El holandés volador o el holandés errante es un mito muy antigua, que proviene desde tiempos remotos cuando los
naufragios en los mares del mundo y el abordaje de piratas sucedían frecuentemente. La piratería era un actividad que
abastecía de recursos y bienes a muchos pueblos clandestinos, los cuales se introducían al mercado negro o se
intercambiaban por objetos de más valor e inclusive algunos ladrones escondían sus tesoros en islas fantasmas de aguas
inexploradas.
El mito cuenta que un gran navío holandés zarpo hacia aguas profundas, el cual se dirigía hacia un lugar poco explorado
y que hoy en día nadie sabe con exactitud donde se ubica. El barco tenia abordo un enorme volumen de provisiones
para aguantar largos meses en el mar, así como objetos valiosos que pretendían salvaguardar durante el viaje como
monedas de oro y plata, y una amplia variedad de joyas dignas de la realeza de aquel país.
Este tentador tesoro estaba a cargo de gran flota de marineros con harta experiencia en barcos mercantes.
Durante el viaje, algo extraño y misterioso sucedió con el navío holandés por que jamas llego a su destino ni regreso a
puerto. Es ahí cuando la intriga por saber que fue de este enorme barco mercante entraña hacia las profundidades de
los mares.
Se dice que el barco holandés mejor conocido como el «Holandés volador», continua navegando por las aguas más
remotas del mundo, existen algunos marineros que aseguran haber visto a ese barco fantasma, el cual aparece
inexplicablemente entre densas neblinas y bajo la luz de la luna.
Alguna fuerte tormenta los arremetió, naufragaron, los piratas los abordaron y destruyeron su barco, se perdieron en
medio del mar o alguna criatura mitológica salio de las aguas, devoró a cada tripulante y llevo el barco hacia las
profundidades.
Hay míticos relatos que deambulan por los pueblos más inhóspitos, en donde solo un puñado de personas han sido
testigos de verdaderas apariciones, fenómenos extraños e inclusive de animales que tienen que ver con la brujería,
los espíritus y los dioses, como el mito que el día de hoy les vamos a contar. Los nahuales son seres de la mitología
prehispánica, cuyo nombre significa «Alma de animal».
Se dice que estos desconocidos animales en realidad son brujos que tienen la habilidad de transformarse en cualquier
ser vivo como un perro, caballo, lobo, cerdo y coyote, teniendo así la ventaja de colarse entre los pueblos para entrar
silenciosamente a los hogares y robar comida, objetos o cualquier clase de hierbas para preparar pociones curativas.
Existen muchas personas que afirman que han visto en carne propia los misteriosos rituales de los nahuales, los cuales
se llevan a cabo bajo la luz de la luna y con la presencia de los dioses de la noche. Sacrifican a un coyote, le cortan la piel
y encienden una gran fogata para iniciar con sus rezos con un lenguaje que hasta el momento nadie ha sabido descifrar.
Cuando la fogata esta a punto de apagarse, los nahuales cubren sus cuerpos con las cenizas que aún están encendidas y
la piel se les comienza a secar produciendo cortes en todo el torso.
El humo de la fogata se esparce por todo el lugar y con el, los nahuales desaparecen.
Estos seres raros vienen al mundo real en el cuerpo de un animal con la única finalidad de hacer maldades, provocar
terror entre las personas y alimentarse de otros seres vivos.
Este es un mito cosmogonico, El lugar sagrado de Chalco, en el Estado de México, revela los misterios de los antiguos
dioses que alguna vez habitaron gran parte de la provincia. Una gran cantidad de extraños mitos mexicanos de origen
náhuatl envuelven esta maravilla cultural. Se dice que en esa época, no existía el elemento más codiciado por los seres
vivos, el agua, cuyo origen parece sacado de un cuento de fantasía.
Cuenta la historia que en un tiempo este vital liquido estaba a punto de subsistir y los habitantes de Chalco hicieron
varias ofrendas a los dioses para que les regresará el agua.
Una día como cualquier otro y mientras estaban en medio de una ofrenda, bajaron del cielo 4 grandes dioses, Cemecatl,
Chiconahui, Tezcatlipuca y Ehecatl, quienes eran descendientes de la diosa de las estrellas, Atlalicue, a quienes muchos
acreditan el origen del sol y la luna.
Se cree que los 4 hijos de Atlalicue son los responsables del origen del hombre y de la mujer, así como de todos los seres
vivos que existen en toda la región de México.
Cuando los dioses bajaron lentamente de uno de los nueve cielos que se crearon, se posaron sobre las ruinas del templo
y frente a una gran multitud pronunciaron unas palabras en náhuatl con las que inexplicablemente convocaron al dios
del agua y en un parpadeo, el vital liquido volvió a los lagos, arroyos y ríos que atravesaban esta mágica proviencia.
Era tal la impresión de los pobladores que desde ese día, realizaban celebraciones, sacrificios humanos y ofrendas
dedicadas únicamente para los dioses.
4 El conejo de la luna
El Conejo de la luna es uno de los mitos cortos que envuelven esta enorme estrella que brilla para dar luz natural a
nuestro planeta tierra. Algunos dicen que al ver fijamente a la luna, se alcanza a notar la silueta de un conejo, la cabeza,
el rabo, las patas, pero especialmente sus grandes ojos que destacan junto con la luz de la estrella. Sin embargo, hay un
mito en particular que parece ser el más cercano al origen del conejo en la luna y es el que les vamos a relatar el día de
hoy.
Cuenta la historia, que un dios de los que existía en tiempos muy remotos decidió viajar por todo el mundo para
apreciar las maravillas del planeta tierra, para ello, encarno en el cuerpo de un hombre y comenzó con el largo trayecto.
Todo iba bien, hasta que día tras día los alimentos estaban escaseando, no había agua y el lugar más cercano para
encontrar provisiones estaba tan lejos que era imposible llegar rápidamente.
El agotamiento y el hambre venció al pobre hombre, quien desesperado por descansar reposo bajo un frondoso árbol.
Espero en ese lugar hasta el anochecer, acompañado de las estrellas y la resplandeciente luna, siguió su camino.
Mientras estaba bajando por una empinada colina, se encontró con un lindo conejo que estaba disfrutando de una
deliciosa cena de zanahorias y pasto verde.
El hombre en ese instante le pregunto al conejo que si le podría compartir algo de su comida, pero se dio cuenta que
sobraba un poco de pasto. El conejo preocupado por el estado físico del hombre, se ofrece como alimento para que el
pueda sobrevivir.
El hombre al ver esa valiente acción, acepta comer al conejo, no sin antes darle algo a cambio para que todos lo
recuerden al levantar la mirada hacia la luna.
10 refranes
5 rondas
1 El patio de mi casa
2 El gato y el raton
Mientras tanto, el gato le tendrá que perseguir,
pero los participantes bajarán los brazos y no
le dejarán pasar, aunque puede colarse entre
los agujeros, siempre y cuando no los rompa al
pasar.
me caso yo
me quiero casar
de San Nicolás
Soy un salero,
Yo soy la viudita azucarero,
la batidora,
del barrio del rey
una olla exprés
chu, chu, chu.
me quiero casar
y no se con quién
7 El calentamiento
Con esta sí
Éste es el juego del calentamiento Esta es una ronda en la que se necesitan más de 6
jugadores. Uno de ellos será el lobo.
Hay que seguir la orden del sargento Todos los jugadores se toman de la mano y hacen un
círculo, empiezan a cantar:
Éste es el juego del calentamiento
Juguemos en el bosque,
Hay que seguir la orden del sargento mientras el lobo no está.
8 El lobo
9 Chuchugua
Chu chu uá, chu chu uá,
hu chu uá, uá, uá.
Chu chu uá, chu chu uá,
Chu chu uá, chu chu uá,
¡compañía! (chicos repiten)
brazo extendido (chicos repiten)
puño cerrado (chicos repiten)
dedos arriba (chicos repiten)
hombro fruncido (chicos repiten)
Chu chu uá, chu chu uá, cabeza hacia atrás (chicos repiten)
Chu chu uá, uá, uá. cola hacia atrás (chicos repiten)
Chu chu uá, chu chu uá,
Chu chu uá, chu chu uá, Chu chu uá, chu chu uá,
¡compañía! (chicos repiten) Chu chu uá, uá, uá.
brazo extendido (chicos repiten) Chu chu uá, chu chu uá,
Chu chu uá, chu chu uá,
Chu chu uá, chu chu uá, ¡compañía! (chicos repiten)
Chu chu uá, uá, uá. brazo extendido (chicos repiten)
Chu chu uá, chu chu uá, puño cerrado (chicos repiten)
Chu chu uá, chu chu uá, dedos arriba (chicos repiten)
¡compañía! (chicos repiten) hombro fruncido (chicos repiten)
brazo extendido (chicos repiten) cabeza hacia atrás (chicos repiten)
puño cerrado (chicos repiten) cola hacia atrás (chicos repiten)
pie de pingüino (chicos repiten)
Chu chu uá, chu chu uá,
Chu chu uá, uá, uá. Chu chu uá, chu chu uá,
Chu chu uá, chu chu uá, Chu chu uá, uá, uá.
Chu chu uá, chu chu uá, Chu chu uá, chu chu uá,
¡compañía! (chicos repiten) Chu chu uá, chu chu uá,
brazo extendido (chicos repiten) ¡compañía! (chicos repiten)
puño cerrado (chicos repiten) brazo extendido (chicos repiten)
dedos arriba (chicos repiten) puño cerrado (chicos repiten)
dedos arriba (chicos repiten)
Chu chu uá, chu chu uá, hombro fruncido (chicos repiten)
Chu chu uá, uá, uá. cabeza hacia atrás (chicos repiten)
Chu chu uá, chu chu uá, cola hacia atrás (chicos repiten)
Chu chu uá, chu chu uá, pie de pingüino (chicos repiten)
¡compañía! (chicos repiten) lengua afuera (chicos repiten)
brazo extendido (chicos repiten)
puño cerrado (chicos repiten) ta ta da ta ta da, ta ta da, da da...
dedos arriba (chicos repiten) ta ta da ta ta da, ta ta da, da da.
hombro fruncido (chicos repiten)
Desarrollo: el animador les pide a los participantes que - Luisito, ¿qué es la A?, pregunta la profesora
formen una enorme fila cuadrada poniendo su mano en la
cintura de su vecino, el animador les enseña la canción y - Una vocal, profesora
los pasos que deben hacer a los participantes que van así:
- ¿Y la K?
Canción
Animador: ¿Porque me sube la bilirrubina? Participantes:
- Una consonante que no se puede repetir
¡No se! porque, Animador dice: Otra vez, ¿Porque me
sube la bilirrubina? Participantes: ¡No se! Porque, Todos:
¡A Moler Café! ¡A moler café! ¡A moler a moler a moler
Café! - Pedrito, ¿qué planeta va después de Marte?
Se repite…
- Miércoles
5 chistes
- Por saberlo
La maestra:
- Jaimito, si en esta mano tengo 8 naranjas y en esta - Mamá, en el colegio me llaman distraído
otra 6 naranjas ¿Qué tengo?
- Juanito, tu vives en la casa de enfrente
10 adivinanzas
No es reloj,
Pero hace TIC TAC,
No usa pilas
Pero no para de andar...
Solución: El corazón
Y mi casa llevo sobre el lomito.
Solución: El caracol
En el circo lo veo
En el zoo, también.
Tiene la nariz más grande
Que en el mundo pueda haber.
Solución: Elefante Dos pinzas tengo,
Hacia atrás camino,
En el agua vivo,
En el mar o en el río.
Solución: El cangrejo
Vuelo de noche,
Duermo de día y nunca verás plumas,
En el ala mía.
Solución: El murciélago
Solución: El chocolate
Soy pequeño
Y blandito
Si sopla el aire, a la cara viene.
Quien es calvo no lo tiene.
Soy rubio y no tengo pelo.
Solución: El pelo Soy alto y no tengo cuerpo.
Solución: El sol
Adivina adivinanza…
Por el día están abiertos y
Por la noche cerrados.
¿Qué son?
Solución: La luna
5 cuentos
Cenicienta
Érase una vez un hombre bueno que tuvo la desgracia de quedar viudo al poco tiempo de haberse casado. Años
después conoció a una mujer muy mala y arrogante, pero que pese a eso, logró enamorarle.
Ambos se casaron y se fueron a vivir con sus hijas. La mujer tenía dos hijas tan arrogantes como ella, mientras
que el hombre tenía una única hija dulce, buena y hermosa como ninguna otra. Desde el principio las dos
hermanas y la madrastra hicieron la vida imposible a la muchacha. Le obligaban a llevar viejas y sucias ropas y
a hacer todas las tareas de la casa. La pobre se pasaba el día barriendo el suelo, fregando los cacharros y
haciendo las camas, y por si esto no fuese poco, hasta cuando descansaba sobre las cenizas de la chimenea se
burlaban de ella.
Un día oyó a sus hermanas decir que iban a acudir al baile que daba el hijo del Rey. A Cenicienta le apeteció
mucho ir, pero sabía que no estaba hecho para una muchacha como ella.
Planchó los vestidos de sus hermanas, las ayudó a vestirse y peinarse y las despidió con tristeza. Cuando estuvo
sola rompió a llorar de pena por no poder ir al baile. Entonces, apareció su hada madrina:
- Mmmm… creo que puedo solucionarlo, dijo esbozando una amplia sonrisa.
Cenicienta recorrió la casa en busca de lo que le pidió su madrina: una calabaza, seis ratones, una rata y seis
lagartos. Con un golpe de su varita los convirtió en un magnífico carruaje dorado tirado por seis corceles
blancos, un gentil cochero y seis serviciales lacayos.
Y en un último golpe de varita convirtió sus harapos en un magnífico vestido de tisú de oro y plata y cubrió sus
pies con unos delicados zapatitos de cristal.
- Sólo una cosa más Cenicienta. Recuerda que el hechizo se romperá a las doce de la noche, por lo que debes
volver antes.
Cuando Cenicienta llegó al palacio se hizo un enorme silencio. Todos admiraban su belleza mientras se
preguntaban quién era esa hermosa princesa. El príncipe no tardó en sacarla a bailar y desde el instante mismo
en que pudo contemplar su belleza de cerca, no pudo dejarla de admirar.
A Cenicienta le ocurría lo mismo y estaba tan a gusto que no se dio cuenta de que estaban dando las doce. Se
levantó y salió corriendo de palacio. El príncipe, preocupado, salió corriendo también aunque no pudo
alcanzarla. Tan sólo a uno de sus zapatos de cristal, que la joven perdió mientras corría.
Días después llegó a casa de Cenicienta un hombre desde palacio con el zapato de cristal. El príncipe le había
dado orden de que se lo probaran todas las mujeres del reino hasta que encontrara a su propietaria. Así que se lo
probaron las hermanastras, y aunque hicieron toda clase de esfuerzos, no lograron meter su pie en él. Cuando
llegó el turno de Cenicienta se echaron a reír, y hasta dijeron que no hacía falta que se lo probara porque de
ninguna forma podía ser ella la princesa que buscaban. Pero Cenicienta se lo probó y el zapatito le quedó
perfecto.
De modo que Cenicienta y el príncipe se casaron y fueron muy felices y la joven volvió a demostrar su bondad
perdonando a sus hermanastras y casándolas con dos señores de la corte.
2 La ballena calurosa
Waky la ballena vivía en una pequeña laguna salada. Era la única ballena del lugar y llevaba una vida muy
cómoda, así que se había vuelto un poco caprichosa. Pero un año llegó un verano de calores tan fuertes, que el
agua subió su temperatura y Waky, acostumbrada a una vida tan plácida, sentía que no podría aguantar tanto
calor. Un pececillo que había pasado algún tiempo en una pecera de unos niños, le contó que los humanos
utilizaban abanicos para refrescarse en verano,y la ballena ya no pudo pensar en otra cosa que en construirse un
abanico.
Todos le dijeron que era una exagerada, que aquellos calores pasarían rápido, pero Waky creó su enormísimo
abanico, y en cuanto estuvo listo, comenzó a abanicarse... ¡pobrecillos todos! El gigante abanico sacudió tan
fuertemente las aguas de la pequeña laguna, que por todas partes surgieron enormes olas que se desbordaban, y
terminaron por dejar la laguna medio vacía, y a la enorme ballena en el centro, sin poder moverse,con sólo unos
pocos centímetros de agua para refrescarse.
"No podías aguantarte un poquito, tenías que vaciarnos la laguna", decían unos unos. "¡Impaciente!, ¡egoísta!"
le gritaban otros. Pero lo peor para Waky no eran los insultos, sino que con tan poquita agua el calor sí que era
insoportable. Y preparándose para morir de calor, se despidió de todos sus amigos, les pidió perdón, y les
aseguró que si volviera a vivir habría aprendido a ser más fuerte y aguantar mejor las incomodidades.
Pero una vez más, Waky estaba exagerendo, y por supuesto que pudo aguantar aquellos días calurosos sin
morirse, aunque en verdad sufrió un poquito. Y cuando las siguientes lluvias devolvieron su agua a la laguna, y
el tiempo mejoró, Waky tuvo que cumplir su promesa, y demostrar a todos que había aprendido a no ser tan
comodona, impaciente y caprichosa.
3 La dragona Eleanor
La dragona Eleanor estaba cuidando sus huevos. Pronto nacerían de ellos tres preciosas crías de dragón. Y allí
estaba ella, dando calor a sus huevos, cansada y hambrienta. Pero no podía irse. No podía arriesgarse a que
alguien robara sus huevos. Mientras tanto, los ladrones de crías de dragón acechaban. Ocultos a una distancia
prudente, los ladrones vigilaban la guarida de la dragona. Sabían que estaba sola. El dragón llevaba semanas sin
aparecer. Probablemente lo habría capturado algún cazarrecompensas como ellos.
-Esto será muy fácil -dijo uno de los ladrones-. La dragona no tendrá más remedio que salir a buscar comida
para los recién nacidos. Y con lo cansada y hambrienta que está, tardará en regresar.
Por fin, los dragoncitos salieron de sus huevos. Dos dragones y una dragona. La dragona Eleanor estaba
entusiasmada. Los dragoncitos, hambrientos. Y a la dragona Eleanor ya no le quedaba nada de comida.
-Tendré que ir a por comida, hijitos míos -dijo la mamá dragona-. Tendréis que estar callados y quietos en el
nido.
Los dragoncitos lo entendieron todo muy bien, porque incluso desde que nacen son muy listos, y obedecieron.
En cuanto la vieron salir, los ladrones salieron de su escondite y, sigilosamente, iniciaron el camino a la guarida
del dragón.
-No hagáis ruido -dijo uno de los ladrones-. No queremos que los dragoncitos se asusten.
Pero en cuanto los ladrones asomaron la nariz por la guarida, los dragoncitos empezaron a gritar.
-No os servirá de nada gritar, pequeños -dijo uno de los ladrones-. Vuestra madre no llegará a tiempo. Tal vez
esta comida os haga callar más …. ¡Ah, ah, ah! ¡Mi trasero!
Todos los ladrones empezaron a gritar. Algo les estaba quemando el culete. Era la dragona, que había regresado
y había lanzado una buena llamarada a sus posaderas.
-¡Qué buena idea haber traído comida! -dijo la dragona Eleanor-. Eso os salvará de ser nuestro almuerzo. Y
ahora, ¡fuera de aquí!
Los ladrones se fueron de la guarida de la dragona Eleanor con el trasero bien caliente y el orgullo realmente
herido.
-Creo que deberíamos dedicarnos a otra cosa -dijo uno de los ladrones.
-Sí -dijo otro-, alguna que no requiera que nos sentemos, porque vamos a estar una buena temporada sin poder
hacerlo.
Infantil cuento
4 El elefante fotógrafo
Había una vez un elefante que quería ser fotógrafo. Sus amigos se reían cada vez que le oían decir aquello:
- Qué tontería - decían unos- ¡no hay cámaras de fotos para elefantes!
- Qué pérdida de tiempo -decían los otros- si aquí no hay nada que fotografíar...
Pero el elefante seguía con su ilusión, y poco a poco fue reuniendo trastos y aparatos con los que fabricar una
gran cámara de fotos. Tuvo que hacerlo prácticamente todo: desde un botón que se pulsara con la trompa, hasta
un objetivo del tamaño del ojo de un elefante, y finalmente un montón de hierros para poder colgarse la cámara
sobre la cabeza.
Así que una vez acabada, pudo hacer sus primeras fotos, pero su cámara para elefantes era tan grandota y
extraña que paracecía una gran y ridícula máscara, y muchos se reían tanto al verle aparecer, que el elefante
comenzó a pensar en abandonar su sueño.. Para más desgracia, parecían tener razón los que decían que no había
nada que fotografiar en aquel lugar...
Pero no fue así. Resultó que la pinta del elefante con su cámara era tan divertida, que nadie podía dejar de reir al
verle, y usando un montón de buen humor, el elefante consiguió divertidísimas e increíbles fotos de todos los
animales, siempre alegres y contentos, ¡incluso del malhumorado rino!; de esta forma se convirtió en el
fotógrafo oficial de la sabana, y de todas partes acudían los animales para sacarse una sonriente foto para el
pasaporte al zoo.
5 El niño y los clavos
Había un niño que tenía muy mal carácter. Un día, su padre le dio una bolsa con clavos y le dijo que cada vez
que perdiera la calma, clavase un clavo en la cerca del patio de la casa. El primer día, el niño clavó 37 clavos.
Al día siguiente, menos, y así el resto de los días. Él pequeño se iba dando cuenta que era más fácil controlar su
genio y su mal carácter que tener que clavar los clavos en la cerca. Finalmente llegó el día en que el niño no
perdió la calma ni una sola vez y fue alegre a contárselo a su padre. ¡Había conseguido, finalmente, controlar su
mal temperamento! Su padre, muy contento y satisfecho, le sugirió entonces que por cada día que controlase su
carácter, sacase un clavo de la cerca. Los días pasaron y cuando el niño terminó de sacar todos los clavos fue a
decírselo a su padre.
Entonces el padre llevó a su hijo de la mano hasta la cerca y le dijo: – “Has trabajo duro para clavar y quitar los
clavos de esta cerca, pero fíjate en todos los agujeros que quedaron. Jamás será la misma. Lo que quiero decir es
que cuando dices o haces cosas con mal genio, enfado y mal carácter dejas una cicatriz, como estos agujeros en
la cerca. Ya no importa que pidas perdón. La herida siempre estará allí. Y una herida física es igual que una
herida verbal. Los amigos, así como los padres y toda la familia, son verdaderas joyas a quienes hay que
valorar. Ellos te sonríen y te animan a mejorar. Te escuchan, comparten una palabra de aliento y siempre tienen
su corazón abierto para recibirte”. Las palabras de su padre, así como la experiencia vivida con los clavos,
hicieron con que el niño reflexionase sobre las consecuencias de su carácter. Y colorín colorado, este cuento se
ha acabado.
6 Secreto a voces
Gretel, la hija del Alcalde, era muy curiosa. Quería saberlo todo, pero no sabía guardar un secreto. –“¿Qué
hablabas con el Gobernador?”, le preguntó a su padre, después de intentar escuchar una larga conversación
entre los dos hombres. –“Estábamos hablando sobre el gran reloj que mañana, a las doce, vamos a colocar en el
Ayuntamiento. Pero es un secreto y no debes divulgarlo”. Gretel prometió callar, pero a las doce del día
siguiente estaba en la plaza con todas sus compañeras de la escuela para ver cómo colocaban el reloj en el
ayuntamiento. Sin embargo, grande fue su sorpresa al ver que tal reloj no existía. El Alcalde quiso dar una
lección a su hija y en verdad fue dura, pues las niñas del pueblo estuvieron mofándose de ella durante varios
años. Eso sí, le sirvió para saber callar a tiempo.
Las moscas. Poesía y fábula corta para niños
En un frondoso bosque, de un panal se derramó una rica y deliciosa miel, y las moscas acudieron rápidamente y
ansiosas a devorarla. Y la miel era tan dulce y exquisita que las moscas no podían dejar de comerlas.
Lo que no se dieron cuenta las moscas es que sus patas se fueron prendiendo en la miel y que ya no podían alzar
el vuelo de nuevo.
A punto de ahogarse en su exquisito tesoro, las moscas exclamaron:
- ¡Nos morimos, desgraciadas nosotras, por quererlo tomar todo en un instante de placer!
7 Carrera de zapatillas: cuento infantil sobre la amistad
Había llegado por fin el gran día. Todos los animales del bosque se levantaron temprano porque ¡era el día de la
gran carrera de zapatillas! A las nueve ya estaban todos reunidos junto al lago.
También estaba la jirafa, la más alta y hermosa del bosque. Pero era tan presumida que no quería ser amiga de
los demás animales.
La jiraba comenzó a burlarse de sus amigos:
- Ja, ja, ja, ja, se reía de la tortuga que era tan bajita y tan lenta.
- Jo, jo, jo, jo, se reía del rinoceronte que era tan gordo.
- Je, je, je, je, se reía del elefante por su trompa tan larga.
Y entonces, llegó la hora de la largada.
El zorro llevaba unas zapatillas a rayas amarillas y rojas. La cebra, unas rosadas con moños muy grandes. El
mono llevaba unas zapatillas verdes con lunares anaranjados.
La tortuga se puso unas zapatillas blancas como las nubes. Y cuando estaban a punto de comenzar la carrera, la
jirafa se puso a llorar desesperada.
Es que era tan alta, que ¡no podía atarse los cordones de sus zapatillas!
- Ahhh, ahhhh, ¡qué alguien me ayude! - gritó la jirafa.
Y todos los animales se quedaron mirándola. Pero el zorro fue a hablar con ella y le dijo:
- Tú te reías de los demás animales porque eran diferentes. Es cierto, todos somos diferentes, pero todos
tenemos algo bueno y todos podemos ser amigos y ayudarnos cuando lo necesitamos.
Entonces la jirafa pidió perdón a todos por haberse reído de ellos. Y vinieron las hormigas, que rápidamente
treparon por sus zapatillas para atarle los cordones.
Y por fin se pusieron todos los animales en la línea de partida. En sus marcas, preparados, listos, ¡YA!
Cuando terminó la carrera, todos festejaron porque habían ganado una nueva amiga que además había
aprendido lo que significaba la amistad.
Colorín, colorón, si quieres tener muchos amigos, acéptalos como son.
FIN
8 Daniel y las palabras mágicas, un cuento infantil sobre la amabilidad
Te presento a Daniel, el gran mago de las palabras. El abuelo de Daniel es muy aventurero y este año le ha
enviado desde un país sin nombre, por su cumpleaños, un regalo muy extraño: una caja llena de letras brillantes.
En una carta, su abuelo le dice que esas letras forman palabras amables que, si las regalas a los demás, pueden
conseguir que las personas hagan muchas cosas: hacer reír al que está triste, llorar de alegría, entender cuando
no entendemos, abrir el corazón a los demás, enseñarnos a escuchar sin hablar.
Daniel juega muy contento en su habitación, monta y desmonta palabras sin cesar. Hay veces que las letras se
unen solas para formar palabras fantásticas, imaginarias, y es que Daniel es mágico, es un mago de las palabras.
Lleva unos días preparando un regalo muy especial para aquellos que más quiere. Es muy divertido ver la cara
de mamá cuando descubre por la mañana un buenos días, preciosa debajo de la almohada; o cuando papá
encuentra en su coche un te quiero de color azul.
Sus palabras son amables y bonitas, cortas, largas, que suenan bien y hacen sentir bien: gracias, te
quiero, buenos días, por favor, lo siento, me gustas.
Daniel sabe que las palabras son poderosas y a él le gusta jugar con ellas y ver la cara de felicidad de la gente
cuando las oye. Sabe bien que las palabras amables son mágicas, son como llaves que te abren la puerta de los
demás.
Porque si tú eres amable, todo es amable contigo. Y Daniel te pregunta: ¿quieres intentarlo tú y ser un mago de
las palabras amables?
FIN
9 Sara y Lucía, un cuento sobre la sinceridad
Érase una vez dos niñas muy amigas llamadas Sara y Lucía. Se conocían desde que eran muy pequeñas y
compartían siempre todo la una con la otra.
Un día Sara y Lucía salieron de compras. Sara se probó una camiseta y le pidió a su amiga Lucía su opinión.
Lucía, sin dudarlos dos veces, le dijo que no le gustaba cómo le quedaba y le aconsejó buscar otro modelo.
Entonces Sara se sintió ofendida y se marchó llorando de la tienda, dejando allí a su amiga.
Lucía se quedó muy triste y apenada por la reacción de su amiga.
No entendía su enfado ya que ella sólo le había dicho la verdad.
Al llegar a casa, Sara le contó a su madre lo sucedido y su madre le hizo ver que su amiga sólo había
sido sincera con ella y no tenía que molestarse por ello.
Sara reflexionó y se dio cuenta de que su madre tenía razón.
Al día siguiente fue corriendo a disculparse con Lucía, que la perdonó de inmediato con una gran sonrisa.
Desde entonces, las dos amigas entendieron que la verdadera amistad se basa en la sinceridad.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado, y el que se enfade se quedará sentado.
FIN