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-Cuando habiéndose autorizado la delegación y no señalándose la persona
en quien debe delegarse, el mandatario delega el encargo en una persona
que fuere notoriamente incapaz o insolvente.
Expresa Brenes Córdobas que en este acto el delegante responde aun el
supuesto de que llegase a probar que no conocía el estado de incapacidad o
insolvencia, puesto que antes de verificar la sustitución, estaba en el deber de
inquirir con diligencia las verdaderas condiciones de aquel a quien proponía
nombrar en su reemplazo.63
B. Relaciones entre mandante y delegado
Nuestro Código Civil no ha regulado debidamente este tipo de relaciones.
Para el estudio de estas relaciones es preciso determinar si el mandatario hizo
la delegación a su propio nombre o a nombre del mandante.
Si lo hizo en la primera forma, el mandante carece de acción directa en
contra del delegado, para quien el mandato entre el mandante y mandatario es
una res inter alias acta. El delegado le responde directamente al mandatario y
no tiene obligación con el mandante. Hay un nuevo mandato entre el
mandatario
y el delegado.
Sin embargo, de conformidad con el art. 3327C. el mandante podrá en todo
caso
ejercer contra el delegado las acciones del mandatario que le ha conferido el
encargo. El
mandante, pues, puede sustituir al mandatario para ejercitar las acciones que
éste tiene
contra el delegado, por ejemplo, la de rendición de cuentas, la de
indemnización por
incumplimiento, etc. Al ejercitar estas acciones el mandante hace uso de la
acción
subrogatoria, llamada también oblicua o indirecta, regulada en los arts. 1870 y
2493C.; Si
el mandatario delega el poder a nombre de su mandante, obliga a éste
directamente con
el delegado y viceversa.64 Así como obliga al mandante a los actos a que está
facultado
a ejecutar, también lo obliga cuando delega el mandato. Existe acción directa
del mandante
contra del delegado. Es responsable directamente ante el mandante por el
incumplimiento
del mandato y de la rendición de cuentas.
C. Relaciones entre mandatario y delegado
Cuando la delegación se hizo a nombre del mandatario se constituye un
nuevo mandato entre el mandatario y el delegado, por lo que serán las reglas
del
mandato las aplicables a dicha delegación.
Cuando la delegación se hizo a nombre del mandante, éste queda obligado
y el mandatario no se obliga personalmente, siempre que obre dentro de los
63 . Ob. cit.p.p.502 y 503
64 . Art. 3331 inc. 1C.
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límites del mandato. Si se extralimita, responde al mandante y no al delegado,
a menos que no le haya dado suficiente conocimiento de sus poderes. 65
No obstante lo expuesto, como el mandatario continúa vinculado al mandato,
tiene
acción e interés para exigirle cuentas al delegado, como asimismo puede
revocar la
sustitución si se le concedió facultad para ello y se reservó tal derecho al hacer
la sustituci
ón.66 El delegado le responde del cumplimiento del mandato.
La Corte Suprema ha dicho que:
-Si el mandatario, con facultad especial de sustituir el poder y volverlo a asumir
cuando lo creyera conveniente, al sustituirlo no se reserva la facultad de
volverlo a asumir,
no podrá hacer uso de ella. Art. 87Pr. y 3357C.67
- El mandatario que sustituye el poder sin reservarse la facultad de volverlo a
asumir
renuncia expresamente a él y no puede ejercerlo, si no se le otorga uno
nuevo.68
D. Relaciones entre el mandante y los terceros
Para el estudio de estas relaciones es preciso distinguir:
i) Si el mandante no autorizó la sustitución. En este caso los actos del delegado
no
obligan al mandante, por cuanto aquél no lo representa legalmente. El art.
3325C. expresa
que la delegación no autorizada o no ratificada expresa o tácitamente por el
mandante
no da derecho a terceros contra el mandante por los actos del delegado. Por
otra parte, el
mandante puede pedirle al mandatario los daños y perjuicios que le hubiere
ocasionado.
Si la delegación fuere hecha a nombre del mandatario es válida, pero será
responsable
de los daños a tenor del art. 3333 inc. 1)C. El mandante podrá en todo caso
ejercer
contra el delegado las acciones del mandatario que ha confiado el encargo.
ii) Si el mandatario expresamente autoriza la delegación. En tal caso es preciso
distinguir:
-Cuando el mandatario designa la persona en que debe hacerse la delegación.
Si el mandatario delega en la persona designada, se extingue su mandato
y nace otro nuevo mandato entre el mandante y el delegado.
El mandatario puede ejecutar el encargo personalmente o encomendarlo
al delegado, si hace lo primero cumple con el contrato y éste se extingue de
conformidad al mismo inciso de la disposición citada y nace un nuevo mandato
65. Art. 3333C.
66. Art. 3314C.
67. S. 12 m. del 2 de Mayo de 1917, B.J.,p. 1558.
68. C. 20 de Abril de 1921, B.J.,p.3276; 1C. 26 de Septiembre de 1962, B.J.,p.555.
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ente el mandante y delegado de acuerdo con el art. 3326C. y, como
consecuencia, no
puede ser revocado por el anterior mandatario, como asimismo no se extingue
por la
muerte u otro accidente que sobrevenga a dicho mandatario.
Los actos del delegado obligan al mandante, a quien representa legítimamente.
Si la delegación se hizo a nombre del mandatario se forma un mandato
independiente
entre el mandatario y el delegado. Los actos o contratos ejecutados por éste no
dan acción contra el mandante, sino contra el mandatario. No obstante, el
mandante
podrá ejercitar las acciones a que se refiere el art. 3327C.
- Cuando el mandante no señala la persona del sustituto.
En este supuesto el mandatario debe tener el cuidado de encargar la gestión a
un
delegado que sea solvente y capaz.69
El mandatario es responsable de los hechos del delegado insolvente o incapaz,
siempre que sean notorias esas circunstancias al momento de hacerse la
sustitución,
como lo establece el art. 3313C. Por regla general, el mandatario no responde
por los
hechos del delegado, salvo en los casos de insolvencia o incapacidad.
El delegado obliga al mandante. Claro está que para que surja esta obligación,
el
delegado debe actuar dentro los límites del mandato y de los fijados en el título
de sustituci
ón, salvo que el mandante los ratifique expresa o tácitamente.
12. La autocontratación
A. Su regulación
La autocontratación o contrato consigo mismo tiene importancia práctica. No
obstante,
carece de reglamentación adecuada en la mayoría de los Códigos. Esto da pie a
que se discuta en la doctrina sobre si está prohibida o permitida. En Francia,
por ejemplo,
no se regulan en forma general. Empero, existen normas especiales que la
prohíben en
determinados casos o bien la rodean de precauciones. De aquí que la doctrina
se encuentre
dividida sobre su procedencia. La mayoría sostiene que es admisible en general
y solo se prohíbe o limita en los casos especiales establecidos en la ley. La
minoría
sostiene que esas disposiciones establecen una prohibición general y que la
autocontratación sólo es admisible en los casos que la ley lo permite.
En Alemania se prohíbe en general la autocontratación. El art. 181 del Código
Civil
alemán dice: «Un representante no puede, en tanto que otra cosa no le esté
permitido,
celebrar en nombre del representado consigo mismo en nombre propio o como
representante
de un tercero, un negocio jurídico, a no ser que el negocio jurídico consista
exclusivamente en el cumplimiento de una obligación».
69 . Art. 3313C.
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En torno a la naturaleza jurídica del contrato consigo mismo también se
encuentra dividida la doctrina. Unos no aceptan al autocontrato como fuente de
obligaciones convencionales, pues se estima que es un acto unilateral que
produce
los efectos del contrato. Dentro de esta corriente se encuentra juristas
alemanes. Otros consideran que la obligación que nace es de origen
contractual.
Por último hay quien piense que se trata de un acto híbrido que se asemeja
al acto unilateral y al contrato.
En el autocontrato una misma persona actúa ya sea como interesado directo
y representante de otra, ya sea como representante de ambas partes, o ya
sea como representante de dos patrimonios que le pertenecen. Una misma
persona,
pues, realiza el acto en la forma indicada.
Nuestro Código Civil no lo regula ni lo prohíbe en forma expresa. Se refiere
a él, ya sea:
a) Negándolo.
Los arts. 448, 446 y 2565 incs. 1 y 6C. lo prohíben. Disponen dichos artículos:
«Art. 448. «El guardador no podrá aceptar para sí mismo a título gratuito u
oneroso la cesión de ningún derecho o crédito del menor. Solo puede adquirir
ese derecho por herencia».
Art. 466. «El guardador, ni con autorización judicial, podrá comprar por sí o
interposita persona, bienes raíces del pupilo ni muebles preciosos o que tengan
valor de afectación o tomarlos en arriendo; se extiende esta prohibición a su
cónyuge y a sus ascendientes o descendientes».
Art. 2565. «No podrán adquirir por compra aunque sea en subasta pública
o judicial, por sí ni por persona alguna intermedia:
1. El guardador, los bienes de la persona o personas que están bajo su guarda.
2. El padre o madre, los de sus hijos que estuviesen bajo su patria potestad».
Excepcionalmente la prohibición del art. 466C. cesa en el caso que el
guardador,
su mujer, ascendiente o descendiente, parientes o socios, sean coherederos
o partícipes del menor.70
b) Señalándole condiciones.
i) Autorización judicial (caso de los guardadores).
70 . Art. 471C.
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De acuerdo con el art. 465C., por regla general, ningún acto o contrato en
que directa o indirectamente tenga interés el guardador, su cónyuge o
cualquiera
de sus ascendientes o descendientes, sus hermanos, sus consanguineos o
afines hasta el cuarto grado inclusive, o alguno de sus socios de comercio, podr
á ejecutarse o celebrarse sino con autorización judicial.
No obstante, como hemos visto anteriormente, el guardador, su cónyuge,
ascendiente o descendiente no podrán comprar para si o interposita persona los
bienes raíces del pupilo y los muebles preciosos o que tengan valor de afección
ni aun con autorización judicial. La prohibición es absoluta, salvo los casos de
excepción establecidos en el art. 471C.
El art. 447C. dispone que el guardador no podrá hacer el pago de sus cré-
ditos contra el menor sin la aprobación judicial.
Por otra parte, el art. 462C. dispone que el guardador podrá cubrir con el
dinero del pupilo las anticipaciones que haya hecho a beneficio de éste.
llevando
los intereses legales; mas para ello deberá ser autorizado por el Juez.
De conformidad con las disposiciones citadas tampoco existe
autocontratación, por cuanto se exige la autorización del Juez. Se exige la
voluntad
al Juez.
Esta condición no la deja operar. El guardador no puede autocontratar,
pero si puede contratar con el pupilo en la forma indicada. Confirma lo expuesto
el art. 463C. que dice que si el pupilo le fuere deudor de alguna especie raíz o
mueble, a título de legado, donación o cualquier otra, será preciso que la posesi
ón de ella se le de por el Juez.
ii) Consentimiento del mandante.
El art. 3312C. dice: «No podrá el mandatario por sí ni por interpuesta persona,
comprar las cosas que el mandante le haya ordenado vender, ni vender
de lo suyo al mandante lo que éste le haya ordenado comprar, si no fuere con
aprobación expresa del mandante.
Si tuviere encargo de tomar dinero prestado, podrá prestarlo al mismo inter
és designado por el mandante, a falta de esta designación, al interés corriente;
pero facultado para colocar dinero al interés no podrá tomarlo prestado para sí,
sin la aprobación del mandante».
La prohibición establecida en el inciso primero del artículo transcrito
desaparece
cuando el mandante autoriza expresamente al mandatario; pero tal
circunstancia
le quita el carácter de autocontrato, dándole el de contrato, por la
intervención de la voluntad del mandante y del mandatario.
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La prohibición se aplica tanto para la venta o compra de bienes muebles
como de inmuebles, ya sea que se haga privadamente o en pública subasta,
pues el referido inciso no distingue. El art. 2565 inc. 2C.dice: «No podrán
adquirir
por compra, aunque sea en subasta pública o judicial, por sí ni por persona
alguna intermedia:
2. Los mandatario, los bienes de cuya administración o enajenación
estuvieren encargado.»
En el art. 3312 inc. 2C. se prohíbe al mandatario que tome el dinero para sí
que según el mandato está destinado a ser prestado. La ley le prohíbe ser
mutuario
del mandante. No puede, pues, existir autocontratación.
En cambio si el mandante lo autoriza a recibir prestado para sí la suma
recibida, pues validamente constituirse en mutuario o deudor de su mandante.
Pero en tal caso no hay autocontrato, pues al intervenir la voluntad del
mandante
surge un contrato.
c) Permitiéndolo.
El inc. 2 del art. 3312C. permite que el mandante sea mutuamente de su
mandante por medio de la autocontratación. El mencionado inciso dice que «si
tuviere encargo de tomar dinero prestado, podrá prestarlo al mismo interés
designado
por el mandante, o a falta de esta designación el interés corriente...».
A simple vista pareciera que el art. 3319C. autoriza la autocontratación,
pero no es así. Se limita a sancionar los abusos del mandatario. Dice así: «El
mandatario debe intereses de las cantidades que aplicó a usos propios, desde
el
día que lo hizo, y de la que reste a deber, concluido el mandato, desde que se
ha
constituido en mora».
La Corte suprema ha dicho que el art. 3319C. comprende dos casos: a)
cuando el mandatario retiene una cantidad de dinero y la aplica para usos
propios,
comete un acto irregular, cuando no delictuoso y debe intereses
compensatorios, por la cual es justo que abone intereses corrientes desde la
fecha de la mala aplicación; b) cuando al rendir la cuenta resulta deuda, los
intereses los debe por la demora y, en consecuencia, deben ser los legales y la
mora no comienza con la demanda sino con la sentencia.71
B. Otros casos de autocontratación
a) Autorización del mandante.
El mandante puede autorizar expresamente al mandatario a celebrar el
acto jurídico consigo mismo. En tal caso, por ejemplo, el mandatario encargado
71 . S. 11:30 a.m. del 25 de Abril de 1929,B.J.,p.6958.
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de hipotecar, pactar una sociedad, arrendar, etc., puede hipotecarse,
arrendarse
asimismo los bienes de su mandante, o celebrar la sociedad con su mandante.
Si el mandante le ha prohibido la autocontratación y a pesar de ello la realiza,
se habrá extralimitado en sus funciones y se produce la nulidad del acto o
contrato.
b) Mandatario de dos mandantes.
El mandatario de dos mandantes puede celebrar el acto o contrato consigo
mismo, obligando así a ambos mandantes. Ejemplo:el mandatario actúa como
vendedor de un mandante y como comprador del otro mandante. Para este
supuesto
no rige el art. 3312C.
c) Mandatario y representante legal de otro.
También se sostiene que en este caso cabe la autocontratación. No se
aplicará el art. 3312C.
d) La autocontratación y el comisionista.
El Código de Comercio prohíbe la autocontratación al comisionista, a menos
que el comitente lo haya autorizado expresamente. El art. 424C.C. dice:
«Ningún comisionista comprará, ni para sí ni para otro lo que se le hubiere
mandado
vender, ni venderá lo que se le haya mandado comprar, sin consentimiento
expreso del comitente».
C. Los corredores, martilleros y la autocontratación
Los corredores y martilleros no pueden celebrar acto o contrato consigo
mismo.72
D. El acto consigo mismo en materia judicial
En materia judicial no es permitido el acto consigo mismo. La prohibición no se
encuentra regulada en forma general, pero resulta de varias disposiciones
legales.
Al art. 867Pr. dispone que habrá lugar al nombramiento de guardador ad litem,
si se
necesitare, cuando los padres del menor sujeto a patria potestad, o su
guardador, si
estuviere sujeto a guarda, no pudieren representarlo por estar en opuesto
interés, cuando
el inhábil se halle en opuesto interés con su guardador, y en el caso del art. 328
inc. 5C.
El art. 725 Pr. dispone que cuando el hijo demandare al padre se le nombrará
un
curador para la litis.
72 . Arts. 55 incs. 1 y 4 y 74 C.C.
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Por otra parte de conformidad con el art. 373Pn. cometen también prevaricato
los
abogados, procuradores, o defensores que aconsejan, representen o defienden
a ambas
partes simultáneamente, o que después de aconsejar, representar o defender a
una
parte, aconsejen, representen o defiendan a la contraria en la misma causa.
E. Aceptación de la autocontratación
Creo que en nuestra legislación, en términos generales, es permitida la
autocontratación, excepto en los casos expresamente prohibidos o cuando
represente
un peligro para el mandante, pues en el derecho privado es permitido hacer lo
que la ley
no prohíbe, en virtud del principio de la autonomía de la voluntad.
13. Rendición de cuentas
Una de las principales obligaciones que tiene el mandatario es la de rendir
cuentas
de su administración, a fin de que el mandante conozca la forma en que se
realizó la
gestión, el resultado de la misma y le restituya todo lo que ha recibido en virtud
del
mandato. El art. 3318C. dispone que el mandatario está obligado a dar cuenta
de su
administración conforme al convenio si lo hubiere; no habiéndolo, cuando el
mandante lo
pierde, y, en todo caso, al fin del contrato.
Está obligado a rendir cuentas el mandatario mercantil, civil y judicial.
Asimismo
cabe la rendición de cuentas ya sea que el mandatario haya contratado a
nombre del
mandante o a su propio nombre.
Si el mandatario celebra los actos y contratos a su propio nombre, debe
traspasar
los bienes y derechos adquiridos para el mandante y las deudas constituidas a
favor de
terceros. Por ejemplo: si dio en préstamo a su propio nombre dinero del
mandante, debe
ceder los créditos; si compra a su propio nombre las cosas que el mandante le
encarga
comprar, deberá hacer el traspaso de las mismas.
La rendición de cuentas puede ser judicial o extrajudicial. Si es extrajudicial
las partes libremente pueden pactar la forma y condiciones.
A falta de acuerdo extrajudicial, el mandante debe recurrir a la justicia ordinaria
para obligar al mandatario a rendir las cuentas. El Código de Procesamiento
Civil establece un juicio especial para rendición y examen de las cuentas.
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