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Dentro de esta sección de “Libros clave”, tratamos de hacer

referencia y recordar aquellas obras filosóficas –o no filosóficas, pero


sí de pensamiento, y de cuya lectura podemos extraer alguna enseñanza
que sí lo sea– que han tenido un impacto considerable en la historia de la
humanidad. El libro La riqueza de las naciones es probablemente uno de los
más importantes y decisivos de la historia. El libro de Smith ha repercutido
en la forma de vida de nuestra sociedad como muy pocos lo han hecho y, a
pesar de ello, buena parte de la población que vive bajo sus tesis no lo
conoce.

Lógica, derecho, economía…

Adam Smith (1723-1790). Economista político y


filósofo escocés. Google Art Project.jpg/Galería Nacional de Escocia. Imagen de dominio
público distribuida por Wikimedia Commons.
Adam Smith nació en Kirkaldy (Fileshire, Escocia) en 1723. Joven
inteligente, dio sus primeros pasos como profesional en las universidades
de Oxford (cuya educación no despertó gran entusiasmo en él) y
Edimburgo, antes de acceder a un puesto de profesor titular en la
Universidad de Glasgow, dentro de la especialidad de lógica. Las nociones
de lógica no eran el único campo en que destacaba, por lo que, años más
tarde, pasaría a ostentar la cátedra de filosofía moral, que englobaba
materias teológicas, de derecho, economía política y ética. Es en estas dos
últimas en las que Smith escribiría su nombre para la historia gracias a sus
revolucionarias tesis.

En la universidad, Smith, que tenía fama de inteligente pero


también de despistado y agradable, entró en contacto con
representantes de la cultura y las ciencias de Escocia. Entre muchos
otros, trabó amistad con el filósofo escocés por antonomasia: David
Hume, uno de los más grandes empiristas que han existido. La amistad con
Hume fue especialmente fructífera y cercana, influyéndose ambos
mutuamente en sus escritos posteriores. La primera de esas obras, en el
caso de Smith, fue su Teoría de los sentimientos morales, libro de
extraordinaria calidad que, no obstante, ha quedado relativamente
ignorado frente al éxito histórico de La riqueza de las naciones.

Entre las amistades de Adam Smith destaca la que mantuvo con el


empirista David Hume

Tras años como profesor universitario, requerirá de los servicios de


Smith Charles Townsend, quien fuera responsable fiscal de las colonias
inglesas. Townsend buscaba un tutor de renombre para su hijastro, el
Duque de Buccleuch, y pensó en Adam Smith como una buena opción
dados sus conocimientos y trayectoria. Smith renunció a su trabajo en
Glasgow y se trasladó a Toulouse, Francia, donde comenzaría la redacción
del libro que nos ocupa: Una investigación sobre la naturaleza y causas de
la riqueza de las naciones. No vería la luz hasta 1776.

Aunque la obra no tuvo un éxito inmediato, poco a poco fue


ganándose el interés del público, hasta que su sistema acabó
convirtiéndose la piedra angular del desarrollo y la riqueza de Occidente.
Para 1790, cuando le llegó la hora de morir a Adam Smith, su fama había
traspasado fronteras y fue colmado de honores.

Aunque cercano y bondadoso, Smith fue una persona introvertida, y aún


quedan algunas lagunas respecto a su vida y personalidad, siendo
probablemente el mayor misterio su decisión, al morir, de que fueran
quemadas todos sus borradores y manuscritos.

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