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Un caso especial

Los sueños son necesarios para la vida.-Anais Nin

-Hola, soy Federico Bejarano, su nuevo psicólogo-

-Hola mi nombre es Esteban Uriarte-

-Bien, como sabrá su psicólogo anterior se jubiló y me paso su caso para que continuara
con el trabajo anterior-

-No me trate de “usted”, mejor hablemos como si fuéramos amigos, el Doctor Cardozo
y yo lo somos aun a pesar de que se haya retirado de su profesión-

-Bien Esteban, el Doctor Cardozo y yo también lo somos, el también era profesor mio
en la universidad y como vio que yo aun era joven y abierto a nuevas ideas, me pidió
que atendiera tu caso con mucha meticulosidad y esmero-

-OK, me alegro de que el Doctor confíe en nosotros dos para tratar mi caso-

El nuevo doctor se veía simpático, sonreía y empezó a revolver en el archivo papeles


para llegar a mi caso.

-Fede: ¿Qué edad tenes?-

-Tengo 27, aun soy joven. ¿Vos?-

-Yo acabo de cumplir 16 años-

-Que bien, el Doctor me dijo que eras una persona especial para el, por eso me pidió que
siguiera tu evolución psiquiátrica muy de cerca-

Observe la habitación en la que me estaba atendiendo, aún conservaba el ambiente


acogedor de su antecesor. El consultorio estaba lleno de pequeñas imitaciones de
cuadros de Monet, Van Gogh, Munch, Ernst y Carrington. El Doctor Cardozo y yo nos
habíamos vuelto muy amigos desde que decidí atender mis problemas con mis
vocaciones futuras, es más, mi primera visita al consultorio había sido para descubrir
mediante un test mis vocaciones. Luego del examen y una interesante charla con el
Doctor Cardozo descubrí que deseaba ser artista: escritor o pintor, esas eran mis
opciones.

-Acá esta-

El doctor nuevo había encontrado mi caso entre sus papeles.

-Bien, bien…-

Había llegado el momento que esperaba, el Dr. Federico había descubierto mi mayor
secreto. Sonrió y reviso las hojas. El Doctor Cardozo seguramente le había dejado
instrucciones precisas para que el y yo comenzáramos nuestra relación con el pie
adecuado. Seguía sonriendo con el papel en la mano.

-Bien, Esteban, dice que necesitas un acompañante terapéutico-

-Si, el Doctor y yo ya hemos hablado al respecto, el Doctor Cardozo ya me selecciono


uno, su nombre es Pablo Cardozo, el hijo del Doctor-

-Veo, veo, bien, entonces seguiremos manteniendo a Pablo dentro del equipo de trabajo-

Seguía sonriendo. EL hijo del Doctor y yo también nos habíamos vuelto muy amigos, es
más en la pared del consultorio había una fotografía del Doctor, su hijo y yo. Faltaba lo
mejor sin embargo:

-Bueno, es interesante lo que este papel dice, especialmente porque el Doctor Cardozo
confía en mi y me pidió que atendiera tu caso con mucho detenimiento-

-Si, el Doctor a veces hacía las visitas de acompañante terapéutico en persona con su
hijo-

-Bien, sin embargo eso no explica lo que dice aquí-

-¿Por qué?-

Sonrió lleno de cavilación pero aceptando el reto del Doctor Cardozo.

-Según este papel tu principal problema psiquiátrico es una manta-

Federico me miro, ambos nos reíamos llenos de júbilo y entusiasmo.

-Exactamente, ese es mi problema, aunque más bien, es uno de mis mayores secretos-

-Bien, me harías el favor de explicarme de que se trata-

Era momento de tomar el toro por las astas para que el nuevo doctor tomara nota de lo
que quería decir eso.

-Mira Fede, lo mejor que podes hacer es llamar al Doctor Cardozo y pedirle que Pablo
nos lleve a mi casa para que compruebes en persona lo especial de mi caso-

Federico me miro lleno de interés, aun era temprano, eran las nueve de la mañana con
algunos minutos más. Me miró lleno de curiosidad para comprobar sus primeras
impresiones. Tomo los papeles, los leyó y los dejo en la mesa. Abatido por las fuerzas
de las circunstancias dejo los papeles en la mesa. Me miro a los ojos, yo sabía que
necesitaba dejar de lado sus costumbres marcadas por su profesión y miro la hora.

-Bien, es poco profesional pero el Doctor Cardozo también es mi amigo, esperarías aquí
mientras salgo a llamarlo-

-Tengo ganas de fumarme un cigarrillo-


Me miro nuevamente y otra vez cedió.

-Bien, salí a fumar mientras yo llamo al Doctor, pero no tardes mucho-

Al salir del consultorio y comenzar a fumar supe que había ganado un amigo más para
mi causa. ¿Una manta?. Bien, quisiera ahorrarles tiempo para entender mi problema
pero sería un pecado contra la literatura. Afuera brillaba el sol y era primavera,
seguramente luego de que Fede hablara con el Doctor Cardozo, ambos lograríamos
avanzar un poco más en el desarrollo de mi caso. Cuando Fede salió del consultorio
sonriendo algo en mi vislumbro un nuevo encuentro con la magia que mueve los deseos
más profundos.

-Bien, el Doctor está feliz de que lo hayamos llamado, viene en camino junto a Pablo
para que hagamos un visita a tu casa-

-Así es el, jamás dejaría que cargues con la mochila de mi caso vos solo-

Me miro sonriendo, le convide un cigarrillo que acepto y decidí buscar un poco más de
conversación:

-¿Haces otras cosas además tu trabajo?-

Sonreía lleno de intriga, seguramente yo era su primer paciente profesional fuera de la


facultad. Seguramente deseaba saber más sobre mi caso sin embargo el halo de misterio
luego de la llamada telefónica abrió un nuevo nivel de confianza.

-Hago artes marciales, juego al ajedrez y me gustan los juegos de computadoras-

Ambos mirábamos la calle esperando ver el automóvil del Doctor. Yo solía ser así una
época, solía pasarme el día entero jugando video juegos y escuchando música. Mi vida
era muy parecida a la de un topo. Tenía que confesarle a mi nuevo amigo cual era mi
deseo más ferviente en el momento debido a mi problema psiquiátrico.

-Mi mayor deseo ahora es aprender a bailar Rock and Roll pero ser el mejor practicando
artes marciales también suena maravilloso-

Justo en ese instante el auto del Doctor se estaciono frente a nosotros. El Doctor bajo el
vidrio de su automóvil, su hijo estaba junto a él.

-Suban che-

Fede y yo nos subimos al automóvil. Tanto el Doctor Cardozo como su hijo miraban a
Fede por los espejos. Comenzaron una conversación conmigo midiendo el impacto de lo
que iba a pasar para cuando llegáramos a mi casa.

-Decime Esteban: ¿Qué cara puso el nuevo doctor ante tu caso?-

-Francamente solo se sonrió y luego te llamamos para ver cual debía ser nuestro
próximo movimiento-
-Bien, ni Pablo, ni yo podíamos perdernos de ver su cara-

-Ojala confíe en mi diagnostico-

No tardamos mucho en llegar a mi casa. El Doctor estaciono y bajamos. Les abrí el


portón de la entrada y les pedí que me esperaran; luego de cerrar la entrada le comente a
Fede un poco más sobre mi.

-Atrás del patio hay una pequeña habitación con baño donde vivo yo y Walt-

El doctor Cardozo, su hijo, Fede y yo fuimos hacia mi habitación. Al abrir la puerta


encontré todo justo en el orden en el que lo había dejado. Mi cama estaba hecha, mi
computadora seguía apagada, mis peces seguían nadando y mi biblioteca estaba
ordenada según el criterio que había elegido para mis libros. Al pasar por la puerta el
Doctor se detuvo en seco.

-Será mejor que traigas tres envases de cerveza Esteban-

Fede miró al doctor un poco lleno de reservas. El Doctor Cardozo al notar esto lo tomo
entre sus manos de forma paternal.

-No te preocupes Fede, este caso es especial-

Al volver con los envases Pablo se ofreció para ir a comprar los insumos mágicos.
Prendí la computadora mientras Fede y el Doctor se sentaban en la cama.

-Bien Esteban: ¿Qué has estado escuchando últimamente?-

-Un poco de Rock Alternativo, hace poco Walt y yo nos enamoramos de una canción de
Dressy Bessy, se llama Lady Liberty-

Note a Fede un poco ocupado tratando de descifrar quien era Walt pero Pablo volvió
con tres cervezas.

-Bien, bien ¿Quién lo prende?-

Nuestro amigo estaba un poco cohibido todavía. Pablo, el Doctor y yo lo miramos.


Descorchamos las tres birras con un encendedor que saqué del bolsillo y se lo arroje a
Fede.

-Yo voy segundo, solo así vas a poder apreciar los poderes mágicos de mi caso-

Pablo sacó un porro del bolsillo y se lo paso a Fede para luego mirarme.

-¿Dónde está?-

-Anda por ahí, seguramente debajo de la cama-

El Doctor Cardozo miro a su colega con detenimiento analítico mientras sonreía.

-¿Qué esperas? Vamos dale mecha-


Fede nos miró lleno de entusiasmo, seguramente no esperaba que su mentor, el hijo del
mismo y su nuevo paciente lo incentivaran a fumarse un faso a las 9:30 a.m. Tuvo que
dejar de lado sus preconcepciones profesionales. Al prenderlo, inhalo con fuerza el
humo.

-Que bien, nuestro nuevo amigo sabe fumar de las flores de mis plantitas santas-

El comentario de Pablo nos hizo reír a todos. Luego de darle otras dos secas más, Fede
me pasó el porro a mí. Era mi turno.

-Bien, les voy a poner la canción favorita de Walt y yo esta semana-

Le di “play” al reproductor y comenzó a sonar la canción Lady Liberty. Una, dos, tres
secas después Walt salió de su escondite para sorpresa de Fede y empezó a bailar en el
suelo como si tuviera que guiar a una masa de gente hacia una revolución. La primera
reacción de Fede al ver la manta salir de su escondite le provocó una reacción de
sorpresa desconcertante, luego de que la misma comenzara a bailar por la pieza sus
cejas arqueadas se distendieron y sobre su rostro se dibujó una sonrisa gigante. El
Doctor comenzó a fumar y le toco una pierna a Fede para que se tranquilizara ya que
aún seguía parado sobre mi cama.

-Es impresionante como sabe captar el mensaje detrás de la canción-

Pablo siempre hacía comentarios interesantes. El Doctor le pasó el porro y el me paso la


cerveza a mí. Walt seguía bailando entre las voluta de humo. Fede se sentó lleno de
curiosidad, a pesar de tener una cerveza en sus manos, todavía miraba lleno de asombro
a Walt. Era sin duda alguna el principio del fin, Walt bailaba y nosotros lo mirábamos
llenos de estupor y asombro. El nuevo Dr. se sintió aliviado de tener compañía ante el
espectáculo diabólico frente a sus ojos. Walt bailaba y se subía a la cama removiendo
las cosas que había encima de ella. Su cuerpo sin músculos o huesos solo alcanzaban a
barrer la almohada y la ropa apilada encima de ella.

-Me parece que quiere saltar-

Pablo era un gran analista. El reproductor se detuvo y había que elegir otra canción.

-Ahora veo porque esto también tiene un efecto político, si hablara seguramente
tendríamos muchos problemas-

El Dr. Cardozo sonreía lleno de confianza. Tenía que poner otra canción. Elegí “Dirty
Water” de The Jesus and Mary Chain. Walt se tranquilizó.

-Saben el otro día descubrí que le gustan los cigarrillos-

Les conté a mis amigos mi experimento de la semana pasada. Había arrojado humo
sobre Walt y esta había comenzado a girar sobre su eje sin dejar de bailar e intuir los
mensajes del Rock And Roll de cada canción. El Dr. sacó de su bolsillo un atado de
cigarrillos y todos nos prendimos un cigarrillo arrojándole humo a Walt. Mi amigo
diabólico se hacía un ovillo y se estiraba de nuevo. Desde que el y yo habíamos
encontrado nuestra amistad me había dedicado a comprar posters de bandas que me
gustaban. Cuando la canción se detuvo tuve que pensar en otra mientras el humo giraba
en la habitación y la cerveza pasaba de mano en mano hasta saciar nuestra sed. Era el
turno de “Mano n the Moon” de la misma banda. Walt empezó a desplazarse hasta mi
afiche de la banda. Al llegar a la pared comenzó a hacer alabanzas esperando el
momento indicado para su truco. Las trompetas comenzaron a sonar y Walt se acercó a
nosotros y comenzó a bailar de forma estrambótica. Poco a poco el Dr. Federico se
sintió igual que nosotros y me pidió una canción. Era el turno de “Taste the Floor”.
Walt comenzó a agitarse con el sonido de la guitarra en dirección a la pared con el
afiche mientras yo comenzaba a saltar sumándome a su encanto junto a Pablo. El Dr.
Cardozo comenzó a apagar y prender las luces; en ese instante, de forma simultanea nos
comentó sus planes:

-La semana que viene tengo una conferencia sobre Psicoanálisis Junguiano y tengo
planeado mostrarles a los mejores de mis colegas nuestro descubrimiento, es necesario
que todos vayamos haciendo nuestras maletas porque luego de eso vamos a ser más los
que tengamos motivos para fumar marimba, tomar cervezas y escuchar música, quizás
solo así y de la mano de los soñadores podremos llevar el mensaje de Walt al mundo-

Todos nos miramos llenos de complicidad pero la canción se había detenido y había que
poner otra. Se me ocurrió dejar un disco de The Black Keys: Let´s Rock. Tenía que
contarle al nuevo Dr. mi última experiencia usando LSD, leyendo y escuchando música
junto a mi manta sagrada. Lo mire al Dr. Cardozo lleno de fulgor en los ojos.

-Hace poco leí Fenomenología de la Percepción de Merlau-Ponty y descubrí que Walt


puede ayudarnos a explicar el mundo de una forma más precisa de lo que pensamos,
especialmente porque pude percibir que si lo pensamos bien podemos analizar nuestros
mejores recuerdos hasta transformarlos en algo que nos haga llorar y reír, para ser más
claros me enfoque en uno de ellos: el día que descubrí en jardín que podía ver el futuro
a través de mis dibujos-

El Dr. Cardozo, su hijo y Fede me miraban llenos de asombro. Tuve que seguir mi
exponencia.

-Había dejado un disco de The Black Keys me acosté a fumarme un faso, al cerrar los
ojos buscando algo para dibujar me llego un recuerdo de haber dibujado a Jesús
ardiendo en una hoguera junto a unos dinosaurios, la manta poco a poco me fue
cubriendo y al llegar a mi cabeza mi cabeza se prendió fuego, Walt me traslado con sus
poderes mágicos a aquel instante y pude captar con esmero cada detalle de lo que me
quería mostrar mi cabeza que era lo siguiente: LA CONCIENCIA ESTA FORJADA AL
CALOR DE NUESTROS PENSAMIENTOS MAS PRIMOGENIOS.-Hice una pausa y
mire a Walt- Por aquellos entonces yo creía que el fuego era un portal hacia el Mas Allá
y que tenía grandes deseos de saber porque Jesús había muerto lleno de esperanza, lo
más interesante fue que cuando ocurrió eso pude escuchar al terminar la experiencia
mágica que Walt nos comunica con lo más profundo de la esencia de las cosas, al
terminar el dibujo escuche la voz del Mesías Cristiano preguntándome que era lo que
estaba escuchando; ROCK AND ROLL respondí a la voz del Más Allá y entonces
recibí una respuesta: LOS DIAS DEL FIN SE ACERCAN.

Mis amigos me miraron llenos de entusiasmo. El próximo paso lo había ganado el


psicoanálisis. El Dr. Cardozo sonreía. Me acerque lleno de intrigas. Luego de pensar un
poco lo que le había contado vislumbro una idea:

-Bien, necesito analizarme un poco, tengo en mente nuestros proyectos científicos y


quiero saber que respuesta puede darnos Walt al respecto-

Mi respuesta no tardó mucho en llegar:

-Bien, vamos a tener que fumarnos otro faso y vos te vas a acostar mientras todos
cerramos los ojos, solo pensá en una canción y hablale al nuevo Dr. de lo que ves
mientras cerras los ojos retrocediendo en el tiempo, cada pequeño detalle cuenta: ¿Qué
ha estado leyendo últimamente?-

El doctor le pidió un faso a su hijo pero lo detuve en seco antes de darle candela:

-Bien, leí El Lobo Estepario al enterarme de que Herman Hesse había trabado amistad
con Jung-

-Bien Doc. fumemos y averigüemos que más podemos sacar a la luz de la magia de
Walt-mire a Fede- Vos sos el encargado de guiar al doctor hacia un nuevo escalón a
nuestras conciencias mientras Pablo y yo hacemos silencio: ¿Tenes idea de algo que
pueda ayudarnos a vislumbrar algo nuevo?-

-Por lo que tengo entendido de Hesse era un gran admirador de Mozart-

Mi nuevo amigo debutaba en el club con brillantez pues inmediatamente recordé que
uno de los personajes de El Lobo Estepario era un joven brillante llamado Mozart, se lo
hice saber al Dr. Cardozo y acordamos escuchar las sonatas para piano del gran genio de
Viena. Busque el disco y lo deje en pausa mientras fumábamos otro churro. Poco a poco
fuimos llenando nuestros pulmones con marimba y el Dr. a mi señal se acostó, le pase
un cuaderno a Fede y le puse “play” al disco en mi computadora. Walt comenzó a
caminar por la cama. Le pedí al oído a Fede que comenzase su interrogamiento
psicoanalítico:

-Bien Dr. Cardozo: ¿Qué ve al cerrar sus ojos?-

-Estoy en un automóvil junto a mi mejor amigo conversando de nuestro futuro-

-¿Cómo se llama su amigo?-

-Su nombre es Tomas-


Walter lentamente trepo a la cama y se apoyo sobre la cabeza del Dr. Cardozo mientras
vibraba como un mantra con la música y los efectos de la conversación. Nuestro nuevo
amigo siguió con su inquisición psiquiátrica.

-¿Sigue vivo Tomas-

-No se suicidó hace mucho-

El Dr. Cardozo tenía sobre su cabeza a Walt.

-¿Qué edad tenían ambos?-

-Yo tenía tan solo 21 años y el también-

-¿Qué hacen en la camioneta?-

-Estamos fumando y conversando, lo veo con claridad- la voz del Dr. Cardozo se lleno
de dramatismo- hay algo que no entiendo, lo puedo percibir-

-¿Qué es Dr.?-

-Según lo recuerdo Tomas y yo esa noche nos quedamos conversando sobre cuánto nos
faltaba para terminar la facultad pero ahora está poniendo en marcha el automóvil y está
manejando por la ruta hacia la salida del pueblo en el que vivimos-

-¿Qué más podes contarme de lo que está pasando?-

-Me está hablando de algo que leyó: un libro-

-¿Qué libro?-

-Me lo está diciendo, es El Lobo Estepario de Hesse-

-¿Qué le dice?-

-Que lo leyó pensando en nuestra infancia, que lo más atrapante desde su punto de vista
es el efecto psicoanalítico de la función de nuestras frustraciones para desenvolvernos
en el Teatro Mágico de nuestras decisiones en busca de un camino adecuado para
desentramar lo más oscuro de nuestras personalidades, lo puedo escuchar con precisión:
Siento que detrás mío habita un animal...-

-¿Qué animal?-

-Un gorrión…-

-¿Por qué le dice eso Dr.?

-Siento que detrás de mi incocencia se esconde el germen de la incompresión hacia el


mundo que solo puedo sacar a la luz de la mano de mis mejores amigos…Siento que
necesito acercarme desde el árbol en el que estoy parado hacia el suelo a buscar lo que
otros dejan para mi al abrir y cerrar la puerta de mi casa…Siento que muchas veces
tengo que ser el primero en acercarme al suelo para comprender al resto cuando me
sigue en nuestra tarea de explorar el mundo bajo el Sol…-

Federico, Pablo y yo nos mirábamos llenos de asombro y complicidad filsofica. Habia


que dar un paso más allá aun.

-¿Qué significa lo que le esta diciendo?-

-Está manejando y se rie, puedo escuchar música, es un piano, es Mozart, acaba de


apagar el equipo de música del auto, ambos podemos escuchar la música.

-¿Qué ven?-

-Se esta haciendo tarde afuera, es otoño…Siento que puedo manejar lejos de casa hasta
donde yo quiero y mostrarles a todos el lugar más hermoso de mi mismo…-

-¿Cuál es?-

-Necesito mostrarte el lugar más bello del mundo…-

-Pregúntele cual es-

-Me lo está contando, es el Parque Nacional “Laguna Blanca”-

-¿Dónde está?-

-Está en nuestro pueblo…Siento que allí puedo ver el atardecer más lleno de confianza
en un plan superior a mí mismo…Siento que literalmente hay allí un hogar para el
silencio y paz que no puedo encontrar en ningún otro lado…-

-¿Qué más puede averiguar de Tomas para entender lo que va a hacer en el futuro?-

-Me lo está diciendo: Creo que arrastro conmigo el peso de hacer un nido fuera de mi
mismo donde encontrar la certeza más justa con mi espíritu idealista…El mundo esta
contaminado y yo necesito saber que hay de puro dentro mío para llegar donde el
viento me llame y me cuente porque soy el único en mi familia que se pregunta cosas
profundas sin envilecer su alma…-

-¿Cómo se suicidó Tomas?-

-Se pegó un tiro con el arma que su abuelo usaba para cazar luego de que este falleciera-

Entonces ocurrió algo mágico, el doctor comenzó a llorar y pudimos oír la voz de su
amigo Tomas:

-Francamente espero que el día de mañana algo dentro mío reviente lleno de esperma
como si saliera de un huevo y me mostrase cual es el destino de aquellos que son como
yo, esos que piensan que a pesar de no tener una muestra cabal de que vale la pena
perseguir con fervor la música dentro de nuestras almas-
Fede hizo una pausa, la música seguía su curso y entonces comprendí que todos
teníamos angustia dentro nuestro, alrededor de nuestras auras el atardecer detrás de las
ventanas abría un umbral hacia otro tiempo lejos de nosotros mismos en mi habitación.
Tuve que prenderme un cigarrillo para soportar el drama detrás de ese enigmático día en
la vida del Dr. Cardozo y Tomas. Fede siguió con la terapia:

-¿Qué ocurre dentro de la camioneta?-

-Se está haciendo tarde y Tomas aprieta el acelerador…Cada vez que siento que no
puedo manipular la sombra detrás de mi alma con forma de gorrión tengo que volar
cerca de la laguna, quizás posarme cerca de la orilla o cerca del faro y contemplar de
forma natural el ciclo detrás de cada otoño, cada primavera, cada verano o cada
invierno donde me sienta más cómodo a pesar de que nadie lo entienda…-

-¿Cuánto falta para llegar a ese lugar? ¿Sabes cual es?-

-Me lo esta diciendo: A veces siento que solo vos sabes como yo que ese lugar tiene que
estar cerca de un faro y que solo allí puedo vivir más cerca de aquellos que son como
nosotros…-

-Pregúntele algo más relacionado a su destino final, algo acerca de la muerte-

-Lo acabo de hacer…Tarde o temprano el hombre tendrá que volver a sí mismo, aunque
desde los astros o las aves…

Las últimas palabras no solo nos llegaron a través del eco en el tiempo detrás del
recuerdo de Tomas sino que también nos llegaron con el eco de una voz más allá del
tiempo de todos allí, era la mismísima voz de Carl Gustav Jung. El doctor lloraba aun
más y cuando parecía concluido todo el doctor nos dejo ver detrás de la mente de Tomas
una imagen muy prometedora de un futuro nostálgico:

-Acaba de estacionar frente a un mirador, acaba de apagar las luces del automóvil y
frente a nosotros podemos ver una bandada de gorriones volando más alla de la laguna
hacia otro lugar mas cerca del Sol, es hermoso…-

Entonces el Dr. Cardozo se sacó la manta de los ojos y se levanto sonriendo lleno de
júbilo y con las mejillas llenas de candor.

-Fue hermoso, lo que ocurrió no fue así, aquella vez solo fumamos y conversamos de
cosas banales relacionadas a la facultad, y sin embargo, luego de que sintiéramos en
nuestros corazones la música de la habitación pude comprender el mensaje detrás de ese
recuerdo o sueño en el que naufragamos Tomas y yo hasta comprender porque me llevo
allí-

Se secó las lágrimas de los ojos y Pablo comenzó a aplaudir.

-Lo logramos, el futuro es nuestro-


Lentamente el Dr. Cardozo se paró de la cama y todos decidieron marcharse, había
transcurrido cerca de una hora y media hasta acabar la sesión psicoanalítica
(¿existencial acaso?) con la que habíamos decidido probar los poderes mágicos de Walt.
Todos estábamos extasiados y Fede miro su reloj:

-Sera mejor que nos marchemos todos y dejemos nuestros planes para la próxima
ocasión-

El Dr. Cardozo antes de pasar a través del marco de la puerta se detuvo en seco.

-¿Qué conviene leer para la próxima?-

Era mi turno de guiar al equipo hacia nuestro próximo encuentro.

-Ya lo tengo, lo estoy por terminar, se trata de Un Cuarto Propio de Virginia Woolf-

El Dr. Cardozo me miro lleno de entusiasmo preguntándome al apoyar su mano sobre la


puerta en dirección a la salida los motivos de tal recomendación:

-Es un libro cuyo principal punto es una cuestión personal de la autora con las razones
que tiene una mujer para comenzar a filosofar; me gustaría descubrir así las propiedades
de mi habitación para llevarnos a otro viaje cósmico-

“Cósmico”, la palabra le hizo gracia al Dr. Cardozo y todos prometimos leer el libro
para el próximo encuentro.

¿FIN?

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