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STOCKMANN, Doris
“La música como sistema de comunicación. Aspectos de la ciencia de la
comunicación y de la semiología particularmente en la investigación de la música
de tradición oral”.
Estas relaciones pueden estar conformadas de diferentes maneras, pues la transmisión de los
eventos sonoros del emisor al receptor se realiza en la praxis social en el marco de los
procesos de comunicación de las más diversas formas y, son en parte, de naturaleza muy
compleja. Para poner ante nuestros ojos su total multiplicidad sólo hace falta pensar en
actos ceremoniales o culturales, en el trabajo comunitario, el juego o el entretenimiento
social, en los conciertos incluidos los espectáculos de nueva música de los más diversos
tipos en la representaciones teatrales y actos semejantes; por último también
acontecimientos en los cuales resultan no directa, sino por intermedio de eslabones técnicos
intermedios, como en la música electrónica, la televisión, la radio, los discos, etc. A
menudo en los procesos de comunicación que interesan a la Etnomusicología y a la
Folclorística musical, intervienen no sólo factores musicales, si no también de otra índole,
por ejemplo el lenguaje verbal natural o el lenguaje verbal artísticamente formado, la
gestualidad, la mímica, el lenguaje gestual, la pantomima, la danza, etc. Las “subdivisiones
comunicativas” que en la práctica resultan de ello, por ejemplo, una percepción más
orientada a lo verbal o a lo estético, son de importancia no desdeñable para el proceso total;
no obstante, están aún relativamente poco investigadas.
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esquema 1
Además pueden tomar parte los llamados transformadores (micrófonos, bocinas) y los
mecanismos de almacenamiento del sonido. Este es el caso, entre otros, en la transmisión a
través de medios de comunicación masiva, pero también en la audición de registros
sonoros, por ejemplo, con fines de transcripción, es decir de la notación auditiva de
grabaciones etnomusicológicas. Con la cantidad de los eslabones que toman parte en una
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En las interrogantes que nos interesan, podemos partir por lo pronto de condiciones
esencialmente más sencillas. La situación comunicativa básica que caracteriza el hacer
sonar y el escuchar la música de tradición oral, su producción y recepción, corresponde en
principio a la transmisión cotidiana de las expresiones verbales 8. Como en el lenguaje
hablado, el productor o emisor se dirige, directamente, con su “expresión” musical, a su
contraparte. O sea que los intermediarios faltan totalmente (en la producción vocal), o se
limitan al mínimo. Concentrémonos ante todo en el primer caso. Siguiendo la
representación de la situación básica en la transmisión de información empleada en la teoría
de la información y en la ciencia de la comunicación 9, se puede ilustrar esta forma, la más
sencilla de la cadena de comunicación, como sigue, si por el momento tomamos en
consideración sólo la parte observable:
esquema 2
señales acústicas
emisor receptor
canal de transmisión
esquema 3
Emisor Receptor
internos externos
PR C PA señales PR C
Para la siguiente exposición será conveniente recordar que en cualquier cultura musical
dada, el emisor y el receptor no producen y perciben casi “de la nada”. El receptor para
hablar primero de él capta las señales acústicas transmitidas en la cadena de
comunicación musical no en su estructura física, sino que extrae de ellas propiedades y
rasgos estructurales específicamente musicales. Este proceso de transformación se basa, por
un lado, en las funciones auditivas biológicas comunes a la humanidad, por el otro y esto
es lo determinante, el mismo es regido por las normas del hacer música según las cuáles
se educó al receptor, normas que fueron adquiridas mediante los hábitos auditivos, la
formación y la instrucción, en una palabra, mediante los procesos de aprendizaje. Lo mismo
vale para el emisor. También él proyecta estructura musicales y no físicas, y se mueve en
ellas, particularmente en una cultura musical ágrafa ampliamente en el marco de un
material dado por tradición, del cual él se ha apropiado, aprendiendo en un ámbito más o
menos grande.
Este material, acompañado de todas las reglas para su manejo es, es muchos aspectos,
limitado; representa una selección considerablemente reducida de una masa amorfa de
materia prima potencial. Para que la música pueda funcionar en general como lenguaje, por
ejemplo, para que pueda ser aprendida, recordada, reconocida, tal selección debe
corresponder a cualquier comunidad lingüística y cultura musical, y éstas también deben
corresponder de la misma forma a dicha selección. Ésta jamás echa mano de todo el
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Puede decirse, por tanto, que la selección de material válida en una cultura musical,
juntamente con las obligatorias normas, reglas y leyes de manejo, sirven como punto de
referencia permanente para ambos compañeros de comunicación en el proceso de
producción y audición.
Ante todo es preciso referirse brevemente a una circunstancia. Cuando en conexión con la
teoría de la información se habla de percepción y de receptor, se debe tener claro que con
estos términos sólo se hace referencia al nivel más elemental de la recepción de estímulos
por el hombre. Si se quisiera conformar una gradación desde el punto de vista de la teoría
del conocimiento, ésta tendría tal vez la apariencia siguiente:
esquema 4
realidad objetiva
físico
estímulo
sensación / percepción
físiológico/
representación / visión neurofisiológico/
psicológico
concepto
En las páginas que siguen hablaremos en mayor detalle de los niveles 4 y 5 (representación,
visión y concepto) contenidos en el esquema anterior.
Echemos, seguidamente una ojeada a las diversas esferas ectosemánticas, que se distinguen
claramente de las ya mencionadas, pero que aún están comparativamente poco investigadas.
A ellas se adscriben todos los rasgos de señales que no fungen como portadores de signos.
Tienen carácter continuo de múltiples maneras, reflejan así en gradaciones propiedades
variables (por ejemplo, mayor o menor excitación) del emisor. Por ejemplo, tales rasgos,
que permiten identificar al emisor (con base en ciertos criterios de personalidad
inconfundibles), pertenecen a la esfera identificativadiagnóstica. Éstos pueden ser
reconocidos (o bien nuevamente reconocidos) por el receptor sólo si antes ha oído al
emisor. Todos los rasgos pertenecientes al terreno de los sentimientos de los compañeros de
comunicación están comprendidos en una esfera emocional.
El autor expone que se pueden remitir a las esferas ectosemánticas básicamente todos
aquellos rasgos de señales en las que la señal acústica se distingue de la óptica
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Ya dijimos que los datos ectosemánticos han sido poco estudiados hasta hora; se les puede
comprender sólo con dificultad desde el punto de vista de la teoría de la comunicación
(salvo ciertos rasgos diagnósticos). También la lingüística ha presentado poco en este
sector. En el terreno musical los datos ectosemánticos desempeñan reconocidamente un
papel esencialmente más importante que en el dominio verbal. Una parte bastante más
importante de la comunicación que llamamos música, se resiste por ello a un tratamiento
exacto hasta hora; esto vale sobre todo para la esfera emocional del receptor. “En ella el
estado de ánimo, la influencia del medio y la disposición asociativa del individuo
desempeñan un papel decisivo pero apenas previsible en la práctica” 17. Por ello queremos
volver nuestra atención, que precisa de ???? reflexiones particularmente en los fenómenos
musicales, ya que hay que diferenciar la semántica en el sentido verbal del contenido
semántico en el terreno musical, es preciso delimitar ambos con cuidado.
Ante todo , una breve observación acerca del término ectosemántico. En el sentido que lo
hemos utilizado aquí, fue introducido, que sepamos, por Meyer-Eppler. En la literatura
estadounidense, particularmente en los tratados lingüísticos, el mismo concepto se usa
ocasionalmente con otra significación 18. Se habla de endosemántico y ecto (o exo)
semántico en sentido parecido a endo y exolingüístico, en los exolingüítico designa el
vínculo de los fenómenos lingüísticos con los objetos, etc., extralingüísticos (con lo que se
da esencialmente el componente semántico del signo lingüístico), mientras que con
endo-lingüístico se designa el contenido dado a través de la estructura lingüística misma,
por ejemplo. De la construcción de la frase. Por ello se prueba con cual de los dos
significados se trata. Lamentablemente se presentan de múltiples maneras, estas
desafortunadas divergencias entre los contenidos conceptuales en las regiones científicas
aquí tratadas, como volveremos a ver.
He aquí una sencilla representación esquemática de las relaciones entre los compañeros de
comunicación cuando además del vínculo de las señales se tienen también en cuenta los
vínculos semánticos y ectosemánticos.
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esquema 5
señales
emisor receptor
signos
datos ectosemánticos
Para que se pueda producir una comunicación plena de sentido y fructífera, los medios de
transmisión (canal de transmisión), no sólo deben estar intactos, “libres de perturbaciones”,
sino que el emisor y el receptor deben poseer un ….. común de normas, reglas, etc., un
repertorio común de signos que puedan ser referidos a determinadas propiedades de las
señales. El repertorio personal de signos de ambos compañeros de comunicación, el
repertorio (activo) de signos del emisor (RE) y el repertorio (pasivo) del emisor (RP), deben
concordar por lo menos en parte, o bien mostrar un número suficiente de elementos
comunes (repertorio común de signos RER). El diagrama de la figura 6 muestra estas
conexiones.
esquema 6
señales
C AP RP C
repertorio de signos
RE RER RR
Desde el punto de vista cibernético, la comunicación entre emisor y receptor con base en un
repertorio común de signos, representa un acoplamiento entre sistemas cibernéticos, es
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decir, altamente complejos, energetizados (al que, como se sabe, pertenecen aparte de las
máquinas cuyo trabajo es procesar palabras información los seres vivos y los grupos de
seres vivos). Sea el emisor, o bien el grupo de emisores, sea, pues, el sistema 1 (S1), el
receptor, o bien el grupo de receptores, el sistema (S2). Visto desde la teoría de la
información, este acoplamiento entre ambos sistemas es un proceso de codificación y
decodificación en el cual el emisor, en dependencia de la información que vaya a transmitir,
escoge determinada serie de signos, los codifica (por regla general a varios niveles) y por
último transmite señales al receptor, éste, por su parte, puede volver a transforma las
señales, con base en el receptorio común de signos y mediante una decodificación paso a
paso, en una serie de signos, que es el equivalente de la escogida por el emisor. El receptor
por consiguiente el sistema 2 está por ello en la situación de “comprender la
información”. Es decir, los procesos de información de que se habla están ciertamente
ligados a procesar materiales y energéticos, en nuestro caso, los eventos sonoros; ellos
representan, en contraste con estos esta cualidad y no se los puede reducir a estos 22. En
correspondencia con lo que acabamos de decir podemos mostrar nuevamente el cuadro 6 de
la siguiente forma.
esquema 7
codificación decodificación
señales
S1 S2
R1 R2
R1 R2
La discusión conducida hasta aquí en relación con la comunicación verbal en sentido
estricto podría, sin más, parecer obvia. Es igualmente un asunto conocido el que no todo
mundo puede comprender sin más cualquier lengua; se sabe que un no conocedor (de la
serie de fonemas como tales, cuya forma fenoménica significativa tiene aquí mucho menor
excitación del hablante o la división entre frases o palabras o cosas por el estilo 23. Sólo el
conocimiento del código posibilita la comprensión, un código con cuya ayuda se atribuyen
significados a la serie de fonemas y en especial el conocimiento de los llamados rasgos
distintivos (del tercer gran grupo de rasgos junto a los dos mencionados en la nota 23), cuya
ayuda se distinguen las diferentes significaciones. El lenguaje natural es igualmente un
sistema de signos por excelencia. ¿Qué hay, sin embargo, de la música, especialmente de
los tipos de música de que se ocupa la etnomusicología?
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