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Existen diversos factores a tener en cuenta para poder evaluar esta cuestión. En
primera medida, el uso de los mismos ha crecido con el paso del tiempo. Deliotte,
empresa de consultoria y auditoria comercial, realizó una encuesta con una muestra
poblacional colombiana de mil personas, en ella preguntaba a los usuarios la
cantidad de horas que dedicaban al uso del celular. Los resultados mostraron una
tendencia al uso de cinco a siete horas diarias, en la que destacaba mayormente el
consumo de contenido audiovisual corto, los chats y los juegos.
Aquí se muestran las dos caras de la moneda, por un lado denota las ventajas que
trae como herramienta y fuente de conocimiento, brindando información útil para el
usuario, como centro de entretenimiento móvil, y método de comunicación
instantánea. por otro, la cantidad de horas invertidas en él representan un peligro
pues denotan un comportamiento que tiende a las adicciones, llevando, como
menciona el artículo de Steve O, a un uso compulsivo que propicia siniestros como
los accidentes de tránsito, tanto peatonales como automovilísticos.
Además existen las pequeñas “dosis” de información que Richard Dawkins en el gen
egoísta denomina“Memés” del inglés gene, pues se dispersan de un modo veloz y
de persona a persona como si de un gen se tratase, sin embargo este está
compuesto de información que poco a poco se comprime al punto de enseñar un
concepto en una sola imágen, sea ésta verdadera o falsa.
Al pasar de los trece años en los que el acceso a internet a través de los celulares
se ha modificado el modo de vida. Ello modificó también el modo de actuar frente a
las enfermedades. Si bien ahora es mucho más fácil reconocer los síntomas de
enfermedades comunes, la lectura incorrecta y la información falsa llevan a
diagnósticos mal hechos apoyados en pseudociencias como la homeopatía. Por otro
lado, existe la creciente tendencia a depender de los aparatos como si de ellos
dependiera nuestra propia vida, llevando no solo a comportamientos enfermizos
propios de una adicción, sino que, además aíslan, en el plano real al sujeto.
Tras lo expuesto, sólo queda por decir que el celular sin duda ha cambiado muchas
de las dinámicas sociales en la vida de las personas, ha incidido en su modo de vida
tanto intrínseca como extrínsecamente, ello sumado al contexto en el que nos
encontramos, propicia un ambiente que a prima facie es agradable, pero, a
posteriori se torna hostil para aquellos que lo habitan.