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Universidad Nacional de Colombia

Departamento de Sociología
Sociología temática: Genealogía de las prácticas de sí
Estudiante: Estefanía Díaz Ramos (Cód.423850)
15 de octubre de 2015

Reflexión texto:
Marco Aurelio. (2005). Meditaciones (Tercera Edició n, pp. 73–144, 160–185). Madrid:
Cá tedra.

En el texto “Meditaciones”, Marco Aurelio plantea una serie de prá cticas/actitudes para
llevar a cabo una vida sin perturbaciones, podría decirse que una buena vida a los ojos del
autor. Antes de empezar, considero necesario resaltar la importancia que éste le brinda a
las conductas de los seres cercanos para el desarrollo de su vida; así, muchas de las
propuestas que se postulan en el texto tienen una estrecha relació n con lo que él aprendió
conversando, y observando de cerca la vida de los otros.
Esto, para retomar las virtudes que ellos y ellas le daban a conocer con su ejemplo. Virtudes
o cualidades apropiadas en el texto a manera de consejos, que comprenden un amplio
espectro de prá cticas a ejercer por los individuos sobre sí mismos.
Entre éstas se encuentran:
Vigilar el espíritu interior
No dejarse llevar por el placer o sufrimiento
No hacer nada al azar, ni con mentira o fingimiento
Aceptar lo que ocurre y se le ha asignado
Aguardar la muerte con serenidad: desprendimiento de la carne
Comprender que, según la naturaleza, nada es malo en sí.
(Marco Aurelio, 2005, p. 91)
Ahora bien, teniendo en cuenta que lo que allí se plantea puede ser considerado una
prá ctica deliberada sobre sí que genera transformació n, creo que es posible identificar una
sustancia ética -en términos de Foucault-, a partir de todo el andamiaje que Marco Aurelio
construye al plantear los postulados de una vida cercana a lo que el denomina “la
naturaleza del bien”. Esta sustancia ética a mi parecer es la razó n, o “alma racional” en tanto
que, es a través de la filosofía y de la reflexividad constante sobre sí mismo y los
pensamientos propios, que los seres humanos pueden manejar ¿controlar? las sensaciones
del cuerpo y los impulsos del alma.
Aquí encuentro también otro aspecto muy importante en los postulados de Marco Aurelio, y
es que para lograr estas virtudes que el autor plantea, los seres humanos deben tener como
pilar el autoexamen permanente sobre si se está n o no siguiendo las tareas “conforme a su
naturaleza”, a la naturaleza del hombre. Esta vigilancia sobre las acciones y deseos, es
entendida como un amor a sí mismo y al propó sito que la naturaleza le impuso al ser
humano; pues “lo que conviene al hombre también conviene a los demá s”(Marco Aurelio,
2005, p. 144) .
Así, toda acció n, por má s pequeñ a e insignificante que parezca, debe ser reflexiva y
encauzarse a un fin, evadiendo de esta manera la concepció n de azar, pues: por un lado, se
entiende que la naturaleza del todo no asignará al hombre una tarea que rompa con la
armonía tanto individual como colectiva; y por otro, se hace necesario dejar de lado la
acció n de culpar al destino o futuro por los sucesos del presente, que segú n el autor, es lo
ú nico que realmente tenemos, lo ú nico modificable y controlable, pero efímero.
Al poner en juego la categoría de efímero, se le brinda al hombre también la
responsabilidad de asumir su vida como un relato desde el presente, como un momento
puntual que hace parte del todo, pero siguiendo los flujos de transformació n del mundo y la
substancia de éste, necesita acabarse y renovarse de manera constante; ello, para generar el
tan anhelado equilibrio. Si la vida se asume desde el presente, el aguardar la muerte debe
entonces ser un acto permeado por la serenidad, la muerte aquí puede ser equiparable al
nacimiento en tanto misterio de la naturaleza, y para recibirla de la mejor manera, es
necesario actuar y no padecer, es decir vivir y actuar disciplinadamente sobre sí, en el
presente.
Esta exaltació n del alma racional, y de la razó n como sustancia ética de las prá cticas sobre sí
enunciadas por Marco Aurelio, no solo se encuentra ligada a la realizació n individual,
cerrada y personal de los hombres; aquí se afirma también que para poder “asignarse una
buena fortuna” es necesario concebir las acciones como parte de las acciones globales, los
beneficios propios como beneficios de la ciudad, y la participació n comú n como forma de
conectar lo interno con lo externo (Podría decirse, que como forma de romper con la forma
individuo como forma encierro).
Finalmente, teniendo en cuenta lo desarrollado a lo largo del texto, y entendiendo que la
razó n y el calculo sobre las acciones es lo que termina por regir los comportamientos
aconsejados por Marco Aurelio, pero que la regulació n de las acciones, pensamientos y
sensaciones del ser humano sobre sí, se encuentran directamente relacionadas con las
disposiciones de la naturaleza del todo; me pregunto cuá les son los riesgos/consecuecias, a
los que que puede conllevar la priorizació n del alma racional sobre lo sensible, a la hora de
concebir el ser humano como un ser compuesto por dos unidades: la mente y el cuerpo,
para el cual, la segunda unidad queda relegada a las disposiciones de la primera.
¿Será posible entender por completo la naturaleza del todo ú nicamente desde la razó n?

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