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BITÁCORA

LABORATORIO EXPERIMENTAL DE PERFORMANCE (LEP)


4 de diciembre de 2019 - 07 de abril de 2020

Escrita por Paola Correa


Codirectora del LEP desde el año 2010
Fundación Cultural Waja

Presentación

Esta bitácora es un soporte y contenedor para dejar una huella de los


pensamientos, sensaciones, preguntas y reflexiones que ha suscitado el
quehacer del LEP en el marco del proyecto de investigación “Lugares
comunes” del género: otras narrativas performativas para la paz. Cada
gesto de escritura se ha instalado en distintos puntos con la capacidad de
moverse de un lado al otro. Esta bitácora también es un agradecimiento a
la posibilidad que la Fundación Artesa nos abre para mirarnos y analizar
sensiblemente nuestro quehacer.

El hacer de esta escritura ha sido fluctuante, incorpora conceptos creados,


canibalizados, repetidos, memorias que se han alojado en un cuerpo
performer y que hoy deja señales de un relato que podrá ser desaprendido,
ablandado, replicando ideas que viajan más rápido que el movimiento de
mis manos cuando escriben: la transformación ha sido esencia de esta
bitácora como lo es el lenguaje de la performance y el propio LEP.

En esta bitácora los meses se han plegado en universos de sentido y los


días se han desplegado en sus pensamientos. El deseo es querer contar lo
acontecido desde un pensamiento propio para abrir diálogos, preguntas y
espacios de encuentro.

1. ¿Qué es y cómo ha funcionado el Laboratorio Experimental de


Performance en el marco de esta investigación?

En el proyecto de investigación se planteó que el LEP sería analizado por


parte de Artesa de acuerdo con la pregunta de investigación: “¿De qué
manera el Laboratorio Experimental de Performance (LEP) de la Fundación
Cultural Waja, puede ser considerado como un proceso de comunicación
que señala "lugares comunes" en relación a la violencia simbólica de
género, contribuyendo con ello a la construcción de escenarios de paz en
el espacio público, y ampliando sus alcances a través del registro
audiovisual de sus iniciativas?.
En este sentido, el rol de Waja como investigadora consistió en aportar
desde su propio quehacer con el diseño y desarrollo de dos actividades que
hacen parte de la metodología del proyecto: la primera, bajo la coordinación
de Paola Correa, es un diseño específico de laboratorio y su
correspondiente realización, de acuerdo con los modos de hacer y
apuestas conceptuales propias que la organización ha venido consolidando
y transformando en sus 10 años de experiencia con este proceso de largo
aliento.

La segunda actividad, a cargo de Gustavo Gutiérrez es el registro


audiovisual de todas las sesiones del laboratorio, de las muestras “finales”
en espacio públicos de Bogotá y de las entrevistas a los participantes. El
montaje y la edición de los productos audiovisuales finales están a cargo
de Gustavo y Paola como codirectores del Laboratorio Experimental de
Performance.

Lo anterior significa que el LEP es la apuesta metodológica y estudio de


caso para qué Artesa pueda analizar la pregunta formulada, anclada a la
comunicación y a las narrativas, puntualmente sobre los registros
audiovisuales de carácter documental que la Fundación Cultural Waja
produce como parte del proceso del laboratorio. Es decir, no se trata de
analizar cómo funciona el laboratorio ni los procesos creativos de los
participantes, sino de dar cuenta cómo aquel opera en tanto proceso de
comunicación.

¿Qué es lo que comunica el LEP?

***

El LEP es un espacio-proceso creativo de largo aliento interesado en


generar lugares de encuentro, diálogo y disenso en los que se re-
signifiquen las dinámicas cotidianas del cuerpo como materia plástica en
sus vínculos con los espacios públicos de Bogotá. Al interior de este
espacio se desarrollan procesos de creación artística que acuden al
lenguaje de la performance como movilizador del pensamiento.

Viendo el LEP como el asunto a analizar, la propuesta para su despliegue


ha sido pensar colectivamente el sentido de la manifestación performativa,
su relación con el cuerpo y de éste con los espacios públicos de la ciudad,
al tiempo que se daba paso a la experimentación-creación desde las
singularidades y los procesos de los participantes, permitiendo que fueran
ellos quienes descubrieran sus propios horizontes de sentido y sus
apuestas poéticas.
La forma en cómo estimulamos ese construir sentido ha sido desde nuestro
rol de interlocutores, esto es, acompañantes de los procesos de creación
de los participantes. Como interlocutores no transmitimos conocimientos
sino que abrimos espacios para que cada quien los descubra por su cuenta,
lo que significa que apelamos a la autonomía de los otros así como al cruce
del pensamiento sensible con el logos, recordando que todos somos seres
pensantes y sintientes.

El Laboratorio Experimental de Performance es un proceso de creación


artística, en la medida en que posibilita que cada participante vaya
desenvolviendo su modo singular de ser-hacer y de esta formar señalar,
especular y posibilitar la transformación de imaginarios sobre los asuntos
convocados, tácita y expresamente, en la investigación.

En las interlocuciones con los participantes se conjuga la teoría y la práctica


(hacer-pensar/pensar-hacer), no como operaciones aisladas sino como
acciones que se nutren, complementan y conflictúan en el
desenvolvimiento de los procesos de creación performativa para espacios
públicos de Bogotá.

En consecuencia, el arte y las formas de los puentes de comunicación, en


términos humanos más que disciplinares, es otra apuesta del LEP de Waja,
es decir, no se trata de ver al otro sino de mirar con el otro, con el ánimo de
ablandar las estructuras categóricas, coloniales y rígidas de los saberes,
para desaprender y producir unos nuevos que emanen de la cognición
encarnada y del impulso o del deseo de los participantes.

La interlocución, en palabras de aquellos, provee seguridad, confianza,


bienestar, calidez y además deja ver lo que al otro le sucede: en ese mirar
del interlocutor también hay conocimiento. En este sentido es que
hablamos de la horizontalidad que sostiene el proceso del LEP, en tanto un
espacio creado para la investigación/creación artística tanto de los
participantes como de los interlocutores.

Así las cosas, los intereses de esta investigación y el modo de hacer


performativo se vinculan de manera deconstructiva con el otro, posibilitando
un espacio para cimentar nuevas realidades a partir de las ya existentes,
priorizando el proceso sobre el producto. Por esto último es que lo
presentado al “final” del laboratorio se considera un momento del proceso
y no obras de arte o performances finalizadas.

Por otra parte, la manera de compartir, deconstruir y abordar los lugares de


enunciación gestados por Waja sobre los tópicos de esta investigación, se
adelantó diseñando y poniendo en marcha una serie de experimentaciones
corporales, con la intención de que en el hacer cada quien fuera revelando
o descubriendo sus propios sentidos al respecto, hacia la consolidación de
un pensamiento crítico y propio alejado de la gobernanza de la construcción
del conocimiento.

A continuación presento los lugares de enunciación a partir de los cuáles


Waja diseñó las experimentaciones iniciales de este LEP:

Lugar común: lugar complejo en donde no hay una


única definición, sino que aquel se establece desde
modos de hacer del arte que pueden incorporar
múltiples nociones de un estereotipo, de un imaginario
social y de miradas deslindadas de estas nociones o
formas de hacer en torno al género y a la paz.
También lo comprendemos como lo que se comparte
en torno a algo.

Género: construcción singular del corpus del mundo,


donde se manifiestan las características de un
contexto cultural y político.

Paz: estado de un corpus.

Violencia: estado de relaciones sistémicas entre


fuerzas.

Estos enunciados se articularon con conceptos y herramientas propios del


lenguaje de la performance mediante la escucha sensible, pensante y
crítica entre los interlocutores y los participantes, en un acompañamiento
horizontal y de compartir saberes, lo cual iba revelando que era necesario
adicionar, profundizar, enfatizar, volver a dialogar o sustraer en cada una
las sesiones del LEP.

***

En el laboratorio creemos que el sentir es un descubrimiento de cada quien,


es una búsqueda interior y propia que revisa en eso que somos en tanto
personas de acción y eso implica un aprender y un desaprender.

¿Qué hacemos para comprender?


¿Cómo enseñamos lo que sabemos hacer?
¿Qué lugar ocupa el cuerpo en los procesos de
aprendizaje artístico?
¿Cómo aprendemos con y desde el cuerpo?
¿Qué nos ofrece el cuerpo en tanto forma de
conocimiento para acceder a otras realidades?

Conocer, querer saber, comprender implica pesquisar (se), tomar riesgos y


para ello hay muchos caminos, dentro de los cuales acudimos al diálogo
porque nos permite movernos en múltiples campos que se cruzan, en
espacios y modos en los que las fronteras son sutiles. Dialogando, dando
la palabra y lugar a la voz distinta, hemos probado, fracaso, acertado en
esa búsqueda por entender los modos singulares corporales; por esto es
que no imponemos, no conducimos, no juzgamos, ni prejuiciamos aunque
algunas veces tengamos que decir no, más como una provocación que
como un impedimento.

***

Vienen a mi mente palabras e ideas sobre el intersticio y lo múltiple en tanto


potencias del LEP. El intersticio es ese espacio abstracto en el que el hacer
performativo se instala, de bordes finos que se tocan, que se separan, en
donde podemos ir de aquí para allá contagiándonos, tomando o
desechando elementos para los procesos de creación. En palabras de
Eduardo Viveiros De Castro “Somos afines justo en lo que nos separa”.

Lo múltiple se ha pensado como una condición que permite expandir lo


diverso de cada singularidad y acontecimiento para establecer vínculos, es
decir, lo múltiple puede darse, por ejemplo, en los distintos modos de hacer
que se ponen a prueba, que se asientan o que se descubren en el hacer
mismo y que al compartirse pueden detonar en los otros conexiones con
sus propios procesos, con su vida y sus preguntas.

Este concepto de lo múltiple se acerca a la noción de multiplicidad de Italo


Calvino, una red de conexiones entre los hechos, las cosas y las personas
del mundo. De lo que estoy hablando es de un pensamiento sistémico que
conecta todo con todo, en el cual hay sincronicidades, así en apariencia a
simple vista no sean notorias.

El artista es capaz, tiene la fuerza de revelarnos esas relaciones en la


observación que hace de su cuerpo y de su proceso creativo y, que al
compartirlo, al insertarlo en el mundo conoce, de ahí que en el LEP
afirmemos que el arte produce conocimientos. Así mismo, el lenguaje de la
performance es múltiple, pues imaginemos que hay tantas formas posibles
de crear mundos como cuerpos existen, y si aceptamos la idea de que
somos un ser de muchos cuerpos, de múltiples capas, entonces las
posibilidades son inagotables.
Creo que de esto se trata, de darle forma a lo informe, a lo que no podemos
decir con cierto lenguaje que conocemos. Cuando queremos hacer esto
siento que hay que ser arriesgado: salto al vacío para extrañar lo familiar
del propio cuerpo, lo que se conoce, lo que se ve, lo que se siente y piensa
de uno mismo, lo que se sabe hacer. Ese atreverse tiene que ver con la
manera en como tensionamos fuerzas entregándonos sin juicio ni
justificación a la experimentación corporal.

¿De qué está hablando cada quién en el LEP?


¿De qué estamos hablando en el LEP?

***

En las primeras sesiones del laboratorio se convocó desde sus materias


primarias o sine qua non: cuerpo, espacio, tiempo, público. Para este
laboratorio decidí iniciar por el saber hacer del cuerpo en tanto materia de
constante investigación, a la cual se ha ido sumando el espacio, el tiempo
y el público.

El fijarse en el cuerpo como materia plástica ha concedido darse cuenta de


que allí hay una posibilidad para construir conocimiento, en tanto la
capacidad sensible de afectar las formas que atraviesan el mundo. Las
fuerzas, apropiando a Suely Rolnik, entendidas como los patrones,
categorías y estereotipos culturales sabidos y que afectan el modo de ser-
estar del cuerpo.

Cuando se sabe el cuerpo, cuando se apela a este saber es posible


reconocer, sentir y percibir las fuerzas que también atraviesan a los
cuerpos. Las fuerzas entendidas como las cosas sutiles, imperceptibles e
intangibles que sentimos de manera singular. Esa constante y cambiante
relación entre formas y fuerzas es posible cuando se reconoce el cuerpo
que somos y tenemos y ahí puede surgir un nuevo conocimiento que afecte
y mute esas formas ya establecidas: una otra experiencia para conocer el
mundo.

Por lo anterior, es que desde Waja nos movemos desde la idea de que el
arte, en cualquiera de sus manifestaciones, tiene la potencia de la
transformación social para descolocarse y para cambiar las realidades
preestablecidas. Lo que sucede en cada encuentro puede traspolarse a la
cotidianidad de cada participante por esa capacidad de afección y empatía
que el cuerpo porta.

Entrar por el cuerpo llevó a conversar sobre cómo evolucionar la


organización binaria del conocimiento herencia del pensamiento
cartesiano: bueno/malo, mujer/hombre, anormalidad/normal, bien
hecho/mal hecho, cuerpo/sujeto. Esta ha sido una constante en el
laboratorio: interpelar el quehacer de los participantes, las maneras
preestablecidas de leer las realidades para acudir a sus propios procesos
de creación performativa como posibilidad de investigación, estudiando con
el cuerpo y balanceando el aprender con (de) otros con el de uno mismo.

Lo anterior revela la importancia de consolidar este tipo de espacios en los


cuales se da lugar a la libertad y a la autonomía para ser y hacer, en tanto
se hace expreso y se manifiesta un pensamiento singular desligado de esas
categorías binarias que muchas veces sesgan la creatividad corporal.

Construir pensamiento propio es muy importante en este laboratorio, es un


lugar de resistencia ante el deber ser del cuerpo-pensamiento en una
respuesta al miedo por decir, por expresar nuestra postura ante las
realidades sociales, artísticas y políticas del contexto, ante la formación
académica y a las maneras de relacionarnos con el otro y de hacer
comunidad. Cuando nos adentramos en los procesos de creación de
performance de lo que aprendemos es de nosotros, de las relaciones con
la vida y con la sociedad.

Por esto es que como interlocutores insistimos en que se arriesguen a


probar lo que el cuerpo vaya sintiendo, desde el impulso que los mueve,
desde la intuición, el logos, la imagen...sin juzgarse ni cuestionarse y sin
hacerlo a los otros participantes. Esta posibilidad de experimentación ha
sido un sustento del LEP que se ha conectado con el hecho de compartir y
de estar en colectivo.

Los participantes manifiestan que en manada es mucho más fácil soltarse


porque se gesta un espacio de comodidad, de confianza, de completarse,
de cuidado por el otro, de escucha, de la responsabilidad que implica el
hacer performance. Así mismo, se activan todos otros sensores, otras
sensibilidades, se recuerdan cosas olvidadas en procesos anteriores y se
abren lugares para el otro desde uno, dejando ver que el mundo es más
amplio de lo que imaginamos.

Aquí vale la pena aclarar que aunque en el LEP se da lo colectivo en tanto


una herramienta pedagógica para ir despertando una sensibilidad corporal,
es vital que perviva la singularidad de cada quien desde sus deseos y
preguntas en el marco de sus intereses investigativos. A un laboratorio lo
construyen las singularidades.

El hacer con el cuerpo, compartiendo en colectivo, ha generado muchas


preguntas que pasan por los sentidos, por la razón y por el propio cuerpo,
no quiere decir que esté pensando que son cosas separadas, sino que ese
hacer genera una experiencia que se nutre de esas cosas y de muchas
otras. Desde mi experiencia como performer he dicho que lo que uno sabe
por su experiencia es incuestionable, porque es subjetiva y cada quien
habla desde lo que le pasa, aunque a veces las experiencias coincidan o
se compartan se dan como únicas, sin que esto signifique un
ensimismamiento respecto a la experiencia, por el contrario, la idea es
conversar desde allí, desde lo distinto.

Insistimos: el escuchar las experiencias corporales de los otros es algo que


nos interesa y hemos permitido en el LEP, saber desde el otro para tejer
relaciones nuevas o recordarlas, para abrir el cuerpo a una infinidad de
posibilidades, para conectar con otros pensamientos, para comprender de
otro modo, para ir más allá dándonos a la autocrítica, a la autorreflexión, a
la duda, a la afirmación y, por supuesto, al cambio que sucede mucho más
rápido de lo que podemos asir.

2. Lo experimental

La experiencia del hacer ha transformado los procesos de creación


singulares, de ahí que apropie este pensamiento de Esther Ferrer “La
performance no se enseña, se practica”. La práctica del hacer corporal
envuelve la experimentación de las múltiples y diversas materias,
conceptos, materiales que son y aparecen en cada una de las sesiones del
LEP, revelando ciertas visiones del mundo y posiciones políticas que se
pueden extraer de la lectura de esta bitácora.

La experimentación es fundamental en ese producir y sentir experiencias,


pues en el insistir, en el repetir, en el dejarse ir, en el ser sensible y
vulnerable el cuerpo se dispone y ahí aparecen otras cosas: el lugar de lo
posible. Para experimentar no basta con decir “voy a experimentar o estoy
experimentando”, ¡hay que hacerlo! En ese hacer del saber del cuerpo se
conoce y/o reconoce por la relación con lo otro que se confunde con el yo
(Libro “Un mundo Común” de Marina Garcés). Este pensamiento fue
extraído de una de las sesiones realizadas por parte de Veladas,
interlocutoras invitadas a este laboratorio.

¿La idea de la continuidad (el otro soy yo) podría ser


un lugar común en tanto algo que se comparte?
¿Hay continuidad en el otro por la finitud de la piel?
¿Qué es la finitud del cuerpo?

***
Me gustó oír esa sensación de mecerse que alguien manifestó, es una
imagen que conecté con el lugar del sin tiempo, de la impermanencia, de
la afección. Cuando se experimenta en espacios públicos aparece eso de
hacerse público, de exponerse, sensación que produce miedo, angustia,
seguridad, extrañamiento, deseo, reconocimiento….las sensaciones son
muchas, pues dependen de la experiencia de cada quien.

En ese hacerse público emergen muchos interrogantes de los cuales


destaco:

¿En la experimentación hay límites?


¿Cuáles son los límites de lo público?
¿El cuerpo tiene límites?

Darse a la experimentación corporal es sustrato metodológico del LEP:


poner a prueba, arriesgarse, compartir un material, un acción clara y
definida, una intuición, una forma, una idea, una pregunta, un sueño, una
imagen, un querer dar forma, un deseo, un color, una palabra…Como dije,
en el lugar de la experimentación surge la experiencia del cuerpo pero
también la del espacio, la del tiempo y la de la relación con los públicos
como materias plásticas transformadoras del sentido de la performance.
Haciendo entendemos, sabemos y vamos generando conocimiento.

¿Cómo experimentar el deseo?


¿Cómo experimentar las sensaciones?
¿Cómo experimentar una imagen?

Estas ideas me llevaron a sugerir la lectura del texto “El performer” de Jerzy
Grotowski, con el ánimo de convidar a preguntarse y pensarse por lo que
significa ser performer, pues en el proceso de creación del LEP más que
enseñar a hacer performance se procura una transformación del
pensamiento, una pregunta por nuestro lugar en la sociedad, en el país y
en el mundo. Esto tiene que ver con un ámbito ético del quehacer artístico,
por ello es que en el hacer es en donde ampliamos el lente: en lo que el
humano hace, en sus acciones que se conectan con sus posturas y lugares
desde los cuales cada quien quiere estar-ser en relación con la otredad.

***

En la experimentación de la materia cuerpo hay que ser detallistas,


esforzarse en el sentido de profundizar en algo: a mayor precisión mayor
libertad, hasta que emerja la presencia así sea en acciones simples pero
que podamos soportar y asumir.
¿Qué desea hacer un cuerpo?
¿De dónde nace ese deseo?
¿De dónde viene esa urgencia por hacer con el
cuerpo?

El asumir y el soportar también se puede volver problemático en el contexto


de las prácticas artísticas emanadas del deseo como la performance, pues
algunos participantes se cuestionan por la “validez” de lo que se hace
cuando se acude a este tipo de lenguaje. Yo creo que el asunto no es si
es “valido” o no en términos de juicios de valor vinculados con paradigmas
culturales, más bien creo que esta pregunta hace referencia a la
permisividad en cuanto al reconocimiento de un facto performativo.

En este sentido, lo que en una performance puede ser permitido, por


ejemplo, usar un arma para lastimar a alguien, en algunas instancias de
este laboratorio puede no serlo. Esto se da porque como Waja hemos
establecido unas políticas de vida en el desarrollo del LEP, entre las que se
encuentran: no agredirse, no agredir a otros ni al espacio público. Por ser
Waja una persona jurídica y una organización que fomenta espacios de
formación y creación, estamos inmersos en un marco de responsabilidades
y obligaciones legales que trascienden este lenguaje artístico.

***

¿Hasta qué punto asumir y soportar?


¿Para qué asumir y soportar?

A veces siento que esta idea de asumir y soportar se entiende como que
hay que hacer las cosas pase lo que pase, una especie de “toca hacer” a
como dé lugar, no sé, es solo una sensación que ha emergido en varias
sesiones. Cuando propuse abordar el hacer desde estos imaginarios y
nociones de asumir y soportar, lo pensaba desde el acto de permitirse, de
mirarse, de ir para adentro y desde ahí abrirse, exponerse y poner afuera
desde lo que se ha despertado en el adentro del cuerpo-pensamiento. Para
mí, es un modo de hallar la presencia: cuando se generan las experiencias
singulares en el cuerpo-pensamiento emerge el acontecimiento, aparece
otra cosa, se evoluciona, se extraña, se dejan ver unas fuerzas que
movilizan.

El soportar y asumir también me hace referir la materia tiempo en la


experimentación, porque cuando asumimos y soportamos una acción, es
decir, cuando estamos presentes podemos sentir, vivir y experienciar el
tiempo, pues el tiempo es una experiencia que pasa por el cuerpo, lo que
significa que en la performance el tiempo es una materia corporizada.
***

Esas experiencias que han aparecido en el LEP las he querido explorar


desde varias estrategias, una de ellas es el lugar del conocimiento que se
da desde lo físico a diferencia del conocimiento que se da desde lo
intelectual. No es que uno o el otro sea mejor, solo que en el ánimo de
desaprender ponemos a prueba distintos caminos: esta vez trabajé mucho
desde la experimentación corporal física, fue una intuición, un impulso que
el propio grupo de participantes me hizo sentir-saber.

El lugar de lo físico admite conocer y leernos desde otros ángulos para


amalgamar un estado previo que posibilite entrar en performance; es como
un estado de preparación que nos hace estar presentes en el instante de
accionar, es un modo de investigar desde el hacer. No obstante, es
indispensable que cada quien encuentre sus propias maneras para
experimentar e investigar la presencia y que aquellas partan de sus
impulsos, necesidades y preguntas vitales. Yo creo que este paso apenas
se está dando en algunos y en otros ha generado cambios en los modos
que ya traían.

Experimentando se expresa la agencia del cuerpo para hacer eso que en


otros espacios no se haría: cada quien explora de manera distinta en la
autonomía que cada sesión ofrece. Se trata un poco de una “educación
corporal” que en nuestro sistema formativo no se da de una manera
expresa y rigurosa, de hecho en algunos contextos dicha formación se
desconoce.

***

En una de las experimentaciones propuestas emergió la cuestión de la


violencia/lo violento cuando se realizó un ejercicio de contacto físico entre
ellos mismos, un poder tocar, mirar de cerca, incomodar, percibir el límite
con el otro y la vulnerabilidad. Cada quien expuso lo que piensa al respecto,
dando pistas de posibles lugares de enunciación para esta investigación:

Partir de la propia vivencia para hablar de la violencia;


el habituarse a la naturalización de la violencia
entendida como algo que hace daño; la violencia
simbólica asociada a lo psicológico; el ejercicio del
poder que se tiene sobre el otro cuando lleva los ojos
cerrados y se puede hacer lo que se quiera, pero no
se hace porque aparece el autojuicio, el reproche, la
autocensura, la categorías culturales de bien o mal, de
se puede no se puede; el lugar del sujeto tiene un gran
peso en tanto paradigma corporal en vez del lugar del
cuerpo (como si fueran entes separados o distintos).

3. El lenguaje de la performance

¿Qué es performance ahora para cada quién?

Esta es otra de las preguntas que moviliza un espacio como el LEP, pues
es un término complejo, abierto y en esencia mutable. Cuando se habla de
lo que se presenta, en tanto performance, cada quien reflexiona por su
propio hacer. Los participantes han expresado que performance es:

Un comportamiento revivido (idea de Richard


Schenner), tal como sucede al volver a ver los videos;
habitar un sentir que se confía a la intuición; dejarse
llevar por el hallazgo de materiales; una forma de
hacer teatro sin que sea teatro en el cual lo falso se
vuelve más real que lo real; un hacer que deja notar
las presencias; algo que resuena desde acciones
cotidianas; una posibilidad de interactuar o de generar
interacciones pensado esto como un choque o un
encuentro…

***

Habitar el espacio en sentir el tiempo. Pese a la cualidad de abstracción del


espacio, cuando el cuerpo se inserta en un espacio público emerge el lugar
por la presencia de ese cuerpo vivo que lo transforma. Habitar el espacio
es tan difícil y extraño como habitar el ser, el tiempo. Si el espacio es una
otra materia en este tipo de lenguaje también podemos experimentarlo
habitando sus lugares: estando, buscándolo, viéndolo, añorándolo,
dibujándolo, trazándolo, caminándolo, oliéndolo... en fin, todas aquellas
acciones que abran paso a la plasticidad del cuerpo y del proceso en
relación con esta materia.

Por lo dicho, considero que es esencial que el lugar escogido en el espacio


público, para presentar el estado del proceso de creación o la performance,
sea un acto sensible y ético, es decir, que se sepa por qué se ha decidido
que sea ese y no otro, pues no es un escenario, algo preconcebido; el lugar
afecta, modifica la acción o el hacer que se ha “diseñado” para intervenir el
lugar escogido.

La invitación sigue en pie, aún necesitamos ahondar más en esta materia


dado el papel o el rol ético del performer en tanto figura embadurnada de
poder, de un poder que contagia, que conmueve, convoca, pero también
que dispara las sensaciones, que toca emociones, sentidos e
interpretaciones en múltiples direcciones. Hay que ser cuidadosos,
conscientes y alertas a todo aquello que ponemos en los espacios públicos.
Otra reflexión del espacio está vinculada con la fuerza del grupo, eso se
manifestó en el ejercicio conectivo y de disposición de caminar uno detrás
del otro para ir de un lugar a otro. Hay un aura que transforma la ciudad, a
nuestros cuerpos y a los de los otros cuando nos movemos en grupo: es tal
esa fuerza que esos cuerpos tienen la potencia de abrir espacios y de crear
lugares.

***

“El cuerpo, todo el ser un teatro”. Helene Cixous.

“¿Dónde está tu cuerpo auténtico? […] ¿Cuál


cuerpo? Tenemos varios”. Roland Barthes

“¿El cuerpo es un hecho o fenómeno completamente


banal. No hay nada más común y corriente, ya que
nadie vive sin cuerpo. No obstante, en realidad
sabemos qué es el cuerpo, qué es lo que el cuerpo
puede hacer?” Kuniichi

“¿Qué sucedería si lanzamos una escalera a lo


profundo del cuerpo y descendemos por ella?” Hijikata

“Producir y reproducir el cuerpo una y otra vez. El


cuerpo en movimiento y experiencia como un proceso
de final abierto, abierto a la otredad, pero también
vulnerable en su apertura”. De Preester

“Todos los cuerpos cargan dentro de sí un proyecto de


alta tecnología sensual; la escritura es su holograma”.
Nicole Brossard

Juliana Borrero, interlocutora invitada, compartió estas citas sobre el


cuerpo, resaltando que aquel es una materia intrínseca al lenguaje de la
performance. En el mismo sentido, ella nos dio a conocer su concepto de
cuerpo: “Es una estructura inacabada, incompleta, vulnerable, intermedia y
cambiante”.

La cualidad de cambiante se comparte con la performance y con el LEP, la


cual posibilita ir hacia lo honesto de la creación singular, considerando que
esta materia porta especificidades que otras materias no tienen, entre ellas,
trae consigo el carácter, las emociones, los sentimientos y toda una suerte
de intangibles ligados con la persona y el sujeto que también hacen parte
de ese cuerpo.

¿Qué es el cuerpo?
¿De qué se compone el cuerpo?
¿Qué sabe el cuerpo?
¿Qué puede hacer el cuerpo?
¿Cómo se relaciona el cuerpo con la vida y con el
arte?

Fue vital para mí oír lo que cada quien expresó sobre el problema del
cuerpo que en algún momento lo estaba atravesando, específicamente me
llamó la atención el tono y el modo de nombrarlo. Hablo de vital porque
aquello se conecta con el ánima, con la esencia, con la raíz de lo que cada
participante está creando, trayendo a luz, dándole vida. A veces tenemos
certeza absoluta de nuestras pulsiones y con claridad creamos
proposiciones, acciones, pero otras veces no sabemos de dónde viene eso
que nos mueve a hacer con el cuerpo y mucho menos hacia dónde iremos:
no es buscar la forma sino conocer el deseo que llevará a alguna forma.

¿Cuál es el germen, el deseo, “la garra” la pregunta


que mueve cada uno de los procesos creativos de los
participantes?
¿Se aloja en el cuerpo?
¿Cómo desocultarlo?
¿Cómo le damos forma a esa pulsión, a eso que nos
ancla y nos mueve a crear con nuestro cuerpo?
¿Cuál es el modo en que cada quien descubre,
conoce, inventa re existe para dar forma a lo informe?

Coincido en algo que dijo una de las participantes: se trata de hacer algo
que nos permee, que hable de nuestra presencia en el mundo, de nuestras
vitalidades y cotidianidades, con eso que a uno verdaderamente lo mueve
a poner el cuerpo para hablar de algo, para señalar o interrogar.

***

¿Cómo darle forma al tiempo?

Para mí la materia tiempo es una experiencia, es decir, el ser es tiempo.


Esta materia también se experimentó en el laboratorio acudiendo a la
escucha del cuerpo a partir de dos interrogantes detonantes:
¿Cómo poder atravesar el tiempo sin tener la
sensación de querer irse?
¿Cómo estar presente a pesar de todo?

La experiencia fue una contemplación introspectiva que estuvo presente en


cada cuerpo. En esta ocasión no hablamos, preferí que cada quien
guardara en su experiencia lo que había experimentado, que buscara como
registrarlo, cuestionarlo, activarlo y vincularlo a sus procesos creativos.

4. El Laboratorio Experimental de Performance como espacio-proceso


de creación y los procesos creativos singulares

El LEP generalmente se ha desarrollado de forma continua, es decir, sin


intervalos de tiempo desde su comienzo hasta la muestra en espacios
públicos. No obstante, en el marco de esta investigación se ha diseñado de
una manera distinta por las fechas de la realización del proyecto,
conllevando a desenvolverse en dos momentos: uno, en el mes de
diciembre (5 sesiones), y otro entre enero y febrero (11 sesiones), más la
muestra “final” de procesos en espacios públicos de Bogotá realizada en
el mes de marzo.

En el primer momento se pretendía activar el cuerpo, en tanto materia


plástica, desde experimentaciones que llamaban a un ser-estar disponible
en relación con el espacio, el tiempo, la mirada y los públicos, insertando
corporalmente los conceptos iniciales de paz, género, lugar común,
violencia y performance (me refiero a los creados por Waja).

El énfasis era concentrar la energía para que cada participante, desde sus
propias singularidades, fuera descubriendo, reencontrando y construyendo
sus propios enunciados, horizontes de sentidos y posturas políticas en
relación con dichos conceptos, los cuales se espera también sean
analizados a la luz de los intereses investigativos por parte de Artesa.

El segundo momento continuó con la muestra de avance de los procesos,


después de una pausa de un mes que tenía como propósito estimular el
trabajo autónomo de los participantes, lo cual, muy seguramente, podía
cambiar o enfocar el rumbo de la investigación, pues cada quien exploró en
solitario eso que lo mueve en vínculo o no con los videos compartidos y con
la invitación a crear desde la apropiación.

La autonomía es uno de los pilares conceptuales del LEP, entendida como


la capacidad sensible e intelectual para investigar (se) con profundidad,
detalle y cuidado acerca de las preguntas, problemas plásticos, temas y
modos de hacer por parte de los participantes, esperando que tomen o
afirmen sus posturas políticas, decidan, se confundan o se aclaren,
queriendo con ello que encuentren algo que los toque en el acto de gestar
una propuesta, un gesto, una acción o una performance para ser expuesta
en espacios públicos de Bogotá.

La autonomía se vincula con la performatividad incorporada en el


laboratorio, en la medida en que es un proceso que permite acceder a
diferentes campos culturales para subvertirlos. Por ello es que la apuesta
también es porque cada quien vaya descubriendo su propia poiesis, con la
cual se puede desestabilizar o cuestionar el statu quo de las realidades a
las que nos convoca la investigación o a otras que se han abierto o
continuado en el investigar/crear-pensar/hacer.

La performatividad se hace performativa, para Judith Butler, en la


repetición, en la reiteración, en la iterabilidad, debido a una característica
del lenguaje que se refiere a la capacidad de hacer cosas o producir
realidades (John Austin). Uno de esos lenguajes son las normas sociales
corporalizadas estrechamente vinculadas con las construcciones de
género, las ideas de violencia, paz y lugares comunes. Esto significa que
esa repetición tiene efecto, produce algo.

El producir algo fue la pregunta en este segundo momento del proceso, en


el cual cada participante, desde su singular performatividad, nos mostró,
dejó ver, hizo público eso que su cuerpo podía y, sobretodo, deseaba
hacer.

***

Creo que la repetición puede ser un camino activador de nuevas relaciones


para tomar decisiones que aún no sabemos o no queremos tomar. Lo que
detona la repetición es la diferencia, es el cavar más profundo en el deseo,
la pregunta o el problema plástico que moviliza el proceso de creación
performativa de cada participante. En el insistir, reiterar y volver a hacer se
produce el cambio.

La repetición se puede conectar con la apropiación en cierto sentido, pues


la idea de la apropiación, en el campo de las artes plásticas, es crear algo
nuevo a partir de algo existente. Quizás alguien decida repetir una de las
performances de los videos seleccionados, en ese querer re-hacer se gesta
algo nuevo: este pensamiento me traslada a una imagen creada por
Heráclito “Nadie puede bañarse dos veces en el mismo río”.
De esto mismo deriva el enfoque transdisciplinar y de pensamiento crítico
del LEP, en cuanto lo que se quiere poner a vibrar y resonar en el hacer
con el cuerpo, pues de lo que se trata es de dejar ser este espacio-proceso
de encuentro para el ser en un sentido ontológico y epistemológico; un
espacio-proceso que cuestiona, reflexiona y señala nuestra presencia en el
mundo y las prácticas artísticas. Por esto es que no me canso de decir:
para mí hacer performance es una forma de vida que se resiste.

***

Vuelvo al proceso: ese lugar inquietante, inasible, mutable, sin reglas, en


un flujo de devenires, de aperturas, códigos y cierres, es en el proceso de
creación artística en el que centramos nuestras fuerzas con los
participantes, en donde reinvento, me apropio y canibalizo saberes
aprendidos, recordados, estrategias soñadas e inventadas que se han ido
alojando en cada uno gracias a las experiencias suscitadas en el LEP.

El aprender ha sido justamente haciendo, sabemos y cambiamos nuestra


materia cuerpo, nuestro cuerpo-pensamiento, haciendo, por ejemplo,
cuando pensamos sobre lo que hacemos, cómo lo hacemos, porqué lo
hacemos también hacemos. Lo que queremos explorar es la materia
cuerpo y sus potencias transformadoras de sentido, no sólo en tanto carne,
músculos, hueso, sino como vehículo, puente o medio en términos de
Giorgio Agamben. Pero cuando hablo de medio no estoy en el campo de la
comunicación sino de algo que permite un fluir, un abrirse a otras cosas, un
dar lugar.

¿Qué es el proceso?
¿Cuáles son las relaciones entre los materiales y el
proceso de creación performativa singular?
¿Aparece la forma, convoco la forma?
¿Qué se decide mostrar en el avance del proceso?
¿Cómo se instala, emerge o está el riesgo el cuerpo
en cada acción?
¿Cómo ha sido para cada participante el LEP en
tanto espacio-proceso de creación artística?

***

Siento que es necesario seguir explorando con los materiales y las


materias, todos ellos, los esenciales a toda performance (cuerpo, tiempo,
espacio, públicos) y los que se suman, pues cada decisión habla o conecta
con un significado, un sentido, un constructo, un punto de salida o de
llegada. Además, solo haciendo con ellos se sabrá que pasa, como operan
o reaccionan con nosotros mismos, con el espacio, con los públicos.

Lo que se hace con los materiales y materias no pueden ser actos a la


ligera, desde el LEP llamamos por una conciencia en la toma de decisiones,
eso también habla de una postura política, de una manifestación de la
democracia, aunque hace tiempo que sabemos que ese sistema político ha
fracasado. En palabras de Rancière, “La elección de un material u otro es
una decisión política”.

***

En los diferentes diálogos sobre los procesos de creación surgieron varios


temas de los cuales retomo los siguientes: la preparación, el yo permitido o
la libertad para ser, la presión de presentar algo para espacios públicos, lo
que se mueve e inevitable, el ensayo.

La preparación es fundamental en todo trabajo performativo, es decir,


conocernos, saber de nuestro cuerpo y acudir a muchas herramientas
investigativas en desarrollo de la plasticidad: es una tarea diaria, constante,
cambiante. Es ingenuo creer que es suficiente con dos sesiones a la
semana, se requiere de un trabajo autónomo de los participantes, pues
nosotros proveemos unas herramientas, preguntas, reflexiones, referentes
que emanan del propio LEP, pero cada quien tendrá que ir ahondando en
su proceso.

En estos 10 años de aprender, de auto revisarnos y mirarnos en este hacer


en modo LEP, el lugar de la libertad del yo y del sujeto es fundamental, lo
que se hace muy significativo teniendo en cuenta el contexto de restricción
de libertades que el estado genera en un país como Colombia. Se niega al
otro, se desaparece, se aniquila, se cuestiona lo que el otro decidí ser y
hacer sin darse a la escucha, sin conocer que piensa, sin comprender la
diferencia y porque actúa de uno u otro modo.

No importa si coincidimos o no en los modos de entender el cuerpo, la


performance, la paz, el tiempo, la violencia, los lugares comunes, lo
público... lo que tiene mucho sentido y es relevante para este LEP es
reconocer esas múltiples formas de construir y de asumirse en una vida en
común. Es un cuestionamiento por la igualdad democrática, aunque somos
iguales en tanto somos cuerpos, somos diferentes en tanto actuamos,
sentimos y pensamos distinto. En la diferencia y en el disenso del hacer-
pensar también podemos construir.
En el LEP se puede ser, se puede hacer desde la singularidad, desde lo
“políticamente correcto”, desde lo queer, desde el lugar común, desde la
distancia con la apropiación planteada o desde la cercanía con los
materiales audiovisuales visualizados... con la responsabilidad y ética que
esto conlleva, pues no se trata de pensar en que se “hace lo que se quiere,
porque hacemos performance” sino que abrimos un espacio para la
escucha asumiendo un proceso que incorpora la diferencia: esto es
esencial para Waja.

***

En un par de sesiones hubo cuestionamientos sobre el hecho de la


presentación o exposición en espacios públicos al “final” del proceso del
LEP. En este punto se hizo un llamado a la organicidad en tanto escuchar
lo que el proceso y los materiales dicen, en no forzar porque una mala
fuerza puede dañar algo; pero también se señaló que eso sucede en todo
proceso de creación: hay momentos en los que no se sabe que hacer
porque todo es difuso, o porque hay confusión o porque no se sabe qué
forma tomar. Nos enfrentamos a la potencia del cuerpo y a la posibilidad de
la fisura de la performance.

Lo anterior se liga con el cómo trasladar eso interior que está pasando, eso
que se está moviendo en cada uno al exterior, como hacerlo público y para
qué. No es hacer por hacer, no se trata de forzar la forma pero tampoco de
abandonarse a la inacción, justo aquí vuelve a aparecer la experimentación,
pues en ese hacer, en esa insistencia en investigar (se) quizás emerja algo,
pero para ello tengo que estar permeable, permisible, disponible a dejarme
afectar, saber que estamos vivos: estoy convencida de que es inevitable
que algo suceda.

***

Esta capa de los procesos creativos singulares está conectada con el


presentar y acontecer como conceptos básicos en el diseño y las
experimentaciones propuestas en el LEP. Presentar se relaciona con esa
capacidad sensible para activar un aquí y ahora desde la consciencia del
ser-estar en el mundo, pero también quiere cuestionar la representación en
tanto que en la performance no personificamos a nadie, no somos mimos,
sino que nos exponemos como somos.

Acontecer tiene que ver con esas irrupciones que hacemos en la


cotidianidad de la vida, específicamente en los espacios públicos que cada
quien decida y elija para hacerlo. Acontecer es fracturar el tiempo cotidiano,
las lógicas del deber ser, es plegar el espacio, afirmar el presente de forma
efímera, es algo que está más allá del performer. Cada participante va
dando sentido a su impulso, a su presencia en su acontecer, nos va
revelando que le ha pasado a su cuerpo respecto a su pregunta o
motivación en los avances del proceso en espacios públicos.

En este sentido sabemos que sí ha habido un proceso de laboratorio, pues


todos han manifestado que algo se ha movido, que han pasado cosas así
no se puedan poner en palabras. Entonces, hay que detenerse y ver el
proceso, que dice y que necesita, preguntarse por el lugar de enunciación
o conceptos raíz que están dando vida a ese hacer: cercanos, alejados o
los mismos que se mencionaron al principio de la investigación.

Eso que va sucediendo hay que dejarlo que se dé en tanto la capacidad de


ablandarse a las estructuras cotidianas y rígidas del aprendizaje corporal,
de dejar ser y de abrir otros lugares a los que apostamos con el LEP en el
sentido de lo plástico, es decir, de la transformación tanto de las materias
de la performance y del pensamiento como de las apuestas iniciales ligadas
con la investigación. Lo que siento que ha sucedido es que el laboratorio
ha fluido en una dirección y la investigación en otra. Por eso sospecho que
emergió el ejercicio epistolar para poder hablar de otros asuntos de este
estado de cosas, es desafortunado que no se haya podido desenvolver.

Guillermo Gómez Peña “Somos cronistas de nuestro tiempo”.

***

Otro tema que se ha conversado es el de la partitura, el guion o el ensayo


en la creación de performances. Puede ser y puede no ser que se acuda al
ensayar en tanto al probar previamente algo que se hará después o al hacer
algo tal cual se planeó, eso lo decide cada participante, para mí, esto
depende de muchos factores: de las necesidades del propio cuerpo, de lo
que se va a hacer, de las dinámicas del espacio público en donde se
presenta, de las construcciones conceptuales de la práctica performativa.

¿Cuándo se ensaya la performance se hace la


performance?

Aunque hay algunos autores que refieren que la performance no se puede


repetir por su carácter efímero, esa es una larga discusión que no abordaré
en esta bitácora.

5. Muestras de los procesos creativos de performance en espacios


públicos de Bogotá
La intención de las muestras de los procesos en espacios públicos era
poder experimentar lo que significa la exposición en dichos lugares, así
como disponer los cuerpos con ejercicios para entrar en modo
performance. Uno de estos ejercicios partió del cruce de ideas generales
de los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola con pensamientos
sobre el texto de “Notas sobre el gesto” de Giorgio Agamben y las infinitas
posibilidades de comprensión y “tipos” de performances desarrolladas por
Diane Taylor en su libro titulado Performance.

Considero que este ejercicio fue una herramienta útil para los participantes
y sus procesos, en la medida en que posibilitó que el cuerpo entrara en otro
estado, es decir, de ser una cosa pasó a ser otra: se convirtió. Este último
hecho conllevó a dialogar sobre el rigor, la premisa y la presencia,
retomando la idea de asumir y soportar planteada por Agamben.

Cuando se hace algo el gesto aparece si se soporta y se asume ese hacer,


justo ahí emerge la presencia, el estar en el ahí y en el ahora de la acción,
acudiendo a la repetición de un hacer y al silencio como umbrales para
despertar la conciencia, un cambio de actitud y de disposición cotidiana a
extra cotidiana que genera una empatía con el otro en tanto público.

***

La conversación de la primera muestra de avance de los procesos de


creación la plantee en torno a las siguientes inquietudes, pensado en
aportar elementos para el análisis de la investigación por parte de Artesa:

¿Cómo ha sido el proceso de creación performativa?


puntos de partida, preguntas, asuntos formales,
materiales, hallazgos, dificultades.

¿Cuál ha sido el lugar de la visualización de los


registros audiovisuales seleccionados en esta
investigación?

¿Hay vínculos o no entre esos materiales


audiovisuales con las reflexiones, inquietudes y
creaciones del proceso de creación performativa?

¿Qué, cómo y para qué se visualiza un registro


audiovisual de performance?

¿Qué dejan ver los registros audiovisuales de


performance o qué se mira en ellos?
¿Qué sucedió en esta visualización?

¿Qué elementos se tomaron para la apropiación?

¿Cuáles han sido los conceptos, ideas, premisas,


enunciados y formas desde las cuales se está
construyendo el horizonte de sentido singular?

De estas preguntas se derivaron otras más y algunas reflexiones, entre las


que destaco la fuerza poética de lo que hacemos como un regalo para el
otro (entiéndase los públicos).

¿Se abre un lugar para la experiencia o para la


imaginación?
¿Qué queremos compartir con el otro?
¿Será que se quiere o se necesita urgentemente
transmitir un mensaje?
¿Cómo opera la intuición en el hacer performance?

También señalé la relevancia de lo indeterminado, ese lugar del intersticio


en el que ubico a la performance como agencia política de cambio
permanente, tanto del que ejecuta la acción como del que se hace público
en el obrar del gesto.

¿Cómo convivir en y con la diferencia?

Este interrogante ha atravesado los procesos de creación del LEP en dos


sentidos: la diversidad y heterogeneidad de los participantes y el hecho de
que lo que se cree sea exhibido, mostrado o expuesto en espacios públicos.
Al respecto recomiendo leer uno de los textos producidos por la Fundación
Cultural Waja, en el cual compartimos nuestras cavilaciones sobre la
performance, la ciudad y el espacio público.

***

Volviendo a la idea de las fuerzas que nos afectan, hago un llamado por el
contexto en el cual sucede lo que presentamos. Cuando intervenimos con
nuestras acciones performativas en espacios públicos de la ciudad,
entramos con todo lo que allí vive y eso nos puede trastocar, modificar lo
que tenemos “planeado” o lo que vamos a experimentar. La escucha
corporal es fundamental, para ello experimentamos, queriendo preparar al
cuerpo, volverlo más plástico ante esas realidades, hechos, situaciones,
personas, cosas y dinámicas que están ahí en donde haremos nuestro
gesto.

No se trata solo de presentar algo, es más, puede suceder que esas fuerzas
del espacio nos excedan y que no sea posible presentar lo que teníamos
en mente; o que por el contrario acontezcan cosas inesperadas que vibran
con nuestro saber del cuerpo, indicándonos qué hacer en el hacer mismo.

Trabajar con el cuerpo implica investigarnos constantemente, acudir a


múltiples lenguajes, modos, saberes, pensamientos, estrategias que van
agudizando nuestra fuerza poética corporal para asumir y estar presente
ante la mirada de los públicos, ellos traen consigo su repertorio y los
imaginarios culturales que los lugares portan en los archivos que se han ido
construyendo. Por eso es que en el LEP invitamos a habitar los posibles
lugares de los espacios públicos en los que se quiere presentar algo,
porque el espacio es otra materia, no es el escenario dispuesto en donde
todo está medido, organizado, planimetrado: el espacio está vivo al igual
que nosotros.

***

La segunda muestra de avance de los procesos de creación desencadenó


en más reflexiones y preguntas. Algunas inquietudes comienzan a tener
respuestas por los propios procesos y otras se olvidan, mutan o se mueven
hacia otros lugares. Cada quien busca o encuentra lo que lo conecta
respecto a ellos, nosotros intentamos vincularnos atendiendo a referentes
de diversas índoles para hablar de lo que ellos envuelven; otras veces lo
que hacemos es compartir nuestros propios conceptos y pensamientos que
emergen de nuestras poiesis.

Cuando presencié los ejercicios realizados por los participantes venían a


mi muchas preguntas, no solo en lo que me pasaba o en lo que sentía, o
pensaba, sino en clave con el mismo LEP y los procesos creativos
performativos que en él se dan. La conciencia es uno de esos asuntos, yo
no sé cómo explicarla muy bien, pero cuando me preguntó por aquella
conmemoro todo eso que tengo que hacer cada vez que presento una
performance en el espacio público.

Son tantos elementos, vectores, sensaciones, imágenes que de repente


afloran: estar al tanto de todo lo que me sucede, del lugar, prestar atención
a las pequeñas cosas, ser sensible a lo extraño... aprende uno a ver con
los oídos y a dejarse afectar, al mismo tiempo que a controlar, decidir,
saberse que se quiere: de nuevo la metáfora de la grieta. La conciencia
vivida de este modo la relaciono con la decisión.
¿Tiene lugar la decisión en la performance?
¿Cómo se relaciona la decisión con la conciencia?
¿En la performance, la conciencia y la presencia
están vinculadas?

En la maraña de cuerpos que estaban haciendo sus gestos notaba que


sabían que estaban haciendo, es decir, lo habían decidido, pero no como
cuando uno dice “voy a comer algo” y lo come sino cómo cuando se piensa
en el hacer, se hace en el pensar. Cuando esto sucede aparece la
presencia y sucede porque cuando uno hace performance está convencido
de eso que hace, es decir, siente que tiene que hacerlo para mantenerse
vivo, no para convencer o verificar algo.

***

La tercera muestra de avance de los procesos de creación abrió preguntas


por lo experimental, la prueba, el ensayo, el tiempo y el lugar. Algunos
asuntos comienzan a repetirse, creo que por el hecho mismo de las
muestras, es decir, a medida que se van viendo a los otros se van gestando
unas “claridades” así como unos lugares recurrentes de diálogo.

***

Es importante mencionar que como Waja estas muestras la hemos


asumido a modo de un momento de corte del Laboratorio Experimental de
Performance: un parar y ser visto o un alejarse y ver para ahondar en el
diálogo de los procesos de creación. Hemos notado que en la palabra
hecha pensamiento, en el hacer, en los diálogos intelectuales y en el
despliegue de los asuntos conceptuales y referenciales del lenguaje de la
performance, la investigación/creación se abre paso.

6. Lo público

¿Qué merece ser expuesto?


¿Para qué exponerse?
¿Para qué exponer eso que expongo?
¿Por qué expongo lo que expongo en el espacio
público?
¿Qué es lo público del espacio público?
¿Cómo me expongo?
¿Qué sucede en quienes miran y en quienes miramos
a los que miran?
¿Qué estamos generando en el otro?
¿Por qué y para qué hacemos performance en el
espacio público?
¿Cómo se está abordando la materia público en cada
proceso de creación?

Estas dudas me dan paso a las sensaciones que genera el exponerse o el


hacerse público. Las preguntas después de hacer algo en el espacio
público son muchas, brotan sensaciones inexplicables, innombrables, es
como si hubiera un antes y un después de. Estos interrogantes también me
hacen traer uno de mis intereses en la práctica performativa personal: la
experiencia que se le genera al otro, el poder que fustigamos cuando
estamos ante el otro en un supuesto espacio de todos, de lo común.

Los espacios públicos tienen sus flujos, sus dinámicas, sus normativas, sus
códigos, sus poderes y nosotros nos insertamos ahí. Vuelvo a hacer la
invitación a habitar el espacio para averiguar qué le pasa al cuerpo, al otro,
al proceso, a los materiales. Se hace muy difícil sentir el espacio sino lo
habitamos porque la imaginación y la lectura son insuficientes para
revelarnos las fuerzas que están en esos lugares en donde queremos hacer
presencia: hay que vivirlo, estar ahí cuando ocurren las cosas.

Esto tiene que ver con lo performativo de la performance, ese querer


balancear él tonos con el logos, el hacer con el pensar, superar los binarios,
los dualismos, las dicotomías que han caracterizado el pensamiento
cartesiano que hemos heredado. Hay otros modos de comprender el
mundo, con el cuerpo se piensa y se hace diferente, se producen otros
conocimientos. Solo sabemos que hay cuerpo.

***

Un día emergió la palabra empatía como algo insuficiente para construir lo


público, esto se me hizo extraño oírlo porque en mi experiencia en cambio
he encontrado que la performance se diferencia de otros lenguajes del arte
precisamente porque potencia la empatía, porque deja ver una fuerza que
hace que el otro y lo otro se conecten, que algo nuevo se geste, que
aparezca un vínculo así sea impermanente.

Ahora que lo noto, esa empatía genera imágenes en el entendido de


aquella como algo que aparece y que deja de ser justo cuando aparece, es
decir, muere cuando nace. Las imágenes, para mí, no son esas cosas
visuales, lo que se ve, sino una experiencia que liga, que me hace saber
que somos parte de un todo. Muchas veces hemos dicho en el LEP: la
fotografía no es la imagen, así como tampoco el gesto es la imagen.
7. Relaciones arte/vida

Se deja ver lo político, lo que asumimos en el LEP como la distribución de


lo sensible, de los modos de ser, de hacer y de decir en las
reconfiguraciones sociales; algo que también se comparte (como el cuerpo
y los espacios públicos) y que necesariamente se liga con la vida en
comunidad. Cuando hablamos de un interés por democratizar el arte,
insertando performances en espacios públicos de la ciudad, lo hacemos
como una estrategia que abre múltiples caminos para investigar los cruces
entre el arte y la vida.

Es al control sobre la vida a la que se resiste el arte, es la vida la que se


quiere afirmar con el arte, por eso es que nos gusta traer ese pensamiento
de que “el arte es algo que nos recuerda que la vida es más interesante
que el arte”. Justamente el impulso de la creación performativa tiene que
emanar de la propia vida de quien la gesta, de algo que le urge decir,
señalar, preguntar, reclamar, denunciar... en términos de Deleuze “como
potencia de vida que se resiste”.

En el campo de las artes plásticas, y supongo que en otros campos


también, esa necesidad por la vida a la que apelan las artes del cuerpo,
como la performance, surge en un querer ir más allá de la representación:
un querer hacer entrar la vida. En ese lugar nos hacemos la pregunta por
el artista de hoy, por el arte de hoy: hay que entrar en lo político y
transformarlo para actuar directamente en la vida.

¿Qué artista soy o quiero ser?

Con lo anterior no me refiero a que el arte tenga que solucionar algo en


tanto acabar con los problemas de la vida en comunidad (hambre,
genocidio, educación, cultura, seguridad...), porque eso le corresponde al
estado, es su deber; me refiero a que el arte puede incidir en el cambio
social desde la posibilidad de hacer visible lo invisible, de señalar asuntos
tabú, de cuestionar el quehacer de un estado injusto, de preguntarse por
situaciones cotidianas que inciden en el ser en sociedad desde el pensar-
actuar con el cuerpo.

Despertar conciencia pueden ser dos palabras que relacionan el arte con
la vida, el arte con lo político. Es un cambio a nivel del pensamiento que
deja fluir la fuerza de la vida para sacarla de las casillas de las formas a la
que se le quiere contener y coartar. El cuerpo nos permite pensar y hacer
pensar, construir conocimiento y esto implica partir por la conciencia del
cuerpo que somos y tenemos. Así las cosas, para el LEP cuerpo,
pensamiento y vida se entretejen.
Una de las formas a las que acudo para cambiar algo es a la práctica y
creación performativa porque me permite poner mi voz, poética, sospechas,
dudas, especulaciones y disertaciones sobre lo que quiero mutar. Hacer
performance es un modo de construir pensamiento singular sobre los
vínculos entre el arte y la vida, pues finalmente los interrogantes que nos
hacemos en los marcos artísticos, o por lo menos a mí me pasa, son
preguntas por la vida: la nuestra, la de otros, la de todos.

¿Cómo cambiar o reconocer algo si no empezamos


por nosotros mismos?

***

En este mismo sentido es que las preguntas por la ética en el arte salen a
flote, en tanto la necesidad de que el arte se vincula con las realidades
sociales partiendo de asuntos propios, singulares, pequeños, cotidianos,
micro políticos que quizás puedan tocar, hacernos ver-sentir-decir-pensar-
hacer de maneras distintas aquello irrepresentable de la vida.

Por esto mismo es que en el LEP no se pregunta por la forma, por el


producto, por el resultado, por la obra, sino por el proceso, por lo que mueve
a hacerlo y que eso, en primera instancia, transforme a quien lo hace para
irrumpir en la vida, para incidir en ella con esos acontecimientos expuestos
en espacios públicos de la ciudad.

8. La investigación: los conceptos y la apropiación en los procesos de


creación

Desde el comienzo del proyecto Artesa planteó la pregunta de la


investigación con una respuesta afirmativa, pues su intención ha estado
alojada en querer comprobarla. Para dar respuesta a esta pregunta, entre
Waja y Artesa, en tanto investigadoras, inicialmente se acudió a la
elaboración de bitácoras del proceso del laboratorio por parte de cada
organización, pensadas como insumos de análisis.

Asimismo, al finalizar las sesiones del LEP y como resultado de las lecturas,
reuniones y reflexiones de esas bitácoras, se acordó un ejercicio epistolar,
también insumo para la investigación, con el propósito de ampliar la mirada
que cada investigadora asumió en su rol diferenciado: la Fundación Artesa
encargada de analizar el LEP en tanto proceso de investigación y los
alcances de su registro audiovisual, y la Fundación Cultural Waja
responsable del desarrollo de cada sesión del laboratorio y de la producción
de los registros audiovisuales del proceso.
El ejercicio epistolar comenzó el 8 de marzo con la primera carta que
Alejandra me envió, yo respondí el 15 de marzo con una carta enviada a
Alejandra. El ejercicio finalizó el 16 de marzo para darle paso al artículo, ya
mencionado, que escribirá Alejandra.

¿Porque tantas cosas, modos y deseos de hacer


quedaron solo en intenciones?

Esta decisión fue concertada con la tutora de la investigación, aclarando


que el artículo que escribirá Alejandra tiene que presentar las categorías
de análisis, las formas de interpretar y los enunciados desde los cuales se
da cuenta cómo Artesa mira el LEP en tanto proceso de comunicación que
señala “lugares comunes” en relación a la violencia simbólica de género en
el espacio público, y cómo esto contribuye o no a la construcción de
escenarios de paz. Además, en dicho artículo se estudiará si los alcances
del LEP se amplían o no con los registros audiovisuales documentales
producidos por Waja.

Este artículo será para Waja otra mirada de las múltiples posibilidades de
comprender el Laboratorio Experimental de Performance.

***

En este momento recuerdo cuando Alejandra me compartió el proyecto de


investigación, creo que fue en el 2018 y se llamaba “Performance para la
construcción de paz”. Al leerlo tuve muchos comentarios, anotaciones y
preguntas que siguen pendientes, también recuerdo que allí había una
pulsión por la fuerza del registro audiovisual del LEP para propiciar
espacios de diálogo, sobre todo por el documental que hicimos en el 2015
“Bogotá: Espacios de Acción”.

Creo que por esto fue que ella se quiso acercar más al laboratorio
invitándome a hacer parte de la investigación además de pasarlo por su
propio cuerpo por una sugerencia que le hice: “Creo que la mejor forma de
investigar el LEP es participando en él”. Me pregunto, después de esa
participación de Alejandra en el 2018 y en esta versión de 2019-2020:

¿Qué nuevas cosas sabe ella sobre cómo se generan


esos otros diálogos?
¿Qué le han suscitado esos diálogos?
¿Cuáles y cómo son esas otras formas de
conocimiento a las que se refiere?
Como participante del LEP ¿qué ha sentido y
pensando sobre lo que ha pasado con los procesos
de los otros y con el propio LEP?
¿Qué la ha sorprendido?
¿Qué le ha hecho falta?

***

En alguna sesión se retomó ese momento inicial sobre los conceptos


neurales de la investigación: “lugares comunes” del género, narrativas
performativas, violencia simbólica de género, escenarios de paz, proceso
de comunicación, los cuales se pretendían entretejer con la mirada puesta
en la capacidad de la performance que irrumpe en el espacio público,
analizando lo que sucede en el interior del LEP.

El asunto de los conceptos ha sido problemático y difuso: por un lado, ha


habido una ausencia de claridad respecto al lugar de enunciación por parte
de Artesa (investigador-participante). Ha sido una decisión no querer
investigar desde unos marcos rígidos y alejarse de los modos de hacer
académicos y, en cambio, apelar a modos más intuitivos; decisión que ha
dejado un poco en vilo, por ahora, el lugar de enunciación de la
investigación, pese a que se pueda extraer el sentido de su postura del
proyecto formulado y del primer informe de avance elaborado en conjunto.

Aunque el proyecto presenta un primer marco teórico alrededor de aquellas


temáticas y sus posibles relaciones, en el desarrollo del mismo considero
que esto no ha sido claro para los participantes. Lo anterior, como lo he
dicho, debido a una decisión del modo de investigar. Esa no claridad
conceptual, en tanto decir expresamente desde donde se instala la
investigación (excepto respecto a la idea de comunicación), ha generado,
para mí, que se confronte la pregunta de aquella.

Por otro lado, aunque Waja ha establecido un marco como lugar de


enunciación, cabe anotar que amplio, este no ha sido dialogado con su par
investigadora. No obstante, como Waja decidimos vincular las preguntas
plásticas y procesales de la creación performativa en el LEP a partir de
dichos conceptos, los cuales siguen allí, no han cambiado porque no se
han puesto en diálogo.

Lo que ha sucedido con esta situación respecto a los conceptos, leído como
una dificultad para tomar decisiones y manifestarse, es que no tenemos
claridad sobre las posturas o lugares desde los cuales Artesa, en tanto
investigadora, está viendo nuestro LEP. Se supone que aquel es el interés
de Artesa: leernos, sentirnos, comprendernos, indagarnos para resolver
inquietudes o ratificar, verificar o comprobar lo planteado en el objetivo de
la investigación.

***

La experimentación corporal resuena todo el tiempo en el LEP, incluso


Alejandra la menciona como parte de su investigación, pero es apropiado
señalar y aclarar que la experimentación no fue la necesidad para realizar
este laboratorio, sino que este se propuso como “el estudio de caso” de la
investigación, lo que se pretende analizar. Tampoco la investigación, en
tanto proyecto, surgió de acercarse a la experimentación sino de un interés
de Alejandra que ya mencioné.

La experimentación corporal es una metodología de hacer-ser incorporada


en el laboratorio desde su gestación en el año 2010.

***

Desde el comienzo del proyecto también se evidenció que la investigación


era compleja porque implicaba el cruce y entretejido de dos miradas, pero
esto no implicaba que aquellas serían iguales. El primer informe nos fue
dando pistas de qué Artesa y Waja estaban ubicadas en lugares diferentes
pero no necesariamente opuestos. Muchas veces hay que sumar desde
lugares, preguntas e intereses distintos para ver algo más allá de la
superficie e incluso para construir. Insisto, lo que aquí se está viendo es el
LEP como una apuesta poderosa, eso lo compartimos Waja y Artesa, solo
que aquella lo ve desde un lugar y Waja desde otro.

Los encuentros pueden provocar desencuentros, más aún si aquellos se


dan desde lugares diferentes. Me encanta traer a mi memoria la imagen de
un río y sus dos riberas, porque me deja ver que las aguas pueden viajar
por distintos cauces. Y así como nadie se baña dos veces en el mismo río,
ninguna experiencia se percibe igual a otra, por esto es que cada
laboratorio experimental de performance (LEP) que he soñado y
materializado es distinto. Así mismo es distinta la experiencia de quienes
han participado en este espacio-proceso de creación experimental, es a
ellos a quienes hay que preguntar cómo han sentido y vivido sus procesos
singulares creativos, pues nosotros abrimos espacios para la experiencia
pero quienes han estado allí son quienes la vivencian.

La manera en que la Fundación Cultural Waja conoce sobre los


pensamientos y sensaciones de los participantes respecto a sus procesos
creativos y al propio LEP, es mediante el diseño y la realización de
entrevistas a ellos, las cuáles se tejen a la imagen movimiento para generar
un nuevo sentido en el lenguaje audiovisual del registro documental del
proceso.

En ese quehacer del laboratorio se aloja la experticia de una organización


que cree firmemente en la transformación social que produce el arte en
todas sus manifestaciones, sumado a mi propia experiencia como
performer y persona encargada de idear y reflexionar críticamente las
experimentaciones de cada sesión de este laboratorio, y a mis sentires en
tanto ser individual interesada en abrirme al otro que es distinto, eso que
algunos prefieren llamar la alteridad.

Y es precisamente desde la alteridad que invito a ver esta investigación,


pues no se trata de que yo diga que el LEP es si o no un proceso de
comunicación que señala “lugares comunes” del género, claramente no
tiene mucho sentido una auto investigación. Lo que se tuvo que haber
hecho en su momento, era tomar decisiones con eso que estaba pasando
en términos de la investigación, tal como se lo plantee a Artesa.

Por lo anterior fue que en algún momento revisamos lo que estaba pasando
con la investigación, teniendo en cuenta las reflexiones y recomendaciones
de la tutora, con el fin de hacer unos replanteamientos sobre todo de tipo
metodológico y conceptual, pero en definitiva esto no se dio con el rigor que
se requería. Esta sensación la he tenido en varios momentos en la
ejecución de este proyecto: comenzar algo y no terminarlo.

¿Qué pasó con esos pendientes que alguna vez


señalamos y que quedaron plasmados en un
documento?
¿Por qué no se hicieron los ajustes en el momento
preciso?
¿Porque no asumir y aceptar que la investigación
no se estaba dando en los términos planteados en
el proyecto?

Como Waja esperábamos que Artesa tomara la iniciativa en las sesiones


del LEP para que fuera avanzando en la pregunta de investigación
planteada en el proyecto, a la vez que incitara el diálogo con los
participantes sobre dichos conceptos y sobre dicho interrogante, sobretodo
porque aquellos aspectos son de su interés.

A este panorama le añadimos la sugerencia de la tutora de la investigación:


partir de una comprensión clara de cada uno de los conceptos del proyecto
con el propósito de entender las búsquedas de la investigación y, de este
modo, analizar el LEP en tanto proceso de comunicación que señala los
lugares comunes de la violencia simbólica de género.

En relación con la cuestión conceptual los participantes se han instalado


básicamente en dos lugares: uno, ubicado en la dificultad de trabajar con
conceptos preestablecidos, tomando la decisión de alejarse de ellos, y dos,
abordar los conceptos desde la experiencia suscitada en el laboratorio pero
a partir de intereses previos ligados con esas materias. Pienso que estos
dos lugares se han dado por la propia libertad que el LEP ofrece, en la
medida en que cada participante es quien tenía que definir si se
enganchaba o no a los conceptos de la investigación para crear su
performance, ejercicio o acción.

Es importante mencionar que esto es muy diferente a la necesidad de que


en la investigación se analice qué ha pasado con los conceptos en el
contexto de este laboratorio. Aunque esta vaguedad conceptual es un
problema para atender las búsquedas que se realizarán en el marco de la
investigación, no es así para lo que sucede en el LEP, debido a su
capacidad orgánica de evolucionar, reinventarse y desaprender mientras
sucede.

¿Qué significa esto?, que pese a la ausencia de una serie de enunciados,


respecto a los muchos temas, nodos o conceptos que envuelve la
investigación, los procesos de creación performativa han venido
sucediendo y tomando formas singulares: en eso es en lo que nos hemos
concentrado, pues Waja responde a los elementos que tiene, más aún
cuando su rol en el proyecto era desenvolver su quehacer para ser
investigado.

***

Otro recuerdo que viene a mi mente es esa apuesta de Alejandra por juntar
varios proyectos a partir de la idea de lugar común del género, idea que es
muy poderosa por la potencia los proyectos en red y colaborativos que
demandan de un pensamiento complejo, sistémico y muy articulado,
capaces producir transformaciones y nuevos conocimiento. La primera vez
que la oí, cuando dijo lugar común del género, cuestioné la palabra género
limitada al binario hombre/mujer; aún sigo allí, porque creo que es urgente
acudir a otras lógicas de esta palabra un tanto desgastada cuando se
piensa así o cuando se asocia sólo con “cosas de mujeres”.

***
Ahora bien, pasando al objetivo de la investigación, desde mi análisis, este
envuelve tres líneas: una, examinar o estudiar de qué manera el LEP es un
proceso de comunicación pero poniendo el ojo en algo específico: los
“lugares comunes” en relación a la violencia simbólica de género. Aquí
aparece una no claridad que genera confusión: en la descripción del
proyecto no se mencionó nada respecto a la violencia simbólica, no se
formuló una pregunta respecto a aquella y menos aún relacionada con el
género.

Esto pudo haber llevado a la tutora a pensar que se estaba equiparando


violencia simbólica con violencia de género. Sumado a lo anterior, si se lee
la justificación se nota como se habla de violencia de género como si se
hiciera referencia a la violencia simbólica de género y en los antecedentes
se la homologa con la violencia sicológica. Si hubiera claridad respecto a
cómo se está comprendiendo la violencia simbólica de género, quizás esto
me ayudaría a ver qué está pasando con esto en los procesos de los
participantes.

La segunda línea del objetivo es como el LEP, desde el hecho de señalar


“lugares comunes” de la violencia simbólica de género, contribuye a la
construcción de escenarios de paz. El proyecto tendría que haber
planteado que entiende por escenarios de paz, pero tampoco lo hizo. Por
lo mencionado es que en el informe la tutora habla de una vaguedad
conceptual pese al marco teórico que se refiere en el mismo, lo que trae
como consecuencia una carencia en el desarrollo de la investigación y su
vínculo con los procesos de creación dados en el LEP.

Si no se sabe con certeza desde que lugar se está mirando la pregunta de


la investigación, puede ser confuso, para la investigación, analizar como el
LEP, en tanto proceso de comunicación, “señala "lugares comunes" en
relación a la violencia simbólica de género contribuyendo con ello a la
construcción de escenarios de paz en el espacio público”.

La tercera línea del objetivo es analizar cómo se amplía el alcance del LEP
a través del registro audiovisual que se hace de sus actividades (procesos,
performances, espacios de diálogo). Esta línea del objetivo es la que a mi
parecer se vincula directamente con otra parte de la propuesta
metodológica del proyecto: el visionado y selección de una serie de
materiales audiovisuales del LEP, supuestamente relacionados con los
lugares comunes de la violencia simbólica de género, y un ejercicio de
apropiación de estos materiales para crear las nuevas performances en
este laboratorio.
La apropiación se concibe por parte de Waja como un modo de hacer en el
cual se crean nuevas performances a partir de otras ya realizadas,
incorporando elementos propios en una creación ajena, es decir, de lo que
se trata es de recrear, repensar y re-existir las performances o los registros
de las performances visualizadas desde los intereses, inquietudes, deseos
y/o certezas de los participantes. La apropiación tiene una vocación por lo
nuevo en tanto la posibilidad de ser otra cosa, queriendo generar una
transformación plástica del pensamiento, del sentir, de la percepción y de
la acción de los participantes, lo cual es sustento del modo de hacer que se
propone para acompañar los procesos de creación performativa en este
laboratorio.

Cuando preguntamos por la apropiación a los participantes, ellos se


refirieron a aquella como:

Miradas desde el teatro pensando en la adaptación


que se convierte en un trampolín para digerir y
producir algo a partir de eso; recrear, volver a crear lo
existente; modo de encontrar el lugar no en algo
creado sino en la cotidianidad para hacer presente;
deglutir; hay un todo externo y me relaciono con eso
para traerlo a lo interno, se vuelve extraño ese vínculo
entre lo mío/lo otro.

La selección de los materiales audiovisuales con los cuáles se incitó a la


apropiación, se hizo de una forma más bien “ligera”, en tanto no
profundizamos lo suficiente respecto a los lugares desde los cuales
escogimos uno u otro material, creo que allí nos faltó más diálogo interno y
con los participantes en lo que respecta a los intereses conceptuales de la
investigación. Sin embargo, ahora que lo pienso con distancia y cuidado,
creo que esa visualización viró desde el comienzo hacia el lugar de la
potencia para estimular la creación artística, más allá de los vínculos
conceptuales con la investigación.

Con la apropiación se han tomados disímiles sendas, pues algunos


participantes los han tenido en cuenta y hablan de cómo se han dado a la
experiencia sensible, al dejarse afectar por lo que suscitan los videos o
llevarlos a dibujos, palabras, cuestionamientos, decisiones o entrar más en
una dinámica de operadores de las acciones. Algunos se preguntan por el
ánima de esas performances, por las propiedades escultóricas, sonoras,
plásticas o por lo que no se ve, pero también hay otros que han olvidado
esos registros audiovisuales y algunos incluso han decidido no tomarlos
en cuenta para su proceso.
En el Laboratorio Experimental de Performance esas situaciones más que
problemáticas se convierten en nuevos derroteros del espacio que abrimos,
así es como superamos estas situaciones porque estamos muy a proceso,
a lo que empieza a suceder y a aparecer en el hacer, en la práctica, en la
experimentación; no forzamos nada sino que vamos en el flujo del proceso,
tanto en el del laboratorio como en los singulares.

¿Qué significa apropiarse de?

Esta inquietud nos traslada al modo de hacer singular, a la construcción de


la imagen en tanto algo que aparece y que deja de ser justo en el instante
en que aparece. Con el proceso cada quién ha ido gestando su propia
manera de entender la apropiación: si bien es cierto que la apropiación se
planteó como un apuesta metodológica, también lo es que cada quien ha
ido resolviendo como acude o incluso como se aleja de ella en su proceso
de creación: este es el corazón del LEP y es primordial excavar allí, ir a la
entraña de lo que está moviendo o paralizando a cada participante en su
proceso creativo.

El proceso de creación es un lugar membranoso, de borde, de límite, de


fisura o grieta. Lo que resaltamos es el hecho de que quien esté en el LEP
se mueva desde sus impulsos, así sea a partir o no de los videos
seleccionados. Este asunto ya venía dándome vueltas en la cabeza cuando
volví a pensar en la forma en que se había hecho la selección de ese
material, además de lo dicho en párrafos anteriores, sin considerar los
procesos creativos de los cuales emergieron las performances registradas
y quedándose solo con un material audiovisual algo descontextualizado.

Esto me hacer volver a sentir que hay una distancia entre lo que está
pasando en el laboratorio, en tanto espacio-proceso de creación, y los
intereses de la investigación, pues aunque se partió de crear desde una
selección de material audiovisual del LEP, las performances de esos videos
no surgieron prendidos o anclados a los tópicos de la investigación, las
preguntas eran otras. Es algo que me inquieta, de lo que no tengo
respuestas concretas y certeras, pero que me hace saber que hay que
mirar con mayor agudeza y claridad el qué y el cómo del proyecto.

Creo que en este punto aún hace falta detenerse bastante y el análisis tiene
que darse desde unos planteamientos claros, pues para el laboratorio el
registro audiovisual de performance es un dispositivo de memoria que
conecta, que desencuentra, que activa diálogos y preguntas sobre lo que
significan los procesos de creación performativa para espacios públicos,
pero también los registros audiovisuales están ahí para reinventar una
práctica artística y para ser interpretados en tanto materias audiovisuales
como tal.

Lo dicho puede ser tomado en cuenta para la investigación, en la cual se


plantea como una parte del objetivo analizar de qué manera el LEP es un
proceso de comunicación “ampliando sus alcances a través del registro
audiovisual documental”. Se abre un espacio fértil para preguntarse por el
papel y la fuerza atribuida a ese registro audiovisual y sobre todo cuando
se lee desvinculado del proceso.

En este momento me atrevo a afirmar que el registro audiovisual, a la luz


de esta investigación, puede ser analizado en dos vías: una, en su
capacidad de suscitar significados y sentidos en tanto a lo que se registró
(proceso de creación de performances; entrevistas sobre el proceso
singular y del laboratorio; los tópicos de la investigación; performances
presentadas en espacios públicos de Bogotá); y dos, como forma autónoma
en tanto un material audiovisual, es decir, analizar su materialidad como
video documental y la manera de acudir al lenguaje audiovisual como un
otro proceso de creación artística que configura un nuevo sentido del LEP
y de las creaciones que en este se dan.

***

En los diálogos sobre los procesos de creación singular apareció, de


manera tangencial, la idea de la violencia simbólica. Aunque la participante
que está interesada en este asunto no se refiere explícitamente a que es,
ella siente que si hay algo que vibra allí y que le rememoró el asunto del
cuidado que se asigna por el hecho de ser mujer. Pero ella no quiere
preguntarse por la violencia simbólica como concepto y tampoco desde el
punto de vista binario del género; por el contrario, ella quiere alejarse de
esa manera de entenderlo y en cambio indagar sobre ciertas dinámicas que
se dan en los espacios públicos y que se pueden vincular con la violencia
simbólica en tanto algo invisible, algo que no se ve.

Aquí hubo una conexión con los intereses de Artesa desde su


entendimiento de esa violencia como intangible. Para sumar a la pregunta
yo lanzo el interrogante por lo simbólico, el símbolo y su relación con los
imaginarios sociales.

¿Lo simbólico es intangible?

Ahora me quiero referir a la violencia simbólica apropiando cualidades de


la definición de violencia simbólica de Pierre Bourdieu: la violencia
simbólica es aquella que existe sin que el que la reciba se dé cuenta de ello
debido a que es una manifestación del ejercicio de poder, esto último
entendido como eso que alguien ejerce sobre otro para dominarlo. La
violencia simbólica es una forma de dominar que conlleva a desigualdades
sociales, es callada, no implica coerción física (invisible), se oculta.

En este sentido, todos los estereotipos sociales hacen ejercicio de esa


violencia, en la medida en que ejercen una presión sobre las conductas
sociales expresadas a través de los cuerpos, de modo que es inadvertida;
quizás a esto es a lo que se quiere referir Alejandra cuando dice que la
violencia simbólica es intangible. Creo que uno de los ejemplos más claros
de este tipo de violencia está presente en las estructuras escolares.

9. El registro audiovisual del Laboratorio Experimental de


Performance

Para cerrar esta bitácora me voy a referir al lugar del registro audiovisual
en el LEP, a cargo de Gustavo Gutiérrez como interlocutor de Waja y
apoyado por mí en el montaje y edición. Los materiales audiovisuales
producidos se han pensado como un aporte a la construcción de un archivo
de memoria alrededor de la práctica artística de la performance en el país,
en palabras de Peggy Phelan: “una especie de impulso para que el
recuerdo se haga presente”.

Los registros audiovisuales producidos a lo largo del LEP, los hemos venido
divulgando a través de nuestro canal en YouTube, del Blog del laboratorio
y mediante la realización de conversatorios sobre estos materiales.

Para el caso de esta investigación dicho registro se ha centrado en tres


elementos: las actividades, experimentos y muestras de avance de los
procesos de creación en los espacios públicos de la ciudad, las muestras
“finales” de los procesos al cierre de las sesiones del LEP y las entrevistas
semiestructuradas realizadas a cada uno los participantes, estas últimas
diseñadas por Paola Correa como insumo para la investigación.

El propósito de este registro ha sido el de generar un material de archivo


vivo y un sentido plástico que revela nuestras decisiones sensibles en un
terreno opaco del registro audiovisual, con el ánimo de que pueda ser
analizado en grupos focales de acuerdo a lo propuesto en el proyecto: ”La
información recogida en estos grupos focales servirá como insumo para
analizar de qué manera el registro audiovisual documental puede ser una
forma narrativa alternativa de comunicación para la construcción de
escenarios de paz y su potencial en la deconstrucción de los “lugares
comunes” de la violencia simbólica de género”.
Además, este instrumento metodológico lo entendemos como una actividad
de socialización del LEP, acudiendo a un diálogo con preguntas que
provoquen reflexiones y discusiones en torno al alcance de los registros de
las performances (o estados de procesos) producidas en este laboratorio.
Así las cosas, la Fundación Cultural Waja produjo un registro documental
del proceso del LEP, que incluye las entrevistas a los participantes, y 9
registros audiovisuales de las performances o muestras “finales” de los
procesos presentadas en espacios públicos de Bogotá.

El primer diálogo sobre estos materiales se llevó a cabo el 18 de marzo de


2020 con el grupo de los 9 participantes del LEP (incluyendo a Alejandra
Meneses investigadora-participante de la Fundación Artesa) y los 2
interlocutores principales de Waja (Gustavo Gutiérrez y Paola Correa).
Dadas las condiciones de virtualidad generadas por la pandemia del
COVID-19, esta actividad tuvo que hacerse de forma virtual: previamente
cada quien visualizó los registros por su cuenta, para luego sostener un
"encuentro" colectivo alrededor de varias preguntas.

Nuestros interrogantes querían indagar sobre la materialidad del video y su


capacidad para dejar ver lo experimental del LEP sin ofrecer una
significación respecto a lo registrado y tampoco una única mirada,
compartiendo el ejercicio intelectual que hay detrás de esta creación en
tanto un lugar político de enunciación.

¿Cuál es la necesidad de tener un registro


audiovisual?

¿Para qué ser registrados?

¿Cuál es el sentido de un registro audiovisual de


performances?

¿Cómo registra el cuerpo el registro audiovisual de


una performance?

Artesa preguntó:

¿El registro audiovisual da cuenta de la intención de


las performances?

¿Cuál es el alcance que este puede tener en otras


personas?
-Los participantes señalaron que los registros audiovisuales son de
excelente calidad visual y de sentido, plasmando como se puede abordar
un laboratorio de creación corporal y complementar las experiencias vividas
en aquel. Los videos también muestran el conocimiento y acompañamiento
permanente de parte de Waja y develan el carácter experimental de este
espacio-proceso.

-Los registros audiovisuales son una capa más del proceso creativo y de
las performances, gracias a la sensibilidad y performatividad del uso del
lenguaje audiovisual y al tipo de montaje que potencia las acciones
presentadas, así como la fuerza del cuerpo en el espacio y los contextos
en los que acontecieron.

-Estos materiales audiovisuales dejan ver elementos y sensaciones que no


percibieron los que realizaron las muestras en los espacios públicos,
completando las acciones en el aparecer de otras cosas gracias a su
cualidad de “transparencia”, desvinculada del querer ofrecer una
significación y, en cambio, abriendo la posibilidad a múltiples
interpretaciones y diversidad de miradas.

-La materialidad del video se siente corporalmente en todos los registros,


lo que conlleva a la aparición de nuevas imágenes y horizontes de sentido
más allá de la acción que se registra, lo que genera conversaciones sobre
temas atados a las preguntas, problemas y señalamientos acotados por los
participantes. Esta última reflexión hace hincapié en la posibilidad de hablar
de otras maneras de asuntos cotidianos, poniendo a operar el cuerpo de
otros modos.

***

Esta bitácora queda aquí en ese ahora, aunque la escritura de una


experiencia tan potente como la del LEP tendrá que darse con cada
nuevo grupo de participantes. Gracias a quienes compartieron su
presencia en esta otra versión del laboratorio: del estar con ustedes y
escucharlos han surgido estos pensamientos.

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