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LA ACCIÓN PROCESAL
Acción
Por lo que respecta a la acción, consideramos, que es el derecho, la potestad, la facultad o actividad,
mediante la cual un sujeto de derecho provoca la función jurisdiccional. Esto se interpreta como la
pretensión de que se tiene un derecho válido y en razón del cual se promueve la demanda
respectiva, de ahí que se hable de demanda fundada e infundada.
En un avance notable, y tras las críticas que se formularon a la doctrina clásica o monista,
dentro de las cuales se destacó fundamentalmente que la actuación de la jurisdicción podía
surtirse en su totalidad por la realización del proceso, y a pesar de ello, no ser reconocido el
derecho reclamado por el accionante, como resultado de la sentencia adversa, se comienza
a desligar conceptualmente la acción del derecho sustancial, y al efecto, se trazan dos
corrientes, la primera que trata la acción como un derecho autónomo concreto, y la
segunda, que la concibe como un derecho autónomo abstracto.
Esta posición la desarrolla fundamentalmente Adolfo Wach con su teoría que concibe la
acción como derecho del ciudadano a obtener del Estado la tutela jurídica.
En esta concepción la acción aparece ahora dentro del campo del Derecho Público, como
una relación que se da entre el ciudadano y el Estado.
Chiovenda, sostiene que el contenido del llamado derecho de acción es un puro poder
jurídico y no un deber ajeno.
“El lado prácticamente importante de estas figuras, dice Chiovenda es la sujeción de las
personas frente a las cuales el poder corresponde en cuanto no pueden querer que el efecto
no se produzca. De modo que no son derechos subjetivos en el sentido tradicional de
señorío de la voluntad o interés jurídicamente defendido, sino un poder jurídico que se
agota con su ejercicio”.
Son ejemplos de estos poderes los derechos de impugnación de actos jurídicos diversos,
como contratos, testamentos, reconocimiento de hijos; la revocación de un mandato, de una
donación, el derecho a la división, entre otros.
En esta categoría de derechos potestativos entra según Chiovenda, la acción, que el concibe
como el poder jurídico de determinar el nacimiento de la condición para la actuación de la
voluntad de la ley.
Esta concepción de la acción, como derecho abstracto de obrar, fue inicialmente expuesta
por Degenkolb, quien definió la acción como un derecho subjetivo público correspondiente
a cualquiera que de buena fe crea tener razón para ser oído en juicio y constreñir al
adversario a entrar en el.
Los aspectos más importantes de esta teoría según Calamandrei son básicamente los
siguientes:
c) Al deber del juez de decidir en cuanto al merito de la demanda, cualquiera que sea su
fundamento, corresponde en la parte que ha propuesto la demanda, el derecho a obtener una
decisión sobre la misma aun cuando sea infundada.
Esta concepción de la acción, como derecho abstracto de obrar, fue inicialmente expuesta
por Degenkolb, quien definió la acción como un derecho subjetivo público correspondiente
a cualquiera que de buena fe crea tener razón para ser oído en juicio y constreñir al
adversario a entrar en el.
Los aspectos más importantes de esta teoría según Calamandrei son básicamente los
siguientes:
c) Al deber del juez de decidir en cuanto al merito de la demanda, cualquiera que sea su
fundamento, corresponde en la parte que ha propuesto la demanda, el derecho a obtener una
decisión sobre la misma aun cuando sea infundada.
1.- Que el derecho del reclamante de ver acogida su demanda fundada presupone el deber
del juez de tomar en examen indistintamente todas las demandas para decidir cuales son
fundadas y cuales no.
2.- Que la acción en sentido abstracto no basta para procurar aquella satisfacción del
concreto interés individual al cual el reclamante aspira cuando se dirige a la justicia por
tener razón y por no tenerla.
4.- Y que de este modo todos los puentes entre el derecho subjetivo, del cual en un tiempo
la acción aparecía como escolta vigilante y armada, quedaría, según esta teoría, apartado e
inerme, puesto que la acción no seria ya concebida como un instrumento al servicio de
quien tiene razón y de quien no la tiene, de forma que la misma mas bien que garantía del
interés individual, se reduciría a ser “el derecho de no tener razón”, con lo cual el
ciudadano podría darse el gusto, en realidad muy platónico, de hacer constatar el derecho
objetivo en contra suya.
Si la acción es, a través del proceso histórico de su formación, dice Couture, un modo de
sustituir el ejercicio de los derechos por acto propio, mediante la tutela por acto de la
autoridad; y si esa sustitución solo se realiza a requerimiento de la parte interesada, ¿no
cabe admitir que ese requerimiento, o mas correctamente, ese poder de requerir forma parte
del poder jurídico de que se halla asistido todo individuo de acudir ante la autoridad a
solicitar lo que considera justo?
Clasificación de la Acciones.
Acción personal: Acción por la cual se pide el reconocimiento o la sanción de un derecho personal,
cualquiera que sea la fuente de él (convención, delito, ley, gestión de negocios, enriquecimiento
injusto). Relativa en general a un bien mueble corporal o incorporal, esta acción puede, por
excepción, referirse a un bien inmueble. (Sobre la persona).
Acción mixta: Acción por la cual se reclama simultáneamente el reconocimiento de un derecho real
y el de un derecho personal.
Acción de Estado: las que tratan sobre los derechos de familias.
Acciones principales y accesorias: El criterio depende de que la obligación o prestación tenga una
entidad autónoma (acción principal), p.e.: Indemnización de daños y perjuicios. Si la obligación
depende de otra principal la acción será accesoria. Ejm: exigir el pago de intereses.
Acción posesoria. Es la facultad que tiene el propietario de un bien mueble o inmueble para
impulsar la actividad jurisdiccional, solicitando se resuelva su pretensión ante un jugador
consistente en devolver la posesión de dicho bien que actualmente esta en posesión de un individuo
en calidad de mala fe, con todo y sus frutos y accesiones.
Acción cautelar: también llamadas como acciones cautelares, preservativas o preventivas, el actor
busca que con el fallo del jugador se pueda conservar la futura efectividad de una acción definitiva
para el actor o para sus bienes.
Tomando en cuenta que el derecho que se hace valer sea sobre una cosa mueble o inmueble, sea
principal o accesorio, se refiera al estado y capacidad de las personas, o a la posesión o la
propiedad, entre otros.
Estas clasificaciones arrancan desde el Derecho Romano, que distinguía las acciones en reales (in
rem) y personales (in personam) según que con ellas se pretendiese el señorío jurídico sobre un
objeto o el cumplimiento de una prestación a que esta obligado un sujeto.
Las acciones de condena: son aquellas que pretenden del demandado una prestación de dar, hacer
o no hacer. Con ellas se pretende la ejecución inmediata del derecho declarado por la sentencia
judicial; su fin esencial es la ejecución del fallo.
Las acciones declarativas: son aquellas en que el actor pretende terminar con una situación de
incertidumbre que gira alrededor del derecho que le sirve de fundamento a la acción.
Las acciones constitutivas: son aquellas que se dirigen a obtener la creación, modificación o la
extinción de un derecho o una obligación, o una situación jurídica.
Las acciones ejecutivas: son aquellas que derivan de un documento con cualidades específicas que
permite, desde que se ejercitan, antes de la sentencia definitiva, afectar provisionalmente el
patrimonio del deudor.