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ESTÉTICO-AMBIENTAL, EN LA
LITERATURA MEXICANA DEL
SIGLO XX, REFLEXIONES PARA
INCORPORAR EL ARTE A LA
EDUCACIÓN AMBIENTAL.
Javier Reyes
Elba Castro
Noviembre 2016
TÍTULO:
Aproximación al diálogo estético-ambiental, en la literatura mexicana del siglo XX,
reflexiones para incorporar el arte a la educación ambiental.
RESUMEN
En esta ponencia se propicia un diálogo entre la literatura mexicana del siglo
XX y la teoría ambiental; tanto para desentrañar cómo dicha creación artística ha
abordado el tema de la naturaleza, sobre todo la relación de ésta con el humano;
como para buscar de qué manera la literatura puede nutrir a los esfuerzos por
construir una cultura ambiental que no esté basada sólo en el conocimiento
científico, sino también en discursos que le resulten más cercanos, más humanos
y más formativos.
ANTECEDENTES
Los esfuerzos por poner en diálogo a la literatura y el medio ambiente han llevado
a formular, en la maestría en educación ambiental de la Universidad de
Guadalajara (MAEA), dos convicciones: i) el ambientalismo ha logrado avanzar en
insertar en el corazón de la época la preocupación por el deterioro de los
ecosistemas. Pero este avance se ha visto opacado a través de los años por el
empleo recurrente de discursos catastrofistas, casi apocalípticos, ii) ante la escasa
INTRODUCCIÓN
Hasta ahora los símbolos hegemónicos que ha producido la cultura occidental1
para vincularnos con la naturaleza no han tenido ni la fuerza ni nos han dotado del
sentido suficiente para sentirnos vivos concomitantes con las especies que hay en
la naturaleza y menos para incluirlas en la perspectiva de futuro.
La contundencia y la veracidad de los datos científicos no nos suficientes
para comprender la degradación ambiental 2 , como tampoco nos ayudan para
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Las ideas de progreso, desarrollo y la razón se han roto y nos han pasado la factura al permitir la
degradación planetaria y la miseria humana. Pero sobre todo, nos han dejado impedidos para inocular en la
sociedad una sensibilidad ética y una emoción estética con las cuales salir de esta policrisis (Morin, 2011;
Guattari, 2000) que atenta contra los entramados de vida y con el sentido de vivir.
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La guerra de cifras sobre el cambio climático y la escala que tenemos en el significado del tiempo humano,
son un claro ejemplo de la debilidad de la ciencia para infundir una ética de la especie humana sobre los
sistemas de vida del planeta. Otro ejemplo: La Sociedad Geológica de Londres ha definido a esta época como
el fin de la era geológica conocida como el Holoceno (que comenzó con la agricultura), ahora la fuerza de
materias primas removidas por el ser humano (mayor que en cualquier otra era geológica) ha dado el nombre
al “Antropoceno” (Fernández, 2010), ¿cómo comprender eso? Y sin embargo este dato pretende movernos a
ver la responsabilidad humana en la transformación de los sistemas planetarios.
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Sino todo lo contrario, pues prevalece… Morin plantea que "El conocimiento parcelado produce ignorancias
globales. El pensamiento mutilado conduce a acciones mutiladoras", lo que hace referencia no sólo al
abordaje disciplinario de la realidad, sino al débil diálogo que la ciencia ha propiciado con discursos
convencionalmente no científicos, pero de una indiscutible fuerza poderosa.
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Prevaleciendo más una visión de los “servicios” que de “relación” con los ecosistemas que le proporcionan
vida. En ese sentido, interesan los temas como: la producción de basuras, la contaminación y uso individual
de agua, el reciclado de residuos, el ahorro de energía. Lo mismo que la inundación de las ciudades, la
producción de tiraderos a cielo abierto, el tratamiento de aguas, la proliferación de vectores, entre otros.
ESTADO DE LA CUESTIÓN
El tema ambiental se ha enriquecido con la dinamicidad y cercanía de
diversos procesos de resistencia social, prueba de ello es el pensamiento
ambiental latinoamericano, la antropología crítica y la ecocrítica literaria en la que,
al decir de Titter (2007): La referencia no es únicamente a los poetas que le han
cantado a los diferentes aspectos que tienen que ver con la tierra en tanto
ambiente y mundo para el hombre, sino en lo que atañe a sus relaciones con la
naturaleza en general: aire, mares, ríos, paisajes, etcétera. Es decir, no sólo se
procura analizar lo que han llevado a cabo, y siguen haciéndolo, algunos artistas,
a modo de tareas de sensibilización, divulgación y/o denuncia [sino de analizar]
eficaces acciones que permitieron conocer, y en algunos casos detener, procesos
de deterioro, desequilibrios ecológicos e impactos negativos en general.
Por otro lado, los autores de la ecocrítica (Miguel Delibes, Niall Binns, Pablo
Antonio Cuadra, Steven White, entre otros) además de Roberto Frons-Broggi, y
los ambientalistas Javier Reyes y Armando Meixueiro 5 , o la cubana Yelenny
5
Reconocidos por sus múltiples referencias a la literatura en la educación ambiental y por la producción de
sus reflexiones y sus obras literario-ambientales en México. Han enlistado una larga lista de obras, entre las
que refieren a: La Vorágine de José Eustaquio Rivera, Doña Bárbara de Rómulo Gallegos, Don Segundo de
Sombra de Ricardo Güiraldes. Autores como: Jorge Luis Borges, Juan Carlos Onetti, Juan José Arreola,
Miguel Asturias, Carlos Fuentes, Alejo Carpentier, Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, Gabriel García
PLANTEAMIENTO TEÓRICO
Lejos de mantenerse intacta, la teoría ambiental es más bien un campo dinámico
de confluencias y una propuesta de integración de diversos conocimientos para
generar una nueva visión de mundo a la que correspondan otros vínculos con la
vida y otras prácticas de sociedad.
Estas ideas están más cerca de la literatura que de los tratados académicos. Por
eso no es gratuito que ciertos discursos ambientales se hayan comenzado a
construir con formas literarias, quizás haciendo suya la idea de Rorty respecto que
Toda realidad exige ser descifrada de un modo tan nuevo como nueva es la forma
de presentarse la realidad en cada momento, la razón que la descifre habrá de ser
una razón creadora (en Sánchez, 2005).
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Desde los cuentos de Julio Torri y Augusto Monterroso (mexicano por adopción) a principios del siglo XX
hasta, hasta los cuentos de Eraclio Zepeda y Enrique Serna, por mencionar algunos cuentistas
contemporáneos.
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Por ejemplo, de la lectura del cuento de Don Chico que vuela, de Eraclio Zepeda, puede hacerse una
discusión harto enriquecedora sobre la territorialidad y la cultura de la virtualidad, que tanto nos reconfigura
las dimensiones espacio-temporales.
Así, desde la literatura, América Latina es una identidad diversa que expresa
su necesidad de auto descubrirse y hacerse un lugar en la historia de las palabras
humanas y del orden planetario.
Si bien, los ríos, los desiertos, las selvas, las islas, los esteros… americanos
han hablado en voz de los escritores que no se han mimetizado en la
globalización, Forns-Broggi hace una crítica, especialmente a la poesía
latinoamericana actual, debido a la ausencia de temas que expresen un vínculo de
la naturaleza con el yo poético; se pregunta “Sería interesante saber por qué este
tipo de voz [como El Cántaro Fresco de Juana Ibarboru], enmudece en nuestro
continente” y, continúa, “Quizás peque de ingenuo al pensar que más importante
que parar la inflación sea recordar lo que nuestras sociedades tercamente han
olvidado como el respeto, el miedo y la veneración a la naturaleza en América
Latina”.
Esta afirmación coincide con la crítica de Neill Binns (en Reyes, Op cit.) quien
denuncia que [los] "Grandes símbolos aparentemente intemporales (el mar, el río,
la lluvia, el aire, el bosque, la tierra) se están perdiendo y con ello la alegría del
lenguaje". Esta crítica detona en una pregunta que es central en este estudio “si el
deterioro de la naturaleza no significará también el deterioro de la literatura o bien,
ante el profundo deterioro social y ecológico de las grandes urbes, quizá renazca
la necesidad de la utopía campirana o naturalista en la literatura que contribuya a
la revaloración del medio ambiente”.
En el caso de la poesía, como primera aproximación del vínculo del ser humano
con la naturaleza, los bestiarios merecen mención especial dado que se observa
que: i) Metaforizan representando nuevas narraciones de mundos y de futuros a
los que somos ciegos ii) propician la defensa del ser humano gregario
concomitante amoroso en un mundo que se cae a pedazos de soledad
individualista, iii) los animales, no se interpretan sin una red de vida, donde el agua
y el viento también son plenos o agonizan, v) la naturaleza también está cerca de
la crítica social, vi) se necesitan más bestiarios para que hablen por ellos las
visiones nativas de ser americano y las voces de una nueva cultura ambiental…
más bestiarios para democratizar en el reino de lo viviente, las distintas maneras
de ser y de soñar.
HALLAZGOS PRELIMINARES
REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA
• Aguilera, Rafael (2007) “La Crítica Literaria como crítica Filosófica y Cultural”,
publicada en la revista electrónica Konvergencias. Dirección
http://www.konvergencias.net/aguileraportales152.pdf. Consultada el 27 de
enero de 2014.
• Decisio. Acciones para la educación de Adultos (2013) “Arte y Educación
Ambiental”. Revista del CREFAL No. 34 Enero-Abril 2013. México. Página
electrónica http://tumbi.crefal.edu.mx/decisio
• Fuentes, Carlos (2011) “La Gran Novela Latinoamericana”. Alfaguara, México.
436 Pp.
• Forns-Brogi, Roberto (2001) Poesía de Frontera: Mirada del Búho de Carlos
Reyes Ramírez y Tatuaje de Selva de María Fernanda Espinosa. Revista
CyberHumanitatis, Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de
Chile. No. 20. ISSN 07172869 en la dirección electrónica:
http://web.uchile.cl/publicaciones/cyber/20/evohe13.html