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Consumo inadecuado y efectos en el organismo con respecto al mal uso de

antibióticos en personas de 20 a 60 años en el Estado de México a partir del


año 2005 al 2016.

Introducción

El uso de los medicamentos en forma incorrecta, inefectiva e ineficiente es un


problema generalizado en muchos sistemas de salud lo cual tiene repercusiones
importantes tanto en el aspecto clínico y económico como en la adquisición y
disponibilidad de los mismos. Los antibióticos son considerados medicamentos de
calidad, seguros y de gran eficacia por toda la población .Desde que se produjo el
descubrimiento de la penicilina en 1928 y su posterior comercialización, en los
años 40 los antibióticos han constituido la medida terapéutica que ha tenido mayor
éxito en la reducción de los porcentajes de mortalidad.

Los antibióticos tienen un valor terapéutico indudable, tanto para las personas
como para los animales, pero es imprescindible que se haga un buen uso de ellos
para obtener los resultados deseados, preservar su eficacia y evitar la aparición de
resistencias.

Sin embargo como ha ocurrido con otros recursos naturales el hombre ha usado
los antibióticos con gran imprudencia y las consecuencias son muy graves .El
resultado directo de su uso irracional ha sido la selección y proliferación de
bacterias resistentes, que además de las obvias repercusiones para la salud
pública, conlleva los riesgos de haber acelerado y diversificado las vías evolutivas
bacterianas, en forma impredecible.

El abuso y, sobre todo, el uso inadecuado de estos medicamentos están


provocando una gran cantidad de resistencias que presentan muchos gérmenes,
lo que implica que se hagan insensibles a determinados antibióticos bacterias que
antes no lo eran y que ahora presentan defensas eficaces contra ellos.

Los antibióticos son medicamentos esenciales para el tratamiento de


enfermedades en nuestra comunidad, debemos asumir la responsabilidad de
brindar la información necesaria a nuestros pacientes y a la comunidad en general
en cuanto a uso adecuado de los medicamentos, posología, vía de administración,
duración del tratamiento, almacenamiento y preparación de estos (suspensiones)
y la importancia de seguir completo el tratamiento con el fin de que las personas
tengan la información necesaria para hacer un uso racional del medicamentos y
de igual forma a la adherencia a la terapia.

Problema
El creciente hábito de buscar la prescripción de los medicamentos, aún para
dolencias menores, ha generado que los medicamentos no siempre se usen de la
manera más apropiada .El uso debido y racional de los medicamentos permite
obtener el mejor resultado con un menor número de fármacos en el menor tiempo
posible y con un costo considerablemente más razonable. Esto parece simple,
pero bien sabemos que por demasiados esfuerzos que se realicen falta mucho
para lograr mejorar el uso racional de los medicamentos. Una de las principales
razones de esta situación radica en la falta de fuentes confiables de información
sobre el uso de los fármacos.

Las personas se auto medican porque, según la cultura, los medicamentos son un
elemento muy familiar para ser utilizados por iniciativa propia o por sugerencia de
familiares o amigos, sin justificación real, para solucionar signos, síntomas,
cambios fisiológicos o situaciones de la vida cotidiana. La comunidad no tiene en
cuenta al usar fármacos que no existe sustancia química inocua. El uso correcto
de los medicamentos, cuando la situación clínica realmente lo amerite, busca que
ello sea con el menor riesgo posible. El comportamiento de la automedicación está
profundamente influenciado por las condiciones socioculturales del usuario y la
publicidad farmacéutica.

“Por esto es muy importante identificar los problemas relacionados con la


automedicación de los antibióticos en los habitantes del Estado de México”.

Justificación

El desarrollo de este trabajo surge de la necesidad de identificar los problemas


relacionados con la automedicación de los antibióticos en los habitantes del
Estado de México donde la importancia radica en brindar información acerca del
uso de los antibióticos, ya que en cada municipio existe una gran población
usuaria en las cuales se evidencia que realizan un uso inadecuado de estos
medicamentos, convirtiéndose en una problemática de salud; también se pretende
formular sugerencias que permitan hacer uso racional de los antibióticos prescritos
por el personal médico para las diferentes enfermedades infecciosas que se
presentan a diario .

La importancia del trabajo está en crear medios informativos para que los
habitantes de cada localidad, puedan orientarse sobre los problemas y peligros de
la automedicación con antibióticos, con el propósito de darle mejor uso, y también
optimizar los servicios farmacéuticos en cuanto a la calidad, generando
satisfacción a la comunidad y un auxilio adicional como apoyo terapéutico en el
servicio de cada institución.
Este trabajo puede generar sensibilización en los habitantes de este Estado, en
cuanto a la orientación que puedan intercambiar en todos los municipios en
mención, es novedoso este aporte, ya que es una estrategia de acercamiento y
concientización sobre consecuencias de la automedicación con antibióticos y la
importancia de seguir con los tratamientos estipulados por el facultativo.

Objetivo general

Determinar los problemas relacionados con la automedicación de los antibióticos


en los habitantes del Estado de México, con edades de 20 a 60 años, cuyo fin es
prevenir el uso sin la previa valoración del facultativo.

Objetivos particulares

- Determinar el antibiótico que más utilizan los habitantes del Estado de


México, sin prescripción médica.
- Identificar cuáles son los factores que influyen en la automedicación con
antibióticos y posibles consecuencias que se puedan desencadenar en la
salud de la comunidad.
- Determinar las consecuencias provocadas por el mal consumo de los
antibióticos y sus efectos en el organismo.
- Vincular en la comunidad el uso racional de medicamentos con el fin de
propiciar un uso irracional de los mismos.
- Determinar los porcentajes del autoconsumo de antibióticos dentro del
Estado de México.

Hipótesis

La relación entre el grado de instrucción y la automedicación con antibióticos en


los sujetos de estudio es de tipo directamente proporcional. La prevalencia de
automedicación con antibióticos en personas de 20 a 60 años de edad en el
Estado es mayor al 70% de la población y está asociada a factores como: centro
de atención de salud, fuente de información, lugar de obtención, motivos para auto
medicarse, convivencia y culminación del tratamiento.

Metodología

Marco teórico

LOS ANTIBIOTICOS.

Los antibióticos son sustancias químicas, producida por bacterias, hongos o


actinomiceto, que inhibe el crecimiento o destruye a otros microorganismos. Un
antibiótico puede ser utilizado como quimioterápico. Hoy se ha extendido el uso
del término antibiótico para todos los agentes antimicrobianos, incluso los de
origen sintético, los cuales en sentido estricto no son antibióticos.

HISTORIA DE LOS ANTIBIÓTICOS

A pesar de que los potentes compuestos antibióticos para el tratamiento de


enfermedades humanas causadas por bacterias, tales como la tuberculosis, peste
bubónica o la lepra, no se aislaron e identificaron hasta el siglo XX, el uso más
remoto de los antibióticos tuvo lugar en China hace más de 2500 años. Se sabía
entonces que la aplicación de la cuajada mohosa de la soya sobre ciertas
infecciones traía beneficios terapéuticos.

Muchas otras culturas antiguas, entre ellos los antiguos egipcios y griegos usaban
moho y ciertas plantas para el tratamiento de infecciones debido a que contenían
antibióticos. Este fenómeno recibe del nombre de antibiosis. El principio de
antibiosis fue descrito en 1877 cuando Louis Pasteur y Robert Koch observaron
que un bacilo en el aire podía inhibir el crecimiento de la bacteria Bacillus
anthracis.

El primer antibiótico descubierto fue la penicilina, en 1897 por Ernest Duchesne,


en Francia, quien trabajaba con hongos del género Penicillium, aunque su trabajo
no recibió la atención de la comunidad científica. La investigación en el campo de
la terapéutica antibiótica moderna comenzó en Alemania con el desarrollo del
antibiótico de corto espectro Salvarsan por Paul Ehrlich en 1909. Ese
descubrimiento permitió el tratamiento efectivo de la sífilis, un amplio problema de
salud pública en la época. Ese medicamento, efectivo también para combatir otras
infecciones por espiroquetas, ya no se emplea en el presente. Más adelante
Alexander Fleming (1881-1955), un médico británico, estaba cultivando una
bacteria (Staphylococcus aureus) en un plato de agar, el cual fue contaminado
accidentalmente por hongos. Luego él advirtió que el medio de cultivo alrededor
del moho estaba libre de bacterias, sorprendido, comenzó a investigar el porqué.
Fleming ya había trabajado previamente en las propiedades antibacterianas de la
lisozima, y por ello pudo hacer una interpretación correcta de lo que vio: que el
hongo estaba secretando algo que inhibía el crecimiento de la bacteria. Aunque no
pudo purificar el material obtenido (el anillo principal de la molécula no era estable
frente a los métodos de purificación que utilizó), informó del descubrimiento en la
literatura científica. Debido a que el hongo era del género Penicillium
(concretamente P. notatum), denominó al producto penicilina.

Más de 10 años después, Ernst Chain y Howard Walter Florey se interesaron en el


trabajo de Fleming y produjeron una forma purificada de la penicilina. Un antiguo
alumno de Fleming, Cecil George Paine, realizó las primeras experiencias clínicas
con penicilina en neonatos aquejados de oftalmía neonatal logrando el éxito en
1930. Paine no publicó estos resultados, cosa que sí hicieron Chain y Florey más
adelante. Los tres investigadores, Fleming, Chain y Florey, compartieron el premio
Nobel de Medicina en 1945. En 1939, René Dubos aisló la gramicidina, uno de los
primeros antibióticos usados fabricados comercialmente e indicado en el
tratamiento de heridas y úlceras. Debido a la necesidad imperiosa de tratar las
infecciones provocadas por heridas durante la II Guerra Mundial, se invirtieron
muchos recursos en investigar y purificar la penicilina, y un equipo liderado por
Howard Florey tuvo éxito en producir grandes cantidades del principio activo puro
en 1940. Los antibióticos pronto se hicieron de uso generalizado desde el año
1943.

En marzo de 2000, médicos del hospital San Juan de Dios de San José (Costa
Rica) publicaron manuscritos de Clodomiro Picado que explican sus experiencias
entre 1915 y 1927 acerca de la acción inhibitoria de los hongos del género
Penicillium en el crecimiento de estafilococos y estreptococos infecciosos, motivo
por el cual es reconocido como uno de los precursores del antibiótico penicilina,
descubierta por Fleming en 1928. El informe con los resultados de los tratamientos
realizados con la penicilina por Picado fueron publicados por la Sociedad de
Biología de París en 1927.

El descubrimiento de los antibióticos, así como de la anestesia y la adopción de


prácticas higiénicas por el personal sanitario (por ejemplo, el lavado de manos y
utilización de instrumentos estériles), revolucionó la sanidad y se convirtió en uno
de los grandes avances de la historia en materia de salud. A los antibióticos se les
denomina frecuentemente "balas mágicas", término usado por Ehrlich, por hacer
blanco en los microorganismos sin perjudicar al huésped.

Debido a que los antibióticos tienen efectos sobre una diversidad de bacterias, sus
mecanismos de acción difieren basados en las características vitales de cada
organismo y que, por lo general, son objetivos que no existen en las células de
mamíferos.

MECANISMO DE ACCIÓN

Debido a que los antibióticos tienen efectos sobre una diversidad de bacterias, sus
mecanismos de acción difieren basados en las características vitales de cada
organismo y que, por lo general, son objetivos que no existen en las células de
mamíferos.

Pared celular
Algunos antibióticos ejercen su función en regiones y orgánulos intracelulares, por
lo que son ineficaces en bacterias que contengan una pared celular, a menos que
se logre inhibir la síntesis de esta estructura exterior, presente en muchas
bacterias, pero no en animales. Muchos antibióticos van dirigidos a bloquear la
síntesis, exportación, organización o formación de la pared celular,
específicamente los enlaces cruzados del peptidoglicano, el principal componente
de la pared celular, sin interferir con los componentes intracelulares. Esto permite
alterar la composición intracelular del microorganismo por medio de la presión
osmótica. Como la maquinaria intracelular permanece intacta, ello aumenta la
presión interna sobre la membrana hasta el punto en que ésta cede, el contenido
celular se libera al exterior, y la bacteria muere. También permiten la entrada de
otros agentes antimicrobianos que no pueden atravesar la pared celular. Algunos
ejemplos clásicos son:

La bacitracina: del grupo de los péptidos, inhibe al transportador lipídico del


peptidoglucano hacia el exterior de la célula.

La penicilina: en el grupo de los betalactámicos, inhibe la transpeptidación, una


reacción en la que se producen los enlaces cruzados de la pared celular y bloquea
los inhibidores de las autolisinas.

Las cefalosporinas: otro tipo de moléculas que inhiben la transpeptidación, por


unión a las proteínas PBPs, implicadas en la última fase de la formación de la
pared celular.

Membrana celular

Ciertos antibióticos pueden lesionar directa o indirectamente —al inhibir la síntesis


de los constituyentes— la integridad de la membrana celular de las bacterias y de
ciertos hongos. Las polimixinas, por ejemplo, son antibióticos que actúan como
surfactante o detergente que reacciona con los lípidos de la membrana celular de
las bacterias. Ello destruye la integridad de la permeabilidad de la membrana. Los
elementos hidrosolubles y algunos que son tóxicos para el germen, pueden así
entrar sin restricción al interior celular. La gramicidina A forma poros o canales en
las bicapas lipídicas.

Acción sobre ácidos nucleicos (ADN y ARN) y proteínas

Algunos antibióticos actúan bloqueando la síntesis del ADN, ARN, ribosomas,


ácidos nucleicos o las enzimas que participan en la síntesis de las proteínas,
resultando en proteínas defectuosas. La mitomicina es un compuesto con
estructura asimétrica y que se fija a las hélices del ADN e inhibe o bloquea la
expresión de la enzima ADN polimerasa y, por ende, la replicación del ADN y el
ensamblaje de las proteínas. La actinomicina, por su parte, ejerce su mecanismo
en la misma manera que la mitomicina, solo que es una molécula simétrica.

Las sulfamidas son análogos estructurales de moléculas biológicas y tienen


parecido a las moléculas normalmente usadas por la célula diana. Al hacer uso de
estas moléculas farmacológicas, las vías metabólicas del microorganismo son
bloqueadas, provocando una inhibición en la producción de bases nitrogenadas y,
eventualmente, la muerte celular.

Las quinolonas y fluoroquinolonas actúan sobre enzimas bacterianas del tipo


girasas y topoisomerasas del ADN, responsables de la topología de los
cromosomas, alterando el control celular sobre la replicación bacteriana y
produciendo una alteración en la lectura del mensaje genético.

Acción sobre los ribosomas.

Aproximadamente la mitad de los antibióticos actúan por inhibición de los


ribosomas bacterianos, los orgánulos responsables de la síntesis de proteínas y
que son distintos en composición de los ribosomas en mamíferos. Algunos
ejemplos incluyen los aminoglucósidos (se unen de forma irreversible a la
subunidad S del ribosoma), las tetraciclinas (bloquean la unión del aminoacil ARNt
al complejo ARNm-ribosoma), eritromicina (se fijan de manera específica a la
porción 50S de los ribosomas bacterianos) y la doxiciclina.

CLASIFICACIÓN DE LOS ANTIBIÓTICOS

Clasificación de los Antimicrobianos


BETA-LACTAMICOS

MECANISMO DE ACCION: La actividad antibacteriana de los beta lactámicos se


debe a la inhibición de la síntesis de la pared celular bacteriana. Sin embargo,
afirmar que los beta lactamicos matan a las bacterias simplemente mediante el
bloqueo de la síntesis de la pared celular sería una simplificación exagerada. El
mecanismo exacto es desconocido hasta la fecha.
1) PENICILINAS

 Naturales:

o Penicilina G (vía oral o intramuscular).

o Penicilina G Sodica o Potasica (endovenosa).

o Penicilina V (via oral).

 Penicilinas resistentes a las penicilinasas.

o Meticilina (vía parenteral).

o Nafcilina (vía parenteral).

o Isoxazolilpenicilinas.

 Cloxacilina (vía oral).

 Dicloxacilina (vía oral).

 Flucloxacilina (vía oral).

 Oxacilina (vía parenteral u oral).

 Aminopenicilinas.

o Ampicilina (vía parenteral).

o Amoxicilina (vía oral).

 Penicilinas antipseudomonas:

o Carboxipenicilinas e Indanilpenicilinas.

 Indanilcarbenicilina (vía oral).

 Ticarcilina (vía parenteral).

o Ureidopenicilinas de espectro extendido.

 Azlocilina (vía parenteral).

 Mezlocilina (vía parenteral).

 Piperacilina (vía parenteral).

2) CEFALOSPORINAS
 De Primera Generación:

o vía oral:

 Cefalexina.

 Cefadroxilo.

o vía parenteral:

 Cefalotina (EV).

 Cefazolina (EV o IM).

 Cefapirina.

 Cefradina.

 De Segunda Generación

o vía oral:

 Cefaclor.

 Cefuroxima.

 Cefprozil.

 Loracarbef.

o vía parenteral:

 Cefuroxima.

 Cefamicinas.

 Cefoxitina.

 Cefotetan.

 Cefmetazole.

 Cefamandole.

 Cefocinid.

 De Tercera Generación

o vía oral:
 Cefixima.

 Cefpodoxima.

 Ceftibuten.

 Cefdinir.

o vía parenteral:

 Cefotaxima.

 Ceftizoxima.

 Ceftriaxona

 Ceftazidima*

 Cefoperazona*

 De Cuarta Generación

o Cefepime.

o Cefpirome.

* Activos Contra Pseudomonas.

3) MONOBACTAMICOS

 Aztreonam.

4) CARBAPENEMAS

 Imipenem.

 Meropenem

 Ertapenem.

 Doripenem.

5) INHIBIDORES DE LAS BETA LACTAMASAS

 Ácido clavulánico.

 Sulbactam.

 Tazobactam.
MACROLIDOS

1) ANTIGUOS MACROLIDOS

 Eritromicina.

 Oleandomicina.

 Espiramicina.

2) NUEVOS MACROLIDOS

 Claritromicina.

 Azitromicina.

 Roxitromicina (farmaco de uso en investigacion).

 Diritromicina.

 Josamicina.

 Miocamicina.

 Midecamicina.

3) CETOLIDOS

 Telitromicina.

AMINOGLUCOSIDOS

1º (PRIMERA) GENERACION

 Estreptomicina.

 Dehidroestreptomicina.

 Neomicina.

 Paromomicina.

 Aminosidina.

 Kanamicina.

2º (SEGUNDA) GENERACION

 Gentamicina.
 Amikacina.

 Dibekacina.

 Sisomicina.

 Netilmicina.

 Tobramicina.

 Ribostamicina.

 Espectinomicina.

QUINOLONAS

1) ANTIGUAS QUINOLONAS

 Ácido Nalidíxico.

 Cinoxacina.

 Ácido Pipemídico.

 Ácido Piromídico.

2) NUEVAS QUINOLONAS

 Norfloxacina.

 Pefloxacina.

 Ciprofloxacina.

 Ofloxacina.

 Levofloxacina.

 Gatifloxacina (se retiró del mercado en algunos paises).

 Moxifloxacina.

 Gemifloxacina.

 Trovafloxacina (se retiró del mercado).

 Temafloxacina (se retiró del mercado).

SULFONAMIDAS
La era moderna de la quimioterapia antimicrobiana comenzo en 1932, con la
sulfacrisoidina. Esta ejercia su accion antibacteriana a traves de la liberacion in
vivo de paraaminobencenosulfonamida (sulfanilamida).

MECANISMO DE ACCION

Son bacteriostaticos, ya que inhiben el crecimiento bacteriano por interferencia


con la sintesis de ácido folico microbiano. Inhiben de forma competitiva la
incorporacion de PABA en el ácido tetrahidropteroico. El resultado final del
descenso de la sintesis de ácido folico es una disminucion de los nucleotidos
bacterianos, con la subsiguiente inhibicion del crecimiento bacteriano.

CLASIFICACION

Las sulfamidas más utilizadas se remarcan en letra italica.

 De eliminación rápida:

o Sulfisoxazol: utilizado en las infecciones urinarias.

o Sulfametizol.

o Sulfametazina

 De eliminación media.

o Sulfametoxazol: de uso frecuente combinado con la trimetroprima


(ver imagen). Un nombre comercial de la combinacion: BACTRIM.

o Sulfadiazina.

Sulfametoxazol

 De eliminación lenta.

o Sulfadimetoxina (no se comercializa).

o Sulfameter (no se comercializa).

o Sulfametoxipiridazina (no se comercializa).

 De eliminación ultralenta.
o Sulfaleno (no se comercializa).

o Sulfadoxina.

 De acción intestinal.

o Sulfaguanidina.

o Succinilsulfatiazol.

o Sulfasalazina: utilizado en el tratamiento de la colitis ulcerosa.

 De uso Tópico.

o Sulfacetamida: se utiliza en solucion oftalmica para las conjuntivitis.

o Sulfadiazina argentica: se utiliza mucho en quemaduras.

TRIMETROPRIMA

Mecanismo de accion: La trimetroprima inhibe la enzima dihidrofolato reductasa,


provocando una interferencia en el ácido folico y con la posterior sintesis de
pirimidina en la celula bacteriana.

La trimetroprima se presenta (ademas de cómo monodroga) en combinacion fija


con la sulfametoxazol, en una relacion 1:5 para uso oral (trimetroprima, 80 mg;
sulfametoxazol, 400 mg). Tambien se dispone de trimetroprima endovenosa (16
mg/ml) mas sulfametoxazol (80 mg/ml).

TETRACICLINAS

PRIMERA GENERACION

 Naturales

o Clortetraciclina.

o Oxitetraciclina HCL.

o Demeclociclina HCL.

 Sintéticas

o Tetraciclina HCL.

SEGUNDA GENERACION

 Semisintéticas:
o Metaciclina.

o Doxiciclina.

o Minociclina.

TERCERA GENERACION

 Glicilciclinas.

o Tigeciclina (9-t-butilglicilamido derivado de la minociclina).

FENICOLES

 Cloranfenicol.

 Tianfenicol.

NITROIMIDAZOL

 Metronidazol.

AZUCARES COMPLEJOS

 Lincomicina.

 Clindamicina.

FARMACOS PARA EL TRACTO URINARIO

 Nitrofurantoina (es un nitrofurano).

 Metenamina.

POLIMIXINAS

 Polimixina B.

 Colistin o Polimixina E.

OXAZOLIDINONAS

 Linezolid.

 Eperezolid.

GLUCOPEPTIDOS

 Vancomicina.
 Teicoplanina.

ESTREPTOGRAMINAS

 Quinupristina – dalfopristina.

LIPOPEPTIDOS

 Daptomicina.

RIFAMICINAS

 Rifampicina.

 Rifabutina.

 Rifapentina.

 Rifalazil

CRITERIOS PARA EL USO DE ANTIBIÓTICOS

Los antibióticos sólo deben ser usados bajo observación y prescripción de un


especialista de la salud autorizado. En general no se puede consumir alcohol
durante la terapia antibiótica, pues aunque no inhibe la acción del antibiótico en la
mayoría de los casos, produce efectos secundarios muy similares a los de los
antibióticos, potenciando el efecto indeseable de las reacciones adversas.41 El
alcohol también compite con enzimas del hígado haciendo que la concentración
en el plasma sanguíneo de la droga sea la inadecuada,42 como es el caso del
metronidazol, algunas cefalosporinas, disulfiram, doxiciclina, eritromicina, entre
otros.

- Otras consideraciones a tomar antes de la prescripción de antibióticos son:


- Conocimiento bibliográfico, para dar tratamiento empírico.
- Cultivo y antibiograma (búsqueda de la sensibilidad de antibióticos).
- Biodisponibilidad.
- Edad y peso del paciente.
- Embarazo y lactancia.
- Enfermedades concomitantes.
- Alergias.
- Vía de administración.
- Condiciones generales del paciente.
- Dosificación del medicamento.
- Duración del tratamiento.
- Gravedad del caso.
- Estado inmunológico del paciente.
- Disponibilidad del medicamento en la comunidad.

EFECTOS ADVERSOS

Los posibles efectos secundarios del uso de antibióticos son variados y dependen
tanto del antibiótico utilizado como del paciente. Estas consecuencias adversas
pueden incluir fiebre y náuseas, así como ciertas reacciones alérgicas. Uno de los
efectos secundarios más comunes es la diarrea; ésta usualmente sobreviene
cuando el antibiótico perturba el balance normal de la microbiota microbiana
intestinal y la bacteria anaeróbica Clostridium difficile prolifera. Este tipo de
perturbaciones no son exclusivas del sistema digestivo, pues alteran, por ejemplo,
la microbiota vaginal como en el caso de la infección por el hongo Candida
(candidiasis). La interacción medicamentosa con otros fármacos puede provocar
otros efectos secundarios como, por ejemplo, un elevado riesgo de daño de un
tendón cuando se combinan antibióticos del grupo de las quinolonas y un
corticoesteroide sistémico.

Existe la hipótesis de que algunos antibióticos podrían interferir con la eficacia de


las píldoras anticonceptivas. Sin embargo no existen estudios concluyentes que
demuestren ese hecho; por el contrario, la mayoría de los estudios de
investigación sugieren que los antibióticos no tienen efectos de interferencia con
los anticonceptivos orales.

LA AUTOMEDICACIÓN

“La automedicación y sus términos sinónimos, auto formulación, auto prescripción


o autodeterminación prescriptiva, es definida como la acción de recurrir a los
fármacos sin mediar la prescripción del médico”, es decir la automedicación es
entendida como la práctica sanitaria en la que el individuo, por su propia iniciativa
o por sugerencias de personas diferentes al proscriptor, toma decisiones sobre los
problemas que afectan su salud y la farmacoterapia necesaria para superarlos”.

Durante mucho tiempo, se ha considerado a la auto prescripción como una de las


formas de uso irracional de los medicamentos al constituir una terapéutica no
controlada, que no permite un seguimiento del tratamiento de los pacientes, y que
puede conllevar numerosos riesgos o inconvenientes, tales como :

• Información errónea, insuficiente o no comprensible de los medicamentos y sus


características por parte de los pacientes.
• Elección incorrecta de los medicamentos, por un autodiagnóstico equivocado o
bien por una identificación errónea.

• Uso o administración incorrectos (dosis, vía, duración, conservación, etc); y


riesgo de abuso o dependencia.

• Aparición de reacciones adversas, resistencia bacteriana o interacciones, o


utilización de asociaciones inadecuadas que podrían ser especialmente peligrosas
en ancianos, niños, embarazadas y ciertos grupos de riesgo.

• Retraso en la asistencia médica apropiada, en los casos en que ésta sea


realmente necesaria.

Desde hace algunos años, se atribuyen a la auto prescripción ciertos aspectos


positivos ya que, como parte de los “auto cuidados sanitarios”, constituye una
forma de responsabilidad individual sobre la propia salud, por la que el paciente
elige libremente un tratamiento a partir de sus propios conocimientos. Esto podría
representar, según algunos autores, ciertas ventajas:

Menor demanda de asistencia sanitaria por dolencias menores que no la


requieren, evitando la sobresaturación de los servicios médicos y reduciendo el
tiempo de las visitas médicas y de los costos del sistema sanitario, todo lo cual
puede ser especialmente importante cuando los recursos son limitados.

Rapidez, fácil disponibilidad y accesibilidad al tratamiento medicamentoso.

Los medicamentos son insumos necesarios para la atención en salud, pero


también son productos constituidos por uno o más principios activos y otras
sustancias químicas, que los convierten en sustancias potencialmente tóxicas y
que ligan a su utilización, la posible aparición de reacciones adversas,
probabilidad que aumenta cuando se utilizan sin la evaluación de las condiciones
fisiopatológicas del paciente y fármaco terapéuticas del medicamento,
características que generalmente acompañan la auto prescripción.

Existen varios factores que conducen y favorecen el autotratamiento como lo son:


la escolaridad, las condiciones socioeconómicas, las creencias religiosas, la
publicidad farmacéutica, la legislación vigente para comercialización y
dispensación de medicamentos, la capacitación y entrenamiento del personal que
normalmente atiende en las farmacias y droguerías, la accesibilidad a los servicios
de salud, entre otros.

CONSECUENCIAS DE LA AUTOMEDICACIÓN CON ANTIBIÓTICOS


Para las generaciones actuales la denominación de «drogas milagrosas»,
otorgada a los antibióticos por la generación inmediatamente anterior puede
parecer un exceso, en vista de los avances terapéuticos cotidianos en todas las
áreas de la medicina y que hoy consideramos naturales. No obstante, para esa
generación (mucha de la cual está hoy viva, gracias, en parte, a estos primeros
antibióticos) su aparición significó una verdadera revolución, y en muchos sentidos
el nacimiento de la medicina curativa moderna. El abuelo de este comentarista
falleció joven, víctima de una neumonía adquirida en la comunidad que ahora se
puede tratar fácilmente, en forma ambulatoria, con una tableta diaria por 5 días.
Para los que empezaron a salvarse tan sólo 5 años más tarde, el calificativo de
milagroso difícilmente podría entenderse como exageración.

Autoridades sanitarias de países industrializados llegaron a pronosticar el fin de


las enfermedades infecciosas a la luz de estos progresos preliminares. A poco
andar se vio cuán equivocados eran estos vaticinios, ya que no sólo han surgido
nuevos agentes y enfermedades infecciosas, sino que hemos reconocido el rol
etiológico de microorganismos en enfermedades que suponíamos no infecciosas,
han cambiado los huéspedes que, por mayor edad o debilidad, se han hecho
susceptibles a agentes poco patógenos conocidos como oportunistas y hemos
sido incapaces de erradicar enfermedades infecciosas tradicionales para las
cuales disponemos de tratamientos efectivos para los casos individuales
(tuberculosis, malaria).

Un aspecto que no se tomó en cuenta a tiempo, y aún no se hace como


corresponde, fue considerar la capacidad intrínseca de los microorganismos en
general y las bacterias en particular de desarrollar resistencia a estas drogas tan
efectivas. Esta propiedad no ha surgido por acción de los antibióticos, y si lo hizo
debió haber ocurrido hace millones de años, pues las bacterias y los antibióticos
naturales producidos por otros agentes vivos han convivido desde siempre. Sin
embargo, la exposición a estas sustancias induce, en las sobrevivientes,
capacidades genéticas de resistir el efecto antibacteriano, llevando al ya conocido
y preocupante tema de la resistencia bacteriana a los antibióticos. Esta resistencia
se manifiesta con el mero uso de antimicrobianos, pero claramente se acelera e
intensifica con el mal uso y abuso de antibióticos, cuando se exponen bacterias a
estos agentes en forma innecesaria, prolongadamente o en dosis subterapéuticas,
con lo que se desencadenan los mecanismos genéticos inductores de resistencia
y se traspasan estas propiedades entre las bacterias.

Las consecuencias en salud humana con patógenos de progresiva resistencia,


presentes en la comunidad y en el medio hospitalario, son una realidad conocida
incluso por el público general, aun cuando esto no se traduzca necesariamente en
un uso más juicioso de estos recursos entre los profesionales.
Así, el uso inapropiado de antibióticos, en toda la amplia gama de sus términos,
está poniendo en riesgo la persistencia misma del «milagro» que generaron estas
drogas. Ya estamos enfrentando patologías infecciosas para las que hemos
perdido la mayoría, si no todas, las herramientas terapéuticas habituales: S
pneumoniae, N gonorrhoeae y H influenza de cada vez mayor resistencia en el
medio extrahospitalario y, en el medio hospitalario, bacilos Gram negativos
resistentes a todas las cefalosporinas, y aureus resistentes a las drogas de
alternativa. La pesadilla del S aureus resistente a vancomicina está empezando a
ser una realidad más que anecdótica.

Durante décadas se ha culpado exclusivamente al mal uso en el ser humano por


esta generación de resistencia y, por supuesto con mucha razón, tanto en el
medio extra como intrahospitalario. Últimamente, se han iniciado campañas en
muchos países para limitar su uso a condiciones probadamente necesarias y se
ha tenido incipiente éxito. En Chile, la exigencia de una «receta retenida» para el
expendio de antibióticos desde 1998, puede considerarse un verdadero hito en la
materia. A poco andar ya se pudo objetivar una disminución de la venta de
antimicrobianos en farmacias. Su efecto en la sensibilidad a antimicrobianos aún
está por evaluarse. Está pendiente la campaña entre los profesionales de la salud
y la población general para disminuir su indicación, en el primer caso, y la
excesiva solicitud de receta en el segundo.

Sin embargo, hasta hace muy poco no se había analizado el uso en ganadería,
avicultura y acuicultura y su eventual impacto en la diseminación de la presión
antibiótica desde la flora animal a la humana. En este número de la revista,
Cabello, revisa con profundidad, capacidad analítica y con clara advertencia sobre
sus consecuencias, el uso de antimicrobianos en el cultivo del salmón, actividad
en la que probablemente la mayoría de la población general y los profesionales de
la salud tienen mínimo conocimiento de su ocurrencia. Cabello advierte, además,
que las cantidades usadas en esta actividad en el país están muy por sobre los
estándares de otros países productores y que la variedad de productos usados es
muy extensa. ¿Qué objeto puede tener usar rutinariamente antimicrobianos en la
alimentación de ganado, aves o peces sanos, con fines industriales? La razón
fundamental es obtener un producto de mayor peso, de ahí su denominación de
«promotores de crecimiento». ¿Cómo funcionaría este mecanismo, en nada
comparable al uso en el ser humano? Tratando infecciones subclínicas de
animales expuestos a patógenos varios a través de la alimentación, o por contacto
con otro que se traducirían en un menor desarrollo corporal del animal. ¿Cuánta
evidencia hay para sustentar este planteamiento? No mucha. Se estima que el
aumento de peso de ganado sometido a esta práctica no es de más de 10-15%, y
en aquellos países europeos en donde la práctica se ha restringido o eliminado y
reemplazado por técnicas más higiénicas de alimentación se ha obtenido el mismo
peso que el de animales alimentados con suplemento antibiótico. Claramente, la
práctica tiene efectos contraproducentes demostrados: proliferación en el animal y
liberación al medio ambiente de bacterias resistentes con claro potencial zoonótico
(Campylobacter spp, Enterococcus sp y Salmonellas spp); utilización de
antimicrobianos de similar naturaleza química a la de productos usados en
humanos, con potencial desarrollo de resistencia a estos productos (avoparcina y
resistencia cruzada de Enterococcus a vancomicina), eliminación al medio de
productos escasamente biodegradables y que mantienen su acción y presión
antibiótica en el ambiente por tiempo prolongado, exposición de personas a estos
productos con ejercicio en su propia flora de esta presión o, incluso, desarrollo de
alergia a ellos. El artículo comentado toca el tema específico del uso de
antibióticos con fines de promoción de crecimiento en acuicultura, pero es, sin
duda, extraprobable a la ganadería y avicultura. Este editorialista no está al tanto
de la magnitud de la práctica en esos campos, pero comparte la opinión del autor
sobre sus eventuales consecuencias. Cabello ha hecho muy bien en informar a la
comunidad médica, y desde ésta a la general, del problema, que no tiene por qué
atentar contra una actividad de tan alta trascendencia económica en el país.

Tan sólo ha sumado su voz a las de otras autoridades, países e instituciones


sanitarias internacionales para racionalizar su uso, restringirlo a las escasas
condiciones en donde ha sido demostrado como eficaz y seguro, limitarla a las
cantidades mínimamente necesarias, sólo con aquellos productos que no tendrán
efecto persistente en el tiempo y que no tengan composición química y
mecanismo de acción similar a los usados en medicina humana. Estas
condiciones, sin duda, formarán parte de los requisitos que se le pongan a
nuestras exportaciones en los nuevos escenarios económicos que se avecinan en
el futuro inmediato. Están todas las condiciones para empezar a cumplirlos.
Esperar mucho más puede ser un desacierto, con serias consecuencias sanitarias
y económicas.

CONSECUENCIAS DEL USO INADECUADO DE ANTIBIÓTICOS

Es escasa la información publicada que permita analizar el impacto en el país del


uso inapropiado de antibióticos, en términos de gasto en salud, resistencia
bacteriana y daños a la salud (reacciones adversas y falla terapéutica). En
términos de gastos, se ha informado que el desperdicio de antibióticos debido a la
prescripción injustificada y el incumplimiento de tratamientos en IRAS y EDAS
representaron 11% del gasto anual en medicamentos de una institución de salud.
En otro estudio se informó que la prescripción inadecuada (de antibióticos bajo
control) representó 63% del gasto anual en antibióticos de un hospital. Un estudio
en farmacias concluye que la prescripción inadecuada representa, con respecto a
los tratamientos estándar, un costo adicional por paciente de 3.57 dólares para
IRAS y 8.37 dólares para EDAS, que equivalen a 0.8 y 1.9,
respectivamente, del salario mínimo diario en México. Finalmente, en México se
concluyó que la mayor parte (38%) de las reacciones adversas a medicamentos
reportadas en una institución de salud se debieron a medicamentos
antiinfecciosos particularmente antibióticos.

La creciente resistencia bacteriana en patógenos causantes de infecciones


comunitarias e intrahospitalarias es quizás el problema relacionado con el uso
inapropiado de antibióticos más notificado en la literatura científica en México. Por
ejemplo, las redes regionales de vigilancia epidemiológica estiman que la tasa de
resistencia a penicilina del Streptococcus pneumoniae -causante de infecciones
comunitarias graves como neumonía y meningitis- es de alrededor de 55% en
México, porcentaje superior a los de otros países de Latinoamérica como
Argentina y Brasil. La resistencia bacteriana en patógenos causantes de
infecciones respiratorias, entéricas y de vías urinarias en la comunidad también ha
sido documentada. En lo tocante a las infecciones intrahospitalarias, se ha
notificado la creciente resistencia en patógenos relacionados con una alta
incidencia y mortalidad. El uso inadecuado de antibióticos incluso ha sido
señalado como un factor de riesgo de mortalidad mayúsculo en unidades de
cuidados intensivos.

RESISTENCIA A LOS ANTIBIÓTICOS

Uno de los efectos colaterales del mal uso o abuso de los antibióticos es que las
bacterias se vuelvan resistentes a sus efectos. En la síntesis evolutiva moderna
que afecta la selección genética, se requiere que muy cerca de un 100% de los
organismos infectantes sean erradicados para prevenir la aparición de una
resistencia microbiana. Si una subpoblación de pequeño tamaño lograse sobrevivir
al tratamiento y se les permite multiplicar, la susceptibilidad promedio de esta
nueva población será menor que la original, puesto que descienden de
organismos que ya sobrevivieron una vez al tratamiento original. Con frecuencia,
esta supervivencia proviene de un compuesto de resistencia en la bacteria que
sobrevivió y que será transmitida a su descendencia.

En 1984 la mitad de las personas con tuberculosis activa en los Estados Unidos
tenía una variedad que resistía al menos a un antibiótico. Entre 1985 y 1991 la
tuberculosis aumentó en un 12% en los Estados Unidos y un 300% en África
donde el VIH y la tuberculosis se suelen encontrar conjuntamente. El
Staphylococcus aureus resistente a meticilina es un microorganismo
particularmente nocivo, que es muy común en hospitales. El estafilococo era una
bacteria tremendamente susceptible a la penicilina en los años 1940 y que en el
presente, casi todas las cepas de esa bacteria son resistentes a la penicilina y
muchas de ellas son también resistentes a nafcilina, de modo que sólo queda el
uso de drogas como la vancomicina para el tratamiento de algunas cepas
resistentes. Otra bacteria resistente a poderosos antibióticos es la cepa de
Enterococcus resistentes a la vancomicina.

Así como el S. aureus, muchas otras bacterias causantes de enfermedades en el


mundo se están volviendo resistentes a los tratamientos antibióticos más
comunes. Ello ocurre cuando en la bacteria ocurren cambios o adaptaciones que
le permiten sobrevivir aún en la presencia de un antibiótico que en alguna ocasión
era capaz de matar o inhibir al germen.9 Varios estudios han demostrado una
fuerte asociación entre el asistir a guarderías y un aumento en la frecuencia de
niños portadores de Streptococcus pneumoniae especialmente cepas resistentes
a la penicilina y otros antibióticos.

Las personas que lleguen a infectarse con bacterias resistentes a antibióticos


tienen una mayor probabilidad de tener una más larga y cara estadía hospitalaria
y, como resultado tienen un mayor riesgo de que la infección se vuelva letal. Un
reporte del Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los
Estados Unidos determinó que en 1974, un dos por ciento de las infecciones
hospitalarias en ese país eran causadas por el S. aureus resistente a la meticilina,
mientras que en 1995 eran del 22% y del 63% en 2004.

En algunos casos, como en ciertos hospitales, el uso de antibióticos de bajo costo


se ve limitado a la cantidad de resistencia ya existente en los patógenos. Ello
conduce a la necesidad de administrar antibióticos menos usados, lo que a su vez
conlleva a un aumentado riesgo de la aparición de resistencias a esos fármacos.

La resistencia a antibióticos ocurre por uno de cuatro posibles mecanismos:

La inactivación o modificación del medicamento,

Alteración del sitio diana del antibiótico,

Alteración de la ruta metabólica inhibida por el antibiótico,

Producción de mecanismos que diluyen o reducen la acumulación del antibiótico.

La resistencia que ha sido adquirida por un microorganismo es transmitida a


través de los genes a su progenie. Esta resistencia también puede ser transmitida
de una bacteria a otra que no es su progenie por medio de fragmentos de
cromosoma llamados plásmidos. Los plásmidos le permiten a una bacteria
transmitir su capacidad de resistencia, adicional a cualquier otra información
incluida en el plásmido, incluso a bacterias que sean de una especie diferente.
Ciertos organismos de salud como la Administración de Drogas y Alimentos
estadounidense, han prohibido el uso de antibióticos como la enroflaxina, de uso
veterinario, por causar la aparición de resistencia a bacterias como el género
Campylobacter, por ejemplo.

Adyuvantes

El incremento de los microorganismos resistentes a múltiples antibióticos ha


estimulado la evolución de estas terapias. Una solución para combatir la
resistencia a antibióticos es el desarrollo de compuestos farmacéuticos que
reviertan la resistencia microbiana. Estos agentes se conocen como modificadores
de resistencia y su diana es el mecanismo empleado por el microorganismo para
conferirle resistencia a los antibióticos. Estos compuestos incluyen:

Inhibidores de las bombas de eflujo o expulsión bacteriana (Phe-Arg-β-


naftilamida).

Inhibidores de betalactamasas, incluyendo el ácido clavulánico y el sulbactam.

ABUSO DE LOS ANTIBIÓTICOS

Las formas usuales de abuso de los antibióticos incluyen la toma de antibióticos


para una enfermedad no infecciosa o infección no bacteriana con fiebre, en
particular el uso de antibióticos durante una infección viral, como un catarro o una
gripe; así como la administración incompleta del antibiótico, generalmente debido
a que el paciente se siente mejor una vez que la infección comienza a ceder.
Estas situaciones pueden facilitar la aparición de poblaciones bacterianas que
desarrollen resistencia antibiótica.

Humanos

Un estudio de infecciones del tracto respiratorio encontró que los médicos tienden
a prescribir antibióticos a paciente que se pensaba que requerían del
medicamento, sin embargo, solo 1 de cada 4 de esos pacientes efectivamente los
requerían. Existen diferentes formas de intervenir, tanto a pacientes como a sus
médicos, con el fin de reducir la prescripción inadecuada de antibióticos. El uso
excesivo de antibióticos de manera profiláctica entre viajeros puede también ser
clasificado como un uso inadecuado de estos medicamentos. En general
constituye un error común la utilización de la profilaxis para evitar la colonización
por cualquier microorganismo, o todos ellos.

ALTERNATIVAS A LOS ANTIBIÓTICOS


También están apareciendo terapias alternativas al uso de antibióticos, como la
terapia con bacteriófagos, que emplea un grupo de virus para invadir a las
bacterias y alterar la programación genética que le confiere resistencia a los
antibióticos. La terapia con fagos aún está en sus estudios iniciales de
investigación y su aplicación real es muy limitada.

Las bacteriocinas son toxinas de naturaleza proteica producidas por bacterias para
inhibir el crecimiento de otras bacterias. Se ha estudiado el uso de esas moléculas
como agentes terapéuticos en sustitución de los antibióticos. Algunas de las
bacteriocinas estudiadas con este propósito incluyen las microcinas y lantibióticos.
Su aplicación se ha propuesto fundamentalmente para aplicación tópica y
gastrointestinal.

USO DE ANTIBIÓTICOS EN MÉXICO

Los antimicrobianos se encuentran entre los medicamentos que más se venden y


se consumen en México: representan un mercado anual de 960 millones de
dólares y el segundo lugar en ventas anuales (14.3%) en farmacias privadas en el
país, una proporción mayor cuando se compara con otros países desarrollados o
en transición con mercados farmacéuticos grandes (figura 1). A continuación se
caracterizan brevemente los problemas descritos en la literatura sobre
prescripción, dispensación y consumo de antibióticos en México.

Prescripción de antibióticos
La prescripción inadecuada de antibióticos en relación con infecciones
respiratorias agudas (IRAS) e infecciones gastrointestinales/diarreicas agudas
(EDAS), en el sector público, es el tema más ampliamente documentado sobre
uso de medicamentos en México. Investigaciones realizadas sobre todo durante
las décadas de 1980 y 1990, concluyeron que entre 60 y 80% de los pacientes con
IRAS y EDAS recibían antibióticos en servicios primarios de salud públicos y
privados del país, cuando en realidad su uso se justificaba tan sólo en 10 a 15%
de los casos. En contraste, un estudio realizado en un hospital de tercer nivel
concluyó que si bien la indicación de antibióticos fue mayoritariamente justificada,
la dosis y duración de los tratamientos tendieron a ser incorrectos, lo cual significó
un alto riesgo para el desarrollo de resistencia bacteriana. La prescripción
inadecuada de antibióticos para profilaxis quirúrgica también ha sido señalada
como un problema importante en este sentido, en ambientes hospitalarios.

Algunos de los factores que se han relacionado con la prescripción inadecuada en


México son las deficiencias en la educación médica de pre y posgrado; la falta de
información independiente sobre medicamentos; la influencia de la información
proporcionada por la industria farmacéutica; la percepción de las expectativas de
los pacientes en cuanto a recibir medicamentos y, por último, la prevalencia de
patrones de tratamiento incorrectos, pero institucionalizados. Sin embargo, con
respecto a la prescripción de antibióticos, hay una escasez de publicaciones
recientes, particularmente sobre servicios privados, que permitan caracterizar la
situación actual en México, y sus determinantes. Finalmente, otro problema
importante, y poco documentado sobre el uso de antibióticos es la falta de
adherencia al tratamiento prescrito, que se ha calculado ocurre en alrededor de
55% de los pacientes con IRAS o EDAS.

Dispensación y auto atención con antibióticos

En México, donde la autoatención y automedicación representan formas


frecuentes de atender los problemas de salud, y donde no se exige la prescripción
médica para la venta de antibióticos, el papel que las farmacias privadas
desempeñan en el consumo de estos productos es central. Estudios realizados en
ese tipo de farmacias, durante la década de 1990, demostraron que los
antibióticos eran los medicamentos más vendidos -con y sin prescripción médica-,
en particular para tratar IRAS y EDAS. Un estudio concluyó que cerca de 90% de
las compras de antibióticos para EDAS, sin prescripción, en farmacias, eran
inadecuadas respecto al tipo, dosis y duración del tratamiento. Dado que en
México no se requiere de un profesional de la salud de tiempo completo en las
farmacias, la mayoría de los medicamentos son dispensados por empleados poco
capacitados. Estudios más recientes indican que entre 70 y 80 % de las
recomendaciones terapéuticas proporcionadas por empleados de farmacias para
IRAS, EDAS e infecciones del tracto genito-urinario, mayoritariamente incluyendo
antibióticos, son incorrectas. Además, dado que los medicamentos que requieren
para su venta prescripción médica -como los antibióticos- no incluyen un inserto
informativo, los pacientes que se auto medican no pueden acceder a ningún tipo
de información sobre las medicinas que consumen. Es poca la información
disponible que analiza los determinantes de la dispensación y automedicación con
antibióticos.

Calidad y seguridad de los antibióticos

Otros problemas notificados con respecto a los antibióticos en México son la


comercialización de productos de baja calidad, falsificados y en combinaciones
irracionales (tales como antibióticos más antidiarreicos o analgésicos), lo cual
afecta la efectividad del tratamiento e incrementa el riesgo de reacciones adversas
y el desarrollo de resistencia bacteriana. No obstante, no hay información científica
publicada que exponga, de forma representativa, en todo el país, la calidad y
seguridad (incluyendo, por ejemplo, bioequivalencia) de todos los productos
antibacterianos comercializados en México.

Consecuencias del uso inadecuado de antibióticos

Es escasa la información publicada que permita analizar el impacto en el país del


uso inapropiado de antibióticos, en términos de gasto en salud, resistencia
bacteriana y daños a la salud (reacciones adversas y falla terapéutica). En
términos de gastos, se ha informado que el desperdicio de antibióticos debido a la
prescripción injustificada y el incumplimiento de tratamientos en IRAS y EDAS
representaron 11% del gasto anual en medicamentos de una institución de
salud. En otro estudio se informó que la prescripción inadecuada (de antibióticos
bajo control) representó 63% del gasto anual en antibióticos de un hospital. Un
estudio en farmacias concluye que la prescripción inadecuada representa, con
respecto a los tratamientos estándar, un costo adicional por paciente de 3.57
dólares para IRAS y 8.37 dólares para EDAS, que equivalen a 0.8 y 1.9,
respectivamente, del salario mínimo diario en México. Finalmente, en México se
concluyó que la mayor parte (38%) de las reacciones adversas a medicamentos
reportadas en una institución de salud se debieron a medicamentos anti
infecciosos particularmente antibióticos.

La creciente resistencia bacteriana en patógenos causantes de infecciones


comunitarias e intrahospitalarias es quizás el problema relacionado con el uso
inapropiado de antibióticos más notificado en la literatura científica en México. Por
ejemplo, las redes regionales de vigilancia epidemiológica estiman que la tasa de
resistencia a penicilina del Streptococcus pneumoniae -causante de infecciones
comunitarias graves como neumonía y meningitis- es de alrededor de 55% en
México, porcentaje superior a los de otros países de Latinoamérica como
Argentina y Brasil. La resistencia bacteriana en patógenos causantes de
infecciones respiratorias, entéricas y de vías urinarias en la comunidad también ha
sido documentada. En lo tocante a las infecciones intrahospitalarias, se ha
notificado la creciente resistencia en patógenos relacionados con una alta
incidencia y mortalidad. El uso inadecuado de antibióticos incluso ha sido
señalado como un factor de riesgo de mortalidad mayúsculo en unidades de
cuidados intensivos.

Intervenciones, regulación y políticas sobre el uso de antibióticos

Intervenciones educativas y gerenciales

En México la mayor parte de las intervenciones documentadas para mejorar el uso


de antibióticos son de carácter educativo y gerencial, y están dirigidas a mejorar la
prescripción médica para IRAS y EDAS en servicios de salud públicos. A ese
respecto han destacado las intervenciones promovidas por investigadores del
Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en las décadas de 1980 y 1990. Por
otro lado, diversas instituciones de salud han desarrollado y promovido el uso de
guías clínicas para mejorar la prescripción. No existen informes recientes que
aborden el impacto de estas guías, ni cómo se vincula su desarrollo con
información sobre resistencia bacteriana.

En lo tocante al ámbito hospitalario, se ha hecho énfasis en el control y vigilancia


de infecciones nosocomiales, donde destaca la Red Hospitalaria de Vigilancia
Epidemiológica (RHOVE, que desde 1997 recaba información sobre resistencia
bacteriana de más de 170 hospitales), y la vigilancia de la prescripción de
antibióticos. Además, numerosos hospitales participan en redes para vigilar la
resistencia bacteriana, como la Red Mexicana para el Estudio de la Resistencia
Bacteriana, y los programas internacionales SENTRY y RESIST. No obstante, en
un estudio se concluye que el control de calidad en los laboratorios hospitalarios,
así como la calidad de los programas de vigilancia de uso de antibióticos, es muy
variable. No hay información disponible sobre el impacto de estos programas de
vigilancia en la calidad de la prescripción de antibióticos, ni tampoco acerca de la
forma en que se utiliza la información generada para el diseño de políticas
institucionales de uso de antibióticos.

En el plano comunitario, desde 1997 se desarrolla un programa de capacitación en


el manejo y dispensación de medicamentos en farmacias, para empleados de
mostrador, coordinado ahora por la Comisión Federal de Protección contra
Riesgos Sanitarios (COFEPRIS). Asimismo, se ha promovido la automedicación
responsable a través de campañas informativas y del mejoramiento de la
información en el empaque de productos de libre venta. Ninguno de estos
programas tiene un enfoque particular en antibióticos, y no se ha evaluado su
impacto en el consumo de estos medicamentos.

Regulación y políticas

En la actual reglamentación en materia de salud en México se encuentran, de


forma dispersa, algunos elementos generales relacionados con el interés de lograr
un mejor uso de los medicamentos. Si bien la Ley General de Salud (LGS) legisla
con solidez el uso de estupefacientes y psicotrópicos, no existe ninguna mención
específica sobre antibióticos o resistencia bacteriana en la LGS ni sus reglamentos
derivados. Únicamente el artículo 226 de dicha ley señala la regulación de la venta
de medicamentos clasificados como grupo IV (donde se incluyen los antibióticos)
con prescripción médica; esta regulación, en la práctica, no se hace cumplir.
Respecto a las Normas Oficiales Mexicanas (NOM), solamente la NOM sobre
tuberculosis (NOM-006-SSA2-1993) menciona la importancia de actualizar
tratamientos de acuerdo con patrones de resistencia bacteriana, y el proyecto de
NOM sobre infecciones nosocomiales (PROY-NOM-045-SSA2-2005) incluye la
regulación del uso de antibióticos dentro de los hospitales.

En cuanto a políticas de salud, en el Plan Nacional de Salud 2001-2006 (PNS) se


señaló la importancia de los problemas de prescripción injustificada de
medicamentos y la automedicación, y se propuso una línea de acción para
reforzar el consumo razonado de medicamentos. Empero, para ello sólo se
señalaron dos metas: promover el uso de genéricos y legislar el uso de pruebas
de intercambiabilidad. La resistencia bacteriana sólo se discutió respecto del
tratamiento de la tuberculosis.

Diversos análisis sobre las políticas farmacéuticas en México concluyen que el uso
apropiado de medicamentos ha sido el aspecto más relegado; el acceso a
medicamentos, el aseguramiento de su calidad y el desarrollo de la industria
farmacéutica han constituido las prioridades. El tema del uso apropiado de
medicamentos ha sido abordado primordialmente desde una perspectiva
normativa, con un enfoque en la seguridad y eficacia de los medicamentos, y no
en las conductas de quienes los utilizan. La nueva iniciativa de política
farmacéutica no menciona el uso apropiado de los medicamentos como uno de
sus objetivos; este tema es escasamente abordado en el documento, y la
"prescripción razonada" se enfoca primordialmente a aspectos de
farmacoeconomía. No se proponen acciones concretas para mejorar el uso de los
antibióticos y contener la resistencia bacteriana.
Finalmente, fuera del sector gubernamental, algunas organizaciones no
gubernamentales y algunas asociaciones profesionales también han tenido
iniciativas para promover el uso más apropiado de los medicamentos en general, y
de los antibióticos en particular.

DISPENSACIÓN Y AUTOATENCIÓN CON ANTIBIÓTICOS

En México, donde la auto atención y automedicación representan formas


frecuentes de atender los problemas de salud, y donde no se exige la prescripción
médica para la venta de antibióticos, el papel que las farmacias privadas
desempeñan en el consumo de estos productos es central. Estudios realizados en
ese tipo de farmacias, durante la década de 1990, demostraron que los
antibióticos eran los medicamentos más vendidos -con y sin prescripción médica-,
en particular para tratar IRAS y EDAS. Un estudio concluyó que cerca de 90% de
las compras de antibióticos para EDAS, sin prescripción, en farmacias, eran
inadecuadas respecto al tipo, dosis y duración del tratamiento. Dado que en
México no se requiere de un profesional de la salud de tiempo completo en las
farmacias, la mayoría de los medicamentos son dispensados por empleados poco
capacitados. Estudios más recientes indican que entre 70 y 80 % de las
recomendaciones terapéuticas proporcionadas por empleados de farmacias para
IRAS, EDAS e infecciones del tracto genito -urinario, mayoritariamente incluyendo
antibióticos, son incorrectas. Además, dado que los medicamentos que requieren
para su venta prescripción médica -como los antibióticos- no incluyen un inserto
informativo, los pacientes que se auto medican no pueden acceder a ningún tipo
de información sobre las medicinas que consumen. Es poca la información
disponible que analiza los determinantes de la dispensación y automedicación con
antibióticos.

CALIDAD Y SEGURIDAD DE LOS ANTIBIÓTICOS

Otros problemas notificados con respecto a los antibióticos en México son la


comercialización de productos de baja calidad, falsificados y en combinaciones
irracionales (tales como antibióticos más antidiarreicos o analgésicos), lo cual
afecta la efectividad del tratamiento e incrementa el riesgo de reacciones adversas
y el desarrollo de resistencia bacteriana. No obstante, no hay información científica
publicada que exponga, de forma representativa, en todo el país, la calidad y
seguridad (incluyendo, por ejemplo, bioequivalencia) de todos los productos
antibacterianos comercializados en México.

Discusión

En México, los antibióticos se encuentran entre los medicamentos que más se


consumen. La prescripción injustificada con antibióticos, su dispensación
inadecuada, y la laxitud en la regulación sobre la venta de medicamentos que
permite la automedicación con antibióticos, son algunos de los factores que se han
relacionado con este alto consumo. Dadas las limitaciones de la literatura
publicada al respecto, y la actual falta de indicadores nacionales para monitorear
la utilización de los medicamentos, es imposible evaluar de forma integral la
situación del uso de antibióticos en el país. Esto impide realizar un análisis
comparativo tanto entre las diversas regiones de México como con otros países, y
guiar el desarrollo de políticas de medicamentos. Además, no hay trabajos de
investigación sobre los determinantes del uso de antibióticos en México,
incluyendo las actitudes de los trabajadores de la salud y del público en general
sobre el uso de los antibióticos, la influencia de la publicidad y la organización de
los servicios de salud. A pesar de que existen variados informes sobre resistencia
bacteriana en el país, esta información no ha sido sistematizada y publicada de tal
forma que permita caracterizar la situación en el país y guiar la toma de
decisiones. Por otra parte, es poca la información publicada sobre los gastos y los
daños a la salud asociados al uso inapropiado de antibióticos.

Las iniciativas para mejorar el uso de antibióticos se han centrado en


intervenciones educativas y gerenciales para médicos en el sector público, así
como en estrategias para vigilar y contener la resistencia bacteriana,
generalmente circunscritas al control de las infecciones nosocomiales. Existen
grandes vacíos en materia de intervenciones dirigidas al sector médico privado, a
los dispensadores en farmacias, a los pacientes y al público en general. El actual
marco normativo y las políticas farmacéuticas y de salud no incorporan estrategias
sobre el uso apropiado de antibióticos ni la contención de la resistencia bacteriana,
como se recomienda internacionalmente.

Sin duda, el desarrollo e implementación de estrategias orientadas a racionalizar


el uso de los medicamentos no es fácil. Algunas de las barreras son: complejidad
en la regulación del sector privado; otras prioridades nacionales, como el acceso a
medicamentos en el sector público; falta de recursos para instrumentar
intervenciones complejas intersectoriales; intereses económicos del sector
farmacéutico, e intereses gremiales. Sin embargo, el tema de uso de antibióticos y
resistencia bacteriana ha sido capaz de llegar a la agenda política de varios países
cuyos parlamentos han discutido y aprobado medidas al respecto, como es el
caso del Reino Unido y de Chile. El problema de la escasa regulación sobre el uso
de antibióticos en México también tiene implicaciones para las naciones vecinas:
las bacterias resistentes no reconocen límites territoriales. La frontera de México
con los Estados Unidos de América (EUA) es particularmente importante, dada su
porosidad para el movimiento de personas y medicamentos. Ambos países
podrían beneficiarse con el trabajo conjunto sobre estrategias para mejorar el uso
de antibióticos. Al respecto, los EUA han lanzado ya algunos programas
nacionales y estatales dirigidos a poblaciones hispano parlante.

Aunque hay grandes carencias de información, este análisis de la situación actual,


junto con las recomendaciones internacionales sobre el tema, permite sugerir
acciones clave dentro de una estrategia nacional dirigida a mejorar el uso de
antibióticos en México:

 Crear un comité nacional multidisciplinario e intersectorial encargado de


diseñar, monitorear y evaluar una estrategia amplia dirigida a mejorar el uso
de antibióticos.

 Fomentar la investigación y la documentación sobre patrones de consumo


de antibióticos y sus determinantes, así como sistematizar la información
generada por redes de vigilancia de resistencia, con el fin de generar
información útil para la toma de decisiones.

 Vincular el funcionamiento y la información de guías terapéuticas, patrones


de susceptibilidad bacteriana, el cuadro básico y la educación médica de
pre y posgrado.

 Evaluar estrategias para hacer cumplir la ley en cuanto a la dispensación de


antibióticos en farmacias sólo con prescripción médica, y acotar la
publicidad sobre antibióticos.

 Desarrollar e instrumentar una campaña informativa en los medios de


comunicación, dirigida al público general, sobre el uso adecuado de
antibióticos.

 Crear indicadores que permitan el monitoreo y rigurosa evaluación de las


intervenciones.

Conclusión

En conclusión, existen recomendaciones claras en el plano internacional para


lograr un mejor uso de los antibióticos. En México, es prioritario que las políticas
farmacéuticas y de salud aborden el problema, con el fin de mejorar la calidad de
atención, contener la resistencia bacteriana y disminuir el gasto público y privado
en salud. El inicio de un nuevo gobierno en México representa una ventana de
oportunidad para introducir este tema en la discusión política y consolidar una
estrategia nacional sobre antibióticos, identificando al país como un líder regional
en esta iniciativa tan importante para el futuro bienestar de nuestras poblaciones.
Bibliografía

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- http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0034-98872004000800001

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