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SUMARIO
RESUMEN
PALABRAS CLAVE
1. INTRODUCCIÓN
1. NOCIONES PRELIMINARES
Tiene por objeto una rápida solución del caso penal, puesto que dado
los hechos no se requieren mayores actos de averiguación[7]; para lo cual
se acorta la etapa de investigación preparatoria y se fusiona la etapa
intermedia con la de juzgamiento[8]. Esto es, con la finalidad de procurar
una mayor celeridad, las fases del proceso ordinario se reorganizan sin
perder el carácter funcional de cada una de ellas.
ANÁLISIS JURÍDICO
1. a) De la obligatoriedad de la incoación
Iniciamos el análisis con un tema sumamente controvertido que trajo
consigo la reforma. Es el cambio de la frase “El fiscal «podrá» solicitar la vía
del proceso inmediato (…)” por “El fiscal «debe» solicitar la incoación del
proceso inmediato (…)”.
En conclusión, tal parece que solo bastaría como único requisito para
accionar el proceso inmediato el tercer supuesto (los evidentes elementos de
convicción), pues encierra una premisa general que termina por absorber a
los demás, tal y como quedó ya demostrado[15]. Naturalmente esto tiene
que ser entendido así, ya que los presupuestos materiales del proceso
inmediato son: la ausencia de complejidad y la evidencia delictiva. Por lo
tanto, no siempre que el Fiscal se tope con un asunto de flagrancia va a tener
que ciegamente solicitar la incoación del proceso especial, sino ante las
circunstancias de una falta de evidencia delictiva, éste tendrá que
simplemente continuar con la investigación preparatoria, y más adelante, si
se da el caso, ya recién efectuar una acusación directa. Ello significa entonces
que la sanción disciplinaria contra el representante del Ministerio Público
tendrá lugar cuando, dentro del plazo de las diligencias preliminares o hasta
antes de treinta días de formalizada la investigación, omite incoar el proceso
inmediato sin fundamento razonable, pese que tiene a la mano todos los
elementos necesarios y suficientes de convencimiento[16].
Por último, ¿el arresto ciudadano puede incluirse dentro del proceso
inmediato bajo el supuesto de flagrancia delictiva? “(…) estimamos que sí es
posible hacerlo pues la ley no distingue si la detención es policial o ciudadana.
El supuesto es el mismo, la diferencia es la persona que realiza la
intervención.”[26]
1. c) Sinsabores en la regulación
Para comenzar, el inciso 1 del artículo 446° CPP. dice que el
fiscal “(…) debe solicitar la incoación del proceso inmediato (…)”, o de lo
contrario dicho funcionario está sujeto a responsabilidad. Esto último es una
expresión que está de más en la ley, ya que no existe ni puede existir en
nuestro derecho una omisión de la conducta obligatoria para los funcionarios
y servidores públicos que no tenga una sanción detrás[27].
Con esto, se obtenía una resolución de medida coercitiva que puede ser
prisión preventiva, sin que existiese un proceso constituido, ya que,
siguiendo el orden del debate podría rechazarse en última instancia la
incoación del proceso inmediato. O de igual manera, resolver una prisión
preventiva y encontrarnos con un principio de oportunidad que fuera
aceptado por las partes en audiencia (Ugaz Zegarra, 2017, pp. 149 y 150).
1. d) De la apelación
En principio, esa remisión normativa no valdría para todos los extremos del
auto, sino específicamente en lo concerniente a la prisión preventiva, puesto
que ese dispositivo legal está pensado para aquella situación, tal y como se
desprende de su propio tenor literal. Eso quiere decir que la parte de la
resolución en lo que se refiere a la procedencia de la incoación o de otras
medidas coercitivas se le tendría que aplicar los artículos 414°, 416° y ss.
CPP. Pero, con el fin de evitar una disparidad de los plazos y dualidad de
procedimientos que irían en contra de los fines del proceso inmediato, se
debe interpretar que esa última parte del artículo 477°.5 CPP. regula una
analogía técnica intra legem; esto es, que el auto apelado en su totalidad se
tramita de conformidad con el artículo 278°.2, lo que lleva a una mayor
optimización del principio de celeridad que se condice con este proceso
especial, ya que la impugnación de la prisión preventiva es resuelta en un
menor tiempo en relación a otras apelaciones.
Aun así, no hallamos compatibilidad entre los plazos del trámite de apelación
y la instalación del juicio. Pongámonos en el caso que el Juez decidió disponer
la incoación del proceso inmediato; es decir, aceptó el requerimiento del
Fiscal de juzgar céleremente al imputado. De acuerdo a los artículos 278°.2
y 447°.5 CPP., ni bien el juez comunique en la audiencia el contenido de su
resolución, la defensa técnica en ese preciso instante, sin necesidad de
presentar algún posterior escrito, puede apelar aquel auto emitido por el Juez
de investigación preparatoria, aquel Juez lo eleva a la Sala en un período no
mayor de 24 horas para que esta, previa vista de la causa que se llevaría a
cabo máximo en 72 horas de recibido el expediente, se pronuncie antes de
2 días de celebrado la vista; mientras tanto de un modo paralelo, la
instalación y realización del juicio inmediato puede efectuarse en un tiempo
menor, debido a que los artículos 447°.6 y 448° CPP. señalan que el fiscal
procede a formular acusación en un plazo que no exceda las 24 horas desde
el pronunciamiento del Juez, este funcionario ni bien recepciona la acusación
lo remitirá en el mismo día al Juez penal competente para que, en un solo
acto procesal, dicte el auto de enjuiciamiento y el de citación a juicio para
ese día o, en todo caso, la realización del juzgamiento no tiene que exceder
las 72 horas desde la recepción. En suma, la apelación del auto que habilita
el proceso inmediato terminaría por ser más un saludo a la bandera que un
medio impugnatorio eficaz, toda vez cuando la sala se pronuncie ya será muy
tarde.
Algunos dirán, entonces, que el abogado defensor tiene que bregar por la
suspensión del trámite hasta el pronunciamiento de la sala. Eso se lograría
sin necesidad de apartarse de las disposiciones legales, interpretando
correctamente el inciso 6 del artículo 447° CPP. La citada norma nos
dice: “Pronunciada la decisión que dispone la incoación del proceso
inmediato, el Fiscal procede a formular acusación dentro del plazo de
veinticuatro horas (…)” Para evitar los efectos perjudiciales expuestos líneas
más arriba, las autoridades deben entender que el pronunciamiento de la
decisión que dispone la incoación del proceso inmediato tiene que ser
un pronunciamiento definitivo o acabado. ¿Y cuándo estaremos ante una
decisión definitiva en este caso? Cuando se ha consentido el auto que emitió
el Juez de la investigación preparatoria declarando procedente el proceso
inmediato; o cuando luego de haberse impugnado el auto, la Sala Superior
lo confirma. Sin embargo, todo este razonamiento no tiene sustento jurídico
alguno, pues, si recordamos, la apelación de ese auto no tiene efecto
suspensivo.
Es por ello que consideramos, a nivel de lege ferenda, que en una próxima
reforma se desarrolle el tema de la apelación con mayor detalle en un artículo
independiente, guardando la coherencia lógica y teleológica del caso. Por
ejemplo:
1. d) De la reprogramación de la audiencia
Si bien los numerales 1 y 2 del artículo 102° CPP. dicen que el Juez
se pronuncia sobre la incorporación del actor civil en una audiencia que se
realiza dentro del tercer día de notificada la solicitud a las demás partes[53].
A efectos del proceso inmediato la realización de esa audiencia tendrá lugar
en la audiencia única de incoación. El Juez de la investigación preparatoria,
previo contradictorio, decidirá si la solicitud de querer incorporarse como
parte civil tiene mérito o no. Esto se discutirá luego del pronunciamiento
negativo sobre la procedencia de alguna salida alternativa procesal y antes
de la decisión acerca de la constitución del tercero civilmente responsable.
Por lo tanto, el orden de los puntos a tratar en la audiencia de incoación en
realidad tiene que ser del siguiente modo:
1°.- Sobre la procedencia de la incoación del proceso inmediato.
1. CONCLUSIÓN
1. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
4.2.- Jurisprudencias
4.3.- Normativas
[4] Vid., Salas Arenas (2016, pp. 38 y 41); Tejada Aguirre (2016, pp.
67 y ss.); Guillermo Piscoya (2017, p. 4).
[5] Vid., Tejada Aguirre (Ob. Cit, pp. 67 y 69).
[10] Art. 158° Const.: “El Ministerio Público es autónomo. (…).”; art.
159° Const.: “Corresponde al Ministerio Público: (…) 4. Conducir desde su
inicio la investigación del delito. Con tal propósito, la Policía Nacional está
obligada a cumplir los mandatos del Ministerio Público en el ámbito de su
función.”
[11] Art. 5° LOMP.: “Los Fiscales actúan independientemente en el
ejercicio de sus atribuciones, las que desempeñarán según su propio criterio
y en la forma que estimen más arreglada a los fines de su institución. Siendo
un cuerpo jerárquicamente organizado deben ajustarse a las instrucciones
que pudieren impartirles sus superiores.”
[12] Art. 61° CPP.: “1. El fiscal actúa en el proceso penal con
independencia de criterio. Adecúa sus actos a un criterio objetivo, rigiéndose
únicamente por la Constitución y la Ley, sin perjuicio de las directivas o
instrucciones de carácter general que emita la Fiscalía de la Nación.”
[14]
Vid., Mendoza Ayma (2017a, p. s/n); (2017b, p. s/n).
[16] A diferencia nuestra; que pensamos que de lege lata, bajo una
correcta interpretación, la obligatoriedad de la incoación tiene una fuerza
residual, por lo que no debe ser descartada de plano si lo ponderamos con
los principios de plazo razonable, celeridad y el de defensa social (art. 44°
Const.); el Juez Supremo Salas Arenas (2017) concluye que es inaplicable la
obligación coactiva de acudir al proceso inmediato impuesta a los
representantes del Ministerio Público en tanto afecta su autonomía
constitucionalmente reconocida, en todo caso cabe el control difuso (p. 128).
De esta última opinión también son los Jueces Supremos Rodríguez Tineo e
Hinostroza Pariachi (vid., la parte del fundamento jurídico propio del Acuerdo
Plenario N° 2-2016/CIJ-116).
[17] Artículo 259° CPP.: “La Policía Nacional del Perú detiene, sin
mandato judicial, a quien sorprenda en flagrante delito. Existe flagrancia
cuando:
[18]
(…) este último, desde nuestra opinión, colisiona gravemente con la
garantía constitucional de presunción de inocencia, pudiendo generar
dificultades en su empleo, por ejemplo, encontrar a una persona en posesión
de instrumentos o efectos que fueron empleados para la perpetración de un
delito dentro de las veinticuatro horas de su comisión no resulta suficiente
para desvirtuar el estado de inocencia inherente a todo ser humano, lo cual
no satisface la condición habilitante para la instauración de un proceso
inmediato, pues no otorga la evidencia objetiva necesaria y suficiente de la
comisión del hecho delictivo (Espinoza Bonifaz, 2016, p. 1).
[20]
Primero se tiene que definir que la celeridad tiene su expresión en
otros principios-garantías de economía procesal, concentración, continuidad,
preclusión, etc. En segundo lugar, los otros principios centrales
configuradores del proceso penal, plazo razonable, defensa eficaz,
presunción de inocencia, etc. (…) El par contrario puede estar configurado
por: i) celeridad/plazo razonable; ii) celeridad/derecho de defensa; iii)
celeridad/Juez imparcial, etc. Es en función del caso concreto que se
resolverá las contradicciones entre principios (Mendoza Ayma, 2017d, p.
s/n).
[21] Coincide con nuestra posición el jurista Arsenio Oré Guardia (2017,
pp. 6 y 7).
[22] Por todos véase los siguientes casos descritos en las resoluciones
que “lamentablemente” sirven de muestra a nuestra crítica: Casación N°
842-2016-Sullana. Primera Sala Penal Transitoria (16/3/2017); Exp. N°
02734-2015-99-2301-JR-PE-01 (citado en Salas Arenas, 2017, p. 117);
Resolución N° 2 de la Primera Sala Penal de Apelaciones del expediente N°
10499-2015-91-0901-JR-PE-01 (6/1/2016).
[25]
La prueba evidente en la flagrancia, a decir de Espinoza Bonifaz
(2016), supone que todos los elementos necesarios para evidenciar la
comisión del delito se encuentren presentes en el lugar de la detención y
sean recabados durante la captura; y, que se perciba, no se demuestra, se
excluye la sospecha, conjetura, intuición o deducciones para establecer la
realidad del delito y la participación del imputado (p. 2).
[26]
Arbulú Martínez (2017a, p. 270).
[28] Quién mejor que él para descartar los casos donde se solicita este
procedimiento especial basado en una flagrancia delictiva sin ningún
contenido material de evidencia delictiva; o peor aún, en aquellos hechos
donde no hay flagrancia (por ejemplo, un grupo de pobladores que arrestan
al presunto autor de un robo y luego de 2 días de tenerlo en su poder recién
se lo entregan a las autoridades competentes).
[32] Tengamos muy en claro que ese es el tiempo máximo que tiene el
efectivo policial para poner al detenido a disposición del Fiscal; pero eso no
quiere decir que siempre se deba esperar hasta que dicho plazo se agote. Al
respecto la reforma del artículo 2.24°.f), a diferencia de la anterior
regulación, lo prevé expresamente: “(…) La detención no durará más del
tiempo estrictamente necesario para la realización de las investigaciones
(…).”
[33] La policía por propia iniciativa, en virtud del artículo 167° del CPP.,
tiene la obligación, en primer lugar, de intervenir al sujeto que se encuentra
en situación de flagrancia delictiva debiendo identificar al intervenido y
demás partícipes en el delito, si es que existieran; asimismo, deberá recoger
las evidencias e incautar los efectos o instrumentos del delito, así como
secuestrar el objeto del delito cuando sea necesario para la investigación, de
lo contrario deberá entregarlo a su propietario o a quien se le sustrajo o privó
a través de la acción delictiva; igualmente, deberá recabar la manifestación
de las personas presentes o que observaron la comisión del delito. (…) En
general, la Policía debe practicar las diligencias establecidas en el artículo
68° del CPP., en cuanto sean pertinentes (Gálvez Villegas, 2017, pp. 312-
313).
[34] Informe, Parte o Atestado Policial.
[40] Art. 278° CPP.: “1. Contra el auto de prisión preventiva procede
recurso de apelación. El plazo para la apelación es de tres días. El Juez de la
Investigación Preparatoria elevará los actuados dentro de las veinticuatro
horas, bajo responsabilidad. La apelación se concede con efecto devolutivo.
[41] Cfr., San Martín Castro (2016, p. 159); Sánchez Córdova (en
Cuba, 2016, pp. 14-15).
[49]
Pero, ¿qué ocurre en la práctica? Los Jueces han dado otra salida: “(…)
los Jueces del proceso inmediato han empezado hacer juicios dentro de los
8 días que dice el proceso común, porque ellos han evaluado y las partes se
lo han pedido, incluso hasta la misma Fiscalía. Estos dicen: «Sr., no puedo
traer al órgano de prueba, es imposible hacerlo en 72 horas; por lo que
solicito un poco más de tiempo» Entonces los Jueces estarían contraviniendo
la norma, puesto que esta dice solo 72 horas; sin embargo, ellos lo vienen
analizando desde una perspectiva constitucional. Los Jueces dicen: «O lo
dejo en indefensión y llevo un juicio acelerado y condeno, con la posibilidad
que se anule en la Sala de Apelaciones o llevo un juicio dentro de este
contexto de celeridad, un juicio más o menos bien llevado, garantizando el
derecho de las partes» ¿Entonces qué han optado? Han empezado a correr
los plazos para que las partes puedan traer a sus testigos y después no estén
quejándose de que no han tenido la oportunidad de actuación de prueba, el
derecho a la prueba, que es un elemento esencial implícito en el debido
proceso desde una mirada constitucional y también, tutelado por el Título
Preliminar del Código Procesal Penal del año 2004” (Arbulú Martínez, 2017a,
p. 140).