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Educación y Desarrollo, entre Promesas y Olvidos

“la educación ayuda a la persona


a aprender a ser lo que es capaz de ser”
Hesíodo
La educación es uno de las prioridades políticas que más se nombran, a las que se les da su
<<merecida>> importancia dentro de los planes de desarrollo, promesas de campaña política,
presupuesto y demás, pero paradójicamente a la que menos se le invierte o se focaliza en ella.
Las estadísticas nacionales de 2010 a 2015, nos muestran que la deserción universitaria estuvo
entre los valores extremos de 49,62% y 53,55% (Men, 2016 Pág. 302). De diez estudiantes que
se gradúan de onceavo, solo dos entran a la universidad, en los estratos ceros (Henríquez &
Martínez, 2019). Si bien estas cifras son más que preocupantes a nivel general, si nos enfocamos
en los estratos bajos ya son alarmantes. Si yo fuera presidente de Colombia, destinaría los
recursos al sector educación, y les haré saber el porqué de mi decisión.

De esta manera, vale la pena recordar que, en Colombia, en cuanto al mayor avance que ha
tenido como estado social de derecho se le debe a las comunidades universitarias, tal y como y lo
especifican investigadores (Naranjo, 2012). El último paro estudiantil que en apoyo al paro
agrario, que no dejó que se privatizara las semillas con la propiedad intelectual foránea, es un
ejemplo que realta entre muchos otros. A las comunidades universitarias “se les debe reconocer
como promotoras de los avances sociales y el progreso de las estructuras jurídicas, no solo en
Colombia” (Sanguino & Torrado, 2017 Pág. 4), sino la gran mayoría de países. Sin ir más allá,
los países que son más avanzados y están en la cresta de la ola, o son los más desarrollados, son
los que le han invertido más que todo a la educación, tal y como vemos en Korea, China,
Finlandia o Dinamarca, entre otros.

En cuanto a la ley que rige la educación superior en Colombia, la ley 30, esta según la OCDE
“debe centrarse en aumentar la capacidad del sistema de educación superior colombiano para dar
cabida a más estudiantes, así como mejorar la calidad de los resultados estudiantiles en relación
con el aprendizaje, el índice de titulación y las perspectivas laborales” (OCDE y Banco Mundial,
2012, pág. 335). En este punto álgido la OCDE pone el dedo en la llaga, al poner en relieve el
principal problema de la educación; que combate la desigualdad e inequidad. Me explico, una
sociedad en donde se privilegia la educación <<para todos>> no es un país que excluye; sino
que incluye a todos sus ciudadnos en su desarrollo y evolución. Pero hay algo que no creo estar
muy de acuerdo. Si bien es cierto que el énfasis en la educación se dio en el periodo del
presidente Santos, en este gobierno actual, parece ser que se ha olvidado de darle un papel
protagónico a la educación, y en especial a la superior, o al menos eso veo yo, sin temor a
equivocarme. Sin querer sonar populista, un país en donde no se invierta en educación, y por el
contrario, se trate de bajar aún más ésta, es el reflejo que la clase política tradicional, los
monopolios y las clases dirigentes quieren que por medio de la ignorancia; haya la menor
resistencia por parte del pueblo.

Pero la OCDE tiene unos <<requerimientos>> que más que debiera cumplir para entrar a este
ente, y son la excusa perfecta para bajar aún más el rubro de inversión hacia la educación
superior, y en especial de la pública. Pareciera que la finalidad de las recomendaciones de la
OCDE estaba orientadas a la desfinanciación de la universidad pública y la centralización
educativa en las universidades privadas y de élite, acreditadas como tal por parte del Ministerio
de Educación Nacional, al menos en el 2013. El preferir invertir en la educación que sobre la
salud; es algo que no parece tener lógica, pero si uno se pone a analizar quienes son los que
tienen más carga de enfermedad, malos hábitos alimenticios, estilos de vida para nada
saludables, y menor acceso a la salud, son los de menor poder adquisitivo o estratos bajos. Por
este mismo orden de ideas, la población de gente que pertenece a estratos altos, tiene menor
carga de enfermedad; y es por eso que decidiría como presidente de Colombia que invertiría en
educación, y mucho más en la superior, para lograr formar aquellos profesionales que nos
llevarán a ser un país ya desarrollado, y económicamente estable.

REFERENCIAS:
Henriquez H. & Martínez, E. (2019) Acceso a la Educación Superior en Colombia. Artículo en
Proceso.
MEN (2016) Estadístico de la Educación Superior Colombiana. Bogotá D.C., Colombia:
Imprenta Nacional.
Naranjo, M. V. (2012). Teoría constitucional e Instituciones Políticas. Bogotá D.C. Colombia:
Ed. Temis.
OCDE & Banco Mundial. (2012). Evaluaciones de Políticas Nacionales de Educación: la
Educación Superior en Colombia. París, Francia: Ed. OCDE.
Sanguino Cuéllar, Kenny D.; Torrado Verjel, Yefri Y. (2017) las Recomendaciones de la OCDE y
las Políticas Públicas de Educación Superior en Colombia. Revista Espacios, Vol. 38 No. 45.

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