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Nuestro mundo está lleno de miles de perspectivas desde las cuales puede ser
observado, comprendido, e incluso cuestionado y descubierto.
Vale la pena reflexionar sobre la forma en que inciden esos sonidos “naturales”
en nuestra personalidad y en nuestro actuar, esos primeros sonidos darán
cuenta de lo que somos y serán a futuro el resultado de nuestras relaciones
sociales y los comportamientos que demanda de nosotros los lugares públicos
como la ciudad.
1
TAMAYO Daniel. Educar la sensibilidad. Capitulo 7, El mundo de los sonidos. Ed Alhambra. España
1987. Pg 101.
Pensar en que la ciudad está hecha de sonidos es una de esas formas en que
podemos acercarnos al mundo en que vivimos, la ciudad tiene la capacidad de
albergar en sí misma la confluencia de nuestras manifestaciones sonoras, existe
de esta manera un eco que transporta todo aquello que somos y que siendo tan
intimo se vuelve musicalidad en lo público. Interactúan en la ciudad los sonidos
de las personas que gritan y se agitan en las esquinas buscando la manera de
sobrevivir, la alegoría, las risas y los murmullos en un lugar cualquiera en el
centro de la ciudad donde un comediante expresa sus habilidades y causa gracia
al público que le rodea.
2
AYATS Jaume.En: Revista Transcultural de Música Nº 6 . Universitat Autònoma de Barcelona
2002.
3
CRUZ Kronfly, Fernando. Las Ciudades Literarias: Revista de la Universidad del Valle No. 14, Cali,
Agosto de l.996
En el caso del eructo, por ejemplo, vemos que para algunas culturas (Árabes y
Españolas) el significado que este tiene, corresponde a una acción que expresa
agradecimiento. En caso contrario, en culturas como la nuestra el eructo no suele
ser visto con tan buenos ojos, pues al contrario de expresar un modal de
satisfacción, es interpretado como un acto de mala educación. Sin embargo el
acto de eructar en nuestra cultura está rezagado a la vida privada, donde incluso
pueden resultar algunas restricciones de género, es decir, en caso que un
hombre eructe (a pesar que culturalmente no sea aceptado como un acto de
buena educación), no resulta tan mal visto como si lo llegase a hacer una mujer.
“El sonido de la risa siempre me ha parecido la música más civilizada que hay
en el universo”.
(Peter Ustinov)
El llanto del bebé como el primer sonido que hace el cuerpo para expresar algún
sentimiento o emoción, es muestra fiel de que nuestro cuerpo se manifiesta y se
comunica en diversidad de formas, aunque a veces esas formas cambian de
acuerdo al contexto y la cultura en que crecemos, pero por lo general cuando
somos niños estamos más abiertos a la producción de diferentes sonidos, es
natural que apenas conociendo el mundo que nos rodea el mundo del sonido y
la imitación de eso que escuchamos pase a ser parte de nuestros juegos y
nuestro propio desarrollo. Existiría de este modo una relación de los sonidos,
naturales o artificiales y de los sonidos corporales como influencia determinante
para la configuración de nuestra personalidad, ya que cada día quienes nos
rodean implícitamente nos están heredando una memoria sonora de la cual no
somos consientes.
4
JARAMILLO, Juan Carlos. La ciudad y la domesticación de sus espacios. En: Revista UNIVERSITAS
P.U.JAVERIANA. Facultad de ciencias sociales. Bogota .Julio 2003. Pg 83.
(sonoro) por medio del cual nos inscribimos en la ciudad; teniendo en cuenta que
esta no solo es espacio físico en el que habitamos, es también el espacio en el
que construimos realidad.
"El que está despierto y consciente dice: soy todo cuerpo, no hay nada fuera de
él." (Friedrich Nietzsche)
Pensar en Bogotá, nuestra ciudad, a través del sonido que producen las
personas y las experiencias que emergen de sus cuerpos, requiere retroceder
5
Op.cit., Cruz . Las ciudades literarias. Pg 5
en la historia para llegar a comprender como eran los sonidos de la Bogotá de
antaño, y qué de esos sonidos se nos han sido heredados a través del tiempo.
También es preguntarse por la humanidad de esa misma época ¿Cómo eran las
experiencias corporales que se construían en aquel entonces?, ¿bajo qué
parámetros se daban las relaciones sociales y qué papel jugaba la corporalidad
allí?...si bien en la Bogotá antigua no se escuchaban las aglomeraciones de
personas caminando por los pasillos para tomar el transporte, era posible
escuchar el lento y delicado caminar de los elegantes, educados y bien
acomodados señores de la apenas naciente ciudad.
Concebir el sonido como memoria nos permite reconocer las formas en las que
este se ha transformado y al mismo tiempo ha trasegado la cultura, los sonidos
en sí mismos llevan una carga de sensaciones y emociones que se expresan en
la cotidianidad, los sonidos de las personas y los sonidos en general nos pueden
advertir sobre situaciones, recordar momentos y hasta conocer lo que otros han
experimentado “la ciudad se ajusta a una memoria de otras memorias que
llevan a recordar o a imaginar, a ir y a venir, a buscar y a encontrar otras ciudades
que cada cual guarda dentro de sí, como legado, como forma de imaginación o
representación o como imagen que la cultura oficial ha instalado” 6
6
Op.cit., JARAMILLO. Pg 85
que se narran historias en nuestra ciudad y que están ligados a la cultura que
vivimos.
Muchos tuvieron la fortuna de escuchar por parte de sus abuelos una cantidad
de historias narradas a la luz de una fogata, donde los niños se sentaban a
escuchar anécdotas, mitos y leyendas expresados más que con la voz, con todo
el cuerpo, tradiciones que se han ido perdiendo con el pasar de los años y de las
que solo queda el recuerdo; hoy las voces están mediadas por la tecnología, se
escucha la radio, se escuchan las personas hablar por teléfono, por celular y
hasta la internet es capaz de simular y grabar las voces de los que habitan la
ciudad mediados por las TICs. Desde este punto los sonidos de las personas
también han cambiado, las tradiciones no son las mismas, pues los medios han
transformado la realidad y las redes de comunicación no son las mismas para
quien habla y para quien escucha, pues las sensaciones que llegan a través de
los órganos de los sentidos son muy precisas.
Así como a través del tiempo han surgido transformaciones de la ciudad misma,
de las costumbres, de la cultura, también el sonido se ha ido transformando, un
ejemplo de ello es el sonido de las mujeres y los hombres hace algunos años,
allí predominaban las voces masculinas, pues, el ámbito de lo publico estaba
ligado a los hombres, mientras las mujeres habitaban la ciudad desde el hogar
(ámbito privado). Hoy las voces se confunden y muchas veces resalta la voz
femenina en las calles de la ciudad por las diferentes labores que realizan las
mujeres en Bogotá.
Es característico de Bogotá la prisa de los transeúntes y los sonidos que con ella
van dejando al caminar por las calles de la ciudad, se pueden oir en un mismo
instante diferentes sonidos desde los que se expresa cada quien, pararse en
una esquina e intentar escucharlos, permite imaginar una cantidad de historias
mediadas por lo que se escucha. Un comentario de alguien que habla para si
mismo y en voz alta, una conversación de pareja o grupo, alguien que habla por
celular o simplemente alguien que sonríe al ir escuchando la radio, son sonidos
que nos permiten conocer como se mueve nuestra Bogotá sonora.
Los sonidos que se emiten a través del cuerpo también están mediados por
ciertos sectores de la ciudad, es diferente estar en la zona rosa, en un parque y
hasta es diferente ubicarse en el norte y en el sur de Bogotá. En el sur por
ejemplo, es parte de la cotidianidad escuchar el vendedor ambulante que se
rebusca la vida ofreciendo algo para la venta o cambio, es común escuchar
frases como : “los tamales…”, “se arregla la olla a presión”, o “se compra
chatarra..”. A las afueras de lugares concurridos por muchas personas como
bancos o universidades, podemos escucha frases de este tipo: “tinto, perico,
aromática” o “minuto a celular”…todos estos sonidos son y hacen parte de la
sonoridad Bogotana y de la cotidianidad de quienes en ella habitamos.
7
Tomado de: http://www.campusvirtual.unirioja.es/titulaciones/musica/fotos/felipeV_Marin.pdf. Pag 8
8
Ibíd. Pág. 8.
real, el ideal sería que nosotros como habitantes de la ciudad seamos quienes
reflexionemos y proyectáramos la memoria de nuestra ciudad.
¡A modo de conclusión!
Se hace necesario volver la mirada sobre el legado cultural que el sonido nos
proporciona cada día, con el tiempo han cambiado muchas cosas y como se veía
en un principio el sonido de la ciudad no se ha escapado. Decir que “suenan las
personas”, es de ante mano reconocer el cuerpo como una fuente inagotable de
sonido, de esta manera es posible afirmar que el cuerpo de las personas que
habitamos esta ciudad (cualquier ciudad) puede ser pensado como memoria
sonora de la misma. No habrá ninguna otra fuente tan fidedigna a través de la
cual el sonido pueda viajar, ser transmitido, recordado, olvidado y heredado e
incluso evocado con tanto rigor como el cuerpo humano.
Esto quiere decir que el escuchar ya no queda relegado al oído solamente, y que
la producción de sonidos tampoco queda limitada a la voz del ser humano, existe
el cuerpo y en este la posibilidad de escuchar y transmitir sonidos con toda su
humanidad, si un sonido viaja por el aire y llega hasta el oído, no se queda allí
nada mas, este viaja por todo el cuerpo desembocando en un sinnúmero de
sensaciones y evocaciones de las cuales el cuerpo es testigo.
Existen “las ciudades literarias” y “las ciudades invisibles”, pero también existen
las ciudades sonoras, contadas por nuestros propios cuerpos, por los cuerpos
de los que ya murieron y por cuerpos que apenas están creciendo en el seno
materno. Es entonces el cuerpo y los sonidos que emanan de él nuestro
patrimonio cultural de la ciudad que suena y que se configura a través de
imaginarios sociales que se construyen a través de los paisajes sonoros que la
componen.
Suena el mundo, suena la vida y suena de pronto la gente que pasa apurada de
hambre, que le cruje el estomago, que le llevan las ansias, que chasquean los
dedos, que se muerden los labios.
Suenan sutil e intangiblemente ojos que se cierran ojos que se abren, de los que
brotan lágrimas, de los que se liberan tristezas, así como suena el agua
recorriendo suave y lentamente la tierra así suena una lágrima recorriendo la
mejilla de una dama.
Memoria que se transforma y que viaja por el aire, que parece inmutable, que
parece imperceptible, pero que ahí está como brotando de la nada, resulta
complicado comprender como podría un sonido transformar el actuar de las
personas, pero solo hace falta estar cerca de alguien para que el cuerpo
reaccione ante su actuar, solo un suspiro puede erizar la piel o un aplauso alegrar
un rostro e incluso un solo grito hacer poner en guardia un cuerpo.
Se supo alguna vez de un hombre que admiraba la forma en que comía su mujer,
cada noche a la hora de la cena se sentaba cerca a ella sin mas propósito que
escucharla masticar, y ese era su alimento, a lo mejor la perfecta sincronía de
sus dientes al triturar la comida, su lengua al saborearle y su garganta al pasarle,
llegaban hasta el oído como el canto más dulce y la melodía más profunda que
cada noche su mujer le pudiese regalar, es así que si algún día, la mujer no
estaba allí para comer con él, al hombre no le apetecía nada, si algún día existía
la posibilidad de cenar afuera el acto incrédulo (para muchos) se vestía de gala
fundiéndose a la luz de una vela.
BIBLIOGRAFIA
http://www.campusvirtual.unirioja.es/titulaciones/musica/fotos/felipeV_Marin.pdf