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TEMA 1 DEMOCRACIA Y CONSTITUCIÓN EN ESPAÑA

TEMA 1

DEMO CRACIA

CONSTITUCIÓN

EN

E S PA Ñ A

1. LOS CONDICIONANTES DEL PASADO.


2. DEMOCRACIA Y DEMOCRACIAS.
3. DEMOCRACIA Y CONSTITUCIONALISMO.
4. LA DEMOCRACIA EN ESPAÑA.
TEMA 1 DEMOCRACIA Y CONSTITUCIÓN EN ESPAÑA

1. LOS CONDICIONANTES DEL PASADO

La transición española a la democracia fue considerada por muchos observadores,


políticos y estudiosos, como un modelo que otras dictaduras deberían seguir. Fue una
"ruptura pactada": entre diciembre de 1975 y diciembre de 1978 España dejó de ser una
autocracia y se convirtió en una democracia representativa, y todo ello sin
derramamiento de sangre.

¿Cuáles fueron las razones de ese cambio? ¿Por qué se produjo de manera pacífica? Se
puede afirmar, desde la perspectiva que nos proporciona el alejamiento, que:

1. La transición fue posible merced a la acción confluyente de un conjunto de factores,


como la muerte del dictador por causas naturales, al alineamiento del monarca con
los aperturistas, la pasividad del ejército, el estadio de crecimiento económico
alcanzado, la formación de una clase media considerable, el cambio de actitud de la
Iglesia y el relativismo ideológico de líderes políticos y sindicales, entre otros.
2. La transición se llevó a feliz término no sólo porque los interese de las fuerzas
políticas y poderes económicos no se verían afectados sino que muy al contrario
todas ellas se iban a beneficiar notablemente con la instauración de la democracia.

A juicio del autor, lo más conveniente era pactar. Pactar a toda costa. De ahí que se
recurriera al "consenso". Pero este compromiso político no podía ir demasiado lejos por
dos razones: la primera era que las diferencias insalvables entre las distintas posiciones
ideológicas y vitales no podían superarse so pena de perder las propias identidades; y la
segunda, la exposición y defensa de las respectivas posiciones se vio restringida por una
suerte de autocensura que impedía abordar algunos problemas considerados entonces
intocables. En la elaboración de la Constitución se dieron cuantos rodeos fueron
necesarios para obviar las cuestiones más espinosas. Algunos de los aspectos críticos
que hoy nos preocupan deberían haberse afrontado en la fase del cambio de la dictadura
a la democracia; pero se temía a la ruptura y a la reacción.

La conducta descrita formaba parte de la estrategia de toda clase política que aspira a
constituir un nuevo Estado sin mayores riesgos. Pero lo que importa resaltar es que
fueron las "virtudes" de la transición y de nuestro pacto constituyente originario las
responsables de que determinados problemas políticos sigan esperando una solución.

Por ejemplo el tema del "Estado compuesto" o "autonomías" que la Constitución


contempla, el artículo primero de la misma, etc.

A juicio del autor, hubiera sido mejor para el pueblo español un texto más breve en su
contenido, más humilde en sus metas, más realista en sus planteamiento y más preciso
en su letra. Había que haber reducido el margen de discrecionalidad que se dejó a la
clase política, pero no fue así.

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TEMA 1 DEMOCRACIA Y CONSTITUCIÓN EN ESPAÑA

2. DEMOCRACIA Y DEMOCRACIAS.

El término "Democracia" equivale a forma de gobierno en la que el pueblo tiene una presencia activa, y el
adjetivo "democrático-a", a lo perteneciente o relativo a esa forma de gobierno. La cuestión es delimitar
que se entiende por pueblo y como se materializa esa participación popular en el gobierno.

Históricamente se ha denominado con el término "Democracia" a varias formas de gobierno en la que


nada o poco tenían que ver con una participación de todos los ciudadanos, eran sufragios activos
notablemente restringidos por diversas razones como la raza, el sexo, la lengua, etc, varios de esos
ejemplos los tenemos en:
- La Democracia de Atenas en el siglo IV a.C.
- Las formas de gobierno imperantes en buena parte de los países de Europa Occidental durante el
siglo XIX y primera mitad del XX.
- Sistema Suizo de gobierno , que hasta 1971 excluía a las mujeres del derecho a voto
- Y hasta el gobierno en EEUU.

En un ámbito territorial concreto habitado por varios millones de personas, que hace imposible cualquier
gobierno asambleario o democracia directa, la única democracia posible hasta ahora es la democracia
representativa, llamada así porque el ejercicio de la democracia, o del poder popular, se realiza a través de
representantes.

El quién elige a los representantes se responde según nuestra C. a través del sufragio universal. Y el
como, suscita cierta inquietud porque, en España, 1)cuando vamos a votar se nos ofrece unas listas de
personas, que no podemos alterar; 2) en el momento de depositar nuestro voto en la urna, culminamos un
proceso de decisión que ha estado condicionado desigualmente por varios factores (información, tv,
radio);3) y cuando los votos se traducen a escaños, según el sistema electoral R.D.-Ley 20/77, hay unas
claras discriminación hacia los partidos pequeños que son eliminados si no consiguen al menos el 3% de
votos, todo ello debido a que esta ley que se adoptó en plena transición pretendía por encima de todo la
gobernabilidad y a ello se sacrificaron otras consideraciones. Pero a pesar de las advertencias del los
grandes partidos ninguno se ha molestado en reformarla. De ahí que la representatividad de nuestra
cámara legislativa sea inadecuada por dos razones y hasta cierto ficticia por dos razones: la primera,
porque nuestra c. adoptó la idea liberal de que el representante lo es de todo el cuerpo electoral, lo que le
desconecta de quienes lo eligen; y la segunda, porque en la práctica el representante lo es del partido en
cuya lista aparece su candidatura.

Constitucionalmente están previstas varias instituciones (complementarias) de democracia semi-directa,


como la iniciativa legislativa y popular y el referendo, que son de utilidad y utilización restringidas.

Globalmente hablando la democracia representativa española, con ser un logro histórico, no ha pasado de
se una democracia de partidos en la que periódicamente los ciudadanos somos convocados a ejercer
nuestro derecho al sufragio. Con una particularidad, si se quiere: el papel central asumido por sindicatos y
agrupaciones de empresarios, en la adopción de la política económica del gobierno y en el control de las
relaciones laborales de empresas privadas y organismos públicos.

Esta explicación se limita a recoger el como se manifiesta la voluntad popular en el proceso de creación
del gobierno o de la clase gobernante, el cómo entienden y ejecutan los políticos aquella voluntad vendrá
determinado por el estudio de la opinión pública y de la responsabilidad y sensibilidad de la clase política
diamantes del ejercicio del poder.
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3. DEMOCRACIA Y CONSTITUCINALISMO.

Democracia y liberalismo y democracia y constitucionalismo son binomios


conceptuales que a menudo se solapan o se presumen imbricados como si fueran
recíprocamente dependientes o históricamente coetáneos.

Históricamente el concepto "constitucionalismo" tiene una doble significación; hace


referencia tanto al orden político constitucional como al orden político democrático
constitucional. La existencia de normas reguladoras del proceso gubernamental con
arreglo a los criterios de la división de poderes y del respeto de determinadas libertades
y derechos no ha significado a lo largo de todo el pasado siglo y la primera mitad del
actual que el sistema político en cuestión fuera democrático. El ejercicio del poder,
conquistado y ejercido mediante procedimientos democráticos, no significa
necesariamente la observación del principio de la separación de poderes, ni la garantía
de las libertades individuales.

Los puntos de partida del constitucionalismo y la democracia pueden ser:


- 1º) Nace como movimiento dirigido a impedir el desempeño discrecional y
arbitrario del poder político. El gobierno es un mal necesario que debe restringirse y
ser controlado.
- 2º) Parte de la creencia en la igualdad sustancial de los hombres. El problema es
cómo asegurar la mayor participación popular posible en los asuntos de gobierno.

Para el constitucionalismo, el hecho de que los gobernantes sean los representantes de


los gobernados por haber sido elegidos en condiciones de libertad e igualdad, no altera
la condición del poder político, ni elimina el peligro de un uso indebido o absoluto del
mismo; es decir, el ejercicio de un poder popular legítimo entraña, incluso más que el de
cualquier otro poder político, riesgos de su empleo abusivo o sin limitaciones.

¿Cuál deber ser entonces la relación de la democracia y el constitucionalismo? Pues una


relación de mutua complementariedad. Toda Constitución que demande legitimidad
plena como orden regulador de la dinámica política de una comunidad tiene que ser el
resultado de la decisión soberana del poder constituyente popular. Una vez en vigor el
sistema democrático articulado en el texto constitucional debe reconocer el carácter
autolimitado del poder constituido, y proceder en consecuencia, resistiendo la tentación
de convertir en ineficaces los frenos y contrapesos constitucionales mediante la
apelación a la voluntad popular. El constitucionalismo, pese a que pueda considerarse
como un obstáculo para el gobierno democrático, contribuye en realidad a que la
democracia arraigue y no degenere en formas despóticas o totalitarias.

La pregunta que hay que plantearse en este punto es si en la práctica política de los
países que denominamos democrático-constitucionales, y concretamente en España, se
da esa complementariedad.
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4. LA DEMOCRACIA EN ESPAÑA.

Cualquier analista diría que nuestro sistema político democrático funciona


aceptablemente y reforzaría su opinión con el análisis de las numerosas contiendas
electorales celebradas durante los 20 años de democracia. Sin embargo, el analista
estaría ignorando diversos fenómenos (como el destino de recursos públicos a sectores y
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zonas estratégicas durante los dos meses anteriores al día de la votación y la utilización
del servicio público de radio o tv. A favor del partido gobernante) y determinadas
normas (las electorales y la de financiación de los partidos políticos).

También el analista argumentaría que las elecciones en España han sido siempre limpias
y que han producido lo que se esperaba de ellas: gobierno y representación.Sin embargo
esto tampoco está demasiado claro. En lo que respecta al gobierno así ha sido pero ¿nos
han representado a los electores? Por ahora siguen siendo los partidos los que tienen el
férreo control de sobre los diputados.

Desde el gobierno y la oposición se ha insistido, con diversa terminología, en la


necesidad de "revitalizar" nuestra democracia, intentando poner fin a ese estado de
ánimo de desencanto de la opinión pública.

Pero nuestros problemas dimanan de la ignorancia de los presupuestos


constitucionales, de la ausencia de un mínimo sentimiento constitucional en la
sociedad y el gobierno, des desconocimiento-interesado a veces- de lo que significa
una constitución y de lo que conlleva el gobierno sometido a Derecho.

Este desencanto generalizado de la población viene dada a causa del exceso de poder
que adquirió un solo partido tras las elecciones de 1982, y es que la vía democrática de
acceso al poder no altera la naturaleza de éste "VULPES PILUM MUTAT, NON
MORES", su inclinación natural a la corrupción. Fue la plena conciencia de que el
poder no cambia, la que condujo a los liberales a pensar en dividirlo, fragmentarlo y
sujetarlo a fiscalización, y con tal propósito se idearon la división de poderes y la
Constitución.

En España ese poder excesivo conquistado en las urnas en 1982 dio enseguida muestras
de su índole:
1)El caso Rumasa
2)La reforma de la ley del poder judicial L.O.6/85 de 5 de julio, ataque frontal a la
división de poderes de Montesquieu. (miembros del CGPJ elegidos en su totalidad por
el parlamento en contra de la estructura diseñada por la C.)

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3)La elección de los miembros del TC (en consecuencia del punto anterior si son los
miembros del CGPJ los que eligen a 2 de los miembros del TC indirectamente los está
eligiendo el parlamento, y los 10 restantes son elegidos por el Parlamento y por el
Gobierno. En definitiva es el legislativo el que nombra a todos. Además de que el CGPJ
también nombra a Ptes. De Sala y Magistrados TS, Ptes. TSJ CCAA y Pte TS, Fiscal
General (Gobierno).También ocurre con Tribunal de Cuentas, Consejo de Estado,
Defensor del Pueblo y hasta el Director General de RTVE y otras entidades de
relevancia económica y política.

Todo lo anterior nos revela que El Estado democrático-constitucional no es en


España, todavía, un hecho, sino más bien un desideratum.

Hoy por hoy tampoco tiene visos de poder o querer cambiar las reglas del juego.
Nuestros dirigentes adolecen, a buen seguro por falta de tradición democrática, del
sentido de responsabilidad política. Si en España deseamos recuperar el proyecto
originario de un Estado democrático y de Derecho, habrá, al menos, que convencer a
nuestra clase política y a nuestro pueblo de la validez e importancia de estas dos
afirmaciones:
1)"Insistir en el carácter indispensable de límites legales al poder gubernamental y de la
salvaguarda de esos límites por una justicia independiente no significa propugnar el
debilitamiento de tal gobierno"
2) Bajo un régimen que se denomina constitucional, la libertad de elección de los
ciudadanos no equivale a una correlativa libertad de acción absoluta de los que resultan
democráticamente electos; de otra manera no sólo se ponen en peligro los fundamentos
del orden constitucional, sino la misma democracia.

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