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El nomadismo interior en los cuentos El rey siempre

está por encima del pueblo, de Daniel Alarcón

Resumen

Este ensayo pretende realizar un análisis reflexivo acerca de la condición


transhumante de los nuevos sujetos posmodernos en el texto El rey
siempre está por encima del pueblo (2009), de Daniel Alarcón, que se
inserta dentro de esta amalgama de propuestas y reconfiguraciones
estéticas y temáticas aparecidos en la literatura latinoamericana de fines
de siglo XX. Donde la estética del nomadismo interior aparece como
elemento transgresor de los sujetos fragmentados que intentan romper con
el espacio físico y con el estado de cosas, que a través del itinerario
exterior termina por devenir en su propia búsqueda interior, en su propia
resignificación, atravesados por la memoria y el recuerdo.

Palabras clave: nomadismo, diáspora, desterritorialización, viajes,


desplazamiento, subjetividades, identidades, hibridez, fragmentación,
memoria, pasado.

Abstract

This essay tries to make a thoughtful analysis of the transhumance


provided new postmodern subject in the text King is always above the
village (2009), Daniel Alarcon, which is inserted into this amalgam of
proposals and reconfigurations aesthetic and thematic appeared in Latin
American literature of the late twentieth century. Where aesthetics of the
interior nomadism appears as transgressive element fragmented subjects
who try to break with the physical space and the state of things, through the
outer path ends up becoming his own inner quest, in his own redefinition,
crossed by memory and recall.

Keywords: nomadism, diaspora, deterritorialization, travel, travel,


subjectivities, identities, hybridity, fragmentation, memory, past.
- Introducción

Trazar un panorama orgánico y sistematizado de las producciones y poéticas


de la literatura contemporánea, sobre todo en Latinoamérica, se ha hecho una tarea
imposible de cumplir, no solo por la complejidad de sus propuestas, sino por la
asunción de libertad estética creativa que han adoptado los escritores para diversificar
el campo literario actual. Ante el desborde de las publicaciones podemos llegar
encontrarnos con proyectos individuales, híbridos y transgenéricos, donde impera el
riesgo por la experimentación formal, la ruptura de las fronteras de los géneros y los
descentramientos de las subjetividades. Esta apertura de las poéticas literarias se
proyecta como signo de las transformaciones socioculturales que ocurren a finales del
siglo XX, y que han influido en las formas de narrar.

Producidos en medio de una continua explosión mediática de la información y


las tecnologías, de la proliferación de las comunicaciones audiovisuales y
producciones culturales que permiten la interconexión virtual en tiempo real de los
usuarios de todas partes del mundo y de un consumismo in extremes. Este cambio de
paradigma se refleja bajo el tamiz de una aparente democratización de las sociedades
y del discurso de la era contemporánea, surgido por el neoliberalismo, la globalización
y los mass media, éste último como determinante de las nuevas identidades y
sensibilidades.

Todos estos factores se comprenden como el fenómeno de la Posmodernidad,


postulado a partir de la década de los ochenta y noventa, en torno a ella se ha escrito
y debatido en demasía, y es que su propio término hace complejo definirlo, puesto que
ha surgido como una reacción a la decadencia de los paradigmas taxativos del siglo
XX. Sin embargo, siguiendo a Alfonso del Toro, podemos sintetizarlo como un
fenómeno histórico cultural como consecuencia de la modernidad, que apertura la
posibilidad de una nueva sistematización libre del pensamiento y el conocimiento a
causa de la relativización1 de los paradigmas totalitarios y la descentración del gran
DISCURSO, de la gran HISTORIA y la gran VERDAD. ()

1
Proponiendo una diversidad de elementos y nuevas categorías para repensar la cultura, el arte y la
sociedad hacia la pluralidad de paradigmas, la diferencia, la diseminación, la heterogeneidad, la
deconstrucción, la intertextualidad, el antagonismo, etc.
En este sentido, la repercusión de la Posmodernidad en la literatura 2, sobre
todo la Latinoamericana, se expresa como el cambio de época, que ante el
borramiento de las oposiciones binarias, la ruptura, la hibridación, la experimentación
las diversificaciones temáticas y los diferentes modelos de escrituras se convierten en
nuevas tendencias de estos tiempos.

En la década del noventa, dos interesantes proyectos literarios comenzaron a


marcar las pautas de la Nueva Narrativa Latinoamericana de fines de siglo XX, en las
novedosas antologías de “Mc Ondo”, editada por Alberto Fuguet y Sergio Gomez.
Asimismo, lo harían los de la generación Crack, lanzadas por Ignacio Padilla, Jorge
Volpi y Eloy Urroz. Estos dos manifiestos que cumplieron con la finalidad de
desmitificar y desmarcarse de la imagen con la que estudiosos y críticos occidentales
habían etiquetado la literatura latinoamericana, con la del Realismo Mágico o lo real
maravilloso, como su único valor de lo literario, expresión de la identidad colectiva y de
ser latinoamericano.

Bajo ese matiz encorsetado de producción, lectura e interpretaciones que se


conservaban, éstos últimos manifestaban una manera errática y distorsionada de
comprender la literatura actual, hoy en día, tan dispersa, sobresaturada y segmentada,
y, por lo tanto, antiorgánica. Tal como refiere Gustavo Guerra 3, reflexionar sobre la
narrativa última bajo una toma de consciencia del cambio de paradigma y de época en
la que se ha producido, significa interrogarse sobre la posibilidad de la existencia o no
de la literatura Latinoamérica, o lo que Volpi 4 refería con el fin de la narrativa
latinoamericana, asimismo, la redefinición con el papel del escritor del siglo XXI y de
la misma crítica literaria.

2
Cristina Peña, en su estudio sobre la Posmodernidad literaria, se enfoca en las nuevas propuestas a
nivel del plano formal, en tanto el interés de varios escritores por fusionar los géneros considerados
menores y los serios. Una disposición por la reescritura de géneros menores “que van de la parodia a la
deconstrucción pasando por la re-versión y la per-versión”. La hibridez discursiva en la imbricación de
reflexiones metaliterarias, filosóficas, históricas y ensayísticas, lo que le dota de reflexiones más
profundas y nuevas preocupaciones por cuestionar. La intertextualidad a partir de revisitar la tradición
con todos lúdicos y perspectivas irónicas. Pero sobre todo, la importancia de la accesibilidad de la
lectura y la participación activa del lector. ()
3
Guerra, Gustavo. La desbandada: ¿Por qué ya no existe la literatura latinoamericana? Lima: Revista
Letras Libres, Junio, 2009.
4
Volpi, Jorge. El fin de la Narrativa Latinoamericana. Lima-Hanover: Revista de Crítica Latinoamericana,
Año XXX, N° 59, 1er. Semestre de 2004.
Si bien, para los narradores, América Latina y sus problemas todavía
representan el foco de su atención, tampoco es un imperativo, no está cargada de una
postura militante, sino o como mera referencia, o para reconstruir una memoria
histórica y reflexión de la violencia bajo una perspectiva desencantada. Los escritores
apuestan por escribir sobre cualquier tema inscrito en cualquier espacio, aspirando a
una universalidad de la diversidad debido a la democratización del gusto, que hoy en
día se experimentan, que conlleva la marca de una narrativa sin fronteras, que
deconstruye y reconstruye una nueva perspectiva de concebir la literatura como “lo
mejor que pueda hacer un escritor hoy no es escribir para sino, porque. No para
conseguir tal o cual efecto, denunciar, entretener, informar; sino porque necesita
escribir aunque ni él mismo entienda las razones” como bien refiere José Ovejero.

En este sentido, me propongo analizar uno de los más logrados textos de


Daniel Alarcón, El rey siempre está por encima del pueblo, publicado en el 2009, libro
de cuentos que recoge diversidades temáticas sobre la violencia sistematizada, las
dictaduras, el poder político, las migraciones, la marginalidad, tanto en el contexto
latinoamericano como el norteamericano. Reflexionar sobre la multiplicidad
significativa, de esta particular propuesta estética literaria, supone posicionarlo dentro
de las narrativas contemporáneas donde el texto mismo representa un
cuestionamiento y reflexión metaliteraria, una asunción de la libertad creativa que se
propone afianzar su relación con el lector, ofreciéndole la posibilidad de la apertura
interpretativa.

Uno de los elementos principales sobre el cual se desarrollará el ensayo será


sobre la temática del nomadismo, en dos5 cuentos de Alarcón, entendido como un
desplazamiento, que no solo se manfiestan por los personajes a nivel de los diferentes
espacios, incluido el texto mismo, sino porque esta errancia supone también una
diáspora interna, la de un giro subjetivo, que está condicionada por una visión
particular de la propia noción del traslado, el viaje, que se torna conflictuada por la
crisis externa en la que se mueven los personajes, que frente a la tensión urden en el
pasado y la memoria, que se convierten en dos instancias igualmente confrontadas. Lo
que nos lleva finalmente, a reflexionar sobre el nomadismo posmoderno dentro de

5
Los cuentos: “El rey siempre está por encima del pueblo” y “El presidente Lincoln ha muerto”
estas nuevas producciones textuales, como producciones simbólicas culturales
contemporáneas.

Aspectos generales en El rey siempre está por encima del pueblo (2009),
de Daniel Alarcón.

Daniel Alarcón, escritor de doble nacionalidad peruano-norteamericano,


actualmente, es considerado como uno de los mejores narradores contemporáneos al
proponer una literatura híbrida con múltiples referentes culturales, fusionar géneros
literarios y descentralizar las preocupaciones latinoamericanas fuera del propio
territorio, tal como él se refiere a sí mismo en una entrevista: “Soy un escritor
latinoamericano que por casualidad de la inmigración escribe en inglés, y soy un
escritor estadounidense que por casualidad de su origen escribe sobre América
Latina”. Publica su primera novela escrita en inglés, el 2007, Lost City Radio (Radio
ciudad perdida), donde trabaja sobre el tema de la violencia política fuera de un
espacio definido y nombrado, pero que se podría identificar con cualquier país
latinoamericano.

Su último libro de relatos, escrita originalmente en inglés y publicado el año


2009, El rey siempre está por encima del pueblo, nos presenta una propuesta literaria
cuyo elemento principal es la doble pertenencia, que se construye a partir de la
diversificación diaspórica de elementos que introduce. Identificada a partir de la
condición transhumante de los nuevos sujetos posmodernos se inserta dentro de esta
amalgama de propuestas y reconfiguraciones estéticas y temáticas aparecidos en la
literatura latinoamericana de fines de siglo XX. La doble pertenencia a la que se hace
referencia es la de la resignificación de sus giros lingüísticos y subjetivos, que
expresan en el lado más latinoamericano del escritor, en relatos como La Republica y
Grau, El puente y el presidente idiota; y su interculturalidad con Norteamérica con
textos como Los sueños inútiles y El presidente Lincoln ha muerto. Por lo que
priorizamos valorar, develar y reflejar los aportes novedosos estéticos y éticos sobre
los que se sostiene este texto contemporáneo como una manera distintiva y propuesta
personal del autor frente a entablar nuevos diálogos intertextuales y corresponderse a
nuevas perspectivas.
En El rey se recoge diversidades temáticas, tanto en el contexto
latinoamericano como el norteamericano, donde las historias marginales circundan a
través de las vidas privadas e íntimas de los personajes ambiguos y antihéroes: un
joven migrante, un niño mendigo y un ciego explotador, un colectivo invasor de tierras,
un amante homosexual del presidente Lincoln, un actor frustrado. Todos ellos, la de
una joven generación, inmersos en un tiempo de transición y espacios de crisis
marcados por la ruptura familiar, la violencia sistematizada y generalizada que corroe
a todas las capas sociales sin considerar el género, la clase, la edad, dotando al texto
de una densidad polifónica. En el relato de República y Grau, historia que narra la
explotación de un niño a manos de su propio padre, quien lo convierte en un lazarillo
de un ciego, aquí el quiebre del relato se expresa en el final, donde a pesar del
fatalismo cruento en el que está inmerso el personaje hay voluntad mayor de enfrentar
al padre real y simbólico, en una asunción de su independencia, como menciona muy
atinado Ernesto Ayala, bajo la estrategia narrativa del humor, ante la tragedia de un
“pícaro superviviente”. Como asimismo, se puede observar en el microcuento Los
miles, en la osadía del grupo invasor por resistir ante las fuerzas represivas que no
logra vencerlos.

Uno de sus más logrados cuentos, en Los sueños inútiles, trata la historia de
un presidente de los EEUU, en medio de un contexto de guerras civiles, que tras una
absurda bala perdida le ocasiona la amputación de su pierna realizada por un médico
africano judio de izquierda, que luego es robada a manos de los subversivos. A lo
largo del relato se cuenta todos los intentos frustrados para no sacrificarla y para
buscar la pierna robada, que es hallada en un lago, posteriormente, convertido en el
moridero de los rebeldes, la pierna putrefacta flotando en medio de miles de cuerpos
descompuestos. Texto donde la crisis, el caos y la decadencia asolan la nación, pero
donde el humor, la parodia, la ironía y el absurdo vuelven a tomar partido para mostrar
la decadencia y desmitificar las figuras de poder y la de un territorio tan
providencialista como EEUU, a partir de la interrogante paradigmática de la literatura
latinoamericana: “en qué momento se jodió EEUU”, reconstruir y resemantizar
perspectivas al develar lo irracional de las guerras, las muertes y la violencia. En el
que el tópico de las ciencias se replantea no como el signo del progreso, sino como
cómplice del poder y de la deshumanización. Es interesante observar cómo al final del
relato en el conflicto discurso político y científico terminan por fragmentarse y
aniquiliarse mutuamente.

En El rey, el componente intertextual dialoga y rompe con la tradición literaria,


como se observa en el microrrelato de Los miles, un texto que evoca los cuentos de la
generación del cincuenta de la literatura peruana, con la temática de la migración, pero
que a diferencia de aquellos confrontan y resisten al poder, asimismo en La República
y Grau, se establece el dialogismo con los cuentos ribeyrianos en donde la condición
opresiva y marginal marca a los infantes donde aparece la justicia poética para
liberarlos, a diferencia de la propuesta por Alarcón donde apuesta por oponerse y
afrontar los conflictos, son los sujetos quienes asumen la responsabilidad de sus
actos. El texto El puente, es otro de los cuentos, altamente significativo, que relata la
muerte de una pareja de esposos invidentes, al cruzar un puente destruido generado
por un camión de cargas. La referencialidad a la que alude en el nombre del conductor
del camión, según, es simbólico, debido a que fue el traductor de Cortázar, Márquez,
Lezama, Vargas Llosa; pues Gregorio Rabassa es el puente entre dos tradiciones
literarias, un puente que en el cuento destruye, como alusión a la ruptura y
distanciamiento con la literatura ligada al Boom, el realismo mágico o real maravilloso,
o a la literatura comprometida.

Nueve textos en las que, si bien no parecen estar conectados, por la inmersión
de textos como Los Miles, El vibrador o Los sueños inútiles, lo que devela en sí es
proponer una estética discursiva de la heterogeneidad, donde también hay ambientes
narrados que se perciben en contextos latinoamericanos, y desde la propia memoria
del pasado norteamericano, con historias narrativas totalmente diferenciadas una de la
otra. Asimismo, la magistralidad del diseño de cada uno de los relatos está construida
bajo el efecto lúdico de las estrategias narrativas que se anclan en la estructura
compleja de la trama, de la espacialización temporal, de las interpolaciones narrativas
con aplicaciones de técnicas narrativas cinematográficas a través de la inmersión de la
imagen, la retrospección y los cuadros descriptivos. En este sentido los recursos y
estrategias narrativas: la paradoja, la ironía, el humor, los territorios flotantes juegan un
rol importante como desmantelador de la violencia del poder político y la naturalizada
entre la dicotomía del mundo oficial y marginal, que finalmente, en el texto los
binarismos terminan difuminándose. En la multiplicidad de espacios confluye la
diversidad de voces desde la nueva generación marginal como personajes nómades y
la temática del viaje que termina por vislumbrarse en la interioridad de los sujetos.
Reflexionar sobre la multiplicidad significativa de esta particular propuesta estética
literaria, supone posicionarlo dentro de las narrativas contemporáneas donde el texto
mismo representa un cuestionamiento y reflexión metaliteraria, una asunción de la
libertad creativa, sin fronteras, sin personajes arquetipos, sin tópicos desgastados, que
se propone afianzar su relación abierta con el lector, ofreciéndole la posibilidad de la
apertura interpretativa.

El nomadismo interior en El rey siempre está por encima del


pueblo (2009), de Daniel Alarcón

Reflexionar y comprender la aparición y relevancia de este nuevo sujeto


contemporáneo, el nómade posmoderno, supone pensarlo en relación a escenarios
(espacios), adscripciones culturales y multireferencialidades que se adviene
conjuntamente con la condición posmoderna, y la de una “nueva cultura (diaspórica)
llena de significados”, como refiere Fernando de Toro, debido al elemento del
desplazamiento: dinamizador de la globalización y los nuevos lugares que hoy ocupan
en reacción a los imperativos culturales.

En este sentido, estos imperativos eran sostenidos por el proyecto de la


Modernidad. Proponía la sujeción a los grandes paradigmas centrales para la
realización de una sociedad ideal y perfecta ligada al progreso, el trabajo y la familia.
Se sostenía bajo la construcción de un único discurso universal domesticador de la
masa, que pretendía homogeneizar y territorializar, en base a ideas de la nación,
patria e identidad. Lo que Michael Maffesoli denomina como “violencia totalitaria” que
ofrecía protección a cambio de la sumisión, esta saturación de la mitificación del
progreso y la búsqueda de la felicidad devino en el debilitamiento del corpus social
con respecto a valores de pertenencia y ciudadanía, que mostró sus fallas por el
escamoteo todo aquello que no podía ser racionalizado, que estaba oculto o reprimido.
Lo que hace la posmodernidad, a partir de la deconstrucción, desmitificación y
desmantelamiento de conceptos de occidente, trae abajo la visión de la superioridad
de una cultura sobre otra, al introducir un discurso universal pero heterogéneo, tras la
era de la globalización, y la posibilidad de vislumbrar lo local en la voz del sujeto
individual y solitario, y con ello el resurgimiento de nuevos desplazamientos (Del Toro,
Fernando)

Uno de los elementos sobre las que se articula esta crisis del pensamiento y
del conocimiento, según Michel Maffesoli, es la paradoja, que se manifiesta en este
tiempo de transición a esta nueva época, el cual se afirma como “armas contra la
construcción de sistemas [..] Figuras de la resistencia frente a la toma del poder del ‘O
esto o lo otro’ ” (De Toro, Fernando: 2009, p.174). Es por ello que, frente al fortalecimiento
del desarrollo tecnológico y la dominancia económica “surge la necesidad del vacío,
de la pérdida, del consumo, de todo lo que no se puede contabilizar y escapa al
fantasma de la cifra”6 toda una inmaterial que se niega a tener un sentido. Es decir,
que lo imaginario, el deseo y el placer se convierten en componentes importantes
dentro de las nuevas estructuras del pensamiento o como lo llama Michael Maffesoli,
de la nueva sensibilidad del posmodernismo. Ese “deseo del otro lugar” que se
manifiesta en el deseo de romper con el encierro, la reclusión y la confinación
domiciliaria, característica de la modernidad, bajo el impulso de la vida errante
posmoderna que se expresa en una tónica distinta, la del hedonismo cotidiano:

La vida errante, desde este punto de vista, es la expresión de una relación diferente
con los otros y con el mundo, menos ofensiva, más suave, algo lúdica y, claro,
trágica, pues se apoya en la intuición de lo efímero de las cosas, de los seres y de
sus relaciones. 7

Un nomadismo paradójico, la de aceptar el mundo tal y como es pero con


una actitud de rechazo de los valores morales generando la fragmentación de las
sociedades homogéneas. Por ende, la de una circulación real o imaginaria, en la
que éste último “se vale del desarrollo tecnológico para cruzar fronteras,
transgredir la moral establecida, recorrer el vasto mundo” (p. 29). Esto lo traduce
como un resurgimiento, una circulación que regresa, es decir, una reactualización

6
Maffesoli, Michael. El nomadismo: Vagabundeos iniciáticos. México: Fondo de Cultura Económica,
2005, p. 21
7
Maffesoli, Michael., p. 28
y resemantización de lo que viene hacer el tradicional arquetipo ‘flaneur 8’,
expresión de una forma de resistencia que evoca la apertura existencial hacia la
aventura o cualquier forma de exilio como

…si la errancia pudiera develar itinerarios ocultos y en ese movimiento desatara


los meandros de la memoria afectando la forma misma de los relatos que se
realizan así como textos trashumantes en varios sentidos. 9

Las diversas modalidades del nomadismo que influyen y se expresan en las


nuevas producciones culturales y en la literatura actual bajo nuevos distintivos de las
estrategias narrativas que se articulan. Fernando Ainsa reflexiona sobre esa nueva
condición como

[…] anhelo de fundar un territorio nuevo e independiente, lejos del solar nativo,
que caracteriza buena parte de la literatura contemporánea. En esos territorios
exteriores –donde se han refugiado quienes han hecho realmente sus maletas- se
consagran el desarraigo, el exilio voluntario o forzoso, esa condición nomádica del
artista contemporáneo que marca la narrativa del siglo XX, tendencia que no hace
sino agudizarse en este nuevo milenio y que tiene sus particulares características
en América Latina, donde la literatura transfronteriza multiplica escenarios y
puntos de vista desasida de la noción unívoca de identidad y patria. 10

Perspectiva que también constata Celia Mazoni, en su estudio acerca del


tópico de la diáspora en la literatura latinoamericana reconoce que, esta característica
recurrente de fin de siglo, afecta no solo a los personajes de las narraciones actuales,
sino a sus propios creadores identifica a escritores como Mayra Montero, cubana
residente en Puerto Rico, que escribe sobre el mundo haitiano en Tu, la oscuridad;
Juan José Saer, argentino en Francia, construye un escenario enigmático en El
Entenado; el chileno Roberto Bolaño, en España, cuya narrativa trasunta de manera
recurrente en México, en Los Detectives Salvajes.

Ainsa lo resume bajo “una pérdida del mapa de los referentes identitarios que
ha ido borrando fronteras nacionales” como una necesidad de multiplicar los espacios
y la diversidad cultural con total independencia, un interés por mostrar una literatura

8
El flaneur, o paseante urbano, es el paradigma literario que transfigura la ciudad moderna (fascinado
por ella) del siglo XIX y XX a partir de su experiencia estética, relación y sensibilidad perceptiva con la
calle, los boulavares, los bares,
9
Manzoni, Celina. Diáspora, nomadismo y exilio en la Literatura Latinoamericana Contemporánea. P.2
10
Ainsa, Fernando. Palabras nómadas: Los nuevos centros de la periferia. Revista Alpha, 30 de julio del
2010, p.56.
del desplazamiento, con la finalidad de “forjar una mirada “múltiple, politeísta y
módica”” (p. 59) productos de las múltiples geografías e identidades que asumen los
escritores. Y que reconstruye figuras identificables que suelen estar fluyendo al borde
de la marginalidad como en los textos de Bolaño. O narraciones que albergan las
fracturas de la diáspora. Y que suma la marca cultural de la hibridez, tal como refiere
Fernando de Toro la de “la producción cultural simultánea que se interrelaciona en ese
continuo contacto entre culturas”11.

Constituyendo así nuevas modalidades performáticas, de escrituras rizomáticas


y abiertas, que permiten recuperar tradiciones culturales a partir de renovados modos
de la memoria y diálogo con el pasado, el pasado que siempre retorna presentes en
las narrativas de Jorge Volpi, Rodrigo Fresan, Alberto Fuguet, etc.

Asimismo, Fernando Ainsa, reconoce que Estados Unidos se ha convertido en


el espacio donde en la narrativa actual se manifiesta la pérdida de referentes
geográficos, en reemplazo por el mestizaje cultural, produciendo identidades
desdobladas por la influencia del mundo virtual, o de la doble pertenencia, por la fuerte
experiencia de la migración (o ser hijos de migrantes), en obras como las de Francisco
Goldman en El esposo divino, Oscar Hijuelos en Los reyes del mambo tocan
canciones de amor; o la del dominicano Junot Diaz, que en su monumental obra La
maravillosa vida breve de Oscar Wao, nos narra la experiencia latina en EEUU de los
personajes hijos de migrantes dominicanos jóvenes Oscar y Lola, y donde en los
juegos temporales, entre elementos de la ficción y la realidad, narra el tema de la
violencia de la dictadura de Trujillo de manera estética y discursiva novedosa. Así,
como Junot Diaz, el peruano norteamericano Daniel Alarcón, publica en inglés
pensando en América Latina, bajo nuevas tónicas narrativas y estéticas renovadas.

Si bien, en el libro de Daniel Alarcón, la referencialidad híbrida concentra la


producción estética del texto. En el último libro de cuentos, El rey siempre está por
encima del pueblo (2009), ésta es generada por la inclinación nomádica que poseen el
texto mismo: El primer cuento que lleva el título del libro es enfocada desde el contexto
latinoamericano; y el segundo cuento que analizaremos, en el contexto

11
De Toro, Fernando. El desplazamiento de la literatura, la literatura del desplazamiento y la
problemática de la identidad. [artículo en línea] Extravío. Revista electrónica de literatura comparada,
núm. 5 Universitat de Valencia, 2000, p. 11
norteamericano. En la que el mundo ficcionalizado se retrotrae y dialoga con textos
que retratan la experiencia nomádica: la literatura de viajes y sus nómades viajantes.
Nieves Soriano Nieto define a ésta última como la persistencia escrita de un
“desplazamiento del sujeto hacia otro espacio distinto”12 que se manifiesta en muchos
géneros, pero que también es considerado un género en sí y que se adecua a la
posmodernidad por su aspecto libre y sin ley. Luisa Shu-Ying, también, ha identificado
su renacimiento en la época posmoderna. Comprendiendo el viaje en base a tres
factores: interés en los detalles, la asunción de la total libertad y el cruce de la frontera
geográfica, en la que “la literatura viajera posmoderna suelen enfatizar este último —el
cruce de frontera— para destacar la “diferencia” entre el propio país y el visitado.” 13
Este cruce que supone la instancia del descubrimiento y de la escapatoria, que para el
viajero devela el deseo por el anonimato, la ocultación y la reconstrucción de la
identidad (p.6)

De una manera más develadora, Rosana Díaz-Zambrana reflexiona que este


itinerario del motivo del viaje, en la ficción latinoamericana “ha funcionado como
metáfora del posible camino hacia una adecuación del sujeto consigo mismo y con sus
coordenadas sociohistóricas y culturales.”14 Cuya relación con el entorno se ha basado
en la insatisfacción y en el fracaso. Y que se expresa de manera detonadora en la
época posmoderna “la expresión posmoderna del viaje recrudece ese medio como
presencia demoledora y antagónica, mientras radicaliza el cuestionamiento de los
discursos epistemológicos e identitarios.”, lo que ha generado esa ruptura de
identificación paradigmatica con el confinamiento de la casa dando lugar a una de las
más interesantes propuestas narrativas como “implosión simbólica del yo” capaz de
confrontar al otro (interno y externo), y que ante la experiencia accidentada del viaje
adviene y deviene ese iter al interior.

En el primer relato que da título al libro, “El rey siempre está por encima del
pueblo”, Alarcón construye un mundo ficcional que, a través de la inclinación nomádica
de los sujetos y la asunción del viaje, deconstruye y reconstruye perspectivas como la
12
Dobák-Szalai, Zsuzsanna. Cortísimos viajes. La literatura de viaje en el género del Microrrelato.
LEJANA. Revista Crítica de Narrativa Breve Nº 5 (2012)
13
Shu-Ying, Luisa. El nomadismo del pícaro, vagabundo y viajero. El Buscón desde punto de vista
posmoderno.
14
Diaz-Zambrana, Rosana. De fantasmas y hecatombes. Los viajes espectrales de fines de milenio. The
Colorado Review of Hispanic Studies, Vol. 3, Fall 2005, p.153
identidad, su posición con el entorno y el espacio, y su relación con el otro. En voz del
personaje narrador, relata su vivencia como joven viajante a partir del “deseo de otro
lugar”: “Había soñado desde niño con irme de casa”, este joven viaja a una ciudad
portuaria donde se instala en casa de una pareja de ancianos, los Patrice, y comienza
a trabajar en una tienda, a partir del enmascaramiento de la identidad cuando se hace
pasar por un joven estudiante universitario; experiencia que se interrumpe ante la
llegada de una chica embarazada de él. En esta pequeña historia aparentemente
anecdótica, inserta en el contexto hacia inicios de la democracia, tras la caída de la
dictadura, el ambiente se encuentra ensombrecido y densificado por el fantasma del
gran Otro, de la dictadura. Un cuadro del dictador cuelga sobre la casa de los Patrice,
como símbolo de un pasado victorioso; por otro lado, en la tienda se cuelgan varias
postales en venta de la imagen del dictador ejecutado en la horca: “cuerpo del dictador
balanceándose en un patíbulo improvisado en la plaza principal”, que irónicamente
está suspendido por encima del pueblo expectante, como una celebración del
derrumbe del poder absolutista y represivo, y la llegada del aura de libertades, que se
contradice con la imagen grotesca que naturaliza formas extremas de hacer justicia y
de la manifestación diversificada de la violencia y las continuas muertes, ya no
devenida del poder, sino desde las capas bajas. A pesar de que el título refiera un
irónico y paradójico sentido de la representación del poder y de la autoridad quien la
asume.

Este personaje nómade reconstruye su identidad a partir de los modos de


integración e introducción en un tiempo y espacio marcado por la violencia y la ruindad
de un mundo que, a pesar de dichas transformaciones políticas, se sostienen sobre la
base de estructuras dominantes históricas; pero a su vez, la de una nueva inquietud:
la de la fuga, la de partir hacia nuevos lugares, aparentemente sin ningún motivo
específico, pero que apartir de la reactualización de la memoria devela la necesidad de
distanciarse de lo que va dejando atrás: la casa, la familia, su tierra, y todo lo que
relaciona ese pasado a la violencia opresiva de una dictadura que confinaba a los
sujetos a un determinado espacio, a una manera de ser, para decidir libremente y sin
ataduras, vivir nuevas experiencias hedonísticas, convirtiéndose en esa figura que
resignifica Maffesoli del flaneur en la constancia histórica de la vida errante. El
personaje contempla el paisaje como parte del placer y satisfacción de esta nueva
aventura, pero no con una mirada encandilada e hipnotizada como el flaneur moderno,
sino que, tras el espacio movible y fugaz, el recuerdo y la memoria, se convierten en
instancias enunciativas de lo imperecedero:

La tienda no quedaba lejos del puerto, y cuando hacía calor podía sentarme afuera, y
oler el río allí donde se abría a la amplia bahía. Me bastaba con oírlo y saber que
estaba allí: el rumor y estrépito de los barcos al ser cargados y descargados, me
recordaba por qué me había marchado, adónde había llegado, y todos los otros
lugares que aún me esperaban

La necesidad, instancia y la realización del viaje surge a partir de esa


desconexión y desencanto que presenta el personaje con su lugar de origen y de las
inquietudes que van surgiendo en él a partir de los elementos que constituyen ese
espacio que va más allá: el río, el puente, el puerto como vías que se desplazan o
conectan con nuevos lugares, en este caso, la ciudad portuaria, que se constituye
igual como una zona de transición, donde llegan los barcos para dejar y llevar gente
de todas partes: “Ese podría ser yo , pensaba, en un año, quizá dos: saliendo a
tropezones de las entrañas de un barco hacia las estrechas calles de una ciudad
portuaria en cualquier país del mundo. “ Lo que Rosana Diaz denonima como

No lugares no pueden definirse en términos de identidad, historia o relación porque


no fomentan lo social-solidario sino lo individual-solitario. Dentro de esta categoría,
los rincones de anonimato y las metafóricas transacciones instantáneas que allí se
suscitan, estarán marcados por las sensaciones de impersonalidad, alineación y
vacío. 15

En este sentido, el vagabundeo que experimenta el personaje está en relación


a un espacio despersonalizado confluido por las relaciones efímeras y ocasionales que
por otro lado, van constituyedo al personaje solitario, reflexivo y contemplativo. En el
nudo de los acontecimientos: de la aparición de la chica que está esperando un hijo de
él, y que lo lleva de retorno al pueblo, el develamiento de su verdadera historia, la
asunción inevitable de la paternidad y el fracaso posterior del viaje. Se observa el
desarraigo, la lucha interna y la tensión que experimenta el joven frente al retorno:
como significación de volver a vivir la opresión y el conflicto entre la memoria y el
olvido:

15
Daz, Rosana., p. 154
Después ya no podía volver a dormir y me preguntaba cómo y en qué momento
me había vuelto tan desesperada e irremediablemente egoísta, y qué se podía
hacer, si era posible, para repararlo (…) Trataba de recordar mis rutinas de la
ciudad, sin éxito. (…)Había olvidado el nombre de la calle que corría paralela al
puerto, y también el sonido de los intrépidos filipínos parloteando entre sí (…) El
resto del mundo nunca me había parecido tan lejano.

Al respecto Elizabeth Jelin, en su libro Los trabajos de la memoria 16, refiere que
la memoria así como el olvido, son experiencias intersubjetivas con intencionalidad,
por lo que el olvido no es ausencia o vacío, es la presencia de esa ausencia, la
representación de algo que estaba y ya no está (61) que había sido silenciado y,
supuestamente, borrado. Por ello, solo a través de la memoria narrativa se construye
el sentido del pasado, que ante su dificultad, necesita la búsqueda de formas de
expresión.

Expresión que se vislumbra cuando el padre del joven, lo lleva a enseñarle a


disparar, los dos se turnan disparando directo hasta destruir la casa vieja que era de
su abuelo fallecido. Escena que simboliza la necesidad primordial por la búsqueda y
asunción de la independencia, la libertad y de romper con todo lo que significa la
imagen y la herencia del Gran Otro, y que el mismo padre del joven asume, al dejar
partir a su hijo, como identificación de lo que él no pudo hacer en su tiempo de
juventud. Aunque el final abierto refiera que el personaje decide nuevamente irse,
siempre se abre la posibilidad del retorno devenida por ese nomadismo interno que
atraviesa en la memoria que está en constante lucha con el olvido.

En el segundo relato, “El presidente Lincoln ha muerto”, podemos observar


cómo el desplazamiento que experimentan los sujetos nómades se relacionan con
otras inflexiones relacionado al discurso de la identidad de género, que se manifiesta
como desmanteladores, desmitificadores y cuestionadores en torno al discurso
amoroso, las figuras heroicas y la historia oficial; y el nomadismo en la carretera que
asume una nueva significación de ruptura. Asimismo, el texto entabla una
intertextualidad con la reescritura de la literatura de carreteras, cabe destacar que la
mitificación de la carretera, adscrita bajo visión romántica, en el contexto de la
tradición cultural norteamericana fue un símbolo de la identidad nacional. Escritores

16
JELIN, Elizabeth. Los trabajos de la memoria. Lima: IEP Instituto de Estudios Peruanos, 2012
como Whitman, Frost y los de la generación beat encontraron en esa forma del
desplazamiento una postura de ruptura y autodescubrimiento personal. El proceso de
significación del viaje, en este relato, es de igual relevancia pues supone una mirada y
reflexión interna del personaje para la toma de decisiones, aunque el viaje por
carretera, es desmitificada, porque deviene en un fracaso, y por lo tanto, una
resemantización donde el viaje expresa no una aventura o ritualización, o búsqueda
del sueño americano, sino la de marcharse y romper con todo lo que hasta entonces
ha adquirido algún significado con ese espacio.

En “El presidente Lincoln ha muerto” narra la historia del fracaso amoroso entre
una pareja homosexual: Hank y Manuel, ex amante del presidente Lincoln. En el texto,
es a partir del evento de la pérdida del trabajo y charla en un bar con Hank, donde el
personaje protagónico, hurga sobre los meandros de su memoria a través de una
inolvidable experiencia amorosa y la de un aleccionador eventual trabajo que le
permiten reflexionar e ir iniciando un proceso interior de develación de su propia vida.
Donde el pasado se interpola a través del diálogo interior del personaje narrador,
Manuel, cuya estrategia narrativa de la espacialización temporal recrea su apasionada
y clandestina aventura amorosa, tras el recuerdo de la relación idílica con el asesinado
Abraham Lincoln. Lo que Fernando de Toro, identifica como otra forma de
desplazamiento que sufren los sujetos debido a su orientación sexual que viven el
desplazamiento en la marginalidad y el rechazo. Es a partir de esta voz de un
doblemente marginal: por su condición de vagabundo y de homosexual, donde
construye una imagen desmitificadora de un Abraham Lincoln en su juventud, poeta,
romántico y soñador, capaz de vivir una vida real pero oculta. Y que, finalmente, es
socabada al asumir su castración simbólica como representante y líder de la nación,
en la que reconstruye y enmascara su identidad como sujeto de poder heterosexual
casado. Figura, que además es parodiada por el joven y desorientado Hank, al
desacralizar y reconfigurar la idea del amor, bajo una perspectiva irónica, escéptica y
pesimista, siempre unida al fracaso y la destrucción.

Los personajes de Hank y Manuel, también son figuras nómades que ven en la
experiencia del viaje, que tras el despido laboral, ya nada los ata al espacio, donde
inician un viaje por carretera, es en ese trance hacia la oscuridad de la carretera
despejada de las luces y las casas de la ciudad, en la que Manuel bajo el desencanto
y el estado de hastío, se cuestiona, duda y se confronta con el desorden y la
decadencia de su presente.

Con uno o dos trabajos ocasionales podríamos juntar lo suficiente para pagar el
alquiler. Pero más allá de eso era imposible hacer planes, podía ocurrir cualquier
cosa, y solo pensar en ello me agotaba. Sentía –equivocadamente como es obvio-
que ya estaba demasiado viejo como para quedarme sin nada otra vez.

El motivo del viaje en dirección hacia México es recrudecido por la tensión de la


memoria y el olvido, en la que las razones del viaje terminan difuminándose por la
simplemente necesidad de irse, de huir, de empezar otra vez, e ir construyendo su
propio horizonte; el sentido del viaje se transfiere a un nomadismo interior
transformador de la subjetividad del personaje Manuel, a través de la batalla
contra el desencanto, al decidir en plena noche de viaje por carretera, bajarse del
auto y abandonar a Hank, e iniciar su viaje solitario y a pie. Que finalmente
simboliza un rescate de utopías menores que está relacionada a la defensa del
hedonismo y del placer de vivir a partir de la subversión de la cotidianidad y de
lanzarse a lo caminos como bien mencionó Roberto Bolaño.

Finalmente, el nomadismo no solo es una expresión del desplazamiento, que


se manifiesta por los personajes a nivel espacial, incluido el texto mismo, sino porque
esta errancia supone también una diáspora interna, la de un giro subjetivo, que está
condicionada por una visión particular de la propia noción del traslado, el viaje, que se
torna conflictuada por la crisis externa en la que se mueven los personajes, que frente
a la tensión urden en el pasado y la memoria, que se convierten en dos instancias
igualmente confrontadas. Donde la estética del nomadismo interior aparece como
elemento transgresor de los sujetos fragmentados que intentan romper con el espacio
físico y con el estado de cosas, con el Nombre del padre castrador, pero que en esas
sendas exteriores terminan por devenir en su propia búsqueda interior, en su propia
resignificación. Podemos observar como en esta literatura contemporánea son las
vidas privadas de los personajes marginales ambiguos que cobran un rol protagónico,
y que resignifican su posición en el mundo y la cultura, en base a la metáfora del
desplazamiento o nomadismo que experimentan estos sujetos transfronterizos. Es el
desplazamiento que se incorpora como un elemento cotidiano del contexto actual y
que es asimilado por las producciones culturales para resignificar sujetos, topos y
categorías. Es interesante observar la influencia bolañesca que poseen los textos de
Daniel Alarcon, porque ante el espíritu siempre nómade como una necesidad de
búsqueda, de reinvención, de aventura, lo que trata de expresar es una visión de la
literatura que se reinvente, que sea capaz de asumir las riendas de la propia libertad
creativa que posee el texto.
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