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Universidad Nacional de Mar del Plata

Facultad de Humanidades
Lic. en Letras
Introducción a la literatura
Práctico. Lunes de 9 a 12
Prof.: Moure, Clelia
Alumna: Asaro, Aylén

Trabajo Práctico Nº 2
Consigna: A partir de la lectura de “Vera” de Villers de l’Isle-Adam y “Una vendetta”
de Guy de Maupassant, justificar la inclusión de cada cuento en determinado
movimiento.

El Romanticismo en “Vera”
“Vera” es un cuento de Villers de l’Isle-Adam cuya inclusión en el
Romanticismo como movimiento puede justificarse a partir de rasgos tanto
temáticos como compositivos. Dichos aspectos contribuyen a la construcción de un
verosímil romántico, el cual, como conjunto de leyes que conforman la lógica del
cuento, es mantenido en “Vera” en todo momento.
En primer lugar, el narrador es fundamental como elemento determinante de la
pertenencia de “Vera” al Romanticismo. Si bien no se trata del característico
narrador romántico en primera persona, podemos decir que dicho sujeto textual, en
tercera persona omnisciente, conoce en profundidad la interioridad de los
personajes. Esta subjetividad, en la cual el Romanticismo como movimiento pone
todo su interés, condiciona constantemente todo cuanto el discurso propone, ya que
funciona como filtro del relato de los hechos. Así, por ejemplo, en muchos pasajes,
acciones que podrían considerarse triviales se convierten en determinantes y
esenciales para el personaje romántico, en este caso el conde D’Athol. Además, en
la narración se hace empleo tanto de una gran cantidad de adjetivos (que
materializan los sentimientos y estados de ánimo de los personajes) como de
recursos de hiperbolización. Al respecto, “El conde había ahuecado el aire para la
forma de su amor y era necesario llenar ese vacío con la presencia del único ser que
le correspondía; de otra manera, el Universo se hubiera hundido” (1)

(1) Villers de l’Isle-Adam. “Vera” en Cuentos fantásticos franceses, Bs.As, Ediciones Andrómeda, 1978, p.279.
Traducción de J. R. Falbo

1
Otro aspecto que determina la pertenencia de “Vera” al movimiento romántico
es la construcción de los personajes. Así, tenemos, en un primer momento, a Vera.
La misma, ya muerta al inicio del relato pero materializada en los pensamientos y
voz de su marido, reúne las características del modelo de mujer idealizado en el
Romanticismo en general y, a nivel argumental, por el conde. Al respecto, cabe
mencionar que muchas de las hiperbolizaciones de la narración se presentan en las
descripciones que hace el protagonista sobre su difunta esposa. Este último, el conde
D’Athol, también es un personaje típico del Romanticismo. El mismo se encuentra
atravesado constantemente por sus pasiones, sentimientos contradictorios y delirios
acerca de su realidad, al punto de que “era imposible distinguir en qué punto lo
imaginario y lo real eran auténticos” (2). El conde, en muchos sentidos, funciona
como tamiz por el cual pasa la narración. De ahí que se difuminen los límites entre
realidad e imaginación, sueño y vigilia, posibilidad e imposibilidad, rasgo
característico del Romanticismo
Por último, puede decirse que, en cuanto a los temas tratados y los elementos
introducidos en el cuento, estos se vuelven recurrentes en gran cantidad de obras del
Romanticismo. En este sentido, aparecen en el cuento espacios oscuros, lúgubres y
misteriosos (escenarios privilegiados por el movimiento artístico en que se inscribe
la obra) como lo son tanto el cementerio y mausoleo donde entierran a Vera como la
mansión aislada en la que se desarrollan la mayoría de las acciones. Por otro lado, la
luz es, en el cuento y en el Romanticismo, un elemento saturado de significado e
introducida estratégicamente en determinados pasajes. En “Vera”, por ejemplo, “una
corona luminosa de lámparas, en la cabecera de la joven difunta, la aureolaba como
estrellas” o bien se describe con minuciosidad cómo la luz iluminan objetos
fundamentales en el relato, como la imagen de la Virgen.
Una serie de elementos presentes en “Vera” impide su limitación al campo de la
literatura romántica. En este sentido, podría decirse que pueden leerse en el cuento
algunos rasgos del decadentismo, tales como una evasión de la realidad cotidiana
(materializada en el aislamiento en el que decide vivir el matrimonio y en la actitud

(2) Villers de l’Isle-Adam. Op.cit, p.277

2
evasiva que toma el conde luego de la muerte de Vera) y una búsqueda de lo
aristocrático, lo superrefinado, lo precioso, lo extraño, lo oculto. La relación
pasional que mantenía el matrimonio y el escenario en el que se desarrollan los
hechos podrían ser leídos como una representación de esta tendencia decadentista
hacia los excesos, el hedonismo y el erotismo como medios de evasión.

El Realismo en “Una vendetta”


En “Una vendetta”, cuento de Guy de Maupassant escrito en 1883, pueden
señalarse una serie de elementos que contribuyen a su inclusión dentro del Realismo
como movimiento.
En primer término, debe señalarse que su minuciosa observación del mundo y
descripción de los paisajes y situaciones es propia de la narrativa realista. Así, por
ejemplo, ya en el primer párrafo puede leerse una detallada presentación del orden
topográfico, en este caso, de la ciudad de Bonifacio, donde se desarrollan la mayoría
de las acciones. Esta presentación inicial del escenario y del personaje principal (la
viuda de Paolo Saverini) nos lleva inevitablemente a otra característica realista como
es la ordenación lógica de los hechos. El cuento, en este sentido, se estructura
linealmente e introduce de manera progresiva la información de acuerdo a su
funcionalidad y utilidad. El ambiente es un tanto salvaje y desolado y la pequeña
familia protagonista (madre, hijo y perro) sólo se tienen los unos a los otros. De ahí
se explican en gran medida las posteriores acciones que se desencadenan a partir de
la muerte del hijo en manos de Ravolati y terminan con la consumación de la
venganza, vendetta, de la anciana madre. En otras palabras, este determinismo
geográfico implica, en cierto punto, que las pasiones, pensamientos y acciones del
personaje (la madre en “Una vendetta”) estén condicionadas por su lugar natal y por
la situación en que está inmerso (en este caso, pobreza y soledad luego del asesinato
de su único hijo).
Determinismo, estructuración lineal de la narración, descripciones minuciosas,
concisas y sobrias y una intención constante de construir una representación que no
se salga de las posibilidades que permite nuestra realidad. Estas características
presentes en el cuento contribuyen, entonces, a su inscripción en el Realismo y la
construcción y puesta en funcionamiento de un verosímil ineludiblemente realista.

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Podrían señalarse asimismo una serie de rasgos que implican una superposición de
elementos estéticos que, en este cuento, marcan también una orientación al
Naturalismo. Rest señala que esta escuela “designa una forma exacerbada del
realismo que se propone enfatizar la precisión descriptiva del ámbito en que se
ubican los sucesos imaginarios expuestos y en el que se presentan ante el espectador
o lector los aspectos más míseros e irremediables de la existencia social” (3). Tal es
así que, por ejemplo, el cuento se detiene, en muchos pasajes, en la descripción de
los ataques del perro (que primero son hacia maniquíes pero, en la escena final, se
dirigen al asesino de su difunto amo). Exacerba el realismo especialmente en las
situaciones en que la violencia y lo mórbido alcanzan su punto máximo en el cuento.

(3) Rest, Jaime. “Naturalismo” en Conceptos de la literatura moderna

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