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Karl Marx (1818-1883) y Friederich Engels (1820-1895) atacaron de forma implacable la idea de un
estado liberal <neutral> y de una economía de mercado <libre>. El estado democrático liberal
podía defender su pretensión de legitimidad con la promesa de defender “la seguridad de la
persona y de la propiedad” y promover al tiempo la “justicia equitativa” entre todos los individuos,
pero esta promesa, en la práctica no puede cumplirse. “La seguridad de la persona” está en
contradicción con la realidad de clases, en la que la mayoría de los aspectos de la vida individual
están determinados por la situación del individuo en la estructura de clases.
Clases y conflictos de clases.
Las clases son una creación de la historia. En los primeros tipos de sociedades “tribales” no
existían las clases. Porque en esos tipos de sociedad no existían excedentes de producción, ni la
propiedad privada. La división de clase surge tan sólo cuando se genera un excedente tal que hace
posible que una clase de no productores viva de la actividad productiva de otros. Aquellos que
logran alcanzar el control de los medios de producción forman una clase dominante o gobernante,
tanto económica como políticamente.
El fin de la política.
Lejos de desempeñar el papel emancipador, el estado está atrapado en redes de la sociedad civil.
Escribía Marx, el orden social subyace al estado. Marx reconocía que la lucha del liberalismo
contra la tiranía y la lucha de los demócratas liberales por la igualdad política representaban un
gran paso en la batalla por la emancipación. Pero pensaba que la libertad era imposible mientras
continuara la explotación humana, apoyada por el estado. La libertad no puede realizarse si la
libertad significa, la libertad del capital.
Marx hacía referencia a este estado de cosas como un estado de alineación; es decir, una situación
en la que la masa del pueblo está enajenada de los productos de su trabajo, del proceso de su
trabajo, de sus compañeros y de sus capacidades fundamentales, lo que él denomina su ser como
especie. Es así porque se da la apropiación de privada de los productos del trabajo por parte del
empresario, que los vende en el mercado; el trabajador tiene poco control sobre el proceso de
trabajo y las condiciones de su vida; los individuos están divididos unos contra otros por la
competencia y la posesión. Para Marx, la naturaleza humana es social.
La libertad supone, la democratización completa de la sociedad así como del estado; sólo puede
llegar a establecerse como la destrucción de las cl ases sociales y, en último término, la abolición
del poder de clase en todas sus formas.
Marx expuso su postura en el marco de lo que denominaré “el fin de la política”. Significa la
transformación de la vida política tal como era conocida por las sociedades burguesas; es decir, el
desmantelamiento de la política como una esfera constitucionalmente diferenciada de la sociedad
para la perpetuación de la clase dirigente. La emancipación de las clases trabajadoras implica
necesariamente la creación de una nueva forma de gobierno. Marx escribía: la clase trabajadora,
sustituirá la vieja sociedad civil por una sociedad que excluirá a las clases y a su antagonismo y ya
no habrá el llamado poder político.
En lugar de la antigua sociedad burguesa, tendremos una asociación en la que el libre desarrollo
de cada uno es la condición para el libre desarrollo de todos.
Con la destrucción de la clase burguesa, la necesidad de un poder político organizado dejará de
existir.
Las clases se inscriben en el estado. Y precisamente, debido a que todos los aparatos de los
estados modernos son accesorios de la dominación de clases, la clase trabajadora no puede
apoderarse simplemente del poder del estado y aprovecharlo en su beneficio durante y después
de la revolución. La lucha para abolir el estado y poner fin a la política es, por lo tanto, la lucha por
la reabsorción del estado por la sociedad.
Marx relacionaba el fin de la política no sólo con el triunfo político de la clase trabajadora
socialista, sino también, de forma importante con la eventual desaparición de la carestía de los
materiales. El dominio de la naturaleza a través del desarrollo de las fuerzas de producción era
necesario para el avance del socialismo y el comunismo.
El triunfo del capitalismo puede explicarse por referencia tanto a los que lo imponen como sistema
político y económico, como a sus extraordinarios logros productivos. Marx consideraba la
expansión rápida de las fuerzas de producción y el subsiguiente crecimiento económico del
capitalismo como en sí mismo, un fenómeno enormemente progresista. El otro lado de este
proceso era, por supuesto, el sistema explotador de las relaciones productivas. Según Marx, el
capitalismo contribuye a hacer posible la libertad y simultáneamente impide su actualización.
Una vez que las relaciones de producción capitalistas hayan sido destruidas, no habrá ya
obstáculos fundamentales al desarrollo humano. Marx concebía la lucha por el fin de la política en
términos de 2 etapas del comunismo. Para Lenin ellas son socialismo y comunismo
respectivamente. Para Marx socialismo y comunismo eran fases de la emancipación política.
Al igual que el estado liberal, el estado socialista debe tener un derecho supremo a promulgar y
administrar la ley sobre un territorio dado, pero al contrario que el estado liberal, debe ser
totalmente responsable ante sus ciudadanos en todas sus operaciones. El estado socialista debe
tener como objetivo el convertirse lo más rápidamente posible en un estado mínimo. Un aparato
para la coordinación y dirección de la vida social, sin el recurso a la coerción.
Marx se refería generalmente al estado transitorio en la lucha por el comunismo como la
dictadura revolucionaria del proletariado.
La dictadura se establece durante la revolución y desaparecerá con el comienzo del comunismo.
Por dictadura del proletariado Marx entendía el control democrático de la sociedad y del estado
por aquellos que no son propietarios ni controlan los medios de producción.
La maquinaria del estado liberal será reemplazada por la estructura de la comuna. Según Marx,
todos los aspectos del gobierno serían entonces completamente responsables. Las comunidades
más pequeñas administrarían sus propios asuntos, elegirían a sus delegados para unidades
administrativas mayores y éstas, a su vez, elegirían candidatos para administración aún mayores.
Esta disposición se conoce como la estructura piramidal de la democracia directa: todos los
delegados pueden ser revocados, están limitados por las instrucciones de sus electores y
organizados en una pirámide de comités elegidos directamente.
El estado post-capitalista no tendrá, ningún parecido con el régimen parlamentario. Los
parlamentos crean barreras inaceptables entre los gobernados y sus representantes; un voto de
vez en cuando es una base totalmente insuficiente, pensaba Marx, para garantizar una verdadera
representación de las opiniones del pueblo. La división de poderes deja a ramas del estado fuera
del control directo del electorado.
Marx siempre destacaba el hecho de que la transformación de la sociedad y del estado seria un
proceso lento. Pero la lucha era tanto necesaria como justificada puesto que el fin era el
comunismo: una forma de vida en la que la sociedad y el estado estarían plenamente integrados,
donde el pueblo gobernaría los asuntos comunes de forma colectiva, donde todas las necesidades
serían satisfechas y donde el libre desarrollo de cada uno sería compatible con el libre desarrollo
de todos. En este mundo de abundancia material y autorregulación, el estado desaparecería
finalmente por completo. En el comunismo, todo vestigio de clase desaparecerá, y con ella las
bases de todo conflicto. Y puesto que las necesidades materiales del pueblo están satisfechas y no
existirá la propiedad privada, la razón de ser de las fuerzas de orden público, habrán desaparecido.
Escribe Lenin: “allí donde aparece un grupo especial de hombres… dedicados exclusivamente a
gobernar y que para ello necesitan de un aparato especial de coerción y de sojuzgamiento de la
voluntad de otros por la violencia aparece el estado”. En todas las sociedades algunos individuos
son dirigidos por otros. Pero en las sociedades sin estado, la única fuerza coercitiva es la del
pueblo armado. En las sociedades con estado existe una nueva fuerza coercitiva. Al poder del
pueblo, que no está ya armado, se le opone ahora el poder de los grupos estables de especialistas
equipados y organizados para el monopolio de la violencia. El estado es aquella institución que
subordina el poder de las masas al poder de una minoría armada y organizada.
Aun en las sociedades más primitivas existen ciertos asuntos en los que los funcionarios actúan en
lugar del grupo.
Marx y Engels sostienen que el estado se desarrolló primero en la sociedad asiática, que su función
original era la de resguardar el interés común, y que no se caracterizaba por la propiedad privada
de la tierra. Luego, con el desarrollo de la sociedad de clases, el estado tomó otra función, la de
mantener coercitivamente las condiciones vitales y de dominio de la clase dominante respecto de
la dominada.
En contraste con Marx y Engels, Lenin sostiene que el Estado se desarrollo primero en la sociedad
esclavista, y que su función original era la de mantener por la fuerza las condiciones de dominio de
la clase de los propietarios de esclavos sobre la clase de los esclavos. Sólo cuando apareció la
primera forma de la división de la sociedad en clases, la esclavitud (…) era esencial la aparición del
estado.
Marx, Engels y Lenin concuerdan en lo referente a la función del estado en la sociedad de clases,
salvaguardar un modo de producción en el cual la mayoría es explotada por una minoría.
Una condición necesaria de las sociedades de clase es la subordinación del poder de las masas al
poder de una minoría armada y organizada. El estado era el representante oficial de toda la
sociedad en una corporación visible: era el estado de aquella clase que representaba en su tiempo
a toda la sociedad.
En todas las sociedades basadas en la explotación la función primaria del estado es la de proteger
la propiedad de los explotadores y de preservar el orden de los explotados, en las sociedades
después de la abolición de la explotación, el orden se preservará sin el poder del estado.
El concepto de clase en la teoría marxista es inseparable del concepto de explotación. En las
sociedades en las que los medios de producción son propiedad de la comunidad como un todo, les
es imposible a un grupo la explotación de otro; y Marx denomina a estas sociedades, sociedades
sin clases. Si existe explotación hay clases, sino, no.
Lenin escribe, las clases son grupos humanos, uno de los cuales puede apropiarse del trabajo del
otro en virtud de los diferentes lugares que uno y otro ocupan en un determinado régimen de
economía social.
Relacionadas con las complejidades de la estructura de clases exhibidas por las instancias de cada
tipo de economía se producen las complejidades de la superestructura política exhibidas por las
instancias concretas de cada tipo fundamental de estado.
Dichas complicaciones de la estructura económica dan cuenta, en parte, del hecho de que las
instancias concretas de un mismo tipo de dominio de clase varían. Estas diferencias se reflejan en
la variedad de formas estatales –monárquicas y republicanas, aristocráticas y democráticas- que se
encuentran en sociedades diferentes basadas en el mismo tipo de explotación –esclavista, feudal o
capitalista-.
Después de una Revolución toda organización provisional del estado requiere una dictadura, para
remover y eliminar de inmediato los restos de las viejas instituciones.
Para Lenin el estado en la antigüedad era una dictadura de los propietarios de esclavos.
Las constituciones se hacían y se aprobaban tan pronto como el proceso de revolución social
llegaba a un punto de quietud, las relaciones de clase recién formadas se habían consolidado y las
fracciones en pugna de la clase dominante se acogían a un arreglo que les permitía proseguir la
lucha entre sí, y al mismo tiempo excluir de ella a la masa agotada del pueblo.
La transición del capitalismo al comunismo no puede, naturalmente, si no proporcionar una
enorme abundancia y diversidad de formas políticas, pero la esencia de todas ellas, será
necesariamente una: la dictadura del proletariado.
La dictadura es el poder no sometido a la ley.
La dictadura, de acuerdo con los marxistas, es el poder de una clase contra otra conquistado y
conservado por medio de la violencia, un poder no sujeto a la ley.
Los hombres olvidan que su derecho se origina en sus condiciones económicas de vida, lo mismo
que han olvidado que ellos mismos proceden del mundo animal.
La ley natural es parte de la mitología de la sociedad de clases. Las leyes subyacentes son las leyes
históricas del cambio social.
El proceso de transformación del modo de producción feudal en modo de producción capitalista:
la violencia es partera de toda sociedad vieja preñada de una nueva.
Las leyes de una sociedad son aquellas normas de conducta sancionadas por el poder público de
dicha sociedad o por los funcionarios o electores cuyas decisiones están apoyadas por dicho
poder.
“Con la ley –escribe Lenin- surgen necesariamente organismos encargados de su aplicación: los
poderes públicos, el Estado”. De acuerdo con Lenin, no puede haber ley sin un estado para
imponerla. Aquellas normas que reciben la sanción explicita de la autoridad pública.
Puede objetarse que esta explicación de los orígenes de la ley es adecuada para la ley estable de la
sociedad feudal pero inadecuada para la ley cambiante del capitalismo. Se instituye de acuerdo
con requerimientos de orden económico, lo hace la autoridad pública basada en dicho orden
económico.
Relativa independencia: del poder estatal por una parte, y por otra, la oposición simultáneamente
engendrada.
El problema crucial de la teoría marxista es investigar los límites de la acción independiente del
poder estatal.
Ciertas reacciones del poder estatal sobre el desarrollo económico varían simplemente las
estructuras económicas de las diferentes unidades políticas sin afectar los intereses de los
explotadores a favor de las otras clases.
La desaparición del derecho a la herencia será el resultado natural de un cambio social que abola
la propiedad privada de los medios de producción; pero la abolición del derecho de herencia no
puede ser nunca el punto de partida de una transformación social de ese carácter.
La reforma son subproductos de la lucha revolucionaria. Las reformas no pueden abolir la
explotación. Pero, con una dirección correcta, las luchas por las reformas, puede organizar y
educar las fuerzas de la revolución.
Esta tesis se apoya en el caso de las revoluciones desde abajo, ya que su transición a una nueva
estructura de clases es resistida por el poder estatal. Pero parece refutada por el caso de la
revolución desde arriba, ya que aquí el poder favorece la transición a una nueva estructura de
clases. El Estado parece lo suficientemente independiente como para mantenerse en equilibrio
entre una clase contra otra y para efectuar en forma pacífica un cambio social radical.
El capitalismo
El capitalismo se ha desarrollado a partir de las contradicciones del feudalismo: la agricultura y la
manufactura como medio de intercambio dieron lugar a la LIBRE COMPETENCIA.
El capitalismo caerá como consecuencia del agravamiento de la crisis que periódicamente afectan
su estabilidad, las crisis se originaran, no en la pobreza, sino en un exceso de producción de un
determinado sector de la economía, impidiendo la planificación económica.
Comunismo
Es la “sociedad sin clases”, por lo tanto sin Estado, que seguirá tras una frase intermedia: la
dictadura del proletariado. En el comunismo no existe ya la propiedad privada de los medios de
producción (fábricas); la riqueza social se distribuirá según el principio siguiente: a cada uno según
sus necesidades, para cada uno según su capacidad.
Factores de la producción K:
o El trabajo (como fuerza de trabajo)
o Los medios de producción: el objeto de trabajo (la tierra) y el instrumento (el arado)
o El n trabajador: el K
¿Para qué sirve entender el concepto de modo de producción capitalista? Para entender el
concepto de CLASE SOCIAL.
Marx utiliza este concepto desde el punto de vista sociológico.
Sociológicamente el Estado moderno sólo puede definirse a partir de un medio específico que le
es propio, a saber: el de la coacción física. Todo Estado se basa en la fuerza. La coacción no es en
modo alguno el medio normal o único del Estado pero sí su medio específico.
Toda empresa de dominio que requiere una administración continua necesita por una parte la
actitud de obediencia en la actuación humana con respecto a aquellos que se dan por portadores
del poder legítimo y, por otra parte, por medio de dicha obediencia, la disposición de aquellos
elementos materiales eventualmente necesarios para el empleo físico de la coacción, es decir: el
cuerpo administrativo personal y los medios materiales de administración.
El cuerpo administrativo no se halla ligado a la obediencia frente al detentador del poder por
aquella sola representación de la legitimidad de que hablábamos hace un momento, sino además
por otros dos medios que apelan directamente al interés personal: retribución personal y honor
social.
En la asociación en clases el señor gobierna con la ayuda de una “aristocracia” autónoma, o sea,
comparte el poder con ella, aquí en cambio se apoya en siervos domésticos o plebeyos.
Corresponden a este tipo todas las formas de dominación patriarcal y patrimonial, de despotismo
sultanesco y de ordenamiento estatal burocrático. Y en particular este último caracteriza también
al estado moderno. En el Estado actual, -y esto constituye un rasgo esencial del concepto- la
“separación” del cuerpo administrativo, de los medios materiales de administración, se ha llevado
a cabo por completo.
“El Estado moderno es una asociación de dominio de tipo institucional que en el interior de un
territorio ha tratado con éxito de monopolizar la coacción física legítima como instrumento de
dominio, y reúne a dicho objeto los medios materiales de explotación en manos de sus directores
pero habiendo expropiado para ello a todos los funcionarios de clase autónomos, que
anteriormente disponían de aquellos por derecho propio, y colocándose a sí mismo, en lugar de
ellos, en la cima suprema”.
Transformaciones experimentadas por las sociedades de Europa Occidental a partir del S. XVII.
Todos los excluidos del acceso al control de la tierra quedan excluidos de la participación directa
en los asuntos públicos. No se acuerda ningún derecho inmediato a quienes se hallan en una
posición de dependencia económica.
De la crisis del “gobierno doméstico” surge una nueva pauta de relaciones de clase basadas en la
“relación individualista de autoridad” y a su vez nuevas formas de agitación, vinculadas con la idea
de la igualdad de derechos para todos los ciudadanos.
“Autoridad” significan que los pocos que dirigen, cuentan con una vasta gama de opciones; su
opuesto, la “subordinación” significa que los muchos que acatan ordenes tienen un ámbito de
elección restringido.
Los amos conservaran sus privilegios consuetudinarios como un derecho inalienable.
El disloque producido por la Revolución Industrial y sus crueles efectos en las masas llevan a
nuevas interpretaciones de las causas de la pobreza. [Afirma que la pobreza es ineludible y
constituye un estímulo imprescindible para el trabajo, que la caridad y el socorro brindado a los
pobres no hacen sino intensificar la indolencia y la falta de providencia, que las clases altas no son
ni pueden ser responsables de la suerte de los pobres].
La ciudadanía nacional y el industrialismo moderno se han combinado con una amplia variedad de
estructuras sociales; es por eso que concebiremos la democratización y la industrialización como
dos procesos distintos.
Bajo la influencia de las ideas igualitarias, esta movilización de la propuesta de la clase baja llega a
orientarse hacia el logro de una plena participación en la comunidad política existente o el
establecimiento de una comunidad política nacional en la cual fuera posible dicha participación.
Los trabajadores participan en una negociación colectiva mediante las revueltas, en una época en
que las asociaciones eran prohibidas por la ley. Si bien en un comienzo fue muy desarticulada la
lucha contra las desigualdades implica una nueva dimensión de la agitación social. A lo largo de
varias décadas se polemizó en torno de la educación elemental y el sufragio; el interrogante era si
un aumento en la instrucción de la gente o la concesión de sus derechos electorales servirían
como antídoto contra la propaganda revolucionaria o constituirían un peligroso incentivo para la
insubordinación.
La desigualdad jurídica y el debate público acerca de la falta de confiabilidad cívica del pueblo
representan un rechazo cada vez mayor de su respetabilidad, que tiene lugar en el preciso
momento en que la industrialización y la difusión de las ideas igualitarias llevan a la acción a
aquellas clases que antes sólo habían desempeñado un papel pasivo en la vida política.
Derecho a la subsistencia, derecho a los trabajadores y derecho a trabajar son tres derechos
intrínsecos que se oponen a los contractualmente adquiridos, los únicos que reconoce el sistema
jurídico prevaleciente.
En Inglaterra, las protestas de la clase baja parecen tener como objetivo el logro de la ciudadanía
para los trabajadores.
Elementos de la ciudadanía:
Las primeras leyes fabriles están destinadas a proteger a mujeres y niños, quienes a la sazón no
son considerados ciudadanos en el sentido de la igualdad legal.
Se sostenía que las condiciones de trabajo debían establecerse mediante convenios acordados
libremente entre un individuo y otro. En consecuencia, se fijaron regulaciones especiales para los
trabajadores de diversas categorías, con el fin de sostener el principio de la igualdad formal ante la
ley.
Este enfoque funcionó durante un tiempo en Inglaterra pero luego cedió ante la distinción entre
las asociaciones permitidas y las organizaciones prohibidas a los trabajadores.
El derecho de asociación posibilita la agitación política, mediante la cual era posible oponerse a la
supresión de los sindicatos.
Los organismos en cuestión tienen como objeto declarado procurar auxilio a los trabajadores de
un mismo oficio que caen enfermos o queda sin ocupación. Incumbe a la nación, y a los
funcionarios públicos en su nombre, proporcionar trabajo a los que lo necesitan para vivir, y
socorrer a los enfermos. No debe permitirse que los ciudadanos de cierta ocupación se unan en
defensa de sus supuestos intereses comunes. No deben haber más gremios en el estado; sólo
interés individual de cada ciudadano y el interés general. A nadie debe permitírsele que despierte
en ningún ciudadano cualquier tipo de interés intermedio y que lo aísle del bienestar público a
través de los intereses corporativos.
Cada individuo está obligado a participar en los servicios que el estado le proporciona. La
extensión de los derechos sociales, con su énfasis en la obligación puede dejar intactos los
privilegios, y amplía los deberes y beneficios del pueblo sin estimular necesariamente su
movilización social.
El derecho a exigir para la nación una educación que dependa únicamente del estado; porque a él
le incumbe esencialmente, porque cada nación tiene el derecho inalienable e imprescindible de
instruir a sus habitantes, y por último, porque los hijos del estado deben estar educados por
miembros del estado.
Es probable que el vasto desarrollo de los sistemas de educación nacional obedezca a que la
exigencia de educación elemental abarca todo el espectro de creencias políticas. La sustentan los
conservadores, quienes temen la intrínseca indocilidad del pueblo y piensan que ella puede
domarse si se los instruye en los principios fundamentales de la religión y se le inculca lealtad al
rey y a la patria.
Los conservadores una vez que admitieron el poder del voto como base del poder local, tendieron
a favorecer el otorgamiento de derechos políticos a los órdenes inferiores. El sufragio se limitará a
todos los ciudadanos independientes. La izquierda exigió plenos derechos para las clases bajas y
los conservadores solo la enfrentaron con una oposición moderada. Como resultado de ello, fue
promulgado el sufragio universal masculino para todas las personas de sexo masculino.
La noción tradicional era que el voto constituía un acto público, sólo confiable a hombres capaces
de mantener abiertamente sus opiniones. El voto secreto es una apelación a la mentalidad liberal
urbana. El factor decisivo es la aparición de los votos de la clase baja como un elemento de política
nacional, así como la necesidad de neutralizar a las peligrosas organizaciones de la clase obrera.