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JECOJLOGJÍA ]IJ)JEJL AMIBSJI1EN1r1E AJR1rJIJFJICJIAJL

Haciendo un 1narco de la perpetuación del conflicto histórico entre civili-


zación y naturaleza, la autora señala los cambios producidos en la consi-
deración de los recursos naturales por el sistema productivo capitalista. La
evolución de un concepto de «lnercancía» hacía la «terciarización» de los
recursos sigue contemplandose desde la única perspectiva de la explota-
ción, más del consumo que de la producción hoy, que convierte los ambien-
tes artificiales en insostenibles. La conservación y la naturalización de los
sistemas urbanos ha de ser, por tanto, el objetivo de las politicas urbanas.

Conflicto entre dvfüzadón cepto de calidad de vida, acuñado en el con-


y medio físico texto posmoderno, una vez desplazado el «Es-
tado de bienestar» moderno, está asociado a 51
Los problemas medioambientales debidos al valoraciones y características concretas de la
hiperdesarrollo urbano, considerado como ín- vida urbana, a ciertos estilos de vida, a impreg-
dice del progreso civilitatorio y siempre justifi- naciones ideológicas dominantes; realmente
cado en términos de desaITollo económico, es- está asociado a productos, servicios y ambien-
tán llegando a un límite a partir del cual la pro- tes proporcionados por el medio urbano que
pia existencia humana estaría en peligro. La constituye el paradigma de vida universal y
filosofía del progreso ilimitado que ha pro- globalmente difundido. De la interacción di-
porcionado sustrato de legitimación a los mo- recta e indirecta de ese proceso civilizatorio
dos de producción capitalista se ha compro- con la naturaleza surgen los problemas medio-
bado que no contempla en absoluto la relación ambientales. El cuestionamiento, por tanto, de
entre el hombre y la naturaleza. La idea de la los descriptores de la calidad de vida social-
producción sin límite con sus consecuentes mente aceptados y la introducción de concep-
consumo de recursos naturales y emisión de tos asociados a la calidad del niedio ambiente
residuos, basada en una hipótesis de bienestar sería el campo de confrontación donde explo-
para la mayor parte posible del mundo, se ha rar soluciones verdaderas a los problemas que
demostrado no solamente insostenible sino no olvidemos son habitualmente de una doble
falsa. De hecho una parte del mundo vive en la índole: los problemas ambientales implican
abundancia reprimiento la otra parte. El con- problemas sociales y viceversa.

-LI-
Unas consideraciones previas nos llevarían a la función de utilidad, siendo ésta su conside-
un concepto ampliado del significado y al- ración social.
canee de los recursos naurales que contenga
los que podrían llamarse «nuevos recursos de Pero el defecto de la economía capitalista ra-
la era urbana», es decir, la consideración del dica en el supuesto de que las funciones de
ambiente urbano como sistema o subsistema utilidad de los seres humanos individualmente
de elementos naturales y artificiales altamente considerados entran en conflicto. Los nuevos
interrelacionados. Daríamos entonces cuenta recursos pueden producir efectos directos o
que los recursos naturales en nuestra civili- indirectos externos. Éste es el caso cuando una
zación occidental moderna entran en interac- industria lanza sus residuos al aire o al agua,
ción con las creaciones artificiales desde la cuando un edificio priva del sol a otros edifi-
única perspectiva de la explotación y la crea- cios, cuando los aviones rugen sobre una zona
ción de plusvalía. La consideración del capita- residencial de la ciudad, cuando un automóvil
lismo respecto a los productos agrícolas, fo- añade congestión en la autopista o cuando una
restales, pesqueros, minerales, el agua, el nueva gran sucursal ocupa una zona verde a
suelo, ha sido exclusivamente la de mercancía las afueras de la ciudad. Esos problemas se
con una evolución hacia el servicio que in- agudizan en los ámbitos de las economías
cluye el recreo, los transportes por tierra, por neoliberales y globalizadoras que debilitan los
agua o por aire, etc. Estados nacionales y eclipsan la esfera pú-
52 blica. Desde la perspectiva economicista, los
El significado de los recursos naturales ha ido temas de «interés público», los problemas
cambiando a medida que las economías na- «sociales», los problemas de escala y carácter
cionales evolucionaban a partir de una base «local», que a principios del siglo ocuparon la
agrícola hacia una industrial, hasta que ese fa- reflexión en torno a la planificación de la ciu-
buloso desarrollo de las actividades terciarias dad, están en plena crisis. La ideas en torno a
ha hecho que los recursos naturales hayan sido un posible proyecto de ciudad con todas sus
reducidos en importancia relativa, a la vez que funciones definidas e interrelacionadas, como
ha ido ampliándose el concepto de «recursos si de una gran máquina se tratara, están bajo
naturales» abarcando una renovada noción de sospecha. Obsoleto, según parece el para-
recursos de amenidad. Esa noción podría re- digma de la modernidad, no se ha inventado
flejar la particular yuxtaposición de clima, otro modelo de ciudad. Dejados en manos del
suelo, agua (costa, playa), vegetación, etc., mercado, los procesos urbanos se presentan
atractiva para la localización de actividades como un fenómeno generalizable de urbaniza-
económicas, hábitat, ocio, etc. De ese modo, ción indefinida, homogeneizada y fragmenta-
podemos decir, que tanto los recursos tradicio- ria. El crecimiento urbano se concibe como
nales como los nuevos recursos ambientales una producción eminentemente lucrativa y se
participan de los procesos de producción ur- afronta como un problema de naturaleza me-
bana, en lenguaje economicista, así entran en ramente técnica.

- LII -
Los problemas medioambientales causados como esencialmente importante únicamente
por la superurbanización a nivel global están para el consumo (y no para la producción).
corroborados así por Ja ausencia de un poder
capaz de vigilar e intervenir en la anomía de la El medio urbano constituye una auténtica
producción capitalista. La limitación de los planta productiva de servicios que debe consi-
poderes públicos sobre las actividades y pro- derarse como una serie de redes interrelacio-
ducciones privadas impide que se desarrolle nadas de formación, investigación, comunica-
una política medioambiental coherente a lo ción, transporte, uso del agua y del aire y otros
largo de un período de tiempo sustancial. Los muchos procesos que incorporan el capital su-
problemas del impacto visual, de la polución peditando la productividad totalmente a la
atmosférica, de la contaminación de los ríos, el eficiencia de la «planta» urbana. Los geógra-
transporte de masas, los barrios degradados, fos, los economistas, los ecólogos urbanos de-
exigen conceptos sociales amplios y complejos finen generalmente los asentamientos urba-
que constituyan una base para la acción públi- nos, ciudades, metrópolis o megalópolis en
ca. A cambio, los planes urbanísticos acogen términos de sus carácterísticas nodales; como
conceptos vagos y contradictorios, de difusión áreas físicas de intensificación de flujos. En
mediática. A nuestro entender, los conceptos ese sentido, la gran urbe se concibe como con-
de «desarrollo sostenible» y «urbanización centración de actividades productivas, servi-
sostenible» constituyen verdaderas paradojas y cios especializados y población de personas
mitología para la difusión de masas. que prefieren vivir en comunidades que sumi- 53
nistran gran número de servicios, medios y
De la apropiación, puesta en tráfico e inter- amenidades. Pero la centralidad como medida
cambio global de mercancías no escapan si- de economía, según una lógica que los servi-
quiera los recursos naturales aquellos que han cios y medios más costosos pueden repartirse
sido «bienes libres» y gratuitos en un sentido entre una elevada población, se distorsiona
socioeconómico, aquellos que no se hallan di- por la dispersión urbana hoy sin precedentes.
rectamente sujetos a la propiedad y al inter- La comprensión de lo urbano como sistema
cambio, que son los recursos llamados na- autocontenido y altamente interrelacionado
cionales: el aire puro, el sol, el agua, el espa- entra en contradicción con el sistema de auto-
cio tridimensional incluyendo el espacio de pistas que atraviesan fracturando los centros
navegación aérea, del espectro de la radio, de urbanos, la extinción de los espacios libres, la
los satélites, así como el suelo urbano y el es- continua urbanización de nuevas zonas y
pacio subterráneo. Según el nuevo concepto construcción de nuevas autopistas a través de
de la industria de servicios, que tiene cada vez los parques, zonas verdes y agrícolas, las tele-
más peso -tanto en términos de fuerza de tra- comunicaciones y la información que produ-
bajo como de participación en el producto cen relaciones independientes de la estuctura
bruto- la tendencia es considerar e interpretar espacial y la forma de entender hasta ahora la
los aspectos cualitativos del medio ambiente cohesión social.

- LIII -
Pero la cuestión de la cuantía de las pérdidas y en términos de sociedad. Las decisiones políti-
los costes paradójicamente se trasladan en cas deberían adoptarse tras una apreciación
otro lugar que es aquel de la producción que global de los factores de producción así como
se puedan -quieran- soportar por las exigen- los de consumo, partiendo de la base de que
cias y limitaciones por consideraciones ecoló- unos rendimiendos óptimos sólo pueden obte-
gicas. La localización de las industrias, la eli- nerse en una interacción inteligente de ele-
minación de los residuos industriales, el uso mentos naturales y elementos artificiales; de-
discriminado del suelo, la limitación del trá- berían comprender y respetar principios eco-
fico se enfrentan con la propia base de autono- lógicos básicos para que los costes a la larga
mía de la «planta» productiva. Así la «planta» no sean extremadamente altos. En ese sentido,
urbana se reproduce como una gran devora- habría que pensar en términos, por ejemplo,
dora de recursos -suelo, energías, agua, mate- de uso de la tierra agrícola en las afueras de
rias orgánicas e inorgánicas de todo tipo- y las ciudades tanto como espacio abierto y de
gran contaminadora a través de sus residuos. recreo, como para la producción agrícola; de
El modelo globalizador-homogeneizado de ur- conservación de los bosques para que puedan
banización expansiva desarrollado sobre la respirar las ciudades; de mantenimiento de la
base de la movilidad motorizada, las densas pureza de las aguas de los ríos como biótopos
redes de inji·aestructuras y la concentración que mantienen la continuidad del ecosistema.
de los equipamientos en grandes superficies Pero la producción urbana que somete, mani-
54 de socialización, es decir, de conswno, -gran- pula y «desnaturaliza» la naturaleza, consti-
des centros comerciales, foros de espectácu- tuye un sistema altamente ineficaz e inco-
los, turismo de masas, etc.- está produciendo gruente tanto desde el punto de vista de la
transformaciones territoriales tan radicales y conservación medioambiental como desde los
extensas -territorios de las grandes metrópo- puntos de vista social, económico (no desde el
lis, territorios nacionales, los litorales, etc.- punto de vista de las economías privadas) Y
como sociales, incidiendo en los hábitos coti- cultural. No hay que olvidar el ocaso cultural a
dianos, y culturales sin olvidar los cambios favor de la «civilización». En ese sentido, la
producidos en la atmósfera -el clima-, cam- terciarización de los recursos naturales se
bios antes desconocidos. Sus conscuencias ne- efectuó distorsionando además su valor cultu-
gativas en lo social son tan relevantes como ral. El caso más claro se observa en el turismo
las referidas al medio ambiente. Y ese modelo de masas, que incide primero transformando
urbano del mundo civilizado se transfiere sin el significado tanto de los monumentos como
reparos al mundo en vías de desarrollo. el de los parajes naturales y después degra-
dando su materialidad.
Es evidente que es necesario un cambio de
punto de vista; una nueva filosofía para pensar Se hace por tanto necesaria una planificación a
la relación entre sociedad y naturaleza; pensar gran escala que establezca las directrices de
sobre todo los problemas medioambientales los diferentes desarrollos bajo una visión com-

- LIV -
pleja; tendría, en todo caso, que tender hacia la mulas-exorcismo: la «sostenibilidad», la «ciu-
definición de un límite óptimo del crecimiento dad sostenible», el «desarrollo urbano sosteni-
y hacia una forma urbana reconocible con la ble». Mumford no otorga ninguna sostenibili-
que se identificaría una sociedad. Las estrate- dad al modelo actual de crecimiento urbano.
gias a seguir al respecto tendrían que basarse En el segundo volumen de The Myth of the
sobre potenciación de los servicios públicos, Machine, que lleva el significativo título de
los usos múltiples, eficientes y compatibles del «The Pentagon of Power» se muestra extrema-
suelo, la adecuada densidad y continuidad en damente escéptico. «¿Sostenibilidad de un
el espacio de la edificación y sobre una base ambiente urbano? La ciudad es tan sostenible
de economía en cuanto a infraestructuras de como lo puede ser un derrumbe: basta no pa-
movilidad frente a la dispersión, la segrega- sar por debajo cuando se hunde la ladera».
ción y especialización de los sectores urbanos Basta saber y recordar que durante los años
y el derroche público en infraestructuras. Una cincuenta, cuando preparaba el proyecto de
estructura urbana coherente sólo se puede pro- The City in History, las ciudades mayores eran
yectar sobre la base de una cohesión social. Nueva York, Londres, Tokyo y París, y consi-
Exigiría por tanto de una visión multidimen- derar que en los años noventa, cuando se acer-
sional y ecológica que haga predominar la di- caba el fin de su larga existencia, varias ciuda-
versidad de factores urbanos frente a los prin- des como la Ciudad de México, Tokyo, Sao
cipios de simplicidad y homogeneidad que Paulo, Nueva York, Shangai o Calcuta conta-
guían las decisiones políticas siempre determi- ban con 10 millones de habitantes. Doce me- 55
nadas por las presiones económicas. Es nece- galópolis frente a las cuatro de 1950, y con la
sario contemplar el medio ambiente urbano perspectiva de convertirse pronto en veinte.
como un sistema o subsistema autocontenido, Mumford sabía, por otra parte, que los núme-
altamente interrelacionado, donde lo natural y ros reales superaban los oficiales: El Cairo
lo artificial forman un sistema de relaciones que tenía oficialmente 12 millones de habitan-
complejas y donde habita el ser humano orga- tes, contaba en realidad con un número entre
nizado en sociedad. 13 y 15 millones; Karachi, con menos de 10
millones oficialmente superaba ampliamente
los 13.
Ambiente airtifkfall
La urbanización acelerada del planeta es el La relación entre población urbana y pobla-
eminente problema al que tenemos que en- ción humana en Estados Unidos, Europa y en
frentarnos. La población mundial está ya casi América Latina es ya la del 75% con la pers-
dividida en dos mitades iguales, la de los habi- pectiva de aumentar hasta el 80% en el año
tantes urbanos y la de los habitantes rurales. 201 O. Para Betini, la aproximación al pro-
Para desdramatizar el problema de la superpo- blema cuando se está en favor del desarrollo,
blación urbana, y a falta de soluciones alter- definiéndolo siempre como «sostenible», es
nativas, se ha recurrido a una especie de fór- falsamente pragmática, como lo es la de los

-LV-
políticos quienes piensan que para resolver los mada, una imagen de ciudad que reflejaba la
problemas de la urbanización basta con cons- imagen del hombre, una ciudad inconsciente-
truir más infraestructuras. Con el «invento de mente ecológica. De hecho, las restricciones a
la sostenibilidad» se trata de minimizar el la expansión de la ciudad medieval eran debi-
efecto del impacto ambiental disimulando la das más a condiciones naturales y sociales que
incapacidad de desarrollar una teoría válida al cerco amurallado: más a los límites de la
para afrontar los problemas medioambientales disponibilidad de agua y de la producción de
en conjunto. Una teoría válida estaría basada alimentos, a los límites impuestos por las or-
en el modelo de la ecosysteni ecology, que denanzas municipales y reglamentos de las
contempla todo sistema urbano como un eco- corporaciones, a los límites de los transportes
sistema. y de las comunicaciones. Ésta sería la visión
El fracaso de la ciencia ambiental se debe a contrastada a la producción en serie y el auto-
que no es capaz de proporcionar instrumentos matismo humano que establece el sistema de
poder como constelación de fuerzas nuevas y
adecuados para controlar todos los parámetros
de intereses con una megaestructura tecnoló-
de un ecosistema urbano (Benjamin Colley).
gica aparentemente perfeccionada y potencial-
El término de ecosistema (Tansley) señala un
mente extensible a escala planetaria. Esa es-
equilibrio entre los organismos y el ambiente
tructura ha destruido las normas y límites de
abiótico y es aplicable a la ciudad. Según
una cultura más humana. La ciudad transfor-
Mumford, la ciudad «no tiene más que un fin:
56 mada en megalópoli se muestra indiferente
poner la técnica a disposición de un proyecto
frente a las normas, finalidades y necesidades
humano; reconducir la velocidad, la energía,
humanas funcionando en el mejor de los casos
las grandes magnitudes a niveles de rendi-
según los principios del «pentágono» (Poder,
miento que sean humanamente aceptables y
Propiedad, Publicidad, Personalidad, Pro-
asimilables» (The Urban Prospect l 956a).
greso), en un sistema que es, al mismo tiempo,
Las consideraciones de la naturaleza al diseño desierto ecológico, cultural y personal (Mum-
de la forma de la ciudad, las contribuciones ford, The Myth of the M achine).
del río, de la bahía, de la colina, del bosque, de
la vegetación, del clima, junto con la historia y Esta ciudad nace del postulado según el cual
la cultura de las gentes del lugar, son los signi- el hombre tendría una sola pero fundamental
ficados aquellos que dotan de sentido la forma misión en la vida: la conquista de la natura-
urbana, que confieren unidad indisoluble de la leza,. la aceleración de todos los procesos natu-
ciudad con la región y continuidad entre el rales, o sea, el control abstracto del tiempo Y
ambiente rural, el ambiente urbano y la arqui- del espacio. Entonces emerge la megalópoli
tectura. sin orden ecológico: crecimiento más veloz,
El paradigma de la Edad Media, tan fértil en transportes veloces, comunicaciones instantá-
tecnología y en invenciones, ofrece a nuestra neas, abolición de la naturaleza, que se en-
sociedad excesivamente científica e infor- tiende sólo como una barrera, sustitución arti-

- LVI -
ficial de los procesos y productos naturales, y elevó el nivel material de la vida de la pobla-
reducción de la biodiversidad, que es reempla- ción en general». La heredera de su espíritu y
zada por productos uniformes. La urbe es un su forma, sería según Mumford, «la ciudad ro-
artificio deliberado, determinado por convic- mana, el preludio de la ciudad moderna, co-
ciones ideológicas y presiones económicas. mercial y burocática, una ciudad donde todo,
Esa necesidad de conquistar la naturaleza, que incluso lo negativo, es a gran escala». «La paz
no es inocente como esgrime Mumford, debe- y la justicia de las cuales los romanos se enva-
ría ser sustituida por la necesidad de que la na- necían tenían un fundamento real, exacta-
turaleza conquiste la ciudad. mente el mismo que la libre competencia en
una situación de control monopolístico y de
Recordando otra vez los postulados de Platón consumismo forzado tal y como impone hoy
y Aristóteles, la polis debe crecer sobre la base el estilo de vida americano».
de un desarrollo controlado como el mundo
De las aportaciones helénicas también es fun-
orgánico. El control de la evolución urbana a
damental la lección hipocrática del Tratado
través de las nuevas colonizaciones en la anti-
del aire, del agua y de las ciudades que nos
gua Grecia constituye el primer reconoci-
enseña los conceptos fundamentales de la hi-
miento práctico de la existencia de un límite al
giene pública con relación a la elección de lo-
crecimiento de la ciudad. Igualmente, los ur-
calidades en las cuales construir o elegir para
banistas actuales, al definir funcionalmente la
la planificación urbanística, la necesidad de
ciudad, ya saben que superficie y población no 57
orientar caminos y edificios para evitar el sol
pueden crecer indefinidamente sin destruir el
estival y aprovechar el viento refrescante, así
concepto de ciudad y sin imponer un nuevo
como el fin de disponer de fuentes de agua
tipo de organización urbana para la cual se ne-
pura. Pero quizá de las enseñanzas griegas la
cesita todavía encontrar una forma adecuada a
más importante es la mensura: «el metro»
pequeña escala y un esquema general a gran
griego, con un sentido de escala, es una ense-
escala. Aristóteles detectaba también las razo-
ñanza de política democrática ya que la demo-
nes por las cuales la evolución de la polis helé-
cracia sólo puede ejercerse en una escala redu-
nica aparece interrumpida y esas razones se
cida de población y territorio. La salubridad y
adaptan perfectamente a la situción actual: la
la amenidad de los ambientes de pequeña es-
incapacidad de comprender la contribución
cala se contraponen así al fundamento autori-
del esclavo, del obrero de la industria, del ex-
tario de las grandes urbes de hoy.
tranjero y del bárbaro, o sea, del resto de la
humanidad (Política). La civilización helenís- El nuevo modelo de equilibrio ecológico po-
tica expresada a través de la ciudad pasa de un dría surgir, sugiere Mumford, sobre la base del
desorden maleable a una elegancia organi- paradigma medieval, todavía presente hoy, en
zada. «La ciudad helenística con su red sistemá- el cual ciudad y campiña forman un todo
tica de calles, sus agregados sucesivos de tea- único. Pero nuestra cultura actual se basa so-
tros y baños, su mejor abastecimiento de agua bre la cultura barroca: la imposición de una in-

- LVII -
teligencia artificial sobre la naturaleza. El or- las predicciones de Geddes en los cincuenta.
den barroco que domina hasta hoy es la cap- «La concentración de poder urbano y el do-
tura del poder político y financiero, con el rico minio de la economía metropolitana (la po-
que enseña y el pobre que contempla; la nave blación urbana ya supera la población rural y
de la iglesia que se transforma en la bolsa; el el área ocupada y ocupable por la expansión
jardín barroco que se transforma en símbolo urbana el área rural en el mundo occidental)
de la urbanística; los elementos naturales que ha caracterizado muchas veces el final de un
se subordinan al diseño geométrico. El urba- ciclo clásico de civilización, precediendo
nismo que se define desde el siglo XIX no con- inmediatamente la caída.» (Ciudades en
sidera la ciudad una institución pública sino evolución).
«una empresa comercial privada encaminada
a garantizar un mayor flujo de dinero y un «Los modelos de análisis de los economistas y
continuo aumento del valor del terreno con la sociólogos tienden a considerar la megalópoli
inexorable destrucción de todos aquellos ele- universal, mecanizada, estandarizada y com-
mentos naturales que alegran y refuerzan el pletamente deshumanizada como meta final
ánimo humano en su cotidiana existencia. Se de la evolución urbana excluyendo de sus aná-
vuelve dominante la expansión cuantitativa.» lisis los datos observables en la biología, en la
La industrialización crea el ambiente urbano antropología y en la historia; datos que des-
más horrible jamás visto y la transformación truirían sus permisas y rectificarían tal vez sus
58 más profunda de los individuos. Todo indivi- conclusiones.» «Antes que llevar la vida a la
duo emprendedor intenta, en su pequeña es- ciudad, estos ingenuos apóstoles del progreso
fera, transformarse en un dominador de la rea- se preocupan sobre todo de esterilizar la cam-
lidad: típica construcción de la nueva econo- piña, con el resultado de asesinar la ciudad.»
mía. «Con el tiempo esta pasión por las cosas «La ciudad se ha sustituido por una no enti-
feas llega a ser para el hombre urbano, una se- dad: la conurbación, el mundo metropolitano,
gunda naturaleza.» un mundo virtual, hecho de papel, tinta y celu-
loide en lugar de carne y de sangre.» Mumford
La superpoblación y expansión urbana, la como alternativa piensa que la reestructura-
forma suburbana (que reproduce un esquema ción de una densa red de nuevas tecnologías
a_ntiurbano ), la incapacidad de recrear la ciu- no contaminantes, en particular para las ener-
dad-región, las funciones urbanas que se mo- gías, y las conexiones informáticas, podría
delan alrededor de las autopistas (interiori- constituir una vía a través de la cual transfor-
zando el discutible concepto de que velocidad mar los objetivos sociales, fomentar la cultura
y energía son deseables per se), la destrucción de la ciudad y su· transmisión de una gene-
de la ciudad por la organización privada, la ración a otra, no sólo como modelo de organi-
pobre solución tecnológica de ofrecer una zación material, sino también como modelo
sola opción al problema de los transportes (el humano necesario para alargar y tranferir esa
automóvil), constituyen hoy la verificación de herencia.

- LVIII -
Son las fuerzas que regulan los procesos eco-
nómicos, monetarios y políticos. ¿Como pla-
Los problemas del ambiente urbano no son
nificar el caos? ya que caos y laissez faire
únicamente problemas de contaminación, de
son sinónimos. (Mumford, The Myth of the
impacto de la edificación y de la naturaleza y
Machine)
fauna en la ciudad. Son, sobre todo, cuestiones
relacionadas con la falta de administración de Hoy urbanistas, sociólogos, geógrafos urba-
los ciclos energéticos y, por tanto, con la nos y ecólogos aplicados para comprender el
perpetuación de la ciudad como sistema alta- fenómeno urbano recurren a la matemática de
mente disipativo. Así que no basta relacionar los sucesos caóticos. Para ello, tienen que dar
los consumos energéticos con la contamina- un salto cualitativo fundamental; deben tratar
ción atmosférica y con una utilización más efi- de conocer la realidad urbana en sus manifes-
ciente de la energía en el planeamiento de nue- taciones desordenadas, en sus más escondidas
vas construcciones, con las normas de aisla- intenciones, en sus múltiples superestructuras
miento de los edificios para una mayor artificiales. Pero este modelo de conocimiento
eficiencia de la calefacción, o con la produc- y de análisis no sirve para proyectar. La ciu-
ción combinada de calor y electricidad. Ésa es dad resulta así una realidad ingobernable e in-
la nueva filosofía que se refleja en el Libro sostenible que no se puede encerrar en un pro-
Verde de la Comunidad Europea. Para sus re- yecto. Pero el estudio de las atípicas leyes ma-
dactores es necesario considerar en primer lu- temáticas del caos aunque no puede explicar
59
gar la planificación energética de la ciudad todos los aspectos que contribuyen a formar la
pero, por otro lado, la burocracia de Bruselas y esencia de los sucesos en el ámbito urbano, sí
sus consultores científicos no transcienden en podría como aplicación metodológica mejorar
sus consideraciones de la naturaleza en la ciu- el nivel de debate. A través de la lectura entró-
dad como elemento simbólico y como hábitat pica del anibiente urbano, Bettini, por ejem-
marginal; no como área de transición de todos plo, ha tratado una definición de la ecología
los valores a determinar. (Betini) urbana, una vez establecida la nueva dimen-
sión analítica de la ciudad como ecosistema,
La ciudad es un sistema complejo de compo-
en términos multidisciplinares. Esa disposi-
nentes con interacciones caóticas y debe con-
ción podría resultar fructífera frente a la de la
siderarse un sistema abierto que intercambia
arquitectura y la del urbanismo. Posiblemente
energía e informaciones con el ambiente que
el problema irresuelto de la ciudad esté cau-
la rodea. Toda teorización sobre modelos ur-
sado en gran medida por una cultura arqui-
banos desde las perspectivas de la sociología,
tectónica que mira única y exclusivamente a
la historiografía del arte, la urbanística, la an-
sí misma.
tropología, la arqueología, la filosofía o la his-
toria de la economía están destinadas a fraca- La ciudad considerada como un ecosistema
sar. La ciudad se gesta por dinámicas caóticas (Douglas) responde a una analogía metabólica
como las que modelan los litorales costeros. que explica el papel parasitario de la ciudad

- LIX -
como requeridora de recursos naturales del ción energética, si los muros de las ciudades,
medio ambiente que se consideran como flu- además de representar un sistema defensivo,
jos. El metabolisnw urbano (Abel Wolman) constituían un «límite último», algo que las
ofrece una lectura del organismo urbano se- ciudades no podían sobrepasar siri hacer re-
gún la cual los innumerables flujos que entran sentir el equilibrio de su modelo energético,
y salen de la ciudad, lo hacen con tres inputs y ese modelo se ha perturbado completamente
tres outputs comunes: agua, alimentos y com- por la creciente urbanización moderna. Los te-
bustibles; aguas residuales, residuos sólidos y rritorios urbanos de Occidente y Sureste asiá-
contaminantes atmosféricos. Así se han po- tico se sostienen hoy gracias a una especie de
dido demostrar las fuertes presiones de lo ur- colonización del mundo. La llamada huella
bano sobre el ambiente natural y sobre los ha- ambiental de las megaciudades de hoy o área
bitantes. Los graves procesos e impactos que de influencia o dependencia energética es algo
provocan se ha podido determinar y cuantifi- tan difuso como la aldea global, considerada
car con sofisticados sistemas y dispositivos desde el punto de vista cultural e informativo.
tecnológicos que se han adoptado. Pero des-
Resolver el problema de la entropía de los en-
pués de eso todavía no se ha podido examinar
tramados urbanos, aldeas altamente disipati-
críticamente el conjunto de los parámetros
vas por su artificialidad y complejidad signifi-
que podrían condicionar y orientar las opcio-
caría entonces dedicarse a frenar las pérdidas
nes de planificación y gestión territorial, lejos
energéticas más evidentes de un sistema disi-
60 todavía de una solución razonable salvo esca-
pador limitando el gran consumo energético
sas excepciones. Eso se evidencia en el dete-
de los edificios y de los transportes. Pero lo
rioro general del medio ambiente cuyos efec-
que hoy día parece que constituye un para-
tos más notables se representan por las ciuda-
digma de irracionalidad y de caos, es una vir-
des industriales en plena decadencia; la
tud de desarrollo y una necesidad de bienestar.
expansión urbana y el requerimiento cada vez
Así lo demuestran los modelos arquitectóni-
mayor de redes infraestructurales; las indus-
cos que se presentan como vanguardia y las
trias contaminantes trasladadas en el tercer
políticas en infraestructuras que potencian el
mundo; toda una serie de procesos que signifi-
transporte privado.
can una aceleración de los flujos de energía y
un aumento de desorden que escapan a casi En el contexto de globalidad que lo es tam-
cualquier control. bién de complejidad, lo urbano interviene
como desastre entrópico con la simplificación
El nuevo nwdelo entrópico de ciudad hay que o anulación que produce en algunos nudos
imaginarlo como una polarización opuesta a la fundamentales de las complejas interrelacio-
ciudad preindustrial. Si los primeros ecosiste- nes ecológicas. Los procesos urbanos modeli-
mas urbanos crecieron al lado de los grandes zan simplificando el medio ambiente, some-
cultivos de cereales que hasta finales del siglo tiéndolo así en una mayor inestabilidad, sus-
xrx continuaban siendo la principal contribu- trayéndole defensas, acelerando sus procesos

-LX-
de degradación. La urbanización dispersa al esto es, hacia la muerte térmica. Pero las mega-
haber interrumpido a la vez sus propias rela- lópolis, que están creciendo corno inmensas e
ciones y cualquier tipo de correlación con el informes masas de cemento, parecen no tener
sistema natural, al no estar diversificada en en cuenta los inputs energéticos requeridos para
términos estructurales, al haber perdido cual- ponerlas en funcionamiento ni la masa de resi-
quier individualidad y por ello su propia com- duos que dejan como estela en el medio am-
plejidad, ha perdido también su flexibilidad y biente. Pese al aparato que se está desarro-
ya no consigue adaptarse a las modificaciones llando tando en el ámbito de la política ambien-
ambientales; fuertemente especializada y ho- tal de la Unión Europea corno globalmente,
mogeneizados sus procesos a nivel global pre- salvo algunas contribuciones a los balances
senta una vulnerabilidad muy acentuada y pe- parciales, los estudios ambientales que se lle-
ligrosa frente a una realidad natural de siste- van a cabo no trascienden de la especulación te-
mas físicos absolutamente diversos (Betini). órica y los modelos ideales (Betini p. 117).
Las tan frecuentes catástrofes naturales así lo
evidencian. La simplicidad de los plantea- Paradójicamente Hong Kong fue la primera
mientos técnicos que resultan incapaces de ciudad objeto de una investigación sistemática
captar y responder a la complejidad de los pro- en los años setenta sin que ello haya servido
cesos naturales (los cursos naturales de las para mejorar su contexto ecológico. Hong
aguas, la estructura del suelo, el régimen de Kong es una las urbres más antimumfordianas
los vientos, etc., sometidos a forzadas modifi- de la historia de la humanidad. Basta con decir 61
caciones como la deforestación, la impermea- que si en las zonas metropolitanas, que tanto
bilización y pavimentación de grandes áreas, se asemejan unas a otras, los espacios residen-
la edificación) están provocando cambios cli- ciales por persona raramente alcanzan 1O nl,
máticos a nivel global debidos al aumento de en Hong Kong la superficie personal efectiva
la temperatura y la contaminación atmosférica. no supera los 3,5 m2 ; tiene un ciclo ininterrum-
pido de demolicción-construcción que des-
truye cada año un 0,6% de lo construido,
«N 21tll1lrnfücll21cdl» cdlell 21m1bifüende
mientras que el volumen edificado aumenta un
lllirb21lDl((J)
5%. Evidentemente no se puede esperar que
En el trancurso de la historia evolutiva de la los equilibrios de mercado coincidan con los
tierra ha habido disminución de la entropía equilibrios ecológicos. Para un auténtico cam-
gracias a la capacidad de capturar energía so- bio de tendencia habría de alcanzar un nuevo
lar a través de la fotosíntesis y de irradiarla al paradigma distinto del «desarrollo sostenible»
espacio como energía infrarroja. Si esto se im- dentro de una nueva disciplina conocida como
pidiese, y la superurbanización contribuye «economía ecológica». Desde esa perspectiva
aceleradamente a ello emitiendo gases de se sustituiría la prioridad de la renta inmobilia-
efecto invernadero, tendríamos una decaden- ria por los principios ambientales en busqueda
cia de la biósfera hacia el estado de equilibrio, del «equilibrio urbano sostenible» (Tiezzi).

- LXI -
Las condiciones físicas del equilibrio ambien- Pero la concepción y la gestión de los planes si-
tal debían ser impuestas al mercado sobre la guen sometidos a los grandes lobbies ambien-
base de datos cuantitativos fijados a nivel glo- talistas, siempre sujetos a la lógica del mer-
bal. El modelo Newcombe indica en ese sen- cado, a la imagen y a los poderes mediáticos.
tido: la necesidad de mejorar el rendimiento
energético a nivel individual o doméstico; la Bien es verdad que a partir de los años setenta
necesidad de un diseño arquitectónico más efi- se ha desarrollado una aproximación a la eco-
ciente a nivel global; la necesidad del aban- logía urbana, prestando atención a los pará-
dono del transporte privado independiente- metros ambientales y encaminada al diseño
mente de las mejoras en la eficiencia de los urbano y a la protección de zonas verdes (Lau-
motores (Betini p. 123). rie, 1979). Esa tendencia evolucionaría hacia
una teorización del «cómo» se podrá incre-
Pero, sobre todo, hay que desarrollar políticas
mentar la «naturalidad» del ambiente urbano
para limitar el desarrollo urbano. Promover la
(Nicholson Lord, 1987). Pero sería a partir de
rehabilitación del patrimonio construido y fa-
los noventa cuando se asienta el paradigma ca-
vorecer aquellos modelos urbanos, morfoló-
nadiense (Gordon, 1999b) con una visión de la
gicos y organizativos adaptados al medio fí-
ciudad sobre bases netamente ecológicas. Las
sico (suelo, clima). El paradigma de los cen-
observaciones ecológicas de los sistemas natu-
tros históricos que hoy día parecen como la
rales deberían transferirse al intricado y pro-
única ciudad sostenible, que consideran los
62 blemático sistema humanizado (Giacomini).
factores del clima y del microclima en la edi-
El significado de la naturaleza y sus valores
ficación (insolación, temperatura, humedad
trasferidos a la biosfera que constituye el me-
régimen del viento) debía reconducir hacia un
dio urbano estaría considerado en términos de
camino de conseguir el equilibrio urbano sos-
extensión, distribución, historia y actualidad,
tenible con un control de los usos de energía y
devenir y transformación. La integración del
con una disminución de los impactos ambien-
hombre en la naturaleza del ambiente urbano,
tales.
los parques, jardines y espacios verdes en ge-
Una cultura ambiental contraria al mecam- neral contribuiría de forma sustancial al bie-
cismo de la gestión de nuestras ciudades debe- nestar físico, biológico y psicológico de los in-
ría abrir los planes urbanísticos a otros conoci- dividuos y de la comunidad. En ese sentido, la
mientos: el de los botánicos, los fitogeógrafos, producción y educación ambiental debería es-
los zoólogos, los etólogos, los químicos del tar ligada a la conservación y recuperación de
agua, los hidrobiólogos, los edafólogos los hi- paisajes urbanos histó1icos; la regeneración de la
drogeólogos y los físicos que se ocupan de la naturaleza y de los beneficiosos efectos de la ve-
complejidad, del caos, de la estocasticidad. El getación con la creación de parques, espacios
problema urbano requiere una «aproximación abiertos, corredores y zonas de transición que
holística» que los administradores de las urbes permitan el acceso directo a la actividad recre-
deberían cultivar sobremanera. ativa, a la vida silvestre, al paisaje panorámico

- LXII -
y toda una serie de diferentes deleites (Brad- turo, en cuando que la renovación urbana se
ley, 1995). intensificará dada la baja calidad de la cons-
trucción que se ha dado en los años del desa-
Pero lo que con más frecuencia se da hoy son
rrollismo y se sigue dando, proporcionando
las plantaciones de especies pobres de rápido
afortunadamente áreas libres por la acumula-
crecimiento, poca diversidad y adecuación en
ción de materiales de deribo, no aptas para la
el lugar. La mentalidad simple de plantar árbo-
construcción; un hecho posiblemente positivo
les cualesquiera, en cualquier sitio crea un
que impedirá las grandes densificaciones que
«efecto espectativa» según la cual se dismi-
hoy se están dando en las periferias de las me-
nuiría súbitamente el efecto invernadero y se
gal ópolis.
manifestaría la vida silvestre, cosa que desgra-
ciadamente ocurre pocas veces. La vegetación La insertación del concepto de naturalidad,
tan beneficiosa en los ámbitos urbanos está tanto en la ciudad como en la región ha de ser
amenazada y sometida en condiciones duras e en términos de recuperación de los lugares
impactos ambientales incluyendo el monóxido que no sean meros destinos de uso o de explo-
de carbono, el dióxido de azufre, el ozono, las tación y de construcción de un paisaje urbano
sales anti-hielo, los suelos compactados y el que constituya una profundización en los valo-
aumento de calor de reflexión. res de naturalidad de los ecosistemas circun-
El proyecto de una regeneración de la natura- dantes sin escudarse en el ambientalismo de
leza urbana como parte fundamental del eco- diseño vago y que tenga como objetivo ofrecer
una estructura ecológicamente coherente con 63
sistema urbano según procesos artificiales en-
cuentra un excelente paradigma de naturaleza el hábitat humano (David Goode).
artificial en Holanda. El bosque urbano holan- El desarrollo de una cultura profundamente
dés es una especie de «espejo de la natura- ecológica debe proporcionar un cambio de
leza», en el que se refleja la idea de lo que es y perspectiva; debe contemplar la dimensión lo-
no de lo que podría ser el paisaje natural ho- cal y regional sobre la base de un modelo local
landés. No pudiendo aprender de la tradición adecuado que permita no obstante su verifica-
porque la naturaleza no ha podido diseñar un ción universal; urbanismo y naturaleza han de
paisaje antropizado en ambiente estuarino, los fundirse en la planificación territorial, y am-
holandeses han debido imaginar un nuevo pai- biental. Una ciudad saludable es la que
saje de contornos naturales. La colina artificial apuesta por los bosques naturales y la fauna,
construida con détritus, escorias y residuos es por terrenos que encuentran regeneración es-
la única colina posible en un paisaje plano, lo pontánea en el sentido ecológico, por cuñas de
que se inserta en la discusión de los natural y penetración de la naturaleza en hábitats urba-
lo artificial. nos, corredores vegetales naturales y artificia-
Ya muchos de los parques de la periferia de les y zonas húmedas. Asimismo se ocupa de la
Madrid se diseñan sobre escombreras, lo que integración de sus residuos depurados en el ci-
nos proporciona una visión esperanzada de fu- clo biológico y es capaz de amortiguar los ex-

- LXIII -
tremos meteorológicos y de crear un micro- «diseño» (Plat 1994). Los descampados des-
clima beneficioso (Michael Hough, 1994). tinados a la empresa privada de las escom-
breras, recurso fácil, podrían constituir un
La ecología urbana sería la disciplina que se
potencial suelo fertil para integrar en su recu-
opusiera al uso de las tecnologías homogenei-
peración como parques metropolitanos los
zadoras de hábitats humanos y a los modelos
conceptos tecnológicos y ecológicos.
urbanos de esa asombrosa precariedad que se
repiten en el ámbito de las grandes metrópolis. Es necesario trabajar sobre la base de un di-
Sería la disciplina que guiaría las intervencio- seño de la naturaleza en la ciudad en términos
nes correctivas encaminándolas al desarrollo de un «ecosistema urbano sostenible» y no de
de la máxima naturalidad con la conservación una «ciudad sostenible». Para ello hay que
y la regeneración de la biodiversidad. Así que partir de una educación ecológica que se lleve
los conocimientos y metodologías desarrolla- hasta los niveles más básicos y abandonar el
das en el ámbito de esa disciplina deberían in- discurso de la «sostenibilidad». Su equívoco
corporarse en el ámbito disciplinar del urba- vocablo transciende de modelos económicos
nismo de forma efectiva. Los urbanistas debían convencionales que son fundamentalmente
reconocer el suelo urbano como ecosistema ar- no-ecológicos y, por tanto insostenibles.
tificial y contemplar su naturaleza en su má-
Se trata de abandonar la lógica de Le Corbusier
xima potencialidad de albergar biodiversidad
que ha dominado la arquitectura moderna y el
frente a los procesos de urbanización actual.
64 urbanismo. Según Mumford, la principal razón
Porque estos procesos no representan más que
del efecto de Le Corbusier proviene de haber
la forma externa de la acción del hombre sobre
conciliado dos concepciones arquitectónicas
el medio ambiente tendente a sustituir un eco-
separadas: el ambiente técnico pe1fecto hasta
sistema natural por otro artificial.
el más pequeño detalle, mientras que por otro
Los parques metropolitanos serían la forma lado, para compensar la rigidez de la tecnolo-
más eficaz de una regeneración de la natura- gía dispone un ambiente natural en el espacio
leza en las grandes áreas urbanas. Para ello, su más grande posible, lleno de sol, de aire y de
concepto tendría que basarse en los criterios verde. Las nociones de Le Corbusier que han
ecológicos específicos del diseño paisajístico seducido los arquitectos y urbanistas contem-
e integrarse en el planeamiento urbano y de poráneos no prestan, en realidad, atención a la
ordenación territorial. Pero habitualmente las naturaleza en cuanto estructura y razón de la
líneas maestras que sirven a los trabajos de re- ciudad. La naturaleza en Le Corbusier se re-
cuperación de las áreas verdes son las pura- duce en un paisaje visual desde grandes venta-
mente ingenieriles, o las puramente estéticas. nas dentro de un modelo compositivo clara-
La cultura arquitectónica de nuestros días to- mente definido por la verticalidad, la versión
davía no ha comprendido la necesidad de de- cartesiana del rascacielos alejado de cualquier
sarrollar los parques metropolitanos sobre una forma de naturalidad. La naturaleza se contem-
base ecológica además de tecnológica y de pla en el mismo nivel que el aire acondicio-

- LXIV -
nado. Así que no basta con sostener, como ha- Es por tanto importante conocer hasta qué
cía Le Corbusier, que el sol, el aire puro y la punto es útil alargar el radio de la expansión
vegetación, bien distribuidos en el orden y en urbana o como alternativa desarrollar una ur-
la medida de una buena arquitectura y de un banización intensiva a costa de los ecosiste-
plan urbanístico, son elementos esenciales para mas maduros. Porque en términos, incluso,
un ambiente urbano o rural racionales. Según económicos se demostrará a la larga que man-
Mumford, las posiciones de Le Corbusier han tener los ecosistemas naturales es una inver-
sido un obstáculo para arquitectos y urbanistas sión de capital, no es un «lujo inútil», con que
en desarrollar una perspectiva desde los pará- se evitará pagar intereses muy elevados. El
metros de la ecología urbana. Su concepto de propio habitante de la gran metrópoli debe po-
«ciudad en el parque» niega tanto la ciudad sicionarse en defensa de su territorio.
como el parque, lo que demuestra su evolución
Frente a un ambiente artificial superpoblado y
en un único sentido: el mercantil, que convierte
esterilizado que no es vital desde el punto de
el ámbito urbano en una parcelación. La con-
vista ecológico, el ambiente urbano debería
junción de rascacielos y naturaleza es una
estar rodeado por un ambiente productivo (sis-
mera abstración, una especulación teórica esté-
tema base), por un ambiente parcialmente
ril que hace abstracción de graves problemas
comprometido (sistema de usos múltiples) y
derivados de las grandes densidades humanas
un ambiente protector (sistemas maduros). El
y automovilísticas que comportan un efecto
control conservacionista de los recursos en el
degenerador y depredador de la naturaleza. 65
ámbito urbano -el uso correcto del agua, la
planificación de los espacios verdes y rurales,
Pero siquiera la ciudad jardín de Ebenez Ho- etc.- ha de situarse dentro de una filosofía de
ward (1898), para quien los parques y los jar- «territorialidad». Una vez establecido el límite
dines debían enriquecer cualquier barrio, para de expansión de un ecosistema urbano o regio-
la salud y el gozo, ni aquella que en los años nal, los recursos no sólo deben ser manteni-
veinte creyó posible que cada casa proletaria dos, sino después de usados, reciclados para
inglesa tuviese su propio pequeño jardín, son su posterior utilización (Odum 1969).
suficientes para defender un contenido ecoló-
gico que siempre tiene que conjugar un conte-
nido social. Ese modelo fomentó un estilo de
vida poco solidario funcionando en menos- Definir una zona de aproximación entre urba-
cabo de la construcción de espacios comunita- nismo y ecología donde se produzca una
rios. Las bajas densidades o contrapunto de la transferencia de las leyes y fundamentos cien-
ciudad de rascacielos a las que ha dado lugar tíficos de la ecología en el campo de la com-
el modelo de urbanización expandida requie- prensión e interpretación de la realidad ur-
ren para su funcionamiento de un gran des- bana, considerándola analíticamente como un
pliegue infraestructura! que implica grandes ecosistema, sería definir la ecología urbana.
costes en suelo, recursos energéticos y capital. Hay que evitar por tanto las acepciones estereo-

-LXV-
tipadas del concepto de ecología urbana dadas paganda. De hecho grandes ciudades se incli-
habitualmente dentro de la práctica de «plani- nan por grandes esquemas retóricos y pro-
ficar haciendo». El riesgo de naufragar una pagandísticos, por actuaciones de fachada fal-
vez más en la contraposición clásica de las dos tas de esencia y de un lenguaje que corres-
escuelas urbanísticas, la de la planificación ponde a un «ambientalismo aproximativo para
extensiva y prescriptiva sistematizada deducti- prensa». Definir la ciudad como un organismo
vamente desde la escala grande a la pequeña, vivo no deja de ser una definición superficial y
y la escuela de la programación de proyectos divulgativa cuando se trata así de referirse y
estratégicos organizada de manera selectiva y justificar la siempre tendencia al crecimiento.
por intervenciones puntuales sigue amena- La tendencia a la urbanización total del mundo
zando (Manieri Elia, 1995). Un urbanismo según un modelo universal que obedece a la
ecológico debe englobar acciones de recon- máxima explotación del suelo, la máxima ca-
versión de edificios y áreas degradadas; con- pacidad del sólido edificado, el máximo bene-
servación y regeneración de zonas verdes; va- ficio económico y la máxima dependencia de
loración del impacto ambiental; pero sobre las energías de combustibles fósiles y sobre
todo no debería dejar de velar por la conserva- todo del automóvil privado, nos impide hablar
ción y la regeneración de los tejidos sociales de ecología urbana. Cuando en nuestros días,
en los barrios y centros urbanos frenando la el primer mundo presenta alarmantes índices
arrasante tendencia de segregación social que bajos de natalidad, cuando el crecimiento ve-
66 propicia la urbanización actual. La aplicación getativo se aproxima a cero, cuando los movi-
del principio de diversidad en términos socia- mientos migratorios tienden a ser reprimidos y
les, los criterios de multifuncionalidad y el en- reducidos por las legislaciones sobre extranje-
riquecimiento social, evitarían en gran medi- ría y el mercado inmobiliario sigue produ-
dad la crisis de los grandes sistemas urbanos. ciendo en ritmos análogos del desarrollismo
industrial, lo urbano se comprende exclusiva-
Las intervenciones con criterios de ecología mente como campo del mercado y no pode-
urbana tendrían que ir más allá de las meras mos hablar de ecología de urbana.
medidas relacionadas con la contaminación
del aire, la incineración de los residuos urba- A pesar de todo en el balance general, podría-
nos, la depuración del agua, el ruido, el carril mos detectar una corriente positiva de aproxi-
bici, la tutela de los ríos. No se puede conside- mación al ecosistema urbano aunque las solu-
rar como ecología urbana la transformación ciones que propone son todavía parciales. Es
cromática de las fachadas, la restauración de positiva por el hecho de oponerse a la tenden-
edificios aislados, la inauguración de una cia de la teoría urbanística tradicional tratando
«casa de la naturaleza» y acciones de no me- de afrontar la crisis ideológica y práctica del
nos efímero destino. Siendo así y salvando al- proyecto urbanístico con una nueva orienta-
gunas excepciones, los principios de la ecolo- ción de la parte técnica -ocupada hasta ahora
gía urbana parecen ser meros objetivos de pro- de organizar en principios y modelos la plani-

- LXVI -
ficación urbana- incorporando conocimientos áreas degradadas, dejar de construir en terre-
procedentes de otras disciplinas aunque toda- nos que presentan tasas de urbanización ya al-
vía no haya logrado su integración; aunque el tísimas, recuperar para zonas verdes y de ser-
punto de vista del crecimiento y transforma- vicios zonas abandonadas o subutilizadas, se-
ción urbana sigue siendo un punto de partida rían algunas de las pautas a seguir sin olvidar
erróneo; aunque la perspectiva del consumo la cuestión de la movilidad dentro del área ur-
frente al bien colectivo de los habitantes -que bana que se ha convertido en uno de los ma-
se han convertido en las dos categorías, la de yores desafíos políticos. La movilidad que
inversores y la de consumidores- sea la visión condiciona la geografía de las viviendas, de
predominante. Alcanzar el equilibrio entre los lugares de trabajo y de ocio, la preponde-
crecimiento, equidad y calidad ambiental en la rancia de las infraestructuras en la planifica-
metrópoli desprovista de alma e identidad re- ción urbana, siguen siendo el principal obstá-
sulta un reto al límite de lo imposible aunque culo para cualquier iniciativa concreta y creí-
se pongan en práctica modelos de desarrollo ble de «ecología urbana» -en los ámbitos
urbano de tipo «ecológico». Ha de ser por urbanos europeos se prevé un crecimiento de
ello, la labor sistemática de los gobiernos, que automóviles de un 20% para el próximo dece-
arroje una visión holística sobre la problemá- nio-. La urbanización expansiva y el creci-
tica social y medioambiental de las áreas me- miento automovilístico no trabajan como se
tropolitanas totalmente diferente a la que do- piensa en favor de la calidad de vida de los
mina, la que podría cambiar esa tendencia; un ciudadanos sino a favor de una imagen urbana 67
«planificar haciendo» que garantice una activa degradada. La presencia del automóvil predo-
defensa de los recursos naturales y de los seres mina distorsionando la percepción y la fun-
humanos frente al negocio inmobiliario según cionalidad de la ciudad histórica. En las ciu-
una nueva filosofía de las relaciones entre na- dades periféricas prácticamente la totalidad de
turaleza y seres humanos; una filosofía que las reservas de espacio libre están destinadas
parte de una percepción culta y sensible de la al estacionamiento. Las redes infraestructura-
naturaleza, de una comprensión meditada y les de la movilidad colonizan cada vez con
profunda de la estructura del paisaje, de una mayor densidad el territorio y sus elevados
apreciación de los impactos visuales; en defi- costes y prioridad dada por las políticas esta-
nitiva, una perspectiva que resitúe el hombre tales y regionales actúan en detrimento de
frente a la naturaleza no como un mero explo- otros capítulos primordiales como es la edu-
tador si no como habitante, es decir, como cación y la sanidad. Mientras, continúan las
parte de un ecosistema. grandes obras de construcción de vías y de es-
tacionamientos bajo las presiones de los gran-
Así que para proyectar el aumento de calidad des factores del desarrollo económico que son
de vida de un territorio no hacen falta proyec- las grandes industrias automovilísticas. Y, «el
tos de expansión de la edificación como nos esperado coche eléctrico no arranca» y si
quieren hacer creer. Rehabilitar edificios y arancara el problema que produciría su reque-

- LXVII -
rimiento de una ciudad completamente redise- natural. La anticiudad es una negación de la
ñada en sentido arquitectónico, urbanístico y complejidad, de la diversidad y de la coopera-
político sería enorme. La construcción de ción social (Me Harg 1969).
aparcamientos subterráneos en los centros ur-
banos se ha convertido en una atracción mag- Se impone por tanto un retorno a un concepto
nética para las políticas municipales, lo que de «ecología humana aplicada» (Odum 1953)
hace prever como realidad plausible el con- según el cual la relación del hombre con la na-
cepto-bandera de muchos grupos políticos se- turaleza se incriba en los principios del desa-
gún el cual el futuro de las ciudades está en el rrollo de los ecosistemas. Reconocer la base
subsuelo (Betinini). ecológica de la relación entre el hombre y la
naturaleza sería un primer paso para una polí-
Una verdadera solución de los problemas in-
tica racional del uso de la tierra. Las estrate-
herentes a la expansión urbana debe estar ba-
gias de la protección de la compleja estructura
sada en una coherencia de planificación entre
de la biomasa y la producción de recursos am-
densidades de hábitat, infraestructuras y tran-
bientales deberían estar en una misma línea de
porte público. La ordenación de la periferia
acción y no en conflicto. La intención del
como estructura policéntrica que garantice
hombre y su deseo de alcanzar la máxima pro-
servicios colectivos y una mayor autosuficien-
ducción y una renta lo más alta posible debe-
cia en términos de multifuncionalidad del te-
ría mediarse por la prudencia. Los proyectos
rritorio, ocupación laboral y condiciones pro-
68 urbanos y territoriales deberían considerar
picias de socialización, que significaría más
fundamentalmente los parámetros ecológicos.
que una mejora de la movilidad. Incetivar, la
La conservación de los ecosistemas naturales,
ciudad de peatones, situar los peatones en el
el uso correcto de los recursos hídricos, la
centro de la problemática de los planes urba-
atenta planificación de los espacios verdes y
nos y proyectar de acuerdo con la naturaleza
rurales, la consideración de los aspectos topo-
significaría mejorar la calidad de vida.
gráficos y las características naturales, son los
Para ello ha de superar del binomio urbano de únicos medios capaces de garantizar que el
nuestra época.que quiere la ciudad como par- asentamiento urbano no sobrepase indebida-
cela edificable, -marco urbano separado de la mente los límites de carga de los ecosistemas.
naturaleza, edificaciones elevadas, condomi- Los planes deberían tener como objetivos irre-
nios aislados, contenedores independientes- y, nunciables crear cinturones verdes en el perí-
la megalópoli como subproducto de la des- metro urbano cuya función sería la restaura-
composición, esparc1m1ento mecánico de ción ambiental en el sentido de recuperar la
fragmentos de ciudad en el paisaje natural, evolución original, depurar los gases produci-
cancelación del potencial productivo, y tam- dos por el tráfico, actuar de pantalla frente al
bién del agrícola. La consecuencia de la mega- ruido y mejorar el microclima; la restauración
concepción antiurbana es que destruye el te- ambiental de la periferia; la defensa de los
jido social de la ciudad tanto como su variedad cauces de los ríos y torrentes y de sus cauces

- LXVIII -
de inundación; la defensa de los ríos y canales toria sine die para las nuevas construcciones.
porque representan canales de la naturaleza en No será posible dominar completamente la na-
la ciudad, formando un sistema fitodepurante turaleza y sería bueno que el hombre acepte la
y oxigenante; y la defensa del valor de lo no idea de un grado «sostenible» de dependencia
construido en el ámbito urbano, con una mora- de ella.

BIJBUOGRAJFÍA CffADA

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- LXIX -

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