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UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

FACULTAD DE ARTES.
ESCUELA DE ARQUITECTURA Y URBANISMO.
SEDE: BOGOTÁ

DOCUMENTO: RESEÑA DEL DOCUMENTAL MI ARQUITECTO

El proyecto de Nathaniel Khan, que era pretendido inicialmente ser una investigación
para responder los múltiples interrogantes que le generaba su padre ausente, arquitecto
de renombre internacional en las primeras décadas de la segunda mitad del siglo XX, y
la sombra constante de sus influencias póstumas, se convirtió en una reconocida obra
fílmica con muy buenas calificaciones por parte de la crítica especializada y aficionada,
tanto de los campos relacionados con la arquitectura como de los ajenos a esta. Y tal
logro no es para menos; si entendemos una realización documental como aquella
producción en la que se presentan sucesos reales y se informa sobre características o
hechos de objetos o personas, entre otras funciones lingüísticas relacionadas, esta
película consigue de una manera muy interesante tales fines.

De comienzo a fin, el ejercicio documental de Nathaniel se desarrolla con el esfuerzo


requerido para una realización de tal magnitud: compleja es la vida humana, como
complejo es el filme que la representa. No se trata de incluir un punto de vista único o
un solo enfoque sobre la obra del arquitecto. No se trata de enaltecer su labor o mitigar
sus defectos, sino de tratar de mostrar de la mejor manera posible la realidad de lo que
él fue. En el filme se observan personas que adjuntaban adjetivos calificativos
encomiosos y otras que, por el contrario, denigraban de sus actos y de sus obras. De la
fama se dice que es mejor tenerla que envidiarla, y que es mejor que se hable
copiosamente de uno, así sea mal. Pues de Louis Khan hablan todos los protagonistas
secundarios del filme, los entrevistados, y muchos lo hacen sin tapujos.

La urdimbre de esta obra la hacen los flexibles hilos de las conversaciones a partir de
preguntas premeditadas, que a pesar de pretender dirigirse hacia la diana de la
resolución de las dudas y la satisfacción del mito sobre el padre, se tropiezan muchas
veces con el concreto de las singulares experiencias de cada uno de los coexistentes y
cercanos al arquitecto. La alta expectativa de Nathaniel muchas veces lo condujo a la
decepción sobre lo que buscaba resolver. Pero su tenacidad, rasgo al parecer heredado
de alguna manera de su padre, finalmente lo guiará hacia un final feliz. Y pareciera que
así de flexible como son los recorridos de los diálogos, así son también los puntos de la
travesía del hijo, lo que hace recordar una de las pocas frases documentadas de boca
de Khan: “¡cuán accidental es nuestra existencia y cuán sometida a la influencia de las

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circunstancias!”. En varias etapas del filme son las vicisitudes las que hacen el camino
recorrido.
Y la narrativa de la película, elaborada casi que en un lenguaje metafórico de la vida de
Louis, logra el fausto desenlace de su trama precisamente en momentos muy cercanos
a su final, como el arquitecto logra encontrar su estilo y desarrollar las obras por las
cuales iba a ser reconocido en vida y posteriormente en los últimos diez años suyos. De
esta manera, en varios momentos de esta, se percibe un aire de interrelaciones entre la
estructura formal de la obra y su significado hasta el punto en que pareciera que lo que
se pretende transmitir lograra su cometido también muy bien a través de la
configuración arquitectónica de la filmografía. El ir y venir de Nathaniel se relaciona con
el movimiento indeciso y vacilante de Louis en ciertos fragmentos de película. Este
movimiento se relaciona con sus odiseas en sus años consumados: ir de los Estados
Unidos a Israel o a India y Bangladesh.

La exploración realizada por Nathaniel lo condujo a un gran descubrimiento que podría


servir de principio moral sustentador de las acciones emprendidas por las personas: las
mayores realizaciones de Louis se lograron cuando él se encontró a sí mismo, cuando
descubrió su identidad y la plasmó en sus obras. Se trata de una invitación a explorar la
originalidad propia de cada uno de nosotros y lograr dar lo mejor para dejar un legado
que inspire a muchos más. La pasión de Louis por el trabajo se antepuso a los lazos
familiares. A pesar de tener al menos tres facetas distintas en su vida personal, la única
que las unía era su vida profesional. La entrevista final del documental es muy diciente
al respecto: el arquitecto de Bangladesh le insiste a Nathaniel que no se fije en la falta
de afecto que él reclama de su padre, ni en las acciones criticadas por ciertos miembros
de su círculo social, sino en el gran amor que tuvo por su trabajo y que se transmitió a
todos aquellos que se beneficiaron de este, como él mismo.

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