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ECONOMIA COLOMBIANA 1989 – 1999

Presentado Por:

CAMILA CABRERA GONZALEZ

MARIAM BOTERO GUTIERREZ

NATALY MUÑOZ

LAURA BENAVIDEZ BUITRON

Presentado A:

CAMILO ANDRES PERES

ECONOMIA COLOMBIANA

FINANZAS Y NEGOCIOS INTERNACIONALES

COORPORACION UNIVERISITARIA AUTONOMA DEL CAUCA


CONTENIDO

INTRODUCCIÓN

ECONOMIA COLOMBIANA 1989

ECONOMIA COLOMBIANA 1990

ECONOMIA COLOMBIANA 1991

ECONOMIA COLOMBIANA 1992

ECONOMIA COLOMBIANA 1993

ECONOMIA COLOMBIANA 1994

ECONOMIA COLOMBIANA 1995

ECONOMIA COLOMBIANA 1996

ECONOMIA COLOMBIANA 1997

ECONOMIA COLOMBIANA 1998

ECONOMIA COLOMBIANA 1999

CONCLUSIONES

BIBLIOGRAFIA
INTRODUCCIÓN

Este documento consta de un análisis de 11 años desde 1989 hasta 1999 donde
observaremos los periodos de crisis y/o desaceleración económicos surgidos en Colombia,
examinando cuales han sido las implicaciones para Colombia en termínanos de
crecimiento, empleo, inflación, entre otras variables macroeconómicas

Analizaremos la crisis hipotecaria de 1998 -1999 que implicó las mayores afectaciones
para la actividad económica, pues Colombia experimento en estas fechas la peor
contracción del PIB real.

También se analizan algunos acontecimientos que impactaron la economía y se describen


otros que fueron importantes durante esta década tanto externa como interna

Se nombran algunos personajes importantes que tomaron decisiones para la gobernación


de la nación en sus de lives económicos

Hubo entes nuevos, reformas, leyes, entre otras cosas relevantes de las cuales es importante
hablar por el impacto que tuvieron en nuestra economía.
ECONOMIA COLOBIANA DE LOS AÑOS 90

1989

El país había logrado un crecimiento alto durante 4 décadas, cercano a 4,6% anual y
durante la "década perdida" de los ochenta creció a una de las mayores tasas del hemisferio,
similar a la de Chile, y cerca de 3 veces la de la región. La distribución del ingreso era
concentrada, aún para los estándares de América Latina, pero había mejorado
marcadamente desde mediados de los años 70. En 1989 se rompieron las negociaciones
entre productores y consumidores de café, quienes, en el marco de la Organización
Internacional del Café (OIC), se aprestaban a renovar el Pacto Cafetero que periódicamente
se revisaba desde la década de 1960. Ahí comenzaron todas nuestras penurias: el precio del
grano dejó de tener la estabilidad que ofrecía el Pacto y comenzó a moverse al vaivén de la
oferta y la demanda. .

Por otra parte, todo indica que sucede en Colombia lo que regularmente ocurre en otros
países latinoamericanos: el proceso de recuperación del empleo tras la crisis es más difícil
para las mujeres que para los hombres. De esta forma, si en 1984 las mujeres eran el 50,2%
del total de desempleados, en 1989 esa proporción se había elevado al 55,2%.

El desempleo nacional se compone de dos tercios de cesantes y un tercio de personas que


buscan trabajo por primera vez (nuevos entrantes al mercado laboral), pero esta
composición es diferente para ambos sexos: las mujeres presentan una proporción más alta
que los hombres de nuevos entrantes y esto es particularmente pronunciado en el campo,
donde la mitad de las desocupadas son mujeres que buscan ingresar al mercado de trabajo.

El desempleo afecta más a los jóvenes y especialmente a los que tienen entre 15 y 19 años
(cuya tasa en 1989 era de 24%). Pero entre éstos, las mujeres sufren de mayor
desocupación que sus coetáneos varones.

Durante el período de recuperación de la demanda agregada al inicio de la década de los


noventa, la inflación promedió valores del 23.5%, cifra no muy lejana del 21.8% de 1970-
1990. En efecto, el país se había caracterizado por tener la tasa de inflación moderada-alta
más persistente del mundo. Dicha persistencia se amparaba en mecanismos de indexación
financiera y salarial que hacían difícil consolidar la inflación en niveles de un solo dígito
1990 Y 1991

Frente a la bonanza de comienzos de los 90’, se generó una ceguera generalizada que
hizo inevitable el desmoronamiento por el que pasó la economía colombiana en los últimos
años de la década. Tal debacle fue la consecuencia de la combinación de distintas
circunstancias.

En 1990 el Gobierno Gaviria decidió darle a la banca el primer impulso hacia una mayor
competencia. La Ley 45 de ese año les permitió a las corporaciones de ahorro y vivienda
entrar en el negocio de las tarjetas de crédito. De todas maneras, nunca se les permitió la
apertura de cuentas corrientes y se reservaron para sí el monopolio del crédito hipotecario.

Aunque en el país comenzó a hablarse de multicanal, los avances en esa materia fueron
tímidos, manteniéndose un alto grado de especialización. Los bancos se concentraron en
sus operaciones tradicionales de ahorro y crédito y otros negocios como el leasing, la
fiducia y el corretaje los siguieron prestando a través de filiales. Aún hoy es aventurado
decir que en Colombia existen supermercados bancarios en donde en una sola oficina el
cliente encuentra todos los negocios financieros a su disposición.

Un cambio importante en el sistema financiero fue la apertura sin límites a la inversión


extranjera, acabándose con el concepto de colombianización de la banca

Una mayor competitividad, se decía, le permitiría a la industria nacional conservar el


mercado interno e incursionar con elevadas probabilidades de éxito en el mercado
internacional. La realidad no ha apoyado esta hipótesis.

Menos impuestos La otra cara de la apertura comercial fue la reducción de los aranceles y
sobretasas a las importaciones, proceso que en un principio se concibió que se haría de
manera gradual, mediante un cronograma de desgravación.
A principios de los 90 el arancel promedio era de 22,5 por ciento y, acorde con la política
de exposición de la producción nacional a la competencia externa, se redujo a 16,5 por
ciento. La sobretasa a las importaciones pasó de 16 a 13 por ciento.

La caída de las importaciones, el aumento del contrabando y la tendencia revaluacioncita


del peso llevaron a las autoridades, en 1991, a acelerar el cronograma de desgravación para
estimulas las compras externas. Así, se establecieron cuatro niveles arancelarios (0; 5; 10 y
15 por ciento), siendo los mayores para productos terminados o semielaborados y los
menores para los bienes de capital y materias primas.

La sobretasa a las importaciones se redujo del 13 al 10 por ciento y, posteriormente, al 8


por ciento. La gradualidad en el recorte de los aranceles, simplemente desapareció como
política oficial. Del dólar negro al libre El primero de febrero de 1991 se produjo un
cambio sustancial en las costumbres de muchos colombianos: tener dólares dejó de ser algo
prohibido para convertirse en un hecho cotidiano.

Ya se podían sacar las divisas guardadas debajo del colchón y negociarlas en los bancos o
corporaciones financieras, según la autorización recibida para ello. De esta manera el
Banco de la República perdió el monopolio en la compra y venta de dólares, La gran
transformación de este mercado se dio con la expedición del Estatuto Cambiario y
posteriormente la Resolución 57, dos herramientas claves en el proceso de
internacionalización de la economía.
El proceso de "Apertura y Modernización" de la economía colombiana forzó a algunos
sectores económicos al reto de la competencia internacional. En la década de los noventa el
proceso produjo la caída de la participación relativa de la agricultura y la industria
manufacturera en PIB y el sacrificio del mercado interno sin el correspondiente éxito en el
mercado internacional.
La economía colombiana no es ajena a dichos retos y la "Apertura y Modernización" forzó
a, la Industria manufacturera y a la agricultura a una mayor competencia internacional, pero
no a una transformación hacia los sectores o subsectores más dinámicos de la economía
mundial.
El propósito de este sencillo artículo es mostrar que el proceso de apertura" lo único que ha
logrado hasta el momento es deteriorar la participación relativa de la industria
manufacturera y la agricultura en el PIB sacrificando el mercado interno, pero sin ser
exitosos en el mercado internacional.
La economía colombiana perdió la década de los noventa. La "Modernización y apertura
económica" no ha servido para revertir el estancamiento del modelo de sustitución de
importaciones. Como lo muestra el Cuadro 1, la del noventa ha sido la peor para el
crecimiento económico de Colombia en las tres o cuatro últimas décadas.
1992
La oferta monetaria (M2) creció a una tasa anual superior a 40% entre 1992 y 1994. El
crédito bancario creció aún más, y en (el pico de) diciembre de 1993 creció 70% en 12
meses. Los agentes privados principalmente, y públicos, se endeudaron a una velocidad
inusitada, en buena parte para "invertir" en la compra de tierra, vivienda y acciones en las
bolsas locales.
1 de julio: en Colombia, empezó a operar la Fiscalía General de la Nación.
Año y ley
1992, ley 6 de 1992
Objetivo
Asegurar el equilibrio las finanzas públicas en el mediano y largo plazo. Sustituir los
ingresos tributarios externos por ingresos de carácter interno
Asegurar en el corto plazo que el manejo fiscal contribuyese al equilibrio macroeconómico

Mecanismos utilizados con el objetivo de aumentar los recaudos, la reforma se concentró


en la simplificación de la estructura tributaria. Se disminuyó la dispersión en las tarifas y se
amplió la base para casi todos los impuestos
Renta
Base: se aumentó la base al incluir las empresas comerciales e industriales del Estado, al
igual que las sociedades de economía fondos públicos, cooperativas financieras y telecom.
Desapareció el impuesto complementario de patrimonio para todos los contribuyentes. Los
fondos de capital extranjero pasaron a la categoría de no declarantes
Tasa: se disminuyeron aún más los impuestos de remesas para las sociedades extranjeras
IVA
Base: se incluyeron nuevos servicios tanto en la base de IVA como del impuesto de timbre.
Se excluyeron nuevos bienes de la canasta familiar y toda la maquinaria agrícola no
producida en el país.
Se permitió descontar el IVA pagado en bienes de capital de la declaración de renta
Tasa: se estableció como tarifa general para la venta de bienes y servicios el 12% el cual
aumentara paulatinamente hasta el 14%
Otros
Base y tasa:
Se desmontaron casi en su totalidad las restricciones arancelarias y parcelarias.
Se mantuvieron algunas exenciones temporales a productos agrícolas.
Se modificaron las normas procedimiento administrativo, haciendo énfasis en el estatuto
anti evasión.
Se reformo la administración aduanera, otorgándosele más control y decisión en los asuntos
de competencia una crisis que se presentó durante el gobierno del presidente César Gaviria,
entre el 2 de marzo de1992 y el 7 de febrero de 1993 provocada por el fenómeno del niño,
este fenómeno climático provoco sequias en Colombia donde el gobierno tuvo que tomar
medidas de racionamiento.
Los indicadores de salud y educación mejoraron sensiblemente entre 1992 y el 2008: la tasa
de alfabetización de adultos pasa del 81 por ciento a 93 por ciento, la inscripción de
estudiantes en primaria pasa de 79 por ciento a 93 por ciento, en secundaria de 60,8 por
ciento a 97,6 por ciento, la tasa de mortalidad infantil cae de 31 por ciento a 18,9 por
ciento, el porcentaje de personas con acceso a instalaciones sanitarias pasa de 69 por ciento
a 77 por ciento.

En esta grafica
vemos como en
1992 hubo una
caída en las cuentas corrientes junto con la tasa de
cambio real
1993
Consideremos las diferencias
entre el año 1991 de recesión a la
colombiana (crecimiento de 2.1 por
ciento) y el excelente 1993
(crecimiento de 5.2 por ciento).

Bonanza constructora En primer


lugar, el ritmo de edificación. Aunque la bonanza sectorial se inició en 1991, el área con
licencias en el año terminado en septiembre de 1993 fue 24.3 por ciento superior a la de dos
años atrás. Por supuesto, los dineros calientes jugaron un importante papel en la edificación
suntuaria, pero la expansión también fue vigorosa en la vivienda de clase media y popular.

En 1993 la inflación para productores estuvo casi diez puntos por debajo de la de 1991.
Lo anterior permite afirmar con mucha confianza que la construcción, el gasto público y el
crédito explican bastante bien la aceleración del crecimiento económico entre 1991 y 1993.
Bastante bien, pero no por completo. La razón inmediata para considerarlos es que el
crecimiento de la demanda interna fue desproporcionado en 1993. Según la estimación
oficial, la demanda interna creció 12.3 por ciento en términos reales, en comparación con
0.8 por ciento en 1991.
Demasiado gasto Parte del crecimiento de la demanda interna de 1993 tuvo que ver con el
aumento del gasto público, y otra parte por la dinámica inversión privada, incluyendo su
componente de construcción suntuaria. Pero el aumento del consumo privado contribuyó
con 5.4 de los 12.3 puntos porcentuales de aumento de la demanda.
Ocurre, sin embargo, que a diferencia de la inversión y el gasto público el consumo privado
no es una variable muy volátil. La teoría económica y una montaña de evidencia mundial y
local sugieren que el grueso del cambio del consumo del sector privado se explica por el
comportamiento de su ingreso disponible, esto es, neto de impuestos.
En esta grafica
vemos como en 1992
hay una caída
bastante grande en el
crecimiento del PIB
agrario, pero no
afecto de alguna
manera el
crecimiento del PIB
total

Reforma de salud
La Reforma parte de
definir dos
regímenes: el contributivo, para quienes tienen capacidad de realizar aportes a la seguridad
social a través de su trabajo o ingresos independientes, y el subsidiado, para quienes no
tienen dicha capacidad y a quienes el Estado debe financiarles parcial o totalmente el valor
del seguro obligatorio.
La ley 100 de 1993 y la 797 de 2003
Estas dos reformas transformaron el sistema de seguridad social. Con la primera se crearon
las Entidades Promotoras de Salud (EPS) como las compañías que están a cargo de la salud
de los colombianos, hoy con una cobertura casi universal. Nacieron dos regímenes de
afiliación: uno contributivo y otro subsidiado.
Paralelamente, la Ley 100 cambió el sistema de pensiones, dándoles vida a las
administradoras de pensiones y cesantías, que se conocen como el régimen privado o de
ahorro individual, al tiempo que se mantuvo el régimen público o de prima media, primero
bajo el Instituto de Seguros Sociales y ahora bajo Colpensiones.

1995-1996-1997
La economía colombiana termina el año 1994 con dos ruidos en el manejo macro: un
nivel de tasas de interés por fuera de los patrones históricos y una gran presión hacia la
revaluación de la moneda, todavía más evidente en el último día.

Sin duda alguna, tanto el tema de las tasas de interés como la revaluación serán los asuntos
de discusión macro en 1995. Y de su manejo depende en buena parte el rumbo de la
actividad económica privada y el mismo cumplimiento de las ofertas en la campaña
electoral.

El vaivén del 95 El año 1995 tendrá un sector externo en expansión: las exportaciones de
café pasarán de 2.500 millones de dólares y las de hidrocarburos estarán sobre 2.000
millones de dólares. Las mismas autoridades reconocen que el año entrante la presión será
muy grande. El stock de reservas deseadas podría estar por encima en unos 4.000 millones
de dólares. En otras palabras, presión mayor a la revaluación de la moneda.

El período 1991-1997 se caracterizó por el auge del crédito, como ya se mencionó. Allí, la
cartera crediticia logró acelerar su crecimiento a niveles pico del 55% anual en 1995 (vs.
20% en 1991) y mantenerlo por encima del 30% en 1996-1997, valores superiores al
crecimiento promedio del PIB-nominal (28.4%/año en 1991-1997). Así, la cartera llegó a
representar un 34% del PIB en 1997 frente al 20% observado en 1991. Ello en gran parte
obedeció a la “burbuja especulativa” de los bienes raíces que se fue inflando durante 1993-
1997.

Sin embargo, la vulnerabilidad del sistema financiero se hizo evidente en 1998, cuando
confluyeron los desequilibrios internos y la crisis financiera internacional. Allí, el crédito
doméstico se vio afectado por la política monetaria restrictiva del BR (como veremos), lo
cual tenía el propósito de ajustar el gasto agregado (particularmente el privado, dada la
poca flexibilidad del público en el corto plazo) y así proteger el sistema de bandas
cambiarias.

La economía colombiana creció a ritmos satisfactorios del 4.3% anual durante el período
1993-1997. En buena medida ello fue el resultado de múltiples reformas estructurales,
introducidas por la Reforma Constitucional de 1991. Estas permitieron impulsar una mayor
apertura comercial y mejorar el desempeño del sector público, tras importantes
privatizaciones y cierres de entidades corruptas e ineficientes. Lo anterior estuvo
acompañado por el programa de liberalización financiera (Leyes 45 de 1990, 9 de 1991 y
35 de 1993) de comienzos de los años noventa, el cual permitió sentar las bases para la
modernización del sector. Entre los cambios introducidos, se destacan: i) la eliminación de
barreras a la inversión extranjera en el sector financiero para incrementar la competencia; y
ii) una mayor libertad para los establecimientos de crédito en el manejo de operaciones
financieras y tasas de interés

Todo ello se tradujo en un auge del crédito durante el período 1991-1997, donde la relación
Cartera/PIB llegó a niveles del 34% frente al 20% observado 6 en 1991. Dicho crecimiento
estuvo apalancado en las expansiones de las carteras comercial e hipotecaria. Esta última
llegó a niveles del 9.4% del PIB en 1997 (vs. 6% en 1991)

Esa dinámica del crédito hipotecario en buena parte obedeció al volcamiento de la liquidez
hacia el sector no transable. Ello como resultado de la marcada apreciación de la tasa de
cambio real (llegando a niveles del 43% en el acumulado de 1991-1997), por cuenta del
auge petrolero de ese período (gracias a los hallazgos de Caño Limón en 1982 y Cusiana-
Cupiagua en 1991). Incluso, dicho período se caracterizó por la expansión crediticia de la
banca pública hacia el sector hipotecario.

Colombia venía experimentando un incremento sustancial en el gasto público como


resultado del proceso de descentralización fiscal y de las obligaciones mandadas en la
nueva Constitución de 1991. Ello, junto con el exceso de gasto privado, estuvo financiado
en buena parte por la mayor entrada de flujos de capital, lo cual terminó reflejándose en los
elevados déficits externos (alcanzando niveles del 5% del PIB en 1997). Esta
vulnerabilidad externa y fiscal de la economía se hizo evidente con la crisis internacional de
1997-1999, pues el país estaba muy expuesto a las percepciones de los inversionistas
nacionales e internacionales.

Al estallar la crisis hipotecaria asiática en agosto de 1997, se pensó que se trataba de un


problema hipotecario focalizado en Tailandia y con poca incidencia regional o global. En
efecto, los países de la región no exhibían graves desbalances fiscales o externos y se creía
que el potencial problema de contagio podría ser contrarrestado por Japón, las
repercusiones de la crisis fueron globales y persistentes
La mayoría de países trataron de defender su liquidez local e internacional a través de
elevar sus tasas de interés para evitar los ataques especulativos sobre sus escasas Reservas
Internacionales en momentos en que se dio un “paro súbito” del flujo de capitales. Ello
habría de tener repercusiones sobre la viabilidad de los deudores hipotecarios, pues sus
obligaciones financieras se elevaron en momentos en que se expandía el desempleo y
disminuía el ingreso disponible de los hogares. Esto derivó en el disparo de la relación
Deuda Hipotecaria/Valor del Inmueble a niveles superiores al 50%, pues los deudores se
vieron en la necesidad de entregar sus bienes en dación de pago.

En el caso de Colombia, este proceso se dio de manera aguda, pues la “defensa de la banda
cambiaria” llevó a presionar las tasas de interés locales. En efecto, la defensa de dicho
sistema por parte del Emisor condujo a elevar fuertemente las tasas de interés reales de toda
la economía, especialmente las del sector hipotecario, por cuenta de un inadecuado sistema
de enlaces entre las tasas de mercado (DTF) y el cálculo del componente de corrección
monetaria (UPAC). Todo ello indujo costos reales adicionales para los créditos hipotecarios

De esta manera, en los años 1996-1997 la economía mostraba cambios en la composición


de su sector productivo a favor de los commodities y algo de desaceleración económica, lo
cual intentó ser contrarrestado impulsando el gasto público (en medio de una profunda
crisis política y de gobernabilidad), incluyendo la expansión crediticia de la banca pública
hacia el sector hipotecario. La economía colombiana, además, experimentaba un auge de
inversión extrajera, propiciada por el otorgamiento del grado de inversión al país en 1995,
tras las importantes reformas estructurales del período 1991-1994

1998 Y 1999

La recesión más profunda del 98-99 El último trimestre de 1998 marcó el comienzo de la
peor recesión en la historia de Colombia, que llevó a que 1999 por primera vez se registrara
un crecimiento negativo del 4,5 por ciento en el Producto Interno Bruto, PIB. La recesión
más profunda del 98-99. El último trimestre de 1998 marcó el comienzo de la peor recesión
en la historia de Colombia, que llevó a que 1999 por primera vez se registrara un
crecimiento negativo del 4,5 por ciento en el Producto Interno Bruto, PIB. Entre las causas
figuran el excesivo endeudamiento del sector público y el endeudamiento del sector privado
que con unas tasas de interés excesivamente altas que tocaron niveles del 50 y 60 por ciento
hicieron las veces de aspiradoras de los recursos de la economía. La demanda se contrajo,
la gente no tuvo con que comprar, se generó un efecto domino, no hay recursos para
inversión, no hay demanda, sobran empleados y así el desenlace final: cierre de empresas,
incremento en el desempleo y caída de la producción nacional. Al gobierno de turno del
presiente Pastrana le tocó hacerle frente a la crisis financiera, a la crisis de las cooperativas,
a las más altas tasas de interés y a la crisis del Upac. Desde cuando ese desastre hizo su
aparición el gobierno trató de contrarrestarlo y salir adelante. Cuando la economía comenzó
a desacelerarse a finales de la década, empezó el deterioro progresivo del sistema
financiero. Durante el año 98 este deterioro se profundizó y se extendió a todos los
intermediarios. El crecimiento de la cartera vencida se aceleró, las provisiones se redujeron
y los bienes recibidos en pago aumentaron significativamente pasando de 800.000 millones
de pesos en diciembre de 1997 a 1,4 billones de pesos en octubre de 1998. Como si fuera
poco comenzaron a evidenciarse problemas de liquidez del sistema, agravando la situación.
Así, la estructura de captación se trasladó a recursos de cortísimo plazo. Para octubre de
1998, el 60 por ciento de los CDT y CDAT se encontraban entre 2 y 14 días, mientras que
las captaciones superiores a 6 meses alcanzaban un nivel del 5 por ciento, frente a 15 por
ciento que significaban nueve meses atrás. El crítico panorama se completaba con
problemas de encajes en muchas de las entidades que obligó a los establecimientos a pagar
enormes tasas de interés (hasta el 150 por ciento) por los recursos de corto plazo. Tal
situación llevó al sistema a arrojar pérdidas por 500.000 millones de pesos a octubre del 98,
después de la danza de los millones de la primera parte de la década. Para los años 99 y
2000 las pérdidas sobrepasaron el billón de pesos. Nadie se escapó de la crisis, por el
contrario, más se unieron a ella. El sector cooperativo sey obligó al Dansocial de ese
entonces a intervenir 31 sociedades y 8 por parte de la Superbancaria. Entre tanto, más de
una docena de establecimientos de crédito fueron intervenidos por la Superintendencia, en
el término de un año y medio. En cuanto a la banca pública el reflejo de la crisis no podría
ser más patético. A diciembre de 1998 existían doce entidades públicas que empleaban
alrededor de 90.000. A esa fecha la banca oficial representaba el 22 por ciento de los
activos del sistema e igual proporción de la cartera. La crisis en la banca pública dejó como
resultado el cierre del BCH, del Banco del Estado y la Caja Agraria (se creó el Banco
Agrario). El costo de la crisis financiera se acercó a los nueve billones de pesos, incluidas
las capitalizaciones de entidades oficiales y privadas y la liquidación de la Caja Agraria y el
BCH. El mayor costo lo representaron las capitalizaciones de entidades financieras públicas
y privadas por 5,6 billones de pesos, a los que se suman 2,7 billones de la liquidación de la
Caja Agraria y 1,4 billones a las primeras capitalizaciones que se aplicaron a entidades
como Granahorrar y al desaparecido Banco Uconal. Colapsó el sistema hipotecario: muere
el Upac. Paralelamente a la crisis financiera el sistema hipotecario colapsó. Los deudores
de vivienda comenzaron a devolver sus inmuebles a los bancos. Los morosos aumentaron al
tiempo que las tasas de interés hacían impagables las cuotas mensuales. El Upac entró en
crisis y el gobierno adoptó medidas para darle alivios a los deudores que se encontraban en
mora. Paralelamente, diseñó un programa de reducción automática de tasas de interés para
los deudores al día. En septiembre de 1999, la Corte Constitucional le dio el puntillazo final
al Upac. Este murió después de 25 años.
Colombia fue al FMI. A lo largo del primer semestre del 99 se acentuaron los problemas
para el país: la crisis financiera nacional e internacional se agudizó; un ataque especulativo
al peso propició una pérdida importante en las reservas internacionales y la recesión
económica se aceleró. Todo ello provocó una pérdida de confianza en la economía y obligó
al gobierno del presidente Pastrana a tomar la decisión de solicitar el respaldo del Fondo
Monetario Internacional en julio del 99. El ministro de Hacienda, Juan Camilo Restrepo,
acudió al FMI, siendo la primera vez que el país suscribía un acuerdo formal con este
organismo. Durante el gobierno del presidente Betancur se acordó un programa de
monitoreo simple con el FMI y no se firmó acuerdo stand-by. El programa económico del
gobierno Pastrana con el FMI fue discutido durante el segundo semestre del 99 y fue
finalmente aprobado en diciembre 20 por el organismo. Fue un programa para el período
1999-2002, con el cual el país tuvo a disposición un crédito por 2.700 millones de dólares
que nunca utilizó. Posteriormente el gobierno del presidente Uribe firmó un nuevo acuerdo
con el FMI, este para dos años y que aún está en vigencia. Los acuerdos con el FMI
incluyeron un severo programa de ajuste fiscal y la adopción de reformas estructurales.
Tapando huecos con reformas tributarias y deuda. Durante la década de los noventa la
situación fiscal del país se deterioró. Los ingresos corrientes de la Nación, aunque crecen
no alcanzan pues los gastos del gobierno que van en aumento. Las transferencias
territoriales suben y se desbordan los intereses de la deuda pública (interna y externa)
presionando hacia un mayor déficit fiscal. Los distintos gobiernos expidieron un conjunto
de normas que incrementaron los gastos en materia de defensa y justicia ahondando el
desequilibrio entre gasto e ingresos públicos. Pero además llegaron contingencias adversas
como las crisis cafetera y financiera. Para resolver el problema de financiamiento del déficit
fiscal los últimos gobiernos han acudido a reformas tributarias y al mercado internacional
de capitales. La deuda pública, interna y externa, se incrementa año en año a medida que
crecen las necesidades de recursos para financiar por parte del Estado. Como proporción
del PIB la deuda pública sobrepasa el 50 por ciento. Entre 1990 y 2002 el gobierno
nacional ha emitido bonos externos por 13.125 millones de dólares, de los cuales el 60 por
ciento correspondió al período 99-2000. El país cuenta con una historia de reformas
tributarias nada envidiable: siete desde 1990. Las diferentes reformas han llevado a un
aumento de la tarifa del IVA, de las tasas para el impuesto de renta, y se han incluido
nuevos contribuyentes. Entre tarifas diferenciales, rentas exentas, bienes excluidos del IVA.
Los ingresos tributarios pasaron de representar un 10,3 por ciento del PIB en 1990 a 12,6
por ciento en 1999 y 13 por ciento en el 2000, mientras que los gastos como porcentaje del
producto se incrementaron de 11 a 18 por ciento en el período. Con respecto a la agonía de
los cafeteros; el que fuera sector bandera de la economía colombiana cayó en una profunda
crisis. En diez años la industria cafetera perdió más de 1.000 millones de dólares de
patrimonio. Entre 1990 y 2000 el patrimonio del Fondo Nacional del Café se redujo de
1.595 millones de dólares a 569 millones. El plan para Colombia fue una marca que abrió
puertas. Dentro de la estrategia de internacionalizar el conflicto, el presidente Andrés
Pastrana lanzó el llamado Plan Colombia. Con este programa en mano el gobierno fue ante
la comunidad internacional en busca de solidaridad y apoyo económico para enfrentar el
narcotráfico, pero también para ayudar con obras sociales a las zonas víctimas de la
violencia. El costo del Plan Colombia se estimó en 7.000 millones de dólares de los cuales
el gobierno norteamericano se comprometió con aportar 1.300, el gobierno colombiano
4.000 millones de dólares y los recursos restantes saldrían de la cooperación de la
comunidad internacional a través de las denominadas mesas de donantes. El Plan Colombia
que impulsó el presidente Pastrana tenía entre sus componentes: la búsqueda de la paz vía
negociación, la lucha contra el narcotráfico que implicó el fortalecimiento en equipos y
capacidad operativa del Ejército y las fumigaciones. Otro propósito era recuperar 700.000
hectáreas de agricultura pérdidas en el conflicto y mantener una tasa de crecimiento
económico. El presidente Uribe decidió continuar con el Plan Colombia y con las
estrategias de mesas de donantes que buscan además conseguir recursos para la lucha
contra el narcotráfico, mantener viva la solidaridad mundial por el conflicto colombiano.
CONCLUSIONES

I. La economía Colombiana prácticamente perdió la década del noventa en su intento de un


mayor y mejor desarrollo económico. Los sectores agrario e industrial manufacturero,
obligados a una fuerte competencia internacional resultaron severamente afectados en
participación en PIS sin ser, además, exitosos en los mercados internacionales con lo cual
perdieron también su capacidad para generar empleo.
II. Si Colombia no renueva su estructura productiva generando subsectores dinámicos en la
economía internacional es difícil que obtenga tasas de crecimiento económico adecuadas
para solucionar el endémico problema del desempleo cuya amplitud es causa fundamental
del deterioro del entorno social
BIBLIOGRAFIA

I. CENTRO DE INVESTIGACION ECONOMICA Y SOCIAL


“https://www.repository.fedesarrollo.org.co/handle/11445/2117 ”
II. PORTAFOLIO, COLOMBIA ENTRE 1990 Y 2008
“https://www.portafolio.co/economia/finanzas/colombia-1990-2008-218394 ”
III. BLOG DE DERECHO DE LOS NEGOCIOS
“https://dernegocios.uexternado.edu.co/controversia/colombia-un-resumen-historico-de-
nuestras-crisis-economicas-y-lo-que-nos-espera/”
IV. REVISTA EL TIEMPO “https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-11620 ”
V. PORTAFOLIO 20 AÑOS DE NEOLIBERALISMO
“https://m.portafolio.co/opinion/hernando-zuleta/20-anos-neoliberalismo-74172 ”
VI. GESTIOPOLIS, NEOLIBERALISMO EN COLOMBIA
“https://www.gestiopolis.com/neoliberalismo-colombia/”
VII. REVISTA SEMANA “https://www.semana.com/economia/articulo/1992-el-ao-de-
colombia/16782-3”

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