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Facultad de Humanidades
Escuela de Estudios Literarios
Licenciatura en Literatura
Seminario Trabajo de Grado
Luis Alfredo Díaz Romero
Torres, J. (2018).El conjuro como acto dialógico: análisis de cinco conjuros nahuas
recopilados por Hernando Ruiz de Alarcón desde los postulados de Mijaíl Bajtín. Literatura
mexicana. 29(2), 11-34.
El cambio del sujeto discursivo, es decir, la alternación del emisor y el receptor. Este cambio
es percibido por los hablantes por medio de lo que Bajtín llama “dixi” implícito en la
comunicación y que los hablantes intuyen, el cual marca el fin de la enunciación y el cambio
de roles (Torres, 2018, p.23).
Desde esta perspectiva, los enunciados en los conjuros son géneros discursivos cuya
finalidad es intervenir el mundo, a través de actos performativos y verbales que tienen su
origen en dos prácticas rituales prehispánicas: el don y la figuración, que a su vez están
asociadas con un ritual denominado depósito ritual1 En consonancia con esto, Torres explica
que el don corresponde a la ofrenda mientras que la figuración hace referencia a lo que se
desea obtener (Torres, 2018).
1
Deposito ritual: El depósito ritual es un ritual figurativo, basado en representaciones materiales y
miniaturizadas, generalmente acompañado por el sacrificio de animales o hombres y/o el don de
comida (Dehouve,2016,p.182).
una negociación expresada en la forma vocativa del sustantivo para ordenarles que actúen.
Como se puede observar en el siguiente ejemplo que propone Torres:
¡Ven!
¡Vengan!
¡Hey! Oh codorniz-señor
¿Dónde se esconde?
¿Dónde está el viajero?
¿Qué les haces...?
¿Qué hizo...?
¿Dónde tú nos heriste?
Yo mismo soy...
¡Mantente lejos...! (Torres, 2018, p.25).
Hay que mencionar además, que estas interpretaciones solo son posibles si se tiene en cuenta
el cronotopo mitológico de la cultura nahual en la esfera de la praxis discursiva de los
conjuros, entendiendo el cronotopo como una dimensión espacio-temporal en la que se
desarrolla la negociación entre el chamán, las entidades sobrenaturales, las enfermedades y
las divinidades.
Este espacio mítico es un doble del espacio tiempo perceptible, humano, en el cual yace la
propiedad de todo cuanto existe en el mundo. Aunque el conjuro se enuncia en el plano
terrenal y, por lo tanto, pertenece al conjunto de esferas de praxis discursivas humanas, al
mismo tiempo, se enuncia en la esfera de praxis mitológica (Torres, 2018, p.27).
Lo que esto quiere decir, es que los conjuros y los encantamientos mágicos tienen la
propiedad de evocar acontecimientos del plano mítico en el que las divinidades ya han
tratado el problema con anterioridad para ofrecer una solución en el plano material. Torres
(2018) dice que “Para la quebradura de hueso es conocido el episodio mítico de Quetzalcóatl
que desciende al inframundo por los huesos de la humanidad anterior para crear a los hombres
actuales En el regreso, Quetzalcóatl cae a un hoyo al ser asustado por las codornices, con lo
que se rompen los huesos” (p.29). De esta manera, el chamán trata de evitar por medio de un
acto elocutivo que esto suceda en el plano real.
Finalmente Torres concluye, que el diálogo, los enunciados y los actos comunicativos
presentes en los conjuros y los encantamientos mágicos son los que permiten establecer una
comunicación entre la naturaleza física y el plano metafísico desde una praxis discursiva
mitológica. Por ello, los enunciados en los conjuros funcionan como actos dialógicos que
exigen una participación de las entidades y las divinidades del mundo sobrenatural. Torres
dice, que todo esto puede ser comprendido solo en la medida que se tengan en cuenta los
aspectos contextuales de la cultura nahual de lo contrario solo serán considerados como
unidades lingüísticas sin un sentido aparente.