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Paula Bruno, Pioneros culturales de la Argentina.


Biografías de una época, 1860-1910, Siglo XXI Editores,
Buenos Aires, 2011

Article · July 2013


DOI: 10.18234/secuencia.v0i86.1201

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Agustina Rayes
National Scientific and Technical Research Council
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Secuencia (2013), 86, mayo-agosto, 228-232
ISSN: 0186-0348, ISSN electrónico: 2395-8464

motoras que avanzan sobre rieles con des- Su autora define el libro como un acer-
tino fijo y sin obstáculos internos? ¿Ha camiento a la vida cultural de la Argentina
cesado hoy la búsqueda y rebúsqueda de entre la segunda mitad del siglo xix y los
vínculos de identidad nacional que algu- inicios de la centuria siguiente mediante
na vez se suponía que era un papel que una vía novedosa para los estudios sobre la
cumpliría la religión? ¿Seguimos temien- materia: las biografias. La vida de Eduardo
do la pluralidad tanto ahora como lo te- Wilde, José Manuel Estrada, Paul Groussac
mieron tantos en el siglo xix, o ya estamos y Eduardo Ladislao Holmberg, relatada por
más cómodos con ella y más dispuestos a separado en cada uno de los principales
convivir con ella? capítulos, son la punta de lanza por la que
Estas obras realizadas por Ana Buriano se ingresa al mundo de la organización na-
Castro nos ofrecen enfoques claros, una cional desde 1860, dentro del cual estos
argumentación rigurosa y numerosas res- personajes encontraron un lugar en la re-
puestas a partir de una rica documenta- pública porteña de las letras.
ción. Nos revelan simultáneamente una En este sentido, desde el inicio del tex-
complejidad que inspira nuevas preguntas to se trasluce la idea de trascender la "fo-
y llama a nuevos cotejos con las demás ex- tografía de la Generación del Ochenta".
periencias latinoamericanas, pero también La obra se encuadra, de este modo, en los
con las de los católicos de Europa y recientes esfuerzos por revisar, matizar y
Estados Unidos, que fueron motivo de re- rebatir categorías de análisis' y de estu-
petidos señalamientos por los seguidores diar a grupos culturales más concretos
del modelo de modernización católica. como los "liberales reformistas", los "pa-
triotas", los "primeros modernos" o los
Brian Connaughton "representantes de la cultura científica". '
UAM-IZTAPALAPA Los cuatro hombres escogidos para el
estudio no constituyen un elenco homogé-

1
Entre otros se destacan Roy Hora, Los terratenien-
Paula Bruno, Pioneros culturales de la Argen- tes de la pampa argentina. Una historia social y política,
tina. Biografías de una época, 1860-1910, 1860-1945, Siglo XXI Iberoamericána, Buenos Aires,
Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 2011, 2002; Leandro Losada, La alta sociedad en la Buenos
240 pp. Aires de la Belle Époque. Sociabilidad, estiles de vida e iden-
tidades, Siglo XXI Iberoamericana, Buenos Aires, 2008;
La obra se inscribe y cumple con creces Paula Alonso ,Jardines secretos, legitimaciones publicas. El
los propósitos manifiestos de la colección Partido Autonomista Nacionaly la política argentina defi-
dirigida por Carlos Altamirano denomina- nes del siglo xix, Edhasa, Buenos Aires, 2010.
2 Eddo Zimmermann, Los liberales reformistas.
da Metamorfosis, la cual ha apuntado al La cuestión social en la Argentina, 189011916, Sudame-
estudio de terrenos poco explorados y a la ricana/IJdeSA, Buenos Aires, 1995; Oscar Tetáis, Vida
elaboración de nuevas herramientas con- intelectual en el Buenos Aires fin-de-siglo (1880-1910).
ceptuales con el objeto de dar inteligibi- Derivas de la "cultura científica", FCE, Buenos Aires,
lidad al mundo de ayer y de hoy, sin de- 2000; Lilia Ana Bertoni, Patriotas, cosmopolitas y na-
tenerse en las fronteras disciplinares de las cianalistas. La construcción de la nacionalidad argentina a
ciencias humanas. fines del siglo XIX, FCE, Buenos Aires, 2001.

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neo, sino diverso. Sus diferencias y seme- periódicas en la prensa y en los anales de
janzas son fácilmente perceptibles en la diversas instituciones científicas e inte-
prosa de Paula Bruno, cuya apuesta histo- lectuales, además de libros y folletos de
riográfica, hecha con la aproximación bio- los contemporáneos.
gráfica, se enmarca en la historia social de El capítulo dedicado a Eduardo Wilde
los intelectuales que, lejana a las biogra- (Tupiza, 1 844-Bruselas, 1913) se abre con
fías intelectuales clásicas, logra la combi- la tapa de un número de la revista Caras
nación de rasgos y circunstancias biográ- y Caretas sobre el "furor sanitario" en
ficas con tramas sociales y culturales. 1899, en alusión a la función de este hom-
La obra cuida el orden cronológico de bre como higienista, uno de los tantos pa-
los acontecimientos pero ello no le resta peles que cumplió en la vida social y po-
naturalidad al relato, que para nada se lítica, analizados agudamente en el escrito.
fuerza por encajar en periodos cerrados, Pues Wilde fue un reconocido hombre de
sino que en la lectura existe un acompasa- prensa que participó, entre otros, de La
miento entre las fechas y las acciones que Nación Argentina, El Mosquito, El Pueblo,
ilustran las ideas que se han buscado re- La República, La Tribuna y El Nacional,
presentar. En cada párrafo del libro hay pero también fue un famoso médico e hi-
un sinnúmero de detalles acerca de dis- gienista que trabajó en hospicios, cátedras
tintos aspectos de la vida de sus protago- y fue asesor en agencias públicas, fue un
nistas, descritos e hilados de forma tan político en tanto ministro y legislador,
amena que por momentos el lector puede un diplomático que cubrió las legaciones
trazar puentes imaginarios que lo remon- entre 1900 y 1913 en Estados Unidos y
ten hacia la época e ir sintiendo las vicisi- México, Bélgica, Holanda y España, y un
tudes por las que atravesaron no sólo estos hombre de letras al escribir relatos de sus
hombres en concreto sino el conjunto so- viajes, una novela y misceláneas.
cial mayor en el que se insertaron. Nacido en el exilio de sus padres du-
Escrito de forma prolija y cuidada, la rante el rosismo, Wilde fue ayudado eco-
impresión es que cada palabra fue espe- nómicamente por algunos protectores
cialmente escogida para la ocasión, prue- como Nicolás Avellaneda, Lucio V. Man-
ba de lo cual son los subtítulos, creados silla y otras familias acomodadas al llegar
con una artesanía tal que cada uno de ellos a Buenos Aires. Sus primeros relatos recu-
responde a obras, emprendimientos o fra- peraron las imágenes de su origen aldeano
ses de la figura que rige cada capítulo. entremezcladas con el paisaje citadino, vi-
Las fuentes utilizadas son variadas y sión que creó en diferentes espacios de so-
todas ellas están articuladas de manera de ciabilidad como los círculos intelectuales.
evitar una mirada excesivamente inclina- Entrados los años 1860, se inmiscuyó en
da por algún aspecto en particular. Ade- temas políticos y trabajó para Domingo
más de las obras de los autores, se emplea- Sarmiento, considerado como un hacedor
ron los fondos documentales de distintas de proyectos para una Argentina que no
figuras presentes en diferentes reposito- existía, especialmente en materia de salu-
nos, fuentes oficiales tales como informes bridad. Wilde se había recibido de médi-
de las agencias públicas y censos naciona- co y clamó contra las estructuras vetustas
les y provinciales, así como publicaciones establecidas por sus colegas. Sin embargo,

RESEÑAS 229
los medios de prensa continuaron siendo el ra argentina. Ya en su juventud, participó
lugar donde más cómodo se sintió. de distintas iniciativas editoriales y socia-
Como ministro de Julio Roca, ya expe- bilidades intelectuales. Con la paz polí-
rimentado, notó los cambios estructura- tica y la armonía social como telones de
les hacia el progreso como las reformas fondo de sus preocupaciones en los años
laicas, entendidas como el avance estatal cincuenta, entendió que la literatura amal-
frente a elementos obsoletos, no obstan- gamaba y que las asociaciones intelectua-
te, renunció y, desde entonces, estuvo les eran una solución para una cultura
prácticamente friera de Argentina, conde- poco institucionalizada y facciosa. En la
nado a un destierro por la fuerza de las década siguiente su interés se torció aún
cosas, que le facilitó el conocimiento de más a favor de la historia, en especial para
lugares en el mundo que había imagina- comprender el presente de guerra, y en
do muchas veces antes y cuya realidad no sus obras —poco revisadas por la historio-
fue congruente con sus ideas previas. Los grafía posterior— explicó que el origen de
últimos años, dedicados a la actividad di- las desigualdades sociales estuvo en la con-
plomática, fueron de balances negativos. quista, constituyendo 1810 una "doble
De alguna manera, Wilde pasó sus días revolución", la del pueblo y la de los hom-
finales aunado al reproche por la falta de bres que encarnaron las demandas, o sea,
reconocimiento político y social del que la "clase pensadora".
se consideraba acreedor. El interés por su época y las miradas
La imagen que inaugura el capítulo sobre el pasado, que difundió en sus cla-
dedicado a José Manuel Estrada (Buenos ses de historia argentina en el Colegio
Aires, 1842-Asunción, 1894) es de una Nacional de Buenos Aires, lo llevaron a
edición de El Mosquito de 1884 titulada fundar la Revista Argentina, la cual tuvo
"Una patriótica cruzada", en referencia a dos fases claramente diferenciadas. Si su
las luchas de los católicos para frenar el vida entre 1868 y 1872 se caracterizó por
avance de las reformas liberales que previe- la colaboración de autores de distintas
ron la secularización de la sociedad, ya que Filiaciones políticas e ideológicas, la eta-
se trató de uno de los más fervientes defen- pa de 1880 a 1882 significó un giro a
sores del catolicismo. Tanto fue así que favor del catolicismo con el que se apagó
los juicios predominantes de la década de la pluralidad de voces. Fueron tiempos de
1880 lo retrataron como un obstinado re- toma de postura para Estrada, quien cam-
presentante de los valores conservadores bió "la túnica por la espada", cuando
durante las reformas laicas o como un comprendió que el Estado avanzaba en
tribuno defensor del campo católico. detrimento de las libertades. Finalmente,
Además, Estrada fue promotor y colabo- en la década de 1890 fue un político ave-
rador en diversos ámbitos periodísticos, zado pero desencantado.
reconocido por su desempeño como edu- El capítulo sobre Paul Groussac (Tou-
cador y un hombre político que ocupó louse, 1866-Buenos Aires, 1929) es abier-
diferentes cargos e intervino en los deba- to con una caricatura con la cara del es-
tes centrales de la Argentina posCaseros. critor y el cuerpo de un gallo, en alusión
Estrada perteneció a una familia empa- a su origen francés, aparecida en Caras y
rentada con figuras destacadas de la cultu- Caretas en 1900. Llegado a Argentina a

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los 18 años y puesto a trabajar como cui- bien recibida, además de haber sido reco-
dador de ganado en San Antonio de nocido por su labor como docente.
Areco, logró insertarse rápidamente en la Desde su familia se impulsó su amor y
vida cultural porteña y fue recomendado curiosidad por la naturaleza. Su contacto
por Avellaneda para dar clases en el Cole- con la ciencia no sólo fue en términos aca-
gio Nacional de Tucumán, donde tuvo démicos, sino que reflexionó críticamen-
otros cargos. En 1883 regresó a Francia te sobre el papel de la misma para el país
sólo para desilusionarse con los cenáculos y la función social del científico para el
intelectuales parisinos, por lo que decidió progreso individual y en conjunto. Tuvo
regresar a Buenos Aires, donde dinamizó un perfil más plural que el de un cienti-
las políticas editoriales mediante su labor ficismo puro. Participó de distintos em-
al frente de la Biblioteca Nacional. prendimientos como la dirección del
Sin embargo, en sus reiteradas marcas Zoológico desde finales de 1880, que as-
autobiográficas nunca se despegó del todo piró a transformar en una institución aso-
de su lugar de inmigrante y de las dos pa- ciada al progreso científico para la inves-
trias. De hecho, es caracterizado como un tigación e instructivo para la sociedad.
hombre de pluma versátil, que pudo co- Redactó la Sección de Fauna y Flora del
laborar con diarios locales y extranjeros. Censo de 1895. En los años noventa, des-
Su papel de políglota y referente intelec- tituido del cargo en el Zoológico, se trans-
tual contribuyó a su función como "emba- formó de un agudo cronista en un crítico
jador cultural" en los viajes por América apesadumbrado, en procura de soluciones
y Europa y en las obras escritas para las para una sociedad heterogénea. En los tex-
exposiciones nacionales y continentales. tos de ficción se preguntó por el papel de
Como polemista incansable, desde finales los sabios en la sociedad así como sobre
del siglo xix estuvo a tono con la preocu- los gauchos, negros e indígenas que lu-
pación de los sucesos argentinos, los cua- charon por el país pero que fueron poco
les no fueron analizados sistemáticamente. incluidos en la sociedad naciente.
El capítulo dedicado a Eduardo Holm- Luego de haber dedicado cada capítulo
berg (Buenos Aires, 1852-1937) es abier- al análisis de cada uno de los hombres es-
to con una caricatura de Cao publicada cogidos, en el apartado final la autora aban-
por Caras y Caretas en 1900 como natura- dona esa perspectiva individual para repen-
lista, una de las facetas de este hombre na- sar el periodo que se extiende desde 1860
cido en una familia tradicional porteña y a entre siglos como una época singular y
de inmigración austríaca, que fue estudia- con espesor propio en la cultura argentina.
do en las biografías anteriores por sepa- Estos hombres, interpretados como los
rado como hombre de ciencias o literato hacedores de cultura y canalizadores de
innovador. Graduado como médico, tuvo las demandas de sus contemporáneos, pre-
una actividad acotada sólo a la elabora- sentaron sincronías pero también una
ción de una tesis y un ensayo o algunas multiplicidad de perfiles, marcas origina-
prácticas concretas. Fue más concretamen- les vinculadas a sus historias familiares
te un explorador de especies y paisajes en y a la disposición de distintas propuestas
distintas provincias argentinas, cuyas in- para problemas idénticos, que los inser-
vestigaciones publicó en una obra muy tan en coordenadas menos definidas y

RESEÑAS 231
programáticas y que justifican la elección bató el propio espacio ganado y entonces
metodológica de las biografías. sobrevino una etapa más melancólica, que
Los cuatro casos escogidos se definie- cada quien sobrellevó de manera singu-
ron y posicionaron culturalmente; ganar lar. Algo así como el epígrafe de Fernando
un espacio fue casi igual a diferenciarse Pessoa escogido por Paula Bruno para
de sus antecesores, proceso que incluyó el abrir su obra, cuyo espíritu recorre el tex-
alejamiento del doble perfil hombres de to y toma mayor sentido al finalizarlo:
letras-políticos. La política les fue ajena, en "No hay normas. Todos los hombres son
tanto ámbito bloqueador de las posibili- excepciones a una regla que no existe."
dades de despliegue de la cultura nacional.
Sin embargo, no pudieron quedar abso- Agustina Rayes
lutamente al margen. UNIVERSIDAD TORCUATO Di
El espacio cultural fue virginal y efer- TELLA!CONICET-INSTITUTO DE Esruoios
vescente, por lo que los pioneros pudie- HISTÓRICO-SOCIALES
ron ocupar lugares y aprovechar oportuni- UNIVERSIDAD NACIONAL DEL CENTRO
dades. Fueron promotores de empresas DE LA PROVINCIA DE BUENOS Antes,
culturales destacadas. No obstante, la mis- ARGENTINA
ma modernización de fin de siglo les arre-

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