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10 revista DOMINGO, 11 DICIEMBRE 2005 L A VA N G U A R D I A

Publicidad en la sopa
En Navidad, el volumen de las campañas
ANIMALES
y anuncios alcanza el paroxismo
Y RACIONALES
MANUEL DÍAZ PRIETO

U
na persona que viva en un tar de sus pechos a quien pruebe un va- nombre de porno-chic y desde finales de se ha disparado afectando en estos mo-
país desarrollado llega a re- so de ron; una provocativa azafata con los 90 impregna muchas campañas pu- mentos a cerca del 30% de la población
cibir el impacto de unos una cortísima minifalda utilizada co- blicitarias. juvenil europea. Alimentos con eleva-
mil mensajes publicitarios mo reclamo para promocionar una Sin embargo, según ha detectado el dos contenidos de grasas y azúcares de
cada día. No hay acuerdo compañía aérea; un vientre con una fle- Observatori de la Publicitat Sexista, los que su continua promoción provo-
sobre la cifra exacta, pero es unánime cha tatuada señalando el camino hacia del Institut de la Dona, durante el año can un consumo excesivo.
el diagnóstico sobre el fenómeno: vivi- el sexo para anunciar una marca de 2004 descendieron por primera vez las Por eso empresas como Kraft deci-
mos –literalmente– inmersos en publi- whisky... El sexo vende. Y los anuncian- denuncias presentadas contra campa- dieron limitar la publicidad de sus ga-
cidad. Y durante estas fechas, la avalan- tes no dudan en utilizarlo aunque en ñas publicitarias ofensivas para la dig- lletitas Oreo y en EE.UU. otras grandes
cha parece alcanzar el paroxismo. No muchos casos sea a costa de denigrar al nidad de la mujer, que se quedaron en marcas encaran ya urgentes estrate-
resulta difícil dilucidar cuál es el objeti- sexo femenino”. 342, casi la mitad que el año anterior. gias para minimizar el impacto indesea-
vo de todos estos anuncios: quieren ven- No se trata de un fenómeno nuevo. “La publicidad comienza a mostrar do de sus campañas. La amenaza de pro-
dernos algo. O, para decirlo de forma La publicidad, gran generadora de cli- una mayor implicación en un trata- cesos judiciales similares a los que su-
más elegante, no son más que un instru- chés, siempre ha mantenido a la mujer miento no discriminatorio. Pero conti- frió la industria tabaquera penden so-
mento de la sociedad de consumo cuyo encerrada en un par de ellos, como pu- núa conviviendo con la constante repre- bre sus cabezas.
objetivo final es acercar los productos o so de manifiesto Anna Freixa, catedrá- sentación de los estereotipos del ama “Hemos dejado ya de adquirir pro-
servicios a los consumidores. tica de Psicología Evolutiva tras anali- de casa y, especialmente, de mujer-obje- ductos y lo que compramos son las emo-
Más difícil es saber hasta qué punto zar más de 4.000 anuncios televisivos: to”, reza su comunicado. ciones que ese producto despierta en no-
son efectivos. Y, más todavía, ponerse los hombres aparecían casi siempre co- Pero si la relación de la publicidad sotros y nuestro entorno. Por eso la pu-
de acuerdo sobre los efectos colaterales mo profesionales de éxito, compraban con la mujer es una historia antigua, la blicidad lo que vende son ilusiones. Y
que provocan la elaboración de estereo- coches, usaban teléfonos móviles y eclosión de los niños como clientes po- por eso los niños son tan buenos recep-
tipos en los colectivos más frágiles. Pa- eran dados al riesgo y a la aventura. Te- tenciales ha tenido lugar en fechas más tores de publicidad”, explica Albert Vi-
ves, publicitario de sólida trayectoria
Los niños que ha decidido resumir su experien-
cia en un libro chispeante que acaba de
son los aparecer en las librerías: ¡Maldita pu-
blicidad! Más allá del glamour... (Penín-
mejores sula 2005) se titula. “Además, cualquier
promoción de ventas necesita una bue-
clientes: na excusa, un cumpleaños, la primave-
ra... Y, en una sociedad que, como la
el 45% del nuestra, nos obliga a ser muy competiti-
vos y nos ofrece pocas ocasiones de ser
consumo buenas personas, ninguna funciona
tan bien como la Navidad”.
familiar Vives insiste en que lo que no se co-
noce o no se ve, no se compra. Y que la
depende de publicidad no es más que el vehículo pa-
ra unir a consumidores con producto-
ellos y su res. Para que lo entendamos explica un
viejo cuento: “Un día un publicitario va
credulidad caminando por la calle y se encuentra
con un ciego sentado en la acera con un
aún no tiene cartel que dice: ‘Soy ciego, ayúdeme’.
Luego, mira en el sombrero y ve que
límites apenas hay un par de monedas. El pu-
blicitario le pide permiso al ciego, coge
el cartel, saca un rotulador de su bolsi-
llo, escribe una frase del otro lado del
mismo, lo deja y se va silbando bajito. A
las pocas horas vuelve a pasar por allí y
descubre con satisfacción profesional
que el sombrero del ciego se encuentra
rebosante de monedas. El ciego le pre-
gunta qué escribió y él le contesta: ‘Es
primavera y no puedo verla’”.

Directa al corazón
Y este es el milagro que es capaz de
obrar la publicidad: llegar directamen-
te al corazón de la gente para explicar
algo evidente y que sin embargo nadie
le había prestado atención. “Por eso,
asegura Vives, suceda lo que suceda, la
publicidad seguirá formando parte de
nuestras vidas. Así que más vale bus-
car la forma de cohabitar amistosamen-
RAÚL
te con ella. Aunque cabe reiterar que la
ra responder a la primera pregunta, los nían, además, derecho a cumplir más recientes. Hoy se sabe que en torno al publicidad es una herramienta de la so-
manuales sobre el tema recuerdan que de 30 años, algo vedado a las mujeres, 45% del consumo familiar depende de ciedad y del mercado. Es buena o mala
ya a finales del siglo XIX, Coca-Cola fi- que, además de ser invariablemente los deseos infantiles. Y que su opinión según se la use. Evolucionará con la hu-
guraba como una de las empresas que guapas y amables, estaban siempre en tiene un peso definitivo en las ventas manidad y modificará su forma infini-
disponía de mayor presupuesto publici- casa, guisando o usando cremas, maqui- del sector de alimentación, la ropa y los tas veces, pero de algo podemos estar se-
tario. La idea era muy simple: “La repe- llajes, tintes y ceras. juguetes. Además, los creativos y las guros: no desaparecerá, seguirá con no-
tición puede acabar con cualquier co- Vende más una mujer que un hom- empresas no pierden de vista que influ- sotros cada vez con más fuerza”.
sa”, decía uno de sus directivos. “Una bre? ¿Y si aparece desnuda más que ves- yen en un 18% a la hora de decidir la Pero los niños pasan más tiempo
gota de agua terminará atravesando tida? ¿Y si la están azotando, vende to- marca y el modelo de automóvil que se frente a la televisión que en la escuela y
una roca. Si golpea en el lugar exacto y davía más? En publicidad resulta difí- compra la familia y hasta en un 40% en las inversiones del sector publicitario
de forma continua, el clavo acabará cil cuantificar en qué medida las cam- dónde pasarán sus vacaciones. alcanzan la mitad del presupuesto de
hundiéndose en la cabeza”. pañas de promoción afectan a las ven- No resulta extraño que se hayan con- educación. De ahí la necesidad de con-
No les ha ido mal. Y aunque desde tas, pero existe un mecanismo muy fia- vertido en destinatarios privilegiados trolar su poder a la hora de conformar
entonces los mecanismos de persua- ble para evaluar la penetración de los de todo tipo de publicidad. Y en las vícti- estereotipos socialmente perjudiciales
sión se han sofisticado, hay elementos mensajes: su capacidad de ser recorda- mas indefensas de algunas prácticas o de crear falsas necesidad que nos em-
que permanecen inalterables. Uno de dos. Y a la búsqueda de ese impacto per- que, más allá de que el juguete no vuele pujan a un consumo superfluo.
ellos es el papel de la mujer como recla- manente, las grandes firmas de moda como en el anuncio, acaban imprimien- Fenómenos como la proliferación
mo publicitario. La Federación de Con- como Yves Saint Laurent, Dolce & Ga- do hábitos y actitudes tan importantes del spam (publicidad no deseada que co-
sumidores en Acción (Facua), que vie- banna, Dior o Calvin Klein (y detrás to- como la forma de alimentarse. Un ejem- lapsa los sistemas de correo electróni-
ne denunciando esta utilización desde das las demás) han comenzado a utili- plo con dos datos: las empresas de comi- co) o el márketing directo que lleva la
hace tres décadas, pone algunos ejem- zar los iconos de la pornografía para da rápida están entre las que más dine- presión hasta tu propio hogar, no dan
plos: “Una mulata que invita a disfru- conseguirlo. Este fenómeno recibe el ro destinan a publicidad y la obesidad alas al optimismo.c

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