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Nuestros miedos son nuestro principal enemigo. Al momento de nacer, nos educan
según las creencias que tienen nuestros padres, lo cual nos limita a pensar por nosotros
mismos ¿Qué queremos y que no?, hasta el punto de enraizarnos en esas mismas
creencias hasta volverlas parte de nuestras vidas. Como así nos educaron y no pudimos
ver mas allá, nos quedamos sin recursos para cuestionar dichas creencias e ideologías.
Cuando actuamos correspondiendo a eso que se nos fue inculcado y/o estipulado, se nos
premia, pero cuando no es así, se nos castiga.
La mayoría de “nuestras creencias”, o más bien estas creencias que nos han obligado a
crear, son falsas, lo que nos impide reconocernos tal y como somos, provocándonos
dolor. Es en este momento en el que intentamos evadirnos de lo que somos porque no
nos gustamos, y caemos en el error de maltratarnos, pensando que es lo que nos
merecemos porque no valemos lo suficiente.
Creamos ciertos acuerdos con nosotros mismos y con los que nos rodean, en los cuales
nos autodefinimos, establecemos nuestras creencias y la manera en que debemos
comportarnos, lo que englobaría nuestra “personalidad”, pero todo enmarcado en los
limites impuestos y el miedo.
El primer acuerdo es denominado “Sé impecable con tus palabras”. Es muy común
escuchar a las personas decir “la palabra tiene poder” pero muy pocas veces nos
detenemos a pensar en que tan real es esa frase. Efectivamente la palabra tiene el poder
de crear, es una semillita, pero la mente es el abono perfecto para las semillas del
miedo, por lo que hay que tener mucho cuidado en cómo se utilizan y saber de dónde
vienen. Si proceden de una intención ligada al amor, generaran un mundo mejor para
todo, por otro lado, si provienen del miedo u odio, no generarán más que destrucción.
Ser impecable con las palabras implica no utilizarlas contra nosotros mismos, requiere
amarnos, valorarnos y respetarnos. Las palabras no deben utilizarse para culpar,
reprender o destruir nada, lo cual no resulta nada fácil debido a que, en nuestra
sociedad, tendemos a utilizar las palabras para quitarnos de encima el peso de nuestro
propio veneno emocional.
Cuando NO nos notamos las cosas personalmente, nos protegemos de las malas vibras
emocionales de los demás y no dependemos de su aprobación. Esto aplica para las cosas
positivas y negativas, incluye las cosas que nos decimos a nosotros mismos y las cosas
que no dicen las otras personas.
Debemos aplicar este acuerdo para poder decir “si” o “no” sin necesidad de culparnos o
juzgarnos, nos permitirá expresar amor sin miedo al rechazo, es decir, nos hará mas
libres de ser quien en realidad queremos ser.
Todo se vuelve un ciclo vicioso que gira en torno a un mismo error. Hacemos una
suposición, comprendernos las cosas mal, nos lo tomamos personal y generamos
problemas a partir de nuestras suposiciones.
El cuarto acuerdo es denominado “Has siempre lo máximo que puedas”. Este se resume
en la realización de los tres primeros acuerdos. No podemos exigirnos más de lo que nos
sea posible, la aplicación de los acuerdos será distinto a lo largo de los días e incluso en
los diversos momentos de un mismo día. Es necesario disfrutar todo el camino que
debemos recorrer para lograr alcanzar el objetivo.
Este último acuerdo, es el que permite que los otros tres se conviertan en hábitos
profundamente arraigados. En otras palabras, has siempre tu mejor esfuerzo, no importa
las circunstancias, pero ten en cuenta que eso puede cambiar de un momento a otro,
porque todas las cosas están en constante cambio.
El libro “Los Cuatro Acuerdos” presenta un manual sencillo pero poderoso encaminado
a alcanzar la libertad personal y la felicidad verdadera. Estos cuatro acuerdos son muy
fáciles de entender, pero resultan complicados de poner en práctica, ya que implica
romper muchas costumbres arraigadas, por eso, cuantas veces nos equivoquemos,
debemos volver a levantarnos y seguir intentándolo con valor y voluntad. Es un viaje
hacia la recuperación de la conciencia y la sabiduría de nuestro auténtico yo. Escrito
para cualquier persona que desee dejar atrás el sufrimiento y llegar a dominar el arte de
vivir según el estado natural del ser humano: la felicidad.
Escrito por:
Brianys Paola Escamilla Rodríguez.
Año 2019.