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En general, el enfoque socioconstructivista nos plantea dos premisas educativas principales. La primera
de ellas es que el conocimiento es construido por el alumno, por lo tanto la educación tiene que instruir
entorno a ello. La segunda, que destaca en gran medida el contexto social, ya que los individuos viven y
aprenden a través de una cultura. Por ello, la educación no se puede aislar de la sociedad y debe estar
contextualizada. Ahora bien, el socioconstructivismo en la educación plantea diversas innovaciones
dentro del aprendizaje y la instrucción en el aula. Los pilares que sustentan esta perspectiva son el
andamiaje, el aprendizaje situado, la tutoría y el aprendizaje cooperativo. Veamos en qué consisten. «El
maestro debe adoptar el papel de facilitador, no proveedor de contenido.
Autores , como Pozo (2018); Coll y Monereo (2019), señalan que el cambio educativo es más un
anhelo que una realidad, porque la escuela en general sigue educando para la “sociedad industrial” del
siglo XIX y XX, cuando es un hecho que estamos al menos en la “sociedad de la información”, En la
sociedad actual, en la que el exceso de información y conocimiento es “inabordable, de duración y
fiabilidad limitada, relativo a la perspectiva adoptada y en constante transformación” (Pozo, 2009), es
necesario construir una nueva cultura educativa, en la que superemos la tradición acumulativa y
repetitiva de conocimientos obsoletos, sin reflexión sobre su naturaleza y usos, para acercarnos a
formas de enseñanza y aprendizaje vinculadas al desarrollo científico y tecnológico.
Es así, como la palabra del profesor y el libro de texto escrito como única base de la educación
se amplía a las pantallas, en las que las generaciones actuales han inventado nuevas formas de
comunicación con los mensajes cortos en los teléfonos celulares, web blogs, podcastings, wikis, chats y
otras herramientas que la escuela y la enseñanza deben asumir de manera reflexiva para aprender a
hacer de ellos usos pedagógicos, que contribuyan al desarrollo del pensamiento crítico, reflexivo e
innovador, lo que en palabras de Morin (1999) equivale a aprender a dialogar con la incertidumbre, a
dudar, a seleccionar información desde determinadas perspectivas y gestionarla hasta convertirla en
conocimiento útil en el planteamiento y solución de problemas de los entornos. Las nuevas formas de
producción y uso del conocimiento, en las que las verdades son provisionales y pasajeras, sin caer en
relativismos del “todo vale”, son un desafío para la elaboración de propuestas educativas centradas en
perspectivas constructivistas. Siguiendo a Pozo y a Borges en los epígrafes, el conocimiento no es una
copia de la realidad, sino una representación de ella, cuya utilidad depende del grado de su eficacia. Como
se indica con la metáfora del preámbulo, “nunca un mapa puede ser exactamente igual al territorio que
representa, solo es una representación del conocimiento, una construcción, pero al mismo tiempo para
cualquier problema o viaje por un territorio, o por un área de conocimiento, siempre podemos encontrar
mapas que se ajustan a nuestras metas mejor que otros”.
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La alegoría de Borges invita a reflexionar las finalidades y la naturaleza de la educación, la enseñanza y el
aprendizaje, en procura de su transformación desde perspectivas más flexibles, en las que el
conocimiento tenga un carácter constructivo, que pueda ser reflexionado y contrastado en las propias
prácticas educativas. En este sentido, este trabajo responde a dicha búsqueda. Se propone a través de
cuatro capítulos, una reflexión sobre el constructivismo de orientación sociocultural, como opción para
la enseñanza y el aprendizaje escolar.
i) Para Vigotsky (1979), en el método genético derivado de la dialéctica, esta la clave para la
comprensión de la conducta humana, considerada como proceso de cambio, de la cual debe hacerse un
análisis evolutivo desde sus fuentes originales para ir reconstruyendo todos los puntos del desarrollo de
una determinada estructura, en la que es necesario considerar:
- Que no hay una única clase de desarrollo para explicar el funcionamiento intelectual humano,
sino distintos tipos de desarrollo o dominios genéticos a saber: el filogenético o relacionado con la historia
evolutiva de la especie; el sociogenético o histórico cultural, relacionado con la evolución y participación
del individuo en un grupo cultural; el ontogenético, referido al desarrollo personal con sus dos vertientes:
la línea natural para el funcionamiento mental elemental y la línea cultural, que hace posible el desarrollo
de los procesos psicológicos superiores; y el microgenético, para explicar la génesis del acto mental
singular y sus transformaciones en un determinado curso experimental.
- La educación básica es uno de los instrumentos con los que las sociedades
comparten y promueven la socialización de las nuevas generaciones, y para ello se vale de prácticas
planificadas, conscientes, intencionales y sistemáticas.
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- La educación como práctica social tiene unas dinámicas y funciones político
ideológicas, que se convierten en el faro desde el que se contribuye al desarrollo y socialización de cada
generación.
- Dado que como lo señalan Edwards y Mercer (1988), la característica de la educación escolar
es la de trabajar con contenidos pre elaborados, que generalmente la escuela enseña a reconstruir;
surgen tensiones entre la actividad mental constructora de significados realizada por los estudiantes con
el alcance de los objetivos y propósitos educativos acordes a los saberes y conocimientos culturales. Esta
tensión supone en palabras de Coll (2001), aceptar que “la enseñanza no consiste solo en potenciar la
actividad mental constructiva del estudiante, sino también en orientarla y guiarla hacia los fines que
vehiculan dichos contenidos, sin menoscabo de la individualidad e idiosincrasia y reconociendo a la vez,
que se trata de un proceso de construcción conjunta de profesores y estudiantes”.
De acuerdo con Coll, en la construcción del conocimiento escolar se presentan múltiples y complejas
interacciones entre profesores y estudiantes con relación a los contenidos, denominadas
“interactividad”. En ella, los recursos de diversa índole, como las tecnologías digitales de la información
y comunicación (TIC), deben estar al servicio de los ambientes educativos, porque su utilidad depende de
su aprovechamiento efectivo en los procesos de enseñanza y aprendizaje en los están involucrados, con
la finalidad de ayudar a promover las habilidades y competencias que requieren las personas en esta “era
del conocimiento” (Coll, 2004).
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La interactividad, es un principio básico de la concepción constructivista de la enseñanza y el
aprendizaje escolar, que se configura metodológicamente en los siguientes conceptos (Coll et al., 1995):
- El análisis de la interactividad debe ser sensible a las características de las tareas y contenidos
concretos en torno a los que se articula la actividad conjunta de los participantes.
- Supone considerar y analizar las actuaciones de todos y cada uno de los participantes en la
actividad discursiva y no discursiva, como uno de los ejes fundamentales en la identificación de los
procesos de influencia educativa.
* El tercer componente corresponde a la parte inferior de la figura 1 que se viene desglosando. Se refiere
a los procesos de construcción de conocimiento y los mecanismos de influencia educativa, que condensan
los principios de los dos niveles anteriores, en los que la concepción constructivista integra y dota de
sentido la fundamentación sobre la naturaleza, funciones y características de la educación escolar.
Para Coll (2001), los principios explicativos sobre los procesos psicoeducativos implicados en
la construcción de conocimiento escolar, que garantizan la modificación y reorganización permanente de
los esquemas de conocimiento pueden resumirse así:
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- La clave del aprendizaje no está en los contenidos o en los procesos por sí mismos, sino en el
establecimiento de relaciones sustantivas y no arbitrarias entre el nuevo material de aprendizaje y los
elementos existentes en la estructura cognitiva del aprendiz; y para que éste sea significativo, debe
cumplir con las condiciones señaladas por Ausubel (1983): el contenido debe ser potencialmente
significativo, tanto desde el punto de vista lógico (portador de significados), como desde el punto de vista
psicológico (elementos relacionados en la estructura cognoscitiva del estudiante); además, quien
aprende debe tener una disposición favorable para la realización de la actividad, de manera que pueda
atribuir sentido a los contenidos (lo motivacional, afectivo y relacional).
El eje de la influencia educativa es el concepto de “zona de desarrollo próximo” (ZDP) de Vigotsky (1979),
en el que se destacan tres características:
- Qué es capaz de hacer la persona en un momento dado gracias a la ayuda y soporte de otros
en la ZDP, y qué puede llegar a hacer y dominar posteriormente de manera autónoma;
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- La zona no es propiedad de uno u otro participante individualmente; se crea en la interacción,
tanto en función de los aportes de los participantes menos competentes, como de los soportes y ayudas
de los más competentes;
- No es una zona estática, sino dinámica y cambiante en función de la tarea o contenido de que
se trate, de los conocimientos que se ponen en juego y de las formas de ayuda empleadas en la
interacción.
Generar influencia educativa supone generar ZDP, brindar asistencia y apoyo en ella
para garantizar el paso de lo interpsicológico o social a lo intrapsicológico individual, gracias a la doble
función del lenguaje como instrumento de comunicación y en su función cognitiva. Este proceso es la
base en la que se han centrado los estudios que buscan la identificación y comprensión de los dispositivos
concretos a través de los cuales se puede ejercer influencia educativa en la actividad conjunta y hasta el
presente han sido reportados dos grandes mecanismos que eventualmente operan en los procesos de
enseñanza y aprendizaje que se influyen mutuamente (Coll et al., 1995): la cesión y traspaso progresivo
de la responsabilidad, el control del aprendizaje del profesor a los estudiantes y la construcción
progresiva de sistemas de significados compartidos.
- Situaciones que permitan a los estudiantes participar desde el inicio en el marco global de la
tarea o actividad con algún tipo de responsabilidad y control;
- Ajuste continuo en las formas y grados de ayuda, de acuerdo con las dificultades y los
progresos durante el proceso;
- Retiro de las ayudas y soportes brindados a medida que los estudiantes demuestran
incremento en la competencia, autonomía y control sobre el aprendizaje.
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- Una originada en el profesor a través de la interacción con los estudiantes; de la cual se
derivan dos formas de influencia: una, la responsabilidad y el control del aprendizaje, que generalmente
inicia más centrada en el profesor y que durante el proceso de construcción de conocimiento va pasando
a ser ejercida fundamentalmente por los estudiantes. La otra forma surge en la construcción progresiva
de significados compartidos, que se produce a medida que profesores y estudiantes construyen marcos
de referencia compartidos, en los que se hacen públicas las “teorías implícitas y explicitas” (Pozo, 2006)
sobre los contenidos trabajados y se aprende a negociar significados en la actividad discursiva y no
discursiva que se lleva a cabo en el aula.
- La segunda fuente de influencia educativa se origina en los compañeros ya sea como pares
colaborativos que ayudan con puntos de vista divergentes en relación con propósitos o contenidos
escolares; o como tutores pares, que ejercen el rol docente para ayudar a los compañeros que necesitan
aprender a hacer bien y de manera autónoma una tarea que inicialmente requiere de la ayuda de un par
más experto; o en la construcción conjunta, mediante actividades colaborativas o cooperativas que
facilitan la comprensión de un contenido o actividad educativa.
Este proceso se logra a medida que los interlocutores se ponen de acuerdo sobre el significado de un
enunciado en un determinado contexto y en la negociación que se produce entre los participantes en la
interacción en la ZDP, después de haber generado intersubjetividad y contextos de referencia
compartidos, que implican una simetría en dos sentidos (Onrubia, 1993):
Por lo anterior, las ayudas entre los estudiantes se interpretan como procesos multidireccionales y
distribuidos en los diferentes momentos del proceso. Esto supone considerar que algún miembro del
grupo tiene una idea más clara de la tarea, la meta o los medios para resolverla y asume el control y la
responsabilidad del proceso en dicho momento.
La concreción de los mecanismos de influencia educativa no es lineal ni a priori, se define, varía y se ajusta
en múltiples dispositivos y formas de ayuda entre el profesor y los estudiantes y entre los estudiantes, a
lo largo del proceso de enseñanza y aprendizaje.
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La enseñanza en el socioconstructivismo está orientada por los principios constructivistas del
psiquismo humano (desarrollo, aprendizaje y otros procesos psicológicos). En este enfoque, la
“concepción constructivista de la enseñanza y el aprendizaje escolar” desarrollada por Coll, (2001),
incorpora planteamientos socioculturales y lingüísticos del constructivismo cognitivo, que considera que
“la construcción individual del conocimiento que llevan a cabo los estudiantes está inmersa y es
inseparable de la construcción colectiva que llevan a cabo profesores y estudiantes en ese entorno
específico culturalmente organizado que es el aula” (Coll, 2001, p.164).
Bajo estos parámetros teóricos, en este capítulo, se hace referencia a la enseñanza en relación
con el aprendizaje y los contenidos, asumidos como procesos constructivos, interactivos y comunicativos,
en la medida en que los diferentes actores de estos procesos participan con el mismo grado de
compromiso.
Profesor- Estudiante
El rol del profesor en este caso involucra la ayuda o influencia educativa en conexión con las
tecnologías de la información y la comunicación; es decir, abarca aspectos pedagógicos, didácticos,
tecnológicos y comunicativos. Las TIC, se constituyen en herramientas mediadoras en la actividad
conjunta profesor, estudiantes, contenido, en un contexto de actividad mental constructiva y de
relaciones interpersonales (Mauri y Onrubia, 2008).
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Influencia Educativa, zona de desarrollo próximo y andamiaje
El concepto de ayuda o influencia educativa está ligado a los conceptos de zona de desarrollo
próximo (ZDP) y de andamiaje. En la ZDP (Vygostky, 1995), localizada entre el nivel de desarrollo real (DR)
y el nivel de desarrollo potencial (DP), convergen en forma interactiva el desarrollo del estudiante, el
apoyo de otras personas y las herramientas culturales apropiadas para una situación.
En la ZDP los estudiantes podrán construir conocimientos, realizar tareas y controlar su propio
aprendizaje con la ayuda de otros (profesores y compañeros en el caso de la educación escolar). El apoyo
que el profesor presta al estudiante está representada en la metáfora del andamiaje, descrita
inicialmente por Wood, Bruner y Ross (citados por Coll, 2001), en la cual, dicho apoyo se ajusta a las
competencias del estudiante en cada momento y va variando a medida que puede tener más
responsabilidad en la actividad. La eficacia de la ayuda se refleja en el ajuste progresivo, tanto para
controla La ayuda que se brinda al estudiante tiene dos grandes características, por un lado, se deben
tener en cuenta los esquemas de conocimientos, los sentidos y significados de los estudiantes en relación
al contenido de aprendizaje; y por otro lado, se deben provocar desafíos y retos que hagan cuestionar
dichos esquemas para buscar su modificación según las intenciones educativas, acompañados de apoyos
y soportes de todo tipo y de los instrumentos, tanto intelectuales como emocionales, que posibiliten al
estudiante superar las exigencias cognitivas (Onrubia, 2005).
Los soportes, apoyos o instrumentos para la actuación docente, varían desde la intervención
directa del profesor hasta el trabajo en pequeños grupos, pasando por poner atención a los horarios, los
recursos físicos, los materiales educativos entre otros, en procura de un acompañamiento continuo, para
que los estudiantes logren atribuir sentido y construir significados sobre los contenidos escolares.
Además, para que, posteriormente, puedan realizar la actividad, a un nivel superior, en forma autónoma
y autorregulada (Onrubia, 2005). Lo anterior, responde a principios propuestos por Vigotsky (1984, 1995)
sobre el aprendizaje y el desarrollo humano, en cuanto a su carácter social (interpersonal) inicial, para
luego ser apropiado e interiorizado individualmente (intrapersonal).
• Relacionar en forma constante los contenidos y capacidades que se van adquiriendo con los
conocimientos y experiencias previas de los estudiantes.
• Procurar que las actividades puntuales realizadas por los estudiantes se enmarquen en
situaciones globales de aprendizaje; por ejemplo, con la solución de problemas, la obtención de
productos escritos o la relación con los contextos sociales, políticos y económicos.
• Realizar modificaciones en las actividades y tareas, de acuerdo con el logro de los objetivos y
tener una actitud de observación y sensibilidad, sobre qué es lo que los estudiantes y el profesor deben
estar haciendo en un momento dado y cómo deben hacerlo, para que haya mayor claridad en los
intercambios necesarios para la construcción conjunta del conocimiento y de la actividad.
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• Utilizar el lenguaje en forma clara y precisa, no sólo como herramienta de comunicación sino
para contribuir a la construcción conjunta de significados.
Los aspectos anteriores se caracterizan por la variabilidad y diversidad, pues no hay una manera
de pensar, hacer y decir, son múltiples las alternativas y todo dependerá de la interrelación profesor,
estudiantes y contenido. Es posible, que las consideraciones expuestas ya sean parte de la práctica
habitual; sin embargo, es necesario que estén enmarcadas en una visión global de la educación, que
considere sus diferentes variables y que, realmente, permita llegar al aprendizaje. Todo empieza por la
toma de conciencia de la situación y la actitud de cambio para mejorarla (Novak y Gowin, 1988).
La interacción entre estudiantes, también puede generar zonas de desarrollo próximo que
contribuyan a mejorar los procesos de enseñanza
De esta manera se presenta el acercamiento a la influencia educativa eficaz, entendida por Coll
y colaboradores (2001), como la ayuda ajustada, constante, sostenida y flexible, según las “vicisitudes”
del proceso de construcción que lleva a cabo el estudiante. Además, se complementa la concepción de
enseñanza como “un proceso de naturaleza social, lingüística y comunicativa, en la que el papel
fundamental del profesor es estructurar y guiar la construcción de significados que realizan los
estudiantes en un entorno complejo de actividad y discurso, ajustando sus ayudas y apoyo en función
de cómo los estudiantes van realizando esta construcción” (Coll, 2001, p.443).
Al llegar a este punto, el triángulo interactivo puede verse enriquecido por los aportes de sus
componentes: el estudiante que atribuye sentidos y construye significados en forma conjunta, el
profesor que apoya y guía dicha construcción y los contenidos como mediadores para la adquisición de
conocimientos y capacidades.
Coll y colaboradores desde la década de 1980, han realizado diversos estudios sobre la
interactividad e influencia educativa, en educación formal y no formal, en diferentes niveles escolares
(educación básica primaria, secundaria y universitaria) y con diferentes contenidos, para comprender y
detallar los mecanismos y procesos implicados (Coll, Colomina, Onrubia y Rochera, 1992; Coll, Onrubia y
Mauri, 2008).
Los mecanismos de influencia educativa, son entendidos como los “procesos interpsicológicos
subyacentes a las formas y dispositivos concretos mediante los cuales es posible, de maneras distintas en
situaciones diversas, ajustar la ayuda educativa a la actividad mental constructiva del estudiante” (Coll,
2001, p.444). Para ello, se recurre al análisis de la interactividad o la articulación e interrelación de las
actuaciones del profesor y los estudiantes en torno a un contenido específico o una determinada tarea
de aprendizaje a través del tiempo. La actividad conjunta alrededor de los contenidos puede estar
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mediada por las tecnologías de la información y la comunicación, y puede ser presencial (cara a cara),
virtual o mixta (presencial y virtual), en tiempo real (síncrona) o en diferentes tiempos (asíncrona).
- tareas y autorregulación,
En el caso del trabajo colaborativo en pequeños grupos, el profesor debe ser un mediador que
proporciona ayudas educativas ajustadas a la actividad constructiva del estudiante, utilizando para ello
tecnologías de la información y la comunicación. Es quien considerará el trabajo en equipo, para
desarrollar actividades conjuntas en aspectos pedagógicos, tecnológicos y comunicativos (Mauri y
Onrubia, 2008).
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tanto del profesor como de los estudiantes y es posible que se presenten rupturas e incomprensiones a
través del tiempo. Por ello, los interlocutores deben adoptar o establecer un marco de referencia
común para considerar la información disponible y definir lo que intentan lograr conjuntamente (Mercer,
2001).
Planificación detallada y rigurosa, reflexión constante de lo que sucede, cómo sucede y por qué
sucede, y actuación diversificada y flexible en función del progreso tanto de los objetivos como del análisis
de la actividad conjunta (Onrubia, 2005).
El profesor, así como las tecnologías de la información y la comunicación que puedan emplearse,
son mediadores del aprendizaje de los estudiantes, contribuyen a que éstos puedan atribuir sentidos y a
construir significados social y culturalmente válidos.
La construcción conjunta del conocimiento implica crear condiciones para la actividad individual,
grupal, y para lograr aprendizaje significativo y funcional.
En esta perspectiva, las características del profesor como profesional experto en la enseñanza y
en uno o varios dominios de la realidad, en los que combina conocimientos y capacidades son las
siguientes (Martín, 2009). Comparte sus conocimientos y capacidades con los estudiantes y con otros
profesionales, a medida que construye marcos de referencia comúnes y específicos, que contribuyan a la
atribución de sentido y la co-construcción de significados.
Revisa su conocimiento profesional teórico y práctico con regularidad, toma conciencia de sus
creencias (teorías implícitas) y procura ir reconstruyendo las representaciones que posee sobre la
enseñanza, el aprendizaje y la evaluación (Martín y Cervi, 2006). Tiene concepciones constructivistas
sobre el aprendizaje de los estudiantes, los enfoques de enseñanza y actúa en consecuencia, convencido
de que se ayuda a aprender desde la diversidad y la capacidad de los estudiantes (Martín, 2009).
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