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ALMANAQUE

LITERARIO

ATENEO CATALAN

1864.

BARCELONA.

LIBRERÍA ESPAÑOLA DE I. LOPEZ BERNAGOSI, EDITOR.


Galle Ancha, 26, y Rambla de Capuchinos, 20.
1863.
Imprenta de NARCISO RAMIREZ, Pasaje de Escudillen, núni. 4. - 1865.
POSICION GEOGRAFICA DE BARCELONA.

Latitud 41» «23' 48" Norte.


Longitud O h. 33 m. 35 s. al E. del observatorio de S. Fernando.
Epocas célebres. —El presente año de la era cristiana ó nacimiento de Noeetro Señor Je
sucristo el 1864. De la creacion del mundo 5847. Del diluvio universal 4192. De la pobla
cion de España el 4108. De la de Madrid 4033. De la de Barcelona el 3541. De la fundación
de Roma 2616. De la correccion Gregoriana el 283. Del pontificado de Pio IX el 19. Del
reinado de la reina doña Isabel II el 32. De la instalacion de las Cortes generales y estra-
ordinariasen Cádiz el 54.
Cómputo eclesiástico.—Aureo núm. 3. Epacta XXII. Indiccion romana 7. Letra Domi
nical C. B, Letra del Martirologio romano C.
Fiestas movibles.—Septuagésima el 24 de enero. Ceniza 10 de febrero. Pascua de Resur
reccion el 27 de marzo. Leianlas 2, 3 y 4 de mayo. Ascension del Señor el 5 de mayo.
Pentecostés el 15 de mr.yo. La Santisima Trinidad el 22 de mayo. SS. Corpus Christi el 26
de mayo. Dulcisimo corazon de Jesus el 3 de Junio. Purisimo corazon de Maria el 28 de
agosto. Primer domingo de Advento el 27 de Noviembre.
Cuatro témporas. - L E! Vi, 19 y 20 febrero. U. El 18, 20 y 21 mayo. III. El 21, 23 y 24
setiembre. IV. El 19 y 21 mayo.
Dios en que se saca ánima.—El 24 de enero. El 16, 27 y 28 febrero. El 6, 18, 19 y 30
marzo. El 19 y 21 mayo.
Cuatro estaciones.—La Primavera entra el 20 de marzo á las 8 y 20 m. de la mañana.
El Estio el 21 de junio á las 5 y 2 m. de la mañana. El Otoño el 22 de setiembre á las 7 y
25 m. de la noche. El Invierno el 21 de diciembre á la 1 y 14 m. de la tarde.
Eclipses.—Mayo 5. Eclipse de Sol, invisible en Barcelona: principia á 9 horas, 5 m.,
5 s., eclipse central á medio dia á 11 horas, 57 ms., 5 s.; termina á las 14 horas, 38 ms.
1 s., tiempo medio astronómico de S. Fernando —Octubre 30. Eclipse anulardeSol, imdi.
sible en Barcelona. Principia á 0 horas, 6 ms., 2 s.; eclipse central á medio dia á 3 horas
10 ms., 3 s.; termina á 6 horas, 4 ms., 6 s., tiempo medio astronómico de S. Fernando.
NOTA. Por concesion Apostólica de 13 de agosto de 1858, S. S. se dignó prorogar
hasta 1868 la concesion de comer carnes saludables ( guardando las formas de ayuno y
demás reglas establecidas) para todos los estantes y habitantes en el territorio español.
Las fiestas de precepto van señaladas con una gg escepto los domingos y los dias de
los santos tutelares de cada pueblo ; las en que se puede trabajar con obligacion de oir
misa, llevan esta señal .J.; los dias en que se gana indulgencia plenaria asi ( I. P.), y los
en que se saca ánima del purgatorio van indicados asi : Anima.

FERIAS DE CATALUÑA.
Entro. 1 Artés y Pons. 6 Amer, Monilleu y Mondar. 7 Igualada. 14 S. Hilan'. 17 Bor.
jas de Urgell, Malgrat, Navata, Palamós, S. Celoni, S. Quirse de Besora y Santa Pau. 19
Besalú. 20 Arbucias, S. Feliu de Pallarols y S. Pere de Torelló. 21 Castelltersol. 22 Esplu.
ga de Francoli y Taradell. 23 Cervera. 24 Sort. 25 Torrellas y S. Pol de Mar. Movibles. 11
Tarrasa. 25 Pia.
Febrero. 2 Centellas, Mataró, Molins de Rey, Calongey San Llorens delsPiteus. 8
Isona.22 Figueras. 24 Crespiá. 25. Cervera, Movibles. 5 Palafrugell. 10 Balaguer. 15 Tor.
dera y Vilandrau. 22 Seo de Urgell, Tortellá y Ntra. Sra. de Pinos. 25 S. Marti de Sasga-
yolas y Solsona. 26 Berga. 28 Cardona.
Marzo. 3 Cardona. 25 Alpens, Movibles. 1 Salas. 7 Calaf. 15 y 16 Manresa. 22 Ripoll.
24 Bellpuig. 30 Guisona.
Abril. 1 Mayais. 5 Calaf. lü Corsá, Lérida, Pobla de Segur y Prades. 16 Agramunt.
25Castelló, Martorell, Selva y Verdú. 27Sallent. 27 Piera. Movibles. 6 Palafrugell. 7 Pe-
relló y Nuestra Señora del Miracle. 12 Arenys de Munt y Tortosa. 13 Solsona. 18 Calaf.
26 Tarragona. *
Mayo. 1 Hostatrich, Olot, Tárrega, Perelada, S. Felio Saserra y Vlllafranca del Pana-
dés. 3 Agramunt, Figueras y Vich. 8 Calella. 9 Alcarraz. 13 San Llorens delsPiteus. 15
Arbucias, Balaguer, Cardedeu, Palamós, Tortosa, Torroella de Mongri y Moyá. 20 Vidre-
ras. 21 Manresa. 22 Llagostera y Pobla de Segur. 26 Palautordera. 27 S. Antonio de Vi-
llamajor. 31 Molins de Rey. Movibles. 10 Tarrasa y Torredembarra. 14 Cambrils, Lérida,
Manresa, S. Cugatdel Vallés y Torelló. 17 Alpens. 21 Tarrasa. 24 Folgarolas, Tortellá v
Mataró. 25 Molins de Rey y Guisona. 26 Granollers. 27 Palafrugell. 28 Artias de la Vail
de Aran. 30 Copons. 31 Arbucias. r
1
yunto. 2 Sort. 11 Salardú, 13 Centellas y Sla. Paü. 15 CaloDge. 24 Pineda. 29 LaBis-
bal y Pons. Movibles. 4 Vilaller.
Julio. 9 Arenys de Mar. 17 Malgrat. 25 Amposla, Reus, Torroella de Mongri, Saba-
dell y San Salvador de Oló. 27 Mataré. Movibles. 12 Esparraguera. 19ViIaseca.
Agosto. ICervera. 2 Mora de Ebro, 4 Piera, Masanetde la Selva. 9 Olot. 10 Agra-
munt, Arbós, Castelló, Espluga de Francoli, Moyá y Riudoms. 15 Barnará. 16 Lerida y
Caldes de Malavella. 17 Navata. Í8 Bellpuig y BorjasdeUrgell. 20 Olésa de Montserrat.
24Figueras, Martorell, Prades, Ripoll, Solsona y Torroella deMontgri. 28 Manden v Mont.
blanch. 29 Granollers, Igualada y Pineda. 30 Alcarraz. Movibles. 3 PratsdeRey y S. Mar
ti Sasgayolas. 2 Sallent y Manresana. 6 La Bisbal.
Setiembre. 1 Alcarraz, 8. Balaguer, Calaf, S. Cocafáte del Vallés, Viella y Villamur.
10 Manresa. 11 Isona. 14 Almenar, Cardedeu, Granadella, Torroella de Mnntga, Tortora,
San Sadurni, Salardú, Perelada y Sania Coloma. 15 Viella. 16 Bagá. 21 Berga*. 28 Sai,
Llorens del Piteus. 29 Hostatrich, Lérida, S. Pedor, Corsa y Vich. Movibles. 6 S. Llorens
Saball. 13 CastelItersoL 27 Torteila. . .
Octubre. 8 Viella. 10 Caldes deMonbuy. 12 Arbucias. 13 Esterri de Aneu. 14 Besalú
y Ripoll. 15 Camdevanol, S. Juan de las Abadesas, Vendrell y Verdú. 17 Hostatrrch. 18
Figueras, Olot, Tremp y Villafranca. 23 Alcover. 25 Mora ra Nova. 28 Cardona, Perelada,
Pons y Villafranca del Panadés. 29 Gerona y Torbiá. Movibles, i Tarrasa. 11 Alforja y Bra
nca. 12 Caldas de Monbuy y Pa'autordera. 18 Palafrugell. 25 Altafulla, Plá de Cabra y
Tortellá.
Noviembre. 1 Mayais, S. Felio Sasserra y Seo de Urgell. 2 Puigeerdá. 3 Guisona. 6,
Olot. 8 Sort. 14 Amer, Cervera, Solsona. Ullastrell. 24 Bañolas. 25 Arbeca, Centellas, To.
rá y Pons. 27 Hostatrich. 30 Falset, La Llacuna, Manresa, Olot, Orgaña, Puigeerdá, ToTá,
San Felio de Torelló y Torroella de Montgri. Movibles. 8 Tortosa, Sallent y Vilarodona. 15
Gandesa, Arenys de Munt y S. Quintin de Mediona. 19 La Bisbal.
Diciembre. 1 S. Felio de Llobregat y Torroella de Montgri. 4 Agramnnt y CaTdecteur.
6 Tarrasa. 8 Ager, Palafrugell, Cardedeu y Sarreal. 13 Arbós, Balaguer, Castelló, Hos
tatrich y Taradell. 21 Barcelona, Blanes, Cervera. Falset, Lérida, Montblanch, Olot, Villa-
franca y Tremp. 27 Pineda. Movibles. 1 Sabadell y Viladrau.

FIESTAS MAYORES.
Enero. 8 Tarrasa. 17 Villanueva. 20 Palafrugell. Febrero. 12 Sarrjá. Abril. 2C Tortellá.
Mayo. 21 San Boy. Junio. 5 Montblach. 24 Vilasar. 29 Masnou. 30 Tarrasa. Julio. 1 Saba
dell y Horta. 4 Vich. 9 Arenys de Mar. 20 Palafrugell. 22 Masque.fa. 25 Monistrol de Mon-
serrat y Reus. 26 VendreH. 30 Huertas de S. Bertran. Ayusto. 5 Tarrasa. S. Pedro de Riu -
devitllas, Alellay S. Fehd de Torelló. 6S. Justo Desvern. 7 Papiol. 10 S. Feho de Llo
bregat. 15 Gracia, Radalona, Montmeló, Martorell, Corbera, Canellades, Bruch, Vallfor-
mosa, Cardedeu, Gelida, Cornellá, Tortellá y Hospitalet. 23 Sitges. 24 Sans. Igualada y
Ballbona. 25 S. Ginés. 27 Malaró y S. Videffte jdels Herts. 28 Premiá. 29 S. Juan Despi y
Manresa. 30 Ripollety Villafranca. Setiembre. 2 Torá y Granollers. 5 Rubi, S. Andrés de
la Barca, Olot, Cadaqués, S. Adriá de Besós y Viladrau. 9 Piera. 13 Cornellá, 14 S. Sa
durni, S. Gervasio y Horta. 17 Tiana. 22 Santa Coloma de Farnés 23 Tarragona y Cale-
Ha. 26 Sellent. 29 Sarriá y Molins de Rey . Octubre. 2 Hostafranchs. 10 Corts de "Sarria.
Noviembre. 9 Balaguer. 11 S. Celoni, Palafrugell y Tayá. 21 San Martin. 23 San Clemente
de Llobregat. 80 San Andrés de Palomar. Diciembre. 11 Berga. 27 Pineda.

MERCADOS.
El lunes de cada semana. Agramunt, Lérida, Manresa, Olot, Reus, San FcIio de Llo
bregat y San Martin Sasgayolas. El Martes. Arbós, Bcsalíi, Caldas de Montíiiy, Cervera,
GeronaJ Montblanch, Seo de Urgel y Vich. El Miércoles. Balaguer, Bailolas, San Celdni,
Tarrasa, Torelló y Valls. El Jueves. Agramunt, Cardona, Figueras, Gerona, Granollers,
Lérida, Manresa, San Sadurni d^Noya, San Hipólito de Voltregá v Palafrugell. El vier
nes Cervera, Balaguer, La fiisbal^)lot, Seo de Urgel y Torá. El Sábado. Bal.igxíer, Ge
rona, Sabadell, Valls, Vich y Villafranca del Panadés. El Domingo. Artesa de Segri^Ca-
pellades, Castellá, Esparraguera, Malgrat, Mollet, Moyá, Piera, Puigeerdá, Ripoll, Roda,
Rubi, San Pedro de Riudevitllas, San Quintin, Sarreal, San Cugat del Valles, Tarrasa,
Sanmenat, Tortellá, Calonge y Valls.

MERCADOS ESTRAORDINARIOS.
28 de jnlio y 10 de noviembre, Calonje.
4

ENERO,

SOI.. Este mes tiene 31 dias : la Luna 30.


Sale. I Pune, Sale. ¡ Pone.
7.2Í7 4.42| 1 Vier. © La circuncision del SeSor, sao Concordio y 9.36 10.40 m.
santa Eufrosina vg. (I. P.)
7.27 4.42| 2 Sáb. S. Macario abad. Aírense los tribunales. 10.48 11. 5
Cto. meng. á las 7 y 48 ms. de la mañana en Lib. Vario.
7.27 4.41 lí Dom. S. Daniel mr. y santa Genoveva vg. 11.57 11 29
7.27 4.44 4 Lun. S. Tito ob. y cf. y santa Dafrosa mr. 12.57 11.49
7.27 4.45 5 Mar. S. Telesforo papa y mr. y santa Emiliana vg. 1. 3m 12.29
7.27 4.46 6 Miér. * La adoracion de los Stos. Reyes Gaspar, 2. 9 12.57
Melchor t Baltasar. (I. P.)
7.27 4.47 7 Juev. S. Raimundo de Peñaíbrt y san Julian mr 3.57 i. 3
Abrense las velaciones.
7.S 4.48 8 Vier. Stos. Teófilo y Eladio mrs. 4.20 1.50
7.J 4.49 9 Sáb. S. Fortunato y Sta. Marciana mrs. 5.22 2.55
© Luna sueva á las 7 y 54 ms. de la mañana en Capric.
7.2(5 4.5.0 10 Dom. S. Nicanor diácono mr. 6.27 3.30
7.26 4.5i 11 Lun. S. Higinio papa y mr. y santa Honorada vg. 6.38. 4.40
7.25 4.52 12 Mar. S. Arcadio y%anta Taciana mrs. 7.28 o. 8
7. 4.54 13 Miér. S. Gumersindo cf. y santa Gláüra vg. 8.25 5. 9
7.25 4.50 14 Juev. S. Hilario ob. y dr. y santa Macrina. 9.44 7.00 n,
7.24 4.56 15 Vier. S, Pablo primer ermitaño y santa Socundina 9.6E 8. 2
vg. y mr.
2> Cuarto cree, á las 11 y 15 m. de la noche en Aries. Frios.
7 2ÍI4..57 16 Sáb. S. Marcelo papa y mr,, san Fulgencio ob. y cf. 10.28 9. 5
y santa Priscila.
7.23 4.58 17 Dom. El dulce Nombre de Jksus, san Antonio abad 10.56 10. 7
y santa Leonila mr. Absolucion general en la Merced
7.23 4.59 1 8 Lun. La Cátedra de san Pedro en Roma y santa Fris 11.20 11.20
ca vg. y mr.
7.22 5. 0 19 Mar. S. Canuto rey mr. y santas Piay Germana mrs 12. 2 12.27
7.22 5. 2 20 Miér. Stos. Fabian y Sebastian mrs. 12.42 1.18
7.21 5. 3 21 Juev. S. Fructuoso ob. y mr. y santa Inés vg. y ror. 1.30 t. 2.16 m.
(f en la ciudad de Tarragona.) .
7.20 5.S. 4 22 Vier. S. Vicente español y san Anastasio mrs. 2.28 3.10
7.20 o. 5 23 Sáb. S. Ildefonso ó Alfonso arzob. de Toledo y santa 3.27 4.15
Emerenciana vg, y mr.
Gala con uniforme por los dias deS. A. R. el Principe de
Asturias.
© Luna llena á las 10 y 11 m. de la noche en Lee. Nieblas.
7.19 5 7 24 Dora, de Septuagésima. (I. P.) Stos. Timoteo y Sábi 4.49 5.32
las obs. y mrs. Anima.
7.18 25 Lun. La Conversion de san Pablo apóstol y san Ana, 6. 6 6.23
nia ob. y mr.
7.17 5. 9 26 Mar. Sta. Paula viuda, san Policarpo ob. y mr. y 7.14 6.18
san Alberico abad.
7.16 5.M 27 Miér. S. Juan Crisóstomo ob. y dr, 9. 9 8.
7.16 5.12 28 Juev. S. Julian ob. de Cuenca y san Cirilo ob. de 10.10 9.11
Alejandria.
7.15 5.13 29 Vier. S. Francisco de Sales y san Valero obs. y cfs. 11.71 9.32
7.14 5.14 30 Sab. Sta. Martina vg. y mr. y sta. Aldegundis vg. 12.22 9.53
7.13 5.16 31. Dom. de Sexagésima, (I. P.j S. Pedro Nolascofund. 1.31 11.
Absolucion general en la Merced.
(i£ Cuart. meng. á las 12 y 16 m. de la noche en Esc. Vario.

<
Este mes tieDe 29 dias : la Luna 29. LUNA.
Sale. I Pone
1 Lun. Stos. Ignacio y Cecilio ohs. y mrs 1.28 m
2 Mar. ® La Pcbificacion de Ntra. Sra. B. P. en los 2.40 12.38
Minimos.
^5.19 3 Miér. S. Blas ob. y mr. el beato Nicolás de Longo- 3.42 12 58
bardo y sta. Celerina nir.
5.20 4 Juev. S. Andrés Corsino, s. Remberto obs. y san 4.39 2.41'
José de Leonisa capuchino.
5.! 5 Yier. Los Slos. mártires del Japon y santas Agueda 5. 9 3. 2
y Calamanda mrs.
23 6 Sáb. Stas. Dorotea y Revocada mrs. [en Cervera gg 5.84 4.30
el Smo. Misterio.)
7 Domingo de Quincuagésima. (I. P.) Stos. Romual 6.28 5. 9
do abad y Ricardo rey.
8 Lun. S.Juan de Mata fund. (Absolucion general en 5.56 5.19
la Trinidad.
9 Mar. Sta. Apofonia vg. y mr. — Ciéñanse las vela 7. 8 6.14
ciones.
v Luna nueva á las 6 y 18 ms. de la t. en Acuar. Escarchas
5.28 0 Miér. de Ceniza. Sta. Escolástica vg. y san Guiller 7.31 8.26
mo ermitaño. Absolucion general en la Merced. Desde
hoy hasta 3 de abril se gata la indulg. de la bula y
recibiendo los stos. Sacramentos se puede elevar a
plenaria
7. 15. 29 11 Juev. Los siete Siervos de Maria fundadores. 7.44 9.44
6 59 5. 30 12 Vier. Sta. Eulalia vg. y mr. (f donde es patrono) y 8.12 10.58
sta. Humbelina vg. Abstinencia de carne.
.32 13 Sab. S. Benigno mr. y santa Catalina de Riccis. 8.22 11.42
.33 14 Dom. / de Cuaresma. S. Valentin pbro. y mr. y el 8.38 12.20
beato Joan Bautista de la Concepcion fundador.
Absolucion general en la Trinidad.
2) Cuarto cree, á la 1 y 33 ms. de la t. en Tauro. Hielos.
34 15 Lun. Stos. Faustino y Jovita hermanos mrs. 9. 3 12.57
35 16 Mar. S. Onésimo ob. y nir. Anima. 9.38 1.29 t.
37 17 Miér. Stos. Secundiano y Rómulo mrs. Témpora. 9.53 2.46
38 18 Juev. S. Simeon ob. y mr. y la beata Cristiana vg. 10.30 3.42
39 19 Vier. S. Mansueto ob. ycf. y san Alvaro de Córdoba. 11.22 4.32
Abstinencia de carne. Témpora. Sol en Piscis.
5.40 20 Sáb. S. Sadot ob. y S. Nemesio mrs. 12.24 5. 8
Témpora. Uánse órdenes.
5.41 21 Dom . II 'de Cuaresma Stos. Verulo, Secundino y C¡- 136 t. 6.10
ricio mrs.
5.43 22 Lun. La Cátedra de S. Pedro en Antioquia y san 2.44 6.57
Abilioob.
@ Luna llena á las 5 y 10 ms. de la tarde en Virgo. Frios.
6.44 5.44 23 Mar. S. Pedro Damian ob. y dr. y santa Margarita 4.22 7.13
de Corlona.
6.42 5.45 24 Mier. Conmemoracion de muchos santos mártires 5.44 7.24
cfs. y virgenes. ■
6.41 5.46 25 Juev. f S. Matias ap. y santa Primitiva mr. 6.42 7.36
6.39 5.47 ?6 Vicr. Slos. Cesáreo v Avcrtano cfs. Abs. de Carne. 7.39 7.48
6.38 5.48 27 Sáb. Ntra. Sra. de Guadalupe de Méjico. Anima. 8. 2 8.18
6.38 5.49 28 Dom. III de Cuaresma. S. Leandro arzobispo de Se 9.89 8.16
villa y san Baldoméro cf. Anima.
6.36 5.50 29 Lun. S. Roman abad y san Rufino mr.
]VLA.i=iz;o.

«Oli. Este mes tiene 31 dias : la Luna 30. M7WA.


Sale. Pone. Sale. ' Pone

6.35 6.51 1 Mar. S. Rosendo ob, y cf. y sta. Eudocia mr. 11. i m. 8.18 n.
Cuarto meng. á la 1 y 20 ms. de la t. en Sag. Vario.
6.33 5.52 2 Miér. S. Simplicio papa y cf. y s. Absaion mr. 12. 8 8.46
6.32 5.53 3 Juev. Stos. Lmeterio, Celedonio y Medin mrs. 12.57 9.24
8.30 5.55 4 Vier. S. Casimiro rey y cf. y s. Lucio papa y mr 1.12 m. 9.58
Abstinencia de carne.
6.28 5 56 5 Sáb. El beato Nicolás Factor cf. 2.12 10.47
6.27 5.57 6 Dom. IV de Cuaresma. S. Olegario obispo da Bar 2.48 11.32
celona. Anima.
6.25 5.58 7 Lan. Slo. Tomas de Aquino cf. y dr. 3.12 12,37
6.24 5.59 8 Mar. S. Juan de Dios fund. y sta. Erenia mr 4.25 1.20
@ Luna nueva á las 4 y 8 ms. de la m. en Piscis. Vientos
6.22 6. 0 9 Miér. S. Paciano obispo de Barcelona y sta. Fran 6.86 3. 9
cisca romana viuda.
6.20 6. 1 10 Juev. S. Meliton y 39 compañeros mrs. 7. 8 4.18
6.19 6. 3 11 Vier. S. Constantino cf. y sta. Aurea vg. 7.31 5.44
Abstinencia de carne.
6.17 6. 4 12 Sáb. S. Gregorio el Maguo papa y doctor. Danse Or 7.44 7.26
denes.
6.15 6. B 13 Dom. de Pasion. Stos. Ramiro, Rodrigo y Salomon 8.12 8.44
mártires.
6.14 6. 6 14 Lun. Slas. Florentina vg. y Matilde reina. 8.38 9.58
6.12 6. 7 15 Mar. Sta. Madrona vg. y mr., s. Longinos y s. Rai 9. 3 11. 2
mundo abad de Fitero.
Cuarto cree, á las 6 y 16 ms. de la m. en Gem. B. tiem.
6.10 6. 8 16 Miér. S. Heriberto ob. y cf. 9.38
6. 9 6. 9 17 .luev. S. Patricio ob. y cf. y s. José de Ari matea. 9.53
6. 7 6.10 18 Vier. Los Dolores de N. S., s. Gabriel arcangel y el 10.37
beato Salvador de Horta.
Abstinencia de carne. Anima.
6. 5 6.11 19 Sáb. f S. José esposo de Ntra. Sra. Anima.
6. 4 6.12 20 Dom. de Ramos. S. Niceto ob. y santa Fotina la sa 11.22 2.46
maritana.
6. 2 6.14 21 Lun. S. Benito, ob. y fr. 12.24 3.42
Sol en Aries. —Primavera.
6. 0 6.15 ; Mar. S. Deogracias ob. y sta. Catalina de Génova 1.36 t. 4.32
\inda.
5.58 6.16 23 Miér. El Beato José Oriol cf. y s. Victoriano mr. 2.24 5. 8
Hoy y los tres dias que siguen no se puede comer carne
^iLuna llena á las 10 y 33 ms. de la m. en Libra. Vientos.
5.57 6.17 24 Joev. Santo. Stos. Timolaoy Pausides mrs. 4.24 6.10
Absolucion general en la Merced y San Agustin.
5.55 6.18 25 Vier. Samo. S. Di mas el buen Ladron. 5. 44 6.57
5.53 6.19 26 Sár. Santo. S. Braulio ob. y ir. y sta. Máxima mr. 6.42 n. 7.13
Dánse Ordenes.
5.52 6.20 27 Dom. Pascua de Resurreccion. Sta. Lidia con su es 7.39 7.24
poso é hijos mrs.
Bendicion papal en San Agustín y Minimos.
5.50 6.21 28 Lun. j% San Sixto 111 papa y ef. 8. 2 7.35
5.48 6.22 29 Mar. f San Eustasio abad y s. Berloldo cf. 9.59 7.48
B. P. en el Cármen.
5.47 6.23 30 Miér. S. Juan Climacoabad. Anima. 11. 2 8.18
„ Cuarto meng. á las 10 y 29 ms. de la n. en Capr. Vario.
5.45 6.24 1 Juev. Sta. Balbina vg. y mr. 12. 9
SOL. Este mes tiene 30 dias : la Luna 30.
Sale. , Pone Sale ¡ foqe.
5.43 6.25 4 Vier. Santa Teodora sor. 12.57 n. 9.24 n.
5.41 6.26 2 Sáb. S. Francisco de Paula confesor y fundador. 1 . 1 2 m 5.58
5.40 6 .27 3 i) ni . de Cuasimodo. S. Benito de Palermo y sania 2.12 10.47
Agape vg. y mr.
5.38 6.29 4 Lun. gg La Anunciacion á Ntra. Sra. y Encarna 2.48 1132
cion del Hijo de Dios, y s. Isidoro arzobispo de Sevi
lla doctor.
Abrense las velaciones.

5.37 6.30 5 Mar. S. Vicente Ferrer cf. 3.12 12.37


• Luna nueva á la una y 58 m. de la t. en Aries. Nubes
5.35,6.31 6 Miér. S. Celso ob. 4.2o 1.42
5.33 6.32 7 Juev. S. Epifanio ob. y mr. 4.56 3.18
5.32 6.33 8 Vier. S. Alberto el Magno, y sta. Concesa mr. 5.38 4.47
5.3016.34 9 Sáb. Sta. Maria Cleofé y sta. Valdetrudes. 6.22 5.58
5.28 6.35 10 Doin. S. Ezequiel profeta. [En Villafranca del Pa- 6.41 7. Í9
nadés la Divina Pastora.)
5.27¡6.36 11 Lun. S. Leon el Magno papa y dr. 6.54 8.46
5.2516.37 1 2 Mar. S. Julio papa, s. Victor mr. y sta. Visia vir 7. 2 9.41
gen y mr.
Cuar. cree, á 12 y 18 m de la n. en Cáncer. Buen tiemp.
5.24 6.38 13 Miér. S. Hermenegildo rey de Sevilla mr. 22 10. 1
5.22 6.39 14 Juev. S. Pedro González (vulgo s. Telrao) cf. y santa 11.19
Domnina vg. y mr.
5.20 6.40 15 Vier. Stas. Basilisay Anastasia mrs. 8.36 12.15
5.19 6.41 16 Sáb. Sto. Toribio ob. y cf. y santa Engracia vir 9.26 12.54
gen y mr.
5.17 6.42 17 Dom. EL patrocinio de san José y laBeala Maria Ana, 10. 28 1.42 m.
de Jesus vg.
Absolucion general en la Merced.
5.16 6.44 18 Lun. S. Eleulerio ob. y su madre sta. Antia mrs 11.88 2.32
5.14 «:45 19 Mar. Stos. Hermógenes y Vicente mrs. 12.53 3,37
5.Í3 6.46 20 Mié/. Sla. Inés de monte Pulciano vg. 2.91 4. 1
Sol en Tauro.
Luna llena á la una y 18 ms. de la mad. en Esc. Lluv.
6 47 21 Juev. S. Anselmo ob. y dr. 2.20 4,31
6.48 22 Vier. Stos Sotero y Cayo papas y mrs. 4, 33 5.25
6.49 23 Sáb. f San Jortje mártir, patron del principado de 5.50 6.10
Cataluña.
6.50 24 Dom. S. Fidel mr. y stas. Bona y Doda vgs. 6.15 n. 6.22
8.51 25 Lun. S. Marcos evangelista y sta. Franca. \g. 7,25 6.34
Letanías mayores. (I. P.)
6.52 26 Mar. Stos. Cielo y Marcelino papas y mrs. 8.42 6.40
6.53 27 Miér. S. Pedro Armengol mr. y sta. Zila vg. 9.62 7. 1
Gala con uniforme por cumpleaños de la reina madre
doña Marta Cristina de Borbon.
6.54 28 Juev. S. Prudencio ob. y san Vidal con su mujer 10.56 7.18
santa Valeria mrs.
6.55 29 Vier. S Pedro mr. y s. Roberto abad del Cister. 14.57 7.53
(J£ Cuarto mena, á las 4 y 43 m. de la m. en Acuario. Var
58¡6.56 30 Sab. Sta. Catalina ileSeua vg., s. Pelegiin cf. y 12.53 8.37
sania Sofia vg. y mr.
SOL. Este mes tiene 31 dias: la Luna 30. MWV
Sale. IPone * Sale. Pone.
4.57 6.58 1 Doni. S. Feüpey Santiago aps. y S. Segismundo rey. 1. 3 m. 9.25 m • 1 •
4.56 (SM 2 Lun. S. Alanasio oh. y ár.—Letanias. (1. P.) Abs- 1.42 10.24
linéncia. Fiesta nacional.
4.55 7. 0 3 Mar. -¡- La invencion déla Sla. Cruz—Lcfs. (I. P.) 2.22 11 28
4.53 7. 1 4 Miér. Sla. Mónica vda. — Letanias. (I. P.) Abstinencia i.üi 8.31 •
4.52 7. 2 5 Juev. © La Ascension del Señor y la Conversion 2.23 1.39
de S. Agustin. (I. P.)
® Luna nueva á las 12 y 23 ms. de la n. en Tauro. Vario.
4.51 7. 3 6 Vier. S. Juan Ante Portam Latinara. 3.48 2.49
4.50 7. 4 7 Sáb. S. Estanislao, oh. y nir. 4.11 3.57 *
4.48 7. 5 8 Dom. La Aparicion del Arcangel S. Miguel. 4.28 5. -18
4.47 7. 6 9 Lun. S. Gregorio Nazianzcno, ob. y dr. 5.37 6.32
4.46 7. 7 10 Mar. S. Antoi.ino, arz. de Florencia. 5.47 7.35
4.4o 7. 8 11 Miér. Stos. Poncio, Eudaldo y Anastasio, mrs. (© 5.58 8.58
En la ciudad de Lérida.)
4.44 7. 9, 12 Juev. Stos. Domingo dela Calzada y Pancracio, mrs. 6.32 fti.tS
4.43 7.1Ó 13 Vier. S. Pedro Regalado, cf. Gala con uniforme por 7.20 U. 2
cumpleaños de S. 31. el Éey.
2 Cuarto creciente álasG y 29 ms. de la t. en Leo. Lluv.
4.42 7.11 14 Sáb. S. Bonifacio mr. y Sla. Justina mr. Ai/uno con 8.20 12.38
Absiin. de carne. — Visita general de Cárceles.
4.41 7.12 15 Dom. Pascua de Pentecostés. S. Isidro labrador y 9.28 12.52
los Stos. siete primeros obispos de España (I. P.j m
4.40 7.13 16 Lun. S. Juan Nepomücefo mr. v s. Ubaldo, obis 10.42 1.28 m
po. (I. V.) 4
4.39 7.14 17 Mar. f San Pascual Bailon, cf. B. P. en el Carmen 11.33 1.43
(l P.)
4.38 7.15 18 Miér. S. Felix de Cantalicio v sia. Claudia , v 12.41 2.12
Ayuno. Témpora. (I. P •
4.37 7.10 19 Juev. S. Pedro Celestino p. y s. Ibo ab. Anima. 1.56 2.23
4.36 7.17 20 Vier. S. Bemardino de Sena y s. Baudilio , mr. 2. IX 2.52
Ayuno. Témpora. (1. P.) 1»
4.35 7.18 21 ¿áb. S. Secundino, mr. en Córdoba Ayuno. Tém 3.40 3.14
pora. Anima. Dánse Ordenes. (I. P.) a
Sol en Géminis.
© Luna llena á la una y 33 ms. de la larde en Sag. Buen
tiempo.
4.35 7.19 22 Dom. La Sma. Trinidad y stas. Rita vda. Quiteria 4.53 ' 3.38'
y Julia, vgs. mrs. Bendición papal en la Trinidad.
4.34 7.20 23 Lun. La Aparicion de Santiago ap. y s. Basléio, inr. 6.48 m. 5.24
4.33 7.20 24 Mar. Stas. Afra, Susana, Marciana y Paladia mrs. 7 14 5.28
4.32 7.21 25 Miér. S. Gregorio VII papa y santa Magdalena de 7.52 5.38
Pazzis Vg.
4.32 7.22 26 Juev. ggSS. Corpus CnniSTi y s. Felipc-Neri, fun 9.48- 5.54
dador. Procesion general.
4.31 7.23 27 Vier. El venerabie Beda pbro. y S. Juan papa y mr. 10.46 6.28
4.31 7.24 28 Sab. S. Justo, cf. (f En el obispado de Vich.) 11.34 7.18
4.30 7.25 (íj Cto. m'eng. a las 9 y 29 ms. de la m. en Piscis. Revuel.
29 Dom. Sta. Teodosia, mr. 12.17 8.12 •
4.29 7.25 30 Lun. S. Fernando, rey de España. 12.54 9.18
4.29 7.26 31 Mar. Stas. Angela Merici, fda. v Petronilla, vgs. 1.12 m. 10.16
Aniversario por los fallecidos en la lucha de la liber
tad contra la tirania.
jTjrsrio.

Esle mes tiene 30 dias: [la Luna LIT* A.


Sale. Pone. » ? Salo. Pone.
4.28 7.27 1 Miér. S. Eneccn abad y s. Fortunado, cfs. 1.26 m 11.27
4.28 7. ¿8 2 Juev. Slos. Pedro, Marcelino y Erasmo, mrs. 1 1.48 12.32
4.28 7.28 3 Vier. El Smo. Corazon de Jesus , S. Isaac moo
monje y 2.12 1.38
sta. Clotilde reina.
4.27 7.89 4 Sab. S. Francisco Caracciolo, fr. 2.38 2.46
# Luna nueva á las 11 y 49 ms. de la mañ . en Gém. Vario
4.27 7.30 8 üom. S. Sancho y sia. Marcia, mrs. 2.86 3.56
4.27 7.30 6 Lun. S. Norberlo, ob. y cf. y santas Cándida y Pau 3.41 5.45
lina, mrs.
4.26 7.31 7 Mar. S. Sabiniano mr. 4.39 7. 3
4.20 7.32 8 Mier. S. Salustiano cf. y sta. Caliope, mr. G.15 7.55 n
4.26 7.32 9 Juev. Stos. Primo y Feliciano mrs. y sta. Pelagia, 5.31 9. 4
virgen y mr.
4.26 7.33 10 Vier. Stas. Margarita reina y Oliva, vg. y mr. 5.87 10. 6
4.26 7.33 H Sáb. S. Bernabé, apostol. 6.79 11.11
4.2) 7.34 12 Dom. S. Juan de Sahagun y s. Onofre anacoreta. 8.17 11.56
3 Cuarto cree, á las 1 1 y 57 ms. de la mañ. en Vir. Vientos
4.25 7.34 13 Lun. f San Antonio de Padua, cf. y sania Aquilina, 9.31 12. 2í
virgen y mr.
* 4.28 7.3i> 14 Mar. S. Basilio el Magno y S. Eliseo, profeta. 10.44 12.52
4.28 7.38 15 Miér. Slos. Vito, Modesto yCrescencia mrs. 11.49 1. Im
4.28 7.35 6 Juev. Sla. Lutgarda vg. y" stos. Quirico y Julita, 1. 3 t 1.21
mártires.
4.25 7.36 17 Vier. Stos. Manuel, Sabel é Ismael, mrs. 2. 1 1.35
4.26 7.36 18 Sab. Slos. Marcos y Marceiiano, hermanos már 3. 9 2. 1
tires.
4.26 7.36 19 Dom. Sla. Juliana de Falconeris y stos. Gervasio y 4.15 2.23
Prolasio, mrs.
#
i Luna llena á las 11 y 3 ms.de la noche en Sagit. Calor.
4.36 7.37 20 Lun. S. Silverio papa y mr. b.íl 3.39
4.26 7.37 2t Mar. S. Luis Gonzaga, cf. — Soi en Cancer.— 7. 4 4.57
Estio.
4.26 7.37 2í Miér. S. Paulino, ob. y cf. y sta. Consorcia vir 7.3Í 5.29
gen.
4.26 7.37 23 Juev. Santa Agripina- virgen y mártir. Ayuno. Vi 8.12 5.19
gilia.
4.27 7.37 24 Vier. La Natividad de San Juan Bautista. 9.13 5.31
4.27 7.38 21 Sab. S. Guillermo abad. 10. 3 5.57
4.27 7.38 26 Dom. Stos. Juan y Pablo, hermanos mrs. 10.49 6.41
@ Cuarto meng.álas 2y2im9.delat. en Aries. Buen tpo.
4.28 7.38 27 Lun. S. Zóiló mr. y S. Ladislao rey. 4 11.13 7.87
4.28 7.38 28 Mar. S. Leon II, papa y cf. Vigilia con absiinen- 11.47 8.59
cia de carne. Ayuno.
4.19 7.38 29 Mier. ggS. Pkpro y s. Pablo, apóstoles. 12. 1 10. 7
4. 29 7.37 30 Juev. La Conmemoracion de s. Pablo ap. y sta. 12.29 11. 2
Emiliana, mr.
JULIO.

SOIi. Este mes tiene 31 dias : la Luna 29. LUNA.


file. iPune. Sale. Pone.
4.30 7.37 1 Vier. S. Galo, y sta. Leonor, mr. 12.41 12.15 m.
4.30 7.37 2 Sáb. La Visitacion de Ntra. Sra. y stos. Proceso y 1. 1 m. 1. 27 1.
Martin ¡ano, mrs.
4.31 7,37 3 Dona. La preciosisima sangre de N. S. J. y s. Trifon, 1.19 2.38
mártir.
($) Luna nueva á las 11 y 33 ms. de la n. en Cáncer. Calor.
4.31 7.37 4 Lun. S. Laureano ob. y mr. y el beato Gaspar de 1.89 3.53
Bono, cf.
4.3S 7.37 5 Mar. S. Miguel de lop Santos. Ab. G. en la Trini f.ll 5.17
dad.
4.32 7.36 6 Mier. S. Isaias prof. y sta. Dominica vg. y mr. 3.13 6.35
4.33 7.36 7 Juev. S. Fermin v s. 'Odon, obs. (gg en Ta C. de Ur- 4.33 7.48
gel.)
4.34 7.36 8 Vier. Sta. Isabel, vda. reina de Portugal. 5.13 8.51
4.34 7.35 9 Sáb. S. Zecon y comps. mrs. y sta. Anatelia, vg. y 5.57 9.27
mártir.
4.35 7.35 10 Dom. S. Cristóbal y los siele'hermanos mrs. y santa 7.1* 1«.28
I Amalia.
4.36 7.34 11 Lun. S. Pio I papa y mr. y s. Abundio, pbro. y 8.39 10.67
mártir.
4.37 7.3í 12 Mar. S. Juan Gualberto abad y stos Félix y Nabor, 9.49 11.24
mártires.
Si Cuarto creciente á las 4 de la mañana en Libra. Vientos.
4.37 7.33 13. Miér. S. Anacleto, papa y mr. 10.59 11.41
4.38 7.33 14. Juev. S. Buenaventura, ob. y dr. t1.69 12. 9
4.39 7.32 15 Vier. S. Enrique emperador y s. Camilo de Lelis 1.13 t." 12.27
fundador.
4.40 7.32 16 Sáb. N. S. del Cármen y el triunfo de la sta. Cruz. 2: 5 12.39
/. P. en el Cármen.
4.40 7.31 17 Dom. S. Alejo cf. y sta. Marceiina, vg. 3.19
4.41 7.30 18 Lun. Sta. Sinforosa con sus siete hijos, mr., s. Fe 4.21
derico ob. y mr. y sta. Mariana, vg.
4.42 7.30 19 Mar. S. Vicente de Paul fr. y stas. Justa y Rufina 5.14 2.20
mártires.
@ Luna llena á las 6 y 44 ms. de la m. en Capr. Vario.
4.43 7.29 20 Miér. S. Elias prof. s. Gerónimo Emiliano fr. y san 6. 1 .3.17 •
tas Margarita y Librada, mrs.
4.44 7.28 21 Juev. Sta. Praxedes, vg. 7.48 4.29
4.45 7.27 22 Vier. Sta. Maria Magdalena, penitenta. 8. 7 n. 4.53
4.46 7.26 23 Sáb. S. Liborio ob. y cf. y sta. Erundiua, yg. Vigi 8. 33 4.54
lia. Ayuno.
Sol en Leo. —Cauj'cdu-
4.47 7.26 24 Dom. Sta. Cristina, vg. y mr. 9.13 6.53
4.47 7.25 25 Lun. gg Santiago el mayor apóstol , patron de Es 9.47 7.13
paña, y s. Cucufate, mr.
@ Cto. meng. á las 8 55 ms. de la noche en Táuro. Calor.
4.48 7.24 ífi Mar. f Santa Ana, madre dt Ntra. Sra. 10.11 7.59
4.49 7.23 27 Miér. S. Pantaleon mr.ystas. Juliana y Sempronia- 10.53 9. 5
na, vgs. mrs. (© en la ciudad de Matará.)
4.50 7.22 28 Jnev. Stos. Nazario, Celso y Victor, mrs. 11.51 10. 7
4.51 7.21 29 Vier. Sta. Marta vg. y sta." Beatriz, vg. y mr 12.14 11.16
4.52 7.20 30 Sáb. Stos. Abdon y Senen mrs. y sta. Donatila vir 12.54 12. 7
gen y mr.
4.53 7.10 31 Dom. S. Ignacio de Loyola, fr. 12. 1.41
a • :
AGOSTO.

Este raes tiene 31 dias: la Luna 29.


Sale. Pone. Sale. Pone.
4.54 7.17 1 Lun. S. Pedro ad-vincula, san Félix mártir y san 1.44 m. 2.29 t.
tas Fé, Esperanza y Caridad vgs. mrs.
4.55 7.16 2 Mar. Ntra. Sra. de los Angeles, san Alfonso Maria 2.40 4. 1
de Ligofio ob. y fund. y san Estéban papa y mártir.
—Jubileo de la Porciúncula.
@ Luna nueva á las 2 y 42 ms. de la tarde en Leo. Calor.
4.56 7.15 3 Mier. La inv. del cuerpo del protomárlirs. Estéban. 3.20 6.31
4.57 7.14 4 Juev. Sto. Domingo de Guzman, fundador. 3.49 6.33
4.58 7.13 5 Vier. Ntra. Sra. de las .Nieves. 4.27 7.38
4.59 7.1¿ 6 Sáb. La transfiguracion del Señor y stos. Justo y 4.44 7.53 n
Pastor, herms. mrs.
5. 0 7.10 7 Dom. S. Cayetano fund. y s. Alberto de Sicilia cf. 5.59 9. 5
5. 1 7. 9 8 Lun. S. Ciríaco y compañeros mrs. 7.35 9.23
5. 2 7. 8 9 Mar. S. Roman soldado mr. Vigilia. Ayuno. 8.39 9.49
5. 3 7. 7 10 Mier. -{■ S. Lorenzo diácono mr. A. G. en la Merced. 9.57 10. 7
© Cuarto cree, á las 6 y 6 ms. de la tarde en Esc. Nubes
6. 4 7. 5 11 Juev. Sta. Filomena vg. y mr. y stos. Tiburcio y 10.50 10.47
Susaoa mrs.
5. 6 7. 4 12 Vier. Sta. Clara vg., fund. 11.59 40.80
5. 6 7. 2 13 Sáb. Stos. Casiano é Hipólito mrs. Vigilia eon abs i. a t. 11.17
tinencia de carne. Ayuno.
5. 7 7. 1 14 Dom. s. Demetrio mr. v sta. Limbánia vg. 11.43
5. 8 7. 0 15 Lun. gg La Asuncion de 'Nuestra Señora. B. P. en ÍaI 12.11
san Agustin y Minimos.
5. 9 6.58 16 Mar. S. Roque y san Jacinto cfs. 4.19 12.19
5.10 6.57 17 Mier. S. Liberato abad mr. 5.17 1. 3 m
© Luna llena á la 1 y 45 ms. de la t. en Acuario. Lluvias.
5.11 6.55 18 Juev. S. Agapito mr. y sta. Elena emperatriz vda. 6. 8 1.5!
5.12 6.54 19 Vier. S. Magin mártir, s. Mariano cf. y s. Luis ob. 6.47 3. 1
5.13 6.52 20 Sab. S. Bernardo ahad y dr. y san Filiberto abad. 7.37 4.41
/. P. en las iglesias del Cisiér.
5.14 fi.gl 21 Dom. S. Joaquin padre de Ntra. Sra. y santa Juana 8.00 u. 5.11
Francisca Fremiot fundadora.
5.15 6.49 22 Lun. Stos. Sinforiano, Fabriciano y Zólico mrs.—Sol 8.16 6.57
en Virgo.
5.16 6.48 23 Mar. S. Felipe Beniciocf. y sta.Teonflamr. Vigilia. 8.39 7. 1
Ayuno.
5.17 6.46 21 Mier. ■{- S. Bartolomé apóstol. 9. 6 8. 9
(g£ Cuarto meng. á las 6 y 13 ms. de la m. en Táuro.Buen t. *
5.18 6.45 25 Juev.S. Luis rey de Francia, s. Ginés mr. y sta. Pa 9.28 9.4 4
tricia vg.
5.19 6.43 26 Vier. S. Ceferino papa y mártir. 9.47 10.19
5.20 6.42 27 Sab. S. José de Calasañz cf. y fund. v la transver 10.16 11.28
beracion del corazon de sta. Teresa de lesus vg.
5.21 6.40 28 Dom. El purísimo corazon de Maria y san Agustin 10.47 12.44
obispo y doctor. B. P. en Agustin.
5.22 6.38 29' Lun. La degollacion de s. Juan Bautista y sta Sa 11.19 1.33
bina mr.
5.24 6.37 30 Mar. Sta. Rosa de Lima vg. 42. 7 3.13
5.25 6.35 31 Mier. S. Ramon Nonato cardenal cf. (t en el obispa 2.51i 4.27
do de Solsona.) Absolucion general en la Merced.
SETIEMBRE.

nmti. Este mes tiene 30 dias : la Luna 30. LUNA.


Sale. Pnoe Sale. roña.
5.26 6.33 1 Juev. S. Gil abad, san Lupo ob. y sta. Verena vg 2.12 m. 5.19 t.
#) Luna nueva á las 6 y 17 m. de la mañ. en Virgo. Calor
3.27 6.32 2 Vier. S. Antolin nir. y s. Esteban rey y cf. 3.37 6.13
6.28 6.30 3 Sab. S. Simeon Esülila y sta. Sera pia vg. v mr. 4.39 7.18
6.29 6.29 4 Dom. Ntra. Sra. de la Consolacion y stas. Cándida, 5.14 7.31
Rosalia y Rosa de Viterbo.
5.30 6.27 5 Lun. S. Lorenzo Justiniano ob. y sta. Obdulia vg. 6. 2 7 .Til
5.31 6.25 6 Mar. S. Onesiforo y s. Fausto mrs. 7.33 8.15 h.
6.32 6.23 7 Mier. S- Augustal ob. y sia. Regina vg. y mr. 8.49 8.39
5.33 6.22 8 Juev. gg La Natividad 'de Ntra. Sha. y s. Adrian 9.57 9. 3
mártir.
5.34 6.20 9 Vier. San Gorgonio mr. y el beato Pedro Claver cf, 11. 3 9.27
X Cuarto cree, á las 5 y 59 m. de la mañ. en Sagit. Vario.
5.35 6.18 10 Sáb. S. Nicolás de Tolentino cf. y sta. Pulqueria 11.57 9.B1
emperatriz.
5.36 6.17 11 Dom. El dulce Nombre de Maria y stos. Proto y Ja 1. 9 t. 10.14
cinto mrs.
5.37 6.15 12 Lun. Slos. Leoncio y Teódulo mrs. 2.13 10.59
5.38 6.13 13 Mar. Slos. Eulogio y Amado ohs. y cfs. 3.15 11.53
5.39 6.11 1 4 Miér. La Exaltacion de la Sia. Cruz y s. General m 4. 3 12.35
5.40 6.10 15 Juev. S. NicomeJes y sta. Melilina mrs. 4.53 1. 3 m.
Luna llena a las 9 y 17 m de la noche en Piscis. Nub
5.41 6. 8 Vier. Slos. Cornelio papa y Cipriano mrs. y santa 5.19 1.57
Edita vg.
5.42 6. 6 17 Sab. La impresion de las llagas de s. Francisco, san 5.67 3.19
Pedro Arbues mr. y s. Lamberlo ob. y mr.
5.43 6. 5 18 Dom. Los Dolores gloriosos de Ntra. Sra.,sto. To 6.52 4.12
más de Villanueva y s. Ferreol mr.
5.44 6. 3 19 Lun. Slos. Genaro ob., s. Desiderio lector y santa 7.27 5.37
Constancia mrs.
5.45 6. 1 1 Mar. S. Eustaquio y compañeros mrs. 7.43 6. 7
Vigilia. Ayuno.
5.46 6. 0 21 Miér. t S. Maleo apóstol y sta. Ifigenia vg. 8.11 n. 8. 9
Témpora. Ayuno. (1. P-)

5.47 5.58 8.33 8.17


ncio y com paneros.
3 Cuarto meng. a las 7 y 3 m. de la noche en Gém. Lluv.
5.48 5.56 H Vier. f Sta. Tecla vg. y mr. y s. Lino papa v mar 8.46 8.22
Témpora. Ayuno. (I. P.) Sol en Lib. Otoño.
5.49 5.54 , Sáb. Ntra. Sra. de las Mercedes y el beato Dalmacio 8*59 10.35
Monner cf. Témpora. Ayuno, üanse Ordenes. (I. P.l
Absolucion general en la Merced.
5.50 5 53 I Dom. Sta. Maria de Cervelló ( vulgo del Socós J y 9.19 11.47
sanias Aurelia y Neomisa vgs.
5.61 5.51 • Lun. S. Cipriano y sia. Justina vg. y mrs. 10.12 1. 1 t.
5.52 5.49 Mar. Slos. Cosme y Damian hermanos y Adolfo mrs. 11.11 2.17
5.53 5.48 12.27 3.23
5.54 5.46 1. 3 m. 4.15
en los Minimos.
5.55 5.44! 1.35 4.59
(
Este mes tiene 31 dias : la Luna 30. Lima,
Sale. Pone. Sale. Pone.
B.56 5.42 1 Sab. El sto. Angel custodio del reino de España y 2.52 m. 5.3* t.
san Remigio ob. y cf.
5.57 5.41 2 Dom. Ntra. Sra. del Rosario, los slos. Angeles de 4. 5 6. 2
Guarda y san Leodegario ob.
B.58 6.39 3 Lun. S. Cándido ob. mr. y s. Gerardo abad. 5. 2 6.18
6. 0 5.37 4 Mar. S. Francisco de Asis fund. Gala con uniforme 6.29 6.87
por dios de S. M. el rey.
6.' 1 5.36 5 Miér. Slos. Froilan ob. y cf. y Plácido rar. 7.36 7. 7
6. 2 5.34 6 Juev. S. Bruno f., s. Emilio mr. y sta. Fe vg. y mr. 8.43 7.25
6. 3 5.32 7 Vier. S. Marcos papa, s. Auguslo'cf. y sta. Ernestina 9.49 7.82
6. i 5.31 8 Sáb. Stas. Brigida vda. y Reparada vg. y mr. 10.68 8.19
" Cuarto cree, á las 3 y 46 m. de la tarde en Capr. Vario
6. S 5.29 Dom. Ntra. Sra. del Remedio, s. Dionisio obispo y 21.59 8.48
mr. y santa Publia abadesa.
6. 6 6.27 10 Lún. S. Francisco de Borja y s. Luis Beltran cfs. 1. 2 9.49
Gala con uniforme por cumpleaños de la reina nuestra
señora doña Isabel II.
6. 7 5.26 11 Mar. Sta. Placidia vg. 2. 1 10.39
6. 8 5.24 12 Miér. Ntra. Sra. del Pilar de Zaragoza ys. Serafín 8.51 11.37
confesor.
6. 9 5.23 13 Juev. S. Eduardo rey y sta. Celedonia vg. 8.29 12.39
6.10 5.21 14 Vier. S. Calixto papa y mr. y sta. Fortunata vir 4. 7 1. 3 n.
gen y mártir.
8.12 5.20 18 Sáb. Sta. Teresa de Jesus vg. fund. compatrona de 4.35 1.13
las Españas. I. P. en el Cármen.
© Luna llena á las 6 y 24 m. de la mañ. en Aries. Vient.
6.13 5.18 16 Dom. S. Galo abad y la beata Maria de la Encar 5. 3 2.88
nacion vg.
6.a 5.16 17 Lún. Sla. Eduvigis duquesa de Polonia vda. 5.24 4.32
6.15 5.15 Mar S. Lucas evangelista. 6.10 5.58
6.16 5.13 Miér. S. Pedro de Alcántara fund. 6.31 6.18
6.17 5.12 Juev. S. Juan Cancio cf. y sta. Irene vg. y mr. 6.46 7.42
6.18 5.10 Vier. Sla. Ursula y las once mil virgenes y mrs. 7.12 n. 9.33
6.20 5. 9 Sáb. Sta. Maria Salomé vda. y sta. Córdula mr. 7.34 10.49
(7 Cto. meng. á las 11 y 36 m. dela m. en Cáncer. Revuel.
6.21 5. 8 23 Dom. S. Pedro Pascual ob. y mr. y s. Juan Capis- 8.25 11.42
trano cf.
Sol en Escorpio.

6.22 5. 6 24 Lun. El arcángel S. Rafael, s. Bernardo Calvó ob. y 9.28 12. 3


cf. y s. Martirian ob. y mr. Patron de Bañolas.
6.23 5. 5 25 Mar. Stos.Crispiny Crispiniano ms. y sta. Daria mr. n.19
6.24 5. 3 26 Miér. S. Evaristo papa y mr. y stos. Luciano y Mar 12.41
ciano mrs. (f en la ciudad de Vick.)
6.2B 5. 9 ' Juev. Stos. Vicente, Sabina y Crisleta mártires de 12.58
Avila. Vigilia. Ayuno.
6.27 5. 1 28 Vier. f S. Simon y S. Judas Tadeo apóstoles. 1.12 m.
6.28 4.59 29 Sáb. f S. Narciso ob. y mr. 2.27
• 4.58 30 Luna
6.29 Dom. S. Claudio mr.
nueva á las 3 y 37 m. de Ta tarde en Escor. Vario.
3.36
6.30 4.87 1 Lún. S. Quintin mr. y sta. Lucila vg. y mr. 4.59
Vigilia, hyuno.
SOL. Este mes tiene 30 dias : la Luna 30.
Sale. Pone. Sale. Pone.
6.31 4.56 Mar. j¡B La fiesta de todos los santos. 6. 7m. 5.27 t.
6.33 4.54 Miér.. La Conmemoracion de los fieles difuntos y 6.28 6.10
sta. Eustaquia vg. y mr.
6.34 4.53 3 Juev. Los innumerables mártires de Zaragoza y san 7.47 6.24
Armengol ob. y cf. (© en el obispado de Urgel.)
6.35 4.52 4 Vier. S. Cárlos Borromeo cardenal ob. y cf. y san 8.54 6.33
ta Modesta vg.
6.36 4.51 5 Sáb. S. Zacarias y sta. Isabel, padres del Bautista. 10. 2 7. 3
6.37 4.50 6 Dom. S. Severo ob. y mr. ys. Leonardo abad y cf. 10.55 7.41 n.
¿5) Cuarto cree, á las 12 y 2 m. de la n. en Acuario. Lluv.
6.39 4.48 7 Lun. S. Florencio ob. y cf. y sta. Carina mr. 11.17 8.27
6.40 4.47 8 Mar. Los santos cuatro mártires coronados. 12. 2 9.22
6.41 4.46 9 Miér. La Dedicacion de la iglesia del Salvador en 1.21 10.26
Roma y san Teodoro mr. (gg en Balaguer el Santo
Cristo.)
6.42 4.45 10 Juev. S. Andrés Avelino cf. y sta. Trifosa. 2. 6 11.27
6.44 4.44 11 Vier. S. Martin ob. y cf. y s. Mena mr. 2.42 12.38
6.45 4.43 12 Sáb. S. Martin papa y mr. y s. Diego de Alcalá cf. 2.57 1.00 m
6.46 4.43 13 Dom. £1 Patrocinio de Ntra. Sra.,s. Estanistao de 3.29 1.56
Rosta y s. Homobonocf. 1. P. oyendola misa mayor.
@Luna llena a las 5 y 41 m. de la t. en T. Escarchas.
6.47 4.42 14 Lun. S. Serapio mr. y sta. Veneranda vg. y mr. 4. 2
Absolucion general en la Merced.
6.48 4.41 15 Mar. S. Eugenio ob. y mr. y s. Leopoldo empera 4.47
dor confesor.
6.50 4.40 16 Miér. S. Rufino y compañeros mártires. 5.29
6.51 4.39 17 Juev. S. Gregorio Taumaturgo ob., s. Hugon ob.■ 5.39
sta. Gertrudis la Magna y stos. Acisclo y Victoria her
manos mártires.
6.52 4.38 18 Vier. S. Máximo ob. y s. Odon abad confesores. 5.52
6.53 4.38 19S áb. Sta. babel reina de Hungria vda. Gala con uni 6.12
forme por Utas de S. M. la Reina doña Isabel II.
6.54 4.37 20 Dom. S. Félix de Valois cf. y fund. 7. 8
Absolucion general en la Trinidad.
6.56 4.36 21 Lun. La Presentacion de Ntra. Sra. 8. 3 n.
(¡£ Cto. meng. á las 7 y 25 m. de la m. en Lee. B. tiemp
tiempo.
6.67 4.36 22 Mar. Sta. Secilia vg. y mr. 9.24
Sol en Sagitario.
6.58 4.35 23 Miér. S. Clemente papa y sta. Lucrecia vg. y mrs 10.36 112.51
6.59 4.35 24 Juev. S. Juan de la Cruz y sta. Flora vg. y mr. 11.42 I 2.39
7. 0 4.34 25 Vier. Sta. Catalina vg. y mr.
Absolucion general en la Trinidad y Merced. 12.59 j 2.58
7. 1 4.33 Sáb. Los desposorios de Ntra. Sra.— Ciérranse las | 1. 6
velaciones.
7. 2 4.33 27 Dom. 1 de adviento. (1. P.) S. Facundo y Primitivo 2. 6 m.
mártires.
7. 4 4.33 28 Lun. S. Gregorio III papa y cf. Gala con uniforme 3.42
por cumpleaños de S. A. R. el Príncipe de Asturias.
7. 5 4.32 29 Mar. S. Saturnino ob. y mr. y sta. Iluminada vg. 4.36
Vigilia, ayuno.
) Luna nueva á las 7 y 26 m. de lá mañana en Sag.
, Vientos.
7. 6 4.32 30 Miér. fS. Andrés apóstol. 8.56
i
DICIEMBRE.

SOI/. Este mes tiene 31 dias : la Luna 30. LUNA.


tale. Pone Sale.

7. 7 í 31 1 Juev. S. Eloy ob. y cf. y sia. Natalia mr. 6.34 m.


7. 8 4 31 2 Vier. Stas. Bibiana, Ádria, Paulina y Aurelia mrs. 7.32
7. 9 4.31 3 Sáb. S. Francisco Javier cf. 8.46
7.10 4-31 4 Dom. 11 de adviento. (I. P.) Sta. Bárbara vg. y mr. y 9.52
s. Pedro Crisólogo ob. y dr.
7.11 4.31 5 Lun.S. Sabas abad y sta. Cristina mr. 10.56
7.12 4.31 5 Mar. S. Nicolás de Bari ob. y cf. 11.19
£i) Cuarto cree, á las 7 y 42 m. de la m. en Piso. Lluvias.
7.13 4.31 7 Miér. S. Ambrosio ob. y dr. 11.57
7.14 4.31 8 Juev. vg La Purisima Concepcion de N. S. patrana 12.28 "
de España y sus Indias. (1, P. en tas iglesias de Nues
tra Señora. Absolucion general en la Merced.
4.31 9 Vier. Sla. Leocadia vg. y mr. 12 54
4.31 10 Sáb. Ntra. Sra. de Lorelo y sta. Eulalia de Mérida 1.22 t.
virgen v mártir.
4.31 1 1 Dom. lll de adviento. (I. P.) S. Dámaso papa y cf. 2 40
4 31 12 Lun. S. Sinesio lector mr. 2.58
4 31 13 Mar. Sta. Lucia vg. y mr. 3.17
© Luna llena á las 7 y 21 m. de la mañana en Gém. Re
vuelto.
4.31 14 Miér. S. Nicasio ob., su hermana sta. Eutropia vir 3.53
gen y mr. y s. Pompeyo ob. Témpora. Ayuno. (1. P.)
15 Juev. S. Eusebio ob. y mr. 4.39
16 Vier. Sla. Albina vg. y mr. Témpora. Ayuno. (In- 4.56
dul. píen.)
4.32 17 Sáb. S. Lázaro ob. y cf. y sta. Yivina vg. Témpora.
Ayuno. Dánse órdenes. (I. P.)
18 Dom. IV deadviento. (I. P.) Nlra. Sra. de la O. 5.38
19 Lun. S. Nemesio mr. y sta. Fausta. 6.40 n.
20 Mar. Slo. Domingo de Silos abad. Vigilia. Ayuno. 8. 5
21 Miér. t Santo Tomás apóstol. 9.23
(¿Cuarto meng. á las 5 y 11 m. de la maíiana en Virgo.
Nieves.
4.35 22 Juev. S. Zenon soldado mr. 10.39
Sol en Capricornio. Invierno.
23 Vier. Sta. Victoria vg. y mr. ys. Sérvulo pobre pa 11.48
ralitico confesor.
2i Sáb. S. Delfín ob. y sta. Tersilla vg. Vigilia. Ayu 12.58
no con abstin. de carne.
Visita general de cárceles.— Ciérranse los tribunales
4.36 25 Dom. La Natividad de Nuestro Señor Jesucristo. 1.13 m.
(I. P.) B. P- en San Agustin y Minimos.
37¡26 Lun. 88 S. Esteran photomártir. (I. P.) B. f.enel 2. 5
Cármen.
4 27 Mar.+ San Juan apóstol y evangelista. (I. P.) 3.21
7.26 4 28 Miér. t Los Santos inocentes, ll. P.) 4.16
® Lupa nueva á las 9 y 30 m. de la n. en Capr. Frios.
7.26 4 29 Juev. Sto. Tomás Cantuariense ob. y mr. 5.42
30 Vier. La traslacion de Santiago apóstol y sta. Ani- 6.52
sia martir. -V ■ '
4.41 31 Sáb. f S. Silvestre papa y cf. y sta. Coloma virgen 7.12
y mártir.
ALMANAQUE LITERARIO

DEL

CUATRO PALABRAS AL LECTOR.

Instruir al pueblo es enaltecerle y educarle para la libertad. Instruir al pueblo es


dilatarla esfera desus gratas fruiciones, enriquecerle con un valioso patrimonio, des
armarle de bastardos instintos, purificar su entendimiento y señalarle los derroteros de
la civilizacion. Instruir al pueblo es despertar en su alma elevados estimulos, preservar
le de fútiles arrogancias y despechos inmotivados , comunicarle temple y serenidad en la
desdicha , y fortalecerle contra los azares de la vida real.
Instruir al pueblo es recordarle la alteza de su origen y devolverle los titulos de su
dignidad; es encender en su corazon un ardor inextinguible de mejoramiento y de pro
greso; es reintegrar al individuo en la conciencia de sus deberes y romper los lazos de
toda oprobiosa servidumbre; es levantar su ánimo descaecido y enervado; es reconciliar
le con el órden social, y defender su espiritu enfermo de aviesas inclinaciones. Instruir al
pueblo, en una palabra, es disipar la lumbre fascinadora de las utopias, y emancipar al
nombre del doble yugo de la ignorancia y de la corrupcion.
Por esto la literatura popular, fecunda y deleitosa como ninguna, tiene por donde
quiera aventajados cultivadores, y es el mas brillante ensueño de las modernas socieda
des. Desde Alejandro de Humboldt, el gran coloso de Alemania, que siendo, como dice
un escritor francés, el más poeta de los sabios, era al mismo tiempo el más sábio de los
poetas, hasta Lord Brougham , Audiganne , Lamartine y Julio Simon, que han com
puesto inolvidables páginas de literatura popular, autores de subido quilate y esclarecido
renombre llevan la antorcha de la verdad y de la ilustracion hasta la morada del obrero,
y custodian el arca santa de Jos intereses morales contra el remolino de las malas pasio
nes. Y tambien en España se verifican de tarde en tarde plausibles ensayos de este géne
ro, siendo de celebrar, bajo todos conceptos, que inteligencias tan superiores como las de
Balmes y Martinez de la Rosa, lejos de desdeñar esta forma de composicion, siguiesen sus
pasos con amorosa complacencia y conquistaran en su campo tal vez los mas hermosos
y fragantes laureles de su corona literaria.
— 18 -
Ahora bien ; el Ateneo Catalan, que habiendo nacido para el desenvolvimiento de los
intereses del pais busca solicitamente las ocasiones de favorecerlo ; que teniendo escrito
en su blason cientifico el mote sagrado de progreso, viene llamado naturalmente á dilatar
por todos los medios que están á su alcance la esfera de los conocimientos útiles, no po
dia olvidar, en manera alguna, este género de composicion popular, ni los brillantes
resultados que generalmente produce su cultivo.
Acordada por la Junta Directiva del Ateneo la publicacion de un Almanaque literario,
se ha dirigido un amistoso llamamiento á los distinguidos escritores con que se honra
el nuevo Instituto, y el resultado de la invitacion es el modesto ensayo que hoy presen
tamos al público barcelonés.
La filosofia moral, la economia pública y privada, las nociones juridicas elementales
que los franceses apellidan derecho comun ó usual ; la higiene y el arte, la historia —asi
nacional como local— episodios novelescos y biografias de hombres ilustres , cuentos y
máximas morales, poesias y leyendas catalanas, unas y otras estrangeras, bien que refun
didas y españolizadas, etc., todo tiene su representacion en este libro.
Esplicado el objeto que ha presidido á su redaccion, son ya necesarias pocas palabras
para que se comprenda su importancia.
Si es bello y laudable siempre propagar la verdad haciendo irradiar sus apacibles res
plandores hasta la vivienda del operario, fuerza es reconocer que la utilidad de la em
presa sube de punto cuando se alcanzan dias de prueba para el orden social, en que los
vértigos del materialismo conturban los espiritus mejor templados y una insidiosa pro
paganda cubre de tinieblas la misma mansion del proletario. Cierto que para combatir
este mal son el mas poderoso antidoto el desarrollo dolos intereses legitimos y los ejem
plos prácticos de virtud y de civismo; pero ¿será justo renunciar de todo punto á la
propaganda literaria en interés de la verdad, cuando el error la emplea precisamente co
mo el arma mas fuerte é irresistible para zapar los cimientos de la propiedad y la fami
lia, y seduce á los incautos repartiéndoles el fruto de la impiedad en dorados canastillos?
Con razon se ha dicho ántes de ahora —y es una proposicion que el tiempo acredita
con sus enseñanzas—, que la tibieza y el descuido en la defensa de la verdad son, hasta
cierto punto, un pacto de alianza con el error.
No es fácil en publicaciones literarias como la presente conservar siempre la unidad
y cohesion que algunos lectores deseáran. Téngase en cuenta, sin embargo, que al tra
vés de variadas aspiraciones palpita constantemente un sentimiento elevado en las pági
nas de este libro, siendo este el de amor y consideracion á la clase que ha sabido ins
pirarlo.
Ántes de concluir debemos hacer otra advertencia en orden á la forma literaria del
Almanaque, que, á pesar de su objeto'principal, quizás no siempre se presenta adecuada á
la cortedad y pocos alcances de la clase menesterosa. Para atenuar esta falta—si realmen
te existe— , téngase en cuenta que es tarea por demás dificll lade cosechar ópimos laureles
en el campo de la literatura popular; que la claridad y la sencillez constituyen precisa
mente el último de los triunfos de la verdadera ciencia, y que, como decia en su pinto
resco lenguage el inolvidable literato español D. Alberto Lista , «El cantor jóven y vigo
roso, dotado de una voz de grande alcance, hace mayores esfuerzos cuando tiene que re
primirla que cuando logra desplegarla en toda su estension.»

José Leopoldo Feu.


LA SABIDURIA.

Ornamento de oro es la doctrina para el


prudente , y como brazalcto de oru en el
braio derecbo.
(ECLIslisTICO, zzi, Si.)

Que la ilustracion se ha generalizado estraordinariamente en el siglo que corremos,


es una verdad , acerca de la cual no puede caber la menor dada. La ciencia, abando
nando las alturas de la abstraccion , se ha hecho más comunicativa , más práctica , más
visible á los ojos vulgares : el vapor, la electricidad , la imprenta y las instituciones po
liticas reinantes facilitan el comercio de las ideas de una manera que asombra: el pen
samiento y la palabra recorren con las alas del rayo toda la redondez de la tierra, y co
mo el vasto Océano la circundan.
Por otra parte, en ninguna época de la historia habia sido la ciencia tan respetada,
tan adulada , tan altiva , tan influyente , tan temida , tan ambicionada, tan ávidamente
codiciada. Hoy disputa á la nobleza sus preclaros timbres ; al oro y á la fuerza su po
der : pide cuenta de su derecho á las potestades del mundo : y cegada, extraviada por las
sugestiones del orgullo , ni lo humano respeta, ni perdona lo divino. Y no es el apacible
contentamiento que en el espiritu infunde la sosegada contemplacion de la verdad lo que
la muchedumbre apetece y solicita. Suena de continuo en sus oidos que la ciencia hoy
es oro , poder , libertad, gloria, y como las vanas especies de estos mundanales bienes
con su cebo la atraigan , y con su falso brillo la fascinen , de ahi se sigue esa inquietud
del ánimo, esa punzante comezon de saber y de ostentacion de saber, que tan cruelmen
te la hostiga y desazona.
De tal modo se encarecen y doran las ventajas que la instruccion proporciona , tan
tas y tan poco comedidas alabanzas se han prodigado á la sabiduria de nuestro siglo,
asaz presuntuoso, tanto empeño manifiestan, tantos desvelos emplean las escuelas filo
sóficas, los bandos politicos, los gobiernos, las corporaciones y los individuos en difun
dir y popularizar los conocimientos humanos , que no seria de admirar que el pueblo
sencillo y rudo llegare á formarse de las preeminencias y tesoros de la ciencia, un con
cepto exagerado, erróneo y funesto, como el que tantas y tantas veces se ha formado y
se forma de los privilegios y bienes de una ilimitada libertad.
Por lo tanto, los que no intentamos adormecer al pueblo con el blando sonido de en -
ganosas palabras sino facilitarle algunas modestas y útiles nociones cientificas , al ha
blarle de los progresos y dignidad de la ciencia, debemos hablarle tambien, y muchisimo,
de los graves obstáculos que la razon encuentra, de sus frecuentes tropiezos y desastro
sas caidas, de su tasada jurisdiccion y angostos limites. Conviene repetirle una y mil ve- .
— 20 -
ees, que sobre toda humana ciencia'existe una sabiduria, compañera inseparable del te
mor de Dios, que no es luz de la tierra, sino resplandor y gracia del cielo, y que esta su
perior y celestial lumbre es la única que puede fortalecer y dirigir nuestros pies vaci
lantes por el arduo y azaroso camino de la verdadera felicidad y del cumplimiento de
nuestro fin verdadero.

I.

Pocas son las verdades que por los esfuerzos de su flaca razon el hombre adquiere, si
las comparamos con lo mucho que ignora y se le presenta rodeado de impenetrables ti
nieblas. Y la adquisicion de estas livianas verdades, que como destrozos del naufragio
flotan perdidas sobre las turbulentas ondas de sus vanos pensamientos, cómpralas á pre
cio de largas noches de soledad y afanes, de hambre y sed, de inextinguibles deseos, de
malogradas esperanzas, de errores sin cuento ni medida.
«Vi la afliccion que dio Dios á los hijos de los hombres para que se llenen de ella.
Todas las cosas hizo buenas, y entregó el mundo á la disputa de ellos, para que el hom
bre no halle la obra que hizo Dios desde el principio hasta la fin (1). Solamente hallé es
to; que Dios hizo al hombre recto, y él se mezcló en infinitas cuestiones (1). Y entendi
que el hombre no podria hallar ninguna razon de todas las obras de Dios, de aquellas
que se hacen debajo del sol; y cuanto más trabajare en buscaira, tanto menos la hallará:
aunque dijere el sabio que él lo sabe, no lo podrá encontrar (3).»
Las mismas ciencias fisicas, que en opinion de los que superficialmente juzgan de
las cosas, parecen haber tocado ya la meta ansiada, á medida que aprenden á descifrar y
leer con más claridad el santo nombre de Dios en el gran libro de la naturaleza, más hu
mildemente se inclinan y tiemblan ante los inescrutables sentidos de sus tan hermosas
páginas. ¿Qué importa, que registren las propiedades de la materia, los efectos de la
atraccion, de la electricidad, de la luz, del calórico? ¿Qué vale que midan un brevisimo
punto de la inmensidad de los cielos? Leve chispita (4) de duro pedernal arrancada es esa
lumbre y claridad suya que cien lenguas cantan. Cuando el hombre visitase las profun
didades del mar y las entrañas mismas de la tierra, cuando pudiese recorrer sin óbice al
guno los inmensurables espacios que el telescopio alcanza, y los que su imaginacion se
forja, ni aun entonces sabria decir qué es atraccion, qué es electricidad, qué es luz, qué
es calor, que es materia, qué es espiritu, qué es vida, qué es muerte. Conoceria algu
nos fenómenos más, sorprenderia algunas analogias más, fundaria algunas hipótesis má?,
inventaria algunos vocablos más; pero la esencia y la causa se escaparian de sus miradas
y raciocinios: ni llegaria á crear un solo átomo, ni acertaria á destruirlo. Las sombras
de su humana naturaleza le saldrian al paso constantemente, y en las estrellas más dis
tantes é inaccesibles, allá encontraria el misterio, de la misma manera que lo encuentra
en la imperceptible particula de polvo que por la tierra se arrastra.
«La arena del mar y las gotas de la lluvia, y los dias del siglo , ¿ quién los contó (5)?»
¿Y qué es de la sabiduria del hombre, cuando extinguida la antorcha de la fe, arrolla
da el alma dentro de si, huérfana, sola, perdida en los silenciosos abismos de la con-

(1) Eclesiastes, m, 10 y 11.


(2) Eolesiastes, vil, SO.
(3) Eclesiastes, \ni, 17.
(4) Eclesiástico, xlii, 23.
(5) Eclesiástico, I, 2.
- 21 —
ciencia, espeluznada de terror, se pregunta lo que es, cuál es su principio, cuál es su fin?
«¡Oh ciego y miserable entendimiento del hombre! no busques cosas mas altas que tú,
y no escudriñes cosas mas fuertes que tú; mas las que Dios te mandó, piénsalas siempre,
y en muchas cosas no seas curioso, porque no tienes necesidad de ver por tus ojos aque
llas cosas que están escondidas (1). «No quieras saber más que es menester, porque no
quedes atónito (2). No te alces en el pensamiento de tu corazon como un toro, no acon
tezca que sea estrellada tu fuerza por tu locura, y ella coma tus hojas, y eche á perder tus
frutos, y te deje como un árbol seco en el yermo (3). Quien se apoya en mentiras, éste
se alimenta de los vientos, y éste mismo sigue á aves que vuelan (4). »
lOh vanos doctores del error! Decidle al pueblo que vuestra razon orgullosa, en pre
sencia del inevitable absurdo, concluye por negarse á si misma; decidle con palabras in
teligibles, que el aire que nos hiere el rostro y los astros que nos alumbran, son el sue-
fio de un sueño; decidle que su inmortal espiritu, imágen de Dios, es una fuerza de la
materia combinada, ó el Dios ignoto que va formándose y creciendo en los antros de esta
misma materia; decidle que la inefable armonia del arpa santa, que forma el universal
concierto de las criaturas, es obra del vendabal que pasa; decidle que esta es la famosa
conquista de tantos siglos de afan y trabajos, el premio de tan halagüeñas esperanzas y
de tan largas promesas, y se reirá de vuestros insensatos pensamientos, de vuestras va
nidades y de vuestras palabras (5).
Pero envueltos semejantes absurdos en la vistosa nube de un lenguaje incomprensi
ble, imponen á la novelera muchedumbre, que fácilmente admira lo que no entiende, y
de ello se enamora. La fe, ingénita en el corazon humano, cuando desvia sus miradas del
cielo, se arrastra por el fango, y se convierte en credulidad estúpida. Los hechos que
atormentan el temeroso ji cio del sábio, y levantan la contradiccion y la duda en las es
cuelas, cree el vulgo comprenderlos y ahondarlos, cuando la interesada adulacion regala
sus oidos, divinizando su razon, asegurándole que nacen Iguales los entendimientos, y
que debajo de la corteza de unas pocas y sucintas frases, se encierra el secreto y la clave
de lodo saber y conocimiento. Ofrécente un nuevo derecho, una moral nueva, una reli
gion nueva, una sociedad nueva, y para colmo y remate, una nudva lengua universal, y
la novedad le seduce y cautiva. El necio que presumiendo de despreocupado y discreto,
niega á Dios mismo el poder de hacer milagros , pide consejos á las mesas y á los
muertos , y cree á pié jaulillas que la mágica palabra del hombre ha de convertir en
vergel de nunca marchitas flores este hondo valle de lágrimas y tinieblas en que vi
vimos.
La mas clara de las ciencias, la ciencia de la cantidad, exige una cultura intelectual
y un esfuerzo de abstraccion de que se considera incapaz el vulgo ; y sin embargo ,
en pomposas páginas se pretende enseñar á este mismo vulgo las leyes del desen
volvimiento de la humanidad, lo pasado y lo porvenir, la complicada ciencia social, la
cosmologia, la metafísica, la teologia. Y para esto se contraminan sus creencias, y so
rasga y despedaza la doctrina y la esperiencia de sus mayores. Y cuando el vacio reina
en su alma, entónces la utopia, la estravagancia, el sofisma, los errores todos en tropel
asaltan impunemente la desmantelada ciudadela.
«Las entrañas del fátuo, como la rueda de un carro; y como el eje que dá vueltas, su
pensamiento (6): su corazon, como vasija cascada, y no retendrá nada de sabiduria (7).

[i] Eclesiástico, ni, 22 y 23.


(I) Eclesiástico, vil, 17.
(3) Eclesiástico, ti, 2 y 3.
(4) Proverbios, x, 4.
(5) Eclesiastés, v, 6.
(6) Eclesiástico, wuii. 5.
(7) Eclesiástico, xxi, 17.
— 22 —
La sabiduria es para el necio como casa demolida, y la ciencia del insensato consiste en
palabras inesplicables (1).»
Y la ciencia humana, escasa como es, ¿qué hombre'aacido es capaz de abarcarla? «El
que está asido al arado y vuelve los surcos, el herrero sentado junto al yunque, el alfa
rero que atento á su obra dá vueltas á la rueda con sus piés, el menestral, el arquitec
to, el que grava las figuras de los sellos, aplicado su corazon á la obra, ¿qué altas filo
sofías podrán investigar? Todos estos esperaron en sus manos, y cada uno es sábio en su
arte. Sin todos estos no se edifica la ciudad. Sobre silla de juez no se sentarán, y las or
denanzas judiciales no entenderán, ni declararán reglas de moralidad ni de derecho, ni
en proverbio serán hallados; mas sostendrán las cosas temporales, y sus oraciones serán
sobre la obra de su arte, aplicando su alma á estudiar la ley del Altisimo (2),»

u.

«Toda sabiduria es del Señor Dios y con Él estuvo siempre, y está antes de los siglos
(3): la creó en el Espiritu Santo, y la vió, y la contó, y la midió; y la derramó sobre todas
sus obras y sobre toda carne segun su don: y la dió á los que le aman (4). El Señor es
lumbre contra la ignorancia y salud contra la impotencia (5): Él es guia de la sabiduria,
y Él enmendador de los sábios. En su mano estamos nosotros, y nuestros discursos, y
toda nuestra sabiduria, y la ciencia de las obras, las reglas de la vida (6).»
«La raiz de la sabiduria, sus astucias, su disciplina y sus muchas entradas nadie sino
el Altisimo Creador Omnipotente las conoce (7J; porque el Verbo en las alturas es la fuente
de la sabiduria, y sus entradas son los mandamientos eternos (8).»
El temor de Dios es el principio (9), la raiz(10). la corona, (11), y la plenitud de la sabi
duria (12), y la religiosidad (13) de la ciencia, y como paraiso de bendicion (14). Deleitará
el corazon del justo, le dará gozo, alegria y longitud de dias, y en el dia de su muerte
será bendito (15). El que está sin temor no podrá ser justificado; porque la ira que le dá
brios, es la reina de él (16). Mejores el hombre que es menguado de saber y falto de cor
dura, pero timorato, que el que tiene grande juicio y traspasa la ley del Altisimo (17). El
amor de Dios es sabiduria gloriosa (18).»

(1) Eclesiástico, xu, 21.


(2) Eclesiástico, xxxvui, 25 al fin.
(3) Eclesiástico, I, 1.
(4) Eclesiástico, i, 9 y 10.
(5) Salm. 29.
(6) Sabid. vil, 15 y 16.
(7) Eclesiástico, i, 6 y 7.
(8) Eclesiástico, i, 5.
(9) Eclesiástico, i, 16.
(10) Eclesiástico, i, 25.
(11) Eclesiástico, i, 22.
(12) Eclesiástico, I, 20.
(13) Eclesiástico, i, 17.
(14) Eclesiástico, XL, 28.
(15) Eclesiástico, i, 12, 13 y 19.
(16) Eclesiástico, i, 38.
(17) Eclesiástico, xix, 21.
(18) Eclesiástico, i, 14.
- 23 -
«Los que temeis á Dios agradad su misericordia, y do os aparteis de Él, porque no
caigais. Los que temeis al Señor, creed en Él, y no será vano vuestro galardon. Los que
temeis al Señor, amadle, y serán iluminados vuestros corazones (1): seguidle y no an
dareis en tinieblas, mas tendreis la lumbre de la vida (2).»
«Dios desde el principio crió al hombre libre, y le dejó en la mano de su consejo, aña
dió sus mandamientos y preceptos, puso delante de él el agua y el fuego, la vida y la
muerte, el bien y el mal; y lo que le pluguiere, le será dado (3).»
«Está firme en justicia y en temor, prepara tu alma á la tentacion, humilla tu corazon,
y sufre, inclina tu oreja, y recibe palabras de entendimiento,no te apresures en el tiempo de
la obscuridad, no te impacientes (4), ten confianza en el Señor, y no te apoyes en tu pru
dencia, no seas sábio en tu opinion, teme á Dios y apártate de lo malo en todos tus cami
nos, pon tu pensamiento en Él, y Él mismo enderezará tus pisadas (5): te mostrará el ca
mino de la sabiduria, te guiará por las sendas de la equidad, en las cuales, despues que
hubieres entrado, no se estrecharán tus pasos, y corriendo no tendrás tropiezo (6). En-
tónces entenderás la justicia y el juicio, y la equidad de toda buena senda (7); entónces
la sabiduria, que andará contigo en la tentacion, despues de haber traido sobre ti temor
y miedo, y prueba, despues de haberte afligido en la tribulacion de su doctrina, y de ha
berte probado en tus pensamientos, y de haberse fiado de tu alma, te afirmará, y vendrá á
ti por camino derecho , y te alegrará, y atesorará sobre ti la ciencia y la inteligencia de
la justicia (8). En el fuego es probado el oro y la plata; mas los hombres aceptables, en el
horno de la humillacion (9). El alma del varon santo descubre algunas veces la verdad
mejor que siete centinelas que están en alto para atalayar (10).»
«Los pensamientos perversos apartan de Dios; y su poder, puesto á prueba, corrige á
los necios: por cuanto en alma maligna no entrará la sabiduria, ni morará en cuerpo so
metido á pecados. Porque el Espiritu Santo de disciplina huirá de lo fingido, y se reti
rará de pensamientos que son sin entendimiento, y será arrebatado de la iniquidad que
sobreviene (11). La sinagoga de los soberbios no tendrá sanidad; porque la mata del pe
cado echará raices en ellos y no se entenderá (12); porque el cuerpo corruptible apesga
el alma, y la habitacion terrestre abale la mente que piensa muchas cosas (13).»
«Dice San Gregorio en sus Morales: Pena es, que fué dada por el pecado, no poder cum
plir el hombre lo que entendia, y tambien fué pena no entenderlo. Por el contrario, segun
observa Santo Tomás, asi como cresce en el ánima del justo el amor de Dios, asi tambien
cresce el conocimiento de la bondad, amabilidad y hermosura de Dios en la misma pro
porcion: de tal modo que si cien grados cresce lo uno, otros tantos cresce lo otro; por
que quien mucho ama, muchas razones de amor conoce en la cosa que ama, y quien poco,
pocas.»
Y á estas profundisimas reflexiones añade el venerable Fray Luis de Granada las si
guientes palabras delicadamente esmaltadas de colores y oro fino: «Si es verdad que la
gracia aposenta á Dios en el ánima del justo, y Dios, como tantas veces dice San Juan, es

(1) Eclesiástico, lt, 1 al lt.


(2) S. Jnan, Tin. 18.
(8) Eclesiástico, xt. 14, 15, 17 y 18.
(4) Eclesiástico, H, 1, 2 j 3.
(S| Prov. m, 5, 6 y 7.
(61 Prov. iv, 11 y 12.
<7) Prov. íi, 9.
(8) Eclesiástico, ív, 19, 20 y 21.
(9) .Eclesiástico, u, 5.
(10) Eclesiástico, nxvil, 18.
(11) Sab. i, 3, 4ytS. ,
(12) Eclesiástico, ni, 30.
(13) Sab. n, 15.
— 24 —
lumbre que alumbra á todo hombre que viene al mundo, claro está que mientras más
pura y limpia la hallare, más resplandecerán en ella los rayos de su divina luz, como lo
hacen los del sol en un espejo muy acicalado y limpio.» Por lo cual llama San Agustin á
Dios sabiduria del ánima purificada; porque esta tal esclaresce ei con los rayos de su
luz, enseñándole lo que le conviene para su salvacion. Mas ¿qué maravilla es hacer él
esto con los hombres, pues lo mismo hace en su manera con todas las otras criaturas, las
cuales por instinto del autor de la naturaleza saben todo aquello que conviene para su
conservacion? ¿Quién enseña á la oveja, entre tantas especies de yerbas como hay en el
campo, la que le ha de dañar, y la que le ha de aprovechar, y asi pasa la una, y deja la
otra? ¿y conocer otrosi el animal que es su amigo y el que es su enemigo, y asi huir del
lobo, y seguir al mastin, sino este mismo Señor? Pues si este conocimiento da Dios á los
brutos para que se conserven en la vida natural, ¡cuánto más proveerá á los justos de
otro mayor conocimiento para que se conserven en la espiritual, pues no tiene menor ne
cesidad el hombre de él para las cosas que son sobre su naturaleza, que el bruto para las
que son conformes á la suya! Porque si tan solicita fué la Divina Providencia en la pro
vision de las obras de naturaleza, ¿cuánto más lo será en las de gracia, que son tanto mas
escelentes, y que tan levantadas están sobre toda la facultad del hombre?»
«Y aun este ejemplo no solo prueba que haya este conocimiento, sino declara tambien
de la manera que es; porque no es tanto conocimiento especulativo, cuanto práctico ;
porque no se da para saber, sino para obrar ; no para hacer sabios disputadores, sino
virtuosos obradores. Por lo cual no se queda en solo el entendimiento (como el que se
alcanza en las escuelas), sino comunica su virtud á la voluntad, inclinándola á.todo
aquello que la despierta y llama el tal conoscimiento. Porque esto es propio de los instin
tos del Espiritu Santo, el cual, como perfectisimo maestro, enseña muchas veces con esta
perfeccion álos suyos lo que les conviene saber. Conforme á lo cual dicela Esposa en los
Cantares : Mi ánima se derritió despues que habló mi amado. En lo cual se muestra
claro la diferencia que hay de esta doctrina á las otras, pues1 las otras no hacen más que
alumbrar el entendimiento ; mas esta regala tambien y mueve la voluntad, y penetra con
su virtud todos los rincones y senos de nuestra ánima, obrando en cada uno aquello que
conviene para su reformacion ; segun que lo declara el apóstol diciendo : Viva es la pa
labra de Dios y eficaz, la cual penetra mas que un cuchillo de dos filos agudo; pues llega
¿ hacer division entre la parte animal y espiritual del hombre, apartando lo uno de lo
otro, y deshaciendo la mala liga que suele haber entre carne y espiritu, cuando el espi
ritu juntándose con la mala mujer de su carne se hace una cosa con ella. La cual liga
deshace la virtud y eficacia de la palabra divina, haciendo que el hombre viva para su
vida espiritual y no carnal.»
Y apropósito de esto mismo escribe con no menor elocuencia Fray Luis de Leon :
•Asi como es fácil al que camina por la gracia hallar á Dios cerca de si , porque como el
dice, está cerca de los que le temen, y sus pláticas son con los sencillos y puros, ansi es
dificultoso al que le busca por los medios de su ingenio é industria. No hay cosa más
cerca, ni más lejos, más encubierta ni más descubierta que Dios. Cuando la luz de la fé
entra en el alma ciega y sepultada en tinieblas , la alumbra y hace que vea en un mo
mento el suelo y el cielo, á si y á Dios, la vileza y bajeza suya, y la alteza y muchedum
bre de los bienes que pierde. Porque ve el hombre entónces, como por medio de un relám
pago súbito, y de una representacion clara y brevisima, los fines de la tierra y sus alas,
quiere decir, en qué para lo que en esta tierra de miseria se estima, y su lijero vuelo con
que se desparece en un punto. A lo cual se sigue luego un trueno de temor espantoso,
que deja asombradas y temblando todas las fuerzas del alma, un tronido que dentro della
se oye, diciendo : ¡ ay perdida 1 ¡ y qué he hecho ! de lo pasado ¡qué tengo ! y en lo veni
dero ¡qué esperanza me queda! Espanto, asombro, temblores, voces de amargura, repre
sentaciones de muerte y tormento perpétuo, que desmenuzan el corazon, y sumen en
el abismo el sentido.»
III.

Esta sabiduria, coya nobleza realzala estrecha union que tiene con Dios, y que á Dios
agrada, es laque buscó Salomon desde su juventud, la que escogió por esposa, de cuya
hermosura se hizo amador, y en cuya compañía vivió, sabiendo que comunicaria con él
sus bienes, y seria el consuelo de sus pensamientos y de su tedio. «Por ella, dice, tuve
gloria entre las gentes, y honra entre los ancianos siendo jóven, por ella dejaré eterna
memoria á los que han de venir, gobernaré á los pueblos, y me serán sometidas las na
ciones, temerán al oirme los tiranos terribles, y pareceré bueno en el pueblo y fuerte en
la guerra (1). Esta era 1* que anteponia á los reinos y á las sillas y á todas las riquezas,
porque el oro en su comparacion es una arena menuda, y la plata es tenida como barro
delante de ella : la que amaba más que la salud y la hermosura, la que propuso tener
por luz, porque su resplandor es incstinguible. Juntamente con ella le vinieron todos sus
bienes, é innumerable riqueza por sus manos, y se alegró en todas sus cosas, porque iba
delante de él, no sabiendo él que era madre de todas estas cosas (2).»
«Hay en ella un espiritu de inteligencia santo, único, de muchas maneras, sútil, dis
creto, ágil, inmaculado, certero, suave, amante del bien, agudo, á quien nada impide,
benéfico, amador de los hombres, benigno, estable, constante, seguro, que tiene todo
poder, que todo lo vé, y que abarca todos los espiritus : inteligible, puro, sútil ; porque
es un vapor de la virtud de Dios, y como una sincera emanacion de la claridad del Om
nipotente Dios, y por eso nada manchado cae en ella; porque es resplandor de luz eter
na, y espejo* sin mancilla de la majestad de Dios, é imágen de su bondad. Y siendo una
sola, todo lo puede ; y permaneciendo en si misma, renueva lodas las cosas, y por las
naciones se difunde en las almas santas, forma amigos de Dios y de los Profetas (3). Has
hermosa que el sol, y sobre toda disposicion de las estrellas, comparada con la luz, ella
se encuentra primero, porque á la luz sucede la noche, mas la malicia no vence á la sabi
duria (4}. Aquellos á quienes se descubriere en vision , la aman luego que la ven, y que
reconocen sus grandezas (5).»
«Bienaventurado el hombre que halló la sabiduria, y que es rico en prudencia: largue
za de dias en su derecha, y en su izquierda riquezas y gloria: sus caminos, caminos her
mosos, y todas sus sendas son de paz. Árbol de vida es para aquellos que la alcalizaron;
y bienaventurado el que la tuviere asida. El Señor por la sabiduria fundó la tierra; esta
bleció los cielos por la prudencia. Por su sabiduria se abrieron los abismos, y las nubes
fle condensaron en rocio».
«Hijo mio, no se escapen estas cosas de tus ojos: guarda la ley y el consejo, y tendrá
vida tu alma, y bella gracia tu garganta. Entonces andarás confiadamente en tu camino,
y tu pié no tropezará: al dormirte no temerás: reposarás, y será apacible tu sueño. No te
asustarás de espanto repentino, ni de valentias que vengan sobre ti, de los impios; por
que el Señor estará á tu lado, y guardará tu pié, para que no seas preso (6)» .

(1) Sab. Tin. i, a. 9, 10. 18 J 14.


(2) Sab. mi. 8 al 13.
(3) Sab. Til, 21, 22, 25, 26 y 27
(4) Sab. tu, 29 y 30.
(5) Eclesiástico, i. 15.
(6) Prov. ni. 13 al 23.
4
- 26 -
«Bienaventurado el varon que morare en la sabiduria, y el que meditare en su justicia,
y pensare con cordura de la providencia de Dios. El que piensa los caminos de ella en su
corazon, y entiende sus arcanos, que va en pos de ella como quien sigue el rastro, y es
tá de asiento en sus caminos: el que mira por sus ventanas, y está escuchando por sus
puertas: el que reposa cerca de su casa, é hincando una estaca en sus paredes, asienta al
lado de ella su casilla, y en esta casilla tendrán sus bienes reposo para siempre: pondrá
sus hijos á la sombra de ella, y morará debajo de sus ramas. Será defendido á su sombra
del calor, y reposará en su gloria (1)».
«Hijo, desde tu niñez recibe la doctrina, y hasta las canas hallarás sabiduria. Acércate
á ella como aquel que ara y siembra, y espera sus buenos frutos. Porque en su obra un
poco trabajarás, mas luego comerás de las producciones de ella. ¡Cuán demasiado áspe
ra es la sabiduria para los hombres no enseñados! y no permanecerá en ella el insensa
to. Como fuerza de piedra asi será la prueba en ellos, y no tardarán en echarla de si;
porque la sabiduria que adoctrina, es segun el nombre de ella, y no es manifiesta á mu
chos; mas en los que la conocen, permanece hasta la presencia de Dios. Escucha, hijo, y
recibe un consejo de entendimiento, y no deseches mi consejo. Mete tus piés en sus ce
pos, y tu cuello dentro de sus argollas: mete tu hombro, y llévala, y no te sean desabri
das sus prisiones. Con todo tu corazon llégate á ella, y con toda tu fuerza guarda sus ca
minos. Rastréala y te se manifestará, y teniéndola ya contigo, no la dejes: porque en las
postrimerias hallarás reposo en ella, y te se convertirá en contentamiento. Y te serán sus
cepos en defensa de fortaleza, y bases de virtud, porque en ella está la belleza de la vida,
y sus prisiones son ligaduras de salud. Te vestirás de ella como de estola de gloria y la
pondrás sobre ti pomo corona de regocijo (2).»
«En las iglesias del Altisimo abrirá su boca, y se gloriará á la vista del poder de él, y
en medio de su pueblo será ensalzada, y será admirada en la plenitud de los santos, y en
la mansedumbre de los escogidos tendrá alabanza, y entre los benditos será bendita, di
ciendo:
Yo sali de la boca del Altisimo engendrada primero que ninguna criatura;
Yo hice que naciese en los cielos la luz, que nunca falta, y como niebla cubri toda la
tierra;
Yo habité en las alturas, y mi trono sobre columna de nube;
Yo sola rodeé el giro del cielo, y me entré por el profundo del abismo, en las ondas
del mar me paseé,
Y estuve en toda tierra, y en todo pueblo;
Y en toda gente tuve la primacia;
Y pisé con mi poder los corazones de los grandes y de los pequeños; y en todos es
tos busqué reposo, y en la bondad del Señor moraré.
Entónces mandó, y me dijo el Criador de todas las cosas; y el que me crió, reposó en
mi tabernáculo,
Y me dijo: Habita en Jacob, y ten tu herencia en Israel, y en mis escogidos echa
raices.
Desde el principio, y antes de los siglos ful criada, y no fallaré yo por todo el siglo
futuro, y ministré delante de Él en la morada santa.
Y asi afirmada soy en Sión, y reposé asimismo en la ciudad santificada, y en Jerusa-
lém está mi pedestal.
Y me arraigué en un pueblo honrado, y en la porcion de mi Dios que es su heredad,
y en la plenitud de los Santos mi mansion.
Me he exaltado como cedro sobre el Libano, y como ciprés en el monte de Sión;
Me ensalcé como la palma en Cades, y como palma de rosa en Jerichó;

(1) Eclesiástico, xiv, Si al fln


(I) Eclesiástico, vi , 18 al fln.
- 27 -
Me he elevado como oliva vistosa en los campos, y como plátano en las plazas jun
to al agua.
Como cinamomo y bálsamo aromático di fragancia: como mirra escogida di suavi
dad de olor.
Y como estoraque, y gálbano, y oniqoe, y gota, y como incienso no sacado por inci
sion, perfumé mi morada, y como bálsamo no mezclado mi olor.
Yo como terebinto extendi mis ramos, y mis ramos son de honor y gracia.
Yo como vid eché fruto de suave olor, y mis flores son frutos de honor y de riqueza.
Yo, madre del amor hermoso, y del temor, y de la ciencia, y de la santa esperanza.
En mi toda la gracia del camino y de la verdad, en mi toda esperanza de vida y de
virtud.
Pasad á mi todos los que me codicieis, y llenaos de mis frutos;
Porque mi espiritu es más dulce que la miel, y mi herencia más que la miel y el
panal:
Se hará memoria de mi en las generaciones de los siglos.
Los que me comen, aun tendrán hambre; y los que me beben, aun tendrán sed.
El que me escucha, no será confundido; y los que obran por mi, no pecarán.
Los que me esclarecen, tendrán la vida eterna (1)».

Esta celestial sabiduria que como el sol derrama sobre ricos y pobres sus alegres res
plandores, al lado de la cual toda ciencia humana es pequeña lámpara que en medio de
las tristes sombras de los sepulcros palidece y tiembla; ésta que en las adversidades, en
los peligros y en la agonia reviste el pecho de armas de fortaleza, de fé, de consuelo y
de esperanza, y enciende el alma en llamas de amor puro; ésta que en medio de la nube
y del humo ardiente del Sinai resonó eon voz más poderosa que el trueno y el sonido de
la bocina, y que á manera de torrente de profundidad caudalosa hierve y retumba en el
arpa santa de los Profetas; ésta que asi como el arco que las tempestades serena vieron
resplandecer en el Montelas-gentes de Galilea y de Decápolis, y de Jerusalém, y de Ju-
dea, y de la otra ribera del Jordan, y confundió á los Fariseos y doctores de la Ley; ésta
que desde la ensangrentada cumbre del Gólgotha, al rasgarse de alto á bajo el velo del
templo y hendirse las piedras, y abrirse los sepulcros, descendió sobre las generaciones
de las generaciones bien como blanda lluvia que los sembrados vivifica; ésta que al cum
plirse los dias de Pentecostés vino de repente con estruendo del cielo, como de viento
que sopla con impetu, y llenó toda la casa en donde estaban sentados los Apóstoles, y se
les apareció en unas lenguas repartidas como de fuego, y reposó sobre cada uno de ellos;
és'a es |oh madresl la que debeis enseñar á vuestros hijos; ésta es, ;oh sabios! la que debe
iluminar vuestros pensamientos; ésta es, |oh pueblcsi la que estáis obligados á respetar y
practicar; ésta es, ¡oh desventurados dela tierral nuestra consolacion y nuestro escudo;
ésta es, ¡oh esclavos del sentidol nuestra libertad; estaes ¡oh hermanos todos) la que so
bre todas las cosas del mundo debemos amar, y la que lodos debemos humildemente
adorar.
«Aborrece, hijo mio, aborrece la falsa ciencia de los que te dijeren: «Vén con nosotros,
pongamos asechanzas á la sangre, escondamos armadijos sin motivo contra el inocente,
traguémoste vivo como sepulcro, y entero como el que cae en sima; hallaremos todo gé
nero de bienes preciosos; llenaremos nuestras casas de despojos; echa tu suerte con nos
otros; sea una sola la bolsa de todos nosotros. > Hijo mio, no andes con ellos, veda tu pió
de las veredas de ellos, porque los piés de ellos á lo malo corren, y van apresurados á

il) Eclesiástico jiiv, 1 al Vt.


derramar sangre (1). La ciencia de estos malvados es como la supercheria de la mujer
adúltera, parlera y cantonera, que roció su cama con mirra, y aloe y cinamomo, y en
redó con muchas palabras al descuidado mancebo (2). Sus labios, como los de la ramera
infame, destilan miel, y mas lustrosa que el aceite es su garganta; mas los dejos de ella
son amargos como el ajenjo, y agudos como espada de dos filos: sus piés descienden á la
muerte, y sus pasos penetran hasta los infiernos ¡3).»
«Creyeron ellos que es un juguete nuestra vida, y la manera del vivir de ella hecha
para ganar, y que conviene granjear por cualesquiera medios, aunque sean malos (4).
«Vanidad de vanidades, dijo el Eclesiastés; vanidad de vanidades, y todo es vanidad
(5). Una grande molestia fué destinada para los hombres todo», y un yugo pesado sobre
los hijos de Adan, desde el dia que salen del vientre de su madre, hasta el dia de su en
tierro en la madre de todos. Saña, celos, alborotos, perplejidad, temor de muerte, ira
pertinaz, sangre, espada, opresiones, hambre, azotes, desde aquel que está sentado en un
glorioso trono, hasta el que está abatido en tierra y ceniza, desde aquel que viste jacinto
y trae corona, hasta el que viste lino crudo. Aun al tiempo que reposan en su lecho, el
sueño de la noche perturba su imaginacion. Poco asi, como nada en reposo, y despues de
esto, en el mismo sueño, está como uno que escapó el dia de la batalla: levantóse cuan
do ya estaba en salvo, y se admira de su temor. Esto sucede con toda carne, desde el
hombre hasta la bestia, y sobre los pecadores siete tantos más. Para los malos fueron
criadas todas estas cosas, y por ellos vino el diluvio. Todas las cosas que son de tierra,
en tierra se convertirán, y todas las aguas á la mar volverán (6).
Y estas palabras no pueden engañar, ni pueden engañarse.
En el giro incesante de los tiempos, los vanos pensamientos y las vanas esperanzas
irán cayendo y renovándose como las hojas de los bosques; mas el terrible, el consolador
y sublime libro de Job, será hasta la consumacion de los siglos la triste verdad y el gran
poema de la vida humaua. El sacrificio del Gólgotha, su ideal perfeclisimo y divino.
Solo despues de haber atravesado con llanto y fatiga las noches oscuras, podrá la in
feliz desterrada vencer la cumbre, y con tiernos suspiros clamar:

Quedéme y olvidóme,
< El rostro recliné sobre el Amado,
Cesó todo y dejóme,
Dejando mi cuidado
Entre las azucenas olvidado.

(i) Prov. i, 11 al n.
/(2) Prov. tu, B al 24.
(?) Prov. v, í, 8, 4 y 5.
(4) Sab. iv, 2.
(5) Eclesiastés, I, 2.
(6) Eclesiástico, xl, 1 al II
J. Coll y Vehí.
economía política.

DE LA REMUNERACION DEL TRARAJO.

Sabido es que para allegar hacienda ó aumentarla no hay mas medio que el trabajo;
pero io que no saben todos es 'que trabajen cuantos allegan legitimamente hacienda 6
aumentan la propia ó la agena con sus actos, sean estos de la naturaleza que fueren.
Por lo cual, escepto los mendigos, los ladrones y los que por descuidar lo suyo se
arruinan, los demás somos todos trabajadores; lo mismo el que hila, teje 6 pinta las te
las de que yo y otros tenemos necesidad para vestir, que yo y otros que estudiamos y
escribimos para cuantos tienen necesidad de leer.
Mas aunque seamos todos trabajadores, no trabajamos de la misma suerte, porque
tos trabajos han de ser y son naturalmente tan desiguales y distintos como 9on distintas
y desiguales las necesidades fisicas, intelectuales y morales que con sus productos se sa
tisfacen.
Y es tan esencial esa'desigualdad en el trabajo, que existe en todos sus tiempos y en
todas sus condiciones. Antes del trabajo, por la clase y tiempo de estudio que requiere:
en el trabajo, por las facultades del espiritn ó del cuerpo que en él se emplean, y el mo
do como se emplean: y despues del trabajo, por la especie de productos que rinde.

Los estudio* preparatorios, la clase de esfuerzos y la diferencia de productos, qne


constituyen la desigualdad del trabajo, determinan fundamentalmente la desigual remune
racion que el mismo alcanza en las diferentes profesiones, artes y oficios; porque como
es ley de naturaleza que cada cosa prodnrxa su correspondiente, las cosas cuya produc
cion cuesta mas trabajo , sea anterior 6 de presente, ó cuya elaboracion exige condicio
nes que tienen pocos, producen mayor beneficio á los trabajadores.
Con estos principios se vé el porqué unos trabajos rinden mas que otros, yt-á la l<z de
ellos nadie culpará de sinrazon el que los trabajos del abogado ó del módico, que exi
gen cerca de veinte años de penoso é improductivo aprendizaje, sean mas remunerados
que los del peon de albañil, y que á su vez los trabajos del abogado y del médico sean
menos remunerados qne los del artista de sobresalientes facultades, únicas quizás en to
da la redondez de la tierra.
Esto es evidente. Mas, ¿por qué entre los mismos oficios y las mismas artes mecáni
cas rinden unos mas que otros, siendo todos de igual naturaleza? No todos los trabajos
que parecen mas remunerados lo son en realidad; algunos hay cuya mayor remunera
cion es soto aparente, como sucede en los trabajos intermitentes, en los eaales, aunque se
obtenga en un cuarto de hora la paga de un cuarto de jornal, casi siempre se equilibra
aquella con las demás al fin de la jornada. Otros, cuyo mayor rendimiento es verdade
ramente efectivo; mas los tales se distinguen ó por alguna de las circunstancias ya men
cionadas, ó por otras entre las que se cuentan como principales la mayor fatiga que cau
san , el mayor riesgo que ofrecen, la mayor habilidad que exigen y hasta la mayor mo
ralidad que por largo tiempo han debido acreditar los que los ejercen. Asf, por ejemplo,
por razon de la fatiga es mas remunerado el aserrador que el carpintero; por razon del
mayor riesgo, el minero que el labrador; por razon de la mayor habilidad, el tejedor de
velos que el de liso , y además de esto por su moralidad inquebrantable , el lapida
rio que el picapedrero. Con lo cual se vé tambien claramente que las desiguales condi
ciones del trabajador influyen en la desigual remuneracion de los diversos trabajos ma
teriales.
Tambien es esto evidente. Pero ¿cómo se esplica entonces que en un mismo oficio y
en un mismo trabajo se gane mas ó menos en unas localidades que en otras, ó en unos
años que en otros? ¿No son los mismos la fatiga, el riesgo, la habilidad y la moralidad
en todas partes y en todos tiempos? Es verdad; pero esas diferencias son efecto de otra
causa natural, tan poderosa que las domina á todas, y cuya influencia se estiende á todos
los hechos económicos. Esta causa natural se llama concurrencia, ó mas propiamente ha
blando la competencia.
La que entre si se hacen varios trabajadores cuando piden un mismo trabajo, deter
mina á los mas necesitados á ofrecer su habilidad ó sus brazos á menor precio que los
demás ¡ estos arrastran desde luego á los menos exigentes, y estos á otros hasta que
necesariamente han de avenirse todos á trabajar por una igual remuneracion. Del mismo
modo la competencia de los que compran el trabajo, comienza por decidir á ofrecer ma
yor remuneracion á aquellos á quienes mas urge atraerse á los trabajadores y acaba por
obligar á todos los que necesitan de ellos á ofrecer una remuneracion igual. Por donde
se vé que las leyes naturales ponen alternativamente en buena posicion á todos; pues si
en el invierno, por ejemplo, porque se ofrecen muchos labradores á hacer Jos pocos tra
bajos que la tierra necesita, el salario es corto, en el verano, porque muchos propieta
rios buscan brazos, que no hallan, para la siega y la trilla, el salario es muy crecido.

Contra esas leyes providenciales, natural causa de la desigual remuneracion del tra
bajo, asi entre los oficios segun sus condiciones, como en un mismo oficio segun los
tiempos y las localidades, claman muchos, anatematizándolas como causas amovibles
de laque llaman injusta desigualdad de las fortunas.
Esto es un error. ¿No ven que es su clamor tan vano como si lo dirigieran contra la
desigual mudanza de las estaciones, motejando de injusto el calor que nos abrasa en el
estio, y el frio que nos hace tiritar en el invierno? ¿No ven que es tan imposible remover
las leyes fundamentales de la sociedad, como las del universo? El Criador basó en aque
llas el órden social, en estas el órdenfisico, y al hombre no le cumple sino acatar unas y
otras, gozando con templanza y caridad de sus bienes y sufriendo con esperanza y re
signacion sus males.
No se avienen, sin embargo, á ello lós que se creen venidos al mundo para reformar
la obra de Dios, borrar de una plumada las leyes eternas de la sociedad, y organizaria
con otras de su propia inventiva. Estos son los comunistas y los socialistas. Los menos
avisados quieren establecer la igualdad absoluta de fortunas, levantando un poder público
que se apodere de todas las cosas productoras y producidas, y que reparla las ultimas
igualmente sean las que fueren la capacidad, el mérito y las obras de cada uno. Asi igua
lan el saber y la ignorancia, la pereza y la diligencia, la economia y el despilfarro, la pro
bidad y la malicia; asi rompen la natural relacion de las acciones humanas con sus conse
cuencias, desterrando del mundo la providencial responsabilidad de los actos individua
les; asi hunden la libertad y encadenan el amor de si mismo; asi, en fin, para corregir la
- 31 —
que llaman injusticia de la desigualdad natural, establecen la inmensisima injusticia de
una artificial igualdad.
Otros, menos ciegos, que ven que la igualdad absoluta es contra la naturaleza, opi
nan porque el poder público, siempre repartidor de la comun hacienda, la distribuya des
igualmente, estableciendo como base de la desigualdad las mayores ó menores necesida
des de cada uno. ¡ Sanio pensamiento, dicen ellos, de caridad y filantropia que acabará
con las miserias de la tierra, dando ácada uno cuanto necesite 1... Pensamiento disloca
do é informe como el delirio, digo yo, sin principio de donde emane, sin base que le sus
tente, sin justicia que le apoye, sin verdadera conveniencia que resigne á que se le to
lere. Pensamiento que partiendo de la igualdad, proclama la desigualdad : que apoyán
dose en la desigualdad de las necesidades que cada hombre se crea, desconoce la des
igualdad de las facultades, de las virtudes, de los vicios y de las acciones con que se las
crea; que hace consistir la justicia distributiva en otorgar á todo género de intemperan
cias lo que quita á todo género de abstinencias, y cuyo final resultado es poner la virtud
debajo del vicio, convirtiendo á los mas laboriosos, modestos y parcos, en esclavos de
los mas holgazanes y derrochadores.
Menos fuera de camino anduvo en su principio de la distribucion de la riqueza otro de
ellos, el famoso conde de Saint Simon, cuando estableció la igualmente famosa regla de
repartir á cada uno segun su capacidad y á cada capacidad segun sus obras. Mas el conde
reformador subió á la cima de la verdad solo para precipitarse desde mayor altura en
los abismos de su error, porque queriendo organizar el reparto de la riqueza, contra las
leyes naturales que providencialmente realizan su principio, dando á cada trabajador lo
que por su talento, estudios y aplicacion merece, creó un ridiculo. Papado industrial con
un Sumo PontiGce, encargado de hacer las distribuciones á quien, por salir de dificulta
des, hizo infalible é impecable. (Vana teoria I ¿Qué necio mal avenido con su libertad
é independencia, se entregará atado de piés y manos á un hombre de hecho y de derecho
socialmente omnipotente y solo de palabra infalible? ¿Quién cederá el fruto de su traba
jo, que es lo cierto, por lo dudoso que el nuevo Pontifice le reparta?
No seamos visionarios: llámese como se quiera el que se apodere de nuestros produc
tos, en toda sociedad comunista para repartirlos entre los laboriosos y los holgazanes;
sea la que fuere la base de la distribucion, siempre la hará peor que la que tiene lugar
en virtud de las leyes naturales. Si de ello dudare algun trabajador honrado, por mas
que sea victima de los azares de la suerte, vea cómo reparten los poderes públicos lo
poco que en las sociedades actuales seles deja repartible; compare, si quiere, loque
llaman ceguedad de la fortuna con el compadrazgo de los hombres ; y despues tome la
pluma, si tiene valor, ponga su firma al pié de la escritura de constitucion de la sociedad
comunista; mas si ven sus ojos claro, si su corazon presiente el trágico fin á que cami
na, arrójesela á la cara del impio que, esplotando su posicion desventurada , le enseña
á sublevarse contra las leyes de Dios y le induce á fiar en las humanas promesas su des
tino.
Ramon Anglasell.
. FRAGMENTOS.

ÜN CUENTO QUE PICA EN HISTORIA.

í.

PRÓLOGO DEL CUENTO.

Dicen que hubo un suelo virgen, que no habia sido nunca cultivado, porque era aquel
un pais en el cual nunca habian penetrado séres humanos.
Y cuentan las historias, que algunos hombres y algunas mujeres fueron arrojados áel
por un diluvio, que les hizo olvidar completamente su origen y lodo lo que habian visto
y aprendido antee.
Al encontrarse unos á otros por aquellos sitios, no conocian ni obedecian mas ley que
la del instinto de la propia conservacion y la del apetito de sus pasiones.
No habia entre ellos mas ley que la voluntad del mas fuerte. Pero el que hoy estaba
sano y era fuerte, mañana se sentia enferme y débil; y á veces los mas astutos vencian 4
los mas fuertes. Y llegó á cansar á todos aquel estado de lucha perpélua; al paso que pau
latinamente el mismo choque de sus pasiones despertó en la conciencia de cada uno vis
lumbres de moralidad y de justicia.
Todos eran egoistas. Sin embargo, por la misma ley de su egoismo, no siempre codi
ciaban el mal ageno. En su corazon se levantaban, al lado de impulsos de rencor y de des
vio, la necesidad de ser amados, y el anhelo de ver gozar á personas queridas. El amor y
la amistad inspiraban ideas de abnegacion y de sacrificio al amante y al amigo.
Se formaron familias: nació una sociedad; comenzó nna civilizacion. Creáronse cos
tumbres; asomó un poder público; se promulgaron leyes. Entraron en un sistema de ór-
den, y vieron que el órden era bueno. Comprendieron y admiraron el órden que reina en
el universo, y penetró en sus almas el convencimiento de la existencia de Dios.

II.

COMIENZO DEL CDENTO.

Comenzaron por querer proveer á su subsistencia y á sus goces ordenadamente, for


mando familias y congregándose en pueblos.
Porque antes, durante su desorden primitivo, proveian á su subsistencia ocupando y
devorando la caza, cuya presa se disputaban, y los frutos espontáneos dola tierra que se
arrebataban los unos á los otros. ¡Cuántas veces destruian en sus luchas estos frutos sin
que los comiese nadiel
— 33 —
Resallaban asi muy caros en fatiga y en zozobra los comestibles. La subsistencia y los
gozes costaban sacrificios continuos de tranquilidad, quebranto grande en la salud, gol
pes y heridas sangrientas, y aun tal vez lesiones incurables.
Esto para los fuertes vencedores, que eran pocos.
Los débiles, que eran muchos, no siempre podian acallar el hambre sometiéndose á
golpes y á violencias.
Y los frutos espontáneos de la tierra, saqueada en tumulto comunista, escasearon muy
pronto hasta para los fuertes vencedores. Bajo la anarquia comunista, hasta los mas te
midos, que eran allí por esta razon los mas ricos, llegaron á sentir hambre. Del mismo
modo tambien ellos, que eran los mas libres, ocupados siempre en conquistar y en defen
der su presa, tenian menos momentos de verdadera libertad que los infelices esclavos ne
gros de cualquier ingenio de nuestras Antillas ó de los Estados norte-americanos.
Pero una vez hubieron empezado á vivir ordenadamente, comenzaron á respetarse unos
á otros la posesion en lo que cada uno necesitaba para subsistir. La idea del tuyo y del
mio nació entre ellos.
Y nació esta idea de mio y tuyo para bien de todos. Del respeto á la posesion de algun
pedazo de tierra nació el cultivo de la misma; el verdadero cultivo, que consiste en pre
parar con el trabajo de hoy el trabajo de mañana, en sembrar ahora para obtener muchos
meses despues una cosecha.
La tierra cultivada rindió diez veces mas frutos que cuando estaba inculta. Hubo mas
abundancia de medios de subsistencia: mas riqueza.

III.

PROSIGUE EL CUENTO.

Pero nacieron entonces disensiones sobre la distribucion de esta riqueza.


Y predominó la voz de algunos que dijeron: la tierra no es de nadie y es de todos.
Distribuyámonos primero el trabajo de cultivarla, y nos repartiremos despues los pro
ductos de la cosecha. Asi resolvieron hacerlo para mal de lodos.
Porque en la primera distribucion de la fatiga hubo altercados fuertes, pero en el pos
terior reparto de los frutos fué cosa de llegar á las manos y no entenderse. Cada cual
alegaba méritos para llevar la mejor parte, ó siquiera el derecho de escoger lo que mas
cuadraba á sus gustos: unos que habian trabajado con mas ardor, otros que lo habian he
cho con mejor fortuna; este porque tuvo que cultivar tierra mas dura, aquel porque se
puso enfermizo ó porque era mas numerosa su familia; todos disputaban en tumulto. Y
al mismo tiempo todos lamentaban que á todos hubiesen de alcanzar las penalidades del
cultivo, cuando este con menos cultivadores podia rendir la misma cantidad de frutos.
Para poner término al conflicto fué acordado que en adelante se distribuirian los fru
tos de la agricultura por un gran jurado segun los méritos y las necesidades de cada uno,
y que el mismo gran jurado señalaría los que hubiesen de ser labradores y los que hu
biesen de ejercer otras industrias, cuyos productos serian tambien distribui bles entre to
dos del mismo modo que los frutos de la tierra.
Mas empezó cada cultivador y cada industrial á decirse á si mismo: de lo mucho que
me afane, no me ha de tocar gran parte de beneficio; lo que importa es hacer que hacemos
para no perder nuestra porcion en los productos del trabajo de los demas, pues para es
forzarnos en trabajar mucho y bien, nos falta estimulo.
Y al llegar el diade la distribucion llovieron las mútuas acusaciones por la escasez de
productos que resultó de aquel sistema, y apenas el gran jurado comenzaba á repartirlos,
se levantaron contra sus fallos, tachándolos de injustos, tempestuosos clamores que de
5
generaron en violencias, produciéndose un desorden espantoso, cuyo desentace fué for-
marsebandos capitaneados por caudillos qnese erigieron en despotas é hicieron prevale
cer su voluntad repartiéndose el territorio por derecho de conquista, y viniendo asi á
formar otras tantas nacionalidades, distintas'y entre si enemigas, sobre la baz de la tierra.
Otra torre de Babel: otra dispersion de las gentes.

IV.

Y AUN DURA EL CUENTO.

Guando aquellos caudillos pudieron dar trégua á sus batallas, cada uno de ellos or
ganizó su respectiva nacionalidad como bien le plugo ó como mejor supo ó le fué po
sible.
Alguno de ellos repartió las tierras entre sus capitanes y puso en ellas para cultivar
las á un buen número de esclavos, imponiendo la esclavitud, ó á prisioneros de guerra ó
á débiles avasallados. Suplió la falta de estimulo para trabajar, el látigo del dueño.
Triste, dura fué asi la condicion del débil, pero menos dura sin embargo de lo que ha
bia sido durante el desórden comunista, y tuvo mas asegurada su subsistencia que bajo
el sistema transitorio, que podemos llamar sistema puente, de trabajo libre en asociacion
universal, porque por lo mismo que el esclavo no podia confiar en mas trabajo que en el
suyo para alimentarse, y que una voluntad mas fuerte que la suya le obligaba á trabajar
con ardor, su cultivo cubria sus necesidades y redituaba un sobrante para el dueño.
Además el dueño que sentia estimulo para estimular al esclavo á producir mucho,
fuéle dando participacion en el producto de sus afanes. En vez de continuar diciéndole
«todo lo que no necesites para alimentarte es mio,» le dijo: «trabajarás algunos dias
para mi y otros dias para ti,» y mas adelante le cedió la propiedad de la tierra, mediante
que el antes esclavo (que asi pasó á ser libre) satisfaciese al antiguo dueño una prestacion
fija anual y otras prestaciones eventuales. Y con el tiempo tambien estas prestaciones se
redimieron, permitiéndose comprar su estincion.
Donde los esclavos tuvieron que ser siempre esclavos brutalmente maltratados, y ade
más cuando crecian mucho en número cruelmente asesinados los que sobraban, fué en
una de aquellas nacionalidades en que no se quiso que ni aun entre los dueños ciudada
nos libres hubiese ricos, condenándolos á una perpétua sumi-pobreza forzada, para que
se conservase entre ellos la igualdad de fortunas. Alli encontró el modelo un célebre le
gislador llamado Licurgo, que creó asi un pueblo muy batallador; pero á cnyos indivi
duos el bienestar material y los goces morales mas puros les estaban prohibidos como un
gran pecad*.
En cambio hubo un caudillo, el mas recto y el mas sabio, que acertó á empezar por
donde hemos dicho que acababa el sistema de esclavos bajo dueños de riqueza ilimitada.
Este caudillo recto y sabio dijo: quelosque tengan tierras hagan de ellas y de sus fru
tos loque quieran, lo mismo durante su vida que al morir; que cada coal sea libre de
trabajar para' si ó de alquilar su trabajo á otro; que cada uno haga suyo lo que con su
trabajo obtenga; «ru« á la moerledel dueBo le reemplacen sus herederos. Esta es la ley
de Dios; y que sea castigado el que usurpe lo ageno. Qüb se sustituya al sistema de repar
tos el de cambios Ubérrimamente pactados, para que los productos de la propiedad ó del
trabajo de cada uno puedan utilizarse en bien de todos.
Entonces todos sintieron grande estimulo para sacar los mayores beneficios posibles
de las propiedades de la materia. Entonces se crearon mil y mil industrias, se conocieron
innumerables goces, hubo abundancia de producciones, y hubo tambien prevision para
ahorrar para el dia de mañana. Y los ahorros formaron capitales. Y los capitales concur
rieron á facilitar la produccion. Y se inició una série indefinida de invenciones asom
brosas.
Hubo ricos y hubo pobres ; pero pocos fueron los pobres «pie sintiesen el hambre ge
neral deldesórden comunista ; ninguno se vió espu^sto á las violencias inseparables del
tumulto en que degeneró el sistema de asociacion universal, ni á la degradante y dura es
clavitud que habia sido el fin de aquel tumulto. Antes bien se plantearon instituciones de
beneficencia en favor delos pobres desvalidos, y el pobre laborioso y perspicaz ó afortu
nado pudo aspirar á hacerse rico. Si unos bajaban por imprevision ó por adversidades
de ricos á pobres, otros subian por su ingenio ó por accidentes favorables de pobres á
ricos. Y eran mas en número los ricos, que los que antes de conocerse la propiedad in
dividual y la trasmision de la misma por pacto, por donacion y por herencia, podian ali
mentarse con los escasos frutos que aquel estado de barbarie ó semi-salvaje permitia co
sechar. Todos ge daban el parabien de haberle abandonado para siempre.

Y.

FIN DEL CUENTO.

Mientras se conservó el recuerdo de lo que aquello habia sido, á nadie le ocurrió la


idea de retrogradar á tamaños desaciertos. Y aun despues que por añejos se olvidaron, si
alguno quiso resucitarlos, el buen sentido público le silbó.
Lo que hizo con el tiempo el buen sentido público fué discutir, ao las bases constitu
tivas de la organizacion social, cuya misma existencia inmutable al través de los siglos
y de los vaivenes politicos convence de su bondad y de su solidez, pero si la relativa
bondad de algunos sistemas ó principios entre si rivales, que todos caben dentro del or
ganismo de nuestra civilizacion, y que han sido mas ó menos ensayados per nacionali
dades diversas, al igual que las consecuencias que hayan de deducirse del estudio con
cienzudo de algunos hechos trascendentales para el bienestar individual y para la fuerza
y la vida da las naciones.
De ahi derivaron cuestiones importantes, de algunas de las cuales bien quisiéramos
esponer sumariamente ya este año la fisonomia. Mas la falta de espacio y de tiempo
nos obliga á limitarnos hoy á dos de ellas.

Juan Yllac y Vidal.


CUESTIONES ECONÓMICO-SOCIALES.

i.

. . . RESULTADOS DEL LOO.

Á cada paso en los libros y la conversacion se oyen declamaciones contra el lujo.


Hasta es muy frecuente el esclamar que el lujo y la miseria suelen ir juntos. Mas ha
encontrado el lujo tambien sus aplaudidores. Hubo tiempos y paises pródigos de leyes
llamadas suntuarias, que propendian á limitar el tanto del gasto para el ornato, para la
comodidad, para el traje y aun para el sustento á cada individuo de cada clase de la
sociedad. No faltaron en cambio épocas y naciones en que se ha fomentado el fausto con
deliberada intencion. A veces, por último, se le ha hostilizado imponiéndole alguna con
tribucion especial, y se ha creido que asi se conciliaban todas las opiniones.
¿Quiénes obraron mejor?
La palabra lujo es susceptible de significaciones diversas. La idea que parece querer
espresar á veces, es la de gasto supérfluo. La que otras veces despierta es la de gasto im
prudente. Por no haber distinguido claramente estas dos significaciones tan diversas de
la palabra lujo, se ha divagado mucho al disertar sobre él.
Si por lujo se entiende gastar mas de lo que aconseja una sana prevision , mas de lo
que se tiene, ó simplemente mas de lo que consiente la conveniencia de hacer ahorros
proporcionados á las justas exigencias de cada situacion particular, es indudable que el
lujo es dañoso para el individuo, para las familias, para la nacion; que conduce á la
miseria, que degrada y pervierte, que llega á ser abominable y destructor.
Pero entendiendo por lujo la satisfaccion de necesidades fisicas y morales que no
sean precisamente la de alimentarse con lo indispensable para vivir, condenarle de un
modo absoluto, equivale á condenar toda cultura, á renegar de la bondad de la produc
cion, y á calumniar con voz blasfema á la Divina Providencia que desplegó su poder in
menso en la creacion de este cielo, de estas campiñas, de esta luz, de estos gorgeos y dul
ces murmullos que embelesan nuestros sentidos y elevan nuestras almas hacia Dios.
¡Parece imposible que haya salido de lábios cultos la condenacion de lo supirfluo] Al
proferirla habian de hacerse violencia, y únicamente acompañándola de una inmediata
retractacion pudieron acabar de pronunciarla.
Lo supérfluo, dicen los detractores del lujo, no significa lo que proporciona comodi
dades; sino lo que constituye un gasto de pura ostentacion. Es decir, que transigen con la
comodidad ó llámese bienestar del cuerpo, y se muestran reñidos con la comodidad ó
llámese bienestar del espiritu. Es decir, que comprenden los goces groseros del paladar y
del tacto, y quieren presentarse como ineptos para sentir los goces morales de lo bello,
de lo sublime, de lo majestuoso, de lo simpático, de la propia dignidad, de la emulacion,
de la liberalidad y de la grandeza y superioridad discretamente aprovechadas. Se ca
lumnian sin duda á si mismos estos autores.
Y sin que nos espliquen el porqué de su inconsecuencia, no es para ellos hijo el ves
tirse paño en vez de pieles sin curtir, y lo es dorar y adornar los muebles para embeleso
de los ojos. 8e fomenta al decir suyo una industria útil comprándose guantes y sombre
ros, y se verifica un consumo deplorable eouprando cadenas de oro para los relojes ó un
alfiler de brillantes para el pecho, cual si el trabajo del platero ó diamantista y el traba
jo del guantero y del sombrerero no fuesen una cosa misma, esto es, trabajo honroso
con que estos industriales proveen á su subsistencia y á la de sus familias en provecho de
ellos y del Estado.
Si nos dijesen que hace mal en comprar guantes el que no tiene lo bastante con que
poder comprar pan, estariamos de acuerdo con su doctrina; si prosiguiesen diciendo que
una nacion debe ante todo, si le es posible, procurar que se arraiguen en su seno las in
dustrias que satisfacen las primeras necesidades, y á este objeto á veces dispensarles ma
yor proteccion de estimulo que á otras, seguiriamos repitiendo su dictamen. Si, en fin, sen
tasen el principio de que los gastos de una familia y de una nacion no han de hacerse pa
ra cosas simplemente gratas mientras falten muchas cosas útiles para los usos continuos
de la vida, y que ni en estas utilidades debe gastarse mientras se necesite apurar los re
cursos para lo mas indispensable, contestariamos: muy bien dicho, es innegable.
Mas diremos; el Estado, que no pida al pais para gastos de capricho, y los particula
res que ahorren prudentemente: esto es lo sano.
Que ahorren prudentemente decimos, bien sea para aumento de capital y renta, bien
para formarse un fondo de reserva destinado á urgencias imprevistas; pero que no exa-
jeren tampoco la inclinacion á ahorrar, si no quieren perjudicarse y perjudicar ásu pais.
El dinero ocioso del avaro nada produce mientras está estancado en su poder, ni pa
ra él ni para nadie; ni lucro ni goce, absolutamente nada.
Para el goce de mirarlo y de contarlo, lo mismo sirve la buena moneda que la de fal
sa ley, y es indiferente llenar los talegos de monedas ó de piedras.
Si los particulares empezasen por ceñirse á cubrir sus necesidades mas estrictas, y
luego se empeñasen en no crearse otras aunque aumentasen de fortuna, y todos los au
mentos de riqueza los ahorrasen solo para producir, ¿no fueran necios en afanarse tanto
para los goces de sus herederos ó de los sucesores de estos? Y si todos siguiesen esta con
ducta, la riqueza dejaria de ser riqueza, porque seria una cosa inútil, puesto que nadie
sacaria de ella provecho. Pero esto es absurdo, esto no es posible que suceda, porque na
die trabaja sin aliciente.
Lo que si es posible que en un pais situado entre montañas haya algunos pocos pro
pietarios y un número indefinido de proletarios indigentes, porque aquellos, los ricos, se
empeñen en ahorrar y siempre ahorrar, y no sientan mas necesidades que lasque pueden
satisfacer con el trigo de sus graneros y las aves de su corral: |alli, si, que habria abun
dancia de pan y hambre y miseria á un mismo tiempo!
Pero el hambre es ingeniosa. Algunos de aquellos proletarios indigentes se echarian á
discurrir el medio de hacer que pasase á sus manos algo del sobrante de los ricos, y en
contrarian la siguiente solucion del problema: j Si pudiésemos hacerles codiciar algun
objeto que produjésemos ó algun servicio que pudiésemos prestarles!
Cuando los ricos codiciasen buenos abrigos, quedarian convertidos en industriales al
gunos de los proletarios indigentes. Cuando los ricos apeteciesen además muchos y va
riados muebles, los industriales serian mas, los indigentes menos que antes, y habria ya
tambien comerciantes que pondrian aquella comarca en relacion con otras para bien de
todas.
Cuando, on fin, los ricos adquiriesen hábitos de ostentacion, y sintiesen necesidades
morales que antes no conocian; cuando celebrasen festines y se rodeasen de criados, y
quisiesen disfrutar de los encantos de la música y de la pintura y escullura, y se aficiona
sen á la lectura y al estudio, (qué inmenso campo de nuevas ocupaciones! ¡qué abundan
cia de medios para hacerles desprenderse de sus sobrantes, y para eutrar en participa
cion de su riqueza!
- 38 -
Y no ya de la riqueza que antes acumulaban estérilmente sin otro incentivo que el
gusto de atesorarla; sino de las mayores rentas que con el mayor aliciente de los nuevos
goces se habrian procurado perfeccionando el cultivo y estendiéndole á terrenos que an
tes permanecian eriales.
¡Cuántos de los antiguos indigentes llegarian tambien á ser muy ricosi Y tambien ellos
á su vez, los industriales y los comerciantes, ios profesores en bellas artes, en letras y en
ciencias, enriquecidos por el lujo ajeno, distribuirian á manos llenas por el lujo propio
sus riquezas entre los que le fomentasen con la oferta de productos y servicios.
El lujo, que al cebarse en lo supérfluo se contiene dentro de los limites de lo pruden
te, es el sol que vivifica y sostiene la produccion; es el agente que abre la mano del pro
pietario y del capitalista para que caiga riqueza en las manos de los que no tienen mas
propiedad ni otro capital que sus brazos y su ingenio.
Cuando estos maldicen el lujo, cuando le llaman insulto á su posicion modesta, se re
belan contra la base de su propio hogar, y condenan la palanca que puede levantarle á
la altura de los palacios cuya esplendidez envidian y motejan.
Sin el lujo prudente de los ricos, habria mas jornaleros, habria menos jornales, habria
decadencia en las grandes fortunas por falta de aliciente para mantenerlas, habria au
mento de ^desidia en las clases inferiores por falta de esperanza y de estimulo para me
jorar de suerte, habria escasez de productos y de goces, habria abundancia de pordiose
ros hambrientos.
¡Salud pues y paz al lujo que no degenere en imprudente I
Que so le hostilicen con impuestos especiales si no se quiere hostilizar las industrias
que mantiene; si no hay razones que aconsejen imponer á estas industrias algun deter
minado sacrificio en alivio ó en estimulo de otras industrias preferentes.
Y que se deje á la prevision individual el cuidado de impedir que degenere en impru
dente. No incumbe esto ni al gobierno ni á la ley.
¿Cómo es posible sentar reglas generales de prudencia, cuando lo prudente ó impru
dente de los gastos se ha de graduar por las circunstancias relativas de cada bolsillo, de
cada familia, de cada momento?
ilustrad los entendimientos, educad las conciencias, estrechad los vinculos de la fami
lia, base de las virtudes domésticas. Mecho esto, dejad que el lujo seesplaye libremente,
como el Nilo en el Egipto. Por cada flor ó fruto que destruya, hará nacer flores y frutos á
cientos.

II.

LA LIBIRTAD COMERCIA!. T EL LIBIE CAMBIO, ¿SON SINÓNIMOS? ¿SON VENTAJOSOS SIEMPRE?

Volvemos á decir que el grande estimulo para sacar el hombre los mayores beneficios
posibles de las propiedades de la materia, nació cuando fué sustituido al sistema de re
partos, el de cambios Ubérrimamente pactados, para que los productos de la propiedad ó
del trabajo de cada uno puedan utilizarse en bien de todos.
La libertad comercial es una de las aplicaciones de este sistema. Tras la libertad de
industria que comprende la facultad de ejercer 6 no ejercer cualquiera ó cualesquiera, y la
libre contratacion entre los que cooperan al ejercicio de cada una, viene la libertad del
comercio, que consiste en la libre facultad de cambiar o no cambiar lo que uno tiene con lo
que tiene otro. Su esencia consiste en que el acto de cambiar sea espontáneo, completa
mente voluntario y no forzado.
¿Es esto lo que se entiende por libre cambio? Segun lo definen y aplican sus apósto
les y secuaces, el libre cambio es la facultad de cambiar cualquier cosa por otra cualquiera.
Su esencia consiste en que no haya cosa alguna que no pueda libremente cambiarse.
— 39 —
No hay, pues, verdadera sinonimia entre los dos principios de libertad comercial y de
libre cambio. El de libertad comercial se refiere al acto de hacer ó rehusar el cambio. El
otro quiere hacer referencia á los objetos cambiables.
El principio del libre cambio añade una circunstancia al principio de libertad comer
cial ; la del derecho de ceder y adquirir cualquier objeto. Y al desenvolver sus consecuen
cias, aun añaden otra sus partidarios ; la de que el poder público se abstenga de proteger
ó fomentar mas unos cambios que otros ; dicen que ha de serle indiferente lo que cada
individuo y el conjunto de ellos cedan ó adquieran por medio del cambio.
El principio de libertad comercial admite limitaciones, no en lo que constituye su
esencia, pero si en cuanto al uso que de ella pueda hacerse. Admite que se prohiba usar
de ella, ó para actos que la ley juzgue nocivos, ó sin someterse á las condiciones que la
ley crea deber establecer para poder considerar ciertos actos como buenos ó indiferentes.
El principio del libre cambio condena toda limitacion en el uso de la libertad comer
cial, quiere que sea absoluta, lo mismo en su esencia que en su aplicacion, que pueda
usarse sobre cualquier objeto, para cualquier fin, en cualquier pais y en cualquier tienv
po sin ninguna condicion jamás, y sin ninguna diferencia de estimulo ó contraestimulo
entre los cambios diversos.
El libre cambio es la libertad comercial aplicada anárquicamente. Es la anarquia de
la libertad comercial.
El reinado de la libertad ilimitada, viene á ser la ausencia de toda libertad. Este
axioma práctico en politica, que todos comprenden fácilmente en el órden civil , ¿dejará
de 6er cierto en el órden económico?
Somos libres de mover los brazos ; mas no lo somos felizmente de moverlos para ase
sinar.
Somos libres de cambiar dinero por drogas ; mas no lo somos felizmente de comprar
arsénico para envenenar.
Somos lrbres de comprar y vender harinas ; mas no lo somos felizmente de llevar al
mercado harinas averiadas nocivas á la salud.
No somos libres de acopiar armas sin dar garantias de que no servirán para un mal
uso. No somos libres de producir y de comprar y vender y cambiar como industriales ó
comerciantes, sin someternos á los impuestos públicos con que se mantiene el órden
social que á todos nos protege. No somos libres de ir á cambiar poniendo un pnesto am
bulante de venta de tales ó cuales articulos en medio de la calle, ó arrimados á la boca
de una tienda agena, obstruyendo el paso de los transeuntes y de los parroquianos del
tendero. Y está muy bien hecho que sea asi.
Pero somos libres de poner una tienda enfrente de otra tienda, y verificar lo que se
llama (en lenguaje mas ó menos castizo ) hacer concurrencia ó competencia al vecino : riva
lizar con él y ver <le atraerse la clientela, ofreciendo los mismos artículos que él, ó mas
perfectos ó mas baratos ó que lo parezcan. Y le queda á él la libertad de procurar hacer lo
propio por su lado al vernos enfrente.
El resultado de todas las competencias de esta dase, que se establecen, lo mismo que
entre los tenderos, entre los productores de todas especies, suele ser que en cada clase de
produccion se queden ejerciéndola, ya como jefes, ya como simples jornaleros, los que
basten á cubrir el consumo de la misma y sepan dar mas contento á los consumidores.
De los que tienen quedarse por vencidos y mudar de oficio, algunos lo logran, y á veces
con buena suerte, y otras naciendo de su' ingenio, aguzado por la necesidad, una inven
cion útil, una industria mas, un aumento de goces para la generalidad del pueblo. Pero
no faltan tampoco algunos que no hallan oficio en que poder mantenerse. Por esto vemos
mendigos que lo son por pura necesidad. Por eso ha de haber casas é instituciones de be
neficencia para socorrerlos.
Indudablemente á estos desgraciados les hubiera ido mejor si hubiesen obtenido un
privilegio para monopolizar algun oficio, ó conseguido algun subsidio directo ó indirecto
á costa de los demás, para sostener mejor la competencia con ellos. Pero esto, que hu
biera sido bueno para aquellos'infelices, que son los menos, hubiera redundado en perjui
cio general, en daño de los que consiguieron caudal ó jornal, que son ios mas.
No hay mas que resignarse con esa parte mala de la libertad, en consideracion ásus
beneficios inmensamente mayores, en el seno de una ciudad ó de una comarca sometida
á unas mismas leyes y á unas mismas autoridades. Pero la resignacion es tanto mas acep
table, por cuanto la libertad aqui ya acompañada de alguna compensacion para las victi
mas del mal inevitable arriba descrito. Con los impuestos y las limosnas de los afortunados
se ven socorridos los desgraciados, y tienen estos, con muy raras escepciones, siquiera
mas de lo que tendrian en pueblos salvajes ó semitales, ó en territorios de esclavos. Al
canzan lo bastante para subsistir; gozan libremente de la tranquilidad y comodidades
públicas de los pueblos cultos; y á mas de los lazos de afecto que pueden procurarse,
tienen descansadamente pan, abrigo, calles de buen piso, campiñas risueñas, paseos ame
nos y noches con luz, á espensas de los mas felices ó de los mas pudientes (que no es siem
pre el mas rico el mas feliz).
Análogas compensaciones se establecen de pueblo á pueblo y de provincia á provincia
de una misma nacion. A los centros de poblacion mas florecientes, por serles mas favo
rable la libertad comercial, acuden á socorrerse los que quedan sin oficio en las aldeas
mas perjudicadas por la libre competencia. Los fondos provinciales, á que contribu
yen principalmente las localidades de mayor riqueza, vienen en auxilio de las que care
cieran de medios suficientes para cubrir sus atenciones y para mejorar de condicion
abandonadas á sus solas fuerzas. Los fondos generales del Estado se distribuyen entre
las provincias, acaso desigualmente beneficiadas por la libertad comercial, no á propor
cion de lo que pagan segun su riqueza relativa, sino atendiendo á sus urgencias y á sna
desgracias y á los obstáculos que encuentran para prosperar.
Merced á esta cadena de compensaciones, las provincias menos favorecidas por la li
bre concurrencia comercial reciproca de provincia á provincia, pueden y deben resignar
se á su mas ó menos transitoria inferioridad relativa. Porque ha de resultar ó transitoria
ó poca esta relativa inferioridad en un pais bien regido, ya que tiende constantemente á
nivelarlas fuerzas productivas y los elementos de prosperidad en toda la nacion, el acer
tado empleo de las rentas públicas. Del fondo comun se suple lo que se deja de exigir al
pueblo victima de una inundacion ó de un pedrisco. Del fondo comun se proveen las do
taciones paralas enseñanzas que han de diseminar una ilustracion igual en todos los dis
tritos, porque á ellas acuden alumnos de cada uno de los mismos. Aquel fondo comun sir
ve para abrir caminos donde no los hay, para construir puertos donde hacen falta, para de
secar pantanos donde impiden el cultivo, para ofrecer premios de estimulo donde la acti
vidad individual está dormida, para estudiar las aptitudes especiales de cada territorio y
el porqué no se aprovechan, y el cómo hacer que se utilicen. Del fondo comun se sacan si
es menester cuantiosas sumas para hacer frente á las crisis que ocasione en alguna pro
vincia la libre concurrencia con las demás provincias; y si amenazase el grave mal de
convertirse en permanentes tales crisis, lo evitaria un gobierno nacional á la altura de su
nombre por los medios de estimulo y contraestimulo deque puede disponer para dirigir el
desarrollo de la produccion en cada una de las comarcas de su pais.
Un gobierno verdaderamente nacional, al paso q'ie fomenta átodo trance el riego en
territorios susceptibles de adquirir con él una gran fecundidad, tambien á lodo trance si
multáneamente fomenta el hallazgo y la esplotacion de minas carboniferas y las pone en
comunicacion con el litoral en aquellos territorios donde existan otros grandes elementos
de porvenir industrial. Un gobierno nacional y previsor, al trazarse un plan general de
comunicaciones interiores, tiende á establecer ante todo directa comunicacion entre los
centros productivos de aptitudes diferentes que se auxilien para un fin comun; estimula
con rebajas ó exenciones de tributos, con premios y subvenciones si es menester en cada
zona territorial, lo que haya de armonizar sus progresos con los de las restantes zonas
, ■ - 41 -
territoriales, y modera ó retarda con sus desdenes el desarrollo de producciones rivales
de otras existentes en diversa localidad, cuando pudiese en ello ir envuelta la ruina de es
ta y mientras se le preparan caminos para evitarla.
¿Qué importa, pues, que en la libre competencia de provincia á provincia, pueda ha
ber cambios reciprocos desventajosos para algana de ellas, si del lucro de las ganancio
sas han de salir los medios para reparar y borrar las desventajas de la otra, y si hay el
ojo del gobierno nacional siempre abierto para encaminar las respectivas producciones de
manera que al fin vengan á formar una combinacion provechosa para todas?
Por esto han desaparecido para siempre las aduanas interiores. Desde que no hubo
mas que un Gobierno y un Erario para todas las provincias, sobraban y dañaban aque
llas barreras. La proteccion eficaz para las localidades que la necesiten, la moderacion
de la superioridad é inferioridad relativas de las diversas provincias, pudo y debió ya
conseguirse por medios mas directos.
No puede una provincia, de suelo menos fértil en cereales, amilanarse ante la pers
pectiva de tener que abandonar el cultivo de las mieses para alimentarse del trigo que le
envie la provincia que lo obtenga mejor y mas barato. El Gobierno, jefe de las dos, que
lo ha previsto, la habrá dotado con tiempo y con firme voluntad de otro ramo de produc
cion en que pueda obtener la primacia sobre las demás provincias: segun cuál sea su
aptitud, le ha desecado terrenos para pastos, ó le ha montado establecimientos modelos
de cria? de ganados, ó ha subvencionado empresas para levantar en su seno grandes ta
lleres industriales, ó la ha escogido para residencia, ya de escuelas facultativas, ya de
campos militares de instruccion, ya de arsenales y escuadras, ya de enseñanzas especia
les, ó le ha dispuesto algun mercado colonial para su actividad de comerciante. Asi re
parte el Gobierno sus medios infinitos de eficáz estimulo, y se guarda muy bien de estimu
lar lo mismo y con igual solicitud en todas partes. Asi se llega á la combinacion de que ha
ya en cada provincia alguna produccion muy vasta que sea indispensable auxiliar con las
producciones especiales de las provincias restantes. Asi se ha encontrado una fórmula de
proteccion mucho mejor que la de las Aduanas interiores, para hacer que prospere toda
la nacion, estrechando cada vez mas los lazos de una comun nacionalidad entre los va
rios territorios de la misma.
Pero para tejer y mantener estas combinaciones prácticas y sabias, es menester que
no puedan venir á perturbarlas las relaciones esteriores; antes bien hay una absoluta
necesidad de que se subordinen estas al plan de organizacion del comercio interior en
cada estado.
Mal podrá asegurarse cada mercado provincial á las demás provincias, si pueden ve
nir articulos de fuera á echarlas á todas, ó siquiera á varias de ellas de todos sus mer
cados.
Entonces se romperá la combinacion práctica y sabia en daño de la nacion, y en total
ruina de las provincias que se queden sin mercado.
Y si unos estranjeros impiden con su trigo cultivar las mieses, otros obligan con sus
telas á cerrar las fábricas, y otros hacen lo propio con sus pastos , con las naves y con
todo lo cambiable ó poco menos; entonces la nacion entera irá perdiendo sus productos
anuales, empezará á vivir á espensas de su capital, se arruinará como se arruinan los
que viven tomando prestado sobre sus haciendas en afrentosa holganza.
No ha de maravillarnos este resultado.
De provincia á provincia, el libre cambio, bajo un gobierno cuerdo, es solo en la apa
riencia ilimitado. Las compensaciones que hemos visto son verdaderas limitaciones en
cubiertas, que le convierten en una libertad comercial prudentemente reglamentada.
Pero de nacion á nacion no caben las compensaciones referidas; porque falta la ac
cion reguladora é imparcial de un gobierno comun que las hermane. Se ponen frente á
frente las naciones con la misma buena voluntad con que las tiendas rivales se envidian y
se arrebatan sus parroquianos, que es lo mismo que decir las rentas y aun á veces los
- 42 -
Caudales. Las naciones que se queden sin oficio, no recibirán de las demás ni limosna,
ni socorros, ni consuelos; no hallarán casas de refugio ni hospitales.
Para el libre cambio de nacion á nacion no hay mas compensaciones ni limitacion po
sibles que las Aduanas. Suprimidlas, y el libre cambio resultará absoluto, ilimitado,
anárquico.
Y la anarquia solo será útil á la nacion que esté dotada de una superioridad irresisti
ble. Las demás naciones vendrán á parar á un estado miserable; y la miseria, con rela
cion á la libertad de cambiar, viene á ser la ausencia de toda libertad. ¿Dónde existe la
libertad de cambiar cuando no se tienen objetos que poder dar en cambio?
La libre competencia ilimitada entre individuos, deja á varios individuos sin o/icio. Lo
mismo habria de resultar entre naciones: habrian de quedar algunas de estas sin oficio.
Pues los libre-cambistas aseguran, que infaliblemente habria de haber tantos oficios co
mo naciones, y tan arregladito y limpio, que habria para cada cuerpo una levita á mano,
esto es, para cadanacioo un buen oficio!
Los individuos que quedan sin oficio por la libre competencia, no sufririan estos des
calabros si antes de perderlo tuviesen en su mano el medio de alzarse con la esclusiva,
ó de obtener algun subsidio de ayuda á costa de sus rivales. Si se les diese á elegir entre
esto ó mudar de oficio, indudablemente elegirian lo primero, y cualquier cuerdo les diria,
muy bien hecho.
Sin embargo, cuando una nacion se encuentra en la dura alternativa de, ó bien tener
que prohibir ó gravar con derechos ciertos articulos de estranjera procedencia, ó bien
haber de mudar de oficio, los libre-cambistas quieren que opte por la muda, lo mismo si
hace calor que si hace frio.
Por fortuna, aunque ellos dicen á veces lo contrario, nadie hasta aqui ha seguido del
todo sus consejos; y decimos por fortuna, porque las pocas naciones que los siguieron á
medias, lo pasau bastante mal; mientras que las grandes naciones continentales, que de
ellos se rien, mantiensn y aun aumentan su grandeza.
En cuanto á la Inglaterra, la inventora y el dechado del sistema proteccionista, sigue
abriendo las puertas para lo quo le conviene y cuando le conviene, y continúa parape
tada con sus aranceles para lo que podria dañarla, mientras las circunstancias no varien.
Cuando los libre-cambistas os hablen de Inglaterra como de un pais donde imperan
sus doctrinas, decidles que traduzcan é impriman traducidos y completos sus aranceles
actuales. Vereis como no aceptan este compromiso.
Cuando os hablen delo barato y de lo caro, contestadles que en el pais de entre mon
tadas que arriba hemos descrito, antes de inventarse el lujo, el trigo valia poco; y sin eqa-
bargo, mientras los indigentes se paseaban, como no tenian con qué comprarlo, se ha
bian de contentar comiéndolo con la vista.
Y como el papel ahora me falta y se hace tarde para la continuacion de la historia,
que aguarden hasta otro dia.
Barcelona 18 de agosto de 1859.
Juan Tilas y Vidal.
PEQUEÑA MUESTRA DE BASTIAT

REFUTADO POR BASTIAT.

Bastiat lo ha dicho : E1 hombre produce para consumir, y es ¿ la vez productor y


consumidor.
Tambien lo ha dicho Bastiat : Las verdades incompletas inducen necesariamente á
error; y la doctrina librecambista en sus argumentos solo considera al hombre bajo un
punto de vista, bajo el de sus intereses como puro consumidor.
Bastiat combate la doctrina proteccionista imputándole el defecto de no considerar al
hombre bajo otro punto de vista que el de puro productor. m
Si esto último fuese exacto, lucharian en el campo económico dos sistemas, fundados
cada uno de ellos en una verdad incompleta, y por lo mismo ambos necesariamente er
róneos.
La verdad completa, laverdad verdad habria de hallarse en un tercer sistema.—¿Cuál
será este?—Creemos facil demostrar que es el proteccionismo bien entendido y aplicado:
el sistema quo lo mismo se opone al ciego prohibicionismo que al absoluto libre cambio.
Bastiat ha pretendido que la riqueza es la abundancia de cosas; que el voto secreto
de cada productor de que escasee la oferta y sea mucha la demanda de sus productos,
en su último grado de exajeracion se traduce por trabajo infinito para produccion nula;
al paso que por el voto intimo de cada consumidor favorable á que haya mucha oferta y
poca demanda de las cosas que coasume, exajerado hasta pasar el limite de lo quimé
rico y absurdo, convirtiéudolo todo en dones gratuitos como el aire, se nos daria (dice)
por resultado final el de produccion infinita sin esfuerzo ninguno.
Hemos tropezado con una buena clave de esos sofismas de Bastiat.
Lo infinito jamás será esiabon de una cadena de cosas finitas. Hay un abismo entre
costar ó valer una cosa algo, por pequeño que sea ese algo, y el hallarse la misma cosa
gratis al alcance de todos por nada.
La riqueza es la abundancia de cosas puestas al alcance de los que apetecen consumirlas.
Se dejó Bastiat en el tintero este complemento de su frase incompleta. Somos todos ricos
de aire, porque abunda al alcance de todos. No es rico en frutas el que las vé abundar
en huertos para él cerrados; ó en las mesas del mercado, cuando él no tiene en el bolsi
llo el oigo, poco ó mucho, pero el algo que le piden por ellas, para acceder á entregár
selas.
E1 voto secreto de cada productor, Bastiat lo dice, si por un lado tiende á que esca
see la oferta, propende por otro á que sea mucha la demanda: lo cual significa: que lo que
desea el productor es que no haya otros que ofrezcan lo queél.ofrece; pero á la vez de
sea poder ofrecerlo él al nivel de la demanda, y que esta demanda sea mucha. Aspira
pues á producir él mucho con poco esfuerzo; solo que codicia ser él mas bien que otro
quien provea abundantemente el mercado de sus productos.
Tambien lo dice Bastiat: el voto intimo de cada consumidor á la vez que mucha
oferta, quisiera poca demanda; lo cual quiere decir en castellano jeto: que hará su agos
' — 44 —
to cuando menudeen las quiebras y ventas forzadas de existencias de los productores,
cuando estos entren en competencias ruinosas, y cuando los demás consumidores se ar
ruinen tambien y carezcan de medios para comprar lo que él compra, mientras conser
ve él entero su caudal en la general ruina. Por cierto que eso que Bastiat no supo ver,
constituye un resultado anti-social y desastroso á gusto de aquel individuo consumidor;
y que semejante abundancia de cosas, de tan crecida oferta y de tan corta demanda, se
traduce por el adagio vulgar de pan para hoy y hambre para mañana.
Qé aqui como tambien por los gustos de cada consumidor puede llegarse á la miseria
pública.
Para evitarla, prohijese un sistema que atendiendo á la vez los intereses de cada pro
ductor y de cada consumidor, los armonice, y salve los intereses generales de todas cla
ses. Este sistema no es otro que el verdadero proteccionismo bien entendido y aplicado.
Procurar que los precios de las cosas en el mercado nacional se sostengan al tipo
conveniente para que pueda haber produccion constante y abundante en el pais, no es,
no, sinónimo de hacer que en este haya penuria ó escasez de objetos útiles.
En un ejemplo de Bastiat la Francia fabricaba diez millones de sombreros al coste de
quince francos mientras no se permitia que fuese el estranjero quien los vendiese á ra
zon de diez francos. Sombreros no faltaban. Se pagaban mas caros para que se fabrica
sen en el pais y no en el estranjero; y nada mat.
¿Quién sabe si habrá en el pais menos sombreros cuando el estranjero los venda á diez
francos que cuando los vendian los sombrereros nacionales á quince francos? Por de
pronto, los que queden sin jornal por cesacion de su industria no podrán comprar som
brero, ni zapatos, ni camisa, ni aun pan para si y sus Lijos si no viene en su socorro la li
mosna. Los demás que puedan continuar comprando sombrero economizarán cinco francos;
pero en cambio perderán la limosna que habrán de dar á los sombrereros y las ganan
cias que antes obtuviesen con lo que estos antes les comprasen.—¿Cuál cifra será la ma
yor, la de la economia 6 la de los quebrantos?—Aqui del talento de hombre de Gobier
no para apreciar cuando lo fuera la una y cuándo lo seria la otra.—Si el libre cambio no
matase mas que una industria, probablemente sus daños fueran menores y menos perma
nentes que sus ventajas; pero viceversa, cuando la mayoria de las industrias de un pais
6 poco menos deban perecer una vez establecido el libre cambio, bien se puede apostar
mil contra uno que los provechos que ocasione serán efimeros é insignificantes compa
rados con las pérdidas y los desastres que produzca.—Probablemente en paises en que es
to acontezca, la produccion arruinada lo será por una importacion menor que ella, y du
rante muchos años decreciente ó menguante despues del primer año. El estranjero que an
tes importase solo diez y luego el primer año cincuenta y el segundo cuarenta y al fin
normalmente veinte, habrá ganado. La nacion invadida (no repudiamos la palabra) que
antes produjese y consumiese ochenta ó noventa, y luego (inclusos los capitales que por
fallarles ya empleo destine al consumo) produzca y consuma tan solo cincuenta ó sesen
ta el primer año, y cuarenta ó cincuenta el segundo y al fin normalmente veinte ó trein
ta no mas, habrá perdido.—Bastiat y los de su escuela no «en esto, á saber: que puede y á
menudo debe ser menor la cifra de la importacion matadora que la de la produccion que
la misma mata, y que probablemente, cuando esto acontezca, ni siquiera estacionaria
subsistirá, antes bien irá menguando por mas ó menos tiempo despues del primer año
aquella cifra. Visto esto, los sofismas de Bastiat se desploman todos, porgue les falta la ba
se falsa en que se apoyaban.
¿Nos conviene ó no conservar permanentemente las industrias tales ó cuales , atendida
su importancia para ocupar los capitales y brazos del pais, aunque para ello permanen
temente se las deba proteger mas ó menos contra la competencia estranjera ? ¿Nos con
viene dispensar por durante un plazo mas 6 menos largo proteccion á otras industrias,
estas ó aquellas, que para nacer y arraigarse necesitan estimulo, y que una vez arraiga
das , acaso acaso de igjial á igual ó con ventaja , lucharán con sus rivales del estranje
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roí i Nos conviene ó no sostener por medio de los aranceles de aduanas el tipo de pre
cios corrientes de esos ú otros articulos que otros paises producen y ofrecen á me
nor precio á fuerza de compresion delos jornales ó apremiando con el látigo á muche
dumbre de esclavos apenas vestidos y mal alimentados, mas bien que colocarnos en idén
ticas condiciones de produccion que las de aquellos paises que han renunciado á no
pecar contra la ley de Dios para producir barato, y en los cuales no hay que buscar ma
sas de jornaleros libres, instruidos, rodeados de afecciones de familia, gozando algunas
comodidades, y consiguiendo ahorrar semanalmente algo, como las observamos entre
nosotros porque los precios de nuestro mercado consienten que nuestra produccion se
obtenga con salarios no muy bajos?
Estas y otras preguntas no menos importantes se dirigirá á si propio el Hombre de
Estado, y muy amenudo por cierto, si no se deja fascinar por verdades incompletas, sus
respuestas serán contrarias y aun á veces opuestas al libre cambio.
Y dirá como Bastiat: pagamos millones de contribucion por la administracion de jus
ticia, y puentes y calzadas, y ferro carriles; pero tambien todo esto tenemos, y hacemos un
buen negocio teniéndolo mediante aquel sicrificio pecuniario. Y mas lógico que Bastiat,
añadirá : pago indirectamente contribucion al que me alimenta, y al que me viste, y á los
que me proporcionan cien comodidades caseras por medio de vastas industrias que solo
viven bajo la proteccion arancelaria, y aun es cierto que ellos entre si, esos productores
se pagan unos á otros tambien impuesto indirecto por razon del mismo precio alto á cuya
sombra viven; ¿pero qué importa que asi sea, si suprimidos esos reciprocos recargos,
todas esas vastas industrias, incapaces todas y cada una de ellas de luchar de igual á
igual con el estranjero é irreemplazables por otras siquiera en gran parle segun el actual
estado de nuestros elementos de capital, instruccion y trabajo, quedarian arruinadas, y
con su ruina mermáranse las rentas públicas y mandaria entonces sobre un pais menos
rico, y no tendriamos esta general prosperidad que es la hipoteca y la razon justa de ser
del crecido sueldo con que se retribuyen mis funciones como inteligente hombre de
Estado T
Y aun dirá pasando mas adelante: bien dice Bastiat que el numerario se escapa de
donde sobra; pero no supo ver Bastiat que la razon de que sobre, puede consistir en que
se hayan empequeñecido la produccion y la circulacion interiores que como elemento y
agente de ellas le absorben, y tanto mas le necesitan y le atraen cuanto mas crecen, sien
do las mismas á él como la esponja al agua. Si una esponja que no está recibiendo agua
por ningun lado va escupiendo agua , será esto señal infalible de que se la comprime y
estrecha , y viceversa, si por mucha agua que se le envie la absorbe, indudablemente se
ensancha y crece. Hé aqui la importancia de la balanza mercantil bien entendida. Un pais
que constante y reiteradamente escupe numerario sin que lo saque de sus minas, ofrece un
sintoma infalible de decadencia. Y por cierto que el dinero escupido y que no vuelve ya
no sobra. A produccion de 4 numerario 2, y á produccion de 2 numerario 1, son dos fór
mulas de idéntico valor del numerario en el mercado. ¿Dónde van, pues, á parar los so
fismas de que poco importa que salga dinero, porque cuanto mas salga mas valdrá alli
de donde sale, y otros descubrimientos no menos peregrinos de la escuela del libre cambio?
Y ¿qué vale contra este el rebuscar casos escepcionales en que los números de la ba
lanza oficial no son los números de la balanza positiva ó exacta? ¿Dejará de ser por ello
el total de datos oficiales un indicante aproximado de los datos positivos , aceptable á
falta de otro mejor? ¿ Dejará de ser verdad que una constante y reiterada salida de nu
merario de donde no se cosecha numerario, es sintoma de amenguarse alli la produccion y
la circulacion, de que salen ahorros, y de que se aplican al consumo ó emigran los ca
pitales ?
Si dijésemos X recibe ó importa 200,000 francos en mercancias, y ya anotadas en la
aduana perecen por un incendio, y los libre-cambistas los presentan como ganancia; ó
bien, por otra igual cantidad de aquellas mercancias con derechos y gastos se venden
— 46 —
y esportan otras por 240,000 francos, y los libre-cambistas dicen que hay 40,000 de pér
dida, ¿ razonariamos bien ?
Pues asi, por el estilo, razona con sus ejemplos Bastiat.
Bastiat lo ba dicho : Cuando dos obreros piden trabajo á un amo, los salarios bajan;
cuando dos amos solicitan á un obrero, los jornales suben.
Pues si están las industrias compatibles con el libre cambio saturadas de brazos y en
el pais sobran brazos, ¿qué habrá que hacer para que los salarios no bajen, quizás
quizás hasta á un tipo compresivo de semi-hambre? Crear nuevas industrias que ocu
pen brazos. Y si para crearlas es menester estimulo, y si no pueden nacer ó sostenerse á
los precios del producto estranjero, ¿qué haremos para superar esta contrariedad? Re
currirá la proteccion arancelaria por los mismos principios de Bastiat: para que haya
mas amos que pidan jornaleros. Y...
Pero basta. Por hoy y para simple muestra basta lo esplicado de Bastiat refutando á
Bastiat.
Barcelona 8 de octubre de 1863.
Juan YUas y Vidal.

,
LA IGUALDAD.

El hombre aspira constantemente á la igualdad; pero cuando se abren las páginas de


la historia, cuando se interroga á la naturaleza humana, parece que la historia y la na
turaleza protestan contra esta aspiracion. La desigualdad existe en los pueblos de Orien
te lo mismo que en los de Occidente, en el mundo antiguo lo propio que en el mundo mo
derno, en medio de la civilizacion pagana al igual que en el geno de la civilizacion cris
tiana: la desigualdad existe entre los hombres independientemente de las leyes, de las ins
tituciones, de la organizacion politica y social de los pueblos.
Consultemos sino la historia. En el mundo antiguo, Egipto nos presenta la coexisten
cia de tres castas, la sacerdotal, la de los guerreros y la de los artesanos; en tres castas
aparecen divididos los Caldeos, la de los sacerdotes, la de los sabios y la de los ¡indus
triales; la division en castas es el régimen de todos los pueblos asiáticos; y cuando el mas
espiritualista delos filósofos de la antigüedad propone un ideal del Estado, divide al pue
blo en tres clases, la de los magistrados, la de los guerreros y la de los artesanos, por
manera que con razon se ha dicho, que en la teoria de Platon se reflejala civilizacion de
Oriente. La de Occidente resúmese en Grecia y Roma; pero Grecia presenta al pueblo de
Atenas dividido en cuatro clases, sobre la base de la riqueza, y el de Lacedemonia ha
ciendo soberano al espartano, súbdito al laconio y esclavo al idiota; Roma tiene hombres
libres y esclavos, patricios y plebeyos, y un agerromanus, un suelo itálico y un suelo pro
vincial que respectivamente atribuyen distintos derechos; todos admiten la esclavitud
por renta ó por conquista, y la perpetúan por el nacimiento; y esta institucion encuentra
su justificacion y su defensa en Aristóteles, el mas observador y analitico de los filósofos
que han vivido antes de la era cristiana.
Cuando la civilizacion antigua exhala su último aliento entre las ruinas del imperio de
Occidente, las nacionalidades que se constituyen sobre el suelo de que acaban de desapa
recer las águilas romanas no son mas que una justaposicion de dos razas, distintas por
su origen, enemigas por su» sentimientos, desiguales por sus derechos, separadas entre
si por su lengua, por sus instituciones y por sus costumbres. La ley de razas es la base
de la organizacion social y politica de los nuevos Estados que erigen los Ostrogodos en
Italia, los Francos en las dalias, los Visigodos en España y los Anglo-sajones en la Gran
Rretaña.
Mas adelante fúndense en una las dos razas enemigas, asi como se alian para formar
la civilizacion moderna los elementos de la civilizacion romana que han sobrevivido con
los que han aportado de la suya los pueblos septentrionales; y en los nuevos Estados
dividense comunmente las tierras en alodiales, beneficiales y tributarias ó eensatarias,
como se dividen comunmente en clases los hombres. Los landos, los thanes reales y los
ricos hombres forman en Francia, Inglaterra y España la clase privilegiada ; los arima
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nes, los thanes inferiores y los infanzones constituyen la que le sigue; y los siervos de la
gleba ó del terruño componen la inferior y mas humilde. Enséñanos la historia que tiene
en estas tres naciones su cuna el gobierno representativo ; pero la libertad politica no es
aun un derecho, sino un privilegio, pues la nobleza y el alto clero la disfrutan como inhe.
rente á su clase, y no el pueblo, sino algunas ciudades y villas la alcanzan por especial
concesion.
No desaparecen con la edad media las huejlas del régimen feudal que durante siglos se
ha estendido por Europa. La aristocracia nobiliaria retiene especiales y múltiples privile
gios de clase ; y en las armas, en la magistratura, en la administracion municipal , tiene
reservado mas de un lugar que en vano se esforzaria por conseguir el no nacido en alta
cuna. Hay desigualdad ante los Tribunales por el fuero, hay desigualdad ante el Estado por
el impuesto, y la amortizacion se estiende por Europa multiplicando los mayorazgos y
los fideicomisos perpétuos para alimentar en todas las clases los humos de hidalguia que
desvanecen á todo el que quiere separar de la condicion comun á él y á sus sucesores.
De todos estos privilegios hace patriótica abdicacion en una noche memorable, la del
4 de agosto de 1789, la nobleza de Francia para ejemplo de la nobleza de los demás pue
blos europeos ; y al dia siguiente se escribe en la ley fundamental de todos los Estados
constitucionales la igualdad ante la ley. Pero aun entonces subsisten clases superiores y
clases inferiores, aristocracia, clase media y pobres, los que poseen derechos politicos y
los privados de ellos, los que viven de sus rentas y los qus libran su subsistencia en el
trabajo manual y cotidiano.
¿Qué es lo que se deduce de estas enseñanzas de la historia? Primero, que las des
igualdades sociales existen en todas las épocas y en todos las paises ; y segundo, que en
la marcha progresiva de las sociedades humanas , va desapareciendo gradualmente lo
que de menos natural y lógico existe en estas desigualdades. Esto nos revela, leyendo
en lo futuro, que no vivirán las sociedades venideras bajo el régimen de castas, ni estarán
sujetas á la ley de razas; que no habrá esclavitud como en el mundo antiguo, ni servidum*
bre de la plebe como en la edad media; que la posesion de la tierra ó la simple condicion
de nacimiento no atribuirán privilegios de clase. Esto que ha sido, no volverá <i ser en la
vida de los pueblos. No sé yo si está cercano el dia , ni aun si ha de llegar, en que á la
igualdad ante la ley, como la proclaman las Constituciones, suceda la mas absoluta igual
dad en la ley, como la anuncian los que creen haber descubierto el ideal de la humanidad.
Consultemos por un momento la naturaleza humana. Su respuesta es sencilla: in
génitas le son las desigualdades naturales. El entendimiento concibe que un dia pue
dan concederse á todos los mismos derechos, asi politicos como civiles ¡ pero el estudio
de la naturaleza humana nos dice que en ese dia habrá como hoy y como siempre vir
tuosos y malvados, sábios é ignorantes, valientes y cobardes, astutos y crédulos, fuer
tes y débiles, sanos y enfermos, sobrios y pródigos, laboriosos y haraganes; que enton
ces como hoy y como siempre el hombre será mas robusto, tendrá mas poder que la mu
jer , habrá acumulado mas esperiencia que el jóven ; el adulto disfrutará de mas fortale-
zaque el viejo y que el niño; el anciano y las necesidades morales, intelectuales y fisica»
de cada individuo serán desiguales segun su sexo, su edad, su temperamento, su consti
tucion fisica, sus facultades intelectuales, y aun segun el lugar de su nacimiento ó el que
le sirva de domicilio. De propósito no decimos que habrá ricos y pobres, para que no se
pos objete que puede hacerse desaparecer esta desigualdad estableciendo la comunion
de bienes.
Podrá, pues, dejar de existir la desigualdad legal, pero no la real, y mientras no se
estinga la segunda habrá aristocracia y habrá vulgo. La desigualdad por la superioridad,
que es lo que constituye la aristocracia, existirá siempre: el que sobresalga en virtud, en
saber, en valor, en abnegacion, en energia de voluntad, en acierto en los consejos, en fe
cundidad en los medios, en habilidad en las acciones, este no se confundirá jamás con
los que, no sabiendo rebasar la esfera comun, forman siempre la muchedumbre. Ilay mas.
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A despecho de la ley, el inteligente eclipsará siempre al ignorante* el valiente impondrá
siempre miedo al cobarde, el astuto engañará siempre al crédulo, el fuerte dominará
siempre al débil, el sano servirá siempre de motivo de envidia al enfermo, el sobrio y el
laborioso serán siempre mas ricos que el pródigo ó el holgazan, el mas esperimentado ten
drá siempre mas prevision que el inesperto, y en las relaciones que entre si sostengan
los hombres, la igualdad en la ley no dejará á todos en condicion de igualdad; unos se
rán vencedores y oíros vencidos en las luchas, ora pacificas, ora violentas, que forman
el tejido de esas relaciones.
Sin embargo, la igualdad puede existir. Dios que ha dado á los hombres la verdade
ra igualdad con la unidad del linaje humano ; DioS que tiene para todos las mismas pro
mesas y para todos reservada una vida, si la merecemos en la tierra, de eternas bienaven
turanzas, nos ha enseñado el camino de llegar á la verdadera igualdad, en medio de las
desigualdades sociales que establecen las leyes, y aun á despecho de las desigualdades
naturales. Hay una ley moral que gobierna á los séres inteligentes y libres. Obedezcamos
todos esa ley, y el sabio pondrá su ciencia al servicio del ignorante; el valiente dispensa
rá su proteccion al cobarde, el astuto depondrá sus ardides ante el crédulo, el fuerte ser
virá de apoyo á los débiles, el sano se colocará junto al lecho del enfermo, el sobrio mo
derará los despilfarro» del pródigo , el laborioso estimulará al holgazan con su ejemplo,
y el esperimentado ilustrará al inesperto con su consejo. La verdadera y posible igualdad,
pues, es la sumision de todos, sin distincion , á esa ley que brilla con luz refulgente y
nnnca estinguida sobre las naciones y sobre los siglos.

Manuel Duran y Bas.


¿QUÉ ES EL COMUNISMO?

Todas las cosas son desiguales en el mundo : puede apostarse con el mas hábil arte
sano que no fabricará dos obras enteramente iguales, de manera que por mas cuidado
que ponga en su construccion, se encontrará un punto de diferencia en ellas. Asi se com
prende cómo en un batallon ó en un grande ejército conoce á primera vista cada soldado
su fusil , y en un espacioso taller cada trabajador las herramientas de que se sirve. En
vano buscarémos la igualdad en los productos de la naturaleza: los animales, las plantas,
los árboles y cuantos objetos están sujetos á nuestros ojos, aunque sean de una misma
especie y se parezcan mas ó menos, los distingue unos de otros cualquiera que fije la
atencion en ellos. Todos hemos admirado alguna vez la prodigiosa variedad de la natu
raleza en nosotros mismos al contemplar que entre los muellisimos millones de personas
que pueblan la tierra, no se encuentran dos que tengan la cara igual. La misma diversi
dad hay en el carácter y la inteligencia de los hombres, los cuales son buenos, ó malva
dos, ó tontos, ó medianamente instruidos, ó eminentes por sus vastos conocimientos.
Será pues una ilusion irrealizable el propósito de constituir un estado bajo un pié abso
luto dé igualdad, mientras no se mude la naturaleza de la especie humana y de las cosas
de este mundo.
Seria verdaderamente un milagro que en medio de tanta diversidad de cosas, ideas
y sentimientos se consiguiese el establecimiento de una sociedad donde los hombres dis
frutasen de iguales derechos, honores, consideraciones y riquezas, lo que supondria—y
es imposible concebirlo—que todos tienen iguales merecimientos. Olvidándose algunos
publicistas de que el mundo está como está, y es imposible al hombre hacerlo de otra
manera, han intentado trastornar las bases en que naturalmente se funda, y regirlo según
las leyes del comunismo. Hasta el presente no hay esperiencia de buen éxito de ninguna
sociedad comunista. Los únicos que han podido, viviendo en comunidad, sostenerse por
algun tiempo—y no merecen el dictado de comunistas en el sentido en que se toma esta
palabra—son, por ejemplo, los frailes en los conventos, si bien ha de notarse que para
entrar en ellos se les sometia á un riguroso noviciado que acreditaba su vocacion, y se
les exigia toda su vida una obediencia ciega á las reglas de su órden y á los mandatos de
sus superiores. De manera que si en virtud de santa obediencia se les mandaba ir al de
sierto, iban á él; si á pasar los mares, los pasaban ; si, permitaseme la espresion, á pre
cipitarse de lo alto de un ribazo, se precipitaban á él. No es presumible que á nosotros
nos agrade semejante modo de vivir, el cual consiste en el mas riguroso absolutismo,
puesto que el fraile, sin escusa alguna, obedece sumisamente al padre guardian , este al
provincial, y este al general. Aun constituidos asi los convento?, no habrian existido
muchos años sin el auxilio poderoso de la religion y la esperanza de felicidad después
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de la mterte, que dominaban en el corazon de sus individuos ; y con todo eso tampoco
habrian existido si sus santos fundadores hubiesen permitido á los religiosos casarse y
vivir con sus mujeres, las cuales, como son algo quisquillosas en familia, habrian repe
tido las escenas de suegras y nueras.
Para llegar al comunismo, seria menester repartir los bienes entre los individuos de
cada nacion, ó los del mundo entero entre todos los que viven en el. Aparte de que esto
es imposible», se concibe en la imaginacion que supuesto el repartimiento igual de todas
las riquezas, acontecerá que como los hombres, ó porque unos son jugadores, ó no son
tan económicos y previsores, ó tienen mas apetito y mayores necesidades que otros, gas
tarán en el mismo dia, sin pensar en el de mañana, la parle que les haya tocado, á se
mejanza de aquellos operarios que el sábado gastan ó se juegan el salario de toda la
semana. Habrá desigualdad otra vez, y para hacerla desaparecer será necesario tomar
una parte de los que han economizado y entregarla á los que hayan consumido la suya.
De seguro aquel que habrá sido económico y buen administrador se denegará á favore
cer al disipador, y si se le quiere obligar responderá con algun porrazo. En general ten
drán que hacerse nuevos y nuevos repartimientos para guardar la Igualdad en la socie
dad, los cuales provocarán tales disgustos y resistencias que pararán en una guerra en
qae los ciudadanos se devorarán mutuamente.
El comunismo puede concebirse en la imaginacion bajo otra forma , esto es, re
uniendo y administrándose todos los bienes en nombre y por cuenta del Estado, quien
distribuya sus productos á los ciudadanos.
Semejante propósito es un delirio. E1 Estado no puede administrar con el doble ob
jeto de cuidar de los trabajos necesarios para producir y repartir en seguida sus pro
ductos á cada uno segun sus necesidades. La razon y la esperiencia nos enseñan que un
gobierno comerciante, industrial ó empresario, hace por lo comun muy malos negocios,
y que la industria particular es la única que sabe sacar buena ganancia. Un simple esta
blecimiento, por ejemplo, una fábrica, necesita entendidos directores para hacer traba
jar y ganar alguna cosa. ¡Cuál será la administracion de las diversas y numerosas in
dustrias, y de todos los bienes de una provincia ó de una nacion 1 En nombre del Es
tado ¿podrá por ventura administrarse lodo ese inmenso conjunto? No. Los que sean
nombrados directores ó administradores ¿tendrán los conocimientos y la esperiencia
bastantes para desempeñar su cometido? Lo dudamos. Supuesto que puedan y sepan
administrar ¿tendrán en la gestion de las cosas públicas la diligencia que tiene un parti
cular en las suyas ? No. ¿ Serán tan buenos que administren con integridad ? No es pro
bable. ¿ Se quedarán con lo mejor ó robarán ? Esto es lo mas verosimil.
Un Estado no puede subsistir, cualquiera que sea la forma de su gobierno, sino con
el trabajo de todos los que forman parte de él. En una sociedad comunista ha de traba
jarse tambien : ¿ quién obligará á los vagabundos á trabajar ? Si no se les dice nada, ¿ no
quedarán descontentos los demás ciudadanos con tener que trabajar y alimentarles con
sus sudores ? Si se dice que se les obligará al trabajo, preguntaremos además ¿ por cuá
les medios? ¿con el castigo ? En este caso la soeiedad comunista será peor que la nues
tra, en que los hombres disfrutan delibertad amplia y trabajan ó no trabajan á su volun
tad. El que es perezoso queda sobradamente castigado de la miseria que padece.
El interés individual en las sociedades actuales es el aguijon que estimula i los hom
bres, no solo al trabajo ordinario, si quo tambien á las grandes y arriesgadas empresas:
en las comunistas se desconoce ese poderoso medio, porque todos trabajan en provecho
del Estado. Y cuenta que sus fautores no han sabido encontrar otro con que suplirlo; y
se hacen la tonta ilusion de que no se conocerá en la comunidad ni la ociosidad ni la
pereza, como si fuese posible quitar estos y otros vicios que son tan antiguos como el
mundo : oreen que el amor á la asociacion, los honores y distinciones bastarán para inci
tar al trabajo, sin pensar que, á eecepcion de algunas almas de elevado temple, la mayor
parte de los hombres se rie de las cruces y condecoraciones que no llevan riquezas.
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El comunismo no podrá arraigarse ni vivir en ningun pais, porque se lo impedirá el
deseo de propiedad personal que está encarnado en el corazon de cuantos han nacido y
nacerán. Puédense publicar leyes contra este deseo; pero serán ineficaces y no se obser
varán nunca. Los hombres no pueden con sus leyes modificar ni alterar en nada las que
ha hecho el Criador del universo. En una sociedad comunista los niños comenzarian á
infringir sus reglas apropiándose los juguetes que llegasen á sus manos y riñendo con
sus compañeros que intentaren tomárselos; y otro tanto harian los hombres y las mujeres
sobre cosas mayores. Y aunque todos fuesen ángeles, que no los conocemos en la tierra,
formarian licitamente los mas económicos su peculio y propiedad particular con los
ahorros de lo que les hubiese entregado la comunidad para sus alimentos.
Tocante á proyectos sociales, no pueden los escritores de nuestros tiempos decir na
da que no baya sido contado y repelido por los antiguos. Si alguna vez llega' á oidos de
alguno la palabra comunismo, ha de pensar que está juzgado y condenado mucho tiem
po há. i
Puede servir para formar concepto de lo que es, la historia de M. Sudre, traducida
por el Sr. Mañé y Flaquer, de la cual vamos á tomar algunas breves noticias.
En una república muy antigua llamada Esparta, hubo cierto comunismo que no puede
agradar á ningun hombre civilizado: era una sociedad que mataba los niños de comple
xion débil, que arrancaba á los demás del seno de sus familias, que erigia el hurto en arte,
que trataba y consideraba á las mujeres como yeguas, que degollaba á millones los
pobres esclavos, etc., etc.
En el siglo 11 de nuestra era, los carpocracianos formaron una comunidad deshonesta
y brutal. Sus sectarios, entre otros escándalos, oraban desnudos en señal de libertad y
disponian de las propiedades y las mujeres como cosa pública. Los maridos ofrecian sus
compañeras á los estranjeros, y despues de las comidas en comun, apagaban las luces y
se entregaban á toda clase de escesos.
La historia de los anabaptistas merece llamar la atencion de los que desean conocer
el comunismo. Tomás Münzer, uno de sus fundadores, para hacerse prosélitos, se daba
un aire inspirado, fingia éxtasis misticos, y á semejanza de algunas mujercillas de nues
tros tiempos, interpretaba los sueños. Con tales mañas no faltaron incautos que le si
guieron. Logró, es verdad, establecer en el siglo xvi el comunismo en la ciudad deMul.
hausen en Alemania, pero su triunfo fué tan efimero y desgraciado como debia serlo ne
cesariamente: los jornaleros abandonaron sus trabajos y no hicieron mas que holgar y
vivir á costa de los fondos comunes, que les parecian inagotables; de manera que las
consecuencias de su aplicacion fueron la falta de produccion, la ociosidad, la pereza y
una pronta consuncion de los capitales.
Prescindamos de los groseros desarreglos de los anabaptistas suizos, que del princi
pio de la comunidad de bienes dedujeron en breve el de comunidad de mujeres , y fije
mos un momento la atencion en la provincia de Moravia,
Alli floreció el comunismo en los años de 1527 á 1330 á precio del sacrificio de la li
bertad de los miembros de la comunidad, del completo aniquilamiento de la personali
dad humana y del mas absoluto despotismo. Basta saber que logró no dejar hablar álas
mujeres en las horas de trabajo ni en la comida, y que todos los hermanos y hermanas
vestian trajes de la misma tela cortados por el mismo patron. Pronto cesó una vida tan
austera: las mujeres, tan aficionadas á los adornos, quisieron distinguirse por la riqueza
y variedad de las telas: los maridos para complacerlas se reservaron algo de su trabajo ó
ahorraron parte de las subsistencias que seles entregaban, es decir, cada uno formó su
peculio y una propiedad particular que contribuyó á la caida de la comunidad.
Juan de Leyden fué un famoso comunista que para el logro de sus deseos comenzó á fin
gir durante tres dias estar privado del uso de la palabra : aparte de otros hechos desarre
glados, se casó con dos hermanas y llegó á tener diez y siete esposas. Los demás imita
ron su ejemplo, de suerte que las mujeres y doncellas que se negaron á sujetarse, tu
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vieron que sufrir todos los escesos de la brutalidad y de la barbarie. Tras mil farsas in
dignas de hombres que proclaman la libertad é igualdad, Juan de Leyden se hizo procla
mar Rey. Es inútil decir, como sucedió y sucederá siempre en tales casos, que él y sus
servidores desplegaron la mayor magnificencia y se apoderaron de las mejores telas,
joyas, del oro y los comestibles destinados á los alimentos de los asociados. Fué el rey
verdugo de los condenados á pena capital por su consejo de estado. Tales fueron los
escandalosos hechos del tirano de Munster, que acabó por asesinar á su esposa favorita
y á vivir en la abundancia mientras el pueblo padecia los horrores del hambre en el sitio
de aquella ciudad.
En 1516 se imprimió la Utopia de Tomás Moro, canciller de Inglaterra, la cual se
consideró largo tiempo segun lo que significa su nombre, es decir, como una novela, y
ha sido despues el fundamento del comunismo moderno. En Utopia, pais imaginario, los
comunistas visten un traje uniforme á modo de soldados, y si bien no ha sido suprimida
alli la familia, se previene para evitar todo engaño que los prometidos esposos se mues
tren uno á otro en estado completo de desnudez; las familias deben constar poco mas ó
menos de igual número de individuos, y cuando hay alguna demasiado numerosa se ha
cen pasar algunos de sus hijos á otra familia; si hay esceso de poblacion se decreta una
emigracion general; se admite la esclavitud. .
Los mismos ó parecidos absurdos han reproducido Campanella, Morelly, Mably, Bris.
sot de Warville, Fourrier, etc.
En conclusion, el comunismo en la práctica y ante la razon ha sido y será :
La ociosidad y la pereza :
La muerte del interés personal, causa impulsiva delas empresas dificiles y de los
grandes trabajos :
La interrupcion dela produccion:
El medio de consumir pronto los capitales:
Una tentativa inútil contra la idea de propiedad innata en el niño, en la mujer y en el
hombre :
La proscripcion de las letras, de las artes y Giencias:
La perversion de la inteligencia :
La satisfaccion de las pasiones desordenadas :
La degradacion de la mujer :
La destruccion de la familia :
El aniquilamiento de la libertad : i. ,
El despotismo :
La esclavitud.
■ * i
Joaquín Cadafalch.
NOCIONES GENERALES DE DERECHO.

Conocer el derecho, esto es, la norma de la justicia, siquiera en lo mas usual y prác
tico, bien se comprende que ha de ser interesante á todos los individuos, cualquiera que
sea la clase á que pertenezcan, porque todos necesitamos una regla para los actos de
mie.-tra vida social; pero este conocimiento es mas necesario y será doblemente prove
choso para el obrero, atendido que sujeto como los demás ciudadauos á la obediencia y
cumplimiento de las leyes ; llamado á gozar de aquellos derechos que nuestra constitu
cion politica y civil otorga, sin distincion, á todos los españoles; y espuesto , como la
generalidad, a experimentar en sus relaciones.de familia y de intereses contrariedades y
complicaciones que no siempre se vencen ni resuelven con el simple buen sentido , el
obrero, sin embargo, no tiene, por lo comun, tiempo disponible ni fácil ocasion de acu
dir al prudente consejo de letrados ó de otras personas entendidas en materias legales,
ni la estrechez de sus recursos le permite sufragar el desembolso que tal diligencia le
ocasionaria.
De los inconvenientes que acabamos de señalar y de otras causas que omitimos por
no conducir á nuestro actual propósito, dimanan frecuentemente preocupaciones , des
aciertos y estravios de funesta consecuencia para la suerte del obrero y la de su familia;
no tanto porque la ignorancia es madre del error , como porque de su natural sencillez
y credulidad se mantienen y medran los embaucadores , los ruines y los de conciencia
poco escrupulosa.
Por esto hemos creido que no estarian fuera de su lugar en la modesta y reducida
biblioteca del proletario las breves y elementales nociones de derecho comun, que serán
objeto del presente articulo.
Ilustrar la inteligencia del obrero para que no sea victima de astutas asechanzas, para
que su propio juicio le vaya trazando el camino que debe seguir en los accidentes ordi
narios de la vida ; proporcionarle un corto caudal de conocimientos en ciencias y en
artes, que, unido al inestimable caudal de sus brazos, de su laboriosidad y de su honra
dez, le permita estender la mirada mas allá de las paredes del taller; inspirarle una noble
ambicion de sobresalir en su arte ó ejercicio, de conquistar un lauro en esa honrosa
lucha con que los ingenios de todas las naciones rivalizan á porfia para dotar al mundo
con nuevos descubrimientos y admirables adelantos; darle á conocer las máximas de la
moral práctica, para que infiltrándolas en el corazon de los suyos, goce la inmensa dicha
de ver la paz reinando en su morada; elevar el alma del obrero para que olvidando por
un momento las fatigas del trabajo corporal, venga con nosotros á saborear los goces del
espiritu, admirando los encantos de la naturaleza y percibiendo las bellezas del órden
artistico y moral ; hé aqui la tarea que nos hemos impuesto los que siendo tambien
obreros, aunque obreros de la inteligencia, sentimos hácia nuestros hermanos caritativo
amor y entrañable simpatia.
Para realizar nuestro propósito contamos principalmente con algunas de las bellas
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cualidades que constituyen el carácter general de la masa obrera ; rectitud de sentimien
tos, clara penetracion y voluntad perseverante.
Queriendo aprovechar estas dotes naturales, viva persuadido el obrero deqve sin mas
fatiga que la de consagrar á lecturas como el presente Almanaque una parte del escaso
tiempo que sus deberes le dejan ocioso, puede adquirir paulatinamente utilisimos cono
cimientos en materias que hoy tal ves considera superiores á su alcance; y la esperien-
cia no tardará en demostrarle cuán copioso fruto puede recoger cultivando esta semilla
que con buena voluntad le ofrecemos.
Por lo que atañe á la materia del presente articulo, se comprende bien la dificultad de
compendiar en reducido número de páginas los principios fundamentales de la ciencia
mas vasta en que se ha ejercitado el entendimiento humano; asi que, sinceramente pene
trados de nuestra insuficiencia para desempeñar la tarea con mediano acierto, solo hemos
podido intentarlo correspondiendo al deseo de la ilustrada Junta directiva del Ateneo
Catalan, promovedora y patrocinadora de la presente publicacion.

I.

E1 derecho, que consideramos aqui en el sentido mas general, esto es, el conjunto de
las leyes, órdenes, tratados y disposiciones de toda especie, asi en materia civil como
administrativa, politica ó penal, no es producto de la voluntad arbitraria y menos aun
del capricho de los que han dictado las leyes y que por esta razon llamamos legisla
dores.
El derecho, por el contrario, es la espresion de la voluntad, del interés y de la con
veniencia comun, definidas y apreciadas estas circunstancias por los que, segun la diver
sa organizacion de los Estados, tienen conferida la mision y están revestidos de autoridad
suficiente para convertir en precepto lo que conviene al bienestar moral y material de
los pueblos.
Pero debemos advertir, además, que asi como el legistador obra inspirado por la con
ciencia universa], á su vez esta conciencia recibe la inspiracion de otro legisiador mas
elevado, fuente de toda justicia, del Supremo Hacedor, que, al criar al hombre ha infundido
en su alma el sentimiento de lo bueno y de lo justo, por mas que, dejando al individuo
todo el mérito ó el vituperio que merezca su conducta, le haya concedido libertad para
seguir el camino de la maldad y de la perdicion. Diremos, para esplicar mas claramente
la idea, que una ley no seria justa por mas que recibiese la sancion y hasta el aplauso de
todos los individuos de un pueblo, si conculcaba los principios de moral eterna é inva
riable que son el lazo de mistica union entre la conciencia del hombre y la perfecta justi
cia de Dios.
De la influencia que, segun hemos dicho, ejercen las ideas y los sentimientos de la
generalidad en las decisiones del legisiador, se sigue que las leyes serán tanto mas per
fectas cuanto sean los pueblos mas ilustrados, porque la mayor ilustracion sirve para
percibir con mas viva claridad las nociones de justicia grabadas por la mano de Dios en
el fondo mas recóndito del alma humana, mientras que llegan esas nociones á oscure
cerse, cuando no á borrarse por completo, en los pueblos embrutecidos por la igno
rancia.
Hé aqui la razo» porqué horrorizan y no serian posibles en la civilizada Europa esas
leyes monstruosamente bárbaras que permiten á un reyezuelo del interior de Africa ser
el esterminador de su abyecto pueblo , ora vendiéndole cual despreciable y vil rebaño á
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los todavia mas viles y despreciables mercaderes de carne humana, ora convirtiendo en
bullicioso festin el espectáculo de segar centenares de cabezas.
En la misma Europa, en nuestra propia España, si no presenciais aquellos suplicios
crueles y repugnantes que alguna vez habreis oido contar ó leido en aigun libro; si no
veis cabezas de malhechores colocadas sobre un pilon en los caminos y encrucijadas ; si
los que nacidos ó criados en esta capital, pero no contando mas de treinta y cinco años,
no es posible que recordeis lo que significa pasar un hombre Boria avall , no creais que
se debe simplemente al hecho de haber cambiado la forma de gobierno ; es que han cam
biado las ideas, las costumbres y los sentimientos de la generalidad, pero cambio feliz,
humanitario, que preparó la reforma de las leyes penales, por la que han quedado aboli
dos aquellos atroces castigos que presenciaban impasibles nuestros mayores y que nos
otros ni podemos recordar sin estremecimiento.
Todavia en esle punto eos falta dar un gran paso, y tambien del sentimiento público
ha de venir el impulso decisivo. Cada vez que la fatal campanilla os anuncie qne uno de
vuestros hermanos ha de subir, cargado con el peso de sas crimenes, al ignominioso ta
blado que la justicia de los hombres levanta, implorad para su alma la misericordia de
Dios, pero huid lejos y apartad á vuestros hijos del sitio en que tiene lugar aquel drama
desgarrador.
Cuando asi mostreis la invencible repugnancia que os inspira la figura del verdugo;
cuando asi quede proclamado, por votacion silenciosa de las masas, que la existencia hu
mana es tan inviolable y sagrada que ni en nombre de la ley puede ser licito destruirla,
entonces habrá souado la hora de abolir la pena de muerte; y el que atente contra la vida
de su prójimo, no será ya solamente un criminal, sino un mónstruo abominable del que
todos apartarán la vista con horror.
Esa feliz aurora, cuya llegada tanto anhelan los corazones generosos, vendrá mas
pronto si teneis bastante fuerza de voluntad para privaros de aquellas emociones vio
lentas que , como las corridas de toros, endurecen el alma familiarizándola con el repug*
nante derramamiento de sangre.
El cultivo de la música instrumental y del canto ; las representaciones teatrales ame
nas é instructivas ; los ejercicios de fuerza y agilidad que dan vigor y elasticidad á la
musculatura entumecida por largas horas de conservar una misma posicion ó ejecutar
un mismo trabajo; y, por último, ese cepillo plañidero que os sale al paso tan amenudo y
en cuyo interior permanece siempre abierta la mano de los millares de pobres que so
corre la Junta de Patronato, pueden absorver, con mucha ventaja, el tiempo y el dinero
que tanto se malgastan fatigando el cuerpo y viciando el alma.
Hé aqui lijeramente indicada la reciproca influencia de las costumbres sobre las leyes
y de las leyes sobre las costumbres.

II.

El derecho, deciamos en el párrafo anterior, es la espresion de la voluntad, del inte


rés y do la conveniencia general, apreciadas y definidas estas circunstancias, moral y
materialmente, por los que tienen para ello mision y autoridad.
Meditando un poco sobre la definicion que acabamos de dar, ocurren al entendimiento
varias consideraciones que todas convencen del respeto que se debe prestar á las leyes.
Nacido el hombre, no para vagar por la selva y el desierto como las fieras, sino para
vivir en constante y activa comunicacion con los demas individuos de su especie, y
siendo como son tan variadas las inclinaciones, las necesidades, 1as maneras de pensar,
I

— 57 — .
de obrar y de sentir, se comprende muy bien que la utilidad y la conveniencia de la ley
no siempre pueden ser igualmente ostensibles para lodos, ni deben ser juzgadas bajo el
punto de vista del interés individual. Si solo á ese interés atendiéramos, á buen seguro
no habria un solo individuo que no se declarase por la supresion de las cargas y tributos
que prestamos al Estado; y, sin embargo, esas cargas no solamente son necesarias é in
evitables, si que tambien útiles en alto grado al bien comun, porque sin ellas careceria
mos de puentes y caminos, de alumbrado, de escuelas gratuitas, de hospitales y, en una
palabra, de todos los servicios públicos indispensables en las naciones civilizadas.
De lo dicho se infiere, que no hay razon para reputar injusta la ley, ni siquiera im
perfecta, porque alguna vez contrarie nuestros deseos, coarte nuestra libertad de accion
ó nos imponga sacrificios mas ó menos dolorosos; pues aparte de que no todos pueden
apreciar debidamente los motivos de interés general que han aconsejado la promulga
cion de aquella ley, sucederá eon bastante frecuencia que la limitacion ó el sacrificio de
que nos lamentamos, estarán largamente compensados eon las ventajas que reportaremos
de la misma limitacion y de igual sacrificio impuestos á todos los demás.
Asi, por ejemplo, la pequeña parte con que yo contribuyo á sostener las cargas del
Estado, bien pagando una cantidad anual que se llama contribucion directa, bien adqui
riendo, con algun recargo en el precio, los articulos de mi consumo, lo que denomina
mos contribuciones indirectas, es bien seguro que no alcanza para costear la mas insigni
ficante de las utilidades y comodidades públicas de que participo; pero como los demas
contribuyen de la propia manera, bien que cada uno segun su posicion social y sus ha
beres, vengo á obtener, con mi corto sacrificio, el resultado inmensamente grandioso de
que pueda existir una fuerza pública,—sea ejército permanente, guardia rural ó munici
pal—que me proteja ó defienda mientras que tranquilamente vivo consagrado á mi tra
bajo; que haya tribunales á quienes demandar justicia si alguno atenta contra mi
honra ó mis bienes; que se construyan puentes y caminos, fuentes y paseos en cuyo
aprovechamiento hallo utilidad y agradable solaz; en una palabra, me constituyo ciuda
dano de un pais civilizado, en vez de condenarme á la vida salvaje, como necesariamente
habria de hacerlo si quisiera sustraerme á esas cargas y sacrificios que la vida social me
impone.
El inmenso bien resultante de las limitaciones puestas por las leyes al libre arbitrio
individual, en ninguna materia se distingue tan claramente como en las que se refieren
al derecho de propiedad; y sin embargo, no han faltado conciencias pervertidas y enten
dimientos descarriados para sostener que todas las cosas deberian ser comunes, y que
por lo tanto el ser dueño de alguna equivale á un robo hecho á los demás. Es decir, que
segun esa teoria disparatada, no nos pertenece legitimamente la ropa con que nos cubri
mos, ni la cama en que descansamos, ni los instrumentos ó herramientas de que nos va
lemos, ni las economias que á fuerza de privaciones vamos acumulando.
El buen sentido universal rechaza, con mas desprecio que indignacion, tamaños des
propósitos, reconociendo que el hombre no puede hallar las condiciones propias y esen
ciales de su naturaleza, sino teniendo una familia que le ame y una vivienda que le
cobije; y para tener casa y familia es absolutamente preciso que á cada uno le pertenezca
en plena propiedad lo que adquiere con el sudor de su frente.
Sentado este principio, vamos á demostrar, en breves palabras, la incontestable ven
taja del derecho de propiedad. Si supongo que mañana quedase abolido ese derecho, la
consecuencia será que yo podré apoderarme impunemente de lo que hoy pertenece a los
demás ; pero como yo no tengo fuerza bastante para luchar contra lodos, mientras que
dos ó tres reunidos bastarán para vencerme á mi, resultará que sin la menor esperanza
de adquirir lo que ahora no poseo, correré gran riesgo de perder lo que actualmente me
pertenece.
No queremos ocultar á la clase proletaria que la descabellada teoria de la propiedad
en comun, suele ir acompañada con ciertos proyectos de distribucion equitativa y uni
8
forme para evitar esas agresiones violentas, que, roto el freno de la ley, mantendrian el
mundo en continua conflagracion.
Pero por mucho que tales doctrinas puedan halagar á los que, sufriendo privaciones
y miseria, llegan á concebir la esperanza de mejorar su estado mediante un cambio radi
cal en la organizacion de la sociedad, debemos preguntar : ¿ qué significan esos proyec
tos de reparto? Que se formará un inmenso granero del que unos pocos tendrán las
llaves; pero vosotros, proletarios, no las tendreis nunca, porque para ello se requieren
condiciones de superioridad impropias de vuestra clase: talento, instruccion, astucia y
osadia. El que tenga estas cualidades, ya sabe labrarse una fortuna y deja de ser pro
letario.
Siempre resultará, por lo tanto, que á cambio de una racion escatimada que os repar
tirian los administradores del granero, los guardadores de las llaves, habriais renunciado
á la consoladora esperanza de gozar algun dia ó de que gocen vuestros hijos una posi
cion holgada, fruto de la perseverancia en el trabajo y en la economia ; porque como el
absurdo sistema que nos ocupa no admite desigualdades, por la misma razon que los ri
cos habrian de pasar á ser pobres, los pobres no podrian jamás llegar á ser ricos.
En resúmen; la sociedad no puede subsistir sino fundada en la limitacion del libre
arbitrio de sus miembros. Lo que llamamos interés comun, fuerza pública, utilidad gene
ral, no es mas que un fondo compuesto de las pequeñas porciones de interés, de utilidad
y de fuerza de que se desprende cada uno de los ciudadanos, obligándose á respetar el
derecho de los demas, para poder exigir, á su vez, que los demás respeten el suyo.

III.

De los principios que dejamos establecidos nacen tambien las ideas de autoridad y de
gobierno.
Esas pequeñas porciones de interés, de fuerza y de utilidad que cada uno de nosotros
ha impuesto en el fondo comun, es indispensable concentrarlas en una sola mano, inte
ligente y poderosa que las administre, porque de otra manera el sacrificio resultaria es
téril.
Al decir una sola mano, entendemos significar la mano del Gobierno, con lo cual di
cho está que prescindimos en este momento de que la entidad gubernativa esté represen
tada por uno ó por muchos individuos.
En la infancia de las sociedades, esto es, cuando no se habian formado todavia pueblos
y naciones, al apartarse una familia de la tribu á que pertenecia, para ir A establecerse
por si en distinto territorio, se comprende bien que la concentracion de autoridad habia
de residir en el jefe de familia ; pero concentracion limitada, por la misma naturaleza de
las cosas, al pequeño caudal de adhesion y de obediencia que debian prestar los indi
viduos de que la familia se componia.
Virgenes todavia las pasiones y sin lucha de intereses opuestos, no existiendo por lo
mismo contiendas que dirimir ni ambiciones que refrenar, podian subsistir aquellas so
ciedades sin mas ley que la natura], y teniendo por único magistrado el jefe de la fa
milia.
Pero á medida que vá creciendo la poblacion, multiplicándose las familias y estable
ciéndose unas cerca de otras, por lo mismo que, segun hemos dicho antes, necesita cada
una su albergue y sus utensilios, llega el caso de dictar medidas para que cada cual res
pete la persona, la morada y los haberes de su vecino; pronto se adquiere la dolorosa
esperiencia de que solo el temor del escarmiento puede contener los instintos malévolos,
y se fija entonces la pena que habrán de sufrir los infractores de las reglas establecidas,
apareciendo por primera vez la necesidad de crear un poder colectivo que sea por todos
reconocido y acatado.
Luego, esa sociedad todavia naciente comienza á disfrutar de algunos bienes en co
mun ; el agua de la fuente mas inmediata, la leña del bosque mas cercano al pueblo,
aprovechan á todos los vecinos; y para evitar choques y pendencias, es preciso que la
autoridad establezca la manera cómo ha de tener lugar el aprovechamiento.
Mas tarde, las relaciones entre los individuos de aquel pequeño Estado se van combi
nando bajo mil formas diversas, cada una de las cuales requiere un nuevo género de
prescripciones ú ordenanzas; los limites del territorio se van ensanchando, formándose
nuevos pueblos y ciudades; y asi como en un principio hubo que reglamentar el apro
vechamiento de los bienes pertenecientes á un solo pueblo, hay que fijar despues los me
dios de construccion y conservacion de aquellas obras y mejoras que atañen á dos 6 mas
pueblos, como por ejemplo los puentes y los caminos. La existencia de muchos grupos
de poblacion importa la necesidad de crear un poder central que sea el regulador de los
poderes locales, dando unidad y cohesion á los elementos de nacionalidad que aislados
permanecerian infecundos : y finalmente, la vecindad con otros Estados dá margen al es-
blecimiento de relaciones de nacion á nacion, como en un principio se habian establecido
de pueblo á pueblo.
Cada una de estas fases de la vida social es origen de una série de prescripciones, ó
digamos leyes de orden especial, bien que todas encaminadas á idéntico fin, esto es, al
bien comun de los asociados ; y hé aqui ligeramente indicada la formacion de las varias
colecciones de leyes que se titulan derecho civil, penal, administrativo, politico y comun
ó de gentes; prescindiendo, como prescindimos, de otras divisiones menos importantes
que no tienen cabida natural en el presente articulo.
En la imposibilidad de dar una idea, siquiera fuese muy sucinta, de las materias que
comprende cada una de las mencionadas fracciones ó ramas del derecho, porque daria
mos á e.«te trabajo proporciones que no consiente la indole del libro en que ha de ver la
luz pública, nos limitaremos á recorrer, y aun muy rápidamente, la materia del derecho
civil, por ser la que ofrece aplicaciones prácticas mas frecuentes y comunes.

IV.

Son objeto y materia del derecho civil, aquellas leyes que se refieren á las relaciones
privadas entre ciudadanos de un mismo Estado ; asi decimos derecho civil español, fran
cés, italiano, etc.
Corresponden, puos, á este derecho, las leyes que determinan la organizacion dela
familia, regulando la patria potestad y la autoridad marital, asi como estableciendo la
tutela y el derecho de sucesion ; las que preceptuan los modos de adquirir, conservar y
transmitir el dominio de las cosas ; y finalmente,—aunque formando una seccion que por
su propia importancia suelo llamarse derecho de procedimientos, - las leyes que señalan
el medio y la forma que debemos emplear para conseguir la reparacion que se nos debe
cuando alguno de nuestros derechos haya sido violado.
En derecho civil no hay distinciones , exenciones ni privilegios ; lo mismo el infeliz
jornalero que los magnates mas potentados, por el hecho de ser españoles gozan lodos do
iguales derechos, como están sujetos á los mistaos deberes ; y de a(rai ]«s frases igualdad
enü, igualdad ante h ley.
Los derechos civiles se adquieren por nacimiento en territorio español, 6 de padres
españoles y por carta de naturaleza que se libra, mediante ciertos requisitos, á los es~
tranjeros que lo solicitan. Y se pierden por espatriacion, por admitir empleo de un go
bierno estraño, sin obtener Ja venia de nuestro gobierno, y, aunque no de un modo abso
luto, por cometer algun delito de los que son castigados con la pena que se llama «Je
Interdiccion.
En todos estos casos pueden recobrarse por gracia especial ó por indulto.
El conjunto de los derechos y deberes que á todo español atribuyen su nacimiento y
las relaciones de consanguinidad que son consecuencia del mismo, es lo que se llama es
tado civil de una persona.
Estos derechos y deberes tienen su raiz en la familia; y como base de la misma, es
tán fundados en la institucion del matrimonio.
Por la razon que se acaba de indicar, ha merecido el contrato de matrimonio la mas
predilecta solicitud de los legisiadores de todos los paises, teniendo ademas el doble ca
rácter de sacramento para los que profesamos la Religion Católica.
Los varones que no han cumplido 23 años y las hembras menores de tu, no pueden
contraerlo sin el consentimiento paterno.
Si ha fallecido el padre ó no puede otorgar el permiso por ausencia ó por otro motivo,
corresponde la misma facultadála madre y sucesivamente á los abuelos paterno y materno.
Si no existe ninguna de las personas que dejamos citadas, pasa la facultad de prestar
el consentimiento al curador, si el padre le hubiere nombrado, y en último término al
juez del partido, pero ambos en union con los mas próximos parientes y cesando en estos
Casos la necesidad do obtener el consentimiento , si el que intenta casarse ha cumplido 20
años, ya sea varon ó hembra.
Los casados se deben mutuamente fidelidad, socorro y asistencia, y tienen la obligacion
de alimentar y educar á sus hijos. Faltando á estos deberes, infringen las leyes divinas y
las humanas, falseando la respetable y augustisima institucion del matrimonio, que,
como vinculo y base de la familia, es el engendro de la sociedad civil y el plantel en que
se forman los buenos ciudadanos.
Por muy reducida que sea una sociedad, es preciso que alguno la dirija y gobierne.
Esta direccion corresponde al marido y padre, quien se hace indigno de conservarla, si
en vez de ser el natural protector de los que se hallan bajo su amparo, abusa de su
autoridad y de la fuerza con que Dios ha dotado al hombre, oprimiendo y tiranizando á
su familia. . ¡
La mujer, á su vez, debe al marido respeto y sumision, ro pudiendo sin el permiso
marital celebrar contratos ni disponer de sus bienes, como no sea en testamento.
El decoro de las familias y la necesidad de asegurar la filiacion de la prole, impiden
á la viuda contraer nuevo matrimonio antes de su alumbramiento, si hubiere quedado
en cinta, y en otro caso antes de los 301 dias desde la muerte del marido.
Los que, siendo enteramente libres, han tenido hijos fuera de matrimonio, pueden le
gitimarlos por el casamiento. Esta legitimacion produce los mismos efectos civiles que si
los hijos hub'esen nacido cuando ya se habia celebrado el matrimonio.
El que no tiene hijos puede adqpirir todos los derechos de paternidad mediante adop
tar un estraño.
Los hijos deben á sus padres acatamiento y obediencia en todo tiempo. Ni la edad, ni
el saber, ni los honores y riquezas ponen fin á este deber. La ley civil no hace mas que
confirmar el precepto divino que dice: «Honrarás padre y madre.» El que olvida este pre
cepto, no merece vivir entre los hombres.
Los efectos civiles de la patria potestad cesan, sin embargo, por emancipacion del hijo
y por salir de la casa paterna en virtud de contraer matrimonio.
La emancipacion no es on acto voluntario del hijo, sino nna renuncia que puede ha
cer el padre.
El hijo mientras no se casa ó no es emancipado, adquiere para su padre. Con todo el
fruto de su trabajo no alcanzará jamás á recompensar una minima parte de los cuidados
y sinsabores que por él han sufrido los autores de susdias.
Sin embargo, para que puedan los hijos prepararse á sostener una familia el dia en
que contraigan matrimonio, les permite la ley tener caudal separado que se llama peculio,
ya sea de bienes que les haya entregado el padre para que los administren al efecto de
nacerse hábiles en alguna industria, en cuyo caso el caudal y los productos pertenece*
al padre, ya de adquisiciones hechas por los mismos hijos ó de alguna herencia que lea
haya provenido.
La falta de discernimiento y ia consiguiente necesidad q»e tienen de consejo y protec
cion los que, careciendo de padre, no han cumplido 25 años, ha dado lugar á la institacion
de las tutelas y curatelas.
Se llama tutor al que tiene principalmente la obligacion de velar por la persona del
impúber, esto es, del que no ha cumplido 14 años si es varon y 18 si es hembra. Curador
es el que administra los bienes del menor hasta que llega este á la edad de °2á años.
Cuando el padre no ha nombrado tutor para sus hijos, desempeña este eargo la ma
dre, y faltando ella el mas próximo pariente.
La madre pierde la tutela pasando á segundas nupcias. Los bienes que hubo del pri
mer marido pertenecen esclusivamente á los hijos de aquel matrimonio.
Tambien el viudo que contrae nuevo enlace debe reservar para los hijos del primer
matrimonio los bienes que fueron de su difunta consorte.
La ley, siguiendo los impulsos dela naturaleza, establece paralas herencias el siguien
te órden de sucesion. 1° Los descendientes. í.° Los ascendientes 8.° Los colaterales.
Son descendientes, los hijos, nietos, etc.
Son ascendientes, los padres, abuelos, etc.
Son colaterales, los hermanos, sobrinos, tios y primos.
Los parientes de grado mas próximo son preferidos á los de grado mas remoto.
Los grados se cuentan por el número de generaciones que cada uno dista del tronco
comun.
Si la persona de cuya sucesion se trata ha dejado hijos y además nietos, cuyo padre
ó madre habian premuerto, estos nietos Iteran juntoe aquella parle que hubiera corres
pondido á su padre ó madre si viviesen.
Lo mismo sucede cuando el difunto ka dejado hermanos y sobrinos. En este «aso los
sobrinos, cualquiera que sea su número, deben repartir entre si ana parte igual á laque
lleva cada uno de sus tios E*ta manera de suceder ó heredar los nietos y los sobrinos , se
llama por derecho de representacion, porque suceden representando A sos padres que has
muerto.
Los derechos de sucesion que se dejan esplicados, tienen solamente lugar cuando el
difunto no ha ordenado testamento nombrando herederos.
Habiendo heredero nombrado, únicamente puede pedirse la porcion qoe se llana
legitima. Este derecho solo tiene lugar entre padres é hijos.
La legitima, en Cataluña, es la cuarta parte de todos los bienes que componen la he
rencia, siendo esta cuarta parte repartible entre todos los qne tienen opcion á ella, in
cluso el heredero nombrado en el testamento, si es al propio tiempo legitimario.
Hemos dicho que son objeto del derecho civil, además delas leyes que determinan la
organizacion de la familia, las que prescriben la manera de adquirir, conservar y tras
mitir la propiedad de las cosas. Tomamos aqui la palabra propiedad en el sentido mas la
to, esto es, comprendiendo la facultad de disponer libremente de una cosa ó el derecho
limitado que nos compete sobre la misma.
La facultad de disponer libremente se llama dominio.
Son derechos limitados, la posesion, el usufruto, la hipoteca ó prenda, los censos y
otros varios menos importantes.
Nadie puede ser desposeido sino por causa de utilidad pública y previa la correspon
diente indemnizacion. El hecho de obligar al dueño á ceder su dominio, se llama espro-
piacion forzosa; y tiene comunmente lugar para la construccion de caminos, mejora y
y saneamiento de las poblaciones y otras obras de utilidad general.
Tambien ha lugará espropiacion, pero siempre mediante indemnizar al dueño, cuan
do se obtiene del Gobierno la concesion para esplotar minerales hallados en terreno de
propiedad particular.
E1 inventor de una máquina ó de un nuevo procedimiento industrial ó artistico, goza
de la propiedad de su invento y el Estado le garantiza el aprovechamiento esclusivo du
rante cierto número de años, que nunca pasan de quince.
El hallazgo de un tesoro en terreno de otro, dá derecho á la mitad delo hallado, y la
otra mitad pertenece al dueño del terreno.
Los modos mas frecuentes de adquirir el dominio son: la sucesion, esto es, herencia
ó legado, la donacion, la prescripcion, y en virtud de contrato, como por ejemplo, com
pra, permuta, etc.
Hemos dicho algo sobre la sucesion al tratar de la familia; los estraños tan solo suce
den en virtud de testamento.
Pueden otorgar testamento los varones que han cumplido 14 años y las hembras ma
yores de 12.
Se llama heredero al sucesor universal del difunto en todos los derechos y obligacio
nes que componian el patrimonio, bienes y deudas.
Legatario al que sucede solo en una cosa determinada, aunque tenga la obligacion de
sufragar las cargas inherentes á la misma.
Son albaceas los encargados de cumplir la voluntad del difunto, repartiendo la he
rencia, entregando los legados, ordenando los sufragios, etc.
La donacion es aquella liberalidad con que demostramos nuestro afecto ó recompen
samos los beneficios recibidos de otro.
El donatario ingrato puede ser obligado á restituir la cosa donada.
Prescripcion significa el dominio adquirido en virtud do posesion continuada por lar
go número de años, en la creencia de ser dueños de una cosa, aun cuando no lo seamos
realmente.
El ladron jamás prescribe la cosa robada.
L03 principales contratos en virtud de los cuales adquirimos el dominio, son: la com
pra, la permuta ó cambio y la sociedad ó compañia con otro.
El que contrata se obliga á si mismo y á sus herederos, esceptuando los casos en
que la obligacion es esencialmente personal, como por ejemplo, construir una casa, pin
tar un cuadro, dirigir un taller, etc.
— 63 —
Es nulo todo contrato en que haya mediado violencia ó engaño, y lo mismo sucede
cuando se pactan cosas contrarias á las buenas costumbres.
Los contratos no producen derechos y obligaciones mas que entre las personas delos
contrayentes y sus herederos.
El que se obligó á ejecutar un hecho y no lo cumple, debe indemnizar al otro contra
yente de los perjuicios que le haya ocasionado. ■
Las condiciones dudosas de un contrato se interpretan siempre á favor del que su
fre daño y en contra del que obtiene la ganancia.
El que cede á otro el dominio de una cosa, debe sacar indemne al adquirente si un
tercero pretendiese tener derecho sobre la misma.
En la compra y venta cuando los contrayentes han convenido en la cosa y en el pre
cio, si por algun accidente se pierde ó deteriora la cosa vendida, sin culpa del vendedor,
no queda relevado el comprador de pagar el precio.
Esceptúanse de la disposicion antedicha las cosas que se compran por peso ó me
dida, á menos que se hubiere retardado la entrega por morosidad del comprador.
Entre los derechos limitados, la posesion es la que tiene mayor afinidad con el do
minio.
En virtud de la posesion conservamos la tenencia de las cosas mientras otro no prue
ba mejor derecho. Por esto se dice: «Beatos los que poseen,» porque no necesitan pro
bar que son dueños.
El que posee una cosa de buena fé ó sea en el concepto de ser dueño de la misma,
no está obligado á restituir los frutos que le hubiere producido, por mas que, demanda
do en juicio, resulte que no le pertenecia. Por lo contrario, el que posee de mala fé, ó
con ella dejó de poseer, queriendo trasmitir á otro derechos que no le competian, res
ponde al dueño no solo de los frutos que ha percibido, si que tambien de los que hubie
ra podido percibir cuidando ó cultivando la cosa con mayor esmero. .
Usufruto es el derecho de beneficiar los productos de una cosa conservándola sin
deterioro para su legitimo dueño.
En Cataluña es muy comun legar los testadores á sus mujeres el usufruto de todos los
bienes para mientras vivan, con tal que no contraigan otro entace.
Hipoteca es el derecho que nos compete sobre bienes ajenos para seguridad de algun
crédito que tenemos contra el dueño de los mismos; de suerte que no pagando el deudor
en el plazo convenido, se puede instar la venta de la finca hipotecada para cobrarnos
con su producto.
Si la cosa dada en seguridad no es raiz, sino mueble, ó en otros términos, si no es
casa ó campo, sino un reloj, por ejemplo, ó una mercaderia cualquiera , entonces el de
recho toma el nombre de prenda.
Censo es el derecho de percibir una pension de cuyo pago responde una finca deter
minada.
Redimir un censo, significa pagar al que tiene derecho de percibirlo, tanto capital como
seria necesario para producir una renta equivalente al importe de la pension. La renta
que podria producir el capital se calcula generalmente á razon de tres por ciento al
año.
Todas las cargas que gravitan sobre una finca, esto es, censos, hipotecas, usufructo,
etc., pueden averiguarse acudiendo á una oficina establecida en cada cabeza de partido
judicial, que se titula Registro de ¡a propiedad.
VI.

Por panto general, antes de promover un pleito, se ha de intentar la conciliacion


aBte el/wz de paz.
Cuando el interés del negocio no pasa de seiscientos reales, se acucie tambien al jaez
de paz, pero no para celebrar conciliacion, sino para entablar desde luego el pleito, bajo
la forma que se llama juicio verbal.
Tanto para las conciliaciones como para los juicios verbales, se presenta en e! juzga
do una papeleta espresando el nombre y domicilio del demandado, 7 sucintamente ta re
clamacion que se quiere promover. El juez manda entregar una copia de la papeleta al
demandado, y le cita para que comparezca.
Si la citacion es para celebrar acto conciliatorio, y el demandado no comparece, se
le impone una multa, librándose al demandante una certificacion que se llama de incom.
parecencia, para que pueda promover el juicio que corresponda.
Si ht citacion fué para juicio verbal, se sigue adelante aunque no comparezca el de
mandado, fallando el juez en vista de las razones y pruebas que aduce el demandante.
Se puede acudir al juez personalmente, ó sea sin valerse de abogado ni procurador,
cuando el interés del negocio no pasa de tres mil reales; pero siendo mayor de seiscien
tos , la comparecencia ha de ser ante el juez de primera instancia, prévia, empero, la
conciliacion en la forma esplicada.
Las mujeres casadas no pueden comparecer en juicio sin licencia de sus maridos.
Cuando el marido no puede prestar la licencia, se pide, ante todo, al juez que la supla
con su autoridad.
Los hijos de familia que reciben mal trato de sus padres, y las mujeres casadas que
se proponen intentar demanda de divorcio, pueden acudir al juez de primera instancia,
pidiendo ser estraidos de la casa marital ó paterna, y depositados á cargo de persona que
merezca la confianza del juez, oyendo á los Interesados.
Para esta clase de solicitudes no ha de preceder conciliacion.
La justicia se administra gratis á los pobres. Se reputan pobres los que viven de un
salario, ó del ejercicio de alguna industria que les produzca menos de lo que suelen ga
nar dos jornaleros.

VIL

Ponemos fin á estos apuntes, recomendando á la clase proletaria,—pues que á ella


van dedicados—que procure no tener precision de consultarlos para casos prácticos; y
esto podrá lograrlo, en gran parte, acomodando todos sus actos á las siguientes máxi
mas, que valen por cien libros de jurisprudencia:
Vivir honestamente.
No dañar á nadie.
Dar á cada uno lo suyo.
Pero si á pesar de atenerse á estas reglas, alguno, por su desgracia, y contra su vo
luntad, se halla impelido á litigar, sepa que los conocedores del derecho, esto es, los que
mas confiadamente podriamos lanzarnos á sostener algun pleito, preferimos, en cuanto
es posible, tomar este saludable consejo: «Transige y ganarás.*
Barcelona y agosto de 1863.
Juan Bautista Orriola.
ALGUNAS IDEAS SOBRE DERECHO CIVIL,

Es ciertamente muy sensible que la ignorancia de verdades que deberian ser trivia
les, produzca cada dia errores de grandisima trascendencia. Lo es mas al considerar,
que muchos de estos males provienen del deseo mismo de haberlos querido evitar, y te
nido la desgracia de no acertar en el modo de hacerlo. La indole de este trabajo no per
mite ofrecer un tratado que comprenda todos los actos de la vida á que hemos aludido,
y seria hasta ridiculo que las pocas ideas que podrá contener, vinieran á manos de los
que le dispensen el honor de leerlo, ataviadas con las galas de la oratoria, deque debe
prescindir por completo la verdad, tanto mas encantadoramente hermosa, cuanto mas
sencilla se presenta.
A este fin, fijándonos en los de mas importancia, espondremos lo que todos debieran
saber muy bien en interés de la buena constitucion de la familia , para precaver las di
sensiones que pueden surgir en su seno, y los perjuicios que puedan sobrevenir á los
padres y á los hijos, indicando lo mas sustancial de los actos que son mas usuales y ne
cesarios.

PACTOS ANTENUPCIALES.

Entre las mi! razones que aconsejan que los padres de familia no concedan la mano
de sus hijas á personas cuya probidad siquiera sea ambigua, una hay que debe ser teni
da muyen cuenta por las señoritas que hayan de casarse. Estas no deben perder de vis
ta que durante el matrimonio el marido es el único y esclusivo dueño de lodo aquello que
la mujer le aporte en dote, y que las leyes de las Partidas, templando el rigor de la legis
lacion romana, y mirando el matrimonio bajo el verdadero punto de vista cristiano, no
permiten queá instancia de la mujer se la aseguren sus aportaciones dotales, simplemen
te porque el marido empobrezca, sino que exigen que la pobreza sea imputable al ma
rido por malgastar, ó como dice la ley, ser malbaratador de sus bienes, y aun esto bajo
la condicion que no lo fuera antes de casarse, pues seria ridiculo que la mujer comba
tiera por el dinero las costumbres que aprobó al dar la mano de esposa á aquel de quien
podia estimar cierto que la llevaria á la ruina, que demasiado tarde quisiera evitar.
Para conciliar las exigencias de una pasion vehemente, ó la necesidad de cubrir
ciertas imprudencias ó desvarios, que lanzan fatal c irremediablemente las mujeres en bra
zos de hombres, que al adquirir su posesion les dan tanto tormento, cuanto fué el pla
cer que si ñaron hallaren su union, convendrá: ó que los padres den á sus hijas bienes
raices inestimados, para que con esia calidad los constituyan ellas en dote, en cuyo caso
el marido no podrá enajenarlos, ó bien, si dan dinero, que impongan la condicion de
haberlo de tener constantemente asegurado mientras dure el matrimonio, ó bien que de
jen en calidad de b'enes parafernales, reservándose la mujer su administracion, el todo
ó la mayor parte de las cantidades que den á sus hijas,
u
- 66 -
Obrándose de esta suerte, las mujeres podrán ser tan generosas como cumple á una
buena esposa, cuando el marido por efecto de desgracias necesite io suyo, y guardarlo
en los casos en que la necesidad provenga de culpa del marido, ó en que el sacrificio, si
bien útil para terceros, resulte estéril para la familia, y aun para el honor del marido,
que la mujer debe tenerlo en grande estima.
Los que se casan, mirándose primero á si mismos, y viendo en si sus propios hijos,
acostumbran pactar para ellos el usufructo de los bienes de aquel de los dos que pre-
muera, y para los hijos el heredamiento forzoso concurriendo con otros de igual sexo, ha
bidos por el cónyuge sobreviviente en otro matrimonio posterior.
Estos pactos han causado y continúan causando en las familias gravisimos males,
siendo los peores aquellos que no llegan á tener publicidad, y de seguro que irán cre
ciendo mientras el matrimonio sea una mera operacion mercantil, en laque lo último que
se toma en cuenta es el corazon de los que quieren casarse, y el la por el cual deben
querer casarse.
El viejo que por ser rico lleva, no al tálamo conyugal, sino á su sepultura una joven
para escilarle con el frio de las canas que oculta en vano, el fuego qu*> no puede apagar;
el rico que se ha enervado en los placeres, ó que no tiene mas atractivo que 9u caja; la
vieja que con la verdura de sus cstravios, y que son la hipocresia de los afeites, no puede
ocultar sus arrugas al que la vé cuando los primeros albores del dia la despiertan, po
drán contar bien poco con la fidelidad y con el cariño de la victima que habrán elegido
como objeto de placer, ó como enfermera para su bienestar, y que se les habrá entrega
do al solo efecto de ganar lo que hoy se llama una posicion, si aunque no sea mas que á ti
tulo de usufruto, le aseguran todos sus bienes.
Verdad es que sin éste ú otro análogo aliciente no vertamos esas monstruosas unio
nes de la vida con la muerte, de la repugnante indiferencia del vicio con la incauta ino->
cencia de la virtud, pero en cambio se sacrificarian menos corazones, y se malearian
menos almas, destinadas , á no distraerlas la fascinacion que las pervierte, á labrar la
felicidad de otros séres, que si no llegaban á acumular tanto dinero, rebosarian de amor,
y darian á la sociedad los hijos que no puede esperar de la especulacion, del lujo, ni de los
meros placeres sensuales.
El deseo de asegurar á los hijos propios la herencia deaquel de sus padres que vuelva
á casarse, es, como se ha indicado, otro grave mal.
No se ocultará que las segundas nupcias son casi siempre funestas á los hijos del pri
mer matrimonio, pero á la vez debe añadirse : que ni la obligacion de afianzar para ellos
todo lo que el padre binubo haya recibido de su primer consorte, ó de los hermanos bi
laterales, que impone la ley, ni la prohibicion de dejar á la segunda consorte mas de io
que se haya dado al hijo menos favorecido de dicho primer matrimonio, niel hereda
miento prelativo de que tratamos, han sido bastante poderosos para conjurar el mal que
pretenden evitar.
Asi como el amor, base de las relaciones entre padres é hijos, crea entre ellos una
confianza tal , que no permite á estos sospechar siquiera que aquellos les hagan mal , ni
á los padres apreciar las miras interesadas de sus hijos para ponerse en guardia ooBtra
ellos, el odio, que casi es instintivo entre padrastros é hijastros, inoeula entre ellos una
desconfianza tal, que en vez de ser la familia una reunion de muchos que tienden á un
solo fin, se oonvierte por la dualidad del amor del binubo, en una casa en que por lo>
menos hay dos fracciones , cada una de las cuales tiende á un fin particular, no distin
to, sino diverso y contrario entre si, aun en los casos en que parece ser uno solo el objeta
á que todos de consuno conspiran.
El padre y la madre que han reemplazado con otro su primer amor, no solo lo olvi
dan, sino quo toniendo en su vida intima la actual relacion del nuevo cónyuge, que
cuando menos está indiferente respecto á sus hijastros, sufren constantemente el pesar
de que se les pongan en relieve, y quizás con exageracion, los defectos de estos, presen
— 67 —
tándoselos tal vez como verdaderas faltas, y que se les haga ver en lontananza el triste
porvenir del nuevo conyuge y de sus hijos; y como la oficiosa mediacion del nuevo amor
á favor de sus propios hijos es continua y muy eficaz, acaba el binubio por sucumbir á
las exigencias del segundo cónyuje, quien llevado por su egoismo, y por el amor de
sus hijos, rompe todos los frenos, y «alia todos los obstáculos para falsear las prescrip
ciones de la ley, y las precauciones del padre que murió.
De ahi el que tantos viudos vendan lo suyo para poderlo dar á mansalva á sus se
gundos cónjuges y á los hijos de estos; de ahi el empeño de otros viudos en conservar
invisibles sus riquezas, teniéndolas constantemente á disposicion del primero que las
ocupe ; de ahi, en fin, el escándalo de tantas compras como su hacen por padrastros y ma
drastras, de quienes se sabe positiva mente que nada, absolutamente nada mas tienen*
que la Urania que ejercen sobre el corazon de aquel que los colocó en el vacio de su
tálamo nupcial.
Én cambio de lo dicho puede acontecer que el heredamiento prelativo y condicional
se convierta en puro y absoluto á favor de uno solo de los hijos de primer matrimonio,
quien ó por su mala indole, ó tomando pretesto del binubio, se insolente con su padre, y
le amargue con pesares su existencia, sin que el padre pueda castigar tan mal modo de
obrar, y hasta es posible que el padre haya de negar al mérito lo que indiscretamente
aseguró á la primogenitura, cuando el relativo de sus hijos sea tal, que sobrepuje el de
uno ó mas del segando matrimonio al de los del primero.
Para obviar los males que se han apuntado, convendria que los esposos no se despo
jaran de su libertad, guardándola integra para premiarse ó castigarse su comportamien
to en el testamento, que debe otorgarse estando en perfecta salud, si no queremos que se
abuse del derecho que la ley concede á nuestra voluntad, y á lo sumo asegurar una
parle alicuota de la herencia para los hijos de primer matrimonio en el caso de concurrir
á la sucesion de sus padres con los de otro posterior.
Es muy frecuente y casi usual y comun, que los padres con ocasion del matrimonio
de sus primogénitos les otorguen heredamiento y donacion universal en todos sus bienes,
y hasta los hay que no contentos con darles los presentes, quieren que tengan tambien
los futuros.
Digna es del mayor respeto la costumbre de nuestros pasados , pues si bien en lo
antiguo no dejó de ocasionar muchos y muy ruinosos pleitos, refleja las buenas costum
bres que dominaban la familia catalana. Los tiempos y las costumbres han cambiado, y
aunque continúa respetándose lo que fué, son muchas las donaciones por causa de ma
trimonio que en su substancia están reducidas á un mero juego de palabras, y que en
sus accidentes tienen todos los inconvenientes de que adolecian las antiguas. Una amarga
esperiencia ha inducido á muchos padres á limitar la donacion á lo que dejarán el dia de
su muerte, y á otros á anularla, reservándose la libre facultad de hipotecar ó enajenar li
bremente los bienesdonados, sin necesidad dela concurrencia y asentimiento del donatario.
Supuesto que el otorgar ó no donacion es una cuestion de voluntad, consideramos
que lo mejor será no otorgarla jamás, puesto que para dar, basta el último dia de la vi
da, y que muchas veces las donaciones no hacen mas que crear ingratos.
Los padres deben considerar que si su hijo es bueno, tendrá en ellos la debida con
fianza, y no les abandonará aunque dejen de otorgarle donacion, y que si es malo, la
misma donacion le decidirá á hacer todo aquello que la esperanza de obtenerla le haya
impedido practicar. Tal vez el hijo exija la donacion á pretesto de asegurar su suerte
y la de su familia, diciendo serle necesario por lo mismo que se queda á trabajar para
aumentar el caudal del padre, pero toda la verdad de esta pretension puede acallarse
dándole el padre una cantidad que, atendido su haber, compense al hijo los trabajos he
chos, y ofreciéndole ventajas que equiparen el beneficio que de él espere mientras vivan
y trabajen juntos. Si el hijo no se conforma por desconfiar de su padre, guárdese el pa
dre de tal hijo, seguro que abusará de su condescendencia si tiene la debilidad de acceder
á sai pretensiones.
TESTAMENTOS.

En Cataluña, sobre la cuarta parto de los bienes que la ley señala para la legitima de los
hijos, toáoslos testadores están facultados para disponer delosuyocomo mejor les plazca.
Es pues una verdadera preocupacion la idea de que los primogénitos hayan de ser
herederos, y loes tambien que el heredero deba tener las tres cuartas partes de los
bienes, y á mas una parte igual á sus hermanos en la cuarta debida á todos los hijos por
legitima.
El padre testador puede, si quiere, repartir sus bienes en partes iguales ó desiguales
á todos sus hijos, y dejar mas á la hembra últimamente nacida que al varon primogénito,
y si quiere instituir uno solo de ellos heredero bajia que le asegure la cuarta pp.rte de
sus bienes, aunque reparta las tres restantes entre los otros hijos, ó que las dé á estra-
flos, áqulentís aun teniendo hijos pue le instituirlos herederos.
Personas poco conocedoras de nuestro derecho, dejándose llevar de la vulgaridad de
los hereus, h in creido que es obra de la ley lo que procede de la libérrima voluntad del
padre. Si en Cataluña hay hereus, es porque los testadores quieren instituirlos, y si el
hereu tiene mucho, es porque el testador ha querido dárselo.
Cierto que parece un derecho consuetudinario la institucion de los primogénitos^ y
que existen comarcas en las cuales serian mirados de reojo los hijos que pidieran el su
plemento de lo que les negó su padre á pesar de serles debido en pago de la mezquina
cantidad que la ley les señala por su legitima, pero esta preocupacion, pues jamás ha
sido otra cosa, no es tan funesta como la institucion de los mayorazgos, que absorbia
hasta lo que el posesor gastaba para mejorar los bienes que tenian impuesto este grava
men, en perjuicio de los hijos que no podian suceder, para quienes ni aun la cuarta
se habia cuidado de reservar, como ni tampoco la parte necesaria para asegurar el dote
de las madres.
Si la indole de este trabajo lo permitiera, procurariamos con la historia de la familia
en la mano poner en evidencia que la secular costumbre de nuestros hereus lejos de ha
ber sido perjudicial á la familia y al pais, hubo un tiempo que fué tan útil á éste como á
los segundogénitos. Hoy no sucede lo mismo. Por esto hemos puesto en evidencia el
derecho que tienen los padres para que, erigiéndose en verdaderos jueces de su familia,
recompensen á sus hijos, segun sus necesidades y sus méritos , anteponiendo el bienes
tar de todos al empeño de conservar su casa y nombre, que no quedaria muy bien para
do si olvidaran que los hereus que hoy instituyeran , no serian aquellos hereus que en
los buenos tiempos de esta institucion eran segundos padres de sus hermanos, y el tronco
do aquel venerando árbol bajo cuya sombra se cobijaban todos los que procedian de al
guna de sus ramas.
El empeño de conservar los bienes en la familia, y el deseo de evitar que los malbara
ten sus posesores, conserva entre nosotros la costumbre de instituir heredero á uno de
los hijos con el gravámen de haber de restituir la herencia á su hermano, si muere sin so.
brevivirle hijos que lleguen á edad de poder testar.
Si bien este gravámen deja libre á favor del hijo la legitima y la cuarta trabeliánica
que el padre no puede privarle sino con palabras espresas, los créditos que por titulo par
ticular le competan, y las mejoras que haya hecho en los bienes, quedando además en li
bertad de disponer de todos ellos sin restriccion de ninguna clase teniendo hijos que pue
dan testar, á él se debe la conservacion de muchos patrimonios, y que en Cataluña hayan
- 69 -
sido bastante raras las vinculaciones ó fideicomisos perpétuos, porque los herederos gra
vados con la espresada condicion, no hallaban quien Ies comprara los bienes , ó los acep
tara en hipoteca, por temor de la premoriencia de los hijos al padre, ó de la muerte de
estos antes de llegar á edad de poder otorgar testamento , y para no entrar en una liqui
dacion del importe de las cuartas, créditos y mejoras, si esto aconteciese.
En el dia la ley prohibe hipotecar los bienes que alguro posea bajo condicion resolu
tiva, por consiguiente ha de pensarse mucho sobre la conveniencia de imponer la de que
se está tratando, sobre lodo si la renta no es muy pingüe, porque no teniendo tasa el inte
rés, cuanto mayores sean las dificultades de garantir el capital, mas fácil será que un usu
rero , calculando las probabilidades de la vida, ahogue al que vaya á pedirle ausilio pretes-
tando favorecerle, y arruine una familia , haciendo servir de hincapié aquello mismo de
que el padre se valió para conservar su patrimonio.
Para precaver este mal y conciliar todos los estrenios, tal vez no seria fuera de pro
pósito que el padre autorizára en cláusula espresa á aquel de sus hijos que sea su here
dero para levantar préstamos dando en hipotecalos bienes hereditarios, y aun para ven
derlos, con tal que previamente el Juez con audiencia de los hermanos autorizára el
acto, declarándolo útil ó necesario, por exigirlo causas que no sean imputables al here
dero ni por culpa, ni por omision ó negligencia que la importen; pues si bien es verdad
que los sustitutos pueden renunciar su esperanza y aprobar el préstamo ó la venta, tam
bien lo es que por su interés podrian resistirse irracionalmente á consentir aquellos actos.
Muchos testadores llevan su afan hasta el estremo de llamar á la sucesion de sus bie
nes despues del último de sus hijos que mueran sin dejar hijos capaces de testar, á aquel
á quien toque segun derecho, ó bien á aquel que corresponda segun la disposicion de sus
mayores. Estas cláusulas han sido constantemente un funesto semillero de pleitos, que
mas de una vez han finido por declararse que debia sucederse á los bienes del que favo
tanto empeño en conservarlos, por la ley que regula la sucesion legitima, acabando por
haber muerto intestado aquel que, llevando su prevision mas allá de lo que permite la
prudencia humana, llamó despues de sus hijos una persona desconocida. Débense pues
evitar semejantes cláusulas, ó bien designar las personas que hayan de suceder.
Tambien ha dado márgen á muchos pleitos la supresion de la palabra libaros que los
Notarios antiguos acostumbraban añadir á la de hijos, y para evitarlos conviene no omi
tir la de descendientes, como y tambien que en caso de premorir los padres, se entiendan
llamados en su lugar sus hijos ó descendientes, bien sea en comun , bien sea purificán
dose el llamamiento en aquel ó aquellos que sean herederos del padre premuerto.
Por último, volveremos á recordar: que el testador biniibo no puede dejar á su se
gunda consorte mas de lo que haya dejado al hijo menos favorecido de su primer matri
monio, añadiendo que son nulas todas las disposiciones ,[ue se hagan por causa torpe.
Testadores hay que creen tener muy asegurada su voluntad instituyendo herederos
de confianza, y no faltan quienes les imponen secreto sobre ella. Fácil seria enumerar
los males á que se prestan estas instituciones, pero nos limitaremos á indicar que escep-
to en casos muy raros, no sabemos hallar una razon, que al menos sea plausible, para
que el hombre deje á merced de un tercero, plena y completamente irresponsable, la ma
nifestacion y el cumplimiento de su voluntad; asi como tampoco sabemos concebir cuál
sea el titulo legitimo en cuya virtud puedan los herederos de confianza quedarse la dé
cima parte de los bienes de que fueron instituidos herederos, ni cómo haya personas sen
satas que quieran perder esta décima, que nadie repugna tomar, por el solo gusto de no
querer que se sepa sino por lo que otros digan, cual sea su voluntad.
- 70 -
I

INVENTARÍO.

Raros son los herederos que no repugnen la descripcion en Inventario de los bienes
que han heredado, y no faltan quienes crean esta diligencia injuriosa al finado, y bochor
nosa para la familia.
Esta preocupacion, sin embargo, produce graves males , que luego no hay medio de
evitar.
El inventario es no solo útil sino necesario á las viudas, sean ó no Usufructuarias.
Si no son usufructuarias, porque describiéndolo, y no hallando en la herencia dinero,
frutos, ú otras cosas fungibles con que poderse cobrar sudote, pueden por lo tanto po
nerse en posesion de los bienes del marido difunto, y hacer suyos todos los frillos por
pingües que estos sean, hasta que dicho dote les sea restituido; y si Son usufructuariás,
para asegurar las mejoras que hagan en los bienes usufructuados y garántirse los cré
ditos del difunto, que satisfagan con el producto del usufructo, asi como los aumentos
que con este consigan.
Es el inventario útil al heredero libre, y necesario al que esté gravado; al primero
para que jamás pueda exigirsele que responda de tas obligaciones del difunto mas allá
de donde alcance el valor de los bienes heredados, y al segundo, porque sin la práctica
de esta diligencia no puede ganar la trabeliánica, ni asegurarse sus créditos, ni las me
joras.

JUICIO DE TESTAMENTARIA.

Este juicio no deberia omitirse jamás, sobre todo en los casos en que la ley to decla
ra neoesario, y cuando son muchos los ooberedero».
A quienes interesa mas este juicio es á los acreedores y á los menores qae reciba*
una herencia gravada con deudas.
Los acreedores, previniendo el inventario luego qae tengan noticia de la muerte del
deudor, é interviniendo en él, conseguirán asegurar los bienes responsables á stis cré
ditos, y siguiendo el espediénte, obtendrán el pago de los mismos hasta donde alcancen,
sin mas trámites que la justificacion de la legitimidad de ellos, pudiendo ponerse fácil
mente de acuerdo en las cuestiones de preferencia, y hasta en los casos en que tea nece
saria la quita por no alcanzar á cubrirlos por entero la herencia del deudor.
Los menores á su vez tienen en el juicio de testamentaria un medio espedíto para
que en él se diseierna el cargo á sus tutores y curadores, y para que sin los engorrosos
trámites de otros espedientes se acuerde la venta de las fincas que sea necesario para
pagar las deudas de su causante, y aun para que se apruebe el convenio que bagan con
sus acreedores, todo lo que les da economia de tiempo y de otros gastos, despejando
adema* por completo la administracion de sus bienes.
Si los coherederos son muchos, el juicio de testamentaria les facilitará la division ó
el convenio qne quieran hacer para poseer en comun.
Antes de concluir y como regla de prudencia, eéanos permitido encarecer mocho
la necesidad que siempre tiene el hombre de tomar consejo al querer practicar ac
tos que sean de importancia para él, ó para su consorte é hijos: porque este, tratándose
de negocios propios, si no es el único, es de seguro el mejor medio para evitar un tar
dio, y por lo mismo esteril arrepentimiento.
Pablo Valla.
INSTRUCCION TÉCNICA DE. LQS ARTESANOS.

•'■'■ 'MI I" ■

Hace algunos años no se podia tratar de la educacion de la niñez sin comenzar en


careciendo la necesidad de procurará los hijos alimento y crianza para el alma con
igual ó mayor solicitud»que para el cuerpo: tan comun era el descuido de esta obligacion,
no solo entre la gente de cortos medios, sino entre la de cómodo pasar. Por fortuna, ahora
puede prescindirse de semejante exordio que, á la verdad, no decia mucho en favor de
nuestra cultura; pues hasta aquellos que han llegado á edad provecta sin conocer siquie
ra el alfabeto, se muestran pesarosos y como avergonzados de su ignorancia; y si no se
determinan á remediarla (algunos hay que toman y llevan á cabo esta laudable resolu
cion), cuidan á lo menos de que sus hijos no tengan que deplorar igual desgracia cuando
lleguen á ser hombres. Asi crece tanto el número de escuelas y la concurrencia á ellas,
que ya podemos sostener ventajosamente en este punto la comparacion con otras nacio
nes de las que es costumbre decir que marchan á la cabeza de la civilización. Contando,
pues, con que de aqui en adelante serán pocos los que, aun en las mas escondidas aldeas,
dejen de adquirir la facultad que dá la lectura de oir á los ausentes, y la que dá la es
critura de comunicarles nuestros pensamientos, bien podré, sin temor de que se me tilde
de preferir á lo necesario lo meramente útil , dedicar estas páginas á un punto especial
de la educacion popular, á saber, á la instruccion técnica de los artesanos; asunto que
ocupa muy frecuentemente mi pensamiento, ya como incumbencia del cargo que ejerzo,
ya tambien porque deseo como buen español que recobre la patria su perdida preponde
rancia, antes en las artes de la paz que en sangrientas victorias.
Supongamos que un niño, despues de haber en la escuela de párvulos ejercitado
metódicamente sus miembros y sus sentidos, aprendido á rezar, acostumbrádoseá la obe
diencia y adquirido ideas exactas de cuanto en tan tierna edad puede enseñársele, y sa
biendo además leer, escribir, contar, y las obligaciones del cristiano, que son las del ver
dadero hombre de bien, determina, ó mejor determinan sus padres ponerlo á oficio. ¿Có
mo lo aprenderá? Un siglo atrás hubiera sido sencillisimo responder á esta pregunta:
entrando de aprendiz en casa de un maestro examinado, y permaneciendo en esta condi
cion el tiempo prescrito en las ordenanzas del gremio, pasado el cual ascendia á oficial y
luego á maestro previo examen ante los Veedores, que le aprobarian dado que lo mere
ciese, y que no sobrasen en la poblacion los del oficio; pues no era cosa de echará per
der la profesion aumentando inconsideradamente el número de los autorizados para ejer
cerla. Examinado el nuevo menestral, ya podia trabajar en su arte con pleno derecho,
bien entendido que habia de seguir en su tarea la práctica conocida, sin tomarse la licen
cia de introducir novedad alguna, ni en la calidad y perfeccion de la obra, ni en el modo
de ejecutarla.
(Cómo han cambiado los tiempos, y qué feliz ha sido la mudanzal Reconocida y am
parada por las leyes la libertad de industria, abolidas las que cediendo á añejas pre
ocupaciones, definian la competencia de cada una de las artes mecánicas, y recomendada
la perfeccion de todas á los esfuerzos del ingenio aguzado por el interes, cuando no por
— 72 -
motivos mas nobles, boy todo el que se dedica á un oficio debe procurar aventajar con
el tiempo á su mismo maestro, ya llegando á obtener nuevos productos, ya perfeccio
nando el método de fabricarlos; si lo logra, lejos de encontrar obstáculos para realizar
su pensamiento, allegará bonra y provecho, y tendrá émulos é imitadores, pero no ene
migos que le acusen ante los tribunales de haber violado ordenanzas ni constituciones.
Y como los medios han de ser acomodados al fin, claro es que no puede hacer lo mismo
el aprendiz de ahora, que aspira, andando el tiempo , á reformar el arte que aprende, si
á tanto llegan sus alcances, que aquel que en su vida habia de hacer otra cosa que se
guir el uso antiguo, por mas que le pareciera defectuoso y perjudicial. No ha de con
tentarse pues con adiestrarse en un taller en el manejo de las berramientas; es preciso
que ilustre su razon y adquiera conocimientos que dándole esplicacion de lo que prac
tica, le inspiren el deseo y el modo de mejorarlo. De estos los mas provechosos en el
mayor número de casos son el dibujo, y algunas sencillas nociones de fisica, quimica y
mecánica.
Es inponderable la utilidad del dibujo para casi todos los oficios. Concretándonos
ahora al geométrico (que os el que mas directa é inmediatamente conduce á su atinado
ejercicio), bien puede afirmarse que educa la vista y la mano; acostumbra á la exacti
tud, facilita la adquisicion de fecundas ideas que seria dificil enseñar bajo otra forma á
entendimientos poco cultivados , y proporciona medio de espresar con entera claridad
conceptos que no se esplican bien en otros lenguajes. Y aun tiene otra ventaja muy dig
na de aprecio, que es la de adaptarse á las necesidades peculiares de cada oficio, per
mitiendo al que lo aprende seguir en un estudio la direccion mas apropiada al objeto
que se propone. Asi el carpintero puede dedicarse con preferencia á trazar y medir con
rigurosa exactitud los ángulos y los arcos; el sastre y el hojalatero á estudiar el desarro
llo de las superficies; el pintor de paredes á conocer Jas reglas de proyeccion de las som
bras. Y sino contento el alumno con saber construir las figuras valiéndose de instru
mentos, se amaestra como debe en hacerlo á pulso, se preparará aunque de lejos para
la invencion: dote que si es esencial á los artistas, tambien es necesaria á los artesanos
que quieren emanciparse de la rutina y no limitarse á la servil copia de obras agenas.
Con loque acabamos de decir, no tratamos de escluir de la educacion popular el di
bujo arlistico; léjosde eso, lo creemos tambien necesario, como quiera que en las obras
de la industria se ha de hermanar con la utilidad la hermosura de la forma. Bien lo ha
conocido la Inglaterra, nacion de mucha autoridad en estas materias, que habiendo ob
servado en la esposicion universal de 1851 que al paso que sus productos superaban á
los franceses en abundancia, calidad y baratura, estos les aventajaban en belleza, ha he
cho desde entonces, y sigue haciendo extraordinarios esfuerzos para perfeccionar el gus
to de los industriales. Pero no se concreta esta clase de dibujo á la imitacion de la figu
ra humana; estudien en buen hora con el esmero que merece la obra maestra de la
creacion, especialmente los que se sientan con vocacion artistica; mas no se olvide
que del reino vegetal toman sus principales elementos la decoracion de los edificios, el
adorno de los muebles y el primor de las lelas. Ejerciten, pues, á los jóvenes en copiar
las elegantes lineas do las ramas, los graciosos contornos de las hojas, las delicadas for
mas dolas (lores; que mucho provecho han de sacar, ya se limiten á tomar el trasunto
de la figura, ya trasiadando tambien sus colores, como habrán necesariamente de hacer
lo aquellos á quienes convenga conocer la magia del colorido.
En cuanto á las noticias cientificas que hemos calificado de más útiles á los artesanos,
»e entiende que han ser sencillas, despojadas de todo aparato cientifico, y enumerarse
como reglas prácticas, no como verdades especulativas. Asi se aprenden mejor, forman
cuerpo, por decirlo asi, aon la práctica del taller, y perfeccionan la educacion del apren
diz sin desnaturalizarla. Y que enseñadas de este modo, contribuyen en gran manera ála
perfeccion de la industria , es tan potente que no há menester demostrarse. ¿ Como ha
de dejar de convenir á los que trabajan en madera saber la influencia que en esta ma-.
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teria ejercen el calor y la humedad, tanto para lograr por medio de estos agentes modi
ficaciones provechosas, como para contrarestar su accion cuando perjudique á la soli
dez y duracion de la obra? ¿cómo no ha de ser útil á los tintoreros conocer la composi
cion de las materias colorantes y los cuerpos que obran sobre ellas, ya favoreciendo, ya
contrariando su accien? ¿cómo á aquellos que han levantar grandes pesos, ó construir
obras destinadas á sostenerlos é trasportarlos, no ha de aprovecharles aprender , aun
que solo sea mediante fórmulas cuya razon cientifica ignoren, las leyes del movimiento y
de la gravedad y el modo como las máquinas ausilian las fuerzas del hombre?
Y no faltan á los jóvenes aplicados medios de hacer á poca costa estos estudios. En
todos los pueblos de alguna importancia hay escuelas superiores de primera enseñanza
donde le dá la del dibujo lineal, la de los rudimentos de las ciencias que hemos mentado,
y de algunas otras que inmediatamente aprovechan al agricultor y al comerciante: en
muchos sostienen los Ayuntamientos clases gratuitas de dibujo, que si hasta ahora han
tanida por objato ecolusivo ó muy preferente el de figura, van ya cambiando de indole y
dando al industrial la importancia que merece; y por último, en cada provincia hay uno ó
mas Institutos, donde al propio tiempo que la instruccion olásiea, le da la profesional en
beneficio de los que se proponen dedicarse á la agricultura, la industria, ó el comercio.
Aprovéchese el público dolos recursos que leofreeeel Gobierno, que bien en esto merece
el dictado de paternal; demuestre el aprecio que hacede la enseñanza con que se le brinda,
y de este modo escitarán al Estado, á las provincias, á los pueblos, á las asociaciones be
néficas, el mismo interés particular á crear meros medios de perfeccionamiento, ya to
mando museos artisticos é industriales, donde estudiar buenos modelos y educar el gusto,
ya publicando manuales destinados á propagar entre el pueblo los conocimientos útiles,
y periódicos que lleven á todas parles noticia de los nuevos descubrimientos; ya abriendo
esposiciones y concursos para premiar el mérito y estimular el ingenio. A buen seguro
que no será el último en procurar estos bienes el Ateneo Catalán, que en su basta ahora
corta vida tantas pruebas lleva dadas de ilustrado empeño en promover todo linage de
mejoras.

Víctor Arnau.
LOS MALES SOCIALES.

Acostumbran las gentes de hoy á quejarse de los males de la vida, atribuyéndoles un


origen arbitrario y caprichoso.
La sociedad en que vivimos, 6 los gobiernos que la dirigen, dicen, son los responsa
bles de Ules desgracias.
Las inundaciones arrasan los feraces campos porque el Estado no procura encauzar
losrios y torrentes.
Los incendios devoran grandes edificios por descuido de la sociedad.
Aumentan los crimenes porque la sociedad abandona la educacion de sus individuos,
y no los instruye.
Cunde la miseria y el malestar porque la sociedad no alimenta á los pobres, ó les dá
trabajo.
Las industrias no progresan por la apalia de los gobiernos y de la sociedad.
Y si la peste arrebata la vida á millares de personas , ó los jornales bajan , ó los pro
ductos industriales no tienen fácil despacho, ó sube el precio del pan, ó llueve ó hay se
quia, de todo son los responsables el Gobierno ó la Sociedad.
De esta manera discurren muchos, seducidos por las deslumbradoras, pero falsas la
mentaciones de ciertos filósofos modernos.
Suponen ellos que Dios no ha querido la existencia del mal, y por lo mismo lo supri
men ; como tambien suprimen la libertad porque conduce al error.
Notable contrasentido es este en que incurren tales filósofos, porque afirman el mal en
el individuo y lo niegan en las masas.
¿Por qué no atribuyen tambien al gobierno ó ála sociedad la tisis que devora al jóven
libertino ; la pobreza del que malgastó su caudal en el juego y en la prostitucion, la igno
rancia del que no quiso aprender en la escuela, la ceguera del que nació sin vista, ó la
debilidad del que siempre vivió enfermizo?
¿Por qué no han presentado esos filántropos modernos proyectos y remedios para su
primir todos aquellos males?
Si Dios no ha querido el mal social, como suponen , tampoco ha debido querer el mal
del individuo.
Pero esto es imposible.
El mal existe y existirá siempre en la humanidad.
El mal es un hecho natural ; es necesario.
La supresion del mal supone la posibilidad de que existan hombres que no sufran ; qué
sean felices, lo cual quiere decir que sean perfectos, y Dios ha negado al hombre la per
feccion.
Esos filósofos declamadores, que atribuyendo los males sociales á la imperfeccion del
Gobierno y á la organizacion dela sociedad, se han llamado asimismo con inconveniente
orgullo mas sabios y mas ilustrados que el resto de sus semejantes, carecen de sentido
comun ó de corazon recto.
— 75 —
Esos filósofos tratan de suprimir los males sociales diciendo «aqui estamos nosotros,
que os dirigiremos dándoos otra organizacion social mejor que la presente, en la que no
habrá pobres ni ricos, en la que no habrá privaciones, en la que todos sin distincion go
zarán y serán felices ; no se conocerá ningun sufrimiento, pues todo será dicha *
Estos insensatos al hacer semejantes promesas, seducen á la siempre candida multi
tud, pretendiendo corregir la misma obra de Dios.
Ellos dicen: Dios ha creado una cosa imperfecta, viciosa, detestable; nosotros, simples
mortales, tenemos mas talento que Dios y reformarémostodo lo existente.
Estúpida blasfemia que encierra groseros absurdos.
La humanidad no es la masa con que el alfarero fabrica á su capricho diversos y
variados objetos.
Por eso no está sujeta á las modificaciones que la materia inerte recibe de la mano
del hombre.
Tiene sos leyes generales, absolutas y eternas, y nadie puede alterar su constitucion
esencial.
T del mismo modo que el astrónomo no intenta reformar las leyes del mundo sideral,
y el físico las propiedades de los cuerpos, y el fisiólogo la organizacion de los animales,
y el botánico la estructura de las plantas, sino que todos alabando la sabiduria infinita
del Ser Supremo, limitan su estudio á la observacion de los fenómenos, asi tambien el
filósofo no debiera tener la ridicula pretension de reformar la naturaleza de los hombres
suprimiendo en ellos los caractéres constitutivos de su ser.
Y esto quieren y esto hacen los modernos filósofos que predican contra la actual or
ganizacion de la Sociedad.
Cubiertos con la hipócrita máscara de amor al pueblo y de nn sentimentalismo falso
por los males ajenos , buscan el fin del hombre en esta vida, en el triunfo de los sentidos,
sobrela inteligencia, en la completa satisfaccion de las pasiones , en el reinado delas
saturnales.
Segun ellos, el hombre ha sido criado para seguir los instintos de su parte material, no
par» combatirlos, y el verdadero mérito consiste en dejarse llevar por la impetuosa oor-
rien te de las pasiones.
Sus proyectos de reforma social tienden á proporcionar al hombre la mayor suma de
goces materiales sin el menor sufrimiento.
Mas al propio tiempo, esos filósofos arrebatan al hombre el atributo mas noble, mas
elevado y que mas le aproxima á Dlbs, la libertad.
El hombre, bajo el régimen con que seducen á la multitud esos reformadores, puede
entregarse anchamente á la satisfaccion brutal de sus pasiones, mas no puede disponer
de sus brazos, de su trabajo, de su actividad, no puede pensar. El reformador, que es
otro hombre tan imperfeto como los demas, condecorado con el pomposo nombre de
Jefe supremo ó Director universal, se apodera de sus semejantes, cual si fueran niños, y
les señala lo que han de trabajar y el salario que han de ganar. El hombre no tiene liber
tad para elegir su oficio, ni para estipular su jornal. A esta esclavitud, se la apellida por
antifrasis derecho al trabajo.
En medio de tanta licencia y de tantos goces, el hombre carece de verdadera libertad.
Desaparece el amor que sirve de fundamento á la familia, porque los hombres deben
buscar solo el deleite; desaparece la propiedad, porque el Estado dáácada uno el vesti
do, alimento y habitacion necesarias; desaparece la moral porque el Director universal,
el Jefe Supremo cuida de socorrer á los enfermos, y á los desvalidos, y á ningun asocia
do quedará tiempo ni recursos suficientes para dedicarse á la práctica de las virtudes
morales.
Tales son los remedios que la imaginacion de ciertos filósofos soñadores, nuevos don
Quijotes del siglo xix , ha inventado para suprimir los males sociales y convertir el
mundo en un paraiso celestial.
- 76 -
Pero la realizacion de semejantes teorias es absurda, porque supone la aniquilacion
de las facultades intelectuales y morales del hombre.
Este encuentra en su interior impulsos diversos, á veces contrarios; y en la prac
tica de la vida ha de optar por unos abandonando les otros. Esta eleccion supone necesa
riamente la libertad.
Entre aquellos estimulos los hay justos y convenientes; I09 hay también injwstos y
perjudiciales. . • . " :
Si elige los últimos, sufrirá, tendrá dolor ; si opta por los primeros, 4a dicha y ta ale
gria inundarán de gozo su corazon. ,, i- , ■
Las desgracias y males sociales caen come un castigo sobre el que desprecia los bue
nos impulsos, los buenos sentimientos. No debe pues hacer responsable á la Sociedad de
los padecimientos que snfre. , •' v
Porque la vida del hombre en el mundo es una lucha continua entre esos opuestos im
pulsos. El hombre que triunfa de los móviles de la pasion contrae un gran mérito y evita
muchas desgracias.
Lucha el hombre entrela prodigalidad y la eoonomia; entre los plaoeres momentáneos
y la tranquilidad de su existencia ; entre la seductora pereza que le condena á la miseria
y el fecundo trabajo que embellece su vida ; entre ol goce de los sentidos y las fruiciones
del alma; entre el austero deber y la pasion que nos halaga.
El mal es el castigo del cobarde en esa lucha; es la ejemplar enseñanza de les que
obran sin reflexion. Poreso el mal es Util.
Y el individuo aistado, evitará los males de la vida, es decir, las conseeiMnoiasnece.
sarias de su equivocada pero espontánea conducta, siguiendo los móviles de la razon, los
preceptos de la moral, teniendo prevision, y asociándose con sus semejantes para conlle
var los accidentes inevitables en el órden de la naturaleza.
Moralidad en el individuo ; asociacion libre. Hé aqui ios únicos y saludables remedios
contra los males sociales.

Bienvenido Oliver.
PREOCUPACIONES SOCIALES.

Decia un labriego con irónica jactancia á oiros de los de su clase, que se quejaban da)
grave peso de las contribuciones: a Justas son nuestras quejas, pero me consuela el que
tengo en Barcelona al gobernador , que me mantiene el orden , en el distrito al Juez,
que persigue los delitos y hace justicia, y en la iglesia al cura, que reza para mi. Aíar
diendo para demostrar su alta gerarquia: pues si tan caros me cuestan, bien puedo pon
derar su dependencia , como sufro yo la superioridad del que me abona mi salario. »
Esta apreciacion del labriego escité la risa de sus compañeros, quienes ajenos á toda
teoria acerca del tributo, le objetaron en tono burlon, de esta manera: « Si tanto puedes»
atrévete con los que dices tus dependientes, ejerce sus atribuciones como puede tu amo
con las tuyas. » Esta escena me recordó que no es únicamente el labriego quien se des
via del sentido comun, sino que personas encanecidas por el estudio presentan á' veces
como fruto de sus elucubraciones ciertas doctrinas , que en lenguaje científico reprodu
cen ese mismo pensamiento por sencillo y rudo que aparezca. Y segun despues inquiri,
dicto labriego habia oido disputar durante las vacaciones al hijo de uno que fué s*
amo, que era estudiante algo aficionado á las ciencias econémioae, por donde viseé
colegir se le pegarian las doctrinas de soberania individual, y las de que todo trabajo es
igualmente noble, que tanto halagan á la juventud.
No pode menos de tomar acta del accidente de esta querella, y sin reparar sobre ai
la cifra de la contribucion era ó no escesiva, reflexioné sobre los dos grandes errores
sociales que emitió el labriego, y que por desgracia se popularizan mucho mas dolo con
veniente.
Es un error politico creer que la suma de individuos constituye la soberania y pte*-
cindir de la institucion del Estado como principio inmediato y fuente directa del poder
soberano. Si la fuerza del Estado y su accion dependiera de cada una de las voluntades
individuales , la anarquia reinaria constantemente en las sociedades. El tributo se satis-
faoe por el deber de contribuir á las cargas del Estado; no procede del pacto ó convenio,
sino de la razon social que lo exige, armada con la espada de la justicia. El Estado por
otra parte es el superior inmediato de los funcionarios públicos; de él y no de los ooatri-
buycntes perciben el sueldo, pension ó beneficio. Al contribuyente no se le pide jamás iíu
beneplácito individual para la exaccion del tributo; solo se inquiere el beneplácito colec
tivo mas ó menos genuino y subordinado al fallo soberano de una mayoria, en aquellos
paises en que afortunadamente se halla organizada la representacion nacional, bajo una
base liberal y popular. Aun en este mismo sistema el tributo no se distribuye por conve
nio entre los que lo pagan y las atenciones á que se destina ; sino que se obedece á un
órden de razones y principios sociales, que presiden al desarrollo común de cada
pueblo.
De modo que los sabios que fundaron la soberania en el pacto, é hicieron al repre
sentante de ra misma un mandatario ó dependiente de cada uno de los asociados, se pa
recen al labriego, qoe por desahogarse del agravio de las contribuciones, se complacia
- 78 -
en proclamar su predominio sobre los funcionarios públicos. Es verdad que al labriego
no le hubieran aprovechado mucho las reflexiones sobre la creacion independiente de
las sociedades ó pueblos, su desarrollo superior á toda fuerza individual, el ningun con
cierto celebrado enfre todos los asociados para constituirse; en fin, la imperiosidad de las
evoluciones de los pueblos cuando influye en ellas saludablemente el concurso de la in
teligencia y de la voluntad individuales y se sobrepone la institucion á la persona. Pero
si al labriego se le hubieran presentado algunos cuadros de su origen politico, tal vez se
hubiera avergonzado de sus alharacas de poder.
AI aparecer perfilada con la clara luz de la historia una reunion de sus compañeros de
clase en los tiempos medios, uncidos al servilismo de la gleva , por cierto que no hubiera
argumentado de poder, por el de su genealogia y para mortificar todavia mas su ufania,
pudiera evocarse otro cuadro mas humillante, degradante á lo sumo, aquel en que se
vé al hombre objeto de comercio y aplicando su trabajo, tratado por su dueño como una
bestia. 1
Ambos cuadros predican con harta elocuencia que el poder actual de las clases y de
los individuos no se origina del pacto ó de la convencion, no es debido á la voluntad y
á la inteligencia individuales , sino que es obra de una accion sobrehumana, que inter
viene en los destinos del mundo. Esta fuerza es la que traida de lo alto, y confiada á una
sociedad divina, ha ennoblecido el trabajo del hombre, sin trastornar los principios in
quebrantables en que descansan las constituciones populares. Principios que viven como
una creacion natural, y que puestos en estrecha alianza con las doctrinas católicas que
redimieron el derecho, reforzando los deberes, se encarnan en el hombre y le sirven como
de instrumento maravilloso para su desarrollo y perfeccion, basando las diferencias de
clases en las funciones desiguales entre los que mandan y los que obedecen, y en las
distintas misiones que ejerce el hombre para el concierto comun.
Por esto el labriego en sus infulas de poder y de dignidad cometió otro error trascen
dental, bajo el punto de vista económico, pues equiparaba el sueldo, la pension ó el be
neficio del magistrado y del clérigo al salario que él mismo percibe por su trabajo. ¿No
habia reparado que entre servicio y servicio no mediaba homogeneidad?
Sin embargo, el labriego se verá apoyado por algunos economistas que aprecian bajo
una comun medida el trabajo humano. Todas las industrias, dicen, tienenuna base idén
tica en el trabajo, y todo trabajo es susceptible de valor. Y tomando la idea de valor
como base de las industrias, separan en cuatro grandes grupos los objetos de la humana
actividad, á saber: el agricola, el industrial, el mercantil y el antropológico; y esta sepa
racion, añaden, no implica desigualdad en el respeto y dignidad de los productores, pues
el valor es su comun medida, sin otra diferencia que la dimanada de la materia y del
objeto de la produccion, y en vez de concluir que todas las industrias son útiles, sientan
que todas son igualmente nobles. De modo que el labriego se hallaria por su trabajo
elevado al nivel del sacerdote, del magistrado, del maestro y del artista, y de las demás
clases que producen ideas, sentimientos ú otros bienes de naturaleza comun.
Si conociera á estos economistas y comprendiera la fórmula que emplean para des
cifrar el valor, les preguntaria para su justificacion: ¿no hay entre mi trabajo y el sala
rio, c/>mo entre el honorario y el consejo, la misma relacion que media entre el servicio
prestado y el esfuerzo ahorrado ? Pero el sentido comun se rebela, rechazando la rela
cion del valor asi considerado, estcndiéndola por ejemplo entre la misa y la limosna.
La llamada industriaantropológica solo puede entrar en cuenta por via deescepcion en
las consideraciones económicas, pues las ideas y sentimientos necesitan dos condiciones
para ser objeto de la propiedad particular: 1.* que se hallen formuladas de un modo sen
sible ó material; 4." que el Estado preste á esa fórmula ó corporizacion el privilegio de
esclusivismo á favor de su autor, ó bien que imponga una remuneracion ó compensa
cion para ciertos hechos religiosos ó sociales nacida y apreciada por el deber. Las indus
trias agricola, fabril y mercantil, producen objetos propios para el dominio, los modifi
can, los transforman, los transportan, operaciones que caen por su propia naturaleza en
la esfera del derecho privado; en último resultado ofrecen una utilidad limitada y mate
rial, tienen un valor que se fija por las leyes de oferta y demanda, segun el deseo ó nece
sidad de vender ó comprar. Pero comprar las ideas, vender las acciones morales, es un
absurdo de primer órden, porque en el fondo su utilidad es ilimitada, por lo mismo que
tampoco es material. Y si bien la forma en que se realizan es material ó sensible y la uti
lidad á veces limitada por accidente, esto no permite equiparar tales productos con los
de las industrias mencionadas, siendo la diferencia esencial y marcadisima, por mas que
se exija por el uso de aquellos alguna retribucion, pues esta no se origina de la relacion
que fija el valor, sinede consideraciones de un orden mas elevado. E1 valor nace prima
ria y principalmente del interés individual, del trabajo material en sus resultados, mien
tras que en los productos inmateriales del hombre, ese interés individual no figura mas
que accidentalmente. La justicia que exige retribuir al que trabaja para la comunidad, el
deber de los Estados y de los individuos de moralizarse y ennoblecerse, pues escrito está
que no de solo pan vive el hombre ; hé aqui la causa primordial y cardinal del emolu
mento á favor de los que se esfuerzan para moralizar y ennoblecer. Accidentalmente se
atenderá en algunos casos al interés privado, por el que recibirá el deber una forma de
terminada y concreta de compensacion. ¿ Pero cuántos servicios prestados reconocen por
único móvil el deber, sin que tengan nada de comun con el valor equivalente á recom
pensa material? Ni las gracias de la religion, ni los beneficios de la justicia, ni las fruicio
nes del arte estético, ni los dones de la ciencia, tienen capacidad propia y material para la
compra y venta. ¿Qué pecado y quégran ridiculez no seria comprar la obra del sacerdote
y la del soberano? ¿Quién no comprende que el sabio, el maestro ó el artista se senti
rian ruborizados, si la dignidad y escelencia de sus trabajos se equiparaban á lo que la
economia ha basado alguna vez en la igualdad de relacion ó en el valor? E1 buen sentido
calificará siempre á la retribucion de las obras morales de limosna ó caridad, de recom
pensa ó dádiva, ú honorario, porque su uliliJad no se ofrece como un fruto material,
ni como una modificacion cualquiera del dominio, ó de goce del mismo, equivalente á
servicios que ahorran un esfuerzo homogéneo. Para los de esta última clase el buen sen
tido ha creado las palabras de salario, precio y otras que sirven de equivalente al servicio
prestado y al esfuerzo ahorrado, palabras que basta el vulgo, jamás confunde en su apli
cacion.
1 Ay del arte 1 ¡ay de la ciencia! cuando se bastardean hasta salir á la plaza pública á
regatear el valor de sus producciones. La vil codicia no debe inspirar el arte inmaterial.
Sea el amor al saber, el amor á lo justo y á lo bello, el de nuestros semejantes, el de la
gloria, el que impulse el corazon del sabio, del artista, del magistrado ó del sacerdote,
que en alas de su genio se elevan hasta las mansiones mas puras del espiritu para derra
mar las verdades y las gracias que fecundizan la inteligencia y el corazon del hombre,
comunicándole una vida espiritual, que los tesoros de la tierra no han entrañado jamás.
Barcelona 21 agosto de 1863.

Francisco Romani y Puigdengolas.


LA ALIMENTACION,

Pór A. BERlíSTEIN.

1.

Nada mas que leche.

Suponte por un momento, amigo lector, un hombre dotado del mas claro entendimien
to, pero que no supiera por esperiencia que los niños de teta nacen y se hacen hombres,
y figúrate lo que diria si le contáramos lo siguiente:
Sabe que este pequeño sér, que aqui ves, es un niño mamon, es decir, un aspirante a
hombre, que poco á poco se va haciendo mas grueso, mas alto y mas pesado. Los blan
dos huesos de su cuerpecito se irán haciendo siempre mas duros, y mas fuertes, y mas
largos, y mas compactos. Los músculos que mueven estos huesos aumentarán igualmente
en volumen , en masa (y en fuerza de contraccion. Lo propio sucederá con ojos, Orejas,
nariz y boca, y sobre todo con tronco, cabeza, brazos y piernas, pnes cada miembro de
este cuerpeeito se desarrollará, y seguirá desarrollándose siempre mas, hasta que al fin
el niio se habrá convertido en un hombre hecho y derecho.
Sis duda que aquel que no supiera todo esto por esperiencia, como hemos supuesto
ai principio, se encogeria de hombros en señal de incredulidad.
¿Pero qué fuera si prosiguiéramos diciéndole? Y todo este crecimiento y desarrollo
proviene únicamente de que el nene mamon chupa de la teta de la madre nn jugo blanco
y lo traga; y de este jugo, que se llama leche, se fabrica en el interior del nfñb lodo lo
que su cuerpo necesita para crecer y medrar—ciertamente nuestro hombre se nos
chaña á reir y diria que queremos hacerle comulgar con piedras de molino.
¿Cómo? diria, ¿en esta leche «ay carne? ¿se pneden hacer huesos de leche? ¿se puede
convertir la leche en cabellos? ¿se pueden fabricar con leche uñas y dientes? ¿Cómo he de
persuadirme que de teche se haga hasta un ojo? ¿Que nn pié, una mano, un carrillo,
una oreja, y qué sé yo cuantas cosas mas que componen «ste ouerpeciHo, qae todo esto
salga de la leche?
T si añadiéramos: «¡Efectivamentel asi es; en el interior de esta criatura existe una
fábrica que no sote hace toio«sto, sino macho, machisimo mas. En esta fábrica se elabo*
ran huesos, y dientes, y uñas, y pelos, y carne, y sangre, y nervios, y piel, y humores, y
hasta agua; y todo lo hace esta fábrica de leche, y en los primeros tiempos nada mas que
de leche. >> En verdad, aunque tuviera nuestro hombre en su cabeza el mayor talento del
mundo, habia de quedarse como quien ve visiones, y habria de rogarnos que por amor le
dijéramos cómo venia á ser la tal fábrica.
Cuantas calderas, cuantos cilindros, cuantos tubos, cuantas válvulas, cuantas palan
cas, cuantos ejes, cuantas ruedas, cuantas correas, cuantos alambiques, cuantos tornos,
cuantos martillos funcionaban en ella; y sobre todo si toda esta maravillosa maquinaria
era de hierro colado, ó de acero, ó de oro y quizás de diamante.
t
- 81 -
¡Pero qué! Cuando le dijéramos: «Nada hay de todo eso. Todas cuantas fábricas arti
ficiales hayas podido ver en ta vida no tienen semejanza ninguna con esta fábrica. Hasta
es menester que sepas que esta fábrica no es una fábrica acabada, sino que crece y se
ensancha, y adquiere mayor fuerza y resistencia á la par del cuerpo de esta criatura;
tampoco está hecha esta fábrica de hierro, ni de acero, ni de oro, ni de diamante, sino
que es una fábrica que se está fabricando á si misma á cada momento, y esto tambien no
mas que á espensas de una parte de aquella misma leche materna que chupa el niño.»
Es probable que al ver esto acabara por amostazarse nuestro hombre creyendo que tratá
bamos de divertirnos á su costa, y nos dijera impacientado: «¡Bah! será como querais, pero
no entiendo cómo pueda ser eso; y si no haceis el favor de esplicarlo, me reservo el de
recho de no creerlo. |Pues ahi es nada los milagros que obra esa portentosa leche ma
terna !•
T sin embargo, sabes tu, querido lector, que la leche materna no es mas que leche
como otra cualquiera, y que la leche no es mas que un medio de alimentacion, y que la
alimentacion no es á su vez mas que una parte de la actividad vital del cuerpo humano.
Por lo tanto espero, lector, que me dispenses tu atencion si trato de ilustrarte por me
dio de algunos articulillos acerca de un punto que, sin ánimo de ofenderte, es muy posi
ble que ignores en el fondo al igual de nuestro fulano imaginario, esto es: de qué modo t*
alimentat.

II.

El hombre; la comida transformada.

Hablemos pues un rato de la alimentacion del cuerpo humano; pero antes es preciso
que nos formemos una idea clara de lo que viene á ser propiamente alimentacion.
¿Porqué razon estamos obligados á tomar alimento?
•(Vaya una pregunta! esto lo sabe cualquier chiquillo» se nos dirá; «el hambre es lo
que nos obliga.» Es muy cierto, pero ¿qué es el hambre y de dónde viene? sepamos pues
lo que es hambre antes de entrar á averiguar lo que es alimentacion.
Para comprenderlo claramente es menester tomar en cuenta otra cosa no menos ma
ravillosa que la alimentacion, y es loque cientificamente se designa bajo el nombre de
cambio de materia.
Es un hecho probado quenada en el cuerpo humano persiste un solo momento en el
mismo estado, sino que se verifica un cambio continuo en cada parte del cuerpo. Se ins
pira aire, y se expira; pero el aire que se introduce en los pulmones es distinto del aire
que se expele. Durante este acto de la inspiracion y la expiracion, que juntos constituyen
la respiracion, ha tenido lugar un cambio de materia, por efecto del cual ha entrado en
el cuerpo una sustancia nueva y han sido espulsadas sustancias gastadas.
Este cambio de materia es una necesidad capital del cuerpo y de su vida, como que tan
solo puede existir con un cambio incesante. Le es forzoso separar y echar de si sustan
cias que formaban partes de su propio cuerpo, y tiene por lo mismo necesidad de apro
piarse nuevas sustancias para compensar la pérdida. No hay por consiguiente ninguna
exageracion en decir que el hombre se está renovando continuamente, pues en realidad
perdemos á cada instante partes de nuestro cuerpo y adquirimos otras nuevas. Y tanto
es asi, como que se ha calculado que no ya en años, como se creia antiguamente, sino
en espacio mucho mas breve ha de haberse renovado por completo el cuerpo del hombre;
11
es decir, que do ha de quedar en él ni una particula tamaña como un grano de polvo de la
sustancia que lo constituyera antes de aquel periodo.
La marcha regular del cambio de materias presupone que en el cuerpo humano debe
regir la misma administracion que en una buena casa de cambio, donde los ingresos han de
ser proporcionales con las salidas. Estando pues el hombre sujeto á esta imperiosa nece
sidad del cambio de materias, y obligado por lo mismo á desprenderse involuntariamente
de partes de su cuerpo, pues ya en el acto de la expiracion se separan ciertas sustancias
que debe haber reparado nuevamente, estas pérdidas continuas que sufre el cuerpo pro
ducen el sentimiento de la necesidad. Ha gastado y no ha tenido ningun ingreso, y este
déficit se nos hace sensible por el hambre, que nos obliga á reparar con nuevas en iradas
el escedente de los gasto».
La alimentacion consiste por lo tanto en una compensacion de pérdidas continuas en
las diferentes partes del cuerpo, y no es en realidad sino una metamorfosis altamente
admirable, por la cual los manjares se transforman en verdadero cuerpo humano.
Un hombre corporalmente considerado no es un ser que solo ha consumido alimentos,
sino que el mismo con piel, y carne, y pelo, y huesos, y cerebro, y sangre, y uñas, y dien
tes, no es mas que su propio alimento consumido y transformado.

III.

Qué raros manjares comemos.

El hombre no es, pues, materialmente considerado, mas que comida transformada.


Este pensamiento podrá causarnos espanto, podrá ser terrible para nuestros senti
mientos; pero es la verdad, la pura verdad. El hombre no es4á constituido sino de sus
tancias que ba introducido en su interior comiéndolas; es real y efectivamente su pro
pio alimento vivificado.
Un niño de teta vive «le la leche de la madre, lo cual equivale á deoir que toda él con
cabeza y tronoo y manos y pies es una leche transformada y vivificada. Asi es en efecto,
y por estraño que suene, no es sino una verdad incontestable que la leche materna vivi
ficada consume nuevamente otra leche materna, y continuamente aleja de si leche ma
terna gastada por medio de la respiracion, de la exhalacion y de la «spulsion de sustan
cias inútiles á la vida.
Siendo esto, como es, completamente exacto*, fácil es comprender que una vez cono
cida la constitucion quimica de los alimentos, se sabe tambien de qué sustancias quími
cas está formado el hombre; y al contrario, conociendo exactamente las sustancias que
componen el cuerpo del hombre, se conocen tambien con exactitud las que debe tomar
en los alimentos para vivir, esto es, para renovar su cuerpo incesantemente.
Siendo la leche de la madre el mas sencillo y mas natural alimento del niño, vamos
á hacer en este sentido algunas consideraciones que serán mas adelante de grande ausi-
lio para conocer los mas importantes medios de alimentacion para los adultos. La leche
materna contiene en si todas las materias de que puede formarse el cuerpo del hombre,
pues si una sola de ellas 1c faltase, y no fuese compensada de otro modo, debiera el niño
perecer infaliblemente.
Si careciera la lecho, por ejemplo, de su parte constitutiva de cal, pronto desapare
cerian los huesos con que el niño viene al mundo, sin que se formaran otros nuevos. Se
ha hecho «on animales el esperimento de mantenerles con alimentos desprovistos ente
- 83 —
ramento de partes calizas, y ¡
fueron engordando, pero haciéndose mas y mas endebles de huesos, hasta que al fin no
pudieron sostener el peso del propio cuerpo, y cayeron quebrantados.— Si la leche no
contuviera fósforo, no sufririan de esta falta solamente los huesos y los dientes en cu
ya constitucion entra esta sustancia, sino que el desarrollo del cerebro del niño no po
dria seguir adelante. El niño no podria reparar lo que en cada momento pierde de cere
bro gastado.
Si no existiera hierro en la leche de la madre moriria el niño de clorosis, enfermedad
peligrosa hasta para las personas crecidas, y que solo se remedia haciendo que el en
fermo tome alimentos ó bebidas que contengan hierro en cantidad notable, ó adminis
trándole en forma de medicamentos ferruginosos el hierro que le hace falta. •
Si no contuviera azufre la leche de la madre, no se pudiera formar, entre otras cosas,
la bilis del niño, que tiene importantes funciones que desempeñar en el cuerpo humano-
Hasta aqui no hemos mencionado sino elementos secundarios de la leche, que no sue
len considerarse como alimentos ; pues, ¿á quién se le ocurre pensar que deba comer to
dos los dias hierro, fósforo, cal y azufre, y que real y verdaderamente los come? Pues
no tan solo comemos estas, sino otras muchas sustancias que nunca hubiéramos imagi
nado, si no nos lo dijera la quimica: tales son el sodio, el potasio , el magnesio , el clo
ro y el fluor; y además le componen los alimentos propiamente dichos de tres gases, que
son, el azoe, el oxigeno y el hidrógeno, y finalmente de una sustancia sólida llamada por
los quimicos carbono, y que es ni mas ni menos que puro carbon.
¥ todo esto se halla efectivamente contenido en la leche, y todo esto son sustancias
primarias que verdaderamente forman el cuerpo del hombre. Casi pareciera deducirse
de esto, y quizá le haya ocurrido á algun lector, que fuera muy sencillo procurarse ali
mento, bastando para ello con tomar cierta cantidad de carbono y una porcion cabal de
oxigeno, de hidrógeno y de azoe, mezclar un poco de potasio, de sodio, de calcio y de
magnesio, un pedacito de azufre y de fósforo y polvos de hierro, y agregarles cloro y
fluor y lo demás, revolverlo bien, y tomarlo luego á cucharadas para dar al cuerpo lo
que necesita. Pero esto fuera un error, que pagaria de contado con la vida el que inten
tara alimentarse de este baturrillo quimico.
Estas sustancias son efectivamente las que constituyen los alimentos, y las necesarias
para el sosten de nuestro cuerpo; pero de nada nos aprovechan en su forma primaria,
sino que deben estar muy admirablemente combinadas entre si antes que podamos usar
las como alimento.
En el articulo inmediato veremos cómo la naturaleza debe elaborarosias sustancias an
tes de ofrecérnosias para nuestro sustento, y cómo las consumimos, por ejemplo en la
leche, pero bajo formas y combinaciones enteramente distintas, como son el cáseo, la
manteca, el azúcar de leche, sales y agua.
Y esto, ¿no es verdad? ya es harina de otro costal.

IV

De cómo nos prepara la naturaleza los alimentos.

Segun queda esplicado en el articulo precedente, la leche de la madre, de que


se alimenta el niño, consta, considerada en sus principios elementales, de ingredientes
sumamente raros. Estos principios son especialmente el oxigeno, el hidrógeno y el azoe,
es decir, de tres cuerpos gaseosos , á los cuales
- 84 -
bono, es decir, de carbon. A esta estraña mezcla de gas y carbon te asocian en la leche
de la madre, pero en minima cantidad, algunas sustancias en parte generalmente des
conocidas en la vida ordinaria, como son, el sodio, el calcio, el magnesio, el cloro y el
fluor, junto con algunas otras que todo el mundo conoce, como el hierro, el azufre y el
fósforo.
Pero estos singulares componentes están ya elaborados por la naturaleza en la leche,
y preparados para nuestro sustento: pues ni las sustancias primarias químicas, ni las
combinaciones que con ellas pueden producirse artificialmente, no son en ningun modo
propias para la alimentacion. Para que puedan ser estas sustancias comestibles, para
que puedan servir de alimento, es absolutamente indispensable que la naturaleza las su
jete á uaa preparacion prévia, lo cual efectúa haciendo que pasen estas sustancias por el
reino vegetal y adquieran por la accion de la vida vegetal nuevas formas.
La planta vive de sustancias quimicas primarias, ó mejor dicho, el reino vegetal no es
mas qua sustancias primarias transformadas; y solo despues de haberse verificado esta
transformacion de las sustancias primarias por medio de la vida vegetal, no se adaptan
para el alimento del hombre y de los animales.
Todo lo que come el hombre debe haber sido antes vegetal. Es verdad que vive tam
bien de carnes, grasa y huevos de animales; pero ¿de dónde proceden aquellas carnes,
aquella grasa y aquellos huevos ? De vegetales tambien, y solamente de vegetales : de
las plantas ó sus partes consumidas por aquellos animales.
Se efectúa, pues, en la naturaleza una maravillosa serie de transformaciones. Las sus
tancias primarias alimentan las plantas; las plantas á los animales ; y animales y plantas
forman el alimento del hombre.
Tambien la leche de la madre, el mas sencillo y mas propio alimento del niño, no se
ha producido sino en virtud de haber comido la madre sustancias animales y vegetales.
Estas sustancias que ya debieron haber sido previamente elaboradas por la naturaleza,
para que pudieran servir de alimento á la madre, sufrieron en su cuerpo una nueva
transformacion , pasando á ser en parle la leche de sus pechos de que el niño se sus
tenta.
Es por lo tanto enteramente exacto el decir que la leche de la madre se compone de
oxigeno, azoe, hidrógeno y carbono y de una pequeña porcion de otras sustancias qui
micas; pero estos elementos se presentan ya combinados entre si en la leche, formando
materias alimenticias, y se han convertido, como anteriormente dijimos, en caseina, man
teca, azúcar de leche, sales y agua.
¿Pero qué papel juegan estas sustancias alimenticias en el cuerpo del niño? ¿Qué se
bace de estas sustancias una vez introducidas en su interior? ¿Cómo se transforman du
rante el tiempo que permanecen en el cuerpo? ¿ Y por qué camino vuelven á separarse
estas sustancias del cuerpo y precisan al niño á tomar otras nuevas?
Estas son las preguntas sobre el capitulo de la alimentacion que nos proponemos ir
sucesivamente contestando por el mismo orden ; y cuando hayamos satisfecho á ellas,
nos será permitida una ojeada mas vasta, esto es, una ojeada á la cuestion : de cuáles
sean las comidas más sanas y provechosas para el cuerpo del hombre, cuando ya ha
dejado de nutrirse del pecho materno, y tiene á su disposicion una inmensa cantidad de
materias animales y vegetales de donde sacar aquellas mismas sustancias contenidas en
la leche de la madre.
Para poder contestar á estas preguntas hemos necesitado en verdad un preámbulo
algo prolijo, pero ademas de que no hemos dejado de recoger de paso algunas interesan
tes enseñanzas, con tanta mas seguridad y rapidez conseguiremos ahora nuestro objeto;
y esperamos poder dar al lector una tijera nocion de las soluciones que acerca de estos
diversos puntos ofrece la ciencia moderna, mientras quiera él cooperar á nuestros esfuer
zos con su buena voluntad y con sus propias reflexiones, ya que la indole de este trabajo
nos obligue á tratar con tanta brevedad un tema tan importante.
— 85 -

V.

Qué se hace de la leche de la madre en el cuerpo del niño.

Cuando el niño se desprende del seno de la madre lleva consigo al mundo carne y
sangre, y huesos, y órganos, que hasta entonces fueron formados y alimentados por la
sangre de la madre.
Pero desde el mismo instante que sale á la luz, cesa el Diño de ser alimentado de
igual manera por la madre y de desprenderse por conducto del cuerpo de la madre de las
sustancias que en él se van haciendo inservibles. E1 niño.respira ahora por si propio y
expele de consiguiente carbono por el aliento, bajo la forma de ácido carbónico; la piel
empieza á transpirar, y exhala principalmente hidrógeno y oxigeno en forma de agua ó
de vapor acuoso; y por medio de la orina segrega azoe. Estas sustancias, carbono, hi
drógeno, oxigeno y azoe fueron antes partes animadas en el cuerpo del niño, pero ahora
son gastadas e inútiles, y por lo mismo expulsadas del cuerpo.
Es evidente que el niño necesita reparar estas pérdidas, y esto lo consigue por medio
de la leche dela madre que principalmente contiene las antedichas distancias.
¿ Pero cómo se efectúa esto?
La leche se destiza por la garganta del niño pasando rápidamente de la boca al estó
mago. Pero ya en la boca encuentra la leche un liquido particular, con el que se mezcla,
la saliva, que tiene la propiedad de preparar la necesaria alteracion de los alimentos en
el estómago. Pero en el mismo estómago es donde se verifica la operacion principal. Las
paredes del estómago segregan un liquido, que se llama jugo gástrico, y que posee la
propiedad de convertir en una papilla, no solo la leche, sino los alimentos sólidos prévia-
mente triturados por la masticacion y humedecidos por la saliva.
La ciencia ha enseñado á preparar artificialmente este j ugo gástrico, y se puede obser
var ahora la operacion de la digestion, esto es, la conversion de los alimentos sólidos,
por ejemplo, la corteza de pan y la carne en una papilla, dentro de un vaso que contenga
jugo gástrico artificial calentado.
Tan luego como se ha completado la digestion, se abre el orificio inferior del estó
mago que conduce á los intestinos, el cual durante la digestion está cerrado por un mús
culo, y la papilla se vacia en la continuacion del estómago, en los intestinos, que están
formados por un solo tubo membranoso, largo y replegado muchas veces sobre si mismo,
Tambien aqui se mezcla la papilla con un liquido á que se ha dado el nombre de jugo•
pancreático, que tiene la propiedad de continuar la digestion, hasta que se divide U
papilla en dos partes, en un liquido blanquecino llamado jugo nutricio ó quilo, y en una
parte mas sólida, inútil para la nutricion, que es despues expelida por la abertura infe
rior del tubo digestivo.
Pero ¿cómo llega el jugo nutricio á todas las partes del cuerpo?
A lo largo del intestino existe una innumerable cantidad de canales estraordinaria-
mente pequeños que se llaman vasos absorbentes ó linfáticos. Estos vasos chupan el jugo
nutricio; y como el intestino es muy largo—en los adultos de unos treinta piés—se efec
tua esta absorcion en estado de salud muy completamente; y el quilo, que es el verda
dero alimento, se encuentra repartido en una multitud de pequeños canales aislados.
Pero todos estos pequeños vasos concurren en un punto situado detras y en la base
de la columna vertebral, y se reunen en un tubo que se dirige hácia arriba y sube hasta la
caja del pecho; alli se derrama el tubo en una vena principal por la cual corre sangre «ni
— 86 —
madadel movimiento circulatorio, que refluye al corazon , de donde es impulsada por
otros caminos al través de todo el cuerpo.
La leche de la madre, lo propio que todo otro alimento, llega pues transformada en
jugo nutricio, que ya tiene la mayor semejanza con la sangre, por un largo rodeo al tor
rente de la circulacion, y se mezcla con la sangre, ó mejor, se transforma en verdadera
sangre.
Veamos ahora qué se nace de la sangre.

VI.

Como la sangre en el cuerpo se convierte en cuerpo viviente.

Con plena razon puede decirse que la sangre del hombre es el cuerpo del mismo en
estado fluido. La sangre está destinada á transformarse en cuerpo del hombre sólido y
viviewte.
Causó grande admiracion cuando el naturalista Liebig llamó por primera vez é la
sangre «carne liquida;» pero aun se quedó corto el célebre quimico, pues hay derecho
para ir mas allá, y llamar á la sangre «cuerpo humano liquido.» De la sangre no se hace
solamente carne muscular, sino que tambien de la carne se hacen huesos, y se hace tam
bien cerebro, y se hace tambien grasa, y tambien dientes, y de la sangre se hacen tambien
ojos, venas, ternillas, nervios, tendones y hasta uñas y pelos.
Fuera equivocado suponer que las sustancias para todas estas cosas se encuentran
disueltas en el liquido sanguineo á la manera del azúcar en el agua, donde, si se quiere,
es el agua algo distinto del azúcar que en ella se encuentra disuelto, sino que se debe
considerar la sangre como el material de construccion para todas las partes sólidas del
cuerpo.
La sangre es recibida en una division del corazon, é impulsada luego por este, como
por una bomba comprimente, á los pulmones. Como en los pulmones ue introduce el aire
por medio de la respiracion, absorbe alli la sangre de una manera sumamente singular el
oxigeno del aire. Esta sangre cargada de oxigeno, por efecto de un movimiento aspirante
del corazon, refluye á este, pero no á la misma division de que salió, sino á otra division
especial. Entonces se contrae de nuevo esta parte del corazon é impulsa la sangre al tra
ves de todo el cuerpo, primero por arterias, que se van ranaificando mas y mas, y siendo
cada vez mas delgadas, adquiriendo por último una finura tal que son imperceptibles
para nuestra vista. De esta manera penetra la sangre en todas las partes del cuerpo, y
pasando por venillas igualmente delicadas , que se reunen luego en venas cada vez
mayores, regresa la sangre al corazon, para ser de nuevo arrojada á los pulmones, y de
alli otra vez al corazon, y recibir un nuevo impulso, y recorrer nuevamente todo el
cuerpo.
Durante esta doble circulacion de la sangre del corazon á los pulmones y regreso al
corazon, y luego del corazon á todas las partes del cuerpo volviendo al corazon, se veri
fica el admirable cambio de materias, el trueque por medio del cual lo gastado, lo inser
vible del cuerpo del hombre es separado y espelido, y nuevas sustancias son acarreadas
á cada parte del cuerpo.
El hecho es maravilloso, y la causa no ha sido todavia completamente esplicada por
la ciencia; pero lo cierto é indudable es que, al atravesar por las diferentes parles del
cuerpo, deposita la sangre en cada parte precisamente lo que aquella parte necesita para
renovarse, y toma de cada parte lo gastado y lo arrastra consigo para alejarlo del cuerpo
— 87 —
La sangre, que, por ejemplo, se ha formado en el niño de la leche de la madre, con
tiene fósforo, oxigeno y calcio, y estas sustancias se depositan en los huesos durante la
circulacion de la sangre, y forman el fosfato de cal que coastituye una de las partes
esenciales de todo hueso; de igual manera proporciona á los dientes fluor y calcio. Los
musculos, la carne, reciben de la sangre sus principios; asimismo se producen y renue
van de la sangre los nervios, el cerebro, las venas, las membranas, la piel y las uñas, lo
mismo que los órganos interiores, el corazon, los pulmones, el higado, los riñones, el es
tómago y los intestinos, y todos dan en cambio á la sangre las partes gastadas , que son
transportadas por ella donde puedan ser espulsadas del cuerpo.
Si se hace una fuerte ligadura á un miembro del cuerpo de suerte que no pueda cir
cular por él la sangre, desperece; pues la vida del cuerpo consiste en el incesante cambio
del mismo, en el trueque de la materia gastada con la nueva; y este vivo cambio es sos
tenido por la sangre que sin cesar circula, que siempre se va formando nuevamente por
la alimentacion, y siempre disminuye transformándose en partes vivientes del cuerpo.
Con razon, pues, se llaman tambien viveres los comestibles; y con no menos razon pue
de llamarse la sangre producida por la alimentacion elixir de la vida.

VIL

La circulación de la materia.

El cuerpo humano es, por consigurente, sangre vivificada, transformada y solidificada.


La sangre es alimento transformado. Los alimentos constan de sustancias primarias ela
boradas y transformadas por la naturaleza. E1 hombre es por lo tanto un complexo de
sustancias primarias transformadas y vivificadas.
Pero como el linaje humano cuenta muchisimos siglos de existencia; como á la par de
la especie humana vive sobre la tierra todo el reino animal, que corporalmente se pro
duce, se mantiene y se nutre de igual manera que el hombre ; se ofrece naturalmente la
pregunta : ¿ de dónde provienen todas las sustancias primarias que incesantemente deben
irse transformando para ser vivificadas? ¿tio disminuyen estas sustancias mas y mas, á
medida que van transformándose en plantas y son consumidas por los hombres y los ani
males, entrando á su vez á formar parte del organismo animal?
Esta pregunta ya la hemos contestado anteriormente. El cuerpo humano no solo se
forma y se crea nuevamente á cada instante por la nutricion, sino que á cada momento
mueren tambien partecillas sueltas de su cuerpo, y estas partecillas muertas vuelven á
las sustancias primarias y á la madre tierra de donde vinieron.
No solo el cuerpo del hombre muerto devuelve á la tierra lo que le pertenece, á los
elementos lo que de ellos ha recibido ; sino que , mucho mas aun que el cadáver que se
deposita en el seno de la madre tierra, satisface el vivo esta deuda.
El cuerpo del hombre no es su propiedad, es un préstamo de la naturaleza, hecbo solo
para breve plazo, para ser reintegrado despues de terminado el servicio ; y el hombre, el
hombre orgulloso, se ve obligado á admitir continuamente este préstamo de la naturaleza,
y á pagar continuamente la deuda, basta que con el último aliento hace el último emprés
tito, y muriendo, deja á los que le sobreviven el deber de saldar con la tierra su última
cuenta.'
Y ¡ cosa admirable 1 8u propia sangre es el agente que le lleva siempre nuevos prés
tamos que, como alimentos transformados, como sustancias primarias transformadas,
- 88 -
sostienen y regeneran so cuerpo ; y su propia sangre es tambien el cajero que, despues de
hecho el servicio, recoge los préstamos, y vuelve á acarrear las sustancias primarias fue
ra del cuerpo para restituirlas á la naturaleza.
Con cada circulacion de la sangre al través del cuerpo, afluye á este alimento trans
formado, que se transforma á su vez en cuerpo humano viviente; con cada circulacion
arrastra tambien la misma sangre las partes gastadas y las deposita donde deban ser espe-
lidas del cuerpo. En los riñones, para que principalmente exporten del cuerpo en la
orina el azoe inservible, con el cual va mezclado tambien una pequeña parte de fosfato
de cal que antes formó huesos y dientes, y ahora está gastado. La sangre exhala por
medio de la piel de todo el cuerpo el sudor, liquido que contiene agua, de consiguiente
oxigeno é hidrógeno, pero que va acompañado tambien de otras sustancias, como ácido
carbónico y azoe, y en el que existe tambien una parte de grasa. Pero principalmente
conduce la sangre el carbono gastado á los pulmones para que estos lo despidan en la
expiracion en forma de ácido carbónico , gas que obra mortalmente si permanece ó es
introducido en los pulmones.
No es poco lo que el hombre separa de su cuerpo en un dia , como que asciende á la
catorzava parte de su peso; tan solo el peso del sudor que segrega, parte en forma de
vapor, parteen forma liquida, importa en el curso de veinte y cuatro horas cerca de dos
libras.
Y todas estas partes que se alejan de él, han perdido desde luego la propiedad de la
materia transformada y vivificada, y vuelven á reunirse con las sustancias primarias,
sirviendo principalmente de nuevo alimento á las plantas, que antes ofrecieron al hom
bre estas mismas sustancias para su alimento.
Asi se completa la gran circulacion en la naturaleza. De las sustancias primarias in
animadas á las plantas, de las plantas, por medio de la alimentacion, á los hombres y á
los animales, y de estos otra vez , como sustancias gastadas, á las sustancias primarias ,
para volver á empezar la gran circulacion que vivifica las inertes sustancias primarias, y
convierte la muerte en vida, y aniquila las sustancias vivificadas, para convertir otra vez
la vida en muerte.
En esta gran circulacion, es la nutricion, ó mejor.dicho el cambio de materia en el
hombre, un importante eslabon de la cadena que sostiene el universo.

VIH.

La nutrición.

Por lo que precede puede haber comprendido cualquiera claramente que solo deben
considerarse como buenos alimentos los que estén formados de los mismos elementos
que constituyen la sangre.
Para esto es necesario que los alimentos contengan agua, albúmina, sales, grasa y azú
car, y que todas estas sustancias se hallen combinadas en las debidas proporciones.
Que el agua es indispensable para el sustento y la renovacion del cuerpo humano,
se alcanza al mas lego. Nuestra carne muscular contiene un 80 por ciento de agua, y
sin embargo pereceria infaliblemente el hombre á quien se diera á comer carne sola
privándole enteramente de agua, pues aquel 80 por ciento, contenido en la carne, no
bastaria de ningun modo para abastecer todos los liquidos necesarios al cuerpo.
De la albúmina, que se toma en la comida, se forman en la sangre las sustancias de
que principalmente se componen los músculos. Sin embargo, es un error creer que sea
-89-
absolutamente necesario comer huevos para proporcionar al cuerpo esta albúmina, pues
la caseina contiene exactamente los mismos principios que la albúmina, y hemos visto
que existia la caseina en la leche de la madre, en la que falta enteramente la albúmina.
Por consiguiente el que come queso en cantidad suficiente—como los pastores en las
montañas de Suiza—puede prescindir casi del todo de la carne. Pero no solo la caseina
contiene los mismos principios de la albúmina, sino que hay tambien una albúmina ve
getal, que se llama glúten, y todas las plantas que to contienen, entré Tat que principal
mente se cuentan las cereales, como tambien los guisantes, habas, judias y lentejas, son
alimentos plásticos oque forman carue.
Las sales que se deben acarrear á la sangre no se reducen solamente á la sal común
ó de cocina; sino que se designan tambien bajo este nombre colectivo ciertas combina-
cioaes de sustancias que generalmente no se consideran como alimentos, tales como las
combinaciones del hierro, del fósforo, del azufre, de la cal, etc. Estas se hallan conteni
das en los diversos alimentos sin ser perceptibles á la vista, y de ellas se forman los
huesos, los dientes, las uñas, las ternillas y los cabellos.
Muchos son los que creen que la grasa es un elemento muy especialmente importan
te de la comida, y se figuran que se engorda de la grasa. Pero no es asi. Las fieras
que solo viven de carne y de grasa no engordan, mientras que los animales que se nu
tren esclusivamente de vegetales, como el buey y el cerdo, adquieren una gordura es-
traordinaria cuando se les ceba abundantemente. Esto no es decir que la grasa sea una
cosa superfina en el cuerpo humano. El hombre tiene necesidad de grasa, puesto que
ella mantiene especialmente la respiracion. Pero la grasa que el hombre necesita para
el gasto de su cuerpo, se la forma él mismo; de modo que basta con muy poca grasa en
la comida, y esta poca todavia solo al objeto de facilitar la transformaciou del azú
car en nueva grasa. , ,
Es pues muy acertada la práctica de mezclar la manteca con el azúcar, como ali
mentos que se asocian perfectamente, pues del azúcar introducido en el cuerpo se for
ma grasa, y la pequeña cantidad de manteca que acompañalos alimentos debe tan so
lo favorecer esta transformacion en grasa del azúcar.
Y no se crea tampoco que sea preciso comer verdadero azúcar, pues todo alimento
que contenga almidon sustituye perfectamente el azúcar, y ge transforma en el cuerpo,
primero en azúcar y luego en grasa. Las patatas contienen almidon, y hacen tambien
sus servicios; pero se les debe añadir manteca para que su almidon , ó el azúcar, que
de él se forma en el estómago, puedan con facilidad convertirse en graja«-_, ^
Un alimento incomparable es el pan, pues contiene iodos ó casi todos los principios
indispensables á la nutricion. Tiene glúten en abundancia, y se transforma por consi
guiente en carne. Contiene casi todas las sales de que necesita el cuerpo, y tambien al
midon para formar grasa; de modo que, acompañándole con un poco de manteca para
facilitar la formacion de la grasa, y bebiendo agua, es lo que basta para el 'a'í en un ¡cu
' del cuerpo. Por el contrario, son patatas solas un mal alimento, carne sola no menos,
y la albúmina sola no alcanzaria á sostener nuestro cuerpo.
Se han hecho muchos esperimentos con animales, y se ha recogido una extraordina
ria cantidad de datos sobrela alimentacion. Igualmente se han hecho en cárceles y
cuarteles numerosas observaciones para averiguar, la fuerza nutritiva de los varios ali
mentos. <M<i
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M
— 90 -

IX.

Algunos esperimentos sobre la alünentaclou.

Se han practicado en beneficio de la ciencia mny variados ensayos sobre la alimenta


cion, tanto en lo que se refiere á la digestion, como á los efectos del hambre y á la ac
cion de los diversos alimentos.
Tocante á la digestion, las principales observaciones se han verificado en hombres
qne tenian una fistula gástrica, esto es, una herida en el vientre que penetraba hasta al
interior del estómago. Por esta abertura se pudo observar con precision cuánto tiempo
tardaban en ser digeridos ciertos alimentos, y qué transformaciones esperimentaban. Por
estos ensayos se ha encontrado que el tiempo necesario para la digestion varia mucho
segun los diferentes alimentos, y dura desde hora y media á cinco horas y media. Las
manzanas dulces, los huevos revueltos fueron digeridos con suma rapidez. La leche her
vida, los huevos crudos, las manzanas ágrias y el higado de buey asado fueron digeri*
dos en dos horas. La leche fresca, la vaca asada, las ostras, los huevos pasados por
agua, el jamon crudo, tardaron tres horas en ser digeridos. El pan de trigo, el queso
añejo, las patatas, necesitaron cerca de tres horas y media; la carne de cerdo, la col
cocida y la grasa de carnero cerca de cinco horas.
Los esperimentos para estudiar los efectos causados por una privacion absoluta de
alimento, solo se han practicado con animales, resultando de aquellos que , durante el
tiempo que tardaron los animales en perecer de hambre, desaparecieron las tres cuar
tas partes de la sangre, que la grasa se consumió por completo, que la carne se redujo
por mitad, que hasta la piel disminuyó en un tercio, y que los huesos perdieron co
mo un sexto de su peso. Lo que menos disminucion esperimentó fueron los nervios, lo
cual es una prueba evidente de la gran fuerza de conservacion que poseen los nervios, en
tanto que exista el mas pequeño resto de sustancia para su nutricion. De variados es
perimentos se ha sacado la conclusion, que un hombre adulto, que por término medio
pesa unas 130 libras, debe morir cuando llega á perder por hambre unas 50 libras del
peso de su cuerpo.
Respecto á la accion de diversos alimentos, esperimentos verificados en perros han
demostrado, que pueden vivir muy largo tiempo de huesos solos; al paso que no tarda
ron en morir los alimentados esclusivamente con azúcar, y aun cuando la adicion de un
poco de manteca hubiese sido suficiente para transformar el azúcar en grasa, no se en
contró el menor vestigio de grasa al hacer la disecion de sus cadáveres.
Animales cebados con sustancias enteramente privadas de cal y de fósforo, engorda
ron, pero murieron de fractura de huesos. Los animales alimentados con albúmina sola,
y caseina sola, murieron igualmente; y lo singular, en este caso, es que murieran en el
mismo tiempo que sino se les hubiese dado ningun alimento.
Los ensayos practicados con hombres han demostrado que es nocivo un régimen ali
menticio uniforme, mientras que la variacion de manjares es en estremo saludable y nu
tritiva. Esta es una esperiencia que se hace en los cuarteles y en las cárceles, y por lo
mismo se varia alli el rancho todos los dias de la semana, de modo que cada dia haya
algo en la comida diferente. Un médico en Inglaterra quiso esperi mentar en si mismo los
efectos de la alimentacion uniforme. Durante 45 dias vivió á pan y agua, habiendo dismi-
, libras del peso de su cuerpo. Despues pasó cuatro semanas solo
i y azúcar, luego tres semanas con pan y aceite de olivas; pero sucumbió á sus
i á los ocho meses de haberse sujetado á ¡
. - 91 - , t -
por lo tanto golosina apetecer manjares diferentes, y fatigarse pronto de una mis
ma comida, sino que, por el contrario, es necesaria la variedad. Esperimentos han en
señado que conejos mantenidos con patatas solas, ó con cebada sola, mueren pront
mente, y que viven muy sanos y alegres comiendo un dia cebada y otro dia patatas.
Por conclusion indicaremos rápidamente algunos alimentos y sus propiedades. Entre
los cereales es el trigo el mas nutritivo, y quien puede satisfacer su apetito con carne y
pan de trigo disfruta de una escelente alimentacion. El arroz da gordura, pero solo es un
mal alimento, ó por mejor decir, no es provechoso sino aderezándolo con manteca ó
acompañándolo con un poco de carne. Las patatas son un plato barato, pero tambien
muy caro, porque tienen peca sustancia nutritiva, y es preciso comerlas con gran abun
dancia para alimentarse de ellas; tambien es necesario condimentarlas con sal y manteca
6 aceite, porque de otro modo no solo serian insustanciales, sino que no darian al cuerpo
ninguna sustancia. Un buen alimento intermedio son las habas, las judias, los guisantes
y las lentejas, solo que las cascaras, á no ser muy tiernas, son indigestas y deben dese
charse.
Generalmente no se consideran las bebidas como alimentos, y se cree que la sal no es
mas que cuestion de gusto; pero es un error. El café y el té son á su manera alimenti
cios; una buena cerveza vale por media comida; y finalmente la sal, usada en cantidad
conveniente, es un escelente medio para la nutricion.
; barato, cerveza barata y sal barata, son por consiguiente grandes beneficios para
HISTORIA NACIONAL.

LOS VASCOS.

Nuestra nacion recibió en los tiempos antiguos el nombre de Spania, derivado de una
palabra fenicia qoe significaba, ó bien abundante en conejos, ó bien pais oculto, es decir,
extremo ó lejano ; el de Hesperia, que valia tanto como occidental, y el de Iberia, nombre
proveniente del rio Iber (Ebro). De la última denominacion han deducido algunos escri
tores, y entre ellos aventajados filólogos modernos , que los mas antiguos habitantes de
nuestra peninsula debieron llamarse Iberos ; mas el historiador Romey, cuyas opiniones
no son siempre aceptables, pero que en este punto anda, al parecer, muy acertado, y de
quien por otra parte tomamos casi todas las noticias históricas del presente articulo, juz
ga mal aplicado dicho nombre, que jamás se han dado á si mismos los que de tal suerte
han sido calificados.
En los tiempos anteriores á la invasion cartaginesa y á la conquista romana, nues
tra peninsula, fuera de algunas colonias fenicias, griegas, etc., se hallaba principal
mente habitada por los Euskaras ó Vascos y por los Celtas. Los últimos pertenecian á la
misma division de la familia humana que habitaba gran parte de las Galias y de las islas
británicas, y que ha dejado reliquias de su idioma en Irlanda, en el Norte de Escocia, en
el pais de Galis, y en la peninsula armoricana ó Bretaña francesa. Este pueblo invadió
dos veces la España , mediando unos nueve ó diez siglos desde una á otra irrupcion , y
de la reunion de los nuevos invasores con los antiguos se formó la poblacion Celtibera,
segun la opinion del mencionado historiador, que se apoya en la mayor posibilidad de la
fusion entre dos pueblos de mas próximo parentesco y en el origen indudablemente cél
tico de la palabra fluvial Iber.
La llegada de los Vascos , Euskaras ó Escaldunas , segun á si propios se llaman aho
ra, habia precedido á entrambas invasiones célticas. Mucho se ha cuestionado acerca de
su procedencia , considerándolos unos como indo-escitas , otros como una rama desga
jada muy temprano del tronco céltico, y otros , al parecer con buenas razones, como de
origen semitico. Conviénese generalmente en que fueron los primeros habitantes de Es
paña, y aun, junto con los Fineses, de toda la Europa, segun el baron de Eckstein, que
considera la invasion de estos pueblos como anterior á los tiempos llamados históricos y
á aquellos en que pisaron tierra europea , no solo los predecesores de los actuales Esta
vos y Germanos, sino tambien los de los primitivos Griegos y Latinos. Varios nombres
geográficos esparcidos por nuestra peninsula atestiguan , segun las observaciones de
Guillermo Humbolt, la antigua presencia de los Vascos en tierras ocupadas despues por
otros linajes de gentes.
Las mas antiguas noticias que del pueblo vasco se conservan se deben á las observa
ciones, siempre instructivas aunque á veces escasas, de los historiadores, geógrafos y poe
tas clásicos En los tiempos que estos escribian , vemos , si dejamos á un lado los Asturos
— 93 -
de dudosa calificacion , que los Euskaras ocupaban con el
vertientes del Vindio, todo el pais que comprenden hoy las provincias de Santander, Gui.
púzcua , Alava y Vizcaya ; con el de Vascos la mayor parte del valle del Ebro desde el
Agreda al Segre , y con el de Aquitanos óAuskos una parte de la Galia S. O., cuyos habi
tantes se distinguian con marcados caracteres de los verdaderos Galos ó Celtas.
Los escritores romanos califican á los Cántabros de indomables y de mal avenidos al
yngo que trataba de imponerles la señora del mundo, y junto con su heroico espirit
independencia , mencionan rasgos de feroz desprendimiento, como el de las madres q
preferian matar á sus propios hijos antes que verles caer en manos del enemigo. (
tambien que habiendo caido prisioneros algunos Cántabros, entonaban clavados en cruz
sus canciones de guerra nacionales. Otros hechos, ya de valor salvaje, ya de primitiva
rudeza se les atribuyen , pero uno hubo que parece haber sido comun á todos los men
cionados pueblos congéneres, y que á pesar de resentirse dela indole bárbara de sus cos
tumbres, ofrece un aspecto interesante. Hablamos de los soldwrü ósilodunes, que este nom
bre se daba á unos soldados que ligaban su vida á su seilor y caudillo, y que cuando este
moria buscaban ó se daban la muerte. Asi un gran número de Vascones, despues de la
muerte de Sertorio, se sacrificó á sus manes y á la tierra madre de todos los mortales, no
queriendo sobrevivir al amado caudillo. Atribuyeseles otro uso todavia mas bárbaro, cual
era el de los sacrificios humanos , pero con la particularidad , segun Prudencio, de creer
que las almas de las victimas quedaban divinizadas por el mismo sacrificio.
La lengua de los Vascos se ha conservado basta nuestros dias con modificaciones tan
solo secundarias , segun el parecer de los sabios que la han estudiado. Supónese que es
muy precisa y expresiva , al mismo tiempo que rica y variada, y que posee , por ejem
plo, mas de doscientos presentes para cada verbo,y modos afirmativos, negativos, even
tuales , corteses , familiares , masculinos y femeninos. Se atribuye á esta lengua el origen
de varias palabras de los idiomas neo-latinos, y especialmente del castellano, y entre los
últimos señala el profundo etimologista Mahn los vocablos laya , bizarro, etc. Hemos in
dicado ya que se derivan de esta antiquisima lengua algunos nombres geográficos , si bien
se ha abusado de esta verdad hasta el punto de atribuir á un origen vasco nombres cnya
significacion aparece patente en nuestras lenguas modernas, como Ciudad.real, Villa-
franca , Villanueva , etc., de que se han dado ridiculas etimologias.
Pocos monumentos han quedado de esta antiquisima lengua, escepto la viviente tra
dicion en boca de los mismos que todavia la hablan ; sin embargo, desde el siglo xvi vie
ne señalándose un canto que se supone contemporáneo al emperador Augusto. Compu
siéronlo, se dice , los Vascos, que habiendo resistido á las armas de los Romanos, se vie
ron obligados por el hambre á aceptar una paz por otra parte no deshonrosa. Véase una
traduccion de este canto, conforme á la versión francesa dada por M. Ampere.
«Los estranjeros de Roma quieren dominar la Vizcaya , y la Vizcaya alza el canto
de guerra.
Octaviano, señor del mundo; Lecobidi de los Vizcainos.
Por la parte de mar, por la parte de tierra Octaviano nos asedia.
Son suyas las llanuras áridas; nuestros los bosques de la montaña y las cavernas.
Estamos apostados en lugar favorable; cada cual firme tiene valor.
Poco es el miedo para medir las armas ; pero, ó nuestra caja de pan , estais mal pro
vista.
Si llevan duras corazas , ágiles son los cuerpos sin defensa.
Durante cinco años , de dia y de noche , sin descanso dura el sitio.
Cuando matan uno de nosotros , quince de ellos quedan destruidos.
Ellos numerosos y nosotros poca gente : al fin hacemos amistad.»
La estension territorial de la nacion de los Vascos fué reduciéndose más y más desde
las remotas invasiones célticas hasta las de los Romanos y las de los pueblos del Norte,
y aun en tiempos posteriores su lengua ha ido cediendo sus dominios fronterizos á las de
— 94 —
ri varias del latin. Este pueblo, reducido siempre i la defensiva , solo figura en la historia
general cuando un nuevo invasor trata de sujetarlo. No obstante, una accion suya dió
lugar á un suceso que , sin exageracion alguna , puede llamarse el mas famoso de toda
la Edad Media. Hablamos de la derrota de la retaguardia del ejército de Carlomagno en
Boncesvalles, donde murió á manos de los montañeses Vascos el famoso Roldan, héroe
favorito de la literatura poética de los tiempos caballerescos. Este personaje , de quien
habla poco la historia , fué considerado como victima de los sarracenos y como soldado
mártir de la fé en los cantares de gesta franceses y en los poemas latinos, germánicos,
italianos , etc., que á su imitacion se compusieron ; al paso que los Españoles opusieron
al paladin francés la figura de Bernardo del Carpio, tipo á la vez de piedad filial y de na
cional independencia. Los Vascos, por su parte, han conservado su bello Altabizaren
Cantua, composicion de mayor mérito pero mucho mas conocida que la anteriormente
copiada.
Este antiguo pueblo montaraz , al propio tiempo que ha conservado fielmente su len
gua y sus tradiciones , ha sido suavizado en sus costumbres por la religion cristiana , y
á escepcion de los tiempos en que han ensangrentado sus pacificas moradas las funestas
disensiones civiles , se presenta , segun relacion de todos los viajeros, como modelo de
morigeracion , de cultura y de respeto á sus autoridades.

M. Milá.
ÜN RECUERDO

A US HERO1NAS CATALANAS DE 1808.

Solo cuando son justas las revoluciones, como la de la guerra á que nos referimos,
es cuando el genio tocado de la divinidad se despierta, la debilidad se arma y fortalece y
la buena causa triunfa. Cuéntense sino cuántos Viriatos surgieron en esa lucha memo
rable. Digase cuándo la mujer, esa tierna compañera del hombre, haciéndose superior á
su sexo, dió mayores pruebas de heroico patriotismo, digno en verdad de las hembras
espartanas. Recuérdese el resultado de aquella no interrumpida série de batallas, incen
dios é iniquidades hominosas. Los ilustres varones que mas por su genio y su valor se
distinguieron, han sido justamente encumbrados á los primeros puestos de la milicia : las
no menos esforzadas heroinas, cuyos nombres apenas registra la historia, volvieron al
silencio del hogar, una vez conjurado el peligro, sin proferir una queja, ni pensar que
estuviese la patria en el deber de recompensarlas.
Cataluña especialmente, tiene muchos y muy caros nombres de mujeres que la ilus
traron en esa época, y que seria insigne ingratitud olvidar. ¡ De cuantos otros, acaso
algunos de ellos tan dignos, ni aun la memoria se conserva! Apresurémonos pues á re
gistrar los que la tradicion nos ha trasmitido, notando de paso alguno que otro hecho
referente al estado de nuestras costumbres durante la época de la invasion.
Dado el grito de «¡independencia ó muerte!» las figuerenses son las primeras que, par
ticipando de la animosa resolucion de sus padres, hijos y esposos, pertréchanse en sus
hogares, delante del enemigo que las está con sendas piezas de artilleria amenazando,
dispuestas á vender cara su libertad y su vida, mientras los hombres combatirán á pecho
descubierto. En tanto las manresanas se afanan en llenar sus delantales del nuevo papel
sellado que acaba el invasor de entregar á la venta pública, para llevarlo á la hoguera
que en medio de la plaza ya arde, y en los demás pueblos del principado se fabrican car
tuchos y se desenmohecen armas por manos hechas tan solo á delicadas labores.
Pero llega el dia 6 de junio. Los imperiales rechazados en el Bruch regresan apresu
radamente á su cuartel general de Barcelona, cruzando por Esparraguera, en donde atran
cadas las puertas de las casas, son recibidos por una lluvia de proyectiles de toda clase
que los vecinos de ambos sexos desde las ventanas y azoteas les arrojan. Eran las diez de
la noche. Una hora tardó en pasar la acobardada division. Durante ella corrió en abun
dancia la sangre francesa, animando á la matanza mas de un grito mujeril entre la mul
titud de encaramados combatientes. En el tránsito de Martorell hubo de perecer la pri
mera de esas valerosas defensoras de las patrias libertades.
Tres dias despues, oponiéndose el pueblecillo de Arbós al regreso de la division Cha-
bran que volvia de Tarragona, fué entrado por la noche á sangre y fuego, i Horrible
noche ! Al resplandor del incendio, al ruido de los techos que se desplomaban, de los tiros
con que rompian los soldados las puertas, mezclábanse los gritos y báquica algazara de
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los invasores, á los ayes y súplicas de cuantas inofensivas victimas de su codicia, su con
cupiscencia y los mas bajos instintos les señalaban. Penetran en la casa de D. Pablo Mi
guel, medio incendiada ya y á cuyas llamas se ceban en arrojar los bandidos á toda la
familia. Trata un capitan de contener á sus gentes que van á acabar con los restos de ella,
la esposa y dos hijos del ya muerto, D. Pablo, cuando armándose la noble señora de
beróica y sublime resolucion :
—Apártad, malvados,—les dice, rechazando el enojoso ausilio,—ni mi cuerpo ha de
mancharse con vuestro contacto, ni jamás mis hijos han de ser franceses.— Y precipitan
do primero á tus hijos á las llamas, despues de haberlos ofrecido a.1 Eternoj cruza sus
brazos, invoca las misericordias del Señor y corre á reunirse á sus caras prendas que ya
el incendio consume.
Doña Maria Ferran pereció tambien entre otras, junto con su hijo único, á manos de
un oficial que por espacio de muchas horas estuvo instándola vivamente para que acce
diese á sus impúdicos deseos, basta que al fin, no pudiendo recabar de ella nada buena
mente, sacrificóla de la manera mas bárbara y brutal. Prólija tarea seria referir todas las
escenas de igual naturaleza que tuvieron lugar aquella noche en el pueblo de Arbós; solo
la tradicion se encargará de perpetuarlas en la memoria de las venideras generaciones,
con la desgarradora minuciosidad á que voluntariamente por nuestra parte renun
ciamos. , *¡K^ ■ > 1H
Al dia siguiente, siete mil franceses tomaban el pueblo de San Boy despues de una
enérgica resistencia, cebándose en la muerte de tres mujeres, y llevándose en trofeo pri
sioneras de guerra cinco jóvenes de la misma poblacion. . j»
El sexo débil tenia verdaderamente impuesto al francés, pues aun sabiendo el general
Duhesme, en su marcha sobre Manresa, que nadie le esperaba para hostilizarle en Mar-
torell sino las mujeres que con algunos ancianos alli quedaban, envió á intimarles que si
le incomodaban lo mas minimo mandaria arrasar al punto la poblacion.
Habiase propalado y corria como cosa cierlisima la voz de que los soldados napolita
nos hacian odioso tráfico de niños vendiéndolos á los propios padres á quienes los habian
robado. El ayuntamiento de Barcelona nombró una comision de su seno para que enten
diese en la averiguacion de un hecho tan escandaloso, al mismo tiempo que por el coro
nel del primer regimiento napolitano de linea, Pegot, se manifestaba cuánto con venia des
cubrir la procedencia de una calumnia tan «horrible» como la que en aquella ciudad se
habia esparcido. «Dicen,—añadia Pegot,—que los soldados, y particularmente los de rai
regimiento, venden los niños de los españoles : seguramente estoy muy lejos de creer
que semejante especie de género sea objeto de sus especulaciones : saben vencer á loe
bandidos, esterminarlos y hacerles conocer todos los horrores de la guerra ; pero nunca
separarse de lo que se permite en todas las naciones civilizadas.»
Demasiado oierta era sin embargo la noticia. Aun viven tal vez algunos de los que pu*
dieran atestiguar la verdad del hecho. En la Cruz Cubierta, en el glácis de Barcelona, en
esta ciudad mismo hablan tenido lugar tan reprobados escesos. Personas de calidad y de
carácter público vieron en la plaza del Borne como dos mujeres iban detrás de un solda
do francés (1) que llevaba de la mano un niño de unos cinco años, y por mas que le ofre
cian por él dos y tres pesetas, no quiso soltarlo el inhumano en menos de tres duros. En
el propio acto estaban lamentándose otras mujeres de que hubiese costado dos duros el
rescate de otro niño.
El 16 del propio año cae Mataró, despues de breve pero porfiada defensa; suena la
corneta que toca á degüello; retumba por las calles la artilleria; las tropas, codiciosas do
los tesoros que la ciudad encierra, hunden puertas, devastan habitaciones, hieren, des
trozan y roban ; á nadie respetan ; ninguna consideracion les detiene; nada es bastante á
mover sus pechos endurecidos, y todos, soldados, oficiales y generales se confunden y

(1) Suplemento al diario fíarcflona cautiva del año 18»S, p'fr. 10.
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atropellan en los horrorosos momentos del saqueo. Lecchi ha ofrecido incendiar y arra
sar la ciudad, pero despues de haberla devastado y castigado con toda suerte de males.
La viuda Chicola es arrojada á bayonetazos con sus tiernos niños al incendio que su pro
pia fábrica devora.
Una distinguida señora y madre infortunada tiene que presenciar á la vez cómo atan
á su hijo á la cola de un caballo para ser arrastrado, y cómo lucha su hija con tres
militares que intentan violarla. Ni aun las virgenes al Señor consagradas se libran del
furor de los vándalos. Todo es objeto de la rapacidad y lúbricos instintos de los soldados
del emperador.
A su paso bácia Gerona, las mujeres de Arenys, de Calella, Pineda y Malgrat, vieron
no menos ofendido su pudor y ensangrentadas sus orejas, de las que á tirones les fueron
arrebatados hasta los mas humildes pendientes. Las de Gerona, despojándose de la natural
debilidad y timidez del sexo, «segun una Gaceta de la época,» y despreciando las balas y
metralla, convinieron de propio movimiento en proveer de municiones y viveres á los que
las murallas supieron defender alejando al enemigo, el cual vengóse en su retirada cruel
mente en los pueblos del tránsito y en los de la linea del Llobregat, donde hasta las mu
jeres y los niños fueron pasados á filo de espada.
Como en otras provincias, al iniciarse la nacional insurreccion, hiciéronse tambien
sentir en Cataluña, aunque no en tan grande escala, los desórdenes á que se entregaron
ciertas gentes de la infima plebe, entre cuyas victimas se encuentra la esposa del gober
nador de Villafranca del Panadés, al que se sacrificó igualmente. Algunos meses despues,
y á consecuencia del amago de los franceses sobre Tarragona, revolucionóse el popula
cho de Lérida á la voz del mal aconsejado Gomez, cebándose, tras su estraviado patrio
tismo, en la sangre de la esposa del oidor de la Audiencia de Barcelona, que con este y
otros no menos calificados sugetos refugiados en el fuerte de aquella plaza murió desa
piadadamente.
Generalizada la guerra , y queriendo el enemigo perseguir á los catalanes hasta el úl
timo rincon de sus montañas , vése acometido en todas partes como en el valle de Espi-
nelvas, en el Coll de Buch y en la vertiente dela Balma, donde acompañando á los hom
bres las mujeres de Viladrau, le resisten y le ofenden en aquellas quebraduras, ya cor
riendo desaladas de una á otra parte llevando cartuchos á los defensores de la patria,
como Magdalena Bofill, ya como Margarita Tona, empuñando el pesado fusil y car
gándolo y disparándolo suelta y acertadamente contra el orgulloso invasor.
Pero preséntase éste por tercera vez delante de los muros de la inmortal ciudad de
Gerona, decidido á rendirla definitivamente. No habia dentro de la plaza quien no estu
viese animado de la mas heróica resolucion; soldados, paisanaje y clero, ancianos y ni
ños y hasta las mujeres, tan poco dispuestas generalmente para la guerra, desde la mas
humilde á la mas elevada condicion, todos estaban deseando esponer su vida por la sal
vacion de la pátria. «No dudamos que se nos socorrerá» escribia al principio del sitio
una de las damas mas distinguidas de la ciudad, á cierta amiga suya expatriada, como se
llamaba entonces á los que habian abandonado sus hogares, aunque no se hallasen fuera
de la nacion ó de la provincia, «pero siempre padeceremos, y el que caiga caiga; lo peor
es que apenas hay guarnicion dentro de la plaza». ..«No tememos las bombas, no tememos
las balas—añadia en otra carta á los pocos dias ; pero si las enfermedades, que por pre
cision han de seguir á un trabajo tan continuo que no sosiega ni sosegará : pero pe.
rezea todo el mundo antes que rendirse.» Conociendo el general en jefe español que podia
utilizarse para la mejor defensa de la plaza el entusiasmo de sus matronas y doncellas
mas robustas, dispuso y llevó Alvarez á cabo á últimos de junio de 1809, formar una
compañia de 200 mujeres sin distincion de clases, jóvenes y de espiritu varonil, á fin de
que pudiesen emplearse en socorrer y asistir á los soldados y paisanos armados heridos,
y llevar municiones de boca y guerra á donde fuere menester, debiendo ellas mismas nom
brarse sus tres comandantas y subalternas. En el ataque del 19 de setiembre, gloriosa
13
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mente rechazado por los gerundenses, ya distinguió Alvarez por su valeroso comporta.
miento á Teresa, viuda de Balaguer, á Isabel Pi, soltera, ambas naturales de Bagar, á
Esperanza Llorens, de Cadaqués, y á Maria Plajas, de Galonge. Sobresalian por su acti
vidad y denuedo la primera comandanta de la femenil compañia que batallon de sania
Bárbara se denominó, Doña Luisa Jonamas de Fitz.Geralt, quien ya en diciembre del año
anterior se habia distinguido en el castillo Trinidad de Rosas, curando con otras compa
ñeras á los heridos; las dos hermanas Bibern, una de las cuales, Doña Ignacia, esposa
despues de Nouvilas, habia volado á ayudar á estraer de entre los escombros de la torre
de S. Juan á los que la esplosion habia dejado con un resto de vida; Doña Francisca
Artigas, natural de la villa de Pons, premiada por su esfuerzo en la batalla de Valla, y que
fué despues otro de tantos defensores de las plazas de Tortosa y Tarragona, en la cual
cayó herida, habiéndose sostenido en el fuerte del Olivo hasta el último momento, y que
dando prisionera de guerra á la toma de la misma ciudad; y por fin Doña Maria del Pilar
de Cárlos, digna émula del prelado gerundense , en distribuir por su mano la sopa que
daba todos los dias en su propia casa á los mas indigentes. Ocupada Gerona por el ene
migo, además de la nobleza personal y otras distinciones particulares de que fueron ob
jeto todos cuantos se hallaron en el sitio, premióse á las mujeres de Santa Bárbara con
medallas y pensiones, y en especial á doña Francisca Artigas con una pension de 6 reales
diarios, dos escudos por la accion de Valls y la defensa de Gerona, y el uso del distinti
vo de sargento, cuya graduacion habia obtenido.
Ejemplo de matronas esforzadas nos ofrece tambien aquella sangrienta lucha en la
persona de Doña Susana Clanetona, esposa del subteniente de somatenes D. Francisco
Felonch. Al lado siempre de su marido, peleando como el mejor hombre de armas, se
halló en cien empeñadas acciones, en una de las cuales, cercada por los temibles cora
ceros enemigos, se abrió paso con muerte de algunos de ellos hasta reunirse otra vez con
su partida. Nombrada por tanlo valor é intrepidez comandanta de somatenes juntamente
con su esposo, estorbó el dia 14 de marzo de 1809 que entrasen los franceses en Cape-
llades, distinguiéndose por su serenidad y por los mortiferos disparos de su trabuco.
El fragor de la guerra no impedia que se disfrutase de tranquilidad y hasta de cierto
bienestar en algunas poblaciones libres como Reus, Tarragona y Villanueva, y tambien
Mataró, no obstante sus terribles desgracias, que no fueron definitivamente invadidas
sino despues de dos años y medio. Refugio del comercio y la opulencia, y nadando en la
abundancia, escandalizaban á los pueblos cautivos, y aun á los mas prudentes de sus
mismos habitantes, con el lujo, la inmodestia de los trajes en las mujeres y la general
relajacion de las costumbres, tanto mas notada, cuanto mereció en todos tiempos grande
y especial elogio el recato de las damas catalanas. En el ruido de las diversiones, en los
placeres del baile, ahogaban, es verdad, sus temores para el porvenir las bellezas de nues
tra patria, que no gemian como otras cautivas, olvidándose de éstas y de las que en los
campos de batalla caian, como Juliana Palomera en la accion de Cardona, acribillado el
pecho á balazos, ó como las dos esforzadas jóvenes que en la noche del 8 de julio se ba
tieron en la estacada de la cabeza del puente en Tortosa, quedando malamente heridas,
por cuyo mérito fueron recompensadas con una medalla de honor y una pension anual de
cien libras catalanas.
Mas ya las tropas de Macdonald incendian de nuevo á Manresa, desenfrenándose espe
cialmente con algunas mujeres, á una de las cuales despues de llenarla la boca de carin
chos, le pegaron fuego ; ya arrebatada la ciudad de Tortosa, que saquearon á pesar de la
capitulacion los imperiales, cometiendo toda clase de escesos, se acerca el feroz Suchet á
Tarragona.
No tiembla, no, sin embargo, la entonces capital del principado. Reúnense las señoras
mas principales en patriótica sociedad para distribuirse el cuidado de los enfermos y
heridos, visitando mañana y tarde los hospitales una comision de esas benéficas damas,
ángeles del amor y de la caridad no en vano llamadas, mientras las de inferior clase ayu
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dan á los hombres en ia fabricacion de cartuchos y les acompañan al combate. Señalóse
entre ellas muy particularmente en la salida del 18 de mayo, una calesera ó mesonera de
la Rambla ,Rosa Venas de Lloberas, conocida por el apodo de Rossa ó rabia , á causa del
color de su cabello, natural de Barcelona, la cual ceñida la canana y manejando el fusil
cual pudiera hacerlo el mas robusto y diestro soldado, avanzó con las guerrillas, logran
do dar muerte á un oficial y á varios otros enemigos. Por tan notable comportamiento
fué luego premiada con la charretera de subteniente que bien habia merecido.
Pero nada bastó á contener los progresos del sitiador. Tarragona hubo de ser entra
da el 28 de junio de 1811. Suchel habia ofrecido á sus tropas tres .dias de saqueo, á lo
que contestaron sus regimientos de napolitanos con un clamoroso « Viva il nottro padre
Suchet, qui noi lascia fare tutte le male cosse:» y tirándose á la brecha como beodos que
estaban, menos de aguardiente con pólvora que de libres deseos, lograron al fin pene
trar en la poblacion esparciendo el horror y el estrago. | Nocturnal monstruosa, en la
que en medio del clamor de. la matanza se oia el |ayl del agonizante, y el lamento aun
mas desgarrador de la matrona y la virgen bárbaramente poluadas, junto al cuerpo
exánime del marido, del padre ó del amantel Cada casa ofrecia un cuadro de espanto,
de desesperacion, de furor y de agonia. La monja en su apartado retiro se vió arranca
da de los pies del Crucificado para ser conducida al lugar del oprobio, de la iniquidad y
de la muerte. La honestidad y el odio al enemigo de la patria produjeron en las mujeres
actos asombrosos de abnegacion, de verdadero heroismo. Mas de una se dió la muerte
con las propias armas de su liviano raptor, ó se arrojó á un aljibe ó á otro profundo
lugar donde no fuera osado el enemigo á seguirla. Mas de 300 mujeres y niños hubieron
de perecer en solo aquellos tresdias de salvaje iniquidad.
Mentira pareciera tanto desenfreno en unas gentes que venian á darnos, segun ellos,
la libertad, á hacernos felices y civilizados, si no fuesen harto notorios hechos de tal na
turaleza. El probo cuanto valeroso Manso dice en el parte en que dió cuenta de la ac
cion del dia 11 de julio del propio año, ocurrida en las inmediaciones del Llobregat:
«Unos 30 indefensos colonos y mujeres de los pueblos de S. Vicente, Molins de Rey y Pa-
llejá, que con la mayor pacificacion estaban cultivando sus campos y otros trillando,
tuvieron igual suerte (la de ser ignominiosamente sacrificados). Violaron (los france
ses) al propio tiempo á cuantas doncellas pudieron coger , saciando de esta manera su
brutal apetilo. »
En Torá, donde lograron entrar el 9 de agosto, pascaron por toda la villa á una an
ciana enteramente desnuda, y con un casco en la cabeza, llenándola de afrentosos ultra
jes. El gobernador de Lérida, Henriot, famoso por su ferocidad, mandó entre otros he
chos de igual indole que do el se citan, sacar á la plaza pública , desnuda con solo ena
guas, á una señora de carácter que no podia pagar el impuesto que se le exigia, y des
pues de tenerla allí espuesta largas horas, la hizo azotar, de cuyas resultas murió al
dia siguiente. A otras las hacia bailar, afectando alegria, seis horas diarias sin interrup
cion, obligándolas á pagar despues al músico.
Tan atroz salvajismo , léjos de amilanar á las hembras catalanas, parecia por el
contrario infundirlas mayores alientos para cooperar á la obra de la española indepen
dencia.
La sorpresa del castillo de Figueras no se hubiera realizado tal vez sin la Teresa Pou,
esposa del criado del guarda almacen Juan Marqués, la cual, puesta en relacion con sus
hermanos Pedro y Ginés y el estudiante Florela, relacionados á su vez con Rovira, Casas
y Llobera, introdújose en la plaza con pretesto de ver á su marido, pero en realidad para
sacar con sebo, deque iba provista, el molde de las llaves de la poterna, cuya guardia
tenia el gobernador Guillot asaz descuidada, fiado en lo fuerte de la posicion y en lo
poco que por entonces debia temer de los españoles. Fabricáronse las llaves en Caste
llon; volvió para probarlas la solicita Teresa, y hallando que una de ellas no ajustaba
bien, regresó á Castellon, en donde quedó perfeccionada la obra. El mas feliz éxito Tino á
,
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coronar tan arriesgada empresa la noche del 9 de abril de 1811. Vuelto á perder tan
importante punto á los cuatro meses y diez dias, esto es, el 19 de agosto, fueron cogi
dos dentro y ejecutados el dia 13 de setiembre en una horca que se levantó en uno de
los rebellines, los infelices Marqués, Floreta y el procurodor Jonyne, otro de los confi
dentes, y aunque absuellas, obligadas a presenciar el suplicio la Teresa con su her
mana Magdalena y la del Floreta, Mariana, que tambien habia caido prisionera al ren
dirse la plaza.
Por medio de otra mujer se trató mas adelante de atraer fuera de Tarragona, con la
mayor parle de la guarnicion, á su gobernador Bertoletti , fingiéndola portadora de una
carta de Mathieu, que mandaba en Barcelona, para que asi lo verificase. Salió en efecto
aquel con 4,000 hombres, conforme se le prescribia, mas recelándose de la añagaza, no
bien hubo dejado la ciudad, por saber que en las inmediaciones de Reus habia otros
4,000 españoles, ó sea que llegara en igual momento á sus manos un parte verdadero
de Mathieu, lo ciorlo es que asegurando á la mujer que la habia traido la apócrifa car
ta, regresó prontamente á Tarragona antes que tuviesen tiempo los españoles de to
marle las vueltas, y ciego de ira mandó dar muerto á la desgraciada Teresa Saball,
—que asi aquella se llamaba—despues de prevenirse para toda otra sorpresa.
Dama de no menos esforzado y generoso pecho fué Doña Maria de Armengual, esposa
del subteniente graduado de artilleria, comandante de la bateria de la izquierda ó de
poniente de las isias Medas, recobradas poco antes de los enemigos ; apuntados por su
esposo los cañones, aplicábales ella la encendida mecha, animando con su varonil con
ducta á las tropas que la rodeaban. Durante el fuego no se apartó jamás tan heróica ma
trona del campo del honor, disparando sola todas las piezas de la bateria del mando de su
marido, á pesar de los numerosos proyectiles que contra aquel punto arrojaban no menos
diestros los imperiales.
Como el espionaje era en uno y otro ejército severamente castigado, y los parles de
los jefes franceses y españoles se buscaban en el forro de los vestidos y hasta en los
cigarros de los sospechosos, acudióse á las mujeres , en cuyas espaldas y aun en lu
gares mas escondidos del cuerpo se escribian algunas en cifra convenida , algunas de
cuyas claves tenemos en nuestro poder. Podia esto ofender el pudor de ciertas gentes ;
pero otras no reparaban en valerse de semejantes recursos ni en servir de tales cuando
la situacion lo exigia ; el P. Ferrer asegura que se prestaban á ello mujeres bien
jóvenes.
Entre las sentencias de muerte pronunciadas y ejecutadas en aquella época por los
españoles en Cataluña, solo hallamos una contra una mujer, Orosia Sanahuja, por ase
sinato cometido en la persona del alcalde de Montblanch. Bloqueada Barcelona, plantá
ronse horcas en Ordal, en la carretera de Francia y en otros puntos, con un cartel que
decia : « Mueran en esta horca todos los que lleven viveres á Barcelona, sea en grandes ó
pequeñas cantidades; y los espias y ladrones. » Mas no sabemos— á pesar de ser infinitos
los infractores de tan amenazante prescripcion—que hombre ó mujer alguna fuese con
denada á aquel suplicio.
No puede negarse que con la venida de los franceses se corrompieron grandemente
las costumbres de los morigerados catalanes, especialmente en los puntos por aquellos
mas largo tiempo ocupados, como lo fué Barcelona. Trájose Secchi de Francia una ami
ga á quien dió el pueblo en llamar Madama la Ruga, la cual asomada en los balcones de
su habitacion, que la tenia en la calle Ancha y casa del opulento comerciante Larrard, daba
no poco que contemplará los transeuntes, haciendo escandalosa ostentacion de espaldas,
pechos y brazos, segun la descocada moda de su nacion. A veces cabalgaba con otras
damas de su ralea por las calles y paseos, á horcajadas sobre los bridones de guerra de
sus compañeros de glorias y fatigas, vistiendo pantalones y calzando espuelas hombru
namente.
Con tal ejemplo no babia de faltar una Venlureta que se acomodase con el coman
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dante de armas Letong, cuya esposa vino al saberlo, espresamente de Francia, volvién
dose luego allá no menos fariosaqne antes estaba, porque su marido solo ostensiblemente
se habia separado de la amiga. Ni tampoco es de admirar que siguiese al vecino imperio
i Duveau, ya casi ciego de gota serena, cierta labradora del Vallés, mal avenida eon su
esposo, y á quien como en un serrallo aqnel por lo guardada tenia. Pbr sus malas artes
hubo de ser arrestada con guardas de vista en la posada del comisario habilitado con
quien vivia, casa de Centelles, en noviembre del año 12, la conocida por María Pintada.
Otra mujer, esposa del Señoret de casa Sans, comisario que era da policia por los france
ses en Tarragona, acertó á huir por junio de 1814 con cierto oficial italiano muy amigo
del gobernador Bertoletti, embarcándose en el puerto de Salou, provisto el raptor de los
caudales del regimiento y de los planos de Tarragona, para lo que pudiese tronar. En
cada convoy que salia para Francia partian no pocas mujercillas del pais, sacadas de la
miseria por oliciales y empleados del ejército invasor. La prostitucion llegó á tan escan
daloso estremo, que de ella reportó el gobierno intruso no escaso provecho en la crecida
contribucion que impuso á este vil ramo sobre el que dió diversas providencias, ya para
el reconocimiento facultativo, ya para la curacion de las enfermas en la Galera.
Haciendo á pesar de ello los imperiales vano alarde de moralidad y de justicia, sacaron
á la vergüenza por las calles de Barcelona el dia 14 de julio de 1814, á cierta mujer que
habiendo quedado encargada de guardar una casa de espatriadot, robaba los valores en
comendados á su honradez, dando parte al mismo tiempo á la policia francesa de la
sustraccion, como suponiendo ser otros lo; ladrones. Paso en observacion sus agentes el
comisarlo, y descubierta la urraca, paseósela segun va dicho, públicamente sobre un
borrico, descalza, desnuda la cabeza y con un hierro debajo de la barba que se la lasti
maba por poco que la bajase. Tal vez por respeto al pudor no se la azotó como se hacia
con los individuos del otro sexo. Escoltábanta los milicianos afrancesados apellidados
por el vulgo Jusepets ó del batallon de la Agonia.
A los saraos que á veces daban los jefes invasores ó el opulento Gónima en Barcelona
eran contadas las hijas del pais que asistian. No sucedia asi en Sarriá, San Gervasio y
Badalona, á cuyos bailes ó bailadas no se desdeñaban de acudir los mismos generales,
ni tampoco aquellas payesas en aceptarles por pareja , vanamente desiumbradas por
el brillo de los uniformes y la categoria de sus bailador», con cuyas fajas y charreteras se
rozaban las mantillas de cristal, bordadas de doradas lantejuela»-, que bien valian cuatro ó
cinco onzas, los finisimos vestidos de percal, los delantales de bombasi con hebilla de
oro sujetos , y los bordados de hilo que sentaban tan bien á las entonces ricas aldeanas.
En algo mas serio se ocupaban en tanto las buenas españolas de la capital del prin
cipado, cuyos teatros de Santa Cruz, de Traspalado y de San Agustin, dejaban poco me
nos que desiertos. ¿Trátase de introducir y trasportar á la ciudad y puntos de la misma
convenidos armas y municiones? alli se presta una supuesta recien parida á cubrir con
su cuerpo una porcion de fusiles que por la puerta del Mar introducen con el presbitero
Matas, Rovira del Villa, Mas y Soler, debajo del colchon de la litera en que aquella es
conducida, sin que por suerte el oficial que monta la guardia de aquella puerta tope con
las armas al depositar compasivo un napoleon debajo de la almohada en que reposa la ca
beza de la valerosa y fingida enferma. Otras de mas distinguida condicion, como Doña Ra
mona del Aloy de las Casas, esposa del contador del ejército D. Pedro de las Casas, recibian
y comunicaban órdenes, trasladando al mismo tiempo bajo de sus vestidos pólvora y car
tuchos á donde se ofrecia, sin inmutarse lo mas minimo al ser detenidas en distintas oca
siones por las patrullas francesas. La infatigable Doña Raimunda Bosch y Espinós no
solo presta poderoso ausilio á los trabajos de la conspiracion, sino que atiende además
al socorro de nuestros prisioneros heridos y logra sustraer de la deportacion á algunos
militares españoles, por los medios mas ingeniosos, entre otros el de facilitar á un jefe
de artilleria el traje necesario para pasar las puertas de la ciudad cargado con un barri-
lito, donde en vez de vino iban, con su uniforme, las banderas del cuerpo á su mando
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confiado. Narcisa Roca desde la azotea de su casa, sita en la bajada de los Leones, se co
municaba por medio de señales telegráficos con Matas de Tiana , quien desde la mon tafia
del Hombre y otras cumbres de las inmediaciones, repetia á otros puntos los avisos que
i beneficio de aquellas eran transmitidos hasta el cuartel general español. La misma casa
servia además de depósito de vestidos para diferentes disfraces, cohetes para las señales,
cajas de arsénico para envenenar las aguas, el pan y el vino, y de punto de reunion para
conspiradores y emisarios.
Unos y otros, hombres y mujeres, guardaron siempre el mas inviolable secreto , y
jamás la policia francesa, por sugestion, engaño ú ofrecimientos considerables, pudo
hallar entre ellos un solo traidor. Si tuvo desgraciado éxito la sorpresa de Monjuich,
debióse á la mala fé de franceses y afrancesados que supieron dar las suficientes garan
tias de odio al gobierno intruso, ó á la demasiada credulidad del infortunado Alsina,
preso despues en Badalona y fusilado en la Esplanada el 8 de abril de 1811. Entre las mu
jeres que fueron igualmente presas, la sobrina dé aquel, Doña Joaquina Lafont, hubo de
ser encerrada en el convento de los Angeles.
Mas tarde libróse del suplicio otra mujer fingiéndose embarazada hasta que logró eva
dirse. Otras dos tuvieron que presenciar al pié de la horca la ejecucion do sus respecti
vos marido y hermano. Por fin, Agustina Ramon, hermosa matrona de 39 años, conde
nada á tan cruda pena por llevar parles á los jefes del ejército español, sin habérsela
oido en descargo, pues estando fijada la hora de las dos de la larde para celebrar el con
sejo de guerra, no pudo el abogado doctor Vendrell enterarse de la causa que le fué
comunicada á las doce, y escogitar los medios de defensa , pendió del fatal leño, en la
mas completa desnudez, toda la tarde del 13 de mayo de 1813, por haberle el verdugo
arrancado, al caer, los vestidos y cortádole codicioso la ondulante y frondosa cabellera
que sobre sus hombros pendia. El suplicio de la horca, abolido por el intruso José en 16
de noviembre de 1809, volvió á establecerse por decreto del mismo en 18 de abril
de 1811. .
Obligados á jurar al gobierno francés las autoridades el 9 de abril de 1809, pocos fue
ron los que cobardemente prevaricaron. La esposa y el hijo abandonaron á uno de és
tos, por no participar de la infamia en que habian caido. Al despedirá su esposo la digna
compañera del regidor D. Ramon de Medina, que junto con los que se habian resistido á
prestar el juramento iban á ser encerrados el dia 12 en Monjuich, léjos de derramar
débiles lágrimas :
—«Parte,—le dijo,—esos mismos que mandan tu castigo admirarán tu proceder y te
apreciarán mas que á los que ahora colman de empleos y favores. »
I Ah ! no en vano en visperas de su honroso suplicio escribia á la señora que tan bien
le habia servido de madre, pues tan santo amor á la patria le supo inspirar, una de las
nobles victimas del 3 de junio de 1809, Don Juan Massana, aquellas sentidas palabras :
«Madrona , estimada Madrona; aqui os quedais en este valle de lágrimas mientras yo
voy á descansar con los bienaventurados. i
Los verdugos de los cinco mártires de nuestra independencia hubieron de ser descu
biertos en Marlorell poruna mujer que los delató á las autoridades españolas. En Tarra
gona pagaron con la vida el 20 del mismo junio su infame venalidad. Los miserables
vestian algunas de las prendas de ropa de sus victimas.
Pero la época del hambre vino para los habitantes de Barcelona. Entonces se hubiera
visto formando cola á uno y otro lado de la puerta del histórico Palau, que ya no existe,
á ancianas y jóvenes de todas edades, esperar ateridas de frio desde las altas horas de la
noche, que les llegase su vez de cambiar por dos reales un mal panecillo de á media
libra. De este modo creia el gobierno francés subvenir á las necesidades públicas de la
ciudad. Entonces era tambien de ver como saliendo familias enteras de proletarios hácia
los bosques de la desembocadura del Besós, caian bajo los golpes de hambrientas hachas
los mas robustos troncos, que hombres, mujeres y niños, en dilatada hilera, con cuerdas
- 103 -
arrastraban hacia la ciudad para calentar el puchero ála vez que sus miembros estenua-
dos, ó ya en largo convoy salian á los vecinos pueblos, arrostrando las balas amigas y
enemigas ó los atropellos de la briballa, con que esas pandillas de desalmados y foragidos
eran por el pueblo apellidadas, á proveer de viveres que tanto en Barcelona llegaron á
escasear. Aun en medio de semejante debilidad ó abatimiento fisico, mas de un soldado
de la guarnicion pagó con graves lesiones, sino con la vida, sus demasias con alguna que
otra verdulera ó revendedora poco amiga de fiar su desagravio á los tribunales fran
ceses.
Abolidas las órdenes religiosas por decreto del intruso gobierno de 18 de agosto de
1808, cerráronse definitivamente los conventos de monjas el 8 de febrero de 1811 en Bar
celona, siendo trastadadas todas al convento de la Enseñanza, único conservado, ó á casas
particulares. Las pobres recogidas en las casas de Caridad, Espósitos y Misericordia, fue
ron sin ella espulsadas de la ciudad, junto con sus compañeros de infortunio, de cuarenta
en cuarenta, y abandonadas en el glacis los dias i y 5 de marzo del propio año. Por bar
rios se espulsaron igualmente en los mismos dias á las personas mas necesitadas sin con
sideracion á la edad ni al sexo.
No eran menos vejadas las personas opulentas que habian continuado habitando en la
capital. En el cobro de las exacciones exageradisimas que se les exigia , llegóse hasta la
última de las tropelias, el asesinato. Digalo la desgraciada esposa del comerciante D. José
Canton, preso en medio de la Rambla y secretamente asesinado por la policia. La in
consolable señora, despues de vanas diligencias por saber el paradero de su infortuna
do marido , logró descubrir sus inanimados restos medio insepultos en la montaña de
Honjuich. Tras el robo el homicidio.
Mas ya llega el deseado Fernando, ya salen á victorearle las gentes de lodos los pue
blos del principado : ya le despiden en Lérida con patrióticos cantares algunas bellezas
catalanas, mientras esparcen otras á su paso embalsamadas flores ; ya entra triunfal-
mente en Barcelona su retrato, escoltado por el valeroso ejército de Cataluña y sobre
rica carroza, en cuyo testero se ve arrodillada una hermosa matrona, personificando la
ciudad condal en actitud de presentar su corazon al mas amado de los reyes. ¡ Dia aquel
de gozo indefinible! La sangre de los mártires de nuestra independencia no habia sido en
vano derramada. Al esfuerzo de todos se debia aquel dia de gloria, basta al de las muje
res y los ancianos que al esponer generosos sus vidas, mas que la ley de la patria legis
lacion que se lo ordena, como recordó ante el consejo de guerra el defensor de Aulet y
Massana, escucharon la voz do su instinto que asi se lo aconsejaba. ¡Noble y generoso
sentimiento! ¡ojalá te conserves eternamente en los pechos españoles tan puro y tan su
blimado como en tiempo de osa guerra memorable I

Adolfo Blanch.

________ 1
SOBRE LA APLICACION
, , * •■ , i«

• DEL ARTE Á LA INDUSTRIA. . .

En una ciudad de España, cuyo nombre podrá el lector suponer, bay una calle for
mada por dos solos edificios públicos. En cada nno de ellos se baila establecida una es
cuela, cuyos ramos de enseñanza no son aqui del todo indiferentes. Tales edificios se dan
mutuamente las espaldas, cual pudieran hacer dos hombres que no se llevasen bien. Sin
embargo, ¿cómo no existir relaciones de vecindad entre sus moradores?
Pues en la tal calle encontráronse cierto dia dos sugetos, ambos de edad madura: ar
tista el uno, industrial el otro. Despues de haberse saludado , medió entre ellos la con •
versacion siguiente :

Industrial. Le aseguro á V. que el proyecto llena perfectamente todos mis deseos. ¿De
dónde ha sacado V. tan bella combinacion de colores? Felicito átan escelen le pintor.
Artista. Mil gracias. Pero permita V. que le diga que yo no soy pintor. Conozco la
teoria de todas las artes del dibujo, pero solo he practicado la Arquitectnra.
Industrial. ¿ Y el arte de construir edificios le ha dado á V. reglas para hacer aquella
combinacion? ,
Artista. He dicho que conozco la teoria de las artes que tienen por base de su expre
sion el dibujo ; pero que solo he practicado la Arquitectura. Por otra parte está Y. en nn
error si cree que la Arquitectura tiene su jurisdiccion limitada al edificio; porque su tarea
es crear formas, y adornar superficies segun determinados sentimientos. • '
Industrial. Ha dicho V. crear formas Esto me llama la atencion de un modo ex
traordinario. ¿ Pues no dicen que el artista halla los modelos en la Naturaleza, y que in
cesantemente debe estudiar las formas que ella le ofrece?
Artista. La Arquitecturano halla en la Naturaleza formas que imitar, sino leyes fisi
cas que obedecer, necesidades á que atender, naturales unas, nacidas de la civilizacion
otras ; y de tales leyes y necesidades saca el arquitecto tipos originarios á que sujetar las
ideas. En esté sentido la Arquitectura se aplica á ciertos ramos de la produccion á los cua
les se da el nombre de Arles suntuarias, porque con ellas se atiende en cierto modo á las
necesidades de bien parecer, fausto y pompa que la civilizacion de continuo crea.
Industrial. Comprendo perfectamente lo que V. acaba de decir, y veo el punto á don
de conducen esos principios, que de buen grado admito. Pero tengo una duda, y es : La
Arquitectura ¿deberá conocer todos los medios de que la Industria dispone á fin de que no
se presenten dificultades en la ejecucion delos proyectos que traza?
Artista. Contestaré haciendo á V. unas preguntas preventivas, ciñéndome á mi pro
yecto. ¿Considera V. imposible la ejecncion de tal proyecto?
Industrial. Dificil si ; pero no imposible ; porque todo debe esperarse de la ciencia:
y lo que se ha hecho ( y no se ha hecho poco j prueba lo que queda por hacer.
— 105 —
Artista. En segundo lugar: ¿Reconoce V. en el proyecto cualidades que puedan sa
tisfacer el buen gusto ?
Industrial. A buen seguro que si : y me adelanto á decir que podrá la moda quitar
del uso comun las manufacturas elaboradas segun el proyecto de V. ; pero no creo que
la ridiculez las empañe jamás : y hasta preveo que el buen sentido las sacará á luz cien
veces, adquiriendo un valor intrinseco que no habrá podido darles el material.
Artista. Agradezco la apologia: y la acepto en nombre del Arte para poder decir, que
su honor de V. debe cifrarse en buscar el modo de ejecutar un proyecto semejante.
Industrial. Se me alcanza muy bien que no son los medios de ejecucion ya conocidos
los que ensalzan la consideracion del productor, sino los que están por conocer.
Artista. Tanto mas cuanto que no puede negarse que la Industria ausiliada por la
ciencia, se ha hecho todopoderosa.
Industrial. Tambien agradezco la apologia, y la acepto en nombre de la Industria.
Pero volviendo á nuestra cuestion, ¿cómo se ha atrevido V. á hacer aquella combinacion
sin atenerse estrictamente á los medios de ejecucion de que piede disponerse?
Artista. Es que entonces no hubiera sido hacer aplicacion del Arte á la Industria,
sino someterle á determinados medios de ejecucion, suponiendo tales medios como no
sujetos á alteracion alguna. ¿Y V. considera admisible el principio de que la idea deba
someterse á los mecanismos y á las manipulaciones? V. mismo ha dicho que todo puede
esperarse de la ciencia. Pues bien : si ha de hacerse una verdadera aplicacion del Arte á
la Industria es preciso que el Arte, se eleve mucho mas alto que los medios de ejecucion ;
pero sin perderlos de vista. (En este sentido no debe V. suponer que yo no haya atendido
á los medios de ejecucion. ) Por último : «o dejará V. de comprender que hay en el hom
bre un sentimiento que alcanza mas allá de las teorias admitidas, y de los medios de
ejecucion conocidos : sentimiento, que si no prevé, adivina lo que la ciencia no ha po
dido hallar todavia. Pues este sentimiento es precisamente el principal agente del
arte.
Industrial. No deja de haber sutileza en esos argumentos; pero confieso que tampoco
he dejado de encontrar placer en oirlos.
Artista. Permitame V. que le diga, que la sutileza en cuestiones como la que nos
ocupa, no es hija sino de la insuficiencia de la expresion.
Industrial. Desde luego lo concedo todo, y admito los principios que acaba V. de
sentar, si leal y francamente contesta V. á las preguntas que voy á hacerle. Declaro antes
de todo que no pretendo menoscabar en lo mas minimo las prerogativas de la idea sobre
los modos de ejecucion ; pero ya que dice V. que en la naturaleza baila el artista leyes
fisicas que obedecer, pregunto : Los modos de ejecucion y de elaboracion ¿ no podrán
dar muchas veces al artista motivos para desarrollar sus concepciones ?
Artista. ¡Oh! siempre, siempre. Este es uno de los principales medios para que la
Arquitectura tenga originalidad; para que nuestra época tenga estilo ; y para que se des.
lierre del Arle la imitacion de lo que se hizo en otras épocas, que ni debe ni puede repro
ducirse.
Industrial. Pues venga acá esa mano. Estoy intimamente persuadido deque el Arte
es el único elemento que puede realzar el brillo de la Industria.
Artista. Como creo firmemente que la Industria es la única encargada de enriquecer
el Arte.
Industrial. Una observacion y concluyamos : es preciso completar el pensamiento j
es preciso erigir en sistema la aplicacion del Arte á la Industria. Preséntase antes de todo
la necesidad de elevar á la region de las generalidades el conocimiento del Arte aplica
ble ; porque las especialidades de los distintos ramos de la Industria podrian neutralizar
este conocimiento. Ahora bien, ¿será posible ver cumplidos estos deseos?
Artista. Por el pronto tenga V. la complacencia de leer estas apuntaciones que llevo
en la cartera, resultado de la esperiencia de algunos años. En ellas podrá encontrarse, á
— 106 —
mi modo de entender, la base de una instruccion metódica, á fin de evitar cualquiera
otra instruccion artistica vaga é indeterminada que quiera darse á los jóvenes industria
les, arrojando la perplejidad en sus espiritus y abortando un tropel de copistas sin cri
terio, de lo que en otros paises se produce dentro del circulo artistico.industrial.
Industrial. Leamos, pues.

t Para hacer aplicacion del Arte á la Industria debe esta considerarse dividida por la
base de la naturaleza de los materiales y de su modo de elaboracion, á fin de crear las
formas que inmediatamente han de satisfacer las necesidades de la vida social.
t Las industrias son pues : de construccion, de adorno, ó de reproduccion. »

INDUSTRIAS DE CONSTRUCCION.

Tienen por materiales tipicos :


1.° La madera : material fibroso por naturaleza ; sometiéndose fácilmente á la accion
de lodo instrumento cortante.
2. ° El /¡ierro : material ductil por naturaleza y que fácilmente se somete á la forja.
3." El farro : material blando, amorfo , que se somete fácilmente á la plasma sobre
la rueda.
»A la naturaleza y modos de elaboracion de estos tres materiales corresponden tres
formas tipicas, á saber : A la 1." las superficies planas y las combinaciones en lineas
paralelas á la fibra. A la 1." las combinaciones asi rectilineas como curvilineas con igual
dad de importancia. A la 3.a las superficies de revolucion.
»A estos tres materiales, y á estas tres formas tipicas, corresponden tres modos de
elaboracion fundamentales, á saber : los propios de la Carpintería; los propios de la
Cerrajeria, y los propios de la Alfarería : quedando por tanto constituidos tres grupos de
industrias, á los cuales podrian correlativamente aplicarse los nombres de industrias
dedálicas (1) : industrias torénticas (2) : industrias cerámicas [3).

INDUSTRIAS DE ADORNO.

» Solo pueden clasificarse por sus modos de representacion, constituyendo dos gru
pos especiales, á saber : industrias anaglipticas é industrias cromáticas.
»En el primer grupo se hallan tres distintos procedimientos, cuales son: El modelado,
la talla y el recamo. En el segundo hállanse los procedimientos por superposicion y por
yuxtaposicion. Al frente del primero se halla la pintura policroma, al del segundo, el
tejido.

(1) Las invenciones de Dedalo, segun la tradicion , consistieron muy especialmente en instrumentos
propios para trabajar la madera.
(2) Convienen todos los que han cuestionado sobre el trabajo, que los antiguos Comprendieron con
la palabra Toreutica, en que se refirió á todo metal, y á su elaboracion por la accion del martillo. No se
acepta pues aqui la palabra en razon de su genuino significado, sino por razon de analogias; y sobre todo
por no inventar otra. El lector convendrá en que no es cuestion de nombres.
(3) La palabra griega de la cual puede derivarse Cerámica, no significa mas que asta ó cuerno, que
fué la materia y la forma originaria del vaso para beber. Sin embargo puede derivarse de Ceramo,
personaje considerado como inventor de la industria del alfarero.
— 107 —

INDUSTRIAS DE REPRODUCCION.

» No tienen para el Arte la importancia que para la ciencia económica y para la Indus
tria. Al frente de ellas están la fundicion y el estampado.

» Todas las demás industrias tienen mayor ó menor analogia con una ó mas de las
referidas. La dificultad está en saber hallar esta analogia (1J.»

Artista. Espero que sin consideracion 'alguna hará V. las observaciones que crea
convenientes.
Industrial. Que me placen las apuntaciones de V. Si no constituyen un plan deta
llado para hacer la debida aplicacion del Arte á la Industria, son una base sobre la cual
este plan debe estar fundado. Ocupémonos sin levantar mano en realizarle, porque es de
imperiosa necesidad; si las producciones de la Industria no han de ser parto del capri
cho inconsiderado, y si el lujo ha de ser, no un objeto desordenado de la vanidad, sino
una consecuencia del modo de sentir especial de las épocas y do las distintas genera
ciones.
Artista. Y puede añadirse, de las distintas regiones del globo : porque siendo cierto
que la imaginacion y el sentimiento, generalmente, se mueven segun el espectáculo que
la naturaleza ofrece, y los grados de calor que el sol despide , la moda no podrá dejar de
tener un color local muy determinado, y podrá no ser monopolizada por pueblo alguno.

(1) El autor de este artículo presentará algun día el plan que bosqueja, debidamente desarrollado <
ilustrado con láminas.

José de Manjarrés.
DE LOS CANTOS POPULARES EN CATALUÑA.

Si la civilizacion y la cultura de un pueblo, si su grandeza y dignidad se miden co


munmente por los grados de su amor á las ciencias y á las artes, al comercio y a la in
dustria, por su laboriosidad en la paz y su valor en la guerra, ¿quién osará negar, que
descollando legitimamente entre sus hermanos el pueblo catalan, se afana con noble em
peño en conservar incólume el sagrado depósito que á su patriotismo legara la piedad
de sus mayores?
Desde el taller del artesano hasta la tribuna del legisiador, desde la ilustrada cátedra
del maestro hasta la humilde y apartada mansion del labriego, por do quier descubre el
observador imparcial ese esfuerzo constante y decidido en los nobles propósitos, ese
anhelo por alcanzar la meta, á ejemplo de los pasados lidiadores, que nos pinta la anti
güedad, y que armados de antorchas alumbraban la carrera para ganar con lealtad
la corona del vencedor. Y esta verdad que la historia atestigua y los sucesos contempo
ráneos patentizan, brilla quizá con mayor esplendor alli donde el estimulo menos com
pite al parecer con la comun ambicion de los hombres.
Observad si no á ese jóven humilde y laborioso quedespuesde dedicar largas horas del
diaal trabajo prefiere á un vulgar solaz preñado las mas veces de graves peligros el arte
amable de la música; y al punto os convencereis de que tambien él contribuye á mante
ner depurado el santo depósito do las patrias tradiciones, y que esta cadena de oro no se
romperá entre sus manos.
Y ¿cómo no admirar tan nobles aspiraciones? ¿Cómo no aplaudir á quien sabe hallar
seguro abrigo contra los embates del vicio y de las pasiones en la dulcisima mansion de
la armonia?
El cristianismo, obedeciendo en este punto como en todo á una inspiracion levantada,
ha sabido hermanar las condiciones de la música con las necesidades de la naturaleza hu
mana, y dándola entrada en las pompas del culto la tiene, por decirlo asi, otorgada su
sancion augusta. Y, ¿dónde, como en el templo, arrebata y conmueve este arte encanta
dor? ¿Dónde son sus efectos ni mas vivos ni mas poderosos? ¿Por ventura podrán nunca
parangonarse para alivio y consuelo del alma, los cánticos que resuenan bajo las sagradas
bóvedas de nuestras catedrales, ora en alabanza de Dios , ora en celebracion de las victo
rias de la patria con esos cantares fugaces que halagan un instante los sentidos sin levan-
lar el corazon? No, no es esto posible. Los cantos populares que no se inspiran en aque
lla doble majestad, en Dios y en la patria, siempre serán pálidos y nunca propios para
enaltecer las costumbres. El monte siempre será mas imponente que el collado, el Océa
no mas majestuoso que el arroyo.
El arte y el sentimiento tienen aqui un campo mas vasto que recorrer; y esa juventud
cuyas inclinaciones merecen encomio, bebiendo en tan puras fuentes, imprimiria siempre á
sus creaciones mayor alteza. Al aconsejar pues tan justificada preferencia, no pretendemos
en manera alguna condenar las inspiracioness sentidas y delicadas; decimos, si, que bajo
— 109 —
el paulo de vista de un intere's verdadero y eficaz, en provecho asi de la propia grandeza
del arte como del fin mas digno que se proponen sus adeptos, harán estos bien en ante
poner al canto baladi el himno dedicado á Dios y á la patria ; porque el canto que no
eleva el corazon lo empequeñece; porque el corazon decaido no concibe nada grande , ni
acaricia nada noble. Ejemplos elocuentes de este aserto nos ofrecen los pueblos de las pa
sadas edades tan luego como enmudecieran entre ellos las voces sublimes en honor del eter
no y de la victoria. Y fácil tambien nos seria citar á otros mas próximos, nacidos de este
lado de la cruz, en cuyas costumbres y libertades abrió ancha brecha tan fatal olvido.
Colocado en este camino lastimosamente equivoca el hombre la licenccia con la libertad,
el deber con la usurpacion. Para él la familia es una carga insoportable y la sociedad un
destierro. Vive una vida agitada y turbulenta, porque en su pecho no se anidan las pa
siones generosas. A sus ojos es cálculo el desinterés, una mentira la honra, la fe hipo .
cresia.
Sin que sea nuestro ánimo el querer conceder á los cantos populares mas influjo que
el que racionalmente es dable atribuirles, creemos que este es siempre poderoso; y que
sus efectos no pueden dejar de ser sobremanera sensibles, cuando en la hermosa Cata
luña son en el dia tantos y tan numerosos sus nobles hijos que piden á la música legitimo
esparcimiento.
Nosotros que asi pensamos, no hemos titubeado en emitir esta humilde opinion; pues
estamos persuadidos de que á edificio tan bello le corresponde el mejor coronamiento.
Las suaves brisas de la mañana comunican al ánimo paz y alegria, la noche lóbrega y
tempestuosa le infunde sobresalto y pavor.
Queriendo, como queremos, á un pais donde años há nos envanecemos con buenas y
nunca fallidas amistades, hemos creido, al trazar estas lineas sobre un asunto tan estre
chamente relacionado con la templanza y la moralidad de las costumbres , que no podia
mos, que no debiamos ocultar el deseo de ver á un pueblo amante como el que mas dolas
bellas artes , asentar sobre una base sólida y digna el monumento que ha empezado á
erigir; porque de Cataluña cabe decirse sin lisonja lo que de Lacedemonia decia Pindaro:
«En ella reinan la sabiduria de los ancianos y el valor de los jóvenes, y los coros armo
niosos, y las musas y la dulce alegria.»
Agosto de 1863.

Juan Thompson.
LA ESPRESION EN LA MÚSICA.

La poesia y la música son las dos artes que nos causan emociones mas vivas; pero
difieren esencialmente los medios que ambas emplean. La poesia, sirviéndose de térmi
nos cuyo sentido está bien determinado, solo nos presenta ideas fijas y precisas; y si bien
es cierto que la imaginacion se eleva mas allá de las espresiones que á ella se someten,
y que por su propio poderio engrandece las ideas del poeta, no es menos cierto que el
lenguaje le ofrece, de una manera inequivoca, la materia de su3 creaciones. Es tan poca
la conmocion que produce en nuestros órganos una obra poética, ya sea leyéndola ú
oyéndola recitar, que no se toma en consideracion: en este caso el placer es puramente
espiritual. La música, al contrario, se dirige mas bien á los sentidos; su lenguaje vago y
misterioso nos arrastra sin adivinar la causa de su poderio. La música solo ofrece un ca
racter general de alegria ó de tristeza ; la imaginacion ha de trazar las ideas sobre este
fondo inmenso y casi sin limites. Nuestra alma, dulcemente mecida, se abandona á un
delicioso delirio; divaga en un mundo de 'juimeras, procura crear un objeto á sus sen
saciones y se le aparecen multitud de ideas á la vez. Dificil, sino imposible, seria remon
tarse al origen de este placer que se escapa al análisis, del mismo modo que el perfume
aromático que embalsama nuestro olfato. El músico, que no ignora menos que los demás
el secreto de este goce inesplicable, se entrega á la inspiracion y adivina el placer con
que ha de embriagar á sus oyentes. Y lo que es mas estraño aun, el músico trabaja
muchas veces sin objeto determinado; pero lo siente cuando lo ha alcanzado. Sonrióle
una idea sin saber por qué, pero un instinto infatigable le asegura que causará á los
demás la misma impresiou que á él. Asi pues, el motivo de su 'eleccion es un enigma,
como lo es tambien el de nuestra emocion.
La poesia y la música tienen por consiguiente cada una un poder que le es propio.
Bástanse ási mismas; y si la poesia es capaz de arrebatarnos do admiracion, la música
con sus solos recursos podrá causarnos el éxtasis.
No obstante, es tan natural la union de estas dos artes, que dificil seria sin duda en
contrar su origen en la historia; bien que muy tempranamente debió aliarlas la voz hu
mana, órgano del canto y de la palabra. No es menos probable que los cantos popula
res y los himnos ó cánticos religiosos precedieron á los instrumentos, y que la música
espresó las palabras antes de ser entregada á sus propios recursos. De todos modos, la
poesia y la música, juntando sus medios y esfuerzos hubieron de aumentar los goces del
hombre. Desde entonces los pensamientos de la poesia hubieron de halagar agradable
mente el oido, y las dulces modulaciones melódicas tuvieron un objeto fijo y preciso.
Los placeres de la inteligencia se juntaron á los de la sensacion, y tanto en la música sa
grada como en la profana, encontramos emociones muy vivas. Pero, como consecuencia
necesaria de la union de la poesia y de la música, no puede existir este pacto entre am
bas artes sino mediante mútuas concesiones; pues á la menor disidencia faltaria el ob
jeto.
La poesia y[Ufmúsica se deben cuenta reciproca de los elementos que presta la una,
— 111 —
del uso que la otra hace de ellos. En vano ostentaria la primera el oropel de sus des
cripciones, la pompa de sus narraciones y la riqueza de sus discursos. La música pide
4Ja poesia sentimientos que espresar, situaciones que representar; y preciso es que es
ta corresponda á los deseos de aquella. Pero tambien la música, á consecuencia de este
empeño, perderia su indole vaga y libre, si no renunciase ese ciego delirio que nuestro
placer justifica. Entregada libremente á su impetu, la música parece sustraerse á los
principios generales de las demás bellas arles; pero luego entra en el dominio de ellas.
Primero solo quiere satisfacer el sentimiento, mas luego la razon le sirve de juez. El ar
tista músico, pues, no canta ó toca solo para cantar y tocar, si que tambien para es-
presar: su arte no es únicamente su propio fin, sino que se convierte en medio.
Sin embargo, principios tan evidentes no dejan de ser contrariados; pues hay hom
bres que no consienten que la música sacrifique parte de su independencia, y no su
friendo para ella restricciones , exigen el uso inconsiderado y sin limites de lodos sus te
soros.
En este caso la poesia solo ofrece á su compañera palabras insignificantes, sobre las
cuales la música pueda vocalizar á su gusto. Los que tal pretenden prescinden, en la mú
sica dramática por ejemplo, de las situaciones escénicas ; y como quieran, ante todo, de
leitar los oidos, prefieren casi siempre al músico que mas se los halague. Si se atiende
al comun modo de juzgar y de sentir en las demás artes bellas, se notará una grande in
consecuencia en el modo de juzgar y sentir la música.
Si un pintor nos presenta las producciones de su fantasia, las juzgarémos solo con los
principios de su arte, sin comparar, por decirlo asi, su trabajo con la idea que esté en
nosotros. Pero cuando los asuntos pictóricos pretenden ser históricos, si no conocemos á
los personajes representados, suspendemos nuestro juicio: entonces solo juzgamos del tra
bajo material de la obra, y como no podemos juzgar del intelectual, acudimos á la histo
ria que nos revele la edad, los trajes, los caracteres y las respectivas afecciones de los
personajes que tenemos á la vista. Ahora bien : una composicion lirico-músical es una
fcérie de cuadros que traen consigo la esplicacion de cada uno ; y sin embargo, hay mu
chos se dicientes aficionados al arte que solo exigen del compositor la elegancia en las
formas y la brillantez de colorido ; es decir, contrasentido muchas veces.
Volviendo á la comparacion con las artes plásticas, ¿no se increparia á un arquitecto
que proyectando el plan de un templo trazase el de un edificio que tuviese la apariencia
de un salon para espectáculos ? En poesia el gusto reprueba muchas veces ciertos deta
lles que, tomados aisiadamente, no carecen de mérito. Todos tenemos pues la idea de
un bello absoluto y de otro bello relativo; y acontece con frecuencia que el artista alcanza
el segundo y no obtiene el primero. Estiéndase, pues, á la música ese buen sentido que
nos dictan otros juicios nuestros: No seamos esclavos de nuestros sentidos y procure
mos ser razonables.
Se ha dicho que la música ha de ser sobre todo cantable; que su objeto y su deber es
agradar por medio de los sonidos. Si asi fuese, el compositor deberia concretarse á bus
car cantos fáciles y motivos agradables al infinito. Pero recurriendo una vez mas á las
artes plásticas, preguntamos: ¿seria definir exactamente la pintura y la arquitectura
decir que la primera es el arte de agradar por las bellas formas, y por las buenas propor
ciones la segunda?— No por cierto ; pues que, mucho mas se exige de entrambas artes.
Reconocemos que no se satisface enteramente el gusto á veces en pintura, aun cuando el
pintor llene las condiciones de su arte, ni tampoco cuando el escultor solo cumple con
las de ejecucion en la estatuaria. Si contemplando un cuadro en el que estuviese pintado
el diluvio, viésemos que dominase en él un tinte sombrio, y sobro su fondo se destacasen
algunas figuras y otros objetos de la creacion arrebatados por el gran cataclismo repre
sentado, la impresion que nos causaria el cuadro sena viva y favorable solo con consul
tar ai sentido de la vista. Pero, si la imaginacion del pintor hubiese trasiadado al lienzo la
idea preconcebida de los efectos, causados en el ánimo por aquel gran Irastorno de la na
— 112 —
tnraleza, entonces, como concebiriamos perfectamente la situacion adivinada por el artis
ta y la veriamos fielmente espresada en la obra , nuestras impresiones serian mas fuertes,
y hasta admirariamos el cuadro. Si contemplamos el grupo de Laoconte, veremos que no
presenta formas elegantes, ni posiciones graciosas , pero descubrirémos muy bien espre
sadas en él las convulsiones del dolor; y no hay duda que lo preferiremos á muchas de
las gráciosas Venus y Apolos que ha producido el arte escultórico , porque en aquella
obra está espresada con tanta verdad como energia una idea poética. Convengamos pues
que es una falta tan notable en bellas artes el dar gracia ó elegancia á los objetos ú obras
que no la necesiten, como lo es el que carezcan de ellas cuando las requieren.
Tambien el músico compositor puede tener que espresar efectos patéticos y situacio
nes desgarradoras; y en estos casos no es natural ni propio que eche mano de las formas
del aria, ni del corte elegante de la cabaletta, sino que es preciso recurrir á los tesoros
de la armonia, y que busque frases menos regulares y combinaciones mas adecuadas que,
por su colorido y espresion caractericen la situacion, y que por las impresiones que cau
sen den una idea exacta de la verdad y de sus efectos.
Negar estos principios, es no comprender el objeto de la música en general y de la
dramática en particular; y de aqui nace la causa de la disidencia de opiniones. Con
viene pues no olvidar que el que oiga una composicion lirico-musical no debe prescin
dir del. desarrollo de la accion dramática á que esté sometida la música; que no solo se
ha de prestar atencion con el oido, si que tambien es preciso hacer interesar el alma;
que cada situacion debe ser interpretada por el compositor con distinto lenguaje; que
la música tiene elementos y recursos para espresar toda clase de sentimientos, y para co
municarnos impresiones análogas á las que esperimenta el cantor en representacion de
algun personaje. En una palabra, la música ha de imitar la naturaleza moralmente.
Pero cuenta no se dé una falsa interpretacion á la palabra imitar. Entiéndase que no
se ha de exigir de la música, como tampoco de las artes plásticas, una imitacion servil
del modelo que haya de representar, lo que conduciria al realismo. Esa imitacion ma
terial en que han incurrido muchos compositores, degrada á la música convirtiéndola
en un mecanismo artificial, que no artistico, en la instrumentacion, y en humilde escla
va de la poesia en el arte; en vez de ser aquella, cuando menos, tan soberana como es
ta en su alianza. Si se concretala música vocal á no ser mas que un lenguaje que á fa
vor de adornos se convierte en declamacion notada, no corresponde á su objeto ni á sus
medios, y abdica de si misma. Pero en lugar de esa imitacion limitada que va en zaga de
cada palabra para esforzarse á traducir su significacion, adóptese esa otra imitacion li
bre y vasta que abrace un conjunto.
Penétrese el artista compositor de un sentimiento, y procure mas bien hacerlo sentir
á los demás que no traducir materialmente las palabras que lo espresen. Esfuércese en
conservar un tinte de colorido uniforme, mientras no cambie el sentimiento, sin permitir
nunca que una espresion de gozo ú otra diversa de aquel destruya la unidad de impre
sion que haya de causar una pieza de música. No es absolutamente indispensable que,
en una composicion de música vocal la parte del canto esclusivamente traduzca por si
sola las palabras; pues que la instrumentacion puede ser tambien narrativa y dialogada
limitando las voces, de manera que no sean el único elemento intérprete de la creacion del
artista compositor. Infinitos son los medios que ofrece el arle, y todos pueden conducir al
mismo fin: bastará para ello que se produzca el efecto y que nos penetremos de la emocion
que la naturaleza designa como la única conveniente en presencia de tal órden de hechos.
Asi pues, el verdadero artista músico que cumple con su mision, es el compositor
que en sus obras es oportunamente patético, gracioso, terrible, apasionado, etc., etc., se
gun lo exija el asunto que interpreta. El que se abandona á su fecunda imaginacion,
prodigando sin discernimiento ni oportunidad lindos y graciosos motivos, y que solo vé
en un poema un tema para desplegar sus brillantes fantasias, no hay duda que da prue
bas de un talento "músico, pero no de un verdadero artista.
«

— 113 —
En resumen: la música tiene nn objeto mas elevado que el de satisfacer el órgano
del oido, como lenguaje espresivo de los sentimientos que haya de representar, segun
las situaciones y el caracter de ellas.
Para concluir, no será inoportuno copiar lo que dijo un compositor célebre del siglo
pasado en el prólogo de una de sus obras.
«Algunos creerán ó dirán tal vez que por fin me he apartado del género que parecia
«serme esclusivamente predilecto; pero no dudo que me felicitarán por ello, y que me
receré tanto mas sus elogios en cuanto serán una aprobacion de mis obras anteriores.
»Sin embargo, he de advertirles que no se apresuren demasiado en aplaudir mi conver
sion, pues ni antes adopté nn estilo particular,, ni quiero ahora afiliarme esclusivamen-
»te á ninguno, porque no sé que en música haya un estilo ó género que sea enemigo de
«otro, si todos tienden igualmente á hacerla mas agradable y mas verdadera. Creo que
•este arte tiene un objeto mas noble que el de halagar el oido, y que no debe limitarse ¡i
•no ser sino agradable. El género de la música debe estar siempre subordinado al géne,
»ro del drama, y la eleccion de los colores está sujeta al dibujo que se haya de colorear.
«Si la música de mi última obra no se parece á ninguna de las otras que compuse antes,
«es porqu* el asunto de esta tampoco se parece á ninguno de los demás asuntos que he
«tratado antes. Ya sé que el gusto de la generalidad parece inclinarse con preferencia á
•la música graciosa; pero jamás puede exigir el gusto que la verdad artistica se sacri-
«fique á la gracia.»
Esta transcrita opinion de un músico célebre al hablar de su arte, no puede menos de
ser una autoridad en esta cuestion, y una garantia para los lectores.

Antonio Fargas y Soler.

r.
A LA MEMORlA

D. BUENAVENTURA CARLOS AR1BAU.

—\N—y»

Beali qui eemiuatls juper oranca aquai


( Isaias, ixx, 20. )
i

Como la rama que huracan furioso


Doblega, hojas y flores esparciendo,
La sincera Amistad, la dulce Patria,
Mustias inclinan la cabeza, y lloran,
Partido el corazon, tu ausencia triste.
Hondo lamento en las fraguras suena
Del nevado Monseny : entre las uieblas
Del Sacro Monte los sonoros ecos
Repitenlo sin fin, y allá en los mares
Que de la nave mallorquina en torno
Su hinchada furia con rumor quebrantan,
Bien como sorda tempestad retumba.
¡Mas ay! ¡Cuan presto el sol quema y disipa
La helada gota que en el rojo esmalte
Del clavel engastó la rubia Aurora,
Y la que hirviendo de los ojos cae
Sobre el monton de tierra aun removida,
Do en breve tiempo crecerá la yerba !
¿ Y qué vale llorar? Ni un solo punto
Dado es al hombre contener la rueda
Que de los siglos las cenizas frias
En su giro eternal al viento esparce.
De la materia en los ocultos senos
El movimiento hierve, y de la muerte
Que la vida engendró, surge la vida.
Asi los astros, que en fatales circuios
Del espacio cruzando inmensurable
La sublime region, cuando al sepulcro
— 116 —
Majestuosos declinan, de otros montes
Las negras sombras con su lumbre ahuyentan.
Solo Dios, solo Dios puede del tiempo
La corriente atajar, y en triste caos
El universo hundir, y hundir sin leyes.
Al trueno de su voz omnipotente,
Rotos de la atraccion los fuertes nudos,
Sus vallas forzarán los roncos mares,
Su manto azul encogerán los cielos,
Las estrellas caerán, y con espanto
Cegados de la luz los manantiales,
Negro sudario estenderá la muerte.
Como ladron nocturno vendrá el dia
De la ira tremenda. Ni los ángeles
Su nombre saben, que en la mente altisima
Del Padre celestial yace escondido.
¡Dichoso entonces quien la blanca veste
Empapada en la sangre del Cordero,
Las suplicantes manos levantare
Limpias de iniquidad ! ¡Oh cómo en alto
Grito de Uosana que las piedras mueve
Prorumpirá Jerusalen divina
Sus doce puertas de esmeralda abriendo !
¡Oh cuál de gozo y resplandores llenas
Prosternadas caerán las almas justas
Del Juez Supremo ante el inmóvil solio !
«iGloria al Señor, al Santo, Santo, Santo!»
Proclamarán los coros celestiales,
De inefable dulcisima armonia
Henchido el corazon, el labio henchido,
Las arpas de oro, con amor pulsando.
Solo alli la Verdad brilla inmutable,
La infinita Hermosura, el Bien supremo,
El principio y el fin.
Oh tierno amigo,
Que orillas de la mar tranquilo duermes
Al pié de tus montañas adoradas !
¡ Felice tú, que en las opacas sombras
Del hondo valle resonar oiste
De la perdida patria el eco grato,
¡Dichoso tú, que de la eterna lumbre
El reflejo gozaste, apacentando
En el raudal sereno inagotable
De la verdad, el clar.o entendimiento !
¡Dichoso tú, que sin doblarla frente*
Al caso adverso, el áspero camino
De la virtud con firme planta hollaste
Sin ódio el corazon, sonriendo el labio!
¡Oh quién pudiera como tú en los muros
De la ciudad de Dios la sien rendida
Tranquilo reposar! Si hasta ti llegan
Los penetrantes ayes de la tierra,
— 117 —
Y estas lágrimas ves, piedad te inspiren.
Los que á la umbrosa márgen de los rios
De Babilonia misera, odiada,
Lloramos á Sion, la muda citara
En los sauces tristisimos colgando !
Contempla aquestos ojos, turbias fuentes
De llanto abrasador, mira estas manos
Huérfanas de virtud, del mundo esclavas ;
Este loco anhelar y hondos suspiros,
Del miserable corazon pedazos;
El pensamiento audaz, monstruo de orgullo,
Por el inmundo cieno revolcándose
Con horrible impiedad, del vil sentido
Infame adulador, en ciega noche
Rebelde grito contra Dios alzando.
¡Oh! rómpase ya en fin el miserable
Vaso de corrupcion, la horrenda cárcel
Donde angustiosa el alma sufre y muere,
Y el puro ambiente ¡oh dulce amigo! puoda
Contigo respirar, libre y seguro.

¡Madre piadosa, que en tu casto pecho


Al dolor santo vivo templo abriste!
Mientras que el tiempo perezoso esconda
La luz del claro dia, en las airadas
Tormentas de la mar, sé Tú mi estrella
Del tierno amigo, cuya voz repiten
De Monserrate las benditas cumbres,
Dime las sendas Tú : Tú, bondadosa,
Las rotas cuerdas de su lira préstame
Para cantarte, y que cantando pueda,
En la piscina del perdon lavado,
¡Oh Virgen de mi amor! ¡oh madre miu!
Triunfante saludar la blanca aurora.»

J. Coll y Vehí
MMé II IlMIf.

Era un ángel hermas


Deis qui mes oncens croman
Al Déu devant qui 'ls roys,
Si no es postrats, may pregan.

Déu li va dir un jorn :


"Falta un asire en la torra :»
Y I' ángel respongué :
«Ton voler se complesca .»

Entre 'ls ángels fou gran


Aquell jorn la tristesa :
Si un ángel guanya '1 món,
Un germá 'ls ángels perdan.
«Perqué, ab acccnt molt Irist
Unsals altres sedeyan,
l'cr' darla al món del cel
«Borra Déu una estrella ? i

Y esque'nlo món hyha


Una rosa molt bella
Y en son botó l'Senyor
Volgué posa una perla.

Vos que sobre 'ls genolls,


Avans que sa mareta,
Lo adormireu, mon Déu,
Al so de arpas angélicas,
Fcu qu' cntorn de són llit
Mil somnis de inocencia
Volen, com prop la flor
Volan blancas abollas.

Que sempre amich deis ángels,


Que avans sos germans eran,
Debaix Uurs alas d 'or
Fasse del món la senda;
- 119 -
Y á través del mantell
Que li fassen ab ellas
De son color de cel,
Tolen la vida ho veja.

Besau son front de infant


Perque son front senycsca
De nobles pensaments
La brillant diadema.

Posau sobre sòn cor


Lo sagcll de grandesa
Perque no s' obre may
Al vici impur que '1 seca.

Dauli del geni '1 foch,


Y lo cordel poeta,
Las alas del aucell
Y la llum de la estrella,
Y que al tornar al cel,
Que es sa patria primera,
Deixe de gloria un solch,
(lom sol que 's pon lo deixa ;

Y 'ls ángels, sos germans.


Lo reben ab mes festas
Que '1 jorn que al mon vingué
Fou gran la llur tristesa.

Joaquim Rubió y Ore.


LES TRIS SANTES.

(BALADA. )

Si n'eren dos pobres dones


Assegadas en llur cambra,
L' una vetllava en lo Hit,
L' altra en cadira vetllava.
Lo mon li de ya ceguela
A la que al mon no mirava
Y sols veya 'ls raigs del sol
Perque del cel devallaven.
L' altra... mes ja la veuren
Quant arribe '1 trench del auba,
Que ara '1 mon cobreix la fosca
Y 'ls cossos tapen les animes.
Toles dos en mitx la nit
Totes dos feycn sa tasca :
La mare acabant la vida
Y la filla la mortalla.
L' una resava y cusia
I.' altra patia y plorava :
Totes dos feyen son fet,
Toles dos feyen sa tasca.
—No ploreu, no, marc meva,
Que 'ls estels brillen encara,
Y lo mes lluent de i ois
N' es 1' estel de 1' esperansa.
—La esperansa may la veu
Qui en est mon te sa mirada,
Que quant mes arrans del mon
Mes plegades du ses ales.
—No ploreu, no, mare meva,
Que' ls estels lluen encara
Y en lo mes negrench del cel
Encara n'hi brilla un altre.
—No m' estremordeix la mori
Sols la soledat m' esglaya,
Que una mare es per sa filla
Com lo sol per flors y plantes.—
- l'A —
La II una qu' ara fa poch
Tot lo camp entluernava,
Coberta de un nuvol blandí
Enfosques serres y planes;
Y 'ls esteis ja no lluexeu
Com fa poch are brillaven,
Que la boyra de la raort
Ja n' entela llurs mirades.
—No ploreu, no, mare meva,
Que abiat sortira 1' auba.
—Per tu ploro, pobra filia,
Que per mi la nit ja acaba.
—Anil feya molt de fret
Y los esteis tremolasen :
No era de fret, mare meva
Qu' era perque vosploravau.
Per tu ploro, ma filleta,
Per tu ma filia plorava
Que tu ja n' on tindras mare
Quant arribe '1 trenca del auba.
—Calleu, ma mare, calleu,
Que mos ulls s'omplan de llagrimes.
—Amortallam, pobra filia,
Qucj' m sento fiugir 1' anima...—
La mare feu tres badalls
Quant estigué amortellada
Y á sa filia tot morint
Dona un bes á cada gaita.
Llavors aquexa dexá
De la vida la mortalla
Y I' estrella del mati
Sembla que del cel baxava.
En sa falda les rebia
Y les cobria ab ses ales
Y totes tres cap al cel
Se' n pujaren abrassadcs.
Los eels obriren llurs portes
Pera rebrer á las santas
Y' ls angels cantaren himnes
Batentne de gotx llurs palmes.
Eren la Fé y Caritat
En brassos de 1' Esperansa :
Totes tres feren son fet,
Totes tres feren sa tasca.

Terenci Thóa y Codlna.


Pax tecum

r.

Dos tiranos impios,


La ambicion y el orgullo, un din alzaron
Sus rencorosas frentes, y gritaron:
«Anudemos del hombre la garganta,
»Y si se queja en rebelion la tierra,
«Huéllela al punto nuestra férrea planta. »
Y del averno con feroz sonrisa
Envió el genio del mal la infanda guerra.
De crimenes sediento, alzó sus mano3
De sangre rojas el horrible espectro,
Y con voz de huracan á los tiranos
Y á los esclavos asordó. Su tea,
Llamando á la pelea,
Brillar vieron los timidos humanos
En el azul espacio
Cual cometa fatidico y sombrio
Que á las madres aterra,
Y un grito de la choza y del palacio
Salió con ronco estruendo: ¡Guerral iguerral
Cual tempestad horrisona bramando,
Los esclavos el grito repitieron;
El opulento alcazar acechando,
De bárbaro placer se estremecieron,
Y el acero traidores empuñando.
En sangre se tiüeron
De hermanos ¡ay! y en su embriaguez ¡impios!
Es gloria y es honor verterla á rios. ,
Cadáveres sangrientos
En podridos montones,
Que esconden mutilados moribundos
Exhalando espantosas maldiciones,
— 123 —
Cubren la tierra; y cruzan por los vientos
Las aves carniceras
Que la presa dispulan á las fieras.
Las llamas que devoran las ciudades
Al vencedor deslumhran,
Y se alzan á los aires confundidos
Del triunfo el canto alegre y los gemidos
Que lanzan al compas de sus cadenas
Los miseros vencidos.

Y pareciendo angosto el ancho suelo


De los humanos ebrios en su gloria
Al sanguinario anhelo,
Surcan audaces los revueltos mares,
La destruccion llevando ante su prora
Del negro ocaso hasta la roja aurora,
Y arrancan en su audacia y sed de muerte
El secreto del rayo al mismo cielo.
¡Noche de horrores envolvió á la tierra!
¡Oscura noche de afliccion y duelo,
En que asomó el espectro de la guerra!

II.

¿Cuándo brillará, Dios mio,


La luz de la nueva aurora
Que rasgue el velo sombrio
De esta noche aterradora?
¿Será tal vez que este suelo.
Nuestra mansion pasagera,
Condenada á eterno duelo,
En vano la paz espera?
¿Nos arrojasteis un día
De este valle en el abismo,
Sin dar al alma otro guia
Que el azar y el fatalismo?
Si el hombre en perpetua infancia
No halla ciego la verdad,
Yaque le dais ignorancia
¿Por qué le dais libertad?
¿Por qué eé fruto del saber
No le ocultasteis, Señor?
¿Por qué le disteis el ser
Envuelto en llanto y dolor?
Mas perdonad si del labio
Queja blasfemia exhalé
Y vuestra justicia agravio...
¡Ingrata mi queja fué'
- 124 -
En vano un dia bajasteis
A. sellar con vuestras manos
La paz del mundo, y gritasteis:
«¡Hombres, desde hoy sed hermanos!»
En vano; el hombre altanero
Vuestra voz en sangre ahogó,
Y hoy, que temerario y fiero
Altares al odio alzó,
En su orgullo al cielo mismo
Como Luzbel desafia...
—¡Quede pues en el abismo
Do le arrojó su osadia!
Guerra, tus leas inflann,
Y con tus roncos cañones
A guerra sangrienta llama
Sin cesar á las naciones.
¡Enciende, guerra, tu tea'.
¡Guerra, tu cuchilla afila,
Y el mundo aterrado vea
Tras cada siglo un Atilal

III.

El estampido del cañon llegaba


Un dia entre lamentos á mi oido,
Y huyendo de la turba enfurecida,
Un templo solitario me dió asilo.
En el altar se alzaba majestuosa
Una cruz: con medrosa luz dos cirios
Luchaban con las sombras: de mis pasos
El rumor imitaba el eco umbrio.
Me recliné ante el ara: en blando sueño
Abismado quedé; y el crucifijo
Vi brillar como el sol, y estas palabras
Sonaron blandamente en torno mio:
«Un dia llegará risueño y puro
»En que, lanzando el polvo de los siglos
»EI tiempo, altar inmenso será el mundo
«Consagrado al miento sacrificio.
«Si; y hermanos serán todos los hombres,
Y unidos todos en amor divino,
»Se borrarán las lenguas y naciones,
»Y de la guerra se ahogará el bramido.
»Tú sola, cruz escelsa, eterna imágen
»De caridad y amor, rayo bendito
»De la piedad de Dios, sobre la tierra
«Oirás de paz y gratitud el himno.
— 126 —
»La humanidad por fin mares de llanto
«Derramará ante ti, y el sacrificio
»Redimirá á los hijos del pecado
•Que aun yacen en las sombras del abismo.
»Y libres ya las puertas anheladas
•Del edem de inocencia que perdimos,
»De todos los humanos tras la muerte
«Del cielo serás tú sola el camino.»
¡Encantada visionl ¡Oh! ¡quién pudiera
La tumba suspender sobre los siglos,
Y gozar la esperanza de mis sueños
Y ver el triunfo de la paz cumplido 1

Gregorio Amado Larrosa.


Anem, camaradas.
anem al traball
qu' es la trista herencia,
que Adam nos deixá.
i Ja que Deu ho mana,
adorem sas mans;
lo traball es honra,
lo traball es sant,
anem, camaradas,
anem al traball.

Aquell que predica,


quel' traball es mal,
no sab lo que s' pesca,
ó es un gran malvat :
si ell mata lo vid,
nos porta la pau,
ompla la pastera,
y nos fa tionrats;
deixem bramar 1' aso,
anem al traball.

¿Y sabeu vosaltres
qu' es un pobre honrat?
Un home de credit,
un subdit lleal,
que si avuy es pobre,
demá non' será.
Ja que 1' honra y credit
fan los bons caudals,
ab credit y ab honra
anem al traball.

Girada la fulla,
¿no veus V holgassá?
Miseria y despreci
per tols los cosíais:
aprenent delladre,
— 127 —
no viu en cap part:
si ningú gen' fia,
ni li te pietat,
(lonemli l' exemple,
anem al trabal!.

Jo ja sé la pena
ab que hem de remar,
y las suors quens costa
un Goci de pá:
mes rema y mes sua
la formiga al ras,
y d' en gruna en gruña
curulla son cau:
la suor es beneyta,
anem al (rabal!.

Sempre la riquesa
ha nat del traball;
qui la te per Metras,
qui la le per arts, ,
qui 1' ha conquistada
ab la seva sanch:
si subint la portan
las suadas y afanys,
afanyemnos forsa,
anem al traball.

¿Qui la feynaalenta,
qui manté 1' jornal,
sino la marica,
quens fa traballar?
Si no visch sens ella,
si es la caritat,
quenons abandona,
de vells y malalts;
benehimla sempre,
anem al trafcall.

Molts richs que pel fausto


veus tan envidiais,
son uns miserables,
si be los miram;
per fora totfestas,
per dins tol traballs:
si cuant los desvelllan,
jo m' estich roncant,
no es tan pelut 1' ase,
anem al trabal).
— 128 -
Diu que vindrá un dia
de felicitat,
en que ls' bens deis allres
sens repartirán;
mes si habenthi prodichs,
tahuls, yvergants,
cuantio seu acabin
lo meu sen' durán ;
ningúns' engalipi.
anem al traba II.

Llibertat desiljo
com Deu la criá;
perfer lo que un vulga,
no n'hi haurá may.
Si mentres la busco,
memoro de fam ,
y 1' grillet me calsau,
sino hy perdo 1' cap ;
jo he ben tretlarifa!
anem al traball.

Mentres baladrejo
se m' acaba 1' pa,
pels filis, que van misos,
no trobo un padás,
l'amo m' traude casa,
y no se hont anar:
si la dona m' falta
per necesltat,
y I' cervell sem' tombait...
anem al traball.

Los filis de la Pona


eran dos pelats;
lo gran á bullangas,
lo xich al traball;
aquel sha fot liome.»
aquell no te un clau;
la cama da fasta
vosho diu ben clár:
no, may mes trifulcas,
anem al traball.

Lo mon será sempre


lo mateix qu' ha estat,
sempre hi haurá pobres,
richsy menestrals ;
cuant Deu ho disposa,
ya sab lo que s' fá:
si com lo trobarem
1' habem de deixar,
no cregam en bruixas,
anem al traball.
— 129 —
Sempre la esperanza
alen la al cristiá;
si ls' homens li faltan,
Deu no falta may ;
las riquesas fingen;
lo cel nos' mou pas: ,
si allí viurá I' pobro
benaventurat,
esperem lo dia,
anem al traball.

Y cuan t est arribi


tot s'baurá acabat;
pel rich las riquesas,
pel pobre Is' afanys;
ell morirá ab pena, .*
jo moriré ab pau;.
Per so, jo n' olvido,, \ ,
que 1' traball es sant;
ja que Deu ho mana,
anem al traball. ,• '.,.
mi•l :.vA j:, I Ti 'ili
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1863. P. T
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17
W GMEimE ¥ LA LLIBMA.

( CUEWTO. )

Ab perdigoncts dc plata,
y la escopeta d'esmalt,
un jovenet del meu poble
ix totsubintá cassar.
En llocb de sarró li penja
de flelxas hermós buirach,
que si no matan, fereixen,
si no fereixen, fan mal.
Fuix del llop per sa feresa,
li fa pór lo porch senglá,
las guineus troba asquerosas,
y no fa cas dels ysarts:
no vol mes que perdiuetas,
qu' es la cassa de tot l'any.
Un divendres que cassava,
en cert paratge vedat,
al peu d'una font de plata,
que retratava son tall,
per entre fanals de ploma,
de camamilla brodats,
s'adoná de una llebretí,
que geya arrupida al jas.
Fina de pells com la seda,
los ulls li saltan del cap,
y un vigolet li fa gracia
sobre 1' llabi de coral,
qu' ensenya dentelas blancas,
mes blancas qu'un paper blanch
Mostrant un pit, qu' enamora,
y la neu vol imitar,
per devant li' fa manetas,
muecas li fa per detrás,*
bellugant sempre la cua,
qu' es senyal de demanar.
Si Un' tira, no lin' tira,
lo jove indecis está;
ara apunta la escopeta,
ara se lan'lorna al bras,
y entre pujarla y baixaria,
— 131 —
al fi se li dispará,
quedant com morta la Hebra,
lo cassador desmayat,
y la escopeta per terra,
ab las fletxas y buirach.
En va los companys acuden,
en va li donan cordial,
per mes quels remeys l'alentan,
te ferida per molts anys;
perque la taymada llebra
del jasset enmatzinát,
en lloch de quedarse morta,
al mitg del cor lo ha nafrat.
Aixis hodeya una bruixa,
que pasava per devant,
y la bruixa era la llebra,
que sen' portava del jás
los perdigonets de plata,
y la escopeta d'esmalt.

MORALITAT.
Desenganyat, bon lector:
qui del amor sent la rampa,
ja pot ser bon cassador;
si no fuig, cauá la trampa.

P. P.
per una. .«i!,:¡-,
encola.. dominicana,
. ;¡ de pobres.
ni.it!"'. -I
.i,. .
. .. •■ . . 'i, ... i]

.:, . Oh Verge oatalana


De las Mercés, -/■■'
Abrich sia pela pobres
Vostre mantell I

Ab sábia providencia
Repartiu dons ;
I Cuants son entre riquesaa
Pobres de cor !

:. Sabém que no es la terra


,I..¡ Lo nostre fi ;
Per so la vista liosa
Al cel lenim.
Pera amarvos, Senyora,
Donáunos fé ;
Pera preuárvos, Reyna,
Fonts de saber.

LA TOMABA BEL YOLÜHTABI.

ROMANS.

A moa amich Mariano


I.

Ab un noyeten los brasos


A modo de maynadera
A la Porta de la Páu
Uno jóve se presenta:
Flochs de néu forman sa cara
Y fils d' or sa cabellera;
Dale' d' amor dú en sos ulls,
Sois una idea en sa pensa.
— 133 —
S' ompla de gent la muralla
On' han vist de Montjuich la senya
Y s' adornan los carrers
Perqué Is' voluntaris entran.
— Mariner, bon mariner,
Mon marit aná á la guerra,
Si al vapor me vols portar
En be la Verge l' ho prenga.—
— Vingui, diuhen, cuatre jóvens
Oferintli llur barqueta:
Ji avuy honra Catalunya
Als que nb llur valor l'aixecan
Mes déu á las que en los cors
Dels valents las virtuts sembran, —

,i i 1 1,.,, ¡i . !, iv\i n, r l
,..„„ .i II'. ,•, ,.!•!:
!.,•,.,'] , . Si
—Deu los ho pagui, la mare
Diu fent al nen un petó,
Y ls' dongui los anys de vida
Que desitxo al meu espòs.
Fá un més que no n' rebo carta
Y de no véurel linch por:
Jo no li he escrit que'fos pare
Per no mimvarli 1' valor;
L* amor de la dona ls' cansa,
L' amor de la pátria ls' mou:
Mes ab un fill en sos brassos
Son menys valents y millors.—
Plena de gent la cubería^
La escala de gom á gom...
—Si 1' conegués hi aniria,
Un dels jóvens li respon.—
Y ella esclama:—Son company
Es aquell que dú el galo!—
Y á un sargento recolsat
En la brana del vapor,
, Àb véu trémula, Layela,
Pregunta pel seu espòs.
Y lotfui

Quedá groga com la cera


La queho era com lo sol, .
Y fins lo seu pit deixava
A tal resposta lo noy.

. ..ilda
Ni per plorar té habilió.
non aff nir'iip BOttJwm 'iJ Ktn
ata 'I tówjWto mri/iíil) fc''M
• ., !. 1. , , ,.■,(,
,tiv!i;0 QRr,¡iii¡(l
P°vÚ'f'1 t?Í*¿?* <í*' malagonyfiJt curtiste», étyle£_:tff rn.

Caminant, descansa aqui


Qu¡ no t' veya y ara t' v n,
Cárles, qnc eos ulls obri
No mes per véurer á Deu
Sa pensa 1' endevinava,
Y 1' demanava son plt ;
Y ell armenias H enviava .
Per llum de sa eterna nit, ',¡
Los que 1' s«ntireu un dia,
Y ls' sentirlo voleu, i.
Pregáu perque entre ll chorsia
<> Bete Angels cuan hi anirétf.

, , , Dámaso Calvet.
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EL CANARIO SEDUCTOR.

Cogió la niña Eiisa


En su red un canario,
Y fué á su pajarera
Con júbilo á encerrarlo.
Era el tal pajarito
Perverso, temerario,
De muy malas costumbres,
En fin, un desalmado.
Los otros pajarillo?,
De Elisa dulce encanto,
Eran tan inocentes,
Tan sencillos é incautos,
Que ignoraban que hubiese
Plomos, redes y lazos.
Dijoles cierto dia
El nuevo encarcelado,
Despues que con lisonjas
Su arecto fué ganando:
¿Veis por entre los hierros
Junto aquel verde prado,
Un fresco bosquecillo
De espesos ^avellanos?
Bajo sus anchas copas
Un arroyuelo claro ,
A un lado y otro ondea
El césped refrescando.
Alli entre verde juncia
Y oloroso mastranzo,
Se encuentran mil semillas
De gusto delicado.
Y ¿de pasar habremos
Los mas floridos años

(1) Estos apólogos son parte do una coleccion escrita en los anos 1824 y 18i5, para dedicarla á mi
querido amigo y compañero el distinguido Hieralo y eminente jurisconsulto, marqués de Gerona, y que
dejó de publicarse por falta de tiempo para corregirla y limarla.
18
— 138 -
Gimiendo entre prisiones?
|E1 yugo sacudamosi
Estad alerta, amigos,
Y si un dia por acaso
Deja la carcelera
El pestillo olvidado,
En rápida volada
En tropa nos marchamos
A esc encantado bosque,
Y alli de ramo en ramo
La vida pasaremos
Mil trinos entonando,
Exentos de tristeza,
Libres de sobresaltos.»
Dijo el seductorcillo,
Y todos deslumhrados
Del mágico discurso,
La desercion votaron
Inquietos y anhelantes
La ocasion aguardando
En que Elisa dejase
Sin cerrar el candado.
Llegó el ansiado dia.
Y al punto abandonaron
La prision, de su dueño
El desvelo olvidando.
Entonan por los aires
De triunfo alegres cantos,
Al bosquccillo llegan,
Con vuelos mil, con saltos,
Y olvidan el sustento
De gozo enajenados;
Pero pronto del hambre
El aguijon probaron,
Y aunque con ánsia escarban
Es inútil el trabajo.
No allí dorado alpiste
Sino abultados granos,
Que dán al que los come
La muerte de contado;
O por los fieros tiros
Del cazador insano,
O por aves rapaces
Sin piedad devorados.
En dos tan solos dias
Que en el bosque moraron,
Fueron victimas tristes
De su proyecto vano.
I Alerta, jovencillos,
Huid de los halagos
Del vicioso que trata
De haceros sus sectarios;
Y puede al precipicio
Llevar solo un malvado,
A mil que sus discursos
Escuchen sin recato!
— 139 -

m m OGAÑO,

Crátilo octogenario,
El de nevada barba,
Me dijo cierto dia
Que yo le preguntara
Si allá en su primavera
Mejor el mundo andaba:
¿No has visto los granados,
Los nisperos, las parras,
Que dan los mismos frutos
Que bá cien otoños daban,
Que nunca los espinos
Produjeron manzanas,
Niá los rojos claveles
Agudas puntas guardan?
Lo mismo son los hombres
Que lo eran en mi infancia,
Y en la de mis abuelos,
Que asi me lo contaban.
Jamás virtud esperes
De las protervas almas,
Y tan solo en los buenos
Pondrás tu confianza.
Esto dijo Crátilo
El de la nevada barba,
Esto, y á fé que el viejo
Tiene razon sobrada.

ia muza v i& cotorra.

A una parlera cotorra


Asi confiara un dia
Sus rapiñas y escondrijos
Una urraca inadvertida.
«Tongo dulces y garbanzos,
ün pastel y dos sardinas
Que robé á la cocinera,
Y tambien tengo salchichas:
Si tu quieres, cuando gustes
Puedes irá la cocina,
Y debajo del armario
Hallarás cosas muy ricas.
Mas si á nadie lo revelas,
Porque entonces soy perdida,
Dijo al punto la cotorra:
¿Me haces tú tan mala amiga
Que publique tus secretos?
— 140 —
¡Yo capaz de tai perfidia:
¡Si me hiciesen mil pedazos
Nada, nadase sabria'
Despidióse confiada
A seguir sus correrias,
Y la noche halló la urraca
Desprovista su guarida.
Y es, que apenas la cotorra
La dejó, fué á la cocina,
Y contó á la cocinera
El secreto de su amiga.
¡Ah cuán nécio es quien secretos
A las cotorras confia!

EL BUHO Y EL CONEJO.

Media noche y mas seria


Cuando un buho reverendo,
Por entre unos matorrales
Iba á caza de conejos.
Un gazapo algo taimado
Viole desde un agujero
Y le dijo con cachaza:
a¡Eh, amigito! ¡el de los cuernos;
¿ Usted por aqui á estas horas?
Mas, ¿qué de estrañar es eso,
Cuando los señores buhos
Jamás la luz del sol vieron ?
¡Las tinieblas son muy buenas!
¿No es verdad? ¡Ab, ya lo entiendo!
Para el que vive de abusos,
Lo que es en si malo, es bueno!
El sol es un astro hermoso,
Vivifica el universo,
Pero á usted no le calienta.
Pues cuando él alumbra el suelo
No es tan fácil engullirse
Los incautos gazapejos.
Pues, amigo, me parece
Que para usted ya entró adviento.
Porque, lo que es atraparnos
Dificilillo lo veo,
Tenemos mucha esperiencia ;
Los chicos nacen sabiendo,
Y asi nadie se descuida,
Con que ¡agur! que tengo sueño.
Absorto quedó D. Buho
Para su sayo diciendo :
¡Con que nadie se descuida!
Bien, por mi mal ya lo veo,
Y juro por la caverna
- 141 —
Mas oscura de estos cerros,
Que los gazapos de ahora
No son cual los de otros tiempos.
Difícil mente pueden
Los que dañinos y perversos fueron
Inspirar confianza
Al prudente y sagaz, en ningun tiempo.

Con un galillo uraño


En un desvan criado,
Jugaba cierto dia
Un corpulento gato.
Por. cima dél sallaba,
Leldabaicon la mano,
Mordiale, mas era
Tan solo con los labios.
I Juego y no mas que juego !
Mas; fuese incomodando
Marramaquiz el chico
Creyéndose injuriado,
Y, enarcando la espina
Y la cola esponjando,
Embestirle queria
Al terrible gatazo.
La escena presenciaban
Con risa unos muchachos.
Y mas y mas reian
Al mirar á aquel trasto
Echarla de valiente
Con tan fuerte contrario;
Azúzanles, y el chico
Va á embestir ai gatazo
Que le espera, y do un golpe
rue diez leguas rodando.
Trasportados de gozo
Los muchachos quedaron,
Y siempre que encontraban
Juntos á los dos gatos,
Por reirse del pequeño
líabian de azuzarlos.
Risa, y aun mas que risa,
Merece el que enojado,
Por inocentes chanzas
Lo echa todo á barato.
— 142 -

E£ BUITRE Y EL OTEETO.

Cierto ansioso buitre.


A un anciano cuervo
Convidó al banquete
De un pollino muerto.
El hambriento Lúculo
Comenzó el primero,
Y dejó el trinchante
Bien despues del cuervo.
Un pastor que estaba
Tal destrozo viendo,
Su certera honda
Ejercita en ellos.
El negro avechucho
Por huir del riesgo,
Agil se remonta
Por el aire luego:
Quiere el buitre entonces
Imitar su ejemplo,
Y le es imposible
Remontar el vuelo.
Tan hinchado estaba,
Tan torpe, tan lerdo,
Que el pastor lo observa,
Llega, y al momento
De dos garrolazos
Dejóle allí muerto.
¡Miren los glotones,
Miren este ejemplo,
Que la muerte paga
Todos sus escesos!

GARLOS Y SU AYO.

En cierta comilona,
A uno de esos graciosos
Que en apurar botellas
Cifran su placer solo,
Despues que de sus chistes
Se rieron los tontos,
Se inquietaron los cuerdos,
Se burlaron los locos;
Despues q ie á las señoras
— 143 —
Manchó trajes costosos,
Dióle un fiero accidente
Que incomodára á todos.
Por boca, por oidos,
Por narices y ojos,
Arrojaba inmundicia
Con gestos horrorosos.
Lleváronte á una cama,
Y en ella como un tronco
Quedó, mientras reian
A su costa los otros.
A un jóven que alli habia
Su preceptor juicioso
Le dijo: ¿has visto, Carlos,
A ese infeliz beodo
Ser la mofa, el escarnio
Y el desprecio de todos?
¡Con esta leccion sola
Pienso que serás sóbrio!

A uua candida paloma


Cierta abubilla decia:
No sé, simple animalejo,
Por qué estás tan engreida;
¿Por lo blanco de tus plumas?
¡Cierlo, es grande maravilla!
¡Si tuvieras mi penacho,
Mi color, mis bellas pintas!
Pero entónces, en el mundo,
¿Quién tu orgullo sufriria?
La sencilla ave de Venus
Contestó : Doña abubilla,
Esas pintas y penacho
En que tu ventura cifras,
Todo el mundo las desprecia,
Pues vives en la inmundicia ;
Es tu hedor insoportable,
En el estiércol anidas;
Yo, es verdad, do blanca pluma
Modestamente vestida
Si no deslumhro á la gente
Cuando de lejos me mira,
Las doncellas en su falda
Me colman de mil caricias ;
Soy encanto de las niñas,
Nadie mi compaña esquiva,
— 144 —
Y asi, amiga, en adelante
Debe estar muy persuadida
De que á vistosos adornos
Y á las galas esquisitas,
Es preferible el aseo
De vestidura sencilla.
No suele correr parejas
Con el lujo, con el fausto
La limpieza de conciencia.

EL PLACER Y LA RAZQN

Cuando el placer nos brinda con su copa


La voz de la prudencia desoimos,
Y si de la razon el yugo oprime
Procuramos bien pronto sacudirlo.
A par en la ciudad que en las aldeas
Se presentan los hombres desdo niños,
Eludiendo el deber ; sirvan de ejemplo
Los siguientes ligeros romancillos.

Loa niños ele la. aldea, imitación ele Góngora.

FAQUXLLA Y PERICO.

Paquilla. Perico : ¿no sabes


Que en el colgadizo
Una golondrina
Ha puesto su nido,
Y ya tendrá huevos
Y tal vez pollitos?
Y, ¿sabes qué pienso?
Que madre el domingo
A misa primera
Irá, y si quedito
Se llega á tu cama,
Te finjas 'dormido,
Y en cuanto trasponga
Vayamos al sitio,
Pongamos la mesa,
En ella un banquillo
Y encima una silla,
Y tu alli svbido
La pájara atrapes,
— 145 —
Y un moño pajizo
Que tengo guardado
Entre mis trapitos
De aquel cucurucho
Que trajo Juan ico
La noche que fuera
Con madre al bautizo,
Le atemos al cuello
Y un cascabelito
Que yo le he quitado
Hoy á bigotillos.
¡Verás cuando vuele
Que va haciendo un ruido 1..
Y el padre Vicario
Anoche me dijo
Cuando yo lloraba
Por mis puchericos,
Que van á los moros
Huyendo del frio,
«Y que luego vuelven
Estos pajarillos.i
¡Veremos si viene
A buscar su nido
Nuestra golondrina
Del lazo pajizo!
Si encuentras polluelos,
En un canastillo
Los dos los criaremos
Con pan y con trigo,
Y en cuanto nos vean,
Abriendo los picos
Vendrán tras nosotros
Y dando mil brincos,
Ya irán á tu hombro,
Ya vendrán al mio.
Y, ¡que ahora no vayas
Corriendo á decirlo
En yendo á la escuela
A ningun amigo,
Ni á ese soplonzuelo
De nuestro vecinol
¡NI en casa tampoco
Lo digas, Perico'
iCuidado que nadie
Lo sepal ¿no? ¡chito.., I!!
— 146 —

Los muchachos del Albaicin (1),

COLÁS Y LUISICO.

ColAs ¡Vémonos corriendo,


Vamonos, Liíisico,
Que ya hacia la escuela
Van pasando niños;
Haremos rabona, (2)
E iremos juntitos
A jugar al trompo
Junto á S. Isidro:
Si vemos que llega
Algun conocido,
Al punto te embozas
En tu capotillo,
Que para ocultarme
Vo andaré bien listo.
Tambien fumaremos,
Que en este bolsillo
Tengo do3 cigarros
Que apandé (3) á mi tio.
Un^ombre parezco
Cuando muy torcido
Me pongo el sombrero,
Tercio el capotillo,
Y un chicote llevo
De á cuarta encendido.
Si tú tienes cuartos
Beberemos vino,
Pues que ya bien sabes
Que nos tiene dicho
Que salen bigotes,
Y por eso mismo
Quiero yo beberlo;
Pues asi lampiño
No me quiere Luisa
La de mi vecino,
Que tiene saya,
Mantilla y corpiño,
¡Vamos, date prisa,
Vámonos, Luisicol
¡Qué hay que estrañar que el hombre
Se esponga á cada paso á mil peligros,
Si las que en la niñez son leves faltas,
Se convierten mas tarde en torpes vicios !
•(1) Antiguo arrabal de Granada.
(2) Con esta palabra que en buen castellano vale: juego de poca entidad , hace cuarenta años se
significaba tambien en Granada la falta voluntaria de los muchachos 6 la escuela.
(3) Apandar: verbo vulgar en Andalucia, y que vale tanto como tomar, apoderarse de una cosa
ocultamente y con maña.
- 147 -

LA AVISPA Y LA ABEJA.

Una avispa susurrante


Trabajaba su avispero,
El panal de las abejas
Pretendiendo oscurecer.
Desde el cáliz oloroso
De una rosa matizada,
Contemplábala una de ellas
Trasportada de placer.
Y le dijo: avispa amiga,
¿Cómo quieres emularnos
Si, ni miel, ni blanca cera
Te es posible fabricar?
Solo un poco se parece
En la forma tu avispero
Al panal útil, sabroso,
Que elaboro sin cesar.
Deja, deja tu mania, %
Porque el tiempo que gastares*
Es perdido, pues que nadie
Tu trabajo apreciará.
¡Cuánto escrito habrá en el mundo
Sin ser útil ni agradable,
Que tan solo por de fuera
Por un libro se tendrál


BARTOLOMÉ ESTEBAN MURILLO.

Para abrirse paso entre la muchedumbre y desplegar cada cual el génio ó talento de
que Dios le ha dotado, para conquistar merecidas palmas y poderlas ostentar sobre ele
vados pedestales, no es menester haber nacido bajo dorados techos, ni haber sido en
vuelto, al venir al mundo, en finos pañales de Holanda.
La fuerza de voluntad y las virtudes elevan á puestos al parecer inaccesibles é insupe
rables. La peregrinacion es mas fatigosa, pero cuanto mayor sea esa fatiga y mas lastima
dos aparezcan los pies de los que han debido pisar duras piedras y agudas espinas para
llegar al templo de la gloria, mas dignos son de ceñir sus frentes con honrosos lauros.
Terencio era hijo de un esclavo; Demóstenes de un herrero; Euripides de una frute
ra; Virgilio de un panadero; Shakspeare de un carnicero y Sixto V. de un porquerizo.
En humilde cuna han nacido tambien otros varones ilustres á quienes la posteridad
aplaude, y entre ellos se cuenta nuestro famoso pintor Murillo, del cual vamos á dar
los siguientes apuntes biográficos.
Bartolomé Esteban Murillo, hijo do padres pobres, llamados Gaspar Estéban Murillo
y Maria Perez, nació en Sevilla en 1.° de enero del año 1618. Algunos creyeron que era
natural de la villa de Pilas, confundiéndolo con el lugar en que vió la primera luz la
mujer que escogió para esposa.
Bartolomé mostró ya en su infancia su inclinacion á la pintura; y un pariente suyo,
llamado Juan del Castillo, dióle las primeras lecciones, enseñándole su colorido seco,
que diz participaba de la escuela florentina que trajeron á Sevilla Luis de Vargas, Pedro
de Villegas y otros varios. Ese maestro pasó muy pronto á establecerse en Cádiz, y vióse
el pintor novel abandonado á sus propias fuerzas.
Léjos"de arredrarse, constante én su aficion al arte, comienza á pintar por si solo y
vende sus humildes trabajos á traficantes en pinturas, que los sacaban en las ferias para
obtener á su vez ganancias.
Mas tarde, tuvo ocasion de conocer y admirar el gusto y colorido de Wan-Dick, por
medio de Pedro de Moya su discipulo, en su corta permanencia en Sevilla, de vuelta de
Londres á Granada. El jóven pintor ardia en deseos de imitar la dulzura y suavidad do
aquel estilo, mas no sabia qué partido tomar, porque Moya residió poco tiempo en Sevi
lla y Wan-Dick acababa de fallecer. En vano su imaginacion se trasportaba á Italia, ca
reciendo de medios para residir alli y poder emprender un costoso viaje.
Redobla entonces su actividad y sus fuerzas, y con escasisimos recursos, empieza á
comprar una porcion de lienzo, lo divide en muchos trozos, y en cada uno de ellos di
buja un cuadro sobre asuntos de devocion para venderlo todo por docenas y con esce-
siva baratura á los cargadores de América, que los espendian en los pueblos reciente
mente convertidos de Mégico y del Perú.
Con.el mezquino producto de esas ventas pudo emprender ya un viaje á Madrid en
el año 1643, ocultando los proyectos que le animaban. Acude al célebre Velazquez y es
te pintor se presta gustoso á dejarle conocer los cuadros del Palacio real y los del famoso
monasterio deJSan Lorenzo, en cuyos museos tuvo Murillo ocasion para estudiar y sacar
copias , no solo de las mismas pinturas de Velazquez si que tambien de las portentosas
obras de Ticiano, Rubens, Ribera y Wan-Dick; de suerte que al regresar i Sevilla dejó ad
mirablemente sorprendidos con sus nuevas producciones á todos los artistas de la ciudad.
— 150 -
Al cabo de un año, pintaba varios cuadros destinados al claustro chico del convento
de S. Francisco; y como en ellos resaltaba su nuevo y soberbio estilo, su reputacion su
peró muy luego á la de los mejores pintores sevillanos.
Todas esas obras comenzaron ¿.darle gran fama. Solicitado en todas partes y bien re
tribuido en sus trabajos, salió de la indigencia y contrajo matrimonio con D.* Beatriz de
Cabrera y Sotomayor, poseedora de una hacienda en la villa de Pilas mentada.
Pasado algun tiempo, parece que cambió su estilo con otro que resalta en los cuadros
que se dicen mas principales y estimados en Sevilla , habiendo sido la época mas gloriosa
de ese artista, en los años que corrieron desde el 670 hasta el 680.
El lienzo de pan y peces le valió 15,915 reales : por el de Moisés pagáronle 14,300; por
los otros cuadros mas pequeños, 32,000 ; y por los de S. Juan de Dios y Sta. Isabel
16,840, cuyas cantidades representaban, en aquella época, mayor valor.
Murillo fué tambien escelente pintor de flores y paisajes. Era hábil retratista, y de tra
bajos de ese género hemos visto citado, que pintó una perrilla inglesa con tal perfeccion,
que cuando los perros la veian ladraban á su atrededor, y que su actitud de embestir
estaba tan bien representada que parecia estraño queellaá su vez no ladrase.
Su principal reputacion y fama, sin embargo, es debida á sus escelen tes dotes para re
producir delicadamente en el lienzo sagrados asuntos y piadosos personajes de nuestra
sublime religion cristiana : la pureza en las Virgenes , la piedad en los santos y la gran
deza en las imágenes del Crucificado.
Sus creencias religiosas, su ardiente fervor y sus éxtasis eran tales, que de él se refiero
que estando un dia en oracion ante el famoso cuadro del Desctndimi¡nto, debido al pincel
de Pedro Campaña, en hora próxima á cerrarse las.puertas de la iglesia, advertido de ello
para que saliese, contestó que estaba esperando que aquellos santos varones acabasen de
bajar al Señor de la cruz.
Despues de haber producido un gran número de preciosos cuadros, pasó á Cádiz á
pintar el renombrado de Los desposorios de Sia. Catalina, y antes de terminarlo tropieza en
un andamio, desde cuyo fatal accidente vivió achacoso hasta el año 1682, en que espiró en
brazos de un amigo y discipulo suyo, habiendo sido enterrado enlaiglesia de Santa Cruz.
T no es solo en España donde ha gozado de inmensa fama el pintor sevillano. Los
cuadros quede él existen fuera del reino, tienen igualmente gran estima y son aun muy
estudiados en todos los museos en que se hallan. Recientemente Napoleon III, sitado pre
sidente de la república, hizo comprar dos Concepciones procedentes de la coleccion de
pinturas del mariscal Soult, para colocarlas en el Louvre.
En el mismo año 1852, el Emperador de Rusia adquirió, de igual procedencia, otra
obra maestra del mismo pintor, S. Pedro libertado de la cárcel por los ángeles, habiendo
sido vendidas esas pinturas por una cantidad de dinero considerable, aunque no hubiese
sido tan grande como la que importara la oferta hecha por Lord-Wellington en 1813, que
propuso entregar, por precio del cuadro de San Antonio de Pádua, tantas cuantas on
zas de oro se necesitasen para cubrirlo, si la ciudad de Sevilla, querehusó la proposicion,
se hubiese decidido á aceptarla.
Murillo fué tambien un modelo de bondad y de dulzura de caracter. Dirigia paciente y
suavemente á todos sus discipulos en el arte de imitar la naturaleza, y era humilde y mo
desto por demás. Pretendiose hacerle pintor de la Real Cámara de Carlos 2.°, y el eminen
te artista, aunque se hallaba á la sazon robusto, pretexta para escusarse, que rayaba ya
en edad demasiado avanzada. Al fallecer, se le halló una cantidad de dinero sumamente
escasa, y para espresarlo de una vez, son tanto de admirar en él sus virtudes, como la
superioridad que alcanzó en su arte.
Con razon, pues, ha dicho un poeta conocedor de su génio y sus escelentes prendas
morales,
«Que murió, si; pero en el mundo vive,
Del mundo siendo admiracion y pasmo

Narciso Gay.
CARIDAD Y AMOR.

i.

X-,a escena es en. mi lugar.

Lo que voy á contaros es un recuerdo de mis primeros años, y lo tengo tan presente
como si hubiese sido ayer. Algunos de los personajes que van á figurar en mi relato vi
ven todavia en perfecta salud, y esto me obliga á cambiarles los nombres y á suprimir
los apellidos.
Era por aquel tiempo en que el mónstruo de la guerra civil, esparciendo su álito em
ponzoñado, comenzaba á manchar con sangre de hermanos los campos de nuestra patria.
En el pueblo (fe mi naturaleza,— una de las ricas villas de la costa meridional,—no se
conocia la escitacion ardiente de las pasiones poli ticas ; pero sin que llegase la sangre al rio,
tambien alli habia sus partidillos, y la' division penetraba hasta en el seno de las familias.
Felizmente, la Providencia habia enviado al pueblo un ángel de paz y de caridad, cuya mi
sion en la tierra parecia no ser otra que la de sacrificarse por la felicidad de los hombres.
Don Fausto, á quien todos llamaban el Padrecito, era un modelo de sacerdotes cristia
nos: sabio, humilde y sencillo; celoso de sus deberes; incansable hasta el punto de no
rendir al sueño el natural tributo; entregado en cuerpo y alma al amor de Dios y de sus
semejantes. Cuando el sol canicular abrasaba la tierra, muchas veces le vi pasar, en
vuelto en su pobre manteo de bayeta, limpiándose con un pañuelo de cuadros blancos y
azules el sudor que inundaba su rostro venerable; y algunas otras, mientras yo descan
saba en abrigado lecho, en lo mas riguroso del invierno, senti de noche el acompasado
golpear de su báculo, que resonaba en la calle. Donde quiera que habia un enfermo que
asistir, un afligido á quien consolar, un alma estraviada que traer al camino de la vir
tud, alli estaba siempre y á todas horas el Padrecito como milagrosamente aparecido.
Entre las personas mas señaladas por la exaltacion de las opiniones, figuraban en la
villa un don Miguel de S*" rico propietario y comerciante, partidario acérrimo del abso
lutismo, y un carpintero de mediana fortuna, llamado Nicolás P.., que á pesar de sus se
senta años vestia el uniforme de la Milicia Urbana, manejaba con brios la sierra ó el es
coplo cantando el Trágala, y se entusiasmaba con el Himno de Riego.
Estos dos hombres eran los mas influyentes de la localidad: el uno por sus riquezas y
sus vastas relaciones en España y en el estranjero, donde mantenia un activo tráfico de
metales y frutos del pais; el otro por sus ideas avanzadas y su numerosa parentela. Los
dos habian quedado viudos en 1833: á pesar do esto habrian podido ser felices, á no me
diar una circunstancia que les hacia idénticamente desgraciados. Ambos eran padres: don
Miguel de una hija bella y angelical, llamada Leonor, y de un hijo en quien cifraba todo
el porvenir de su casa.— Fernando de S"* no correspondia, sin embargo, á las esperan
zas de su padre: educado en Francia, este jó ven, sin ser naturalmente malo, se habia per,
— 152 —
vertido, entregándose á una \¡da libre y disoluta: sabiendo que era rico, en el último año
babia gastado mas de treinta mil francos, y contraido deudas de doble cantidad: las car
reras de caballos, las casas de juego, el foyer de la ópera, podian dar cuenta de las su
mas derrochadas con tanta prodigalidad. Su parte de culpa tenia en esto don Miguel,
pues queriendo que su hijo adquiriese desenvoltura y mundo, le habia dado carta blanca
para gastar lejos de su vista. Cuando conoció su error, hizo volver á Fernando á su lado,
esperando corregirle por la aplicacion al trabajo; pero el joven fatuo preferia divertirse,
y no encontrando en el pueblo la vida activa, brillante y fastuosa de Paris, se consumia
de fastidio, y suspiraba por-sus alegres camaradas y amigas de otro tiempo.— En cambio
era la admiracion de las gentes: los mozos envidiaban su apostura galana, sus modales
finos y desenvueltos; y las mujeres se asomaban á verle pasar, y citaban como maravi
llas sus blancos manos, sus perfumados cabellos, sus botas de charol y sus botonaduras
de brillantes —Una, sin embargo, había que, no dejándose fascinar por las esterioridades,
miraba con lástima al jóvén elegaUe. Adelaida, bellisima niña de diez y ocho años, ha
cendosa, modesta y buena, el ojito derecho del carpintero Nicolás: Adelaida, que aunque
huerfana de madre, tenia bastante virtud y talento para ser inaccesible álos tirosdelaen-
vidiay de su fiel servidora la calumnia. En el pueblo no habia bocas mas que para alabarla.
Además de Adelaida, Nicolás tenia otra hija menor y diez hijos, siete de los cuales
estaban ya colocados y establecidos. Daba gozo el ver á este patriarca los domingos y
dias notables rodeado de su numerosa descendencia: nadie mas feliz que él, si no bubiese
tenido, como don Miguel, en su familia una espina que le taladraba el corazon: José An
tonio, el menor y el mas hermoso de sus hijos varones, era un jóven de carácter indó
mito, en quien no hacian mella los consejos, ni el ejemplo de su padre y hermanos. Va
liente hasta rayaren temerario, altivo y generoso, pronto en sus resoluciones y bien
dispuesto para todo, quién sabe si, habiendo nacido principe, habria sido un Cario Mag
no. Pero mimado en su niñez por una madre que le amaba con esceso, descuidada y mal
dirigida su educacion, esas mismas cualidades, unidas á una voluntad de bronce y á una
gran viveza de genio, le habian convertido en un holgazan revoltoso y pendenciero. El
trabajo material le horrorizaba; la atmósfera del taller le oprimia el corazon, y el titulo
de carpintero sonaba en sus oidos como un dicterio infamante. Desde que Fernando vol
vió al pueblo, y con su brillo superficial y vano se hizo admirar de las mujeres y envi
diar de los mozos, la repugnancia de José Antonio á su condicion humilde creció de un
modo sorprendente: y como dos gallos no cantan en un gallinero, cobró un ódio mortal
á su nuevo competidor en gallardia.
—Yo no he nacido para esto, deciacuando se le obligaba á trabajaren el oficio desu padre.
—¿Pues para qué has nacido? esclamaba este. Sin duda para deshonrarme y acabar
con mi vida.
—Deshonra, si, murmuraba el orgulloso jóven. ¡Tirar de una sierra... arrastrar un
cepillo... sudar todo el dia como una bestia de cargal... ¿y para qué? ¡Para no salir nun-
oa de pobrel
—Pobre y con honra: di, ¿qué mas quieres? insistia impaciente el viejo Nicolás. ¿Te ha
faltado de comer algun dia? ¿No vas bien vestido? ¿No están bien colocados casi todos
tus hermanos, y alguno, como Pedro, en camino de ser rico? ¿Nos desprecia nadie? ¿No
es tu hermana Adelaida solicitada en vano por los mozos mas principales del pueblo?...
Pues yo no he hecho en toda mi vida mas que aserrar y cepillar... y no he sudado tanto
para criar un cuervo que me saque los ojos. Mira, José Antonio, ó mudas de conducta,
ó algun dia de un golpe te quitaré del mundo.
José Antonio meneaba la cabeza en silencio, seguia trabajando con ardor frenético;
pero al cabo de un rato soltaba las herramientas con ira, y esclamaba: ■
— ¡Fortuna negral ¡Que yo esté aqui echando los bofes, mientras nadan en la opulen
cia y so pasean hombres que no sirven para descalzarme! ¿Son de mejor sangre que yo
don Miguel y el fantasmon de su hijo?
— 153 —
En tocando á este punto, el viejo Nicolás perdia los estribos, y sin conocer su propio
daño, daba alas á la vanidad del imprudente mozo, diciendo:
—Eso si; ¡lástima de fortuna tan mal empleada en manos de un servilon, de un car
lista! Pero, ¿qué remedio tiene? Asi es el mundo. Su padre era un triste buhonero: le so
pló la suerte, y no tuvo mas hijo que á él... Yo tengo doce, y á todos los he criado: vá-
yase lo uno por lo otro. En cuanto á don Fernandito, él dará cuenta de su hacienda... y
no me pesa. ¡Serviles! ¡bribones!
Y comenzaba á tararear el Trágala, descargando furiosos golpes con la azuela ó el
mazo, como si tuviese delante un ejército de enemigos de la libertad.

II.

D rama ■

—¡Guapa chical... |Perfil correcto!... ¡Contornos admirables!... ¡La casta dulzura de


Rafael, y la incitante vaguedad deMurillo!... ¡Gracia y majestad! ¡La sencillez de lo su
blime!... ¡Cómo brillaria esa preciosa criatura en los circuios aristocráticos deParis!
Asi exclamaba el elegante Fernando, una mañana de mayo, destacándose de un gru
po de jóvenes, que se paseaban en la plazuela de la iglesia: era domingo, y en tal dia
y á tales horas aquel es, en muchos pueblos, el punto de reunion de la gente moza. El
objeto de sus exclamaciones no era otro que la bella Adelaida, la cual, acompañada de
su hermanita, pasó saludando modestamente á algunos conocidos, y desapareció entran
do en el templo.
Fernando se hizo refrescar la memoria, preguntando el nombre y las circunstancias
de la jóven; y sin manifestar por ella un interés muy vivo, supo que hacia una vida re
tirada, pensando solo en los cuidados de su casa; que era de genio franco y alegre, fina
y delicada en su trato, intachable en su conducta , y considerada como una joya de sin
igual valor; pero con todas estas cualidades, una segunda Marcela en punto de amores,
no porque fuese insensible, sino porque tenia decidido no admitir galanteos de nadie,
hasta que llegase el dia en que determinase aceptar un marido digno de ella.
Estos informes picaron la curiosidad y el amor propio del jóven casquivano, y le
decidieron interiormente á tentar la conquista de aquella fortaleza reputada inexpugna
ble. Lisonjeábase creyendo que no habia mujer alguna capaz de resistir á sus atracti
vos, y por otra parte la dificultad de la empresa le ofrecia una buena ocasion de distraer
se y desechar el hastio. No era menester tanto para empeñarle en una resolucion deci
siva: las gracias de Adelaida le habian cautivado.
Lo mas dificil, en su concepto, era introducirse en casa de Nicolás. Apelar á bille
tes perfumados, á la mediacion de terceras, á otros recursos gastados, pareciale á Fer
nando muy vulgar, muy expuesto, y sobre todo muy lento. En consecuencia, formó su
plan, y aquella misma tarde se presentó, sin ceremonias ni rodeos, ante los ojos atóni
tos del carpintero, que con sus dos niños y algunos de sus hijos se hallaba patriarcal-
mente sentado en el interior de un gran palio, bajo el peral que daba sombra á la
puerta de su casa.
—¡Tanto bueno por aqui! exclamó irónicamente el viejo, levantándose y ofreciendo
una silla á Fernando.
Este dirigió un cortés saludo á las niñas, llamándolas señoritas,, presentó su mano se
dosa al carpintero, y dijo:
—Entre buenos liberales, pocos cumplimientos. Hágame V. el obsequio de no mo
lestarse, y no extrañe mi visita: vengo á pedirle á V. un favor.
Nicolás pasaba de la sorpresa al asombro.
80
— 154 —
—¡Entre buenos liberales, eh! repitió. Si, tiene V. razon. Pero nunca hubiera sos
pechado...
—¿Que yo fuese liberal?... ]Jah! ¡jahl... ¿Qué ha de ser un jóven de mis años, que
ha vivido en Paris, que ha presenciado la revolucion de julio, y que tiene corazon?—La
libertades el sueño de mi vida, y lo que vengo á solicitar de V. es que interponga su
influjo para que sea bien recibido en las filas de la Milicia.
—¿ De veras ? ¿ Ya lo ha meditado V. bien ? Tepuso Nicolás.
—No necesito meditarlo : es cosa resuelta ; y si V. no me alcanza el honor que soli
cito, me marcho á sentar plaza de voluntario en el ejército del Norte.
Un mundo de pensamientos se agolpó á la mente del carpintero al oir tan inesperada
proposicion.— ¡Fernando de S... miliciano! — El uniforme de los libres Introducido en
casa de Don Miguel! Un realista de primo cartello obligado á tragar la milicia en su pro
pia familia! .. El ruido que esto iba á meter en el pueblo... el contagio del ejemplo... y la
importancia que él ganaria entre sus camaradas, siendo padrino y casi ejecutor de una
conversion tan inconcebible... todo esto y mucho mas pasó rápidamente por la cabeza
del veterano, quien despues de permanecer breves instantes silencioso y fruncidas sus
espesas cejas, alzó la frente con aire de triunfo, y dando una ruda palmada en el muslo
de Fernando, contestó :
—Heróico jóven, si la vocacion de V. es sincera, cuente desde luego con toda mi pro
teccion.
—Sincera y decidida, repuso el elegante.
—Nada, nada, prosiguió Nicolás con entusiasmo. Queda V. alistado en la milicia, y
va V. á ser capitan de mi compañia : esto corre de mi cuenta. Inmediatamente, mándese
usted hacer el uniforme... pero decapitan. ¿Entiende V.? ¡De capitan!
—Mañana mismo; pero de simple miliciano, respondió Fernando : sobra esto á mi
ambicion; y á propósito de uniforme, ¿cómo es que no se le proporciona á muchos vo
luntarios que no pueden costeárselo ? He observado que la mitad del batallon forma sin
vestuario, y esto hace muy mal efecto.
—¡No me hable V. de eso! Miserias del Ayuntamiento. Dicen que no hay fondos; p«ro
lo que falta es patriotismo.
—¡Ah! Si yo tuviese lo que he de heredar, pronto estaria eso arreglado. Pero me
ocurre un medio para uniformar á dos ó trescientos hombres; y si V. quiere, lo hemos de
poner en ejecucion.
—Venga ese medio y cuente V. conmigo.
—No tenemos un teatro : improvisemos uno, y hagamos comedias. En el pueblo hay
cien familias que se alegrarán : á dos duros unas con otras, son doscientos duros en cada
funcion. El ayuntamiento nos dará el local del Pósito, que es bastante grande, y puede
costear los gastos de instalacion... poca cosa... cuatro telones y algunas tablas ..
—Yo pondré las tablas.
—El hijo del boticario pintará las decoraciones : el maestro de escuela hará de apun
tador : varios amigos se encargarán de los papeles : yo conozco algo el teatro; seré ga
lan y director de escena. Ya está casi todo arreglado.
—Es una idea magnifica, esclamó Nicolás frotándose las manos. Yo me encargo de
todas las obras de carpinteria : las sillas pueden llevarse de las casas... Pero, ¿quién
hará los papeles de mujer?
—Tiene V. razon : no hemos pensado en lo mas dificil , repuso Fernando : con un
par buenas que hubiese, saldriamos del paso. Busquemos : la mujer del escribano parece
á propósito para dama de carácter, y para primera, añadió mirando á Adelaida, si yo me
atreviese á proponer á esta señorita...
La jóven alzó los ojos ruborizada y contestó :
—Yo nunca he representado comedias.
—Yo tampoco, dijo Fernando, y sin embargo, me lanzo. ¿Qué tiene eso que hacer?
- 155 -
Se aprende bien el papel, se ensaya, y con un poco de talento basta. A V. le sobra; la
figura la favorece; el público no podrá ser exigente con nosotros... y como el objeto dis
culpa el atrevimiento, con algunas leccioncitas que yo le dé á V., puede salir muy airosa.
—Vamos, Adelaida, decidele, dijo Nicolás.
— ¿Cree V. que debo hacerlo, padre?
—/Diantre' Creo que nosotros debemos dar el ejemplo... Cuente V. con ella, don Fer
nando: ya tenemos primera dama. Yo respondo de quebará bien su papel.
Adelaida meneó la cabeza y guardó silencio.
De alli á pocos dias, el plan de Fernando marchaba á gusto de sus deseos. El ayunta
miento habia cedido el local para teatro; una suscricion encabezada por Nicolás y su
nuevo amigo proporcionaba los primeros fondos; el maestro de escuela ocupaba á los ni
ños mas adelantados en copiar papeles del drama trágico Marco Antonio y Cleopatra y de
varias piezas festivas; sobraban actores y actrices; tres ó cuatro jóvenes se entretenian en
pintar telones y embadurnar bastidores y bambolinas de papelon. Adelaida estudiaba el
papel de Cleopatra, y Fernando, su amante de comedia, iba diariamente á repasárselo y á
ensayar las actitudes que juntos debian representar. Asi tuvo frecuentes ocasiones de ver
y hablar á la hermosa jóven , y de intercalar en los diálogos frases que no estaban escri
tas en su papel.
Pronto se sabe todo en un pueblo, y las visitas de Fernando á casa Nicolás, y sus tareas
para organizar el teatro tenian tal carácter de publicidad, que necesariamente llegaron á
noticia de don Miguel. Atendidas las circunstancias politicas, el triste padre se guardó
muy bien de hacer notorio su descontentó, y si le hablaban de estas cosas , respondia en
cogiéndose de hombros:
— [Pse!... iTonterias-1 ¡Calaveradas de muchacho' Mas vale que se divierta en eso que
en cosas peores.
Pero interiormente padecia un horrible tormento, y sin imaginar siquiera el verda
dero móvil de la conducta extraña de su hijo, trazaba mil planes en un dia, ideaba casti
gos inauditos, se indignaba , se enternecia y lloraba en secreto, pasando asi las noches sin
dormir. Su dolor y su despecho llegaron al colmo y estuvieron á punto de estallar, cuan
do una mañana , antes de levantarse Fernando , se presentó en su casa un sastre con un
envoltorio debajo del brazo , preguntando por el señorito , y tomando el mismo don Mi
guel aquel envoltorio en sus manos, se encontró con el uniforme de la Milicia.
— ¿ Quién le ha mandado á V. hacer esto? preguntó.
—El señorito don Fernando, su hijo de V., contestó el sastre.
— |Ah! .. ¿Está pagado?
—No, señor: esta es la cuenta.
Don Miguel tomó la cuenta y la pagó, despidiendo el sastre bruscamente.
—No puede llegar á mas la audacia de ese insolente mozo, dijo cuando estuvo solo.
¿Qué debo hacer? Soy ya bastante rico para acabar mis dias.tranquilamente, y para ase
gurar el porvenir de mi hija única... No tengo desde hoy mas que á ella. Ese ingrato no
es digno de sucederme, ni de llevar mi nombre. Liquidaré mis negocios, reharé mi testa
mento, y se concluyó... Que Dios le ampare... Pero ¡Dios mio! ¿Piredo dejar de ser su
padre?... ¿Puedo arrojarlo de mi seno, sin entregarlo á la deshonra y al crimen?... ¡¿Qué
haré?...
Un golpecito sonó en la puerta del despacho. D. Miguel reprimió su agitacion, serenó
su rostro y dijo:
—¡Adelante!
Don Fausto se presentó á su vista.
—Siento interrumpirá V., dijo: como sé lo que vale el tiempo, seré muy breve;... y si
la hora es inoportuna...
—Muy al contrario, mi señor don Fausto; respondió el comerciante. Llega V. en oca
sion que necesito de sus consejos. Tome V. asiento. ¿En qué puedo servirle?
- 156 —
—Vengo á implorar la caridad de V. para una pobre viuda, que ha dado á luz dos
criaturas esta misma noche. ¡La infeliz no tiene mas amparo que el de Dios!
—Basta, basta: la socorreremos. . Yo tambien tengo mis necesidades, y le daria á V. mi
corazon si pudiese remediarlas. Señor don Fausto, soy el mas infeliz de los hombres.
—No hay que desesperar, repuso don Fausto con dulzura. Dios aprieta, pero no ahoga. .
Sepamos, ¿qué sucede?
Don Miguel espuso al médico del alma el estado de la suya; le refirió losextravios de su
hijo, los disgustos que le daba, y el último golpe que acababa de recibir: manifestóse, en
fin, inconsolable, y desesperado de poder apartar á aquel hijo querido de la senda del vicio.
—Tranquilicese V., le dijo don Fausto despues de haberle oido. ¿ Ha tomado V. al
guna resolucion?
—Si, señor: arrojarlo de mi casa; desheredarlo!...
—Nada de eso, nada de eso.
—Ponerlo en un encierro...
—Peor que peor.
—¿Pues qué haré, si no puedo sujetarlo? ¿Si se burla de mis consejos?
—¡Calma! Ese muchacho está en mal camino; pero no es incorregible. La misericordia
de Dios ha salvado á pecadores mas endurecidos. Si se le violenta, se perderá sin reme
dio, y V. no puede querer que se despeñe en el abismo. Al contrario: que vea en V. el
ejemplo de la moderacion y la dulzura: sin soltar las riendas de la mano, déjele V. seguir,
que él parará.
I—¿Cómo es posible dejarle seguir, don Fausto? ¿No ve V. que hace befa y escarnio de
mis canas? ¿Qué dirán mis amigos y mis enemigos cuando salga mañana por ahi luciendo
ese uniforme? ¿Qué pensará todo el mundo?
—Eso es lo de menos, amigo mio.
—Señor don Fausto, ¿cómo que es lo de menos?
—¡Paz, don Miguell Repito que eso no vale nada: humo y vanidad. Lo grave son los
malos hábitos del mozo. Por lo demás, ¿quiere ser miliciano? Que lo sea: muéstrese V.
indiferente, y tapará la boca al mundo. ¿Quiere hacer comedias? Que las haga, mejor; esto
le ocupa: vaya V. á vérselas representar, y apláudale si lo hace bien. Inspirele V. amor.
—Pero, señor....
—.Créame V., amigo. A potro desbocado, la rienda floja, y poca espuela; destreza y
serenidad.
Fernando apareció en la puerta del despacho. Su padre se levantó, le hizo un ade
man para que se retirase, y cerró por dentro.
La conferencia secreta duró media hora. Don Miguel salió luego despidiendo al sa
cerdote, que sacaba en las manos un bolsillo bien repleto, y llamando á su hijo, le mos
tró el uniforme y le dijo:
—Esto han traido para ti, Fernando : ya está pagado. ¿Necesitas dinero?
El jóven se quedó perplejo, mirando alternativamente á su padre y al uniforme : no
comprendia lo que le pasaba.
—Te lo digo, continuó don Miguel, porque no quiero que empeñes lu firma: los
pagarés de Paris ya están retirados, y solo yo sé el estado de nuestra hacienda.
—Por ahora nada me hace falta, respondió Fernando con turbacion.
—Cuando necesites algo, acude á mi.
Sin hablar mas palabra, don Miguel arregló su pupitre y se puso á trabajar. Fernan
do permaneció indeciso algunos momentos, recogio el uniforme y se retiró á su cuarto.
a Pues, señor, dijo probándose la levita, mas vale que lo haya tomado asi. Yo creia
que ibamos á tener una escena de perros. Pero, ¿cómo puede ser?... ¡Que diantre! A pe
sar de sus rarezas, mi padrees bueno... »
Despues de almorzar, Fernando no pensaba ya en el lance de aquellainañana: se vistió
con elegante abandono, se fué á ver cómo andaba el teatro, y en seguidaácasa de Adelaida.
- 157 -
La jóven estaba sola con su hermanito, y nuestro libertino aprovechó la ocasion para
continuar sus comenzados galanteos.
—Mi adorada Cleopatra, la dijo : ¿cuándo podré merecer una mirada compasiva de
esos ojos divinos?
—Creo que ha equivocado V. su papel, señor Marco .Antonio, contestó ellasonrién.
dose.
—Siempre lo equivoco, hermosa Adelaida : esas gracias sin igual, esas mejillas de
rosa, esos labios de fuego, ese talle cimbrador, tanta belleza, ¿ cómo no han de trastor
nar mi memoria y mi razon ?
—Usted no comprende, por mas que se lo he dicho, señor don Fernando, repuso Ade
laida, que sus elogios ofenden. Esas flores echadas á la cara, no pueden halagar á una
mujer honrada : serán gratas acaso á las personas sin pudor ni delicadeza ; pero no á
las que deben inspirar el temor de que se resienta su modestia.
—Cuando el mérito es tan sobresaliente, ¿cómo es posible callarlo ?
—El respeto sella los labios de quien abriga honestos sentimientos, caballero. Mas no
sé por qué me formalizo. Puede V. decir todo cuanto quiera, seguro de que no soy tan
vana que me ruborice de sus elogios. Hago muy poco caso del mérito exterior, que á
muchas sirve solo para ser despreciables.
—Nadie podrá decir eso de V.
—Asi lo creo, y esto me tranquiliza... ¿Quiere V. que repasemos los papeles?
—Un momento, Adelaida. Yo espero que no habrá V. visto en mis palabras la inten
cion de ofenderla. •
- Está V. perdonado, con tal que no reincida.
—¿Es decir, que me desahucia V. ?
—La posicion de V. y la mia, contestó Adelaida con gravedad, abre entre los dos
un abismo. V. es rico , yo soy pobre : su padre de V. y el mio son contrarios irreconci
liables : yo aspiro á una vida traiquila, modesta y despejada de nubes, mientras V. ama
el fausto, el ruido y la disipacion... ¿No soy aduladora, es verdad ? añadió con la mas
amable sonrisa. ¿ Que quiere V. ? Aunque los dos primeros obstáculos desapareciesen, el
último solo me horrorizaria.
— ¡Tan perverso me cree V., que le inspiro horror !
—No, señor, no : creo que en el fondo es V. bueno, y solo me inspira compasion.
AI decir estas palabras, asomaron las lágrimas á los ojos de Adelaida. El reflejo de
aquellas lágrimas fué como un crepúsculo de virtud en el alma de Fernando. Los senti
mientos del jóven sufrian una modificacion, de que él mismo no sabia darse cuenta.
Recostado en una butaca fumando un veguero, decia para si aquella tarde i
a Es muy singular esa muchacha con sus ideas de honradez y su rigorismo. Y no es
mojigata , no : siente lo que dice... y lo dice tan bien... Es deliciosa; ¡ lástima que sea
tan severa !... pero no es insensible, y teniendo constancia... ¡Constancia yo !... Son el
diablo las mujeres. ¿Si estaré enamorado?... Claro está que si : enamorado por ocho
dias. Sise me resiste mas, la mando á paseo. i
Una semana, dos, un mes continuó Fernando viendo á la bella Adelaida, y formando
resoluciones de olvidarla ; pero resoluciones que acabaron por quitarle el sueño. Y tenia
un motivo mas para que se rebelase su orgullo: cada vez que entraba en casa de Nicolás,
si estaba alli José Antonio, ó le trataba con groseria, ó se iba por no verle, apretando
con rabia los puños. Sin embargo, Fernando sufria estos desaires sin quejarse.
Asi llegó el dia de la primera representacion del drama. Fernando habia cuidado de
los trajes, j Adelaida se presentó en escena vestida con propiedad , y tan deslumbradora
que habria podido eclipsar la belleza de la famosa reina de Egipto. Los aplausos con que
la saludó el público la alentaron: hizo admirablemente su papel, y en las escenas de pa
sion con Fernando escedió á este en la viveza y verdad del colorido: el público llegó á ol
vidar la ficcion dramática , creyéndose trastadado á la época y á la realidad de aquellos
— 158 —
amores. La desesperacion de Cleopatra en la escena final conmovió profundamente. Los
dos jóvenes afianzaron un triunfo, aunque modesto, y concluida la representacion tuvie
ron que salir á las tablas asidos de las manos: la de Fernando temblaba ; la de Adelaida
estaba sudosa y yerta. Don Miguel, que se hallaba en el teatro, aplaudió como los demás.
Bajado el telon, el galan acompañó á la dama hasta su cuarto, sin soltar su mano.
—Adelaida, la dijo con espresion sentida y sincera : ¡una palabra de esperanza! juna
sola ó muero!
— i Silencio , por Dios ! murmuró ella exhalando un suspiro. Nuestra union es im
posible.
— ¡ Imposible ! ¿ Por qué ?
Adelaida meneó la cabeza, como si la abrumase un gran peso,
— Yo seré algun dia libre, añadió Fernando.
— Si , libre y desgraciado, repuso la jóven . Esc dia será V. maldecido de su padre, y
yo tendré la culpa. No, Fernando: es preciso olvidar.—Además...
—¿Qué? ¿Mi conducta?... Yo me enmendaré. Soy jóven... cuando seamos casados ..
— Seria ya tarde : no se hacen esos milagros en un dia. Si V. desea de corazon una
esperanza, debe empezar por corregirse. Ni V. alcanzaria jamás el consentimiento de su
padre sino por ese medio, ni á mi me está bien tener relaciones con un jóven á quien se
da la fama de libertino. Pero ¿á qué hablar de esto? mi pobreza es un obstáculo insu
perable.
—i No hay obstáculos para quien ama como yo amo ! replicó el jóven llevando á su s
labios la mano de Adelaida.
— ¡Adios ! ¡ Adios ! esclamó ésta, deslizándose dentro de su cuarto.
Fernando permaneció en la puerta , absorto y respirando con agitacion. Al volverse,
vió detrás de él, á cierta distancia, entre bastidores, la figura de un hombre, cuyos ojos
brillaban como brasas. Era José Antonio ; el cual, concluido el espectáculo, y al dispo
nerse Fernando á salir, se le presentó y le dijo :
— Señor mio, tenemos que hablar á solas.
—Puede V. empezar.
—No, lejos de aqui.
Fernando tomó su sombrero y su baston. José Antonio le llevó, apartándose de la gen
te y sin hablar palabra, hasta un callejon oscuro, á la salida del pueblo. Alli se desabro
chó la chaqueta, y sacando del seno dos puñales, presentó uno á nuestro enamorado.
— ¡José Antonio! exclamó aquél. ¿Qué significa esto?
—Significa, que uno de los dos va á morir.
Fernando quiso retroceder, pero su contrario le cerró el paso, saltando á la manera
de un tigre.
—No te escapas, cobarde, villano. Pelea, ó te mato como un perro.
—Aunque me insultes, no pelearé contigo. ¿Qué motivos tienes para esto?
—Tú los sabes, deshonrador de mujeres... Dias háquetesigo la pista... y quiero ma
tarte para que no engañes á mi hermana. Despachemos : toma este puñal.
Fernando tomó el puñal y lo arrojó lejos de si, diciendo:
—Estas son armas de asesino.
Y dando un salto atrás, escapó huyendo. José Antonio, ciego de ira, corrió detrás
de él con el arma levantada, y casi le alcanzaba al salir del callejon, cuando súbitamen
te y con la rapidez del pensamiento se interpuso entre los dos un bulto negro, y se oyó
una voz penetrante y conmovida, que decia:
— ¡ Hiere aqui, desdichado !
Era don Fausto, que presentaba su pecho al arma homicida.
José Antonio, involuntariamente, cediendo su brazo al impulso que llevaba, descargó
el golpe, que iba dirigido á Fernando. Pero quedó desarmado : el puñal se habia roto en
el pecho del sacerdote.
— 159 —
—I Misericordia ! ¡ Perdon ! exclamó José Antonio abriendo las manos, y cayendo de
rodillas, como herido de un rayo.
Fernando retrocedió; pero D. Fausto se volvió hácia él y le dijo:— i Vete, vele! Déjanos.
Y tomando las manos de José Antonio, añadió con mansedumbre :
—Levántate, hijo mio, y bendice á Dios, que te ha librado de cometer un horrendo
crimen. ¡ Arrepiéntete y llora ! ¡ Mira aqui, mira ! prosiguió descubriendo su pecho: ¡por
herir á tu hermano, has herido á tu Dios 1 ..
Y le mostraba la punta del puñal clavada en un crucifijo de plata.
José Antonio temblaba de piés á cabeza, sin poder proferir una palabra : de sus ojos
desencajados brotaban lágrimas.
Don Fausto se lo llevó consigo á su casa, y no le abandonó en toda la noche, como
á un enfermo de gravedad que pasa por una terrible crisis.—Al dia siguiente se presen
tó con él en el taller de Nicolás.
— ¿ De dónde sale ese tuno ? ¿ Ha hecho alguna de las suyas? dijo el carpintero al
ver á su hijo.
—i Paz, Nicolás ! respondió el sacerdote. José Antonio me ha prometido ser hombre
de bien.
—Si lo cumple, desde hoy creo en milagros, repuso Nicolás.
—Lo cumplirá: pero tendrá V. que verse privado de él. Este muchacho no tiene ape
go al oficio: desea figurar en el mundo, adquirir nombre y fama de valiente. ¡Cómo ha
de ser !... Si V. lo aprueba, le enviaremos al ejército; irá recomendado á un general ami
go mio, y si es hombre de honor, hará carrera.
—¿ Te conformas con eso? preguntó Nicolás á su hijo.
—Si, señor, con mucho gusto.
—Pues pleito concluido: ya puedes arreglar la maleta... Por supuesto, don Fausto, mi
hijo no va al ejército de don Cárlos.
Don Fausto se sonrió de un modo triste, y alzando los ojos al cielo, respondió:
—No, amigo mio , |Dios haga que haya pazl

III.

Colorín colorado.

Fernando no pudo conciliar el sueño aquella noche: su última conversacion con Ade
laida y el terrible lance que siguió despues, le obligaron á meditar seriamente sobre su
conducta. Las palabras de la jó ven resonaban en su alma como una queja de amor, y
como un grito de su propia conciencia. Comprendia la repugnancia de un corazon vir
gen á sufrir el contacto de otro corazon manchado, y la necesidad de purificarse para en
trar en aquel santuario de castidad y de virtud. Comparando los delicados sentimientos
de Adelaida enamorada con los de otras mujeres que le habian vendido placer, parecia
le criminal el pensamiento que le acercó á ella.
Esto mismo justificaba en su interior el arrebato de José Antonio, y le mostraba los
abismos á que podia conducirle su vida licenciosa: el peligro que habia corrido le horro
rizaba, y la santa abnegacion de don Fausto, arrojándose á morir por salvarle, era como
bautismo de fuego que regeneraba su alma.
Durante algunos dias anduvo cabizbajo, como si buscase la entrada de la senda del
bien. Entre tanto llegó á observar un movimiento extraordinario en el escritorio de su ca
sa, y acercándose á su padre, le preguntó si podia ayudar en algo.
—¡Cómo! ¿Tú quieres trabajar? le dijo don Miguel.
—No deseo mas que eso y merecer las bondades que V. me prodiga.
— . 160 —
Don Miguel estuvo á punto de abrazarle ; pero se contuvo, y repuso friamente:
—Pronto no habrá nada que hacer; estamos liquidando á todo el mundo.
—¡Liquidando! Pues ¿cómo es eso?
—Es muy sencillo, hijo mio: la quiebra de una casa extranjera nos ha dejado pobres...
Pero no te alarmes: pagaremos á lodos y se salvará la honra. En quedándome para pasar
los pocos dias que me restan de vida y para dotar á tu hermana, estoy contento. Soy vie
jo y deseo descansar. Pero tú eres jóven, y si quieres, todavia puedes valerle de mi crédi
to y de mis relaciones: tienes el medio de recobrar la fortuna que hemos perdido.
—Supongo, padre, que V. no me negará los consejos de su experiencia.
—Cuenta conmigo para todo.
Fernando fué inmediatamente á ver á Adelaida.
—Traigo una buena noticia, le dijo. Mi casa ha quebrado: soy pobre. Pero esta ale
gria tiene tambien su pesar: desde hoy no podré ver áV. tan á menudo: necesito trabajar.
Adelaida miró al jóven por primera vez con verdadera expresion de amor. Pero su
semblante iluminado por un rayo pasajero de gozo, se entristeció en seguida. La idea de la
diversidad de opiniones entre su padre y don Miguel habia oscurecido como una nube el
sol de su esperanza.
—Siento, dijo, esta desgracia; pero felicito á V. porque le pondrá en buen camino.
Aproveche V. esa leccion de la suerte, y cuente siempre con mi amistad.
Desde aquel dia Fernando se entregó asiduamente á los negocios, desplegando una
actividad y una inteligencia superior á las de su padre: solamente ios domingos se per
mitia algun descanso, y lo destinaba á visitar á la familia de Nicolás. El teatro duró una
temporada, y concluyó por cansancio de los actores aficionados. Don Miguel estaba con
tentisimo de su hijo, y aunque no podia verle con gusto figurar en la Milicia y mantener
las únicas relaciones que se le conocian, iba acostumbrándose á lo uno y á lo otro.
Durante cuatro años siguieron las cosas en el mismo estado : nadie sospechaba los
amores de los dos jóvenes ; tanta era la circunspeccion respetuosa de él, y la prudencia
de ella , hasta que un dia se presentó don Fausto en casa de don Miguel y le habló de su
hijo.
— Mi Fernando es todo un hombre, dijo el comerciante. La prueba que V. me acon
sejó ha producido un objeto maravilloso. La mentirilla de la quiebra le obligó á trabajar,
y ha hecho que con su aplicacion se duplique mi fortuna. Todo lo debo á V.
— Alguna otra persona ha hecho mas que V. y yo, contestó don Fausto.
— ¿Otra persona? ¿Quién puede ser?
— Un ángel de bondad: una niña, cuya mano va V. á pedir para su hijo.
Don Miguel recapacitó un momento, y arrugó el ceño.
— No hay mas que una, dijo, á quien yo daria con gusto el nombre de hija, si no fue
se su padre...
— Olvidemos eso, señor don Miguel: Fernando es ya mayor de edad. Si no fuese por
el temor de disgustar á V. y por los buenos consejos de Adelaida , estoy seguro de que
habria ya dispuesto de su persona. Tarde ó temprano esto ha de ser: ¿y cuánto mas vale
que sea con el consentimiento de V. ?
Don Fausto añadió á estas otras juiciosas observaciones , y al fin logró vencer la re
pugnancia de don Miguel.
Un mes despues el Padrecito bendecia la union de Adelaida y Fernando.
Actualmente José Antonio es brigadier, y está casado con Leonor de S"*
Don Fausto falleció en Granada, á consecuencia de una fiebre lifóidea que contrajo
asistiendo á los enfermos del Hospicio. Adelaida, que vive en la misma ciudad donde se
ha establecido su esposo, va todos los años á depositar una flor y una lágrima en la tum
ba de aquel justo
F. Orellana.
EL CUENTO DE LA NIÑA.

Por CARLOS DICKENS.

Erase que se era un viajero, hace ya muchos años; y este viajero se marchó de no sé
dónde á hacer un viaje por esos mundos de Dios; tampoco sé hacia qué parte; tanto
monta. Era un viaje encantado que debia parecerle muy largo al emprenderlo, y muy
corto cuando hubiese andado la mitad del camino.
El viajero anduvo, anduvo, anduvo por un sendero algo sombrio sin encontrar nada,
hasta que al fin y al cabo tropezó con un precioso niño. «¿Qué estás haciendo ahi?» pre
guntóle el viajero— «Estoy jugando siempre;» repuso el niño; «vente á jugar conmigo.»
El viajero se fué con el niño, y pasaron todo el dia jugando y triscando, y ya no se
separaron mas. ¡Oh cuán alegres vivianlos dos! El cielo era tan diáfano, tan azul, el sol
tan resplandeciente, el agua tan tersa y transparente, tan lozano el follaje, tan frescas las
flores, y oian cantar tantos pajarillosen la floresta, y revoloteaban por alli tantas mariposas,
que todo les parecia magnifico. Era en tiempo de primavera. Cuando llovia les gustaba
contemplar el agua cómo iba cayendo, y respirar la fragancia de las plantas humedecidas.
Y cuando soplaba el viento, qué bonito era estarlo escuchando y figurarse que hablaba
consigo mismo ó con los que podian entenderle. «¿De dónde vendrá?» se preguntaban el
viajero y el niño en tanto que silbaba, zumbaba, mugia, empujaba las nubes adelante,
doblegaba las ramas de los árboles, levantaba torbellinos por los campos, hacia estre
mecer la casa y azotaba con grande estruendo las embravecidas olas del mar. ¡ Pero cuan
do nevaba! aquello si que era divertido; porque nada les agradaba tanto como mirar los
copos de nieve que iban bajando como si fuera el plumon del pecho de millares de blan
cos pajarillos que estuvieran cerniéndose allá arriba en las nubes; y luego qué gusto cuan
do esta hermosa nieve cubria la tierra como un blando colchon y no se percibia ningun
ruido en los caminos, ni en el campo, ni en la montaña.
Tenian grande abundancia de los juguetes mas hermosos del mundo, y de libros con
preciosas estampas; de libros que estaban llenos de moros con cimitarras, babuchasy tur
bantes; de gigantes, de enanos, de genios y de hadas; de varitas mágicas, de tesoros,
de cavernas, de princesas,de caballeros y de palacios de oro y perlas y diamantes guarda
dos por dragones que vomitaban llamas, y de otras mil cosas hechiceras y sorprendentes.
Pero hé aqui que un dia, en medio de estos juegos, el viajero, sin saber cómo, se encon
tró de repente sin el niño. Le llamó y le volvió á llamar, y nadie le contestó. Al fin, vien
do que no parecia siguió su camino, y fué andando, andando un buen trecho sin en
contrar nada, hasta que descubrió á un hermoso muchacho. Llegóse á él el viajero y pre
guntóle: «¿Que estás haciendo ahi?» Y el muchacho le dijo : «Estoy aprendiendo siempre.
Ven y aprenderás conmigo.»
Y el viajero aprendió con el muchacho lo que fueron Júpiter y Juno, los griegos y los
romanos, y muchas cosas mas, y otras tantas que no sabria yo deciros, ni él tampoco,
porque pronto hubo olvidado la mayor parte de ellas. Pero no siempre estaban apren
diendo, sino que tenian tambien los juegos mas divertidos que se han visto nunca, y bo
gaban en verano con una barquilla por el rio, y corrian patines por el hielo en invierno.
Se paseaban y retozaban por el campo, y montaban á caballo, jugaban á pelota, á los bo.
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los, al volante, al sallo, al paso, ala cuerda, á la rayuela, al columpio, áqué sé yo cuan
tos juegos mas, y nadie les aventajaba en estos juegos: tenian tambien dias de asueto y
vacaciones, tortas por Reyes, bailes donde se bailaba hasta media noche, y teatros de ve
ras donde veian salir de debajo tierra verdaderos palacios todos de plata y oro, y lluvias
de oro, y ninfas en carros de oro entre nubes de todos colores, y otras mil lindezas : en
fin, para decirlo de una vez, veian alli, en pocas horas, todas las maravillas dél mundo.
En cuanto á amigos, los tenian tan cariñosos y tantos, que me falta espacio para contar
los. Eran todos jóvenes como el muchacho, y se prometian quererse siempre y ser amigos
toda la vida.
Sin embargo, un dia en medio de todos estos placeres perdió el viajero al muchacho,
como habia perdido al niño, y despues de haberle llamado en vano, siguió adelante. Ca
minó durante algun tiempo sin encontrar nada, hasta que al fin vió venir á un gallardo
mancebo. Apresuró el paso para alcanzarle, y le preguntó; «¿Qué haces aqui?» Y el man
cebo replicó: «Estoy siempre enamorando. Ven y enamoraremos juntos.»
El viajero se acompañó con el mancebo, y se fueron al lado de una niña de las mas
lindas que se hayan visto nunca; ni mas ni menos, como Fanny, que está alli en aquel
rincon. Tenia los ojos como Fanny, el pelo como Fanny, hoyuelos en las mejillas como
Fanny, y reiay se ponia colorada, igual, igualito como Fanny, mientras que estoy hablan
do de ella. Entonces el jóven se prendó de ella al instante justamente como alguien,
que no he de decir quien es, se enamoró de Fanny la primera vez que vino aqui. ¡Pues
buenol le hacian incomodar muchas veces por capricho, y le mortificaban j>or gusto del
mismo modo que se gozaba esa picaruela de Fanny en desazonar y hacer rabiar á alguien
que yo conozco ; tambien se armaban entre ellos frecuentes querellas por nonadas, y re
ñian como Fanny y ese mismo alguien ; despues se reconciliaban y andaban cuchichean
do por los rincones, se escribian cartas todo el dia, se llamaban desgraciados cuando
estaban uno lejos de otro, y se buscaban sin cesar aparentando indiferencia. Llegaron las
pascuas, fueron novios, se sentaron uno junto á otro cerca del hogar, y tenian que casarse
dentro de poco... cabalmente como Fanny, ese alguien que yo me sé.
Pero el viajero les perdió un dia de vista, como habia perdido al niño y al muchacho.
Llamóles, pero no volvieron, ni contestaron, y prosiguió su camino. Viajó algun tiempo
sin encontrar nada, hasta que vió un hombre de edad madura y le preguntó : «¿Qué ha
ceis aqui?» Y el hombre dijo: «Estoy siempre ocupado, ven á ocuparte conmigo.»
V se fué á trabajar con aquel hombre, y para esto se internaron en el bosque. El bos
que que recorrieron era muy largo ; al principio los árboles eran verdes como los de un
bosque primaveral; luego se fué volviendo el follaje mas espeso como un bosque de verano;
algunos arbolillos que se daban mas priesa en verdear eran los primeros que se ponian
pardos. El hombre no estaba solo; tenia una mujer de la misma edad que él, que era su
esposa, y tenian hijos que iban tambien con ellos. Asi anduvieron todos juntos al través
del bosque, derribando árboles, abriéndose camino por entre las ramas y la hojarasca,
llevando haces de leña y trabajando sin tregua.
Algunas veces llegaban á una larga avenida que iba á parará espesuras mas sombrias,
y entonces oian una .vocecita que les gritaba desde lejos : « ¡Padre , padre soy otro niño,
esperadme!» Y al instante veian una ciiaturita que iba creciendo á medida que avanza
ban y que corria para alcanzarles. Cuando el recien venido se les habia reunido le rodea
ban á porfia, le besaban, le acariciaban ; y volvian á emprender la marcha.
Algunas veces se detenian en alguna encrucijada del bosque de donde partian varios
senderos, y uno de los niños decia : « Padre, me voy á la mar; » otro : « Padre, me voy á
las Indias;» otro : « Padre, me voy á buscar fortuna donde pueda, » y otro, en fin : «Pa
dre, me voy al cielo. o Y de este modo, no sin muchas lágrimas en el momento de la sepa
racion, tomaba cada uno de los hijos por un sendero diferente, y se alejaba solitario;
pero el que habia dicho : « me voy al cielo » se remontaba en el aire y desaparecia.
Cada vez que ocurria alguna de estas dolorosas separaciones el viajero miraba el
. — 163 —
padre que alzaba los ojos por encima de los árboles donde empezaba á declinar el dia y
el sol á encaminarse hacia el ocaso . Notaba tambien que sus cabellos principiaban á
encanecer ; pero no podian detenerse mucho tiempo porque les faltaba mucho camino
que andar, y tenian que trabajar sin descanso.
Al fin habia habido tantas separaciones, que ya no quedaba ninguno de los hijos. El
padre, la madre y el viajero, se encontraron solos para seguir su camino. El bosque
entretanto se habia vuelto, primero amarillento, despues parduzco; y ya se iban cayendo
las hojas unas tras otras.
Acababan de llegar á una alameda mas sombria que las demás, y apresuraban el paso,
sin echarle siquiera una mirada, cuando la mujer se detuvo de pronto :
—Esposo mio, dijo, me están llamando.
Escucharon y oyeron salir una voz de dentro la sombria avenida, que desde lejos gri
taba : « Madre, madre. »
Era la voz del primer niño que habia dicho : a Me voy al cielo. » Y el padre le respon
dió : « Aun no, por Dios, aun no. Pronto va á ponerse el sol ; aun no. »
Pero la voz repelia : « Madre, madre » sin hacer caso de lo que decia el padre, á pe
sar de las canas que coronaban ya su frente, y á pesar de su amargo llanto.
Entonces la madre, que, medio envuelta ya por las sombras de la avenida, se estaba
todavia abrazada con su marido, le dijo : « Querido esposo, me llaman, y es fuerza par
tir. Adios. » Y partió , y el viajero quedó solo con el padre.
Y volvieron á emprender la marcha, y siguieron andando de pareja hasta que hubie
ron llegado cerca de la orilla del bosque, de modo que descubrian á la otra parte do los
árboles, rayando ya con el horizonte, el sol que coloreaba el cielo con su llama mori
bunda.
Alli, por último, mientras se abria paso al través de las ramas, perdió el caminante á
su compañero de viaje. Le llamó, gritó, volvió á llamar... todo fué en vano; y cuando
hubo traspuesto los últimos lindes del bosque, en el momento en que no queda del sol
poniente masque su rastro brillante en los arrebolados celajes, encontró á un anciano
sentado sobre un tronco derribado. «¿Qué estais haciendo aqui?» preguntóle al anciano;
y este lo contestó con placentera sonrisa : « Estoy recordando siempre. Ven á recordar
conmigo. »
El viajero sentóse entonces junto al anciano, al resplandor de un hermoso sol po
niente, y todos sus' anteriores compañeros de viaje fueron llegando sosegadamente y le
rodearon cariñosos : el hermoso niño, el tra\ieso muchacho, el jóven enamorado, el
padre, la madre y todos sus hijos, todos estaban alli y no habia perdido ninguno. A
todos les amó el anciano, bondadoso é indulgente para con todos, siempre dichoso de
volverles á ver, y ellos le reverenciaban, le amaban.
. Sabeis, abuelito, que estoy pensando que debeis de ser vos este viajero ; pues esto es
cabalmente lo que por nosotros estais haciendo, y lo que por vos hacemos nosotros.

Juan Font y Guitart.


EL PUCHERITO DE LÁGRIMAS.

Por LUIS BECHSTEIN.

Eranse una vez una madre y una niña, y la madre, que no tenia mas que aquella niña,
la queria con todo su corazon, y no podia vivir sin su niña, ni estar un momento sin su
niña. Pero he aqui que envio el Señor una gran enfermedad, que hacia terribles estragos
y se llevaba muchos niños, y tambien le cogió á la niña, y cayó en su camita enferma de
muerte. Tres dias y tres noches estuvo la madre velando, llorando y rogando á Dios por
su querida niña, pero el angelito se murió. Entonces se encontró la pobre madre sola
sobre la redondez de la tierra, y se apoderó de ella un dolor tan vivo é indecible que no
comia, ni bebia, ni hacia nada mas que llorar ; y lloró tres dias y tres noches seguidas
sin parar, llamando siempre á la niña que no le respondia. Pero hé aqui que en la tercera
noche, estando sentada llena de profunda pena junto á lacuna vacia, cansada de llorar, y
tan postrada por el dolor que casi se caia desfallecida, se abrió quedito la puerta, y la ma
dre se estremeció toda porque vió á su niña aparecida en el umbral. Se habia vuelto un
ángel del cielo, y se sonreia dulce como la inocencia, y resplandecia de gloria. Pero lleva
ba en la mano un pucherito lleno, tan lleno que estaba á punto de derramarse. Y dijo: «No
llores mas por mi, querida madrecila mia; mira, aqui están todas las lágrimas que has llo
rado por mi ; el ángel del dolor las ha ido recogiendo en este pucherito. Si lloras una
sola lágrima mas, se derramará el pucherito, y no tendré ningun descans,o en el sepulcro
ni ninguna gloria en el cielo. No llores, pues, mas por tu niña, querida madrecita, por
que tu niña está muy bien guardada, y es feliz y juega con los ángeles.» Y luego que
hubo dicho esto desaparecióla niña muerta, y la madre no lloró en adelante ninguna lá
grima mas para no turbar su sosiego en la tierra ni su bienaventuranza en el cielo.

(Traducido del alemán por Juan Font y Guitart.)


EL PITO.

Cuando yo era un niño de siete años, habiéndome dado los amigos de mi casa unás
cuantas monedas de cobre, me dirigi corriendo á una tienda donde vendian juguetes ;
pero habiendo tropezado en la calle con un muchacho que iba tocando el pito, quedé
tan prendado de aquel instrumento, que le ofreci por él toda la calderilla que llevaba.
Ufano con aquella adquisicion, volvi á casa de mis padres, donde anduve alborotando
toda la familia con el pito. Enterados mis hermanos de la compra que habia hecho, me
dijeron que habia dado por el pito cuatro tantos mas de lo que valia. Esto me hizo pen
sar en lo mucho y bueno que hubiera podido comprar con todo mi dinero. Y se rieron
tanto de mi simpleza, que recuerdo que lloré de cólera, y el lance me causó mas pesa
dumbre que placer me habia causado el pito.
Esta leccion, sin embargo, nola eché en saco roto, de modo que cuando me daba ten
tacion de comprar alguna cosa no necesaria, decia para mi: cuidado que no pagues el pito
demasiado caro ; y asi ahorraba el dinero. Cuando, hecho hombre, entré en el inundo, y
observé las acciones de los hombres, vi que Muchos, muchisimos, pagaban el pito de
masiado caro. Cuando veia á algun ambicioso sacrificar el tiempo, la liberlad, la vir
tud, y quizá tambien á sus amigos para obtener el favor de la corte, decia yo para mi:
ese hombre da demasiado por el pito. Cuando veia á otro, ganoso de popularidad, meterse
de bruces en la politica y abandonar sus propios negocios, decia yo : ese pobre hombre da
demasiado por el pito. Cuando veia á un avaro renunciar á todas las comodidades de la
vida, al placer de socorrer á sus semejantes , al aprecio de sus conciudadanos y al goce
dela amistad por el afan de acumular riquezas, desventurado, deciayo, \ cuán caro pagas
el pito 1 Asimismo, cuando veo á un hombre que sacrifica á los placeres sensuales todos
los medios de cultivar su entendimiento y de perfeccionar su corazon, no puedo menos
de prorumpir: Desdichado, \ cuántos dolores y remordimientos vas acumulando para tu an
cianidad 1 | cierto que pagas muy caro el pito ! Cuando veo á un hombre vanidoso, que solo
piensa en vestir con elegancia, en rodearse de costosos muebles, gastando mas de lo que
le permite su fortuna, digo para mi : muy caro pagas el pito. Cuando veo a una jóven her
mosa y amable, casada con un hombre grosero, ¡qué lástima, digo yo, que haya pagado
tan caro elpito ! En una palabra, desde luego comprendi que una gran parte de las desdi
chas de nuestro linage son hijas de la falsa apreciacion que hace del valor de las cosas, y
de que da demasiado por el pito.

Benjamín Franklin.
— 166 -

PENSAMIENTOS DE VARIOS ESCRITORES.

Ningun hombre es tan grande como su nombre, ni en bien ni en mal.

Donde mucho se habla y escribe, suelen desaparecer las acciones grandes y bellas.
Cuando escribieron Platon y Aristóteles, no habia ya Milciades ni Aristides. Cuando
peroraba Ciceron, la República, que se estaba muriendo, no tenia ya Escipiones, Fabios
ni Fabricios.

Cuando en toda una nacion no hay mas que un hombre capaz de sostener el Esiado,
este está tan podrido, que no valela pena de conservarlo.

Es una dicha para la humanidad que los grandes criminales contengan a los crimi
nales pequeños.

Quien tenga la flaqueza de no poder sufrir injusticias, no salga á la calle ni se asome


tampoco á la ventana. Quizás andaria mas acertado si quitase el espejo de su cuarto.

El que no puede estar en compañia de hombres malos ha estado poco en el mundo ;


pero el que está con ellos bien hallado ha estado demasiado en él.

Cuando Pitágoras descubrió su conocido axioma, inmoló á los Dioses una hecatombe
( sacrificio de cien bueyes ). Desde entónces se estremecen todos los cabestros en aso
mando una verdad nueva.

La cortesia es el papel de estado del corazon, que rinde beneficios tanto mayores,
cuanto mas inseguro es el capital.

Los gobiernos son velas, el pueblo viento, el estado es la nave, el tiempo la mar.

¿Perqué no gusta generalmente Shakspeare? porque las gentes no están acostumbra


das á comer con cucharon.

Cada hora malgastada en el odio es una eternidad arrebatada al amor.

Un trono constitucional es un sillon; un trono absoluto una silla sin respaldo. Los
principes, asi por su naturaleza como por su elevada posicion, son propensos á vahidos;
y una constitucion no vela menos por la seguridad de ellos que por la de sus súbditos.

Para ciertos actos no basta no tener corazon ; tampoco se ha de tener cabeza. No son
sandios todos los que quieren serlo.
MÁXIMAS Y PENSAMIENTOS MORALES.

Las fortunas adquiridas por medios ilicitos se disminuirán; el que las forma por me
dio de su trabajo, las verá multiplicarse.
Salomon.
El sueño es dulce para el obrero que trabaja, baya comido poco ó mucho; pero si el
rico se baria, no puede dormir.
Salomon.
El fruto del trabajo es el mas dulce de todos los placeres.
Vauvenargues.
Cuando trabajeis para otro, trabajar con el mismo ardor que si trabajaseis para vos
otros mismos.
Confucio.
El trabajo corporal nos libra de las penas del alma; esto es lo que hace á los pobres
dichosos.
La Rochefoucauld.
La economia es bija del orden y de la asiduidad.
Levis.
El que no quiera que se disminuya su caudal y permanecer siempre á una misma al
tura, no debe gastar nunca mas que la mitad de sus rentas; y el que quiera aumentar su
capital, no debe gastar mas que la tercera parte de sus productos.
Bocon.
El esclavo no tienemas que un señor; el ambicioso tantos como personas pueden au
mentarla fortuna.
La Bruyere.
Menos afrentas se ve obligado á sufrir el cobarde que el ambicioso.
Vauvenargues.
El hombre á quien verdaderamente puede llamarse tal, se conoce en las cualidades si
guientes: es imperturbable en cualquier acontecimiento que le suceda, humilde en la
prosperidad, no retrocede nunca en las ocasiones en que es necesario acreditar que tiene
valor; su único fin es la gloria y la reputacion, y si no es sábio, es á lo menos amante de
las ciencias.
Máximas orientales.
Cuando hayas dado á una mujer el sagrado nombre de esposa, debes consagrarte á
su felicidad, asi como tambien debe ella consagrarse á la tuya; pero la obligacion que
pesa sobre ti es tanto mayor, cuanto que siendo la mujer un ser mas débil, debes como
mas fuerte servirle de ejemplo y proporcionarle toda clase de ausilios.
Silvio Pellico.
El que tiene un gran fondo de caridad es verdaderamente grande.
Imitacion de J. C.
- 168 -
Dividid vuestro pan con el hambriento y recojed en vuestra casa á los pobres que no
saben en dónde albergarse; cuando veais á un hombre desnudo, vestidlo, y no despre
cieis nunca á vuestra propia carne.
Isaias.
El que se hace sordo á los gritos del pobre, gritará á so vez y no será escuchado.
Salomon.
El mejor de los hombres es el que es benéfico con ellos.
Máximas orientales.
La pobreza carece de muchas cosas; la avaricia de todo.
La Bruyere.
La ilusion de los avarientos consiste en considerar el oro y la plata como bienes,
siendo asi que no son mas que medios para proporcionárselos.
La Rochefoucauld.
No hay pasion que mas perjudique el raciocinio que la cólera. Nadie titubearia en
castigar con pena de muerte á un juez que en un arrebato de cólera hubiese condenado á
un reo: ¿pues, por qué ha de ser licito á los padres y á los pedantes azotar á los niños
cuando están encolerizados? Semejantes castigos no son correcciones, son venganzas.
El castigo es una medicina para los niños. ¿Sufririamos, pues, nosotros á un médico
que se airase contra su enfermo?
Montaigne.
No hay miembros mas útiles á la sociedad que los comerciantes; unen á los hombres
por medio de un tráfico mutuo; distribuyen los dones de la naturaleza ; ocupan á los po
bres, y llenan los deseos de los ricos.
Baynal.

Las ganancias ligeras son las que hacen pesado el bolsillo; porque las ganancias pe
queñas se suceden con frecuencia, en tanto que las grandes tienen lugar raras veces.
Bacon.
Hijos mios, no desprecieis nunca á nadie; considerad al que os es superior como á
vuestro padre, á vuestro igual, como á vuestro hermano, y á vuestro inferior como á
vuestro hijo.
Ali.
Nunca debe avergonzarse el hombre de confesar su culpa; porque al hacer esta con
fesion, prueba que es mas sábio hoy que ayer.
Pope.
No hay personas que tengan mas faltas que las que no pueden sufrirlas en otros.
La Rochefoucauld.
El que no piensa en sus deberes mas que cuando se le recuerdan, no es digno de la
menor estimacion.
Planto.
La mucha atencion que se emplea en observar los defectos ajenos, hace que muramos
sin haber tenido tiempo de observar los nuestros.
La Bruyere.
Defender ó negar nuestros defectos cuando se nos reprenden, es aumentarlos.
La Rochefoucauld.
— 169 —
El grande depende del pequeño, y el pequeño del grande: y el amo del criado, el cria
do del amo; la mujer del marido, y con mas frecueñeia el marido de la mujer; el avaro,
de su dinero; el orgulloso, de su locura; el jornalero, de su trabajo; el libertino, del vi
cio; el hombre honrado, de la estimacion pública, y la estimacion pública de su buena
conducta. Asi, pues, nuestra reputacion, nuestra vida y nuestra fortuna, dependen delos
demás y de nuestras inclinaciones.
/. /. Rousseau.
Es mas seguro, sin comparacion, obedecer que mandar, escuchar que hablar, y reci
bir un consejo quedarlo.
Imitacion de J. C.
El que principia una disputa es como el queda una salida al agua; abandonar la dis
pata antes que se empeñe.
Salomon.
Es ser sabio, el saber ser dócil cuando es necesario, y hacer cuanto antes lo que al fin
y al cabo habrá precision de hacer.
Terencío.
Una dulce respuesta apacigua la cólera ; palabras enojosas aumentan el furor.
Salomon.
El que manda con dureza á los que están bajo sus órdenes, halla con frecuencia un
superior que lo manda del mismo modo.
Máximas orientales.
La insensibilidad á vista de la miseria, puede llamarse dureza, pero si además se espe-
rimenta placer, es crueldad.
Vamenargues.
No seais muy riguroso en el castigo; por leve que sea, siempre es duro. Tampoco ha
gais frecuente uso de él, pues podeis por otros medios conseguir vuestro intento.
Máximas orientales.
¿Para quién son la desgracia y la pobreza, las riñas, los gemidos y las heridas que se
hacen sin causa? Para los que pasan la mayor parte del tiempo en beber vino y van bus
cando por todas partes en donde se vende mas fuerte. No mireis si el vino está colorado
y brillante ; entra al principio agradablemente, pero al fin muerde como una serpiente y
esparce su veneno como un basilisco.
Salomon.
El trabajador que se entrega al vino no será nunca rico, y el que descuida las cosas
pequeñas va cayendo poco á poco.
. Eclesiasiés.
Nuestros verdaderos enemigos están dentro de nosotros mismos. Desarraiguemos de
nuestros corazones la ambicion, la avaricia y la envidia, y restableceremos el órden y la
armonia que deben reinar en la sociedad; todos los hombres serán amigos.
Fenelon.
No digas nunca: esta faltaos pequeña, puedo cometerla sin peligro. No digas jamás:
este acto de virtud es poco considerable, bien puedo pasar sin ejercerlo.
Séneca.
Todo es grande en el templo del favor, cscepto las puertas, que son tan bajas, que es
preciso entrar por ellas arrastrando.
Levis.
24
— 170 —
Los que se quejan de la fortuna, no deben quejarse con frecuencia mas que de si
mismos.
Vollaire.
Los malos hábitos se vencen con mas facilidad hoy que mañana.
Confucio.
E1 que habla siembra, el que escucha recoge.
Pitágoras.
Me han parecido siempre un insulto al público esos discursos de aparatos en que un
orador pronuncia en términos pomposos lo contrario de lo que piensa delante de una
asamblea que sabe lo contrario de lo que él dice.
/. B. Say.
El que dice incesantemente que tiene honor y probidad, que no hace daño á nadie, que
consiente gustuso en que le suceda el daño que ocasione á los demás y jura para hacerlo
creer, no sabe ni aun aparentar hombria de bien.
La Bruyere.
Se necesita amar el recogimiento para lucirse con mas seguridad; necesitamos amar
el silencio para hablar con mas discrecion; es menester amar el estudio para poder en
señar con utilidad; es necesario amar la obediencia para mandar con mas sabiduria.
Imitacion de J. C.
No hay mas que un bien, que es la ciencia, ni mas que un mal, que es la ignorancia.
E1 que conoce el bien y obra mal es un insensato; nunca cree el sabio que sabe lo que
ignora; concebirá desde luego que no sabe nada y procurará instruirse.
Sócrates.
Un sábio conoce á un ignorante porque él lo ha sido antes; pero un ignorante no
puede juzgar de un sábio porque no lo ha sido nunca.
Máximas orientales.
La verdadera independencia se funda en estas tres palabras que siempre he admirado:
Vivir con poco. ¡Vivir con pocol hé aqui el mejor preservativo contra la esclavitud; es
te proyecto no se refiere solamente al traje y alimento, sino tambien á otras muchas
cosas.
W. Cobbett.
Cada uno tiene su carga; cada uno tiene sus defectos; nadie se basta á si mismo; ni
es bastante para si mismo; debemos, pues, sufrimos, ayudarnos é instruirnos mutua
mente.
Imitacion de J. C.
El espiritu de partido hace descender á los hombres mas grandes á pequeneces pro
pias del vulgo.
La Bruyere.
El corazon del ingrato es semejante á un desierto que bebe con avidez el aguado
cielo, la absorbe enteramente y no produce nada.
Máximas orientales.
Una injuria de que no hacemos caso, se hace por si misma despreciable ; si nos enfa
damos por ella le damos importancia.
Tácito.
Los hombres nacen desnudos y viven vestidos, como tambien nacen independientes y
viven sujetos á las leyes. Los vestidos embarazan un poco los movimientos del cuerpo,
pero lo protegen contra la intemperie ; las leyes contienen las pasiones, pero defienden
el honor, la vida y las fortunas.
Rivarol.
— 171 —
Mas trabajo cuesta á los partidos llevarse bien con sus individuos, que maniobrar con
tra los contrarios.
Cardenal de Relz.
El amor de la patria principia en la familia.
Bacon.
Contra su pais nunca se tiene razon.
Pablo Luis Courier.
El hombre se deprava desde el instante en que tiene su corazon un solo pensamiento
que se vé obligado á disimular.
Benjamín Constant.
Contemplad á la hormiga, perezosos, observad su conducta y haceos sabios. No tiene
ni jefe, ni duoño, ni inspector, y sin embargo hace su provision durante el verano, reu
niendo, mientras duran las mieses, con que alimentarse, y ¿hasta cuándo , oh perezosos,
dormireis? ¿Cuándo despertareis de vuestro letargo? Dormiréis un poco, dormitareis otro
poco, colocareis tambien un poco una mano sobre otra para descansar, y en el Interin
caerá sobre vosotros la pobreza como un hombre que marcha á pasos precipitados, y
la indigencia como un hombre armado.
Salomon.
La razon nos manda con mas imperio que un amo, porque en desobedeciendo al uno
somos desgraciados, pero en desobedeciendo á la otra somos necios.
Pascal.
¿ Por qué os turbais si no os salen las cosas como deseais? ¿A quién le sale todo como
quiere? Ni á vosotros, ni á mi, ni á ninguno de cuantos existen en el mundo. Todo hombre
tiene en la tierra penas y aflicciones, bien sea rey , bien sea papa.
Imitacion de J. C.
No envidiemos á cierta clase de personas sus inmensas riquezas ; liénenlas á Ululo
oneroso y que nunca podria acomodarnos. Han espuesto su reposo, su salud, su honor y
su conciencia por adquirirlas : esto es demasiado caro ; nada puede ganarse en semejante
trato.
La Bruyére.
Es admirable que se hayan dado á los hombres tantas reglas para aprender á hablar,
y ninguna para ensenarlos á callarse. Se ha inventado el arte de hablar mucho sobre po
co, haciéndonos mucha mas falta el de hablar poco sobre mucho.
Condillac.
Si oyéramos decir que los orientales beben ordinariamente un licor que se les sube á
la cabeza, que les hace vomitar y perder el juicio, diriamos que semejante modo de vivir
era muy bárbaro.
La Bruyére.
Es propio de la cobardia y no de la virtud, ir á enterrarse en un hueco, bajo una
tumba maciza, para evitarlos golpes de la fortuna; la virtud no interrumpe su paso ni
su camino, sean cuales fueren las tempestades que amenacen.
Montaigne.
Sed estudiosos en vuestra profesion y sereis sábios ; sed laboriosos y económicos, y
sereis ricos ; sobrios y templados, y gozareis buena salud ; en fin, sed virtuosos y seréis
felices : semejante conducta es á lo menos la que os ofrecerá mas probabilidades para
alcanzar tales resultados.
Franklin.
(R,Wgtdos de vario» escritores por L. B. A.)
INDICE.

Posicion geográfica de Barcelona. — Ferias de Cataluña. 1


*
1
por D. Jose Leopoldo Feü. . . t7
por D. Jose Coll y Ykhi . . . 1»
Cela remuneracion del trabajo (Economia politica). . por D. Ramon Anglasell . . . 39
Un cuento que pica en historia ( Fragmentos ) . . . , por D. Joan Illas y Vidal. . . 83
Id. Id. . . . 86
Id. Id. . . . 43
por D. Manuel Duran y Bas. . (7
por D. Joaquín Cadafalcb . . 50
por D. Juan Bautista Orriols . 54
65
por D. Víctor Arnau .... 71
por D Bienvenido Oliveb . . . T4
por D. F. Romam yPuigdengolas. ' 77
por D. Jdan Font y Guitart, . 80
por D. M. Mila . . . . ¡ . 92
por D. Adolfo Bi.anch. . . . «5
por D. Jose de Manjarres . . 10*
por D. Juan Thompson. . . . 108
por D. Antonio Fargas y Soler. 110
A la memoria de D. Buenaventura Carlos Aribau . . . por D. J. Coll y Vehi. . . . 115
por D. Joaquín Bdbió y Ons. . U*
per D. Terenci Thós y Codina . 150
por D Gregorio Amado Larrosa. 122
136
130
Pregaria per una escola dominicana de pobres. . . . per D. Dámaso Calvet. . . . 132
Id. Id Id.
Id. Id 13S
Epitafi per la tomba del malagonyat artista Carlos lsern. Id. Id 136
Pasatiempos literarios. — El canario seductor. — Lo de
ogaño , antaño. —La urraca y la cotorra. — El buho
y el conejo. — Los dos gatos.— El buitrey el cuervo.—
. Carlos y su ayo. — La paloma y la abubilla. — El pla
cer y la razon.— Los niños de la aldea , imitacion de
Góngora : Paquilla y Perico. — Los muchachos del Al-
baicln : Colás y Luisico. — La avispa y la abeja. . por D. N. P. y L. . . . 137 á 147*
149
151
El cuento de la niña : de Cárlos Dickens ( traduccion ). . por D. Juan Font y Guitah r. . 161
F.l pucherito de lágrimas : de Luis Bechstein ( traduccion ) . Id. Id. . . 164
El pito: por Benjamin Franklin ( tiaduccion ). . . . per D. A. B
i
Biblioteca Ateneu Barcelonés

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