07/09/2014

QUIEN AMA, NO NECESITA DE NORMAS PARA VIVIR EN SOCIEDAD

El mensaje del evangelio hoy nos invita a sabernos responsables de los demás, a
sabernos necesitados y útiles como seres en relación.

Si decimos que la comunidad está formada por hombres y mujeres, debemos aceptar que
no somos perfectos y estamos llamados a la práctica de la corrección fraterna, al perdón,
más no la sumisión.

La corrección fraterna implica necesariamente el dialogo de “tú a tú” como hermanos y

alimentado por una escucha sincera, “sin agresividad, buscando el bien de la persona, no
hablando a espaldas, ni aireando a los cuatro vientos los defectos de los demás, sino
teniendo la valentía de hablar a la persona concreta” (P. Juan).

El perdón debe dar poco a poco señales de cambio, de mejoría y así ambas partes se
sienten con vida

Pablo, hoy nos hace una síntesis de las leyes en una palabra el “AMOR” como el camino
por el cual se pueden hacer miles de cosas que no atenten contra los demás.

El amor, es la columna vertebral de toda comunidad-sociedad. El amor me lleva a

reconocer, valorar y aceptar al otro como mi semejante, como mi hermano.

El amor es el origen toda creación, Dios nos creó por amor.

Por amor formamos una verdadera familia, por amor en la vida de familia, el esposo y la
esposa pueden ayudarse con la oportuna palabra de ánimo y con una corrección
constructiva; por amor, el diálogo entre padres e hijos puede ser enriquecedor y correctivo,
en ambas direcciones.

El amor, ayuda a los amigos en la superación y aceptación de las diferencias y contribuye

a que el amigo madure, recapacite y vaya corrigiendo sus defectos.

Desde el amor podemos hacer realidad el mensaje de Pablo “A nadie le deban nada, más
que amor… amará a su prójimo como a sí mismo. Uno que ama a su prójimo, no le hace
daño”.

El que ama puede corregir al hermano, porque lo hace con delicadeza, lo hace no para
herir, sino para curar, y sabe encontrar el momento y las palabras oportunas. El amor nos
permite ver no sólo los defectos sino también las virtudes; por eso el, ama y se preocupa
de su hermano, se atreve a corregirle y ayudarle.

El amor no es solo pasión, / es un valor de identidad, / que nos lleva a la práctica

del perdón / y a vivir la fraternidad.

Perdona con alegría / corrige con humildad / no hieras a tu semejante / sino

ofrécele la paz.
Señor aumenta en nosotros la perseverancia en el perdón y haz que desde el amor nos
amemos, valoremos con sinceridad y desde el corazón.