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Ensayo sobre Narcisismo

Sobre el texto de Freud “Introducción al Narcisismo”, el término aparece por primera


vez en “Tres ensayos de teoría sexual” (1909), hasta entonces el narcisismo era
considerado una perversión toda vez que refería a aquella “conducta por la cual un
individuo da a su cuerpo propio un trato parecido al que daría al cuerpo de un objeto
sexual; más adelante lo define: “La libido sustraída del mundo exterior fue conducida al
yo, y así surgió una conducta que podemos llamar narcisismo”; que nace por
replegamiento de las investiduras de objeto como un narcisismo secundario que se
edifica sobre la base de otro, primario, oscurecido por múltiples influencias.

Para Freud el narcisismo es “el complemento libidinoso del egoísmo inherente a


la pulsión de autoconservación”. En cuanto al concepto de libido, Freud lo introdujo
desde sus Tres ensayos de teoría sexual, y le fue muy útil en la construcción para
pensar el aspecto económico de su aparato psíquico. La libido, esa energía sexual del
aparato que puede aumentar, decrecer o desplazarse, Freud la introdujo para pensar
los afectos en el sujeto, y particularmente, para pensar la angustia.

Así entonces, el narcisismo en un primer momento es considerado una


perversión, en tanto el cuerpo propio se convierte en posibilidad de satisfacción erótica,
tomado este como objeto sexual, donde se ama aquello similar al propio yo. Deja de
ser un fenómeno exclusivo de las perversiones, para ser parte del “desarrollo sexual
regular del hombre”. Así es como Freud avanza en su concepción de narcisismo y lo
lleva a plantear la existencia de dos tipos de narcisismo, uno primario y otro
secundario.

La relación del niño con la persona que le brinda los cuidados que requiere y
satisface sus necesidades, y por otra parte la libido que es conducida al propio cuerpo.
Para Freud, en la medida en que la madre es capaz de satisfacer las necesidades del
niño, aparecerá como el primer objeto de amor. Con respecto al narcisismo secundario,
éste corresponde a un posicionamiento libidinal posterior, que resulta del repliegue de
la libido sobre el yo, a consecuencia de la desinvestidura de objetos exteriores.
De esta distinción entre narcisismo primario y secundario, Freud plantea la
posibilidad de pensar la existencia de una “originaria investidura libidinal del yo” de la
cual se desprenderá luego una parte de él y se convertirá en libido objetal y un resto
quedará como libido yoica, las cuales tendrían entre sí una relación inversamente
proporcional, ya que el efectuar una mayor inversión libidinal sobre los objetos, traería
por consecuencia un empobrecimiento en la libido yoica y viceversa.

Se observa una oposición entre la libido yoica y la libido de objeto, en que el


estado de enamoramiento es concebido como una resignación de la personalidad
propia en favor de la investidura de objeto y discernimos su opuesto en la fantasía (o
percepción de sí mismo) de fin del mundo de los paranoicos. En la que sólo con la
investidura de objeto se hace posible diferenciar una energía sexual, la libido, de una
energía de las pulsiones yoicas. Las pulsiones autoeróticas son iniciales, primordiales,
algo tiene que agregarse al autoerotismo (una nueva acción psíquica) para que el
narcisismo se constituya.

Si existen dos tipos de pulsiones, yoicas y de objeto, ¿cómo es este proceso en


el que una deviene en la otra? Freud dirá que uno pasa del narcisismo al amor objetal
por una necesidad, para no enfermar, ya que el hecho de depositar libido sobre objetos
externos ocurre “cuando la investidura del yo con libido ha sobrepasado cierta medida”
y entonces para no provocar una estasis libidinal en el yo, la cual tendría efectos
patógenos, se realiza la separación y distribución de libido hacia objetos que están
fuera.

Debido al análisis de las neurosis de trasferencia, Freud adopta una oposición


entre pulsiones sexuales y pulsiones yoicas, que además le es útil para pensar la
pérdida de la realidad en la psicosis, como introversión de la libido sexual o investidura
del yo. Pero para aproximarse aún más al conocimiento del narcisismo, tomará tres
caminos: la enfermedad orgánica, la hipocondría y la vida amorosa de los sexos.

“La persona afligida por un dolor orgánico y por sensaciones penosas resigna su
interés por todas las cosas del mundo exterior que no se relacionen con su sufrimiento”
(Freud, 1914). La persona que sufre, “también retira de sus objetos de amor el interés
libidinal, cesa de amar. En términos de la teoría de la libido, Freud dirá que “El enfermo
retira sobre su yo sus investiduras libidinales para volver a enviarlas después de
curarse”.

También se define la elección de objeto, idealizando el objeto en el


enamoramiento o al modo narcisista, amando al otro como a uno mismo, como uno fue,
como quería ser o como alguna vez fue y perdió. ¿Cuál es el destino de la libido
sustraída de los objetos en la esquizofrenia? El delirio de grandeza indica aquí el
camino: la libido de objeto, la libido sustraída del mundo exterior, es trasladada al yo, lo
que hablaría de un estado narcisista del sujeto. La hipótesis de Freud es que el delirio
de grandeza no es una creación nueva del sujeto, sino “la amplificación y el despliegue
de un estado que ya antes había existido”. Por tal razón, el narcisismo que se produce
por el replegamiento de las investiduras de objeto, no es sino un “narcisismo
secundario”, que se edifica sobre la base del “narcisismo primario”.

En el narcisismo primario se define la constitución subjetiva de cada uno de


nosotros, para Freud este distanciamiento es efectuado por acción del desplazamiento
libidinal desde el narcisismo al ideal del yo. Es decir, que si el Yo ideal corresponde al
“amor de sí mismo de que en la infancia goza el yo real, en la castración se abandonan
estas primeras satisfacciones narcisistas y se intentará recuperarlas por el
desplazamiento hacia el Ideal del Yo.

Verónica Guerrero Huesca


Ensayo sobre “El Narcisismo”
CIES, 2o Semestre

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