
rables, y el caso que nos ocupa es un claro en la relación entre los temas o motivos,
ejemplo de las mismas, ya que la recepción mas bien "contrapuestos” que “yuxtapues­
estándar de la obra figuerediana abundó en tos” como domina también en la relación
la percepción de difusos vanguardismos, entre éstos y un estilo inquieto, que trata
lo que acarreó varias incomprensiones y de dislocar en cuanto sea posible la corres­
malinterpretaciones; preferimos utilizar pondencia entre los signos y lo designado.
el término "vanguardia" en sentido histó­ (Friedrich; 17)
rico estricto. Por otra parte, Figueredo, en
su amplitud de miras, excede el horizon­
te histórico de la Querella de Antiguos y Inquietud, dislocamiento, contrapo­
Modernos en el que tiene sentido hablar sición, dramatismo, agresividad: palabras
de “vanguardias” y "clacisismos” e incluso que las vanguardias hicieron suyas en sus
(como solía hacerse antes) de “clacisismos” prácticas y que encuentran eco en Figue­
y “romanticismos”. Aunque estos binomios redo cuando éste realiza un análisis de la
conceptuales ilustran a la perfección ese poesía de MALV, así como la idea de una
pensamiento dualista del que habla C a­ “dramática tensión de las fuerzas formales”
linescu, Figueredo parece estar más cerca en el poema.
De la misma manera que en la pintura ajustan a un determinado número de sílabas,
moderna el conjunto de colores y formas, los otros no.”Amado Alonso, por su parte,
convertidos ya en algo autónomo, trans­ se acerca a la terminología que nos ocupa
forma o incluso suprime todo lo objetivo cuando, en su Materia y forma en poesía,
para llegar a su propia realización, tam­ analiza el “ideal clásico de la forma”:
bién en la lírica puede llegar un momen­
to en que el movimiento autónomo del
lenguaje y el afán de lograr unas formas El ideal clásico de la forma consiste
sonoras y unas curvas de intensidad libres en anular todo conflicto entre las leyes
de significado hagan que el poema deje de heterogéneas que concurren en el poe­
ser comprensible a base del contenido de ma, y en obtener de cada uno de los as­
sus expresiones. Su verdadero contenido, pectos un multiplicador expresivo de la
en efecto, reside en la dramática tensión de intención poética central (...) Los poetas
las fuerzas formales, lo mismo exteriores clásicos son los únicos que lleva por igual
que interiores. (Friedrich; 18) el ideal de perfección a todos los aspectos
del poema. O dicho al revés: podemos re­
servar el nombre de clásicos para los poetas
Es este elemento expresionista, diga­ de cualquier tiempo o escuela poética que
mos, este debatirse inquieto y esta “ten­ lleven por igual el ideal de perfección a to­
sión” de la poesía moderna lo que ha pri­ dos los aspectos del poema. Ellos ostentan
mado en el estudio de sus características la sazón de la forma en el sentimiento, en la
formales en un grupo amplio de autores. intuición, en la realidad representada, en el
Pero hay otras posibilidades, mas allá de pensamiento racional, en la ordenación del
que no tendremos en cuenta ahora la am­ poema, en la construcción sintáctica, en la
plia teorización sobre la forma realizada significación y poder sugestivo de las pala­
en el siglo X X con más intensidad en el
bras y en el gobierno del material sonoro. Y
campo de la estética de las artes visuales26:
esto no como una yuxtaposición de formas
las que provienen de lecturas de la estilís­
cada una perfecta en sí sino como la inte­
tica y el formalismo.
gración de todos los aspectos del poema
Para clasificar composiciones en verso en una forma unitaria que se justifica en la
libre de la poesía contemporánea, F. López unidad de la persona. La forma típicamente
Estrada, por ejemplo, acude a la distinción clásica resulta del exacto equilibrio de todas
entre el “poema simple” y el “poema com­ las formas parciales. (...) Forma clásica es,
plejo”, barrunto de la vieja división entre pues, un equilibrio estable de perfecciones.
poemas estróficos y no estróficos27. Para (Alonso; 37,49,50)
Oldrich Belic, en un estudio más reciente
y muy documentado, escribe que la “teoría
clásica [del verso español] divide la versifica­ ¿Es ésta la “poesía apolínea” de la que
ción española en dos grandes categorías: la habla Figueredo? ¿La forma clásica? Evi­
versificación regular y la irregular. T. N a­ dentemente, no se puede ser muy categó­
varro llama a los versos que conforman la rico al respecto, pero, a su vez, es conve­
primera categoría métricos, y a la segunda niente recordar que "una cosmovisión” que
pertenecen los amétricos. Los primeros se se define “vasta, mayoritaria” ha de tocar,
en algún grado, a todo usuario de la koiné empero, exige, por su rigor, el tentar otras
que esa cosmovisión trae consigo, a todo tipologías más justas, y creo que tal esfuer­
contemporáneo. Y Figueredo se resiste a no zo debería contentarse con hacer una sola
ser un contemporáneo, aunque crítico. Bre­ gran división entre los poemas formales
vemente, analizaré dos aspectos de la poéti­ (sonetos, odas, canciones, romances, etc)
ca de Figueredo que nos permitirán apurar y los poemas reunidos en M ALV o que
algunas conclusiones acerca del problema ostentan afinidad con éstos en el uso del
de las formas: trayectoria édita y trayectoria verso libre y una dicción fragmentada; és­
inédita, y adecuación de tema y forma. tos son los "poemas convencionales” de Fi­
gueredo, ya que representan la adecuación
Después de un poemario del cual Fi­
de su verso a la cosmovisión de su época.
gueredo abjura, la única obra publicada
Los otros son poemas que marchan a con­
en vida por el autor es MALV; Breña dice
trapelo de la misma, y las diferencias entre
que tiene una carta en la que Figueredo
ambos grupos son claras y numerosas. Los
aboga por la representatividad de dicho
poemas de M ALV son representativos de
libro. N o hay razones para no creerle, aun­
las características que Figueredo le asigna
que Breña, por otra parte, comete ciertos
a su época y critica en ella. Curiosamente,
excesos interpretativos analizando TDP,
lo jánico” es un tema privilegiado tanto en
como cuando afirma que el autor “rechaza”
los textos de M ALV como en sus poemas
“lo apolíneo, que es el orden” (Breña; 364).
apolíneos: la dualidad, que opera en elfon­
En todo caso, lo cierto es que si Figueredo
do del pensamiento estético de Figueredo,
planeaba publicar otro poemario, no lo sa­
es lo más visible de su superficie. El poeta
bemos ni, al parecer, podemos saberlo. Sin
“dramáticamente” engendra sus formas: no
embargo, es interesante volver a constatar
es disparatado pensar este dramatismo,
la radical distancia que separa los poemas
literalmente, como una puesta en escena,
de M ALV y los poemas que integran la
mas aún teniendo en cuenta la extraña
selección Poesía bajo los epígrafes “Umbral
dialéctica figuerediana, que le permite al
de Mundo a la Vez" y “Poemas posteriores
poeta hacer la poesía de su época y publi­
a Mundo a la Vez” de los otros textos del
carla y, en la oscuridad, pretender la otra,
libro. En la crítica figuerediana, este con­
engendarla y nunca hacerla pública.
traste no ha dejado de ser notado. D. L.
Bordoli reconoce “dos cauces” en la obra de Figueredo tenía, en vida, fama de ser
Figueredo: el de la poesía de “alma popu­ un poeta “audaz” según el testimonio de
lar” y el de "otra que se aproxima al clima su coetáneo Ornar Moreira. En el próxi­
surrealista” (Bordoli; 1966, 34). Visca (Fi­ mo capítulo nos dedicaremos a rastrear los
gueredo; 1974,7) distingue entre los poe­ elementos “vanguardistas” de la escritura
mas “de entonación popular" y “los que bus­ de Figueredo, su recepción y su importan­
can su acento en la distorsión de los ritmos cia para continuar tratabajando en el pro­
tradicionales”, y eso se debe en parte a la blema de la relación entre T D P y MALV.
fama de Figueredo como autor de roman­ Brevemente volveremos sobre el problema
ces y poemas históricos de largo aliento, y de las formas en poesía al analizar la rela­
en parte a una lectura en clave "vanguar­ ción de Figueredo con la tradición del ver­
dista” de MALV. La obra de Figueredo, so libre inaugurada por Whitman.
atención los pares coro dionisíaco/ más­
cara expresionista e imaginería barroca/
evasión surrealista. En la práctica, se trata
Me he ocupado hasta ahora de los me­ de un sutil juego de correspondencias en­
canismos que utiliza Figueredo para hacer tre estéticas no-apolíneas, lo cual explica la
de T D P un texto crítico de los poemas a los “juiciosa humildad” de que hace gala el au­
que sirve de marco, y del problema de la for­ tor al arrancar el párrafo con nuevo impul­
ma en poesía, central para la comprensión so luego de elaborar un agudo diagnóstico
de las premisas estéticas de las que parte de las condiciones de producción cultural
Figueredo en su análisis de su “mundo cultu­ de su época, y dedicar algunas líneas mas
ral" y en su diagnóstico de una situación de bien oscuras a los presupuestos estéticos
la cultura de la cual los poemas de M ALV
que precisamente los poemas sobre los
son representativos. En los siguientes pá­
que ahora reflexiona ilustrán. De todos
rrafos, cada uno de los cuales comienza con
modos, es interesante notar la idea de
una aserción en primera persona que de­
“evasión surrealista”, porque la parte más
nota una acción (sostener, adoptar, aspirar,
citada de TDP, que viene a continuación,
manifestar) Figueredo se dedicará a realizar
suele usarse para demostrar la filiación,
un autodiagnóstico: una lectura de los poe­
o al menos, la influencia, del surrealismo
mas de MALV. En esta zona del texto es
sobre Figueredo. Otro cariz cobran las si­
donde T D P más se parece a un manifiesto,
guientes frases si consideramos el surrea­
porque en ella se definen motivos, temas,
lismo un modo de “evasión” emparentado
aspiraciones, filiaciones y características
con la “imaginería barroca”:
formales de la poesía de MALV.

Sostengo, con juiciosa humildad, mi fe en Adopto una poesía adicta, al mismo


el inagotable repertorio que va, o viene, desde el tiempo, al orden y al delirio, a la coherencia del
coro dionisíaco a la máscara expresionista, del núcleo temático y a la irracionalidad del discur­
pathos gótico al romanticismo germánico, de la so, a un equilibrio entre la efusión y el efugio.
imaginería barroca a la evasión surrealista, del
dibujo rupestre al tango afro-rioplatense.
En realidad, parece ser ésta la más lo­
grada descripción posible de los poemas
Un cosmopolitanismo y cierta volun­ de MALV, y no dan lugar a dudas acerca
tad de síntesis, de apropiación de tradicio­ del tipo de búsqueda que está llevando
nes dispares impregna este párrafo, que a cabo el autor. Recientemente editado
ostenta un marcado zeitgeist ecuménico, MALV, sin embargo, las lecturas que
aunque limitado por un criterio fácilmen­ consideraban "surrealista” o al menos em­
te discernible, ya en la selección de pare­ parentado con las prácticas surrealistas el
jas de conceptos extraídos de la historia libro, eran fácilmente avizorables. Es así
del arte y la estética (el “inagotable reper­ como A. S. Visca, cuando escribe sobre
torio” cultural de Occidente) unidos por Figueredo en El Ciudadano, el 27 de Fe­
una copulación. Llaman esepcialmente la brero de 1957, afirma:
1
N o creo desde luego que Figueredo Yo corcel galopando en una orilla
procure “el automatismo de la escritura” Brazos del viento descansando en los árboles
que proclamaban los surrealistas. Sus poe­
Me acostaré tal vez quién sabe en dónde
mas evidencian el esfuerzo selectivo de sus
elementos y el prolijo cuidado de selección En el polvo o en un mosquito
de sus ritmos verbales. (...) Figueredo
Para ser el grito de un cocodrilo
quiere que su poesía sea trasunto de nues­
tro mundo, del mundo de nuestra hora, O las manos abrazadas al fondo de un río
cuyo único orden parece reducirse al caos, Yo en una hoja caído
y que, para lograrlo, procura, más que caer
En una gota de agua envuelto
desde lo irracional a lo consciente, mante­
nerse voluntariamente en lo irracional, e Para no volver nunca
incluso, promoverlo deliberadamente.” Puedo seguir mucho tiempo deambulando

en los aires
El problema estaba a la orden del día, Tal vez tenga la forma invisible de un microbio
pero para nosotros ahora tiene un altísmo
O quizá esté en el aletear del vuelo de una mosca
interés. ¿Por qué razón se relaciona pre­
cisamente con el surrealismo a la poesía H ay tanto
de Figueredo, y en una fecha tan tardíaí
Tanto espacio para volar mi cuerpo inútil
Esta cuestión, a la que podrían dedicarse
muchas páginas es doblemente interesante Tanto manantial donde poner mis pies frágiles

si tenemos en cuenta que son dos poetas la­ Tantos redondeles blancos en los ojos cerrados
tinoamericanos que han solido relacionarse
Que en mi inconsciente voluntad de estar así
con el surrealismo los que más han incur-
sionado, en el siglo X X , en la temática jani- N o estoy solo
ca”: Octavio Paz y Alejandra Pizarnik. En
la poética de ambos la imagen del espejo, las
cuestiones de la escisión de la personalidad,
El poema (Megget; 1942, 77) ostenta
la multiplicidad en la unidad y el bifrontis-
un tipo de humor nada frecuentado por
mo son elementos centrales. Y también en Figueredo, pero mantiene con textos de
un poeta uruguayo anterior a MALV, que M ALV cercanías insoslayables. Visible­
murió muy joven pero que fue coetáneo de mente, posee un aire de familia con ciertos
Figueredo: Humberto Megget: textos del surrealismo de escuela, e incluso
desliza la palabra “inconsciente” en el mo­
mento preciso en el que la multiplicidad
Yo mi sobretodo verde
del yo que es elaborada en el resto del
Yo mi cáscara de nuez poema se resuelve "lógicamente’) racional­
mente, casi se diría de una forma prosaica.
Yo mi gota de agua
De hecho, es el final del poema lo que hace
Mi río imposible pensarlo como estrictamente
Mi árbol “surrealista” a pesar de la utilización que
hace Megget de las yuxtaposiciones, la sobre la adopción de algunos elementos
técnica del collage, el humor subversivo surrealistas, o mejor aún, surrealizantes,
e incluso, aunque se trata de una lectura por parte de Figueredo en los poemas de
arriesgada, elementos del “azar objetivo” MALV, la oportunidad de tal suceso y sus
propugnado por Bretón como una técnica consecuencias teóricas en el marco de esta
que permitiría encontrar maravillosas re­ investigación. En este notable trabajo, Fer­
laciones entre lo cotidiano y lo imaginario. dinan escribe:
Pero me limitaré a señalar esta coinciden­
cia, o posibilidad de coincidencia, porque
mi interés es relacionar esta lectura de un Se podría decir, entonces, que en
Figueredo que podía ser considerado su­ América Latina hay pocos ejemplos de un
rrealista no con el bifrontismo, lo jánico surrealismo rigurosa y sostenidamente ex­
de Figueredo que consideré “de superficie” plotado y que hay que buscar trazas de su-
más arriba, que quizá podía entenderse realismo y no un movimiento claramente
“alvaridad” u "otromismo” en tanto se ac­ establecido. La idea de que el surrealismo
ciona en el plano del contenido, del tema en América Latina es sólo un "ingredien­
trabajado en el texto, sino el otro, el que te” y no una poética formalizada está ya
oficia de imagen rectora de mi lectura de en Manuel Durán y la retoma Peter Earle
T D P como crítica de M ALV y de los poe­ para quien “no hay por qué preguntarse si
mas de M ALV como “convenciones" cuya tal o cual escritor es surrealista. M as vale
examinar de qué modo un escritor deter­
existencia solo es posible en un mundo
minado asimila o transforma o rechaza los
signado por la fragmentariedad, por una
fundamentos del fenómeno”. (...) tanto
mayoritaria cosmovisión no apolínea, y
Earle como Durán (...) identifican la difi­
que, en realidad, ilustran, pero no superan,
cultad de la reconstrucción empírica como
a pesar de lo que podría desprenderse del
un problema de método y por lo tanto no
tono usado por Figueredo en TDP, crí­
se plantean la posibilidad de reconsiderar
tico y marcado por el elemento utópico.
el fenómeno mismo, por ejemplo, cuestio­
"N o aleja de sí" Figueredo el problema de
nando el supuesto alcance de la penetra­
la transformación de esa cosmovisión no
ción del surrealismo y buscando las causas
apolínea en “superstición" apolínea, ya que,
que lo harían de muy difícil asimilación.
considera, el pensamiento de tal posibili­
De hecho, estos últimos son presupuestos
dad lleva directamente a la consideración
preteóricos de este artículo. Voy a sugerir,
de la cuestión “adventicia", y tal vez “pri­
por consiguiente, cuáles son las razones
mordial” de la ciclicidad de las formas. En
que hicieron que el surrealismo viajara
esa visión de la poesía de Figueredo como
pero no pudiera reproducirse eficazmente
un Jano bifronte, los poemas de M ALV
en América Latina, razones que me llevan
son el rostro que mira al pasado, y sus poe­
a pensar que, en sentido estricto, no sólo
mas apolíneos el otro.
no hubo, sino que no podía haber habido,
En un artículo de Valentín Ferdinan ningún proyecto artístico robusto auténti­
titulado “El fracaso del surrealismo en camente surrealista en nuestro continente.
América Latina” podremos encontrar al­ Dado que su impacto es innegable, mi ob­
gunas herramientas para echar alguna luz jetivo no es explicar la influencia que haya
podido tener el surrealismo, sino cambiar culmina en la interrogación retórica final
el foco de la discusión y señalar, por una que, partiendo de la inicial, cierra circu­
parte, la discrepancia entre el grado de in­ larmente el poema.” (Miranda, sobre "Yo
fluencia que se le asigna y el alcance real de le decía a Alvaro”)
esa influencia, y por otro, que el supuesto
contenido revolucionario del surrealismo
es mucho menor de lo que se acepta, y su­ Ferdinan, que considera “nefasta” la
gerir que en muchos casos la adopción de influencia del surrealismo en América La­
algunos elementos de la poética surrealis­ tina, afirma terminando su artículo que la
ta por parte del arte latinoamericano cerró “falta de esperanza, la parálisis frente al esta­
más posibilidades críticas de las que su­ do de cosas, la imposibilidad de cambiar las
puestamente abrió. (Ferdinan, 76) condiciones sociales, todos estos son elementos
que permean la escritura de García Márquez
y que lo han enfrentado a la disyunción entre
Antes de justificar y explorar esta lar­ lo que construye como su referente artístico y
ga cita, quisiera reunirla con esta otra, de su referente político -un referente que incluye
menor valía y, sin embargo, importantes el concepto de utopía.” El autor traza una ge­
resonancias: nealogía de lo "real maravilloso” (de ahí la
referencia al novelista colombiano) como
una falacia derivada de una mala praxis su­
Figueredo se muestra receptivo, en rrealista en el continente. Pero lo que me
forma y contenido, a las propuestas de las interesa trabajar aquí es el eje Whitman-
corrientes de principios de siglo. La su­ vanguardias-surrealismo y su importancia
presión de los signos de puntuación, por para el análisis del problema de las formas
ejemplo, intensifica el dramatismo por la en Figueredo, y la idea de conjunción de
continuidad del discurso. (...) Utiliza re­ "referente artístico” y "referente político
cursos de las vanguardias, como la disposi­ que incluye el concepto de utopía” para
ción tipográfica alternante o la utilización profundizar en lo que podríamos llamar el
de abundantes neologismos (alvaridad, "fracaso de M ALV explicitado en T D P ” y
abrilísimo, alvarísimamente) en los que el las características del componente utópico
superlativo, el gerundio, la perífrasis ver­ del pensamiento de Figueredo, al menos
bal, constituyen eje formal de la construc­ en el plano estético (pero no sólo en él,
ción lingüística del poema. como podremos ver).
La sustantivación de los artículos En la historia de las formas de la
mediante sustitución (ej: qué un), el en­ poesía en lengua española, el impacto de
cabalgamiento de los versos, la anáfora Whitman tiene una importancia funda­
iterativa como un campas sistèmico y el mental28. El poeta norteamericano es, to­
polisíndeton de los primeros versos de la davía a principios de siglo, una referencia
sumatoria interrogativa, son formas de ineludible de los jóvenes escritores lati­
expresión auténticamente personales. De noamericanos y el gran rector del verso
Walt Whitman, acaso la alternancia de libre. Whitman, que antes de la publica­
versos largos con versos breves, la enume­ ción de su célebre Leaves of Grass escribió
ración que produce un efecto creciente y una gran cantidad de poemas que seguían
rigurosamente las formas tradicionales de en la “evasión surrealista”, en su descargo,
la métrica inglesa, se convierte luego del Si T D P es el lugar donde Figueredo, a la
resonante éxito de su única obra publica­ vez que defiende, invalida la poética ilus­
da en vida (aunque rescrita radicalmente trada por los poemas de MALV, las con­
en cada una de sus sucesivas ediciones) en sideraciones que hemos hecho en los últi­
un verdadero revulsivo para los jóvenes mos párrafos nos remiten a una tradición
lectores latinoamericanos. Su influencia (dionisíaca) de la que Figueredo, a pesar
en Borges, por ejemplo, es ampliamente de (y por su misma) ‘juiciosa humildad”,
conocida, como conocida es la influencia cuestiona radicalmente, declara, por decir­
del argentino sobre Figueredo. Para Bre­ lo de algún modo, de época, pero de una
ña (Breña, 355), “Parra y Borges le han época crítica cuyo destino es ser suplan­
dado a Figueredo la sugestión de las formas tada por otra, caracterizada por lo que él
y del contenido nuevo." Si bien es probable llama una cosmovisión apolínea. Esta acti­
considerar un exceso la observación de Mi­ tud, sin duda extraña, está signada por un
randa de que de Whitman haya aprendido pensamiento utópico, del cual no conoce­
Figueredo la alternancia de versos largos y mos ahora demasiado, aunque es posible
breves, no es absurdo atender la filiación pensar, teniendo en cuenta los poemas
whitmaniana del poeta uruguayo. Por otra de juventud de Figueredo publicados por
parte, no deja de ser curioso, en el contexto Blanca Luz Brum en Justicia (caracteriza­
de este estudio, que Whitman haya transi­ dos por un entusiasmo proselitista muy
tado un periplo opuesto al de Figueredo en apropiado en el órgano periodístico oficial
lo que concierne a la adopción de las formas del Partido Comunista del Uruguay) y la
tradicionales en la composición poética. incitación picassiana de “La Madre”, de
Tampoco es disparatada la observación de MALV, que no sólo está alimentado de
Miranda sobre los abundantes recursos consideraciones estéticas29.
“vanguardistas” de Figueredo en MALV:
Pero Figueredo no nos lleva por esos
es obvia. Resulta evidente que Figueredo
carriles:
ha leído poesía de vanguardia y ha tomado
sus lecciones de surrealismo, como él mis­
mo afirma en TDP. En el plano de las for­
Aspiro a que el poema, más que como
mas, quizá no sea un elemento esencial al
un producto, logre consumarse, paradójica­
análisis, pero si lo es cuando nos detenemos
mente, como un producirse. A que la materia
a analizar las técnicas que utiliza Figuere­
artística no encubra totalmente la materia
do en M ALV para lograr "al mismo tiempo
primera, la piedra original. Y a que, de tal
(...) la coherencia del núcleo temático y (...)
manera, cree una ilusión dramática de tem­
la irracionalidad del discurso”.
poralidad.
“En muchos casos la adopción de
Manifiesto las intenciones mayores: Jo-
algunos elementos de la poética surrealis­
yce, Picasso. Declaro, sin rubor, esta corres­
ta por parte del arte latinoamericano cerró
pondencia: la del primer poema del cuaderno
más posibilidades críticas de las que supues­
y algún detalle de la Guernica picassiana.
tamente abrió”, escribe Ferdinan, y Figue­
redo sostiene con "juiciosa humildad” su fe
Las aspiraciones de Figueredo nos Ambos (la concepción vanguardista
permitirían detenernos largamente (pero del proceso como producto y su deuda
no es el lugar ni el momento) en dos inte­ con Duchamp, y la presencia de Parra del
resantes problemas. Uno de ellos es la in­ Riego en Figueredo) nos remiten a un pro­
fluencia de Parra del Riego en Figueredo, blema que, al tratar el posible surrealismo
un subtema de un largo capítulo de un li­ de Figueredo, se evaporaba, pero que no
bro posible dedicado al poeta peruano y su dejaba de entenderse posibilidad, al me­
fecunda trayectoria en el Uruguay. Al tema nos en la recepción de M ALV a fines de la
dedica Breña algunas páginas, y en una de década del cincuenta: la inserción de T D P
ellas transcribe un texto extraído del libro en la tradición del manifiesto. Casi al final,
de Parra del Riego Prosas (1943): Figueredo, de hecho, "manifiesta”, al menos
“incitaciones mayores”, pero ya habíamos
adelantado al principio de este trabajo que
Nuestro arte deber ser un compromi­ uno de los objetivos de éste era discutir la
so de emoción. Algo que tajee y queme. pertinencia del uso del término "manifies­
Velocidad, multitud, joyería, dolor; amor, to” para referirse a TDP, porque, ¡a qué
trágicas oposiciones, conflictos acerbos de género literario pertenece? Tiene algunas
la pasión y la inteligencia; formas rudas, de las características de la introducción, la
ágiles, luminosas, del esfuerzo universal. presentación o el prólogo y sus variantes,
Todo en serie de dramáticas y rápidas sín­ como las "palabras liminares” o los “pórti­
tesis (Breña, 353) cos” (bastante utilizados en poemarios y
antologías poéticas hispanohablantes de
finales del siglo X IX y principios del X X ),
Las cercanías lexicales de Parra y Fi­ aunque cumpla una función diferente en
gueredo llaman la atención, especialmente relación con los poemas del Mundo a la
al final, cuando aparecen los conceptos de vez, ya que “realiza la presentación o defensa
“dramático” y “síntesis” (al que volveremos de una tendencia literaria o nueva estética
al final de este trabajo). El otro problema implícita” (Estébanez Calderón; 878) en la
ha de ser, meramente, sugerido a través obra, y esa es una de las definiciones del
de una cita de la “Introducción” de Gloria manifiesto, aunque no en sentido estric­
Moure a las Notas de Duchamp: to30. Sin duda, Figueredo realiza en T D P
una presentación de la poética ilustrada
por los poemas de MALV. Sin duda, reali­
Las notas de las boítes, que fueron
za una defensa de la misma, aunque como
cuidadosamente reproducidas según los
hemos venido estudiando, tal actitud de­
originales más imprevisibles, superan la
fensiva tiene algunas características poco
“acción” de crear y privilegian el “hacer”, o,
comunes, ya que el carácter jánico de T D P
mejor dicho, el querer hacer o configurar;
no sólo se activa en relación a los poemas
reúnen, en suma, la cualidad autónoma
de M ALV sino que es una cualidad del
del objeto con los deseos, sentimientos
propio texto, que, mediante una delicada
y voluntades del responsable "hacedor”
construcción, se permite afirmar una cosa
(Moure; REF).
a través de su relación con la realidad y ne­
garla al mismo tiempo a través de su falta
de relación con la utopía, utilizando para su época ("trasunto de su época”, dirá A. S.
ello un esquema mental que funciona me­ Visca), contemporánea, típica, aunque de
diante opuestos incompatibles. un modo complejo y sintético. Esta aseve­
ración no provoca asombro en nuestra lec­
Para Estébanez Calderón el término
tura del texto a 51 años de su publicación,
“manifiesto” es “de origen latino (manifestáis,
y es estrictamente coherente con todo lo
manifestare: manifiesto, dar a conocer) y
afirmado hasta ahora sobre un T D P que
...alude a la publicación de un texto es, a la vez que un diagnóstico de una épo­
breve (en una hoja suelta, folleto, periódi­ ca, su crítica, y un autodiagnóstico (de
co, revista, etc.) por parte de un grupo o M ALV) a la vez que una autocrítica. De
movimiento político, religioso, filosófico, modo que el "manifiesto” figuerediano es
artístico o literario, en el que se exponen muy peculiar: si "defiende unas determi­
y defienden unas determinadas doctrinas nadas doctrinas o programas de acción" a
o programas de acción, que en la mente posteriori, en tanto son las doctrinas y pro­
de sus promotores, conllevan novedosas gramas de acción de los poemas de MALV,
o revolucionarias formas de progreso con no es un "promotor”, en sentido estricto,
respecto a lo anteriormente establecido de esas doctrinas o programas, porque no
en los respectivos campos. (...) el térmi­ cree que éstas conlleven “novedosas o revo­
no “manifiesto” sólo comienza a utilizarse, lucionarias formas de progreso con respecto
(...) desde finales del siglo X IX y tendrá a lo anteriormente establecido”: los poemas
su período de esplendor en las dos prime­ de M ALV son, en realidad, reaccionarios,
ras décadas del siglo X X con la aparición si creemos en el diagnóstico de Figueredo
de los movimientos de vanguardia. (Esté­ (y, a modo de ejemplo y para uno sólo de
banez Calderón; 643-44). los factores estudiados en este trabajo)
aceptamos las conclusiones de Ferdinan, y
dado que Figueredo ostenta un esquema
Ya para 1935, afirma Hugo J. Verani, dualista y cíclico de concepción del deve­
"la vanguardia deja de existir en cuanto tal: nir histórico, las ideas de "progreso” o “no­
la pretensión de destruir la cultura hereda­ vedad” deberían resultarle bastante ajenas.
da ya no tiene vigencia y sobreviene un pe­ Es por eso que T D P es un manifiesto já-
ríodo de reconstrucción, de consolidación de nico, bipolar y oximonórico. También los
las posibilidades expresivas”. Es interesan­ poemas de M ALV ostentan estas cualida­
te notarlo, porque la voluntad de síntesis des. También la obra entera de Figueredo,
que opera en Figueredo y se evidencia no indecisa entre el orden y el delirio, sino
en el análisis de MALV, una voluntad de consciente de la imposibilidad del prime­
síntesis entre elementos tomados de dife­ ro y la inaceptabilidad del segundo en un
rentes vanguardias (cubismo, surrealismo, mundo cultural políticamente trizado. O,
utraismo) y tendencias de escritura de los si se quiere, diversificado. Si los poemas
primeros años del siglo X X 31, amén de de M ALV quieren ser una síntesis de un
otros elementos que podrían dar cuenta mundo pasado, desde el dibujo rupestre a
del “inagotable repertorio” que mentara la evasión surrealista, en clave no apolínea,
antes, hace pensar que Figueredo preten­ y trasunto de su época, T D P expone sus
de componer una obra representativa de límites utópicos.
Conclusión dogma poético, como afirma el autor en el
primer párrafo, a pesar de que ampara y
socorre el dogma poético de MALV. No
Extraña búsqueda la de este escritor,
oscuro anhelo de unidad el suyo. En últi­ establece o ampara, “por virtud estadística”
ma instancia, lo jánico se vuelve la única un canon provisional en el que encaje su
certeza de Figueredo, el formulario mítico experiencia personal en la poesía suya, en
que le permite tener fe en un repertorio sí, a pesar de que establece o ampara un
(una tradición) que excluye a la otra en canon provisional en el que encaja su ex­
términos absolutos, en términos de re-
periencia personal en la poesía de MALV.
presentatividad, por ejemplo, de una obra
Furtivamente da un testimonio del mundo
en su época. O, para decirlo en términos
marxistas, de su capacidad de dar cuenta de la poesía, señala una coincidencia de­
de lo típico. Es por eso que el objetivo de masiado habitual, y el el último párrafo de
este trabajo era dar demostrar que Figue­ T D P es, en definitiva, una claudicación
redo organiza en M ALV un discurso de teñida de nostalgia, nostalgia que encon­
grandes pretensiones: “nada menos que traremos, bajo otras formas, en muchos
dar cuenta de un estado de ánimo estéti­ poemas de Figueredo excluidos de o pos­
co llevando sus premisas hasta sus últimas
teriores a MALV:
consecuencias, a la vez que sienta, en el
mismo libro, las premisas de su propia ne­
gación”, y que esa “es la dualidad de la que
se ocupa este trabajo, y que nos permitirá Y basta de retórica, mientras cruje este
decir que T D P es un “manifiesto jánico”. mundo, que no es, ciertamente, el tuyo, oh
N o aspira a formular o socorrer ningún apolíneo Jenófanes de “El Todo es Uno”32 G &
1. Seguim os en algunos casos el texto (proba­ rrativa de Francisco Espinóla" (Paraninfo de la
blemente escrito por Amalia Baria) "Trayectoria Universidad, 1942), "La poesía de Parra del Rie­
biográfica" incluido al final del volum en P o e sía g o " (Am igos del Arte, 1945).
(págs. 129-30), en otros la "M icrobiografía" que
presenta Tom ás Breña en su ensayo dedicado 11. Págs. 59-62 y 63-65, respectivamente.
a Figueredo (incluido en E x p lo ra c ió n estética,
Tomo I, págs. 345-350) y en otros la reseña bio­ 12. U n o de los primeros en destacar este aspec­
gráfica que incluye H. E Pedem onte en su anto­ to fue H. E. Pedem onte (Pedemonte; 169). Pos­
logía N u e v a P o e s ía U r u g u a y a (Pedemonte; 225), teriormente, es u n o de los núcleos del análisis
en la cual la fecha de nacimiento de Figueredo que Alvaro M iranda hace de su obra. Arturo
es, erróneamente, 1908. El m ism o error comete Sergio Visca habla, en un artículo publicado en
Bordoli (Bordoli; 34). A lgu n o s datos surgen de El C iu d a d a n o el 27 de febrero de 1957 (y repro­

Investigaciones personales; los textos de Figue­ ducido en el núm ero 3 de L a B a lle n a d e papel),
redo publicados en Ju sticia fueron consignados de "el prolijo cuidado en la selección de sus rit­
por el Lie. Claudio Paolini (FHUCE, PRODLUL). m os verbales"
La "Ficha Biográfica" incluida en la página 13 de
13. Renard (Renard; 26-27) hace una larga lista
la revista L a B a lle n a d e P a p e l N° 3 agrega tam ­
de poetas incluidos en su antología que "sont
bién algu n o s datos de importancia.
nés ou ont vécu dans l'interieur du pays"y a n o ­
2. P o e s ía y c a n c ió n p o p u la r: s u c o n v e rg e n c ia en ta que "le cas d'Alvaro Figueredo est un cas ex­
el s ig lo XX. U r u g u a y 1 9 6 0 -1985. Montevideo, Wil- tréme. Né a Pan de Azúcar, il resolut de ne pas
frid Laurier University/ Librerías Linardi y Risso, quitter son village d'origine."
2005.
14. La cita de Renard (Renard; 27) que transcri­
3. El texto integra el volum en C e rta m e n p o é ­ bim os en la nota anterior es una traducción de
tico Florida, 25 de A gosto de 1944 (Florida, El un texto de Esther de Cáceres titulado “H om e­
H eraldo, 1944) junto con los otros dos poem as
naje a Alvaro Figueredo"incluido en L a B a lle n a
premiados. d e P a p e l N° 3, págs. 3-4.

4. Para H. E. Pedemonte,"Celebración de Barto­ 15. Breña cita una carta de Figueredo del 8 de
lomé Hidalgo" Seguim os, en este caso, la ver­ junio de 1962, en la que éste afirma que Des­
sión autorizada por la viuda en Poesía. vío de la Estrella es "inválido estéticamente" y
lo define com o un "muestrario de influencias"
5. Éste último com partido con Hum berto Za- (Breña, 1968; 5). El problema del tráfico de
rrilli. influencias de la poesía de Figueredo y sus
principales m entores (Parra del Riego, Borges,
6. A lgu n o s títulos son citados en el texto "Tra­ Oribe) es,casi sin excepción,el único problema
yectoria Autobiográfica" de P oesía. En la "Ficha que ocupa a Breña en sus varios trabajos dedi­
biográfica" incluida en L a B a lle n a d e P a p e l N° 3 cados al poeta uruguayo.
se dice que fue"colaborador"de F á b u la (La Pla­
ta), P o e s ía d e A m é ric a (Méjico) y Lírica H is p a n a 16. La noción de "paratexto" de Genet remite a
(Caracas). todo aquello "po r lo que un texto se hace libro
y se propone com o tal sus lectores, y m ás g e ­
7. Antología, selección y estudio de José Emilio neralmente, al público" (citado en Estébanez
Pedemonte, Madrid, Ediciones Cultura Hispáni­ Calderón; 804).
ca, 1958
17. M a s allá de ciertas divergencias term ino­
8. De Walter Reía. Montevideo, Alfar, 1994. lógicas, el análisis de Alonso nos será útil, al
estudiar (Capítulo 2) el problema de la forma
9. Lo excluyen varias importantes antologías en la obra de Figueredo, don d e me extenderé
recientes (de Roberto Apratto, Am ir Hamed sobre el problem a que aquí me conform o con
y Sylvia Lago/ W ashington Benavides/ Rafael esbozar.
Courtoisie).
18. Especialmente en su obra M in im a M o ra lia
10. A lgu n o s títulos: "La poesía de Roberto y (Madrid.Taurus, 1998)
Sara de Ibáñez" (Ateneo de Montevideo, 1947),
"La conflictualidad fáustico-cristiana en la na­ 19. EI término "im agen" es atractivo, pero tiene
la desventaja de referir a tipos de objetos m uy 26. Cf. Estética d e l s ig lo X X , de M ario Perinola.
distintos en, al m enos para Debray (Debray; Madrid, Visor, 1999.
178-179) tres épocas m uy diferentes de la cul­
tura de Occidente. El término "sím bolo" es más 27. En su M é trica e s p a ñ o la del sig lo X X , Madrid,
preciso, pero en todo caso, remite a una "forma Gredos, 1969.
sim bólica" previa. El análisis de Cassirer en su
Filosofía d e la fo r m a s sim b ó lic a s ha sido certera­ 28. "Los orígenes del verso libre m oderno se re­
mente criticado por Blum enberg cuando dice m ontan al período del preromanticismo, pero
que "la teoría de las form as sim bólicas permite com o sistema específico cristaliza sólo en la
poner en correlación los m edios de expresión segunda mitad del siglo XIX. C uando se habla
del mito con los de la ciencia, pero con una re­ concretam ente de los com ienzos del verso li­
lación históricamente irreversible y dando una bre moderno, se recuerda el nom bre del poeta
ventaja, irrenunciable, a la ciencia com o termi­ norteamericano Walt W hitm an." (Belic, Oldrich,
nus ad quem "(Blum enberg; 59) pág.552)

20. En el sentido usado por Walter Benjamin. El 29. Aq u í es abre otro cam po de investigación
término ha pasado a ser de uso frecuente en el posible, el ideario de Figueredo y el destino
estudio de las configuraciones sim bólicas fre­ inmediato, la recepción más próxima al autor,
cuentadas por un autor o un gru p o de autores. de MALV.

21. Éste último, de connotaciones metafísi­ 30. C om o ejemplos de este tipo de escritos, el
cas m uy fuertes, remite al relato platónico (El español Estébanez Calderón en su D ic c io n a rio
B a n q u e te ) de que los hom bres eran, origina­ d e té rm in o s literarios hace referencia al prólogo
riamente, seres esféricos, luego fragmentados. de Alcalá Galiano a El M o r o Expósito, del D uq ue
En el cuento de Jorge Luis Borges El A le p h , se de Rivas y afirma que se trata de "un especie
da cuenta de una angustia metafísica de la de manifiesto rom ántico"y tam bién recuerda a
multiplicidad que proviene de la observación Zola y su prólogo a su obraThérese Raquin,que
de un objeto esférico que contiene en sí todas sería un ejemplo del m ism o tipo, esta vez para
las im ágenes de las cosas, pero que el suceso el Naturalismo francés. También el historiador
relatado da cuenta de una dualidad: sólo una de la Poética Lubom ir Dolezel afirma, al tratar
persona por vez puede mirar el Aleph. el texto francés (y no el original alemán) del
ensayo de Hum boldt sobre la obra de Goethe
22.Según Jung (Jung; 93) "Todo ser creativo es Herm ann y Dorotea que éste "se puede inter­
una dualidad y una síntesis de rasgos paradó­ pretar com o un manifiesto em otivo de carácter
jicos. Por una parte es personal-humano, por programático." (Dolezel; 98) Esta observación
otra constituye un proceso impersonal y crea­ es valiosa, porque el texto de Hum boldt al que
tivo." Este nivel de análisis, que no nos interesa hace referencia puede considerarse un "m ani­
aquí, puede m uy bien ser atraído por la lectura fiesto" de una "poética m orfológica" sólo com o
que hace Figueredo del mito de Narciso. interpretación a posteriori.

23. En L o s m ito s g rie g o s. Madrid, Alianza, 1985. 31. Para "La M adre" el primer poem a del libro,
que según Figueredo ostenta una "correspon­
24. El término, que yo sepa, ha sido utilizado dencia" co n "a lgú n detalle de la Guernica picas-
sólo por mí y por Luis Bravo en su trabajo "La siana"podría ser útil, en este contexto, recordar
generación poética de los ochenta (Historia una frase apologética de Palau i Fabre sobre le
crítica abreviada)" publicado en el semanario célebre cuadro del pintor español, "¿C ó m o se
B re c h a el 24 de marzo de 2006. Una primera explica que elem entos tan dispares com o el
versión de dicho ensayo fue publicada en el realismo, el cubismo, el surrealismo, el curvís­
dossier"La culture uruguayenne entre deux es- imo, los papeles pegados, hayan p od id o her­
poirs (1980-2005)"coordinado por Raúl Caplán m anarse y vivir arm ónicamente y aún formar
en la revista Les L a n g u e s n é o la tin e s (setiembre unidad?"(Palau i Fabre; 17).
de 2005, N° 334, París, Francia)
32. No es posible afirmar con seguridad de
25. A d o rn o hace una aguda y durísima crítica d ón d e extrajo Figueredo la (falsa) cita del poe­
de Spengler en el fragm ento 22 de M in im a M o - ta presocrático Jenófanes de Colofón, nacido
ralia (A d o rn o ; 41 ) en Jonia en el siglo VI a. C., que en n in gu n o de
los fragm entos conservados de su obra afirma
tal cosa,aunqueTeofrasto,a quien ataca Aristó­ "el primer cielo"). Esta interpretación implica,
teles cuando trata la obra de Jenófanes, le atri­ sin duda, que dios se identifica con el mundo,
buyó una identificación entre dios y el m undo que es lo que parece que supuso Teofrasto (...).
y que "la totalidad de lo existente es una sola Aristóteles debe haberse equivocado en este
cosa" (Kirk, Raven, Schofield, 223). Aristóteles caso, porque ¿cóm o podría el dios ser inmóvil,
supone que "el dios uno de Jenófanes no es, en si se identifica con un mundo, del que expresa­
m odo alguno,físico, sino que es la totalidad de mente dice que se m ueve (...)? (...) No es posi­
las cosas existentes, com o el Ser de Parménides ble, sin embargo, que Jenófanes haya resuelto,
[su discípulo]. Pero es m uy difícil que pudieran de un m od o preciso, el problema de la relación
haber sostenido esta creencia, si es que su poe­ local del dios, por un lado, y la multiplicidad
ma tuvo una cierta semejanza con los escritos del mundo, por otro (que no puede haber pre­
de los milesios."Para los autores del clásico Los tendido rechazar) y Aristóteles, al considerarle
filósofos presocráticos, com o un eleático primitivo, descam inó a toda
la tradición antigua en este punto. (Kirk, Raven,
Es significativo que no adujera Aristóteles, en Schofield, 223)
este caso, el N ous de Anaxágoras (fuente últi­
ma del m ovim iento y el más sutil de todos los El cándido error de Figueredo no deja de tener
cuerpos, que penetraba com pletam ente algu­ interés si tenem os en cuenta la im agen "apolí­
nas cosas,aunque no todas) para ilustrar la divi­ nea" que se hace de Jenófanes. En realidad, su
nidad de Jenófanes. En su lugar hizo la críptica uso del término es ecléctico (a pesar de la op i­
observación de que éste "con sus ojos puestos nión de Breña), lo cual le confiere a su reflexión
en el m un d o todo dijo que lo Uno era dios" sobre la "ciclicidad de las form as" su vaguedad
(difícilmente puede o u g a v ó g significar aquí conceptual característica.
Dilemas de la identidad
y construcción de "lo masculino"
en El posible Baldi

Teresa Porzecanski

H a sido casi un lugar común decir que tamente la cualidad de sus propios per­
el escritor vive, a través de sus personajes, sonajes. La construcción de los mismos
varias vidas; en algunos casos, como el está velada por una cuota de opacidad
de Pessoa, a través de heterónimos que siempre presente, articulada como una
divergen en estilos literarios y hasta se ambigüedad que sugiere varios relatos
animan a contestar la propia obra del es­ simultáneos. El personaje, en tanto mis­
critor que les dio vida. En otros casos, au­ terio para el propio escritor, es el centro
tores, tramas y personajes esconden pre­ de este tipo de narrativa.
disposiciones de la ficción con múltiples
dobleces que sugieren sistemas paralelos El sujeto en la ciudad
de vidas simultáneas.
Es el caso de Onetti cuando utiliza Después de publicar el cuento "Aveni­
el recurso de la multiplicidad identitaria da de Mayo-Diagonal-Avenida de Mayo”
como elemento clave en el argumento de en La Prensa, Buenos Aires, 1933, aparece
un desarrollo narrativo. Podría hablarse "El obstáculo" en el diario La Nación, en
de identidades fluctuantes que habitan a 1935, y al año siguiente,"El posible Baldi”.
un tiempo el mismo personaje. Se diría Es probable que estos tres cuentos con­
que coexisten como espectros de aquella tengan ya los indicios de algunos tipos de
otra, la identidad “social” manifiesta. personajes que se desarrollarán más tarde,
en el resto de la obra onettiana.
Desde el punto de vista de las con­
diciones de producción del relato, podría
pensarse que Onetti aparece como un Ya en "Avenida de Mayo...”, se introdu­
autor que no acaba de dibujar comple­ ce el marco que condicionará muchos de
y carreras de automóviles interfieren en su En El posible Baldi [8], Onetti con­
caminata, e invitan a Suaid a una ensoña­ voca esta temática que sería prevalente en
ción fragmentada e inconexa. Situado en la segunda mitad del siglo X X : la proble­
el limbo entre realidad y sueño, el prota­ mática del hombre urbano— “el hombre
gonista parece vivenciar una tras otra las gris” [9]— inmerso en una sociedad de
escenas del distanciamiento de lo real en masas, cuyos alambicados itinerarios en
la forma del extrañamiento, la alienación el trabajo y la sobrevivencia, lo instalan
o el desvarío. como antihéroe por excelencia. Dentro
del contexto de la literatura producida
en el siglo X X , el tema de la ciudad y el
Dentro de este estado de agitación, sin hombre alienado en ella, integrando lo
embargo, de repente aparece una suerte de que pensadores como D. RiesmanflO]
calma ("Entonces se vio, pequeño y solo, denominaron en los 50’"la muchedumbre
en medio de aquella quietud infinita que solitaria”, es un ser anónimo, divorciado
continuaba extendiéndose.”) Una perspec­ de tradiciones, clanes y linajes y, utilizan­
tiva más abarcadora le otorga conciencia do los términos del existencialismo de la
aguda de su propia insignificancia pues se época, "arrojado” a un tipo de libertad sin
miraba a si mismo como a un otro cuando sentido, que al tiempo que parece ofrecerle
“se miraba desde montones de metros de todas las alternativas, también lo intimi­
altura, observando con simpatía el cor­ da y lo angustia. De este sujeto, hombre
te familiar de los hombros, el hueco de "gris”[ l l ] modelado por las burocracias
la nuca y la oreja izquierda aplastada por y los órdenes de una civilización discipli-
el sombrero.” Esta perspectiva de zoom, nadora, emerge como prototipo el Baldi
posibilita una primera disociación de la abogado, que gasta las suelas de sus zapa­
identidad y sugiere un primer proceso de tos trajinando las calles de Buenos Aires,
despersonalización: pensarse a sí mismo cargando expedientes y apretando en la
como un otro. mano los honorarios cobrados por el caso
Vergara-Freider. El futuro inmediato de
este sujeto será una sesión de peluquería
y el encuentro nocturno con su novia en
Modernidad y alienación Palermo, actividades programadas y previ­
sibles, que aspiran a emular la felicidad.

En la dimensión exacerbada del ca­


rácter "público” de la ciudad, M. Auge [7] Si es que hay un paradigma de perso­
ha denominado "no lugares” a los sitios naje típico del cine y la literatura del siglo
que no presentan señales de pertenencia o X X es justamente el de este antihéroe
historia local, sitios que deliberadamente subsumido en tareas por las que no sien­
han borrado sus propias huellas y deveni­ te apego, ambicioso constante de dinero y
do apenas lugares de tránsito: aeropuer­ seguridad, y buceador en las oscuridades
tos, estaciones de trenes, shopping malls, y recovecos de las estrategias cotidianas.
bancos, grandes edificios, y ciertas calles y Este sujeto, escéptico, desencantado, pre­
avenidas. maturamente posmoderno, no es ya un
modelo para imitar. Por el contrario, su apariencia), el encuentro con la novia (en
humanidad falible es frecuentemente an- una relación estable legitimada socialmen­
tirromántica y claramente antisocial [12], te), la cena en un restaurante, etc. etc.
sus valores no son ejemplares aunque po­
sea una pasiva lucidez[13].
La idea de “lo previsible” emerge de la
repetitividad en la vida de Baldi, en el sen­
Se trata, entonces de "(,..)la raíz co­ tido de una estructura que, una y otra vez,
mún de la inversión humana que ocurre en reitera las conductas, transformándolas en
el antihéroe; a saber, la dislocación y aún rituales regulares vaciados de sentido, ori­
la pérdida del centro íntimo personal. Con ginalidad y sorpresa.
lo que resulta que la persistente búsqueda
de identidad (...) aparecerá ahora como
una tarea mucho más desesperada o (...) “Sintió de improviso que era feliz”[15],
como una inútil pasión hacia una meta escribe Onetti de su personaje, lo que le
ilusoria.” [14] lleva incluso a dar limosna a un mendigo,
aunque el narrador se apresura a marcar
las relatividades de su afirmación; no del
Confundido, empequeñecido, perdido todo feliz, pues su protagonista enseguida
de antemano, el sujeto urbano se domes­ descubre: “(...) que se necesita un cierto
tica a las rutinas de trabajo y del tiempo adiestramiento para poder envasar la feli­
libre, olvidando su condición trágica, su cidad”.
propia épica. Pero sobre todo, olvidando
quién es.
Como si Baldi no hubiese logrado
todavía ese “adiestramiento” (y aquí la pa­
labra se ajusta con propiedad a la idea de
automatismo inherente a la mecánica de la
Baldi, hombre "g ris"
repetitividad), en realidad no es feliz. En
última instancia, podría decirse que Baldi
Baldi, es el ciudadano ocupado, in­ está apenas satisfecho, y que ha atisbado
merso en el ajetreo burocrático de la gran una grieta abismal entre dicha condición y
ciudad y atento al cobro de honorarios de la de felicidad.
un caso judicial que maneja; transita por
el centro de la ciudad al término de su día
laboral (la ciudad denominada con el lugar N o solo de esta restricción se trata, sin
común de jungla” por la masificación, por embargo; el estar satisfecho quizá no sea
la publicidad que satura e incita al consu­ finalmente un valor de todos modos, sino
mo) inmerso en cierto grado de automa­ apenas una prerrogativa del hombre “gris”,
tismo de cuerpo y pensamiento. Baldi tie­ y Baldi,tal vez en algún momento, empiece
a sospechar que existen otras alternativas,
ne ya planificada su velada de esa noche: la
otros modos de vivir.
peluquería (que implica atildamiento, en­
varamiento y producción deliberada de la
Ser admirado y admirable Sin embargo, lo que empieza siendo
un juego, se transforma en desafio, y ter­
mina en angustia para Baldi, pues "compa­
Ocurre que algo— alguien— se le cru­ raba al mentido Baldi con él mismo” lo que
za en ese camino tan previsto. La admira­ le provocaba desazón.
ción incondicional de una mujer agradeci­
da porque Baldi la liberó de un estorbo y
que parece dispuesta a escuchar sobre su El primer intento de ese modelo ima­
vida, invita gradualmente al abogado satis­ ginario, descartado rápidamente como
fecho a imaginar un “otro” cuyas andanzas pueril por el propio Baldi, es el del vaquero
— inventadas para sorprender y confirmar del far west y los indios; el segundo, más
la admiración de la mujer— van a dibujar pensado, tiene trazas marcadas de El cora­
la silueta de un héroe de aventuras ries­ zón de las tinieblas de Joseph Conrad. Más
gosas y moral endurecida, frente al cual el que trazas. La idea seductora de tránsito
verdadero Baldi ha de medirse. desde el “cosmos” al caos, desde la claridad
hacia la oscuridad, es un tema recurrente
en muchas narrativas del siglo X X , que
Ella le ha dicho "comprendí que Ud. no viene de la tradición romántica del X IX .
era un hombre como todos. Hay algo raro "Recordemos solo algunos de los nom­
en Ud., tanta fuerza...” Y luego, “Tan dis­ bres más sobresalientes como cultivadores
tinto a los otros...” Es frente a esta sugeren­ de esta tendencia: Strindberg, Conrad,
Kafka, Faulkner, Sábato, Céline, Onetti,
cia, enfatizada por la palabra “distinto” que
O 'N eill (...). Dos obras podrían señalar­
va surgiendo gradualmente la invención del
se entre todas las de estos autores, como
otro Baldi como guardián en las minas de
las más representativas: El corazón de las
diamantes de Transvaal, primero para sor­
tinieblas (1899) de J. Conrad y Viaje al fin
prender y agradar a la mujer, pero después,
de la noche (1932) de L.F.Céline.”[16]
para sostenerse a sí mismo como una cons­
trucción que va incorporando forma y figu­
ra, y logrando paulatina autonomía. Según A. Blanch, “es bien sabido que
el tema de la sombra propia de cada uno, o
del doble, ha sido ampliamente desarrolla­
Escribe Onetti:"Rápidamente, con un do por la literatura occidental, sobre todo
estilo nervioso e intenso, siguió creando al a partir del Romanticismo." [17] Citando a
Baldi de las mil caras feroces que la admi­ Jung y su análisis del inconsciente, Blanch
ración de la mujer hacía posible.” Interesa sostiene que ’’esta cara sombría constituiría
destacar aquí la yuxtaposición de géneros: nuestro yo complementario (...): el "doble"
conseguir la sostenida admiración de la de la propia identidad reconocida” [18] En
mujer es lo que dispara en Baldi su nece­ otras palabras, es el espesor de Baldi, y es­
sidad de ser un otro, un otro admirable, el pecialmente, aquella parte de su espesor
modelo que supone podría ser objeto de que permanece oculta, desconocida para sí
admiración por parte de la mujer. mismo, lo que comienza a desarrollarse.
Otros Baldi En su "descenso a los infiernos", el mo­
delo de hombre "previsible y satisfecho” de
la primera modernidad, encadenado a la
Así, uno tras otro, aparecen los rostros repetitividad, pierde sentido. Es el cami­
de un Baldi en Marsella o El Havre, explo­ no contrario el ideal: el de la búsqueda de
tador de mujeres, de un Baldi polizón en la propia sombra, el de la inmersión en la
un barco, de un Baldi enrolado en la Legión nocturnidad, el que deriva hacia lo ignoto,
Extranjera, que asesina moros con su bayo­ el que invita a "perderse”.
neta. El relato habilita un proceso gradual
de elaboración de "otro”, que, a su vez, acu­
mula varios “otrosj y que adquiere al princi­ Esta tesitura acerca a Onetti no sólo
pio una forma de existencia y consistencia hacia los modelos masculinos “duros” e
vicaria respecto del Baldi "real’) pero que a "impiadosos” que propuso el cine y la li­
posteriori consigue una virtual autonomía, teratura a partir de la mitad del siglo X X
cuando el protagonista "comparaba al men­ en las culturas de Occidente, sino, en un
tido Baldi con él mismo (...) con el Baldi registro más radical, a los estereotipos del
que tenía una novia, un estudio de abogado, "escritor maldito” que anunciara antes el
la sonrisa respetuosa del portero, el rollo de Romanticismo, al pretender reingresar la
billetes (...) Una lenta vida idiota, como figura humana al reino de la Natura, en
todo el mundo”. El resultado es la amargura, dicotomía crítica con la noción de "civiliza­
el darse cuenta de las alternativas perdidas, ción”. "Todos los autores trágicos han su­
y la rabia contra la sensatez "porque había gerido (...) la nocturnidad como ámbito
cerrado los ojos, estaba entregado, como to­ de las fuerzas del mal; y otro tanto podría
dos. Empleados, señores, jefes de las ofici­ decirse de los poetas románticos, aunque
nas.” Afirmación, ésta última, que recuerda para éstos últimos la noche no siempre
los mundos burocráticos de Kafka, donde fuera sentida como algo negativo, sino que
el sujeto es "atrapado” y pierde su libertad la contemplaban también como una ima­
en los vericuetos de un orden sin sentido gen de alivio y liberación.”[20]
ulterior[19] ..

Sobre la fascinación con el vértigo, el


descenso, la sombra, la caída, la inmersión
Hundirse
en lo “natural incontrolable” (entendido a
veces como dobleces de la "naturaleza hu­
Si el “estar satisfecho” es visto apenas mana” o pasiones) hay numerosos ejemplos
como una prerrogativa del mundo del literarios, desde Poe y Baudelaire hasta
"hombre gris", en cambio, el itinerario de­ Faulkner y Camus. El amplio imaginario
seado es el de los submundos, en donde sobre el Mal que recoge el siglo X X inclu­
los otros Baldi cobran consistencia en la ye "la tiniebla, la mancha y la caída”[21]
medida en que pueden asumir una vida como tres conceptos fundamentales en
de riesgo radical, y en la que valores como torno a los cuales se construye la tradición
la crueldad, el coraje, la insensibilidad y la occidental de la noción arquetípica de lo
dureza, adquieren primacía. humano. La indagación que haría la litera­
tura del siglo X X , incluyendo la onettiana, mujeres es la propia historia de Occidente”
en dichos submundos conforma el núcleo [23] , cuando en la modernidad tardía se
filosófico central de las interrogantes res­ recogen las máximas imperantes desde si­
pecto de la condición humana moderna. glos atrás:"(...) Fray Luis de León declara­
ba que el deber de las mujeres era perma­
necer en la casa y guardar silencio (...)” El
francés Du Bosc hablaba de la necesidad
Él habla; ella escucha
de “la discreción, el silencio y la modestia
en las damas de honor”.(...) Iguales ob­
Este modelo de masculinidad, en al­ servaciones se hacen en tratados ingleses
gún sentido “trágico” (por la exigencia des­ de la primera parte del período moderno.
medida de cualidades extremas idealizadas [24] Según Burke, “el silencio se asociaba
que no pueden ser satisfechas) contrasta a con el “pudor” o la “modestia”...que eran
la vez que complementa el estereotipo de las cualidades que definían a las mujeres
la femineidad de la época: pasivo, com­ respetables”[25] y tenía que ver con la
pasivo, admirativo. Consecuentemente, honra sexual, entre otras cualidades.
quien más habla es Baldi. La mujer escu­
cha y, ocasionalmente, pregunta, lo que es­
timula a Baldi a seguir inventando: “De la Pero en el cuento "El posible Baldi”
mansa atención de ella, estremecida contra es justamente esta pasividad, la sorpresa
su cuerpo, extrajo el Baldi que gastaba en y compasión de la mujer por la vida del
aguardiente en una taberna de marinos en “Pobre amigo. ¡Qué vida! Siempre tan
tricota— Marsella o El Havre— el dinero solo ..."[26] la que estimula el modelo de
de amantes flacas y pintarrajeadas."[22] lo masculino que va construyendo Baldi.
Sin esa escucha admirativa que ha sido
por mucho tiempo considerada esencia de
La escucha de la mujer, su atento silen­ lo femenino, el modelo de “los otros Baldi”
cio, y el discurso crecientemente fabulador no habría podido emerger.
de Baldi, corresponden a los caracteres
clásicos atribuidos a la construcción cultu­
ral de los géneros, en la tradición anterior
a la entrada masiva de la mujer urbana en Inventarse a sí mismo
el mercado de trabajo de los países indus­
trializados, en la posguerra.
Según A. Blanch[27] la imaginación
utópica "manifiesta un poderoso acto de
La dimensión antropológica del gé­ libertad, al valerse el individuo de su ima­
nero considera relevantes los significados ginación para oponerse y aun desligarse de
socialmente construidos que, más allá de las vinculaciones con una actualidad anta­
las determinantes biológicas de la sexuali­ gónica (,..)”[28] Esta actualidad refiere,
dad, definen y legitiman los roles y desem­ en gran medida, al resultado de los meca­
peños de hombres y mujeres dentro de la nismos de burocratización y tecnificación
trama social.“La historia del silencio de las del mundo moderno, así como también,
i dentro de una perspectiva histórica mayor, de los "otros” Baldi, es otro modo de exis­
al recorrido de los procesos de seculari­ tencia, un modo más extremo, resultante
zación que se inician con las transforma­ de una libertad concebida como rebeldía
ciones socio-técnicas de la Modernidad a contra la presión de lo convencional.
partir del siglo X IX .

Sartre, en esa línea, ha sostenido que


Fabulación siempre ligada al deseo, la la vida es una sucesión de posibilidades
idea de inventarse otras vidas para susci­ que van abriéndose y cerrándose ante cada
tar la admiración en una mujer que nada ser humano. El hombre, en tanto proyecto
conoce del mundo ni de la circunstancia en construcción, elige continuamente en­
del protagonista, funciona no sólo como tre todas ellas, pero siempre a ciegas, por
artificio para mantener dicha admiración lo que, en algún momento, la existencia
incondicional por parte de ella, sino tam­ deviene absurda y carente de sentido."El
bién como recurso para lograr la propia hombre, tal como lo concibe el existencia-
admiración, la autoestima, y la valoración lista, si no es definible, es porque empieza
de sí mismo. por no ser nada. Sólo será después, y será
tal como se haya hecho. Así pues, no hay
naturaleza humana, (...). El hombre es el
En “Un sueño realizado” y en “Para único que no sólo es tal como él se concibe,
una tumba sin nombre” aparecen aspectos sino tal como él se quiere, (...). El hombre
tangenciales de este mismo recurso: la ten­ no es otra cosa que lo que él se hace.”[30]
sión conflictiva entre la identidad "social”
convencional, definida por la mirada de
los otros, y otras identidades que alguien Baldi, y también Onetti, afirman algo
puede. En "La vida breve”, el protagonista propio de la época de la cual somos herede­
dice "Entretanto, soy este hombre peque­ ros; por un lado, esa tensión constante entre
ño y tímido, incambiable, casado con la quien somos y aquellos "otros” que podría­
única mujer que seduje o me sedujo a mí, mos haber sido; por otro lado, la incapacidad
incapaz, no ya de ser otro, sino de la mis­ de negociar una identidad entre ambos po­
ma voluntad de ser otro.” [29] los, la que resultaría socialmente inaceptable
y, por lo tanto, sería objeto de sanción.

En "El posible Baldi”, la voluntad de


ser otro todavía no ha sido destruida por
el desencanto. La fuerza de esta voluntad Ser "un hombre"
se afirma con el desprecio por la vida del
"hombre gris” rutinario, por la "pequeñez”
de su anhelo de sentirse seguro y la cobar­ Una vida “inventada” se construye
día de su previsibilidad. De este despre­ para comprender alguna cosa de uno mis­
cio es que nace la intención de inventarse mo. Se trata de una subjetividad imantada
otras vidas que puedan “valer la pena”. En por los relatos de aventuras de un “héroe
otras palabras, lo que el Baldi “real” envidia duro”. Dureza, que tiene vinculación con el
poder, pues se trata de hombres de poder Los modelos de masculinidad a
u hombres con poder, lo que significa fuer­ mediados del siglo X X , que según cita
za, éxito, capacidad, y, sobre todo, control. Badinter[33], pueden sintetizarse en el
Son estos atributos los que componen, cumplimiento de cuatro imperativos bajo
culturalmente y de manera simbólica, una la forma de consignas populares: 1) no
virilidad que exigirá de sus cultores, ser re­ parecer afeminado, 2) aparecer como per­
afirmada a cada instante. sona “importante”; 3) ser autosuficiente y
sólido, 4) no demostrar nunca emoción o
cariño, promovieron una imagen inaccesi­
E. Badinter[31] refiere a una frase de ble de virilidad que “suscita una toma de
Norman Mailer que dice “Ser un hombre conciencia dolorosa: la de ser (siempre) un
es la batalla sin fin de toda una vida”. "El hombre inacabado”. [34]
hombre guerrea perpetuamente contra
sí mismo para no ceder ante la debilidad
y la pasividad que siempre están al ace­ El impacto de esta toma de conciencia
cho”, Este modelo de héroe “homófono y en la identidad masculina no ha sido me­
misógino”[32] es en el relato de Onetti un nor: "D e hecho, acaban siendo prisioneros
bandolero, un asesino, un contrabandis­ de una masculinidad obsesionada y com­
ta, un vendedor de cocaína, que no tiene pulsiva que no les proporciona jam ás la
descanso. Constantemente debe dar cuen­ paz, sino que es fuente de autodestrucción
ta a la sociedad y a sí mismo de aquellos y de agresividad...”[35] , en el sentido de
atributos de la identidad ligados al género que la dificultad en cumplir con las reglas
masculino, fuertemente influidos por las hegemónicas, ha generado en los varones
mitologías urbanas, y los medios masivos no pocos conflictos y ansiedades. Lograr la
de comunicación. propia hombría puede llegar a convertirse
en un esfuerzo de toda la vida por probar­ vivencia una aventura es (...): la radicali-
se y probar "ser un hombre”. dad que se siente como tensión de la vida
misma”. [40]

Riesgo y aventura
El riesgo, el misterio, la necesidad pro­
funda de exploración (de continentes, de
Otros atributos, adicionales, de lo personas, de ideas) contribuyen a man­
masculino refieren a tener la sensación de búsqueda de inten­
sidad vital. Se trata de re-encontrar esa
la necesidad de riesgo y aventura, pre­
tensión que no aparece en la rutina de la
sentes en la retórica del cine y la literatura
vida cotidiana. Así implicada en la elabo­
que hacen eclosión en la mitad del siglo
ración de género, la aventura propone un
X X , muchas veces vinculados con la vio­
tipo de masculinidad reñida con la vida
lencia en diferentes modalidades y grados.
organizada, repetitiva, regular, coherente y
previsible de Baldi. En antítesis a ésta, ser
La idea de que la aventura y el ries­ “ un hombre” significa una ruptura y elpe-
go— aun si imaginarios— contribuyen a regrinaje por los ámbitos de la sorpresa y
expandir y aumentar la experiencia vital, la incertidumbre.
reducida y empobrecida por la reiteración
de la vida en la sociedades urbanas “civili­
zadas, es fundamental. Mientras que, con Al compararse a sí mismo con el mo­
la vida común y corriente y las activida­ delo de hombre inventado para recupe­
des laborales regulares, establecemos "una rar la intensidad vital, Baldi finalmente
relación orgánica con el mundo”[36], la descubre "que la vida es lo que no puede
aventura configura una ruptura y "conlleva hacerse en compañía de mujeres fieles ni
el gesto del conquistador”[37], el aprove­ hombres sensatos”. [41] Por ese fatal des­
chamiento rápido de la oportunidad” [38]. cubrimiento es que comienza a odiar a la
Según Simmel, "la aventura es un enclave mujer a la que había querido primero des­
del contexto de la vida, algo arrancado de lumbrar, y "hubiera dado cualquier cosa
éste, cuyo principio y final carecen de vin­ por no haberla encontrado”. [42] Porque
culación con la corriente en alguna medi­ es justamente en este punto, en que la fun­
da homogénea de la existencia, al tiempo ción catártica de lo femenino amenaza a la
que (...) se conecta con los instintos más figura apenas satisfecha del hombre: Baldi
secretos y con una intención última de la no puede negociar su propia identidad ni
vida”[39]. con sus "otros” Baldi, ni con "lo femenino”
de la mujer que lo escucha, la que configu­
ra para él otra alteridad radical. Y es por
Hay, por lo tanto, en estos atributos eso que habrá de pagar su fabulación con
de lo masculino, un sentimiento de ruptu­ el paradójico precio de la angustia
ra, de principio y de final con respecto a lo
previsible, emoción que exalta la vivencia
del aventurero. “Lo que hace de la simple
[1] Ver Mons, Alain. 1994. L a m e tá fo ra s o c ia l Academ ia"y"Josefina, la cantora o el pueblo de
Im a g e n , territorio, c o m u n ic a c ió n . Nueva Visión, los ratones" Editorial y Librería G o n c o u rt, Bue­
Buenos Aires. 266 pp. nos Aires. Introd. y traducción del alemán de
Oscar Caeiro. Pp.21 -38.
[2] En Mons, A. Op. Cit. aparece la publicidad
visual com o maneras de extrapolar al sujeto
de sus m arcos "reales"y hacerlo existir mental­ [20] Ibid.pp.251.
mente en "otros paisajes" El concepto es"deste-
rritorialización" [21] Ibid. Pp. 255.

[3] De Certeau, M. 1988. T h e p ra c tic e o fe v e r y d a y [22] Onetti, J. C. 1974. T ie m p o d e a b r a z a r y lo s


Ufe. University of California Press, London. Pp. 91. cu e ntos de 1933 a 1950. Arca, Montevideo.
(Cuento El posible Baldi) pp.26.
[4] Mons, A. Op. Cit.
[23] Burke, Peter. 1996 .H a b la r y callar. F u n c io n e s
[5] De Certeau, M. 1999. L a cu ltu ra e n plural. so c ia le s d e l le n g u a je a través d e la historia. Gedi­
Nueva Visión, Buenos Aires. Pp. 38.
sa Barcelona. Pp. 157.
[6] Onetti, J.C. 1974. T ie m p o d e a b r a z a r y lo s
c u e n t o s d e 1 9 33 a 1950. Arca, Montevideo.
[24] Ibid. Pp. 163.
(Cuento Avenida de M ayo-Diagonal-Avenida
de Mayo).Pp.1-2. [25] Ibidem.

[7] Augé, M. 1993. L o s "n o lugares". E s p a c io s del [26] Onetti, J.C. 1974. Op.Cit. pp. 26.
a n o n im a t o . U n a a n t r o p o lo g ía d e la s o b re m o d e r­
nid a d . Gedisa, Barcelona. [27] Blanch, A. Op. Cit. pp. 381.

[8] Publicado en L a N a c ió n el 20/9/1936 según [28] Ibidem.


la cronología de P. Rocca, El P a ís C u ltu ral 177,
Diario El País, Montevideo, 1993. [29] Onetti, J.C. 1950. L a v id a breve. Sudam erica­
na, Buenos Aires. Pp.67.
[9] B. Bayce hace un estudio interesante re­
flexionando sobre la "grisura" de los hom bres [30] Sartre, J. P. 1947. El e x iste n c ia lism o es u n h u ­
"grises"de Onetti en M i t o y s u e ñ o e n la N a rra tiv a
m a n is m o . Sur, Buenos Aires. Pp. 19-22.
d e Onetti. Arca, Montevideo, 1987. Pp. 63-67.

[31 ] Badinter, E. 1993. XY. L a id e n tid a d m a s c u li­


[10] Riesman, D y otros. 1971. L a m u c h e d u m b r e
solitaria. Paidós, Buenos Aires. 376 pp. na. Alianza, Madrid. Pp. 159-160.

[11] "gris" en sus varios sentidos acumulados. [32] Ibid. Pp. 160.
Ver Bayce, B.Op. Cit.
[33] Ibid. Pp. 160.
[12] Blanch, A. 1995. El h o m b r e im a g in a rio . U n a
a n t r o p o lo g ía literaria. Universidad Pontificia [34] Ibid. Pp. 164.
Comillas, Madrid. Pp. 129.
[35] Ibidem.
[13] Blanch, A. Ibid.
[36] Simmel, G. 2002. S o b r e la aventu ra. E n s a y o s
[14] Blanch, A.Pp.131. d e Estética. Barcelona: Península, pp. 26.

[15] Todos los textos citados del cuento "El p o ­


[37] Ibid.Pp.26.
sible Baldi"pertenecen a la edición Onetti,J.C.
1974. T ie m p o d e a b r a z a r y los c u e n t o s d e 1933 a
[38] Ibid. Pp. 32.
1950. Arca, Montevideo.

[16] Blanch, Antonio.Op. Cit. Pp. 252. [39] Ibid.Pp.26.

[17] Ibid. Pp.251. [40] Ibid. pp.40.

[18] Ibid. Pp. 251. [41] Onetti,J.C. 1974.Op.Cit.Baldi,pp.27.

[19] Kafka, Franz. 1976. "U n Informe para una [42] Ibid. Pp.27.
Pedro Piccatto (1908-1944)

LA CLARA INVITACIÓN INTERMINABLE

Jorge Albistur

El año pasado se cumplió el centenario de este poeta, sin que hubiera una revisión crítica de su
obra. La editorial Botella al mar proyecta una reedición, pero no hay todavía fecha cierta para
este acto dejusticia. Es difícil leerlo hoy, pues se ha vuelto casi inaccesible el excelente libro
deJuan María Fortunato que reunió sus textos fundamentales
(“Pedro Piccatto: la vida a una sola carta”, Montevideo, 1988).
Este trabajo procura, antes que nada, luchar contra el olvido.

Según^el testimonio de Pero Falco no pudo soportar en silencio la


diatriba contra las mujeres casadas, a las
que Piccatto llamó "estúpidas bestias que
paren y lavan platos”, y salió en defensa
de ellas con su candor ejemplar: "D ios las
mira cuando lavan los platos", dijo. La res­
puesta no se hizo esperar, dura como un
publicar Las anticipaciones, Falco “trabajó latigazo: "Usted, Falco, va a ir al cielo. ¿No
más que todos nosotros juntos” - anota le da vergüenza?”
Arregui —pero no cree que esa entrega le
Lejos de confirmar a su poesía - por
hubiera dejado a salvo de aquel "modo vi­
así decirlo - este "sucedido” parece oponer­
ril de empuñar la amistad, con el tamaño
alarmante de sus odios y menosprecios.” se singularmente a lo que ella sugiere. ¿Hay
Una anécdota conocida ilustra el tenor poeta que haya hablado menos de un cielo
de aquellas relaciones: cierta noche en el indeseable, que haya apostado más a una
café Metro -refugio de artistas, hampo­ redención de transparencia y rescate? El
nes y muchachas de vida fácil, según decía irónico castigo a Líber Falco denuncia un
Tola Invernizzi - Piccatto se lanzó a tan resentimiento contra la religiosidad, pero
desaforado elogio de hetairas y cortesanas sus versos están muy lejos de él y, al recor­
que se encontró de pronto refutado por dar sus adhesiones al Partido Comunista,
los azoramientos de Líber. El asombrado se está tentado de contarlo entre aquellos
oyente no entendía el fervor y miraba an­ compañeros de ruta que iban con los ma­
gustiosamente, quizá para aprobarlo, a las terialistas hasta el fin del mundo, pero no
yiras que procuraban matar el hambre en más allá. De los afanes de justicia social no
los reservados, simulando un pobre amor. queda, además, huella en la obra, salvo en
aquel poema X II de "Ángel amargo” que para toda la vida: con una doble joroba, en
clama en favor de un hombre preso por pecho y espalda. La niñez fue atormen­
amar a los otros. tada y en la conciencia de la inferioridad.
El juego se convirtió en humillación. En
Probemos con otra anécdota: la que
la juventud se enamoró de M aría Adela
cuenta Carlos Ricco, primo de Líber
Bonavita y la amó en secreto, convenci­
Falco, acerca del viaje que emprendieron
do de no poder aproximarse jam ás a ella.
a Piriápolis, en un Ford T con dos litros
de nafta y Líber a bordo. El combustible Murió a los treinta y seis años, después
se terminó bien pronto y fue Piccatto de haber deambulado por las noches,
el encargado de pagar la reposición con bohemio - otro equis andacalles - por­
un poema improvisado. ¿Fday algo que que su pudor de enfermo le impedía
cuestione más a su perfil que esta im a­ mostrarse a cielo abierto.
gen del poeta ambulante y disponible, Es notable que la poesía confirme -
especie de juglar capaz de convertir sus esta vez sobradamente - los íntimos sus­
emociones en beneficios prácticos? Ric­ tentos de esta leyenda, así que la obra se
co agregaba que el hombre del surtidor alza ahora como su mejor biografía, si por
había perdido recientemente un hijo y ella se entiende un curso pautado no por
Piccatto supo ser tan solidario que hasta los hechos, sino por significaciones pro­
escribió un texto conmovido y excelente. fundas. "Y acuérdate que eres sólo un ru­
Pero en general, el pormenor de dichos y mor que no debió nacer", se lee en el poe­
hechos y la poesía son aquí asíntotas que ma X V II de "Ángel amargo”. Acerca de la
jam ás han de juntarse. Su figura queda infancia aparece la confesión siguiente: “Yo
siempre más atrás de estos episodios dejaba una edad que no tenía”, y en otros
biográficos: tan protegida como cuando momentos se recoge el conflicto entre la
— según el testimonio de Invernizzi -
injusticia asumida y los reclamos a un dios
tocaba maravillosamente el piano ocul­
que ha de existir, a pesar de todo. La tra­
to tras un biombo adornado con flores,
gedia está hecha de "heridas comparables
porque le avergonzaba que lo vieran.
a las que sufre D ios/ cuando crea el dolor
de un inocente”, pero a veces la rebelión
gana todos los espacios y le dicta acusacio­
nes que ayudan a liberarse:“Ay!.../ evasión
El dolor del inocente
cobarde/ de D ios/ al no querer mirar/ en
su pequeña desnudez/ mi herida/ (...)
Esta figura de la pasión escondida, en Sutil remordimiento/ de Aquel que ya no
defensa y a lo lejos, es el centro de su leyen­ me domina.” La madre se agiganta hasta
da. Ella, como cualquier otra, se hace de alcanzar las proporciones del amor y de
elementos bien reales. Fuera del anecdota- la vida misma y por eso la suya es, como
rio y en líneas generales, la obra refleja casi dice Mercedes Ramírez, poesía hecha por
fielmente la vida. Las coincidencias pa­ un niño, y desde los desamparos de él. La
téticas son conocidas. Un accidente en la maravilla inaccesible - María Adela Bona-
infancia, cuando cayó de los brazos de una vita - le dicta estos otros versos, quizá los
criada en el Parque Rodó, le dejó deforme más conocidos entre los suyos: "Tú, des­
doblada cinta al aire./ Yo, la mitad de un madura, dice al fin. Este fracaso explica­
ala apenas.” Y de allí surge - desde luego - ría el silencio que siempre ha rodeado a
el título de su libro inicial, Poemas del ángel su obra y hasta la distancia entre los dos
amargo, que contiene pues una expresión libros, si se comparte que Las anticipa­
apenas metafórica. La vida diaria es “otro ciones modifica la imagen de Piccatto y
pedazo mío de ala al suelo” y un arrastrar­ muestra otra dimensión de él. E sta valo­
se “entre rosal, andrajo y sexo fiel.” Parece ración, sin embargo, no debe desconocer
referirse a otros hombres - envidiados - que el nuevo libro contiene y desarrolla
ese poema V II de “Azul en sombra” sobre al anterior, de modo que mal puede ne­
el crecimiento y la maduración en el amor: gar aquello que prolonga.
“Es el momento/ campanal,/ aéreo,/ en
Es probable que el gran equívoco, y el
que hombre y mujer, orgullo limpio,/ sus­
rumbo para extraviarse en el camino hacia
tituyen al niño y a la niña.” Después de su
Piccatto sea estar siempre atento a lo afec­
muerte apareció Las anticipaciones, el libro
tivo, a lo emocional de esta incesante con­
que resume su obra y contiene lo que él
fesión dolorosa, sin escuchar lo que esta
mismo había elegido de su libro anterior.
poesía tiene de indagatoria conceptual,
La "cruel afectación de la dureza” que Mo-
y se diría de algún modo filosófica. Si se
negal hallaba en la obra confundía, una vez
mira en las interrogaciones vitales, el de­
más, lo que amigos y allegados percibieron
rrame metafórico y aristocratizante cobra
en su vida con lo que, efectivamente, resul­
sentidos nuevos. Mar, rosa y jardín, ángel,
ta como gesto de vida y sentimiento cen­
se transforman en símbolos centrales y
tral en su poesía.
diáfanos, si se acepta que todo en la poesía
"significa” en una potencialidad difusa y
Lo que ignoramos desde el relativa, sujeta además a la historicidad del
ángel lenguaje. En ese devenir se cruzan las mo­
dificaciones generadas por el propio poeta
y las otras, que vienen a él desde el mundo
N o es difícil acordar con Monegal, en
de la tradición y la continuidad. Así, flores
cambio, que "la imaginería de las flores y
y mariposas son las mismas de un Lorca, o
mariposas" configura una especie de tri­
un Juan Ramón, o un Góngora, pero son
buto a la poesía de los años 20. Siempre
también recién halladas y vaciadas de sus
se está tentado de ver en este arsenal de
valencias anteriores. Piccatto profundiza y
metáforas brillantes lo adventicio y retó­
jerarquiza el retablo brillante: los adornos
rico, lo amanerado y menos personal de
se convierten en símbolos.
su poesía. Alguien tan dispuesto a con­
siderarlo y comprenderlo como Mario Jardín y mar, pareja inseparable en
Arregui — sin que quepa pensar en mala el escenario de muchos de estos poemas,
voluntad - creía sin embargo que murió aluden al cambio y la invariancia. Pero los
precisamente cuando "estaba listo como extremos no se excluyen; se buscan, se de­
para salir a encontrarse con sí mismo.” El sean. El mar - "calma difícil” - quiere un
juicio es, si bien se mira, singularmente jardín de porcelana y una flor de aroma
duro: su poesía no le pertenece del todo y fijo: imágenes extremas de lo quieto y lo
desapareció sin haber hallado su expresión compacto, de lo cristalizado y preso en el
espacio. La otra coordenada encontraría que buscarlo en la alta rosa." Pero la densa
su extinción en la preciosa alianza, derrota estrofa final restablece al hombre en la dig­
feliz de lo huidizo: "Una rosa en la arena/ nidad de su lucha. Sólo él, entre las cosas y
haría/ que las aguas del mar,/ pausa y mi­ criaturas, desea el absoluto y transcurre en
lagro,/ detuvieran su ritmo.” Es fácil ver la tensión hacia él; sólo él intuye, entrevé,
que, en el juego de los opuestos, es nada porque habita siquiera la añoranza: “N o
menos que el tiempo humano quien - hay que buscar en la alta rosa/ lo que per­
"pausa y milagro” - se ha detenido. demos sin el ángel.” La condición humana
En el poema X I de "Jardín y mar” contiene al otro mundo y ese otro mundo
se lee esta advertencia para no garrear al dejaría también de existir si no existiese el
pairo en esta agua: "Viniendo de la mar./ hombre que por él se desvive. ¿En quién,
Yendo a la flor. / Y mar y flor yo mismo.” si no en él, se manifiesta y revela? Dios
Los símbolos, internalizados, se vuelven necesita del hombre, como el creador de
transparentes. Algunas otras composicio­ lo creado, como el padre del hijo. Vale la
nes - las IX y X del mismo apartado — pena transcribir este poema:
asocian al mar con la locura, la angustia y
el sexo, en tanto el jardín protege al ala, a “Cortina, esencia, el corazón
la sombra y a un "cielo en miniatura”. Pero en la alta rosa va creciendo.
estos extremos - quizá no tan agobiados
de carga ética cuanto estética - importan Hay que buscar en la alta rosa
menos que la hermandad, el reclamo con­ lo que alabamos en secreto.
junto y simultáneo.
El hombre es, en este haz de símbo­ Lo que aún no dio la luz del seno
los resemantizados, el ángel. Lo es desde el hay que buscarlo en la alta rosa.
título “El ángel amargo” y aparece así como
el que contempla sin entender - Goethe Hay que buscar en la alta rosa
y la tradición teológica - , o el caído, o el lo que ignoramos desde el ángel.
rebelde, mejor que el hijo de un dios pro­
vidente y tierno. Pero el enigmático poe­ Lo que perdemos bajo el ángel
ma III de "Azul en sombra” da al ángel su hay que buscarlo en la alta rosa.
lugar en lo creado y delimita lo que habrá
de entenderse por el pecado original de la N o hay que buscar en la alta rosa
condición humana. La "alta rosa” es, en este lo que perdemos sin el ángel.”
poema, representación de un cielo, un ab­
soluto, un Ser desde el cual la criatura se ha
precipitado - Verdad platónica, o Paraíso
terrenal cristiano, o la general resignación
de Occidente ante el destierro - para de­
sear en lo finito. El hombre, en la ceguera,
pregunta y explora: "Hay que buscar en la
alta rosa/ lo que ignoramos desde el án­
gel./ Lo que perdemos bajo el ángel/ hay
El campana! cuento punzó "Hay que sentir la flor
como la sienten las abejas
la mariposa
Al instalarse en la estrechez de esa y el color.
apertura a un infinito deseado mide el lec­
tor, en fin, la naturaleza de Las anticipacio­ Hay que sentir el mar
nes, así como el religarse a un mundo esen­ como lo siente la gaviota
cialmente otro de la poesía de Piccatto. la brisa
El poeta vive en la promesa y asomado al y la sirena.
más allá de sus propios instantes para sor­
prender en ellos la traza de otro reino, la Hay que sentir el árbol
evidencia de lo eterno en lo pasajero. Es como lo siente todo pájaro
su religiosidad. El poema X X IV de Angel la pupila
amargo enumera presencias perfectas - el y la tierra.
aire, la rosa, abril, el jardín - para recorrer
luego la imperfección, porque ninguna de Como verdad feliz,
ellas se consagra en la plenitud. Ordenada verdad indefensa,
en versos que oscilan entre tres y siete sí­ como labio de vida,
labas, la composición despliega de pronto mudo,
este alejandrino, como si hasta la medi­ cierto.
da quisiera subrayar el afán de extensión
del momento: “...y Dios enamorado de su Como cercano,
propio delirio.” Puntos suspensivos abren espléndido azular,
esta unidad de arte mayor, para que aso­ hay que sentir la piedra.
men cosas no dichas. El poema quisiera
acercarlas desde el silencio y está fuera de Y hay que sentir al hombre más que a todo
sí, como el mundo está también fuera de flor de su silencio...
sí. El delirio de Dios ha dado existencia débil...
a un reino de cosas no del todo creadas, fina...
de modo que abril, el aire y el jardín se su aérea placidez:
estiran, desde el límite, hacia lo eterno. ¿Y su ira, su desrrazón, su campanal tormento,
cómo podría el hombre dejar de acechar su hiriente corazón,
las anticipaciones, las ventanas en el ena­ perdido...
morado delirio de Dios? A veces es algo helado...
tan simple como escuchar un cuento en en llamas...
la voz de la madre: “Tu voz./ Pienso que recobrado...
de ella/ puede llegarme,/ convertido en su carne de jazmines salpicados,
un cuento,/ el infinito.” Otras veces es una sus rencores, de pasto pisoteado,
paciente y compleja cosmovisión, como en su amor aún en crisálida.
ese poema V II de "Malva” que conforma
el mensaje más profundo y coherente de Hay que sentir su vida y su esperanza;
toda su obra. cuento punzó sobre su día ilímite.”
Anafóricamente, se insiste en que el
hombre ha de ser él mismo mundo: "Hay
que sentir”, alternativamente, la flor, el mar,
el árbol, la piedra y sobre todo el hombre.
Todas estas existencias contienen lo abso­
luto y por eso hay que agotarlas y trascen­
derlas. Lo humano es, desde luego, la con­
tradicción: hielo y llama, carne y jazmín,
amor y “sus rencores, de pasto pisoteado”,
en rara imagen que convoca a los excesos
de Atila. La realidad es dialéctica y, por
tanto, no alberga allí lo absoluto, la “cosa
en sí”. El hombre, desterrado, no está en su
sitio, y habita la angustia y la promesa, las dificación extrema del nombre mediante
anticipaciones: "H ay que sentir su vida y el adjetivo, la vida guarda algo de “amargo
su esperanza,/ cuento punzó sobre su día festival”. Estas voces parecen prolongar
ilímite.” Este cuento de sangre dispara al­ también sus contenidos, de modo que “an-
guna reminiscencia shakesperiana, pero el gustial” encierra más angustia - si cabe -
cuento no está aquí contado por un idiota, que “angustioso” y la sangre corre todavía
sino que llena al mundo de significaciones cuando se oye el vocablo “sangral”.
y perspectivas. Lo ilímite llama desde un
Todas estas extensiones comunican
cuento infantil, o desde el dolor, o desde
un crepúsculo donde es fácil descubrir el al lector su llamado. Tan íntima siempre,
pulso de Dios. “La tierra es una fuga que la poesía de Piccatto no parece pensarse
yo no he comprendido.” “A la deriva el co­ como un diálogo. Las anticipaciones se cie­
razón del hombre,/ que lleva en sí la vida rra, sin embargo, con un poema sobre los
y no la vive.” N o la vive, pero su pie está cantos propios. Desde el comienzo ya -
puesto sobre el cruce de mil caminos, to­ desde el segundo poema - se preguntaba
dos los cuales conducen al tiempo consu­ Piccatto para quién fue concebida su can­
mado. La existencia es una postergación, ción. Conviene volver a esos versos. H a­
porque Piccatto proclama, en su verso más blan de una “musical arteria de verdades”
triunfal y afirmativo:"Dios abrillanta todo y una "alameda de luceros”. Por la arteria
lo que muere.” empuja sin cesar el torrente su sangral y
Se diría que esta visión del mundo y el la alameda se pierde a lo lejos, en su clara
hombre ha contagiado al lenguaje de Pic­ invitación interminable. o a
catto, para que él dejara su marca pode­
rosa en el balbucir de consabidas flores y
mariposas. El ha usado estos calificativos,
algunos familiares y otros personalísimos:
u rx | n a \tt u • t» u itt u
rloral, coral, angustial, campanal, cora-
zona!”. Un grupo de poemas se llama, sus­
tantivando ahora, “Sangra!", y en una mo­
LOS A N O S 60: A
LITERATURA Y SOCIEDAD EN CRISIS
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Alfredo Alzugarat

Introducción
N o resulta aventurado afirmar que la En rigor, todo el orbe se hallaba vi­
literatura, en todas sus dimensiones, ad­ viendo una época singular, decisiva para el
quirió durante la década de los sesentas, resto del siglo en los más diversos órdenes.
posturas acordes con la conmoción so­ Los avatares de la guerra fría no sólo de­
cial y la crisis económica que vivía el país. rivaban en la coexistencia pacífica o en la
Aquée Uruguay democrático, país de cla­ construcción del muro de Berlín. Para la
ses medias, ínsula utópica más vinculable periferia del mundo quizá lo más impor­
a Europa que al resto de América, fue tante fue la fase de desarrollo y expansión
progresivamente perdiendo toda consis­ que alcanzaban los procesos de liberación
tencia. H asta entonces “la ejemplaridad nacional, evidenciable en el despertar anti-
acatada para el Uruguay, para América colonialista del continente africano, en la
Latina y para los uruguayos mismos, era guerra de Vietnam y, más cerca de noso­
cosa juzgada, se presumía bien adquirido tros, en la revolución cubana (1959) y en
para siempre”, reflexionaba Alberto Me- el enjambre de movimientos guerrilleros
thol Ferré, “el país se sentía venturosa y que, siguiendo ese modelo, se diseminaron
sensata excepción a las 'bárbaras trage­ a lo largo de América. Paralelamente, en
dias latinoamericanas” [Methol Ferré, I, el mundo desarrollado contraía inusitada
1971]. La crisis, no coyuntural sino clara­ fuerza lo que, desde una perspectiva más
mente estructural, que tomaría relevancia actual, se podría calificar como concien­
precisamente en esos años, no solo que­ cia y lucha por determinados derechos
braría sustancialmente el modelo batllis- humanos. Tal el cuestionamiento a la dis­
ta hasta allí hegemónico, sino que echaría criminación racial encabezado por Martin
por tierra tal excepcionalidad. Luther King en los Estados Unidos, el
resurgimiento de los movimientos femi­ de los gremios y los partidos de izquier­
nistas y el protagonismo juvenil encarna­ da derivó en concreciones significativas:
do en los "hippies” y en los estudiantes del el Congreso del Pueblo, la fundación de
mayo francés. Súmese a ello los avatares la C N T , nuevos agrupamientos políticos,
del mundo socialista: el conflicto sino - etc. Superado el breve paréntesis del go­
soviético, la revolución cultural china y la bierno de Gestido (1967), la agudización
primavera de Praga. Eran tiempos de for­ de las contradicciones implicó un aumento
jar mitos: los Beatles, John E Kennedy, el de la violencia. El nuevo presidente, Jorge
Che Guevara. Tiempos también de fuego Pacheco Areco, asumió una postura auto­
cruzado entre intelectuales y nuevas teo­ ritaria gobernando por decreto con pres-
rías: el marxismo de la Escuela de Fran- cindencia del Parlamento y plasmando un
cfurt, el marxismo de Mao, el de la revista estado de excepción permanente a través
Tel Quel; los mass media según Herbert de la duración indefinida de las Medidas
Marcuse, según Marshall McLuhan y se­ Prontas de Seguridad.
gún Umberto Eco; y más cerca, Franz Fa­
"El decreto del 28 de junio de 1968,
nón, la O LA S, Regis Debray y la Teología
porque se congelaron salarios y precios,
de la Liberación.
debe interpretarse como una aplicación
El cúmulo de motivaciones e in­ hasta sus últimas consecuencias de la ley de
fluencias que ocasionaron estos aconte­ Reforma Monetaria y Cambiaría de 1959’)
cimientos y estas directrices ideológicas afirmaba por entonces el Instituto de Eco­
en el plano nacional se vería favorecido nomía, destacando la unidad del proceso
por factores tan extraordinarios como los [Instituto de Economía, II, 1969]. Fue un
mencionados en primer lugar."Fiada fines momento decisivo. Banqueros y grandes
de la década del cincuenta, una presencia propietarios rurales ocuparon cargos en el
que al principio fue vista como huésped gabinete ministerial. Se clausuraron perió­
temporario se instaló profundamente en dicos y partidos políticos, se militarizó a
la economía del país: la inflación” [Caeta- los bancarios y otros empleados públicos,
no - Rilla, I, 1994], Fue el comienzo. El aumentó la presencia policial. Se firmaron
ascenso del Partido Nacional al gobierno nuevas cartas de intención, se desmantela­
abrió los cauces hacia el liberalismo eco­ ron empresas nacionales originadas en el
nómico: en diciembre de 1959 se aprobó antiguo “estado benefactor”. Del otro lado
la Ley de Reforma Monetaria y Cambia­ estuvo la rebelión estudiantil, las primeras
ría y al año siguiente se firmaba la primera acciones guerrilleras, el recrudecimiento
carta de intención con el Fondo Moneta­ de los conflictos obreros. Fueron los tiem­
rio Internacional. Las consecuencias se pos de la Pastoral de Adviento (1967), de
convirtieron en noticia diaria y en tema de la muerte de Líber Arce (agosto de 1968),
discusión permanente durante ese gobier­ de la acción de Pando (octubre de 1969),
no y el siguiente: endeudamiento externo de los grandes escándalos financieros. De
y, por lo tanto, cambio en las condiciones algún modo se asistía a una corresponden­
de dependencia, crisis bancaria, fuga de cia a escala local del escenario mundial, a
capitales, descenso del salario real, au­ una inserción del país todo en el ritmo y
mento de la desocupación. La respuesta en el espíritu colectivo de la década.
“La crisis estructural se proyectaba en Prueba de esto último es que, ya a fi­
una multiplicidad de dimensiones [...]. El nes de 1960, Ángel Rama afirmaba: “El
conjunto de actores políticos y sociales se acontecimiento cultural del año en nuestro
veía compelido a ofrecer su propio diag­ país ha sido, como tantas veces, un suceso
nóstico de la situación y, ante todo, su pro­ externo: la Revolución Cubana. Es, obvia­
puesta”. [Caetano - Rilla, I, 1994]. Entre mente, un hecho político social, pero se­
los participantes de la discusión no sólo ría miopía ignorar la repercusión de tales
podían estar políticos, sindicatos u otros hechos en el mundo del espíritu [...] La
grupos de presión; también la cultura te­ elección de los intelectuales ha sido clara
nía algo que decir. Los escritores, el arte, y mayoritaria a favor del movimiento [...]
el periodismo, se constituyeron entonces, El año 1960 quedará marcado por esta
con pocas excepciones, en una voz singular exigencia de compromiso y los escritores
y comprometida. por la respuesta que a él dieron”. [Rocca,
I, 1992]. Sacralizada, pues, como un pa­
radigma y por tanto, defendida con enco­
no y pasión por casi toda la “intelligentsia”
La revolución cubana como continental desde el momento mismo de
catalizadora la asunción, la revolución cubana, más
que un permanente punto de referencia se
“¿Cuáles son los derechos de los es­ convirtió, para muchos, en eje del queha­
critores y de los artistas revolucionarios cer intelectual.
y no revolucionarios? Dentro de la Revo­
lución: todo; contra la revolución ningún N o faltaron importantes voces de
derecho.” [Quintero Herencia, II, 1997], disenso (Emir Rodríguez Monegal, por
La consigna pertenece al discurso de Fidel ejemplo) y la formación de una gran ma­
Castro conocido como “Palabras a los in­ yoría no ocultó una heterogeneidad de
telectuales”, pronunciado en la Biblioteca matices que se fueron acentuando cuando
Nacional José Martí, de la Habana, en el la ceñida definición ideológica del proce­
año 1961, mientras se desarrollaba en la so cubano y su progresivo acercamiento a
isla la campaña de alfabetización nacional la Unión Soviética incidió directamente
y a solo dos meses de la victoria de Playa en el torbellino de las distintas posiciones
Girón. La reflexión emergente de él supo­ terceristas (al respecto, téngase en cuen­
nía un momento de afianzamiento y cen­
ta el debate entre Carlos Real de Azúa y
tralización del poder revolucionario e ins­
Arturo Ardao en Época y Marcha [Real
tauraba una nueva legalidad, una divisoria
de Azúa, I, 1997], El discurso “Palabras a
rigurosa y definitiva, en tanto se entendía
los intelectuales” replanteó con renovado
que de ello dependía la sobrevivencia de la
revolución. Su contenido trascendería de vigor, y es éste quizá su punto más tras­
inmediato los límites geográficos a los que cendente, el viejo debate sobre el compro­
se hallaba destinado y sería considerado miso de los escritores con la sociedad, o
en toda América Latina en tanto la revolu­ más concretamente ahora, el papel de los
ción cubana era asumida en el continente intelectuales en el servicio a la revolución.
como un modelo político y social que exi­ Un tema que en el uruguay había sido es­
gía su defensa y continuación. bozado tardíamente con respecto al resto
de América y que reaparecería junto a otro afirmaría años después: “Fue la década de
asunto no menos importante: el despertar América Latina. O la década en que la Re­
de una conciencia latinoamericana. volución cubana nos enseñó a redescubrir
el continente” [Rocca, 1 ,1992].
En un ensayo de 1962, “La literatura
uruguaya cambia de voz”, Mario Benedetti Pero el debate sobre el papel de los in­
valora a la Revolución Cubana por múl­ telectuales en la coyuntura histórica no se
tiples factores, entre los que se destaca el agotaba en el abordaje de las cuestiones so­
hecho de “que el tema de nuestra América ciales del continente ni en su representación
Latina penetrara por fin en nuestra tierra, literaria; quizá el punto de mayor fricción se
en nuestro pueblo y también en nuestra centraba en los límites del compromiso y las
vida cultural, que siempre había padecido características de su ejercicio. Aún dentro
una dependencia casi hipnótica frente a lo de los marcos que proclamaba la revolución
europeo” [Benedetti, 1 ,1997]. cubana, el tema era harto complejo, oscilaba
Esta inflexión puede observarse con entre filosas aristas y movía al apasionamien­
detenimiento en el semanario Marcha, to. Una encuesta realizada a fines de 1967 en
tribuna que monitoreaba la dirección crí­ la revista Casa de las Américas, dejó en cla­
tica del proceso literario y que ya en sus ro las distintas posiciones. A esa altura del
inicios había proclamado postulados afi­ proceso, según José Miguel Oviedo, “la ima­
nes como la patria grande latinoamerica­ gen del escritor de éxito —los novelistas que
na, el tercerismo y el antiimperialismo. El conforman lo que bastante estúpidamente se
período coincide con la llegada de Ángel llamó él boom - con traducciones aseguradas
Rama al mando de sus páginas literarias dentro de un poderoso sistema editorial, con
(marzo 1959), y reflejo de lo que se viene acceso a premios, cátedras e invitaciones a
comentando es el llamado a un concurso muchas partes, defensor de un exilio gene­
de novela y ensayo sobre Latinoamérica en ralmente europeo y de una profesionalidad
1962 y aún, un año antes, la inauguración absoluta de la literatura, comprometido pero
del apartado “Letras de América”, que per­ no militante de partido, empezó a aparecer
mitiría, andando el tiempo, ir presentando particularmente incómoda a un sector inte­
a los que serían los grandes protagonistas lectual que exigía una adhesión revoluciona­
del "boom” narrativo latinoamericano (en­ ria transparente no sólo en los actos políticos
tre ellos, ya en 1964, a un escritor cuya sino en la tarea creadora de cada uno [...] Un
obra era “casi enteramente desconocida en abismo se había abierto en las posiciones an­
estas latitudes”: Gabriel García Márquez). tes homogéneas de los escritores nucleados
Así, al cabo de diez años de jefatura, coor­ alrededor de Cuba. Se habían formado dos
dinando los distintos aspectos en un solo especies de grupos: Cortázar y Vargas Llo­
corpus renovador, Rama logró consolidar sa por un lado, como representantes de los
un proyecto que incluía “la sociedad del intelectuales que brindaban un apoyo crítico
hombre nuevo que ansiaba el Che Gue­ y no militante a la revolución, y Benedetti,
vara, la destrucción de sus antípodas visi­ René Depeste y Roque Dalton, principal­
bles a flor de piel, el rescate de las letras mente, como paradigmas del intelectual con
de América”. Jorge Ruffinelli, heredero de experiencia interna de la revolución”. [Ovie­
Rama en las mismas páginas literarias, do, 1,1986].
Sin embargo, en el congreso Cultu­ de una nueva generación, marcada por el
ral de La Habana del 4 al 11 de enero de revisionismo de procedimientos estéticos
1968, al que también acudieron personali­ o ideológicos, sino de un grupo de escri­
dades latinoamericanas y europeas, Mario tores en distintas fases de desarrollo que
Benedetti señaló otro matiz de la cuestión: forman una comunidad cultural” [Verani,
“El intelectual verdaderamente revolucio­ I, 1986], coincidiendo en definirlos como
nario nunca podrá convertirse en un sim­ “grupo”, algo que ya había hecho Mercedes
ple amanuense del hombre de acción; y si Ramírez en 1969. Más recientemente, uno
se convierte estará en realidad traicionan­ de sus miembros, Fernando Aínsa ha tes­
do la revolución, ya que su misión natural timoniado que “fuera simple promoción o
dentro de la misma es ser algo así como una auténtica generación, sus integrantes
una conciencia vigilante, su imaginativo ingresaron [...] munidos de un sólido ba­
intérprete, su crítico proveedor”. Carlos gaje intelectual. Se habían formado en la
María Gutiérrez, en un largo informe del mejor tradición europea y norteamericana
evento que elevara a la revista Prólogo, no y descubrían la eclosión de la literatura
vaciló entonces en cuestionar la dicotomía latinoamericana a escala continental. Sin
esquemática que, a su entender, Benedet­ embargo, percibían al mismo tiempo los
ti planteaba entre "intelectual/hombre de indicios del deterioro del sistema en el que
acción” . Según Gutiérrez “en una sociedad habían crecido y optaron por los cambios
revolucionaria todos tendrán que ejercer que parecían ineluctables a escala de un
naturalmente tales misiones” [Gutiérrez, Tercer Mundo con el que se identificaban
II, 1968].
conceptualmente.” [Aínsa, 2008].
El impacto de los hechos sociales lo­
cales y universales repercutió tanto en
La "generación de la crisis" veteranos como en jóvenes, de manera in­
dependiente al grado de trayectoria alcan­
La década de los sesentas encuentra zado. Pero es de justicia reconocer que los
bastante unidos a los integrantes de la del “45” fueron quienes más condiciones
“generación del 45” con los jóvenes que generaron para que fuera posible aniqui­
asomaban al acontecer literario. Los “nue­ lar la placidez creadora de otros tiempos,
vos”, también llamados “generación del 58” extratemporal y artificiosa. Fue sobre ese
(E. Rodríguez Monegal), “del 60” (Carlos terreno abonado que incidió el peso de la
Maggi), o "del 55 o de la crisis” (Ángel realidad. Los nuevos creadores, siguiendo
Rama) se reconocieron sin vacilaciones a quienes los precedían, por lo menos en
como herederos y deudores de sus ma­ el primer lustro de la década, no se carac­
yores, prolongaron -aunque con menor terizaron por innovaciones formales sino
rigor- el espíritu crítico que aquellos ha­ por un perfil de inmediatez a través del
bían inaugurado, y en buena medida asu­ cual se intentó dar respuesta e intervenir
mieron -com o ellos- el compromiso a en el debate en que estaba inmersa toda la
que la época los convocaba. Esa es la causa sociedad. Participan de ese modo y en ese
por la cual Hugo Verani concluye en que, período, narradores como Hiber Conteris
al menos en sus comienzos, “no se trata y parcialmente Sylvia Lago, Cristina Peri
Rossi y Fernando Aínsa, poetas como Mil- no será literatura”, a lo que acotará Hiber
ton Schinca y dramaturgos como Mauri­ Conteris: “la literatura es revolucionaria
cio Rosencof. En general adhirieron a una solo en un contexto social revolucionario"
toma de posición que implicó un cuestio- [Prólogo, II, 1969].
namiento al orden imperante, la defensa de
La mayoría de las controversias eran
ciertos principios que entendían inaliena­
reflejo de distintos episodios de una dis­
bles y la promoción del cambio hacia una
cusión paralela en el tiempo pero a nivel
sociedad diferente, la que creían más justa
continental que tuvo a Julio Cortázar
e igualitaria. N o siempre, sin embargo,
como uno de sus más enconados prota­
plasmaron esas inquietudes sociales y po­ gonistas y al semanario Marcha como uno
líticas en sus obras: habrá también que te­
de sus mayores difusores. Lejos de ser la
ner en cuenta sus declaraciones y artículos
única, la más conocida de estas instancias,
en diarios y revistas. Junto a esa literatura "Literatura en la revolución y revolución
cifrada en códigos de verosimilitud y re­ en la literatura: algunos malentendidos a
creación de la realidad, fue creciendo otra liquidar” (9 y 16 de enero de 1970) había
estética donde no faltó el libre despliegue surgido como respuesta al ensayo "La en­
imaginativo o lúdico, el experimentalismo, crucijada del lenguaje” de Oscar Collazos
el repliegue a lo subjetivo. Cuando simul­ (30 de agosto y 5 de setiembre de 1969) y
táneamente se debilite la dependencia con obtuvo a su vez de este último una "Con-
la generación anterior y la perspectiva de trarrespuesta para armar” (13 y 20 de
desmoronamiento del Uruguay de clase marzo de 1970). Aunque centrada en el
media resulte más evidente, esta última campo de la narrativa tuvo valor de síntesis
tendencia se convertirá en predominante. entre las necesidades derivadas del com­
1969, un año marcado por la inseguri­ promiso político y las innovaciones que
dad social y el quiebre institucional, será operaban fundamentalmente en el campo
su punto de eclosión. Hacia 1972 Ángel del lenguaje y de las técnicas de creación.
Rama ya advertirá "una desconfianza ge­ "La novela revolucionaria no es solamente
neralizada por las formas recibidas que la que tiene un contenido’ revolucionario
traducen el mundo real” [Rama, I, 1972]. sino la que procura revolucionar la novela
Pautada desde Onetti, Felisberto Hernán­ misma, la forma novela, y para ello utiliza
dez y Armonía Sommers, esa estética rup- todas las armas de la hipótesis de trabajo,
turista que privilegia el acto de ficcionar y la conjetura, la trama pluridimensional, la
las posibilidades del lenguaje, se afirmará fractura del lenguaje...”, afirmará el autor
aún más en las décadas siguientes. de Rayuela.
En el presente de los años sesentas, sin
embargo, la conciencia crítica de algunos
nuevos creadores estaba lejos de percibir
esos rumbos. Así, en una polémica realiza­ Los medios de difusión
da en la revista Prólogo, Alberto Paganini
habla de "un arte para las masas” y entien­ Posiblemente ningún conjunto de
de que "la literatura que escriba nuestra escritores gozó de tantas posibilidades
generación será literatura revolucionaria o de difundir y amplificar su obra como
quienes lo hicieron en los años sesentas. de un nuevo abordaje crítico, de raíz his-
El interés por el quehacer nacional deri­ toricista y existencial, una “sociología de la
vó en la creación de numerosos medios de literatura” capaz de privilegiar el marco o
expresión y de exposición que pusieron el entorno desde donde pudiera leerse la
al alcance del público la nueva literatura. obra; y una atención mayor a la literatura
Surgieron editoriales que, con mayor o nacional, espacio que luego, a instancias
menor criterio profesional, sustituyeron la del momento, debió ampliar a la del conti­
antigua edición de autor por el libro de cir­ nente. Operando en tres fases bien discer-
culación comercial; a la pionera, Alfa, de nibles -el relevamiento de la producción,
Benito Milla (1960), le sucederían Banda el panorama, y la posterior postura ideoló­
Oriental y El Siglo Ilustrado (1961), Pue­ gica- el proyecto puso a las páginas litera­
blos Unidos y Arca (1962), y Biblioteca rias de este semanario en congruencia con
de Marcha (1969), entre otras. El libro los acontecimientos sociales y con el desa­
nacional se expuso y se ofertó de manera rrollo de la actividad cultural, trascendió
directa a través de la Feria Nacional de Li­ fronteras e influyó en toda América.
bros y Grabados (experiencia creada por En el correr de la década, junto a M ar­
Nancy Bacelo en 1960) y desde entonces cha, convivieron numerosas revistas, litera­
llegó a un público más amplio. Tiradas rias y ensayísticas, la mayor parte de ellas
mayores permitieron precios de venta efímeras, ya sea por una escasa financión,
más accesibles: en 1961 se vendían 99.000 por discrepancias entre sus miembros,
ejemplares de libros nacionales, cifra que o tal vez, como apuntaba Nancy Bacelo,
año a año iría en ascenso. N o faltó, justo es porque “nadie desconoce que en nuestro
reconocerlo, la contribución del Estado, ya país, mejor, en Montevideo, las revistas
que bajo el ministerio de Pivel E. Devoto literarias llegan a un número reducido de
(1962 - 66) se promulgaron dos leyes que lectores, que al fin, son los mismos” [Roc-
exoneraron de impuestos tanto a la venta ca, 1 ,1992].
como a la impresión de libros y revistas
Prólogo puede considerarse la que
culturales. Así, en 1967, con la aparición
intentó, como ninguna otra, incrustarse
de los libros de bolsillo, se llegaba a los
en los vaivenes de la época. La función
500.000 ejemplares vendidos y las estima­
social del intelectual aparece como cues­
ciones pudieron asegurar que en ese año
tión primordial y tiene sus protagonistas
los lectores de libros nacionales superaron
en debates y artículos afines de Hiber
a los espectadores de fútbol.
Conteris, Alberto Paganini, Jorge Onet-
Esta producción nacional halló un ti, Gley Eyherabide y J. C. Somma. Allí
cauce receptivo preferencial en las pági­ vierten cuentos y poemas muchos de los
nas literarias del semanario Marcha. Des­ jóvenes de la nueva promoción, Graciela
de sus columnas, Ángel Rama se volcaba Mántaras analiza a la generación del “45”,
desde el comienzo de la década a una la­ Gerardo Fernández realiza un balance de
bor sistematizada en tres direcciones: la la actividad teatral durante 1968 y Carlos
ampliación del público lector, para el cual María Gutiérrez -com o ya se ha seña­
contaba también con otro instrumento: lado- informa sobre el Congreso de La
Arca, su propia editorial; la instalación Habana de ese año. N o alcanzó a superar
los dos números (noviembre - diciem­ el ofrecimiento del Congreso por la Liber­
bre 1968 y enero-junio 1969). El fraca­ tad de la Cultura, institución financiada
so fue similar para Praxis (dos números, por la CIA, de transformar Número en su
1967 - 1968), de filosofía marxista, bajo órgano oficial. Su disolución significó un
la conducción de Juan Fió, Alberto Ore- paso decisivo hacia una nueva etapa, en la
ggioni y Julio Rodríguez, y Brecha (dos que el aspecto ideológico será el centro de
números, noviembre 1968 - setiembre todas las discusiones.
1969), vinculada a Banda Oriental y diri­ La intemporalidad en la creación y la
gida por Hugo Achugar, y aún mayor en crítica se visualiza en revistas como Puente
Montesexto (1969), revista de estudiantes (número único, noviembre 1963), Letras,
de Letras de la Facultad de Humanidades originaria de Florida que, con la dirección
conducida por Alvaro Barros-Lémez, que de Hugo Riva, alcanzó siete números en­
no pasó del número inicial. Convivieron tre noviembre de 1965 y julio de 1967;
estas revistas con páginas literarias de los Aeda, (1961-1962, dos números) revista
distintos diarios capitalinos: Artes y Le­ cultural estudiantil de Treinta y Tres, y
tras, de El País (1962-1968), orientada Cuadernos de Mercedes (abril 1963-junio
por Arturo S. Visca, con Rubén Cotelo y 1965, seis números)que , conducida por
Emir Rodríguez Monegal como columnis­ Washington Lockhart y Ana V. Mondada,
tas independientes; Al pie de las letras, de se planteaba “la vinculación literaria del in­
La Mañana, dirigida por Mario Benedetti terior” del país.
y José C. Alvarez, y el semanario-revista
Paralelamente, otras publicaciones
Repórter (74 números entre junio 1961 -
contribuían a la intensa actividad de la épo­
setiembre 1962), con participación de C o­
ca: Temas (abril 1965-diciembre 1967)
telo y Rodríguez Monegal. Se destaca en dirigida por Benito Milla y vinculada al
este último una larga entrevista de Carlos controvertido Congreso por la Libertad de
María Gutiérrez titulada “Onetti: maestro la Cultura; la sección literaria de la revista
de escritores que no es profeta en su tierra”, Estudios, órgano del Partido Comunista;
con dibujo emblemático de Hermenegildo la Revista de los Viernes, suplemento del
Sabat, que inicia el reconocimiento a nivel diario El Popular, y Presente (1962, núme­
nacional de quien por esos días publicaba ro único) de Vivián Trías, con un extenso
El astillero. análisis sobre la actividad teatral realizado
Entre abril y junio de 1963 y mayo de por Rubén Yáñez. A nivel académico se
1964 se ubica la segunda época de la revis­ cuentan la Revista Nacional, Revista de la
ta Número, (1 9 63-1964,4 números) aho­ Biblioteca Nacional (1966- 1997), Revista
ra con dirección de Manuel Claps y Carlos Iberoamericana de Literatura (1959-1962,
Martínez Moreno, tras el alejamiento de dirigida por Alfonso Llambías de Ace-
Idea Vilariño y Sarandy Cabrera. Su final vedo) con una segunda época a cargo de
Ángel Rama (1970) y un perfil más “lati­
se precipitó por discrepancias con la po­
noamericano”.
sición asumida por Rodríguez Monegal,
contraria a la Revolución Cubana, (hecha Especial mención merece la singular
pública en un comentario a la novela El si­ Maldoror, revista bilingüe (francés y espa­
glo de las luces, de Alejo Carpentier) y por ñol), producto del esfuerzo conjunto de
intelectuales de ambos países como Paul sendero por el cual transitaría, años des­
Fleury, Lucien Mercier, José Pedro Díaz y pués, Víspera (1967-1975, 36 números),
Amanda Berenguer, que alcanzará en una revista del Movimiento internacional de
primera etapa nueve números entre 1967 Estudiantes Católicos. Esta será la publi­
y 1973. Sus páginas convocaron, además cación que vivirá a fondo las transforma­
del aporte galo, a una pléyade de autores ciones medulares que se registran en el
de todos los géneros y edades: Mario Be- seno de la Iglesia algunos de cuyos prin­
nedetti, Carlos Martínez Moreno, Milton cipales acontecimientos fueron: el Conci­
Schinca, Clara Silva, María Inés Silva lio Vaticano II, las primeras encíclicas del
Vila, Ida Vítale, Gley Eyherabide, Mer­ nuevo período, la Pastoral de Adviento de
cedes Rein, Rolina Ipuche, Gabriel Saad, 1967, la muerte del sacerdote guerrillero
Ricardo Prieto, Hugo Achugar, Jorge Ar- Camilo Torres, Don Helder Cámara y el
beleche, Selva Márquez, Enrique Fierro, papel de la Iglesia en el momento crucial
Armonía Somers, Mario Levrero, Jaco- que vive América Latina. La figura des­
bo Langsner, Juan Carlos Somma, Jorge collante es aquí Alberto Methol Ferré y
Musto, Jorge Ruffinelli, Jorge Medina merece relieve el debate que sostuviera con
Vidal, Héctor Galmés y hasta vanguardis­ José Manuel Quijano sobre la O L A S y la
tas como Clemente Padín. En el número teoría foquista de Regis Debray.
cinco, traducidos por Amanda Berenguer, Sobre estos mismos temas, aunque
aparecen graffiti y poemas anónimos per­ en una reflexión más teológica, participa­
tenecientes a un suceso que se inicia en ba Perspectivas de Diálogo (1966-1975),
Francia e incendia el resto del mundo: las donde la personalidad gravitante era Juan
revueltas estudiantiles de mayo de 1968. Luis Segundo. Las posturas ecuménicas y
"Insisto en pensar/ que el lugar de un poe­ el diálogo entre marxismo y cristianismo
ta en este momento/ está en la calle/ que ampliaban la interrelación de todas estas
debéis asaltar/ las torres de marfil. Arra­ publicaciones a Cristianismo y Sociedad
sarlas...”, rezaban algunos versos. (1963-1973), en la que se destacaba la
Enfoques particulares proponen una labor ensayística de los pastores Julio Ba-
serie de revistas cristianas, cuya pione­ rreiro y Emilio Castro, y a los Cuadernos
del Centro Latinoamericano de Economía
ra en la década, Política, apenas alcanzó
los tres números (agosto 1960 - enero Humana (C LA EH ), espacio de incidencia
1961). Bajo la conducción de Eduardo de las nuevas ciencias sociales que, inicia­
do en 1958, será el único que sobrevivirá
Payssé González y con una pagina literaria
hasta la actualidad.
a cargo de Fernando Aínsa, la revista in­
formaba sobre sucesos mundiales, recibía El ensayo hallaría también posibili­
la flamante experiencia cubana y asumía dades de expresión a través de ambiciosas
una serie de inquietudes sociales que no colecciones que, en fascículos semanales,
fueron del total agrado de las autoridades procuraron abarcar nuestra historia cul­
de la iglesia preconciliar. La intervención tural (Enciclopedia Uruguaya, Historia Ilus­
del Arzobispo de Montevideo Monseñor trada de la civilización Uruguaya, y Capítulo
Barbieri parece haber sido decisiva para su Oriental. Historia de la literatura uruguaya,
disolución, no obstante lo cual, marcó un ambas durante 1968 - 1969) o la descrip-
cíón o reflexión de los más variados aspec­ (como recordó Jorge Curi en una cercana
tos de la identidad nacional como en las mesa redonda sobre el tema) y a la vez dar
posteriores Nuestra Tierra (1969) y Los paso a obras de autores nacionales como
Departamentos (1970). El patio de la torcaza, de Carlos Maggi, o
El gran Tuleque y Los caballos, de Mauri­
El humor político, a su vez, contó con
cio Rosencof, consideradas emblemáticas
una publicación de enorme popularidad:
para el período. N o faltaron tampoco los
Misia Dura, dirigida por Jorge Sclavo. La
publicación comenzó siendo independien­ momentos simbólicos: el Galpón estre­
te y quincenal alcanzando veinticinco nú­ nó el célebre collage Libertad, libertad el
meros hasta julio de 1970 y posteriormen­ 13 de junio de 1968, el mismo día que
te se convirtió en suplemento, primero del el gobierno de Pacheco Areco decretaba
diario Ya y luego de El Popular hasta su las Medidas Prontas de Seguridad. Per­
clausura definitiva en 1974. Según Sclavo maneció en cartel varios años. Surgieron
"la revista tiene tres épocas que van desde también nuevas compañías teatrales: Tea­
1969 a 1974 y cada una de ellas culmina tro Universal (1960), de Federico Wolf;
con una clausura gubernamental”. Su solo Teatro Uno (1963), de Alberto Restuccia,
nombre es un homenaje a Peloduro (Julio Luis Cerminara, Graciela Figueroa y Jorge
E. Suárez), a quien Sclavo admira como su Freccero, dedicado a obras vanguardistas
maestro. Escribieron y dibujaron en ella el de Ionesco, Beckett, Jarry o Genet; Tea­
propio Sclavo, Mario Benedetti, Julio César tro de la ciudad de Montevideo (1960)
Castro, Juan Capagorry, Daniel Waksman, con China Zorrilla, Enrique Guarnero y
Elvio E. Gandolfo, Yenia Dumnova y D o­ dirección de Antonio Larreta; Grupo 65,
mingo Ferreira entre otros muchos. Su tira­ integrado por jóvenes egresados de la E s­
da máxima alcanzó la cifra de 25.000 ejem­ cuela Municipal de Arte; Compañía Car­
plares. Su éxito la llevó al teatro con Misia men Avila - Martínez Mieres y Compa­
Dura al poder, en el Club de Teatro, en ñía Florencio Sánchez. En el terreno del
1971, con dirección del propio Sclavo. La espectáculo debe añadirse los happenings
obra fue grabada parcialmente en un disco. de Teresa Vila.

La actividad teatral vivió un momento Finalmente, fueron los años del co­
de madurez en sus propuestas, asentada mienzo de cineastas como Mario Handler
sobre la firme base de los independientes, y Mario Jacob, el Cine Club de Marcha en
no sin dificultades de índole económica 1968, y la fundación de Cinemateca del
motivadas por la crisis. La calidad esté­ Tercer Mundo al año siguiente.
tica se vio favorecida por la incidencia de
nuevas escuelas de dramaturgia y de arte
escénico así como por la presencia de una
crítica exigente que se diseminaba a lo La poesía rebelde
largo de diarios y semanarios. Existió la
oportunidad de adaptar con gran éxito N o faltaron las antologías en el perío­
Fuenteovejuna o Las troyanas, ser fiel a la do. La Universidad de la república, a tra­
preceptiva brechtiana de "mostrar el mun­ vés de su Departamento de Publicaciones,
do como algo posible de ser transformado” auspició las más ambiciosas: Antología del
cuento uruguayo contemporáneo (1962) a vez, las profecías o vaticinios que cerraban
cargo de Arturo Sergio Visca, Antología a un buen número de estos poemas resul­
del ensayo uruguayo contemporáneo (1964) taban expresión directa de los anhelos utó­
por Carlos Real de A zú a, y Antología de la picos, de los deseos vehementes con que se
poesía uruguaya contemporánea (1966), de acompañaba la observación de la realidad
Domingo Luis Bordoli. Las caracterizó el y del clima de idealización que imantaba a
proceder didáctico y orientador afincado los más. La recurrencia en las anáforas o
en el lector medio, el muestreo globaliza- en los estribillos, el lenguaje irónico de Be-
dor que tenía en cuenta el aporte de an­ nedetti, la interpelación al lector de Circe
tologías anteriores y eludía a la vez toda Maia, la leyenda cuasi - modernista de
intención polémica, aunque sin desmedro Saúl Ibargoyen Islas, las bienaventuran­
de aportes particulares. La lírica de 1930 zas bíblicas de Nelson Marra, la enume­
en adelante fue además antologada por ración caótica de símbolos en Juan Car­
Alejandro Paternain en 36 años de poesía los Legido, la compleja sencillez de Idea
uruguaya (1967), editada por Alfa. Vilariño o la furia verbal de Sarandy C a­
brera o Milton Schinca, eran algunos de
El último quinquenio de la década
los variados recursos para dar cauce a un
motivó, además, en poesía, un abordaje
compromiso que unía el verbo a la gesta
diferente, la puesta en escena de un pano­
colectiva. “Escribo y seguiré escribiendo/
rama regido por una significación homo-
porque nuestros hermanos precisan/ de
geneizadora que, dadas las circunstancias,
estas pequeñas cosas/ que no sé si son
sólo podía ser de carácter ideológico. Tal
poem as/ pero sé que las precisan...”, ase­
propósito intentó concretarse en Poesía
vera Enrique Elissalde en su'A rs Poética”,
rebelde uruguaya, editada en 1971 por
y concluye, apuntando a un futuro que
Biblioteca de Marcha, compilada por En­
también lo incluía como hombre de ac­
rique Elissalde y Milton Schinca. Com­
ción: “escribo y seguiré escribiendo/ por­
prendió 39 autores, todos con al menos
que si un día soy cárcel o muerte/ estoy
un libro publicado, muchos de ellos su­
seguro que otros/ seguirán escribiendo
mamente activos en revistas de la época.
igual que yo”.
Predominaba en ella una poesía de orden
coloquial, generalmente expresada en ver­ La inspiración, más allá de las circuns­
so libre (aunque no faltaron formas clási­ tancias, hallaba apoyatura en episodios de
cas como el soneto), capaz de asumir una la historia patria, en la resistencia colonial
epicidad concordante con esa inmediatez (Tupac Amarú), en Vietnam, en la poesía
y urgencia que impulsaba a la mayor parte de la guerra civil española. La calle como
de las creaciones. La insistencia en lo fác- centro de enfrentamiento, los estudiantes,
tico puso el acento ya en la denuncia (ob­ el fusil, la cárcel, el amanecer o el nacer, son
servable en el estilo narrativo de algunos términos con los que el lector tropieza rei­
poemas de Carlos María Gutiérrez, autor teradamente. El buceo interior se cancela o
de Diario del cuartel, o en el esfuerzo di­ se sacrifica en aras del absorbente mundo
dáctico de otros de Benavídes), ya en la exterior. Era la hora de "la poesía necesa­
arenga, en la exhortación cifrada en el uso ria”, de “la poesía herramienta”, de la que
de la palabra para provocar la acción. A la hablaba el español Gabriel Celaya. Leída
a cuatro décadas de distancia asombra la Todavía no era tiempo de conocer a
pureza y la candidez que se alterna en sus otro poeta: Ibero Gutiérrez. Su muerte en
versos. N o existe la duda ni el desencanto; 1972 a manos de un escuadrón de ultrade-
el poeta se cree un vate que afirma y con­ recha, además de convertirlo en símbolo de
dena con dignidad y altivez, pletórico de la intolerancia de la época, permitió des­
esperanza, aunque su instrumento no sea cubrir una extensa obra inédita que debió
el más refinado ni oculte balbuceos juveni­ esperar quince años para ser seleccionada
y a preciada en su real valor (Antología I y
les ni luchas denodadas con la palabra. No
II, a cargo de Laura Oreggioni y Luis Bra­
deja de resultar sintomático que al reunir
vo, 1987 y 1992).
posteriormente su propia obra, algunos de
estos autores ignoran los poemas con que
participaran en aquella colección.

En otro sentido, el cruce de criterios de Poesía y canto: las otras voces


selección encerró contradicciones que afec­
taron la homogeneidad buscada. Poetas
Dos poemas incluidos en la colec­
como Cristina Carneiro, Selva Márquez o
ción Poesía rebelde uruguaya - “Cielito del
Concepción Silva Bélinzon, parecen ajenos 69" de Mario Benedetti y “Los orientales”
a esa turbulencia agitadora, tibios, o vagan­ de Idea Vilariño- perdurarían a través de
do distantes en sus propios mundos. una estructura artística diferente que ha­
Entre los que quedaron fuera por dis­ bía comenzado a manifestarse con gran
empuje desde comienzos de la década: la
tintas circunstancias, se hallaba Clemen­
“música popular uruguaya", o más simple­
te Padín, quien abogaba por una ruptura
mente “el canto popular”.
radical en la forma que, en lo inmediato,
le valió la marginalidad de su obra. Su El fenómeno, que se repetía con igual
espíritu vanguardista sumó a Siete poe­ fervor en España, Cuba, Brasil, Chile, Ar­
tas hispanoamericanos (1960-1965, once gentina, etc., contó en nuestro país con un
números), que contaba con la amplitud alto número de intérpretes que exploraron
de Nancy Bacelo, y a Aquí Poesía (1962- las posibilidades de una expresión musical
propia, con base autóctona, y que sirviera a
1966), de Rubén Yacovski, nuevas revistas
la vez de vehículo a la poesía comprometi­
exclusivas del género al filo de la década:
da socialmente.“La poesía descubrió la es­
Los huevos del Plata (1965-1969), Ovum
tricta contemporaneidad y la problemática
10 (1968-1972), y finalmente La vaca sa­
más cercana, cotidiana y compartida, mos­
grada (1972-1974), donde se experimen­
trándose capaz de abordar velozmente,
tó con el concretismo hasta el extremo de antes que la novela, más intensamente que
abordar una poesía visual, iconográfica, el cuento, los asuntos que los mecanismos
sin palabras. Otros “poetas rebeldes” se de comunicación (diarios, cine, etc.) no
congregaban en grupos como Vanguardia, son capaces o no quieren tocar, puesto que
Ariel, Nudo Sur, los Nómades o en torno queman”, afirmó Ángel Rama al prologar
a revistas subterráneas como Nocolumbus, L a canción protesta (1968), una selección
El Paso, Señal, El Mate, el Chucaro y otras. de Daniel Viglietti: "En este abrirse de la
poesía se sitúa la irrupción de la canción circunstancias de la década, la confronta­
protesta, que no es sino una poesía can­ ción entre ambas permite observar sustan­
tada en la gran tradición que al género le ciales diferencias. Es así que en tanto la pri­
viene de sus orígenes más remotos”. mera puso de relieve los diversos síntomas
que denunciaban el resquebrajamiento de
Además de la "velocidad” y de su re­
un país, los signos decadentes y fatales que
torno a lo esencial, con el soporte musical
afloraban al borde del colapso, la segunda
esta poesía alcanzó tal éxito que multipli­
parte de lo profundo de la crisis para alen­
có de manera extraordinaria el número de
tar explícitamente una determinada salida
receptores, alcanzando a todas las capas
sociales. Quizá esto último explique la político - ideológica. La distinción no es
gran cantidad de letristas que la nutrieron, sólo producto de los tres años que median
entre los que se destacaron Rubén Lena y entre una y otra sino consecuencia de una
Washington Benavídes. Junto a ellos pro- selección realizada en base a la interpreta­
liferaron "cantautores” como Daniel Vi- ción de una situación histórica en un caso,
glietti, Osiris Rodríguez Castillo, Alfredo y la intención casi panfletaria que motivó
Zitarrosa, Yamandú Palacios, Marcos Ve- a la otra.
lázquez, José Carbajal, Héctor Numa Mo- La atmósfera del período trasciende
raes, Jorge Salerno, Carlos Molina, Tabaré al plano de la ficción y con ella los hechos
Echeverry, Anselmo Grau, Aníbal Sampa- públicos, concretos, se convierten muchas
yo y muchos otros. Este proceso se conge­ veces en disparadores de sus enunciados.
laría en los primeros años de la dictadura, Fue un autor partícipe en las dos coleccio­
pero a fines de la década del setenta volve­ nes, Carlos Martínez Moreno, quien quizá
ría a renacer con voces nuevas y algunas de más profundizó, a lo largo de toda su obra,
esta época, las que no fueron excluidas por en esa tendencia creativa que enhebraba
el régimen militar. en una sola urdimbre realidad e ilusión.
El procedimiento, lejos de ser gratuito,
ponía de manifiesto hasta qué punto las
macroestructuras sociales condicionaban
Lo público en el centro de la la labor literaria. Entre el desasosiego y el
ficción vacío existencial del personaje de su cuen­
to "Paloma” y el hostigamiento represivo
Más allá de las antologías de Arturo que a la pareja de protagonistas de “El pei­
Sergio Visca (1962, 1968), panoramas de nado” les permite toparse de lleno con una
la cuentística nacional del siglo, otras co­ realidad hasta entonces evitada, media la
lecciones intentan ejemplificar las distin­ visión imparcial, siempre crítica y nunca
tas tendencias de la narrativa breve, entre simplificada, que Martínez Moreno de­
las que se destacan Narradores uruguayos, sarrollara a través de otros relatos como
de Ruben Cotelo (Caracas, 1969) y una "Lo reconozco, Miraballes”, “N i siquiera
selección más reducida en su espectro te­ Antígona” y "El caballito gris” de su libro
mático, Cuentos de la revolución (1971). Si De vida o muerte (1971), y en novelas que
bien las últimas resultan demostrativas de abordaron aspectos del acontecer inter­
la amplitud con que este género abordó las nacional (en Bolivia y Cuba), incluido su
cuento "Para un cadáver, en Khe Sahn” antología "Días dorados de la señora Piel-
sobre el conflicto norteamericano — dediamante”: el monólogo confesional
vietnamita. hurgando en un universo de hipocresía
daba mayor garantía de solidez narrativa a
La inserción del hecho real de interés
la vez que retrataba con eficacia la corrup­
colectivo en el discurso narrativo tenía
ción de la clase dominante.
como antecedentes más inmediatos los
casos de delincuencia que sirven de base En el espiral de violencia desenfrenada
a la novela Aviso a la población, de Clara que vivía el país en el albor de los setentas,
Silva (1964) y al relato"Los fantasmas del la recreación de sucesos que conmovían la
día del león”, de Eduardo Galeano (1967). opinión pública culminó en 1974 con “El
Pero hacia mediados de los sesentas será la guardaespaldas”, de Nelson Marra, cuen­
violencia política la que se convertirá en el to que le valdría al autor cuatro años de
motivo inspirador. cárcel y que significó a la vez la clausura
Fue una veta más del realismo crítico del semanario Marcha. Espejo fiel de un
en la que no podía estar ausente otra figura país desgarrado, este relato cerró una línea
del momento como era Mario Benedetti.su narrativa de fortuna desigual pero fuerte­
mundo de clase media en decadencia, deva­ mente imbricada en el acontecer nacional.
luada en su modo de vida y temerosa de una
posible pauperización, se fue trasladando
paulatinamente de la rutinaria oficina a la
"El poeta eres tú "
toma de conciencia revolucionaria a tra­
vés de dos cuentos de L a muerte y otras
sorpresas (1968): el tema de la fallutería Pocas noticias provocaron una conmo­
ahora inserto en la represión policial en ción de tal magnitud como la de la muerte
"Ganas de embromar” (luego incluido en de Ernesto "Che” Guevara, asesinado por
otra antología: Siete cuentos de boy, 1973) elementos de las fuerzas armadas boli­
y el controvertido "El cambiazo”, donde el vianas en Nancahuazú el 8 de octubre de
facilismo y lo inverosímil van de la mano. 1967. El hasta ayer “barbudo de la Revo­
"Relevo de pruebas” (incluido en Cuentos lución cubana”, “el guerrillero heroico”, “el
de la revolución) ya muestra, sin embargo, hombre nuevo”, de pronto se convirtió en
la solvencia y acritud con la que el autor mito y su muerte tuvo la fuerza de una in­
culminará este proceso en su novela en mensa campana que de inmediato convocó
verso El cumpleaños de Juan Ángel (1971). a decenas de poetas de toda América para
Otra exponente de consideración fue rendirle su postrer homenaje. El conjunto
Sylvia Lago, quien incursionó en lo real (parcialmente expuesto en el volumen Poe­
como catapulta de la ficción en “Casi el mas al Che, Casa de las Américas, 1977)
Olimpo" parodia de la conferencia de Pre­ posiblemente supere al que, en su tiempo,
sidentes en Punta del Este, y en otros dos se realizara en honor del poeta español
relatos,"Festival de Cosquín” y, sobre todo, Federico García Lorca. N o corresponde,
"Tema de amor”, malogrado por la ideali­ sin embargo, encuadrarlo en una tradición
zación, el patetismo y los lugares comunes. elegiaca sino todo lo contrario: los poemas
Con acierto Rubén Cotelo eligió para su al Che glorifican a un hombre y exaltan
sus virtudes, pero en la gran mayoría no "Disculpe” letra y música de Hugo Ferra­
se admite la muerte de ese hombre, (“digo ri), a tal punto que algunas respuestas que
que no murió”) se lo ve vivo en los que de inmediato se produjeron, como "Está
continúan su causa, se le exige que siga vi­ disculpado”, de Anselmo Grau y C. Cresci,
viendo (“vuelve a pelear Ramón aunque te solo contribuyeron, involuntariamente, a
mueras”) o se lo invoca hasta la eternidad realzarla más aún.
("hasta siempre, comandante”) volviendo Hugo Ferrari (1930) se dedicó luego
más ciertos que nunca los versos de César a la narrativa y hacia 1973 publicó su no­
Vallejo en su poema “Masa". vela ...Alias “M aría” (edición de autor, sin
Rastreando la poesía uruguaya de aque­ fecha), en la que sigue la peripecia de una
llos días es posible hallar con este cometido: muchacha que “mecánicamente”, impulsa­
“Señas del Che”, de Benedetti; “Digo que da por otros, sin mediar ninguna reflexión,
no murió” de Idea Vilariño; “Tu nombre, se convierte en tupamara. Tras un breve
Che”, de Roberto Ibáñez; y en especial re­ pasaje de prisión y posterior fuga, la muer­
lieve el extenso Cantar del Che, de Matilde te de su compañero la llevará a los prime­
Bianchi (Comunidad del Sur, 1967), así ros signos de arrepentimiento. Continuará
como el poema 2A1 Comandante Ernesto entonces como una autómata, sometida a
‘Che’ Guevara", de Salvador Bércquer Puig, la droga, viviendo una atroz pesadilla que
presente en casi todas las antologías de la nunca podrá olvidar. En sí la historia de
época. El tema, más recurrente que ningún esta María no es otra cosa que un orde­
otro, asimilado casi como una obligación, namiento ficcional del entramado de argu­
trascendió también al campo de la prosa en mentos y prejuicios que eran lugar común
cuentos de Sylvia Lago (“Antes del silencio”) en la prensa de derecha de la época y que, a
la postre, serían repetidos por más de una
y Carlos María Gutiérrez ("Snapshots” an­
década y algunos aún hoy.
tes llamado "Joven demócrata” y "Telefoto
exclusiva”) y, sobre todo, en "La vieja de las Compañero de ruta de Ferrari fue Joa­
cabras') de Gley Eyherabide, publicado por quín Martínez Arboleya, quien firmaba
primera vez en Marcha en 1970 [Mántaras, sus libros como Santicaten. Incursionó en
II, 1997]. todos los géneros a través de numerosos
libros de intención doctrinaria antisocia­
lista en cualquiera de sus manifestaciones
y fue el único autor del período que gozó
Del otro lado del tablero de publicidad televisiva. Algunos títulos
Incapaz de dar respuestas políticas insinúan el contenido de esas obras: Por
satisfactorias, los sectores oficialistas tam­ qué luché contra los rojos (1961, memorias
poco hallaron modo de montar un aparato de una supuesta participación en al guerra
cultural que pudiera revertir, aunque fue­ civil española), La mafia peroniana en el
ra mínimamente, el torrente de escritura Río de la Plata (1969), Charlas con el Gral.
Stroessner (1973), etc.
que provenía de una mayoría intelectual
discrepante y partidaria del cambio social. Complementaba esta óptica de la
Un considerable éxito alcanzó sin embar­ realidad la bibliografía recomendada que
go, hacia el final de la década, la canción proporcionaba el semanario Restauración,
órgano de la banda ultraderechista M R N forma de difusión en el Uruguay, han sido
(Movimiento de Restauración Nacional). las recopilaciones, por prestigiosos colegas,
de reportajes suyos publicados en distintos
órganos de la prensa escrita. En este caso,
se procuró enfocar periodísticamente, un
Dos nuevos géneros
tema concreto y de indudable actualidad,
con elementos complementarios a los que
Un renglón de sustancial importan­ gobiernan la cobertura diaria de los he­
cia en la revolución cultural de los años chos”. A partir de esa perspectiva, los au­
sesentas fue la creciente indiferenciación tores, impulsados por el impacto del mayo
entre lo que hasta entonces se denomina­ francés y su secuela en el resto del mundo
ba "Alta cultura” y “baja cultura”. La diso­ occidental, procedían a abordar tan espi­
lución de las mismas halló algunos de sus noso tema de manera múltiple, cercándolo
paradigmas en el auge del “arte pop” o en en todos sus aspectos visibles.
Umberto Eco aplicando su vasto reper­
Paralelamente, en la otra línea de tra­
torio instrumental en historietas como
bajo, la de la recopilación de reportajes, se
Batman o Flash Gordon. Probablemente
sumaba un considerable número de textos,
eso también explique el reconocimiento
destacándose entre ellos, por su competen­
otorgado a los cancioneros populares en
cia periodística a la vez que por su calidad
distintas latitudes así como el surgimien­
discursiva, la obra de Carlos María Gutié­
to de dos formas discursivas que, andando
rrez En la Sierra Maestra y otros reportajes
el tiempo, terminarían confundiéndose o
(1967). Como lo indica el título, contenía
fusionándose entre sí: el llamado "nuevo
una temprana entrevista realizada a Fidel
periodismo” y el testimonio.
Castro (1958), y otros trabajos fechados
El origen del primero puede rastrear­ entre 1955 y 1966, publicados los más an­
se en obras de Truman Capote como A tiguos en el diario La Mañana y otros en
sangre fría, de Norman Mailer como Los el semanario Marcha.
ejércitos de la noche, de Terry Southern o
Meses después, Mauricio Rosencof
de Hunter Thompson, y halló en Rodolfo
tomaba nota "in situ” de la más importan­
Walsh uno de sus maestros en el Río de la
te marcha de los trabajadores del azúcar
Plata y quizá su verdadero fundador ( ).
de Bella Unión. La obra resultante, L a re­
Por esos años, a nivel nacional, el esfuerzo
belión de los cañeros (1969, con múltiples
más significativo lo constituyó La rebelión
reediciones, la última en 2007), si bien no
estudiantil (1968), de Carlos Báñales y En­
escapa a los parámetros del nuevo perio­
rique Jara. "Las páginas siguientes cons­
dismo, se orientaba a la vez hacia un esta­
tituyen, antes que nada, una experiencia
tuto diferente: el del testimonio.
nunca intentada en nuestro país, aunque
frecuentemente practicada en otros me­ Todo este empuje, esta ebullición esté­
dios, como lo es el reportaje periodístico tica, sería cortada casi de raíz después del
presentado como libro”, afirman los auto­ golpe de estado del 27 de junio de 1973,
res en su prólogo, y de inmediato agregan: fecha en que -a l menos simbólicamente-
“Las aproximaciones más concretas a esta concluyó la década del sesenta
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ternain (selección, prólogo y notas). siete pintores de hoy (1968) con dos
Montevideo: Alfa, 1967. variantes en la nómina de autores
Sobre "Modernismo e Ideologías"
de Carlos Real de Azúa

Ménica Buscarons

El título de este trabajo, fechado el 22 tiende el autor por"ideología”? Señalo que


de marzo de 19771, es portador de dos el término está en plural - “ideologías”,
términos que implican ambigüedades y como es frecuente en Real de Azúa, instala
debates. Sobre el modernismo latinoame­ al receptor en la idea de lo múltiple.
ricano mucho se ha escrito desde diversas
Como es sabido, las acepciones de
perspectivas -historias, artículos, ensa­
“ideología” son múltiples. Sobre esta pala­
yos-. Aparecen siempre nuevos aspectos
bra, insoslayable en diferentes disciplinas
polémicos -textos y actitudes de sus inte­
y central hoy en el campo de la teoría cul­
grantes, criterios para “periodizar" su evo­
tural, S. Zizek afirma:
lución, pautas para delimitar sus contor­
nos, etc.- en una vasta bibliografía siempre
potencialmente a revisar desde nuevas no­
L a palabra “ideología” puede designar
ciones del trabajo crítico cultural y /o lite­
cualquier cosa, desde una actitud contem­
rario. Visto desde diferentes enfoques, es
plativa que desconoce su dependencia de la
quizás el perfil ideológico del modernismo
realidad social hasta un conjunto de creen­
uno de los temas que más ha preocupado.
cias orientadas a la acción, desde el medio
Pero objeto aún de mayores ambigüeda­
indispensable en el que los individuos viven
des y acepciones es el polisémico término
sus relaciones con una estructura social hasta
"ideología”. La palabra “ideologías” desde el
ideas falsas que legitiman un poder político
título irradia significaciones y se proyecta
dominante.2
sobre todo el artículo.

El paratexto elegido por Real de Azúa


ya nos instala en el campo del debate -"m o­ Real de Azúa, al hablar de “ideología”
dernismo”- y en el de la pregunta ¿qué en­ se guía por la noción -cuestionada desde
diversas posiciones- de T. Parsons, teó­ hay alguna precaria excepción- se han acu­
rico de la sociología cuya obra ha sido y ñado en la antítesis de todas las posiciones
es muy conocida en Uruguay, en espe­ que desde hace medio siglo todo miembro
cial en ámbitos académicos de estudios de nuestra inteligencia cree decoroso de­
sociológicos en los que ha tenido gran fender o aparecer haciéndolo”.
peso el funcionalismo norteamericano.
Esta "incriminación” al modernismo a
Real de Azúa se guía, además, desde el
la que contesta parte de la "opinión mayo-
punto de vista sociológico, por la noción
ritaria” entre los críticos latinoamericanos,
de Alter. Pero no son las sociológicas
verá dentro de ella matices diferenciadores
sus únicas fuentes, también repara en
de importancia en el curso del trabajo. Luis
el “lenguaje ideológico”. En este último
Alberto Sánchez, Juan Marinello, Ángel
aspecto tomará las distinciones lingüís­
Rama, José Luis Romero, Jean Franco, son
ticas de I. Richards.
algunos de los nombrados como intelec­
tuales que atendieron a las implicaciones
ideológicas del modernismo. N o unifica
Real de Azúa estos nombres como titu­
La incriminación y la respuesta
lares de un mismo juicio incriminatorio
hacia el modernismo, sino de una misma
El texto de Real de Azúa constituye una preocupación.
respuesta a la “abrumadora incriminación" Las incriminaciones más fuertes a las
que desde los años treinta los modernistas
que Real de Azúa está contestando son,
han sido objeto. Una respuesta, no una
al parecer, las de L. A. Sánchez; también
vindicación ideológica del modernismo.
las de J. Marinello a quien considera, en
Ofrece otra mirada, otra perspectiva, un
este sentido, seguidor del pensamiento
rever el campo de significaciones de tex­
del primero.
tos y actitudes modernistas para cons­
truir la “realidad” modernista desde la En Balance y liquidación del novecientos
creación de un espacio de voz y sentido Sánchez hace afirmaciones como estas:
crítico con otras influencias ideológicas L a promoción novecentista no se conmo­
y, sobre todo, desde otra arquitectura de vió o se conmovió muy poco con el reclamo de
pensamiento. lo social El clima de aquel tiempo, arreman­
Real de Azúa contesta a juicios que sado e intelectualista , carecía de esa razones
considera propios de un “reduccionismo “que la razón ignora” y de esas pasiones que
sociologizante” en la crítica literaria lati­ la pasión no mide. El creciente intelectualis-
noamericana a la hora de hablar del mo­ mo de la vida colectiva en la fábrica y en la
dernismo y de la ideología de sus integran­ ciudad, la mayor concentración demográfi­
tes. La lectura que hace de la recepción ca y financiera obligaron a los novecentistas
que el modernismo tuvo, en este aspecto, y a considerar el fenómeno de la democracia,
de las opiniones sobre sus representantes, pero este significó más de una palabra que
es clara: "abrumador dictamen”, “las más un hecho ,un “saber abstracto” que un "sa­
siniestras latencias”. En el mismo párrafo: ber concreto”, una “palabra -fuerzq’que una
“A tal extremo esto ocurre que como lote - realidad política.3
Sánchez se refiere con estas palabras, Delimitación del Modernism o
y en la mayor parte de su trabajo, al no­ Se hace indispensable marcar los lími­
vecientos en general y no al modernismo tes del modernismo y mencionar a quienes
en particular. Cuando en el marco de esta se considera que son sus representantes
construcción del período el referente es para delimitar el objeto de estudio. En los
el modernismo hace juicios como: nues­ años en que este trabajo fue publicado ya
tros modernistas fueron clásicos antes que existía una copiosa y diversa crítica sobre
románticos.4 Sin embargo, según Real de el modernismo; sus contornos son muy
Azúa, Sánchez maneja "casi indistinta­ difusos y variables según el crítico que se
mente” los términos "modernistas”, "nove- siga. Saber quién entra y quién no dentro
centistas”, “arielistas".
de la denominación de "modernismo” inci­
Juan Marinello, por su parte, bajo el de de manera directa al hablar de "ideolo­
significativo subtítulo "Absentismo, apoliti- gías”: "no puedo simular ignorancia en que
cismo” expresa: esta cuestión existe y de que cualquier criterio
que se adopte es muy capaz de influir en to­
das y cada una de las inferencias que el aná­
Para explicar que el Modernismo fue, lisis alcance “
en su fundamental significación, un movi­
Límites, definiciones y características
miento alejado de toda preocupación ética,
del modernismo definen sobre qué se va
de toda intención política y esencialmente
a hablar, pero, como acota Real de Azúa,
absentista, bastaría con lo que acabamos de
los críticos abren opciones: definiciones
anotar. Todo ensimismamiento preciosista
genéricas, otras parciales, otras taxativas
distancia radicalmente de lo colectivo Y si tal
y abarcadoras (Onís, Argüello, Blanco
movimiento está iluminado ( o deslumbrado
Fombona, etc.) "Muchos movimientos lite­
o encandilado, que de todo hubo...) por luces
rarios están afectados por una gran latitud de
distantes y extranjeras, el alejamiento alcaza
contornos, pero pocos, como el modernismo
su más aguda expresión.5
lo está “. De allí la necesidad de establecer
límites. Aclara en nota, tomando distancia
Real de Azúa, ante las incriminacio­ con construcciones críticas reiteradas:
nes al modernismo frecuentes en tantos
discursos críticos, responde construyen­
Esto ocurre especialmente cuando se
do discursivamente una “realidad": “de la
identifica al modernismo con toda una época
realidad en que se funda tendré que ocupar­
de la literatura latinoamericana, un rótulo
me demasiado concisamente”. Autorrefiere
capaz de cubrir de esa manera una diversi­
a su discurso y da, a la vez, la finalidad del
dad de escritores que poco tienen que ver con
mismo: arrojar luz a partir de su cons­
él -(N o ta 5 - pág 421)
trucción, sobre la justicia o injusticia de
las "incriminaciones”.
Ante la pluralidad de definiciones,
delimitaciones y criterios de periodiza-
ción, Real responde estableciendo un “lote
modernista “entre 1885 y 19056; excluye a positivo y, en especial, en la combinación de
algunos nombres que otros incluyen, no le ambos, si bien se dé, sobre todo en Martí, la
parece apropiada la categoría “pre- moder­ convicción en una esfera o mundo ideal, ge­
nista” que otros críticos utilizan, etc. nerado y crecido desde la entraña de la natu­
raleza y la realidad (.... ) pág 421
¿Qué es lo que permite hablar, según
Real de Azúa, de un modernismo latino­
americano? Los criterios por los que se
Por lo tanto, vemos nuevamente en
guía en la selección de nombres son tanto
esta nota elementos sobre los que articula
las innovaciones lingüísticas como actitu­
su construcción del modernismo y que lo
des ante el mundo y afinidades de com­
delimitan, le dan contornos y perfilan un
portamiento.
método de trabajo. Real de Azúa ha esco­
Incluye, de acuerdo a estas pautas: gido las bases de su delimitación del mo­
Darío, Lugones, Herrera y Reissig, Cho- vimiento, ha incluido nombres y excluido
cano, Díaz Rodríguez, Larreta, Gómez nombres, fundamentado con precisión el
Carrillo, Ñervo, Jaimes Freire, Pessoa por qué de tal selección. Una clara lógica
Veliz, Coll, Vargas Vila, Blanco Fom- recorre esta delimitación y la separa de
bona, Roberto de las Carreras, Santiago otras, imprecisas y difusas. Sin embargo,
Argüello. Deja una pequeña apertura a la este cuerpo de lincamientos, actitudes, as­
lista al decir "algunos etcéteras”. La distan­ pectos lingüísticos no es estático y sus in­
cia con otros críticos es mayor cuando de tegrantes no quedan fijos en una construc­
los que se ha llamado "premodernistas” se ción discursiva que los adhiera al moder­
trata. Entre ellos sólo agrega a Silva, Del nismo de manera inmutable. Real de Azúa
Casal, Gutiérrez Nájera y a Díaz Mirón ve con claridad la noción de trayecto que
y de este último, algún trazo coincidiría un autor cumple y expresa tanto en textos
con sus pautas delimitativas. como actitudes. Una afirmación, que reite­
ra en el trabajo, es que el modernismo no
En cuanto a los que excluye, señalo
es una marca de tonsura imborrable. Las
especialmente el caso de Martí, ya que es
nociones de cambio, de lo mutable, de lo di­
frecuente considerar los versos de su Is-
verso conforman una postura permanente
maelillo como el inicio de la corriente. Ex­
en Real de Azúa ante los hechos culturales
plica en nota:
que estudia. Hay una abierta ruptura con
esquemas y encasillamientos frecuentes en
otros relatos del modernismo. Se relaciona
(.... ) Creo que pese a sus ocasionales
también con su visión la perspectiva de su
contactos, ni González Prada ni Martí, ni
método de trabajo en la que lo que evolu­
Gaviria, ni Díaz Mirón participaron de la
ciona y cambia se vuelven parámetros con­
visión y actitud modernista, esto al margen
dicionantes de toda conclusión.
(y se dirá que no es poco ) de su renovación
del verso y la prosa romántico-realista domi­ Por otra parte, la afirmación de Real de
nante aunque ya exangüe Principalmente Azúa, una de las más ricas de su artículo,
en los dos primeros y más importantes, su incide en la respuesta a los “incriminacio­
raigambre , básicamente no trascendida, es­ nes” al modernismo y las vuelve relativas a
taba en el romanticismo y en el cientificismo los cambios de un espacio dinámico.
Cambio social y renovación del inmovilidad (Dilucidaciones, parte 111,
lenguaje Prólogo a El canto errante)(... )pág 423.

Real de Azúa se detiene en el hecho En debate, Real de Azúa reflexiona


de que el modernismo vinculara la nece­ sobre el pasado cultural-artístico antes de
sidad de renovar el lenguaje con la mo­ referir el modernismo en particular:
dernización que representaba una mayor
precisión en el sistema de comunicaciones
sociales. Amplía su reflexión sobre este as­ Sin embargo es más que discutible, en es­
pecto en una nota, la n°13. pecial desde las correlaciones entre el neocla­
Como es sabido, las notas que Real sicismo e ilustración, entre romanticismo y
de Azúa agregaba a sus trabajos podrían contrarrevolución, entre revolución y surrea­
constituir por sí un breve artículo. En la lismo y “realismo socialista”, que la relación
nota referida el eje temático es la mentada entre corrientes de innovación literaria que
relación afirmada por poetas modernistas, impliquen la ruptura de estereotipos percepti­
críticos y pensadores, entre cambio social vos y una real autentificación yflexibilización
y renovación del lenguaje. de la interacción de mensajes, que el vínculo
entre movimiento de progreso o regresivi-
Real de Azúa agrega elementos sobre dad social y corrientes de innovación o aca­
este vínculo, lo problematiza y cuestiona demicismo literario tenga nada de unívoco,
algunas construcciones que se han hecho (pág 423). (el subrayado es mío).
para el caso del lenguaje modernista y la
modernización de los procesos sociales. Lo
que Real de Azúa fisura es la visión de este Para, sobre el modernismo y otras co­
vínculo desde una perspectiva unívoca. rrientes que, aunque muy diferentes entre
Recoge, como testimonio de construcción sí, convergen en un particular rasgo afirma:
de ese vínculo, afirmaciones de Mariátegui
y de Darío a quienes cita:
L a misma ambigüedad de consecuencias
sociales es factible -como lo fue en el mo­
Los premodernistas, los modernistas y dernismo -cuando un movimiento artístico
quienes los juzgaron vieron por lo general li­ o racionaliza su designio de acceder a otras
gadas al cambio social la pretensión de reno­ zonas que las de la realidad más inmediata,
var lingüistica y sintácticamente el español. fáctica y sensible.
Mariátegui sostenía que González Prada
percibió “el nexo oculto pero no ignorado
que hay entre el conservatismo ideológico y Es radicalmente discutible lo unívoco
el academicismo literario....’’(Siete ensayos, de este vínculo porque Real de Azúa afir­
cit. pág.191) y Darío, que hizo utilitarista ma la ambigüedad de las consecuencias de
y seguidor de Hermosilla a su "rey burgués’’ los procesos sociales Destruye la lineali-
afirmó que el “clisé verbal”, “encierra el clisé dad de la relación proceso social-renova-
mental, y juntos perpetúan la anquilosis, la ción del lenguaje porque son múltiples los
cauces expresivos, las opciones temáticas, Es desde la influencia de Marcuse,
etc., que pueden asociarse o surgir a / de aunque no sólo desde ella, que en 1977 en­
determinado cambio social. tra en debate con lo que llama en la crítica
latinoamericana "la posición mayoritaria”.
Por otra parte, podríam os agre­
gar que en la raíz de este vínculo, en
el proceso social, se encuentran en sí Estilo e ideología
am bigüedades, contradicciones, apo­
d as, en particular si nos referimos a la
Al referirse a los críticos que se ocupa­
“m odernización”.
ron del modernismo desde una perspectiva
El optar por zonas de la realidad que social -ya sea el mismo Sánchez, Marinello,
no sean la realidad inmediata puede res­ Abelardo Ramos, Ángel Rama ojean Fran­
ponder, concede Real de Azúa en este de­ co- afirma en posición inicial en el párrafo
bate, a un deseo de evasión, a una actitud en que a éstos refiere, que ninguno supone
cómoda, a no tomar las definiciones que un “modernismo entificado y objetivado en un
exige el momento. H asta aquí podría co­ estilo o en una escuela que pudiera permitir
incidir con algunos juicios “incriminato- una puntual y univoca deducción ideológica”
rios” de quienes juzgaron al modernismo. (pág.409) Y agrega -lo que es muy impor­
Pero, y en esto se evidencia la influencia tante en la construcción de estos referentes
de Marcuse, puede “portar esa pretensión críticos literarios con los que dialoga y deba­
consecuencias explosivas sobre la imagen do­ te—que tampoco “recorre ninguno el camino
minante del mundo, una multidimensionali- inverso desde una supuesta y cabal ideología
dad liberadora y enriquecedora de dilatado a una inferencia artística completa que sería
impacto”, (pág. 423) capaz de expresarla”.
Opciones, entonces, que en una prime­ Real de Azúa reconoce que estos crí­
ra lectura pueden aparecer como lejanas a ticos no han caído en tal linealidad de
la realidad social, también pueden consti­ pensamiento y toma la posición de quien
tuir una forma de “disrupción” social. Esto quiere evitarla. Relaciona su discurso con
sí lo separa, en 1977, de algunos críticos ya el tiempo y el contexto intelectual en el que
aludidos -la “posición mayoritaria”- que se produce donde la “tentación” de caer en
juzgaron al modernismo literario latino­ una relación lineal entre estilo e ideología
americano. era “más que concebible”. Hay en él una
afirmación de la independencia relativa
Marcuse es un claro referente filosófi­
entre el discurso de las formas artísticas
co en este texto de Real de Azúa. Lo refie­
y las ideologías. Pensando desde la diver­
re explícitamente al hablar de la "permisi­
sidad y la mutabilidad, categorías que ca­
vidad represiva”.
racterizan su producción, sin desglosar los
Real de Azúa se aproxima en su re­ procesos ideológicos de los artísticos, Real
flexión también a otros integrantes de la de Azúa insiste en la pluralidad ideológica
Escuela de Frankfort, de alguna manera se que a través de la historia han presentado
relaciona con la categoría central del pen­ los estilos (neoclasicismo, romanticismo)
samiento de Adorno, la negatividad. como también las corrientes ideológicas
que se han manifestado en diversas formas su discurso se nutre de expresiones como:
estilísticas. La búsqueda de correlaciones “Muy conexo c o n . ( . “Difícil es, paradó­
entre la categoría “estilo” - categoría artísti­ jicamente separar estas predilecciones(....)",
ca, literaria- y categorías ideológicas, exige “No es inseparable etc.
la conciencia de la ambigüedad, la particu­ Hay en el trabajo un vuelco que va
laridad y de los múltiples elementos que de la comprensión del modernismo como
inciden en los procesos ideológicos y en fenómeno cultural, desde su aspecto po­
las elecciones estilísticas. A más de veinti­ tencialmente ideológico, a la explicación:
cinco años después de Ambiente espiritual “¿En dónde se generaron estas posiciones, es­
del 900, no abandona su aspiración a ser tas proposiciones, estas omisiones, tan obvia
“aguja de navegar diversidades”. e ideológicamente cargadas?”. Real de Azúa
Real de Azúa abre el diálogo con tiene clara conciencia del necesario planteo
Hauser y recoge de él: "la exposición expre­ de las fuerzas -como en toda explicación,
sa de una concepción social puede combinar­ exteriores al fenómeno en sí- que genera­
se con las más diversas formas estilísticas"7 ron textos y actitudes que fueron objeto de
incriminación por parte de la "posición ma-
yoritaria” en la crítica latinoamericana. Ex­
plica, y este es un aporte que lo diferencia
de autores de otros trabajos sobre el tema,
Construcción del Modernismo
busca el origen de “ese paisaje de ideas y
comportamientos” con que caracterizó al
El primer paso, según explícita Real modernismo. Si ha dado rasgos signifi­
de Azúa, para hablar de la “propensión cativos ideológicamente, que en muchos
ideológica" de los modernistas es “repasar casos aparecen en otras construcciones, da
empíricamente los rasgos más relevantes por también su explicación genética y ésta es
su potencial significación ideológica que sus de tipo social.
textos y conductas presentan”. Autorrefiere Plantea una pregunta fundamental:
así tanto a la finalidad, primero, como al "¿quéfuerzas las ensambló, pero de modo tan
punto de partida de su método, después. débil, tan lleno de contradicciones que hizo
¿Sobre qué rasgos construye Real el mo­ imposible -junto con otros determinantes-
dernismo latinoamericano? ¿Cuál es ese que alcanzaran la estatura de una ideología
repertorio de señales portadoras poten­ cabal?”, (pág.414-415). Da la finalidad que
ciales de significación ideológica? Algunos toma su discurso y prefigura su principal
de ellos ya habían sido recogidos en las conclusión: no hubo en el modernismo
construcciones de otros críticos; también, una ideología.
varios rasgos comparten la caracterización
La situación social del escritor mo­
que del novecientos hizo en Ambiente espi­
dernista es fuerza determinante, de ella
ritual del 900.
se ocupa, pero no la única; es el punto de
Real de Azúa asocia estos rasgos carac- partida de una reflexión que no se cierra.
terizadores, no los da aisladamente. Uno En este vínculo entre el “enclave social” de
aparece consecuencia del otro. Coordina, los autores modernistas y sus textos y acti­
relaciona, no yuxtapone. Es por eso que tudes ante el mundo, Real de Azúa no cae
en una línea de pensamiento esquemático, como escritor a veces se daba en los lap­
deja, como es frecuente en él, aperturas ante sos de exilio. Esta posición relevante en la
lo que afirma. Plantea puntos de partida y sociedad del escritor decimonónico la con­
los profundiza en un reflexionar siempre trasta Real de Azúa con la que tuvieron, a
riguroso, enriquecido por categorías perte­ fines de ese siglo y comienzos del siguien­
neciente a varias disciplinas, pero advierte te, los modernistas quienes provenientes,
siempre otras dimensiones a indagar: en gran medida, de los sectores medios,
muchos de ellos sin formación universita­
ria -al contrario de sus antecesores- ajenos
Creo que la implantación originaria de y sin posibilidad de vincularse a los grupos
los modernistas en sus respectivas socieda­ burgueses en ascenso que conformaban los
des, el abanico defunciones que desde ésta se círculos de poder. El mundo se ha vuelto
abría no lo esclarece todo pero debe ser, de para el intelectual de la promoción moder­
cualquier manera,, el punto de partida del
nista "mucho más áspero”, al decir de Real
intento. Siempre, en especial, que se tenga en
de Azúa. Ya no se trata de presidentes que
cuenta que ese enclave social básico no dibuja
escriben, muchos viven del periodismo o
un campo cerrado a experiencias más parti­
de la crónica, de acuerdo a las nuevas im­
culares ni tampoco a otras más generales, ni
posiciones del mercado literario.
a esos prestigios ideológicos de la época, ni a
tradiciones intelectuales(...). pág. 415 La mirada peyorativa a los procesos
sociales que determinan una nueva y limi­
tada posición social del escritor, a esa nue­
Ubica a la promoción modernista en va realidad social vista como “inminencia
una etapa en que diversos factores como esclavizadora”, es bien conocida. Pero Real
la estabilización política de algunas nacio­ de Azúa agrega que “resultan muy insegu­
nes y el desarrollo urbano promueven una ros todos los ulteriores pasos de un discurso
“europeización material” en los niveles so­ reflexivo que no podía quedar en tal juicio”.
ciales altos y medios. Socialmente destaca Es decir, no es claro cuál es el destino, la
el ascenso de las burguesías locales debido aspiración que los intelectuales imagina­
a la actividad comercial a la vez que pasan ron para sí. N o aparece con claridad en
a ser poderosas e influyentes en los secto­ textos y actitudes que lugar social querían
res empresariales, financieros, agrarios, al ni contra que sectores sociales apuntaban.
tiempo que se da la decadencia de los pa- Respecto a las aspiraciones sociales, Real
triciados civiles y letrados. de Azúa abre una serie de oraciones con
Cuando la mirada se extiende a la si­ un anafórico “Pudo ser Remitiéndo­
tuación del intelectual en Latinoamérica se a actitudes como las de Chocano, Silva,
en el siglo X IX destaca cómo los proce­ Darío, abre un abanico de posibilidades,
sos sociales han desvanecido la posición diversas pero convergentes en su distan­
de éste. Durante buena parte del siglo la cia con la realidad social en que vivían: un
actividad intelectual se halla vinculada al “señor letrado medieval o renacentista eco­
“patriciado doctoral y letrado” que aún te­ nómicamente independiente”, un “Goethe de
nía poder. El hombre público es también algún Weimar tropical", un “protegido de un
muchas veces un intelectual, su actividad Mecenas”, etc. (pág. 416)
En su rechazo al medio destaca, como ¿Desde qué noción de ideología habla
ya he señalado, que tampoco es fácil saber Real de Azúa? Como señalé al comienzo,
contra qué sector de la sociedad apunta­ la fuente principal es el funcionalismo de
ba. ¿Contra la tradicional burguesía na­ T. Parsons, aunque no la única. En la cons­
tiva? ¿Contra toda la cúspide dominante trucción de la noción de ideología que ma­
y dirigente?. Encuentra sí “atisbos” de un neja, como en Parsons,8 están presentes las
rechazo "esencialmente enfático a los nuevos nociones de funciones cognitivas, valorati-
sectores advenedizos”. vas, expresivas, estimativas, normativas.

Por lo tanto está dejando Real de Real de Azúa afirma :


Azúa en claro una debilidad de objetivos
que va en desmedro de una postura ideo­
lógica o de una toma de conciencia como (....) déjeseme aseverar que por todos
grupo social. los motivos antedichos es prácticamente im­
posible sostener que la obra y la acción mo­
dernista hayan conformado una “ideología”,
¿Una ideología? esto es: que el contenido representacional que
ellas contienen fuera capaz de desempeñar
las funciones cognitivas (o interpretativas),
¿Son suficientes los rasgos “potencial­
estimativas y normativas que una ideología
mente ideológicos” con que Real de Azúa
ha construido el modernismo latinoame­ cumple, (pág 417)
ricano para hablar de una “ideología”?.
Después de caracterizar la promoción La obra de Parsons como fuente de su
modernista en sus sesgos ideológicos la po­ noción de ideología, Real de Azúa la ex­
sición de Real de Azúa es que no se puede plícita en una breve cita que constituye la
hablar de una ideología, en el sentido “cabal” nota n° 54 que indica a continuación de
del término. Es esta una forma de respuesta lo anteriormente transcripto. Creo conve­
a tantos escritos “incriminatorios” -mencio­ niente ir a la fuente para repasar el concep­
nados y citados al comienzo de este trabajo- to de ideología de Parsons.
sobre los aspectos ideológicos de la corrien­
te. Habla, no de "ideología“ sino de "idea­
les“ modernistas que inscribe en la laxitud Una ideología, pues, es un sistema de
de la ideología liberal conservadora “que creencias, mantenido en común por los miem­
los sectores altos y medios latinoamericanos bros de una colectividad, es decir una sociedad
recibieron prácticamente hecha de los sectores o una subcolectividad de una sociedad -inclu­
altos y medios del ochocientos europeo”, (pág. yendo un movimiento desviado de la cultura
417). Tampoco alcanza para él la dimen­ principal de una sociedad-, un sistema de
sión de una ideología el “arielismo” debido ideas que orienta a la integración evaluativa
a su debilidad de elementos cognitivos; de la colectividad, mediante la interpretación
participaría sí de la noción de ideología su de la naturaleza empírica de la colectividad, y
capacidad de valoración y expresión."Pero de la situación en que se encuentra, de los pro­
no m ás" dice Real para quien el'arielismo” cesos por los que ha llegado a un estado dado,
es una “subideología”. de las metas en que se encuentran colectiva­
mente orientados sus miembros y de su rela­ tas. Sus interlocutores no son solamente
ción con elfuturo de los acontecimientos.9 teóricos de la sociología sino también de
la crítica literaria. Enriquece la noción de
ideología abriendo el diálogo con Ivor Ri­
En el mismo capítulo de El Sistema So­ chards, en particular con la distinción que
cial esta afirmación de Parsons esclarece el
este autor hace entre “lenguaje de actitu­
diálogo que Real de Azúa abre con el teó­
des” y “lenguaje referencial" en Principios
rico norteamericano para la construcción
de Crítica Literaria.
de la noción de ideología:
Real de Azúa habla de una suerte de
"manierismo doctrinal” que no logra au­
Así, pues, la ideología sirve como unas de nar, como debería ocurrir en el lenguaje
las bases primarias de la legitimación cogniti- ideológico, el lenguaje referencial y el de
va de las pautas de orientación de valor.10 actitudes.12
Por lo tanto para Real de Azúa no N o hay por todo lo dicho, para Real
puede hablarse de "ideología” al pensar
de Azúa, una ideología en el modernis­
en el modernismo latinoamericano por­
mo, pero sí habla de "ideales” modernis­
que no todo conjunto de creencias lo es;
tas, subideologías, “rasgos potencialmente
debe cumplir con las funciones mencio­
ideológicos”.
nadas. Tampoco es una ideología al no
existir "una fuerza histórica que la re­ Produce un quiebre, un “desorden” en
clame con ansia y hasta con imperio al el debate crítico latinoamericano al cues­
estimarse menesterosa de expresión, va­ tionar la existencia de una ideología “cabal”
loración y legitimación" (pág.417). Una en textos y actitudes de los escritores mo­
tercera razón para afirmar la carencia dernistas ante una postura "mayoritaria”
de una ideología cabal es la incoheren­ que incriminaba al modernismo ideológi­
cia ideológica del modernismo a la que
camente. Sin embargo, como es común en
agrega la incapacidad de dar respuesta a
los trabajos de Real de Azúa, hacia el final
su tiempo social.11
del artículo busca establecer algunos cri­
Pero también repara Real de Azúa terios ordenadores tomando, en este caso,
en el lenguaje y en el discurso modernis­ un "contexto doctrinal más amplio”
1. Este trabajo de Real de Azúa fue publicado 7. La cita se encuentra en la nota n° 10 del tra­
en la revista Escritura, 1977, Caracas .En 1986 se bajo de Real (pág 422). Fue tom ada , com o
publicó en la Separata de P u n to d e Vista (N°28), indica el a u to r, de A. .Hauser In t r o d u c c ió n a la
Buenos Aires .También se publicó en Lectura h isto ria d e l arte. Madrid, Guadarrama.
Crítica d e la Literatura A m e r ic a n a - L a fo r m a c ió n
d e la s cu ltu ra s n a c io n a le s-se le c c ió n , prólogo y 8. La noción deTalcott Parsons de ideología se
notas de Saúl Sosnowski, Biblioteca Ayacucho encuentra claramente expresada en su libro El
,C aracas, 1996, pp.406 - 436.M e he guiado por s ist e m a social. M e he guiado por la traducción
la última publicación mencionada. al castellano publicada por R e vista d e O c c id e n ­
te, M adrid-1976 (Segunda edición)
2. Slavoj Zizek"EI espectro de la ideología" en
Id e o lo g ía . U n m a p a d e la cu e stió n , F.C.E. Argenti­ 9. Talcott Parsons - op. cit. Cap 8 "Los sistemas
na 2003 (Primera edición en español), pág.10 de creencias y el sistema social :EI problem a del
"rol de las ¡deas"'-pág 327
3. Luis Alberto Sánchez "Balance y liquidación"
en B a la n c e y liq u id a c ió n del n o v e c ie n t o s- Ercilla, 10. Talcott Parsons- o p .cit.pág. 329 He tom ado
Santiago de Chile, 1941, pág 195 esta afirmación de Parsons directamente de su
obra mencionada, aclaro que.Real la cita en la
4. Luis Alberto Sánchez, (op.cit.), pág 208 ya m encionada nota n°54

5. Juan Marinello, El M o d e rn ism o , Ayuí, pág .22-, 11. Real recuerda y cita a Apter:"especificidad,
(No registra la edición m ás d a t o s ) autoridad y coherencia" son condiciones para
que exista una ideología. Real de Azúa señala
6. Destaco que es la delimitación de Real de com o el factor m ás grave el no llenar el tercer
Azúa la que se ha tom ado en la entrada sobre requisito.
M o de rn ism o hispanoam ericano a cargo de
Gonzalo Aguilar en T é rm in o s críticos d e la S o ­ 12. El "lenguaje referencial" implica vínculos
c io lo g ía d e la C u ltu ra- Carlos Altamirano, Pai- con objetos del m un d o exterior, con referentes:
dos, 2002, pág-185 tom ando com o fuente la el "de actitudes" es m ás emocional , m ás que
publicación del "M o d e rn ism o e Ideologías" en buscar un ajuste con el m un d o exterior busca
la revista P u n t o d e Vista (1986) una ajuste con quien lo usa.
D E L A Jd
BIBLIOTECA
NACIONAL
JORGE ALBISTUR Fue docente en el Instituto de Profesores''Artigas"y la Facultad de Hum anidades
y Ciencias, Universidad de la República.. También Inspector de Literatura en Educación Secundaria.
Sus libros más conocidos son El ru m o r d e las h o j a s , L e y e n d o el Q u ijo te , Literatura del siglo X X , C a si
m il p a la b ra s y M e m o r ia s d e u n inspector. Dicta clases en el Centro Regional de Profesores del Este y
orienta el taller literario de Pan de Azúcar.

ALFREDO ALZUGARAT Licenciado en Letras por la Universidad de la República. Narrador, crítico e


investigador. C om o investigador publicó en 1997 D e s d e la otra orilla (Banda Oriental, recopilación de
testimonios de la guerra civil de 1897) y en 2007 Trincheras d e papel. D ic t a d u r a y literatura carcelaria
e n U r u g u a y (Trilce). Participó en E n otras palabras, o tra s h isto rias (Hugo Achugar comp., Univ. de la
República, FHCE, 1994), La g e sta literaria d e M a r c o s A g u in is (Juana Arancibla comp. San José de Costa
Rica, Edic. Perro Azul, 1998) El p re sen te d e la d icta d u ra (Alvaro Rico comp., Trilce, 2005), W illiam H e n ry
H u d s o n y la tierra p u rp ú re a (FHCE, 2005) y Actas. Jornadas Cervantinas a cuatrocientos años de la
publicación del Quijote (FHCE, 2006). Com o crítico colabora en la actualidad en El País Cultural.

MÓ NICA BUSCARONS Profesora de Literatura egresada del Instituto Artigas, donde dicta las
cátedras de Estética y Literatura Universal. Cursó estudios de postgrado en España. Prepara su tesis
de Maestría sobre la obra de Carlos Real de Azúa.

JUAN PEDRO CIG AN DA Licenciado en Historia en la FHCE de UDELAR. A u t o r d e S in desensillar...y


h a st a q u e a clare: la re sistencia a la dicta d u ra, A E B U , 1 9 7 3 - 19 8 4 (2007).

AN N A FORNÉ- Se doctoró por la Universidad de Lund, Suecia, con una tesis sobre la reescritura
hipertextual en S o n v a c a s s o m o s p u e r c o s de Carm en Boullosa. Acualm ente tiene un cargo
de p osdo ctorad o en la Universidad de G otem burgo, Suecia. Su proyecto de investigación
actual trata de la Inscripción literaria de las m em orias de la dictadura en el C on o Sur. Dirige
junto con Rossana Nofal, Universidad Nacional de Tucum án/CONICET (Argentina) un
proyecto internacional sobre "La gravitación de la m emoria: Testim onios literarios, sociales e
institucionales de las dictaduras en el C o n o Su r"

AN A INÉS LARRE BORGES Profesora egresada del Instituto de Profesores Artigas, responsable
de Páginas Literarias del sem anario Brecha, integrante del Departam ento de Investigaciones de
la Biblioteca Nacional. Entre sus publicaciones: E d ic ió n crítica d e C u e n t o s c o m p le t o s d e F r a n c isc o
E s p in ó la (Cal y Canto 2006), C a r ta s d e a m o r d e D e lm ira A g u s t in i e d ic ió n n o t a s y e n sa yo , (Cal y Canto
- Biblioteca Nacional, 2006), Id e a Vilariño, la v id a e scrita (compiladora) (Academia Nacional de
Letras - Cal y Canto, 2007), L a c a ra d e la d e s g r a c ia d e J u a n C a rlo s O netti: D e l p o lic ia l m e ta físic o y
el crim e n m o r a l (Ediciones de la Biblioteca Nacional, 2008). En ocasión del centenario de Juan
Carlos Onetti participó en 2009 en congresos en Perú, Uruguay, Brasil y España, colaboró con
dos trabajos en el volum en N o v e la s c o rta s de Juan Carlos Onetti (Daniel Balderston coordinador;
Colección Archivos, Alción Editora -Biblioteca Nacional, 2009) y publicó el volum en J u a n C a rlo s
Onetti: el escritor e n el u m b ra l (Biblioteca Nacional, 2009).

TERESA PORZECANSK1. Licenciada en Trabajo Social, Licenciada en C iencias A n t ro p o ló g i­


cas, D octo ra en Trabajo Social, P o sg ra d o en Herm enéutica. D oce n te de A n tro p o lo g ía C u l­
tural en la Facultad de C iencias Sociales de la U n ive rsid ad de la República. En ensayo, ha
p u b lica d o D e s a r r o l l o d e c o m u n i d a d y s u b c u l t u r a s (1972), M i t o y r e a lid a d e n C ie n c ia s S o c ia l e s
(1973), L ó g i c a y re la t o e n T r a b a jo S o c i a l (1974), C u r a n d e r o s y c a n íb a le s . E n s a y o s a n t r o p o l ó ­
g i c o s s o b r e g u a r a n íe s , c h a r r ú a s , b o ro ro s , t e r e n a s y a d iv in o s . ! 1989,1993), R itu a le s, e n s a y o s
a n t r o p o l ó g i c o s s o b r e U m b a n d a , m i t o l o g í a s y C i e n c i a s S o c ia le s . (1991), H is t o r ia s d e v id a : n e ­
g r o s e n el U r u g u a y , (1994), H is t o r ia s d e v id a d e i n m i g r a n t e s j u d í o s a l U r u g u a y , (1986, 1988),
H is t o r ia s d e la V id a P r iv a d a e n el U r u g u a y (en co la b o ra ció n con J.P. Barrán y G. Caetano)
(1996,1997,1998), L a v id a c o m e n z ó a c á : in m i g r a n t e s j u d í o s e n el U r u g u a y (2005), H is t o r ia s d e
E x c lu s ió n : a f r o d e s c e n d ie n t e s e n el U r u g u a y (2 0 0 6 ) , y C u e s t io n e s d e l C o r a z ó n . E n s a y o s a n t r o p o ­
l ó g i c o s (2007). En ficción narrativa, ha p u b lica d o El A c e r t ijo y o t r o s c u e n t o s (1967), H is t o r ia s
p a r a m i a b u e l a (1970), E s ta m a n z a n a ro ja (1972), In t a c t o el c o r a z ó n (1976), C o n s t r u c c i o n e s
(1979), In v e n c i ó n d e lo s S o le s (1982), C i u d a d Im p u n e (1986), M e s í a s e n M o n t e v i d e o (1989,
2005), L a r e s p ir a c ió n e s u n a f r a g u a (1989), P e r f u m e s d e C a r t a g o (1 99 4 ,19 9 5, 2003), L a p ie l d e l
a l m a (1996), N u p c i a s e n fa m ilia y o t r o s c u e n t o s (1998), P r im e r o s C u e n t o s (1998), U n a n o v e l a
e r ó t ic a ( 2 0 0 0 ) , F e lic id a d e s F u g a c e s (2002), P a la b r a líq u id a (2006, 2009) y S u p e q u e ñ a e t e rn i­
d a d (2007), C o s a s im p o s ib le s d e e x p lic a r y o t r o s c u e n t o s e s c o g i d o s (2008).

ELENA R O M IT I es profesora de Literatura Iberoam ericana en el Instituto de P rofesores A r­


tigas y de Teoría Literaria en la Facultad de H u m a n id a d e s y C iencias de la E d u ca ción de la
U n ive rsid ad de la República Oriental del U ruguay. Realizó su s e stu d io s de p o stg ra d o en la
U n ive rsid ad de la República. Es tam bié n in ve stiga d ora del D e p a rta m e n to de In ve stig a c io ­
nes de la Biblioteca N acional de M o n te vid e o. C o m o narradora ha p u b lica d o El a b a n i c o (n o ­
vela, Prim er P rem io C o n c u rso UTE, 1993). En el área de teoría y crítica literaria se destacan:
L it e ra tu r a C o m p a r a d a . D o n Q u ij o t e d e la M a n c h a - C o m e n t a r i o s R e a le s (1991), L a n a r r a t iv a
u r u g u a y a d e lo s ú lt im o s a ñ o s . S o m b r a s y e s p e jo s (Centre de Recherches Latino-am éricannes,
(2000-2001), L o s ejes i d e o l ó g i c o s d e Is m a e l: la s o l i d a r i d a d y el p r o g r e s o (2007) (Prim er Prem io
Ensayo, A ca d e m ia N acional de Letras del Uruguay), L a L it e ra tu r a d e l M a r g e n : J o s é E n r iq u e
R o d ó , H e n r iq u e t a L i s b o a (2008) L o s h ilo s d e la tierra R e l a c io n e s in t e r c u lt u r a le s y e s c r itu r a : el
In c a G a r c i l a s o d e la V e g a (2009). A rtícu lo s su y o s han apare cid o en Revista de Crítica Lite­
raria Latinoam ericana (Lim a-Hannover), Revista Iberoam ericana (Pittsburg) y Revista de la
Biblioteca Nacional, Uruguay.

UNIVERSINDO RODRÍGUEZ Licenciado en Historia en la FHCE de UDELAR. Autor de Los sectore s


p o p u la r e s en el U r u g u a y d e l N o v e c ie n t o s (1989 y 1994). Integrante del Departam ento de Investiga­
ciones de la Biblioteca Nacional

GUSTAVO SAN ROM ÁN Nació en M ontevideo (1956) y se terminó de formar en Inglaterra con
licenciatura en N ottingham y doctorado en Cambridge. Desde 1989 trabaja en la Universidad de
St Andrews, Escocia. Colabora con la prensa cultural uruguaya y es autor de num erosos artículos
académ icos sobre literatura nacional y de varios libros que incluyen los ensayos A m o r y n a c ió n
(Linardl y Risso, 1997), R o d ó en In g late rra (Biblioteca Nacional, 2002), S o y celeste: u n a in v e stig a c ió n
s o b re la id e n tid a d d e los u r u g u a y o s (Fin de Siglo, 2007) y, com o editor, O netti a n d O th e rs (Nueva
York: SUNY, 1999), O b r a s C o m p le t a s d e J o s é A lo n s o y Trelles, "El Viejo P a n c h o " (L in ard i y Risso, 2005),
Tabaré d e Z orrilla d e S a n M a rt ín (Palencia: Simancas, 2003), Los cálice s v a c ío s d e D e lm ira A g u s t in i
(Madrid: Hiperión, 2005) y Os v ín c u lo s culturáis G a lic ia -U r u g u a y (Lugo, en prensa). Actualm ente
está haciendo una biografía intelectual de Rodó.
FRANCISCO TOM SICH Licenciado en Letras (Facultad de Hum anidades y Ciencias de la Educa­
ción). Escribió en El País cultural e integra el staff del Sem anario Brecha. Ha publicado ensayos
sobre arte y textos literarios, académ icos o periodísticos en diversos m edios digitales y en papel
en Uruguay y el extranjero. En 2009 publicó junto a Horacio Cavallo el poem ario S o n e t o s a d o s
(Editorial Trilce), prem iado en la edición 2008 del program a Fondos Concursables para la Cul­
tura del M.E.C. En 2007 ga n ó un Premio Beca en el 52o Salón Nacional de Artes Visuales por su
obra E stu d io (J.T.G.). Muestras individuales: Jania (2003); Mudanza/lcaria (2006), Fotos encontradas
(2007), Die Berliner Sphinx (2008).

ABRILTRIGO Profesor de culturas latinoamericanas y Director del Centro de Estudios Latinoam e­


ricanos en O hio State University. Ha publicado extensamente sobre estudios culturales, con par­
ticular énfasis en la form ación histórica de los imaginarios nacionales y su articulación a distintas
m anifestaciones de lo popular. Es autor de Caudillo, estado, n a c ió n . Literatura, h isto ria e id e o lo g ía
e n el U r u g u a y (1990), ¿C u lt u ra u r u g u a y a o cu ltu ra s lin y e ra s? (P a ra u n a c a rto g ra fía d e la n e o m o d e r -
n id a d p o s u r u g u a y a . ) (1997.), M e m o r ia s m igran te s. T e stim o n io s y e n s a y o s so b re la d ià s p o r a u r u g u a ­
y a (2003), y The L a tin A m e r ic a n C u ltu ral Stu d ie s Reader, del cual es coeditor (2004). Sus proyectos
actuales incluyen Crisis y tra n sfig u ra c ió n d e lo s e stu d io s cu ltu rales la tin o a m e ric a n o s, y C rítica d e la
e c o n o m ía p o lítico -lib id in a l d e la cultura.

SILVIA VISCONTI Docente de la UTU e investigadora en Historia Social de los Trabajadores. Ha


publicado en coautoría H isto ria d e la E nferm e ría e n el U r u g u a y (2002).
CRÉDITOS DE LAS ILUSTRACIONES:
Portada: Fotografía de Rodolfo Fuentes © 2009 / Págs. 2-49-68-87-105-
167-203-207: de la colección C o ra z o n e s d e e sta tierra, de Guillem o Büsch
/ Pag. 8: Fotografía de R. Fuentes © 2009 / Págs. 1 4-4 3 : materiales del ar­
chivo de prensa de la Biblioteca Nacional / Pag. 50: Juan Carlos Onetti en
1937, fragm ento de una fotografía perteneciente al archivo del Sr. Hugo
Rocha / Pag. 57: Logotipo de R. Fuentes © 2006 / Pag. 58: Gabriela Mistral,
Alfonsina Storni y Juana de Ibarbourou, fotografía tom ada de internet,
s/a, s/f /Pag.: 70: Calle de la Habana, fotografía de Wiliam Henry Jackson
© 1900 / Pag. 84: José Enrique Rodó circa 1900, fotografía tom ada de in­
ternet, s/a / Pag. 88: Carlos Monsivais, fotografía procesada sobre la que
figura (s/a, s/f) en el catálogo de la X Bienal del Cartel de México, 2008
/ Pag.103: ilustración igual origen que la anterior / Pag. 106: Fotografía
de R. Fuentes © 2009 / Pag. 116: Fotografía de R. Fuentes © 2009 / Pag.
157: Juan Carlos Onetti, Fotografía de Jesse Fernández, © 1 9 7 1 / Pag. 160:
Ilustración fotográfica, R. Fuentes © 2009 / Pag. 168: Ilustración para la
publicación M o jo s p a r a la h o ra del té de Horacio Buscaglia, Ed. Los Hue­
vo s del Plata, Tomás Low y © 1968 / Pag. 177: Portada del N° 1 de la revista
M o n te se x to , ilustración de O m ero Capozzoli / Pag. 182: Portada d e A q u í

p o e sía , ilustración de Enrique Fernández, © 1965

Abreviaturas: s/a: Sin acreditar autor


s/f: Sin fecha
iones Biblioteca Nacional
ediciones,
biblioteca

001 - T ra ta d o so b re la im b e c ilid a d del p aís, 018 - U n a m ir a d a a J u a n a d e Ib a rb o u ro u .


Julio Herrera y Reissig. (Coedición con Jorge Arbeleche. (Coedición con Estuario y SUAT)
Taurus)
019 - D e s d e lo s u m b ra le s d e la m e m o ria : ficción
002 - O b r a Poética, C irce M a ia . a u t o b io g rá fic a en A r m o n ía So m e rs
(Coedición con Rebecca Linke Ed.) (AGOTADO) María Cristina Dalm agro

003 - L a m ir a d a escrita. 020 - L a d ic t a d u ra co n t ra la s tablas.


(Libro colectivo de varios autores) Teatro u r u g u a y o e h isto ria reciente.
Roger Mirza, Gustavo Remedí
004 - A n é c d o t a s d e la cá rc e l -
Pabellón Fem enino de Canelones 021 - O b r a selecta, Jorge Meretta
(AGOTADO)
'; ■f¡v 022- L a escuela, la biblioteca: u n c u e n t o n o s une.
005 - Ejercicio d e m e m o ria .
Graciela Mántaras Loedel

006 - R e c o n st ru c c ió n d e la h isto ria - A n á lisis 023 -1 0 0 M in ic u e n t o s. Concurso AN C EL 2007


literario d e M e m o r ia s del fuego.
Raquel García Borsani

007 - L a o b r a p o é t ic a d e J u lio H erre ra y Re issig: 0 2 4 - H isto ria R u ra l d e l U ru gu a y, Roberto Bouton


s u u n iv e rso im a g in a r io Beatriz Amestoy. (Coedición con Ediciones de la Banda Oriental)
{Coedición con Universidad Autónoma de Madrid)
025 - C u e n t o s co m p le to s, Juan José M orosoli
008 - H a b r á te n id o lu g a r (A n t o lo g ía 1976- (Coedición con Ediciones de la Banda Oriental)
2 0 0 8 ) Eduardo Milán ¡,/!K ‘ í ' :< , » ¡llj'ifp h ,% *>' ’

026 - N o v e la s C ortas, Juan Carlos Onetti


009 - V e re d as a lo s m o d o s d e u n b o s q u e {Coedición con Centre de Recherches Latino-
(E n sa y o s) - Eduardo Milán Américaines, Université de Poitiers)

010 - L a ca ra d e la d e s g r a c ia - R001 - R e vista d e la B ib lio te ca N a c io n a l. 3a. Época,


J u a n C a rlo s Onetti. Nos. 1-2
(Versión facsimilar y anotada por Ana
Inés Larre Borges) R002- R e vista d e la B ib lio te ca N a c io n a l. 3a. Época,
No. 3
011 - D e l m ira A gu stin i, P o e sía C o m p le ta
(Edición de Martha Canfield)
Serie Cuadernos de Literatura
012- El te stim o n io u r u g u a y o e n e l s ig lo XX,
Alfredo Alzugarat CL1. P o e s í a y tra n scre a c ió n : a b o rd a je s a la
literatura brasile ña. W ashington Benavides
013 - E l h o m b r e e n el fin d e la historia,
Jorge Albistur CL2. L a literatura d e l m a rg e n : J o sé E n riq u e R o d ó ,
H e n riq u e ta Lisb o a. Elena Romiti
014- G e n o c id io d e la p o b la c ió n c h a rr ú a
José Eduardo Picerno CL3. L o s d e m o n io s d e Ariel: F u e nte s d e l im a g in a r io
p o p u la r u r u g u a y o e n la p rim e ra m it a d d e l S.
015- T rad ició n y c a m b io en la n a rra tiv a XX. Gustavo Remedí
u r u g u a y a - Róm ulo Cosse
(Coedición con Linardi y Risso) CL4. L o s ejes id e o ló g ic o s d e Ism ae l: L a s o lid a r id a d y
el p ro g re so . Elena Romiti
016- R e fle xio n e s so b re el p e n s a m ie n t o fran cé s
c o n t e m p o r á n e o - José Portillo, Comp. CL5. T rad ició n h is p á n ic a en el 5. XX. V ig e n c ia y
p o lé m ic a . M. del Carmen González
017- L e n g u a s d e d ia m a n te .
J u a n a d e Ib a rb o u ro u . C L6 .J.C.Onetti: el escritor e n el um bral,
(Coedición con Estuario y SUAT) Ana Inés Larre Borges
CoediciónBibliotecaNacional- Serie Un libro, un abrazo
FacultaddeHumanidades
No. 1- Eduardo Galeano, Julio C. P upp o (El
Serie Homenaje a Carlos Vaz Ferreira Hachero), Sansón Carrasco, Julio da Rosa,
José M onegal
B H 1- S o b r e m o r a l y la cu e stió n social.
M iguel Andreoli No. 2- Horacio Quiroga, Juan José Morosoli,
Francisco Espinóla, Julio C. Castro (Juceca)
BH2- S o b r e arte y estética. Juan Fió
No. 3- M ario Benedetti, Héctor Galmés,
BH3- S o b r e ló gic a. José Seoane. Anderssen Banchero, H u go Fontana

BH4- S o b r e filosofía teórica. Carlos E. Caorsi No.4- Marisa Silva Schultze, Andrea Blanqué,
Tomás de Mattos, Milton Fornaro, Henry
Trujillo

BH5- A b o lic io n is m o y tráfico d e e sc la v o s tras la No. 5 -Juana de Ibarbourou. Selección de poemas


fu n d a c ió n re p u b lic a n a (1 8 2 9 -1 8 5 3 ) Alex
Borucki N o.6- Poesía femenina uruguaya. Una
muestra
BH6- L o s h ilo s d e la tierra. R e la cio n e s
interculturales y escritura: el In c a G ra c ila so Cuadernos de Historia
d e la Vega, Elena Romiti
CH1 - No. 1. D e im a g e n a p a la b ra .
BH7- A r q u e o lo g ía p re h istó rica u r u g u a y a en
el s ig lo XXI. José María López M azz - CH2- No. 2. C o n s t ru y e n d o id e n tid a d e s (Coed.
Andrés Gascue, compiladores. CLAEH)

CH 3- No. 3. E sc e n a rio s del p a sa d o . La


h isto ri(o g rafí)a en la v o z d e los p ro fe so re s
Colección Rescate. (Coed. CLAEH)
(Coedición con Yaugurú Ediciones)
Cuadernos de Investigación
R01 - S a lv e M ultiform e, Francisco Acuña de
Figueroa CI1 - No. 1. C a t á lo g o y d ig ita liz a c ió n d e los
m a n u s c r it o s d e J u a n C arlo s Onetti, Isabel
R02- El p ro fe so r d e a m o r, José Parrilla Álvarez- Graciela Gargiulo
h

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