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Idealismos Necesarios

En el hombre hay más cosas dignas de admiración que de desprecio-Albert Camus

-Por fin volviste…¿Qué es eso?-

Mateo se había subido al automóvil con dos vasos desechables de café y un libro de
Jose Narosky con el que se había enganchado desde la mañana, su amigo Oscar sonreía
sin disimulo.

-Es un libro de aforismos-

-Entiendo, entiendo…¿Por qué te reís?-

-Sabes me rio de lo mismo que vos-

¿Pero de que se reían los dos? Mateo bebió un sorbo de café y se preparó para soltarle la
lengua a su amigo:

-Encontré este aforismo:”¿Se sentirá idealista quien coloca una bomba con la
posibilidad de destruir también ideales?”.

Oscar lo miro, miro el espejo retrovisor, bebió café y quiso aclararse la garganta y no
pudo, por ende, escupió el café por la ventana, Mateo también. ¿De que se reían los dos
con tanto entusiasmo?. Solo ellos dos lo sabían, aunque también toda la célula del
Partido Maoísta en el que militaban. Era el año 1992, planeaban volar en pedazos la
casa de un ex-nazi que residía actualmente en Bariloche cuyos datos no puedo aportar y
que prefiero callar por encontrarme en una situación cómoda con mi conciencia y la de
ellos. Lo que hacían no lo hacían por ser precisamente Maoístas o Comunistas
Revolucionarios sino por descender de Judíos, pero centrémonos en la historia de lo que
estaba ocurriendo aquella mañana en la que su objetivo, al que tenían estudiado,
planeaba reunirse con Neo-Nazis asentados en la región del sur de la que todo el mundo
sospechaba su vinculación con los sucesos trágicos del Holocausto…En fin, Oscar y
Mateo ya habían instalado una bomba en la casa de su detestable objetivo y faltaba
media hora para que todo volara al carajo por los aires. ¿Qué hacían allí? Eran
Humanistas y no deseaban lastimar gente inocente en su atentado, por eso mismo,
también estaban disfrazados de empleados viales y ya habían montado una farsa en la
vereda para que nadie pasara cerca, a eso, vale la pena contarlo, sumémosle el hecho, de
que habían cortado la calle. El plan era perfecto, le habían puesto el nombre de Asado
TNT, solo para reírse de los cuerpos calcinados de sus víctimas. ¿Entienden de que se
reían ahora?. Ninguno de ellos era escritor y por eso yo me encargo de contarles lo que
ocurrió aquella mañana en la que había neblina (un hecho calculado del plan) y cada
minuto era un hecho consumado para las generaciones venideras que odian todo lo
relacionado a los NAZIS. Yo como ellos tengo inclinaciones literarias, algo evidente
ahora, y lo fue cuando los conocí en la facultad de Idiomas y discutíamos con
entusiasmo a Arlt, Sartre, Camus o Sade, etc., etc….
Cada minuto era importante pero bueno, allí estaban los dos riéndose. Oscar dejo el café
de lado y temblando sacó un cigarrillo y le ofreció uno a su amigo para volver a sentir
un poco de seriedad por lo que estaban haciendo.

-¿Podemos llamarlo y contarle el aforismo?-

Oscar había dejado la idea flotando en el aire junto al humo de su cigarrillo Malboro. El
cabecilla del Plan Asado TNT era Mateo que trato de no reírse pero no pudo y tuvo que
salir de la camioneta a estirar las piernas mientras su compañero marcaba el número de
teléfono sonriendo socarronamente y esperaba una señal de su amigo para apretar el
botón y realizar el llamado.

-¿Me estas jodiendo?- Mateo seguía sonriendo solo que ahora estaba parado fuera de la
camioneta y miraba su reloj- Vamos amigo…¿En serio queres hacer eso?-

-No lo sé, no lo sé…¿ no leíste nunca UNA MUERTE FELIZ de Albert Camus?-

Ambos se miraban sonriendo. No había lugar para discusiones literarias, cada minuto
era importante. Oscar miro su reloj.

-Faltan diez minutos y por lo que veo…-

Los dos habían dejado de lado la tarea de observar si todos los que deseaban volar en
pedazos estaban reunidos, por ende tomaron sus binoculares y miraron en dirección a la
casa. Allí estaban todas sus víctimas sonriendo como ellos sin saber que arderían en una
explosión. Oscar, sin sacarse los binoculares, le hablo a Mateo:

-Falta uno…-

-No no, lo estoy viendo venir-

-Bueno…¿Hacemos la llamada o no?-

-Bien, solo espera que entren todos-

Al entrar todos Oscar hizo la llamada mientras Mateo se acomodó en la camioneta, la


idea era luego de la explosión arrojar a la calle unos volantes con los nombres de sus
víctimas y su vinculación al Nazismo. Al tono de espera le sucedió un “¿HOLA?” que
los despabilo listos para la broma pesada:

-¿Es wird sich idealistisch anfühlen, wer eine Bombe mit der Möglichkeit platziert,
auch Ideale zu zerstören?-

Oscar apretó el botón y la llamada acabo mientras Mateo seguía observando con sus
binoculares, miro el reloj y en menos de lo canta un gallo, su víctima se asomó por la
ventana y todo voló por los aires…Yo no se si llamarlo morbosidad o no, sin embargo,
cuando me lo contaron no pude evitar escribir esto, ellos acaban de irse por la puerta de
mi casa luego de otro viernes juntos tomando cervezas, fumando yesca y recordar
nuestra juventud que también acaba de volarse por los aires pero no en vano.
FIN

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