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EL MATERIALISMO HISTORICO ENTRE HISTORICISMO Y EXISTENCIALISMO

Los filósofos sólo han interpretado el mundo de diversas


maneras, la cuestión, sin embargo, es cambiarlo.
Carlos Marx

"...debemos comenzar señalando que la primera premisa de toda existencia


humana y también, por tanto, de toda historia, es que los hombres se
hallen, para «hacer historia», en condiciones de poder vivir. Ahora bien,
para vivir hace falta comer, beber, alojarse bajo un techo, vestirse y algunas
cosas más." Marx y Engels. Ideología alemana

El marxismo, sin duda alguna, es una de las principales visiones críticas


sobre el mundo capitalista que fue elaborado durante el siglo XIX, en primer
término, por Carlos Marx (1818-1883) y Federico Engels (1820-1895), el cual
impacto durante el siglo XX a una buena parte del mundo occidental sufriendo
muertes y resurrección, sobre todo después de la caída del llamado "socialismo
real". Este acontecimiento fue simbolizado con la caída del famoso muro de Berlín
en 1989 y evidencio, ante la vista de sus detractores, su inoperancia para la vida
práctica y concreta. Por ejemplo, para Francis Fukuyama significo, en 1992, el
triunfo de la democracia liberal sobre el comunismo, y con ello su famoso fin de la
historia de las ideologías, idea que luego sería negada por la vía de los hechos el
11 de septiembre de 2001.
El marxismo, después de muerto Marx, fue continuado por un sinnúmero de
intelectuales muchos de los cuales se apartaron, según los contrarios, de los
planteamientos centrales de Marx y Engels. De aquí nacieron varias corrientes de
interpretación donde destacamos el llamado marxismo clásico u ortodoxo (el de
Stalin y parte de la socialdemocracia) y el llamado marxismo occidental por Perry
Anderson. El primero se derivo principalmente del viejo Marx (el científico de la
economía) dando por supuesto una discontinuidad con el nuevo Marx, y la
segunda interpretación se derivo de los dos Marx considerando que si hay
continuidad entre ellos.
Un punto problemático central en tales corrientes de opinión es la cuestión
del papel que juega el sujeto individual y social en el materialismo histórico
marxista. En este marco cabe preguntarse ¿cuál es realmente el concepto de
materialismo histórico de Marx? y ¿cuál es la pertinencia actual de repensar el
materialismo histórico? y ¿qué influencia tiene esta discusión en el contexto
mexicano actual? En la idea de ofrecer una aproximación de respuestas a dichas
preguntas, este pequeño trabajo tratara de dar algunos elementos reflexivos al
respecto.
Siguiendo a Perry Anderson (1987), sabemos que al morir Marx se
desconocía las 3/4 partes de sus trabajos, y el trabajo más conocido y acabado

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hasta ese momento fue sus estudios críticos de teoría económica, en particular el
primer tomo del capital publicado en 1867. Ya muerto Marx, los tomos 2 y 3 fueron
publicados por Engels en 1885 y en 1894, respectivamente. También los
manuscritos económico filosóficos de 1844 permanecieron sin publicar (1987, pp.
10-11) y fue hasta 1932 que Marcuse (1933) escribe un artículo del mismo (p.65).
Estos manuscritos son importantes por varias razones y una de ellas es que aquí
está ya perfilado el materialismo histórico (que por cierto nunca fue explícitamente
declarado por él como tal) de Marx cuando habla, en el primer manuscrito, de la
enajenación del trabajo. Veamos que dice Marx (1975) al respecto:
"...el trabajo es externo al trabajador, es decir, no pertenece a su ser; en que en su trabajo, el trabajador no se
afirma, sino que se niega; no se siente feliz, sino desgraciado; no desarrolla una libre energía física y espiritual, sino
que mortifica su cuerpo y arruina su espíritu. Por eso el trabajador sólo se siente en sí fuera del trabajo, y en el
trabajo fuera de sí. Está en lo suyo cuando no trabaja y cuando trabaja no está en lo suyo. Su trabajo no es, así,
voluntario, sino forzado, trabajo forzado. Por eso no es la satisfacción de una necesidad, sino solamente un medio
para satisfacer las necesidades fuera del trabajo. Su carácter extraño se evidencia claramente en el hecho de que
tan pronto como no existe una coacción física o de cualquier otro tipo se huye del trabajo como de la peste. El
trabajo externo, el trabajo en que el hombre se enajena, es un trabajo de autosacrificio, de ascetismo. En último
término, para el trabajador se muestra la exterioridad del trabajo en que éste no es suyo, sino de otro, que no le
pertenece; en que cuando está en él no se pertenece a sí mismo, sino a otro. Así como en la religión la actividad
propia de la fantasía humana, de la mente y del corazón humano, actúa sobre el individuo independientemente de
él, es decir, como una actividad extraña, divina o diabólica, así también la actividad del trabajador no es su propia
actividad. Pertenece a otro, es la pérdida de sí mismo." (p.78)
En la lectura que hace Marcuse de los manuscritos declara que ellos vienen
a deslegitimar las ideas del rompimiento de Marx con Hegel y, que además,
cuestionan muchas de las tesis del marxismo ortodoxo concernientes al
cientificismo material, económico y determinista del Marx que redacto el capital.
Marcuse sostiene que en los manuscritos de 1844 se encuentra una visión de la
praxis humanista y revolucionaria del joven Marx (1933, pp.68-70), opinión
también sostenida después por Sánchez Vásquez en su Filosofía de la praxis
La obra marxista principal de Adolfo Sánchez Vázquez (1915-2011) es la
Filosofía de la praxis y es una contribución al denominado marxismo occidental o
crítico. Se trata de un marxismo humanista que Sánchez Vásquez desarrolla
inspirado por la victoria de la Revolución Cubana y por lo que ella significo para los
pueblos latinoamericanos en la lucha contra el capitalismo. A diferencia del estado
de dependencia del marxismo ortodoxo con la que vivió el Partido Comunista
Mexicano en gran parte de su existencia, Sánchez Vásquez rompió con el dogma
soviético cuando leyó los manuscritos de 1984 (en 1960) y al enterarse de las
invasiones, atrocidades y crímenes cometidos por el Stalinismo, aun cuando la
URSS todavía no caía, lo que ya habla bien de él.
En Filosofía de la praxis Sánchez Vásquez (2008) plantea, al igual que
Marcuse, que el concepto o categoría central del marxismo de Marx es el de la
praxis, donde:
"...aparece aquí ya en sus vertientes ontológica (antropológica) como constituyente esencial
del hombre en tanto que mediación entre el hombre como especie, como ser genérico, y la
naturaleza en tanto que cuerpo inorgánico del hombre; gnoseológica, en tanto que criterio de

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verdad, y revolucionaria en tanto que medio de transformación de las circunstancias
históricas y de los sujetos que se desarrollan en dichas circunstancias." (p.12)
Además, sostiene que las leyes estructurales del modo de producción
capitalista son también leyes y tendencias de la praxis, contrarias al marxismo
clásico (ortodoxo) y a los planteamientos del Stalinismo y de la socialdemocracia.
Que planteaban una metafísica materialista determinista y cientificista
(materialismo histórico y materialismo dialectico como doctrinas). Con lo cual abre
una nueva perspectiva para la lectura del marxismo y del materialismo histórico,
pues lo entiende no como una cosmovisión o teoría, "sino como práctica
transformadora de la realidad guiada por unos valores que sirven como
crítica de la misma". Debemos decir que esta lectura adquirió una connotación
revolucionaria de izquierda vinculada a los reclamos del movimiento mexicano de
1968.
En el mismo tenor, con enfoque materialista y existencial-humanista, se
ubica el trabajo de Bolívar Echeverría (1942-2010) que hace una lectura crítica en
torno al capital, la modernidad y la cultura. Teniendo como resultado una visión
que la podemos insertar también dentro del marxismo crítico y el materialismo
histórico, en la cual enfatiza la praxis política y revolucionaria.
Así, Echeverría mira en los tiempos que corren una barbarie provocada por
la modernidad capitalista, donde la ambición sin escrúpulos de unos cuantos han
provocado grandes desigualdades económicas, políticas, sociales y culturales. Por
lo cual la modernidad, que no ha sido igual para todos, se nos hace presente por
la fuerza en diferentes modos de ser y hacer frente a ella. En este sentido,
Echeverría, contrario a los postmodernistas, concibe a la modernidad compuesta
de múltiples miradas y practicas (o ethos) que terminan configurando nuestro
mundo social tal como lo conocemos, con la posibilidad de cambiarlo para
mejorarlo (2000, pp.159-160).
De donde Echeverría, sin abandonar la modernidad, prefiere verla con
relación a la vida desde un ethos histórico cultural que "...puede ser visto como
todo un principio de organización de la vida social y de construcción del mundo de
la vida" (2000, pp.162-163). Esta categoría le permiten caracterizarla y enfrentarla
con diversas subcategorias, tales como un: ethos realista, que acepta la eficacia
y bondad de la modernidad capitalista y no cree en un mundo alternativo; ethos
romántico, que aunque no está de acuerdo con la modernidad capitalista, pero la
acepta como inevitable y trata de sacarle provecho; ethos clásico, que no está de
acuerdo con la modernidad capitalista, pero considera que todo intento de
cambiarla es imposible; ethos barroco, que es un intento de sobrevivencia y
resistencia tratando de encontrar la parte buena de lo malo, haciendo muy poco, y
a veces nada, para cambiar la situación pero sin llegar a aceptarla (2000, pp.169-
171). Estos ethos no siempre se presentan puros y pueden mezclarse (p.172).
Con estos ethos, que son formas o lógicas de actuación y de sobrevivencia

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al sistema, Echeverría retoma el tema o concepto de la cultura como fundamental
para, desde el ethos barroco (o mundo de vida) principalmente, construir desde
Latinoamérica acciones de resistencia y buscar o definir vías de posibles
soluciones a los malestares sociales. Pues desde la perspectiva cultural barroca
se dan no nada más las formas de la reproducción social, sino también las
elaboraciones teóricas que la sustentan o las critican, por lo cual es el lugar desde
donde pueden generarse los cambios para salir de la crisis moderna provocada
por el sistema capitalista (2000, pp.176 y pp.182-183).
Desde este horizonte de vida y necesidad del hombre, siempre dinámico y
autoconstituyente, Echeverría va tejiendo, apoyándose en varios autores (donde
destacan Marx, Engels, Jakobson y Sartre) un concepto histórico, existencial y
liberador de la cultura. Es indiscutible pues que el marxismo esta en el fondo de la
concepción materialista y política de la cultura de Echeverría. Pero a diferencia de
un marxismo clásico e ideologizado que concibe la superestructura, donde están
localizadas la política y la cultura, dependiendo unívocamente y linealmente de la
base material económica. Lo cierto es que Echeverría, desde una lectura crítica
del marxismo, reconoce la relación dialéctica entre la base productiva económica y
la superestructura, y no las concibe como entidades separadas donde una
determina a la otra.
En otras palabras, lo material y lo metafísico son partes constituyentes y
constitutivas del hombre, y ambas se dinamizan históricamente. Lo cual fue
considerado por Marx y Engels, aunque a veces sean acusados de materialistas
puros que solo reconocen la materia como el principio de todo. Dicha discusión la
dejare de lado ya que lo que aquí importa es subrayar que su trabajo central gira
en torno a la vida social del hombre, por lo que es humanista, y esto se muestra
claramente cuando afirman en la ideología alemana (1970), donde vuelven sobre
su materialismo histórico, que:
"...debemos comenzar señalando que la primera premisa de toda existencia humana y también, por
tanto, de toda historia, es que los hombres se hallen, para «hacer historia», en condiciones de poder
vivir. Ahora bien, para vivir hace falta comer, beber, alojarse bajo un techo, vestirse y algunas cosas
más." (p.28)
Por otro lado, Marx y Engels, también afirman que los hombres en su
reproducción social también trabajan como colectivos ya "...que un determinado
modo de producción o una determinada fase industrial lleva siempre aparejado un
determinado modo de cooperación o una determinada fase social..." (1970, p.30)
Resulta claro pues que el materialismo histórico del que hablan Marx y
Engels, a través del trabajo y de la producción/consumo social, se construye un
mundo material mediado por las instituciones sociales, políticas y culturales. De
donde, Echeverría, como buen marxista que fue, no dejo de reconocer la dualidad
animal (o biológica) y social del hombre (Echeverría, 2010, p.46), de ahí que
reafirme que el hombre, en primer término, debe comer para conservar su vida

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natural y social, pero sin dejar de enfatizar que su esencia se encuentra en la
reproducción social caracterizada por un juego de reciprocidades comunicativas
que se realizan a través de una semiosis social (2010, p.75).
De hecho, además del proceso comunicativo, Echeverría pone en el centro
de su definición de cultura la dimensión política por ser el lugar concreto, como
dicen Marx y Engels en la ideología alemana, donde:
"...toda clase que aspire a implantar su dominación, aunque esta, como ocurre en el caso del
proletariado, condicione en absoluto la abolición de toda la forma de la sociedad anterior y de toda
dominación en general, tiene que empezar conquistando el poder político, para poder presentar su
interés como el interés general." (p.35)
De esta manera durante el proceso de la producción/consumo mediante el
cual el hombre, individual y social, reproduce su vida como un todo integral, la
acción y el pensamiento actúan no solo sobre la materia, o naturaleza, sino
también respecto al propio pensamiento previamente configurado creando cada
vez nuevos significados semánticos construidos en torno al propio proceso como
totalidad dinámica, por lo cual vive en una permanencia y evanescencia (2010,
p.73) dialéctica de su identidad con connotaciones fuertemente politizadas y llena
de significados semióticos que lo constituyen. Dicho de otra manera, como dice
Echeverría, tanto el hombre como sus códigos se transforman en su
autorrealización histórica concreta (2000, p.136).
Así Echeverría se percata de que el procesos de la reproducción social
(producción/consumo) se da simultáneamente tanto en términos políticos como
comunicativo, y ambos componentes son inseparables uno del otro. O sea, que el
hombre vive y construye su mundo con objetos, formas e instrumentos llenos de
significaciones. Por lo cual, en su actividad transformadora de los bienes
materiales a su vez produce su sociabilidad y la cultura que le dan historicidad y la
posibilidad del cambio individual y social, o sea su autoproducción animal y de
horizontes vivenciales y simbólicos (el ethos histórico diría Echeverría).
Con todo este instrumental teórico y práctico el ser humano individual y
social (o comunitario) se sitúa y habita su mundo, instaurando en él un orden
natural-social que le da sentido a sus prácticas sociales a través de los usos
constante de cifrados y descifrado de los diversos códigos de la comunicación en
que se ve involucrado, por lo cual podemos decir que vive permanentemente
interpretando su entorno cotidiano inmediato, pero también su pasado y su futuro.
Con estas consideraciones históricas, existenciales y comunicativas
Echeverría va complejizando, y completando, su definición de cultura en aras de
crear los instrumentos conceptuales, como los diversos ethos, partiendo de la vida
misma haciendo constantemente de sus reciprocidades y códigos múltiples de
interpretación una configuración de una ontología histórica-material del ser social,
yendo así más allá de planteamientos puramente espirituales, esencialista o
metafísicos. De donde, es claro que para Echeverría la cultura, como parte de la

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dimensión social, es constitutiva permanentemente de la realidad del hombre, ya
sea como hecho en los procesos rutinarios de su reproducción o como ruptura en
época de crisis (2010, pp.167-168).
Todas estas caracterizaciones de la cultura y la praxis Echeverría (2010) la
expresa en el siguiente enunciado que consideramos resume su definición de la
praxis política-cultural e histórica-existencial:
"La cultura es el momento autocrítico de la reproducción que un grupo humano determinado,
en una circunstancia histórica determinada, hace de su singularidad concreta; es el momento
dialéctico del cultivo de su identidad. Es por ello coextensiva a la vida humana, una
dimensión de la misma; una dimensión que sólo se hace especialmente visible como tal
cuando, en esa reproducción, se destaca la relación conflictiva (de sujeción y resistencia)
que mantiene —como “uso” que es de una versión particular o subcodificada del código
general del comportamiento humano— precisamente con esa subcodificación que la
identifica." (pp.163-164)
De donde, Echeverría entiende la praxis-política-cultural como el elemento
constitutivo central de un materialismo histórico-dialéctico-social que desarrolla
posibilidades de hacer y repensarse. Por lo cual, el cambio es siempre una
necesidad y una opción para redirigirse ante nuevos puntos de vista impuestos por
la vida misma o surgidos desde el dialogo y el consenso con los iguales, pues no
todos percibimos la realidad de la misma manera. Aquí es donde cobran
importancia la acción ética y política, y arremete contra un marxismo ortodoxo.
Con esta definición material-espiritual de cultura humanista, existencialista y
liberadora, Echeverría reconoce la historicidad singular y social del hombre, y
reniega de una identidad congelada por ciertas codificaciones impuestas que
atentan contra la dinámica cambiante propia de la vida humana buscando solo su
dominación o control político. Por tanto, con esta conceptualización Echeverría se
coloca en la vanguardia de los movimientos culturales latinoamericanos de
resistencia, comprometidos con la transformación de la modernidad desigual
capitalista.
En este sentido, y siendo consecuente, Echeverría orienta su pensamiento
a la renovación critica de la modernidad capitalista, tratando de generar el deseo y
la motivación por el cambio revolucionario de su realidad social en aras de arribar
a una nueva sociedad postcapitalista (no postmodernista). De ahí que sea, junto
con Sánchez Vazquez, un crítico y revolucionario que ha sido pionero en México y
América latina impulsando el desarrollo de lo que se llama Marxismo crítico.
Las primeras oleadas de ideas marxistas que empezaron a llegar a México,
después del triunfo de la Revolución bolchevique de Octubre de 1917, provenían
del llamado socialismo real. Cuya base ideológica se debieron a interpretaciones
de Stalin del llamado Marxismo-Leninismo. Donde se pensó que el comunismo (en
nombre del marxismo) en aras de su desarrollo mundial podía sacrificar hasta el
mismo proletariado y al pueblo, idea que se desparramo hasta llegar a los países
latinoamericanos, aunque los difuntos Marx, Engels y Lenin habían declarado algo

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contrario en sus escritos exaltando la clase trabajadora proletaria. Así que el
primer contacto con el marxismo y el materialismo histórico fue traumático.
Pasada esta primera etapa de un tipo de marxismo dogmatico asociado a
los partidos políticos latinoamericanos como el PCM, y a algunos grupos más
radicales como la liga 23 de Septiembre en México, viene después lo que creemos
seria una segunda etapa, que dada la experiencia con el marxismo anterior,
además, de la lectura de los textos marxistas, creemos que fue mejor dado que se
empezó a volver critico con relación a la dogmatica soviética Stalinista. Es así
como aparecen en el panorama nacional algunos personajes de pensamiento
marxista crítico, tales como Eli de Gortari, Adolfo Sánchez Vásquez, José
Revueltas, Abelardo Villegas, Enrique Dussel, Gabriel Vargas Lozano y Bolívar
Echeverría, entre otros. De esta honorable galería solo nos detuvimos en Adolfo
Sánchez Vásquez y Bolívar Echeverría por ser dignos exponentes del llamado
marxismo crítico Latinoamericano que está adquiriendo revuelo en pleno siglo XXI.
Este viacrucis marxista por supuesto no es nuevo ni propio de México,
también se da en otras regiones del planeta. Tan es así que (en 1975) Paul
Feyerabend, que no es marxista, en su obra Contra el Método, declaraba que en
nombre de una realidad simple, y única, no se puede reclamar el “monopolio” de
interpretación de lo real, que suele ser mucho más compleja, y menos aun cuando
tal dominación pretenda imponerse por la fuerza y la legalidad. Para Feyerabend
el problema no es en si la ciencia, sino el deseo y la acción de controlar de un
estado liberal (o neoliberal) mediante el monopolio legal y político adquirido en
nombre de una supuesta y neutral "verdad científica". De igual manera un
exposmodernista como Gianni Vattimo ya decepcionado y asqueado de las
aberraciones de la razón instrumental, hoy se declara comunista e invita a releer a
Marx.
Como podemos observar el Marxismo (y la izquierda) en México ha tenido,
y tiene, una oposición de las clases gubernamentales y empresariales que con el
pretexto de desarrollar proyectos para el bien de la población que, si bien pueden
tener algún beneficio, lo cierto es que terminan siendo el pretexto y la oportunidad
para el robo de cuello blanco. Recordemos el caso García luna con Felipe
Calderón, el caso de la Casa blanca y el caso de Cesar Duarte con Peña Nieto por
mencionar algunos de los muchos que hay. De donde, el sueño mexicano de la
libertad y el progreso han resultado ser solo sueños, eso si bien ordenados y
controlados, en los contornos del viejo liberalismo y del nuevo neoliberalismo y
globalización de la modernidad capitalista actual.
La llegada del marxismo ha significado, con errores y aciertos, la resistencia
y la denuncia a todos estos atropellos, que sin duda alguna, nos invita a replantear
nuestra vida individual y social y nos motiva a buscar soluciones diferentes al
fracasado (al menos para la mayoría) neoliberalismo y al capitalismo. Además, ya
conocido el fraude del llamado "socialismo real" que se desvió de los principios

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marxistas Marx queda exento de responsabilidad alguna por lo cual ha sido
acusado. Por otro lado, creo que somos afortunados de tener en México un grupo
de intelectuales que han ayudado a desenmascarar al socialismo ortodoxo y que
nos ofrecen perspectivas más realistas para solucionar nuestros problemas
sociales. Por tanto, como decía Rosa Luxemburgo, es urgente que definamos si
queremos Socialismo o barbarie...Yo voto por el socialismo con rostro humano...

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:
 Anderson, Perry. (1987). Consideraciones sobre el marxismo occidental, México. Siglo XXI.
 Bolívar, Echeverría. (2010). Definición de la cultura,2 da Edición, México. FCE.
 Bolívar, Echeverría. (2000). La Modernidad de lo barroco, México. Ediciones Era.
 Cachi, C.V. (2002). La filosofía de la praxis en México, Editorial Rebelión, La Habana. Cuba.
 Cosío, Daniel (Coordinador). (2010). Nueva historia general de México, México. Colegio de México.
 Marx y Engels. (1970). La ideología alemana, España, Ediciones Grijalbo.
 Marx, Carlos. (1975). Los manuscritos económico-filosóficos de 1844, México, Ediciones Grijalbo.
 Vásquez, A.S. (2003). Filosofía de la praxis, México. Siglo veintiuno editores.
 Zea, Leopoldo (1943). El positivismo en México: Nacimiento, apogeo y decadencia, México. FCE.

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