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LA PRÁCTICA REFLEXIVA

Introducción
Pensadores de la reflexión en la enseñanza:
John Dewey
Schon
Lawrence Stenhouse
La práctica reflexiva
La formación del educador reflexivo
La práctica reflexiva como una necesidad
Principios que impiden la práctica reflexiva
La reflexion y la práctica reflexiva 
La reflexión de la práctica
Los puntos básicos de la práctica reflexiva
La práctica reflexiva en el día a día del educador
Conclusiones
Bibliografía 

Introducción

Uno de los aspectos más importantes en la educación es la relación de compromiso existente entre el
educador con la educación y con el educando. En la actualidad, se podría afirmar que este compromiso
está perdiendo fuerza (lo que se conoce como crisis de autoridad), la falta de esperanza hace a los
docentes preguntarse ¿qué hago yo aquí? ¿para que sirve esto que estoy enseñando? Es en este
momento cuando surge la reflexión, la reflexión sobre la práctica, es decir, la práctica reflexiva.

Pensadores de la reflexión docente

1. La reflexión docente según John Dewey

John Dewey fue uno de los pedagogos más influyentes del Siglo XX, de hecho, afirmo que los docentes son
agentes fundamentales para desempeñar reformas educativas o la puesta en marcha de programas educativos.
A su vez, también añadió que la reflexión docente comienza con una dificultad o problema y son los mismos
profesores los que deben analizar el problema objeto de estudio para después poner en práctica medios que le
ayuden a solventar estas dificultades

Dewey en su libro Como pensamos (1933) hace una distinción entre la acción reflexiva y la acción rutinaria. Tal y
como expone él, “la acción rutinaria es la tradición, la inherencia y la autoridad que suelen encontrarse en todas
las escuelas, es decir, código colectivo (las cosas se hacen así). Los maestros irreflexivos aceptan esta idea sin
protestar.” Por otro lado “la acción reflexiva es la que implica la consideración activa, basándose en los
fundamentos que las sostienen y las consecuencias que tienen a futuro.

Actitudes básicas para la práctica reflexiva según John Dewey:

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1. Mente abierta
2. Responsabilidad
3. Honestidad

La primera hace referencia a prestar atención a los demás puntos de vista y escuchar las aportaciones de otros y
reconocer otras posibilidades de acción.

La responsabilidad implica ser consecuente con las acciones que realizamos. Hay tres tipos de consecuencias:
- Las personales: las consecuencias de su enseñanza.
- Las académicas: los efectos de la enseñanza en el alumno.
- Las sociales y políticas: los efectos proyectados en las oportunidades de varios alumnos.

La última hace referencia a los componentes centrales de un profesor reflexivo; mente abierta y responsabilidad,
es decir, el maestro honesto reflexiona y analiza sobre lo realizado en clase, sus creencias y evalúa los resultados
de sus acciones. De esta manera tiene una actitud abierta.

2. La práctica reflexiva según Donald A. Schön

Donald A. Schön es considerado un pensador influyente en el desarrollo de la teoría y práctica del


docente reflexivo del siglo XX.

Schön hace mucho hincapié en que a profesión de docente debe ser entendida como una actividad
reflexiva y artística en la que, al menos cabe algo de técnica. A su vez, dice que la técnica no sirve para
solventar problemas en el aula.
Tal y como dice él "la praxis docente se caracteriza por la complejidad, la incertidumbre, la
inestabilidad, la singularidad y el conflicto de valores". El maestro se profesionaliza a través de la
reflexión y la práctica en la acción.

Schön diferencia tres conceptos o fases dentro del pensamiento práctico:

Conocimiento en la acción
Reflexión en y durante la acción
Reflexión sobre la acción y sobre la reflexión en la acción

El conocimiento en la acción, hace referencia al saber hacer, es decir, implica el conocimiento personal
enraizado en la percepción o juicio. Schön distingue dos componentes dentro del conocimiento en la
acción:

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- El conocimiento teórico, adquirido a través de los estudios. Donald llama a esto "saber de libro".
- El conocimiento práctico, adquirido a través de la experiencia práctica. El término que utilizaba Schön
para nombrar el conocimiento práctico es "saber en la acción".

De esta forma, cuando el profesor realiza su tarea, tiene un amplio bagaje de conocimientos; se apoya en
las vivencias personales, en lo estudiado, en las experiencias, etc.

Reflexión en y durante la acción: esta segunda fase hace referencia al metaconocimiento en la acción, es
decir, es la reflexión inmediata, no sistemática, que realiza la persona cuando está en la situación
problemática (acción).
Para ello, Schön plantea el proceso de la reflexión en la acción :

Las respuestas espontáneas que se realizan en la situación acción (estrategias, comprensión de los
fenómenos y definición de una tarea). “El conocimiento en la acción es tácito, formulado
espontáneamente sin una reflexión consciente y además funciona, produciendo los resultados
esperados en tanto en cuanto la situación se mantenga dentro de los límites de aquello que hemos
aprendido a considerar como normal ”. (Schön 1987:38).
Posteriormente, las respuestas que se han dado producen un resultado esperado o inesperado y ello
produce "sorpresa" o "la variación respecto lo esperado".
A continuación, se realiza una reflexión consciente sobre la acción en el presente. Se producen
preguntas como:

- ¿Qué está sucediendo?


- ¿Lo que ocurre es algo habitual o es algo nuevo?
- ¿Es adecuado lo que estoy haciendo ahora?
-¿Voy por el buen camino?
- ¿Hay una menor forma de proceder?

La reflexión que se realizan en la acción cuestiona el conocimiento en la acción, ya que es de


carácter crítico y lleva a buscar nuevas estrategias en la acción. Ayuda a comprender la situación.
Esta reflexión lleva a la experimentación, es decir, reflexionar cuando se está realizando la acción.
Se cambia la forma de actuar o se plantean nuevas acciones o nuevos enfoques para ejecutar en la
acción. La experimentación in situ puede llevarse a cabo con el objetivo de llegar a resultados
esperados o con la intención de producir "sorpresas" que nos conducirán a llegar a nuevas
reflexiones.

 Schön dice:

"Cuando hablamos del profesor nos estamos refiriendo a alguien que se sumerge en el complejo mundo
del aula para comprenderla de forma crítica y vital, implicándose afectiva y cognitivamente en los
intercambios inciertos, analizando los mensajes y redes de interacción, cuestionando sus propias
creencias y planteamientos proponiendo y experimentando alternativas y participando en la

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reconstrucción permanente de la realidad escolar". (Schön, 1992:89).

Este conocimiento sirve para aquellos profesionales reflexivos y abiertos en la actuación en la acción, ya
que esto es un aprendizaje significativo.

Reflexión sobre la acción y sobre la reflexión en la acción. Es la fase final, en la que se analiza lo
realizado, es decir, es el análisis sobre los procesos o características que un profesor efectúa después de la
acción. El conocimiento en esta fase, tiene un papel primordial ya que es un instrumento de evaluación,
análisis, reconocimiento y reconstrucción de la acción realizada a posteriori y también es muy importante
para el proceso de formación permanente de la práctica docente, ya que permite una respuesta tanto
individual como colectiva de:
- Las características de la situación problema.
- Los procesos que han entrado en juego.
- Las metas, elección de medios, las decisiones tomadas en la acción,etc.
- Las teorías, creencias, esquemas de pensamiento, etc del profesional.

Estos tres elementos o fases no se deben realizar de forma individual y sin conexión alguna, ya que son
necesarios los tres para garantizar la reflexión, es decir, la práctica racional.

3. La práctica reflexiva según Stenhouse

Stenhouse, L. (1985) en la década del 60, a partir de su participación en la reforma educativa inglesa,
define al profesor como investigador con el fin de promover un desarrollo efectivo del curriculum. Señala
cuatro características esenciales en estos educadores, a los que denomina profesionales amplios:
1. El compromiso de poner sistemáticamente en cuestión la enseñanza que ellos mismos imparten
2. El compromiso y la destreza para estudiar el propio modo de enseñar
3. El interés por cuestionar y comprobar la teoría en la práctica
4. Una disposición para permitir que otros profesores observen la propia labor directamente o a partir por
ejemplo de diferentes recursos audiovisuales y discutir con ellos con confianza, sinceridad y honradez.
Stenhouse afirma que no puede producirse desarrollo del currículum sin desarrollo del profesor, lo que
significa desarrollo de sus capacidades reflexivas. Es necesario entonces, la adopción de los profesores de
una “actitud investigadora”, que la define como “una disposición para examinar con sentido crítico y
sistemáticamente la propia actividad práctica”. Distingue además teoría y práctica y sostiene “…en esta
situación (se refiere a la actitud investigadora), el profesor se preocupa por comprender mejor su propia
aula. En consecuencia, no se enfrenta con los problemas a que da lugar generalizar más allá de la propia
experiencia. Dentro de este contexto, la teoría es simplemente una estructuración sistemática de la
comprensión de su propia labor.”

La práctica reflexiva

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La práctica reflexiva plantea la formación y el aprendizaje basados en la reflexión para ayudar al


profesorado en su desarrollo profesional y personal, además de buscar la eficacia en la solución de
problemas.
Además, la práctica reflexiva supone que el docente debe desarrollar actitudes de apertura intelectual,
entusiasmo, responsabilidad en el aula, pero también competencias para indagar y reflexionar: debe hacer
mucha investigación sobre lo que ocurre en ella, ya que para producir cambios debe basarse en el
conocimiento producido por los teóricos pero también en el producido por él mismo a partir del análisis e
investigación sobre su propia práctica en las aulas.
Estamos en un tiempo de cambio, la sociedad de antes no es la misma de ahora y la escuela sabemos que
es parte de esa sociedad, por ello, debemos innovar y tenemos la necesidad de adaptarnos para mejorar el
aprendizaje de nuestros estudiantes.
La reflexión en el ser humano es una realidad natural y espontánea, la práctica reflexiva es, por el
contrario, una actividad aprendida que requiere un análisis metódico, regular, instrumentado, sereno y
efectivo y que sólo se adquiere con un entrenamiento voluntario e intensivo.
REFLEXIÓN PRACTICA REFLEXIVA

Innata Aprendida

Espontanea Metódica

Instantánea Sistemática

Natural Instrumentada

Improvisada Premeditada

Casual Intencional

En el centro educativo en el que estoy realizando mis prácticas, todos los miércoles, nos reunimos las profesoras
de Educación Primaria para llevar a cabo un proyecto por Competencias. En la reunión trabajamos las
competencias educativas y las competencias que debería desarrollar el docente.

La semana pasado tuvimos que presentar tres actividades de conocimiento del medio, lengua y matemáticas, en
donde se trabajaran una de las competencias básicas.

Mi actividad fue la siguiente:

Hacer tres dibujos: uno titulado Pasado; otro con el titulo Presente, que ilustre una acción que realizan
todos los días y, finalmente, otro titulado Futuro, que muestre una acción que les gustaría realizar cuando
sean mayores. Debajo de cada imagen deberán escribir una oración que comente que lo han dibujado y en
la que aparezcan, respectivamente, formas verbales de los tres tiempos. (Competencia cultural y
artística).

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Por otro lado, hace dos semanas, se les pidió a las profesoras que seleccionaran una situación real para
reflexionar, negativa o positiva y que reconstruyeran la situación y sugerencias para analizar el caso. Además nos
plantearon una seria de cuestiones para guiar nuestra reflexión:

¿Qué ha sucedido, qué he observado o qué incidente he percibido?


¿Qué me han hecho cuestionarme mi plan previsto?
¿Qué me ha llevado a pensar que algo iba mal y debía reorientar mi actuación?
¿Qué he ido pensando en plena acción en el aula ante la situación imprevista?
¿Cómo he reaccionado interiormente y cómo me he sentido personalmente?

Mi caso fue el siguiente:


Un niño se levanto de su silla y se dirigió a otro niño, inmediatamente este niño cogió el estuche de su compañero
lo abrió y tiró todo lo que tenía en su interior al suelo, el otro niño hizo lo mismo, cogió el estuche de su compañero
y tiro todo también.

No sabía muy bien cual había sido el motivo, pero percibí mucha rabia en el niño que tiro primero el estuche.
Actué sin pensármelo mucho, estaba muy enfadada porque no solo estaba todo el suelo lleno de cosas y muy
sucio, sino que además la clase comenzó a reírse, hablar y a levantarse, dejando su tarea de lado.
Mi actuación en primer lugar fue coger a los dos niños y ponerles a recoger, pero me di cuenta que la clase seguía
alborotada y además los dos niños estaban riñendo porque decían que ese bolígrafo era suyo y el otro decía que
no, que era suyo. Así que pensé que lo mejor sería primero tranquilizar a la clase y ponerles hacer otra tarea. Y lo
segundo que hice, fue coger a un niño, hacerle salir de clase y al otro ordenarle que recogiera sus cosas, luego
hice lo mismo con el otro. Me sentí satisfecha porque todo se tranquilizo y todo el mundo volvió a sus tareas.

Al finalizar la clase, hable con los dos niños e intente saber cual había sido el desencadenante del conflicto y
poder de esa manera aclararlo.

Como conclusión, y tras haber reflexionado creo que el cambiar mi manera de actuar a tiempo fue algo positivo
para mí y para los estudiantes. Aun así, sigo planteándome que si volviera a ocurrir no sé si actuaria exactamente
igual o variaría en algo, siempre se puede mejorar.

La formación del educador reflexivo


La formación del educador reflexivo surge de su propia necesidad de repasar y volver a pensar su práctica
pedagógica, cuestionarse sobre las dimensiones de su propio conocimiento y disponerse para aprender,
día tras día, que la realidad en el aula es única y por esta razón pide «miradas» específicas sobre su
totalidad, porque es de esta manera que el hombre se construye, tornándose sujeto, mientras se va
integrando en su contexto, va reflexionando acerca de él y con él se va comprometiendo.
En su formación reflexiva, el educador debe hacer un esfuerzo para abrir y desarrollar los caminos de
comunicación entre sus objetivos, sus límites, su propia identidad como educador, el contexto escolar de
que forma parte, la realidad de su aula y la realidad de su práctica pedagógica, con cuidado de no reducir
el «hacer pedagógico» a un proceso técnico y mecánico, con lo que desacataría la complejidad presente
del proceso de enseñanza-aprendizaje.
La formación reflexiva del educador está orientada por el proceso de la concienciación, cuyo énfasis es el
respeto hacia el educando, hacia el conocimiento que éste posee y por la adquisición de otros
conocimientos que van construyéndose a lo largo de su vida escolar y extraescolar.
La formación del educador reflexivo es muy importante, no sólo para recuperar su propia identidad como

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educador, sino también para enriquecer la práctica pedagógica a través de «la reflexión sobre su propia
experiencia».
No podemos olvidarnos de que aunque la práctica reflexiva es necesaria para el educador, también existen
unos puntos principales que la impiden, es decir, unos obstáculos que impiden la práctica reflexiva en el
docente como son:
a) La continuación de la racionalidad técnica y la mecánica irreflexiva: se centra algunas veces en los
modelos teóricos, en vez de reflexionar sobre su experiencia.
b) El uso de respuestas «listas» para los problemas diarios: la respuesta estereotipada basada en la rutina,
sin una reflexión llevada a cabo a fondo, es limitadora por tanto de oportunidades creativas en la
resolución de problemas.
c) La comprensión equivocada de lo que es un profesor reflexivo: Entender la definición y la práctica del
profesor reflexivo como una técnica a través de la cual el educador puede sacar ideas de un libro para su
acción.
d) La perseverancia del no en la práctica reflexiva: el entusiasmo con la práctica reflexiva debe ser
trabajado por el profesor reflexivo de una manera constante, evitando que la falta o la disminución de la
perseverancia lo hagan desanimar de su práctica, porque no siempre él podrá conseguir el
aprovechamiento esperado en cierta actividad o situación de problema
e) No discutir la práctica reflexiva en el espacio colectivo: si este «compartir» no se desarrolla, la práctica
reflexiva se comprometerá en serio, una vez que es horizontal: profesor-alumnos-
profesores-coordinación pedagógica, etc. Este momento del «compartir reflexivo» es el espacio hábil para
el apoyo mutuo y para el cambio de ideas, no sólo en el sentido de motivar para «la adopción de
experiencias ajenas», sino también para que el educador analice cómo va su práctica

La práctica reflexiva como una necesidad

La práctica reflexiva debe ser una necesidad en la vida de todo educador, ya que permite al mismo, el
desarrollo de su percepción como uno de los sujetos del proceso educativo, unido no sólo a los problemas
sociales, económicos y políticos de nuestros días, sino también cómo estos problemas pueden ser
trabaja-dos en el día a día de su realidad educativa.
La educación reflexiva en la formación del educador debe ir indudablemente unido a una formación
concreta, que le ayude a construir herramientas siempre innovadoras para trabajar el proceso pedagógico.
La reflexión de la propia práctica, organizando y reorganizando sus acciones, sus observaciones e incluso
su reflexión crítica, debe caracterizar la vida y la necesidad de este profesor en construcción, profesor que
cree que el ser humano es sobretodo humano y necesita crecer, crear, cuestionar, opinar y, por eso, su
práctica pedagógica debe encontrarse dentro de esta razón. La práctica reflexiva es un proceso de
liberación, porque permite al educador desarraigarse de «los modelos convencionales» cristalizados en su
historia escolar y en su práctica pedagógica.

Principios que impiden la práctica reflexiva


Entre los puntos principales que impiden la práctica del profesor reflexivo:
a) La continuación de la racionalidad técnica y la mecánica irreflexiva: se centra algunas veces en los
modelos teóricos, en vez de reflexionar sobre su experiencia en el aula
b) El uso de respuestas listas para los problemas diarios: las repuesta estereotipada basada en la rutina, sin
una reflexión a fondo, es limitadora de oportunidades creativas en la resolución de problemas

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c) La comprensión equivocada de lo que es un profesor reflexivo: entenderla como una técnica a través de
la cual puede saber ideas de un libro para su acción.
d) La perseverancia del no en la práctica reflexiva: el entusiasmo debe ser trabajado, evitando la falta de
perseverancia que hace desanimar su práctica.
e) No discutir la práctica reflexiva en el espacio colectivo: es interesante compartir la práctica reflexiva
para el apoyo mutuo, intercambio de ideas, motivar…

La reflexión y la práctica reflexiva

Hemos estado hablando de la práctica reflexiva y la formación del educador reflexivo, sin embargo,
reflexión y práctica reflexiva no es lo mismo. En el cuadro anterior se muestran las diferencias entre una
mera reflexión y la práctica reflexiva, de manera resumida.

Ser capaz de reflexionar es una característica innata a la condición de ser humano. Por ser personas
podemos y tenemos la capacidad de reflexionar sobre las cosas. De esta manera, podemos reflexionar
sobre cualquier aspecto, sin una preparación previa. De esta manera, existen diferencias entre la mera
reflexión y la práctica reflexiva, ya que aunque se apoyen mutuamente, no son la misma realidad.

La práctica reflexiva requiere por tanto de un análisis "metódico, regular, instrumentado, sereno y
efectivo", que sólo se consigue entrenando de forma voluntaria y continua. Por tanto, la reflexión se
diferencia de la práctica reflexiva porque es una acción natural de la persona que se realiza de manera
ocasional, que no necesita metodologías ni intencionalidad.

La enseñanaza requiere ir más allá de la mera reflexión. Para una buena enseñanza es importante decidir
de manera reflexiva, racional, siendo consciente de la seriedad e importancia y habiéndolo premeditado
anteriormente. Por ello, el docente debe ser capaz de reflexionar sobre su práctica.

La reflexión de la práctica

Reflejar la práctica reflexiva no es medir el grado de éxito o de fracaso del proceso, pero sí revaluar mi
compromiso con esta opción, por esta razón la reflexión de la práctica reflexiva demanda este paso. Así,
en la reflexión de su práctica, el educador reflexivo debe cuestionarse siempre una serie de preguntas
como las siguientes:
a)¿Yo estoy volviendo mi clase un espacio de reflexión, un espacio creativo? ¿Si no, qué huellas me
presenta la realidad de esta clase para que yo lo pueda hacer?
b) ¿Yo me dispongo a perseverar, a creer en la educación como emancipado- ra del hombre y vehículo de
su transformación, de su creatividad?
c)¿Soy yo un agente que comparte mi realidad, viviéndola en la colectividad? d) ¿Mi práctica pedagógica,
ha sido coherente con lo que divulgo? e)¿Tengo reelaborada la dinámica de mi práctica pedagógica como

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autodescubrimiento del mundo para mí mismo y mis alumnos?


La reflexión de la práctica pedagógica es un ejercicio de aprendizaje, de encuentros y reencuentros, de
revisión, de volver a pensar la práctica de manera creativa, innovadora, transformadora. Finalmente, es un
momento de “reexamen”, de toma de decisiones, lo que convierte el hacer pedagógico en enriquecedor,
significante, donde el alumno y el profesor pueden siempre crecer gracias a la formación.

Los puntos básicos de la práctica reflexiva

La práctica reflexiva aproxima al educador a su realidad, dándole el instrumental posibilitador, no sólo de


movilización de su actividad didáctica de cómo enseñar, sino también, y principalmente, para convertir al
educador y al alumno en sujetos activos del proceso educativo que se da por la interacción, por el respeto,
por la solidaridad, por la reflexión de la práctica pedagógica. Geraldi, Mesías y Guerra apuntan que:
a)«La constitución de una nueva práctica, siempre exigirá una reflexión sobre la experiencia de vida
escolar del profesor, sobre sus creencias, posiciones, valores, imágenes y juicios personales...» Tal
reflexión permitirá, al profesor, repasarse como profesional y analizar cómo su práctica reflexiva está
haciendo las reformas necesarias para el crecimiento conjunto, suyo, de clase, de su escuela.
b) «La formación educativa es un proceso que se da durante toda la carrera educativa y empieza mucho
antes de la llamada “formación inicial”, a tra- vés de la experiencia de vida.» En esta formación deberá el
profesor entender ese proceso ya no como algo finalizado, terminado, sino como el espacio de
aprendizajes vivos, dinámico para sí mismo y para el otro.
c)«Cada profesor es responsable de su propio desarrollo.» El profesor reflexivo, independientemente de
como se procesó su graduación, debe inten- tar mejorar todos los días, porque el conocimiento, además de
no ocupar espacio, es el propulsor, generador de su reflexión-en-la-acción. Crecer duele, demanda
esfuerzo, aplicación, exige creer que la educación es una práctica libertadora.
d) «Es importante que el proceso de la reflexión ocurra en grupo para que se establezca la relación de
diálogo.» En el espacio de la reflexión con sus pares, con los padres, con la coordinación pedagógica,
finalmente, con todos los involucrados en el proceso educativo, el profesor obtiene el respaldo para
trabajar su realidad, o sea, el diálogo que le posibilitará disponer de huellas que le ayudarán mucho en su
práctica pedagógica.
e)«La reflexión se alimenta por la contextualización sociopolítica y cultural.» Trabajar disociado de la
realidad contextual del país, de la escuela y del educando es la postura del profesor no comprometido con
el proceso de enseñanza-aprendizaje. Entonces, la postura del profesor reflexivo reflejará una práctica no
estancada, no ajena al mundo en que vive.

La práctica reflexiva en el día a día del educador

La práctica reflexiva debe estar presente en la actividad cotidiana del profesor como algo siempre nuevo,
dinámico, en construcción, y como un proceso nunca unilateral, porque, en su enfoque multidimensional,
el profesor no enseña a aprender simplemente, sino que él aprende a enseñar con sus estudiantes, con
otros profesores, con las situaciones vividas, discutidas, con las preguntas y las respuestas que resultan de
situaciones problemáticas diversas.

Conclusión

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Partiendo del análisis y de la interpretación de la propia realidad, la reflexión en la acción, como prefiere
Schön (1992), es una de las herramientas del profesor que puede ser trabajada a través de las iniciativas,
de varias lecturas de la realidad, y a través del cuestionamiento constante del profesor en su propia
práctica, entre otros puntos.
Por lo tanto, la formación del profesor reflexivo ocurre en el espacio de la búsqueda, en el espacio de la
educación compartida, en el espacio de la solidaridad, donde su práctica sigue esta tónica orientadora
coherente con su compromiso abrazado.

Como idea general podemos destacar que la figura de practicante reflexivo se impone cada vez con más
fuerza en nuestra sociedad. Los saberes racionales no son suficientes para hacer frente a la complejidad y
diversidad de situaciones que pueden tener lugar en nuestras aulas hoy en día. Por este motivo es
importante recuperar la razón práctica, es decir, los saberes de la experiencia basada en un diálogo con lo
real y la reflexión en la acción y sobre la acción. La práctica reflexiva tiene como objetivo coparticipar y
hacer dialogar entre sí estos diversos saberes.

Esto nos lleva a asumir que la reflexión es un proceso interno que puede producirse mediante una
reflexión sobre la acción o en la acción. En algunos casos puede ser un proceso individual, pero debe ser
considerada una acción colectiva y contextual. Ese proceso requiere ser aprendido y ejercitado para que
se convierta en una actitud y habilidad permanente. Debemos conseguir que todos los docentes sean
capaces de poder alcanzar la practica reflexiva, ya que les permitirá asociar la teoría a la práctica. Cuando
el docente reflexiona se pregunta qué hace bien y qué puede hacer mejor y por qué.

Los docentes al reflexionar sobre su práctica aprenden de ella y en consecuencia la refuerzan. Ganan
recursos para enfrentarse a esas situaciones que les resultan complicadas, un profesor reflexivo siempre
posee una mente abierta y es sincero. Se encuentra en permanente revisión de lo que hace, es decir, se
autoevalúa. Es el mejor crítico sobre su trabajo. Además, al mantener el hábito de la reflexión sobre su
práctica, se convierte en un profesional que genera saber pedagógico.

Ejemplo

Un ejemplo de practica reflexiva en una clase de euskera.pdf

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Bibliografía

http://www.slideshare.net/grupodd710/raices-historicas-de-la-enseanza-reflexiva

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http://www.practicareflexiva.pro/2011/07/de-la-reflexion-ocasional-a-la-practica-reflexiva-4/

http://es.slideshare.net/jesusgeorged/races-histricas-equipo-6

BRUBACHER,J.; CASER, C. y REAGAN, T.(2000). Cómo ser un docente reflexivo. Barcelona: Gedisa.

PERRENOUD, PH. (2004). Desarrollar la práctica reflexiva en el oficio de enseñar. Barcelona: Graó.

NUSSBAUM, L. (1996) La didáctica de la lengua: temas y líneas de investigación e innovación.


Barcelona: ICE-Horsori.

GOMES LIMA, PAULO. El educador reflexivo: notas para la orientación de sus prácticas docentes.

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