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Licenciatura en obstetricia.

Introducción a la disciplina obstétrica

Trabajo práctico n° VI

Derecho
Bioética
Género
02/10/2019

Alumnas: Aguirre Carolina, Amarilla Agustina, Barrientos Paloma, Belotto Liz, Bianchi
Jimena, Ferrer Gomez Daniela, Frenkel Vera, Mazza Camila, Morel Micaela

Docente: Zaibac María


Introducción.
El siguiente trabajo intentará relacionar los siguientes tres conceptos: derecho, bioética y género. Para ello
primero decidimos hacer algunas definiciones previas para entender qué estamos diciendo cuando hablamos
de cada término.

Por otra parte también hacemos una breve historia de las ideas sobre moral y bioética, y en ese marco
mencionamos los antecedentes más importantes acerca del consentimiento informado.

Luego, vamos a tratar de reunir las cuestiones de género y el marco legal que se aplica a dichas cuestiones.
En tal direccion, decidimos hablar de ESI, ILE, Parto Humanizado, violencia obstétrica y otras legislaciones
que nos incumben; especialmente la ley 17132 y el actual debate en torno al proyecto de ley que pretende
actualizarla.

Finalmente decidimos compartir con el curso un video hecho en base al último festival realizado en
Congreso, promovido desde el centro de estudiantes de nuestra carrera.

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Definiciones previas
Derecho Conjunto de principios y normas que regulan las relaciones humanas en toda sociedad. Su carácter
y contenido está basado en las relaciones sociales en un determinado lugar y tiempo.

El derecho objetivo refiere al conjunto de normas que, por una parte, otorgan derechos o facultades y, por
otra, establecen o imponen obligaciones.

El derecho subjetivo es la facultad que tiene un sujeto para ejecutar un acto con determinada conducta o
abstenerse de ella, o para exigir de otro sujeto el cumplimiento de su deber.

Moral, ética y bioética: Definimos a la moral como un conjunto de comportamientos aceptados como
válidos por los miembros de una sociedad, que se transmiten de generación en generación (lo cual no implica
que no sean susceptibles de ser modificados con el tiempo) junto con otras costumbres y normas sociales. Y
tiene como objetivo mejorar la tendencia de las cosas que vayan mal o por mal camino.

Por otro lado la ética, es la parte de la filosofía que trata de la moral y obligaciones del hombre.

La ética y la moral son conceptos muy relacionados que a veces se usan como sinónimos. Pero la
diferencia radica en que la ética implica una reflexión más filosófica y abstracta sobre las razones que
convierten en válidos a estos comportamientos socialmente aceptados.

La ética contemporánea (siglo XX) se suele dividir en tres niveles:

1. Metaética: estudia el origen, naturaleza y significado de los conceptos éticos

2. Ética normativa: regula la conducta humana.

3. Ética aplicada: estudia la aplicación fáctica de las teorías éticas. Dentro de esta categoría
encontramos a la Ética Médica.

La ética médica se conoce como un sistema de principios morales que se aplican en la práctica clínica y en
investigaciones que involucren la vida humana.

El acoplamiento de las disciplinas (ética y medicina) dió lugar a la creación de una nueva disciplina
científica: la bioética, que se define como el estudio sistemático de la conducta humana en el área de las
ciencias de la vida y del cuidado de la salud. Dicha conducta es examinada a la luz de los siguientes valores
y principios morales:

 Prudencia

 Respeto

 Autonomía

 Beneficencia

 No maleficencia

 Justicia

Género: Refiere a la construcción social y cultural que se organiza a partir de la diferencia sexual
(hombre/mujer). Supone definiciones que abarcan tanto la esfera individual, incluyendo la construcción del
sujeto y el significado que una cultura le otorga al cuerpo; como la esfera social, que influye en la división del
trabajo, la distribución de los recursos y la definición de jerarquías y relaciones de poder entre hombres y
mujeres

El género es, por definición, un concepto multidisciplinar, que no es homogéneo: está atravesado por otras
categorías sociales, como la etnia, la pertenencia a una clase social, a una comunidad religiosa, a un estrato

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económico, y obviamente a un determinado momento de la historia. Todas estas características impactan en
el modo de existir y se traducen en determinadas condiciones de vida, en la forma de ser y vivir.

La construcción social del género incumbe relaciones desiguales de poder que se manifiestan en todas y
cada una de las esferas de la vida, desde las más privadas hasta las más públicas. También en todas las
esferas las construcciones de género dictaminan cómo son y deben ser mujeres y hombres –en un círculo
vicioso que parece retroalimentarse hasta el infinito–

Perspectiva de género: Es la herramienta que tenemos para reflexionar, problematizar y deconstruir los
mandatos socialmente adjudicados y revisar estereotipos del ser “varones” y “mujeres”, promoviendo
cambios tendientes a garantizar la igualdad de derechos y responsabilidades entre los distintos sexos.

Sexo: refiere a las características puramente biológicas que definen a los seres humanos en tanto hembra y
macho.

Sexualidad: es el modo humano de ser y habitar el propio cuerpo desde los comienzos de la vida; es la
manera de vincularse con otros, de experimentar y transmitir placer, ternura, amor, erotismo, de constituirse
como sujeto sexuado en cada momento vital, teniendo en cuenta determinadas condiciones históricas y
contextos de existencia; de posicionarse en el marco de relaciones de poder entre sujetos, tanto en espacios
públicos como privados o íntimos.

Decir sexualidad es decir identidad, vivencias, emociones, es también decir represiones y mandatos, es decir
placer y responsabilidad, es el modo en que las personas experimentan el cuerpo en las diferentes etapas de
su vida. Es sobre todo una construcción que las personas hacen en el encuentro con otros; por lo tanto
nacemos con sexo y nos hacemos sexuales en una cultura determinada, en un tiempo determinado, en un
grupo social determinado.

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Breve historia de la ética médica.
Nació de la teología moral trasladada al terreno de la medicina.

La idea de una ética médica existe desde los tiempos precristianos. Hipócrates, nacido en el año 460 a.C en
Grecia, habló de los deberes éticos de los médicos y los plasmó en lo que se conoce como el juramento
hipocrático. Es un juramento en que los médicos se comprometen a actuar ética y honestamente con sus
pacientes.

El primer código de ética data del siglo V. A éste siguieron escritos de médicos musulmanes y pensadores
judíos como Maimónides, y escolares católicos como Santo Tomás de Aquino.

Ya para fines del siglo XVIII, la ética médica se encontraba más estructurada. El inglés Thomas Percival
publicó en 1794 un código de ética en que aparecieron los términos de ética y jurisprudencia médicas.
Actualmente, hay autores que consideran que el código de Percival sobreprotegía al médico.

Luego, en 1815, el parlamento inglés propuso la primera ley que exigía una enseñanza formal de medicina y
planteaba una reglamentación ética de la profesión médica.

En 1847, la American Medical Association adoptó su primer código ético inspirado en la ética médica católica,
pero que sufrió cambios y reconfiguraciones en el siglo XX (décadas 60 y 70) utilizando un enfoque más
liberal.

A partir de entonces, la ética tiene una importancia creciente en la medicina contemporánea, lo cual ha
llevado a la creación de comités de ética institucionales que se encargan de evaluar y vigilar cualquier
experimento en que participan seres humanos.

Consentimiento Informado (C.I.)


Es la regla ética que modela la responsabilidad médica, en base a la aplicación armónica de los principios de
dignidad, respeto por la autonomía y confianza de las personas.

Para que el consentimiento informado sea válido, debe cumplir con los criterios de voluntariedad,
información suficiente y competencia. Esto consiste en la explicación a un paciente atento y mentalmente
competente, de la naturaleza de su enfermedad así como el balance entre los efectos de la misma y los
riesgos y beneficios de los procedimientos terapéuticos recomendados. De esta manera, el/la profesional
puede solicitar la aprobación del/la paciente para someterse a dichos procedimientos.

El C.I. tiene dos funciones:

 Proteger al paciente y/o al sujeto de investigación de posibles daños.

 Proteger las elecciones autónomas.

A su vez el concepto de C.I. también puede entenderse en dos sentidos:

 Como autorización autónoma de la persona para la intervención médica o investigación clínica.

 Como norma legal o requisito institucional.

Como ejemplo de estas funciones podemos hacer una revisión de todos los antecedentes que se mencionan
a continuación, y veremos que en todos los casos se hace mención explícita acerca del derecho que todas
las personas tienen en tanto sujetos de derecho per se, y en tanto usuarias de los servicios de salud; a ser
informadas y en base a esa información decidir dar o rechazar el consentimiento.

Principales antecedentes.
El consentimiento informado se fue gestando tímidamente en el tiempo, hasta adquirir la entidad y la
trascendencia que hoy posee.

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Cabe, entonces, citar algunas de las normas éticas y jurídicas más relevantes (tanto nacionales como
internacionales) que prepararon el terreno para la entrada en escena del CI.

 Código de Núremberg. (1947)

Fue el primer Código internacional de ética de la investigación.

Desde el comienzo de la Segunda Guerra Mundial se realizaron, en Alemania y en los países ocupados,
experimentos médicos en gran escala sobre ciudadanos no alemanes, tanto prisioneros de guerra como
civiles, incluidos judíos y personas "asociales". Tales experimentos fueron ordenados, aprobados y
permitidos bajo normativa y planeamiento del partido nazi.

Como respuesta a estos hechos aberrantes, al final la II Guerra Mundial, se enjuició y castigó a aquellos
médicos acusados de realizar experimentos atroces con seres humanos, bajo las siguientes pautas
establecidas en el Código: :

1. Es absolutamente esencial que el sujeto humano otorgue consentimiento voluntario para formar parte de
cualquier experimento.
2. El experimento no debe ser de naturaleza aleatoria o innecesaria: debe realizarse con la finalidad de
obtener resultados fructíferos para el bien de la sociedad, que no podrían obtenerse de ninguna otra manera.
3. La experimentación con animales debe preceder a la experimentación con sujetos humanos.
4. Se debe evitar toda lesión y sufrimiento físico y mental innecesarios.
5. No se debe realizar ningún experimento si existen razones para creer que podría provocar la muerte o
alguna discapacidad.
6. El grado de riesgo para las personas nunca debe ser mayor a la importancia humanitaria del problema.
7. Los riesgos para las personas deben minimizarse mediante preparativos adecuados.
8. Los experimentos deben ser realizados sólo por investigadores científicamente calificados.
9. Las personas siempre deben tener la libertad de abandonar los experimentos.
10. Los investigadores deben estar preparados para terminar el experimento en cualquier etapa si existen
razones para creer que la continuación del experimento podría causar lesiones, discapacidad o la muerte del
sujeto humano.

 Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH). (París, 10/12/1948).

Proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, y elaborada por representantes de todas las
regiones del mundo con un ideal común para todos los pueblos y naciones. La Declaración establece, por
primera vez, los derechos humanos fundamentales que deben protegerse en el mundo entero : fraternidad,
igualdad, derecho a la vida, a la no violencia, libertad, no esclavitud igualdad ante la ley, principio de
inocencia, circulación libre por cualquier territorio, derecho a una nacionalidad, propiedad, libertad de
pensamiento y expresión, seguridad social.

 Declaración de Ginebra. (Ginebra, 1948).

El texto tiene como finalidad principal crear un nuevo documento que cumpla la función que tuvo el texto
hipocrático en el momento de su creación: una base moral para todos los médicos, sobre todo considerando
la experiencia de la Segunda Guerra Mundial.

 Declaración de Helsinki.(1964).

Desarrolla los diez puntos del Código de Núremberg y a ellos les suma la Declaración de Ginebra.

 Declaración de Derechos del Paciente. Asociación Americana de Hospitales (1973).

Atención médica de buena calidad, libertad de elección, autodeterminación, representación legal,


información, secreto, educación sobre la Salud, dignidad, privacidad, alivio, asistencia religiosa. El paciente
debe participar en las decisiones al máximo que lo permita su capacidad.

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 Declaraciones de la UNESCO sobre genoma humano, datos genéticos humanos y Bioética y
derechos humanos.

 Ley N° 17.132 “de ejercicio de la Medicina, odontología y actividades de colaboración de las


mismas” (1967).

Este último caso tiene especial interés para nosotras puesto que (al margen de establecer como un deber el
respeto a la voluntad del paciente), establece nuestros derechos y obligaciones en tanto profesionales de la
salud, y determina nuestro rol dentro del equipo de salud como “colaboradoras de las/los médicos”.

En este sentido no podemos dejar de mencionar la situación actual del proyecto de Ley que pretende
actualizar lo establecido en la ley de 1967.

A continuación, se desarrollan algunos puntos a tener en cuenta y sobre los cuales es necesario generar
instancias de debate como los que actualmente se promueven desde los centros de estudiantes de la
carrera, o la dirección de la carrera, por ejemplo.

Sobre la ley N° 17132 y el actual Proyecto de reforma.


La ley 17132, -vigente aún hoy - configura formalmente el ejercicio de las obstétricas como actividad de
“colaboración” de la medicina.

Se sancionó en un contexto histórico marcado por una acentuada inestabilidad política, la imposición de
dictaduras de larga duración y una creciente violencia en el marco de la Guerra Fría (1947-1991), y el
surgimiento de la juventud como sector social y cultural diferenciado. Para esa fecha el presidente de facto
Juan Carlos Onganía, desplegó una violación desmesurada a los derechos humanos.

En la actualidad, con el dictamen favorable de la Cámara de Diputados el pasado 24 de abril, el proyecto


basado en principios de integridad, bioética, idoneidad, equidad, colaboración, y solidaridad; jerarquiza el rol
de las parteras. Es el séptimo intento en 13 años, de sincerar las funciones que las/los Licenciadas/os en
Obstetricia tienen en los equipos de salud.

Un documento oficial indica que atendemos el 87% de las demandas de salud sexual y reproductiva, materna
y neonatal en el país. Eso alcanza la consejería sobre métodos anticonceptivos para prevenir el embarazo no
planificado en la adolescencia.

Por eso, con el nuevo proyecto se insta a habilitar legalmente a las/los Obstétricas/os a intervenir más allá
del momento del parto, para asesorar e indicar, colocar y retirar métodos anticonceptivos, prescribir
medicamentos de uso obstétrico, solicitar estudios de laboratorio y por imágenes, indicar las vacunas
recomendadas según la edad y durante el embarazo, pesquisar las infecciones de transmisión sexual y el
cáncer de cuello uterino para la derivación oportuna a los especialistas, atender los embarazos de bajo riesgo
durante toda la gestación y promover la lactancia materna, entre otras incumbencias.
Esta propuesta de modificación no hace más que darle entidad legal a lo que las/los Licenciadas/os hacen en
la práctica todos los días, y promete ampliar el acceso de las personas a sus derechos sexuales y
reproductivos.
Creemos que oponerse a este proyecto es desconocer el desarrollo pleno de una profesión y, es posible, que
esa oposición solamente responda a intereses corporativos y de lucro.
En este sentido no debemos olvidar que la media sanción obtenida en diputados en el mes de abril de este
año, fue uno de los requisitos para el desembolso del primer préstamo mundial para “impulsar políticas de
género”.
Dentro de los compromisos que debe cumplir nuestro país se encuentra la implementación efectiva de la ESI,
la aprobación de la Ley de ejercicio profesional de la Obstetricia y el fortalecimiento de políticas para el
acceso a la interrupción legal del embarazo.

Educación sexual Integral (ESI, 2006).

La Ley de Educación Sexual Integral (ESI.) N° 26.150 data del año 2006. Tiene como objetivo garantizar ESI
de todos los niños, niñas y adolescentes. El artículo 1 de la ley establece que:

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“Todos los educandos tienen derecho a recibir educación sexual integral en los establecimientos educativos
públicos, de gestión estatal y privada de las jurisdicciones nacional, provincial, de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires y municipal. A los efectos de esta ley, entiéndase como educación sexual integral la que
articula aspectos biológicos, psicológicos, sociales, afectivos y éticos”.

Luego, en base a tales propósitos se creó en 2008 el “Programa Nacional de Educación Sexual Integral”
que propone:

 Sensibilizar sobre la importancia de prevenir el embarazo no intencional en la adolescencia (ENIA)

 Potenciar el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos en la adolescencia.

 Brindar información sobre salud sexual y reproductiva y métodos anticonceptivos en forma gratuita
en los servicios de salud.

 Fortalecer políticas para la prevención del abuso, la violencia sexual y el acceso a la interrupción
legal del embarazo según el marco normativo vigente.

Todo ello con una mirada integral, para garantizar los derechos de los y las adolescentes a:

 Acceso gratuito a métodos anticonceptivos

 Educación sexual integral y asesorías en las escuelas

 Consejería en salud sexual y reproductiva

 Actividades de promoción comunitarias

Así mismo, en este marco, en 2009 se redactaron los “Lineamientos Curriculares para la Educación
Sexual Integral”.

Este documento está dirigido a las/los educadoras/os y busca construir de respuestas eficaces a
situaciones de vulneración de derechos como lo son la violencia, el abuso y el maltrato hacia niños,
niñas y adolescentes, e implementar medidas de protección y reparación para atender a estos
problemas.

Está pensado y orientado a respetar la identidad de los niños, niñas y adolescentes; y explica que la
sexualidad no se limita a un aspecto físico y que debe contemplarse la manifestación emocional de cada
persona.

Contempla a las personas LGBTIQ, promoviendo en los alumnos y alumnas la valoración de las personas
independientemente de su apariencia, identidad y orientación sexual.

En base a lo que establecen estos programas y lineamientos, podemos pensarnos y reconocernos como
parte necesaria y activa del proceso de construir salud sexual y reproductiva, para garantizar una sexualidad
sana, libre y plena. En nuestras manos tendremos todas las herramientas para transmitir la información
acertada en los momentos adecuados, y acompañar los procesos de aprendizaje de niños, niñas y
adolescentes. Lo podemos hacer desde la consejería en anticoncepción, para prevenir embarazos no
deseados; desde la promoción del autocuidado y el cuidado de los/las otros/as; desde el acompañamiento y
la transmisión de información veraz.
Es una responsabilidad muy grande, y para ello primero es necesario conocer, estar al tanto de los
conceptos, generar una idea del tipo de población con la que trabajaremos el dia de mañana; y tener
presente constantemente un accionar basado en valores éticos y morales. Ello implica estar a la altura de las
circunstancias, capacitarse, y proyectar qué tipo de profesional queremos/deberíamos ser.

ILE (Interrupción legal del embarazo).

En Argentina toda mujer, niña, adolescente y, en general, toda persona con capacidad de gestar, tiene
derecho a solicitar una interrupción legal del embarazo que cursa según los mismos estándares de calidad
que el resto de los servicios de salud, cuando:

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• el embarazo representa un peligro para la vida de la mujer y este peligro no pueda ser evitado por
otros medios;
• el embarazo representa un peligro para la salud de la mujer y este peligro no pueda ser evitado por
otros medios;
• el embarazo proviene de una violación;
• el embarazo proviene de una violación sobre una mujer con discapacidad intelectual o mental.
La realización de ILEs debe guiarse fundamentalmente por el principio de autonomía. Todas las actitudes y
prácticas de las/los profesionales de la salud deben estar destinadas a que, en base a información veraz,
adecuada y completa; la mujer pueda tomar la mejor decisión posible para ella.
Debe respetarse el derecho de la persona de decidir sobre las cuestiones relacionadas con su cuerpo, su
salud y su vida. Las/los médicas/ os tienen la función pública y el rol ético de cuidar la salud de las personas
sin decidir por ellas sobre sus conductas íntimas y personales. Este principio es la base del secreto médico.

Otros principios que guían la atención de ILEs son:

Accesibilidad: No deben interponerse obstáculos médico-burocráticos o judiciales para acceder a la


prestación de una ILE, ya que ponen en riesgo la salud de quien requiere la práctica.
No judicialización: La interrupción debe ser practicada por el equipo de salud sin intervenciones adicionales
innecesarias, sean médicas, administrativas o judiciales. Judicializar significa dar intervención de cualquier
forma a organismos judiciales o policiales, dando estado público a una situación privada y confidencial de
quien acude al servicio de salud.
Confidencialidad: Es derecho de la mujer que toda persona que participe en la elaboración o manipulación
de la documentación clínica guarde la debida reserva.
Privacidad: Los servicios donde se lleven a cabo procedimientos de ILE deben respetar la privacidad de las
mujeres durante todo el proceso. Esto incluye, por lo menos, la adecuación de los espacios donde se
practiquen.
Celeridad/rapidez: A las mujeres que soliciten o requieran que se les realice una ILE se les debe garantizar
una atención ágil e inmediata. Las instituciones en las cuales se practique deberán prestar toda la
colaboración necesaria para que el proceso de atención integral sea brindado lo más pronto posible.
Transparencia activa: Los profesionales de la salud y las autoridades públicas tienen la obligación de
suministrar toda la información disponible de forma dinámica y a lo largo de todo el proceso de atención,
sobre aborto seguro y prácticas que pongan en riesgo la salud o la vida de la persona. Esta información
puede circular en cualquier ámbito, sin que esto constituya un delito. Asimismo, tienen derecho a recibir
atención médica después de una interrupción del embarazo, haya sido legal o ilegal.
Sin embargo, hay que reconocer y tener presente que muchas veces estos derechos no son respetados por
el personal de salud. De esta manera, aquella persona que recurre a la instancia de una ILE, y se le es
negada; se ve doblemente vulnerada: en primera instancia porque pudo haber sido violada, o pudo no tener
acceso a información sobre anticoncepción, o porque vive en un contexto social vulnerable; y en segunda
instancia porque esa persona que es el /la profesional de salud le niega su derecho incumpliendo
gravemente la normativa al respeto, y la mayoría de las veces dejándose guiar por su juicio personal.
Sin ir más lejos, a principios de este año Médicos del hospital Materno Infantil Quintana de la provincia de
Jujuy, negaron el acceso a una niña de 12 años que cursaba un embarazo producto de una violación. Luego
de 24 semanas de gestación, el 18 de enero se le practicó una cesárea y la bebé terminó muriendo.

Este terrible caso es sintomático de la violación sistemática de los derechos sexuales y reproductivos de las
mujeres y las niñas por parte de las autoridades argentinas, que silencian sus voces y les niegan su
autonomía. Una y otra vez, vemos negar por toda Argentina estos derechos básicos, incluso cuando están
protegidos expresamente por normas internacionales

Entonces, ¿Qué opinión nos merece este tipo de hechos? ¿Cómo nos posicionamos? ¿Cómo lo
enfrentamos? ¿Desde qué lugar? ¿Qué consideraciones éticas caben?

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Datos que alarman: ENIAs
De acuerdo a los datos oficiales publicados por la Dirección de Estadística e Información de Salud (DEIS),
en el transcurso del año 2016 nacieron 2419 bebés vivos de niñas menores de 15 años, y 96.905 de
adolescentes de entre 15 y 19 años. En el año 2017, tuvieron lugar 2493 nacimientos producto de embarazos
de niñas menores de 15 años, y 91586 de adolescentes comprendidas entre los 15 y los 19 años. ⅕ de estas
madres adolescentes han tenido anteriormente uno o más hijos.

En el caso de las niñas menores de 15 años se estima que el 80% de los embarazos son producto de
violencia sexual la mayoría de los cuales ocurren en el ámbito intrafamiliar o en círculos cercanos a las
víctimas.

Las tasas de fecundidad temprana son mucho más elevadas en las provincias del norte del país, como
Tucumán, Salta, Jujuy, Santiago del Estero, Formosa, Chaco, Misiones, Corrientes.

Incluimos estos gráficos que nos permiten visualizar más claramente la relación existente en embarazo y
adolescencia, adolescencia e ILE; y adolescencia/muerte materna .

Ley de parto humanizado vs Violencia obstétrica.


La Ley Nacional N° 25.929 “de Derechos de Padres e Hijos durante el Proceso de Nacimiento”, más
conocida como Ley de parto Humanizado, habla sobre los derechos que tiene la madre y su pareja durante el
embarazo, el parto y el puerperio, y su hijo/a recién nacido/a.

A saber:

Sobre los derechos de la madre en relación al embarazo, el trabajo de parto, parto y posparto:

 Derecho a ser informada sobre las intervenciones médicas a fin de poder optar libremente cuando
existan distintas alternativas.

 Derecho a ser tratada con respeto y a que se proteja su intimidad.

 Ser considerada un persona sana, protagonista de su embarazo.

 Derecho a poder elegir un parto natural y evitar prácticas invasivas y medicamentos injustificados.

 Ser informada en todo momento sobre la evolución del parto.

 No ser sometida a exámenes o intervenciones para investigación sin su consentimiento.

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 Poder estar acompañada.

 Tener a su hijo/a al lado.

 Ser informada sobre los beneficios de la lactancia, los cuidados para sí misma y del recién nacido,
así como también de los efectos adversos del tabaco, el alcohol y las drogas.

Sobre los derechos del padre y la madre con respecto a la persona recién nacida en situación de riesgo:

 Recibir información comprensible, suficiente y continua sobre la salud, tener acceso a su hijo/a, dar el
consentimiento para exámenes e intervenciones, y tener acceso a información sobre los cuidados
especiales que requiera el recién nacido.

Y con respecto a la persona recién nacida:

 Ser tratado de forma respetuosa y digna.

 Ser identificado.

 No ser sometido a exámenes o intervenciones para investigación sin el consentimiento de los padres.

 Ser internado junto con su madre.

 Que sus padres reciban información acerca de sus cuidados.

Por su parte, antes de proseguir tenemos que precisar a qué nos referimos cuando hablamos de violencia
obstétrica: es aquella que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos -
entendidos como una parte de la sexualidad- de las mujeres. Constituye una de las tantas formas de
violencia y discriminación que sufren las mujeres y es producto de la intersección de otros tipos de violencias
y vulneraciones: violencia de género, violencia institucional en el ámbito de la salud, vulneración de derechos
sexuales y reproductivos, entre otros. Puede afectar a la mujer y a su hija/o durante el embarazo, el parto o el
post parto.

Es importante saber que no solo se refiere a una negligencia en el accionar del proceso fisiológico sino que
también comprende todas aquellas acciones que atenten a la humanización de la madre y su hijo/a, es
importante respetar las valoraciones personales y darle lugar a la mujer de ser protagonista.

La Ley N° 26.485 “de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las
mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales”, primero define claramente
qué se entiende por violencia contra las mujeres: toda conducta, acción u omisión, que de manera directa
o indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado, basada en una relación desigual de poder, afecte
su vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, como así también
su seguridad personal. Quedan comprendidas las perpetradas desde el Estado o por sus agentes. Y se
considera violencia indirecta, a los efectos de la presente ley, toda conducta, acción omisión, disposición,
criterio o práctica discriminatoria que ponga a la mujer en desventaja con respecto al varón.

Luego, define como violencia obstétrica a la que ejerce el personal de salud sobre la mujer, expresada en
un trato deshumanizado con respecto a la atención del embarazo, parto y posparto; y en una excesiva
medicalización y patologización de los procesos fisiológicos naturales.

A continuación compartimos algunas estadísticas y datos que fueron elaborados por la Comisión Nacional
Coordinadora de Acciones para la Elaboración de Sanciones de la Violencia de Género (CONSAVIG),
que son interesantes para, primero, tener nociones acerca de la problemática que tenemos ante nuestros
ojos; y segundo, para a partir de allí pensar, diseñar y evaluar posibles medidas que tiendan a disminuir estos
valores.

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CONCLUSIÓN.

Los hechos, demuestran que la violencia de género existe, y que afecta directamente sobre las mujeres y
sobre cualquier disidencia que no se ajuste a los marcos que el patriarcado impone -históricamente- sobre lo
que “es válido” o “inválido”.
Las raíces de las desigualdades que el modelo patriarcal impone, se pueden observar en diferentes ámbitos
de la vida. En lo que a nosotras compete -el área de la salud-, este régimen despliega toda su violencia de la
mano del modelo médico hegemónico: es evidente la estrecha relación entre ambos.
La relación de tres conceptos tan complicados, y abarcativos,(derecho, género y bioética) puede ser
concebida desde dos puntos de vista: hacer un análisis pensándonos como futuras Profesionales Obstétricas
(y la responsabilidad que ello implica en el marco del actual contexto histórico-político-económico y social-);
pero también como usuarias de los servicios de salud.
Es importante reconocer que las leyes se modifican con el tiempo y eso se debe a que la sociedad va
cambiando y somos nosotros quienes tenemos que promover ese cambio basado en el empoderamiento de
la mujer y la humanización, para romper con el poder hegemónico medicalizado y la desigualdad de género.
Hay que visibilizar la violencia obstétrica con el fin de optimizar nuestra labor y sobre todo combatir la
desigualdad ligada al género en una sociedad patriarcal.
Nuestra ética y moral tiene que estar del lado de la mujer y su dignidad, debemos poder acompañar y asistir
su embarazo de manera positiva dejándoles una buena experiencia que no afecte a sus libertades y deseos.
Entendemos que el consentimiento informado y las leyes que respaldan a la mujer en una de sus etapas más
vulnerables, como lo es el parto; y que regulan al equipo médico (ya sean médicos obstetras, obstétricas o
enfermeras) son necesarias. Pero más necesario es que se respeten para atribuirle al parto un entorno
saludable, pacífico y en que la mujer se sienta empoderada, capaz de su propia habilidad natural de parir.
Desde hace tiempo se le asignó a la mujer y al parto un contexto de dolor obligado, una intervención
excesiva naturalizada, despojando a la madre de sus propias vivencias dejando de manifiesto la relación
desigual de poder que existe entre la figura del médico y la persona que recurre a éste para su
asistencia/consejería/asesoramiento.
“Te va a doler”. “Quería abrazarlo apenas nació pero se lo llevaron”. “Yo no quería parir acostada pero me
obligaron”. “Acá el que sabe es el doctor”. Son algunos de los dichos que se escuchan a diario a pesar de ya
existir la Ley Nacional 25929 de Parto Humanizado, por ejemplo.
Alguna de estas son las expectativas e ideales con las que una persona gestante ingresa a la sala de parto, y
entran en conflicto con miradas, formas y prácticas que muchas veces atentan con su salud (en vez de
procurarla) y que se han llevado a cabo a lo largo del tiempo en los centros de Salud en Argentina.
Es un camino largo el que se recorrió para llegar a estas leyes y fue mucho en lo que se mejoró el contexto
en el que se vive hoy el parto pero seguimos esperando y luchando para que se sigan mejorando la formas
en las que se aborda el parto en la Argentina.
Nosotras somos ese cambio, queda por delante el desafío de construirlo día a día desde nuestro lugar,
nuestra reflexión, nuestro vínculo con toda la comunidad, y pensando con qué valores éticos y morales guiar
nuestro camino y nuestro trabajo, en el marco de una sociedad cambiante, con nuevos desafíos, con nuevas
complejidades, con nuevo paradigmas.

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