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CAPITULO I

CARACTERES ORIGINALES DE LA OLIGARQUIA PERUANA

PATRONES Y GAMONALES

No es indiferente que las clases dirigentes se designen en el Perú con el vocablo de “Oligarquias”.
Aquí se enlazan dos nociones, la de un poder absoluto y la que de ese poder esta ejercido por un
numero reducidísimo de personas.

Esta opinión muy aceptada es que la clase dirigente constituye un círculo de familia, un clan, una
casta. Las dificultades comienzan cuando se trata de precisar las relaciones externas e internas de
este “pequeño núcleo”.

El “Gamonal”, identifica con la oligarquía .El Gamonal es ante todo un individuo que reúne tierras.

El Gamonal es, en segundo lugar, un acaparador que se vale a la vez de la astucia y de la


violencia. Es un patrón que se moviliza a su voluntad y para su provecho la fuerza pública. El
gamonal está por encima de las leyes, estas dejan simplemente de existir para el apenas
comienzan a estorbarlo. El único poder susceptible de detenerlo no es el poder de las leyes sino el
de los otros gamonales. El Gamonal adquiere y engrandece su imperio a expensas de las
comunidades indígenas la fuente de su poder es la expoliación de los indios.

La intervención del sacerdote así como el sentido que se le confiere, la referencia al dios del cielo,
plantea muchas cuestiones, pues, el Dios en cuyo nombre habla el sacerdote no es el único que
conocen y quien temen los indios. El vínculo personal entre el patrón y sus indios se confunde con
la relación entre el propietario y la cosa poseída, y que semejante confusión está avalada por la
palabra de Dios que está en el cielo.

Desprendamos de lo expresado lo siguiente:

Primero; al convertirse propietario de los pastos, se convierte en patrón de los indios allí aislados.

Segundo; a este doble título se le debe respeto.

Tercero, ese orden que la ley humana nos obliga a respetar, Dios, que está en el cielo también lo
respeta.

El Gamonal es ante todo un patrón, un patrón no sabe hacer nada, sobre todo no hace nada. Y he
aquí ahora el sentido positivo: La aptitud característica del patrón consiste en que trabajen los
demás, en que trabajen solo para él. El Perú necesita hombres de empresa, que hagan trabajar a
la gente. Que se saca de humanitarismo de tres al cuarto trabajo, y para que haya trabajo es
preciso que las masas dependan de hombres que las hagan trabajar.

El Gamonal ilustra la relación de explotación que el marxismo cree descubrir entre el capitalista y
el obrero. El Gamonal es un explotador, pero también es un protector .Y estos dos rasgos se hallan
combinados en el papel del patrón, hay tres tipos de patrón diferentes: El patrón Misti, hemos visto
que no hace nada, pero es también el que da trabajo. Segunda categoría de patrón, los notables
indígenas que promueven la solidaridad comunitaria. Tercer tipo de patrón, mestizo este (cholo),
que es un puro intermediario, protector y mediador del patrón. Puede tomar una forma casi
paternal, o, por el contrario, una forma abusiva y tiránica. Buen patrón que utiliza su poder en
interés del pueblo, pues, este hombre todopoderoso es también un hombre bueno. Adopta un tono
“entre serio y campechano” y, como buen criollo, sabe cómo tratar a su gente y se decide a
pulsear. La naturaleza de esta protección se aclara por esta observación, cuyo sentido explicito
consiste en pedir indulgencia y piedad , pero cuyo sentido latente consiste en pedir protección.
Tanto como el rechazo de la reciprocidad, lo que caracteriza la relación del patrón con su gente es
la inestabilidad de ese vínculo de dependencia, que no llega a institucionalizarse. Por eso, la
palabra dada tiene una gran importancia, no espera nada de sus gentes, pero estas pueden, al
menos, esperar de él que cumpla sus compromisos, si los ha contraído publica y solemnemente.

Mediante este sesgo, se halla ligado frente a ellos, o más bien frente al público y, sobre todo, frente
a sus pares, los otros patrones, ante los cuales no quiere perder prestigio. El punto de honor es así
la única garantía de reciprocidad en una sociedad cuya ideología parece excluir el que los
poderosos estén comprometidos por otra cosa que no sea la propia voluntad. Los patrones viven
en un universo aislado. El patrón de las pequeñas ciudades debe contar con el poder que puede
ejercer contra él los representantes de la administración central, dispone de la fuerza pública, y si
llega e entenderse con un clan, si tiene audacia y suerte, puede deshacerse de los encumbrados y
poderosos señores. Si ello es así no nos resulta difícil reconocer en los individuos y las familias que
fiscalizan. No único de la oligarquía.

La Oligarquía esta siempre presente allí donde haya dinero que ganar. La literatura consagrada a
la “ Elite del Poder” repose demasiado a menudo a la confusión entre participación, propiedad y
control. Puedo poseer un sustancial paquete de acciones, sin controlar la empresa, puedo controlar
un negocio disponiendo solo de escasa parte del capital social. En fin, puedo participar mas o
menos nominalmente en la dirección de un negocio, como elemento decorativo o como observador

Cada uno de nuestros poderosos señores no decide y no habla solo por el, sino en nombre y por
cuenta de hijos, sobrinos, primos, cuya fortuna administra. Cada gens tiene su paterfamilias, o,
para retomar una expresión de que nos hemos servido anteriormente, su patrón. Ya se comporta
como un autentico patriarca y no piensa mas que en la grandeza del clan, valiéndose de las
aptitudes diferenciales de cada uno de sus parientes para captar, en provecho de la familia, el
máximo de posiciones estratégicas, ya pensara, ante todo, sino en el, al menos en los suyos,
ascendientes y descendientes inmediatos. Esta subdivisión y al propio tiempo consolidación del
poder no se efectúa solo por medio del parentesco. A veces le facilita el juego de los vínculos
personales. Imaginemos un joven de excelente familia, pero venido a menos. Como es capaz y
ambicioso, entra a una gran empresa, reuniendo un numero impresionante de funciones
administrativas del primer banco, una sociedad inmobiliaria, negocios industriales, presidente de la
principal empresa eléctrica, dirección de la mas grande compañía de crédito del país.En fin lo
hallamos también ,en un papel mas esfumado, sin que aparezcan directamente controladas por
este .De modo tal que seria del todo improbable que semejante personaje , que dispone de naipes
de triunfo tan numerosos, acepte simplemente comportarse como un feudatario ligio. Pero su
relativa dependencia, la autonomía pero no logra jamás establecer francamente, contribuyen aun a
consolidar su posición, pues este personaje se convierte en intermediario muy útil por mediación
del cual su amo puede negociar y hasta introducirse en lugares que de otro modo lo estarían
cerrados. La oligarquía es una red de familias con clientela. Pero la unidad familiar no es el hogar.

En la oligarquía peruana la familia no es nuclear, si no extendida, observación trivial a la que hay


que añadir que a la extensión de esas familias esta tan indeterminada como su cohesión. La
unidad básica de la oligarquía peruana es el gens, así como la unidad básica de la sociedad
industrial moderna de la organización. Lo que caracteriza a los negocios peruanos es que el
ahorrista , el banquero, y el inversor son una sola persona. El capital esta concentrado, pero se
trata de una concentración sin especificidad. Las tres funciones de ahorro, inversión y
administración se confunden, o poco mas o menos. Los criterios de racionalidad son diferentes
para el banquero peruano que coloca el propio dinero en empresas cuyo capital social esta en sus
manos, y que administran su yerno, su hijo, su suegro o su primo. Para que el empresario
prospere son necesarias ciertas condiciones que ,hasta ahora, jamás se han dado en el Perú.

Ante todo, es menester que la puesta en marcha de nuevas combinaciones técnicas no exceda
demasiado los recursos humanos, físicos y financieros localmente movilizables. Como falta esta
condición, el progreso técnico, es un país como el Perú, es por así decirlo importado, difundido a
partir de un centro exterior. En fin es preciso que el “innovador “nacional no sea aplastado por la
competencia extranjera. Para defenderse de ella, son concebibles dos estrategias: el innovador
logra hacerse imbatible por la magnitud de su empresa o por la calidad de su innovación, o logra
constituirse en un vedado gracias a la protección adecuada de su gobierno. Y lo cierto es que el
empresario peruano no se encuentra en términos generales, en ninguno de estos dos casos. Hoy
la innovación, si continua asegurando brillantes éxitos individuales, no es asunto de una sola
persona. Para ser plenamente eficaz, es menester que colaboren en ellas grandes
“organizaciones” capaces de abrir el producto nuevo nuevas vías de salida. Las iniciativas
industriales no toman la oligarquía, si no, por lo general, los recién llegados ya inmigrantes, ya
naturales provenientes de categorías sociales, relativamente humildes, hasta que los oligarcas,
después de utilizar a los “innovadores” como” carne de cañón”, se descubren para recoger el
beneficio. Profundicemos esta relación entre la oligarquía y los recién llegados.

Un estereotipo muy difundido sobre la oligarquía peruana es que ella esta constituida por
herederos de los condes y marqueses españoles que preservaron la pureza de su sangre y
mantuvieron, después de siglo y medio la vida nacional independiente, las tradiciones del
virreinato. Pero no basta con que solo se le reconozca a uno como rico, es necesario que se le
admita en la “sociedad”. Una vez enriquecidos, los advenedizos o, sus hijos entran en el santuario
por el juego de las alianzas y de los casamientos si frecuentan buenos colegios y si saben hacerse
de relaciones convenientes, no es seguro que, de aquí a algunos años, se mantenga aun en Lima
esta perfecta simbiosis entre el “mundo” y los “negocios”. Hay, pues, una oligarquía peruana, un
núcleo de grandes familias que fiscalizan la riqueza, La oligarquía no se contenta con consumir, y,
si no produce, si inclusive no organiza la producción, la orienta y la dirige. El poder de una clase
dirigente es siempre difícil de circunscribir, el hecho de que exista una clase dirigente, por aparente
que sea, no significa que ella lo dirija todo. Todos los presidentes peruanos desde 1824 hasta
1872, fecha en que se eligió al primer Prado, han sido soldados. Y estos guerreros afortunados,
fueron muy a menudo de origen modesto y estaban llenos de resentimiento contra la buena
sociedad criolla. El caudillo es un cómplice de la oligarquía, aun cuando parezca adoptar contra
ella medidas demagógicas.¿Que importa entonces que los presidentes sean soldaos de sangre
mezclada, que los parlamentarios sean en su mayor parte cholos de provincias, a los que la
sociedad de Lima trata con desden .Lo que cuenta es su docilidad en manos de la oligarquía.

¿Porque no reconocer que la oligarquía y la clase política son dos grupos distintos por su origen,
cultura y sus fines y que, sin embargo, establecieron entre si vínculos muy sólidos?.

El patrón controla estrechamente la administración local. No se nombra a ningún funcionario sin


que se consulte al patrón Nada se hace sin que el patrón haya dicho su palabra, y ,sobre todo,
nada se hace contra su voluntad. El patrón es el regulador de los favores públicos. Es el quien
recorre los ministerios en Lima y quien obtiene con el mana celestial no pase a gran altura, por
encima de su departamento, sin dejar caer en el algunas migajas. Pero si el patrón ocupa una
posición estratégica en el proceso que hace remontar hacia el poder central las exigencias y
solicitaciones de los territorios alejados, es ante él, también, por donde deben pasar los personajes
importantes quieren comunicarse. Es el quien, con motivo de las elecciones presidenciales en
particular, movilizara el voto en masa de sus fieles electores, que le están ,ante todo y por sobre
todo, obligados. Es bastante fácil analizar el juego del patrón. Lo que espera de la administración
es que esta le conceda una suerte de soberanía, y el patrón alcanzara tanto más fácilmente este
objetivo cuanto que, en el mejor de lo casos, será un amigo del presidente, y que, en el peor de los
casos, habiéndose cuidado de provocar al poder, habrá llegado de ser indispensable. Y así, los
patrones prometidos a la más prolongada longevidad son “independientes”: se acomodan a ellos.

Pero estos éxitos son del todo excepcionales. Al patrón le es preciso un arte consumado para
hacerse indispensable ala vez al poder central y ala gente de su provincia ; ha de tener mucha
suerte, pues el nuevo presidente puede sentir la tentación de desembarazarse de un personaje que
no le debe todo y reemplazarlo por su cliente, por un hombre devoto a el. Y asi, con solo algunas
excepciones, los “amigos” de un presidente no siguen la suerte personal de este.
Para que una clase política puede constituirse, es preciso que el grupo de gente que la compone
se vea favorecida por un mínimo de estabilidad. Esta primera condición solo parece haberse dado
en el Perú para un numero muy contado de individuos. Hay que añadir que los políticos mas
estables no son los que parecen dedicarse, por prioridad, a la gestión de los grandes negocios,
sino mas bien aquellos que han logrado constituirse en defensores de intereses locales muy
específicos y muy estrechos.

Entre los políticos peruanos podemos hasta ahora distinguir cuatro categorías: primero, lo que
llamare hornada de amigos del presidente, formada mas o menos apresuradamente, y que no
sobreviven a la fortuna política del jefe del ejecutivo. Este grupo constituía hasta hoy la mayoría de
la masa de diputados, y, en proporción menor, de senadores. En segundo lugar, los patrones que,
debido a su posición local han logrado hacerse independientes de las fluctuaciones de la coyuntura
nacional. Tercero, los clientes, que aparecen en el escenario de acuerdo con las vicisitudes de la
carrera de leader que los protege y que les ha puesto el pie en el estribo. En cuarto lugar, un
pequeño núcleo de personalidades que opera por su propina cuenta debido a sus éxitos y a su
prestigio y que, a diferencia en los patrones de la segunda categoría, no solo establecen su
autonomía en escala local, si no que llegan a constituirse en el plano nacional en potencias
limitadas, pero de pleno derecho.

Esta situación esta en proceso de cambio en la medida en que grandes partidos como el APRA o
como ACCION POPULAR han logrado imponerse y organizarse. Esta evolución, si ,se confirma, no
habrá si no acentuar el cisma entre la oligarquía y la clase política. Pero si una y otra viven
separadas, de ello no se sigue que se hayan divorciado, que entre ellas haya desaparecido todo
interés común. Esta dualidad entre clase dirigente (o mas bien dominante) y clase política
constituye a partir de 1919, una de las características de la vida peruana. La oligarquía ofrece la
imagen de una elite manipuladora, cínica, preocupada solo en la defensa de sus intereses . Si se
abstiene de desempeñar un papel político a rostro descubierto, lo hace ante todo, porque carece
de principios. Uno que otro hacendado de añeja casta guardo celoso su patrimonio, pero son los
menos aquellos que han sabido adaptarse a los métodos de la economía moderna y que han
seguido la técnica de los invasores sin perder la tradición caballeresca de la dignidad. Y en esta
vieja sociedad tradicional en plena decadencia y arruinada, el joven Víctor Raúl, pasa su juventud.
En el momento en que comienza la vida rebelde de Víctor Raúl, en Trujillo, las compañías
extranjeras obran sin Dios ni Patria, sin respeto por el capital humano y sin obedecer otra ley que la
de mayor rendimiento. Han obtenido de las dictaduras concesiones monstruosas. ¡Hasta un puerto
propio! Política de entreguismo. El pueblo abandonado, sin confianza, sin destino, ve, indiferente,
los asuntos públicos manejados por autoridades incapaces.

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