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Universidad Católica Andrés Bello

Escuela de Educación mención Preescolar

Cátedra: Sociología de la Educación

"El Valor De Educar".


Capítulo III: El Eclipse De La Familia

Docente: Estudiante:

Luis Hernández Cumana. Roismar Da Silva.

Ciudad Guayana, 29 de abril 2019


La familia es la base esencial para la educación del hombre, en este
capítulo se hace referencia a un elemento imprescindible para la educación del
hombre que es la familia, Fernando Sabater en su libro “El Valor de Educar”
publicado en 1997 indicó en el capitulo tres “El eclipse de la familia” hace
referencia a que “Los niños siempre han pasado mucho más tiempo fuera de
la escuela que dentro, sobre todo en sus primeros años. Antes de ponerse
en contacto con sus maestros ya han experimentado ampliamente la
influencia educativa de su entorno familiar y de su medio social”. (p.26).
Pues a partir de su nacimiento la primera educación que recibe es en el seno
familiar y en su entorno social, aquí es donde el niño aprenderá los principales
valores, costumbres, normas y experiencias para poder cumplir con los estándares
de la sociedad.

Así mismo Savater hace referencia que “En la familia el niño aprende, o
debería aprender, aptitudes fundamentales que conforman lo que los
estudiosos llaman socialización primaria”. (p.26). Como se señala en el texto,
la familia cada vez está haciendo el principal agente socializador, por esta razón
se le llama enseñanza primaria pues la educación que reciba será determinante
en su vida pero no la definitiva. La familia es como el apoyo indispensable que
tiene que tener todo los niños, para su comienzo de aprendizaje acerca de la vida,
es el pilar fundamental para la formación de un buen ciudadano.

La familia brinda las bases para resistir las más bruscas tempestades de la
vida pero también arraiga prejuicios que son imposibles de eliminar por el resto de
su existencia. Posteriormente la escuela, los grupos de amigos, el lugar de
trabajo, etc., llevarán a cabo la socialización secundaria, donde en cuya formación
recibirán experiencias, conocimientos mucho más proyectados a la sociedad que
les toca vivir.

Si la socialización primaria se ha realizado de manera adecuada, resaltando


y haciendo énfasis en todos sus aspectos fundamentales, la socialización
secundaria será mucho más provechosa, y tendrá una base sustentada en el
aprendizaje, “la afectividad es clave en la infancia del niño”.
Fernando Sabater en su libro indica “Desde la más tierna infancia, la
principal motivación de nuestras actitudes sociales no es el deseo de ser
amado, sino el miedo a dejar de ser amado por quienes más cuentan para
nosotros en cada momento de la vida…”. (p.27). En mi opinión el autor es muy
asertivo con esto, ya que nosotros desde pequeños somos muy sensible y
expresivos con lo que es la palabra “abandono” saber que ya no vamos a tener
ese apoyo incondicional, ya sea de mamá, papá o de cualquier otra persona que
siempre ha estado acompañándonos nos da miedo, de tal modo, forjamos
actitudes que nos hagan ser papel primordial en la vida de mas quienes amamos.

Cuando la familia cumple con su rol socializador, la escuela no será


problema para el niño y fácilmente se adapta a ella y la escuela le brinda la
oportunidad de aprender mediante la enseñanza de sus maestros. Cuando el niño
se encuentra en el seno familiar y este tiene un funcionamiento adecuado, se
recibe una sensación reconfortante llena de amor y afectividad como se menciona
anteriormente, en este ambiente se siente la felicidad en consecuencia habrán
niños mas felices.

Pero la realidad está plasmada en las escuelas, en donde se nota el grave


problema de algunos niños que carecen de esa socialización primaria, afectando
así la tarea del aprendizaje, aquí los padres delegan la función de ética y moral a
las escuelas. El autor nos menciona que la falta de interés de los padres en la
educación de los hijos se debe a los cambios en la sociedad.

El autor hace referencia que “La principal consecuencia de estas


transformaciones es que en los hogares modernos de los países
desarrollados cada vez hay menos mujeres, ancianos y criados, que antes
eran los miembros de la familia que más tiempo pasaban en casa junto a los
niños”(p.28). En una sociedad moderna, donde la mayoría de los integrantes de
la familia están en sus “asuntos” ya sea porque la madre trabaja, desintegración
familiar, no contar con el apoyo de familiares cercanos para darnos un consejo o
cuidado, entonces la escuela debe tomar ambos papeles: socializar y enseñar,
pero no es nada fácil. Al niño no se le puede descuidar, esperando que otros
organismos se ocupen de su formación.

Por ello creo que lo que denuncian muchos padres, que dicen haber
perdido “autoridad” sobre sus hijos, no es justo. No es la institución quien se tiene
que encargar de “vigilar” y “controlar” a los jóvenes, sino son los padres los que
tienen que reflexionar y plantearse qué es lo que están haciendo.

“Sin embargo, para que una familia funcione educativamente es


imprescindible que alguien en ella se resigne a ser adulto... Cuantos menos
padres quieren ser los padres, más paternalista se exige que sea el Estado,
se trata, como suele decirse, de una crisis de autoridad en las familias”.
(Fernando Sabater, 1997, p.29) La autoridad no consiste en colocar “mano dura”
sino en preocuparse por los eventos que puede dar la figura “adulta” de “ayudar a
crecer”. Si los padres no ayudan a los hijos a través de una autoridad amorosa a
crecer y prepararse para ser adultos, la realidad les obligará a crecer. Sin
embargo, y de acuerdo con Fernando Sabater (1997) indica que:

“Los niños —esta obviedad es frecuentemente


olvidada— son educados para ser adultos, no para
seguir siendo niños. Son educados para que crezcan
mejor, no para que no crezcan... puesto que de todos
modos, bien o mal, van a crecer irremediablemente. Si
los padres no ayudan a los hijos con su autoridad
amorosa a crecer y prepararse para ser adultos, serán
las instituciones públicas las que se vean obligadas a
imponerles el principio de realidad, no con afecto sino
por la fuerza. Y de este modo sólo se logran envejecidos
niños díscolos, no ciudadanos adultos libres”. (p.30)

De acuerdo con el autor todos los niños deberían ser formados para hacer cosas
bien, de acuerdo a principios y valores enseñados por la familia, de tal modo que
se formen como buenos ciudadanos para ser hombres o mujeres de bien.
De igual manera el autor menciona al “miedo”, y nos describe que a partir
de éste se le coge respeto a las cosas. No obstante, a pesar de que una pequeña
dosis de miedo no viene mal. El miedo debe ser el inicio a partir del cual razonar,
para luego escoger hacía dónde queremos ir. En el capitulo se hace referencia a
Bruno Bettelheim, un psicoanalista que ha estudiado la importancia del miedo
quien ha explicado con menos rodeos este requisito incómodo de la formación
básica que indica:

“Mientras que la conciencia tiene su origen en el miedo, todo


aprendizaje que no proporcione un placer inmediato depende de la previa
formación de la conciencia” (p.30) donde se refiere a que:

“Ya no podemos o queremos basar el aprendizaje académico en el


miedo. Sabemos que el miedo cobra un precio tremendo en forma de
inhibición y rigidez. Pero el niño debe temer algo si queremos que se aplique
a la ardua tarea de aprender” (p.30).

Pero no todos los motivos del eclipse de la familia como factor de


socialización primaria provienen de cambios ocurridos en los adultos que muchas
veces no saben el compromiso y responsabilidad que tienen de formar adultos de
bien, es importante resaltar que no solo los cambios de los adultos hoy en día,
sino también la televisión como señala el autor. No se trata de criticarla, pero hay
que reconocer que hoy en día los niños acceden a la televisión demasiado joven.

El hecho de que los padres pasen poco tiempo en casa, facilita que el niño
supla esa ausencia a través de la pantalla. La televisión ofrece modelos de vida,
ejemplos y contraejemplos, viola todos los recatos. En años anteriores los libros,
que exigían un largo aprendizaje para ser descifrados y comprendidos, y por otro
las lecciones orales de padres y maestros, eran las principales fuentes de
información.

En el capitulo hace mención de algunos temas como las drogas, el sexo, la


ética, la religión y la violencia que son temas de controversia en la sociedad
actual, y de los cuales constantemente se desarrollan discusiones sobre como
sobrellevarlos, así mismo hace énfasis en que son culpables de mala juventud que
hoy se pueden encontrar en las escuelas.

Haciendo un análisis con lo que explica, Fernando Sabater en su libro “El


Valor de Educar” publicado en 1997 en el capitulo tres “el eclipse de la familia” en
sobre los 5 temas que atajan y son difíciles de abordar:

La ética y religión esta enseñanza debe apuntar a formar una consciencia


moral libre y de una enseñanza que lleve a comprender la importancia de actuar
racional y moral de un hombre. La religión deber ser un medio para comprender
otras ideologías del mundo, pero nunca un asunto que se mezcle con las
nociones éticas del hombre, si que inscriba ciertos criterios y juicios en la vida de
del joven.

La educación sexual debe hacer énfasis en las consecuencia de tener


relaciones cuando no se esta preparado, como señala Savater, hay un exceso de
contenidos sexuales, tanto en la tele, como en la red de redes, o en revistas. La
escuela debe de educar a los alumnos en una visión del sexo saludable.
Considero que si se hablara sin tapujos en los colegios sobre el sexo, explicando
cómo realizarlo de forma segura, conociendo sus riesgos y sus beneficios se
ayudaría a la sociedad.

Sobre las drogas, hay que dar a conocer a los alumnos los tipos que hay,
sus efectos, sus bondades y sus inconvenientes. Cada persona debe de escoger
luego a partir de su libertad lo que realizar, considerando que si los jóvenes tienen
una buena formación en el hogar, sabrán diferencias lo bueno y lo malo, tomando
en cuenta las consecuencias y causas.

La violencia es parte de la condición humana y el papel del maestro frente


al adolescente en este sentido es enseñarle a comprender su instinto y a
controlarlo en situaciones difíciles. Debemos enseñar a comprender las
tendencias agresivas, formar jóvenes sensatos que sepan valorar al otro y no
solucionar los conflictos desde los golpes, sino desde un medio racional y
sensible.

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