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ENSAYO SOBRE PSICOPATOLOGIA DE LA VIDA COTIDIANA

(S. Freud)

Alumno: L. Eduardo Pacheco C.

Materia: Psicología Profunda Semestre V

LP: Cinthia Fierro


El ser humano es un ser que es llevado no por la razón si no por una ley
inconsciente la cual modela al individuo, el cumplimiento del deseo, el goce, el disfrutar
y revivir las situaciones que le impera a comportarse, buscar y repetir, las condiciones
de las que uno presume son influidas aparentemente o que al menos eso pensamos
por los que nos rodean, todo influye no las situaciones si no los modelos que son
participes desde el nacimiento del ser humano, las experiencias al ir creciendo en el
hombre las marca como huellas mnémicas que quedan grabadas para en un futuro
debido al deseo de volver a sentir vuelve a repetirse, aquello que se bloquea, se
reprime se envía a otra instancia del comportamiento humano que es dirigido por la
ley inconsciente, la forma en que hemos vivido, en que hemos aprendido a
relacionarnos con los demás evidentemente creemos que es influido por movimientos
religiosos, nivel de cultura, nivel de estudio, económico etc. Pero ¿conocemos
realmente la manera en que influye? El cómo, y lo que el hombre hace lo define de
donde viene y hacia dónde va, dado que el hombre nace en una familia y no en el
vacío, este reproduce el modelo exactamente de vida de los padres, así como la
selección de pareja, el uso de cierto tipo de vestimenta, el gusto o desagrado de la
comida o cierto tipo de alimentos, como también en la conducta y desenvolvimiento
dentro de la misma sociedad del sujeto, ahora bien no es el amigo quien influye, no es
un maestro un desconocido o las tendencias de moda que se presentan. Influye la
interiorización del objeto que se desea volver a tener, como un reengolfamiento en el
ceño primordial del cual no se hubiese querido salir nunca. Esta imagen interna que
modela al sujeto es quien lo lleva a escoger inconscientemente y permanecer dentro
de la comunidad que mejor le conforte.

Así también existen dos enemigos, el enemigo externo todo aquello que se
modifica, que es diferente que es absurdo, inseguro y tendencioso, también el enemigo
interno: los padres quienes modelan la percepción del niño para que todo aquello que
escucha es la vos de los mismos. Es difícil pensar que todo aquello que percibimos
escuchamos deseamos y obtenemos, sea una materialización de aquello de lo que
gozamos y nuevamente lo buscamos. Cuesta trabajo creer que todo está enlazado
con lo que amamos, odiamos y repudiamos, todo tiene una razón de ser, y ese ser es
el placer del goce que en las situaciones cualquiera que disfrutamos, el psicoanálisis
permite conocer, entender y mejorar los caminos para poder hacer un futuro que aun
que igual se ve diferente. Hay que hablar de lo que uno piensa y ese pensamiento
engaña todo el tiempo, dado que lo que pensamos es la percepción de lo que oímos,
vemos y sentimos ¿se podrá pensar de otra manera? Los seres humanos nos
relacionamos como si fuéramos espejo pero ese espejo es lo que tenemos dentro,
renunciado a la imagen real viendo la imagen inconsciente que proyectamos, dando al
otro lo que vemos imaginariamente en la ciegues y oscuridad del mismo pensamiento,
la riqueza de lo humano

Tenemos la excusa para conversar y sacar lo que nos aqueja, aquello que el
hombre quiere soltar pero no se atreve a hacerlo, mediante la lectura, la televisión, el
discurso irreverente, sobre las intenciones que uno tiene que luego resultan irse por
otro lado, en ocasiones gracioso, en otras no tan gracioso. Cada persona es diferente
y hay que esperar a que el Otro hable para que su deseo pueda así transformarse. La
teoría nos enseña a como puede ser el comportamiento del otro para tratar de
entenderlo y hacer del pensamiento una forma de actuar. El psicoanálisis no es
racionalista es decir lo que el hombre hace es motivado por las pulsiones. Siempre se
hacen las cosas por algo y para algo, siempre amor y odio, siempre en relación con el
uno y con el otro. El psicoanálisis trabaja para ser diferentes, para aceptar las
diferencias del otro y aprender a vivir con ellas. Pero siempre estamos a expensas de
buscar la propia satisfacción e impide la razón para satisfacer al enemigo interior que
nos exige ese goce, el saciamiento de la falta, de aquello que esta y no se puede ver,
de aquello que no está y se quiere obtener. Guiado el hombre por el inconsciente hay
un mundo de prejuicios un mundo que separa aquello que sabemos de lo que no
sabemos tratando de darle un valor para poder construir algo que le permita al sujeto
poder levantarse otro dia, pero ese levantarse está sujeto a la hostilidad el impulso de
llenar ese goce de arrancar del otro lo que queremos, el impulso de muerte que hace
levantarse de la cama tratando de equilibrar al mundo.

El que quiere que pasen las cosas tiene que hacer que pasen, el conformismo,
la comodidad, la pasividad es un gasto psíquico que reprime toda la actividad de los
impulsos que más delante de uno u otro modo saldrán, en forma de agresividad dado
que el aparato psíquico no está hecho para ser reprimido, entonces toda actividad,
olvido, locura, son complicaciones de la corrupción del pensamiento mismo que queda
en la represión dado por el mismo odio o repudio, sin la libertad de expresarlo, toda
esa energía reprimida se convierte en odio, y ese odio se expresa en el cuerpo, el
cuerpo como templo de gratitud refleja el pensamiento del humano, tratamos de
hacernos los ingenuos yendo por la vida como que no sabemos nada, así en que no
sabemos nada nos beneficiamos de la ignorancia, esa que en la vida cotidiana se
vuelcan como cosas malas que todo el tiempo nos pasan, y echamos la culpa a la
sociedad de quien es la culpable de que nos pasen tales cosas, el rechazo principal a
esta misma tiene que ver con aquellos enemigos existentes en nosotros mismos que
a la vez que no podemos atacar y que disfrutamos de lo que no pasa pues ignoramos
para no ver la realidad de los productos del inconsciente incrementando los fenómenos
socioculturales que cuando hablamos no se escucha o no se entiende, generando una
frustración hacia ese grito de entendimiento a oídos sordos. Tendríamos que ver qué
cosas ponemos en nuestro lenguaje para poder ver que es lo que no llega a los oídos
del otro, es decir que palabras van en nuestro discurso que le aquejan al otro, y que
hay en el mensaje del otro que no queremos que llegue a nuestros oídos, en el
discurso se conecta lo inconsciente y en ello va la seducción del pensamiento
reprimido que da cuenta de lo ocurrido, el goce, el placer, que al mismo tiempo se
reprime por que no se puede aceptar, se identifica el hombre con aquello que le
molesta y por ende lo ataca, entre más lo ataca, ese impulso de destruir al objeto
internalizado en la infancia.

Cada uno de nosotros tiene un motor consciente para realizar los actos, pero
también cada uno de nosotros tiene un motor inconsciente del cual no nos damos
cuenta de lo que hacemos, el inconsciente lo que desea es expresarse, de conseguir
satisfacción de ser, de vivir, la verdad del sujeto siempre de un modo u otro saldrá,
siempre para satisfacer los deseos internos, a manera de olvido, de tics, de locura o
de cualquier otra forma de expresión que pudiese existir, avece cuando uno se siente
tonto, perdido, imbécil o estúpido, son reacciones de la represión de aquello que no
nos permitimos, llevándonos a que siempre que nos encontramos con una nueva
persona buscamos algo que ya nos haya sucedido con anterioridad, enganchándonos
ambivalentemente en el campo de la hostilidad o el amor, siempre habrá algo en el
otro que estaremos viendo en nosotros mismos.

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