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Neurosis Aviar

“Mísero entre los míseros, aquel cuya locura lo impulse a la detención de las nubes”
Eduardo Mallea.

Amaneció como cualquier otro día en la playa y decidí salir a comprar más café.
Llevaba tres días sin dormir debido a una parálisis creativa que me impedía trabajar en
los planos para un museo. Me calce las gafas de sol y salí en busca de lo que necesitaba
sin saber que ese día el diablo coquetearía con mi alma bendita. En el supermercado
todo parecía normal, eran cerca de las ocho de la mañana cuando llegué allí, era verano
pero aun así había que mantenerse abrigado por en las horas vespertinas. Café, Ron y
frutas. Al pagar y salir encendí un cigarrillo. Mi caso es un caso único de artista y
hombre de negocios, al terminar la universidad con las mejores notas, tome mi título y
mis ideas y me fui lejos de la estepa en la que me había criado para acomodarme en la
playa. Gracias a un contacto pude encontrar trabajo pronto y debido a la pequeña
fortuna de mis padres, un amigo y colega psiquiatra y mis ahorros volé lejos de casa y
me asenté en la playa. Soy una de las personas más inteligentes que conozco, busco la
perfección y no hay nada más apasionante que las aves para distenderse de las
preocupaciones diarias. Observarlas es mi pasatiempo favorito, si voy por la calle llevo
mis pensamientos a alturas inimaginables hasta encontrar algo que despierte en mi un
nuevo significado religioso, filosófico o poético. Al terminar de fumar pude notar que
me harían falta más cigarrillos y procure pasar a un negocio para adquirirlos. Ya era
costumbre estar allí parado un minuto, escuchar la pregunta por mi preferencia, ojear lo
que allí había y salir. Ese día junto a las revistas había un pequeño libro en venta. Le
pregunte al dueño del negocio el precio, lo mire y me lo lleve junto a las otras compras.
Se trataba de un libro de Pascal: “Pensamientos”. Francamente soy una persona
obsesiva con su alma y necesito de muchos libros para refrescar mi cabeza atareada en
el trabajo diario de sobrevivir frente al espejo lleno de narcisismo. Al llegar a mi casa
abrí la bolsa del supermercado, comencé a comerme una manzana, prepare café y bebí
un poco de Ron para probarlo. Mi trago favorito es beber café con la justa medida de
Ron para bajar a tierra mis pensamientos. Al guardar las cosas tome mi silla plegable
para tomar sol y salí al patio de mi pequeña casa, al volver luego de comprobar que todo
estaba en su sitio tome la botella de Ron y vertí su alcohol en mi jarra de café. Ya tenía
todo listo, me faltaba mi taza de café con mi nombre (Enrique) para ir finalmente en
busca del librito de Pascal. Creerán que ya estaba listo pero también necesitaba de un
viejo equipo de música y mis discos preferidos para armonizar mis vibraciones con el
eco de la energía que fluye a través del espacio y llega a nuestros sentidos en forma de
verdades filosóficas. Una vez en el patio deje mi disco preferido girar: HIghway 61
Revisted. Me senté procurando disfrutar del sol poniéndose a lo alto y comencé a beber
mi café. El día no tardo en sorprenderme al hojear al azar el librito que había comprado.
Leí con fervor uno de esas líneas llenas de filosofía mientras una gaviota se posaba en
los cables de electricidad. “Mi lugar bajo el sol, tal es el comienzo y la imagen de la
usurpación de la tierra”. Mi cara se contrajo en un espasmo y moví mi cabeza hacia
atrás lleno de sorpresa. Sonreí satisfecho de ser la persona escogida por el destino para
ocupar en mi patio el lugar en el que estaba. Deseaba saborear con esmero otra vez ese
pensamiento y lo memorice para decirlo al aire como quien busca apropiarse del
cosmos. Eleve mi mirada al cielo y deje salir lo que había aprendido. Entonces como si
el diablo metiera su cola entre los asuntos divinos y la mundanidad cotidiana la gaviota
que estaba frente a mi vomito su verdad:

-Rock-

Solo eso y nada más: Rock. Me quite las gafas de sol y susurre lleno de espanto y
admiración lo que esa ave acababa de pronunciar mientras el disco seguía girando en el
equipo:

-Rock-

Mire lleno de misterio a mi interlocutor pero no ocurrió nada. Atribuí todo a mi neurosis
perfeccionista llena de tribulaciones por el trabajo y sonreí. Un poco más calmado me
coloque las gafas de sol y mi interlocutor plumífero repitió su gracia:

-Rock-

Simplemente eso y nada más. Volví mi rostro hacia lo más interior de mi mismo
mientras mi alma ardía en deseos de saber porque el ave hablaba aunque su respuesta
tenía poco significado y poca relevancia. Esta vez no dude de lo que pasaba y me deje
las gafas puestas para admirar los resultados de lo que ocurría en mi pequeño patio.
Lleve mi taza de café con Ron y bebí otro sorbo tratando de disfrutar el encanto
diabólico de mi acompañante.

-Rock-

Nuevamente el pequeño animalito dejo salir sus palabras. Sentí un poco de pánico.
¿Qué debía hacer? Se me ocurrió encender un cigarrillo. Mis manos temblaban un poco
y de forma melodramática y absurda encendí uno de esos cilindros llenos de nicotina.

-Rock-

Ilusión y realidad, mundo encantado o prohibido, invertido o legal algo importante


estaba ocurriendo frente a mi, me puse de pie lentamente y aun así el bicho no se movió.
El cigarrillo aún estaba encendido y aspiraba el humo con placer coqueteando con las
posibilidades de que el pájaro se fuera o se quedase. El ave siguió así. Acerque mi taza
de café con Ron y bebí de nuevo.

-Rock-

La certeza de si de mi conciencia no era garantía suficiente de otras intelecciones


filosóficas de lo que deducía en ese instante en referencia a lo que estaba ocurriendo. No
me precipite al temor de espantarlo y fui en busca de mi celular con la esperanza de que
al volver el pájaro siguiese allí. La única precaución que tome fue no apagar el equipo
de música. Al volver el ave seguía donde estaba sin mosquearse. Marque el número de
mi psiquiatra y amigo Federico. Escuche tres veces el tono de espera:

-Hola-

-Hola amigo, no vas a creer lo que está pasando en mi patio mientras te hablo, créeme,
trata de venir lo más rápido posible-

-Bue, bue, bue-

-Créeme, no vas a querer perderte lo que está ocurriendo en mi patio, venite lo más
rápido que puedas-

-OK espérame y más vale que sea algo milagroso porque estoy ocupado-

-Amigo dan ganas de caerse de culo-

Fede se rió, colgó y se puso en camino a mi humilde hogar mientras la gaviota y yo nos
mirábamos tratando de comprendernos mutuamente. Esa ave ciertamente estaba poseída
por el mismísimo señor del infierno, era algo cómico pero lleno de sabiduría. Me senté
en mi silla a reflexionar sobre el sentido del mundo y su relación practica con la
asunción o separación de mi conciencia, la del pájaro y la posibilidad de que esto
acabase en algo trágico para la filosofía o el arte. El CD estaba por acabarse. Busque
otro más entre la pila que me había llevado al patio, descarte la posibilidad de poner
algo diferente y mientras me figuraba la necesidad de experimentar con el azar y elegir
otro género el disco se detuvo y el ave comenzó a caminar de izquierda a derecha para
volver a hacerlo en el sentido contrario. Deje esta vez el Nashville Skyline en el equipo.
El ave se detuvo y yo me apresure a vaciar mi taza de café con Ron.

-Rock-

Trate de analizar el comentario del pájaro con lo que escuchaba pero no lograba hacerlo.
Ciertamente el ave no era un crítico de Rock, ni el disco de Bob Dylan era lo más
rockandrollero pero la curiosidad invadía mis pensamientos llenos de fulgor. Escuche la
bocina de mi amigo y fui a recibirlo.

-Más vale que sea importante-

-Lo es, solo seguime al patio-

-¿Qué es eso que escucho?-

-Dylan-

Tome en el camino a mi patio una taza para mi amigo y salimos al patio. Aún era
temprano. Al llegar se sentó en la silla plegable. Le coloque la taza en la mano y le serví
mi desayuno.

-¿Café con Ron?-


-Si amigo pero todavía no bebas-

Me serví yo esta vez y le señale el ave. Me coloqué las gafas y me prepare para
encender un cigarrillo.

-Presta atención a la gaviota cuando bebas-

Comenzamos a beber y el ave hizo su gracia:

-Rock-

Federico se quedó mudo y dejo pasar el próximo trago de café con más esfuerzo del
requerido.

-¿Me estas jodiendo?-

-No amigo, mira lo que hace si me fumo un cigarrillo-

Encendí un cigarrillo y la gaviota repitió su gracia.

-Rock-

Fede sonrió y bebió un trago más de mi desayuno.

-Rock-

Federico me miro estupefacto. Quisiera creer que su primera impresión fue la misma
que la mía al atribuirle todo la culpa al diablo pero movió su cabeza de forma
despreocupada dando todo por concluido en la civilización desde que Jesucristo murió
en la cruz y me pidió un cigarrillo. Al encenderlo una vez más el ave repitió lo mismo:

-Rock-

Mi amigo sonrió.

-Francamente podría cagarme en los pantalones de la sorpresa pero estas vos y es menos
diabólico de lo que creo-

-Mira que pasa si me saco las gafas de sol-

Me quite las gafas y el ave comenzó a inquietarse para echarse a volar cuando mi amigo
me las quito espontáneamente de mis manos y se las coloco el.

-Rock-

Ambos nos miramos sorprendidos de que ese animal estuviese haciendo eso con
nuestros destinos. El café con Ron, los cigarrillos, el ave, nosotros dos, todas esas
combinaciones fieles al acontecimiento eran muestras de una ruptura de lo real que nos
colocaba fuera de lugar en el mundo como si Dios nos estuviera analizando con una
lupa.
-¿Cuál es tu opinión profesional?-

-Al bicho ciertamente le gusta el Rock-

Nos echamos a reír y la gaviota comenzó a caminar de derecha a izquierda y de


izquierda a derecha. Federico me miro.

-Es sorprendente que este preocupado por nosotros y lo que hacemos pero aun no
entiendo su misión en el mundo, especialmente si hace lo que hace cuando fumamos y
tomamos alcohol-

-Lo mejor es que sabe que Bob Dylan podría estar haciendo lo mismo-

Cuando ambos pensamos que nos podríamos haber hecho millonarios al filmar la
revelación de nuestro amigo plumífero este se hecho a volar por los aires dejándonos
estupefactos mirando el horizonte. Fede y yo nos miramos sonriendo y dimos todo por
acabado. Había transcurrido solo una hora desde que me había sentado junto a mis
discos para tomar un desayuno de campeones…En fin, esta experiencia llena de éxtasis
del presente acabaría de la mejor manera pues Fede tenía una importante noticia que
darme ese día mientras lo acompañaba hasta su automóvil:

-Sabes lo más sorprendente de todo es que hoy Bob Dylan ganó el Premio Nobel de
Literatura-

FIN

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