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POETAS NORTEAMERICANOS

La lírica verdaderamente significativa del siglo XIX norteamericano se ins- cribe en la tendencia
trascendentalista. Washington Irving (1783-1859) y John Greenleaf Whittier (1807-1892)
pertenecen a este grupo de poetas.
La figura más destacada de la lírica norteamericana de este período es, sin duda, Walt Withman
(1819-1892), cuya voz profética se enuncia de forma vibrante en su Canto a mí mismo y en sus
Hojas de hierba.
La segunda figura emblemática de la lírica norteamericana es Emily Dickinson (1830-1886). Su
vida enigmática, concuerda plenamente con su concepción poética: la sencillez encierra la
trascendencia espiritual. Al morir, dejó mil ocho cientos poemas.
La poesía americana, la poesía de la Estados Unidos, surgió por primera vez como los esfuerzos de
los colonos para agregar sus voces a la poesía Inglés en el siglo 17, mucho antes de la Constitución
de la unificación trece colonias (aunque antes de esto, un fuerte la tradición oral a menudo
comparado con la poesía existía entre los nativos americanos sociedades). Como era de esperar, la
mayor parte del trabajo de los primeros colonos se basó en modelos británicos contemporáneos de
forma poética, dicción, y tema. Sin embargo, en el siglo 19, un americano distintivo modismo
comenzó a emerger. Por la parte posterior de ese siglo, cuando Walt Whitman fue ganando un
público entusiasta en el extranjero, poetas de los Estados Unidos habían comenzado a tomar su
lugar en la vanguardia de la lengua Inglés avant-garde.Esta posición se fortaleció a principios del
siglo 20 en la medida en que Ezra Pound y TS Eliot eran quizás los más influyentes modernistas
poetas en idioma Inglés en el período durante la Primera Guerra Mundial . Por la década de 1960,
los jóvenes poetas de la British Poesía Revival miró a sus contemporáneos y predecesores
americanos como modelos para el tipo de poesía que quería escribir. Hacia el final de la milenio, la
consideración de la poesía norteamericana había diversificado, como estudiosos ponen un mayor
énfasis en la poesía de las mujeres, Afroamericanos, Los hispanos, Chicanos y otras agrupaciones
culturales.
POESÍA EN LAS COLONIAS
Como el contacto de Inglaterra con las Américas aumentó después de la década de 1490, los
exploradores a veces incluidos verso con sus descripciones del "Nuevo Mundo" a través de 1650, el
año de Anne Bradstreet " La décima musa ", que fue escrito en América, muy probablemente en
Ipswich, Massachusetts o North Andover, Massachusetts) e impreso / distribuido en Londres,
Inglaterra por su hermano-en-ley, Rev. John Woodbridge. Hay 14 de esos escritores que podríamos
en esa llamada base poetas americanos (que en realidad había sido a América y en distintos grados,
poemas escritos o versos sobre el lugar). Los primeros ejemplos incluyen un 1616 "poema
testimonial" en la libra carácter guerrero de El capitán John Smith (en Barbour, ed. "Funciona") y
del Rev. William Morrell 1625 "Nova Anglia" o "Nueva Inglaterra", que es un catálogo rimada de
todo, desde el clima de América a destellos de las mujeres nativas, enmarcado con una delgada
poética "vanidad" o "ficción" que caracteriza al país como suspirando por la dominación Inglés
"triste y desamparada" femenina. Entonces mayo 1627 Thomas Morton de Merrymount - un amante
de la naturaleza Inglés West Country, abogado, hombre de letras y aventurero colonial - alzó una
Cruz de Mayo para celebrar y fomentar un mayor éxito en esta plantación de comercio de pieles y
clavado un "poema" y "Song" (una un manifiesto densamente-literaria en la gente como en inglés y
nativos se reunieron allí y debe seguir haciéndolo para una América con éxito, y el otro una
"canción de taberna" luz también lleno de implicaciones más profundas de América). Estos fueron
publicados en forma de libro, junto con otros ejemplos de la poesía americana de Morton en "Nueva
Inglés Canaán" (1637); y en base a los criterios de "Primera", "americano" y la Poesía ", que hacen
primer poeta Morton (y no Anne Bradstreet) de Estados Unidos en Inglés. (Ver Jack Dempsey, ed.,"
New Inglés Canaán por Thomas Morton de 'Merrymount '"y su biografía" Thomas Morton: La vida
y del renacimiento de un poeta americano temprano "Scituate MA: Escaneo digital de 2000).
Phillis Wheatley, un esclavo, escribió poesía durante el período colonial.
Uno de los poetas primera registrados de las colonias británicas era Anne Bradstreet (1612 -
1672), que sigue siendo uno de los más antiguo conocido poetas mujeres que escribieron en Inglés.
Los poemas que publicó durante su discurso de vida temas religiosos y políticos. Ella también
escribió tiernas evocaciones de su casa, la vida familiar y de su amor por su esposo, muchas de las
cuales permanecieron inéditos hasta el siglo 20.
Edward Taylor (1645-1729) escribió poemas exponer puritanos virtudes en un altamente forjado
estilo metafísico que puede ser visto como típica de la época colonial.
Este enfoque centrado en la ética puritana era, comprensiblemente, la nota dominante de la mayor
parte de la poesía escrita en las colonias durante los siglos 17 y principios del 18o. La poesía más
temprana "secular", publicado en New England fue por Samuel Danforth en sus "almanaques"
para 1647-1649, publicados en Cambridge; estos poemas incluidos "rompecabezas", así como
poemas sobre orugas, palomas, terremotos y huracanes. Por supuesto, siendo un ministro puritano,
así como un poeta, Danforth nunca se aventuró lejos de un mensaje espiritual. Otra voz lírica
netamente americano de la época colonial era Phillis Wheatley, un esclavo cuyo libro "Poemas
sobre diversos temas, Religiosa y Moral", fue publicado en 1773. Ella fue uno de los poetas más
conocidos de su época, al menos en las colonias, y sus poemas fueron típicos de La cultura de
Nueva Inglaterra en el momento, meditando en religiosa y ideas clásicas.
El siglo 18 vio un creciente énfasis en la propia América como materia apta para sus poetas. Esta
tendencia es más evidente en las obras de Philip Freneau (1752-1832), que también es notable por
la actitud inusualmente favorable a los nativos americanos se muestra en sus escritos, a veces refleja
un escepticismo hacia la cultura y la civilización angloamericana. Sin embargo, como era de esperar
de lo que fue escrito esencialmente provincial, esta tarde la poesía colonial es generalmente algo
anticuado en forma y sintaxis, el despliegue de los medios y métodos de Papa y Gray en la era de la
Blake y Burns. El trabajo de Rebecca Hammond Lard (1772-1855), aunque bastante viejo,
todavía se aplican a la vida en el mundo de hoy. Ella escribe sobre la naturaleza, no sólo la
naturaleza del medio ambiente, sino también la naturaleza de los seres humanos. En general, el
desarrollo de la poesía en las colonias americanas refleja el desarrollo de las propias colonias. La
primera poesía está dominada por la necesidad de preservar la integridad de los ideales puritanos
que crearon el asentamiento en el primer lugar. Como los colonos creció en confianza, la poesía que
escribió refleja cada vez más su camino hacia la independencia. Este cambio en la materia no se
reflejó en el modo de escritura, que tendía a ser conservador, por decir lo menos. Esto puede ser
visto como un producto de la remove físico en el que los poetas americanos operados desde el
centro del idioma Inglés desarrollos poéticos en Londres.
POESÍA POSTCOLONIAL
Henry Wadsworth Longfellow en 1873.
El primer poeta importante de la independencia de Estados Unidos fue William Cullen Bryant
(1794-1878), cuya gran contribución fue escribir poemas rapsódicas sobre la grandeza de praderas y
bosques. Otros poetas notables que surgieron a principios y mediados del siglo 19o incluir Ralph
Waldo Emerson, (1803-1882), Henry Wadsworth Longfellow (1807-1882), John Greenleaf
Whittier (1807-1892), Edgar Allan Poe (1809-1849), Oliver Wendell Holmes (1809-1894),
Henry David Thoreau (1817-1862), James Russell Lowell (1819-1891), Sidney Lanier (1842-
1881), y James Whitcomb Riley (1849-1916). Como era de esperar, las obras de estos escritores
están unidos por la búsqueda común de una voz americana distintivo para distinguirlas de su
Homólogos británicos. Con este fin, exploraron el paisaje y las tradiciones de su país de origen
como materiales para su poesía. El ejemplo más significativo de esta tendencia puede ser La
canción de Hiawatha por Longfellow. Este poema utiliza cuentos nativos americanos recogidos por
Henry Rowe Schoolcraft, que era superintendente de asuntos indígenas para Michigan de 1836 a
1841. Longfellow también imitó el metros de la finlandesa poema épico Kalevala, posiblemente
para evitar los modelos británicos. El poema resultante, mientras que un éxito popular, no
proporcionó un modelo para futuros poetas estadounidenses.

Otro factor que distingue a estos poetas de sus contemporáneos británicos fue la influencia de la
trascendentalismo del poeta/filósofos Emerson y Thoreau. Trascendentalismo fue la cepa
típicamente americano de Romanticismo Inglés que se inició con William Wordsworth y Samuel
Taylor Coleridge . Emerson, sin duda uno de los fundadores del trascendentalismo, había visitado
Inglaterra cuando era joven para cumplir con estos dos poetas ingleses, así como Thomas Carlyle.
Mientras Romanticismo transición a Victorianismo en la post-reforma Inglaterra, creció con más
energía en América desde la década de 1830 hasta la Guerra Civil .Edgar Allan Poe fue
probablemente el poeta americano más reconocido fuera de América durante este período. Diversos
autores en Francia, Suecia y Rusia fueron fuertemente influenciado por sus obras, y su poema " El
cuervo "barrió Europa, traducido a muchos idiomas. En el siglo XX, el poeta americano William
Carlos Williams dijo de Poe que él es la única base sólida sobre la que se ancla la poesía americana.
WHITMAN Y DICKINSON
La emergencia final de una poesía en idioma Inglés verdaderamente indígena en los Estados Unidos
fue obra de dos poetas, Walt Whitman (1819-1892) y Emily Dickinson (1830-1886). En la
superficie, estos dos poetas no podría haber sido menos igual. Líneas de Whitman largos, derivadas
de la métrica de la versión King James de la Biblia y su inclusividad democrática están en marcado
contraste con frases concentradas de Dickinson y líneas cortas y estrofas, derivado de
Protestante himnarios.Lo que les une es su conexión común a Emerson (un pasaje de quien
Whitman impreso en la segunda edición de Hojas de hierba), y la originalidad audaz de sus
visiones. Estos dos poetas se puede decir que representan el nacimiento de dos grandes poética
americana modismos-la expresión emocional métrica y directa libre de Whitman, y el
oscuridad gnómica y ironía de Dickinson, tanto de los cuales sería profundamente estampar la
poesía norteamericana del siglo 20.
El desarrollo de estos idiomas, así como las reacciones más conservadores en contra de ellos, se
puede rastrear a través de las obras de poetas como EDWIN ARLINGTON ROBINSON (1869-1935),
STEPHEN CRANE (1871-1900), ROBERT FROST (1874-1963) y CARL SANDBURG (1878-1967).
Frost, en particular, es una figura dominante, que alinea estricta métrica poética, sobre todo verso
blanco y las formas más concisa líricos, con un "Amur'k'n vurry" (como Pound decía) idioma. Él
revitalizó con éxito una tradición rural con muchos antecedentes en inglés de su amada Tesoro de
Oro y produjo una obra de gran importancia, rivalizando o incluso sobresalir en el rendimiento que
de los modernistas clave y haciendo de él, en el barrido completo de más verso moderno Inglés-
lenguaje tradicional, un compañero de Hardy y Yeats. Pero a partir de Whitman y Dickinson las
líneas generales de un distintivo nueva tradición poética orgánica, menos en deuda con el
formalismo Inglés de la obra de Frost, eran claras para ver, y que vendrían a su plenitud en las
décadas de 1910 y 20 de.
TRES POEMAS DE EMILY DICKINSON
1
Degusto un licor nunca destilado
en cálices tallados en perlas.
¡Ni todas la cubas del Rin
rinden un alcohol semejante!
Borracha de aire
y corrupta de rocío
me tambaleo por interminables días de verano
desde posadas de líquido azul.
Cuando los posaderos echen a la abeja ebria
de la puerta de la digital
cuando las mariposas renuncien a sus néctares
¡yo beberé aún más!
hasta que los serafines agiten sus sombreros nevados
y los santos corran a las ventanas
para ver a la pequeña bebedora
apoyada contra el sol.
(c. 1860)

2
El corazón pide placer primero,
después, ser excusado del dolor
y luego esos pequeños anodinos
que ahogan el sufrimiento.
Y luego ir a dormir
y más tarde, si esa fuera
la voluntad de su Inquisidor
el privilegio de morir.
(c. 1862)

3
Despega la alondra y encontrarás la música
bulbo tras bulbo, revestida de plata
apenas entregada a la mañana de estío
guardada para tu oído cuando el laúd sea viejo.
Suelta la inundación, lo verás patente
borbotón tras borbotón, reservado para ti.
¡Experimento escarlata! ¡Escéptico Tomás!
Ahora, ¿dudas de que tu pájaro fuera real?
(c. 1864)

Traducción: Marcelo Dos Santos,


4
Pequeñez
Es cosa tan pequeña nuestro llanto;
son tan pequeña cosa los suspiros…
Sin embargo, por cosas tan pequeñas
vosotros y nosotras nos morirnos.
Nombre: Emily Elizabeth Dickinson
Lugar y fecha nacimiento: Amherst, Massachusetts (Estados Unidos), 10 de diciembre de 1830
Lugar y fecha defunción: Amherst, Massachusetts (Estados Unidos), 15 de mayo de 1886 (55 años)
Arriba

Cayeron como copos, cayeron como estrellas


Cayeron como copos,
Cayeron como estrellas,
Como pétalos de una rosa
Cuando de pronto a través de junio
Un viento con dedos avanza.

Perecieron en el pasto desarraigado,


Nadie pudo hallar el lugar exacto
Pero Dios puede convocar cada faz
En su lista de abolidos.

Como ojos que miran las basuras


Como ojos que miran las basuras
Incrédulos de todo
Salvo del vacío y quieta soledad
Diversificada por la noche.

Sólo infinitos de la nada


Tan lejos como podía ver
Así era la cara que yo miré
Así miró ella misma a la mía.

No le ofrecí ninguna ayuda


Porque la pena era mía
La miseria densa y tan compacta
Tan desesperanzada como divina.

Ninguna se absolvería
Ninguna sería una reina
Sin la otra, de modo que
Aunque reinemos, pereceremos.

+++
Como si yo pidiera limosna común
¡Como si yo pidiera limosna común
Y en mi suplicante mano
Un extraño pusiera un reino
Y yo perpleja quedara,
Como si hubiera pedido a Oriente
Que me mandara una mañana
Y que levantara su purpúrea barrera
Y destrozarme con el alba!
+++

Cualquiera que desencante


Cualquiera que desencante
A un solo ser humano
Por traición o por irreverencia
Es culpable de todo.

Inocente como un pájaro,


Gráfico como una estrella
Hasta una sugestión siniestra
Que las cosas no son lo que son.

++++

Cuando cuento las semillas


Cuando cuento las semillas
Sembradas allá abajo
Para florecer así, lado a lado;

Cuando examino a la gente


Que tan bajo yace
Para llegar tan alto;

Cuando creo que el jardín


Que no verán los mortales
Siega el azar sus capullos
Y sortea a esta abeja
Puedo prescindir del verano sin lamentos.

+++

Cuántas veces estos cansados pies han podido tropezar


Cuántas veces estos cansados pies han podido tropezar,
Sólo mi amordazada boca puede decirlo,
Ensaya, trata de mover este horrible remache,
Ensaya, levanta si puedes aldabas de acero.

Acaricia la fría frente, antes ardiente,


Levanta si quieres el deslucido cabello,
Palpa los adamantinos dedos
Que ya nunca usarán dedal.

+++

El corazón pide placer primero


El corazón pide placer primero,
Luego excusa del dolor,
Luego los pequeños detalles
Que matan el dolor.
Luego irse a dormir,
Y luego, si tiene que ser
El deseo de su inquisidor,
El privilegio de morir.

+++

Él era débil y yo era fuerte


Él era débil y yo era fuerte,
Después él dejó que yo le hiciera pasar
Y entonces yo era débil y él era fuerte,
Y dejé que él me guiara a casa.

No era lejos, la puerta estaba cerca,


Tampoco estaba oscuro, él avanzaba a mi lado,
No había ruido, él no dijo nada,
Y eso era lo que yo más deseaba saber.

El día irrumpió, tuvimos que separarnos,


Ahora ninguno de los dos era más fuerte,
Él luchó, yo también luché,
¡Pero no luchamos a pesar de todo!

+++

El pasado es una criatura tan extraña


El pasado es una criatura tan extraña
Que mirarla en la cara
Arrobamiento puede producir
O desgracia.

Desarmado si cualquiera la encuentra


Le aconsejo huir,
Si sus desteñidos pertrechos
Aún pueden responder.

+++

Hay una languidez de la vida


Hay una languidez de la vida
Más inminente que la pena,
Es sucesora de la pena
Cuando el alma ha sufrido
Todo lo que puede.

Una somnolencia difusa,


Un ofuscamiento como neblina
Envuelve tu conciencia,
Una neblina que conduce a un despeñadero.

El cirujano no se inmuta ante el dolor,


Su hábito es severo,
Pero él sabe que ha cesado de sentir
La criatura que yace ahí.

Y te dirá que la técnica tardó,


Que alguien más poderoso que él
Ha oficiado antes
Y ya no hay vitalidad.

+++

La sortija ya no estaba
En mi dedo tenía una sortija.
La brisa entre los árboles erraba.
El día estaba azul, cálido, bello.
Y me quedé dormida sobre la suave hierba.

Al despertar miré sobresaltada


Mi mano pura en aquella tarde clara.
La sortija entre mis dedos ya no estaba.
Cuanto poseo ahora en este mundo
Es sólo un recuerdo de color dorado.

+++

La ventaja de la desesperación
La ventaja de la desesperación se logra
Sufriendo desesperación
De estar asistido por reveses,
Uno tiene que haber conocido el revés.

El valor de sufrir como


El valor de la muerte,
Se conoce probándolo,
No lo puede otra boca;

De salvadores, volvednos conscientes


Como nosotros mismos hemos compartido
La aflicción nos parece impalpable
Hasta que a nosotros mismos nos hiere
En lo más profundo.

+++

Morir sin morir


Morir sin morir
Y vivir sin la vida
Es el más arduo milagro
Propuesto por la fe.

+++
Mucha locura es juicio divino
Mucha locura es juicio divino
Para el ojo más sagaz
Mucho juicio, la más estricta locura
Para la mayoría;
En esto y en todo, prevalece
Asiente, y entonces eres normal,
Disiente y eres directamente peligroso
Y manejado con cadenas.

+++

Ningún cepo puede torturar mi alma en libertad


Ningún cepo puede torturar
Mi alma en libertad,
Pues detrás de este esqueleto mortal
Se teje uno de más valor.

No puedes horadar con un serrucho


Ni traspasar con una cimitarra
Dos cuerpos, por lo tanto perdura,
Amarra uno y el otro vuela libre.

El águila no se despoja
De su nido y, sin embargo,
Gana el cielo
Más fácilmente que tú.

Excepto tú mismo tal vez nadie pueda ser


Tu enemigo,
Cautividad es conciencia
Y también es libertad.

+++

No era la muerte, pues yo estaba de pie


No era la muerte, pues yo estaba de pie
Y todos los muertos están acostados,
No era de noche, pues todas las campanas
Agitaban sus badajos a mediodía.

No había helada, pues en mi piel


Sentí sirocos reptar,
Ni había fuego, pues mis pies de mármol
Podían helar un santuario.

Y, sin embargo, se parecían a todas


Las figuras que yo había visto
Ordenadas para un entierro
Que rememoraba como el mío.
Como si mi vida fuera recortada
Y calzada en un marco
Y no pudiera respirar sin una llave
Y era como si fuera medianoche.

Cuando todo lo que late se detiene


Y el espacio mira a su alrededor
La espeluznante helada, primer otoño que llora,
Repele la apaleada tierra.

Pero todo como el caos,


Interminable, insolente,
Sin esperanza, sin mástil
Ni siquiera un informe de la tierra
Para justificar la desesperación.

+++

No sabemos el tiempo que perdemos


No sabemos el tiempo que perdemos,
El momento es horrible
Y toma su lugar fundamental
Entre las certidumbres;
Una firme apariencia aún distiende
El naipe, la suerte, el amigo,
El espectro de la estabilidad
Cuya sustancia es arena.

+++

Nunca me sentí en mi casa aquí


Nunca me sentí en mi casa aquí
Y en el cielo radiante
No me sentiré en mi casa, lo sé,
No me gusta el Paraíso.

Porque es domingo todo el tiempo,


El recreo nunca llega,
En el Edén serán tan solitarias
Las brillantes tardes del miércoles.

Si Dios pudiera hacer una visita


O dormir una siestita
Para no vernos, pero dicen
Que él mismo es un telescopio

Perenne que nos mira,


Yo huiría de él
Y de todo lo demás,
Sí, ¡pero está el día del Juicio Final!
+++

Para siempre a su lado caminar


Para siempre a su lado caminar,
Lo más pequeño de nosotros dos.
Cerebro de su cerebro
Y sangre de su sangre,
Dos vidas y un solo ser.

Para siempre probar este destino,


Si es dolor, la mayor parte,
Si es dicha, entregar mi parte
Por ese anhelado corazón.

Toda una vida para conocernos el uno al otro,


A quien nunca podremos conocer,
Y de vez en cuando un cambio
Llamado cielo,
Raptos confraternizados de hombres
Sólo para descubrir lo que nos perturbaba,
Sin palabras.
+++

Porque yo no podía detener la muerte


Porque yo no podía detener la muerte,
Bondadosa se detuvo ante mí
En el carruaje cabíamos sólo nosotras
Y la inmortalidad.

Lentamente avanzamos, sin apuro,


Yo puse de lado
Mi labor y mi ocio
Por cortesía hacia ellas.

Pasamos por la escuela, donde jugaban


En el recreo del patio los niños.
Pasamos por los serenos pastos del campo,
Pasamos por la puesta de sol.
O, más bien, él nos pasó.

El rocío caía trémulo y frío,


Y sólo de gasa era mi vestido,
Mi esclavina sólo de tul.

Nos detuvimos ante una casa que parecía


Una protuberancia de la tierra,
El techo apenas visible,
La cornisa casi en el suelo.

Desde entonces siglos pasaron, y aún


Me parece más corto que aquel día
En que por vez primera intuí
Que las cabezas de los caballos
Apuntaban a la eternidad.

+++

Que yo siempre amé


De que yo siempre amé
Te traigo la prueba,
Que hasta que amé
Yo nunca viví bastante.

Que yo amaré siempre


Te lo discutiré,
Que amor es vida
Y vida inmortalidad;

Esto, si lo dudas, querido,


Entonces yo ya no tengo nada que mostrar
Salvo el calvario.

+++

Renunciación es una penetrante virtud


Renunciación es una penetrante virtud,
Es dejar que se vaya lo presente
Por una expectativa,
No ahora,
Retirar los ojos
Al amanecer,
No sea que el día,
El gran progenitor,
Sobreviva.

Renunciación es elegir
En contra de ti mismo
Para justificarte
A ti mismo,
Cuanto más grande es el acto
Hace que parezca más pequeña
La oculta visión aquí.

+++

Repetir en nosotros renovados deleites


Repetir en nosotros
Renovados deleites
Es como un asesinato
Omnipotente, agudo.

No soltamos el puñal
Porque amamos la herida,
Ese puñal conmemora
Memorias que nos van matando.

+++

Si tus nervios te delatan


Si tus nervios te delatan
Vive por encima de tus nervios,
Ellos pueden apoyarse sobre la tumba
Si temen desviarse.

Es una postura segura,


Que no se dobla,
Sostenida por brazos de bronce
Que el mejor gigante hizo.

Si tu alma vaciló,
Levanta la puerta carnal,
El miedoso pide oxígeno,
No pide nada más.

A SALVO EN SUS CÁMARAS DE ALABASTRO...

A salvo en sus cámaras de alabastro,


Insensibles al amanecer y al mediodía,
Duermen los mansos miembros de la resurrección,
Viga de raso y techo de piedra.

La luz se ríe de la brisa en su castillo sobre ellos,


Murmura la abeja en un oído imperturbable;
Trinan los dulces pájaros en cadencia ignorada,
-Ah, ¡cuánta sagacidad aquí perecida!

Solemnes pasan los años, crecientes, sobre ellos;


Los mundos recogen sus arcos y los firmamentos reman,
Se arrojan diademas y se rinden los dux,
Tácitos como puntos sobre un disco de nieve.

A UNA CASA DE ROSA NO TE ACERQUES...

A una casa de rosa no te acerques


demasiado, que estragos de una brisa
o el rocío inundándola -una gota-
abatirán su muro, amedrentado.

Y atar no intentes a la mariposa,


ni escalar setos del arrobamiento.
Hallar descanso en lo inseguro
está en el mismo ser de la alegría.

ALTIVEZ

Sólo sabemos toda nuestra altura


si alguien le dice a nuestro ser: ¡Levanta!
Y entonces, fiel consigo, se agiganta
hasta llegar al cielo su estatura.

De la vida común sería ley


el heroísmo en el humano ruedo
si no nos doblegáramos al miedo
de vernos y sentirnos como un rey.

Bueno es soñar. Despertar es mejor...


[Poema: Texto completo.]
Emily Dickinson

Bueno es soñar. Despertar es mejor


si se despierta en la mañana.
Si despertamos a la media noche,
es mejor soñar con el alba.

Más dulce el figurado petirrojo


que nunca alegró el árbol,
que enfrentarse a la solidez de un alba
que no conduce a día alguno.

CERTIDUMBRE

Yo jamás he visto un yermo


y el mar nunca llegué a ver
pero he visto los ojos de los brezos
y sé lo que las olas deben ser.

Con Dios jamás he hablado


ni lo visité en el Cielo,
pero segura estoy de a dónde viajo
cual si me hubieran dado el derrotero.

COLOQUIO

Había muerto yo por la Belleza;


me cercaban silencio y soledad,
cuando dejaron cerca de mi huesa
a alguno que murió por la Verdad.

En el suave coloquio que entablamos,


vecinos en la lúgubre heredad,
me dijo y comprendí: Somos hermanos
una son la Belleza y la Verdad.

Y así, bajo la noche, tras la piedra,


dialogó nuestra diáfana hermandad
hasta que el rostro nos cubrió la hiedra
y los nombres borró la eternidad.

CUANDO CUENTO LAS SEMILLAS...

Cuando cuento las semillas


sembradas allá abajo
para florecer así, lado a lado;

cuando examino a la gente


que tan bajo yace
para llegar tan alto;

cuando creo que el jardín


que no verán los mortales
siega el azar sus capullos
y sortea a esta abeja,
puedo prescindir del verano, sin queja.

EN MI FLOR ME HE ESCONDIDO...

En mi flor me he escondido
para que, si en el pecho me llevases,
sin sospecharlo tú también allí estuviera...
Y sabrán lo demás sólo los ángeles.

En mi flor me he escondido
para que, al deslizarme de tu vaso,
tú, sin saberlo, sientas
casi la soledad que te he dejado.

+++
En mi jardín avanza un pájaro
sobre una rueda con rayos-
de música persistente
como un molino vagabundo-

jamás se demora
sobre la rosa madura-
prueba sin posarse
elogia al partir,

cuando probó todos los sabores-


su cabriolé mágico
va a remolinear en lontananzas-
entonces me acerco a mi perro,
y los dos nos preguntamos
si nuestra visión fue real-
o si habríamos soñado el jardín
y esas curiosidades-

¡pero él, por ser más lógico,


señala a mis torpes ojos-
las vibrantes flores!
¡Sutil respuesta!

++++

No era la Muerte, pues yo estaba de pie


Y todos los muertos están acostados,
No era de noche, pues todas las campanas
Agitaban sus badajos a mediodía.

No había helada, pues en mi piel


Sentí sirocos reptar,
Ni había fuego, pues mis pies de mármol
Podían helar un santuario.

Y, sin embargo, se parecían a todas


Las figuras que yo había visto
Ordenadas para un entierro
Que rememoraba como el mío.

Como si mi vida fuera recortada


Y calzada en un marco
Y no pudiera respirar sin una llave
Y era como si fuera medianoche

Cuando todo lo que late se detiene


Y el espacio mira a su alrededor
La espeluznante helada, primer otoño que llora,
Repele la apaleada tierra.

Pero todo como el caos,


Interminable, insolente,
Sin esperanza, sin mástil
Ni siquiera un informe de la tierra
Para justificar la desesperación.

LA SORTIJA

En mi dedo tenía una sortija.


La brisa entre los árboles erraba.
El día estaba azul, cálido y bello.
Y me dormí sobre la hierba fina.

Al despertar miré sobresaltada


mi mano pura entre la tarde clara.
La sortija entre mi dedo ya no estaba.
Cuanto poseo ahora en este mundo
es un recuerdo de color dorado.

PEQUEÑEZ

Es cosa tan pequeña nuestro llanto;


son tan pequeña cosa los suspiros...
Sin embargo, por cosas tan pequeñas
vosotros y nosotras nos morirnos.

+++
Sobrellevar nuestra parte de noche –
Nuestra parte de mañana –
Nuestro hueco llenar de felicidad,
Nuestro hueco de desdén –

Aquí una estrella, y allí una estrella,


¡Algunas pierden su camino!
Aquí una niebla - y allí una niebla –
¡Después – el Día!

+++
Se las robé a una Abeja –
Por – Ti –
Dulce pretexto –
¡Ella me perdonó!

+++
¡Yo no soy nadie! ¿Quién eres tú?
¿No eres –Nadie- tampoco tú?
¡Entonces somos un par!
¡No lo digas! ¡Nos desterrarían – ya sabes!

¡Qué aburrido – ser – Alguien!


¡Qué público – como una Rana –
Decir tu nombre – durante Junio entero –
A un Cenagal admirado!
¡Yo, cambiar! ¡Yo, transformarme!
¡Yo, cambiar! ¡Yo, transformarme!
¡Pues lo haré, cuando en la Colina Eterna
Crezca una Púrpura más Pequeña –
Al atardecer, o un brillo inferior
Vacile en la Cordillera –
En el mejor cierre del Día!

+++
No es que el morir nos duela tanto –
Es el vivir – lo que nos duele más –
Pero el Morir – es un camino distinto –
Una variedad detrás de la Puerta –
La Costumbre Sureña - del Pájaro –
Que antes de que lleguen las heladas –
Acepta una Latitud mejor –
Nosotras – somos los Pájaros – que se quedan.

Las Ateridas en torno a las puertas del Campesino –


Por cuya miga reacia –
Pactamos – hasta que las Nieves compasivas
Persuadan a nuestras plumas a Casa.

+++
Cayeron como Copos –
Cayeron como estrellas –
Como Pétalos desde una Rosa –
Cuando de repente a través de Junio
Pasa – un Viento con dedos –

Perecieron en la Hierba sin costuras –


Ningún ojo podría encontrar el lugar –
Pero Dios puede convocar a cada una de las caras
De su Lista – Irrevocable.

5. UNA HERMANA TENGO EN NUESTRA CASA -

Una Hermana tengo en nuestra casa -


Y una, a un seto de distancia.
Solo una está inscrita,
Pero ambas me pertenecen.

Una vino por el camino que yo vine -


Y llevó mi vestido del año anterior -
La otra, como un pájaro su nido,
Entre nuestros corazones construyó.

Ella no cantaba como nosotras -


Era una melodía diferente -
Ella misma para sí una música
Como Abejorro de Junio.

Hoy está lejos de la Infancia -


Pero subiendo y bajando las colinas
Yo le cogía la mano aún más fuerte -
Lo que acortaba todas las distancias -

Y todavía su zumbido
Pasados los años,
Engaña a la Mariposa;
Todavía en sus Ojos
Yacen las Violetas
Consumidas en tantos Mayos.

Yo derramé el rocío -
Pero tomé la mañana;
Escogí esta estrella singular
Entre las muchas que hay en la noche -
¡Sue - para siempre!

1254. QUE MI PRIMER SABER SEA DE TI

Que mi primer saber sea de ti


Con la Luz de la mañana que calienta -
Y mi primer Temer, que Desconocidos
Te suman en la noche -

567. NO VALIÓ MEDICINA -

No valió Medicina -
No era Enfermedad - entonces -
Ni necesidad de Cirugía -
Y por tanto - no era Dolor -

Se llevó las Mejillas -


Un Hoyuelo cada vez -
Y dejó el Perfil - más feo -
Y en el lugar de la Lozanía -
Dejó el pequeño Matiz
Que nunca tuvo Nombre -
Lo has visto en una cara de Molde -
¿Fue - culpa - del Paraíso

Si momentáneamente entreabierto -
La temeridad - se acercó -
Y enfermó - para siempre
Por Algo que vio?

1747. QUE AMOR ES TODO LO QUE HAY

Que Amor es todo lo que hay


Es todo lo que sabemos de Amor,
Es suficiente, la carga debería estar
Ajustada al surco.

47
¡Corazón, le olvidaremos!
¡Tú y yo, esta misma noche!
Tú olvidar puedes el ardor que irradiaba,
yo olvidaré su esplendor.
Cuando tú acabes, avisa,
que mi pensar velaré yo.
¡Presto! ¡Temo que mientras tú holgazaneas
me ponga yo a recordarle!

134
Quizá quieras comprar una flor,
mas yo jamás vendería una.
Si quieres tomarla prestada
hasta que el apuesto narciso
despliegue su gorro amarillo
allende las puertas del pueblo,
hasta que las abejas hagan
su Rioja y Jerez de tréboles.
Bien, te la prestaré hasta entonces,
¡pero, ojo, ni una sola hora más!

486
En casa era yo la más diminuta,
la más pequeña habitación tomé.
De noche...
mi lamparita, libro y un geranio.
Plantada así, bien podía absorber
el caudal que de continuo fluía.
¡Ah, mi cestito! Déjame que piense...
estoy segura de que eso era todo.
Jamás hablé antes de ser hablada,
y entonces hablaba poco y bajito:
no soportaba vivir en voz alta,
tanto me avergonzaba el alboroto.
Y de no haber quedado tan lejos
y ninguno de los que conocía
allá fuese, a menudo pensaba
cuán anónima podría morir.

249
¡Noches salvajes!
¡Salvajes noches,
si juntos, fueran
nuestro deleite!
Triviales rugen los vientos
para el corazón en puerto;
de brújula descuidado,
despreocupado de mapas.
¡El edén surcar!
¡Ah, el océano!
¡Si anclar pudiera
en ti esta noche!

107
¡Era un barco tan chiquito
el que la ensenada dejó!
¡Era una mar tan grandota
la que por señas lo llamó!
¡Fue una ola tan tragona
la que de tierra lo alejó!
Sus hinchadas velas apenas avisté
y al punto mi barquito desapareció.

47
¡Corazón, le olvidaremos!
¡Tú y yo, esta misma noche!
Tú olvidar puedes el ardor que irradiaba,
yo olvidaré su esplendor.
Cuando tú acabes, avisa,
que mi pensar velaré yo.
¡Presto! ¡Temo que mientras tú holgazaneas
me ponga yo a recordarle!

376
Claro que oré.
¿Le importó a Dios?
Se cuido tanto
como de un ave
que sobre el aire
deja sus huellas
piando: «Dame».
Mi razón... vida...
no las tuviera
salvo para ti.
Harto más compasivo hubiese sido
en la tumba del átomo dejarme...
contenta, nada, alegre e inerte...
antes que esta lúcida miseria.

136
¿Tienes un arroyo en tu pequeño corazón,
donde tímidas flores brotan
y ruborizadas aves a beber descienden
y la penumbra centellea?
Y nadie sabe, tan quedo va,
que un arroyo por allá corre;
aunque tu airecillo de vida
allí se embriague cada día.
Entonces cuida por marzo tu pequeño arroyo,
cuando los ríos se desbordan
y las nieves se precipitan desde las cumbres
y los puentes suelen hundirse.
Y más adelante, puede que en el mes de agosto,
cuando los prados se resecan,
¡guárdate, no sea que ese arroyito de vida
algún mediodía lo sorba!
511
Si vinieras cuando llegue el otoño,
me pondría a cepillar el verano,
mitad con un mohín y una sonrisa,
como mujer que hace una fruslería.
Si pudiera verte dentro de un año,
devanaría en ovillos los meses
y en cajones distintos los pondría,
temerosa de confundir sus números.
Si tan sólo siglos te demorases,
con las manos me pondría a contarlos,
restando hasta que mis dedos cayeran
y a tocar las antípodas llegasen.
Si segura, cuando esta vida acabe,
de que la tuya y la mía perviven,
lejos la arrojaría, como cáscara,
y con la eternidad me quedaría.
Mas ahora, de su duración incierta,
esto que hay entremedias me zahiere,
tal como una abeja fantasmagórica
que el sutil aguijón no descubriese.

1560
Ser olvidada por ti
el recuerdo supera
de cualesquiera mente.
El corazón no puede
olvidar sin mirar
aquello que rechaza.
Entonces fui mirada,
alzada del olvido...
eso al menos supone
una vez recordarme.
Ser digna de tu olvido
es todo mi renombre.

762
No aconteció todo de repente,
fue un asesinato por etapas:
navajazo y luego un dejar vivo...
la bendición de ir cauterizando.
El gato al ratón indulto otorga,
sus dientes afloja lo bastante
para que la esperanza bromee...
luego lo machaca hasta matarlo.
Morir es el premio de la vida,
si sólo una vez más agraciado
que hacerlo a medias y recobrarse...
para un eclipsarse más consciente.
50
Aún no se lo he dicho al jardín,
temo que se diera a seducirme;
ni tengo ahora bastante fuerza para ir y contárselo a la abeja.
En la calle no lo mencionaré:
las tiendas se pasmarían viendo
que una tan tímida, tan paleta,
tuviera el descaro de morirse.
No han de saberlo las laderas
por donde tanto he trajinado,
ni diré a los amorosos bosques
el día en que he de marcharme.
Ni en la mesa lo balbucearé,
ni por descuido o de pasada
insinuaré que por el enigma
alguien andará el día de hoy.

858
Te menciono, cariño, esta sima en mi vida;
cuando a través de una grieta se escurre la aurora,
el día está también obligado a seguirla.
Si protestamos, sus hendidos flancos a modo de tumba se abren;
así que tiesamente tendida sobre ella yazgo,
favorita de la fatalidad.
Cuando haya engullido toda una vida...
entonces, querido, se cerrará; de momento,
tanto más osada cada día y más turbulenta crece.
Medio tentada estoy a coserla con un postrero aliento;
nada en absoluto perdería yo al rendirme,
aunque para él la muerte supondría.
Y así soporto su irse agrandando,
con mi entierro a la vista, ahí delante.
Una vida lista ya para partir, nada más puede hostigarme.

476
Creo tener sólo modestas necesidades,
tales como estar contenta y en el paraíso;
bien podría ser ingresado eso en mi haber,
así la vida y yo quedaríamos a la par.
Mas al incluir lo segundo mis dos demandas,
pensé que me bastaría con sólo expresar
la más comprensiva petición en mi plegaria
y que la gracia divina ambas me otorgaría.
Así instruida me puse a rezar de esta guisa:
Grandísimo Espíritu, ten a bien concederme
un paraíso no tan enorme como el tuyo,
pero al menos lo bastante grande para mí.
Una sonrisa se expandió por el rostro de Dios;
el querubín que le escoltaba hacia atrás se echó;
santos serios a hurtadillas salían por verme
y tampoco ellos pudieron dejar de sonreír.
Dejé el lugar con regio aplomo,
mi plegaria a un lado arrojé...
Cogiéronla los calmos siglos
y perplejo miró el Destino
al topar con una tan cándida
que tuviera por cierto el cuento:
«Cualquier cosa que pidiereis,
os será otorgada, criaturas».
Mas yo, vuelta más astuta, escudriño los cielos
con semblante desconfiado...
Como los niños que, tras ser timados una vez,
a todos juzgan timadores.

223
Hoy vine a comprar una sonrisa,
nada más que una sola sonrisa.
La más pequeña sobre su cara,
cual hecha de encargo me vendría;
ésa que nadie echará de menos
y que tan tenuemente brillaba.
Señor, desde su mostrador clamo,
¿podría permitirse vendérmela?
En mis manos tengo diamantes,
¿conoce qué son los diamantes?
¡También rubíes, sangre de tardes,
y topacios como las estrellas!
¡Toda una ganga para un tendero!
Diga, señor, ¿puedo conseguirla?

1510
Bienaventurada es la piedrita
que por el camino a su aire rueda,
sin preocuparse de hacer carreras
ni amilanarse frente a exigencias;
cuyo traje de marrón pedestre
un transeúnte mundo le puso
y que independiente como el sol
se asocia o por sí resplandece,
el decreto absoluto cumpliendo
con espontánea simplicidad.

1058
El florecer tan sólo es el resultado.
Topar con una flor y ojearla de pasada,
poco le hace a uno sospechar la circunstancia
subsidiaria implícita en el brillante asunto,
tan intricadamente elaborado
para ser ofrecido luego cual mariposa al mediodía:
Empaquetar el capullo,
resistir al devorador gusano,
obtener su cuota de rocío, ajustar la temperatura,
eludir el vendaval, escapar de la rondadora abeja,
no defraudar a la magna Naturaleza que la aguarda tal día...
Ser flor es grave responsabilidad.

191
Su secreto guardar no pueden
los cielos y van a contárselo
a las colinas que a los huertos
lo dicen y éstos a narcisos.
Un pájaro que por allí iba
de casualidad lo oye todo;
si sobornara al pajarito,
estoy segura que cantaría.
Creo, empero, que no lo haré,
más vale seguir sin saber.
Si el verano un axioma fuese,
¿qué embrujo tendría la nieve?
Guarda, pues, tu secreto, Padre.
Aunque pueda, no espiaré
cómo ésos de zafiro forman
tu nuevo modelo de mundo.

1035
¡Abeja! ¡Se te espera!
Justo ayer le decía
a alguien,
que tú también conoces,
que estabas al llegar.
Las ranas volvieron hace una semana,
están instaladas y andan trabajando;
los pájaros, la mayoría de vuelta;
el trébol, tan cálido como tupido.
Recibirás mi carta
sobre el diecisiete.
Contesta.
O mejor, ven conmigo.
Con afecto: la mosca.

529
Hoy siento lástima de los muertos.
Es tan apacible el rato que los vecinos más viejos
pasan en las cercas: es la temporada del heno.
Corpulentos y bronceados conocidos entre la faena
chismorrean y ríen un chascarrillo doméstico
que hace sonreír todas las cercas.
Parece tan grave yacer aparte del barullo de los campos:
los ajetreados carros... las fragantes pilas de heno...
el compás del segador...
Una congoja por temor de que sientan nostalgia,
esos granjeros y sus esposas,
fuera de las labores del campo y las vidas de sus vecinos.
Prodigio fuera si el sepulcro no notasen solitario
cuando hombres y chicos y carros y junio
a los campos bajan para apilar heno.

1172
Las nubes sus espaldas juntaron,
el viento norte a empujar se puso,
los bosques trotaban hasta caer,
los rayos cual ratones brincaban
y el trueno se desplomó gruñendo.
¡Qué bien en tumbas estar a salvo,
donde Natura su ira no lleva,
ni pedrada alguna nos alcanza!

1624
Aparentemente sin sorpresa
para cada desprevenida flor,
la helada a su albur la decapita
mostrando su ocasional poder.
La fría esbirra pasa de largo,
el sol imperturbable prosigue
marcando a fuego otro nuevo día
con vistas a un sancionador Dios.

1181
Cuando esperaba temía,
como esperaba osaba.
Sola ya por todas partes,
cual santuario en ruinas,
ni espectro puede dañarme
ni serpiente seducirme.
Destronado es el destino
por quien lo ha padecido.

478
No tuve tiempo para odiar.
La tumba me habría estorbado,
pues no era la vida tan vasta
para extinguir mi enemistad.
Ni tuve tiempo para amar.
Mas como algo hay que hacer,
la faena de amar, pensé,
asaz grande me resultaba.

384
Ningún potro puede torturarme,
mi alma en libertad está;
tras éste mi esqueleto mortal
se articula uno más firme,
al que no traspasarás con sierra
ni amputarás con espada.
Dos cuerpos comparecen así:
amarra el uno y el otro vuela.
El halcón no más fácil del nido
asciende y gana el cielo
de lo que seas capaz tú mismo,
si tu enemigo no eres.
La esclavitud es de la conciencia,
como lo es la libertad.

680
Cada vida convergiendo va hacia algún centro,
dicho o quedo;
en cada naturaleza humana se perfila
cierta meta.
Nunca voceada y casi apenas confesada,
quizá muy bella
para que las sospechas de la credibilidad
la desbaraten.
Adorada con pudor cual frágil paraíso,
tan imposible
de conquistar como una cintilla del arco iris
lograr rozar.
Aunque acosada y afianzada en su lejanía:
¡cuán elevado
sobre la pausada diligencia de los santos
reposa el cielo!
Por la corta suerte de una vida inalcanzada,
quizá, mas luego
la eternidad a esa misma voluntad la deja...
correr de nuevo.

750
El devenir del ser humano,
como el de la Naturaleza,
hacia la intimidad gravita...
la atmósfera y el sol lo asisten,
mas desde dentro se despliega.
Cada cual su empinada meta
ha de conquistar por sí mismo,
merced a ermitaña destreza
de una existencia silenciosa.
El empeño es el requisito,
la paciencia consigo mismo
o frente a las fuerzas opuestas
y la confianza inquebrantable.
Delante de uno está... la sala
de su audiencia, cuyo proceso
ningún otro rostro presencia.

450
Bueno es soñar, despertar es mejor...
si uno se despierta por la mañana;
si a medianoche se despierta uno,
mejor que con el amanecer sueñe.
Más grato es el petirrojo soñado,
cuyo trinar ni un árbol alegró,
que encarar un espeso amanecer
cuya luz no ilumine día alguno.

290
En este anochecer, el norte,
inflamado en broncínea llama,
tan justamente conformado,
tan preconcertado consigo,
tan ajeno a cualquier alarma...
¡tal desapego regio emana
hacia el universo y hacia mí!
Mi modesto ánimo contagia
con matices de majestad,
hasta adoptar porte más vasto
y sobre mi tallo me empino,
desdeñando hombres y oxígeno
por arrogancia hacia ambos.
Tropel de fieras es mi prole,
aunque su sin par espectáculo
recreará a los siglos futuros,
mucho después de haberme ido:
una isla en deshonrada hierba
que escarabajos sólo vieron.

457
Gratas, contentas y seguras casas,
de accesos a cal y canto sellados:
tapas de acero sobre otras de mármol,
cerrándose frente a los pies desnudos.
Ríos de felpa entre orillas de raso
no discurrirían tan suavemente
como fluye la risa y el murmullo
desde sus nacarados inquilinos.
Ni calva muerte afrenta sus salones,
ni desvergonzada enfermedad viene
a estropear sus pomposos tesoros;
la angustia y el duelo de largo pasan
susurrantes en forrados carruajes,
no sea que los de dentro pregunten
por qué de su apretujado sonreír
les arranca alguno para morirse.

+++

Dado que a doña Muerte no pude aguardar,


ella amablemente me aguardó.
En el carruaje íbamos tan sólo nosotras,
sin contar a la Inmortalidad.
Marchábamos despacio, ella iba sin prisa,
habiendo dejado yo a un lado
lo que a un tiempo era mi labor y mi ocio,
por mera cortesía hacia ella.
Pasamos la escuela donde niños correteaban
en el patio durante el recreo;
pasamos los campos de escrutadoras espigas;
pasamos el declinante ocaso,
o mejor, él nos sobrepasó.
Palpitante y congelado goteaba el rocío,
pues sólo de fina muselina
era mi vestido; mi esclavina, sólo de tul.
Al fin junto a una casona paramos,
similar a un bulto del terreno:
el tejado casi no era perceptible,
la cornisa iba a ras del suelo.
Siglos han ido pasando desde entonces,
aunque más breve cada uno pasa
que el día cuando intuí que los corceles
hacia la eternidad enfilaban.

467
En las sepulturas no jugamos,
por no haber sitio;
además, no es llano, está en cuesta.
Y porque viene la gente
a poner flores encima
y luego asoman la cara.
Nos da miedo que sus corazones
se dejen caer
y nuestro bonito juego aplasten.
Así que nos mudamos tan lejos
como los enemigos que huyen...
oteando en torno de vez en cuando
para ver a qué distancia estamos.

1652
Seguir tirando hacia delante
es la condición de la vida;
la tumba, un mero trasbordo
que un término se considera,
de ahí que tan odiada sea.
El túnel no está iluminado,
mas el existir entre muros
mejor es, a nuestro entender,
que no existir en absoluto.

937
Noté un desgarrarse en mi conciencia,
como si el cerebro se hubiese rajado...
me puse a zurcirlo puntada a puntada,
aun cuando incapaz me vi de remendarlo.
Con mucho cuidado traté de hilvanar
el pensamiento de antes al de después...
mas el pespunte se deshiló sin ruido
como un ovillo rodando sobre el suelo.

997
Desmoronarse no es acto de un instante.
Esencialmente pausados,
los procesos de desplome
suceden cual derrumbes organizados.
Primero es una telaraña en el alma,
una lámina de polvo,
una barrena en el eje,
una capa preliminar de herrumbre.
La ruina es pautada, faena del diablo
consecutiva y morosa...
de golpe ninguno cayó.
Resbalar: tal es la ley del derrumbarse.

913
Y ya de todas mis esperanzas
la del callado final me queda.
Profusamente coloreada
despuntó mi lozana mañana,
temprano y reseco su final.
Jamás un capullo de su tallo
brotó con tan jovial eclosión;
jamás un gusano tan confiado
hurgó en tan animosa raíz.

919
Si puedo evitar que un corazón se rompa,
no habré vivido en vano.
Si puedo aliviar de una vida la pena
o atenuar un dolor
o ayudar a un desvalido petirrojo
de regreso a su nido...
no habré vivido en vano.
+++
Morí por la belleza, mas en la tumba
apenas me hube instalado,
cuando uno muerto por la verdad fue puesto
en una estancia contigua.
Preguntó en voz baja por qué fallecí.
«Por la belleza», le dije.
«Y yo por la verdad, las dos son lo mismo;
hermanos somos», dijo él.
Y así, cual parientes reunidos de noche,
hablamos entre los nichos...
hasta que el musgo llegó a nuestros labios
y nuestros nombres cubrió.

++++
Hacer una pradera
requiere un trébol
y una abeja.
Un trébol y una abeja
y el ensueño.
Si las abejas escasean,
basta el ensueño.

1194

Sobreviví la noche de un modo secreto


y entro en el día.
Le basta al que está a salvo saber que fue salvado
aunque no sepa el cómo.

Tomo, pues, mi lugar entre los vivos,


como quien deja que lo lleven,
candidata al azar de la mañana
pero citada con los muertos.

SABER LLEVAR NUESTRA PORCIÓN DE NOCHE

Saber llevar nuestra porción de noche


o de mañana pura;
llenar nuestro vacío con desprecio,
llenarlo de ventura.

Aquí una estrella, y otra estrella lejos:


alguna se extravía.
Aquí una niebla, más allá otra niebla,
pero después el Día.

OTROS PIES VAN Y VIENEN POR MI HUERTO


Otros pies van y vienen por mi huerto,
otros dedos la tierra han removido;
un trovador que se posó en el olmo
va diciendo el lugar de mi retiro.

Jugando hay otros niños en el prado


y debajo, cansada, se ha dormido otra gente;
y todavía vuelve, pensativa,
la primavera y, puntual, la nieve.

EN MI FLOR ME HE ESCONDIDO

En mi flor me he escondido
para que, si en el pecho me llevases,
sin sospecharlo tú también allí estuviera...
Y sabrán lo demás sólo los ángeles.

En mi flor me he escondido
para que, al deslizarme de tu vaso,
tú, sin saberlo, sientas
casi la soledad que te he dejado.

MORIR NO DUELE MUCHO

Morir no duele mucho:


nos duele más la vida.
Pero el morir es cosa diferente,
tras la puerta escondida:

la costumbre del sur, cuando los pájaros


antes que el hielo venga,
van a un clima mejor. Nosotros somos
pájaros que se quedan:

los temblorosos junto al umbral campesino,


que la migaja buscan,

brindada avaramente, hasta que ya la nieve


piadosa hacia el hogar nos empuja las plumas.

PASADOS YA CIEN AÑOS

Pasados ya cien años


nadie el lugar conoce:
la angustia allí sufrida
es una paz inmóvil.

Se irguieron victoriosos los hierbajos;


vagaron forasteros allí, deletreando
aquella solitaria ortografía
de los muertos lejanos.
Los vientos, en bancales del estío,
recuerdan el sendero,
pues el instinto recogió la llave
que la memoria se dejó en el suelo.

333
Es tan poco el trabajo de la hierba,
esa esfera de simple verde:
sólo criar mariposas
y entretener abejas.

Todo el día bailar al ritmo de las lindas


tonadas que las brisas traen
y recibir el sol en el regazo
y a todo decir sí, inclinándose.

Ensartar el rocío –como perlas-


toda la noche. Y emperifollarse
más elegantemente
que una duquesa.

Y, al morir, deshacerse
en fragancias divinas,
como humildes especias que se quedan dormidas
o como nardos que perecen.

Y entonces habitar en trojes soberanas


y soñar por el resto de los días.
Es tan poco el trabajo de la hierba.
Yo quisiera ser heno.

547
He visto un ojo moribundo
rodar y recorrer un cuarto,
como buscando alguna cosa.
Después nublarse,
después oscurecer,
después cerrarse
sin revelar que era
lo que -visto- lo hubiese sosegado.

1739
Se dice "buenas noches" en la noche.
Yo digo "buenas noches" en el día.
"Hasta luego", me dice lo que parte.
"Buenas noches", respondo.

Que partir es la noche


y la presencia simplemente el alba.
También la púrpura en lo alto
que llamamos mañana.

1741
Que no haya de volver jamás es lo que hace
tan amable la vida.
Creer en lo que no creemos
no regocija.

Que si ella es, sea a lo sumo


un estado ablativo:
esto provoca un apetito
precisamente puesto.

562
Imaginar un clima
de soles incesantes
añade intensidades al invierno.
La fantasía, tiritando, se vuelve
a un ficticio país,
para paliar un frío
que los grados no obvian ni mitiga
la latitud.

288
Soy nadie. ¿Tú quién eres?
¿eres tú también nadie?
Ya somos dos entonces. No lo digas:
lo contarían, sabes.

Qué tristeza ser alguien,


qué público: como una rana
decir el propio nombre junio entero
para una charca admiradora.

1523
Cuando nos vamos nunca sabemos que nos vamos.
Hacemos que cerramos la puerta y el destino
–a nuestra espalda- echa el cerrojo.
No volveremos ya.

1695
Hay una soledad del mar,
una soledad del espacio,
una soledad de la muerte.
Y no obstante parecen compañía
comparadas con ésa más profunda
–intimidad polar,
infinitud finita:
la del alma consigo.

1755
Hacer una pradera
requiere un trébol y una abeja.
Un trébol y una abeja
y el ensueño.
Si las abejas escasean,
basta el ensueño.

1768
Joven ateniense,
sé fiel a ti mismo
y sé fiel al misterio.
Todo el resto es perjurio

335

No es Morir lo que más duele—


Es vivir—nos duele más—
Pero Morir—es algo distinto—
Oculto tras la Puerta—

La Costumbre del Sur—del Pájaro—


Que antes de que llegue la Helada—
Acepta una mejor Latitud—
Somos—los pájaros—que se quedan.

Los que tiemblan junto a la puerta del Campesino—


Rogando unas Migajas—
Hasta que las piadosas Nieves
Nos Empujan a volar a Casa.

1472
Ver el Cielo en Verano
Es Poesía, aunque no esté escrito en ningún Libro—
Los Verdaderos Poemas huyen—

165

Un Ciervo Herido–salta más alto–


Oí al Cazador decir–
Pero es sólo el Éxtasis de la muerte–
¡Luego los Helechos enmudecen!

¡El agua brota de la Grieta!


¡Surge del Acero hendido!
¡Una mejilla siempre está más roja
Allí donde la Fiebre sube!
La Alegría es Portadora de la Angustia––
y en ella Cauta se Escuda,
No sea que alguien advierta la sangre
¡Y exclame “te han herido”!

133
El agua se aprende por la sed.
La Tierra—por los Océanos atravesados.
El Éxtasis—por la agonía—
La Paz—la cuentan las batallas—
El Amor, por el Hueco de la Memoria—

Los Pájaros, por la Nieve.

XX
Pruebo un licor jamás destilado—
En jarras de Perlas—
¡No todas cubas junto al Rin
Producen semejante alcohol!

Ebria de aire—estoy—
Y Embriagada de Rocío—
Tambaleándome—los interminables días de verano—
Por posadas de Incandescente Azul—

Cuando los Dueños echen a la Abeja borracha


Por la puerta de la Dedalera—
Cuando las Mariposas—renuncien a su licor
¡Yo beberé más!

¡Hasta que los Ángeles se quiten sus nevados Sombreros—


Y los Santos—corran a las ventanas—
Para ver a la pequeña Bebedora
Reclinada contra el Sol!

37
El Viento comenzó a mecer la Hierba
Con una Melodía inquietante—
Lanzó una Amenaza a la Tierra—
Una Amenaza al Cielo.

Las Hojas se desprendían de los Árboles—


Y echaban a volar
El Polvo se ahuecó como las Manos
Y ocupó la Carretera

Los Carros se apresuraron por las Calles—


El Trueno se apuró lento—
El rayo mostró su Pico Amarilla—
Y luego una lívida Garra.

Los Pájaros hicieron Barricadas de sus Nidos—


El ganado huyó a los Corrales—
Cayó una gota Gigante de Lluvia
Y luego, como si las Manos

Que contenían los Diques se abrieran


Las Aguas Inundaron el Cielo,
Pero pasaron por alto la Casa de mi Padre—
Sólo descuartizaron un Árbol—

156
Me quieres—estás segura—
No temo equivocarme
No me despertaré engañada
Una complaciente mañana
y descubriré que el Sol se ha ido
¡que los Campos—están desolados
y que mi Amor—se ha marchado!

No debo inquietarme—estás segura.


Nunca llegará la noche
En la que, asustada, corra a tu casa
Y encuentre las ventanas oscuras
Y mi Amor se haya ido—dime
¿Nunca llegará?

Claro que estás segura—sabes


Que lo soportaré mejor ahora
Si me lo dices así
Que si—cuando la Herida
haya sanado
¡Me hieres—otra vez!

1705
Hay Volcanes en Sicilia
Y en Sudamérica
Lo sé por mi Geografía—
Los volcanes más cercanos
Arrojan Lava en cualquier momento
Y me tientan a Escalar—
Un Cráter puedo contemplar
el Vesubio en Casa

314
La “esperanza” es la cosa con plumas—
Que se posa en el alma—

Y canta sin palabras—


Y nunca—nunca—se detiene—

Y en el Temporal—es más dulce—


Y muy herida debía de estar la tormenta—
Que abatió al Pajarito—
Que mantuvo a tantos en calor—

La he oído en la tierra más helada—


Y en el Mar más extraño—
Pero—nunca—ni en casos Extremos,
Me pidió una migaja— a mí.

190
Él era débil, y yo era fuerte—entonces—
Así Dejó que lo guiara—
Yo era débil, y él era fuerte entonces—
Así que dejé que me guiara—a Casa.

No estaba lejos—la puerta estaba cerca—


No estaba oscuro—Él avanzaba—también—
No había ruido, porque él no hablaba—
Eso era lo que más deseaba saber.

El Día llegó—y tuvimos que separarnos—


Ninguno—era más fuerte—ahora—
Luchó—luché—también—
¡No lo hicimos—a pesar de todo!

84
Su pecho es propicio para perlas,
Pero yo no soy un Buceador—
Su frente es propicia para tronos
Pero yo no tengo penacho.
Su corazón es propicio para un hogar—
Yo—un Gorrión—construyo ahí—
Con la dulzura de las ramas
Mi perenne nido.

355
No era la Muerte, pues yo estaba de pie,
Y todos los Muertos están tumbados—
No era la Noche, pues las Campanas
Se agitaban a Mediodía.

No era el Frío, pues en mi Piel


Sentí Sirocos—reptar—
Ni el Fuego—pues mis pies de Mármol
Podían helar un Santuario—
Y sin embargo, se parecía a todas
Las figuras que había visto
Ordenadas para un Entierro,
Y me recordaron al mío—

Como si hubieran recortado mi vida


Y la hubiesen puesto en un marco,
Y no pudiera respirar sin una llave,
Y fuera a Medianoche—

Cuando todo lo que late—se detiene—


Y el Espacio mira a su alrededor—
O las Espeluznantes heladas—los primeros llantos de Otoño,
Levantan la tierra apaleada—

Pero, como el Caos—Interminable—Insolente—


Sin Esperanza, ni Mástil—
Sin siquiera un Informe de Tierra—
Para justificar—la Desesperación.

1720
Si hubiera sabido que el primero era el último
Lo habría conservado más tiempo.
Si hubiera sabido que el último era el primero
Habría bebido más.
Copa, fue tu culpa,
No eran los labios los mentirosos.
No, labios, fue vuestra culpa
Y la dicha más culpable.

292
Si el Valor te abandona—
Vive por encima de Él—
A veces se apoya en la Tumba,
Si teme desviarse—

Es una postura segura—


Nunca se equivocó
En esos brazos de Bronce—
Ni el Mejor de los Gigantes—

Si tu Alma tiembla—
Abre la puerta de la Carne—
La Cobarde necesita Oxígeno—
Nada más—

+++

¡Un nadie soy! ¿Quién eres tú?


¿Eres también un don nadie?
Luego formamos un par... ¡No lo pregones!
Nos denunciarían, claro.
¡Menudo tostón ser alguien!
¡Qué vulgar como una rana
proclamar tu nombre todo el santo día
a una charca de pasmados!

+++

La hierba ha de hacer tan poco:


un ámbito de sencillo verdor ahí puesto
sólo para incubar mariposas
y para distraer a las abejas.
Y meciéndose todo el día
a las bellos sones susurrados por las brisas,
y llevando al sol en su regazo
e inclinándose ante todo;
y toda la noche enhebrando
gotas de rocío cual perlas, hermoseándose...
una duquesa vulgar parece
ante semejante ostentación.
Y aún cuando muere marcharse
impregnando el aire con fragancias tan divinas
como las especias al diluirse,
o los gladiolos al marchitarse.
Y luego en soberanos pajares
morar e ir pasando los días ensoñadora...
La hierba tan poco quehacer tiene...
¡ojalá fuese brizna de hierba!

STEPHEN CRANE
(Nueva Jersey), 1871 - (Alemania), 1900), fue un escritor y periodista estadounidense,
influyente en la literarura del siglo XX. Crane fue el decimocuarto y último hijo de un
matrimonio perteneciente a la Iglesia Metodista. En 1890 se trasladó a Nueva York para
trabajar por su cuenta como reportero de los barrios bajos, trabajo que junto a su pobreza le
proporcionaría material para su primera novela.Poco antes de su muerte, apareció
probablemente su libro más popular, Whilomville Stories (1900). El naturalismo de Crane no
es tan desesperado como el de Émile Zola y se halla además transido de un fuerte
lirismo.Escribió un total de doce libros hasta morir de tuberculosis, a los 28 años, en
Badenweiler (Alemania). Una sátira del temperamento romántico que dejó inacabada, The
O'Ruddy, fue concluida por Robert Barr y se dio a conocer en 1903.murió en 1900, antes de
cumplir los veintinueve años. Fue viajero, periodista y corresponsal de guerra. Reconocido
por los mejores escritores de lengua inglesa de entonces como un gran maestro del relato, la
fama de su prosa ha opacado un poco —aunque injustamente— su poesía, pues el mismo
impactante autor de El hotel azul y La roja insignia del valor, se revela también como un
poeta profundo, punzante, mordaz e irreverente, que trastoca la prosodia y los alcances
correspondientes a su tradición.Cada poema de Stephen Crane es una estampa ácida,
concentrada en los extremos de la pasión, regida por un sentido crítico implacable. En el
fondo, estos poemas son el testimonio de un ánimo atormentado y desamparado que busca
esclarecer su relación con lo divino y lo trascendental desde el mundo absurdo de la guerra, la
corrupción o los esfuerzos vanos. Y siempre lo hace con un giro insólito y una atmósfera de
enorme sorpresa y compasión.

EN EL DESIERTO

En el desierto
vi una criatura, desnuda, bestial,
en cuclillas, que
tenía su corazón en la mano,
y se lo comía.
Le dije: “¿Está rico, amigo?”
“Es amargo—amargo,” me contestó;

“Pero me gusta
porque es amargo,
y porque es mi corazón.”

VI A UN HOMBRE PERSIGUIENDO

Vi a un hombre persiguiendo el horizonte;


corrían dando vueltas y vueltas.
Esto me perturbó;
me acerqué al hombre.

"Es inútil", le dije


"nunca podrás-"
"Mientes", gritó,
y siguió corriendo.

UN HOMBRE CULTO VINO A MI UNA VEZ

Un hombre culto vino a mi una vez.


Dijo, "Conozco el camino- ven."
Esto me llenó de alegría.
Juntos marchamos.
Pronto, demasiado pronto, estábamos
donde mis ojos son inútiles,
y no conocía el destino de mis pasos.
Me agarré a la mano de mi amigo;
pero al fin lloró, "Me he perdido".

MUCHOS DIABLOS ROJOS

Muchos diablos rojos huyeron de mi corazón


y saltaron a la página.
Eran tan pequeños
que mi pluma podía aplastarlos.
Y muchos luchaban en la tinta.
Era extraño
escribir en esta mugre roja
palabras del corazón.

UN DIOS FURIOSO

Un dios furioso
apalizaba a un hombre;
lo esposó con furia,
le dio golpes de trueno
que resonaron por la tierra.
Todos vinieron corriendo.
El hombre gritaba y luchaba,
como un loco a los pies del dios.
La gente gritó,
"¡Ah, qué hombre tan perverso!"
y-
"¡Ah, qué dios tan admirable!"

UN HOMBRE LE DIJO AL UNIVERSO

Un hombre le dijo al universo:


?Señor, existo!?
?Sin embargo?, respondió el universo,
?Saber eso no me ofrece
sentido del deber alguno?.

DOS O TRES ÁNGELES

Dos o tres ángeles


bajaron a la tierra
y hallaron una oronda iglesia.
Negros riachuelos de gente
iban y venían todo el tiempo.
Los ángeles no entendían
por qué tanta gente entraba,
por qué se quedaban tanto tiempo.

CAMINANDO POR EL CIELO

Caminando por el cielo,


un hombre de extraño atuendo negro
encontró una forma radiante.
Marcó el paso con ansia,
y luego se postró devoto.
"Mi Señor", le dijo.
Pero el espíritu no le conocía.

CUANDO EL PROFETA

Cuando el profeta, un gordo complaciente,


llegó a la cima del monte,
gritó "Ay de mí saber!
Pensaba encontrar buenas tierras blancas
y malas tierras negras,
pero el paisaje es gris.

SÍ, TENGO MIL LENGUAS

Sí, tengo mil lenguas,


y novecientas noventa y nueve mienten.
Aunque a veces quiero usar la otra,
no hace melodías cuando quiero,
y está muerta en mi boca.

HUBO UN HOMBRE

Hubo un hombre que vivió una vida de fuego.


Incluso en el tejido del tiempo,
donde el lila se hace naranja
y el naranja lila,
su vida brillaba,
una mancha roja atroz, indeleble;
y sin embargo al morir
vio que no había vivido.

AMOR CORRIÓ SOLA

Amor corrió sola.


Las rocas cortaron sus tiernos pies,
las zarzamoras hirieron sus brazos.
Entonces llegó su compañero,
pero ay, no fue de ayuda,
pues su nombre era Dolor.

XXIV

Vi a un hombre perseguir el horizonte;


acelerando, dando vueltas y vueltas.
Me inquietó,
lo abordé.
“Es inútil.” Dije,
“nunca podrás…”
“Mientes.” gritó,
y siguió corriendo.

IV

Dios yacía muerto en el cielo:


Ángeles cantaron el himno de final:
ventospúrpuros los repetidos gemidos,
sus alas Gota La gota
sangre
Se vierte sobre la tierra.
Esta cosa sufrimiento,
Se convirtió en negro y se secó.
Tan negro y marchitado.
Luego las cuevas distantes
pecados muertos
Dejaron monstruos lívidas del deseo.
Lucharon,
Lucharon el mundo
- Un pan.
Pero la depresión total, fue triste:
Los brazos de una mujer que trata de proteger
la cabeza de un hombre durmiendo
en contra de las fauces de la última bestia.

EDWIN ARLINGTON ROBINSON (1869- 1935),


Poeta “descubierto” por accidente por el presidente Theodore Roosevelt, se distinguió por una
afinidad muy estricta a los aspectos formales de la poesía, esfuerzo que culminó con él
ganando el premio Pulitzer tres veces.ha sido siempre muy comparado con su compatriota
Robert Frost por su estilo, a medio camino entre la tradición y la modernidad, y por su
condición de poetas solitarios. Uno de los temas más repetidos en la obra de Robinson es, en
efecto, la soledad, la condición de descastado. "Los poetas están solos allá donde se
encuentren", dijo en un poema.Espero que esta traducción sirva para despertar algún interés.
Que conste que no soy un traductor experto.

LOS CLÉRIGOS

No creí que podría encontrarlos allí


Cuando retornara; pero estaban en ese lugar
Al igual que en los días en que soñaban con la sangre
Joven que tenían en los pómulos y en las mujeres
Que los consideraban hermosos.

Me recibieron con un aire de ancianos -


Y en verdad, existía en el viejo taller una hermandad
Alrededor de ellos, y los hombres eran tan buenos
Y tan humanos como siempre lo fueron.

Tú que has tratado tanto de ser sublime,


Y ustedes que se alimentan con el propio linaje,
¿A qué se reducen sus ilusiones y temores?
Poetas y reyes pasan, pero los clérigos del Tiempo
Siempre están hilando el mismo opaco paño del descontento
Abrazando el mismo triste encaje de los años.

LA CASA EN LA MONTAÑA

Todos han partido


La casa está clausurada
No hay ya nada más que decir.

A través de las paredes partidas y las tejas


El viento sopla helado y penetrante;
Todos se ha alejado.

No hay allí un solo día


Para hablarles si están bien o enfermos;
Ya no hay nada más que decir.

¿Por qué entonces andamos perdidos


Alrededor de ese dintel hundido?
Todos se han alejado.

Y nuestro pobre drama-imaginativo


Para ellos es arte gastado:
No hay nada más que decir.

RICHARD CORY

Siempre que Richard Cory bajaba a la ciudad


nosotros lo mirábamos pasar desde la acera:
él era un caballero de pies a coronilla,
gustoso de lo limpio y regiamente enjuto.

Y él estaba siempre compuesto con sosiego,


y era siempre humano cuando hablaba;
mas agitaba pulsos al decir los buenos días
y resplandecía cuando andaba.

Y sí que era rico, más rico que los reyes,


y admirablemente triunfaba en cada gracia.
En fin, nosotros nos creímos que era todo
para soñar que estábamos viviendo en su lugar.

Seguimos trabajando y esperando alguna luz,


vivíamos sin carne y maldecíamos el pan,
y en una calma noche de verano, Richard Cory
fue a casa y se metió un balazo en la cabeza.

HOMBRE FELIZ

Cuando leas mis líneas en piedra,


Viajero, que yo no te conmueva;
Aunque yo uno de los muertos sea
Que no se diga mortuoria idea.

Mis hijos a quienes aquí dejo,


Y sus hijos, fueron mi festejo;
Junto a ellos y a mi mujer,
Fui feliz hasta mi atardecer.

Con mis tres hijos ya bien casados


Y a sus hijos habiendo arrullado;
Ni esta muerte ni la penuria,
Me han sido causa de injuria

Ahora sin causar más extraño,


Aquí me dejan lleno de años;
Dejen en silencio mi descanso
En aquella región del remanso.

VIEJA HISTORIA

Curioso no saberlo entonces.


¡Oh mi amigo!
Y yo no le enseñé entonces
Ningún abrigo

Maldita la maña que tenía


De hacerme ver
Mi envidia al elogio que tenía
Por elogiarme él

Me habría deshecho yo de él
De rabia pueril…
Yo sólo supe del valor de él
Viéndolo morir.

ROBERT FROST (San Francisco, 1874 - Boston, 1963),


La inspiración en argumentos de la vida cotidiana, la sencillez estructural en la que subyace
una notable pericia compositiva y el uso de un léxico simple y una expresión coloquial fueron
las grandes premisas estéticas de la lírica de Robert Frost, sin duda uno de los más
significativos exponentes de la poesía estadounidense del siglo XX.Vivió durante su juventud
en la región de Nueva Inglaterra, en el nordeste de los Estados Unidos, área cuyo paisaje
influiría poderosamente en su estilo. Su primer poema fue aceptado por un editor cuando
Frost contaba sólo catorce años, pero luego sus versos no alcanzaron éxito en los Estados
Unidos. Después de probar sus fuerzas en el periodismo, en la enseñanza y aun en el modesto
oficio de zapatero, en 1912 Robert Lee Frost decidió emigrar a Inglaterra, En 1912 se trasladó
al Reino Unido, donde se publicó su primera colección poética, A Boy’s Will (1913; La
voluntad de un joven). A continuación realizó North of Boston (1914; Al norte de Boston), con
la que conseguiría un resonante éxito en los ambientes literarios de su país.En 1915, tras el
inicio de la I Guerra Mundial, Frost regresó a los Estados Unidos y trabajó a partir de
entonces como profesor de literatura en el Amherst College, gozando ya de una reconocida
reputación. Inspirada por la poesía pastoril y los poemas clásicos de Horacio y Virgilio, su
poesía oculta tras su aparente simplicidad algunas inquietudes de carácter filosófico. Entre
sus principales trabajos, por los que obtendría en cuatro ocasiones el Premio Pulitzer de
literatura, se encuentran Mountain Interval (1916; Valle de montaña), un enfrentamiento
entre el progreso tecnológico y la naturaleza; New Hampshire (1923), que supone su plena
madurez artística; West-Running Brook (1928; Un arroyo que corre hacia el oeste); y dos
dramas de inspiración religiosa compuestos en verso libre: A Masque of Reason (1945;
Disfraz de razón) y A Masque of Mercy (1947; Disfraz de compasión). Fue galardonado con
numerosos premios y distinciones honoríficas y, modernamente, continúa considerado como
uno de los más importantes poetas estadounidenses del siglo XX.La obra de Robert Frost se
sitúa en la corriente renovadora que se produjo en Estados Unidos hacia 1912 y cuyo órgano
fue la revista Poetry. Este movimiento juvenil puede considerarse como un nuevo
romanticismo, tendente a volver a encauzar la poesía hacia la observación de la realidad y a
abolir el uso del tradicional lenguaje poético. Se fija su nacimiento a raíz de la publicación de
algunas colecciones de versos aparecidas casi simultáneamente, entre las que figuró La
voluntad de un joven (A Boy's Will), de Frost (1913). La primera y más importante fuente
inspiradora de Frost es la vida rural de Nueva Inglaterra, donde residió largo tiempo.La
simplicidad de su vocabulario, que a menudo cobra un carácter coloquial, y su puesto a la
vanguardia de un movimiento reformista, le relacionan en cierto modo con el poeta inglés
William Wordsworth. Pero en Frost, la ternura a veces dulzarrona de Wordsworth queda
sustituida por una fuerza refrenada, donde el subjetivismo apenas goza de libertad. En esto
precisamente difiere Frost de la mayoría de los restantes poetas del grupo "Nueva Poesía"
("New Poetry"). Algo muy genuino hay en su inspiración que nos capta inmediatamente.
Entre sus poemas más conocidos es preciso citar el diálogo "Entierro familiar" ("Home
Burial"), que describe en un centenar de versos libres, con pinceladas amplias y seguras, la
incomprensión que separa a un matrimonio de labradores después de la muerte del primer
hijo que les nace. La madre no puede apartar la mirada de la tumba que divisa desde su
ventana, como tampoco puede acercarse al marido después de haberle visto cavar con sus
propias manos la pequeña fosa. El hombre es un ser bueno y sencillo; sufre, pero no sabe
expresar su dolor y su cariño sino con frases rudas y cortantes, que a nada conducen, sino a
herir cruelmente la exasperada sensibilidad de su mujer, que le juzga incapaz de sentir y
comprender. La penetrante emoción que se desprende de esta situación está lograda con los
medios más simples y por esto mismo los más eficaces.En otras poesías, como "El miedo de la
tempestad" ("Storm Fear") y "El árbol junto a mi ventana" ("Tree at my Window"), el poeta
evoca los fenómenos naturales (una tormenta, un árbol, su jardín) como si se tratase de
criaturas humanas. Nada puede ilustrar mejor el credo estético de Frost que sus propias
palabras: "Una poesía comienza con un nudo en la garganta, un sentimiento de nostalgia, o
una pena de amor. Consiste en una tentativa para encontrar una expresión y un esfuerzo para
encontrar un apaciguamiento. Una poesía está acabada y completa cuando una emoción ha
encontrado un pensamiento que la expresa, y el pensamiento una palabra".sus poemas
reflejan la naturaleza ligada a las emociones de los hombres que la habitan, con un lenguaje
sencillo que va tejiendo no obstante máximas o moralejas complejas. Su mundo es trágico
pero a la vez, por efecto de una filosofía de la resignación o de una sabiduría elemental.Otra
parte de su poesía es más personal e introspectiva, y en ella su mente se convierte en escenario
de grandes batallas psicológicas, como si sus demonios lucharan contra el caos. También
innovó en la métrica y los recursos prosódicos y melódicos, encontrando rimas tan sencillas
como vigorosas: con un metro sencillo podía realizar variaciones infinitas.En este sentido se
distinguió de muchos de sus contemporáneos de principios del siglo XX, que utilizaban la
experimentación indiscriminadamente. Innovó, además, en los diálogos dramáticos,
unificando las formas poéticas con el habla coloquial. Recibió cuatro veces el premio Pulitzer
y ha sido reconocido como uno de los poetas nacionales, además de gozar de una amplia
popularidad en varias generaciones de lectores. Junto con WALT WHITMAN Y EMILY
DICKINSON, está considerado el mayor poeta de Estados Unidos.
Nacido en 1874, Robert Frost es considerado como uno de los fundadores de la poesía moderna de
Estados Unidos. Mostrando la vida y emociones del hombre rural de la Nueva Inglaterra en la que
estudió (Darthmouth College, New Hampshire), Frost enfrenta complejos temas filosóficos y
sociales gracias a su excelente manejo de lenguaje coloquial, con el que plasma realísticas imágenes
en sus versos. Ampliamente reconocido y premiado en vida, comparado como Stevens y Eliot, llegó
a ganar cuatro premios Pulitzer (1924, 1931, 1937 y 1943), estableciendo su trabajo en los anales de
la poesía mundial.De referencia obligada en la cultura estadounidense, como por ejemplo su uso de
eje central de capítulos de series como CSI. El Camino no Elegido es un himno de fortaleza para
quienes, como yo, alguna vez han tomado el camino menos recorrido, el menos popular; el
sacrificar el camino fácil y la manera más común de hacer las cosas, para marcar la diferencia y
alcanzar su propio destino

EL CAMINO NO ELEGIDO

Dos caminos se bifurcaban en un bosque amarillo,


Y apenado por no poder tomar los dos
Siendo un viajero solo, largo tiempo estuve de pie
Mirando uno de ellos tan lejos como pude,
Hasta donde se perdía en la espesura;

Entonces tomé el otro, imparcialmente,


Y habiendo tenido quizás la elección acertada,
Pues era tupido y requería uso;
Aunque en cuanto a lo que vi allí
Hubiera elegido cualquiera de los dos.

Y ambos esa mañana yacían igualmente,


¡Oh, había guardado aquel primero para otro día!
Aun sabiendo el modo en que las cosas siguen adelante,
Dudé si debía haber regresado sobre mis pasos.

Debo estar diciendo esto con un suspiro


De aquí a la eternidad:
Dos caminos se bifurcaban en un bosque y yo,
Yo tomé el menos transitado,
Y eso hizo toda la diferencia.

El camino no elegido

Dos caminos divergieron en un bosque amarillo,


y afligido porque no podría caminar ambos
siendo un solo viajero, estuve largo tiempo de pie
mirando uno de ellos tan lejos como pude,
hasta donde se perdía en la maleza.

Entonces tomé el otro, imparcialmente,


y habiendo tenido quizás la elección acertada,
pues era tupido y agradable de caminar;
aunque en cuanto a lo que vi allí
hubiera elegido cualquiera de los dos.

Y ambos esa mañana yacían igualmente,


¡oh, había guardado aquel primero para otro día!
aun sabiendo la inexorable manera en que las cosas siguen adelante,
dudé si debí haber regresado sobre mis pasos.

Debo estar diciendo esto con un suspiro


que en alguna parte envejece y hace envejecer,
dos caminos divergieron en un bosque y yo,
yo tomé el menos caminado,
y eso ha representado toda la diferencia.

VIENTO Y FLOR EN LA VENTANA


Amantes, olviden su amor
y pongan atención al amor de éstos,
ella una flor en la ventana
y él, un viento de invierno.

Cuando el velo invernal de la ventana


se ha derretido al medio día
y el canario en su jaula
pende sobre ella entonado,

él la señala a pesar del cristal,


no puede ayudar, pero si señalar
y pasa de largo frente a ella
sólo para regresar en la noche.

Él era un viento de invierno


interesado en el hielo y la nieve,
hierba muerta y aves sin pareja,
y poco de amor podía conocer.

Pero él suspiró sobre el alféizar


sacudió el cristal de la ventana
y testificó todo ello
quien permaneció la noche en vela.

Tal vez prevaleció a medias


para conquistarla con el vuelo
del espejo que refleja la luz del fuego
y una cálida luz en la ventana de la estufa.

Pero la flor inclinada a un lado


no pensó decir nada
y la mañana encontró al viento
a cien millas de distancia.

UN ARROYO EN LA CIUDAD

La granja permanece reacia a ajustarse


a la nueva calle de la ciudad, que ahora debe llevar un número.
¿Pero qué hay sobre el arroyo
que sostenía a la casa en el recodo?
Yo pregunto como alguien que conoció el arroyo, su fuerza
e ímpetu, habiendo mojado la medida de un dígito
y hecho saltar mi nudillo, habiendo arrojado
una flor para probar donde cruzaban sus corrientes.
El pastizal podría ser pavimentado
para detener su crecimiento bajo los cimientos de un pueblo;
los manzanos llevados a las llamas de una chimenea de piedra.
¿Le servirán igual los leños del agua?
¿Cómo se dispone de una fuerza inmortal
que ya no se necesita? ¿Restañarla a su fuente
con bloques de hormigón contra la corriente? El arroyo fue arrojado
hacia una cloaca, una mazmorra profunda bajo la piedra-
para correr y vivir en la fétida oscuridad-
y todo por algo que nunca hizo
excepto, quizás, olvidar andar con temor.
Nadie sabrá, salvo por los antiguos mapas
que ese arroyo llevaba agua. Pero me pregunto
si al mantenerlo abajo para siempre
los pensamientos no se habrán elevado
para proteger a esta ciudad nueva
tanto del sueño como del trabajo.

LA PUERTA SIN CERRADURA

Así pasaron muchos años


Pero, por fin, alguien llamó
Y pensé en la puerta
Sin cerradura para echar llave.

Soplé la luz
Y fui en puntas de pie
Y levanté mis manos
En plegaria a la puerta.

Mas la llamada se repitió.


Mi ventana era amplia;
Me trepé en el antepecho
Y bajé del otro lado

De vuelta por el antepecho,


Respondí: -Entre usted-
A quienquiera que hubiera
llamado a la puerta

Así ante un golpe


Vacié mi jaula
Para esconderme en el mundo
Y cambiar con la edad.

ABEDULES

Cuando veo abedules oscilar a derecha


y a izquierda, ante una hilera de árboles más oscuros,
me complace pensar que un muchacho los mece.
Pero no es un muchacho quien los deja curvados,
sino las tempestades. A menudo hemos visto
los árboles cargados de hielo, en claros días
invernales, después de un aguacero.
Cuando sopla la brisa se les oye crujir,
se vuelven irisados cuando se resquebraja
su esmaltada corteza. Pronto el sol les arranca
sus conchas cristalinas, que mezcla con la nieve...
Esas pilas de conchas esparcidas diríase
que son la rota cúpula interior de los cielos.
La carga los doblega hacia los mustios
matorrales cercanos, pero nunca se quiebran,
aunque jamás podrán enderezarse solos:
durante muchos años las ramas de sus troncos
curvadas barrerán con sus hojas el suelo,
igual que arrodilladas doncellas con los sueltos
cabellos hacia atrás y secándose al sol.
Mas cuando la Verdad se me interpuso
en la forma de un hecho como la tempestad,
iba a decir que quizás un muchacho,
yendo a buscar las vacas, inclinaba los árboles...
Un muchacho que por vivir lejos del pueblo
sólo sabe jugar, en invierno o en verano,
a juegos que ha inventado para jugar él solo.
Ha domado los árboles de su padre uno a uno
pasando por encima de ellos tan a menudo
que nada les dejó de su tiesura.
A todos doblegó; no dejó ni uno solo
sin conquistar. Aprendió la manera
de no saltar de un árbol sin haber conseguido
doblarlo contra el suelo. Conservó el equilibrio
hasta llegar arriba, trepando con cuidado,
con la misma destreza que uno emplea al llenar
la copa hasta el borde, y aun arriba del borde.
Entonces, de un envión, disparaba los pies
hacia afuera y saltaba del aire hasta la tierra.

Yo fui también, antaño, un columpiador de árboles;


muy a menudo sueño en que volveré a serlo,
cuando me hallo cansado de mis meditaciones,
y la vida parece un bosque sin caminos
donde, al vagar por él, sentirnos en la cara
ardiente el cosquilleo de rotas telarañas,
y un ojo lagrimea a causa de una brizna,
y quisiera alejarme de la tierra algún tiempo,
para luego volver y empezar otra vez.
Que jamás el destino, comprendiéndome mal,
me otorgue la mitad de lo que anhelo
y me niegue el regreso. Nada hay, para el amor,
como la tierra; ignoro si existe mejor sitio.
Quisiera encaramarme a un abedul, trepar,
por las ramas oscuras del blanquecino tronco
y subir hacia el cielo, hasta que el abedul,
doblándose vencido, me volviese a la tierra.
Subir y regresar sería muy hermoso.
Pues hay cosas peores en la vida que ser
un columpiador de árboles.

ALTO EN EL BOSQUE EN UNA NOCHE DE INVIERNO

Me imagino de quién son estos bosques.


Pero en el pueblo su casa se encuentra;
no me verá parada en este sitio,
ante sus bosques cubiertos de nieve.

Mi pequeño caballo encuentra insólito


parar aquí, sin ninguna alquería
entre el helado lago y estos bosques,
en la noche más lóbrega del año.

Las campanillas del arnés sacude


Como si presintiera que ocurre algo...
Sólo se oye otro son: el sigiloso
paso del viento entre los copos blandos.

¡Qué bellos son los bosques, y sombríos!


Pero tengo promesas que cumplir,
y andar mucho camino sin dormir,
y andar mucho camino sin dormir.
AMOR Y UNA PREGUNTA

Un extraño llegó hasta la puerta en el ocaso,


Y habló con el justo novio.
Llevaba una vara blanca y verde en la mano,
Que a su vez sostenía todas sus cargas.
Preguntó, más con los ojos que con los labios,
Si habría refugio para él durante la noche,
Y se volvió para mirar la distancia del camino,
Sin luces ni ventanas iluminadas.

El novio dio un paso y cruzó la puerta diciendo:


Miremos hacia el cielo,
Y preguntemos por la noche que vendrá,
Tú y yo, extraño compañero.
Las hojas de la vid cubrían el patio,
Los frutos de la vid eran azules,
Otoño, si, pero el invierno estaba en el viento;
Extraño, ojalá lo supiera.

Dentro, la novia yacía sola en el atardecer,


Inclinada sobre el fuego del placer,
Su rostro brillaba rojo frente al carbón,
Y rosa era el deseo y el pensamiento del corazón.
El novio observó el camino desgastado,
Sin embargo la vio a ella en el interior,
Y deseó su corazón en un cofre de oro,
Inmóvil con un alfiler de plata.

El novio pensó en un pequeño regalo,


Algo de pan, una bolsa para el descanso,
Una oración sincera por los pobres de Dios,
O para los ricos una humilde maldición.

Pero si aquel extraño fue consultado o no,


Sobre la muerte del amor de dos,
Por albergar la pena en la noche que vendrá,
El novio nunca lo supo, pero deseó saberlo.

ARROBAMIENTO

La lluvia le dijo al viento:


-Empuja tú que yo azoto-
y tánto hirieron el soto
que de las flores altivas,
doblegadas pero vivas,
yo sentía el sufrimiento.

DEVOCIÓN

El corazón no puede creer en devoción


Mayor que la de ser playa del océano,
Manteniendo la curva de una posición,
Contando una infinita repetición.

EL PASTIZAL

Voy a limpiar el arroyo, en los pastos...


Sólo rastrillaré las hojas secas.
(Y quizás me detenga hasta ver clara el agua.)
No, no tardaré mucho. -Ven también.

Voy a buscar el lindo ternerillo


que se apoya en su madre. Es tan pequeño
que cuando ella lo lame se menea.
No tardaré mucho. -Ven también.

EL PELIGRO DE LA ESPERANZA

Es justo allí
a mitad de camino entre
el huerto desnudo
y el huerto verde,
cuando las ramas están a punto
de estallar en flor,
en rosa y blanco,
que tememos lo peor.

Pues no hay región


que a cualquier precio
no elija ese tiempo
para una noche de escarcha.

EL POTRO DESBOCADO

Tiempo ha, cuando la nieve empezaba a caer,


nos detuvimos junto, a unos pastos... ¿De quién será
aquel potro?", dijimos. El pequeño Morgan había
puesto una pata delantera sobre el muro de piedra
y la otra sobre el pecho, encogida. Agachando
la cabeza, nos contempló un instante y huyó.
Escuchamos el diminuto retumbo de su fuga,
y nos pareció verle, una sombra gris recortándose
contra el inmenso cortinaje de los copos de nieve.
"Ese pequeño está asustado de la nieve que cae.
No conoce el invierno. Para ese pequeñuelo
no es cosa baladí. Y huye trotando.
Ni su madre podría decirle: «¡Quieto! ¡Es sólo el tiempo!»
El pensaría que ella sólo habla por hablar.
¿Dónde estará su madre? ¿Por qué no va con él?"

El potro ya regresa con su pétreo repiqueteo,


salta de nuevo el muro con ojos blanquecinos
y erguida la cola sin pelo.
Hace temblar su piel como si sacudiera moscas.
"Quienquiera que deja ese potro afuera tan tarde,
cuando los demás animales están en el establo,
hay que avisarle para que salga y lo haga entrar."

EL TELÉFONO

"Cuando hoy me hallaba yo lejos de aquí,


paseando sola,
quieta y tranquila
era la tarde.
Sobre una flor incliné mi cabeza
y oí tu voz.
¡Oh, no digas que no, porque entendí...!
Me hablaste desde aquella flor que está en la ventana.
¿Has olvidado lo que me dijiste?"

"Pero dime antes qué creiste oir."

"Esquivando una abeja de la flor,


incliné mi cabeza
y, cogiéndola luego por el tallo,
escuché y oí, clara, la palabra...
¿Pronunciaste mi nombre? ¿O bien dijiste...?
Sí, alguien dijo: «¡Ven!», mientras yo me inclinaba."
"Si acaso lo pensaba, no lo dije en voz alta."
"Por eso regresé."

FUEGO Y HIELO

El mundo acabará, dicen, presa del fuego;


otros afirman que vencerá el hielo.
Por lo que yo sé acerca del deseo,
doy la razón a los que hablan de fuego.
Mas si el mundo tuviera que sucumbir dos veces,
pienso que sé bastante sobre el odio
para afirmar que la ruina sería
quizás tan grande,
y bastaría.

HACIA MÍ MISMO

Uno de mis deseos es que aquellos árboles oscuros,


Tan viejos y firmes que la brisa apenas los penetra,
No fuesen la máscara de una penumbra discreta,
Estiradas sombras, lejos al borde del destino.

No he de ser retenido, pero en ese algún día,


En su inmensidad debería escabullirme,
Intrépido, buscando incesante la tierra abierta,
O el sendero donde la rueda lenta vierte arena.

No veo por qué yo debería volver,


O por qué los otros mis pasos deben rastrear
Para alcanzarme, pues deberían extrañarme,
Sabiendo largo tiempo que todavía los amo.

No me encontrarían distinto del que supieron contemplar,


Sólo más seguro de que aquello que pensaba era verdad.

LA CASA FANTASMA

Habito, lo sé, en una solitaria casa,


Que hace muchos veranos desapareció,
Salvo las paredes del sótano ningún rastro dejó,
Muros donde se abate la luz del día,
Donde las fresas salvajes se arrastran.

Sobre las vallas arruinadas las vides la ocultan


Del bosque, volviendo al campo fértil;
Pues el árbol del huerto ha cultivado un bosque
Donde aletea el carpintero y corta su madera;
Sanando para bien el sendero que baja.
Habito con un extraño dolor en el corazón,
En aquella morada desaparecida sin un rumor,
Sobre aquel camino perdido y olvidado,
Que ni siquiera es refugio de lagartos.
Llega la noche, los murciélagos caen con sus dardos;

El ave nocturna llega para silenciar


Los sonidos y la agitación del cielo:
Lo oigo comenzar lejos, muy lejos,
Balbuceando muchas veces su decir,
Antes de que él arribe, sin otra cosa que callar.

Es bajo la pequeña, débil, estrella estival,


Pero nada sé sobre la muda multitud
Que comparte las penumbras junto a mí,
Aquellas sombras bajo el árbol oscuro
Sin duda llevan nombres ocultos en el musgo.

Son gente incansable, pero lentos y tristes,


Aunque dos, los más cercanos, son hombre y mujer,
Ninguno entre ellos se atreve a cantar,
Y a pesar de estar rodeados de soledad,
Como dulces compañeros persisten en este lugar.

LO MÁS PRÓXIMO

Pensó que a solas podía captar el universo entero;


Pero la única voz que obtuvo por respuesta
Fue el falso eco de sí mismo
Que procedía del precipicio,
al otro lado del lago.

Una mañana, desde una roca de la playa,


Clamó que lo que él quería en la vida
No era una mera copia hablada de su propio amor
Sino un amor correspondido, y con voz propia.
Y la única respuesta encarnada
Capaz de dar respuesta a su queja matinal
Comenzó a descender, en la otra orilla,
por el talud del acantilado hasta el lago
para zambullirse después en las distantes aguas.

Pero cuando tras nadar un buen trecho se aproximó a su orilla


En lugar de poseer forma humana
Y de ser quien él tanto había anhelado
Resultó ser un gran macho cabrío, que aparecía poderoso
apartando las encrespadas aguas con su enorme pecho.
Y al llegar a tierra
Desprendiendo agua como una cascada,
Comenzó a tambalearse a través de las rocas con su cornamenta,
Hasta que se perdió en la maleza -y eso fue todo-.

NADA DORADO PERMANECE

El primer tinte de la naturaleza es dorado,


Para mantener su verde más intenso.
Su hoja temprana va floreciendo
Y vive apenas una instante.
La hoja muere al caer, danzante,
Como se hundió el Edén muy a su pesar,
Así el alba día a día desciende,
Pues nada dorado permanece.

NOCHE INVERNAL DE UN ANCIANO

Más allá de las puertas, a través de la helada


que cubre la ventana formando unas estrellas
dispersas-, en la sombra, el mundo esta mirando
su cara: está vacía la habitación. Y duerme.
La lámpara inclinada muy cerca de su rostro
le impide ver el mundo. Ya no recuerda nada.
Y la vejez le impide recordar en qué tiempo
llegó hasta estos lugares, y por qué está aquí solo.
Rodeado de toneles se encuentra aquí perdido.
Sus pasos temblorosos hacen temblar el sótano:
lo asusta con sus pasos temblorosos: y asusta
otra vez a la noche (la noche de sonidos
familiares ). Los árboles aúllan allá afuera;
todas las ramas crujen. Una luz hay tan sólo
para su rostro, quieta, una luz en la noche.
A la Luna confía -en esa Luna rota
que por ahora vale más que el sol- el cuidado
de velar por la nieve que yace sobre el techo,
de velar los carámbanos que cuelgan desde el muro.
Sigue durmiendo. Un leño se derrumba en la estufa.
Despierta con el ruido. Sobresaltado cambia
de lugar. Es la noche. Respira suavemente.
No puede un viejo solo llenar toda una casa,
un rincón de los campos, una granja. No puede.
Así un anciano guarda la casa solitaria,
en la noche de invierno. Y está solo. Está solo.

SIEGA

En la linde del bosque no había más sonido


que el leve cuchicheo de una larga guadaña
hablando con la tierra. No sé qué le diría.
Quizás le contaba algo sobre el calor del sol,
o quizás algo acerca de aquel vasto silencio,
y por esto su voz no era más que susurro.
No le hablaba de un sueño nacido de los ocios,
ni de oro regalado por algún hada o duende:
fuera de la verdad, todo parece frágil
para el ferviente amor que alineó gavillas,
no sin dejar algunas flores (blancas orquídeas),
y asustó a una serpiente de un verde coruscante.
El sueño más hermoso que el trabajo conoce
son los hechos. Mi larga guadaña susurró,
y olvidose del heno.

UNA VEZ, JUNTO AL PACÍFICO

Las aguas agitadas con gran fragor rompían.


Y las olas cimeras, al ver las que venían,
hacer algo querían a la costa cercana
que el mar jamás ha hecho a la tierra su hermana.
Bajas e hirsutas eran las nubes en el cielo,
como guedejas sobre unos ojos de anhelo.
Diríase, en verdad, sin poder dar razones,
que agradaba a la costa tener sus farallones,
y a éstos ser sostenidos por todo un continente.
Se acercaba una noche de tiniebla evidente,
y no sólo una noche, sino una época horrible.
Habría que aprestarse contra un furor posible,
pues vendría algo más que olas en algazara
cuando su último ¡Apáguese la luz! Dios decretara.

CARL SANDBURG nacido en 1878.


Poeta, historiador y novelista norteamericano
Hijo de inmigrantes suecos, se vio obligado a suspender estudios de octavo grado para trabajar durante
diez años en oficios tales como lechero, agricultor y lustrabotas. Prestó servicio militar en Puerto Rico,
regresó a su pueblo natal, sirvió como bombero y reinició estudios en el College Lombard.Ingresó al
Club de poetas pobres y empezó a publicar poesía con los títulos "Imprevistos" en 1907 y el "Lamento
de una Rosa" en 1908. A partir de 1910 se estableció en Chicago, trabajó como reportero y publicó en
1815 los "Poemas de Chicago" que lo llevaron a la fama internacional. Es considerado como el maestro
del verso libre y como brillante historiador, gracias a su estudio sobre Lincoln publicado bajo los títulos
"Los años de la pradera" y "Los años de la guerra". Obtuvo el Premio Pulitzer en 1940 y la Medalla
de Oro de la Academia de Arte y Letras de Estados Unidos.Falleció en Carolina del Norte en julio de
1967. © Este desconocimiento tal vez explique en parte una de las reacciones más corrientes entre los
lectores de este volumen capital: con dos libros de dos poetas amigos suyos -El Congo y otros poemas,
de Vachel Lindsay (1914) y, sobre todo, la Antología de Spoon River, de Edgar Lee Masters (1915)-, el
libro de Sandburg conforma lo que se dio en llamar el Renacimiento de Chicago, que situó a la poesía
hecha en el Midwest en la punta de lanza del vanguardismo poético norteamericano hasta la irrupción
de Robert Frost. Escrito bajo el influjo de Whitman, en verso libre, en una época en que el
informalismo poético aún resultaba «raro», Poemas de Chicago es un libro con afán de romper moldes
y tradiciones también por su contenido y su manera de mirar la realidad: se centra esencialmente en la
vida urbana y expresa el compromiso del poeta con la masa social, aspectos capitales para la
pervivencia de Poemas de Chicago. A la vuelta de noventa años, ante cualquiera de los poemas que nos
gusten, nos sorprendan e incluso nos cautiven, efecto que -como es natural- no ha de darse en todos los
casos en igual medida, podrá el lector preguntarse tal vez escamado: ¿a qué se parece este poema?
¿Qué resonancias tiene? ¿No remite a...? Y sin duda: así es, sólo que el otro miembro de la
comparación será un poema muy posterior: unos evocan el tono de Dámaso Alonso, Lorca, Neruda,
Vallejo, Hierro... Todo lo cual da idea del grado hasta el cual fue Sandburg, en este libro recogido en
1916, aunque la mayor parte apareció en publicaciones periódicas ya desde 1914, un precursor de
tantos registros posteriores.
****
DE SUS LIBROS : De "Poemas de Chicago":De "Puñados":De "Poemas de guerra 1914-
1915:De "El camino y la meta":De "Brumas y hogueras":De "Sombras":De "Otros días"
1900-1910:De "Poemas de Chicago":

ACUMULACIONES

Han azotado las tormentas la tierra en este punto


y aquí se han ido a pique los barcos
y los transeúntes lo recuerdan
charlando en el puente de noche
cuando allí se aproximan.

Han golpeado los puños la cara de ese viejo boxeador


profesional
y han aparecido sus combates en las páginas
de deportes y por la calle lo señalan con el
índice extendido por ser uno que una vez tuvo
el cinturón de campeón.

Se han publicado cientos de historias y se han rumoreado


mil
a propósito del porqué ese hombre alto y tenebroso se ha
divorciado de dos jóvenes hermosas
para casar con una tercera que se parece a las otras dos
y sacuden la cabeza y comentan «ahí va»
cuando pasa de largo, con buen tiempo o con
lluvia, por las calles de la ciudad.

***
BAJO EL ALA DE UN SOMBRERO

Mientras el murmullo y las prisas


de los pasos que de largo pasan
resuena en mi oído como las olas inquietas
de un mar que azota el viento,
vino a mí un alma
asomada a la mirada de un rostro.

Ojos como un lago


donde ruge un viento de tormenta
me sorprendieron bajo
el ala de un sombrero.
Pensé en un naufragio en alta mar,
los dedos magullados y aferrados
a la puerta desvencijada del comedor.
***
BAÑO
Un hombre vio el mundo entero como una calavera
riente y un par de huesos cruzados. La carne rosada de la
vida se encogió hasta desaparecer de todos los rostros.
Nada cuenta, nada. Todo es falsedad. Polvo al polvo, ceniza
a las cenizas, y una antigua tiniebla y un silencio inútil.
Lo había visto todo. Fue entonces a un concierto de Mischa
Elman. En dos horas, las olas de sonido le golpetearon los
tímpanos. La música se llevó por delante algo, no sé qué,
de su interior. La música derribó y reconstruyó algo en su
cabeza, no sé bien qué, o en su corazón. Aplaudió durante
los cinco bises que dio el joven judío ruso con el violín. Al
salir, dio con las suelas en la acera de una manera nueva.
Era el mismo hombre, en el mismo mundo de antes. Sólo
que existía un fuego que canta y un ascenso de rosas
perennes sobre el mundo entero que contemplaba.

***
CHICAGO

Salchichería del mundo,


Fábrica de Útiles. Almacén de Trigo.
Juego de Vías Férreas. Tirada de Mercaderías de la Nación;
ciudad tempestad, enronquecida, vocinglera,
ciudad de anchas espaldas.

Me dicen que eres perversa y lo creo, porque he visto a


tus mujeres acicaladas bajo los reverberos esperando a
los mozos del campo.
Y me han dicho que eres canalla y yo respondo: Sí, es
cierto, yo he visto al hombre con revólver matar y
quedar libre para volver a matar.
Y me han dicho que eres brutal y yo respondo: Sobre el
rostro de tus mujeres y de tus niños he visto las señales
del hambre desenfrenado.
Y habiendo contestado así me vuelvo aún una vez hacia
aquellos que desprecian esta ciudad, mi ciudad y les
devuelvo su desprecio y les digo:
mostradme otra ciudad que cante con la cabeza alta,
tan orgullosa de ser viva, robusta, fuerte y astuta.
Con sus juramentos magnéticos lanzados,
contristándose de hacinar obra sobre obra, he aquí una
gran alegre dadora de puñetazos que corta sobre las
pequeñas aldeas reblandecidas.
Feroz como una perra con la lengua alargada por la
acción, astuta como un salvaje, con el desierto como
adversario.
Cabeza desnuda
moviendo la pala,
rompiendo,
proyectando,
construyendo, demoliendo, reedificando.
Bajo el humo la boca manchada de polvo, riendo con blancos dientes.
Bajo el peso terrible del destino, riendo como ríe una mujer joven,
riendo como ríe un luchador ignorante que no ha perdido jamás en un combate,
fanfarroneando, riendo de que bajo su muñeca está el
pulso y bajo sus costillas el corazón del pueblo
¡Riendo!
Riendo con la risa de la tempestad de la juventud,
enronquecidas, vocinglera, medio desnuda, sudando
orgullosa de hacer Salchichas, de Fabricar Útiles, de
almacenar el Trigo, de Jugar con las Vías Férreas y de
repartir las Mercaderías de la Nación.

***
DOS VECINOS

Rostros de dos eternidades me miran sin cesar.


Uno es de Omar Jayam y la roja materia
en que los hombres olvidan el ayer y el mañana
y recuerdan sólo las voces y las canciones,
los relatos, los periódicos y las peleas de hoy.
Otro es de Louis Cornaro y el flaco favor
de las lentas, breves comidas a través de los lentos,
breves años,
para dejar que la Muerte abra la puerta lentamente,
una breve rendija.
Tengo un vecino que jura por Omar.
Tengo un vecino que jura por Cornaro.
Los dos son felices.
Rostros de dos eternidades me miran sin cesar.
Que miren.
***
DUNAS

Qué vemos aquí, en las dunas arenosas de la luna blanca,


a solas con nuestros pensamientos, Bill,
a solas con nuestros sueños, Bill, suaves como las mujeres
que se atan una pañoleta a la cabeza al bailar,
a solas con una imagen y una imagen tras otra, imágenes
de todos los muertos,
más muertos que todos esos granos de arena apilados
uno a uno aquí, en la luna,
apilados contra la línea del cielo que adquiere formas tal
como quiera la mano del viento,
qué vemos aquí, Bill, fuera de aquello en que se rompen
la cabeza los más sabios,
fuera de lo que claman los poetas, fuera de lo que buscan
con denuedo los soldados, hasta dejarse por ello
el cráneo al sol... ¿,Qué será, Bill?

***
EN UN SUSPIRO
(A los hermanos Williamson)

Mediodía. La blancura del sol destella en el asfalto de la


Avenida Michigan. El tambor de los cascos, el
zumbar de los motores. Las mujeres de acá para
allá con sus vestidos endebles; en sus pieles y en
sus ojos juega el fuego del sol.

En el teatro, películas submarinas. Del calor de las aceras


y el polvo de las cunetas, los transeúntes entran en
un suspiro para atestiguar la existencia de grandes,
frescas esponjas, de grandes, frescos peces, de
grandes, frescos valles y cordilleras de coral
tendidas en silencio, bajo el agua, en el lecho del
océano, miles de años.

Se zambulle un buceador desnudo. En su mano derecha,


un cuchillo lanza un tajo al vientre de un tiburón.
El tiburón larga un coletazo. Un simple coletazo
acabaría con el buceador... Pronto, el cuchillo se
hunde hasta las cachas en el gañote del pez que
vira... Las fauces llenas de dientes, cada diente una
daga, hilera tras hilera, brillan cuando el cadáver
estremecido es izado en un bostezo por los
hermanos del buceador.

Fuera, en la calle, el murmurar y el canturrear de la vida


al sol... caballos, coches, mujeres de acá para allá
con sus vestidos endebles; en su sangre juega el
fuego del sol.

***
ESTATUAS DE BRONCE

I
La estatua de bronce del General Grant montado en su
caballo de bronce, en Lincoln Park,
se apergamina al sol cuando pasan los automóviles
ronroneando en largas procesiones, camino de
alguna parte, para llegar a la cita prevista para la
cena, o al cine, o a comprar y vender
aunque con el atardecer y de noche, cuando saltan las
altas olas
en las lajas del paseo, a la orilla del lago, ahí cerca,
he visto al general retar a los basureros a que se acerquen
y pongan a galopar a su caballo de bronce, espoleado por
los cascos y las armas de la tormenta.

II
Atravieso Lincoln Park en una noche de invierno
mientras nieva.
En su estatua de bronce, Lincoln descuella entre la
blancura de la nieve, su frente de bronce altiva
ante los ecos de los vendedores de periódicos, que
vocean que cuarenta mil hombres han muerto en
el Yser, sus oídos de bronce atentos al amortiguado
rugir de la noche que llega a sus pies de bronce.
Un indio ágil en un caballo pequeño, de bronce,
Shakespeare sentado en bronce con sus largas
piernas, Garibaldi con su capote de bronce,
montan guardia en la fría y solitaria nieve que esta
noche cubre sus pedestales, y así aguantarán hasta
pasada la medianoche, hasta que raye el alba.

***
ESTILO

Estilo, sí: adelante, hablad del estilo.


Es fácil saber de dónde saca un hombre su estilo,
como fácil es saber de dónde saca la Pavlova sus
piernas
o Ty Cobb el ojo con que mira al batear.

Que sigan hablando.


Eso sí: a mí, que no me quiten mi estilo.
Es mi rostro.
Tal vez no sirva de nada,
pero es de todas todas mi rostro.
Hablo con él, canto con él, gusto y siento con él.
Sé por qué quiero conservarlo.

Matad mi estilo
y le partiréis las piernas a la Pavlova,
y cegaréis el ojo con que mira Ty Cobb al
batear.
***
LISTO PARA MATAR

Diez minutos llevo mirándolo.


Por aquí he pasado antes muchas veces y me ha extrañado.
He aquí un monumento en bronce, recuerdo de un famoso
general
a caballo, con la bandera y la espada y revólver en mano.
Cuánto me gustaría hacer añicos todo ese catafalco,
reducirlo a un montón de escombros, que se lo
lleven a la chatarrería.
Te lo diré con toda claridad:
luego de que el granjero, el minero, el tendero, el obrero,
el bombero y el camionero
hayan sido recordados en sus monumentos de bronce,
dándoles la forma del trabajo de conseguirnos a todos,
algo que comer, algo que vestir,
cuando apilen unas cuantas siluetas
recortadas contra el cielo
aquí en el parque,
y rememoren a los auténticos forzudos que hacen el trabajo
del mundo, que dan de comer a la gente en vez de
aniquilarla,
entonces, a lo mejor sí que me plantaré aquí
a contemplar con tranquilidad a este general del ejército
que enarbola su bandera al viento
y cabalga como un demonio en su montura,
listo para matar a todo el que se le ponga por delante,
listo para que corra la sangre roja por la hierba nueva y
tierna de la pradera, y que la empapen las entrañas
de los hombres.

***
MAG

Juro por Dios, Mag, que ojalá nunca te hubiera visto.


Ojalá nunca dejaras tu trabajo para venirte conmigo.
Ojalá jamás hubiéramos pagado el permiso, ni comprado
un vestido blanco,
para que te casaras el mismo día en que fuimos corriendo
a ver al cura
y le dijimos que nos amaríamos y cuidaríamos uno al otro
por siempre jamás, siempre que el sol y la lluvia perdurasen
en algún rincón.
Sí, ahora es mi deseo que vivieras en otra parte, bien lejos
de aquí,
y que yo fuera un vagamundo montado en un mercancías,
a dos mil kilómetros, totalmente en la ruina.
Y ojalá nunca hubiéramos tenido niños
ni el alquiler, el carbón, la ropa por pagar,
ni el recadero de la tienda que viene a cobrar lo suyo,
a cobrar en metálico por alubias y ciruelas.
Ojalá nunca te hubiera visto, Mag
Ojalá nunca hubiéramos tenido niños.

***
NEGRO

Soy el negro.
El que canta canciones,
el que baila...
con más suavidad que el algodón...
con más dureza que la tierra oscura,
los caminos apisonados por el sol,
por los pies descalzos de los esclavos...
espumarajos entre los dientes... estridentes carcajadas...
amor rojo por la sangre de la mujer,
amor blanco por los negritos que trastabillan...
amor perezoso por el tañer del banjo...
sudoroso, obligado al jornal de la siega,
altas risotadas con las manos como dos jamones,
endurecidos los puños con el mango,
la sonrisa de los sueños, la duermevela en las junglas de
antaño,
loco como el sol y el rocío y el goteo, como la poderosa
vida en la jungla,
meditabundo, triste, farfullando los recuerdos de los
grilletes:
soy el negro.
Mírame.
Soy el negro.
***
PERSONALIDAD

(Cavilaciones de un policía adscrito al Despacho


de Identificación)

Has amado a cuarenta mujeres, pero sólo tienes un


pulgar.
Has llevado cien vidas secretas, pero sólo dejas una huella
dactilar.
Vas por el mundo y combates en un millar de guerras y
obtienes todos los honores del mundo, pero
cuando regresas a tu hogar la huella de uno de los
pulgares que te dio tu madre es la misma huella
del pulgar que tenías en el asilo, donde tu madre
te besó para despedirse.
Del útero revuelto del tiempo provienen millones de
hombres, cuyos pies atestan la tierra, y se rajan el
cuello unos a otros por un lugar donde seguir en
pie, y entre todos ellos no hay dos huellas de
pulgar que sean iguales.
En alguna parte debe haber un Gran Dios de los Pulgares,
capaz de contar por dentro la historia de todo esto.

De "Puñados":

ELIGE

Un solo puño cerrado está en lo alto, listo,


si no, la mano abierta, tendida, a la espera, con su pregunta.
Elige:
nos hemos de encontrar en uno o en otra.

***

FELICIDAD

Pedí a los profesores que enseñan el sentido de la vida


que me dijeran qué es la felicidad.
Fui a ver a los afamados ejecutivos que comandan el
trabajo de miles de hombres.
Todos menearon la cabeza y me sonrieron como si yo
tratase de engatusarlos.
Y un domingo por la tarde fui a pasear por la orilla del
río Desplaines.
Y vi a un grupo de húngaros bajo los árboles, con sus
mujeres y sus hijos, un barril de cerveza y un
acordeón.

***
HOMBROS ALBOS

Tus hombros albos


los recuerdo
y te encogías de risa.

Risa rara
que te arrasaba sola
desde tus hombros albos.

***
LEALTADES

Polvo amarillo
en el ala de un abejorro,
luces grises en los ojos
de una mujer que pregunta,
rojas ruinas a la luz cambiante
de los rescoldos del crepúsculo:
os tomo y amontono
los recuerdos.
La muerte ha de romperse las garras
en algunos a los que guardo.

***

NIEBLA

Llega la niebla
con sus mullidas almohadillas de gata.

Se sienta a mirar
la ciudad y el puerto
sobre sus ancas calladas
y luego sigue su camino.

***
PÉRDIDAS
Tuve un amor
y un hijo,

un banjo,
las sombras.
(Pérdidas de Dios,
todas acabarán
y un buen día
nos quedaremos
sólo con las sombras.)

De "Poemas de guerra 1914-1915:

ASESINOS

A vosotros canto
con voz queda, como la del hombre que habla con su hijo
muerto;
con la dureza de un hombre esposado,
sujeto allí donde no puede moverse.

Bajo el sol
hay dieciséis millones de hombres
elegidos por sus dientes brillantes,
su buena vista, sus piernas duras
y porque corre en sus muñecas la sangre caliente y joven.

Y un jugo rojo corre por la verde hierba;


y un jugo rojo empapa la oscura tierra.
y los dieciséis millones asesinan...y asesinan y asesinan.

Nunca los olvido, ni de noche ni de día:


me golpean la cabeza para que los recuerde,
me baten el corazón y yo les devuelvo el grito
y grito a sus hogares y mujeres, a sus sueños y juegos.

Despierto en plena noche y me llega el olor de las trincheras


y escucho la leve agitación de los que duermen en hilera...
Dieciséis millones de durmientes y piquetes a oscuras:
algunos ya durmientes para siempre,

algunos a punto de dormir mañana, dando tumbos, para siempre,


clavados tras la estela de la pena negra del mundo,
comiendo y bebiendo, empeñados en la faena... en un
largo trabajo de asesinos.
Dieciséis millones de hombres.

***
ENTRE ROJAS ESCOPETAS

(Tras despertar al alba una mañana, cuando el viento cantaba con


voz baja entre las ramas secas de un olmo)

Entre rojas escopetas,


en los corazones de los soldados .
corre la sangre libre
en la larga, larguísima campaña:
siguen los sueños.

Entre las monturas de cuero,


en las cabezas de los soldados,
recios en la tortura y la matanza
de toda lucha cuerpo a cuerpo:
siguen los sueños.

Entre los cañones que abrasan,


en las manos de los soldados,
traídos de los pliegues de carne de las mujeres...
blandos en medio de la sangre y el llano...
en todas vuestras cabezas, todos vuestros corazones,
entre las escopetas, las monturas, los cañones:

Los sueños,
siguen los sueños
entre los muertos boca arriba,
destrozados, inútiles ya del todo:
los sueños del camino y la meta siguen intactos.

***
ESTADÍSTICA

Inquieto, Napoleón
cambió de postura en el viejo sarcófago
y murmuró al vigía:
«¿Quién va?»
«Veintiún millones de hombres,
soldados, ejércitos, armas,
veintiún millones
a pie, a caballo, por aire,
bajo el mar.»
Y Napoleón volvió a conciliar el sueño.
«No es mi mundo el que responde:
será un soñador que no sabe
nada del mundo en el que avancé
desde Calais hasta Moscú.»
Y siguió durmiendo
en el viejo sarcófago
mientras el zumbido
del motor de los biplanos
se desgranaba entre el mausoleo de Napoleón
y las estrellas frescas de la noche.
***
FAUCES

Siete naciones se plantaron con las manos en las fauecs


de la muerte.
Era la primera semana de agosto, mil novecientos catorce.
Yo escuchaba, escuchabas tú, el mundo entero a la escucha,
y todos nosotros oímos una Voz que murmuraba:
«Yo soy el camino y la luz.
el que cree en mí,
no perecerá,
sino que salvará su vida eterna».
Siete naciones aguzaron el oído y oyeron a la Voz y
respondieron:
«¡Al demonio!»
Las fauces de la muerte comenzaron a entrechocar y
siguen entrechocando:
«¡Al demonio!»

***
GUERRAS

En las guerras de antaño, el tamborileo de los cascos y el


rumor de pies calzados.
En las guerras nuevas, el runrún de los motores y el siseo
de neumáticos.
En las guerras por venir, ruedas calladas y zumbido de
cañas que aún no se han soñado en las cabezas de
los hombres.
En las guerras de antaño, empuñar de espadas cortas y
embates de las lanzas en los rostros.
En las guerras nuevas, armas de largo alcance y muros
destrozados, armas que escupen metal y hombres
que caen a decenas, a centenas.
En las guerras por venir, nuevas muertes calladas, nuevos
lanzadores callados que aún no se han soñado en
las cabezas de los hombres.
En las guerras de antaño, reyes que disputan y miles de
seguidores.
En las guerras nuevas, reyes que disputan y millones de
seguidores.
En las guerras por venir, reyes pisoteados en el polvo y
millones de seguidores de las grandes causas, que
aún no se han soñado en las cabezas de los
hombres.

***
HIERRO

Armas,
largas armas de acero
que apuntan desde los buques de guerra
en nombre del dios de la guerra.
Armas rectas, brillantes, bruñidas,
a las que se encaraman los reclutas de camisa blanca,
la gloria de los rostros tostados, el cabello revuelto, los
dientes blancos,
la risa de los ágiles reclutas de camisa blanca,
sentados a horcajadas en las armas con sus cantos de
guerra, con sus bélicas salomas.

Palas,
anchas palas de hierro
que recogen carbón de las bodegas ahusadas,
remueven la turba, nivelan la tierra.

Os pido
que seáis testigos
de que la pala es hermana del arma.

………
MURMULLOS EN UN HOSPITAL DE CAMPAÑA

(Lo recogieron en el prado, donde llevaba dos días tendido bajo la


lluvia, con una esquirla de metralla en los pulmones)

Ven a mí ahora sólo con juguetes...


Una foto de una mujer que cante y tenga los ojos azules
de pie ante un seto de hortensias, amapolas, girasoles...
o un anciano al que recuerdo contar cuentos a los niños,
cuentos de días que nunca sucedieron, en ningún rincón
del mundo...

Se acabó el hierro frío y duro de manejar,


torneado para emprender la carga.
Tráeme sólo cosas bellas, inútiles.
Sólo cosas del hogar, tocadas por la luz del atardecer, en
la quietud...
y en la ventana, un día de verano,
el amarillo en el nuevo cuenco de la mantequilla
frente al rojo de las rosas que trepan...
y que el mundo sólo fueran juguetes.

***
Y OBEDECEN

Aplastad las ciudades.


Haced añicos las murallas.
Destrozad fábricas y catedrales, almacenes y hogares;
apiladlos como caigan, entre escombros y madera
renegrida y quemada:
sois soldados y os lo hemos ordenado.
Construid las ciudades.
Levantad de nuevo las murallas.
Reparad fábricas y catedrales, almacenes y hogares;
apiladlos en forma de edificios para la vida y el trabajo:
sois obreros y ciudadanos todos, y os lo hemos
ordenado.
De "El camino y la meta"

A UN MUERTO

Sobre la línea de los muertos te hemos llamado


para que vengas a nosotros con una palabra,
un susurro apaleado sobre lo que sucede
allí donde estás, sobre la línea de los muertos
sordo a nuestras llamadas, sin voz propia.

No han contestado las sombras que parpadean,


ni han enviado tus labios una señal
sobre si habla el amor y crecen las rosas
y rompe el sol el alba
salpicando el mar de carmesí.

***
EL CAMINO Y LA META

He de recorrer
la senda al crepúsculo
por donde vagan las sombras del hambre
y transitan los fugitivos del dolor.
He de recorrerla
en silencio, de mañana,
y ver deslizarse la noche en el alba,
oír cómo se levantan lentos los vientos poderosos
allí donde son altos los árboles que jalonan el camino
y se comban cargados.

Los pedruscos rotos a ambas orillas


no vendrán a conmemorar mi ruina.
Será el pesar la gravilla que triture.
Buscaré en el cielo
esbeltas aves de ala rápida
que rolan donde el viento y los truenos
empujan a las procesionarias de la lluvia.

El polvo del camino recorrido


me manchará las manos y la cara.

***

OPCIONES
Es mucho lo que te ofrecen.
Yo, bien poco.
La luz de la luna que de noche juega con el agua de las fuentes
y esparce una monotonía embriagadora,
mujeres sonrientes, de hombros desnudos, charlas
y fuegos cruzados de amores y adulterios
y el miedo a morir
y el recuerdo de los pesares:
todo eso te ofrecen.
Yo en cambio vengo con
el pan y la sal
un empleo terrible
y la guerra infatigable.
Ven, pues y disfruta
del hambre
del peligro
y del odio.

***
TUMBAS

Soñé que un hombre plantaba cara a un millar,


un hombre condenado por bobo y obstinado.
Año tras año recorría las calles,
y mil encogimientos de hombros, mil abucheos
lo saludaban en las espaldas y las bocas al pasar.

Murió solo
y sólo el enterrador acudió a su funeral.

Crecen las flores sobre su tumba y se mecen al viento,


y sobre las tumbas de los otros mil
también crecen y se mecen las flores al viento.

Las flores y el viento,


las flores se mecen sobre las tumbas de los muertos,
pétalos rojos, hojas amarillas, manchas blancas,
masas violáceas y desmoronadas...
Te amo y amo tu gran manera de olvidar.

***

UNA ESFINGE

Te has pasado cinco mil años con la boca cerrada, sin


soltar siquiera un susurro.
Vienen y van las procesiones, los que marchan,
formulando preguntas que contestas con esos ojos
grises que ni siquiera parpadean, esos labios
prietos que nunca dicen nada.
Ni un ápice de todo lo que sepas ha salido de tu gatuna
forma de estar agazapada a lo largo de los siglos.
Yo soy uno de esos que saben todo cuanto sabes tú, y
sostengo mis preguntas: conozco las respuestas
que te reservas.

De "Brumas y hogueras":

AMAPOLAS

A ella le encantan las amapolas rojo sangre para caminar


por el jardín.
Con un vestido blanco, holgado, camina
y una niña nueva tira de los tendones de su cuerpo.
La cabeza vuelta al oeste cuando atardece, cuando repta
el rocío,
un estremecimiento de alborozo le recorre los huesos y
las fibras del torso:
le encantan las amapolas rojo sangre para caminar por
el jardín.

***
BRUMA PERLA

Ahora, abre la puerta:


súbete los cuellos del abrigo
para caminar en la cambiante pañoleta de la neblina.

Cuéntale tus pecados a la bruma perla


y aprende al menos esta vez cómo se ahonda la noche
extraña como lo que se dice a medias.
Acecha en los ojos de ratón de una mujer sabia.

Si, cuéntale tus pecados


y aprende cuán poco importan a la bruma perla
las leyes que hayas quebrantado.

***
DOS

Tu recuerdo es... la lanzada azul de una flor.


no me acuerdo de cómo se llama.
A lo largo de una enhiesta amapola que gotea hay fuego
y seda.
Y te cubren.
***

LA CAMISA
Recuerdo que una vez fui corriendo tras de ti y te agarré
por el faldón de la camisa, que ondeaba al viento.
Una vez, pero hace ya muchos días de esto, me bebí un vaso
entero de no me acuerdo qué y tu imagen retembló
hasta posarse sobre la superficie del líquido.
Y de nuevo sólo a ti llegué a oír en la voz cantarina de una
mujer que algo tarareaba al desgaire.
Una noche, sentado con los camaradas en redor de las
rojas ascuas de la hoguera, contando historias en
una lengua cuya hechura hablaba por sí sola ante
un manto de blancas estrellas:
eras tú la que se escabullía reidora
en la torpeza de las sombras tambaleantes.
Truncas respuestas del recuerdo me hacen saber que estás
viva, con el rostro de un espectro que se asoma
tras algún umbral, en algún lugar, en medio de la
pujanza y la furia de la ciudad
O bajo una masa de musgo y hojas secas, en silencio, a la
espera, bajo los brazos nudosos del roble, lista
como nunca para echar a correr en cuanto te
agarre por esa tu camisa ondeante.

***

MONOTONÍA

Es hermosa la monotonía de la lluvia,


y el súbito recrudecerse y lento escampar
de la lluvia larga y multitudinaria.

Es hermoso el sol en los montes,


o un atardecer capturado y arrojado al mar,
con sus estandartes de oro y fuego.

Es hermoso un rostro que conozco...


con el oro y el fuego del cielo y el mar
y la paz de la lluvia larga y cálida

De "Sombras":
ES MUCHO

Mujeres de la vida nocturna entre luces


bajo las que el perfil de vuestros pechos plenos, redondos
luce con el mismo fulgor que el brillo de vuestros ojos
y el tintineo de vuestras risas de corazón:
es mucho no pasar frío y tener la certeza del mañana.

Mujeres de la vida nocturna entre sombra:


de pechos entecos, arrimadas a las tapias,
flacas como una perra que estuviera en los huesos,
bajo el maquillaje de vuestras caras sonrientes:
es mucho no pasar frío y tener la certeza del mañana.

***
ESQUINERA

Entre las sombras, donde se cruzan dos calles,


acecha a oscuras una mujer que aguarda
hasta seguir su camino en cuanto se deje ver un policía.
Con una sonrisa cotrañosa, con una cara
pintarrajeada, demacrada, huesuda, en la que asoman
ojos desesperados,
durante la noche entera ofrece a los transeúntes lo que
deseen
de su belleza echada a perder, de su cuerpo ajado, sin
exigencias,
sin que nadie muestre interés ninguno.

***
HARRISON STREET COURT

Oí de labios de una mujer


que conversaba con una compañera
estas palabras:

«Una mujer que se busca la vida


nunca se queda con nada
por más buscona que sea.
Es otro quien siempre se queda
lo que ella sale a buscar por las calles.
Si no es un chulo
es un toro el que se lo queda.
Ahora he de buscarme la vida
hasta que ni para eso ya valga.
Nada tengo que me compense.
Todo se lo quedó un hombre,
todas mis noches de busconeo.»

***
PALOMA MANCILLADA

Seamos sinceros: la dama no fue furcia hasta que casó con


un abogado de empresa que la encontró entre las
chicas del coro de un espectáculo de Ziegfeld.
Hasta entonces, nunca se quedó con el dinero de nadie,
y pagó sus medias de seda con lo ganado cantando
y bailando.
Amó a un hombre que amó a seis mujeres, y tanto tráfago
a ella le cambió la cara: le exigía más y más dinero
en afeites, sumas elevadas para los médicos de
belleza.
Ahora conduce ella sola un coche largo y vendido bajo
cuerda, se entera por los periódicos de los
tejemanejes de su marido en la comisión interestatal
de comercio, ha de comprar corsés de tallaje mayor
a cada año que pasa y a veces se pregunta cómo se
las apaña un hombre con seis mujeres

***
Poemas compuestos en uno de los últimos tranvías de la noche

I. TORDAS

Soy la Gran Avenida Blanca de la ciudad.


Cuando me preguntes cuál es mi deseo, así contesto:
«Muchachas frescas como flores silvestres del campo,
can el rostro joven y hastiado de vacas y graneros,
el ansia en sus ojos como el alba, el afán por conocer mis
misterios;
muchachas esbeltas y ágiles, de piernas bien torneadas,
el atractivo en el arco de sus hombros estrechos
y la sabiduría de las praderas, para llorar quedo tan sólo
ante las cenizas de mis misterios»

II. AGOTAMIENTO

(Versos basados en ciertos arrepentimientos que trae consigo


la meditación sobre las caras maquilladas de las mujeres que
pasean por North Clark Street, Chicago)

Rosas,
rosas rojas,
aplastadas
en la lluvia y el viento
cual bocas de mujeres
aplastadas por los puños
de los hombres que las usan.
Oh, capullos de rosa
y hojas rotas
y volutas de pétalos:
así tú, que de tal modo arrojaste tu carmín
al sol
tan sólo ayer.

III. EL HOGAR

He aquí algo que anhela mi corazón fuera, ojalá, más


corriente en el mundo:
una noche lo oí suspenso en el aire, al escuchar
a una madre que arrullaba a su hijo intranquilo y enojado
en las tinieblas.

***
SE FUE

Todos amaban a Chick Lorimer en el pueblo.


Lejísimos
todos la amaban.
Así las cosas, todos amamos a una chica salvaje y sujetamos
con mano firme
el sueño al que aspira.
Nadie sabe adónde se fue Chick Lorimer.
Nadie sabe por qué hizo la maleta... unas cuantas cosas viejas
y se fue,
se fue con el mentón pequeño
y bien alto,
con el cabello suave y descuidado
ondeando bajo su sombrero de ala ancha,
bailarina, cantante, amante apasionada y risueña.

¿Eran diez o cien los hombres deseosos de dar caza a Chick?


¿Eran cinco o cincuenta los que por ella suspiraban con
el corazón partido?
Todos amaban a Chick Lorimer.
Nadie sabe a dónde se fue

De "Otros días" 1900-1910:


ANCIANA

Traquetea el último tranvía obstinado con el eco


que le devuelven los edificios y el pavimento horadado:
los faros desdeñan la bruma
y clavan los rayos amarillos en la lluvia lenta y fría;
contra una ventanilla aprieto la frente
y, con mareo, contemplo las tapias, las aceras.

Los faros hallan el camino,


desaparece la vida de la humedad y el fárrago...
Sólo una anciana hinchada, desmadejada, agotada,
abandonada, remota caminante de otro tiempo,
se acurruca en un portal en pos del sueño
sin techo.

***
BAJO UN POSTE TELEFÓNICO

Soy un cable de cobre tendido en el aire.


Fino, recortado contra el sol, ni siquiera proyecto una
clara línea de sombra.
Noche y día canto sin cesar; zumbo y vibro:
es el amor y la guerra y el dinero, es la lucha y son las
lágrimas, el trabajo y la necesidad;
son la muerte y la risa de los hombres y mujeres que pasan
a través de mí, portador de sus palabras,
a la lluvia, con la escarcha y el goteo, al alba y al secarme
y relucir.
Un cable de cobre.
***
BROADWAY

Nunca te olvidaré, Broadway,


tus luces doradas me llaman.

Mucho tiempo te recordaré,


río amurallado de prisas y juegos.

Los corazones que bien te conocen te odian


y los labios que tantas risas te prestaron
hoy cenizas son de la vida y de sus rosas,
y maldicen los sueños echados a perder
en el polvo de tus piedras ásperas y pisoteadas.

***

DESDE LA ORILLA

Un ave gris y solitaria


baja en picado, vuela lejana,
sola en las sombras y grandezas y tumultos
de noche y mar
y estrellas y tempestades.

Allá sobre las tinieblas oscila y planea,


allá en la penumbra se interna y aletea,
allá en el viento y en la lluvia y en lo inmenso,
allá en el pozo de un gran mundo negro,
donde batallan las nieblas por el cielo, empujadas por el mar,
el amor de la bruma y el embeleso del vuelo,
la gloria del azar y los avatares de la muerte
sobre sus alas ansiosas, palpitantes.

Allá en lo profundo del gran mundo oscuro,


más allá de las fronteras dilatadas donde espuma y pecios
de las olas numerosas se pierden para siempre
con las mareas que se precipitan y retroceden y se hunden.

***
EL GOBIERNO

El gobierno... Tuve noticia del gobierno y salí en su busca.


Dije que, cuando lo viera, lo iba a examinar a fondo.
Vi entonces a un policía que arrastraba a un borracho
camino del calabozo. Era el gobierno en acción.
Vi a un administrativo municipal colarse en un despacho
una mañana y conversar con un juez. Entrado el
día, el juez desestimó una acusación contra un
carterista que trabajaba en la oficina del administrativo.
De nuevo vi que ése era el gobierno, y que así hacía las cosas.
Vi a los milicianos apuntar con los fusiles a una muchedumbre
de obreros que trataban de conseguir que otros obreros se
abstuvieran de entrar en un taller en el que se había declarado
una huelga. El gobierno en acción.
Por todas partes vi que el gobierno es una cosa hecha de hombres,
que el gobierno es de carne y hueso, que sus numerosas bocas
susurran al oído de muchos, envía telegramas, apunta con
fusiles, redacta órdenes, dice sí y dice no.

Muere el gobierno como mueren los hombres que lo forman, y que


van a dar con sus huesos en sus tumbas, y el gobierno
que lo sucede es humano, está hecho de latidos, de sangre,
de ambiciones y lujurias, de dinero que todo lo recorre, dinero
que se paga, dinero que se cobra y dinero que se esconde,
dinero del que sólo en voz baja se habla.
Un gobierno es tan secreto y misterioso, y tan sensible como
cualquier pecador cargado de gérmenes, de tradiciones y
corpúsculos transmitidos por padres y madres desde hace
mucho tiempo.
***

LA GITANA

Pedí a una gitana amiga


que imitara a una vieja imagen
y hablara con la sabiduría de antaño.
Bajó el mentón contra el pecho,
convirtió cabeza y cuello
en la cúspide de un obelisco del Nilo
y dijo:
Arráncate la mordaza de la boca, hijo,
y sé libre de guardar silencio.
Nada digas a nadie, pues nadie escucha,
pero ten prestos los labios para hablar.

***
MUCHACHA DE ENSUEÑO

Llegarás un día con una flaqueza de amor,


tierna como el rocío, impetuosa como la lluvia,
el bronce del sol en tu piel,
el runrún de la brisa en tus murmullos,
y posarás con la elegancia de una flor de montaña.

Llegarás con tus brazos esbeltos, expresivos,


ladeada la cabeza de un modo tal como no ha plasmado
escultor alguno
y matices dichos con el hombro y el cuello,
tu rostro con ánimo de pasar y repasar,
tantas veces como los cielos en delicado cambio
de nubes y azules y sol titilante.

Sólo que
tal vez no llegues, oh muchacha de ensueño,
tal vez sólo nos crucemos según gira el mundo
y tomemos de una mirada a los ojos
una película de esperanza y un día para recordar.

***
SUEÑOS EN EL CREPÚSCULO

Sueños en el crepúsculo,
sueños tan sólo al final del día
que al caer el día regresan
a las cosas grises, a lo oscuro,
a lo lejano y lo profundo,
a la tierra de los sueños.

Sueños, sueños tan sólo en el crepúsculo,


tan sólo fotos viejas, recordadas,
de días perdidos en que la pérdida del día
con lágrimas escribía la pérdida del corazón.

Así lágrimas y pérdidas y sueños rotos


hallen tu corazón en el crepúsculo.

Otros poemas:
PRIMER LINCHAMIENTO

Hubo dos Cristos en el Gólgota:


uno bebió vinagre, otro miraba.
Uno estaba en la cruz, el otro en la muchedumbre.
Uno tenía los clavos en sus manos, el otro, agarrando
un martillo, clavaba clavos.
Había muchos más Cristos en el Gólgota, muchos más
compañeros ladrones, muchos, muchos en la multitud
aullaban el equivalente judeo de: "¡Matadlo! ¡Matadlo!"
El Cristo que ellos mataron, el Cristo que no mataron,
ambos estaban en el Gólgota.

¡Piedad, piedad por estos tobillos rotos!


¡Piedad, piedad por estas muñecas dislocadas!
Los brazos de la madre son fuertes hasta el final.
Ella le sostiene y cuenta los borbotones de sangre de su corazón.

En él había el olor de los barrios bajos,


iniquidades de los barrios bajos encendían sus ojos.
Canciones de los barrios bajos se trenzaban en su voz.
Los enemigos de los barrios bajos odiaban su corazón de
barrio bajo.

Las hojas de un árbol de la montaña,


hojas con una girante estrella temblando en ellas,
rocas con una canción de agua, agua, encima de ellas,
halcones con un ojo fijo en la muerte, siempre, siempre,
el olor y el poder de esto estaban en sus mangas, en las
ventanas de su nariz, en sus palabras.

El hombre de los barrios bajos fue muerto, el hombre de


la montaña vive.

INDICE

EMILY DICKINSON
-poemas--------

STEPHEN CRANE (1900),


EN EL DESIERTO
VI A UN HOMBRE PERSIGUIENDO
UN HOMBRE CULTO VINO A MI UNA VEZ
MUCHOS DIABLOS ROJOS
UN DIOS FURIOSO
UN HOMBRE LE DIJO AL UNIVERSO
DOS O TRES ÁNGELES
CAMINANDO POR EL CIELO
CUANDO EL PROFETA
SÍ, TENGO MIL LENGUAS
HUBO UN HOMBRE
AMOR CORRIÓ SOLA
XXIV
IV

EDWIN ARLINGTON ROBINSON (1869-1935)


LOS CLÉRIGOS
LA CASA EN LA MONTAÑA
RICHARD CORY
HOMBRE FELIZ
VIEJA HISTORIA

ROBERT FROST (1874 - 1963),


EL CAMINO NO ELEGIDO
VIENTO Y FLOR EN LA VENTANA
UN ARROYO EN LA CIUDAD
LA PUERTA SIN CERRADURA
ABEDULES
ALTO EN EL BOSQUE EN UNA NOCHE DE INVIERNO
AMOR Y UNA PREGUNTA
ARROBAMIENTO
DEVOCIÓN
EL PASTIZAL
EL PELIGRO DE LA ESPERANZA
EL POTRO DESBOCADO
EL TELÉFONO
FUEGO Y HIELO
HACIA MÍ MISMO
LA CASA FANTASMA
LO MÁS PRÓXIMO
NADA DORADO PERMANECE
NOCHE INVERNAL DE UN ANCIANO
SIEGA
UNA VEZ, JUNTO AL PACÍFICO

CARL SANDBURG
ACUMULACIONES
BAJO EL ALA DE UN SOMBRERO
BAÑO
CHICAGO
DOS VECINOS
DUNAS
EN UN SUSPIRO
ESTATUAS DE BRONCE
ESTILO
LISTO PARA MATAR
MAG
NEGRO
PERSONALIDAD
ELIGE
FELICIDAD
HOMBROS ALBOS
LEALTADES
NIEBLA
PÉRDIDAS
ASESINOS
ENTRE ROJAS ESCOPETAS
ESTADÍSTICA
FAUCES
GUERRAS
HIERRO
MURMULLOS EN UN HOSPITAL DE CAMPAÑA
Y OBEDECEN
A UN MUERTO
EL CAMINO Y LA META
OPCIONES
TUMBAS
UNA ESFINGE
AMAPOLAS
BRUMA PERLA
DOS
LA CAMISA
MONOTONÍA
ES MUCHO
ESQUINERA
HARRISON STREET COURT
PALOMA MANCILLADA
I. TORDAS
II. AGOTAMIENTO
III. EL HOGAR
SE FUE
ANCIANA
BAJO UN POSTE TELEFÓNICO
BROADWAY
DESDE LA ORILLA
EL GOBIERNO
LA GITANA
MUCHACHA DE ENSUEÑO
SUEÑOS EN EL CREPÚSCULO
PRIMER LINCHAMIENTO

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