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gran día? Pánico, desastre, olvidos repentinos, mentes bloqueadas y similares problemáticas
suelen atormentar nuestros días frente a las hojas en blanco. Por eso, acá van los 5 consejos
esenciales para que en este julio te saques unas cuantas materias de arriba.
1. No entres en pánico
Una de las peores cosas que podés hacer en un examen. Entrar en pánico muchas veces logra que
olvides lo estudiado durante días y te dejes llevar por el negativismo en un espiral de sugestión
total. Para evitar esto, intentá relajarte. Mirá las preguntas con calma. No te dejes invadir por el
pánico si las primeras preguntas que leés en la propuesta no tienen que ver con los temas que más
estudiaste o si directamente, no sabés contestarlas. Tomate tu tiempo e intentá recordar. Muchas
veces el pánico viene justamente por este lado: quedarse en blanco, olvidarse de todo. Una
manera de evitar esta situación es repasar los temas en tu casa mientras desayunás o en facultad
minutos antes de entrar al examen. Tener los conocimientos frescos en la memoria ayuda mucho
en momentos como éste.
> Para evitar el pánico previo a un examen, sirve mucho dormir una cantidad decente de horas la
noche anterior. Un examen es como la guerra, tiene sus propios códigos y su propia moral, por lo
cual tenés que estar bien preparado. Las horas de sueño no son negociables.
Lo mejor es que ordenes todo en tu cabeza antes de empezar a escribir. Te va a tomar unos pocos
minutos y suele ser bastante productivo. Mientras tus compañeros se abalancen sobre las hojas,
examiná las preguntas tranquilo y pensá cómo vas a elaborar cada respuesta. Algunos
universitarios alcanzan un rendimiento asombroso recurriendo a la técnica de asociación
cognitiva, o sea, escribiendo algo que recuerdan del texto y recordando el resto en el camino,
mientras terminan de elaborar la respuesta. Este método puede servir para algunas personas y ser
muy efectivo de hecho, sin embargo también podés olvidarte de detalles esenciales y arrepentirte
una vez hayas entregado el examen.
> En una hoja aparte, anotate una diagramación de los temas a desarrollar en la respuesta. No
seas demasiado específico. La idea es que lo hagas a modo de borrador para guiarte más adelante.
Siempre llega un momento en la vida de todo universitario en que, ya sea debido a la corta
extensión permitida para la respuesta o porque le queda poco tiempo, tiene que resolver una
pregunta de examen en 5 minutos. Acá es cuando uno tiene que poner a trabajar tus neuronas al
máximo y utilizar su capacidad de síntesis para identificar lo que en la nota 5 pecados capitales al
estudiar para un examen llamamos los puntos medulares de cada tema o autor y expresarlos en
unos pocos caracteres. Lo mejor en estos casos es no distraerse con datos biográficos,
contextuales que resulten irrelevantes, sino usar típicas estructuras simples de enunciado en las
que la información sea contundente y clara.
> Resumí los temas mientras estudiás. No existe una mejor manera de llegar al examen con una
buena capacidad de responder lo elemental. La práctica hace al maestro.
Saber hablar sobre un tema sin tener mucho conocimiento sobre el mismo es un arte que solo
algunas personas dominan, mucho más frente a una pregunta de examen. Primero que nada, no
es recomendable. Los profesores no son estúpidos y se dan cuenta cuando no sabés sobre un
tema y estás yéndote por las ramas, evitando responder lo que te preguntaron. Lo único que te
puede salvar en una situación así son dos variables: A) Tener cintura, cancha o talento (llamale
como quieras) al momento de improvisar un rejunte de referencias y relacionarlas de una manera
coherente con el tema o autor en cuestión. B) Haber leído autores relacionados o tener un
conocimiento temático lo suficientemente vasto como para abordar una pregunta sobre un texto
que nunca leíste o leíste muy poco.
> Si leíste algo por más mínimo que sea respecto al tema, intentá recordar eso y explayarte sobre
lo que recordar antes que divagar. Va a ser mejor para vos y para quien corrija tu examen
también.
Escribiendo apurado uno comete muchos errores. Y no solo de errores de sintaxis y ortografía,
sino de distracciones tontas que te pueden costar un punto. Verificá los nombres de los autores y
conceptos que mencionaste. Son un montón y siempre se generan confusiones.
> También es bueno revisar especialmente las definiciones y si las respuestas se corresponden con
las preguntas de la propuesta de examen de acuerdo al número o letra que identifica a cada una.
RECUERDA
Planificar correctamente tus estudios te va a facilitar el aprendizaje y, con ello, las posibilidades de
aprobar el examen.
No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. Dejar todo para el último día es muy mala idea.
Hay muchas técnicas de estudio que te van a facilitar la memorización de los contenidos. Busca la
que mejor se adecue a tu persona.
No hay atajos para superar un examen. Estudiar con criterio es la única vía
Acceso al videotutorial
Para aprobar un examen, lo que tienes que hacer es estudiar. Pero estudiar no significa estar un
montón de horas delante de los apuntes o el libro.
Estudiar requiere de una planificación; de un trabajo que debes haber realizado durante el curso.
Si dejas todo para el último día puede que consigas aprobar, pero difícilmente aprenderás algo.
Además, es importante conocer con antelación el tipo de examen (ensayo, prueba objetiva, caso
práctico, resolución de problemas, etc.) para adaptar tu preparación a la modalidad específica de
examen.
Los exámenes sirven para evaluar los contenidos impartidos durante un periodo de tiempo
específico (un trimestre, una evaluación, un curso...)
Debes entender eso como un todo; es decir, empiezas a preparar el examen desde el mismo
momento que se comienza a impartir esos contenidos. Lógicamente, no vas a estudiar igual el
primer día de curso que la víspera de un examen, pero es importante que empieces a preparar el
examen desde el primer día.
A la hora de preparar un examen hay varias pautas que puedes seguir y que te van a ayudar a
mejorar tu rendimiento y, en consecuencia, la nota que vas a obtener. Para planificar los estudios,
lo primero que deberás hacer es:
- Fijar un horario de estudios: estudia un número de horas razonable. Es mejor estudiar pocas
horas durante muchos días que muchas horas en pocos días. Procura tener la disciplina de
estudiar todos los días, también los fines de semana, aunque sea de manera más relajada.
- Establecer tu lugar de estudio. Es importante que tengas un lugar específico para estudiar. Debe
ser un lugar en el que estés a gusto y libre de distracciones. Si puedes lograr eso en tu casa,
perfecto. Si no, siempre tienes la opción de las bibliotecas, salas de estudio, etc.
Cada persona tiene unos mecanismos de aprendizaje diferentes y lo que le puede funcionar a otra
persona puede que a ti no te funcione. De todas formas, sí hay algunas pautas que debes realizar
una vez te pongas delante de los apuntes.
1.- Asimilar el contenido. La adecuada asimilación de contenidos exige aplicar las siguientes
técnicas de estudio:
Así mismo, debes programar con anterioridad los repasos para evitar que se te olvide la parte del
temario aprendida en las semanas anteriores.
2.- Trabajar la memoria: No es nada recomendable que te estudies todos los apuntes de memoria,
pero estudiar requiere, en gran medida, memorizar ciertos contenidos. Por eso, trabajar la
memoria te va a permitir asimilar los contenidos de una manera más sencilla.
Hay muchas reglas mnemotécnicas que puedes localizar en internet y que son de gran ayuda para
facilitar la memorización. Esas reglas te van a permitir aumentar la capacidad de retención de la
memoria por medio de ciertas combinaciones o artificios.
Por ejemplo,
O si tienes que estudiar los países que tienen el euro como moneda oficial coge la iniciales de cada
país y crea una(s) palabra(s) o acrónimo(s) que te van a permitir recordarlos más fácilmente.
3.- Trabajar la atención: Para poder memorizar los contenidos de manera eficaz es imprescindible
estar atento/a. Si no estás al 100% vas a estar perdiendo el tiempo.
Es mejor que estudies a ratos pequeños de manera eficaz que estar horas y horas delante del libro
de manera infructuosa. Estudiar requiere de una actitud proactiva.
Debes buscar el momento del día que se adecue mejor a tu persona. Hay gente que prefiere
quedarse hasta altas horas de la madrugada estudiando y otras personas prefieren acostarse
pronto y madrugar para estudiar.
Lo importante es que descanses convenientemente; parar cinco minutos por cada hora de estudio
te ayudará a despejarte y a asimilar mejor lo estudiado hasta entonces.
Y por supuesto, cuida las horas de sueño; si no has descansado bien difícilmente vas a estudiar
bien. Un esfuerzo exagerado o "sobrehumano" los días previos al examen denota una mala
planificación del estudio.
Para el día del examen deberías tener todo el temario estudiado. De hecho, es recomendable que
acabes un par de días antes del examen para poder dedicarte a repasar. Si en esos últimos repasos
ves que te has preparado bien, el día del examen vas a encontrarte mucho más tranquilo/a.
De todas formas, es normal que puedas estar nervioso/a. Por eso, es conveniente que no tomes
nada que ayude a excitarte aún más (café...) Es conveniente que la noche previa y la misma
mañana del examen realices ejercicios de relajación.
¿Y si me quedo en blanco?
Muchas personas sienten una sensación de bloqueo durante un examen debido a los nervios.
Lo que conocemos como 'quedarse en blanco' suele producirse cuando leemos una pregunta que
nos genera algún tipo de duda y todo lo que hemos estudiado empieza a desmoronarse como un
castillo de naipes. Si te ocurre eso, procura que no te entre el pánico.
Quedarse en blanco es una sensación que dura entre 5 y 10 minutos. Mantén la calma, cierra los
ojos y procura relajarte concentrándote en tu respiración en cuatro tiempos: respira profunda y
lentamente, mantén el aire, expúlsalo despacio y espera unos segundos antes de volver a
comenzar.
No pasa nada porque empieces a escribir cinco minutos más tarde y logres así disminuir la
ansiedad, que es lo que produce el bloqueo mental. Poco a poco notarás cómo las ideas regresan a
tu mente. Lee todas las preguntas que componen el examen y empieza a contestar la que
consideres más sencilla. De esa manera vas a sentir más confianza y a revertir la memoria.
Es normal que estés más nervioso/a en un examen oral que en uno escrito. En los exámenes orales
todas las dudas e inseguridades que puedas tener quedan al descubierto.
Por ello, si tienes que enfrentarte a un examen oral, es más importante, si cabe, que planifiques
bien tu forma de estudiar. En ese caso, además de aprender bien el temario, también tendrás que
preparar tu exposición. Para ello, puedes practicar delante del espejo o bien con un amigo/a o
familiar. En la medida que te vayas acostumbrando a hablar en público te resultará menos violento
hacerlo delante de tu profesor/a.
Hay personas que suelen tener la tentación de coger 'atajos' para aprobar, haciendo 'chuletas' etc.
Aparte de que hacer trampas no está bien y te estás arriesgando que te pillen y te descalifiquen,
en el tiempo que pierdes preparando una chuleta vas a ser capaz de estudiar el contenido que
estás dispuesto/a a copiar.
Olvídate de los estimulantes. No aportan conocimiento ni nada que no supere una buena
planificación. Solo aplazan el cansancio, pero pueden llevarlo al peor momento posible.
También es importante que en los días que estás estudiando más a fondo evites cualquier tipo de
actividad que aumente tu tensión emocional (por ejemplo, los videojuegos). Ese tipo de
actividades conllevan una bajada del nivel de concentración que va a repercutir negativamente en
tu capacidad de estudio.
Y aunque mucha gente piense lo contrario, hacer ejercicio físico o alguna actividad física puede
venirte muy bien. Ese tipo de actividades, de una manera comedida (tampoco te pongas a correr
un maratón), pueden ayudarte a descargar todo el estrés y la ansiedad.