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Si ponemos la mano contra el sol vemos en ella una masa rojiza, pues todos sus tejidos están
impregnados de sangre, sin distinción de huesos, venas, piel y músculos. Esto mismo ocurre en
todo nuestro cuerpo, donde todo lo que tiene vida esta mantenido por la sangre,
produciéndose la muerte local, es decir la gangrena, en tejidos donde se paraliza la circulación
sanguínea.
Para que existan tejidos y órganos sanos es necesario que la sangre circule normalmente por
nuestro cuerpo y que su composición sea también normal.
La sangre pura es alcalina, fluida, de color rojo encendido y se manifiesta en una piel limpia,
fresca y sonrosada, sin coloraciones desiguales, manchas, ni venitas.
En la garganta puede apreciarse el estado de la sangre de una persona. Cuando el velo del
paladar, la campanilla y las amígdalas se presentan con un color rojizo, más o menos
pronunciado o aparecen inflamaciones de los tejidos de esos órganos, podemos afirmar, que la
composición de la sangre de esa persona esta maleada en grado mayor o menor según la
intensidad de los síntomas.
La sangre mala o impura, acida, de color más o menos oscuro, conteniendo materias extrañas,
pierde su fluidez y, haciéndose más o menos espesa, circula con variable dificultad por el
cuerpo, originando trastornos por nutrición inadecuada del organismo e intoxicación general,
más o menos grave y de las células en particular. Además, los ácidos que dominan en su
composición son causa de irritaciones, inflamaciones y congestiones. Por fin el sistema
nervioso que mantiene la actividad funcional del organismo se debilita nutrido por sangre
impura.
El cuerpo que posee sangre pura tiene normalidad en todas sus funciones, vale decir salud,
pues el tejido vital circulará normalmente y nutrirá todos sus tejidos y órganos en forma
adecuada a sus necesidades. En cambio, a sangre cargada de ácidos e impurezas, se estancará
en una u otra parte del organismo, depositando esas materias extrañas en los puntos menos
defendidos produciendo irritaciones y congestiones locales.
Con lo expuesto tenemos explicado el origen y desarrollo de todos los síntomas de la falta de
salud. La sangre mala produce estados de desnutrición e intoxicación general en todo el
organismo por pobreza de elementos adecuados a la vida de la célula y abundancia de
sustancias tóxicas lo que constituye el estado de “enfermo”. Por otra parte, las reacciones
defensivas de los tejidos u órganos afectados por las materias, dan lugar a congestiones ye
inflamaciones que caracterizan la llamada “enfermedad local”.
Cargada la sangre de materias sin vida, inadecuadas para formar tejidos vivos, deposita estas
sustancias dañinas en los órganos en las zonas más débiles del organismo, donde existe menor
defensa, originando irritaciones, dolores, congestiones, inflamaciones crónicas, y tumores,
clasificados de cáncer o tuberculosis.
La defectuosa circulación de la sangre en el órgano o zona del cuerpo afectado por sustancias
extrañas, debilita la vida celular, desnutriéndose e intoxicándose los tejidos donde se produce
el encharcamiento sanguíneo. Además, la congestión, elevando la temperatura local, favorece
fermentaciones pútridas de las materias orgánicas muertas, ahí depositadas, deprimiendo
progresivamente por intoxicación la vida de los tejidos que las asilan, hasta llegar a producir la
muerte de las células, vale decir procesos destructivos.
Con lo expuesto es fácil comprender que, para obtener el restablecimiento de todo individuo
falto de salud es preciso seguir este doble camino: dirigirse al enfermo para normalizar su
digestión y activar sus eliminaciones colocando su cuerpo en equilibrio térmico. Además, tratar
su enfermedad, es decir el proceso localizado, descongestionando y derivando las materias
malsanas a la superficie de su cuerpo y vías de expulsión del bajo vientre.
Hipócrates.
Mediante el calor del sol o el vapor es también posible combatir la perjudicial fiebre interna y
producir benéfica fiebre a la superficie del cuerpo enfermo. En este caso debe alternarse el
calor con frotaciones de agua fría.
En efecto la acción del sol sobre la piel congestiona este órgano descargando la congestión
interior. El mismo efecto se produce mediante la acción del vapor el que, congestionando la
superficie del cuerpo, descongestiona los órganos internos.
Casi como toda adecuada aplicación fría sobre la piel tiene reacción de calor sobre ella, las
aplicaciones calientes tienen reacción fría, salvo que terminen con una ducha o frotación de
agua fresca y sean seguidas de ejercicio adecuado.
El sol y el vapor, no solo producen fiebre benéfica sobre la piel, sino que a ella atrae las
materias malsanas del interior del cuerpo para expulsarlas por los poros.
Aun los facultativos creen que basta transpirar para eliminar eficazmente las impurezas
orgánicas. Por nuestra parte afirmamos que puede existir abundante transpiración con escasa
eliminación de lo perjudicial en el organismo. Es lo que también sucede con la orina. Asi el
diabético orina abundantemente sin verse libre de los venenos que lo debilitan y concluyen
con su vida; también en la tisis o calentura se presentan abundantes transpiraciones que no
salvan al enfermo.
No basta pues transpirar para eliminar con eficacia. Como se ha dicho la acción del sol o del
vapor sobre la piel además de aumentar su calor produciendo fiebre curativa, tiene la ventaja
de atraer a los poros, para eliminarlas, las materias malsanas del interior del cuerpo. Esto
mismo se obtiene con las reacciones de calor que el frio del aire o del agua producen en la piel.
Por fin, la clavadura con ortigas frescas, despierta en el cuerpo enérgicas reacción nerviosa y
circulatoria, fiebre artificial, estando indicada esta aplicación también cuando la piel del
enfermo se presente fría y cadavérica como en pulmonías, asmas y parálisis.
Con todo lo expuesto llegamos a la conclusión de que “las dolencias solo pueden curarse
mediante fiebre externa”, porque solo ella es capaz de activar por los poros la expulsión de
materias dañinas a la economía orgánica y, al mismo tiempo, descongestionar os órganos
internos del cuerpo, combatiendo así la fiebre destructiva de tus entrañas en grado variable
común a todo enfermo.
Por lo que hace a la fiebre local, es preciso actuar sobre la parte u órgano refrescando
localmente y derivando a través de los poros, las impurezas acumuladas, causantes de la
inflamación febril.
También en aplicaciones frías y calientes tenemos los desinflamantes adecuados para tratar la
fiebre localizada en tumores, congestiones, irritaciones, heridas o ulceras, ya sean originadas
por depósitos de materias extrañas, por golpes u otros accidentes.
En los casos crónicos están indicadas las aplicaciones calientes y en las inflamaciones aguadas
es preferible la aplicación fría local.
Las compresas frías de quitar y poner cada 10 minutos, por espacio de 1 o 2 horas, también
combaten eficazmente las fiebres e inflamaciones locales y por tanto alejan los dolores.
Por fin, las cataplasmas de barro refrescan, descongestiona, desinflaman, purifican y vitalizan
los tejidos afiebrados. Además, el barro es el mejor calmante de todo dolor agudo.
Por otra parte, con aire puro día y noche y alimentación vegetariana, a base de frutas, semillas
y ensaladas, se proporciona al organismo materiales sanos de reconstrucción.
Terminamos, llamando la atención al error que significa el empleo de bolsas de hielo para
combatir la fiebre local e inflamaciones localizadas. En lugar de descongestionar, el hielo
paraliza la circulación de la sangre en la zona donde se aplica, dificultando la normalización
que se busca.
https://www.youtube.com/watch?v=V4De9A3zltI}
Este sencillo y eficacísimo baño, ideado por Kuhne es una de las aplicaciones de efectos más
enérgicos y seguros en todo enfermo y con él se estimula especialmente las funciones
digestivas, regularizándose las cuales, se asegura toda curación.
Para este baño, se emplea una tina de 30 o 40 litros de agua fría, a fin de que se mantenga el
agua fresca durante todo el tiempo que dure la aplicación, condición de su eficacia. Dentro del
agua se sumerge un banquito o cajón, cuyo asiento debe quedar casi al nivel del agua de
manera que el sujeto se siente “en seco” y con las piernas fuera de la tina.
El ho,bre, que no necesita desnudarse, introducirá dentro del agua el miembro viril, cuidando
de correr el prepucio al extremo de él, de manera que cubra el glande, y sujetando así con dos
dedos de la mano izquierda, friccionara suavemente con un trapito en la otra mano bajo el
agua el borde extremo del prepucio, todo el tiempo que dure el baño, que será de 10 a 20
minutos.
Las mujeres procuraran el baño en las mismas condiciones y duración. Empleando un trapo de
hilo o algodón de regular tamaño, que mantendrán con la mano dentro del agua, aplicaran
ésta en forma de ablución sobre los órganos genitales externos, haciendo suave fricción sobre
los labios grandes en cada pasada.
Lo importante es que se mantenga rebalsando y corriente el agua para evitar que se caliente,
lo que haría perder su valor estimulante a la aplicación.
El baño genital combate la fiebre interna. Además de los efectos estimulantes de la actividad
vital y, especialmente de las funciones digestiva y renal, tiene gran poder eliminador,
atrayendo a los desaguaderos naturales materias extrañas acumuladas en la cabeza y en sus
órganos, cuello, pulmones y, en general de todo el cuerpo. Es el mejor recurso contra el
estreñimiento y agente salvador en afecciones genito-urinarias. No hay dolor de cabeza que
resista a este baño de media hora, el que puede repetirse tantas veces sea necesario. Los
riñones se refrescan y descongestionan con su acción, favoreciendo así su trabajo salvador en
las intoxicaciones.
Para que se realicen sus buenos efectos, es necesario realizar este baño con el estómago
desocupado, y no volver a ocuparlo hasta transcurridos 20 minutos. También puede aplicarse
dos horas después de transcurridas las principales comidas.
En los niños o jóvenes puede suplirse el baño genital, con la fricción del bajo vientre que se
hace en la forma descrita para el baño femenino con la diferencia que ésta ablución se hará
desde el ombligo hacia abajo.
La frecuencia del baño genital variara desde una a tres veces al día, siendo preferible 1
aplicación de media hora que 3 de 10 minutos, pues sus efectos serán más profundos y
duraderos.
Por fin, es buen síntoma cuando por efecto de este baño se producen llagas en las partes
sexuales o aparecen flujos uretrales o vaginales. Todo esto demuestra la obra eliminadora que
realiza con su acción estimulante de las defensas naturales.
LAVADO DE LA SANGRE
Con esta denominación designo la practica más adecuada para conseguir la purificación del
fluido vital, siempre más o menos alterado en todo enfermo crónico.
Ahora, congestionando la piel con el vapor, el calor del sol o la irritación producida por
ortigaduras, los órganos interiores del cuerpo quedan trabajando con un mínimum de sangre
lo que les procura gran alivio y permite, aun a enfermos del corazón, asma y pulmones
aprovechar sus beneficios. Además de normalizar la circulación del fluido vital esta aplicación
es inminentemente purificadora, expulsando toda clase de impurezas orgánicas a través de los
poros de la piel por exhalación o transpiración, así se libera el cuerpo de venenos como ácido
úrico, sales minerales inorgánicas, medicamentos y toxinas.
Sifilíticos, gonorreicos, artríticos, urémicos, diabéticos, reumáticos, enfermos de los riñones,
corazón, sistema nervioso, etc., Encontraran en este baño diario su salvación, pudiendo
afirmarse que sin su auxilio es imposible restablecer la salud de enfermos crónicos y
desahuciados.
Los adultos, especialmente después de los 40 años, tanto hombres como mujeres, pueden
tomarlo cada dia e indefinidamente, con la seguridad de encontrar en esta aplicación el
recurso para mantener la vitalidad de su organismo.
Este lavado de la sangre al vapor, se toma en un cajón dentro del cual el bañista se sienta
dejando fuera su cabeza para respirar aire puro. El resto del cuerpo desnudo recibirá el vapor
que sale bajo sus pies, controlándose su intensidad con una llave al alcance de su mano, la
temperatura en el interior del cajón será de 40º a 50º.
En cuanto el bañista sienta caliente todo su cuerpo sin necesidad de sudar saldrá del cajón
para aplicarse abundante ablución de agua fría con una toalla que se empapa en cada pasada
por la piel, volviendo al cajón sin secarse para recibir nuevamente el vapor y salir al agua fría
en la forma indicada cada 3 a 4 minutos hasta conformar los 40 o 60 minutos que dure el baño.
Se pondrá fin a éste con una ducha fría general. Vistiéndose el sujeto sin secar su cuerpo, sólo
su cabeza.
También el vapor bajo el asiento puede producirse con un anafre eléctrico, pero en ningún
caso se colocará carbón o parafina porque los vapores de su combustión son venenosos y se
absorben por los poros.
En las pulmonías, parálisis, ataques cardiacos o cerebrales y en general cuando el enfermo está
incapacitado para moverse de su lecho, para hacerlo reaccionar mediante las 6 frotaciones de
agua fría, su cuerpo se calentará ortigando la piel inmediatamente después de la frotación,
desde los pies hasta el cuello, por frente, costados y espalda, abrigando sin secar. Si la piel está
muy fría se reproducirán las ortigaduras en seco hasta obtener hasta obtener el calor
necesario para reaccionar con el agua fría de las frotaciones. Estas ortigaduras pueden hacerse
cada hora, cada media hora y aun cada 15 minutos en casos de difícil reacción.
COMBINACION DE LOS ALIMENTOS
GRUPO 1 Las proteínas (carne, volatería, queso, pescado, huevos, leche y frutos secos) producen
jugos ácidos para su digestión. Son de digestión lenta.
GRUPO 2 Los hidratos de carbono –todas las gramíneas y los alimentos derivados (pan, pasta,
cereales, galletas, harina, etc.) y los vegetales con almidón (papa, yuca, maíz)-
producen jugos alcalinos. Son de digestión rápida y necesitan enzimas diferentes de
las que necesitan las proteínas.
GRUPO 3 Las ensaladas, los vegetales sin almidón, las raíces, las semillas, las hierbas, las
especias y los aceites de semillas y nueces
GRUPO 4 La fruta, de digestión súper rápida. La fruta utiliza enzimas totalmente distintas al
resto de grupos.
No ingieras alimentos de los grupos 1 y 2 juntos en la misma comida. Si lo haces, las enzimas y
los jugos digestivos rivales se enfrentarán y neutralizarán mutuamente. En consecuencia, la
comida no se digiere correctamente y se descompone en el interior del intestino, lo cual
provoca mala absorción, indigestión, y desgaste energético por no decir cosas peores.
El grupo 4 debe consumirse siempre sólo, como mínimo separado 30 minutos de otros grupos
de alimentos. Lo mejor es comer fruta con el estómago vacío preferiblemente por la mañana
sin otros alimentos. Si comes fruta después de comer esta no puede ir a ninguna parte al estar
atrapada detrás de los alimentos que tardan mucho más en digerirse, de forma que se
fermentara en el intestino. (¡nunca mezcles el melón o la sandía con otras frutas pues son
todavía más rápidos de digerir, así pues, recuerda comerlos solos u olvídate de ellos!)
Si has comido carbohidratos deja pasar por lo menos 2 horas antes de ingerir proteínas. En
cambio, si has ingerido proteínas deja pasar 3 horas antes de ingerir carbohidratos. Las
proteínas tardan 4 horas en llegar al intestino, mientras que los hidratos de carbono tardan
dos horas en recorrer el trayecto desde la boca hasta el intestino.