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BENEFICIOS DEL ESTUDIO DEL ESPÍRITU DE PROFECÍA

Además del beneficio de que los profetas son las personas a quienes Dios les
ha revelado su voluntad (Amós 3:7) y que nosotros podemos favorecernos con sus
escritos, hay otros beneficios adicionales del estudio del espíritu de profecía para
nuestro tiempo. Consideremos algunos:

1. Fortalece nuestra identidad

El mundo en el que estamos es tan absorbente que podemos perder de vista


nuestro origen, destino y la razón de nuestro ser y misión. Los escritos de los
profetas, tanto bíblicos como Elena de White, nos ayudan no solo a recordarnos
quiénes somos, sino también cuál es nuestra tarea en esta vida; eso tiene que ver
con nuestra identidad. El apóstol Pedro, escribió: “Mas vosotros sois linaje
escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que
anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1
Pedro 2:9).
Sabemos que el desarrollo del carácter apropiado para el reino de los cielos es
nuestra tarea aquí en la tierra. Elena de White escribió: “Un carácter formado a la
semejanza divina es el único tesoro que podemos llevar de este mundo al
venidero. Los que en este mundo andan de acuerdo con las instrucciones de
Cristo, llevarán consigo a las mansiones celestiales toda adquisición divina. Y en
el cielo mejoraremos continuamente, cuán importante es, pues, el desarrollo del
carácter en esta vida” (Lecciones prácticas del gran Maestro, p. 303).
Ahora, los beneficios que ha aportado el ministerio profético de Elena de White
es muy grande y variado, tanto organizacional como personalmente, a millones de
adventistas. El estudio de los escritos de la sierva del Señor aporta mucho a la
identidad del pueblo adventista, leamos por ejemplo los siguientes párrafos:
“La importante y grandiosa obra de preparar un pueblo que posea el carácter de
Cristo y que pueda estar de pie en el día del Señor, ha de llevarse a cabo”
(Educación cristiana, p. 90)
“Dios me ha mostrado el camino que el pueblo adventista ha de recorrer en
viaje a la santa ciudad, así como la rica recompensa que se dará a quienes
aguarden a su Señor cuando regrese del festín de bodas…” (Primeros escritos, p.
13)
Somos un pueblo con una identidad bien definida, con una misión bien clara y
con un futuro glorioso por la gracia de Dios.
“El Señor ha enviado mucha instrucción a su pueblo, línea por línea, precepto
por precepto, un poquito allí, otro poquito allá. Se le ha prestado poca atención a
la Biblia. Por eso el Señor ha enviado una luz menor para conducir a hombres y
mujeres a la luz mayor. ¡Cuánto bien podría realizarse si los libros que la
contienen fueran leídos con una determinación de llevar a la práctica los principios
que exponen! Habría mil veces más vigilancia, más abnegación propia y más
esfuerzo resuelto. Y muchos más se gozarían ahora con el mensaje de la verdad
presente” (Recibiréis poder, p. 234)
Además de la Palabra de Dios, en el espíritu de profecía se encuentran muchas
instrucciones para el pueblo adventista, por ejemplo:
 Para la salud: Consejos sobre régimen alimenticio, la temperancia,
consejos sobre salud, el ministerio de curación, entre muchos otros.
 Para la edificación del hogar: El hogar cristiano, conducción del niño, la
educación, entre muchos otros.
 Para la edificación espiritual individual: La oración, todos los
devocionales (por ejemplo: Recibiréis poder, Dios nos cuida), entre
muchos otros.
 Historia de la humanidad: Patriarcas y profetas, profetas y reyes, El
Deseado de Todas las gentes, hechos de los apóstoles y el Conflicto de
los Siglos.
 Escenarios proféticos: Primeros escritos (últimos capítulos), historia de la
redención (últimos capítulos), Eventos de los últimos días.
 Consejos para edificación de la iglesia: Toda la serie de Testimonios
(Para los ministros, Joyas de los testimonios, Testimonios selectos,
Mensajes selectos).
 Para los jóvenes: Mensaje para los jóvenes, Cartas a jóvenes
enamorados.
 Además de instrucciones para la escuela sabática, mayordomía, música,
servicio al prójimo, para evangelistas y ministros, y muchísima literatura
más con instrucciones y guías de Dios para su iglesia.

2. Nos ayuda a ubicarnos en el escenario profético

Hablando de lo que tristemente el mundo puede borrar en nosotros, está la


conciencia del tiempo en el que vivimos. Como cristianos podemos llegar a pensar
como el siervo malo de la parábola: “Mi Señor se tarda en venir” (Mateo 24:48),
pero los escritos de los profetas nos ayudan a mantener viva la visión y a vivir
como es debido en este tiempo. “No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene
grande galardón; porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la
voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Porque aún un poquito, y el que ha de
venir vendrá y no tardará” (Hebreos 10:35-37). Por eso Elena de White escribió:
“Vivimos en tiempos peligrosos. Los adventistas profesan ser el pueblo de Dios
que guarda los mandamientos, pero están perdiendo su espíritu de devoción. El
espíritu de reverencia a Dios enseña a los hombres cómo deben acercarse a su
Hacedor: con santidad y respeto mediante la fe, no en sí mismos, sino en un
Mediador. Así es como el hombre se mantiene seguro en cualquier circunstancia
en que se lo coloque” (Mensajes selectos, t. 2, p. 363).
“Estamos en el mismo umbral de acontecimientos grandes y solemnes. La
profecía se está cumpliendo rápidamente. El Señor está a la puerta. Pronto ha de
empezar un periodo de interés abrumador para todos los vivientes. Las
controversias pasadas han de revivir y surgirán otras nuevas. Nadie sueña
siquiera en las escenas que han de producirse en nuestro mundo” (Joyas de los
testimonios, t. 2, p. 352)

3. Nos conduce a Cristo y a su Palabra.

Otro beneficio del estudio del espíritu de profecía para este tiempo, es que
siempre nos conducirán a Cristo y su Palabra.
“Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en
estar atentos como una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día
esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones” (2 Pedro 1:19).
“Conságrate a Dios todas las mañanas; haz de esto tu primera tarea. Sea tu
oración: ‘Tómame ¡oh Señor!, como enteramente tuyo. Pongo todos mis planes a
tus pies. Úsame hoy en tu servicio. Mora conmigo, y sea toda mi obra hecha en ti’.
Este es un asunto diario. Cada mañana, conságrate a Dios por ese día. Somete
todos tus planes a Él, para ponerlos en práctica o abandonarlos, según te lo
indicare su Providencia. Pon así tu vida en las manos de Dios, y ella será cada vez
más semejante a la de Cristo” (El camino a Cristo, p. 104).
“No hay nada mejor para fortalecer la inteligencia que el estudio de las
Escrituras. Ningún otro libro es tan potente para elevar los pensamientos, para dar
vigor a las facultades, como las grandes y ennoblecedoras verdades de la Biblia.
Si se estudiara la Palabra de Dios como es debido, los hombres y las mujeres
tendrían una grandeza de espíritu, una nobleza de carácter y una firmeza de
propósito que raramente pueden verse en estos tiempos” (El camino a Cristo, p.
132-133).

4. Fortalece nuestra esperanza

Muy a menudo en el caminar por la vida nos toca sufrir. Los problemas, las
enfermedades, los accidentes y la injusticia tienden a mirar nuestra alegría y
esperanza. Sin embargo, cuando leemos los escritos inspirados de los profetas
nuestra esperanza se fortalece y cobramos nuevo ánimo para continuar
anticipando el momento glorioso de la venida de Jesús, cuando todo será
diferente. ¿Qué dijo el profeta Isaías que hará el Señor con los que esperan en Él
aun en medio de las pruebas y dificultades? (Isaías 40:29-31) (Isaías 41:10).
Por la lectura de los escritos de los profetas nuestra esperanza se fortalece
creyendo que llegará el momento cuando estas promesas se cumplan, como la
que nos dejó el profeta Juan de parte de Dios: (Apoc. 21:4).
En medio de la lucha que enfrentamos y que tiende a desanimar y decaer, los
mensajes de los escritos inspirados traen un nuevo ánimo y fortaleza. Por ejemplo,
cuando leemos declaraciones como esta, nuestro espíritu y esperanza se
fortalecen. “No tenemos nada que temer al futuro, a menos que olvidemos la
manera como Dios nos ha conducido, y lo que nos ha enseñado en nuestra
historia pasada” (Notas biográficas, p. 216).
“En las escenas finales de la historia de esta tierra, cuando cada elemento
aumente en intensidad, el Señor requerirá vigilancia sin descanso. Pero no
seremos abandonados para luchar solos; cuando los peligros aumenten a cada
lado, aquellos que caminen humildemente ante Dios desconfiando de su propia
sabiduría, tendrán a los ángeles como ayudadores y protectores” (La verdad
acerca de los ángeles, p. 276)

CONCLUSIÓN

Motivar a la iglesia a que lea la Biblia y el Espíritu de Profecía.

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