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PARADIGMAS POSITIVISTAS
Profesora: Estudiante:
2. Objetivos y finalidad
Objetivo:
Los positivistas buscan hechos o causas de los fenó menos sociales con independencia
de los estados subjetivos de los individuos.
Finalidad:
3. Principios
El positivismo es una corriente de pensamientos cuyos inicios se suele atribuir a
los planteamientos de Auguste Comte
No admite como validos otros conocimientos sino los que proceden de la ciencia
empírica
La influencia de Comte: Algunos autores hacen coincidir el inicio del positivismo
con la publicació n de su obra ¨Curso de la filosofía positiva¨
Escuela filosó fica que defiende determinados supuestos sobre la concepció n del
mundo y del modo de conocerlo:
a) El mundo natural tiene existencias propias
b) Esta gobernado por leyes
c) El objetivo que se obtiene se considera objetivo y factual
d) Utiliza la vía hipotético-deductiva
e) Defiende la existencia de ciertos grados de uniformidad y orden en la
naturaleza.
4. Fundamentos.
El clá sico y pasado de moda positivismo, nos entrega una visió n interesante de los
paradigmas centrados en el conocimiento de causa-consecuencia al momento de
comprender el futuro conocimiento.
Epistemología objetivista:
a. La legalidad constitutiva de la realidad es susceptible de ser descubierta y
descrita de manera objetiva y libre de valores.
b. El investigador adopta una posició n distante respecto del objeto que investiga.
Los paradigmas actú an como filtros de selecció n
El paradigma positivista reconoce ú nicamente como reales los objetos
gobernados por leyes universalmente validas
Solo lo demostrable científicamente es acorde con este paradigma, el cual rechaza
lo sobre natural.
Los objetivos del paradigma positivistas comprenden la investigació n científica, la
formació n de leyes y el establecimiento de las causas y efectos de los fenó menos.
En el á mbito de la educació n, el Paradigma positivista establece que solo puede
haber conocimiento verdadero de lo que ocurre en los hechos objetivamente
observables y descubrir las leyes por las que se rige a los fenó menos educativos.
En definitiva, para los positivistas, el conocimiento consiste en la explicació n de
las leyes inmutables de los sistemas sociales, que se obtiene identificando las
relaciones causa-efecto.
5. Como conciben la realidad.
Independiente.
Neutral
Libre de valores
8. Principales limitaciones.
10. Característica.
Características del materialismo histó rico:
Entiende la economía como base de la historia social.
Parte del principio de que la ideología, valores y cultura de una sociedad son
determinados por el modelo de producció n.
Comprende que los cambios socioeconó micos no dependen de la determinació n
individual.
La transformació n histó rica de las sociedades es concebida como consecuencia de
las fuerzas de producció n.
Características del materialismo dialectico
11. Cuáles son los Principios bá sicos del materialismo dialéctico y el materialismo
histó rico
El diccionario Rosenthal-Yudin del XVIII Congreso del PCUS describe el término verdad
absoluta observando que «por verdad absoluta, en metafísica, se entiende la
inmutabilidad del conocimiento humano. Considerando todos los objetos y
fenómenos como inmutables y dados de una vez para siempre, la metafísica admite
toda verdad como acabado y definitivo resultado del conocimiento. El materialismo
dialéctico niega tal género de verdad absoluta. El conocimiento representa en sí un
proceso histórico de movimiento de la ignorancia al saber, de la noción simple de los
distintos fenómenos y partes de la naturaleza, hacia su más profunda y completa
comprensión y el descubrimiento continuo de nuevas leyes de su desarrollo. Cada
grado de conocimiento está limitado por el nivel de la ciencia y las condiciones
históricas de la vida social, que inevitablemente hacen relativos, es decir, incompletos,
nuestros conceptos de la naturaleza. Empero, siendo relativas las verdades que
nuestro conocimiento descubre, contienen, a la vez, partículas de la verdad absoluta,
por cuanto reflejan exactamente, aunque de modo incompleto, el mundo objetivo
exterior. Por eso, el conocimiento logrado mediante verdades incompletas y relativas,
nos aproxima a la verdad absoluta, es decir, al conocimiento pleno y universal del
mundo objetivo. Sin embargo, un conocimiento que agotase el mundo objetivo, sería
absurdo. Ello sólo sería posible en condiciones dadas, si el mundo material dejara de
desarrollarse, se detuviera en su movimiento y se agotase a sí mismo. Pero eso no
será nunca. El mundo se encuentra en estado de eterno cambio y renovación. Por
consecuencia, el conocimiento, que es reflejo racional del mundo exterior, es también
inagotable y nunca puede acabar, como inagotable e infinito es el mundo”. De este
modo, podemos encontrar algunas diferencias entre el materialismo dialéctico y el
idealismo o la metafísica.
Asimismo, cabe señalar existen otras vertientes del materialismo que deben ser
analizadas, como el materialismo metafísico —o mecanicismo—, que pese a tener una
concepción materialista llegó a ser caracterizado como vulgar por Engels, tanto por su
incapacidad para adaptarse al desarrollo de los nuevos avances científicos como para
aplicarse al estudio de las sociedades, ya que existen convenciones diversas según el
lugar en el que nos encontremos; convenciones que rompen con la secuencia lógica
de cualquier planteamiento mecanicista por su caracterización diversificada, aún
tratándose de elementos aparentemente similares. De hecho, el físico Werner
Heisenberg demostró en 1925 que a medida que se profundiza en el proceso de
determinación de la posición de una partícula, mayor es imposibilidad de calcular sus
movimientos lineales, y por ende su velocidad. Mientras el materialismo mecanicista
defiende una realidad en la que el mundo está compuesto por objetos y partículas que
se relacionan entre sí de un modo pasivo, la dialéctica materialista establece que todo
fenómeno natural es un proceso establecido mediante una serie de leyes —que
veremos con posterioridad—.
Del materialismo dialéctico también cabe destacar el desarrollo de la idea del objeto
desde la concepción humana. Si los idealistas tienden a pensar que los objetos no
existen sin la mente, es decir, que son una serie de sensaciones combinadas; el
materialismo dialéctico opina que los objetos existen de manera independiente a la
mente, siendo las ideas imágenes de estos. Asimismo, el concepto de idea es algo
que la metafísica idealista no ha sabido superar, pues según ellos, las ideas son algo
más allá de la materia. La verdad es que las ideas no son más que un producto del
cerebro derivadas de una serie de procesos eléctricos y químicos. Desde los sueños
hasta la acción de ponerse un zapato, toda idea, toda imagen; es producto del
constante movimiento de la materia. En ese flujo constante, en ese movimiento y
cambio incesante, es donde entra la contradicción, pues todo proceso de cambio se
halla integrado en un movimiento progresivo de tránsito del viejo estado cualitativo al
nuevo, de lo simple a lo complejo. Así pues, la lucha incesante de lo viejo y lo nuevo, lo
que muere y lo que se desarrolla, es lo que genera el proceso de cambios cualitativos
en toda materia. E.g. Para que una especie se extinga o evolucione han de darse una
serie de contradicciones y luchas entre opuestos que recorran un proceso histórico
totalmente ajeno a cualquier ciclo estático interminable. Mientras la metafísica
cristiana cree que el mundo tiene una edad de 5775 años —en 2015—, la dialéctica
materialista demuestra de manera científica que el universo es algo muchísimo más
antiguo; un lugar en el que los hombres y las mujeres descienden de criaturas que
surgieron en los mares hace millones de años, y no de la voluntad de un ser divino
caprichoso. Todo es un proceso de constante desarrollo cuyo motor es la lucha entre
opuestos, la contradicción. Asimismo, la dialéctica se fundamenta en el método
científico, que es utilizado para la producción de conocimiento. Cabe señalar que el
método científico derivó posteriormente en el materialismo histórico, que es una
ciencia regida por normas y leyes cuyo fin describiremos a continuación.
Esta ley afirma que todos los elementos de la realidad existen bajo una relación
estructural con el resto de los elementos la misma. Esto significa que ningún
elemento de la realidad existe de manera aislada, tal y como propone la filosofía
clásica cuando trata de comprender los elementos de la realidad mediante la
abstracción; de un modo independiente.
Esta ley afirma que la realidad no es perpetua sino que está en movimiento constante.
Es por ello que cada elemento debe ser comprendido en la medida que se le pueda
ubicar dentro del movimiento universal. Necesaria es la distinción entre el movimiento
profundo de la realidad, que sólo puede comprenderse a través del entendimiento de
las contradicciones centrales o radicales analizando de manera particular teniendo en
cuenta factores subyacentes difíciles de encontrar a primera vista, y el movimiento
aparente, que puede analizarse inmediatamente.
Esta ley afirma que una vez se acumula una determinada cantidad de una misma
realidad, se genera un cambio cualitativo que crea una nueva realidad, realidad
enfocada a un nivel de realidad superior.
Esta ley afirma que una vez llegada a un nivel cualitativo superior, la materia aún
conserva particularidades de estados inferiores. Esta ley se contrapone a la
concepción metafísica de la realidad, que observa el desarrollo como un círculo
cerrado en el que nada nuevo es producido.
El modo de producción se subdivide en dos ramales, que son las fuerzas productivas y
las relaciones de producción. Las fuerzas productivas son los instrumentos motrices
que permiten que la producción salga adelante, y las relaciones de producción son las
relaciones sociales que los productores establecen entre sí para llevar el proceso
productivo hacia delante. Dentro de las fuerzas productivas se hallan la fuerza de
trabajo, que se distingue por integrar los medios humanos —físicos e intelectuales—
puestos al servicio de la producción de bienes; los medios de producción, que son el
conjunto de herramientas destinadas a la producción, y la organización del trabajo,
que es la manera en la que los productores distribuyen las tareas relativas a éste. Las
relaciones de producción también se subdividen en diferentes campos, como la
organización del trabajo; las relaciones de propiedad que indican la distribución de los
medios de producción, y las relaciones de distribución, que materializan el modo en
que el excedente de lo producido es repartido.
Así como la naturaleza cambia sus formas y no se estanca en tal o cual estado, la
producción también se desarrolla afectando de lleno al orden social, a las ideas, a las
instituciones, y a todo el ámbito humano. Es por ello que la ciencia histórica, el
materialismo histórico, no debe centrarse en lo que hizo tal o cual rey, príncipe o
sátrapa en tal o cual lugar o período; debe centrarse en la historia de los productores;
las relaciones en la producción de los bienes materiales, y en la historia de los
trabajadores y sus respectivos pueblos. De ahí se desprende la importancia de
comprender el estudio de la historia desde el materialismo histórico, siendo éste
nuestra mejor herramienta para el estudio del universo y sus contradicciones.
Durante las siguientes líneas intentaré abarcar la Teoría del Estado a través de un
punto de vista materialista, teniendo en cuenta los fundamentos históricos que
originaron el desarrollo de éste. Además trataré de explicar brevemente su evolución y
formas a lo largo de la historia, siendo la simplicidad la base fundamental de este
argumento, en el que comenzaré con una escueta explicación sobre el significado y
los orígenes del Estado, finalizando con un análisis sobre su desarrollo y evolución a lo
largo del tiempo.
¿Qué es el Estado?
Segú n la RAE el Estado es “el conjunto de ó rganos de un país soberano”, pero iremos
má s allá en la explicació n. El Estado es una entidad econó mica, política y social que
organiza las normas dentro —o fuera— de un territorio soberano de manera
coercitiva, es decir, una organizació n que puede ejercer la violencia contra sus
miembros de manera legal, siempre y cuando los miembros de esa sociedad hayan
infringido las reglas establecidas por ésta, aunque hay diferentes tipos de Estado —
como el policial— en el que no es necesario que exista un ordenamiento jurídico para
ejercer la represió n. Todo Estado tiene un evidente cará cter de clase, siendo éste el
medio administrativo y armado que ejerce los intereses de una clase social sobre otra,
de la clase dominante sobre la clase oprimida. Una cuestió n clave respecto al Estado
es que éste no tendría la necesidad de existir a partir del mismo momento en el que
las clases sociales dejasen de existir, es decir, la esencia fundamental de la que emana
la realidad de un Estado es la del propó sito de sometimiento de una clase por parte de
otra. Mediante esta aclaració n, podemos afirmar que el Estado es la dictadura de un
grupo predominante sobre un grupo oprimido, independientemente de lo
democrá tico que este pueda ser, ya que su objetivo principal es el mantenimiento del
poder econó mico-político de una clase sobre otra. Tal mantenimiento es conseguido
mediante la coerció n y la violencia, demostrando que el Estado sería imposible de
gestionar sin estos actos.
Los diferentes tipos de estado han variado segú n el desarrollo de la raza humana, la
ciencia, la técnica, y sobre todo, segú n las necesidades de las clases explotadoras
predominantes por orden cronoló gico: los amos, los señ ores feudales, y los
capitalistas.
La alternativa socialista
Hay una figura que determina similitudes dentro del Estado esclavista, el Estado
feudal, y el Estado capitalista. Esa figura es la dictadura de unos pocos contra una
excelsa mayoría; mayoría que era oprimida de manera sistemá tica por el aparato de
control estatal mediante la coerció n y la violencia estructural inherente a la razó n de
ser de cada Estado. Sin embargo la aparició n del Estado socialista rompe con la
realidad anterior; rompe con la dictadura de unos pocos contra una mayoría para
convertirse en la dictadura de la mayoría contra los antiguos opresores. Esa es la
dictadura del proletariado.
Existen ejemplos histó ricos en los cuales las masas oprimidas toman el control del
Estado para crear un espacio libre de opresió n capitalista, el má s claro antes de la
llegada del Estado socialista es la Comuna de París, formada por una serie de consejos
municipales que eran elegidos de manera democrá tica entre los distintos distritos de
la capital francesa. Evidentemente, los miembros de aquellos consejos pertenecían a la
clase obrera. La Comuna suprimió los elementos represivos del antiguo régimen y se
encargó de que su representació n estuviera formada por obreros. Policía, ejército, y
clero fueron apartados del poder por el pueblo con el fin de alcanzar los objetivos
fundamentales de este movimiento, pero se olvidó algo fundamental; se obvió la
preparació n de una autoridad armada para el mantenimiento de tal orden. Es por ello
que la Comuna de París fue aniquilada y sus miembros exterminados. El desarrollo de
los acontecimientos hubiera sido completamente diferente si la Comuna de París
hubiera utilizado el aparato represivo propio del Estado. La irrupció n de la teoría
marxista y la idea de que antes de la aparició n del comunismo ha de haber un periodo
de transició n planteó un campo de batalla diferente ya que ahora, los obreros podían
mantener el poder a través de los ó rganos que anteriormente les habían oprimido,
siendo ellos, en este caso, quienes formaran parte del aparato opresor estatal; siendo
la mayoría quien oprimiera a la minoría previamente opresora con la certeza del
mantenimiento del poder a través de un sistema de defensa armado y preparado para
encauzar cualquier eventualidad.
El desarrollo de la Revolució n Rusa de 1917 y el establecimiento de la Unió n de
Repú blicas Socialistas Soviéticas demostró que el mantenimiento del poder por parte
de los obreros sería posible si la clase obrera cumplía con lo establecido por Karl Marx
y Federico Engels. Gracias a la guía de Vladimir Lenin y el Partido Bolchevique la clase
obrera consiguió pasar a ser la clase opresora y la burguesía se convirtió en una clase
oprimida camino a la extinció n. Los obreros se organizaron en soviets; un sistema de
asambleas de trabajadores que decidía las políticas a seguir de manera democrá tica.
El partido Comunista se organizó para liderar a las masas y desarrollar el Estado para
el periodo de transició n hacia el comunismo, el socialismo. La base fundamental del
socialismo es la apropiació n de los medios de producció n para su aprovechamiento
comú n, y no para el enriquecimiento de unos pocos. Mediante este paso, los
trabajadores dejarían de ser explotados de manera sistemá tica y obtendrían una
recompensa justa a su trabajo, es decir, se acabaría con toda forma de explotació n del
hombre por el hombre, dando inicio a una sociedad sin clases. Para ello, fue
fundamental que los miembros de la clase obrera tomaran la iniciativa y ocuparan la
direcció n estatal de la sociedad, cerrando el paso a representantes antagó nicos de
otras clases sociales. La violencia y la coerció n también forman parte de la dictadura
del proletariado, sin embargo esta dictadura va dirigida hacia una minoría de la
població n, la antigua clase explotadora capitalista. Lenin apreció con certeza que «lo
que tiene en comú n la dictadura del proletariado con la dictadura de las otras clases
es que está motivada, como cualquier otra dictadura, por la necesidad de aplastar a
viva fuerza la resistencia de la clase que pierde la dominació n política. La diferencia
radical entre la dictadura del proletariado y la dictadura de las otras clases —la
dictadura de los terratenientes en la Edad Media, la dictadura de la burguesía en todos
los países capitalistas civilizados— consiste en que la dictadura de los terratenientes y
la burguesía ha sido el aplastamiento por la violencia de la resistencia de la inmensa
mayoría de la població n, concretamente de los trabajadores. La dictadura del
proletariado, por el contrario, es el aplastamiento de la resistencia que ofrecen los
explotadores, es decir, la minoría ínfima de la població n, los terratenientes y los
capitalistas”. Para que el socialismo triunfara fue necesaria la participació n de la clase
obrera en la gestió n de la sociedad y el Estado, por esa razó n era fundamental un
agrandamiento de la democracia para el proletariado. Había que derrumbar la
democracia burguesa para iniciar un nuevo tipo de democrá tica a través de un cambio
sustancial dentro de esta, para eso era necesaria la transformació n de los ó rganos de
representació n como el Parlamento en ó rganos de poder al servicio de la clase obrera.
La creació n de instituciones bá sicas de la democracia directa como el mandato
imperativo, el referéndum y la revocabilidad de los cargos —entre otras—
sustituyeron la democracia burguesa por la democracia proletaria de las trabajadoras
y los trabajadores. Lenin supo observar que “la salida del parlamentarismo no está ,
naturalmente, en abolir las instituciones representativas y la elegibilidad, sino en
transformar las instituciones de lugares de charlatanería en corporaciones de
trabajo». La extinció n de las clases explotadoras y la posterior desaparició n de las
clases sociales daría paso al comunismo, es decir, al final del Estado, pero esto no se
dio jamá s ya que depende por completo del desarrollo de la sociedad dentro del
marco histó rico. El mismo Lenin apreció que para la desaparició n completa de Estado
había que llegar al comunismo pleno basado en la má xima «de cada cual, segú n sus
capacidades; a cada cual, segú n necesidades». El Estado existiría mientras no se dieran
esas condiciones y la primera necesidad vital de cada hombre y mujer no fuera
trabajar voluntariamente segú n su capacidad, existiese plena abundancia en
productos de consumo y hubiese un elevada productividad del trabajo.