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Edgar Morin en su libro Los siete saberes necesarios para la educación del futuro,
específicamente en el capítulo relacionado con los principios de un conocimiento
pertinente plantea ciertos interrogantes tales como: ¿cómo lograr el acceso a la
información sobre el mundo y cómo lograr la posibilidad de articularla y
organizarla? ¿Cómo percibir y concebir el contexto, lo Global (la relación
todo/partes), lo Multidimensional, lo Complejo?
Expone el autor en este acápite que a “este problema universal está enfrentada
la educación del futuro porque hay una inadecuación cada vez más amplia,
profunda y grave por un lado entre nuestros saberes desunidos, divididos,
compartimentados y por el otro, realidades o problemas cada vez más poli
disciplinarios, transversales, multidimensionales, transnacionales, globales,
planetarios”1
1
Morín, Edgar Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Publicado en octubre de 1999 por
la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura - 7 place de Fontenoy -
75352 París 07 SP – Francia. Pag 22
que desde la epistemología de la complejidad propone un cambio radical en el
paradigma dominante en la forma de acceder al conocimiento
Para Morín, una sociedad cada vez más compleja, gracias al entramado de
relaciones de carácter económico, político, religioso, cultural y social que se
establecen entre individuos, organizaciones y naciones, necesita independizarse
de ese paradigma reduccionista que ha caracterizado tradicionalmente la ciencia y
la educación occidental, liberarse de ese “paradigma de simplificación” que nos
enseñó a conocer dividiendo, separando, antagonizando. y apostar por una nueva
concepción que ponga énfasis en la totalidad y no en la división simple de los
fenómenos, que supere la fragmentación de los objetos a investigar y privilegie la
interacción entre los mismos y el contexto
Morin explica con un ejemplo su pensamiento complejo. Tiene que ver con el
hombre. Si bien es cierto que el hombre es un ser biológico, también es un ser
psicológico, cultural, en tanto vive inmerso en un mundo de relaciones que
establece consigo mismo, con los demás y con el mundo que lo rodea. El
paradigma del pensamiento simplificador, con el fin de entender la complejidad del
hombre, nos lleva a contemplar su estudio por partes, por separado, omitiendo
que el hombre es una totalidad, en la que cada dimensión tiene y recibe influencia
de la otra.
Este enfoque involucra una invitación a superar las fallas imperantes del
tradicionalismo, la falta de creatividad, olvidar las potencialidades que tienen,
para un aprendizaje verdaderamente significativo, los fenómenos emergentes, los
errores, el despliegue de las subjetividades individuales y colectivas dentro de los
nuevos escenarios educativos y en sus contextos.